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Características literarias
del evangelio de San Juan
El mundo cultural
del evangelio de Juan
1. El ambiente bíblico-judío
1.1 La Escritura.
La Escritura es la fuente fundamental y originaria del evangelio
de Juan. Con ella el evangelista presenta e interpreta la persona y
la misión de Jesús. Lo hace sirviéndose de las corrientes
interpretativas de su tiempo y de las varias traducciones
textuales de la Biblia (en su tiempo no se había fijado todavía
definitivamente el texto) con el único fin de demostrar que la
Escritura habla de Jesús y que éste es un testigo privilegiado suyo
juntos a los grandes protagonistas de la historia religiosa de
Israel: Abraham, Jacob, Moisés, Isaías. Jesús realiza todo cuanto
había sido revelado por Dios en el pasado y consignado en la
Escritura.
Las referencias explícitas a la Escritura en el evangelio de Juan
son veintiuna: 1,21; 1,51; 2,17; 6,31; 6,45; 7,38; 7,42; 8,17;
10,34; 12,13; 12,14-15; 12,38; 12,40; 13,18; 15,25; 17,12; 19,24;
19,28; 19,36; 19,37; 20,9. Pero las alusiones a la Biblia son
muchas. Por ejemplo Jn 1,1 y Jn 1,14. En 1,1 es evidente la
alusión a Gen 1,1: "en el principio creó Dios los cielos y la tierra".
En 1,14 se alude a Eclo 24,8; a Ex 24,26-28 y a la promesa futura
de Is 60,1-2. Los libros bíblicos que aparecen aludidos con más
frecuencia son el Pentateuco, el segundo Isaías (cf. Is 40,3 citado
en 1,23; 54,13 citado en 6,45; el "yo soy" de 8,24.28.58; 13,19
recuerda Is 43,10; el rechazo de 12,38 recuerda Is 53,1; etc.) y
los Salmos citados 8 veces en 2,17; 6,31; 10,34; 12,13; 13,18;
15,25; 19,24; 19,27). La Biblia del evangelista es la Biblia Griega
de los LXX, o en todo caso, una traducción griega.
La Escritura no es sólo el testimonio divino de Jesús por
excelencia sino que es "el libro de Jesús": (5,39-40; 45-47). Pero
al mismo tiempo dice a los judíos que la Escritura es "vuestra
Ley" (cf. 10,34; 15,25). Las dos comunidades, la judía y la
cristiana, poseen la misma Escritura, pero la interpretación es
diversa: una centrada en la Torá (y por esto es que en su
conjunto es llamada "Ley"); la otra centrada en la persona y
misión salvífica de Jesús. Una sostiene una "revelación de la
voluntad de Dios que está para cumplirse" y la otra "revelación y
testimonio de Jesús para que se crea en él". La Escritura habla de
Jesús y se cumple en él. No sólo los discípulos han visto su gloria
(1,14) sino también Moisés (5,46), Abraham (8,56) e Isaías
(12,41). Estos vieron su gloria y hablaron de él. Jesús es
testimoniado por ellos y a la vez los supera. Quienes se
encuentran con Jesús se preguntan: "es que tú eres más grande
que nuestro padre Jacob?" (4,12) o "¿eres tú acaso más grande
que nuestro padre Abraham que murió?" (8,53).
1.2. Los escritos de la comunidad de Qumrán.
Los escritos de Qumrán interpretan de forma crítica y restrictiva
la Toráh sacerdotal. También en Jn hay una crítica fuerte al
templo, pero no en función de una mayor pureza cultual sino con
el fin de una espiritualización del culto, "en Espíritu y Verdad" (cf.
2,16-19; 4,24). Los escritos de Qumrán no han influido a nivel
redaccional (esta comunidad fue destruida en el 69 por
Vespasiano al acercarse a Jerusalén). Sin embargo, las tradiciones
que Jn maneja llevan el sello de este ambiente, que iba más allá
de Qumrán a través de un gran movimiento apocalíptico y
sacerdotal presente en el mundo judío de entonces. La mayor
relación entre Jn y Qumrán se ha querido hallar en el "dualismo
joánico": Dios-Jesús/mundo; luz/tinieblas; verdad/mentira;
carne/espíritu; muerte/vida; creer/no creer. Pero el dualismo es
típico de la apocalíptica judía y no se puede circunscribir a un
grupo concreto. Sin embargo, encontramos en Jn algunas
expresiones que sólo se hallan en el cuarto evangelio y en los
manuscritos del Mar Muerto como "hijos de la luz" (Jn 12,36),
frase que designa a los que pertenecen a la comunidad de
Qumrán y a los creyentes en Jesús según la tradición Jn; aunque
"luz" se entiende de diversa manera en ambas comunidades;
"hacer la verdad" (Jn 3,21; 1Jn 1,6) es una frase que cualifica
tanto la praxis de los judíos de Qumrán como la de los creyentes
en Jesús, en cuanto ponen por obra lo revelado por su maestro.
Otra corriente judía que ha influenciado la redacción del
evangelio de Juan es la exégesis midráshica en ambiente
palestino y la alegórica de Filón en el ambiente judío-helenista,
culto de Alejandría. El discurso de Jn 6, según algunos autores,
revela la forma de una homilía judía según el estilo y normas de
los midrashim palestinos. En cuanto a Filón, el contacto más
resaltado es el uso del "Logos" en ambos. No se puede negar la
relación pero en ambos es usado muy diversamente. Para Filón,
el Logos o Demiurgo es "el hijo mayor" de Dios, la idea originaria
y ejemplar del cosmos, mientras el cosmos es "el hijo menor" de
Dios, idea totalmente extraña al evangelio joánico. Los contactos
de Jn con Filón se pueden explicar a partir del común trasfondo
de ambos en relación a la tradición sapiencial bíblica. Por otra
parte Filón es alegórico en su interpretación bíblica, lo que le
permite usar la filosofía griega. En cambio Jn es tipológico, y
consecuentemente, su interpretación bíblica está fuertemente
enraizada en la historia.
2. El ambiente cultural helenístico
El lenguaje del Jesús de Jn es claramente diverso del de los
sinópticos y, en algunos casos, extraño a la tradición bíblica. Por
ejemplo, la fórmula absoluta "Yo soy" (Jn 8,24.28; 3,19) está
atestiguada en la Biblia Griega (Is 43,10; 41,4) pero las fórmulas
pronominales como "yo soy la luz del mundo", "yo soy el pan de
vida", etc. son absolutamente nuevas para la tradición bíblica.
También las categorías espaciales "de lo alto/de abajo" son
extrañas al mundo bíblico y judío que prefiere las categorías
temporales. Finalmente el modelo de la bajada del cielo (3,13;
6,38) y subida al cielo (Jn 6,62) del Hijo del Hombre no están
atestiguadas en la tradición judía. En cambio todo este lenguaje
está presente en los escritos gnósticos. Esto hizo pensar a R.
Bultmann en lo que él llamó "el mito del redentor", y que intentó
reconstruir a partir de fuentes diversas. Este mito estaría de
trasfondo en la cristología joánica, el cual habría sido
desmitificado por Jn e interpretado en clave cristológico-
existencial. Pero la tesis de Bultmann hoy es muy contestada,
dado que se ha demostrado que no hay un sólo tipo de mito
gnóstico. Y aunque se encuentren motivos gnósticos ya en el
siglo I, incluso en el NT, sobre el origen del gnosticismo, que se
desarrolló en el siglo II, se discute aún si debe ser considerado
una herejía cristiana o un sincretismo pagano que ha asimilado
elementos cristianos para tener éxito entre las clases cultas. En
síntesis, no hay pruebas contundentes de que haya existido una
gnosis precristiana, de la que el evangelio de Jn haya tomado
elementos para su escrito. No poseemos fuentes seguras del I
siglo de tipo gnósticas que utilicen el mismo lenguaje de Jn. Las
fuentes afines al evangelio de Jn son posteriores.
Hoy se intenta más bien aceptar la originalidad de la cristología y
antropología joánica, frente a la testimoniada por los sinópticos.
Se ha superando el prejuicio del método histórico religioso para el
cual la fe cristiana sería un sincretismo de varias corrientes
religiosas, presentes en el imperio romano del I siglo.
Actualmente más bien se acepta la hipótesis de que la fe
cristiana se originaria, aunque obviamente expresada con
categorías que naturalmente tomó de la cultura de su tiempo.
Entonces, se puede afirmar la novedad cristiana, que deriva toda
ella de la singularidad de Jesús de Nazaret. El cuarto evangelio la
ha expresado de la forma más elevada y misteriosa.
Se debe admitir que Jn trabaja con una terminología familiar al
mundo helenístico como "logos", "ser de arriba/de abajo"; el
"volver a nacer"; el interés por "la verdad"; el dualismo "mundo
terrestre/mundo celeste", etc. Pero toda esta terminología, que
encuentra profundas resonancias en el mundo helenístico,
aparece llena de significados nuevos dentro de la unidad del
evangelio. Así, por ejemplo, "nacer de lo alto" equivale a nacer
del Espíritu; la "verdad" en Juan no es sino la revelación traída
por Jesús; carne/espíritu son dos formas de vida y no dos
componentes del hombre; "bajar/subir" son verbos que se utilizan
en relación al Hijo del Hombre se refiere a la figura de Dn 7,14.
En síntesis, empleando un lenguaje nuevo que asume algunas categorías
del ambiente helenístico, el evangelio joánico busca comunicar una
concepción de Dios y del mundo opuesta al clima místico-panteísta que
se respiraba en las corrientes helenísticas. Juan afirmará con fuerza
desde el inicio que "a Dios nadie le ha visto nunca" 1,18. Juan escribe un
evangelio, es decir una historia, aun cuando se inicia en el prólogo en la
eternidad de Dios; habla de un Dios Padre que se revela en el Hijo, Logos
encarnado, que dona la vida eterna al creyente en él, atrayéndolo al
interior del misterio del Padre, pero sin sustraerlo a la historia