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Tres escritos.

El delgado aire de esta noche es apenas un vientecillo, un ro de agua transparente que hilvana sobre la piel de cada cuerpo los sueos que nos unen. A esta hora, las almas brillan, se estremecen, se sonrojan, cada encuentro estalla en silencio y siembra una estrella en el profundo cielo. Yo no s qu pueda comprender mirndolo desde aqu abajo; es tan grande este misterio para tan corta inteligencia... Por ahora me basta con permanecer sentado aqu afuera, mirando los hilos del viento llevarse parte de mi hacia le gente que amo y est lejos. De cuando en cuando la madeja de la vida vuelve a enredarse entre las hbiles manos de la paciente y sabia hilandera. ----------------------------------------------------Las palabras no dichas, las palabras detenidas al borde de los labios, las que se tornan respiracin improvisada por temor o por cansancio o porque simplemente se comprende que ya no tiene caso decir ms... El silencio es una semilla antes de ser la flor que guarda tras de s la vida entera de quien brota para ser regalo y entrega. Su semilla vive en m, en ti, en todos. Cuando ya no me veas, cuando dejes de leerme, cuando no aparezca ms mi paso por la brecha del tiempo y de la vida, seguro estar con las semillas practicando las mil formas en que florecer cuando reviva. ----------------------------------------------------------------Descifrar el silencio, ponerle voz a la luz con que miras, ir tejiendo sobre la piel la caricia, la tibieza de tu mano que vuela lento mientras me devuelve la vida cada da. Encontrar el color de la voz que pronuncia las cosas e ilumina los das... Mucho por hacer. No claudico, no abandono, sigo empecinado en mantener el camino de mi vida a lado tuyo, mujer. No me rindo. Es tanto lo que no puedo, que decido mantenerme a lado tuyo para estar cuando haga falta, para ser, desde entonces, suma de silencio, de luz de color y de tibieza.

David v. Durn

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