En esta vida todo es cuestin de poner ganas.

Hay cosas en ciertos mbitos de nuestra vida que al principio parecen fciles, naturales, y as es como fluyen, discurren durante aos. Pero pasada aquella primera etapa de sper motivacin, el pasar del tiempo en la evolucin natural de cualquier cosa, conseguir dominarla hasta el punto que pueda llegar a aburrirnos e incluso a presentarse como una tarea pesada y difcil; es muy probable que nos cree una extraa sensacin, entre confusin e incertidumbre y buscar una respuesta a la pregunta: qu es lo que queda entonces? sea inevitable. Supongo que quedan las ganas de continuar aquello que empezamos, lo que un da nos pareci atractivo y divertido puede seguir sindolo si se pone una poco de imaginacin, pero sobre todo ganas. As como el propietario continua yendo al mismo restaurante que vio nacer; as como el matre continua en la misma sala viendo al cliente envejecer; como el cliente visita el mismo restaurante despus de 30 aos sin tener ninguna necesidad de hacerlo, solo porque le gusta comer o cenar en el mismo local, simplemente porque tiene ganas de volver. Llegado un punto, en que la inercia juega un papel importante en el transcurso de una vida. Como el cocinero sigue cocinando los mismos platos que antao tuvo que aprender, ms tarde pensar, probar y experimentar, buscando la perfeccin o simplemente mejorar sus elaboraciones, porque hace aos que dio con la base del plato. Pues es muy posible que todos y cada uno: el restaurador, el matre, el cocinero y el cliente hayan atravesado ese momento tan duro de confusin e incertidumbre en el que parece que se haya tocado techo, cuando el aburrimiento pretende hacerse un mayor hueco en nuestra vida. Cuando la pregunta inevitablemente aparece: Qu es lo que queda entonces? A todos y a cada uno de ellos les quedan las ganas; al restaurador, porque cada da regresa a un lugar en el que siente como en casa. Al matre, porque siente que trabaja rodeado de amigos y conocidos; al cliente, porque le gusta comer y cenar bien; y al cocinero, porque no se cansa de jugar con las posibilidades infinitas de cada plato, de probar y experimentar... Porque si no fuera por las ganas de continuar poniendo ilusin en lo que hacemos cada da, podramos perdernos navegando a la deriva entre los mares de la confusin y la incertidumbre, buscando el porqu a una pregunta que podra plantearse sin sentido y no tener respuesta.