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see aN lsat . or a | pee te) LCs) ie 0) 0 < | BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS Declarada de interés nacional ESTA COLECCION SE PUBLICA BAJO LOS AUSPICIOS Y ALTA DIRECCION DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA LA COMISION DE DICHA PONTIFICIA UNIVER- SIDAD ENCARGADA DE LA INMEDIATA RELA- cIGN CON LA BAC ESTA INTEGRADA EN EL, ANO 1976 POR LOS SENORES SIGUIENTES: PRESIDENTE: Emmo. y Rvdmo. Sr. Dr. VICENTE ENRIQUE Y TARANCON, Cardenal Arzobispo de Madrid-Alcalé y Gran Canciller de ta Universidad Pontificia VICEPRESIDENTE: Ilmo. Sr. Dr. FERNANDO SEBASTIAN AGUILAR, Rector Magnifico VocaLes: Dr. ANTONIO Rouco VaRELA, Vicerrector; Dr. GABRIEL Pérez Ropricurz, Decano de la Facultad de Teologia; Dr. JuLio MAaNZANARES MarijuANn, Decano de la Facultad de Derecho Cané- nico; Dr. ALFONSO OrTEGA Carmona, Decano de la Facultad de Filosofia y Letras y Vicedecano de la Seccién de Filologta Biblica Trilingie; Dr. MaNuEL CapELO Martinez, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales; Dr. SATURNINO ALVAREZ TuRIENZO, Vicedecano de la Seccién de Filosofia; Dr. CLaupio ViLA PALA, Vicedecano de la Seccién de Pedagogia; Dr. ENRIQUE FREIJO BALSEBRE, Vicedecano de la Seccién de Psicologia, SecreTario: Dr. JuAN SANCHEZ SANCHEZ, Catedrdtico de Derecho Canénico LA EDITORIAL CATOLICA, S. A. — Aparrapo 466 MADRID * MCMLXXVI Fl marxismo Exposicién y critica I POR GREGORIO RODRIGUEZ DE YURRE PROFESOR DE FILOSOFIA SOCIAL EN LA FACULTAD DE TEOLOGIA DE VITORIA BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID + MCMLXXVI A mi madre, con filial afecto. © Biblioteca de Autores Cristianos, de EDICA, S. A. Madrid 1976 Con censura eclesidstica Depésito legal M 2139-1976 ISBN 84-220-0746-0 obra completa ISBN 84-220-0747-9 tomo I Impreso en Espafia. Printed in Spain INDICE GENERAL Pags. xv : xIx BREVE NOTA BIBLIOGRAFICA XXXVI PRIMERA PARTE LA NATURALEZA Y EL HOMBRE IntropucciON 3 Capfruto I—Concepcién materialista de Ja naturaleza . 7 1. Interpretacién materialista de Ja naturaleza 8 2. La aseidad de Ja naturaleza .. il 3, Tdentidad del hombre con Ia naturaleza . 16 Capito II.—Autogénesis de la persona 2 1, EL trabajo en Fichte (1762-1814) 2 2. EL trabajo en Hegel (1770-1831) . 25 3. El trabajo en Marx 28 4. ‘Acusacién contra Hegel ... 31 Capiruro [—Naturaleza comunitaria del hombre . 3 1. Comunidad del hombre con la naturaleza .. 34 1) Vertiente potencial del hombre . 34 2) Naturaleza activa del hombre 36 2. Comunidad del hombre con 1a especie 39 1) La esencia humana est4 en la especie (Gattung) 40 2) La sociedad como empalme y mediacién entre la naturaleza y el hombre. 45 3) Creacién del hombre .... 4) El matrimonio como prototipo . 54 Cariruto IV—La alienacién 56 1. La alienacién en Hegel 37 1) Traduccién . 7 2) Origen del término 60 3) La «positividad» como antecedente de la alienacién 62 4) Alienacién 64 2, La alienacién en Marx 6 1) Las principales alienaciones para Marx 66 2) Consecuencias de la alienacién B 3) Posicién del concepto de alienacién en Marx 7 SEGUNDA PARTE LA FILOSOFIA DEL DEVENIR Capfruto L—La dialéctica 7” 1. La dialéctica, camino del pensamiento humano . 9 2, Ladialéctica en Kant y Fichte 3 3, La dialéctica en Hegel... 85 1) Dialéctica antikantiana . 8 Capiruto IIL—EI materialismo histérico fe Capfruto III.—Periodizacién de Ia historia . 1. eH 4 aa Capfruto TV.—La teoria del conocimiento a Indice general 2) La estructura del proceso dialéctico 3) La dialéctica del sefior y el esclavo El materialismo dialéctico de Marx .. 1) Ataque a Ia dialéctica teérica de Hegel 2) Naturaleza revolucionaria de la dialéctica 3) La respuesta de los fildsofos hegelianos 4) Algunas formas de la dialéctica 5) Las leyes de la dialéctica . El leninismo y la «surdétermination» de Althusser 1) EI leninismo . 2) La «surdétermination» de Althusser La dialéctica en Mao Tse-tung 1) La dialéctica taofsta .. 2) Universalidad y particularidad de la contradiccién 3) La identidad y la lucha de los aspectos de la contradiccién . 4) La estrategia de Mao Nacimiento del materialismo histérico 1) El brote del materialismo histérico 2) El objetivo fundamental de la «Deutsche Ideologies . 3) Rechazo del materialismo de Feuerbach 4) La cuestién de terminologia . Los ingredientes del materialismo his 1) La base o infraestructura 2) La base en el perfodo pri 3) Los factores de la base .. 4) Las relaciones 5) La ciencia . 6) Los factores de la superestructura Relacién entre la estructura y la superestructura 1) El determinismo monista .. 2) Ultimos retoques de la teoria . Evolucién de Marx sobre la periodizacién Periodo primitive comunista ... 1) Naturaleza de la primitiva comunidad 2) Evolucién de la propiedad comunal Perfodo antiguo o de Ia esclavitud 1) Atenas 2) Roma EI feudalismo medieval .. EL capitalismo .. 1) Las dos condiciones previas 2) La realizacién de esas condiciones Naturaleza pasiva del conocimiento 1) Identidad entre ser y conocer .. 2) Preeminencia del ser .. Naturaleza activa del conocimiento ia 'y Ia tecnologia Naturaleza social del conocimiento La ideologia ..... 1) La ideologia como ciencia «de las ideas Indice general xr Pégs 2) La ideologia como defecto de Ia ciencia 240 3) Ideologia y ciencia econémica 243 4) Naturaleza de la ideologia . 249 5) La concepcién de Poulantzas . 252 TERCERA PARTE LA INFRAESTRUCTURA O BASE Capfruro I—Posicién de los «Manuscritos de 1844» .... 255 1. La alienacién del trabajo 259 1) Proclamacién del trabajo en cuanto tal 259 2) La alienacién de la fuente de la riqueza 260 3) Laalienacién del producto... 262 4) La alienacién de su actividad y personalidad 264 5) Alienacién de la especie 266 6) Alienacién y propiedad privada . 268 2. Controversia sobre el valor de los «Manuscritos» 272 1) Valoracién negativa 272 2) Valoracién positiva 273 CapiruLo I.—Teoria de la explotacién . 27 1. La teorfa del valor 279 1) La mercancfa .. 279 2) El valor de uso. 281 3) EI valor de cambi 283 4) Clases de trabajo 288 5) Valor y precio 292 6) Trabajo productive ¢ improductivo . 297 7) La reificacién y fetichismo de la mercancia 298 2. La plusvalia ... 301 1) Fuente de la plusvalia 301 2) La teorfa del salario 306 3. La tasa de Ja plusvalia 35 1) Capital constante y variable 315 2) Determinacién de ia tasa de la plusvalia 319 3) La jornada de trabajo 321 4) La plusvalia absoluta y telativa . 325 5) La masa de la plusvalfa 329 6) Conclusién ..... 331 Capfrvto II]. —Teoria de la distribucién 331 1. El beneficio 334 1) Naturaleza del’ bene! 334 2) Explicacién del beneficio 339 3) La tasa del beneficio 341 4) EI maquinismo y el beneficio . 348 5) El beneficio medio ... 353, 6) El capital industrial, 0 de producci 359 7) EL capital comercial 360 2. EL imterés ... 365 1) Naturaleza del interés 365 2) La tasa del interés . 367 3. La renta 370 1) Natu le Ta renta 371 2) Formas de la renta 317 3) La renta absoluta 379 4) La renta diferenci 382 5) Renta y precio .. 385 xT Capfru.o IV.—EI espital y la moneda ......... ae CariruLo I.—El joven radical demécrata .. a Capitoto II.—Naturaleza clasista del Estado .. 1. 3. Carfruto TI —La dictadura del proletariado if . Naturaleza de la dictaduta del proletariado are Indice general El concepto de capital . 1) En los economistas no marxistas 2) En Marx ... Naturaleza de Ia moneda 1) Origen de 1a moneda 2) Valor de la moneda . 3) Funciones de la moneda . La moneda capitalista . D Le citenlacion del capital 2) El crédito ......... (CUARTA PARTE LA SUPERESTRUCTURA SOCIOPOLITICA Concepcién idealista del Estado (hasta 1842) ... 1) Eliminacién de Ja religién de Ja esfera piblica 2) Lucha contra la tradicién 3) Contra la autocracia . 4) La libertad de prensa . 5) La justicia social ... Naturaleza puiblica del Estado (1843) . 1) Aplicacién a 1a filosoffa politica 2) Enfoque general 3) La constitucién 4) El bien comin 5) La antitesis Estado-sociedad Sociedad y Estado ... 1) Sociedad y Estado en Hegel . 2) La sociedad, factor determinante del Estado . 3) La propiedad determina la sociedad .. 4) La propiedad corrompe la sociedad y el Estado El Estado burgués ... 1) Origen del Estado 2) Naturaleza del Estado burgués 3) La declaracién burguesa de los derechos humanos Poulantzas y Gramsci . Emancipacién humana .... 1) Insuficiencia de la emancipacion polit 2) La emancipacién humana Nacimiento de la idea de dictadura del proletariado 1) La revolucién proletaria 2) Dictadura del proletariado 1) EI modelo 2) El perfodo 3) Misién de Ia di Clase y partido Marx y Ia nacionalidad Indice general xin Pags. Carfruco IV.—La trama de Ia sociedad . 504 1. Los estados (Stande) 505 2) Las clases 508 1) Nacimiento y definicién de la’ clase 509 2) Polarizacién de las clases 512 3. La burguesia ... 516 1) Nacimiento y desartolio 516 2) El espiritu de la burguesia . 522 4, El proletatiado ... 527 1) Naturaleza del ‘proletariado 527 2) Formacién del proletariado 530 5. Mesianismo y proletariado 533 1) La conciencia proletaria 534 2) Conciencia histérica y prog 536 3) Conciencia xevolucionaria 537 4) Naturaleza universal de la clase proletaria 538 PROLOGO [4 presente obra intenta ofrecer al piblico una visién general del pensa- miento marxista. Objetivo dificil si tenemos en cuenta que la crisis envuel- ve al mundo de hoy y, por tanto, afecta también al sistema marxista. En el nivel intelectual encontramos disparidad y hasta oposicién de interpretaciones del pensamiento del maestro; en el orden politico, peligrosos antagonismos en- tre las grandes potencias comunistas. Falta la homogeneidad y unidad en la concepcién del sistema y en la direccién de la misma accibn, El objetivo principal de este libro es la exposicién del pensamiento de Marx y Engels. Pero esto no es posible sin tener presentes las diferentes inter- pretaciones de la idea marxista y, sobre todo, sin compulsar la teorta comu- nista con su encarnaci6n en el sistema soviético, que se presenta, en el escenario del mundo actual, como realizacién y modelo de la idea marxista. Tres son los temas fundamentales en torno a los cuales ha girado la filo- sofia: el mundo, Dios y el hombre. Los filésofos griegos centraron su atencién primordialmente en la explicacién del mundo, tratando de descubrir la mate- ria de la que se ha formado el cosmos, la fuente de donde viene su movimiento y la causa del orden cdsmico. Los pensadores medievales se situaron en la cima de lo trascendente para perscrutar la intima naturaleza del Ser Absoluto y de sus relaciones con el mundo y el hombre. Desde esas alturas trataron de explicar los origenes del mundo y la naturaleza ordenada de su ser y movimiento. Esa misma luz teo- légica fue el criterio fundamental para valorar al hombre y descubrir el sentido de su vida y de su tiltimo destino. La filosofia moderna esté embelesada por el tema del hombre. Todas las ciencias antropol6gicas gozan del iman de la modernidad, las que tratan de la prebistoria o de la historia de la raza humana lo mismo que las que estudian el presente o tratan de descubrir el futuro, En este clima brota el pensamiento marxista, En medio de este desasosiego antropolégico subsisten hasta hoy dos grandes corrientes filosdficas opuestas. La primera tiene su origen en Ia filosofta de los grandes pensadores griegos y alcanza su cima en las cumbres del pensamiento medieval. Es la llamada filosofia tradicional y otras afines, que entienden y valoran al hombre a la luz que viene del Ser Absoluto y trascendente, de Dios. lit hombre, envuelto en los resplandores del Absoluto, es portador de valores divinos, y, por ello, el sentido de su vida y destino estén por encima de todos los demas seres de la naturaleza conocida, Aunque el ser humano esté en el veno del proceso césmico e historico, contiene un espiritu metaterrestre y meta- historico. Sobre la inmortalidad del espiritu humano se mantiene firme la espe- sanza, que atin brilla en el seno de la bumanidad. La segunda corriente niega toda trascendencia y afirma la tesis de que la unica realidad es el proceso césmico, de cuyo seno brota el hombre. Una vez XVI Prélogo aparecidos los animales vertebrados, se forma el hombre y nace otro segundo proceso, el de la historia humana, cuya meta es el advenimiento del super- hombre. Esta filosofia atea intenta encontrar un ersatz de Dios. En el siglo XIX fue la voz de Nietzsche la que anuncié al mundo el adve- nimiento del superhombre. Zaratustra es el profeta en cuya boca pone Nietz- sche su propia profecia. Tal superhombre no es un ser contemplativo, sino la encarnacién de la voluntad de dominio y, por ello, un ser implacable, cruel y destructor de los valores que forman el tejido de la civilizacién humana, tales como la igualdad, la democracia, la solidaridad y la fraternidad. La es- trella que guia a este ser superior es su anhelo de crear y dominar; no existe valor o norma alguna que pueda doblegar o canalizar la accién de este sefiorio. Un intento de realizar el superhombre de Nietzsche lo tenemos en el na- cionalsocialismo de Hitler, cuyo centro estd constituido por el Herrenvolk, pueblo o raza de sefores cuya esencia es su voluntad de dominio, lanzada a la conquista de la hegemonia mundial. Su propésito y programa, la destruc- cién del mundo actual y de los valores humanistas y cristianos, para dejar en pie tan sdlo el poder del mds fuerte, como ley aristocrdtica de la naturale- xa y de la historia. Los resultados de este intento son conocidos. Tema central del pensamiento marxista es también el proceso bumano, que desemboca en la natividad del superhombre: la sociedad socialista, El bom- bre aparece en la tierra revestido de su voluntad de dominio, puesta de mani- fiesto en su enfrentamiento con la naturaleza y el objeto. Por ese camino, el hombre deja de ser objeto de la naturaleza y se convierte en sujeto y per- Sona. Es el acta de nacimiento del hombre propiantente dicho, que vera coro- nadas sus sienes con los laureles de la ciencia y la tecnologia. Esa voluntad de dominio es también el motor de la historia, del drama de la lucha de clases, que se manifiesta en el dominio de las clases superiores sobre las explotadas. El hombre domina al hombre, y no sélo a la naturaleza exterior. Este es el principio aristocratico de la naturaleza, exaltado por Nietz- sche. En cambio, Marx entiende que tal dominio es un simple resorte del mo- vimiento histérico para lograr la meta de la armonia humana. Pero a esa meta tan sélo se Mega absorbiendo lo aristocrético en el seno transmutador de la humanidad. Por ello, el proceso bistérico de la filosofia marxista desemboca en un su- perbombre, que aparece revestido de los carismas de la igualdad, la libertad, la fraternidad y la plena solidaridad. Serta sefior de la naturaleza y de las insti- tuciones, creadas por sus propias manos, del proceso econdmico y social. Seria un hombre colectivo, en cuyo seno han desaparecido las consecuencias del prin- cipio aristocrdtico de la naturaleza: todas las relaciones de subordinacién de unos seres humanos a otros, todas las relaciones de dominio y de explotacién. Este superbombre estaria revestido de las virtudes humanistas de la tradicion de accidente, cultivadas en el clima de la civilizacién cristiana y odiadas por Nietzsche. Pero tal superhombre es todavia una simple aspiracién, cuya realizacién se bunde en un futuro remoto. El hombre marxista de hoy es atin un combatiente que se presenta cn el escenario del mundo blandiendo la espada de su vo- Prdlogo xvIL luntad indeclinable de dominio. El régimen bolchevique encarna estas esencias. En el mausoleo de Lenin se grabé esta consigna: «Nosotros conquistaremos el mundo». Esta voluntad de conquista y dominio es contraria a la forma- cidn de una colectividad socialista. Pero este es el sino de la filosofta marxista: el engarce de los contrarios. El comunismo nacerd del seno del capitalismo; el houbre universal, purij cado de toda adjetivacién, es la obra de un determinado hombre y clase: del proletariado; el hombre social y fraternal es el producto de la lucha de clases; la sociedad democratica y socialista se engendra en la dictadura y nace de su seno. En esta obra asistiremos al desarrollo del proceso humano y a la natividad del superhombre profetizado por Marx. La garantia de esta epifanta radica en la misma evolucién de las fuerzas fisicas, superiores a la libre eleccién del hombre. La voluntad humana es un ministro al servicio de esta tendencia ne- cesaria de la historia. «Los hombres hacen la historia, pero no la hacen por libre decision ni bajo circunstancias elegidas por ellos, sino dentro de circuns- tancias dadas, transmitidas e inmediatamente encontradas» (Der 18te Bru- maire, en Werke ¢8 p.115). Un astro que se saliera de la drbita solar iria a parar, finalmente, a otro sistema de gravitacién. El pensamiento humano, que ha abandonado el sis- tema de gravitacién en torno al Absoluto tradicional, se ha lanzado al espacio en busca de otro Absoluto como centro de gravitacién. En este ambiente han brotado ¥ florecido las filosofias del superhombre. Para Hegel la divinidad de Jestis no significa que Dios se hace hombre, sino que el hombre se hace Dios. Este es el tema central de su filosofia. El Absoluto es el resultado de un desarrollo idealista del espiritu y conciencia bumanos. El drama de esta evolucién llega a Marx a través de Hegel y de los Jove- nes Hegelianos. Suprimida la terminologia de sabor religioso, tal idea constitu- ye el tema central de la filosofia marxista. Pero a tal cima del ser humano no se llega por el camino idealista de Hegel, sino por la via materialista, por medio de un ininterrumpido progreso de las fuerzas productivas. Cuando el hombre logre el desarrollo de la ciencia y de la tecnologta, haya alcanzado el sistema industrial y abierto todas las fuentes de la produccién apareceré el hombre socialista como ser supremo, que abolira toda subordinacion y ten- dré conciencia de la naturaleza suprema de su propio ser. A su socialismo llamé Marx «cientifico»; pero no es la conclusién de las lla- madas ciencias, sino el fruto de la filosofia. La sociedad socialista es la encar- nacién y revelacién de tal filosofia y, entonces, en cuanto razonamiento y pensamiento superior al hombre, esta destinada a desaparecer. El Ser supremo encarna el Saber supremo, es transparente a si mismo y no necesita de normas ni ideas superiores a su Ser y Saber. La aseidad de Dios es traspasada a la naturaleza, y la aseidad intelectual, al Saber absoluto del mismo hombre. Esta filosofia eleva al hombre a la categoria suprema de ser. No obstante, tal afirmacién chocaré con el predomtinio del orden fisico sobre el propiamente bumano. El hombre emana del seno del proceso césmico ¥, finalmente, se hun- XVI Prélogo diré en él. Toda la historia es un eslabén de ese proceso universal, El centro del pensamiento marxista esta en la misma accién humana y en su desarrollo a través del proceso histérico. La accién prebumana no atrae la atencién filo- sofica de Marx. En Nietzsche, la trayectoria de la naturaleza impone el reino de lo aristo- cratico, la seleccién del mds fuerte, encarnacién de la voluntad de poder con capacidad de crear, dominar y dirigir los destinos de la humanidad. En Marx, la tendencia marcha hacia lo democritico; lo aristocrdtico desaparecerd y, en su lugar, bard su aparicién una bumanidad asentada en la plena igualdad. Ex autor. PRESENTACION Cates Marx nacié el 5 de mayo de 1818 en la ciudad de Tréveris, situada al sur de la regién renana y proxima a la frontera francesa. Entonces, como hoy, Renania era el centro industrial mds importante de Alemania, aunque la regién de Tréveris fuera eminentemente campesina. El clima espiritual de Ja ciudad estaba impregnado por las tradiciones caté- licas. En esta ciudad clerical, dominada por los edificios de sus templos y conventos, naci6 Marx de una familia de rancio abolengo judio, tanto por la linea paterna como por Ja materna. En la ciudad habia, sin embargo, pequefios nrupos de progresistas liberales, inspirados en los principios de la Revolucién francesa y partidatios de la democracia constitucional, asi como algunos grupos socialistas influidos por Jos saintsimonianos. El espiritu liberal se reavivé des- pués de Ia revolucién de 1830, y de este grupo formaban parte burgueses progresistas y algunos grupos obreros descontentos de su precaria situacién econémica. Los tiros de esta débil oposicién iban dirigidos contra el régimen politico de Prusia, centrado en torno a la figura autécrata del rey. La familia Marx pertenecfa a la burguesia y mantenja relaciones amistosas con familias distinguidas de Tréveris. El padre de Carlos era abogado y parti- cipaba de los ideales liberales de libertad, emancipacién e igualdad, cultivados por el liberalismo y favorables a una familia judfa que vivia en un medio hostil; se habia formado en las ideas de Rousseau y habia recibido de Kant cl principio de la autonomia de la persona humana y el derecho de todos los hombres a tomar parte en Ia direccién del Estado. En 1834 se organizé un banquete en honor de los diputados liberales, y el niffio Carlos debié de excuchar el himno de la «Marsellesa». El ideal de la libertad de todos los hombres, de la emancipacién y la Igualdad en el sentido liberal, lo bebié Carlos en las mismas fuentes de su ambiente familiar, muy especialmente de su padre, por quien sentfa gran admi- tucién por su brillo social. El padre tenia una carrera y un prestigio por sus fmicnas relaciones con Ia burguesia de Ia localidad; especial mencién merece au {ntima amistad con Ja familia del baron L. von Westphalen, emparentado con Ia nobleza sajona de los condes D’Argyll, consejero del reino y de elevada cultura, Entrar en esta casa era un honor para los Marx. No sdlo el padre era amigo del barén, sino que también los nifios jugaban juntos. Més tarde Carlos se enamorard de la hija de los Westphalen, Jenny, y, finalmente, contrae- rd matrimonio con ella, En cambio, el nifio Carlos, que gustaba del trato con el padre, sentfa desdén por su madre, por ser una mujer oscura, sin brillo social, mujer de su casa, peto sin especiales dotes intelectuales; su tosco len- wtnje (debido a su origen holandés) daban a su persona un tono de inferioridad. Carlos era un nifio despierto, de talento y con ambiciones; aspiraba a ser una persona destacada como su padre; el orgullo y la arrogancia, sobre XX Presentacién todo en relacién con sus hermanos de inferior condicién, comenzaban a brotar en él, El padre concentré sus cuidados en este hijo, por set de todos los her- manos el de més talento y el que ofrecia mejores garantias para su porvenir, Los demds hermanos apenas oftecfan esperanzas; unos por enfermizos, otros por carencia de talento; de hecho, todos ellos pasaron inadvertidos para sus contempordneos. El padre puso a Carlos el mote familiar Der Mobr, el moto, debido a su cara morena, sus ojos redondos, vivos y grandes, su pelo negro como el catbén. Con este mote era conocido en el citculo intimo de la familia, de sus amigos y amistades. DEL ROMANTICISMO AL HEGELISMO Marx tenfa diecisiete afios cuando concluyé sus estudios de segunda ense- fianza. Siguiendo las orientaciones del padre, ingresé en la Facultad de Derecho de 1a Universidad de Bonn en octubre de 1835. El clima espiritual de Bonn era similar al de su ciudad natal de Tréveris, tinicamente diferenciado por el bullicio estudiantil. Proliferaban entre los estudiantes los clubs y asocia- ciones de diferente matiz y orientacién: habia clubs clasistas, del que formaban parte los atistécratas; otros eran de matiz ideolégico, como el club de estudian- tes liberales; otros tenfan un cardcter regionalista, como el de los estudiantes de Tréveris (Treviraner), del que formé parte Marx. Todavia en esta época no debjan de preocuparle las cuestiones politicas y revolucionarias. Inicié su vida universitaria con entusiasmo; en principio, su aplicacién fue buena. Pero, a medida que pasaban los dias, fue convirtiéndose en un es- tudiante entregado al jolgorio y la bebida. Y con este género de vida iba unido el despilfarro del dinero que generosamente recibia de su padre. Sobre la cantidad mensual que le enviaba cl padre, pedia sumas adicionales aduciendo diversos pretextos y falsedades. Las cartas del padre le echan en cara este egoismo: «Desgraciadamente, tt confirmas mi opinién, que yo mantengo, a pesar de tus muchas buenas cualidades, de que el egofsmo reina en tu cora- z6n»*. Y en otra afirma: «Yo no puedo sustraerme al pensamiento de que tii no estés libre del egoismo y en medida superior a la exigida por el instinto de conservacin» *. El padre decidié enviarlo a la Universidad de Berlin, famosa por el re- nombre de sus profesores y pot la setiedad de sus estudios, Carlos tavo que hacer nuevos propésitos para rehabilitarse ante su familia; tenfa que dar mues- tras de cordura, puesto que estaba en relaciones con Jenny, Ia hija de los Westphalen, aunque tales relaciones eran todavia secretas, debido al temor de que surgiera la oposicién de familia tan aristocrdtica como los Westphalen. El plan de su traslado a Berlin no cayé bien en Carlos, debido a la enorme distancia que Je separaba del hogar y de su prometida. Hizo saber al padre su compromiso con Jenny, El padre dio su asentimiento, pero no cambié el plan, y Carlos se traslad6 a Ja Universidad de Berlin. El viaje lo hizo envuel- to en sentimientos de tristeza y melancolfa. La capital de Prusia no habia * Carta esctita en Tréveris, 8 de noviembre de 1835: MEGA, I 1,2 p.184. * Bad Ems, 12 de agosto de 1837: ibid., p.206. Presentacién XX comenzado todavia la era de su industrializacién; su poblacién vivia del co- mercio, la artesanfa y los servicios, sobre todo, de los centros oficiales. Tenia una cardcter cortesano y semimedieval. La aristocracia era conservadora, y la burguesfa apenas tenfa inquietudes sociales dignas de mencién. En la Universidad el ambiente era hegeliano. El maestro Hegel habfa muer- to en 1831, pero su fama y su gloria perduraban; todavia era considerado como el gran filésofo de Ja era moderna, que habia conducido el pensamiento humano a una cima insuperable. Los estudiantes continuaban viendo en Hegel a la gran estrella del espiritu germano; el Gobierno de Berlin prestaba su decidido apoyo a Ia filosoffa hegeliana por creer que era favorable al tradicional espititu germénico y a las instituciones mondrquicas. Las cdtedras de la Univer- sidad estaban ocupadas en su mayor parte por hegelianos. Marx ingresé en la Universidad para estudiar Derecho, pero mostté escaso interés por tales materias. Sus aficiones le Ievaban a otros caminos; consagraba gran parte de su tiempo a la Iectura de filosoffa, historia; asistié a clases de légica, explicadas por Gabler, discipulo de Hegel. Y, ademés, gastaba muchas de sus horas en su aficién predilecta en esta época: en escribir poesias. En realidad, la poesia no era sdlo una aficién, sino también una necesidad de su atribulado espiritu, La lejania del hogar, la soledad de Berlin, la imposibi- lidad de mantener correspondencia con Jenny, engendré en él un estado de ‘inimo acongojado y deprimido. Jenny no deseaba recibir cartas por temor a su Lumilia, Por su carécter, Marx no era muy propicio para el cultivo de amista- acs, En esta situacién encontré un tubo de escape en Ia redaccién de poesfas. ln versos dramaticos hace referencia a las fuerzas ocultas y misteriosas que se oponen a destinos humanos; en otras canta su amor a Jenny en forma Itrica. Son poesias carentes de valor literario, pero revelan el ambiente roman- tico en que se encontraba el dnimo del estudiante. En apenas dos meses Iené varios cuadernos de poesias. Para la Navidad de 1836 envié a casa tres cuadernos de poesias titulados: Buch der Lieder (Cuncionero) y Buch der Liebe (Libro del amor), este tiltimo para ser entregado u Jenny. Esta crisis nerviosa tuvo a Marx absorto y embebido en sus pensa- tnientos y aspiraciones roménticas, y alejado de los problemas politicos e incluso tle los estudios propios de su carrera de Derecho. Un el drama Oulanem, su mirada del mundo es pesimista: en él se pone tle manifiesto una tendencia hacia lo dramético; intenta describir y exaltar Iu alesesperacién; su atmdsfera es la angustia del espiritu; todo ello es un tetlejo de su drama interior, de 1a desesperacién y congoja de su alma, Marx te niente victima de un destino fatal y superior a sus fuerzas, sobre el cual 1 nw tiene poder alguno; sélo es posible lanzar maldiciones, que brotan de au enpfritu desesperado. «Sumergirse en la nada, desaparecer y aniquilarse en- {eramente en ella, éste es el verdadero vivir. Mas jay!, arrebatados por la tilente de la eternidad, nos es preciso cantar, muerte en el corazén, el himno al Creador, con Ia frente enrojecida de una vergiienza que el sol no podria Innit, Vanas son las maldiciones de nuestra alma encadenada y vana es la tiliadht, que se estremece de alegria con Ja idea de aniquilarlo todo con sus XXIE Presentacién rayos venenosos; ellos no pueden alejar de nosotros el mundo, cuyo peso nos agobia>', La sétira Scorpion y Felix nos revela la actitud de critica y hostilidad de Marx hacia el medio ambiente en el que vivia sumergido. Su espiritu acon- gojado manifiesta una visién pesimista de la sociedad, y su mirada exagera Jas tintas negras del mundo de su época. Los personajes descritos son gente estipida y chauvinista, partidarios de la religién y de las tradiciones germénicas, y enemigos de las ideas liberales. Aunque modestamente, aflora aqui la actitud general del espiritu de Marx en relacién con su mundo; desprecio de la socie- dad, especialmente de la sociedad burguesa de Berlin, inclinacién hacia las ideas liberales y democtdticas recibidas en el seno del hogar. Estas posiciones carecen todavia de vigor para engendrar al revolucionario, porque su alma esté dominada por el drama de su corazén y las tormentas de negtos pensa- mientos que ensombrecen su interior. EI padre recriminaba a su hijo, ech4ndole en cara esta situacién de nervio- sidad enfermiza, haciéndole ver que todo ello era signo de debilidad espiritual, de mimo y egoismo: «La nerviosidad de que das prueba me es odiosa... ¢Qué razones tienes pata quejatte? ¢No te ha sonreido todo desde la cuna? ¢No te ha colmado de magnificos dones Ja naturaleza...2 Y ¢no has conquistado de manera sorprendente el corazén de una joven que millares te envidian? ¢Es esto una muestra de fuerza y de virilidad?» * En otra carta le dice que esté dando «signos de una sensibilidad enfermiza y de fantdsticos pensamien- tos negros», y de «debilidad, mimo, amot propio y presuncién» *, Tal excitacién nerviosa, unida al estudio, termind por minar Ia salud del joven Marx, quien, por consejo del médico, se retiré a descansar a Stralow, donde pronto se recuperé para retornar a su vida habitual. El joven poeta queria asomarse al mundo de la fama y la gloria, aspiraba a entrar en el Par- naso. Envié algunas de sus poesias para ser publicadas en la revista literaria Almanague de las Musas, pero sus trabajos le fueron devueltos sin una pala- bra de alabanza. Intenté fundar una revista de critica teatral, y coseché un nuevo fracaso. Todo esto constituyé un rudo golpe, que tetminéd con sus ilu- siones literarias y con su ambicién de lograr gloria siguiendo ese camino. En adelante pondra su mirada y sus mejotes ilusiones en la filosofia. Del romanticismo pasaré Marx al idealismo hegeliano. Trénsito nada difi- cil, puesto que el idealismo de Hegel oftece también un panorama poético del mundo, de Ia historia y del hombre y contiene no pocos elementos romén- ticos. Es como el trdnsito de una cima a otra sin pasar por el valle de la realidad. Con ello no hacia sino asimilar el clima intelectual de gran admi- racién por el pensamiento del gran maestro, que todavia perduraba en el am- biente berlinés. En el roméntico existe una exaltacién de la totalidad; el yo individual se siente particula de ese todo superior, cuyas ocultas fuerzas le dominan y, en su seno, se sumerge la individualidad. Ese todo puede concebirse de diversas maneras, pero en general es un todo viviente con un desarrollo propio, superior MEGA, I 1.2 p68. ‘arta de 17 de noviembre de 1837: MEGA, I 1,2 p.222, ‘arta de 12 de agosto de 1837: MEGA, f 1,2 p.205-206. Presentacién 2 a sus partes componentes. La pluralidad es un simple despliegue para Ilegar a la unidad, En Hegel encontramos esa gran unidad de todo lo real. Mientras en Kant subsiste el dualismo hombre-Dios, hombre-naturaleza, en Hegel todo dualismo es superado. En Ia filosofia hegeliana tenemos la unidad de la materia y el espiritu, de su accién reciproca y solidaridad. Todo Jo real es un inmenso proceso que consiste en la transformacién de la naturaleza, en la creacién y desarrollo del hombre. En ese proceso se logra la intima unidn del hombre y la naturaleza, del sujeto y del objeto. Tal evolucién Mega a su cima, en la que se logra Ja superacién de la gran alienacién del Espfritu en el mundo exterior, en lo objetivo, Iegando a la gran revelacién de que tanto el objeto como el sujeto son manifestaciones de un mismo Espiritu, que lo comprende todo; aqui es donde Dios se revela como auténtico Dios, que todo lo engloba y llega al conocimiento de esa totalidad y unidad de lo real. Para Hegel, el universo es Ia cdscara de un contenido interior racional, de un Espiritu que va reveléndose en la naturaleza y en la historia, En Ja superficie tenemos la multitud, los fragmentos; en el fondo yace la gran unidad de ese drama, montado sobre la armonia del desarrollo del Espiritu. La visién roméntica del universo presenta una gran variedad de formas en Ia superfi- cie, pero una unidad de fondo y de proceso. El yo individual se siente en- raizado y arrastrado por ese proceso césmico. El trdnsito de la actitud romén- tica al sistema hegeliano no debid de ser dificil para Marx, aunque es dudoso que en esta época el joven Marx Ilegara a comprender el intrincado laberinto del sistema de Hegel. Dejada a un Jado su actividad poética, Marx se esfuerza ahora por iniciar una nueva etapa, su carrera filosdfica, y aspira ya a crear un nuevo sistema filosdfico. A este fin escribié el didlogo Cleantes, bajo la influencia de la filosoffa de la unidad de Schelling. En la carta a su padre de 10 de noviembre ue 1837 dice: «Yo me proponfa demostrar el desarrollo dialéctico de Dios, quien, siendo un concepto puto en su origen, se manifiesta bajo la forma de religién, de naturaleza y de historia. Mi ultima frase constitufa el principio del sistema de Hegel, y este trabajo, para el cual yo tuve que asimilar la ciencia de la naturaleza, Schelling y la historia, que me habia costado una pena infinita y que debfa ser una nueva Idgica, era tan oscuro que me daba listima el volverlo a pensar; este hijo querido, que yo habfa incubado a la claridad de Ja luna, me Ilevé como una sitena pérfida a los brazos de mi ctemigo» ‘; este enemigo era Hegel. Marx ya estaba metido en la lectura de Ilegel; intenta construir un sistema nuevo, a imitacién del maestro, pero sin conseguirlo, Esta ambicién de crear un nuevo sistema filoséfico, impulsada por su gran ideal de gloria, no es corriente en un alumno matriculado en tu Facultad de Derecho. Pero a Marx le aburrfa el Derecho; su pensamiento Juvenil anduvo continuamente volando por las alturas de Ja poesia, del ro- tmanticismo y de la filosofia. Al fin cayé en la érbita del hegelismo, pero ex dudoso que Marx pudiera asimilar bien un sistema tan oscuro e intrincado y que se sometiera de Ileno a él. * MEGA, 1 1.2 p.219. xxIV Presentacién El padre no estaba conforme con la marcha de su hijo, por cuanto, dirigido por sus impulsos internos, habia dejado en segundo lugar lo que el padre consideraba deber principal: su entrega a las tareas de la Facultad de Derecho. Por eso le escribié una carta para advertirle sus desvarios: «Yo no puedo sustraerme a la idea que me entristece e inquieta como un sombrio pensamien- to; me siento frecuentemente invadido por la duda y me pregunto si tu corazén responde a tu inteligencia y a tus cualidades de espiritu, y si es accesible a los tiernos sentimientos, que aqui abajo son una fuente tan grande de conso- Jacién para un alma sensible, y si el demonio singular, del cual tu corazén es presa, es el espiritu de Dios 0, por el contrario, es el espiritu de Fausto. Yo me pregunto, y ésta no es la menor de Jas dudas que agobian mi corazén, si td serds capaz de gustar alguna vez un placer simple, los goces de la familia y hacer felices a quienes te rodean» ‘. Marx amargé los wltimos dias de la existencia de su padre. Gastaba mds de lo que disponia el padre, ya enfermo y con importantes dispendios por Ja necesidad de atender a su familia, algunos de cuyos hijos estaban en trance de contraer matrimonio. En otra carta, el padre Je echa en cara este despil- farro: «Cual si fuéramos de oro, el sefior hijo gasta en un afio 700 tdleros contra todo lo convenido, contra todo lo acostumbrado, mientras los més ricos apenas gastan 500»". La muerte del padre impidié que la tensién existente entre ambos terminara en ruptura. Ex Espiritu DEL Fausto DE La ILusTRACION Con tino y visién realista, el padre ha calificado Ja naturaleza de su hijo al afirmar que es presa «del espiritu de Fausto». El doctor Juan Fausto es un personaje histérico, que luego se convirtié en personaje legendario y dra- miatico; nacié y vivid en Alemania a fines del siglo xv, Era un bribén, un sabio, dotado de especiales poderes y de ocultos resortes, con los cuales produce efectos sorprendentes que atraen a las muchedumbres. Debido a sus ciencias ocultas, aparece ante el pueblo como un mago, y para muchos es un ser dia- bélico. Melancton lo Mam6 «turpissima bestia». De este fondo histérico se deriva la leyenda literaria, la cual construye diversas figuras de Fausto, En una de ellas, Fausto aparece como un peca- dor, un condenado. Su pecado consiste en su deseo sacrilego de conocerlo todo, violando incluso las fronteras de la teologia. Fausto vende su alma al diablo y hace un pacto con él para lograr su objetivo. Este pacto diabélico es un elemento comtin a casi todas sus figuras literarias. a) En la época de la Iustracién aparece un Fausto que es la encarnacion de la raz6n. Sabido es que esta época rindié un culto de adoracién a Ia razén y a cuanto fuera considerado como su exigencia o encarnacién; la razén fue considerada como opuesta a la fe y a la revelaci6n. La razén es la luz, mientras Ja fe es ignorancia y tinieblas; no hay conciliacién posible entre las luces de la razén y de lo que es su producto (el progreso y Ja ciencia) y las tinieblas * Carta de marzo de 1837: MEGA, I 1,2 p.202, * Curta de diciembre de 1837: MEGA, I 1,2 p.227. Presentacién xxv de la fe y de la revelacién. El Fausto de esta literatura es la encarnacién de la luz racional, es el sacerdote de esa razén, que aspita a llegar a la cima del conocimiento, dejando a un lado la fe. Tales el Fausto de Lessing. El espiritu de este Fausto es el que anida en el interior del joven Marx, quien se incorporé al circulo de los Jévenes Hegelianos, también llamado Dok- torklub (Club de Doctores) durante su actividad universitatia. En este circulo predominaban los fildsofos, que defendian el ateismo en nombre de la razén y del desarrollo de la conciencia humana y, en el orden politico, la transfor- macién de las instituciones politicas en nombre de la libertad humana y de la igualdad de los hombres. E] ataque y destruccién de la religién era considerado como el punto fun- damental de esta filosoffa, porque se aspiraba a elevar Ja razén y el hombre al puesto de Dios, a la categoria de ser supremo de la naturaleza. O. Riihle escribe en su biografia de Marx: «El vehemente deseo de ser como un dios forma el plan de su vida y dirige todas sus actividades» *. Este es el principio fundamental que reina en el ambiente del Club de Doctores y que fue consi- derado como el gran mensaje de la filosofia de Hegel: lo divino se pone de manifesto en el mismo hombre, en Ia autoconciencia. Eliminada la idea de un Dios personal, supra-mundano, el atributo de Jo divino y absoluto se incor- pora a la naturaleza, y especialmente al ser supremo de la naturaleza, al ser humano. Todo lo real est en devenir en la naturaleza e historia; la historia para Hegel un empefio gigantesco del hombre, que pugna por superar la finitud y alcanzar el plano de Jo divino. Tal teorfa empalma bien con el interior «de Marx, en el que anida el hambre de gloria y la ambicién de divinidad humana: «La critica de Ja religién termina en la doctrina de que el hombre es el ser supremo para el hombren”*. Con este espiritu de Fausto haré Marx la critica de todas las instituciones sociales y politicas, y no sélo de la religién: «La critica de la religién es el supuesto de toda critica» “. Las instituciones politicas, el derecho y las ideas dominantes, serdn la expresién de las tinieblas y la negacién de lo racional. Instaurar las luces de la razén en todos los aspectos y planos de la vida humana y disipar las tinieblas de la noche de la reaccidn es la tarea del joven Marx. De ahi su exaltacién de la época de las luces, del espfritu de la Tlustracién. 1.os objetivos del joven Marx son fundamentalmente dos: el altar y el trono; destruir el altar y transformar el trono, hasta lograr la formacién de un orden social fundado en Ia razén y Ia libertad. Después de obtener el doctorado por la Universidad de Jena, tras presentar 1 tesis doctoral, Marx intenté conseguir una cdtedra en la Universidad de Nionn. Contaba para ello con el apoyo incondicional de Bruno Bauer, con quien le unfan lazos de amistad; Bauer era uno de los més famosos miembros del Club sle Doctores, al que pertenecia Marx. Ambos coincidian plenamente en sus ideas ateas; también para Bauer la autoconciencia humana es Ja suprema di nidad; la filosofia es para la religién lo que es Ja luz para las tinieblas. El 1updsito de Marx de alcanzar una cétedra en Bonn fracasd, porque el ministro " K. Mars. His Life and Work (London, Allen and Unwin, 1929) p.279. Zur Kritik der hegelschen Rechtsphil. p. 385. © thid., p.A7B. XXVI Presentacion Altestein, favorable a Bauer, habfa muerto y le sucedié Eichborn, de tendencias consetvadoras y enemigo de prestar favores a los Jévenes Hegelianos. En las alturas del Gobierno no se vefan ya con buenos ojos a las cortientes hegelianas, porque de ellas se servian los enemigos del régimen para combatir las institu- ciones existentes. El rey Guillermo III, que favorecié el hegelismo, habfa muet- to, y su sucesot, Guillermo IV (1840), habia iniciado ya una politica favorable a la tradicién conforme a las orientaciones de la Santa Alianza. En las esferas del Gobierno era imposible encontrar apoyo para el tandem Bauer-Marx. Dentro de la Universidad de Bonn, la opinién del profesorado era opuesta tanto a Bauer como a Marx, cuyas posiciones radicales y su ideologia atea eran cono- cidas. Los profesores de la Facultad de Teologia no deseaban tener junto a sia un ateo como profesor de Ja Facultad. Marx tuvo que buscar otros caminos para encontrar una colocacién. Necesitaba resolver su problema econémico. Jenny esperaba la hora de su matrimonio. La familia veia en Carlos una catga insoportable pata el hogar, que ya habia perdido a su padre. Marx fue a su casa pata pedir la parte de la herencia paterna, pero la familia se negé rotundamente. Al mismo tiempo, la madre le hizo ver la necesidad de que se ganara la vida con su trabajo, ya que no estaba dispuesta a continuar gastando con él més dinero después de las grandes sumas que se le habian enviado durante su carrera y en el periodo postuniversitario. Esta firme actitud de la madre convirtié a Marx en un ascua de desprecio por su hogar. En carta escrita a Ruge habla de «repug- nantes querellas de familia» “*, En esta situaci6n inicia Marx su carrera publicis- ta, ya que otto empleo no tenfa. En un principio existié el plan de organizar la publicacidén de una revista de extrema izquierda, destinada a llevar a cabo una orientacién antirteligiosa. Marx y Bauer estaban acordes en tal proyecto. Pero luego desistieron y juzgaron mAs ptudente colaborar en una revista ya existente, la que Ruge publicaba en Dresde con el nombre Axales alemanes para la ciencia y el arte (Deutsche Jabrbiicher fiir Wissenschaft und Kunst), publicacién que venia a ser la palestra de los Jévenes Hegelianos. Dadas las dificultades de la censura, Ruge organizé otra publicacién en Suiza con el titulo Anecdota Philosophica, a fin de publicar en ella los trabajos que la censura no permitiera publicar en los Anales, que se editaban en Alemania, Marx envié su trabajo a Ruge para ser publicado en los Azales alemanes. El atticulo era una dura critica de Ja censura oficial y de las leyes en las que se fundaba; no pasé por la censura y entonces fue enviado a Anecdota, donde fue dado a luz. En él Marx aparece como un liberal radical; el Fausto de la época de Ia Ilustracién. Poco después encontramos a Marx como periodista colaborador de un peri dico liberal. En la regién renana estaban adquitiendo considerable importancia las tendencias liberales, debido al desarrollo de la industria y comercio y a la formacién de una importante burguesia. Una de las regiones mds présperas de esta regién era Colonia, que en aquella época contaba con unos 70.000 ha- bitantes. En esta ciudad se fundé en 1840 un periddico liberal, el Rheinische Allgemeine Zeitung (Diario o Gaceta general renana), que tuvo una vida efi- * Carta de 9 de julio de 1842: MEGA, I 1,2 p.277. Presentacién XXVIT mera: desaparecié a los pocos meses de su publicacién, ya que no pudo mante- ner Ja competencia del periddico catélico Kélnische Zeitung (Diario de Colo- nia). Los elementos liberales no se dieron por vencidos. Bajo el impulso de los Jévenes Hegelianos M. Hess y G. Jung se reunié el capital necesario para la fundacién de otro diario liberal, el Rheinische Zeitung fiir Politik, Handel und Gewerbe (Diario renano para la politica, el comercio y la industria). El nuevo diario comenzé a publicarse el 1 de enero de 1842, El Gobierno dio permiso, porque el capital que apoyaba esta publicacién ofrecia garantias; con todo, el permiso fue provisional, dejando el definitivo para més tarde, hasta que se pudiera comprobar la orientacién del periddico. Los intereses fundamentales del capitalismo renano, que el periddico debia defender, estaban en el orden econémico y, muy especialmente, en la realizacién de la unién aduanera de todos los Estados alemanes para formar un mercado comtin aleman que se constituyera en el gran aliciente de la produccién. Otro tema importante era el profeccionismo, considerado necesario para el fomen- to de la naciente industria germana contra la competencia del extranjero, a fin de promover la confianza en el futuro de los hombres de negocios. También estaba sobre el tapete el problema del transporte; en 1841 se habia inaugurado la linea férrea Colonia-Aachen. El desarrollo del fertocarril y el aprovecha- miento del Rhin para el transporte por barco eran dos aspiraciones fundamen- tales del capitalismo renano. El escritor més popular en estos medios burgueses cra F, List, defensor del nacionalismo econdmico, de la autarqufa y del protec- cionismo. Ningtin otro personaje podfa interpretar mejor las aspitaciones de lus accionistas del nuevo periddico. Pero List no acepté la direccién del perié- «ico. El nombramiento recayé sobre el Dr. Hoffken, hombre de ideas afines 1 List. A pesar del importante papel que M. Hess desempeiié para la fundacién del diario, no fue nombrado director por sus ideas comunistas, contrarias a los ideales de los accionistas. El Dr. Hoffken presenté su dimisién al comprobar que no podia imprimir al periddico 1a orientacién que él pretendfa, porque sus colaboradores, los Jé- venes Hegelianos, consideraron el diario como su dtgano de difusién y le dieron una orientacién diferente, convirtiéndolo en érgano de ataque a la religi y ul régimen politico. Para sucederle fue nombrado el Dr. Rutenberg, miembro «lel Club de Doctores, que estaba en buenas relaciones con sus miembros y era amigo de B. Bauer y de Marx. La importancia del cambio en la direccién wo escap6 ni al Gobierno ni a la policfa, La primera consecuencia fue una ‘ueva orientacién general. El periddico continué defendiendo los puntos de vista cconémicos exigidos por los accionistas, pero sobre todo cargé sus tintas en cl ataque a la religidn y a las instituciones politicas existentes. Era un wuténtico érgano al servicio de las ideas de los Jévenes Hegelianos, Hess llamé 4 Marx para colaborar en el periédico, y éste comenzé en la primavera de IR42, Dada la orientacién de extrema izquierda que siguié el periédico bajo la sliteccién de Rutenberg, al prefecto de Colonia le legaron drdenes exigiendo +! despido del director Rutenberg (noviembre de 1842). En los niveles del Gubierno debieron de creer que él personalmente era el causante de la nueva XXVI Presentacion dircccién que habfa tomado el periédico. Para poner a salvo la vida del diario, la empresa decidié despedir al director, y su puesto lo ocupé Marx. En la Juna de mie] de este nuevo puesto, Marx hizo cuanto pudo para moderar la marcha del periddico. Eliminé de sus pdginas algunos pinitos comunistas que le enviaban algunos escritores de Berlin. Marx no comulgaba con tales ideas, que implicaban el doble peligro de irritar al Gobierno de Berlin y a Jos accionistas del periddico. En segundo lugar, Marx traté de moderar el tono de los colaboradores suprimiendo las frases extremistas que le podian comprometer. Se constituyé en censor de sus colaboradores, después de haber atacado anteriormente la censura de prensa. Esta conducta le atrajo la enemistad y el odio de Rutenberg, asi como de sus correligionarios del Club, que no podian comprender su conducta. Rutenberg rompié sus relaciones con él, y asi, otros amigos del Club de Doctores comenzaron también a distanciatse de Marx. Aqui naufraga la intima amistad con Bauer, que terminar4 por conver- tirse en odio y desprecio sempiternos. A partir de este momento, Marx y su primitivo hogar espiritual del Club de Doctores se separan definitivamente. En carta a Ruge califica Marx asi la colaboracién de sus compafieros del Club: «A imitacién del censor, yo me he permitido anular esos embarazos revolucionarios y chapuzas vacias de pensamiento en un estilo desalifiado, mez- clado todo ello con un poco de atefsmo y comunismo (que los sefiores no han estudiado), que el Dr. Meyen y consortes nos enviaban a granel, Valiéndo- se de la falta total de critica, independencia y capacidad de Rutenberg, se habfan acostumbrado a considerar el Rheinische Zeitung como su étrgano propio, mien- tras que yo crei que no debia tolerar por més tiempo tales erupciones a la antigua usanza. La supresién de un cierto mimero de estos inestimables pro- ductos de Ja libertad, de una libertad que ante todo consiste en liberarse de toda idea, fue el primer motivo del ensombrecimiento del cielo de Berlin... Yo declaré que consideraba inmoral e indecente el introducir, por asi decirlo, de contrabando ideas socialistas y comunistas, es decir, una nueva concepcién del mundo en superficiales criticas teatrales, y exigi que, si se habia de hablar de comunismo, se hiciera de manera diferente y més profunda» *, El cargo de director del periddico caia perfectamente en Marx, no sélo porque era una solucién para su problema econémico, sino porque correspondia a sus aficiones de publicista. Bajo su direccién el periddico moderé su conducta, produciendo buena impresién entte los accionistas e incluso ante la autoridad publica. La tirada pasé de unos ochocientos ejemplares en la época de Ruten- betg a casi tres mil bajo la direccién de Marx. El 19 de diciembre de aquel aiio, Marx hacia un comentario favorable a Ia ley del Gobierno sobre el divor- cio, en la que se trataba de restringir la practica del divorcio para evitar la frivolidad de las causas de separacién. La nueva Jey era mucho més rigurosa que Ia anterior, y Marx afirmaba: «El Rheinische Zeitung esté acorde con el proyecto en cuanto encuentra inmoral la actual legislacién prusiana sobre el matrimonio, inadmisible el actual sianimero y frivolidad de Ias causas de divorcio, inadecuado a la dignidad del objeto el actual procedimiento» “. En * Carta de 30 de noviembre de 1842: MEGA, I 1,2 p.285-86. “ Werke tl p.148. Presentacion XXIX el articulo defiende Marx la indisolubilidad del matrimonio, habida cuenta de su esencia o naturaleza, que es el amor. Pero hay que tener en cuenta que los seres no tienen solamente esencia; la realidad no corresponde exac- tamente a su concepto puro. La verdadera amistad es indisoluble segin su esencia, pero hay amigos que se separan por diversas razones, que no corres- ponden a Ja esencia de Ja amistad, As{ también, en el plano filoséfico, en el que tenemos presente la esencia del matrimonio, debemos afirmar que es indisoluble. Sin embargo, en la realidad hay matrimonios que se disuelven. La misién de la ley es ser realista: cuando un matrimonio de hecho ha muerto y se ha disuelto, la ley debe aceptar esta realidad. Pero la disolucién del ma- trimonio no debe ser favorecida ni desde arriba por el legislador ni desde abajo por la voluntad de los ciudadanos. La tesis de Marx defiende el rigor de la ley en beneficio de Ja institucién matrimonial, a fin de evitar la frivolidad y conseguir que Ja voluntad humana tienda a vencer el mayor ntimero de difi- cultades que surjan en el camino de la indisolubilidad. El reparo que Marx pone a la ley es la fuente de su inspiracién: Ia religién. Nuevamente lo irra- cional inspirando la ley, que ha de ser la encarnacién de lo racional. Con todo, Marx se vio pronto en un callején sin salida para mantenerse en el puesto de director. Varios hechos contribuyeron a ello. El 27 de diciem- bre de 1842, el Gobierno prusiano prohibié la entrada en Prusia al periddico que se publicaba en Sajonia, el Leipziger Allgemeine Zeitung. La prohibicién perjudicaba gravemente al periédico, porque en Prusia tenfa un buen mimero de lectores. La causa fue la divulgacién de ideas republicanas que molestaron Guillermo IV. En segundo lugar, el Gobierno de Sajonia suprimié la publi- cacién de Ruge, amigo de Marx, los Deutsche Jabrbiicher (Anales alemanes), «que se publicaban en Dresde, y que habia sido una especie de érgano pata la extensién de las ideas de los Jévenes Hegelianos. Fue suprimido por sus ideas opuestas al régimen existente. Marx no podia dejar pasar estos hechos sin comentario, y su actitud no podia ser otra que la condenacién de tales decisiones gubernamentales que atentaban contra la libertad de prensa. Marx esctibié varios articulos afirmando que el ataque a Ja libertad de prensa es un ataque contra el mismo pueblo: «Nosotros debemos declarar que la condenacién de la prensa nacional es una condenacién del espiritu politico del pueblo» *. En el mismo mes de enero uparecieron articulos denunciando Ja situacién miserable de los labradotes del Mosela, en los que se acusaba a la autoridad de no tomar las medidas eficaces para conjurar esta situacién, Todavia ocurtié otro hecho que debié de pesar en la solucién final. El periddico publicé un articulo en el que atacaba el despo- tismo del régimen politico ruso, Este articulo provocé una protesta diplomdtica del zar ante el Gobierno de Berlin, Fue la gota final. El dia 21 de enero tle 1843, el Consejo de ministros, presidido por el rey, decidié Ja supresién sol Rheinische Zeitung. Los accionistas querfan salvar el periédico; Marx aconsejé a los propieta- sion del diario que se mantuvieran firmes y que no adoptaran una actitud sportunista, Los representantes de la emptesa decidieron hacer un viaje a Ber- * Articulo I de enero de 1843, en Werke t.1 p.154. XXX Presentacion Jin, pero ni siquiera fueron recibidos por el ministro. El 18 de marzo, Marx se vio en la precisién de presentar la dimisién, dias antes de la extincién del petiddico. Nuevamente, Marx se encuentra en la calle sin colocacién ni medios de vida. b) De la direccién del Rheinische Zeitung salié Marx disparado como un ptoyectil hacia el extremismo més radical de la izquierda. Su transformacién de un joven liberal radical en un comunista militante es rapidfsima. El odio y la ambicién de revancha son el motor de este movimiento; no es la trans- formacién de las ideas Ja que cambia a Marx; es més bien al revés: el cambio de Ja actitud de Marx quien cambia sus ideales. Cuando se trata de una crisis intelectual, el proceso es més lento, es una evolucién de ideas. Pero Marx Ileva ya dentro un volcén contra el orden exis- tente, contra la burguesia, a la que culpard de su fracaso. El entendimiento de Marx se ha convertido en instrumento de ese volcén y buscard la elaboracién de armas para proseguir el combate, Antes, los enemigos eran el trono y el altar. Ahora hace su aparicidn otro enemigo més fundamental: el mundo ca- pitalista y burgués, a cuyo servicio estuvo en el diario eliminado. El trono y el altar serén fenémenos de superestructura de este mundo corrompido del dinero y del capitalismo. El dnimo de Marx recoge esta frase de una carta dirigida a su amigo Ruge pocos dias después de Ja desaparicién del diario: «El mundo burgués consti- tuye el dominio politico de la animalidad, el mundo deshumanizado... La sola posibilidad de progresar es rechazarlo totalmente para pasar al mundo humano de la democracia» “*. Marx se hizo comunista antes de tener una teorfa comu- nista sobre los fundamentos econdmicos y sociales del mundo burgués. Su Jema «rechazarlo totalmente» expresa bien a Jas claras el volcén de pasiones sobre el que se levanta ese propésito. No es el estudio de la economia el que condujo a Marx al comunismo, sino que fue la erupcién comunista la que le Ievé al estudio de la economfa para encontrar una teorfa comunista. Ex Espiritu DEL «Fausto» DE GOETHE Tenemos aqui la aparicién de un segundo Fausto. La figura del Fausto de Goethe es la que mejor cuadra al Marx que acaba de nacer, el Marx revo- lucionario y comunista. En efecto, el Fausto de Goethe representa al espiritu humano, inquieto y ambicioso, que lucha por lograr la posesién de Ja suprema verdad para transformarse en ser supremo, en una especie de divinidad. Al no poder lograrlo, se desespera, y entonces firma un pacto con el diablo. Des- ilusionado del conocimiento tedrico, se orienta por otra nueva ruta, por la ruta de la accidn. Fausto es ahora un instinto, un esfuerzo redentor, que cul- mina en una inmensa fatiga, la cual serd redentora, dando a luz una tierra libre para un pueblo laborioso. En adelante, Marx considerard la accién revo- lucionaria como el centro de sus preocupaciones; incluso la teorfa comunista, que buscar4 con ahinco, es un simple medio pata lograr poner en marcha un movimiento revolucionatio que termine para siempre con el mundo burgués. + Mayo de 1843: MEGA, I 1,1 p.562-64. Presentacién XXXT La teorfa es un medio para ditigir y canalizar la accién revolucionaria. Esa es la razén de por qué trabajé con tanto empeiio en el estudio de la econo- mia para encontrar la teorfa que garantice la victoria de la revolucién proletaria contra el mundo burgués. A fines de 1843, cuando comenzaba su carrera co- munista, escribfa: «El arma de la critica no puede, ciertamente, suplantar la critica de las armas; Ja fuerza material debe ser derrocada por la fuerza ma- terial; tnicamente la teoria se convierte en fuerza material tan pronto como conquista a las masas» ”. No debe olvidarse este fondo estratégico del pensa- miento marxista, convertido en arma de lucha para derrocar el mundo burgués y establecer una nueva eta y un nuevo pueblo, producto de la redencién me- siénica que persigue Marx. Entre 1841 y 1843 escribié Feuerbach una serie de obras, que fueron lefdas por Marx y contribuyeron a su trdnsito de sus ideas hegelianas al materialismo. En 1841 se publicé La esencia del cristianismo; al afio siguiente: Las tesis provisorias para la reforma de Ia filosofta, y en 1843, Principios de la filosofia del porvenir. Feuerbach no sélo atacaba la religidn, sino también todo idealis- mao, toda pretensién de reducir Jo real a lo ideal y de considerar Ja realidad como una encarnacién y manifestacién del Espiritu. Su filosofia invierte los términos, haciendo que el sujeto (Espiritu) se convierta en predicado, y que el predicado (la materia) se convierta en sujeto, del cual son manifestacién los factores espirituales, A esta influencia hay que afiadir la de Fichte, el filésofo de la accién, del acto, Segiin Fichte, la conciencia del yo pone necesariamente un no-yo; toda determinada conciencia del yo en tanto es determinada en cuanto esté determinada por la conciencia de un determinado ser. Ese Yo es la humanidad, la cual se halla {ntimamente vinculada al no-yo, a la realidad exterior y en continua accién constructiva del porvenir, que consiste en la conquista del mundo. La realidad no es tanto ser cuanto actividad; esta actividad arranca del acto del yo. La sintesis del yo y del no-yo tiene lugar en el saber, en la accién o praxis. Marx debié de tomar de Fichte esta vinculacién del hombre con la realidad césmica; la idea de que el progreso tiende a extender esa vincu- lacién y victoria de la humanidad sobre Ja naturaleza exterior. Esta exaltacién de la accién y de la praxis la encontramos en Marx como idea fundamental de su sistema. La influencia de Fichte aparece ya en el joven Marx, como él mismo afirma en la carta a su padre de 10 de noviembre de 1837: «Del idealismo... nutrido y cotejado con elementos de Kant y Fichte vine a parar u buscar Ia idea en la realidad misma... Los dioses que antes habfan motado sobre Ja tierra se convirtieron ahora en el centro de la misma». La dimisién del periddico dej6 a Marx en situacién desairada y en dificil coyuntura econémica. En esta contingencia, su amigo Ruge, de buena posicién, le ofrecié el puesto de director de la revista Anales Franco-Alemanes (Deutsch- Vranzésische Jabrbiicher), que habia determinado publicar en el extranjeto. l'sta revista tenfa la misién de ser Ja continuacién de los Avales Alemanes, «ue fueron suspendidos por orden del Gobierno de Sajonia. Ruge pensé en diversas capitales, pero, finalmente, escogié Paris como ciudad la més apta '" Zur Kritik der hegelschen Rechtsphil. t.1 p.385. ' Werke (Erginzungsband) p.1.* p.8. XXXID Presentacién para su publicacién, sobre todo si se tiene en cuenta que esperaba conseguir la colaboracién de intelectuales franceses, a fin de lograr una alianza intelectual franco-alemana de tendencia izquierdista. Pero esta colaboracién no se logré. La revista debfa ser mensual. A Marx se le asigné una paga anual de 500 tdleros, mds lo que le correspondiera por sus articulos, Durante meses se tra- ‘bajé en la organizacién de la revista. Ante este horizonte esperanzador, Marx decidié poner punto final al problema de sus relaciones con Jenny y contrajo matrimonio antes de partir para Paris. El viaje a Paris, en octubre de 1843, lo hizo con su esposa Jenny. Para la publicacién de la revista, Ruge recluté colaboradores en el circulo de sus amigos. Feuerbach no acepté la colabora- cién. En cambio, se comprometieron Engels, Hess, Heine, Herwegh, Bernays. En este equipo de hombres no existfa unidad de pensamiento. Engels y Hess eran comunistas, y Marx estaba dispuesto a jugar la carta del comunismo. Los Yinicos puntos en los que estaban acordes eran el atefsmo y la oposicién al tégimen politico existente. El primer ejemplar de los Avales fue un nimero doble, enero-febrero 1844, Contenia dos articulos de Marx: sobre la Cuestién judta y sobre la Critica de la filosofia del derecho de Hegel; dos estudios de Engels, sobre economia politica y acerca de Ja situacién de Inglaterra; un ttabajo de Bernays sobre la conferencia de ministros de Viena; cartas desde Paris de Hess y poesias de Heine y Herwegh. El trabajo de Heine ridiculizaba al rey de Baviera. La revista no tuvo éxito. El Gobierno prusiano la denuncié al Gobierno de Paris, pidiendo Ja supresién por considerarla subversiva; al mismo tiempo, el Gobierno getmano prohibié la entrada de Ja revista en Alemania, con lo cual perdid la mayor parte de sus lectores, El publico francés apenas tenia posibilidades de acceso a su lectura, al estar redactada en alemén. El pano- tama econémico era desolador. Ruge quedé escamado y decidido a no com- prometer mds dinero en la empresa; él era ateo, liberal-radical y demécrata, pero de comunista no tenfa un adarme, ni podfa tenerlo, dada su condicién de burgués bien acomodado. Durante la confeccién del primer ntimeto, Ruge no pudo controlar la revista por estar enfermo. No estaba dispuesto a gastar dinero para divulgar el comunismo. Esta era su segunda derrota, puesto que anteriormente habjan sido suprimidos los Anales, que publicaba en Sajonia. En consecuencia, la revista desaparecié después de publicar su primer ntimero. La decisién de Ruge dejaba a Marx nuevamente en Ia calle en un momento en que carecia de otros ingresos y tenia que atender a los gastos de su hogar. La actitud de Ruge enfurecié a Marx, sobre cuya cabeza parecia pender alguna maldicién. Fracasé en sus pretensiones de alcanzar una cétedra en Bonn; sdlo pudo estar algunos meses al frente del periédico Rheinische Zeitung; ahora la empresa en la que habfa puesto sus ilusiones fracasa en su primer mimero. Ruge saldé su deuda con Marx entregdndole una cantidad de nimeros de la revista para que los vendiera y se quedara con el dinero. jLo que faltaba! Las relaciones de Marx con Ruge se rompieron para siempte. Esta ruptura representa ya el alejamiento definitivo de Marx en relacién con el circulo de los JGvenes Hegelianos. Marx consideré a Ruge como un burgués explotador. EI tropel de enemigos contra los que combatiré Marx se va formando con Presentacién XXXUI claridad: a los tradicionales del trono y del altar se une ahora, sobre todo, el enemigo burgués; el mundo donde se mueve la burguesia es un mundo de tiranfa, explotacién y corrupcién. Contra él irdn dirigidos sus principales es- fuerzos. Su gtan ambicién serd destruir totalmente el mundo capitalista y burgués. ‘Marx pudo salir de su apurada situacién econémica mediante ciertas ayudas que Je Iegaron en momento tan dificil. La viuda de Westphalen le hizo un envio de dinero para atender a su hija Jenny en trance de dar a luz. El circulo de amigos de Colonia le envié mil tleros, recogidos en una colecta para él. Asi Marx pudo continuar por algtin tiempo en Paris sin empleo defi- nido y consagrado ya a su tarea de analizar la sociedad burguesa, a fin de encontrar Jas armas mds eficaces para su destruccidn, En esta época comenzé la lectura de Jos economistas mds famosos de su tiempo para descubrir las raices y naturaleza del capitalismo; J. B. Say, Ricardo, Mac Culloch, J. Lau- derdale, List, A. Smith, James Mill... Fruto de estas lecturas son los Manus- critos de Paris, estudios filosdfico-econémicos, que no fueron publicados por el autor, ni tampoco por Engels después de la muerte de Marx. Por vez pri- inera se hicieron publicos en su totalidad en 1932, en el tomo III de la edicién MEGA. Anteriormente se habian hecho publicaciones parciales en 1927 y 1929, Esto quiere decir que cuantos escribieron sobre Marx en fechas anteriores no dispusieron de estos importantes escritos, aunque desordenados y a falta de la tiltima mano, En nuestros dfas constituyen un trabajo al que se le presta especial atencién a la hora de describir la figura intelectual de Marx. A fines de agosto de 1844, Engels hizo un viaje a Paris y se entrevisté con Marx, Era éste el segundo encuentro; por primera vez, Engels visité a Marx siendo éste director del Rheinische Zeitung; 1a primera entrevista fue frla, porque Engels pertenecia al club de los Jévenes Hegelianos, con los que ya Marx estaba enfrentado, La segunda entrevista fue més cordial. Ambos se sen- Mfan acordes en los puntos fundamentales de la futura accién revolucionaria; umbos vefan en la propiedad privada y en Ia economia burguesa Ia causa de tados los males; ambos coincidfan en la necesidad urgente de fomentar la lucha del proletariado contra Ja burguesfa y en la urgencia de formular una tvoria comunista que inspire, dirija y canalice la accién revolucionaria; ambos ue sentian optimistas, en cuanto tenfan fe ciega en la inevitabilidad de 1a tevo- lucién y en el advenimiento de una nueva era, la comunista, La amistad de Marx con Engels constituye excepcién, ya que se mantendrd hasta el fin de vu dfas; con las demds amistades rompié Marx de manera definitiva. Engels tenfa un cardcter propicio para someterse a la superioridad y caudillaje de Marx, y esta condicién hizo posible esa indisoluble amistad, que se convirtié vn colaboracién intelectual. Por presién del Gobierno de Prusia, la autoridad francesa exigid que Marx sbandonara Paris debido a sus actividades revolucionarias. Se fue a Bruselas + 1845, La iniciada amistad con Engels dio su fruto en dos importantes obras satitus en colaboracién: Die Heilige Familie (La sagrada familia) y la Deut- the Ideologie (Ideologia alemana). La primera es un titulo irénico para desig- ttl efreulo de los Jévenes Hegelianos, contra los que va dirigida. La segunda XXXIV Presentacién es la refutacién del idealismo alemén y la afirmacién del materialismo histé- rico. Ambas son el fruto de Ia colaboracién de Marx y Engels entre 1845 y 1846, En 1847, Marx respondié a la gran figura del socialismo francés, Proudhon, que habia dado a luz La filosofia de la miseria, publicando su obta La miseria de la filosofia. En 1848 tuvo lugar en Londres una asamblea de comunistas que deseaba hacer una declaracién de principios que sirviera de unién de todos los movimientos interesados en el triunfo del comunismo. El encargo recayé en Marx y Engels, que redactaron el Manifiesto comunista, un compendio popular de Ja doctrina comunista. Durante los movimientos revolucionarios de 1848-1849, Marx volvié a Ale- mania, alimentando la esperanza de que habfa Iegado la hora de Ja esperada revolucién proletaria y del hundimiento del régimen capitalista. Durante breve espacio de tiempo dirigis el Neue Rheinische Zeitung (Nuevo Diario del Rhin). Pero, con el fracaso de la revolucién, Marx retorné a Paris para establecerse después en Londres, donde vivié el resto de sus dias (1849-1883), consagrado a la lectura para formular su feoria comunista y a la tarea de unir e impulsar Jos movimientos comunistas. En esta época escribié multitud de obras. Un examen de conciencia del fracaso de la revolucién de 1848 tenemos en Die Klassenkimpfe in Frankreich (Las luchas de clases en Francia), escrita en 1850; sobre el golpe de Estado de Napoledn III escribié Der 18 Brumaire des Louis Bonaparte, de 1852. En Londres, Marx Ilevé una vida de estrecheces econdmicas. Carente de todo definido empleo, las fuentes de sus ingresos eran los articulos periodis- ticos y los ingresos provenientes de sus obras. Pero esto no siempre era sufi- ciente para cubrir los gastos de su familia. Por ello tuvo que tecibir frecuentes donativos, especialmente de su amigo Engels, de buena familia y desahogada posicién, ya que estaba metido en el mundo de los negocios. En Londres, Marx consagré Ja mayor parte de su tiempo a la lectura, en particular de los més famosos economistas; disponfa de buenas bibliotecas y, aunque su aficién no eran los temas econémicos, se dedicé a ellos en su afén de descubrir la intima naturaleza del mundo burgués y de Jas leyes de su desarrollo y des- aparicién. Las obras mds importantes de esta época son de cardcter econdmico. En 1859 publicé Zur Kritik der politischen Oekonomie (Contribucién a la ctitica de la economfa politica), y en 1867 hizo su aparicidén el primer libro de El capital, su obra fundamental. Los otros tomos fueron publicados por Engels después de la muerte de su amigo, acaecida en 1883. Durante sus tilti- mos afios su estado de salud no le permitié trabajar con regularidad, y asi dejé en manuscrito inacabado lo referente a Jos otros tomos de El capital. En 1871 comenté la Commune de Paris en Der Biirgerkrieg in Frankreich (La guerra civil en Francia); en 1875 hizo la critica del programa del partido social- demécrata alemén, en la que trata el punto de la transicién del capitalismo al socialismo; este breve escrito es conocido con el titulo Kritik des Gothaer Programms (Critica del programa de Gotha). E] pensamiento de Marx se nutrié de tres principales corrientes: del cau- dal especulativo de la filosoffa germana, especialmente del idealismo, en cuyo Presentaciin XAXV acno se formd; de la ciencia econdmica de los clésicos liberales, que asimilé durante su permanencia en Londres, y de las ideas socialistas cultivadas en los ambientes revolucionarios de Francia, Alemania y, en menor grado, de in Bretafia. éCudl es la nota dominante de la personalidad de Marx? Pudiera creerse quc la espina dorsal de su psicologfa, que caracteriza su persona, es la de pro- Jeta, Teniendo en cuenta su origen judio y la naturaleza mesidnica y profética ile la tradicién y mentalidad judias, la persona de Marx setia la de un viden- te de una etapa fututa mesidnica; Ia teoria de Marx seria la profecia, que wx permite ver el futuro y prenunciatlo, El socialismo cientifico habria des- cubicrto las leyes inexorables del devenir humano y socio-econdmico; elevado sabre ese pedestal, Marx habria hecho su gran profecfa, consistente en anunciar lu tuina del actual mundo burgués y el advenimiento de una nueva era, de sardeter mesidnico: la sociedad futura comunista. Ciertamente que en Marx hay una profecia. Pero ésta no es la nota domi- nante que caracteriza su personalidad. Marx no se contenté con prever y con- templar el futuro. La espina dorsal de Marx es la de un demiurgo, vocablo «ue Platén tomé de Ia terminologfa popular, que designaba a los obreros pti- hlicos de las ciudades; con él calificé a una figura mitolégica, una especie «le divinidad, causa eficiente, que organiza y construye el mundo; lo peculiar del demiurgo es su accidn transformadora del universo. Este es el aspecto fun- «lamental para caracterizar la figura de Marx: é1 pretendid ser el demiurgo « causa eficiente motora del movimiento revolucionario, La teorfa es un arma para la accién revolucionaria. Todo el esfuerzo de Marx se orienté a la creacién sly una nueva €poca histérica. sta es la afirmacién que hizo Engels en la oracién flinebre: «El vio en lu ciencia una gtan palanca, una fuerza revolucionaria en el sentido mds vet- tlulero de la palabra... Porque Marx fue realmente un revolucionario, como 41 ne Iamaba a si mismo...» Y, al dia siguiente, en el entierro: «Su misién teal cn la vida fue contribuir, de un modo u otro, a demoler la sociedad capi- tallsta y las instituciones politicas producidas por ella, cooperar a Ja liberacién «del moderno proletariado, al que fue primero en hacerle consciente de su propia fwnicién y necesidades, consciente de las condiciones de su emancipacién» “. Vor otra parte, el mismo Marx habia establecido este principio en la tesis 11 aubre Feuerbach: «Los filésofos no han hecho més que interpretar el mundo dle diversas maneras; Io que importa es éransformarlo» ”. lta accién transformadora tiende a la reconquista de la naturaleza humana, jwrdlida como consecuencia del mal crénico de la alienacién. El impulso motor tle tu! redencién es la evolucién histérica y su complemento natural, la revo- Iukin, HI agente mesiénico que ha de Ievar a cabo tal misién es el proleta- tule, el sujeto creador de ese futuro. Con su triunfo naceré una nueva tierra «in nuevo mundo, en el que se reconquistaré la naturaleza humana perdida !u humanidad de la naturaleza exterior, que ser4 puesta al servicio del hombre. 1l tema central es, por tanto, de cardcter humanista y mesidnico: la re- nibas Lip. n Werke t.19 p.333 y 336. XXXVY sat Presentacién in del ae ese reing eh gee: La teotia marsista no sélo profetiza el advenimiento de Motoras que h; ‘ombre, sino que trata de descubsir y hacer aflorar las a nueva an de acclerar el movimiento de Ia historia hasta alcanzat la er : fae humana « de la humanidad redimida. Marx trata de despertar la conciencia a en peace 1a existencia ¥ presencia de ese poder real para lograr Ja futura ta comunis 7 a nds bien de 4° 4 bumanidad. Tal poder no es de orden moral o ideal, sino € naturaleza histori : + lucién d ‘aleza histético- de Ja evoluc le las fuerzas productivas ico-fisica, ya que anida en el seno BREVE NOTA BIBLIOGRAFICA En el decurso de este libro citamos Ias obras de Marx-Engels segtin a edicién ale- mana: Marx-Engels Werke (Berlin, Dietz) con la sigla Werke 0 simplemente indicando tan s6lo el tomo. En algunos casos excepcionales hemos tenido que recurrir a la MEGA (Marx und Engels historisch-Rritische Gesamtausgabe, editada por Rjazanov y Adoratsky). Habitualmente citamos el primer libro del Capital segiin la edicién francesa: Le Capital (Paris, Editions Sociales), en tres volimenes, por tratarse de una traducciGn revisada _y corregida por el mismo Marx. Citamos los Ilamados Manuscritos de Paris de 1844 de Ya edicién E. Bormicrint, Manuscrits de 1844 (Paris, Editions Sociales, 1962). Los Manus- gritos de 1857-1858, preparatorios del Capital esiin citadeo de la ‘raduccin frances, titulada: Fondements de la critique de Economie (Patis, Anthtopos, 1968), 2 vols. En alemén esta obra Ieva el titulo: Grundrisse der Kritik der politischen Okonomie. Sin ninguna pretensin de ofrecer una biblicgrafia completa (dada la gran cantidad de libros, folletos, ensayos, articulos que se publican sobre el tema), ofrecemos una breve lista de obras titiles para el estudio del marxismo. En el decurso de la obra encontrard el lector ulterior bibliograffa sobre temas més conctetos. Marxismus. in Systemvergleich, coleccién de 22 voltimenes, editzdos por Herder bajo la direccién de C. D. Keanic. En preparacién la traduccidn espafiola, en 39 voltimenes, con el titulo de Marxismo y democracia, por Ediciones Rioduero (Madrid 1976). Marxistisch-Leninistisches Werterbuch der Philosophie, editado por G, Kraus y M. 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EL MARXISMO Exposicidn y critica I PRIMERA PARTE LA NATURALEZA Y EL HOMBRE INTRODUCCION El tema tratado en esta primera parte est4 afectado por la controversia existente en la actualidad sobre el valor de los Manuscritos de Paris de 1844. ‘Los autores que siguen a Althusser excluyen esta obra de los escritos comu- nistas de Marx y Ja consideran como obra premarxista. Marx debe ser inter- pretado prescindiendo de las ideas humanistas expuestas en esta obra. Sobre la valoracién de estos Manuscritos hablamos con més detenimiento en el capitulo primero de la tercera parte de este libro. Aqui nos vamos a fijar exclusivamente en un tema que afecta a esta primera parte: el referente a la existencia de una esencia humana y de su alienacién como ideas funda- mentales del pensamiento de Marx. Lucien Séve niega que Marx admita la tesis de una esencia humana por tratarse de una teoria de la subjetividad, Tal tesis «es inaceptable, ante todo, porque se apoya, de manera general, en una concepcién errénea de la evolu- cién del pensamiento de Marx: en una subestimacién de las transformaciones de fondo que sufrié en 1845-46, una amalgama de textos de juventud, todavia penetrados de ilusiones especulativas, y de textos de la madurez, que han llega- do al pleno rigor cientifico». «Es inaceptable también por una razén més directa y ms decisiva en que nosotros nos colocamos aqui: es a partir de 1845-46 cuando precisamente la teorfa de la alienacién, tal como se encuentra en el corazén de los Manus- «ritos de 1844, es, sin duda, superada por Marx y Engels mismos, y que, por tanto, se la debe considerar como premarxista...» Desde el punto de vista lilosdfico, esta teorfa no se funda menos en la concepcién especulativa de una esencia humana todavia concebida bajo la forma de «un hombre gené- rico», de una individualidad abstracta, cuyo desarrollo histérico y las relaciones nociales serian la manifestacién objetiva, y, correlativamente, en el descono- vimiento de los principios fundamentales de la ciencia histdrica (en patticu- lar, la determinacién de Ja forma de las relaciones sociales por el cardcter ue las fuerzas productivas) y de los conceptos fundamentales de 1a economia cientifica (valor, fuerza del trabajo, plusvalia, etc.)» *. La cuestién es, pues, si el pensamiento de Marx se funda en una esencia Iuumana y si la teorfa de Ja alienacién es un principio valido para todo Marx, ineluido el Marx de la madurez, o si sdlo se trata de una idea premarxista, propia de su pensamiento de juventud. Nosotros respondemos en esta primera rte afirmando Ja existencia de una esencia humana. La alienacién es una que subsiste en toda la obra de Marx. ' Marxisme et théorie de la personalité (Parts, Edit. Sociales, 1972) p.84. 4 Pl. La naturaleza y el hombre El principio critico de Marx es que la existencia del hombre en el régi- men capitalista no corresponde a las exigencias de su esencia, a la realizacién del hombre. Los attibutos de esta esencia son éstos: a) Es una esencia tofal- mente natural tanto desde el punto de vista de su origen y destino como de su estructura, de sus fuerzas y tendencias. Por ello, el objeto de su reali- zacién tan sélo puede darse en el seno de Ia naturaleza. 6) Esta esencia huma- na encierra una doble relacién: con la naturaleza exterior y con la especie de la que forma parte. Su realizacién es una tarea histdrica que va cumplién- dose en el trabajo de conocimiento y dominio de la natutaleza exterior y en la transformacién de Ja estructura economicosocial, Esta esencia no es algo estético y fijo, sino que est4 en continuo devenir, tratando de trascender su estado presente. La libertad y la igualdad son sus dos grandes atributos, sin cuya realiza- cién no tenemos una existencia digna del hombre. Por ello, la esencia humana es contraria a la opresién y explotacién, a la sociedad escindida en clases, y postula una sociedad comunista. El mismo desarrollo de esta esencia con- ducité a la futura sociedad comunista. Es una esencia auédgena, ya que se crea y desarrolla a si misma por el trabajo, y el mismo devenir histérico tiende a su realizacién. Lo que Marx niega es la abstraccién de la esencia humana o su reduccién a una pura idea, de suerte que se vaya a conseguir la revolucién de Ia actual sociedad con el desarrollo de Ja conciencia de tal idea abstracta. Esta es su acusacién contra los que creen que Ia lucha est situada en el terreno puramente especulativo del despertar de la autoconciencia como los Jévenes Hegelianos; Marx quiere una lucha real contra el régimen capitalista, y parte de una esen- cia real. Igualmente, Marx rechazaria una esencia estdtica, al margen del deve- nir, como son las esencias platénicas. «La esencia humana—escribe Marx— no es una abstraccién inherente al individuo aislado. En realidad, ella es el conjunto de las relaciones sociales» *. El otro defecto que trata de superar es la concepcién individualista. La esencia no se realiza en el individuo, sino en Ia colectividad, en la especie. Se trata de una esencia comunitatia que se desgarra precisamente con la divi- sién de clases. La pérdida de esta esencia tiene lugar en Ia alienacién, que es idea que subsiste a través de toda la obra de Marx, aunque en sus tiltimos libros, como EI capital, aparece mds raramente que en sus escritos de juventud. La alie- nacién encierra el criterio bésico de su critica del sistema capitalista, ya que la alienacién denota la pérdida: 2) de la propia actividad o trabajo, es decir, la explotacién; 5) la pérdida de la naturaleza exterior, cuyos bienes son el objeto de disfrute de una minoria; ¢) la pérdida de la naturaleza comuni- taria, por cuanto la sociedad se escinde en clases antagénicas; d) la pérdida de la libertad e igualdad debido a la tiranfa del Estado, creado para la de- fensa de esos intereses particulars y para la explotacién y expoliacién de los bienes producidos por el trabajo *. 2 Tesis 6 sobre Feuerbach: Werke t.3 p.6. + Sobre la existencia de la esencia humana y su alienacién en el pensamiento de Marx puede verse I, MészAnos, Marx's Theory of Alienation (Londres, Merlin Press, 1970). Introduccion 5 En el Manifiesto contunista existe un pattafo en el que parece que Marx rechaza la idea de una esencia humana como pura fantasia. Después de ridicu- lizar a los escritores que se contentan con grandes palabras altisonantes y abstractas, sin preocuparse de la transformacién de la misma realidad socioeco- udémica, concluye: «La literatura francesa socialista y comunista estaba asi for- malmente castrada, Y desde entonces ha cesado, en manos del aleman, de expre- sar la lucha de una clase con Ja otra; el alemén adquirié conciencia de haber superado la parcialidad francesa y de representar no las verdaderas exigencias, sino las exigencias de la verdad; no los intereses del proletariado, sino los intereses de Ja naturaleza humana, del hombre en general; del hombre que no pertenece a clase alguna, que, sobre todo, no tiene realidad; que existe tan sélo en el reino nebuloso de Ja fantasia filoséfica» *. Este texto no rechaza ni Ja esencia humana ni su alienacién, sino més bien Ia actitud de los socialistas, que centran su atencién en la abstraccién de Ja esencia y de su alienacién, y quedan satisfechos, sin percatarse que lo eseneial esté en la batalla real para destruir el régimen de alienacién actual. Ciertamente que Marx en los Manuscritos de 1844 no ha centrado su aten- vién en Ja Jucha de clases como motor de Ja historia. Posteriormente surgié en su cerebro esta idea como motor del devenir histérico. Y por ello, tanto la esencia humana como su alienacién esta en estos escritos en un estado mas especulativo que en los escritos posteriores. Pero esto no quiere decir que Marx renunciara a esos elementos, sino que les dio un sentido mds real y concreto que en los escritos de su juventud. La lucha de clases y el mismo proletariado no son las ideas fundamentales del pensamiento marxista, por cuanto ambas estén destinadas a desaparecer. Son conceptos necesarios dentro del mundo actual, son medios necesarios pata Nevar a buen término el devenir de Ja historia. Pero son medios para la reali- vacién plena del hombre, que es la meta de la teorfa marxista. La realizacién «le la esencia humana en la sociedad comunista y la superacién de toda alie- nacién son Jos criterios bésicos y fundamentales. La lucha de clases es el me- slio para realizar tal objetivo. K. Tucker afirma: “La concepeién de la naturaleza antropolégica como 1a autoexteriori- micién del hombre yace en el coraz6n del pensamiento de Marx... De ninguna manera es ina extravagancia de la juventud cuando él avanz6 del marxismo original a la reformu- lacién de su sistema en su expresidn madura” (Philosophy and Myth in Karl Marx (Cam- Widge 1961] p.131). E. Fromm afirma que Marx empled “el concepto de naturaleza huma- nu, en una forma u otra, a través de toda su obra” (Marx's Contribution to the Knowled- ue’ of Man, en Marx and Contemporary-Scientific Thought [La Haya-Parfs 1969] p.455). * Werke t4 p.486. Capfruto I CONCEPCION MATERIALISTA DE LA NATURALEZA Para Hegel, todo el universo es una inmensa encarnacién y revelacién del espititu. Cuestién dificil y discutida es la referente al sentido e interpreta- cidn de este espiritu, que desempefia un papel tan importante en el pensa- miento hegeliano. Las diversas opiniones oscilan entre los que ven en ese espi- ritu a Dios (hegelianos conservadores) y quienes reducen el espititu a un hori- zonte en el que desemboca Ia historia humana y se realiza el hombre. No creemos que tales interpretaciones expresen la auténtica mente del filésofo. El espfritu esté presente en todo lo real y no sdlo en su meta; en la meta, el espiritu alcanza el reino de su plenitud. Tampoco est4 presente tan sélo como motor que inicia el desarrollo de lo real, a modo de causa eficiente motora distinta de los objetos producidos. Es como el germen que hace brotar a la planta, que est4 presente durante todo su desarrollo y, finalmente, revela su contenido cuando la planta alcanza su fruto y su madurez. El espiritu es el demiurgo presente en todo lo real, que hace fermentar y desarrollar todo el cosmos que encarna, y, por tanto, se revela en las diversas jerarquias de seres, formas y momentos de lo real. Hegel dice que el espiritu es desasosiego. Podria, por tanto, interpretarse como élan, impulso creador; como proceso en cuyo seno brotan los diversos seres y niveles de Jo real. Todo lo real es devenir; todo el devenir se mani- fiesta en la pelicula de lo real. En ese devenir esta presente el Jogos, 0 idea rectora de toda la jerarquia de seres. El espfritu es devenir ordenado, racional. Todo esto nos recuerda a Ia filosofia de Heréclito, en la cual el cosmos es concebido como devenir, e inmanente a este devenir es el Jogos, que explica la armonja presente en la realidad. De aqui que todo Io real sea racional; todo Io racional se va haciendo teal. El espfritu y Ia idea encarnan en toda la escala de seres y de momentos de ese devenir. En la naturaleza exterior se encuentra el espititu en estado inconsciente. En la cumbre de Ia vida humana hace su aparicién el espiritu cen su forma consciente. Dentro del mundo humano, el espititu esta presente, sobre todo, en el Estado, especialmente en los grandes Estados, que encarnan el espfritu de la época y asumen la direccién de la historia; el espfritu indi- vidual del ciudadano es tributario de esta gran divinidad politica. Pero donde, sobre todo, el espfritu retorna a si y se reconquista es en el espfritu absoluto, en la filosoffa, la cual descubre que Ia totalidad de lo real es manifestacién del mismo espiritu, que se encontraba alienado en los niveles inferiores, He aqui el idealismo hegeliano: lo primero y fundamental es Ia idea; toda la realidad es encarnacién y tevelacién del espiritu, de la idea. También en el hombre lo fundamental es la conciencia. La evolucién de Ja conciencia provoca el devenir de la historia. En toda esta concepcién del cosmos, del 8 Pct. Concepcidn materialista de la naturaleza hombre y-de la historia tenemos Ia primacfa de lo espiritual sobre lo real. Se trata de un idealismo objetivo, ya que Ja idea aparece siempre encarnada en los diversos seres reales. 1. INTERPRETACION MATERIALISTA DE LA NATURALEZA La oposicién contra este idealismo hegeliano fue iniciada, sobre todo, por Feuerbach, cuya filosoffa es una proclamacién solemne del materialismo, el cual rechaza toda primacfa de la idea y del espiritu en Ia explicacién de la naturaleza: «La doctrina hegeliana de que la naturaleza, la realidad, es puesta por Ja idea es solamente una expresidn racional de la doctrina teoldgica de que la naturaleza ha sido creada por Dios, de que el ser material ha sido creado por un ser inmaterial, es decir, abstracto» *. Marx acept6 el materialismo de Feuerbach, y, por consiguiente, el prin- cipio de que todo lo real es material. Todo cuanto Iamamos idea o espiritu tiene que ser, en consecuencia, un producto de la materia. La frontera de lo material y de lo real coinciden. Con este criterio queda eliminado todo sistema, ya sea teoldgico, metafisico 0 filosdfico, que afirma la existencia de seres no materiales, sobrenaturales o naturales. Surge ahora la pregunta: ¢qué es Ja materia? El materialismo marxista no es de cardcter ontolégico. Es decir, Marx no afirma Ia existencia de una materia primera y original, materia eterna de Ja que procedan todos los seres. La materia es un proceso en eterno movimiento. Todos los seres del universo son el producto de este proceso material. Esta es la interpretacién del manual ruso de filosoffa marxista: «El ma- terialismo dialéctico niega la existencia de una ‘materia primitiva’ como una sustancia tltima e inmutable de todas las cosas... La materia es la realidad objetiva, la infinita variedad de lo que existe fuera de nuestra conciencia e independiente de ella, de cosas y fenémenos que se encuentran en constante movimiento y desarrollo» *. Engels también concibe a la materia en movimiento; pero un movimiento que es un proceso en el que se va pasando de unas formas de movimiento a otras. La materia es su movimiento: «Si nosotros hemos reconocido las for- mas del movimiento de la materia..., hemos reconocido a la materia misma» *. Las formas diferentes de este movimiento se van transformando las unas en otras: «El movimiento mecdnico se transforma en calor, electricidad, magnetis- mo, luz, etc., y viceversa» *, La forma més baja del movimiento es la trasla- cién local, y la més alta, el pensamiento. La materia en cuanto tal es, para Engels, una pura abstraccién. Toda ma- teria es concreta y con definidas propiedades, constituyendo determinado ser. Pero una materia prima original de la que provengan todos los seres no apa- rece en esta filosofia. Por ello, este materialismo no afirma la existencia de un ser ptimitivo del que se deriven todos los demés seres, sino tan sélo un " Vorldufige Thesen zur Reform der Philosophie: Werke (Stuttgart 1959) t.2 p.239. » Grundlagen der marzistisch-leninistischen Philosophie (Frankfurt am Main 1971) p.70. * Dialektik der Natur t.20 p.499. “Ibid. Interpretacién 9 principio universal de que el movimiento material, o la materia semoviente, es el principio de todas las formas de movimiento y de todos jos seres con- ctetos que provienen de tal proceso. De esta suerte se desentiende de Ja cues- tién, engotrosa y dificil, de determinar cudl es la materia o el ser de donde pro- cede el cosmos. La naturaleza denota, por tanto, este proceso universal, del que son esla- bones todos los seres, que en ella van apareciendo y desapareciendo. Tal proceso no esta presidido por una finalidad o no es proceso teleoldgico; en Hegel tenemos un gran todo coherente por el sentido que se deriva del espititu, demiurgo de todo el proceso cdsmico y humano o histérico, Marx rechaza esta concepcién idealista. Tampoco concibe este proceso, como Schopenhauer, como un caos, dentro del cual Ja historia humana es una simple prolongacién de ese caos; por ello, la vida humana carece de sentido, es un esfuerzo inutil. Para este fildsofo pesimista, este proceso, o voluntad césmica, es perverso, en cuanto fuente inagotable de sufrimiento; por eso, toda vida es también sufrimiento. En el marxismo, el movimiento de la materia estd sometida al determinis- mo 0 necesidad, y en ella se funda la ciencia. La necesidad es lo contratio de la casualidad, la cual hace imposible Ia ley y el conocimiento de Ja natu- raleza: «El determinismo, que del materialismo francés pasé a Ja ciencia natu- ral, trata de acabar con la casualidad, mientras él la niega en términos generales. Segtin esta concepcién, en la naturaleza domina solamente la simple y directa necesidad» *, Marx distingue dos corrientes de materialismo: la que se deriva de Des- cattes y la que tiene su fuente en Gran Bretafia. Marx no alaba la primera ni se considera a si mismo como su continuador, por tratarse de un materialismo de cufio mecanicista, El mecanicismo concibe al mundo a modo de una mé- «juina formada por una suma de piezas, y pretende explicar todos los fenéme- nos de Ja naturaleza (incluidos los bioldgicos, los fisiolégicos y los psfquicos) mediante la sola cantidad, movimiento local y lo que se deriva de Ja exten- sidn (figura, espacio) de elementos materiales primitivos, Los romdnticos refu- taron el mecanicismo y se inclinaron més bien por concepciones de tipo vita- lista. En el vitalismo, la explicacién de los fenémenos de la vida en sus diver- sos niveles se hace recurriendo a una entelequia, o principio vital, supetior ala pura materia, que tiene la virtualidad de organizar la materia y construir cl ser viviente con sus diversos fenémenos. E| mecanicismo tiene para Marx dos graves inconvenientes. El primero es que excluye las cualidades y las diferencias esenciales. ‘Todo ser y toda jidad resulta de la suma de elementos, cada uno de los cuales permanece uléntico después de la adicién a lo que era antes de tal composicidn. El ejem- plo Jo tenemos en Ja formacién de una mdquina, cuyas piezas no cambian su modo de ser como consecuencia de su unién. Un materialismo asf ni si- quiera es suficiente para explicar los fenémenos de Ja naturaleza, en la que encontramos cualidades y mutaciones esenciales. La imagen de puro agtegado de elementos no es suficiente. * Ibid. p.487. 10 Plc. Concepcién materialista de la naturaleza La segunda dificultad radica en los mismos limites del materialismo mecani- cista, cuyo objetivo primordial se centra en la explicacién de la naturaleza; por ello, tal sistema se despreocupa de los temas referentes a la sociedad y a Ja his- toria humana, que centra precisamente la atencién de Marx. Si el materialismo de Feuerbach atrajo las simpatias del joven Marx, es por su cardcter antropo- Iégico, en el que el hombre aparece estrechamente vinculado a Ja naturaleza. La otra corriente viene de Gran Bretafia. El escoldstico inglés Duns Scoto se pregunté ya si Dios podrfa hacer pensar a Ja materia; en tal hipétesis, el materialismo tendr{a su fundamento en la teologia. Pero fue Bacon el ver- dadero fundador del materialismo inglés: «Bacon es el verdadero fundador del materialismo inglés y de todas las modernas ciencias experimentales. La ciencia natural es, para él, la ciencia verdadera, y la fésica empitica es la parte mis distinguida de Ja ciencia natural» ‘. Locke desarrolla esta cotriente con su teorfa sobre el origen de las ideas y de la inteligencia humana; este origen se encuentra en la sensacién; segtin Locke, «no existe filosoffa diferente de los sentidos humanos sanos y del entendimiento, fundado en ellos» ’. Marx se siente continuador de este segundo materialismo de origen inglés. E} objeto de este materialismo es 1a materia con todas las formas del mo- vimiento, y no sélo el mecénico: «Entre las propiedades innatas a la mate- ria, el movimiento es la primera y la mas excelente; y no sdlo en cuanto movimiento mecdnico y matemdtico, sino todavia més, en cuanto instinto, espi- ritu vital, potencia de expansién; en cuanto tormento de la materia—para emplear la expresién de Jakob Bochme—. Las formas primitivas de este ultimo son las fuerzas esenciales, vivientes, individualizantes, inherentes a la materia, productoras de Jas diferencias especificas» *. Para Marx, la gran ventaja de esta rama del materialismo esti en que tal cortiente desemboca en el socialismo y comunismo: «No es necesario un espi- rita muy agudo para ver su necesaria conexién partiendo de las doctrinas del materialismo sobre la bondad original y la igual capacidad intelectual, la om- nipotencia de la experiencia, la costumbre, la educacién, el influjo de las cir- cunstancias exteriores sobre Jos hombres, la gran importancia de Ja industria, la legitimidad del disfrute, etc. Si el hombre forma todo conocimiento, toda sensacién, etc., partiendo del mundo sensorial y de la experiencia en el mundo de los sentidos, se trata, por tanto, de organizar el mundo empirico de tal manera que lo verdaderamente humano sea expetimentado en ese mundo por el hombre, que el hombre se sienta a si mismo como hombre. Si el interés bien entendido es el principio de toda moral, lo que importa es que el interés particular del hombre coincida con el interés humano... Si el hombre es for- mado por las circunstancias, deben ser formadas las circunstancias humana- mente. Si el hombre es social por naturaleza, desarrolla su verdadeta natu- raleza, ante todo, en la sociedad, y se debe medir el poder de su naturaleza no con el poder de los individuos particulares, sino con el poder de la socie- dad»’, Estas ideas las expone Marx en sus Manuscritos de Paris, y nosotros Jas desarrollamos en las paginas posteriores de esta parte. * Heilige Familie t.2 p.135, > Tbid., p-136. * Ibid., p.135. * ibid, 7.138. La aseidad de la naturaleza Ww Marx afirma el materialismo en nombre de Ja realidad de la naturaleza, E| idealismo seria la alienacién de esa realidad en las formas abstractas del pensamiento. La abstraccién que se comprende a s{ misma es nada: «Su contrario directo es la naturaleza, La légica toda entera es, por tanto, la prue- ba de que el pensamiento abstracto es nada por sf mismo, como la idea abso- luta de que la naturaleza sola es algo real» ”. 2. LA ASEIDAD DE LA NATURALEZA Hemos visto que el materialismo de Feuerbach y el de Marx coinciden en ser una reaccién contra la interpretacién teoldgica e idealista de la natu- raleza. El idealismo de Hegel fue considerado como un suceddneo de la teo- logfa: en lugar del Creador, Hegel puso la idea como demiurgo de la natura- leza, El materialismo quiere purificar a la natutaleza de todos esos elementos y quedarse tinicamente con la materia semoviente. Esta visién puramente ma- terialista se ve precisada ahora a trasladar a la naturaleza algunos de los attibutos divinos, como es el de la aseidad. a) Negacién de la creacién.—Marx reconoce que la idea de creacién exis- tente en Ja mente humana es natural: «La creacién es una idea que muy difi- cilmente puede arrojarse de la conciencia popular. El existir de la naturaleza y del hombre por si mismos es incomptensible para tal conciencia, porque contradice todas las evidencias de la vida précticay ". El principio de la ctea- cién para explicar el mundo es, ciertamente, una idea popular, como dice Marx, pero también se encuentra en el plano superior del pensamiento filoséfico. Sin embargo, Marx rechaza de plano la idea tradicional de creacién, por- que, para Marx, esta tesis implica la alienacién de la naturaleza y del hom- bre. La creacién, en efecto, pone la fuente del ser (de la existencia humana y de la naturaleza) en otro ser distinto y trascendente a la naturaleza. De tal principio se deriva una dependencia de Ia naturaleza y de cuantos seres existen en su seno en relacién con ese Dios creador y trascendente. En este caso, la fuente del ser y del devenir de Ja misma naturaleza estén fuera de clla misma, en otro ser supetior. Pata Marx, la propiedad caracterfstica de la naturaleza es su autosuficien- cia e independencia (Selbstiindigkeit). Esta independencia tiene un sentido de totalidad, de suerte que excluye toda dependencia, toda necesidad de ayuda que venga del exterior, y encierra su plena autosuficiencia para su existencia y desarrollo. Marx define esta independencia en estos términos: «Un ser es tenido por independiente cuando es duefio de si mismo (auf eigenen Fissen atchen), y no es duefio de sf mismo mas que cuando debe su existencia (Dasein) asi mismo» “. La expresién «auf eigenen Fiissen stehen» significa poder andar sin andaderas, sin ayudas; por tanto, ser duefio de su propio ser y movimiento. Y esto tan s6lo puede darse cuando el ser es a se; es decir, cuando no debe su existencia a otro, sino que la posee por si mismo. '" Manuscrits p.146, "Tid, p97. Did. 12 Pllcit. Concepcidn materialicta de la naturaleza Consecuencia Idgica: una vez eliminado Dios y 1a idea de creacién, el atri- buto caracteristico de la esencia divina, la aseidad, es traspasado a la natu- raleza. Es consecuencia necesaria del ateismo. La lucha contra toda filosofia trascendente es caracteristica del idealismo alemén, especialmente de Schelling y de Hegel, los cuales, a su vez, recibieron su inspiracién del pantefsmo de Spinoza, quien concibié a su sustancia tinica como causa sui. Asi, en el pan- Jogismo de Hegel, toda Ja realidad forma un inmenso organismo, en cuyo seno se va produciendo la autogeneracién de todos los seres y acontecimientos; ese inmenso organismo es la revelacién de la idea o espiritu, que se va revelando en la naturaleza y en Ja historia a través de esa cadena sin fin de seres y formas del movimiento. En este clima se formé el pensamiento de Marx. Marx ve una oposicién entre la teologfa y Ja valoracién positiva de la naturaleza. ¢Qué teologfa influyé en Ja mente de Marx? Es muy frecuente el que en los fildsofos alemanes se parta de las ideas de Ia teologfa Iuterana; éste es el caso de los idealistas alemanes y del mismo Marx, formado, en su juventud, en la teologia luterana. La teologia de Lutero se distingue de la tradicional en su concepto negativo y pesimista de Ja naturaleza, a la que considera como totalmente corrompida e incapaz de hacer el bien, Por eso la salvacin viene exclusivamente de Dios; Jas obras son inttiles para Ja salva- cién, por cuanto nada bueno puede hacer el ser humano; el mérito no existe en Ia accién humana; lo tinico que puede hacer el hombre es participar del mérito divino por la fe; sélo por Ia fe y con Ia fe sin obras logra la salva- cién el hombre. Esta visién tan pesimista y negativa no se encuentra en Ja teologfa tradi- cional. La metaffsica concibié a la naturaleza como realidad esencialmente di- némica, y con un dinamismo ordenado por leyes naturales; concibid al hombre como un ser con tendencias buenas y tendencias desordenadas, que deben ser disciplinadas por razén; por eso, el hombre es un ser libre, capaz del bien y del mal. Al obrar el bien, el hombre merece; al obrar el mal, el hombre desmerece. La naturaleza exterior y el hombre tienen una realidad esencial- mente dinémica; la naturaleza carece de libertad, y est sometida al determi- nismo y a las leyes necesarias que dirigen su actividad. El hombre, en cuanto tal, es libre, y estd dirigido por leyes naturales, pero de orden moral. Probablemente, Marx discurrié partiendo del concepto pesimista del lute- ranismo, que parece reflejado en estas palabras de Marx: «Un hombre que vive de la gracia de otro (von der Gnade eines anderen lebt) se considera a s{ mismo como un ser dependiente. Pero yo vivo totalmente de la gracia de otro si yo le debo no solamente el mantenimiento de mi vida, sino también si él ha creado ademds mi vida, si él es Ia fuente de mi vida, y mi vida tiene necesariamente un tal fundamento fuera de sf si mi vida no es mi propia creacién» “, La expresién vivir «von der Gnade», vivir de la gracia de otro, tiene, evidentemente, un sabor teoldgico y puede sugerit que se discurre par- tiendo de Ja visién negativa de la naturaleza, la cual catece de su propio dina- mismo, y se vive tan sélo de la gracia exterior, que viene de Dios. A la idea de que Dios es todo y Ia naturaleza es nada corresponderfa la reaccién contra- "Ibid La aseidad de la natuvaleza 13 Ja naturaleza es todo y Dios es nada; la naturaleza es plenamente auto- suficiente, ¢ se; Dios es nada, una ficcién. La ttascendencia, o existencia de un ser superior al cosmos, es contraria a la realidad de la naturaleza y a la realidad del hombre entendido como un ser que es duefio de sf mismo y sefior. Marx pone una oposicidn irreconci- liable entre Dios y la naturaleza, entre Dios y el hombre. Una vez traspasada la aseidad a la naturaleza, esta oposicién irreconciliable es evidente, porque la aseidad excluye toda causa exterior a la naturaleza. Aqui nos encontramos ante una afirmacién, de la que procede la filosofia de Marx; pero no encontramos una demostracién de tal aserto. Toda la visién marxista de la naturaleza parte del supuesto del ateismo; supuesto esto, su consecuencia nos parece légica: la aseidad de Ja naturaleza es insostenible si se supone la idea de un creador. b) Fandamentacién de la aseidad de la naturaleza—Es un tema intere- sante, pero que apenas lo desarrollé Marx. En los Manuscritos de Paris men- ciona dos principales ideas que pueden responder a la cuestidn. La primera es de orden cientifico 0 empirico, y consiste en pretender que la autogeneracién es la explicacién suficiente del cosmos que desplaza a la creacién: «La creacién de la tierra ha recibido una poderosa estocada por me- dio de la geognosia, es decir, por medio de la ciencia que representa la for- macién de la tierra, el devenir de la tierra, como un proceso, como una auto- reneracién, La generacién esponténea es Ia sola refutacién practica de la teo- tia de la creacién» **. En el texto original, Marx dice «generatio aequivoca», exptesin traducida por Bottigelli por «generacién esponténea» En este parrafo tenemos dos principales ideas: la formacién de la tierra por medio de la autogeneracién; la segunda idea es Ia introduccién de 1a gene- racién esponténea, o la «generatio aequivoca», en lugar de Ja creacién. Toda esta argumentacién resulta ineficaz para el fin que pretende. El problema del origen tltimo, o causa Ultima de Ja naturaleza y del cosmos, no es un problema que entre en el Ambito de la ciencia; el tema de las «ultimidades» desborda totalmente la jurisdiccién y competencia de la ciencia; es un asunto que cae en el campo de la filosofia. La geognosia no puede responder a la cuestién ile dénde viene, en ditima instancia, Ja naturaleza. La ciencia no puede en- trentarse con la totalidad de los problemas que plantea Ja existencia del cos- mos, y lo primero que ha de reconocer son los limites del conocimiento cien- t(fico; en caso contrario, caeriamos en el cientificismo. De otra parte, la expresién «generacién espontdnea», sin més, resulta un simple expediente més bien que una explicacién cientifica. Pata que tal expli- cacidn tenga un contenido es preciso explicar cudles son las fuerzas, las causas detcrminantes de tal proceso, y cuéles las fases que tal generacién ha se- guido, La expresién «generatio aequivoca» del texto original no es sinénima de generacién esponténea si, al menos, Marx la empled en el sentido de Ia filosoffa tradicional, la cual Ilama efecto equfvoco a aquel que es de esencia distinta de su causa; pero esto no ocurre en la generacién en Ja que el engen- drado pertenece a la misma especie que el engendrador. Tal causelidad se da en cl arte, en la que el artista es especificamente distinto del producto de Ibid., p.98.

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