EL CLAVO Y LA CASA

Cuenta un viejo relato que un hombre necesitaba vender su casa. Peda por ella la suma de diez mil dlares. Cierto da se acerc una persona que se mostr muy interesada en la propiedad, aunque no tena todo ese dinero. Si me la da por la mitad de ese precio dijo el comprador, haremos el negocio. Tiene que mejorar su oferta respondi el vendedor, porque est muy baja. Tiene usted una oferta mejor que la ma?

No la tena. Y necesitaba el dinero. Pero saba que la casa vala mucho ms. Entonces ide un plan.

Muy bien, se la vender a ese precio solo con una condicin. Usted ser dueo de toda la casa, excepto de esta porcin y seal con el dedo un espacio en la pared donde estaba un clavo. Yo mantendr la propiedad de este clavo.

Al comprador le pareci bueno el acuerdo y compr la casa. Despus de todo, haba logrado adquirirla por la mitad de su valor. Aos ms tarde el hombre que vendi la propiedad regres y le pidi al nuevo dueo que se la vendiera, pero ste se neg. Entonces el hombre se fue, pero al poco rato regres con el cadver de un perro y lo colg del clavo que le perteneca. En poco tiempo el olor nauseabundo del perro muerto impregn toda la casa y la familia se vio forzada a venderla al antiguo dueo.

La moraleja? Si le permites al diablo que posea un rincn de tu vida, por pequeo que sea, colgar all su inmundicia y en menos tiempo del que imaginas establecer en ella su morada. A menos que le impidas totalmente la entrada, contaminar tu vida de tal manera que ya no podr ser templo del Espritu Santo.

La clave para que esto no te suceda se encuentra en las Escrituras, pues en ellas se te promete que si te colocas en las manos de Dios y resistes, el diablo huir de ti (Sant. 4:7). Pero todo comienza al no darle ninguna oportunidad al enemigo (ver Efe. 4:27). Como bien lo dijo el escritor Matthew Henry: No te acerques al rbol prohibido, a menos que quieras comer del fruto prohibido!. Pero quin quiere comer de un fruto envenenado que causa la muerte eterna?

Padre celestial, aydame a mantenerme lejos del fruto prohibido del pecado