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E l hombre y la muerte o tro es el sentido de la m isteriosa frase de Hegel: La liber tad, es decir el crimen.

A travs de esta inmensa brecha de barbarie, a la que la hum anidad se ha visto abocada y en la que an se encuentra, donde el sagrado valor de la individualidad slo est reserva do para el propio individuo o para los de su grupo, y donde el resto ni siquiera es considerado como una hum anidad in determ inada, sino como hedionda animalidad, y tanto ms hedionda cuanto que se pretende hum ana, la especie se en cuentra dividida en enormes fragmentos. Hoy en da el hom bre, con el arm a atmica, es capaz de destruir a la especie hum ana, y ningn freno especfico puede asegurarnos que no lo haga algn da.

El riesgo de muerte El homicidio, en la medida en que acompaa toda lucha muerte, en la medida en que est implcito en toda guerra, igualmente implica el riesgo de muerte. Para m atar, es preceso arriesgarse a ser muerto. El riesgo de m uerte es la paradoja suprem a del hom bre ante la m uerte, puesto que contradice total y radicalmente el h o rro r a aqulla. Y no obstante, en igual medida que este horror, el riesgo de m uerte es una constante fundamental. En lo que a la guerra se refiere, puede realm ente hablar se de riesgo de m uerte? La m uerte a la que se est expuesto en el campo de batalla, no es m s bien una m uerte ciega m ente soportada a causa de la ceguera que ante la m uerte provoca la recuperacin del individuo por su grupo o la exaltacin animal del combate? Las cosas se nos m uestran muy complejas y slo podremos tra ta r realm ente de com prenderlas cuando hayamos abordado la paradoja de la so ciedad con respecto a la muerte. No obstante podemos afir m ar que la carrera gregaria al combate (a la m uerte) implica el fracaso de los instintos de proteccin individual (que como hemos visto son especficos). Decadencia de la especie, luego humanidad. Pero de hecho estos instintos estn presentes tanto en el ataque como en la defensa. Simplemente han sido
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