You are on page 1of 6

MONOGRÁFICO

Una educación diferente


¿Escuelas libres, radicales, alternativas? ¿no-escuelas? ¿escuelas, a secas?
El autor intenta desmontar los reduccionismos y olvidos que han rodeado
estas propuestas innovadoras y muestra lo que ha aprendido de ellas.
Sobre todo, de su modelo más holístico e integrado que invita al niño
y a la niña a conocerse a sí mismos.

José Contreras Domingo*

–“¿Escuelas alternativas? ¡Ah, sí! Sum-


merhill. ¡Aquellos años! Pero, ¿todavía
existe?”.
Ésta suele ser más o menos la tónica
de los comentarios cuando se menciona
la escuela alternativa. Parece cosa del pa-
sado, del hippismo y de mayo del 68,
con una figura emblemática que todo el
mundo recuerda con una cierta nostal-
gia teñida de irrealidad, de cuando soñá-
bamos un mundo imposible. Es algo así
como “¡quién fuera libre!”. Pero rápida-
mente se ponen los pies en la tierra y se
piensa que eso ya no tiene que ver con
nuestro mundo.
Sin embargo, esta visión refleja un
conjunto de reduccionismos, desconoci-
mientos, además de olvidos, cuando no
pretendidos ocultamientos, que han re-
legado a las sombras, dentro del mundo
de la pedagogía y la educación, a todas
aquellas numerosas, ricas y variadas ex-
periencias de educación y escuela, que se
salen del modelo convencional de escola-
ridad. Para empezar, en nuestra imagen
de escuelas alternativas sólo figura Sum-
merhill, pero como podremos compro-
bar a lo largo de este número, no sólo hay
muchas más, algunas con una larga tra-
Xan López Domínguez.
yectoria, sino que siempre han existido y

12 | CUADERNOS DE PEDAGOGÍA N.º 341 MONOGRÁFICO N.º IDENTIFICADOR: 341.001


MONOGRÁFICO

han sido algo consustancial a la propia cación, el control y la imposición de los una época en la que el movimiento de la
escolaridad: junto con el modelo conven- adultos sobre los niños, los espacios, los Escuela Nueva buscaba precisamente re-
cional que reconocemos ahora como tí- tiempos, etc. Aunque hay quienes pien- novar la escuela a partir de las prácticas
picamente “escuela”, siempre ha habido san que son escuelas a secas, porque es que se consideraban adecuadas para el
(dependiendo de épocas y países, con esto lo que deberían ser las escuelas, to- crecimiento de la infancia. Barcelona y
mayor o menor extensión, reconocimien- das las escuelas. Madrid impulsaron en las escuelas mu-
to y posibilidad de existencia) otras for- nicipales experiencias inspiradas en esos
mas de escuela y educación. Y lo que para principios y hubo otras experiencias de
muchos resultará probablemente más Una larga historia escuelas que hoy hubiéramos llamado
sorprendente: siempre ha existido y con- alternativas, como L’Escola del Mar. Algo
tinúa existiendo una literatura y difusión Si bien históricamente nos hemos en- más tarde, en 1935, cuando Freinet tuvo
de estas experiencias, con importantes contrado con un modelo escolar consoli- que crear su propia escuela, en Vence, al
elaboraciones teóricas sobre educación dado que ha copado siempre todo el sig- ser expulsado de la enseñanza pública,
fundamentadas en estas prácticas. Pero nificado de la palabra escuela, lo cierto creó una auténtica escuela alternativa
misteriosamente, a diferencia de lo que es que en muchas épocas y lugares se (puede verse la publicidad que hizo Frei-
pasaba hace 30 años, han dejado de cir- han dado formas diferentes de educa- net de ésta para captar alumnado, reco-
cular por la pedagogía, digámosle “no ción y espacios distintos para el creci- gida en Peyronie, 2001).
alternativa”, por lo que ahora, a diferencia miento y el aprendizaje de la infancia. Lo Y, efectivamente, Summerhill, en 1924,
de otras épocas, ya no son un referente que ocurre es que la historia convencio- en la actualidad dirigida por la hija de
para repensar la educación y las escuelas, nal de la educación y la escuela suele ser Neill, Zoe Readhead. Ésta es la conocida.
un acicate para transformar la educación la historia de la educación y la escuela Pero también funcionaban en Inglaterra,
en direcciones iluminadas por la experien- convencionales. De tal manera que nor- Dartington Hall, creada en 1926, que
cia y el pensamiento de quienes mues- malmente se presentan estas experien- sobrevivió hasta 1987, y algunas otras
tran otros caminos. cias “alternativas” como desvíos margi- “escuelas progresivas” (Skidelsky, 1972).
Uno de los problemas con los que nos nales y temporales de un único camino Pero la difusión de la experiencia de la
encontramos al referirnos a estas escue- conducente a un único modelo. escuela y de su perspectiva sobre la in-
las reside ya en su propia denominación: En la actualidad, para nosotros, escuela fancia que supuso la abundante obra de
decir alternativas no aclara gran cosa. Al significa el lugar en el que niños y niñas, A.S. Neill, el creador de Summerhill,
fin y al cabo, alternativo tan sólo significa separados por edades, se sientan ante un que consiguió en los años 60 y 70, hace
“lo otro”, “de la otra manera”. Lo que pa- único adulto para ser enseñados y de- de esta escuela el emblema de lo que
rece indicar que sólo existen dos. Sin mostrar que aprenden en espacios ais- algunos llamaron las “escuelas libres”
embargo, en el uso cotidiano de la expre- lados y en tiempos planificados. Pero la (Graubard, 1981).
sión, lo alternativo remite a lo que se sale propia idea de escuela graduada, de cali- Que por los albores del 68 se extendie-
de lo convencional, de lo previsible, de lo ficación por cursos, de promoción, de ra tanto la obra de Neill tiene que ver con
ya considerado como lo normal (y quizás currículo secuenciado, planificado y dis- que la escribiera en esos años, obvia-
esto ya nos anuncia que no se trata de tribuido a grupos supuestamente homo- mente, pero también con que fue una
“innovaciones”, alteraciones parciales géneos de alumnado, etc., es una idea re- época de gran receptividad. Esto explica
dentro de un sistema convencional de lativamente reciente (algo más de 100 que esos años fueran también los de la
escolaridad). Sus connotaciones nos re- años en España; véase Viñao, 1990). Una proliferación de muchas experiencias de
miten a una cierta idea de libertad y pro- idea que se impuso poco a poco, mientras escuelas alternativas, años de críticas ra-
gresismo. Pero, como veremos, existe una aparecían simultáneamente experiencias dicales al sistema escolar y lo que éste es-
gran variedad de escuelas alternativas de escuelas diferentes, con otra concep- taba haciendo con la infancia. Y años
que no son una réplica de Summerhill. ción de los espacios, tiempos, agrupacio- también en los que se acababa de conso-
Así que “lo otro” son “muchos otros”. nes, relaciones, aprendizajes, actividades, lidar mayoritariamente, bajo el control
¿Cómo llamarlas, entonces: escuelas etc. Algunas de estas experiencias tuvie- del Estado, el sistema de escuela conven-
libres, radicales, no convencionales, di- ron una especial resonancia en diferen- cional que hoy reconocemos; lo que se
ferentes, alternativas, “no-escuelas”? Va tes épocas, como La escuela Yásnaia Po- llamó la “democratización de la educa-
a gustos. No creo que haya una solución liana, de León Tolstói, o posteriormente la ción”, pero que en realidad era la imposi-
para esto. Ni tampoco creo que sea tan Escuela Laboratorio, que creara John De- ción de la escuela obligatoria para todos,
importante. Pero, sin pasiones termino- wey, ambas inscritas en el siglo XIX. Pero de un único modelo de escuela: gradua-
lógicas, me animo a hablar de alternati- no eran las únicas; por ejemplo, Dewey, da, masificada, con sistemas de control
vas porque creo que sí son “lo otro” de junto con su hija, escribió un libro a co- del rendimiento, tanto del alumnado co-
aquello en lo que se nos ha convertido la mienzos del siglo XX, en el que se recogen mo del profesorado, mediante las plani-
escuela. Son alternativas, son lo otro, innumerables experiencias de escuelas ficaciones curriculares y los sistemas de
porque ponen radicalmente en cuestión que hoy diríamos “alternativas”, pero que pruebas estandarizadas; una escuela
aspectos básicos que ahora nos parecen los Dewey llamaron, significativamente, basada en la obligación de asistencia, de
incuestionables del sistema escolar, prác- “Escuelas de mañana” (Dewey, 1918). aprendizajes, y de enseñanzas, bajo un
ticas inscritas en la idea de escuela con- Por esos años, en España, ya se había sistema prescriptivo, curricular y nor-
vencional, a saber: la idea de currículo empezado a implantar el sistema gra- mativo-burocrático; con un currículo
como orden preestablecido de aprendiza- duado, pero había una gran preocupa- justificado en su graduación, en su idea
je, la evaluación-calificación, el hecho de ción por otras modalidades escolares, de linealidad y secuencia ordenada del
enseñar como único camino para apren- (como lo reflejan, por ejemplo, los infor- aprendizaje idéntica para todos, y con
der, la agrupación por edades, la masifi- mes de Luzuriaga, 1924, 1925). Era ésa una concepción del conocimiento y del

N.º 341 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA | 13


MONOGRÁFICO

aprendizaje que suponían un rechazo de población, además de, irónicamente, la libremente por la naturaleza. Muchas de
ciertos saberes y tradiciones culturales, falta de democracia en un sistema educa- las que nacieron en esta época eran es-
pero también de ciertas dimensiones tivo básicamente autoritario. No es de ex- cuelas urbanas, pequeñas, populares. Pe-
humanas, de ciertas sensibilidades y ne- trañar, pues, que se desarrollaran nuevas ro escuelas basadas en la no coerción, en
cesidades individuales. perspectivas sobre otra escuela y otra el respeto a la infancia y la atención sin-
Es interesante tener en cuenta la si- educación, que bebía de experiencias y gular a sus necesidades y deseos. Escue-
multaneidad que se produjo entre el cre- tradiciones aún vivas en la memoria de las basadas en la autogestión, escuelas
cimiento y consolidación del sistema es- muchos o en auge, como la obra de Neill abiertas, escuelas “sin paredes”, escuelas
colar convencional y, a la vez, la aparición (ver Palacios, 1978, para una representa- no graduadas, escuelas pequeñas; en fin,
de las críticas de los efectos que sobre el ción de toda esta época, las corrientes pe- toda una búsqueda de formas de convi-
alumnado, el profesorado y la sociedad dagógicas y las experiencias que se esta- vencia y crecimiento de la infancia, que
en general estaba teniendo éste. Esta si- ban desarrollando). trataban de atender a lo que necesita un
multaneidad reflejó la paradoja del eslo- No siempre se correspondían estas es- niño para crecer, madurar, aprender y
gan de la época, “la democratización de la cuelas con la imagen summerhilliana de sentirse bien en su propia piel. (Es de des-
educación”, y de los efectos devastadores niños vagando tacar el relato de la escuela First Street
que una cierta forma de entenderla esta- School, hecho por uno de sus protago-
ba teniendo sobre muchos sectores de la nistas, Dennison, 1972, y la excelente re-
copilación de Gross, 1972.)
Algunas de las escuelas que veremos
en este número nacieron en esta época
y en este contexto de ideas y prácticas
alternativas. Otras desaparecieron o se
transformaron, asimilándose a escuelas
y prácticas más integradas en el sistema
convencional. Pero el proceso nunca pa-
ró. Algunas de las escuelas de esta época
sirvieron de inspiración a otras nuevas
creaciones, otras, han ido naciendo. Li-
bros como el de Gribble (1998), el de
Carnie (2003), o el de Korn (1991) mues-
tran que siempre han surgido escuelas
de este tipo en todas partes, del primer al
tercer mundo. Algunos países, incluso,
disponen de condiciones legislativas que
permiten la creación de estas escuelas.
Por ejemplo, en Inglaterra es posible aco-
gerse a la exención del Currículo Nacio-
nal. En muchos países, la educación en
casa es legal, lo cual proporciona cober-
tura a quienes crean espacios educativos
alternativos, ya que las familias conser-
van la responsabilidad al enviar a sus
hijos a participar de experiencias no con-
vencionales; otros países, como Dinamar-
ca, consiguen sin dificultades la legaliza-
ción y financiación estatal de escuelas
no convencionales.
Pero la realidad muestra que incluso
en países como el nuestro, con legis-
laciones nada propicias, también se
dan casos: en los años 70 (¡en pleno
franquismo!), aparecieron Paideia
(Martín Luengo, 1990, 1993) y O
Pelouro (Cuadernos de Pedagogía,
313). E incluso en las condiciones
actuales, a pesar de disponer de
un sistema tan normalizado y
reglamentado, siguen sur-
giendo algunas más, como
Els Donyets, en València;
El Roure, en Barcelona;
Ojo de Agua, en Alicante,
o Alavida, en Madrid.
Xan López Domínguez.

14 | CUADERNOS DE PEDAGOGÍA N.º 341


MONOGRÁFICO

Algunas claves para otra educación el crecimiento y la maduración, esto ha tienen, para todos, como los dientes de
desde las escuelas no convencionales conducido a una defensa de otros crite- una sierra, altibajos, y para cada uno si-
rios respecto de qué es lo que significa gue sus vericuetos propios. Qué necesi-
No deja de ser chocante, sin embargo, crecer como individuo y como especie ta una niña o un niño a cada momento,
que en la actualidad todas estas expe- humana, qué es lo que tiene que ser cui- qué es lo que está en condiciones de ex-
riencias y la literatura pedagógica que ha dado primero y con más primor, cuáles perimentar y aprender, qué es lo adecua-
nacido de ellas hayan dejado de tener el son las dimensiones de la vida humana do para esta persona particular, qué rela-
reconocimiento de que gozaron en otras que tienen que cultivarse para mantener ciones son las que necesita, de quién
épocas. ¿Es que quizás se considera que la sensibilidad hacia uno mismo y hacia aprende y qué, en qué cosas va “adelan-
la escuela ya está bien inventada y que los demás, cuáles son las responsabilida- tado” y en cuáles va “retrasado”, son
ahora sólo necesitamos reformas para des que asumimos como especie en rela- cuestiones cuya respuesta no sabemos
adaptarlas a las nuevas “necesidades so- ción a la vida en general en este mundo y más que a posteriori y con dudas respec-
ciales”? Creo que éste es uno de los ma- en particular hacia nuestros hijos, y qué to a la interpretación de su significado.
les pedagógicos de nuestra época. Un oportunidades se nos abren para que es- Esto pone en crisis la propia idea que
cierto pánico social, maliciosamente in- te cuidado de las nuevas generaciones tenemos asimilada del currículo como
ducido, nos ha hecho creer que nuestros sea una llamada para repensar nuestro plan secuenciado y homogeneizado de
hijos están en peligro, si no se preparan propio vivir, su sentido y sus prácticas. aprendizaje.
para las nuevas necesidades sociales, lo En el contexto más específico de la con- -Aprendizaje orgánico: En relación con
que significa la incorporación y la adap- cepción de la organización de las escue- lo anterior, cada una, cada uno, necesita
tación al modelo educativo convencio- las, y de lo que conduce a quienes las im- seguir sus propias trayectorias para inte-
nal y a sus metas. Pero el precio es que pulsan, podemos encontrar una serie de grar una comprensión del mundo y de
cada vez pensamos menos en qué es lo características o cualidades más o menos sus propios recursos que le permitan re-
que necesita la infancia para crecer con compartidas, si bien con traducciones y lacionarse con él. Las maneras en que se
equilibrio e integridad, atrapados en el concreciones particulares en cada caso. conectan las experiencias y los nudos y
discurso de la preparación para las de- Destaco aquí unas cuantas: redes que forman son singulares, pero
mandas sociales. -Escuelas pequeñas: algunas de ellas también circunstanciales, si se quiere
Por otra parte, mayoritariamente, el compuestas por 10 o 20 criaturas; en mantener viva la implicación personal
cuerpo de especialistas en educación pa- otras se alcanzan los 200 alumnos. No con la experiencia, el saber y el aprender.
rece que ha dado por acabada la creación se trata tanto de una cuestión de núme- Pero hay otro aspecto fundamental en
del sistema escolar; ahora tan sólo se tra- ro, sino de una medida más humana, lo esta idea de aprendizaje orgánico. Y es su
ta de irlo ajustando. Todas aquellas expe- cual tiene que ver tanto con el número no reductibilidad a una mera dimensión
riencias que se salen de lo convencional total, como con la forma en que se vive cognitiva (tal y como últimamente se vie-
pueden parece como mucho simpáticas, en la escuela, de tal manera que las rela- ne entendiendo ésta, como la formación
cuando no “románticas”, “utópicas” (¡aun- ciones particulares, con adultos o con de esquemas de nociones y conceptos, co-
que sean reales y concretas, con un topos otros niños o niñas, o incluso la posibili- mo el cúmulo de ideas y pensamientos
bien definido!). Nada interesa que no dad de estar solos, es respetada. Esto sig- que puede tener un niño). Los seres hu-
sea implantable por igual para todo el nifica una organización que no masifi- manos no somos sólo mente, razón, es-
sistema educativo; nada, que no sea “ge- ca, que no crea grandes agrupaciones de quemas cognitivos. Cuidar un aprendiza-
neralizable”. Y, en la confusión entre igual- niños, sino que posibilita la acción indi- je orgánico en niños y jóvenes supone
dad, democratización y generalización, vidual o en pequeño grupo. prestar una especial atención a las sensa-
se rechaza todo lo que pudiera no ser -Convivencia inter-edades: Una convic- ciones que experimentan, a lo que se vive
asumido aquí y ahora por cualquier es- ción bastante extendida es que las niñas con toda la corporeidad, a la sensibilidad
cuela estándar y por cualquier enseñante y niños aprenden (a convivir, pero tam- que se despierta, a la maduración orgánica
común. bién muchas facetas de la vida y muchas y neurológica que se propicia en la experi-
Un aspecto fundamental a tener en nociones y experiencias) a partir de la mentación con la vida natural, social y cul-
cuenta con respecto a este tipo de escue- interrelación entre ellos. De observar y tural. El aprendizaje orgánico supone el
las es que muchas de ellas, o también, compartir con los más mayores eviden- reconocimiento de un motor interno en
muchas de las familias que han optado temente se aprende; pero de cuidar y en- cada uno, en cada una, que se despliega si
por ellas, representan otras filosofías y señar a los más pequeños, o de observar se mantiene sensible, reconociéndose en
actitudes vitales, otras formas distintas y recuperar aspectos de los más pequeños su cuerpo, que se relaciona creativamente
(¿alternativas?) de entender muchos fac- que uno ya olvidó o relegó, también. Si con el medio y con los propios recursos in-
tores de la vida social, personal, cultural, esto es siempre importante, lo es aún natos y aprendidos, y que, en la relación
humana y espiritual; otra forma de en- más en sociedades en las que abundan con los otros (adultos y niños mayores y
tender la vida en general y nuestro lugar cada vez más los hijos únicos y en donde menores), va construyendo el sentido de
en ella. Por ejemplo, con un replantea- aumentan las dificultades para una rela- las cosas y el sentido reflexivo sobre la rela-
miento de la salud y la enfermedad hacia ción espontánea, en los espacios públi- ción con los otros y con el mundo. Y es que
modelos más holísticos, integrados y au- cos, entre niños, niñas y jóvenes. la educación no es incorporar una cultura,
torregulados del cuidado propio, que cor- -La no linealidad del aprendizaje y del sino incorporar-se a una cultura, esto es, la
ten cabos con el emporio médico-far- crecimiento: La escuela graduada parte relación que se crea entre lo personal-sin-
macéutico-estatal. Y, en la misma línea del supuesto de que los niños crecen to- gular que cada uno trae al mundo, con el
de preocupación y cuidado por lo impor- dos por igual y a la misma edad. Pero, en mundo social, natural y cultural.
tante de vivir, del equilibrio humano y de realidad, bien sabemos que el desarrollo -Libertad y responsabilidad: Una idea
las dimensiones más importantes para y el aprendizaje no son lineales. Que fundamental de estas experiencias es

N.º 341 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA | 15


MONOGRÁFICO

que con quien primero se debe entender ternados). Pero, sobre todo, es llamativo prácticas y pretensiones; son escuelas
una niña o un niño es consigo mismo. Y que esta pregunta no se plantee respecto independientes del aparato de control y
eso sólo es posible si se participa de un a las escuelas convencionales, que nos supervisión estatal, más allá del proble-
ambiente en el que uno tiene que decidir demuestran continuamente que mu- ma de la titularidad. Pero, ciertamente,
qué hacer, y se asumen las consecuen- chos de sus alumnos no llegan a adaptar- esto conlleva, en muchos casos, que se
cias y la responsabilidad de esa decisión. se a su sociedad, ni consiguen mantener- trate de escuelas de pago. No siempre,
Un espacio en el que tiene que manejar se en los siguientes niveles del sistema. por cierto, porque a veces han buscado
su libertad en relación con otros y otras, Aparte de que quedan siempre abiertas sistemas para poder financiar a quienes
con quienes tiene que conseguir enten- las preguntas sobre si el propósito es que quisieran llevar allí a sus hijos, indepen-
derse y convivir, siendo ése su aprendiza- los niños se adapten al sistema, sobre qué dientemente de sus recursos económi-
je de mayor calado para su vida presen- es eso exactamente, sobre si conseguir vi- cos. Pero la cuestión es que la aspiración
te y futura. Estas experiencias muestran vir la vida que se quiere y para lo que uno de estas escuelas no es ser de pago, sino
también que no hay una idea ingenua de se va preparando coincide con las deman- que no tienen otra manera de subsistir.
libertad; no se trata de “hacer lo que se das y exigencias del sistema educativo. El tema, por consiguiente, más que que-
quiera”, sino de asumir lo que se hace y Nos podríamos preguntar también en darse atrapados en la crítica fácil de que
de vivir los conflictos y las alegrías de estas cuántas dimensiones de nuestra vida son escuelas sólo para quienes tienen re-
decisiones. Y eso significa una estructura personal, íntima o pública hemos fraca- cursos económicos, es cómo conseguir
(relacional, social, natural, cultural) que sado quienes hemos tenido éxito en el sis- que este tipo de escuelas pueda obtener
acoge y posibilita. Pero esa estructura tie- tema escolar, a pesar de tener éxito, o el financiación o recursos que no impidan
ne que ser pensada para la experiencia de precio pagado para tener éxito. el acceso a ellas por estos motivos. Por-
hacerse cargo de sí; no puede ser, por tan- Otro cuestionamiento habitual res- que el asunto no es si estas escuelas no
to, una reproducción de las formas de pecto a este tipo de escuelas tiene que ver son para todos, sino si todas las escuelas
control e imposición que dominan mu- con su carácter de escuelas privadas, o deberían ser como éstas (es decir, si to-
chos ámbitos de nuestra vida social. con su supuesto elitismo. Se cree que el das deberían moverse por estos princi-
-Respeto profundo por la infancia y la acceso a ellas viene determinado por ra- pios y con estas organizaciones y prácti-
juventud: Lo que muestran por encima zones económicas, y que son escuelas cas) y cómo luchar para ello.
de todo todas estas experiencias es que es que sólo atraen a ciertos sectores sociales Por otra parte, estas escuelas no son ex-
el respeto y el amor a la infancia lo que y culturales. Las respuestas a estas cues- clusivas para ciertos sectores sociales y cul-
impulsa en primer lugar el propio deseo tiones son de diversa consideración. turales. Es precisamente al revés; son es-
de crear, a contracorriente, estas escue- En primer lugar, estamos demasiado tas escuelas (o al menos muchas de ellas)
las. Es un profundo respeto y amor lo que sometidos a una visión de los tipos de es- las que pueden dar respuesta a quienes no
hay detrás del deseo de querer entender, cuelas como públicas (aunque en realidad se adaptan a las escuelas convencionales,
atender y cuidar lo que cada una de estas y en la práctica deberíamos decir de “titu- para quienes son rechazados por el siste-
criaturas lleva consigo como propio y sin- laridad estatal” y no confundir el nomina- ma convencional, para quienes enferman
gular; y por ello se busca que su incorpo- lismo de “públicas”, con todo el dechado “de escuela”. Como demuestra la expe-
ración a la vida social y cultural no sea a de virtudes que volcamos sobre este tér- riencia de la First Street School (Denni-
costa de esto que tienen de genuino y mino, como si las escuelas de titularidad son, 1972), precisamente para quienes tie-
propio y que tiene que ser salvaguardado estatal realmente reunieran estas carac- nen más dificultades para integrarse y
a toda costa. Una preocupación, un in- terísticas) o privadas. En nuestro contexto, participar en los bienes sociales y cultura-
terés y un amor concreto que está en la esta distinción no representa ideas de es- les es para quienes no valen aquellos siste-
estela de la obra materna, de lo que cada cuelas diferentes, sino públicos diferen- mas basados en la obligación y la opresión.
madre siente como especial encargo en ciados con más o menos posibilidades de Es para ellos para quienes es más necesa-
el cuidado y crecimiento de sus hijos. éxito sobre el mismo patrón de rendi- rio otro tipo de escuelas: pequeñas, que
miento. Pero esta distinción no nos ayuda favorezcan la interrelación, la vivencia de
a caracterizar las escuelas de las que esta- los conflictos que nacen de la libertad, la
Problemas, esperanzas y preguntas mos tratando aquí, y que algunos, para sa- relación y la responsabilidad, así como la
permanentes lirse de esta visión estrecha, han llamado oportunidad de la conversación, el trato
“escuelas independientes”. con adultos, la comprensión por parte de
Como ya he dicho, y como se podrá Esta denominación permite olvidarse éstos de las necesidades profundas de
comprobar a continuación, en los ejem- de la eterna polémica entre escuela públi- quienes más sufren. Escuelas que sean el
plos que aquí se muestran, no todas estas ca-privada para plantearnos: ¿Qué posi- contexto en el que puedan tener otra vida,
escuelas comparten los mismos crite- bilidades existen de crear escuelas pen- otra oportunidad de vivir.
rios, ni las mismas prácticas. Sin embar- sadas de otra manera, de proponerse No es casualidad que muchas de estas
go, sí que parecen compartir el hecho de realmente, en la práctica, otras formas de escuelas estén haciendo una amplia di-
que provoquen las mismas dudas y se les educación? Que el problema además no fusión de sus ideas y experiencias. Y es
hagan las mismas eternas preguntas. es exactamente el de la titularidad lo tene- que están convencidas de que de lo que
La primera es siempre si estos alum- mos en el ejemplo de la Escola da Ponte, se trata es de extender lo que su experien-
nos se adaptarán a la sociedad, o a los si- de Portugal, una escuela “pública” que cia les está enseñando: que hay otra ma-
guientes niveles educativos cuando sal- realmente constituye un claro exponente nera de vivir; que el cuidado de la infancia
gan de ellas. Esto indica que subyace la de una escuela alternativa, tal y como y de la juventud, y de la vida en general,
idea de que estos niños y niñas viven en aquí las estamos entendiendo. debe y puede ser otra cosa; que nuestra
una nube, sin contacto cotidiano con sus En muchos casos, las escuelas son in- vida, nuestra sociedad y nuestra cultura
contextos sociales (pocas escuelas son in- dependientes para poder preservar sus deben cambiar en otra dirección.

16 | CUADERNOS DE PEDAGOGÍA N.º 341


MONOGRÁFICO

Esto es, con toda seguridad, lo que Para saber más


están intentando muchos enseñantes
que trabajan en escuelas convenciona- Carnie, Fiona (2003): Alternative Approa-
les, y que tratan de empujarlas en una di- ches to Education. Londres: Routledge-
rección más humana. Y es que no existe Falmer.
el camino privilegiado para dirigirnos Contreras, José (2002): “O Pelouro. Una
hacia un mundo mejor. La cuestión es escuela para toda la infancia”. Cuadernos
qué podemos aprender de las diversas de Pedagogía, 313, pp. 47-78.
experiencias. Yo, por mi parte, he inten- Contreras, José (2003): “Hay otras escue-
tado mostrar aquí qué es lo que yo estoy las”. Kikirikí. Cooperación Educativa, 70,
aprendiendo y qué camino me han mos- pp. 39-43.
trado muchas de estas escuelas. Y mi Dennison, George (1972): Las vidas de los
deseo es que la difusión de estas expe- niños. México: Siglo XXI.
riencias pueda servir para iluminar la Dewey, John; Dewey, Evelyn (1918): Las es-
necesidad de que la escuela sea diferente, cuelas de mañana. Madrid: Hernando.
si queremos que la educación cambie, Dewey, John (1994): Antología sociope-
porque es muy difícil una vida nueva en dagógica. (Introducción crítica a cargo de
esa vieja carcasa. A. Molero y M. del Pozo). Madrid: CEPE.
(Incluye la obra de Dewey, “Escuela y Socie-
dad”, en la que expone el funcionamiento
Lo que se tratará en este de su Escuela-Laboratorio de Chicago.)
monográfico… y lo que no Graubard, Allen (1981): Liberemos a los
niños. El movimiento de las Escuelas Li-
De lo que trata este monográfico es de bres. Barcelona: Gedisa.
la degustación de algunas de estas expe- Gribble, David (1998): Real Education.
riencias, de lo que encierran como mun- Varieties of freedom. Bristol: Libertarian
do de significados, prácticas y valores pa- Education.
ra la educación. Y ello aceptando que en Gross, Ronald; Gross, Beatrice (1972): Ra-
breves artículos es difícil dar cuenta de la dical School Reform. Hardmondsworth:
riqueza de estas aportaciones y de la com- Penguin Books.
plejidad de estas escuelas, para las que no Korn, Claire V. (1991): Alternative Ameri-
valen las referencias previas de escolari- can Schools. Ideals in action. Albany:
dad, precisamente porque se parecen SUNY Press.
muy poco a eso que podemos imaginar. Luzuriaga, Lorenzo (1924): Escuelas de
Como vengo diciendo, existen mu- ensayo y de reforma. Madrid: Museo Pe-
chas más de lo que podemos imaginar. dagógico Nacional/J. Cosano.
El apartado final, Para saber más, tratará Luzuriaga, Lorenzo (1925): Escuelas acti-
de mostrar hasta qué punto es extenso vas. Madrid: Museo Pedagógico Nacional/
este campo, oculto para la mayoría. A la J. Cosano.
hora de elegir estos botones de muestra, Martín Luengo, Josefa (1990): Desde nues-
nos hemos guiado por dos criterios: en tra escuela “Paideia”. Móstoles, Madrid:
primer lugar, exponer una variedad de Ediciones Madre Tierra.
experiencias tanto nacionales como ex- Martín Luengo, Josefa (1993): La escuela
tranjeras. Y, en segundo lugar, no elegir de la anarquía. Móstoles, Madrid: Edicio-
experiencias que ya hubieran sido trata- nes Madre Tierra.
das en Cuadernos. A partir de aquí, la Miller, Richard I. (1976): La escuela no gra-
elección ha dependido de las posibilida- duada. Una nueva solución educativa. Bue-
des reales de contacto para encargar las nos Aires: El Ateneo (ed. original, 1967).
colaboraciones. Porque un principio bá- Neill, Alexander S. (1974): Summerhill.
sico también defendido era que, salvo en Un punto de vista radical sobre la educa-
el caso del reportaje, las experiencias fue- ción de los niños. México: F.C.E.
ran explicadas por sus propios protago- Palacios, Jesús (1978): La cuestión escolar.
nistas, fundadoras y fundadores o per- Barcelona: Laia.
sonas relevantes dentro de la escuela. Y Skidelsky, Robert (1972): La escuela pro-
he aquí el resultado. gresiva. Barcelona: A. Redondo editor.
Tolstói, León (2003): La escuela de Yásnaia
Poliana. Barcelona: Olañeta (ed. original,
hacia 1860).
Viñao, Antonio (1990): Innovación pe-
* José Contreras Domingo es profesor de
dagógica y racionalidad científica. La es-
la Universitat de Barcelona.
cuela graduada pública en España (1898-
Correo-e: jcontreras@ub.edu 1936). Madrid: Akal.

N.º 341 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA | 17

You might also like