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El Ecuador está viviendo sucesos contradictorios, un presidente que se autodenomina
revolucionario, que maneja una retórica que parece ser en discurso revolucionaria, pero en la
práctica es reformista y contraria a los movimientos de liberación, adornada con la canción de
Carlos Puebla en homenaje el revolucionario heroico, pero distante del pensamiento y el
testamento político revolucionario del Che.
El país está en manos de los ex asesores de la derecha recalcitrante y podrida, como los Vinicio
Alvarado, los Alexis Mera, la primera arremetida no se da contra los explotadores de siempre,
ni contra los dueños del poder económico y político en el Ecuador, por el contrario se da
contra los explotados, contra los trabajadores, como que estos fueran responsables de la crisis
económica que vive el país y para justificarlo golpea a los sindicatos en lugar de fortalecerlos y
depurarlos, sin entender este socialista del siglo XXI (hasta esto es una farsa no existe sino el
socialismo para el siglo XXI, es decir para estos tiempos) que sindicato es escuela de socialismo
como alguna vez lo dijera Marx.
En sus manos estuvo todo el poder para agilizar el cambio de estructuras, no es fácil pero tenía
un buen punto de partida, por el contrario no nacionalizó ninguna empresa, y entregó la
telefonía celular en las manos del hombre más rico del planeta (portacelular). Su partido
conformado por aquellos que inclusive en los grupos más reaccionarios no encontraron
espacio porque los animaba intereses mezquinos y deshonestos colindantes con la desfachatez
y el descaro, lo consiguieron y se fortalecieron en el partido de gobierno “La Alianza país”.
Rafael Correa es contra revolucionario, reaccionario y reformista, es para América Latina, lo
que Mijail Gorvachov para la Unión Soviética, creo que está ahí para terminar con el proceso
de cambio que se vive hoy, proceso de cambio que es ya incontenible. Este tipo de agentes
deben ser desenmascarados a tiempo, que no se tomen ni las frases, ni la música que
reclamamos como nuestras, por herencia y por honor, que aquel que a viva voz dice no ser
comunista y se ufana de ello, no tiene porque parafrasear a nuestros camaradas, porque su
pensamiento es nuestro, pertenece al pueblo, es nuestra herencia, son nuestras únicas armas,
más poderosas que los arrebatos de este niño mimado y vanidoso, más poderosas que
cualquier arma nuclear.
No queremos oír un falso hasta la victoria siempre, que fue la frase de despedida del
comandante al irse de Cuba heroica y revolucionaria, porque en él, es algo así como una
cantinflada, además es incapaz de completarla, porque sus convicciones de pequeño burgués
se lo impiden, los revolucionarios verdaderos deben decir hasta la victoria siempre, patria o
muerte, socialismo o muerte, venceremos.