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TRANSEXUALIDAD Y TRANSGENERO

Transexualidad y transgénero son conceptos y realidades diferentes


aunque existan puntos de confluencia.
Contrariamente a lo que algunos historiadores y filósofos
contemporáneos han pretendido hacer creer a la opinión pública, la
transexualidad no es un fenómeno aparecido en el siglo XX. Sin
duda los avances acaecidos a finales del segundo milenio, no sólo en el
campo de la medicina, sino en el terreno de las ideas y las costumbres,
han facilitado y acelerado su visibilidad. Los medios de comunicación
y algunas manifestaciones artísticas, especialmente el cine, han
contribuido notablemente a la difusión pública de la transexualidad;
pero existen sobradas pruebas de que al menos la permutación de los roles de género
entre sexos y la asunción pública del nuevo género surgieron a la par que la especie
humana misma.

La transexualidad es la disonancia entre el cuerpo morfológico y sexo sentido o psicosocial.


Aunque a día de hoy los múltiples ensayos y estudios realizados por la medicina para
encontrar causas genéticas, cromosómicas, cerebrales, etc no son concluyentes, no se debe
descartar que existan. Lo que si es un denominador común entre las personas transexuales,
ya sean de cualquier lugar del mundo, cultura, civilización, extracto social, etc, es el
“sentimiento innato” de percibirse y de ser percibido como hombre o mujer, teniendo como
referente los distintos arquetipos que se le confieren a los roles de género dependiendo de la
cultura o lugar donde se produzca.

La necesidad de encontrar el equilibrio entre psique y cuerpo pasa por tratamientos


hormonales e intervenciones quirúrgicas para adecuar el cuerpo al fenotipo sentido. La
entelequia, el pensamiento, la cultura, nada tienen que ver, se puede no saber leer ni escribir o
ser de una tribu indígena (ver evolución histórica de la transexualidad de Andrea Planelles,
casos de transexualismo en antiguas tribus del mediterráneo, indias, oceánicas, africanas y
paleo-asiáticas); cuando se da en una persona el transexualismo, el individuo se comporta, se
percibe y desea ser percibido de acuerdo al sexo con el que se identifica.
Por lo que se puede afirmar que “la transexualidad no es un pensamiento elevado a
ideología”. Es una realidad que obedece a sentimientos innatos y que posiblemente tenga
causas “naturales”.

Cuando la sociedad marca categorías sexuales o identidades de género “estancas”, la


transexualidad pone en cuestión dicha rigidez y pone de manifiesto el continuo que existe en
las identidades y conductas sexuales. Esto se puede interpretar como que la transexualidad es
transgresora, y así es, pero no olvidemos que esto es un efecto y no la causa; se es transexual
no para transgredir ninguna norma. Las personas transexuales son transgéneros porque no
se identifican con el género que se les asigna al nacer. Pero no todas las personas
transgénero son transexuales.

La diferencia entre transexualidad y transgénero estriba en que la primera se dá forma


“natural” e involuntaria sin que intervengan pensamientos o procesos ideológicos y la
segunda es el resultado de una teorización del pensamiento y una posición ideológica que
rechaza las categorías sexuales y los roles de género (hombre o mujer).
Las personas transgénero pueden identificarse como heterosexuales, homosexuales,
bisexuales, pansexuales, polisexuales o asexuales. La definición exacta de transgénero
continua sin estar fijada, pero fundamentalmente las personas que así se denominan se
caracterizan: por no sentir la necesidad de adecuar su físico, y descartan todo tratamiento
hormonal e intervenciones quirúrgicas.
Aunque muchas personas se identifican simplemente como transgénero, la identidad
transgénero incluye múltiples categorías que se solapan. Estas incluyen la transexualidad, el
travestismo, la androginía, lo genderqueer, el cross-dressing y gente que vive cruzando
géneros como drag kings; y drag queens.
Todas las identidades de género y sexuales descritas anteriormente no se ajustan a los roles de
género y categorías sexuales “normativizadas”, eso principalmente es lo que nos une, pero a
diferencia de todas la transexualidad pone en cuestión los comportamientos normativizados,
sin que ello suponga un rechazo de las identidades hombre/mujer.

Mar Cambrollé

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