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Había una vez una paloma muy blanca, que se paseaba por la oriila de un
arroyo. E1
agua estaba limpia, clara.... Hasta se podía contar las piedras que había
en el fondo,
La paloma, que tenía mucha sed, se acercó al agua para beber. Metió el
pico adentro y
después levantó la cabeza en el aire para tragarse el agua.
Había también una hormiguita negra. Se paseaba por la orilla del arroyo
y, como tenía
sed, se subió a una brizna de hierba que crecía cerca del agua para beber
mejor... pero
con tan mala suerte que cayó adentro.
Y el arroyo, que bajaba muy fuerte, se la llevó, muy lejos de la orilla. La
hormiguita
trató de nadar moviendo muy de prisa sus patitas, pero el agua corría con
demasiada
fuerza y de nada le sirvió.
Menos mal que la paloma vio a la hormiguita que estaba a punto de
ahogarse.
¡Pobrecita!- pensó- La ayudaré a salir del agua. Pero ¿cómo haré?
Si la levanto, con el pico tan grande que tengo, le haré daño.
¡Ah ya lo sé! Le acercaré una brizna de pasto. Podrá subirse y volver así a
la orilla. La
hojita de pasto era muy larga y encalló en la orilla del arroyo. La hormiga
trepó y corrió
por encima de ella hasta llegar a la tierra.
Entonces se secó bien las patitas y fue a dar las gracias a aquella paloma
tan amable.
La hormiga estaba muy contenta, y la paloma también porque había
salvado a la
hormiguita. Se despidieron y cada una se fue a su casa.
Pero... sucedió que, mientras la hormiga se iba al hormiguero, vio a un
hombre que iba
para la orilla del arroyo. Era un cazador. Llevaba una escopeta, para
matar pájaros.
El cazador vio a la paloma y entonces tomó la escopeta y se preparó a
disparar. ¡Mira
qué bien!- pensó- Ya tengo carne para el arroz de mañana.
Pero la hormiga, que vio al cazador y vio la escopeta a punto de
disparar.... -¡Huy!- -
dijo-. Hay que hacer algo para que el cazador no mate a mi amiga.
Corriendo se acercó
al hombre, trepó a su pie y lo picó con fuerza en el dedo gordo.
El cazador dio un grito: ¡ Ayyy! Y movió la cabeza para ver que le había
picado. Miró y
miró, pero no vio nada. La hormiga era muy pequeña y se había
escondido entre el
césped.
Y la paloma, al oír el grito, vio al cazador y se fue volando hasta que se
perdió de vista.
Y cuando el cazador quiso disparar ya no pudo verla.
Fábula de La Fontaine
A Juan le gustaba la fruta.
Laura Debevetach.
El Budín de Heriberto Padín
Los patos graznan enfadados. -¡Tobi, deja a los patos en paz!, grita Juan.
¡Ven, que nos vamos a casa! dice Juan. Pero Tobi no quiere irse todavía. Por
Juan busca entre los arbustos. Y además llama a su perro, hasta que se queda
ronco.
sollozando.
Por favor, ayúdame a buscar a Tobi, dice, Pero llama antes a tres amigos más.
Una hora más tarde hay muchos, muchos, muchos niños en el parque. Y todos
La doctora gallareta
cura toda pesadilla
repitiendo su receta'.
"tomar mate con bombilla".