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CATECISMO DE LA
QUÍMICA SUPERIOR
KARL VON ECKARTSHAUSEN

A MODO DE PRÓLOGO

―Aquel que conoce y posee la luz de la tierra santa


ya no se agota, ni estudia, ni habla, comunica con
el cielo y enseña al mundo con su ejemplo‖

LOUIS CATTIAUX

El Catecismo de la Química Superior de Karl von Eckarshausen fue


publicado en 1819 como apéndice a una de sus obras más importantes. De
las fuerzas mágicas de la naturaleza*(1). Su autor lo presentaba como la
―traducción libre de un manuscrito egipcio escrito en la lengua copta‖,
siguiendo así la ―egiptomanía‖ de la época, que gustaba de atribuir orígenes
egipcios tanto a la masonería*(2) como a la alquimia*(3). Numerosos
lectores de De las fuerzas mágicas de la naturaleza y de La nube sobre el
santuario nos han solicitado una traducción de esta joyita olvidada del
esoterismo cristiano. La presente edición responde a esta demanda.
__________________
*(1). Hay traducción española de este extraordinario texto en La puerta
(magia), Ed. Obelisco, Barcelona, 1993.
*(2). Como, por ejemplo, otro catecismo alquímico, en forma de ritual
masónico, L’Etoile Flamboyante, del barón de Tschoudy.
*(3). Véanse a este respecto las obras del dominico Dom Pernety, Les
Fables Egyptennes et Grecques Dévoilées et Réduites au Même Principe
avec une Explication des Hiéroglyphes, París, Bauche, 1758 y su
Dictionnaire Mito-hermétique dans lequel on trouve les allégories
fabuleuses des poètes, les métaphores, les énigmes et les termes barbares
des philosophes hermétiques expliqués. A París, Chez Bauche, Libraire à
Sainte Geneviève & à S. Jean dans le Désert, 1758.
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El Catecismo se presenta efectivamente como una instrucción


alquímica*(4), pero nuestro autor no es un alquimista corriente ni su idea
de la alquimia es la más habitual. Como se deduce de su obra más famosa,
La nube sobre el Santuario*(5), es un alquimista cristiano, a pesar de que
no coincide siempre en sus concepciones con los alquimistas cristianos*(6)
que le precedieron: es mucho más original. En sus Ensayos Químicos
(Chemische Versuche) dice claramente que ―El oro que hay que buscar es
la Verdad, la plata que hay que desear es la Sabiduría y la Piedra Filosofal,
el conocimiento de nuestra nada y de la omnipotencia de Dios en las
profundidades de la naturaleza‖. Si bien es cierto que ha leído y conoce
bien los escritos de los alquimistas tradicionales*(7), su idea del Gran Arte
difiere considerablemente de la de éstos. Para él todos los metales son
―fósforo coagulado‖, y el mismo Sol es fósforo*(8).
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*(4). Karl von Eckartshausen también nos ha dejado un peculiar tratado
alquímico, Chemische Versuche (1801), en el que expone sus curiosas
teorías.
*(5). Obra publicada en la colección de Ed. Obelisco, en traducción de Joan
Mateu i Rotger, y que será utilizada en nuestro prólogo y en nuestras notas.
*(6). Pensamos, por ejemplo, en Pierre Jean Fabre y su Alchimista
christianus (1632) o en Nicolás Melchior Cibenensis y su Proceso químico
en forma de Misa, manuscrito del siglo XVI.
*(7). Von Eckartshausen cita en sus obras a Sinesius, Hermes, Digby o
Paracelso pero, curiosamente, su concepción de la alquimia se acerca más a
la de Jacob Boehme o Johan Georg Cichtel, autores a los que, en realidad,
no conoce demasiado bien.
*(8). Señalaremos que nuestro autor no se refiere forzosamente al elemento
químico que actualmente conocemos como fósforo, sino que se apoya en la
etimología de este término: ―potador de Luz‖.
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En La nube sobre el santuario, von Eckartshausen insiste en la persona de


Cristo, Sol espiritual, como enviado del Padre para dar a conocer a los
hombres el medio de la Regeneración, el misterio del Hombre nuevo que se
opera por la apertura del Sensorium. Su concepción de Jesucristo, harto
distinta de la visión historiocista y literalista al uso, lo acerca a la Lapis
alquímica. Para algunos autores ocultistas, el versículo de Mateo XVI-18
que dice ―tú eres Pedro y sobre esa piedra edificaré mi Iglesia‖, se refiere a
la Iglesia exterior, de piedra, pero las palabras verdaderas de Jesús habrían
sido ―Yo soy la Piedra, y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia‖, aludiendo
a la Piedra Filosofal. Lamentablemente no disponemos de documentación
3

que ampare esta idea, aunque es cierto que circuló ampliamente, sobre todo
entre los alquimistas y los cabalistas cristianos y, más tarde, en círculos
ocultistas.
Para von Eckartshausen todo es Luz, más o menos oscurecida. Ésta se
halla particularmente presente en el Sol, el oro, el vino y el hombre. En una
carta a una discípula, escribía: ―Puede estar persuadida, Señora, de que la
Luz es el único elemento del que proviene todo lo que existe. Saber
concentrar esta Luz, hacerla fija por medio de su Azufre y su Mercurio es
saber hacer Oro, es saber hacer Luz fluida y potable, es el secreto de la
medicina universal‖. Poco podemos añadir a estas palabras, excepto otras,
pronunciadas en arameo hace más de dos mil años, y que se han convertido
en un latinajo célebre: Qui potest capere capiat.
Para ser sensibles a la Luz necesitamos un sentido espiritual que nos
permita percibir los objetos espirituales tal como nuestros sentidos físicos
perciben los objetos exteriores. Es lo que von Eckartshausen ha
denominado Sensorium.
El tema del Sensorium es sin duda uno de los más apasionantes en la
obra de nuestro autor y, de algún modo, el objetivo de un catecismo
alquímico como el que presentamos consiste, precisamente, en ―abrir el
Sensorium‖. Como los libros sagrados, como las iniciaciones, este tipo de
catecismo no va dirigido ―al hombre de los sentidos‖, o sea, al hombre
caído, sino a lo que von Eckartshausen denomina ―el hombre espiritual
interior‖(9). Este Sensorium está cerrado en la mayoría de los hombres que
juzgan las realidades metafísicas como un ciego juzgaría los colores o un
sordo los sonidos. Si bien todos disponemos de él, una materia grosera lo
envuelve y, por decirlo de algún modo, lo ―incomunica‖ con lo superior.
Desarrollar el Sensorium es, para nuestro autor ―la verdadera edificación
del Templo‖. Como ocurre con otros autores alquímicos cristianos, von
Eckartshausen interpreta desde un punto de vista hermético las enseñanzas
cristianas, concretamente las católicas*(10), y nos descubre un cristianismo
que es más que una moral: es una verdadera ciencia que nos enseña a
restablecer la comunicación con lo divino, a salir de la prisión de este
mundo. El camino de salida, que él llama ―el camino de la Felicidad‖*(11),
es la búsqueda de Jesucristo que el corazón ha de recibir para transformarse
en un verdadero templo en el que nos enseñará todo lo que deseamos
saber*(12).
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*(9). Véase La nube sobre el santuario, trad. de Joan Mateu Rotger, Ed.
Obelisco, Barcelona, 2004, pág. 31.
*(10). Esto lo vemos, por ejemplo, en su particular versión del
Padrenuestro y del Avemaría que aparecen en el capítulo IV de esta obrita.
*(11). Véase La nube sobre el santuario, trad. de Joan Mateu Rotger, Ed.
Obelisco, Barcelona, 2004, pág. 108.
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*(12). Véase La nube sobre el santuario, trad. de Joan Mateu Rotger, Ed.
Obelisco, Barcelona, 2004. pág. 110.
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La Rosa y la Cruz

―Porque tu rocío es un rocío de luz.‖


ISAÍAS XXVI-19

―Buscad la luz de las palabras de vida en vez de


contentaros de su vestimenta de sombra.‖
LOUIS CATTIAUX

En su obra Verschiedenes zum Unterricht (1791) nuestro autor explica que


Adán en el Paraíso ―poseía la lengua de luz por medio la cual podía
pronunciar el Nombre de la divinidad‖*(13). Cuando comió del fruto del
árbol, un fruto mezclado que contenía un principio bueno o incorruptible y
un principio malo y corruptible, fue expulsado del Paraíso. Esta lengua de
luz, una especie de ―idioma universal‖, degeneraría y se convertiría en los
70 idiomas de los que nos habla la Biblia: la letra Alef, símbolo de la
Unidad daría paso a la Ayin, símbolo de la multiplicidad, cuyo valor
numérico es 70. Esto queda reflejado en el hecho que Adán pierde sus
vestiduras de luz, —Or, escrito con Alef—, para cubrirse de vestiduras de
piel –Or escrito con Ayin—.
La historia del exilio adámico es harto similar a la de Lucius, el
protagonista de Las Metamorfosis o el asno de oro de Apuleyo, sólo que
muy pocos autores nos explican que, al igual que Lucius, nuestro primer
padre o lo que de él queda en nosotros, podría remediar su estado bestial
comiendo una rosa. Los humanos podemos regresar al estado de pureza de
Adán y Eva por medio de un medicamento. Este medicamento, la medicina
universalis alquímica, es lo que simboliza la famosa rosa de la rosa+cruz.
El camino que conduce a ella, un camino largo y lleno de dificultades, es la
cruz, como sugiere el famoso adagio per crucem ad rosam.
La relación entre la rosa o, mejor dicho, el olor de la rosa y el vestido
de luz, ya aparece en el Zohar*(14) cuando se hace referencia a la
bendición de Jacob por parte de su padre, Abraham. Recordemos que
cuando el protagonista del Asno de oro consigue por fin comer una rosa, le
es entregado un manto con el que cubrir su desnudez reencontrada. Se trata
del mismo símbolo que el del árbol de la vida, a propósito del cual El libro
de Henoch*(15) nos dice: ―[El Árbol de la Vida] exhala un olor por encima
de cualquier perfume, y sus hojas, sus flores y su madera no se secan
5

jamás, su fruto es hermoso y se parece a los racimos de la palmera‖. Este


árbol de vida es para nuestro autor una de ―las ocho felicidades químicas‖,
como veremos en este libro.
En más de una ocasión, von Eckartshausen nos recuerda a otro
hermetista, el enigmático Douzetemps, autor de una de las obras de
alquimia cristiana más importantes: El misterio de la Cruz*(16). Nuestro
autor escribe*(17) que ―el signo del adherido a la Luz‖ es la Cruz, que
define como ―el gran símbolo de la fuerza de disociación, de la separación
de lo puro y de lo impuro, de lo perfecto y lo imperfecto‖. Por su parte,
Douzetemps afirma que, ―la cruz es el carácter de los elegidos y la llave del
cielo‖, y que ―no hay puerta ni portal que ella no abra, es el disolvente
universal…‖*(18).
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*(13). Esta ―lengua‖ o ―idioma‖ de luz correspondería también al objetivo
final de la Masonería. No olvidemos que, como escribía Oswald Wirth,
―Alegóricamente la francmasonería aspiraba a remediar la confusión de los
idiomas que dispersó a los constructores de la torre de Babel‖.
*(14). Véase el Zohar, 142 b.
*(15). El libro de Henoch, Ed. Obelisco. Barcelona, 2003, pág. 42.
*(16). Douzetemps, Le Mystère de la Croix (1732), reed., Londres, 1859.
*(17). Véase el Exordio de este libro.
*(18). Douzetemps, Le Mystère de la Croix (1732), reed., Londres, 1859,
pág. 114.
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Von Eckartshausen, en sus Ensayos Químicos, llama también a la cruz


Mercurius Philosophorum, ―Mercurio de los Filósofos‖, y lo equipara al
Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola.
Esta Cruz recibe también el nombre de ―Rocío cocido‖ de los Sabios y es
―lo que permite purificar lo impuro y revivificar lo que está muerto‖*(19).
Como podemos leer en el Dictionnaire des Arts et des Sciences*(20), los
hermanos de la Rosa+Cruz recibían el nombre de ―Frères de la Rosée
cuite‖. Para nuestro autor, el arquetipo del alquimista es precisamente el
sacerdote. En La nube sobre el santuario*(21) escribe: ―Un sacerdote es un
separador de la naturaleza pura de la impura, un separador de la sustancia
que lo contiene todo, de la materia destructible que ocasiona el dolor y la
miseria. El sacrificio o lo que ha sido separado, consiste en el pan y en el
vino‖.
―Pan significa literalmente, la sustancia que lo contiene todo; y vino, la
sustancia que lo vivifica todo. Así, un sacerdote, según el orden de
Melquisedeq, es aquel que sabe separar la sustancia que lo contiene y
vivifica todo de la materia impura, y que la sabe emplear como verdadero
medio de reconciliación y reunión para la humanidad caída, a fin de
6

comunicarle la verdadera dignidad real o el poder sobre la naturaleza y la


dignidad sacerdotal o el poder de unirse por la Gracia a los mundos
superiores. En estas pocas palabras está contenido todo el misterio del
Sacerdocio de Dios y la labor que tiene como objetivo el sacedote.‖
Para nuestro autor, estos sacerdotes se han ido sucediendo en secreto
desde los tiempos bíblicos formando una cadena ininterrumpida. Son seres
capaces de recibir la luz y de transmitirla a aquellos que están preparados, y
que forman una iglesia interior única alejada del mundanal ruido y de los
cismas de las múltiples iglesias exteriores.
No se trata de una sociedad secreta, aunque sus miembros conozcan
mejor que nadie los símbolos y las iniciaciones; es una religión interior y
experimental que sólo se puede sentir y que es inexpresable con palabras
cuyo fin más elevado es la unión con aquel que dijo ―éste es mi cuerpo,
ésta es mi sangre‖. Es la alquimia cristiana cuyo símbolo por excelencia es
la cruz.
Ya Fulcanelli*(22) señaló que ―la cruz es el jeroglífico alquímico del
crisol (creuset)‖, al que se llamaba antiguamente (en francés) cruzoz,
crucible y croiset (según Ducange, en el latín de la decadencia, crucibulum,
―crisol‖, tenía por raíz crux, crucis, ―cruz‖). Para el alquimista cristiano, la
materia prima sufre una verdadera Pasión en el crisol donde muere para
resucitar después. Esto ha quedado en el imaginario colectivo en conocidos
refranes como ―llevar su cruz‖, ―sufrir un calvario‖ o ―pasar por el crisol de
la existencia‖, como también nos explica Fulcanelli. El verbo cruzar, que
también tiene el sentido de ―atravesar‖, es harto preciso para explicar lo
que venimos a hacer a este mundo*(23). Del verbo Laabor, que en hebreo
significa ―cruzar‖, ―atravesar‖, ―traspasar‖ se pueden extraer muchas
enseñanzas. De esta raíz proviene la palabra ―hebreo‖, que literalmente
significa ―el que ha dado el paso‖. Al patriarca Abraham se le llamaba ―el
hebreo‖ porque era descendiente de Eber, pero en realidad lo era porque
había dado este famoso paso. Las enseñanzas del autor de este Catecismo,
meditadas en lo más profundo de nuestro corazón, nos pueden ayudar a dar
el paso difícil.
Juli Peradejordi
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*(19). Véase La nube sobre el santuario, trad. de Joan Mateu Rotger, Ed.
Obelisco, Barcelona, 2004, pág. 97.
*(20). Véase Corneille, Thomas, Dictionnaire des Arts et des Sciences, 2
vols., París, Veuve Cignard, 1694.
*(21). Véase La nube sobre el santuario, trad. de Joan Mateu Rotger, Ed.
Obelisco, Barcelona, 2004, pág. 100.
*(22). Véase Fulcanelli, El misterio de las catedrales, trad. de J. Ferrer
Aleu, Ed. Plaza y Janés, Barcelona, 1967, pág 67.
7

*(23). Véase El Evangelio según Tomás, Ed. Obelisco, 3ª edición,


Barcelona, 2006, log. 42.
8

CAPÍTULO I

DE LA ADHESIÓN A LA LUZ

PREGUNTA: ¿Cuál es el primer capítulo de la auténtica


doctrina de la Luz?
RESPUESTA: La adhesión a la Luz y su conocimiento,
pues sin esta adhesión y este conocimiento es imposible
hacer actuar una fuerza y realizar o consumar una cosa.

P: ¿En qué debe creer y a qué adherirse cada hijo de


la Luz?
R: En lo que los hombres de la Luz han enseñado en
los 12 artículos de la comunidad auténtica de la Luz.
1) Me adhiero y creo en la fuerza creadora del fuego,
que hizo nacer al Cielo y la Tierra, o al Extensum*(4)
y al Concretum*(5), a lo que es volátil y a lo que es
fijo.
2) Me adhiero y creo también en una Luz*(6) producida
por esta fuerza del fuego, dueña del universo o
fuerza todopoderosa de la naturaleza.
3) Esta luz pura, que emana del fuego, fue recibida por
el espíritu más puro*(7) y nació de la forma más
pura.
4) Tuvo sin embargo que sufrir en el reino de lo
impuro*(8); fue disociada, mortificada y enterrada
bajo tierra.
5) Entonces la Luz descendió a lo más profundo de la
materia y, al cabo de tres épocas, o sea, al cabo de
tres reuniones de tres fuerzas espirituales con tres
formas purificadas, se volvió a alzar de nuevo viva.
6) Se realzó hasta la perfección suprema, como fuerza
de Luz brillante del fuego todopoderoso.
7) Y después de haber alcanzado esta perfección
suprema*(9), es capaz de dar vida a todo lo que está
muerto, y de perfeccionar aquello que era imperfecto.
9

8) Creo*(10) en el espíritu de la Luz que emana del


fuego y del calor, y lo conozco.
9) Me adhiero a la santa, universal y verdadera
comunidad de la Luz, asociación y unión de aquellos
que están capacitados para la Luz.
10) Me adhiero a la abolición de las enfermedades y de
la miseria.
11) Creo en la renovación de nuestro ser.
12) Creo en la felicidad suprema de la vida.

P: ¿En qué consiste el contenido principal de estos


artículos?
R: Para aquel que está capacitado para la Luz, consiste
en seguir las leyes de la Luz, que reconoce por medio de la
razón y que practica por medio de la voluntad; a saber, que
existe una sola fuerza universal, en una substancia y
esencia, y que, al mismo tiempo, ésta es triple en su
evolución*(11).

Es una fuerza de fuego en tanto que fuerza creadora;


es una fuerza de Luz en tanto que fuerza de unión y una
fuerza de espíritu que emana del fuego y de la luz, en tanto
que fuerza formadora de todas las cosas.
Este espíritu que emana del fuego, lo conduce todo a
su perfección por los medios ordenados para la suprema
perfección.
_________________________

*(4). Extensum, que alude a lo volátil, procede de extendere, ―extender‖,


―alargar‖, ―ensanchar‖, alusión al firmamento como ―extensión‖. Leemos
en Génesis I-6: ―Y Elohim dijo: Que haya un firmamento en el seno de las
aguas‖. La palabra que emplea el texto hebreo ―para firmamento‖ es Rakya
de verbo Raka, cuyo primer significado es pisar, pero que también quiere
decir ―extender‖, ―aplanar‖, ―laminar‖. Nuestro autor conoció los escritos
cabalistas cristianos del Renacimiento: Reuchlin, Knorr von Rosenroth,
Pico della Mirandola, etc. Su estudio le permitió desarrollar una
aritmosofía y una numerología particulares que serían retomadas por los
ocultistas. Véase Papus: La science des Nombres, Ed Chacornac, París,
1934, págs. 99 a 109.
*(5). Concretum, significa ―condensado‖, ―compacto‖; es la Tierra y lo
fijo. Para nuestro autor Cielo y Tierra son Extensum y Concretum, y todas
las pasiones humanas pueden clasificarse bajo las etiquetas de ―expansión‖
10

y ―contracción‖. La alegría, el amor o la esperanza pertenecen a la primera,


mientras que la tristeza, el odio o la cólera pertenecen a la segunda. En esto
coincide sorprendentemente con el Yin y el Yang de los orientales.
*(6). Eckartshausen nos dejó una personal versión del Credo. Véase Karl
von Eckartshausen Dios es el amor más puro, Ed. Obelisco, Barcelona,
1988.
*(7). Como dice El Mensaje Reencontrado ―La acción divina es
proporcional a la pureza de la criatura, que se adquiere por la mortificación,
es decir, por el agua de la gracia y por el fuego del amor‖. Véase Louis
Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, Ed. Sirio, Málaga, 1978, libro XXVIII,
27’.
En el contexto de la alquimia cristiana se trata de una alusión a la
virgen, la única capaz de recibir el influjo del Espíritu Santo y de dar a luz
un ser completamente puro: la Piedra.
En el Zohar (88ª) se enseña que hay que «lavarse las manos con gran
cantidad de agua». Es una alusión a la purificación previa y necesaria para
recibir.
*(8). Esta «forma más pura», la Piedra, ha de pasar por varios procesos en
este bajo mundo, uno de ellos, denominado «mortificación» hemos de
relacionarlo, como vimos en la nota anterior, con ―el agua de la gracia‖ y
con ―el fuego del amor‖. Podemos ver aquí una alegoría de Jesucristo que
desciende a los infiernos, padece mortificación, etc.
*(9). Véase Louis Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, Ed. Sirio, Málaga,
1978, libro XVIII-68’: «Nuestra virgen ha concebido bajo la mirada del
Altísimo y nos ha dado un hijo que ha vencido la muerte y que
perfeccionará a todos sus hermanos mutilados». En su Analogía del Ave,
verdadero Ave María alquímico, von Eckartshausen dirá a propósito de la
Virgen que «sólo a ti se une la Fuerza de Luz de todas las cosas» y luego la
definirá como «la forma virginal más pura».
*(10). Esta versión tan personal del Credo, más que modificarlo aspira a
ofrecernos una interpretación nueva. Este ―espíritu de la luz‖ es llamado en
otros lugares «energía ígnea».
*(11). Esta fuerza triple es para nuestro autor ―formada‖ y ―cohesionadora‖
de todas las cosas. Recordemos que para von Eckartshausen la materia no
es algo esencial, sino simplemente la concentración o concretización
―oscurecida‖ de algo esencial: Luz. En otros lugares de su obra nuestro
autor equipara la Luz con otros conceptos como ―Tradición‖, ―Iniciación‖ o
―Palabra Perdida‖.
11

CAPÍTULO II

DE LOS SIETE MEDIOS PARA OBTENER LA LUZ

PREGUNTA: ¿Cuál es el capítulo segundo de la doctrina


de la verdadera Comunidad de la Luz?
RESPUESTA: Son los siete medios para obtener la
Luz*(12), medios que la comunidad considera santos y
eminentes.

P: ¿Cómo es cada uno de estos medios?


R: Se trata de un acto visible a través del cual una
fuerza invisible realiza una perfección interior.

P: ¿Cuántos medios hay?


R: Siete, y existe una analogía entre ellos y los siete
sacramentos:
1) El bautismo en el agua y en la Luz.
2) La confirmación de la materia según el agua y la
Luz.
3) La purificación.
4) La recepción de la Luz de arriba en la esencia y
en la substancia.
5) La santificación y el perfeccionamiento del
objeto.
6) La unción de arriba*(13).
7) La asociación del fuego y la Luz en un cuerpo
perfecto.

P: ¿Qué es el bautismo en la Luz?


R: Es el primero y el más necesario de los medios de
asociación, gracias a él, la materia queda purificada por el
agua y por la palabra que actúa en el agua*(14), y se
reproduce en tanto que cuerpo nuevo y perfecto en el ser
de la Luz.

P: ¿Qué es la confirmación?
R: La confirmación según la Luz es un medio de
asociación por el cual, preparada como hemos dicho, la
12

materia se fortifica por la unción de la Luz y por el espíritu


que se encuentra allí, y se hace más capaz de perfección.

P: ¿Cuál es el cuarto medio de la asociación?


R: Es el medio gracias al cual el sacerdote de la
naturaleza, capacitado para la Luz, purifica la materia
receptora de la Luz y aparta él mismo todos los efectos de
la imperfección.

P: ¿Cuál es el quinto?
R: Es un medio de asociación gracias al cual la fuerza
pura de la Luz, en forma de aceite, se realza hasta la
perfección de las fuerzas curativas*(16).

P: ¿Cuál es el sexto?
R: El sexto es aquel gracias al cual la materia es
santificada y capacitada para la Luz por las siete fuerzas
que actúan.

P: ¿Cuál es el séptimo?
R: Es la asociación perfecta de la Luz con el fuego
gracias a un ser intermedio que emana de la Luz y del
fuego, y que realiza la más perfecta de las asociaciones.
__________________________

*(12). El camino consta de siete etapas que corresponden a los siete


planetas tradicionales, los siete colores de la gama, las siete notas musicales
o los siete chakras. Como nos explicará nuestro autor más adelante, existe
una correspondencia entre estos medios y los sacramentos. La relación
entre los sacramentos cristianos y los chakras ha sido comentada por varios
autores modernos. El bautismo, que de algún modo es la iniciación o el
ingreso en la vida espiritual, puede relacionarse con el primer chakra que
contiene la energía vital que, una vez despierta inicia su ascensión hasta el
séptimo. La eucaristía, rememoración de la Santa Cena, se relacionaría con
el segundo, llamado Swadhistana, que según la tradición tántrica
controlaría el sentido del gusto. La confirmación, que de algún modo viene
a fortalecer el bautismo, con el tercero, el chakra Manipura, situado en el
plexo solar y que controla la fuerza vital. El matrimonio, culminación del
amor y de la unión, correspondería al cuarto chakra, Anahata, el chakra del
corazón. La confesión se relacionaría con el quinto chakra, Vissudha,
situado a la altura de la garganta y considerado el centro del Verbo sagrado.
El sexto sacramento, el de la Ordenación, correspondería al sexto chakra, el
13

del entrecejo o ―Tercer Ojo‖, el Ajna chakra, que de algún modo también es
el ―sexto sentido‖, aquel que, al menos teóricamente, tiene aquel que ha
sido ―ordenado‖. El séptimo sacramento, finalmente, el de la
Extremaunción, previo a la muerte, se relacionaría con el séptimo chakra,
Sahasrara, considerado el centro psíquico de la unión divina. Curiosamente
en otras clasificaciones se considera séptimo sacramento al matrimonio,
pero esto no fue así hasta el siglo XVI, en el Concilio de Trento.
*(13). En otra de sus obras (Sobre los misterios más importantes de la
religión) von Eckartshausen hablará de esta unción diciéndonos que se
opera con ―un aceite de unción que renueva al hombre‖ y lo denominará
―Electrum, el elemento divino, el órgano o vehiculum del espíritu de Dios,
el vestido de oro de la hija del Rey‖. También lo llama Electrum y
Charmal. Esta última palabra es una deformación de Hashmal, el metal en
fusión que aparece en la famosa visión de Ezequiel y uno de los grandes
misterios de la cábala. Para nuestro autor el Charmal es ―la Luz sagrada‖.
*(14). Si alguien tiene aún dudas de que ―la palabra actúa en el agua‖ le
recomendamos encarecidamente que vea las fotografías de cristales de agua
realizadas por el investigador japonés Maseru Emoto. Véase El poder
curativo del agua, de Maseru Emoto y Jürgen Fliege.
*(15). La relación entre la Luz y el fuego y el agua y el vino no es nueva.
En algunas sociedades secretas, a la hora de brindar con vino se dice
precisamente ―fuego‖. Luz y fuego, pan y vino o carne y sangre se refieren
a un único y mismo misterio: la comunión. Como escribía Louis Cattiaux
(Véase El Mensaje Reencontrado, Ed. Sirio, Málaga, 1978, libro XXXVI,
27), ―sólo os queda encontrar al maravilloso Señor descendido del cielo,
que ha dicho: ―Comed, ésta es mi carne; bebed, ésta es mi sangre‖. O bien,
obtener de un sacerdote secreto de Dios la comunión de este prodigioso
Señor que salva de la muerte. ―Orden de Melquisedec‖. Como escribe
nuestro autor en La nube sobre el santuario, «Melquisedec fue primer
Sacerdote Rey, todos los verdaderos sacerdotes de Dios y de la naturaleza
descienden de él, y Jesucristo mismo se unió a él como sacerdote ―según el
Orden de Melquisedec‖.»
*(16). Esta Luz en forma de aceite es la que hace del ungido ―un rey
verdadero y un sacerdote de Dios: el Espíritu Santo actuará a través de él y
le enseñará todo‖ (Sobre los misterios más importantes de la religión, pág.
83).
14

CAPÍTULO III

DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA LUZ

PREGUNTA: ¿Cuál es el capítulo tercero de la


Comunidad de la Luz?
RESPUESTA: Los diez mandamientos de la Luz, a
propósito de los que está escrito “si quieres realizar algo,
realízalo por la ejecución de los mandamientos o de la ley”.

P: ¿Cuáles son los diez mandamientos de la ley?


R: Son los siguientes:

1) Hay una sola materia*(17).


2) Las propiedades de esta materia han de ser
utilizadas en orden.
3) La materia acaba su trabajo cotidiano en seis
acciones, ya que tres fuerzas producen tres
seres, y reposa en la séptima fuerza, plenitud de
sus acciones; esta fuerza sabbat de la luz*(18)
ha de ser santa para ti.
4) La Luz y el fuego, como elementos pasivo y
activo, han de inspirarte respeto; pues el fuego
es el elemento macho y la Luz el elemento
hembra. Son el padre y la madre de todas las
cosas.
5) No le quites a la Luz lo que vivifica, a fin de que
la materia, que ha de ser realzada, no muera.
6) No mezcles tu obra sacándola fuera del orden
establecido. Todas las cosas tienen sus
momentos y sus rotaciones. Tu deber consiste en
unir las fuerzas dispersas.
7) No le quites sus propiedades a la Luz y al fuego;
el deber del sabio es hacer que actúen
totalmente. Deja a cada uno lo que le pertenece.
8) No tomes por verdadera una falsa aparición; no
aceptes nada impuro o extranjero, incapaz de
absorber la Luz, no sea que el artificio te
produzca una falsa imagen.
15

9) El espíritu que emana de la Luz y del fuego no


desea ninguna cosa que aún esté ligada a las
otras y que no esté separada de ellas.
10) Por otra parte, este espíritu no desea
ninguna materia que le sea extraña y no se le
asemeje*(19).

P: ¿En que consiste el contenido principal de estas


leyes de la Luz?
R: En que la Luz ha de penetrar enteramente tu
materia o substancia, a fin de que el fuego esté totalmente
unido por la Luz y que el espíritu que emana de la Luz y del
fuego vivifique tu materia enteramente. Ésta es la primera
ley.
La segunda es similar a la primera. Has de tratar del
mismo modo la materia con la que trabajas, así como
cualquier otra esencia que quieras llevar a la perfección.
En estas dos condiciones principales se basa toda la
ciencia de la Luz y en ellas se apoyan todos sus adheridos.

P: ¿Cuáles son los mandamientos de la Comunidad de


la Luz que trabaja?
R: Son cinco:

1) Respeta los mandamientos de reposo en el


trabajo pues son sagrados. La Luz tiene sus
sabbats y el trabajador ha de santificar estas
fiestas.
2) Durante estas fiestas de Luz, consagra la
substancia del sacrificio santo; deja a lo puro
separarse de lo impuro, lo activo de lo inactivo, a
través del agua de la Luz.
3) Abstente en tu trabajo de todo lo que esté en
contra de la ley de la Luz, tanto en las fuerzas y
en los actos, como en las formas y las esencias de
las cosas; éstas son los cuatro cuatembros de la
Escuela de la Luz.
4) Al menos una vez al año, intenta hablar con un
amigo de los progresos que haces y trata de
descubrir qué te molesta, a fin de tener un sostén
16

en tu camino, que te conduzca hacia la


perfección.
5) Cuando te lo indique la razón, abstente de abrir tu
corazón a lo otros, así como de ligarte
prematuramente.

P: ¿Por qué hay que respetar los mandamientos de la


Comunidad de la Luz de los verdaderos conocedores?
R: Porque las leyes o condiciones de la Luz ordenan
que el hombre no obedezca únicamente a lo que es
necesario, al interior de la naturaleza, para alcanzar el
objetivo fijado, sino también a lo exterior de este objetivo;
en efecto, el cuarto mandamiento de la Luz supone estas
exigencias y cualquiera que no respete sus buenas
disposiciones y sus preceptos, será considerado como un
profano, un hombre carnal que ignora las leyes del espíritu.
_____________________________

*(17). Todos los alquimistas auténticos coinciden en que hay una sola
materia… Marco Antonio Crasellame escribía en La Luz surgiendo por sí
misma de las Tinieblas (III-5): «Sí, la materia es única, está en todas partes
y los pobres la pueden obtener al igual que los ricos. Es desconocida de
todo el mundo y todo el mundo la tiene ante los ojos, es despreciada como
el barro por el vulgo ignorante y se vende a precio vil, pero para el filósofo,
que conoce su valor, es preciosa». (Véase el texto completo de este
delicioso tratado en Barón de Tschoudy, La estrella flamígera, Ed.
Obelisco, Barcelona, 2005, Apéndice).
*(18). La expresión «Sabbat de la Luz» debe entenderse como «descanso
de la Luz». Más adelante nuestro autor nos explicará que «la Luz tiene sus
sabbats y el trabajador ha de santificar estas fiestas». La fiesta, como la
siesta, es un descanso. Como escribía Louis Cattiaux (Véase Louis
Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, Ed. Sirio, Málaga, 1978, libro III-16),
«El Sabio reposa en la plenitud de una única Luz» y «El loco se agota en el
vacío de las tinieblas múltiples».
*(19). Porque, como escriben todos los alquimistas, «lo puro no se une más
que a lo puro». Hablando del Mercurio de los Sabios, el discreto autor del
Salterio de Hermófilo (1974) declara que: «Separa la Luz de las tinieblas
que oscurecen a sus hermanos, esclavos de la impureza y, finalmente, es un
puro espíritu que atrae así todo lo que es puro».
17

Capítulo IV

Padrenuestro de los hijos de la luz

Pregunta: ¿Cuál es el capítulo cuarto de la Comunidad de la


Luz interior de los verdaderos conocedores de la
naturaleza?

Respuesta: El conocimiento de la analogía entre el sagrado


Padrenuestro adherente y el saludo angélico adherente con
la fuerza y con la forma naturales más puras.

Pregunta: ¿Cuál es esta analogía?


Respuesta:
1) Fuerza suprema de la Luz, tú que eres lo divino en la
naturaleza y que moras en lo más profundo de ésta
como lo haces en el cielo, santificados sean tus
atributos y tus preceptos.
2) Allí donde estás, todo es perfecto; que el reino de tu
conocimiento vaya a los tuyos.
3) Que nuestra única voluntad en nuestro trabajo seas
tú, Fuerza de Luz que actúas por ti misma. Así como
lo realizas todo en la naturaleza, realízalo también
todo en nuestro trabajo.
4) Danos el rocío del Cielo y la grasa de la Tierra, los
frutos del Sol y de la Luna que proceden del árbol de
la vida.
5) Perdónanos todos los errores que hemos cometido, al
no conocerte, en nuestro trabajo; por nuestra parte,
deseamos sacar del error a aquellos que han ofendido
nuestros principios; no nos abandones a nuestra
presunción y a nuestro propio saber, mas libéranos
de todo mal gracias a la consumación de tu obra.
Amén.
18

ANALOGÍA DEL AVE

¡Dios te salve, fuente pura del movimiento propio, forma


pura capaz de recibir la Luz!
Sólo a ti se une la fuerza de Luz de todas las cosas.
Entre todas las formas receptivas, eres la más bienaventurada,
y santo es el fruto que recibes, en el que están unidas la esencia de
la Luz y la substancia del calor.
Forma pura que engendraste al ser más perfecto, levántate
para volverte fuerza de luz para nosotros, ahora mientras
trabajamos y cuando acabemos la obra.

Pregunta: ¿Cuál es el contenido principal de todo el


Padrenuestro de los hijos de la Luz y su analogía en la
naturaleza?
Respuesta: Rezar por la suma de los bienes temporales y
espirituales, por la salvación del alma y de la vida, para obtener
de aquel que es la Fuerza de Luz suprema –lo divino de la
naturaleza- la gran obra de la naturaleza; rezar para que Dios los
guíe hacia la Sabiduría, los preserve de error en sus trabajos y les
enseñe a ser benévolos para con los hombres, sus hermanos, a fin
de que se realice lo que Dios prometió a los descendientes de
Abraham, Isaac y Jacob, y que se ejecute la alianza entre Dios y
los hombres.

P: ¿Por qué hay también una analogía entre los hijos de la Luz y
la salvación angélica?
R: A fin de admirar, no sólo la grandeza de Dios en la fuerza
todopoderosa de la naturaleza (hay una analogía entre ésta y
Cristo), sino también el esplendor de la forma virginal más pura,
cuya analogía es la Virgen María, a la que se unió una fuerza
superior a fin de producir lo más perfecto. Pues, del mismo modo
que el Espíritu Santo se unió a la Virgen María para producir al
hombre espiritual más perfecto, así, el espíritu más puro de la
naturaleza se une a la materia más pura para producir la forma
física más perfecta, el Redentor físico de la naturaleza, que trae la
19

perfección a los otros objetos físicos, el secreto de los Sabios. Por


ello, este arte no puede ser comprendido más que por aquel que se
adhiere a Cristo, y sólo las analogías de la religión nos arrastran
hacia el conocimiento supremo. La experiencia adquirida por los
hijos de la Luz los conduce, también por la analogía, al
conocimiento de los más altos misterios de la fe.

P: ¿No basta con que un hijo de la Luz sepa y conozca todo lo


que se le ha prescrito?
R: No. No basta, también ha de practicar y demostrar sus
conocimientos a través de sus obras. En esto se funda la ciencia
de la disociación de los hijos de la luz, ciencia que guarda una
analogía con la justicia cristiana.

CAPÍTULO V

LA CIENCIA DE LA SEPARACIÓN DE LA LUZ

PREGUNTA: ¿Cuál es el capítulo quinto de los hijos de la


Luz?
RESPUESTA: Se compone de dos partes. Por la gracia de
arriba, que es nuestro rocío, nuestra +, un adherido a la
Luz ha de purificar lo impuro y realizar el bien, pues el
conocimiento ha de estar de acuerdo con la ejecución. No
basta, para ser un conocedor de la Luz, con conocer el
Arte; también hay que practicarlo. La teoría y la práctica
han de estar de acuerdo. El saber por sí solo no justifica,
también es necesaria la práctica*[20]

____________
*[20]. Esta + o rocío cocido de los Sabios es lo que permite
purificar lo impuro y revivificar lo que está muerto. Véase
La Nube sobre el Santuario, trad. de Joan Mateu Rotger.
Ed. Obelisco, Barcelona, 2004, pág 97. No es suficiente el
20

conocimiento teórico de estos misterios, la práctica es


imprescindible.
____________

P: ¿Cuál es el mal que hay que evitar más en nuestra


ciencia de la Luz?
R: Aquel que podría privar al hombre del bien natural
supremo que es la más alta perfección de la naturaleza.

P: ¿Cuáles son los principales errores o pecados que


pueden cometerse en la operación?
R: Son aquellos actos que, tanto en lo que a la operación se
refiere como en la aplicación de este tesoro después de la
operación, son contrarios a los fines divinos, en especial los
siguientes.

1) El incremento demasiado grande del fuego.


2) La concentración demasiado fuerte.
3) El derroche.
4) La excesiva parsimonia de la materia.
5) La sobrecarga.
6) La inflamación.
7) El enfriamiento.

Está escrito, a propósito de estos pecados mortales que


matan el espíritu, que aquellos que los cometen no
alcanzarán nunca la perfección suprema de la naturaleza
física.

P: ¿Cuántas infracciones o pecados químicos contra el


espíritu de la naturaleza existen?
R: Cinco.
1) Fundarlo todo en este espíritu, presuntuosamente, sin
indulgencia y sin razón, y pecar contra su
misericordia.
2) Desesperarse pronto, cuando no se ven
inmediatamente sus efectos.
3) Oponerse al conocimiento de las verdades químicas.
4) Envidiar a sus hermanos por la gracia de la que
benefician.
21

5) Endurecerse de corazón contra las más salutíferas


exhortaciones.
6) Permanecer en la ignorancia.
Estas infracciones no tienen perdón, pues nunca podrán ser
compensadas en la obra.

P: ¿Cuáles son las infracciones que claman al cielo?


R: 1) Destruir deliberadamente la obra.
2) Profanar la obra.
3) Abusar de ella para oprimir a los hombres.
4) Quitarle al que participa en ella su salario.

P: ¿Cuáles son los pecados químicos extranjeros?


R. 1) Aconsejar a otros el error químico.
2) Incitar a otros al pecado.
3) Consentir el error en otros.
4) Alabar los errores de otros.
5) Callarse en presencia de los errores de otros.
6) Cerrar los ojos ante los errores de otros.
7) Participar en los errores de otros.
8) Defender esos mismos errores.

De este modo participamos en los errores de los demás


como si los cometiéramos nosotros mismos.

P: ¿No basta, una vez en posesión de la obra, con


abandonar el mal y evitar el pecado?
R: No. También hay que hacer el bien, pues Dios sólo
concede esta gracia a fin de que el hombre gratificado con
ella pueda traer los frutos maduros de la perfección. Ha de
llevar también una vida justa y piadosa ante Dios y ante los
hombres, y, honrar su alta vocación con sus buenas obras.

P: ¿Cuántas buenas obras hay?


R: Tres.
1) El sabio ha de tener su alma orientada siempre hacia
Dios y su sabiduría.
2) Ha de abstenerse de todo lo que no es divino y sabio.
3) Ha de poner remedio en todas partes a las
necesidades de los hombres, sus hermanos.
22

P: ¿De que sirven las buenas obras?


R: Las buenas obras sirven para hacer felices tanto al
individuo como al universo entero.

P: ¿Cuáles son las obras corporales de la misericordia que


puede realizar el Sabio cuando ha alcanzado la perfección
suprema de la naturaleza física?
R: 1) Puede dar de comer a los que padecen hambre.
2) Puede dar de beber a los sedientos.
3) Puede vestir a los que carecen de vestidos.
4) Puede cobijar a los extranjeros.
5) Puede curar a los enfermos.
6) Puede despertar la materia muerta.

P: ¿Cuáles son las obras espirituales que puede practicar


este mismo sabio?
R: 1) Puede castigar el pecado.
2) Puede informar a los ignorantes.
3) Puede aconsejar a aquellos que dudan.
4) Puede consolar a los que sufren.
5) Puede soportar con paciencia las injusticias.

P: ¿Cuáles son las ocho felicidades químicas?


R: Son las obtenidas por el goce y la posesión de la más
alta perfección de la naturaleza en tanto que bien natural
supremo, enseñadas por San Juan en el Apocalipsis según
la revelación del Señor:

1) A aquel que venza, le daré de comer el fruto del árbol


de la vida que se halla en el Paraíso de Dios. [Véase
Apocalipsis II-7].
2) Aquel que venza no padecerá la segunda muerte.
[Véase Apocalipsis II-11].
3) A aquel que venza, le daré de comer pan celeste
oculto y le daré una piedra blanca en la que está
escrito un nuevo nombre que nadie comprenderá,
excepto aquel que posea esta piedra. [Véase
Apocalipsis II-17].
4) A aquel que venza y que guarde mi obra hasta el
final, le daré poder sobre las naciones; conducirá a
los pueblos con la vara de hierro y los romperá como
23

vasos de arcilla. Poseerá lo que yo he heredado del


Padre, y le daré una estrella de la mañana. [Véanse
Apocalipsis II-27 y XIX-15, y Apocalipsis II-28].
5) Aquel que venza será vestido de blanco y nunca
borraré su nombre del libro de la vida, y lo confesaré
públicamente, ante mi padre y ante los ángeles.
[Véase Apocalipsis III-5].
6) Aquel que venza será una columna en el templo de
Dios, e inscribiré sobre él el nombre de Dios y el
nombre de la ciudad santa que es la Nueva Jerusalén
que desciende del Cielo, y conocerá mi nuevo
nombre. [Véase Apocalipsis III-12].
7) Dejaré que aquel que venza se siente en mi trono, así
como yo estoy sentado en el trono de mi padre por
haber vencido. [Véase Apocalipsis III-21].
8) Por derecho de sucesión el vencedor obtendrá todo lo
que desee y anhele de mí; seré Dios y será mi hijo.

P: ¿Cuáles son los consejos evangélicos o celestes, en este


Arte?
R: Son tres:
1) Ser pobre en la riqueza*[29].
____________
*[29]. Véase Louis Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, Ed. Sirio,
Málaga, 1978, libro III-13: “Quien permanece pobre en Dios puede
poseer el mundo sin peligro de muerte”, X-57: “En el mundo podemos
ser ricos en dones sin peligro si permanecemos pobres en espíritu
ante Dios” y libro XXXV-37: “Los hijos de Dios no poseen nada en este
mundo perecedero, porque su reino está en el Sol bienamado”.
____________

2) Ser abstinente cuando se puede gozar de todo*[30].

____________
*[30]. Véase Louis Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, Ed. Sirio,
Málaga, 1978, libro XII-27: “Intentemos adquirir el desapego de las
formas temporales, a fin de alcanzar el conocimiento de adentro, que
nos hará gozar plenamente de la vida oculta”.
____________

3) Ser obediente cuando se puede mandar*[31].


24

____________
*[31]. Véase Louis Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, Ed. Sirio,
Málaga, 1978, libro X-IV-61: “El poder de Dios únicamente puede ser
concedido a aquel que ha renunciado a toda demostración, a toda
competición, a toda aprobación, a toda posesión y a toda venganza, es
decir, a aquel que ha renunciado a sí mismo”.
____________

P: ¿ Cuáles son las cuatro últimas cosas?


R: 1) La muerte, en tanto que mortificación de la
materia.
2) El juicio o la disociación
3) de lo celeste y vivo
4) con lo terrestre y muerto.

Piensa hombre, en estas cuatro últimas cosas durante tu


trabajo, y no fracasarás en la obra.
En el imán se unen la fuerza más sutil y la materia
más grosera.
La fuerza divisible está emparentada con el punto
indivisible.

EXPERIMENTO

El imán puede descomponerse en los trozos que se quiera,


estos trozos conservarán los mismos polos.
Lo que se manifiesta en las partes exteriores en el
caso del imán, parece ocurrir de un modo imperceptible en
todos los cuerpos. Sin duda alguna, todo poseen puntos y
polos de fuerza con los que se unen a cuerpos semejantes
o se separan de cuerpos diferentes.
Según el principio básico Principium Infinitorum
similum, la estructura del universo entero, en lo mayor y en
lo menor que pueda contener, parece ser coherente y estar
regida por relaciones magnéticas; así, estas relaciones
asocian lo más sutil con lo más grosero, y lo más grosero
con lo más sutil, según un orden coherente. La igualdad o
la desigualdad se derivan de un recipiente único que es la
fuerza.
25

PROBLEMAS

¿Cómo puede dividirse una magnitud en innumerables


magnitudes de manera que, de la menor a la mayor, exista
siempre una relación semejante?
O también, ¿cómo hacer para que unas series y
potencias innumerables de números se sigan unas a otras,
guardando una dependencia constante, de manera que, en
el infinito, subsista una relación similar?
O también, ¿cómo puede ser enlazada la fuerza interior
a la exterior a fin de que la forma oculta se vuelva hacia el
exterior? Dado que en los espejos parabólicos el foco se
sitúa entre las tangentes y las secantes, ¿no sería necesario
ajustar las tangentes con las secantes si quiere alcanzarse
el punto más interior con la forma exterior según ángulos
iguales?
¿Sería posible hacer que se reunieran en cierto lugar
en el espacio los puntos armónicos?
¿Qué significa “hacer la cuadratura del círculo”?
¿No sería contrario a la naturaleza de las cosas
imaginar que “hacer la cuadratura del círculo” significa que
se quiere expresar un círculo a través de un cuadrado?
“Hacer la cuadratura del círculo”, ¿no significaría esto
agotar un espacio cíclico con números racionales de tal
modo que, desde el menor al mayor, subsista una relación
precisa?
¿Cómo hallar al raíz y el área de cada cuadrado
irracional?
¿Y la verdadera proporción de las líneas laterales y
perpendiculares?
¿Cómo averiguar, a partir del contenido racional de un
triángulo equilátero (sin conocer previamente la línea del
cuadrado de éste), cuántos pies o fragmentos contiene el
cuadrado del triángulo?
¿Qué entendían, de hecho, los antiguos, por
“cuadratura” y por Arithmética novenaria?
¿Qué descubrimientos realizaría el mundo se la
Arithmética novenaria estuviera asociada a la cuadratura?
¿No reina el Principium conscientiae, en metafísica y
teología, el Principium unitatis?
26

Con la ayuda de estos dos principios, ¿no podrían


captarse y hacerse permanentes lo efímero y lo pasajero?
¿No es una ley eterna que lo espiritual halle su
subsistencia en lo corporal y que esté encerrado en un
espacio corporal?
¿No es esta “corporeidad” algo que podría ser
expresado por la palabra “espacio”, una forma corporal en
cuyo interior actúa lo espiritual?
¿No existen tres principios básicos que actúan bajo la
forma de siete fuerzas?
¿No son estos tres principios básicos tres fuentes de
automoción provocadas por las siete formas en el interior
de una misma concepción, constituyendo las tres primeras
formas el primer principio, la cuarta y la quinta el segundo,
y la sexta y la séptima el tercero?
Al considerar el universo, mantenido tan
inmutablemente, el ser razonable ha de concluir que existe
un lazo eterno e indisoluble con la divinidad que lo
mantiene todo conjuntamente. Sin embargo, también nos
encontramos en nuestro mundo material con lo frágil o
efímero, y en lo efímero con lo perecedero.
El hombre puede comprender todo esto; pero para
llegar a esta comprensión, es necesario que algo se la haga
posible. Este algo es la Luz interior o alma; por otra parte
lo que lo hace todo visible es la luz exterior.
Mientras el hombre no haya nacido de Dios, o sea,
mientras considere las cosas en su espíritu natural y no en
el espíritu divino, este alma de la que hablamos le será
desconocida, en tanto que Luz.
Cuando comience a considerar a Dios como nosotros,
verá que Dios está más allá de todo espacio y de todo
tiempo, de todo lugar y de todo movimiento y que, sin
embargo, ha de haber algo en Dios que se mueve, que
ordena el espacio y el tiempo, el lugar y todas las otras
cosas.
Este “algo” es la Palabra, la Sabiduría y el Esplendor
de Dios, y esta palabra no es una esencia ideal, sino algo
corporal, a través de lo cual lo divino y lo humano en su
forma más pura, lo suprasensible y lo sensible, lo espiritual
y lo físico actúan conjuntamente:
-sobre la receptividad humana para con lo divino;
27

-sobre la capacidad de elevación del hombre carnal


hasta lo suprasensible;
-sobre la capacidad de magnificación de la materia,
hasta trasformarse en espiritual.
28

EXHORDIO

PREGUNTA: ¿Quién eres?


RESPUESTA: Soy un hombre que conoce la Luz y se adhiere a
ésta*(1).

P: ¿Quién es un hombre así?


R: Es aquel que, después de haber reconocido la luz, iluminado por
ésta, se le adhiere totalmente; es aquel que sabe y que practica todo lo que
la antiquísima y auténtica comunidad de la Luz*(2) ha sabido y practicado
siempre, esté o no escrito en el Libro de la Luz.

P: ¿Por qué signo se reconoce a un adherido de la Luz?


R: Se le reconoce en que sabe reconocer el signo de la cruz en la
naturaleza*(3), el gran símbolo de la fuerza de la disociación, de la
separación de lo puro de lo impuro, de lo perfecto de lo imperfecto; en que
evita todo trabajo no auténtico, así como los errores que rechazan
unánimemente los verdaderos maestros de la auténtica Comunidad de la
Luz.

P: ¿Cómo se designa un adherido a la Luz?


R: Se designa con el gran signo de la gran cruz de la naturaleza (+),
con el signo de la gran fuerza de disociación. Todo lo que dice o emprende
lo hace en el nombre o según los atributos del fuego, de la luz y del
espíritu, y así lo conduce todo hacia su Amén, o sea, hacia su consumación.

P: ¿Cuántos capítulos hay, y ha de conocer cada adherido a la Luz, en


la comunidad auténtica de la Luz?
R: Hay cinco. El primero de ellos se refiere a la verdadera convicción y
a la fe, o sea, la adhesión a la luz. El segundo, a los siete medios para
obtener la luz; el tercero, a los diez mandamientos de la luz. El cuarto, al
conocimiento de la fuerza creadora que actúa, y de la forma pura que
recibe. El quinto a la ciencia de la separación de la luz.
__________________________

*(1). A la pregunta metafísica por excelencia ―¿Quién eres?‖, nuestro autor


ofrece una curiosa respuesta: es alguien que ha conocido la Luz y se ha
―adherido‖ a ella. Aparentemente esto no quiere decir nada, pero de alguna
manera lo que se nos está sugiriendo es que para descubrir quiénes somos
hemos de adherir a la Luz. Si carecemos de ella, si no estamos unidos a
ella, somos incapaces en nuestra oscuridad de darnos cuenta de cuál es
29

nuestra esencia y, por ende, de saber quiénes somos. Cuál es esta Luz lo
podremos deducir de las últimas palabras de este tratadillo: nuestra propia
alma.

*(2). Respecto a la Comunidad de la Luz, recomendamos encarecidamente


la lectura de la obrita del conde Lopoukine. La Iglesia Interior. El hombre
es un ser exiliado cuya verdadera patria es la Luz. Recordemos que para
nuestro autor ―la luz física percibida por el hombre no es la verdadera Luz,
sino únicamente un símbolo de nuestra patria celeste‖. En La nube sobre el
santuario von Eckartshausen nos proporciona interesantes informaciones
sobre la Comunidad de la Luz. Véase la edición de Ed. Obelisco págs 36,
38 y 47.

*(3).Como buen alquimista cristiano Eckartshausen reconoce en la cruz un


gran símbolo. Para los alquimistas la cruz representaba tanto el crisol como
el vinagre, sin duda apoyándose en el parecido fonético entre croix, ―cruz‖
y creuset, ―crisol‖. La relación con el vinagre posiblemente se deba a que a
Jesús le dieron a beber vinagre cuando estaba en la cruz (Véase Juan XIX-
29). Para profundizar en el simbolismo de la Cruz, recomendamos
encarecidamente el estudio de El misterio de la Cruz.

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