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Contenido
Cap. Pág.
7 Riqueza y bienestar 13
19 Autodeterminación y bienestar 43
1
Reporte 2001 de la Federación Mundial para la Salud Mental, EE. UU.
2
La depresión grave o depresión clínica es más que un simple arrebato de tristeza melancólica, se trata de
un trastorno psíquico verdaderamente grave que a menudo interfiere en el desempeño de las actividades
cotidianas.
3
A finales del siglo pasado, siete de cada diez alemanes estaban de acuerdo en que “el sentido de la vida
consiste en ser felices y vivir todas las alegrías que uno pueda”. Las cifras exactas son 68 frente a 49% En 1974,
solo estaban de acuerdo con esto uno de cada dos. (Fuente: Instituto Demoscópico de Allensbach, citado por la
agencia DPA, 21 de enero de 1998). Actualmente, tres de cada diez alemanes se consideran felices, y apenas la
mitad se declaran satisfechos con “la vida en general” (Fuente: Allensbacher Archiv, IFD-Umfragen [encuesta]
078-6.020 y 1.019-5.069).
4
Statistical Demographic Yearbook of the United Nations, ediciones de 1981 a 1987.
1
diez años. Por ejemplo, los nacidos en París entre 1945 y 1954 tenían
un riesgo de apenas un 4% en cuanto a padecer una depresión grave
antes de cumplir los 25 años. Para los nacidos en los diez años
siguientes dicho riesgo ascendió al 12%. En todos los países del “Primer
Mundo” se registran cifras similares.5 Se dice, por ejemplo, que el 2005
fue el octavo año consecutivo en que la cifra de suicidios en Japón
rebasó los treinta mil. De hecho, ese país posee uno de los índices de
suicidios más altos del mundo.6
Los trastornos mentales se están extendiendo a otras partes del
planeta, y no se conocen con certeza los factores que precipitan esa
miseria mental. Aunque en ocasiones haya un componente genético,
parece que en la mayoría de los enfermos influyen mucho los niveles de
estrés de la vida urbana, junto con las cada vez más difíciles condiciones
de los mercados de trabajo, el aumento en el índice de divorcios7 o el
hecho de que cada vez se trabaja menos físicamente (Toffler, 2006).
Se ha señalado que el diagnóstico de depresión clínica es el doble de
frecuente en la mujer que en el hombre.8 En el caso de los varones, se
calcula que entre el 5 y el 12% sufrirán depresión clínica en algún
momento de su vida. Por ejemplo, se prevé que a escala mundial para el
2020 las depresiones harán más daño a las mujeres que cualquier otro
5
Cross-National Collaborative Group. The changing rate of major depression, JAMA, 268, vol. 21, 1992, pp.
3,098 – 3,108.
6
Mainichi Daily News, agosto de 2003, p. 37.
7
En Estados Unidos, el 50% de los matrimonios acaba en divorcio (Grimm, 2003). Cada año se producen
entre 850,000 y 950,000 divorcios. Solo en 2007, se produjeron 856,000 divorcios. La tasa de divorcio es entre
3.5 y 4.0 divorcios por cada 1,000 personas (http://www.answerbag.com/category/world-divorce-
statistics_2658). En Japón ha habido un rápido aumento en el número de divorcios, y estos sorprendentemente
se producen entre personas de mediana edad para arriba. Las tasas de divorcio en parejas japonesas casadas
desde hace más de veinte años (de más de 50 ó 60 años de edad), se ha triplicado en las últimas tres décadas
(Shaefer, 2003). Según Onishi (2003), la tradicional baja tasa de divorcios de Corea del Sur se ha convertido en
una de las más altas del mundo. Alexandra Frean (2003) ha afirmado que en Inglaterra el número de hogares
encabezados por parejas casadas ha caído por primera vez por debajo del 50%, lo que refleja los drásticos
cambios sociales en la vida familiar británica. Hasta en Hong Kong, donde los antiguos valores chinos todavía
están muy arraigados, la tasa de divorcios aumentó a más del doble durante las últimas dos décadas del pasado
siglo. En Singapur el divorcio aumentó en casi un 70% en el mismo periodo tanto en la comunidad musulmana
como en la no musulmana. Más tarde hablaremos de la relación que guarda el estado de divorcio con los
estados de infelicidad.
8
Quizás incida en ello la susceptibilidad a la depresión posparto, así como los cambios hormonales de la
menopausia. Además, las mujeres están más dispuestas a acudir al médico y, por ende, reciben más
diagnósticos que los hombres.
2
trastorno, y en el hombre serán superadas solo por las aflicciones
cardiovasculares. Actualmente, la depresión grave (major unipolar
depression) figura en el cuarto lugar de la lista mundial de causas
patógenas de la OMS; pero, según las previsiones, esta afección ocupará
para el 2020 el segundo lugar después de las dolencias cardiovasculares.
Algunos profetizan que la depresión será “la gran pandemia del siglo XXI”
(Klein, 2004), por lo que con razón se le ha empezado a llamar “el resfriado
común” en el campo de las enfermedades mentales.
Sin embargo, no es lo mismo, ni mucho menos, padecer un trastorno
psíquico que ser infeliz. Hay entre los estados persistentes de abatimiento
y la depresión una correlación mucho más estrecha de lo que se creía hasta
hace muy poco. Se ha reportado que lo uno y lo otro son resultado de
procesos cerebrales muy parecidos (Klein, 2004). Urge tomar medidas,
pues el carácter epidémico de la depresión nos indica que andamos muy
necesitados de una cultura del bienestar.
En este documento trabajaremos con el concepto de bienestar en
términos de la dimensión temporal que contempla los tres momentos de
la vida del sujeto (su pasado, presente y futuro): 1) La satisfacción con la
vida es el juicio, la medida o la evaluación que el individuo hace a largo
plazo de su vida como bloque, en perspectiva pretérita. 2) El estado de
felicidad, es el balance subjetivo de los afectos positivos o negativos que
provoca una experiencia inmediata o potencial, en perspectiva presente.
3) La esperanza prospectiva centra su atención en la posibilidad de
desarrollo de las capacidades y el crecimiento personales, en perspectiva
futura. (Diener, 1994; Veenhoven, 1994; Atienza, Pons, Balaguer, y García-
Merita, 2000; Cabañero et al., 2004). Vale recordar que las primeras
concepciones del enfoque prospectivo se articularon en torno a conceptos
como la auto-realización (Maslow, 1968), el funcionamiento pleno
(Rogers, 1961) o la madurez (Allport, 1961). Este enfoque tricronómico
del bienestar nos permite afirmar que un índice alto de bienestar resulta
de la correspondencia entre las aspiraciones, las posibilidades y los logros.
En otras palabras, el bienestar como estado psicológico está determinado
por el resumen valorativo que el individuo hace de sus logros pasados en
franca relación con las posibilidades reales de desarrollo futuro de sus
capacidades. El hombre es hoy lo que hizo ayer más lo que pueda hacer
mañana
3
2
Estrés laboral vs.
bienestar familiar
9
Eclesiastés 2:24.
10
Mainichi Daily News, 2 de agosto de 1990, p. A7.
4
ha sido el de escoger entre el dinero para la familia o el tiempo para la
familia. En Estados Unidos, el especialista neoyorquino en agotamiento
laboral, Herbert Freudenberger, declaró que al tratar de hacer realidad
el llamado sueño americano, los estadounidenses están “sacrificando
[su] persona y [su] familia por conseguir dinero y poder”
(Freudenberger, 1980).
Los esposos están absortos en el trabajo, y la mayoría de ellos se
consideran buenos padres porque sostienen económicamente a la
familia (Augustyn, 2006). Pero esa es solo una de sus responsabilidades.
En Gran Bretaña, algunas esposas de hombres de negocios que trabajan
fuera de su país dicen sentirse aisladas y desdichadas. Pero las esposas
británicas no están solas en su desdicha. En Japón, menos de la mitad de
todos los trabajadores de mediana edad regresan a casa antes de las
ocho de la noche. Allí, algunas esposas ya no consideran a su esposo
como un verdadero cónyuge en el sentido pleno de la palabra; ya no lo
quieren tener en casa más tiempo del que está. El desengaño de las
esposas japonesas quedó resumido en aquel anuncio de televisión que
decía: “Lo mejor es tener el marido sano, pero fuera de casa”.
5
3
El “fin” del trabajo
esclavizante
11
http://translate.google.com.mx/translate?hl=es&langpair=en%7Ces&u=http://en.wikipedia.org/wiki/Walter_Sherman_Giff
ord
6
4
Vida “superacelerada”:
El malestar de una nueva adicción
15
http://www.listin.com.do/economia-and-negocios/2008/7/20/66794/Tendencias-laborales-de-las-
mujeres-en-AL-y-el-Caribe
16
http://www.eldiario24.com/nota.php?id=202789
9
5
Karoshi: una buena fórmula para la
desgracia personal y familiar
17
Según Tetsunojo Uehata, del Instituto de Sanidad Pública de Japón, el término karoshi hace referencia a
muerte o incapacidad causada por apoplejía cerebral, infarto de miocardio o insuficiencia cardiaca aguda como
resultado de un trabajo pesado que agrava un estado de hipertensión o de arteriosclerosis. Por su parte, un
informe del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social de Japón advierte que trabajar horas extraordinarias
constantemente roba a la persona tiempo de sueño y degenera en mala salud y enfermedad.
10
temieran la posibilidad de morir repentinamente por exceso de
trabajo.18
No podemos dejar de reconocer, sin embargo, que muchas familias
luchan para apenas llegar a fin de mes. Algunos esposos tienen dos
empleos para sacar a flote a los suyos; en otros casos, trabajan el
hombre y la mujer y dejan a los hijos al cuidado de los abuelos o en una
guardería. Aun así, no deja de ser necesario buscar maneras creativas
de compaginar el empleo y las obligaciones familiares. Lo esencial
parece ser no sacrificar la satisfacción de la vida en familia por estar
enfrascados en el trabajo. No cabe duda de que conciliar el trabajo, las
diversiones y las necesidades familiares puede brindar múltiples
oportunidades para la experiencia del bienestar familiar.
18
http://karoshi.jp/english/index.html. Un informe publicado en el diario japonés de mayor tiraje, el
Mainichi Daily News, dice que las bebidas vigorizantes se han hecho muy populares; hay más de doscientas
marcas disponibles en el mercado que producen al año un total de 900 millones de yenes en ventas. La
popularidad de estos productos, de los que se dice que proporcionan un aporte energético instantáneo a los
trabajadores fatigados, “da testimonio del impulso japonés por el cumplimiento del trabajo a pesar del estrés,
las pocas horas de sueño y el sofocante calor del verano”. 2 de agosto de 1990, p. A7.
11
6
El malestar familiar y la ilusión
del divorcio apresurado
12
7
Riqueza y bienestar
14
8
Riqueza, bienestar y
esperanza de vida
20
“Population Ageing: A Public Health Challenge”, Organización Mundial de la Salud, septiembre de 1998,
www.who.int/inf-fs/en/fact135.html
21
Actualmente, Japón tiene el índice más alto en esperanza de vida: 83.59 años (WHO).
17
9
El caso del bienestar keralita
22
Actualización: 2010-05-25: The state ranks first in the country with a literacy rate of 94.59% (1st).En otros
estados de la India, uno de cada dos hombres no sabe leer ni escribir. La proporción es todavía más alta para
las mujeres.
18
esperanza de vida se cifra en los 66 años; ni con los estadounidenses de
color, con unos ingresos inconmensurablemente superiores, pero que
no alcanzan la media de vida de los habitantes de Kerala (Sen, 1999).
¿Qué pasa en Kerala que hace la diferencia? ¿Acaso la esperanza
media de vida nos dice algo acerca de la felicidad y el bienestar sociales?
Hoy sabemos que la salud facilita los sentimientos gratos, y
recíprocamente la ausencia de irritaciones y de estrés fomenta la salud
(Klein, 2004). No hay duda que el hecho de que los keralitas vivan más
años que los habitantes de otras regiones comparables, debe estar
determinado por la calidad del sistema sanitario y la higiene del país.
No nos extraña enterarnos que allí no han invertido en factorías
siderúrgicas ni en aeropuertos, como sí hicieron otros países en vías de
desarrollo, sino en escuelas y hospitales. Otro factor que contribuye al
bienestar social y físico de esa población es la mejor calidad de vida, en
comparación con otros estados de la India. Con tierras propias, ingresos
asegurados y comunidades rurales que funcionan aceptablemente, se
puede esperar el futuro con más tranquilidad, y se padece menos estrés
que en las villas y cinturones de miseria amenazadas por las
excavadoras y los derribadores de casas.
Los efectos recíprocos cuerpo-mente cobran mayor relevancia en la
medida que una población: a) recibe atenciones médicas, y b) adquiere
instrucción. Es de todos sabido que en las regiones subdesarrolladas las
infecciones diezman a la población, pero que ahí donde la medicina y la
educación en higiene han hecho presencia pocos mueren ya de
neumonía, tuberculosis, disentería, cólera o gripe. Ahí la gente vive más
años y llega a morir por causas más naturales. En contraste, cuanto más
aumenta la esperanza de vida en las naciones ricas, las enfermedades
mortales ya no son aquellas patologías contagiosas, sino
cardiovasculares, de cáncer de pulmón y otras dolencias en cuya
etiología tiene algo que ver el estrés y el malestar generalizados, y que
están muy ligadas al comportamiento individual en relación con la dieta,
el ejercicio físico, el alcohol, las drogas, el tabaquismo, el estrés laboral,
la actividad sexual y los viajes internacionales.23
23
“Leading Causes of Death”, estadísticas de Estados Unidos, 2000, www.cdc.gov/ncha/fastats/lcod.htm;
Advances Begin to Tame Cancer”, Raja Mishra, Boston Globe, 6 de Julio de 2003, p. A-1; Campaign Publicizes
Obesity, Cancer Link”, Andre Picard, Toronto Globe and Mail, 5 de marzo de 2003, p. A-2.
19
Así pues, podemos ver que es claramente notoria la correlación entre
el estado de ánimo positivo (con la consiguiente ausencia de estrés) y la
esperanza de vida, que numerosos estudios reportan. El estilo de vida de
una persona determina la edad que probablemente alcanzará, mucho más
que la dotación genética, las condiciones medioambientales y las
atenciones sanitarias: su influencia pesa más que todos los demás factores
juntos (Adler, 2001).
20
10
Los mejores lugares para vivir
24
“Food CPI, Prices and Expenditures: Expenditures as a Share of Disposable Income”, Servicio de
Investigación Económica del Departamento de Agricultura,
www.ers,usda.gov/Briefing/CPIFoodAndExpenditures/Data/table7.htm.
25
“Consumer Dominance Hits a 54-Year High”, tabla adjunta a un artículo de Floyd Norris, New York Times,
1 de diciembre de 2003, p. C2.
26
“Historical Census of Housing Tables: Ownership Rates”, Oficina del Censo,
www.census.gov/hhes/www/housing/census/historic/ownrate.html.
27
Deane, Daniela. “Homes for the Holidays”, citando cifras del Departamento de Comercio, Washington
Post, 20 de diciembre de 2003, p. F1.
28
Meckler, Laura. “U.S. Life Expectancy Hits New High”, en referencia a un informe del Departamento de
Salud y Servicios Humanos, Associated Press, 13 de septiembre de 2002.
21
Encuesta sobre Calidad de Vida edición 2010 de Mercer29, en el
continente europeo se hallan 16 de las 20 ciudades del mundo que
experimentan el mayor índice de bienestar. Aunque Viena, en Austria,
ocupa actualmente el primer lugar en el ranking mundial, Suiza, como
nación, nos parece el campeón indiscutible, pues no solo había venido
ocupando por años el primer lugar sino que dos de sus cantones se
hallan actualmente entre los cinco primeros lugares de la encuesta:
Zurich ocupa el segundo lugar mundial, Ginebra el tercero (Ver Gráfica
2).30
Gráfica 2. Las 20 ciudades del mundo con mejor calidad de vida según la
Encuesta sobre Calidad de Vida edición 2010 de Mercer.
29
http://www.mercer.com/qualityoflivingpr#Top_50_cities:_Quality_of_living
30
Por lo demás, no deja de ser curioso el hecho de que en la lista de la Encuesta Mercer de las 20 mejores
ciudades para vivir no aparezca ninguna que pertenezca a alguna de las principales potencias económicas del
día de hoy (Estados Unidos, Japón y China) ni de las grandes economías emergentes (Brasil, Rusia e India).
Además, ni siquiera una ciudad de América Latina aparece entre las 50 mejor situadas. San Juan de Puerto Rico
(72) retiene la mejor posición conseguida en la edición pasada, seguida por la capital de Uruguay, Montevideo
(79). Bagdad ocupa el último puesto de las 215 ciudades analizadas.
22
11
Participación social
y bienestar
23
poder de decisión política satisface aun más que el poder adquisitivo.31
La satisfacción ciudadana parece provenir directamente de la capacidad
de tomar decisiones que afecten positivamente a la comunidad y la
región en la que uno vive. No está de más puntualizar el hecho de que,
aunque los extranjeros que habitan esas regiones no tienen voz ni voto
en las decisiones públicas, a pesar de disfrutar igualmente de la gran
calidad de los servicios públicos no manifiestan el mismo grado de
satisfacción que resulta de participar directamente en las decisiones
democráticas.
Al parecer, los países con mayor índice de bienestar en términos de
su ciudadanía son aquellos en los que la actividad política es algo muy
distinto al conocido espectáculo en el que participan como únicos
protagonistas los voraces mercenarios de la función pública en la
mayoría de las naciones latinoamericanas. El psicólogo social Ed Diener,
ha puntualizado el hecho de que todos los países que son punteros en
cuanto a satisfacción ciudadana gozan de tradiciones democráticas
antiguas y arraigadas, con elecciones libres desde por lo menos la
década de 1920, libertad de prensa y Estado de derecho. Inversamente,
en todas las naciones industrializadas que accedieron a su actual
democracia después de la Segunda Guerra Mundial, o más tarde aún
(Polonia y España, por ejemplo) la ciudadanía se declara menos
satisfecha que en los países tradicionalmente democráticos.
Al parecer, el sentido cívico no solo se va desarrollando en el
transcurso de varias generaciones, sino que es menester que la
participación efectiva en el destino del propio grupo humano sea parte
de la experiencia cotidiana, pues las pruebas indican que la
participación política-democrática hace más felices a las personas de
una comunidad. Y no nos extraña semejante hecho, pues sabemos que
el término “comunidad” se deriva del término “comunicación”, y éste, a
su vez, se deriva de las voces latinas communis (“de todos, por todos,
para todos) y facere (“hacer, elaborar, construir”). Así pues, una
verdadera comunidad, más allá de ser un mero conglomerado de gente,
31
Un ejemplo dramático de lo anterior es el hecho de que mudarse, digamos, de Ginebra a Basilea mejora
más el grado de satisfacción que saltar del nivel más bajo de la escala de retribuciones al más alto. En otras
palabras, un aumento de sueldo de 800 a 3,000 euros no es más satisfactorio que la estimulante participación
en las decisiones políticas de la propia comunidad.
24
es en realidad “un proceso social, diseñado para la búsqueda del
entendimiento mutuo entre todos los participantes de una iniciativa de
desarrollo, capaz de crear una base para la acción concertada” (Ramírez,
1997, FAO, 1984).32 La conclusión lógica es que sin comunicación
podemos tener cualquier cosa, menos una comunidad; y sin
comunidad/comunicación es imposible el bienestar social.
32
www.fao.org/sd/dim_kn1/docs/kn1_060602d1_en.pdf
25
12
Equidad social y bienestar
33
Organización Europea para la Cooperación y el Desarrollo, OECD-Dokument DEELSA/ELSA/WD, 2000, 3.
26
13
Estado actual de la pobreza
en el mundo
34
Estas desigualdades se encuentran no solamente entre países sino también dentro de ellos. En China, por
ejemplo, el residente urbano medio gana más de tres veces lo que gana un granjero tradicional, y este boquete
entre lo urbano y lo rural se está ensanchando. En Brasil, el 10 % más rico de la población poseen casi la mitad
de la renta del país, mientras que el 10% más pobre tienen menos del 1 %. Estas diferencias de renta cada vez
mayores hacen difícil que el desarrollo económico contribuya a la reducción de la pobreza
(http://www.terra.org/articulos/art01694.html).
35
Banco Mundial: www.worldbank.org/poverty(inequality/intro.htm
36
“Global Poverty Down by Half Since 1981, But Progress Uneven As Economic Growth Eludes Many
Countries”, Banco Mundial, 23 de abril de 2004,
www.worldbank.org.cn/English/content/776w62628918.shtml.
27
La desigualdad entre ricos y pobres no es exclusiva de los países en
vías de desarrollo. Para el Banco Mundial, “los focos de pobreza son
comunes en todos los países”. Desde Bangla Desh hasta Estados Unidos,
sin importar lo acaudalados que sean algunos, hay quienes tienen que
luchar para conseguir suficiente comida o un techo bajo el cual
cobijarse. En estados Unidos, por ejemplo, la Oficina del Censo de
Población, ratificó que 36.6 millones de personas, o sea 12.6 % de los
casi 300 millones de habitantes en Estados Unidos están considerados
como pobres. La cadena de periódicos McClatchy, en un análisis
divulgado a finales de febrero de 2007, explicó que 16 millones de
personas en el país más económicamente poderoso del mundo,
sobreviven debatiéndose en la extrema pobreza, situación que se
advierte tanto en áreas urbanas como rurales. Aunque parezca
inconcebible, el número de norteamericanos en la miseria creció el 28
% entre los años 2000 y 2006, sobre todo en 66 Condados de los 215
que integran la nación. A la cabeza de ese negativo índice entre los 50
estados de la unión, aparece Washington D.C., la capital, con el 10.8 %
de los residentes en extrema miseria.37
En ese país, los sociólogos están estudiando también lo que ellos
denominan el grupo de los “casi pobres”, compuesto por las personas
con un elevado riesgo de caer en la pobreza. Pese a vivir en un país
inmensamente rico, más de cincuenta millones de estadounidenses se
encuentran en esa penosa situación. El escritor y periodista David
Shipler ilustra la situación de algunos de estos estadounidenses que
viven al borde de la ruina económica: Un apartamento viejo y
deteriorado empeora el asma de un niño, lo que le causa una crisis y
obliga a la madre a llamar a una ambulancia. Como no puede pagarla, su
historial de crédito se echa a perder. Esto dispara la tasa de interés del
préstamo para adquirir un automóvil y la fuerza a comprar uno de
segunda mano no tan fiable, con el que llega tarde al trabajo. La falta de
puntualidad reduce sus posibilidades de recibir un ascenso y, por ende,
de mejorar sus ingresos, lo que le impide mudarse a un apartamento
mejor, donde ella y su hijo habrían podido ver elevada su calidad de vida
(Shipler, 2005). Aunque vivan en la nación más rica del mundo, la
37
http://www.defensahumanidad.cu/artic.php?item=2343
28
amenaza de la pobreza pende constantemente sobre esta madre y su
hijo.
Eso es en Estados Unidos, pero se supone que la pobreza es la
enemiga común. Prácticamente cada gobierno del mundo afirma hacer
esfuerzos por intentar eliminar la desesperada situación de los pobres.
Miles de ONG recaudan hoy en día dinero para alimentar a los niños
hambrientos, potabilizar las reservas de agua de las aldeas y llevar
asistencia médica al campo.38 Las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Agricultura y la
Alimentación y otros organismos internacionales, encargados (al
menos en parte) de combatir la pobreza, emiten pías resoluciones. Y los
adjetivos que se aplican a la penuria mundial van desde simplemente
“triste” a “lamentable”, “trágica”, “vergonzosa”, “escandalosa”,
“espantosa”, “atroz”, “indescriptible” e “imperdonable”. Y si bien es
cierto que multitud de funcionarios bienintencionados, organizaciones
internacionales de ayuda y expertos en desarrollo han volado a remotas
regiones para proporcionar asistencia técnica, en torno al tema de la
reducción de la pobreza mundial ha crecido una archimillonaria
“industria de la ayuda” en dólares (Easterly, 2002, p. 33).
Entre 1950 y 2000, más de un billón de dólares fluyó del Primer
Mundo a los países pobres, bajo el concepto de “ayuda” o “ayuda al
desarrollo”. Algunos de dichos dólares salvaron vidas y mejoraron las
condiciones: el programa de erradicación de la viruela en la década de
1960, el de inmunización infantil en la del ochenta y las campañas
contra el tracoma, la lepra y la polio. No obstante, los datos siguen
siendo desalentadores. A pesar de todos los esfuerzos por lograr una
mejoría, en muchas partes del mundo en los últimos treinta años la
disparidad de renta ha aumentado a niveles amenazantes para el
bienestar social.
38
Según el informe anual 2001 del Fondo de Población de las Naciones Unidas, se prevé que el crecimiento
demográfico de los países en vías de desarrollo hará que la población mundial aumente a 9,300 millones para
el año 2050. Se calcula que 4,200 millones de personas vivirán en países donde es imposible satisfacer las
necesidades básicas de comida y agua, cifra que representa el doble de la cantidad que hoy día ya carece de
alimento suficiente. La directora ejecutiva del fondo, Thoraya Obaid, indicó que la pobreza y el rápido
crecimiento demográfico constituyen una combinación letal. Los más afectados por la degradación
medioambiental son los pobres, pues dependen más directamente de recursos naturales como la tierra, la leña
y el agua. (http://www.un.org/esa/population/publications/wpp2008/pressrelease.pdf)
29
14
La desigualdad social como
vulneradora del bienestar
Gráfica 3. Contrastes entre los países más ricos y los más pobres.
Claro está que estos dos polos opuestos también se pueden hallar
dentro de un mismo país. En el este de Europa es donde más parece
haberse ensanchado las diferencias entre ricos y pobres. Las
estadísticas más lamentables las presentan Rusia y Lituania. En esos
países, la mortalidad aumentó un tercio desde 1989; hoy, la esperanza
31
de vida para los varones está por debajo de los 60 años.39 En Hungría,
que experimentó su transición al capitalismo, la mortalidad aumentó en
un quinto entre 1970 y 1990, lo cual no significa que los húngaros se
hayan empobrecido, al contrario: se triplicó la renta nacional durante el
mismo período. El problema es que los beneficiarios de la prosperidad
fueron, una vez más, la minoría, mientras que la mayoría sigue teniendo
hoy lo mismo que tenía en 1970 (Kopp, 2000; Kopp et al, 2000).
39
Organización Mundial de la Salud, Oficina Regional para Europa: Atlas of Mortality in Europe 1980/81 and
1990/91 (WHO Regional Publications, European Series Nº 75, Copenhague, 1997).
32
15
Dificultades para la
igualdad social
La sabiduría neoliberal nos diría que a nadie debe afectar que los ricos
se hagan más ricos en tanto los pobres no se hagan más pobres. Tal
postura sería incuestionable si la vara de medir fueran únicamente los
saldos de las cuentas corrientes. Sin embargo, el argumento resulta un
sofisma cuando consideramos las consecuencias para el bienestar y la
salud: cuando aumentan las diferencias sociales, tarde o temprano
todos pierden, tanto los ricos como los pobres. Veamos por qué.
El novelista francés del siglo XIX Honoré de Balzac dijo en alguna
ocasión que “la igualdad tal vez sea un derecho, pero ningún poder
terrestre será capaz de hacerlo realidad”. Pese a que muchos hoy ya
entienden que, por naturaleza, las diferencias de clase no están bien,
incluso en la sociedad del siglo XXI perduran múltiples divisiones
clasistas. Calvin Coolidge, quien fuera presidente de los Estados Unidos
de 1923 a 1929, se interesó en el asunto de las diferencias sociales y
hasta habló proféticamente de “la extinción total de las clases
privilegiadas”. Sin embargo, unos cuarenta años después de su
mandato, la comisión Kerner, nombrada para investigar las relaciones
interraciales, manifestó su temor de que ese país se dividiera
irremediablemente en dos sociedades: “la negra y la blanca, separadas
y dispares”.40 No solo hay quienes dicen que esta predicción se ha
cumplido, sino que la brecha económica y racial va en aumento.
Lograr la igualdad social resulta increíblemente difícil. Un factor
ineludible es el de la naturaleza humana. Alguien ha dicho que “todos
los hombres son iguales en al menos un aspecto: su deseo de ser
diferentes”. Quizá el dramaturgo francés Henri Becque, también del
siglo XIX, lo expresó con mayor claridad cuando dijo: “Lo que hace que
la igualdad sea una empresa tan ardua es que deseamos alcanzarla solo
40
http://www.worldlingo.com/ma/enwiki/es/Kerner_Commission
33
con los que están arriba”. En otras palabras, los seres humanos quieren
igualarse a los situados por encima de ellos en los estratos sociales; pero
pocos estarían dispuestos a renunciar a sus prerrogativas y privilegios
para conceder la igualdad a quienes son considerados inferiores.
En siglos previos, algunas personas nacían en el seno de familias
plebeyas, nobles o hasta de la realeza. Hoy en día, aunque hay algún que
otro lugar donde sigue ocurriendo así, en la mayoría de los países es la
diferencia de ingresos lo que determina si alguien pertenece a la “clase
baja”, “media” o “alta”. Además de eso, existen otros factores, como la
raza, la educación y la alfabetización. En ciertas regiones, incluso el sexo
es motivo de gran discriminación; de hecho, se considera a las mujeres
“ciudadanos de segunda clase” (Hernández, 2010).41
La legislación en materia de derechos humanos ha permitido
derrumbar algunas barreras sociales. Por ejemplo, en Estados Unidos
se promulgaron leyes contra la segregación racial; en Sudáfrica se
declaró ilegal el apartheid, y la esclavitud, pese a que aún existe, está
prohibida en gran parte del mundo. Las sentencias judiciales han
forzado el reconocimiento de los derechos humanos sobre la tierra de
determinado pueblo indígena, y los reglamentos contra la
discriminación han aliviado en cierto grado a las capas sociales menos
favorecidas (Cfr. Informe Human Rights Watch World Report, 1998). Sin
embargo, todo esto no quiere decir que se acerque el fin de las
diferencias. Aunque algunas distinciones de clase sean menos
marcadas, se han generado otras nuevas. Se ha dicho que ya no parecen
apropiadas las denominaciones “clase capitalista y “clase trabajadora”,
41
El mundo sigue “tratando a las mujeres como ciudadanos de segunda clase”. El 70% de los pobres del
mundo son mujeres; dos tercios de los más de 130 millones de sin escolarizar que hay en el planeta son niñas;
dos tercios de los 96 millones de analfabetos del mundo son mujeres. Las mujeres también sufren
notablemente debido a la violencia doméstica y sexual, que sigue siendo “una de las violaciones de los
derechos humanos más extendidas y menos denunciadas” (Hillary clinton, ante la Asamblea de la ONU, 10 de
diciembre de 1997). Algunas mujeres son víctimas de la violencia aún antes de nacer. Principalmente en
determinados países asiáticos, algunas madres abortan a sus hijas no nacidas porque prefieren a los varones.
En ciertos lugares, la preferencia por los varones ha convertido las pruebas genéticas para la selección del sexo
en un negocio próspero. La propaganda de algunas clínicas de detección del sexo indica que es mejor gastar 38
dólares ahora para acabar con un feto femenino que gastar 3,800 después para pagar su dote. Tales anuncios
funcionan, pues un estudio realizado en un hospital grande de Asia reveló que se abortaba al 95.5% de los fetos
que se descubría que eran femeninos (Hernández, 2010).
34
pues estos grandes estratos se han fragmentado en grupos más
pequeños de “gente iracunda”.42
Y en esa ira está la clave: al parecer, el clasismo separa a las personas
y produce envidia, odio, dolor y hasta derramamiento de sangre. El
antiguo concepto de la supremacía blanca que se tenía en África,
Australia y América del Norte ocasionó sufrimiento a grupos sociales
minoritarios, como lo demuestra el completo genocidio de los
aborígenes de la tierra de Van Diemen, la actual Tasmania (Gray,
2007).43 En Europa, el hecho de catalogar a los judíos como inferiores
dio lugar al Holocausto Nazi (Landau, 2002). La opulencia de la
aristocracia y la insatisfacción de las clases bajas y media contribuyeron
al estallido de la Revolución francesa en el siglo XVIII y de la Revolución
bolchevique en la Rusia de 1917 (Viault, 1990). La lección fue esta: ya
sea que la dominación o la supremacía la ejerzan individuos o grupos,
cuando una clase se eleva sobre otra, es inevitable que cundan la
angustia, el sufrimiento y el malestar.
42
Este enojo parece estar justificado: Recientemente, la FAO publicó un informe en que estima que en el
mundo 1,000 millones de personas mueren al año por hambre y desnutrición producto de la pobreza, y que se
requieren aproximadamente 30,000 millones de dólares anuales para ayudar a salvar esas vidas. Al mismo
tiempo, el informe expone que seis bancos centrales de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Canadá,
Inglaterra y Suiza gestionaron en 2008 una solicitud de recursos para salvarse de sus quiebras. Estos bancos
consiguieron inicialmente 480,000 millones de dólares, luego el Senado de los Estados Unidos autorizó 700,000
millones, posteriormente se agregaron 800,000 millones, y así sucesivamente hasta que en septiembre de
2009, un año después, se completó un paquete total de rescate de 17 trillones de dólares. Al hacer la división
de estos recursos entre los 30,000 millones de dólares que calcula la FAO para combatir el hambre, se tendrían
600 años sin hambre en el mundo.
43
http://es.wikipedia.org/wiki/Genocidio_de_Tasmania#cite_note-perrosdepaja-0
35
16
La solidaridad como promotora
del bienestar social
36
ceremonias religiosas. Lo que veían mal los ciudadanos de Roseto eran
las ostentaciones de riqueza, pues habían comprendido que las envidias
podían destruir su comunidad. Por lo mismo, aunque muchas familias
habían logrado gran prosperidad, no era posible distinguirlas de las
familias pobres mediante la vestimenta, los vehículos o las casas.
Aunque los ancianos vivían con sus hijos hasta tres generaciones y
la delincuencia era desconocida, todo cambió y la comunidad se quebró
cuando algunos rosetinos decidieron “americanizarse”. Después de
1970, los jóvenes comenzaron a emigrar a las urbes para estudiar,
trayendo de regreso ideas distintas a las que sus mayores les habían
inculcado. Muchos comenzaron a vivir al estilo americano: circulaban
en Cadillac, construían grandes casas con piscinas, instalaban rejas en
los jardines y se encerraban en sus casas a ver la tele. Cuanto más iba
pareciéndose Roseto a cualquier otra ciudad estadounidense, más se
acercaban al promedio nacional los índices de morbilidad y mortalidad.
Conforme desaparecían aquellos estrechos vínculos socialmente
cohesionantes, se desvanecía también su efecto protector (Egolf et al,
1992; Bruhn y Wolf, 1979).
Al principio, nadie se mataba trabajando para descollar sobre los
demás. Al mismo tiempo, nadie que tuviera menores ingresos
experimentaba la pérdida de su consideración social. De algún modo,
los rosetinos sabían que, al fin de cuentas, la infelicidad no consiste en
tener poco sino en la percepción de tener menos que los demás, es decir,
“esa sensación de impotencia que produce ver pasar al vecino y darnos
cuenta que jamás conseguiremos recuperar la ventaja que nos ha
sacado” (Klein, 2004: 354).
Los ciudadanos de Roseto sabían que podían contar con el apoyo
incondicional de sus parientes y vecinos. Esta conciencia no solo les
permitía vivir con la tranquilizadora seguridad de que, en caso de
necesidad, su red de apoyo comunitario no los abandonaría, sino que se
reflejaba en los índices excepcionalmente bajos de morbilidad
cardiovascular, en cuya etiología figura con frecuencia el estrés. El
cáncer, por su parte, se presentaba ahora con la frecuencia del
promedio nacional.
Las lecciones son reveladoras: 1) quien cuenta con una tupida red
de vínculos sociales vive mejor y más años. Esta relación entre
37
bienestar, esperanza de vida y cohesión social ha sido corroborada de
manera convincente por numerosos trabajos, entre los cuales destaca el
llamado Estudio Almeda (Berkman y Syme, 1979).44 2) Para que existan
relaciones sociales estables, es preciso que los estilos de vida no sean
demasiado diferentes, y que las personas tengan intereses similares. 3)
Siempre que las contradicciones se vuelvan irreconciliables, el tejido
social se desintegrará y comenzará el malestar, pues los ricos y los
pobres siempre vivirán en mundos distintos, y los unos procurarán
evitar la esfera en la que se mueven los otros.
44
La importancia primordial de una distribución equitativa de los bienes, del sentido de solidaridad y de la
existencia de intereses comunes en una sociedad se refleja en un análisis sobre la evolución de la esperanza de
vida en Inglaterra durante las dos guerras mundiales. Desde los obreros hasta los lores, la alimentación
controlada por tarjeta de racionamiento escaseó para todos y la actividad económica se contrajo, pese a lo cual
la esperanza de vida aumentó en Inglaterra en los periodos 1914-1918 y 1940-1945 mucho más que en los
decenios anteriores o posteriores (Wilkinson, 1996; Sen, 1999).
38
17
La felicidad en la
riqueza prosumidora
39
puñado de arroz al día puede ser una riqueza desmedida. Definiremos
aquí la riqueza en sentido amplio como cualquier posesión, compartida
o no, que tiene lo que los economistas denominan “utilidad”, al
proporcionarnos alguna forma de bienestar por sí misma o mediante el
intercambio con alguna otra forma de riqueza que satisfaga dicha
necesidad de bienestar.
En el contexto de la actual economía monetaria, constantemente se nos
dice que más de mil millones de seres humanos subsisten con el equivalente
de menos de un dólar al día. Muchos sobreviven a duras penas con mucho
menos. Pero lo que casi nadie menciona es que, asombrosamente, sigue
existiendo una gran cantidad de personas que viven sin dinero alguno. Se
trata de individuos y colectivos que jamás han ingresado al sistema
monetario mundial dado que viven consumiendo básicamente la propia
producción (Tharoor, 2002). Se nos dice también que en la actualidad, la cifra
total anual de la economía monetaria mundial (la “economía visible”)
representa unos cincuenta billones (5 x 1013) de dólares (Pfanner, 2003).
Este es, según los expertos, el valor económico total creado en el planeta cada
año.45 Pero en la economía oculta o “no contabilizada”, se produce también
una gran cantidad de actividad no detectada, no calculada por ser no
remunerada. Es la economía no prosumidora no monetaria que, según
expertos, representa tal vez otros 50 billones de dólares anuales en
productos, servicios y experiencias.
Cuando en 1980, los investigadores norteamericanos Alvin y Heidi
Toffler inventaron la palabra “prosumidor”, lo hicieron para designar a todos
aquellos que creamos bienes, servicios y experiencias para nuestro propio
uso o disfrute, antes que para venderlos o intercambiarlos (Toffler, 1980).
Estos autores explican así el modo en que acuñaron su término: “Cuando
como individuos o colectivos, PROducimos y conSUMIMOS nuestro propio
output, estamos prosumiendo” (Toffler, 2006:221). Un prosumidor típico,
por ejemplo, comparte casi cualquier cosa con su familia, sus amigos o su
comunidad, por el bienestar que esto le produce y sin esperar dinero o su
equivalente a cambio. También, dado el progreso actual en el transporte y las
tecnologías de la información y la comunicación, el prosumo puede incluir el
trabajo no remunerado para crear valor y compartirlo con extraños en otros
lugares del mundo.
45
http://www.terra.org/articulos/art01694.html
40
18
Prosumo y
cohesión social
46
“Social Structure Must Change Ahead of Population Decline”, Daily Yomiuri, 6 de agosto, 2005, p. 4.
41
cohesión social en pesos, dólares, yenes, o euros. O lo que cuesta la
desintegración social.
Por allá por 1965, Gary Becker ya decía que “el tiempo durante el
que no se trabaja puede ser ahora más importante para el bienestar
socioeconómico que el tiempo de trabajo” (Becker, 1976: 90-114).47
Con respecto a la importancia y valor del llamado “tiempo de ocio”, un
estudio del psicólogo social Michael Argyle ha demostrado que quien se
compromete al servicio de otros obtiene una gran satisfacción de esa
misma actividad. La mayoría de los encuestados por Argyle dijeron que
no hay nada comparable a la felicidad que deriva de un compromiso
voluntario.48 Los que asumían un compromiso celebraban en particular
la oportunidad de conocer a otras personas de ideas parecidas a las
suyas y la de diversificar experiencias (Argyle, 1996). Participar, sea en
un grupo de astrónomos aficionados o en una asociación para proteger
a los animales, es muy recomendable, y no solo por motivos morales,
sino incluso desde el punto de vista del provecho y el bienestar propios.
En términos de grupos humanos más grandes, allí donde los
habitantes se asocian de buena gana (voluntariamente,
prosumidoramente) para alcanzar alguna finalidad de interés común
formando redes sociales densas, aumenta y se generaliza el bienestar
subjetivo, aumenta la confianza mutua entre los ciudadanos y aumentan
las probabilidades de envejecer hasta edad más avanzada (Putnam,
2000; Kawashi et al, 1997; Kawashi y Kennedy, 1997; Kaplan et al,
1996).
47
Tendrían que pasar 27 años antes de que Becker recibiera en 1992 el Nobel de Economía, gracias, en
parte, a su investigación. En la actualidad, y a pesar de los numerosos estudios al respecto, el prosumo y el
trabajo no remunerado, especialmente el de las mujeres, se mantienen completamente al margen de las
principales preocupaciones de la economía cotidiana y convencional. Toffler (2006) dice que al definir
esencialmente el “valor” económico como algo que solo se crea cuando el dinero cambia de manos, los
economistas suelen centrarse en superficialidades fácilmente cuantificables.
48
Únicamente el baile puntuó más alto en una escala de la satisfacción que producen los distintos
pasatiempos del ocio.
42
19
Autodeterminación y
bienestar
44
sensación de no ser dueño de la propia vida generan un estrés
destructivo para la salud y el bienestar.
Por el contrario, hay pruebas de que la promoción y el aumento de
la capacidad de autodeterminación de las condiciones que rodean la
propia vida, por pequeños que sean, pueden aportar altos niveles de
bienestar. Los beneficiarios son más felices y viven más años. Así lo
demostraron los médicos de una serie de geriátricos estadounidenses,
cuando introdujeron una reorganización que facultaba a los residentes
para decidir sobre los pequeños detalles de su vida cotidiana. En vez de
plantarles el plato en la mesa a los jubilados, se procedió a repartirles
un menú para que eligieran el platillo de su preferencia. Antes, los
cuidadores tenían la responsabilidad de regar las plantas, pero en el
nuevo régimen a cada anciano le tocaba hacerse cargo de las que tenía
en su habitación. Parecían nimiedades, pero el efecto era asombroso.
Mientras los residentes se atrevían a ampliar cada vez más el ámbito de
sus responsabilidades, hablaban más unos con otros, padecían menos
achaques y, cuando se les interrogaba, se declaraban más satisfechos y
felices en su vida. Lo mejor fue que los índices de mortalidad bajaron a
la mitad. El estado de los ancianos mejoró en la medida en que los
cuidadores los animaban a asumir el control de su propia vida, y
empeoraba cuando aquellos se empeñaban en quitarles
responsabilidades. Los más pequeños matices cobraron importancia.
Por ejemplo, cuando se organizaron visitas estudiantiles a los
geriátricos, la salud de los residentes mejoró, pero los que más
mejoraron fueron los autorizados a elegir por sí mismos las fechas y
horas de las visitas (Rodin, 1986; Rowe y Kahn, 1987).
45
20
Los promotores
del bienestar
47
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