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La Familia en el Discurso Político de la Democracia Argentina Reciente (1999-2003)

Discursos Inagurales de los Presidentes De la Rua, Rodriguez Saa, Duhalde, Kirchner 1 .

Introducción

La familia y la vida en sociedad están íntimamente ligados. La organización del espacio


común de la polis necesita de un momento privado o recluido a la reproducción material de
esa vida común. La familia es el mecanismo que encuentra la sociedad para asegurar la
reproducción de la especie y la configuración del Estado. Deberíamos entonces entender
que así como ha habido y hay actualmente un sin numero de tipos de configuraciones
sociales y de Estados, cada una de estas configuraciones encuentra la forma más adecuada
que debe adoptar la familia para asegurar su continuidad. De esto que la familia no pueda
ser considerada como algo natural sino como una construcción cultural, en definitiva
podríamos decir que la forma de la familia es tan contingente como la forma de la sociedad
a la que esta pertenezca. También es reduccionista y simplista pensar en un prototipo de
familia ideal, o que ese prototipo de familia sea el que se manifieste de forma uniforme en
el seno de la sociedad. Se podría pensar que las sociedades, mediante sus correspondientes
sistemas prescriptivos, intentarán hegemonizar un tipo de familia ideal, que es probable que
resulte ser el “más funcional” al sistema social que corresponda. De allí que la sociedad
busque restringir y constreñir prácticas sociales que atenten contra su normal desarrollo,
esto sin considerar siquiera que la restricción es constitutiva de la familia (Freud; Godelier,
Maurice, 1993). Sin entrar en mayor detalle del pasaje de la naturaleza a la cultura y la
instauración del incesto, preferiría retomar la cuestión sobre como establecer un parámetro
que nos permita distinguir cuál es ese patrón de normalidad que debe tener la familia. Aquí
me gustaría introducir un aspecto fundamental de este trabajo que intentaré rastrear en los
discursos inagurales de los cuatro últimos presidentes argentinos. Un aspecto que considero
central a esta cuestión es el de la hegemonía (Laclau & Mouffe 1985). En este sentido la
sociedad se da a sí misma una noción de unidad que es imposible por la inherente necesidad
de la existencia de un exterior que permita diferenciar el sistema y darle unidad en función
de un afuera constitutivo. En este marco la hegemonía se presenta como la capacidad de
decir el adentro del sistema como algo unificado. En otras palabras la hegemonía sería la
capacidad de imponer un punto de vista, una cosmovisión, propia o particular como si fuera
universal. La cuestión de la hegemonía puede estar íntimamente relacionada con el origen

1
Ricardo Esteves (UBA) ric.esteves@gmail.com

1
de la tensión primogénita de la vida en sociedad que da origen a la política, la vida en
sociedad y en familia.

En este sentido lo que nos interesa resaltar en este trabajo es el interés por descubrir que
modelo de familia se trata de hegemonizar –o simplemento que modelos de familia se
encuentran en pugna- dentro de las esferas del poder rector del Estado, de la política. Está
claro que el Estado como finalidad o resultado de las familias, intentará hegemonizar un el
tipo de familia que le sea más conveniente. Esto nos parece relevante en el sentido que el
Estado cuenta con recursos para materializar un ordenamiento de la familia que le sea
conveniente o funcional a él. En primer lugar podemos pensar en la considerable capacidad
regulatoria a nivel ideológico y de la moral que posee el Estado. Pero creo que esta
capacidad queda hasta eclipsada frente al aspecto material del poder público, que puede
asegurar un ordenamiento más eficiente de las partes. Me refiero a la capacidad del Estado
de movilizar recursos mediante la realización de planes que lleguen a las familias a través
de empleo, empleo público, planes sociales, planes de vivienda, entre otros. Tomando de
entre los mencionados a los planes de vivienda podríamos hacer referencia al trabajo de
Mark Wigley (1992) quien plantea que mediante el ordenamiento de los espacios de la casa
familiar se cristaliza la ley del orden familiar, que es anterior a la casa. Teniendo en cuenta
esto está claro que cuando el Estado materializa, mediante planes de viviendas, hogares para
las familias, esta acción estará regida por una lógica funcional en la que está incluida la
necesidad de autopreservación de la institucionalidad del Estado. Esto visto desde la
perspectiva de la hegemonía nos permitirá entender que el Estado no es una identidad
suturada, íntegra e inmanente 2 sino que es un conjunto de relaciones que fluyen en un
constante movimiento hegemonico. La ilusión de la sociedad como un identidad pura,
completa o suturada, se asemaja a la ilusión de cuerpos sin órganos de Deleuze & Guattari
(1972) 3 . En este sentido el socius, funciona con la misma lógica de producción deseante,
acoplando pausas improductivas al proceso de producción. Me gustaría rescatar esta idea
que incluso pensando la sociedad como un todo, una unidad, esta se presenta como un
cuerpo sin organos, que se presenta improductivo pero como resultado de u proceso de

2
Un modelo de este tipo de identidades se pueden encontrar bajo la categoría de Imperio en
Hardt & Negri “Imperio”
3
El mismo Laclau se opondría a e sto. Hace poco 15-7-2003, pronunció una conferencia
organizada por el decano de la Facultad de Ciencias Sociales UBA y opuso la inmanencia que se
puede ver en Hardt & Negri y Deleuze a la articulación que corresponde a la categoría de
hegemonía que el defiende y que nosotros presentamos aquí. De todas formas la idea de cuerpo
sin órganos me parece sugestiva a un nivel descriptivo. Deleuze & Guattari (1972)pps. 17-19,

2
producción. En este sentido esa sociedad solidarizada en un cuerpo sin órganos implica un
proceso de producción impulsada por una máquina deseante, que impulsa su proceso de
producción mediante cortes dominados por una lógica binaria de producción-
antiproducción, que permiten el fluido deseante que se patentiza en el proceso de
producción de ese cuerpo sin órganos. Aquí introduciría nuevamente la noción de
hegemonía, implicando necesariamente que el corte de este cuerpo sin órganos ya no nos es
relevante sino alegóricamente y lo que nos interesa es encontrar en el discurso hegemónico
que marcas encontramos sobre ese prototipo de familia que el Estado fortalecerá o
promoverá ya sea mediante mecanismos ideológicos o morales, sino también mediante la
materialización de la política por medio del poder del Estado en todas sus formas 4 . Lo que
la noción de hegemonía aquí significaría es que ese sentido de unidad que se le puede
atribuir a cualquier sociedad es aparente, imaginario, ireal e imposible. Esta claro que la
existencia de un discurso hegemónico implica la existencia en pugna de otros discursos
contrahegemónicos.

En este sentido el pasado reciente de la democracia argentina presenta un caso muy


interesante. La profunda crisis política en la que se inaguró el período democrático
postmenemista, en el que claramente se ve las rupturas de la hegemonía de un gobierno, un
régimen político, de esta incapacidad de sostener hegemonicamente un discurso que se
pretenda universal, válido para todos, representativo –para el caso de la ilusión democrática-
, por lo menos de una mayoría –para la democracia de mayorías. En este sentido vemos que
desde 1999 se ha hecho muy difícil consolidar mayorías políticas, esto mismo nos permite
contar con cuatro discursos inagurales de cuatro presidentes distintos en un período menor
al de la duración de un solo mandato presidencial.

Analizar los discursos inagurales de los presidentes De la Rua, Rodriguez Saa, Duhalde y
Kirchner, en busca de marcas sobre la familia, ya sea sobre el tipo de valores que quiere
encarnar en el entrante gobierno, sobre la consideración que tendrá el Estado para
salvaguradar y proteger esta institución ó como simple instrumento retórico, para demostrar
que esa persona, el presidente proviene de una familia también, solidarizarse con las
personas que han sufrido desgracias en sus familias, es la tarea que nos proponemos en este

4
Son muy variadas y pueden abarcar desde los planes de construcciones de viviendas
familiares, planes sociales, empleo público y hasta podríamos encontrar algunos de naturaleza
más indirecta según el tenor del discurso que corresponda, obras públicas, empleo, impuestos,
créditos, entre otros.

3
trabajo. Todo lo anteriormente dicho entra en relevancia aquí cuando nos detenemos –en un
ejercicio de pensar el contexto de enunciación- a observar que cada uno de estos presidentes
proviene de familias distintas. Se podría decir que esto es evidente ya que no tienen ningún
lazo sanguíneo que los una en relación de parentesco. Pero esta afirmación hace alusión a la
idea de hegemonía en el sentido que es muy probable que esta rivalidad política tenga un
correlato en otro momento de la constitución de esa sociedad política que les permite
enfrentarse en el momento del Estado. Esto sería lo mismo que decir que no es mera
coincidencia que sean rivales y no aliados, en la contienda política. La hipótesis subyacente
es que el pertenecer a un tipo particular de familia implica cargar con su discurso (E. Cross).
En este sentido, según Lacan el sujeto ( $ ) es hablado. Por esto mismo me parece correcto
pensar que el discurso político, en particular el discurso inagural de los presidentes
argentinos, pronunciado a continuación del acto de juramento, ante Asamblea Legislativa,
pude generar la ilusión de modalizar un registro de lo universal, sin embargo estamos frente
a un acto de hegemonía en el que el sujeto es dicho, es hablado, desde lo profundo de su
inconciente, en una situación ideal en el que confunde las voces; de los padres, la propia, y
por sobre todo, la de la ley suprema 5 .

Como síntesis podemos decir que en este trabajo rastreamos en los discursos inagurales de
estos cuatro presidentes Fernando De la Rúa, Adolfo Rodriguez Saa, Eduardo Duhalde y
Nestor Kirchner, las distintas marcas, los rastros de la familia y el juego entre la familia y el
Estado.

Los discursos Presidenciales

Los discursos de De la Rúa, Rodriguez Saa, Duhalde, Kirchner, fueron pronunciados


respectivamente el 10 de diciembre de 1999, 22 de diciembre del 2001, 1 de enero2002 y 25
de mayo de 2003. Estos cuatro discursos se desarrollaron entre el 10 de diciembre de 1999 y
el 25 de mayo de 2003 e un período de 3 años, 5 meses y 15 días.

5
Que es nada más y nada menos que la de nuestros padres fundadores, quienes tallaron sus
rostros, o simplemente inmortalizaron sus voces en el totem de la Constitución Nacional. S.
Freud “Tótem y Tabú”

4
En todos estos discursos aparecen marcas o alusiones sobre la familia. En este sentido, el
discurso de De la Rúa es el que presenta un la mayor cantidad de alusiones a la familia en
relación con los demás.

Lo que a primera vista descubrimos es que De la Rua es el más prescriptivo de todos.


Rodriguez Saa utiliza las muertes de 20 y 21 de diciembre para solidarizarse con el dolor de
las madres que perdieron hijos en los trágicos incidentes que se dieron esos días. Duhalde,
aunque sea el que menos referencia a la familia, habla de sus hermanos, manifestando su
clara inclinación por los valores cristianos y desviando parte importante de sus juicios sobre
la familia a través de las doctrinas de la iglesia. Por último Kirchner tiene pretensiones de
darle un nuevo orden mediante un recambio generacional, desafiando al patrón del pasado,
debiéndose enfrentar al desafío que implica encarnar la ley del padre.
De todas formas no podemos reducir el análisis del discurso a una simple caracterización.
Por lo menos deberíamos esbozar una descripción de este género o subgénero de discurso.
Hablo de género y subgérnero, por hacer referencia al discurso político como discurso y a
los discursos inagurales como subgénero dentro del genero. Se me ocurre esta noción de
subgénero por la necesidad de clasificar las distintas modalidades enunciativas que pueden
tener los discursos políticos. Se puede ver una clara diferencia entre los discursos
electorales o proselitistas y los discursos de asunción del poder entre otros discursos
enunciados desde la legalidad del Estado. La primera diferencia entre el primer grupo de
discursos y el segundo es que en el primero son discursos sociales con un contenido
político. Los segundos son discursos netamente políticos porque son discursos enunciados
desde la institución del Estado. Podríamos decir que este tipo de discurso político invoca –o
evoca- poder mediante su capacidad performativa (Austin). Pero incluso en este caso la
fuerza ilocucionario no es la que se puede dar entre un numero limitado de participantes,
dos personas que hacen una apuesta, un grupo de gente que bautiza un barco, una pareja que
se casa. La fuerza ilocucionaria con la que se reviste la enunciación que proviene desde el
Estado tiene pretensión universal y los recursos materiales para realizarla. De todas formas
la cuestión de la performatividad en los discursos políticos amerita otra discusión. Preferiría
detenerme un momento en la distinción que acabamos de hacer sobre los discursos sociales
con contenido político y los discurso netamente políticos.
Los discursos enunciados desde el Estado, como los que aquí analizamos, están sujetos a
una norma. En este caso existe un texto constituyente que da origen y rige esta práctica
(Mainguenau & Cossutta. 1995). Esto significa que estos discursos inagurales nacen de la

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letra de la Constitución, según lo dispone el artículo 93 de la Constitución Nacional. Está
claro que estos discursos son parte importante del ritual, la ceremonia de asunción del
poder, cumpliendo todos los requicitos para que los actos de habla sean –con algunas
reservas- Felices.
De esto podemos deducir que existen discursos políticos que son producto de una práctica
rutinaria del Estado, normalizada por la Constitución Nacional, que al mismo tiempo es el
texto que da origen y regula esta práctica. Por esto mismo identificamos a los discursos
enunciados dentro de este marco, discursos que encarnan el poder del Estado, como
hegemonizado desde el Estado.
Algo que se ve claramente en la evidencia que descubre este análisis es que el discurso
hegemónico no es inmanente sino que cambia, se articula.

De la Rúa

En el discurso inagural de De la Rúa los rastros familiares están presentes desde el


comienzo. Debemos entender también que el género imprime rasgos y estilos al discurso.
Concretamente y casi 6 como parte de la fórmula, a continuación de haber saludado a todas
las autoridades presentes en esa asamblea legislativa, enunciadas en un riguroso orden
impuesto por el protocolo, se termina por saludar a el “pueblo de mi patria”. Esta elección
lexicogramatical tal vez sea más imputable al género o al protocolo que al mismo De la
Rua. De todas formas, podríamos decir de esto que en el proceso de establecer los
receptores –mecanismo que también funciona para generar legitimidad 7 -, jerarquicamente,
desde las altezas reales, los presidente de Naciones extranjeras, a la Asamblea Legislativa a
las autoridades y funcionarios del Estado, llegando por último “pueblo de mi patria”. Lo
interesante aquí es ver desde donde saluda el presidente al pueblo, que en este caso es la
marca de familiaridad es dada por la patria, que descubre que es lo que los participantes
comparten, al padre. En ese sentido, el presidente saluda al pueblo, primero como a un solo

6
digo casí porque Rodriguez Saa no cumple con esta característica de la regla.
7
Ya que las personas presentes se convierten en marcas de discurso, incorporando por lo menos
las voces silenciosas de la escucha que estas personas prestaron en el recinto en que se
pronunciaron estos discursos.

6
individuo 8 y segundo como a un hermano, a un igual. Inmediatamente seguido de esto De la
Rúa dice:

...pueblo de mi Patria: en cumplimiento del mandato constitucional, que en la


República es el mandato del pueblo, invocando la ayuda de Dios y con la compañía
siempre solidaria de mi familia, asumo hoy ante el Honorable Congreso el cargo de
presidente de la Nación Argentina.

Aquí vemos un rasgo de esta familia que es presentada desde la voz de la ley y que aparece
siempre presente, acompañando al hombre (en este caso al presidente) frente a las grandes
responsabilidades que el hombre debe asumir. Otra característica relevante de esta
descripción es la idea de solidaria, la familia como una unidad sólida, sin órganos, sin
posibilidad de desprendimientos. En este párrafo vemos como en este discurso el
enunciador delinea los pilares sobre los que asume la tarea de presidente: Dios y la Familia.

No mucho después el discurso continúa haciendo referencia a los valores que encierra esta
familia y de que manera estos influyen sobre el funcionamiento del Estado.

La transparencia, la honestidad, la austeridad, la lucha permanente contra cualquier


forma de corrupción, la convicción profunda de servir a la gente y no a sí mismos o a
grupos privilegiados a la sombra del poder será un presupuesto insoslayable de mi
gestión. Desde el presidente de la Nación hasta el último agente del Estado, la vigencia
de estos principios es el punto de partida para el nuevo camino.
Pero el proyecto sería limitado si se orientase sólo a recuperar las reglas de moralidad
que a todos nos vienen de la familia y de la escuela. Quienes se hayan apartado o se
aparten de esas normas elementales para todo gobernante o funcionario serán
sometidos a los jueces de la Nación. (Aplausos.)

Aquí hay 2 cosas interesantes. En primer lugar hay un fuerte elemento prescriptivo y otro
proscriptivo. El elemento prescriptivo tiene que ver con la carecterización de las reglas de
moralidad que “todos” –clara marca de hegemonización, o intento de universalizar ese valor
particular- “nos viene” como algo determinado por la naturaleza o la contingencia. Lo

8
Aquí podríamos aplicar la categoría de Eliseo Verón que propone en “El Discurso Político.
Lenguajes y acontecimientos” Hachette, Buenos Aires 1986, de Metacolectivos singulares.

7
interesante es que dentro de esos valores atribuibles a la familiares encontremos tipos
distintos de valores. Por un lado encontramos valores altruistas como la convicción
profunda de servir a los demás antes que a uno mismo y por otro lado encontramos valores
procedimentales (La transparencia, lucha permanente contra la corrupción) que
corresponden a otro orden que el de los valores familiares. Está claro que estamos frente a
una operación por la que se quiere resaltar la importancia que se le darán a estos valores
procedimentales, que serán valores tan familiares como el del altruismo, aprendido de
nuestras familias y de las escuelas. El aspecto proscriptivo aparece, dirigido a un (usando
las categorías de Verón) Contradestinatario, encarnado por los funcionarios públicos que se
aparten de esas normas elementales, quienes serán enfrentados con la justicia.

Podríamos decir en términos generales que el discurso de De la Rúa posee un núcleo central
en torno al que circula gran parte del discurso o a partir del que justifica o argumenta parte
importante de sus posiciones. Este núcleo central es el tópico de la deuda externa. Detrás de
este tópico se irán encadenando casi con una forma de equivalencia otros tópicos como el
desempleo, la crisis económica en general. En ese sentido encontramos que:

Para las familias es tan importante tener trabajo como saber que pueden sentarse a
planificar el mañana.

Aunque parezca trivial, a mi juicio, en esta frase se dice más de lo que parece. En esta
comparación donde se equiparan el tener un trabajo y poder planificar, podríamos realizar
un ejercicio de prolongar las cadenas de equivalencias, podríamos encontrar que planificar
el mañana, puede ser un término equivalente a tener certidumbre. En este sentido, el trabajo
es importante para las familias porque provee certidumbre. Esto también dice mucho sobre
que se espera de las familias. La familia debe ser el imperio de la certidumbre. Aquí me
parece relevante traer a Hardt & Negri y su definición de imperio. Con esto no quiero
afirmar que efectivamente la familia sea el lugar del imperio, donde el tiempo se detiene y
muere la historia, por la falta de tensión, por esa hegemonía absoluta que borra la marca de
la diferencia. De todos formas, aunque esto sea imposible, sigue rigiendo esta principio,
aunque sea bajo la forma de la ilusión, de la añoranza de ese espacio imperturbable, liso y
regular como la superficie de una apacible laguna.

8
Sin embargo sabes muy bien que es imposible conseguir esa solidaridad o solidez que
guarda el presidente con su familia. Por eso el Estado debe intervenir para restablecer este
orden que le ha sido quitado a la familia.

El apoyo del Estado debe llegar a las familias más pobres, que muchas veces han
perdido la esperanza, a los jóvenes que están en situación de no estudiar ni trabajar, a
las mujeres -sobre todo a las jefas de hogar que están solas a cargo de sus hijos-, a los
jubilados cuyos ingresos no alcanzan para una vida digna.

El problema que enfrentamos aquí es la amenaza a la continuidad de la familia.


Nuevamente, la pérdida de la esperanza, la incertidumbre acorrala la continuidad del
núcleo familiar, generando el riesgo de perder alguno de sus miembros. En este sentido
parecería que entraran en distintas jerarquías los miembros que pueden dar lugar al núcleo y
aquellos que se parecen más a las extremidades y son estos los que corren el riesgo de
desprenderse. Esto claro, en el marco de la desgracia, o simplemente por indiferencia de la
fortuna, que estos órganos, estas extremidades de la familia, los más jóvenes, las madres
solteras, los jubilados.
De esto podríamos concluir que esta es la prioridad del Esatdo, las familias sumergidas en la
pobreza o alguna desgracia. Una interpretación indirecta que podríamos deducir de esto, es
que la familia, convencionalmente, es autónoma, que se puede contener a sí misma salvo
que algún mal la flagele. Esto está en perfectamente alineado con la lógica de la ausencia
que podemos encontrar en la parábola del hijo pródigo. Son las familias que no están, las
que corren el riesgo de no estar, por no haber cumplido con las reglas morales que rigen y
dan existencia a la familia. En otras palabras, el hijo que no está, el hijo pródigo, aquel que
trae problemas es el que concentra la atención de los padres. En este caso vemos como las
familias en riesgo son aquellas que acaparan la atención del Estado.

La construcción de viviendas atenderá a las familias y creará empleos en un programa


de amplio alcance para contemplar la necesidad prioritariamente de los sectores de
menores recursos. Se jerarquizará el hábitat mediante un reordenamiento territorial
que resguarde el espacio urbano de asentamientos, con equipamiento comunitario y
condiciones ambientales indispensables para el desarrollo pleno. Es fundamental
promover la participación de organizaciones no gubernamentales en el desarrollo de
estos programas.

9
Ya hemos mencionado a Wigley y su trabajo sobre la relación entre la arquitectura y el
ordenamiento de los espacios en la familia. Este párrafo muestra evidencia de esta tan
estrecha relación entre la vivienda y el ordenamiento espacial. Aunque aquí no se haga
ninguna referencia al ordenamiento espacial de estas viviendas, si hace referencia explícita
al ordenamiento del espacio, pero esta vez en el nivel territorial. De aquí, que en esta
morada colectiva que es el Estado, el ordenamiento de la distribución poblacional por medio
de la construcción de viviendas, estará regido por la lógica de los espacios vacíos que haya
que cubrir. Esto también implica desviar el continuo flujo inmigratorio hacia los centros
urbanos. De esta manera, los más pobres podrán ser reubicados en los espacios menos
ocupados y alejados de los centros urbanos.

Quiero asegurarles a los argentinos que con esfuerzo y dignidad construyen


diariamiente la grandeza de la Patria que vamos a vivir en una tierra de oportunidad, de
certeza y de transparencia. Convoco a todos a iniciar, con la ayuda de Dios, este nuevo
camino que significa un verdadero compromiso con la gente para una vida mejor.

Por último, vemos nuevamente el mandato del padre que es quien guiará diaramente el
esfuerzo que engrandecerá a la tierra de nuestro padre. Es notorio, que seguido de estas
aluciones a la patria aparezca Dios, como si existiera una conveniecia (Foucault, 1998)
entre ellas.

Rodriguez Saa

En el caso del discurso de Rodriguez Saa vemos mucho menos referencias a la familia.
Cabe remarcar también que en relación a los demás discursos, este discurso es el que
presenta más irregularidades. En otras palabras, el discurso de Rodriguez Saa pareciera el
que menos respeta las regularidades del género. Aquí deberíamos ponderar la situación de
enunciación, que recordemos, responde a una total contingencia. Fue tal la magnitud de esta
irrupción en la política, que la misma letra de la Constitución se quedó muda, teniendo que
dejar que los hombre hablen por ella. En ese marco enunciativo irrumpe la voz de
Rodriguez Saa. Comienza con un brevísimo saludo en el que solo menciona a la Honorable
Asamblea Legislativa. Hay fuertes apelaciones a significados interpersonales, donde la
posición de sujeto suele estar reservada para el hablante, buena parte de las veces

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encubriendo por medio del recuso tácito, su persona. Debemos admitir habernos encontrado
con operaciones gramaticales desconcertantes y difíciles de clasificar.
En este sentido, las apelaciones a figuras familiares en el discurso de Rodriguez Saa
aparecen para darle protagonismo a su propia persona.
A primera vista encontramos rasgos de oralidad, sin embargo hay claras señales de
textualida en este discurso. Evidencia de esto es la división del texto por medio de títulos.
Además de esto que es lo más evidente, encontramos gramaticalmente elementos textuales
como conectores que aportan a la coherencia textual del discurso. A pesar de esto no es raro
encontrarse con expresiones gramaticalmente ambiguas a lo largo de este discurso.

Todo esto no podemos ocultarlo y todos debemos reflexionar sobre lo que sucedió esa
noche... porque será a través de esa mirada y de ese análisis que encontraremos los
caminos, los procedimientos y los instrumentos que nos llevarán a dejar atrás para
siempre esa situación que nuestro pueblo y nuestros hijos no merecían.

En este pasaje vemos el dramatismo de los acontecimientos que trajeron una desgracia no
merecida a nuestros hijos –inclusivo. Está claro que Rodriguez Saa no perdió ningún hijo en
esos trágicos acontecimientos, sin embargo, esa potencialidad discursiva, el acontecimiento
en sí, es traído y se cristaliza en discurso, discurso de poder, discurso del Estado. Y es traído
solo para colgar un telón de fondo, para pintar un tragedia en la que el pueda representar el
papel de héroe, líder carismático, hombre extraordinario, en rescate de la nación. Pero
interpreta este papel porque este infortunio le ha pasado a él. Se presenta tan solidarizado –
ya no como De la Rua, solidarizado a su familia- con el pueblo, que lo que le pasa al
pueblo, le pasa a él. Por eso mismo puede afirmar con los hijos que murieron en esos
trágicos incidentes también son suyos.

En esas jornadas vimos algo que no pudimos nunca imaginar los hombres y mujeres que
integramos esta democracia que tanto dolor y sangre costó a los argentinos antes de
1983, nada más y nada menos que el símbolo de la lucha por su recuperación, me
refiero a las Madres de Plaza de Mayo reprimidas, inexplicablemente, por las fuerzas de
la democracia.
No puedo dejar de rendir un homenaje a los muertos en estas jornadas..., sangre
innecesariamente derramada... ¡Señores legisladores!... Qué necesidad había de estas

11
muertes..., del dolor de estas familias que perdieron a sus seres queridos por nuestra
desidia, nuestra ceguera y tal vez hasta nuestra irresponsabilidad..

Pero hábilmente logra desolidarizarse con las madres, que las personifica en ese ícono de
resistencia que son las Madres de Plaza de Mayo, para solidarizarse con los legisladores por
medio de nuestra desidia y nuestra ceguera y nuestra irresponsabilidad. En esta operación
vemos como el enunciador se mueve de una escena a la otra, encarnando ese sujeto
solidario, que cuando es necesario siente el dolor de las madres como propio, que se
responsabiliza junto a los legisladores, del dolor de estas familias que hasta hace muy poco
le era propio.
Hasta aquí podemos ver claramente que la familia para Rodriguez Saa no es otra cosa sino
un recurso retórico que le permita resaltar su persona.

Estas pérdidas irreparables son la bisagra que hará posible una nueva Argentina...,
con un nuevo estilo de gobernar..., un gobierno para treinta y siete millones de
argentinos que creyeron que en cada uno de nosotros encontrarían una persona que
trabajará para ellos..., para su presente y el futuro de sus hijos...

Más evidencia que la familia no es sino el canal que irá a depositar en su futuro de sus hijos.
O en realidad por el contrario, él se presenta como la fuente del presente y del futuro de sus
hijos, ya no de la familia sino de su prole.

Esta madrugada comenzamos a instrumentar el plan social para crear un millón de


oportunidades de trabajo... Debemos esforzarnos y pido ayuda para que esto se
concrete en el más breve tiempo posible de manera que dentro de un mes estemos
pensando en ampliar este plan para acercarnos al sueño de hacer cierto que cada
argentino tenga su fuente de trabajo.
Esto es posible pero sin corruptelas..., que el esfuerzo del Estado y del Gobierno llegue
a la gente y que entendamos que la oportunidad debe ser, en primer lugar, para el
grupo familiar. Donde haya una familia sin empleo ésta será la prioridad.

Aquí encontramos una recurrencia con respecto al discurso de De la Rua y es la prioridad de


proveer de empleo al grupo familiar. Sin embargo, aunque aquí aparece la familia, aparece
como algo desfamiliarizado, aparece como el grupo familiar. Cabe destacar también que en

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este párrafo la familia nunca aparece en posición de sujeto o tema, sino que más bien la
encotramos relegada en el rema.

Hemos descubierto en el discurso de Rodriguez Saa que aparecen alusiones a la familia,


pero son tratados como meros instrumentos retóricos de la estrategia discursiva de
Rodriguez Saa. En este sentido no encontramos jucios prescriptivos de lo que debería ser la
familia, su ordenamiento o cualquier otra cosa respecto a las mismas. Nuevamente
deberíamos ponderar la situación de enunciación y la urgencia –que aparece a lo largo de
todo su discurso- del momento. En este sentido podríamos decir que claramente el marco
enunciativo es distinto y dado que el discurso de Rodriguez Saa no goza de la legitimidad
del voto popular, él trata de asentar las bases de su legitimidad en la extraordinaria situación
y su extraordinaria capacidad de mandar. En este contexto es que encontramos a la familia
interpretando el dolor y la desgracia. Tal vez sea como dice Borges en Ragnarök, “...; no
sentimos horror porque nos oprime una esfinge, soñamos una esfinge para explicar el
horror que sentimos.”. En este caso Rodriguez Saa no sentía dolor por las familias, pero
necitaba de las familias para evocar en nosotros ese dolor familiar de la tragedia.

Duhalde

Duhalde es el que probablemente haga menos referencias a la familia en su discurso.


Tenemos que tener en cuenta que este discurso fue pronunciado siete días después del
discurso de Rodriguez Saa. En este sentido lo dicho sobre la situación de enunciación se
aplica también a este discurso, incluso hasta con algunos elementos extras y algunos
atenuantes. En este marco Duhalde capitalizó estos dos elementos. Por un lado manifestó la
delicada situación del desarrollo institución en que se encontraba del país. Por otro lado, se
comprometió, desde el comienzo de su discurso, cumplir con el período que había dejado
inconcluso el presidente De la Rúa y entregar el gobierno en manos de un nuevo presidente
electo en el 2003. Aunque las marcas familiares explicitadas son pocas, encontramos una
referencia con rasgos similares en las alusiones a la religión, puntualmente la católica.

Desde mañana, sin delegar la responsabilidad en la recuperación de la paz social que


me compete y la tarea que debo realizar, estaremos trabajando junto con las fuerzas
políticas, empresariales, laborales y organizaciones no gubernamentales en la
elaboración inmediata de un programa de salvación nacional. Participar de ese abierto

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proceso de diálogo es afirmar que queremos mirar de frente a cada argentina y a cada
argentino para decirle que conocemos sus angustias y desesperanzas, y que estamos
dispuestos a salvar solidariamente a la Nación recuperando la dignidad de cada
miembro de la comunidad.

De aquí que el ordenamiento no se haga a un nivel espacial. En este sentido el ordenamiento


sería en relación al cuerpo de la comunidad, compuesto por miembros que deben ser
ubicados en el lugar que les corresponde.

Quiero decirles que estamos en una situación límite; lo sabemos. No tenemos crédito
externo ni crédito interno. Están metidos en el famoso "corralito" 65 mil millones, entre
pesos y dólares, que los bancos han prestado a empresas, familias o al sector público

Aquí confluyen varios tópicos. Sin hacer un análisis demasiado profundo –que implicaría
encontrar una genealogía de donde o como se articulan estos tópicos en la familia. Pero sí a
simple vista encontramos que la familia aparece o es mostrada al mismo nivel de exposición
a la amenaza del limite. Esa línea que traza el afuera de todas estas construcciones
humanas. Escribimos estas palabras a forma de resaltar una alerta, que será recogida en un
próximo análisis más detallado.

Como consecuencia de la depresión económica la caída de nuestro ingreso por


habitante alcanzó un 12 por ciento. También aumentó la desocupación, superando todos
los registros históricos del país, y el índice de pobreza llegó al 40 por ciento de la
población. Eso significa, ni más ni menos, que 15 millones de hermanos nuestros viven
debajo de la línea de pobreza

Nuevamente nos encontramos con hermanos, iguales a uno, con los que compartimos el
lazo de nuestros padres. Debemos reconocer que esta elección lexicogramatical es un
recurso usual en el discurso religioso, que no deja de estar trazado por la familia.

En definitiva podemos decir del discurso de Duhalde que hace pocas referencias a la
familia. Varias veces utiliza el sintagma hermanos. Encontramos la amenaza del límite, el
afuera.

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Kirchner

Si el contexto de enunciación se dejó notar en los anteriores dos discursos, en este también
aparece, presentando algunas similitudes con el discurso de De la Rúa. Con esto queremos
resaltar el aspecto que de los cuatro presidentes aquí analizados, solo dos llegaron a sus
cargos por vías electorales. Esto se patentiza en estos discursos por la imperiosa necesidad
de mencionar la fuente que legitimiza el mismo discurso. Es por eso que hemos pasado
desde la voluntad del pueblo en de la Rúa, el extraordinario coraje de Rodriguez Saa, la
amenaza del limite y la promesa de la entrega del poder en Duhalde y nuevamente la
voluntad de cambio y la legalidad de la Constitución en Kirchner.
En una breve caracterización del discurso de Kirchner podemos decir que es más racional y
distante. Se hacen apelaciones a sentimientos pero de manera más moderada que, por lo
menos, los dos discursos anteriores.

Queremos ser la generación de argentinos que reinstale la movilidad social


ascendente, pero que también promueva el cambio cultural y moral que implica el
respeto a las normas y las leyes. En este marco conceptual queremos expresar los
ejes directrices en materia de relaciones internacionales, manejo de la economía, los
procesos de la salud, la educación, la contención social a desocupados y familias en
riesgo y los problemas que plantean la seguridad y la justicia en una sociedad
democrática.
Profundizar la contención social de las familias en riesgo, garantizando subsidios al
desempleo y asistencia alimentaria, consolidando una verdadera red federal de
políticas sociales integrales para que quienes se encuentran por debajo de la línea de
pobreza puedan tener acceso a la educación, la salud pública y la vivienda.

Nuevamente encontramos como prioridar ayudar a las familias en riesgo. Es a aquel que nos
se puede ver, o que se ve porque su condición especial, de desvalido, que necesita de la
ayuda del padre. En este sentido el Estado asume su rol cual padre, para ayudar a sus
miembros más desfavorecidos. Sin embargo en este discurso, aunque es enunciado desde el
Estado, quien puede encarnar el rol de gran padre, no hay marcas alusivas de paternalismo.
De hecho pareciera que guarda alguna relación con lo anteriormente dicho en los demás
discursos, pero encontramos algunos mecanismos más detallados. Encontramos nuevamente
los mecanismos morales y el respeto a la ley y acciones de gobierno concretas. En este

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sentido encontramos que al igual que los demás discursos se prioriza generar un ingreso a
las familias. Valdría aclarar que De la Rúa, Rodriguez saa y Duhalde hacían referencia a
conseguir trabajo a las familias. En este sentido encontramos un pequeña innovación que es
la de proponer ya no trabajo sino subsidio a los desempleados.

Una sociedad con elevados índices de desigualdad, empobrecimiento, desintegración


familiar, falta de fe y horizontes para la juventud, con impunidad e irresponsabilidad,
siempre será escenario de altos niveles de inseguridad y violencia. Una sociedad
dedicada a la producción y proveedora de empleo dignos para todos resultará un
indispensable apoyo para el combate contra el delito

Aquí encontramos, nuevamente los riesgos del desmembramiento del cuerpo de la familia.
En este caso más que como riego está presentado como consecuencia.

Para comprender la problemática de la seguridad encontramos soluciones que no sólo


se deben leer en el Código Penal, hay que leer también la Constitución Nacional en sus
artículos 14 y 14 bis, cuando establecen como derechos de todos los habitantes de la
Nación el derecho al trabajo, a la retribución justa, a las condiciones dignas y
equitativas de labor, a las jubilaciones y pensiones móviles, al seguro social
obligatorio, a la compensación económica familiar y al acceso a una vivienda digna,
entre otros.

Por último, encontramos que la forma de restablece el orden de la familia es garantizando


las condiciones de existencia que establece la ley de la patria, la Constitución.
Para terminar este breve análisis, podemos decir que el contexto de enunciación tiene un
peso importante sobre el discurso. En ese sentido encontramos muchas similitudes con el
discurso de De la Rúa, en términos de elecciones de tópicos. Claramente tiene un tono de
mayor tensión que este y menos que Rodriguez Saa.
Vemos que se habla sobre la ley del padre como norma suprema y la neceidad de asegurar
el espacio y las condiciones que dicta el ordenamiento de la Constitución, particularmente el
artículo 14.

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Conclusión
A lo largo del seminario estudiamos a la familia en contraposición con la polís
distinguiendo sus rasgos a partir de su par opuesto de la polis.

En este trabajo vemos como la polis dice y ordena a la familia. Esto es casi lo mismo que
decir que vemos la forma en que la familia parece en le polis.

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