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Introducción
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Ricardo Esteves (UBA) ric.esteves@gmail.com
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de la tensión primogénita de la vida en sociedad que da origen a la política, la vida en
sociedad y en familia.
En este sentido lo que nos interesa resaltar en este trabajo es el interés por descubrir que
modelo de familia se trata de hegemonizar –o simplemento que modelos de familia se
encuentran en pugna- dentro de las esferas del poder rector del Estado, de la política. Está
claro que el Estado como finalidad o resultado de las familias, intentará hegemonizar un el
tipo de familia que le sea más conveniente. Esto nos parece relevante en el sentido que el
Estado cuenta con recursos para materializar un ordenamiento de la familia que le sea
conveniente o funcional a él. En primer lugar podemos pensar en la considerable capacidad
regulatoria a nivel ideológico y de la moral que posee el Estado. Pero creo que esta
capacidad queda hasta eclipsada frente al aspecto material del poder público, que puede
asegurar un ordenamiento más eficiente de las partes. Me refiero a la capacidad del Estado
de movilizar recursos mediante la realización de planes que lleguen a las familias a través
de empleo, empleo público, planes sociales, planes de vivienda, entre otros. Tomando de
entre los mencionados a los planes de vivienda podríamos hacer referencia al trabajo de
Mark Wigley (1992) quien plantea que mediante el ordenamiento de los espacios de la casa
familiar se cristaliza la ley del orden familiar, que es anterior a la casa. Teniendo en cuenta
esto está claro que cuando el Estado materializa, mediante planes de viviendas, hogares para
las familias, esta acción estará regida por una lógica funcional en la que está incluida la
necesidad de autopreservación de la institucionalidad del Estado. Esto visto desde la
perspectiva de la hegemonía nos permitirá entender que el Estado no es una identidad
suturada, íntegra e inmanente 2 sino que es un conjunto de relaciones que fluyen en un
constante movimiento hegemonico. La ilusión de la sociedad como un identidad pura,
completa o suturada, se asemaja a la ilusión de cuerpos sin órganos de Deleuze & Guattari
(1972) 3 . En este sentido el socius, funciona con la misma lógica de producción deseante,
acoplando pausas improductivas al proceso de producción. Me gustaría rescatar esta idea
que incluso pensando la sociedad como un todo, una unidad, esta se presenta como un
cuerpo sin organos, que se presenta improductivo pero como resultado de u proceso de
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Un modelo de este tipo de identidades se pueden encontrar bajo la categoría de Imperio en
Hardt & Negri “Imperio”
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El mismo Laclau se opondría a e sto. Hace poco 15-7-2003, pronunció una conferencia
organizada por el decano de la Facultad de Ciencias Sociales UBA y opuso la inmanencia que se
puede ver en Hardt & Negri y Deleuze a la articulación que corresponde a la categoría de
hegemonía que el defiende y que nosotros presentamos aquí. De todas formas la idea de cuerpo
sin órganos me parece sugestiva a un nivel descriptivo. Deleuze & Guattari (1972)pps. 17-19,
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producción. En este sentido esa sociedad solidarizada en un cuerpo sin órganos implica un
proceso de producción impulsada por una máquina deseante, que impulsa su proceso de
producción mediante cortes dominados por una lógica binaria de producción-
antiproducción, que permiten el fluido deseante que se patentiza en el proceso de
producción de ese cuerpo sin órganos. Aquí introduciría nuevamente la noción de
hegemonía, implicando necesariamente que el corte de este cuerpo sin órganos ya no nos es
relevante sino alegóricamente y lo que nos interesa es encontrar en el discurso hegemónico
que marcas encontramos sobre ese prototipo de familia que el Estado fortalecerá o
promoverá ya sea mediante mecanismos ideológicos o morales, sino también mediante la
materialización de la política por medio del poder del Estado en todas sus formas 4 . Lo que
la noción de hegemonía aquí significaría es que ese sentido de unidad que se le puede
atribuir a cualquier sociedad es aparente, imaginario, ireal e imposible. Esta claro que la
existencia de un discurso hegemónico implica la existencia en pugna de otros discursos
contrahegemónicos.
Analizar los discursos inagurales de los presidentes De la Rua, Rodriguez Saa, Duhalde y
Kirchner, en busca de marcas sobre la familia, ya sea sobre el tipo de valores que quiere
encarnar en el entrante gobierno, sobre la consideración que tendrá el Estado para
salvaguradar y proteger esta institución ó como simple instrumento retórico, para demostrar
que esa persona, el presidente proviene de una familia también, solidarizarse con las
personas que han sufrido desgracias en sus familias, es la tarea que nos proponemos en este
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Son muy variadas y pueden abarcar desde los planes de construcciones de viviendas
familiares, planes sociales, empleo público y hasta podríamos encontrar algunos de naturaleza
más indirecta según el tenor del discurso que corresponda, obras públicas, empleo, impuestos,
créditos, entre otros.
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trabajo. Todo lo anteriormente dicho entra en relevancia aquí cuando nos detenemos –en un
ejercicio de pensar el contexto de enunciación- a observar que cada uno de estos presidentes
proviene de familias distintas. Se podría decir que esto es evidente ya que no tienen ningún
lazo sanguíneo que los una en relación de parentesco. Pero esta afirmación hace alusión a la
idea de hegemonía en el sentido que es muy probable que esta rivalidad política tenga un
correlato en otro momento de la constitución de esa sociedad política que les permite
enfrentarse en el momento del Estado. Esto sería lo mismo que decir que no es mera
coincidencia que sean rivales y no aliados, en la contienda política. La hipótesis subyacente
es que el pertenecer a un tipo particular de familia implica cargar con su discurso (E. Cross).
En este sentido, según Lacan el sujeto ( $ ) es hablado. Por esto mismo me parece correcto
pensar que el discurso político, en particular el discurso inagural de los presidentes
argentinos, pronunciado a continuación del acto de juramento, ante Asamblea Legislativa,
pude generar la ilusión de modalizar un registro de lo universal, sin embargo estamos frente
a un acto de hegemonía en el que el sujeto es dicho, es hablado, desde lo profundo de su
inconciente, en una situación ideal en el que confunde las voces; de los padres, la propia, y
por sobre todo, la de la ley suprema 5 .
Como síntesis podemos decir que en este trabajo rastreamos en los discursos inagurales de
estos cuatro presidentes Fernando De la Rúa, Adolfo Rodriguez Saa, Eduardo Duhalde y
Nestor Kirchner, las distintas marcas, los rastros de la familia y el juego entre la familia y el
Estado.
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Que es nada más y nada menos que la de nuestros padres fundadores, quienes tallaron sus
rostros, o simplemente inmortalizaron sus voces en el totem de la Constitución Nacional. S.
Freud “Tótem y Tabú”
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En todos estos discursos aparecen marcas o alusiones sobre la familia. En este sentido, el
discurso de De la Rúa es el que presenta un la mayor cantidad de alusiones a la familia en
relación con los demás.
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letra de la Constitución, según lo dispone el artículo 93 de la Constitución Nacional. Está
claro que estos discursos son parte importante del ritual, la ceremonia de asunción del
poder, cumpliendo todos los requicitos para que los actos de habla sean –con algunas
reservas- Felices.
De esto podemos deducir que existen discursos políticos que son producto de una práctica
rutinaria del Estado, normalizada por la Constitución Nacional, que al mismo tiempo es el
texto que da origen y regula esta práctica. Por esto mismo identificamos a los discursos
enunciados dentro de este marco, discursos que encarnan el poder del Estado, como
hegemonizado desde el Estado.
Algo que se ve claramente en la evidencia que descubre este análisis es que el discurso
hegemónico no es inmanente sino que cambia, se articula.
De la Rúa
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digo casí porque Rodriguez Saa no cumple con esta característica de la regla.
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Ya que las personas presentes se convierten en marcas de discurso, incorporando por lo menos
las voces silenciosas de la escucha que estas personas prestaron en el recinto en que se
pronunciaron estos discursos.
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individuo 8 y segundo como a un hermano, a un igual. Inmediatamente seguido de esto De la
Rúa dice:
Aquí vemos un rasgo de esta familia que es presentada desde la voz de la ley y que aparece
siempre presente, acompañando al hombre (en este caso al presidente) frente a las grandes
responsabilidades que el hombre debe asumir. Otra característica relevante de esta
descripción es la idea de solidaria, la familia como una unidad sólida, sin órganos, sin
posibilidad de desprendimientos. En este párrafo vemos como en este discurso el
enunciador delinea los pilares sobre los que asume la tarea de presidente: Dios y la Familia.
No mucho después el discurso continúa haciendo referencia a los valores que encierra esta
familia y de que manera estos influyen sobre el funcionamiento del Estado.
Aquí hay 2 cosas interesantes. En primer lugar hay un fuerte elemento prescriptivo y otro
proscriptivo. El elemento prescriptivo tiene que ver con la carecterización de las reglas de
moralidad que “todos” –clara marca de hegemonización, o intento de universalizar ese valor
particular- “nos viene” como algo determinado por la naturaleza o la contingencia. Lo
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Aquí podríamos aplicar la categoría de Eliseo Verón que propone en “El Discurso Político.
Lenguajes y acontecimientos” Hachette, Buenos Aires 1986, de Metacolectivos singulares.
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interesante es que dentro de esos valores atribuibles a la familiares encontremos tipos
distintos de valores. Por un lado encontramos valores altruistas como la convicción
profunda de servir a los demás antes que a uno mismo y por otro lado encontramos valores
procedimentales (La transparencia, lucha permanente contra la corrupción) que
corresponden a otro orden que el de los valores familiares. Está claro que estamos frente a
una operación por la que se quiere resaltar la importancia que se le darán a estos valores
procedimentales, que serán valores tan familiares como el del altruismo, aprendido de
nuestras familias y de las escuelas. El aspecto proscriptivo aparece, dirigido a un (usando
las categorías de Verón) Contradestinatario, encarnado por los funcionarios públicos que se
aparten de esas normas elementales, quienes serán enfrentados con la justicia.
Podríamos decir en términos generales que el discurso de De la Rúa posee un núcleo central
en torno al que circula gran parte del discurso o a partir del que justifica o argumenta parte
importante de sus posiciones. Este núcleo central es el tópico de la deuda externa. Detrás de
este tópico se irán encadenando casi con una forma de equivalencia otros tópicos como el
desempleo, la crisis económica en general. En ese sentido encontramos que:
Para las familias es tan importante tener trabajo como saber que pueden sentarse a
planificar el mañana.
Aunque parezca trivial, a mi juicio, en esta frase se dice más de lo que parece. En esta
comparación donde se equiparan el tener un trabajo y poder planificar, podríamos realizar
un ejercicio de prolongar las cadenas de equivalencias, podríamos encontrar que planificar
el mañana, puede ser un término equivalente a tener certidumbre. En este sentido, el trabajo
es importante para las familias porque provee certidumbre. Esto también dice mucho sobre
que se espera de las familias. La familia debe ser el imperio de la certidumbre. Aquí me
parece relevante traer a Hardt & Negri y su definición de imperio. Con esto no quiero
afirmar que efectivamente la familia sea el lugar del imperio, donde el tiempo se detiene y
muere la historia, por la falta de tensión, por esa hegemonía absoluta que borra la marca de
la diferencia. De todos formas, aunque esto sea imposible, sigue rigiendo esta principio,
aunque sea bajo la forma de la ilusión, de la añoranza de ese espacio imperturbable, liso y
regular como la superficie de una apacible laguna.
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Sin embargo sabes muy bien que es imposible conseguir esa solidaridad o solidez que
guarda el presidente con su familia. Por eso el Estado debe intervenir para restablecer este
orden que le ha sido quitado a la familia.
El apoyo del Estado debe llegar a las familias más pobres, que muchas veces han
perdido la esperanza, a los jóvenes que están en situación de no estudiar ni trabajar, a
las mujeres -sobre todo a las jefas de hogar que están solas a cargo de sus hijos-, a los
jubilados cuyos ingresos no alcanzan para una vida digna.
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Ya hemos mencionado a Wigley y su trabajo sobre la relación entre la arquitectura y el
ordenamiento de los espacios en la familia. Este párrafo muestra evidencia de esta tan
estrecha relación entre la vivienda y el ordenamiento espacial. Aunque aquí no se haga
ninguna referencia al ordenamiento espacial de estas viviendas, si hace referencia explícita
al ordenamiento del espacio, pero esta vez en el nivel territorial. De aquí, que en esta
morada colectiva que es el Estado, el ordenamiento de la distribución poblacional por medio
de la construcción de viviendas, estará regido por la lógica de los espacios vacíos que haya
que cubrir. Esto también implica desviar el continuo flujo inmigratorio hacia los centros
urbanos. De esta manera, los más pobres podrán ser reubicados en los espacios menos
ocupados y alejados de los centros urbanos.
Por último, vemos nuevamente el mandato del padre que es quien guiará diaramente el
esfuerzo que engrandecerá a la tierra de nuestro padre. Es notorio, que seguido de estas
aluciones a la patria aparezca Dios, como si existiera una conveniecia (Foucault, 1998)
entre ellas.
Rodriguez Saa
En el caso del discurso de Rodriguez Saa vemos mucho menos referencias a la familia.
Cabe remarcar también que en relación a los demás discursos, este discurso es el que
presenta más irregularidades. En otras palabras, el discurso de Rodriguez Saa pareciera el
que menos respeta las regularidades del género. Aquí deberíamos ponderar la situación de
enunciación, que recordemos, responde a una total contingencia. Fue tal la magnitud de esta
irrupción en la política, que la misma letra de la Constitución se quedó muda, teniendo que
dejar que los hombre hablen por ella. En ese marco enunciativo irrumpe la voz de
Rodriguez Saa. Comienza con un brevísimo saludo en el que solo menciona a la Honorable
Asamblea Legislativa. Hay fuertes apelaciones a significados interpersonales, donde la
posición de sujeto suele estar reservada para el hablante, buena parte de las veces
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encubriendo por medio del recuso tácito, su persona. Debemos admitir habernos encontrado
con operaciones gramaticales desconcertantes y difíciles de clasificar.
En este sentido, las apelaciones a figuras familiares en el discurso de Rodriguez Saa
aparecen para darle protagonismo a su propia persona.
A primera vista encontramos rasgos de oralidad, sin embargo hay claras señales de
textualida en este discurso. Evidencia de esto es la división del texto por medio de títulos.
Además de esto que es lo más evidente, encontramos gramaticalmente elementos textuales
como conectores que aportan a la coherencia textual del discurso. A pesar de esto no es raro
encontrarse con expresiones gramaticalmente ambiguas a lo largo de este discurso.
Todo esto no podemos ocultarlo y todos debemos reflexionar sobre lo que sucedió esa
noche... porque será a través de esa mirada y de ese análisis que encontraremos los
caminos, los procedimientos y los instrumentos que nos llevarán a dejar atrás para
siempre esa situación que nuestro pueblo y nuestros hijos no merecían.
En este pasaje vemos el dramatismo de los acontecimientos que trajeron una desgracia no
merecida a nuestros hijos –inclusivo. Está claro que Rodriguez Saa no perdió ningún hijo en
esos trágicos acontecimientos, sin embargo, esa potencialidad discursiva, el acontecimiento
en sí, es traído y se cristaliza en discurso, discurso de poder, discurso del Estado. Y es traído
solo para colgar un telón de fondo, para pintar un tragedia en la que el pueda representar el
papel de héroe, líder carismático, hombre extraordinario, en rescate de la nación. Pero
interpreta este papel porque este infortunio le ha pasado a él. Se presenta tan solidarizado –
ya no como De la Rua, solidarizado a su familia- con el pueblo, que lo que le pasa al
pueblo, le pasa a él. Por eso mismo puede afirmar con los hijos que murieron en esos
trágicos incidentes también son suyos.
En esas jornadas vimos algo que no pudimos nunca imaginar los hombres y mujeres que
integramos esta democracia que tanto dolor y sangre costó a los argentinos antes de
1983, nada más y nada menos que el símbolo de la lucha por su recuperación, me
refiero a las Madres de Plaza de Mayo reprimidas, inexplicablemente, por las fuerzas de
la democracia.
No puedo dejar de rendir un homenaje a los muertos en estas jornadas..., sangre
innecesariamente derramada... ¡Señores legisladores!... Qué necesidad había de estas
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muertes..., del dolor de estas familias que perdieron a sus seres queridos por nuestra
desidia, nuestra ceguera y tal vez hasta nuestra irresponsabilidad..
Pero hábilmente logra desolidarizarse con las madres, que las personifica en ese ícono de
resistencia que son las Madres de Plaza de Mayo, para solidarizarse con los legisladores por
medio de nuestra desidia y nuestra ceguera y nuestra irresponsabilidad. En esta operación
vemos como el enunciador se mueve de una escena a la otra, encarnando ese sujeto
solidario, que cuando es necesario siente el dolor de las madres como propio, que se
responsabiliza junto a los legisladores, del dolor de estas familias que hasta hace muy poco
le era propio.
Hasta aquí podemos ver claramente que la familia para Rodriguez Saa no es otra cosa sino
un recurso retórico que le permita resaltar su persona.
Estas pérdidas irreparables son la bisagra que hará posible una nueva Argentina...,
con un nuevo estilo de gobernar..., un gobierno para treinta y siete millones de
argentinos que creyeron que en cada uno de nosotros encontrarían una persona que
trabajará para ellos..., para su presente y el futuro de sus hijos...
Más evidencia que la familia no es sino el canal que irá a depositar en su futuro de sus hijos.
O en realidad por el contrario, él se presenta como la fuente del presente y del futuro de sus
hijos, ya no de la familia sino de su prole.
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este párrafo la familia nunca aparece en posición de sujeto o tema, sino que más bien la
encotramos relegada en el rema.
Duhalde
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proceso de diálogo es afirmar que queremos mirar de frente a cada argentina y a cada
argentino para decirle que conocemos sus angustias y desesperanzas, y que estamos
dispuestos a salvar solidariamente a la Nación recuperando la dignidad de cada
miembro de la comunidad.
Quiero decirles que estamos en una situación límite; lo sabemos. No tenemos crédito
externo ni crédito interno. Están metidos en el famoso "corralito" 65 mil millones, entre
pesos y dólares, que los bancos han prestado a empresas, familias o al sector público
Aquí confluyen varios tópicos. Sin hacer un análisis demasiado profundo –que implicaría
encontrar una genealogía de donde o como se articulan estos tópicos en la familia. Pero sí a
simple vista encontramos que la familia aparece o es mostrada al mismo nivel de exposición
a la amenaza del limite. Esa línea que traza el afuera de todas estas construcciones
humanas. Escribimos estas palabras a forma de resaltar una alerta, que será recogida en un
próximo análisis más detallado.
Nuevamente nos encontramos con hermanos, iguales a uno, con los que compartimos el
lazo de nuestros padres. Debemos reconocer que esta elección lexicogramatical es un
recurso usual en el discurso religioso, que no deja de estar trazado por la familia.
En definitiva podemos decir del discurso de Duhalde que hace pocas referencias a la
familia. Varias veces utiliza el sintagma hermanos. Encontramos la amenaza del límite, el
afuera.
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Kirchner
Si el contexto de enunciación se dejó notar en los anteriores dos discursos, en este también
aparece, presentando algunas similitudes con el discurso de De la Rúa. Con esto queremos
resaltar el aspecto que de los cuatro presidentes aquí analizados, solo dos llegaron a sus
cargos por vías electorales. Esto se patentiza en estos discursos por la imperiosa necesidad
de mencionar la fuente que legitimiza el mismo discurso. Es por eso que hemos pasado
desde la voluntad del pueblo en de la Rúa, el extraordinario coraje de Rodriguez Saa, la
amenaza del limite y la promesa de la entrega del poder en Duhalde y nuevamente la
voluntad de cambio y la legalidad de la Constitución en Kirchner.
En una breve caracterización del discurso de Kirchner podemos decir que es más racional y
distante. Se hacen apelaciones a sentimientos pero de manera más moderada que, por lo
menos, los dos discursos anteriores.
Nuevamente encontramos como prioridar ayudar a las familias en riesgo. Es a aquel que nos
se puede ver, o que se ve porque su condición especial, de desvalido, que necesita de la
ayuda del padre. En este sentido el Estado asume su rol cual padre, para ayudar a sus
miembros más desfavorecidos. Sin embargo en este discurso, aunque es enunciado desde el
Estado, quien puede encarnar el rol de gran padre, no hay marcas alusivas de paternalismo.
De hecho pareciera que guarda alguna relación con lo anteriormente dicho en los demás
discursos, pero encontramos algunos mecanismos más detallados. Encontramos nuevamente
los mecanismos morales y el respeto a la ley y acciones de gobierno concretas. En este
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sentido encontramos que al igual que los demás discursos se prioriza generar un ingreso a
las familias. Valdría aclarar que De la Rúa, Rodriguez saa y Duhalde hacían referencia a
conseguir trabajo a las familias. En este sentido encontramos un pequeña innovación que es
la de proponer ya no trabajo sino subsidio a los desempleados.
Aquí encontramos, nuevamente los riesgos del desmembramiento del cuerpo de la familia.
En este caso más que como riego está presentado como consecuencia.
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Conclusión
A lo largo del seminario estudiamos a la familia en contraposición con la polís
distinguiendo sus rasgos a partir de su par opuesto de la polis.
En este trabajo vemos como la polis dice y ordena a la familia. Esto es casi lo mismo que
decir que vemos la forma en que la familia parece en le polis.
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