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Los Fundamentos de la Intimidad 6: El Miedo al Rechazo.

Tom Moon MFT.

En una fiesta, Jack ve a un chico caliente que quiere desesperadamente conocer. Inmediatamente,
sube todas sus murallas. Es abierto y amistoso con los demás en la habitación, pero evita hacer
cualquier contacto visual con el hombre que le interesa más, y se asegura de no ir cerca de él.
Anhela que algún tipo de accidente fortuito los lleve a encontrarse, pero cuando no es así va para
su casa solo, sintiéndose triste y decepcionado de que "no pasó nada". Pero al menos, no fue
rechazado.
Muchas personas tienen experiencias como la de Jack. Protegerse del dolor de rechazo tiene
prioridad sobre los riesgos que el conectarse con los demás requiere siempre. El resultado es que se
quedan solos en la auto-protección de sus capullos. Todos tenemos ese temor en cierta medida. La
cuestión está en cómo podemos evitar que nos paralice.
Creo que un primer paso es enfrentar y aceptar el hecho de que el rechazo es inevitable. No sucede
de manera igual a todos, pero sí nos pasa a todos. Si te acercas a otras personas, vas a encontrarte
con él. Nunca serás joven, forzudo, guapo, o rico lo suficiente como para eliminar por completo
esta posibilidad. Pero si le sucede a todo el mundo, hay un sentido de que no es personal. Dado que
uno no es el tipo de todos, no hay uno que no tenga que enfrentar el rechazo. Aquí hay otra manera
de ver el asunto que puede hacer más fácil el no tomarlo de forma personal: Si no estás interesado
en mí porque soy, digamos, un tipo alto y regordete en mis cuarentas, y tú estás sólo atraído a
jóvenes delgados en sus veintes, su "rechazo" de mí es, en un sentido importante, no sobre mí en lo
absoluto. Es información acerca de ti, acerca de lo que te motiva basado en la historia y
condicionamiento de tu vida.
Creo que la razón de que tantos de nosotros tomemos tan personalmente el rechazo es que casi
todo el mundo, en nuestra individualista y competitiva cultura, parece esconder profundamente la
secreta convicción de que somos "insuficientes" de algo que pensamos estamos supuestos a ser,
insuficientemente guapos, insuficientemente brillantes, insuficientemente educados,
insuficientemente graciosos, la lista de presuntas deficiencias es casi interminable. Pero todas ellas
se reducen a una profunda, terrible sospecha sobre uno mismo: "No soy digno de ser amado". Casi
nadie en nuestra cultura está libre de "cuestiones de autoestima". Así que cuando salimos al
encuentro de otros, demasiado a menudo actuamos desde una sensación de vacío, incluso de
desesperación. Nos sentimos como mendigos, convencidos de que necesitamos la "validación" de ser
amado para asegurarnos de que, a pesar de todo, somos adorables. Y si alguien nos hace caso omiso
o nos da de lado, lo tomamos como una confirmación de nuestra indignidad.
El método más general y práctico para inocularnos en contra del miedo al rechazo es trabajar en la
construcción de vidas satisfacientes y equilibradas en las demás zonas de la experiencia. Si
cultivamos cuidadosamente relaciones de apoyo no sexuales, encontraremos que tenemos fuentes
de comodidad y seguridad en tiempos de estrés y decepción. Si nos encontramos con el trabajo que
nos gusta, y que sabemos aporta valor a las vidas de los demás, vamos a construir un sentido de
significado y propósito en nuestras vidas que nos mantendrá firmes y calmados a través de los
altibajos de las relaciones amorosas.
Pero igualmente importante para hacer frente a este temor es la conciencia en sí mismo. Esta serie
ha subrayado repetidamente la importancia de hacer nuestro trabajo interior, de convertirse en
íntimos con nosotros mismos, como una condición previa para la intimidad con los demás. La
mayoría de las personas huyen de su malestar interior, negándolo, adormeciéndolo, buscando
distracciones. Pero en mi experiencia, las personas más felices que he conocido han sido las que
han ido más profundamente dentro de su propio sufrimiento. Cuando las personas paran de huir de
sus percibidas deficiencias, y dejan de examinarlas, por lo general sucede una cosa notable.
Descubren que las cosas que más temen en sí mismos no son realidades sólidas, sino ideas. Y
cuando se las enfrentan, las ideas pueden ser examinadas, desafiadas, y cambiadas.
Práctica espiritual activa es otro poderoso antídoto contra el miedo al rechazo. Por "práctica
espiritual" no digo "ir a la iglesia". Me estoy refiriendo a cualquier actividad que facilite el contacto
con la dimensión profunda de nuestro propio ser. Mis caminos preferidos para este tipo de
conciencia en mí mismo son la meditación y el yoga, pero hay muchos otros, incluyendo la
psicoterapia orientada al conocimiento. Cuando nos conectamos con la luz en nuestros propios
corazones, dejamos de vivir nuestras vidas desde una falta de sentido y privaciones, y ya no nos
sentimos como mendigos en nuestra búsqueda de relaciones amorosas. En lugar de buscar a alguien
para que sane nuestras heridas amándonos, buscamos más por oportunidades para compartir el
desbordamiento de amor que ya está abundante en nosotros. Cuando los regalos que ofrecemos son
aceptados, somos felices. Cuando no son aceptados, podemos decepcionarnos, pero no somos
devastados, porque estamos asentados en una fuente de valía propia que nadie nos puede quitar.

Tom Moon MFT, psicoterapista de San Francisco.


http://www.tommoon.net
Traducido de Inglés al Español por Gladiolo.

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