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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Aparisi Nielsen, Elbio


Fundido en tres partes.

Vizcaya, España, 2009.


175 págs. 21x15cm.

ISBN 978-987-02-3646-7
1. Narrativa CDD 863

Hecho el depósito que prevé la ley 11.273


2009 Copyright todos los derechos reservados.
ISBN 978-967-02-3656-7

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Prólogo
Cada uno elige su película anterior, integra los fragmentos
desordenados en una realidad cautiva por el recuerdo, así
capturamos las sensaciones que creíamos perdidas y
anclamos nuestra barca.

¿Qué diferencias hay entre la realidad y el instante en qué se


representa la realidad en nuestro registro continuo?

Podremos leer las reflexiones simples de un niño que alterna


la vida del día y los juegos con la nocturnidad de la búsqueda
y apreciación de las primeras experiencias con la vida real y la
muerte.

La historia de un niño, relatada por él mismo en la que


podremos encontrarnos con su lenguaje, pensamientos, y
verdades, allí en dónde ninguna regla lo detiene o contiene.

La noche del infante tiene el calor de sus días y la brisa de


sus noches, contiene el barrio y la soledad, las mentiras y los
abusos, los extremismos de los cuales estamos hechos
todos... es el miedo y el abrazo a sus padres, el suspiro y la
ternura, el amor y las desgracias de un mundo repleto de
futuros infortunios desordenados.

Elbio Aparisi Nielsen, Mayo del 2009.

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A la infancia,
que no se pierda en los preceptos inútiles de los adultos.

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Mi papá está en el trabajo, me dijo que escriba lo que


se me ocurra en este cuaderno hasta que vuelva, mi
mamá habla con un amigo de mi papá en la calle, estoy
aburrido, hoy vi la tele, pero solo un rato, no me dejan
ver más que una hora, miro el canal siete, lo arreglaron
hace dos días, estuvo rota mucho tiempo, pero ahora
está de vuelta bien. Tiene colores, la música y las
historias, mi papá me dijo que escriba en este cuaderno
mi primer libro, hace un rato le dibujé la tapa, en la tele
dieron una serie que me gusta mucho de un
extraterrestre... hoy es... 3 de enero de 1988, yo le dije a
mi papá antes de que se vaya que quería escribir desde
que era chiquito y me dijo que empiece ahora, luego
cuando sea más grande voy a poder escribir mucho
sobre eso. Mis hermanos no están, hoy mi hermana está
con mi abuela, y mi hermano más grande se fue con sus
amigos, los mellizos están comiendo a esta hora, mi
mamá me da de comer cuando vemos los almuerzos de
Mirta Legrand. El otro día festejamos el fin de año, la
pasamos muy bien, estuvimos todos, mis tíos, los dos
que son hermanos de mi papá y mis tres tías y un tío que
son hermanos de mi mamá. Mi mamá se llama Susana,
y mi papá Octavio, no creo que se enoje si acá, en este

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cuaderno hablo de ellos por sus nombres, me molesta


mucho tener que estar todo el día diciendo mamá esto...
mamá lo otro, papá ¡papá!... dicen que mi primer palabra
fue pannnnnnnnn así, con todas las letras ene juntas a
ver pannnnnnnnn, si así.
Tengo calor, estoy descalzo, mi mamá, Susana me reta
dice que me voy a cortar los pies o que me voy a
enfermar, siempre me dice algo, grita de vez en cuando
pero no es nada, no me molesta, yo me voy con mis
amigos a jugar todas las tardes, en un rato voy a ir al
terreno baldío, hicimos una puerta con la herramienta de
mi papá, corté los alambres y pasamos todos por la
enredadera, hicimos como una casa con troncos, no
tiene techo ni nada pero, cuando llueve no podemos
estar porque nos embarramos todos, mi mamá no me
dice nada cuando me mojo, a mi me encanta, hay veces
que voy al patio de casa y me tiro en el suelo para que
me moje la lluvia, es que se forma como una piletita y
salto y me mojo un montón, me encanta.

-Mamá, ¿puedo ir a jugar ya?


-Germán metete en casa que hace calor, ahora no podés
jugar, no, hace mucho calor, la gente duerme a esta
hora, dejame hablar tranquila.
-Pero...- el señor me mira, tiene camisa roja, no me
gusta.- Dale ¡dale! quiero irme a jugar, los mellizos y
David están esperándome.
-No hijo, todavía no, podes ir en un rato, dale Germán
metete en casa, ¿qué te dijo papá?
-Pero no tengo ganas má, ¿por qué te querés quedar

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hablando?
-¡Germán! andá adentro y jugá un rato, en media hora te
dejo salir, pero si no volvés a molestar.
-¡En media hora vuelvo o me escapo!-el señor se ríe, no
sé quién es, no me gusta cómo me mira, si es un
asesino que nos quiere matar puede entrar ahora, me da
miedo.

Estoy sentado en la cama, al lado de la ventana, el año


pasado pusieron una reja, sigue roja, le pusieron
antióxido, así dijo el albañil cuando la puso. Ayer
escuché a mis papás discutir, en la otra habitación,
dormimos al lado de ellos, Andrés, Celeste y yo. Me
acuerdo un montón de veces cuando le di los besos en
la boca a la nena de enfrente, siempre me acuerdo de
ella, nos dimos un beso largo en la terraza de la casa de
Maxi. Vivimos desde que nací en la calle Don Orione
1018, mi barrio se llama Remedios de Escalada, este
cuaderno lo puede leer alguien del futuro en cien años,
quiero que sepa dónde está Escalada.

Me estoy atando los cordones de las zapatillas, Octavio


me regaló una remera del Subte, ahí trabaja desde hace
mucho tiempo, me gusta mucho el subterráneo de
Buenos Aires, me dijo que me va a llevar a andar en
subte la semana que viene, tengo muchas ganas, me
acuerdo cuando era chiquitito y él me hablaba de las
líneas y las combinaciones, me gustan mucho las
combinaciones. Salto, golpeo los marcos de las fotos en
la biblioteca, me gusta mucho el living, tenemos la tele,

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un sillón marrón, la ventana al patio, la mesa para mirar


la tele mientras tomamos el matecocido con pan, no
tenemos mucha plata, nadie, bueno David si tiene plata,
la madre creo que tiene mucha plata. Nosotros no
tenemos y eso que mi papá trabaja todo el día, escuché
decirle a mi papá el otro día cuando comíamos en el
parque del sur que se venía una dura, mi papá se pone
serio cuando habla de política, se lo toma muy a pecho
todo lo que dicen en la televisión, le molesta mucho. A mi
me dijeron que no puedo hablar en la mesa cosas de
adultos, que me calle y escuche, para aprender, mi
hermano si pudo hablar siempre con mis papás, no
escucho mucho, me gusta jugar con el puré de papas,
hacer cuadrados, las formas de los juegos que me
gustan.

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-Dale abrí, abrí más fuerte... ahora vamos a poder pasar


mejor, tapa con la enredadera, dale que viene gente,
hacé que jugas,Germán... saca la pelotita de ahí y tirala.
-¡Acá la tengo!, ¡pasamela!, ¡David!
-¡Tomá!, ahora vos, ajajaja, pones siempre cara de tonto
cuando la tiras.
-Vos tenés cara de tonto, ¿y Martín?, vamos a tocarle la
puerta así juntamos ramitas, le dije ayer que le diga a su
hermana que le preste la linterna así nos quedamos
hasta más tarde.
-Siempre lo dejan jugar hasta cualquier hora, a mi no me
dejan más de las ocho de la noche, pero en verano, en
invierno hasta las siete.
-Tú mamá te cuida mucho, a mi me dejan tranquilo, entro
a casa y salgo cuando quiero.
-Tú mamá es más buena, la mía me reta a la noche
cuando viene tarde, dice que salí más tonto que mi
hermano y que miro mucha tele.
-¡A mi también me gusta mirar la tele David!, somos dos
tontos.
-¡Sí!
-¿Tú hermano vive con ustedes?
-Mi hermano murió hace mucho, no me preguntes por mi
hermano ¡no quiero hablar de Darío!

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Perdoname, dale vamos a buscar a Martín, así nos


quedamos toda la noche, total vos podes pasar por la
pared del patio de tu casa, te metes a las ocho y ocho y
media volvés con nosotros al terreno.
-Mi abuela me vigila.
-¡Pero si se duerme a las nueve de la noche!
-Puedo esperar hasta que me salude y volver.
-Dale ¡sí!, mejor así podemos contar historias de miedo,
quiero que contemos esas de...
-¿Le decimos al negro?
-No le digas negro.
-¿Y qué color tiene?
-Negro, pero no le digas así, que no te escuche, mejor
no, le decimos a Matías el de la esquina.
-Ese es un tarado, no quiero jugar con ese Germán, la
mamá nos molesta siempre que vamos, es re pesada.
-Está bien, no le decimos nada, toca la puerta vos.
-¡Tocá vos!
-¡David! ¡dale! tocá la puerta, mejor gritale.
-¡Sí! ¡Martín!... ¡Marrrrrtínnn!
-Más fuerte.
-¡Los dos!
-Hola chicos, mi vieja no está, se fue a lo de mi hermano,
me dijo que no puedo salir a ningún lado, mis hermanas
tampoco están, estoy re aburrido.
-¿Y por qué no salís?
-¡Porque mi vieja me dijo que no salga!
-¡Dale maricón! ¡salí! sos más grande que nosotros.
-Pendejos de mierda, yo tengo un año más que ustedes.
Yo los cumplo el 6 de octubre.

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-Yo el 2 julio.
-Y yo el 7 de noviembre, yo soy el del medio.
-¿Vos sos del 82 David?
-Sí, y vos del ochenta y uno Martín.
-Yo nací el 7 de noviembre de 1981, soy de Escorpio.
-A mi me llevás más, casi dos años.
-¡Soy más grande que ustedes dos pendejitos!
-Dale salí, nos seas boludo, ¿le pediste la linterna a tu
hermana?
-¡Uh!, me olvidé, me dijo que no le diga nada a mi vieja,
creo que se la iba a robar de un cajón de la pieza, a ver...
esperen.
-Mira como tiene la cocina Germán, está todo sucio, mi
mamá dice que no limpia nada, y que las hermanas son
unas vagas de mierda que están todo el día en la calle,
que no estudian.
-Yo tampoco tengo plata, mi mamá limpia, a veces se le
olvida, vos tampoco ayudas a tu mamá.
-No, pero viene la señora a limpiar.
-¡Callate boludo!, sos más mentiroso que la mierda,
siempre igual.
-No miento Germán, no miento, lo de los boy scouts era
verdad, te dije que vinieras y no vinistes.
-Mi papá no tiene plata para que vaya, me dijo que el
año que viene si me porto bien.
-¡Acá está!, tomá Germán pero no la golpees, que
siempre rompes todo, mejor no, tomá David, guardala en
el garage de tu casa, abajo del coche de tu abuelo, a la
noche te toco el timbre y nos metemos. Ahora me voy
que si viene me caga a pedos, yo los veo desde la

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ventana, si viene alguien les chiflo.


-Bueno dale, pero a que hora venís.
-A las ocho y media.
-No puedo Martín a esa hora mi... no puedo, mejor que
te espere Germán en el garage escondido y se meten,
yo me meto después por la pared del patio.
-Está bien, yo les chiflo si veo que viene gente.
-Chau Martín, guardá galletitas para la noche.
-¡Chau Germancito!
-Hijo de... no me llames así el otro día cagué a piñas a
Juan Manuel con una manguera.
-¡Andá mentiroso! ¡vos no le pegas ni a una mosca!
-De verdad Martín yo estaba.
-La mamá me cagó a pedos, no me dejan ir a primero de
mayo.
-Nunca te dejan ir a primero de mayo.
-Vamos David.
-¡Chau Germancito!
-Chau, te espero a las ocho y media.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Germán tenés que hacer caso hijo, no me haces caso


nunca, siempre me haces renegar._ espera que le diga
algo.
-Quiero ver la tele tranquilo má, no me digas nada._ no
la miro.
-Tenés que juntar los juguetes que tenés tirados por la
cocina, el otro día casi me mato, es muy peligroso
Germán, ¡se pueden caer las ollas con agua caliente!
¿qué hago si se caen las ollas?, las quemaduras quedan
para toda la vida hijo, haceme caso, ¿sí?_ que pesada
que es, no me deja tranquilo nunca, a mi hermano no le
dice nada nunca, quiero ser grande para eso.
-Bueno, ¿Cuando viene Celeste?_ capaz que si viene ya
me deja de molestar un poco a mí.
-Está con la abuela, fueron a lo de la tía Norma, viene en
unos días, ¿la extrañas mi amor?_ a veces no me deja
un minuto solo.
-Dejame tranquilo má, quiero ver la tele, dale, ¡salí!_ se
sentó, que bueno.
-Andrés viene a la noche, hoy van a ver a un amigo que
toca la guitarra._ me encantan las guitarras, serán
famosos seguro.
-¿Sí?, ¿puedo ir má?_ siempre es un no de respuesta.

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-No hijo, no podés, si sabés que te voy a decir que no,


sos muy chico para estar todo el día ahí.
-¿Y cuándo empiezo la pileta?_ quiero hacer algo.
-La semana que viene, después de reyes._ falta menos.
-Faltan tres días._ es poquito.
-Sí hijo._ me gustaría un buen regalo para la pileta.
-¿Qué me vas a regalar?_ le pregunto, pero mejor me
gustaría una estación de servicio.
-¡Es sorpresa!_ odio que no me digan las cosas.
-Le pregunto a papá cuando vuelva.
-No, es sorpresa, igual papá no viene hasta mañana,
están trabajando mucho, tienen que cuidar el trabajo que
este año hijito vas a estar un poco duro todo.
-¿Qué pasa má?
-No hay plata, bueno sí hay siempre hay, ¡se la roban!
-¿Quién roba plata?
-Los políticos, siempre hacen lo mismo, así estamos
siempre, salimos de una y nos metemos en otra, estoy
cansada de ver siempre lo mismo, son una manga de
ladrones de mierda.
-No digas malas palabras má.
-Tenés razón, me haces reír enano, ¡estás más grande
ahora eh!, te noto más alto, a ver medite conmigo, ¿te
acordás cuando te ponías abajo de la pollera larga de
mamá?, corrías desnudo y te escondías entre mis
piernas, eras más bonito, sos precioso hijo.
-Soltame má, no me acuerdo, la abuela siempre me dice
que yo le decía eso de que si ella no iba yo me quedaba,
pero tampoco me acuerdo. Del abuelo si me acuerdo, el
abuelo Joaquín sí, de los azulejos de la casa, de la

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cocina, era re chiquitito má.


-No sé como te podés acordar de esas cosas.
-Las sueño y me las acuerdo, un montón de cosas me
acuerdo, cuando hacía bolitas de barro con Fátima, las
dejábamos secar al sol para que se endurecieran, me re
acuerdo.
-Sí, de eso si me acuerdo, Celeste era chiquitita tenía
cuatro años, más o menos.

Están tocando la puerta, Susana se va a hablar a la


calle, tengo calor, ¿qué juguetes me van a regalar?
quiero que me regalen una estación de servicio para
poner coches y lavarlos, David tiene la colección de
Himan y los masteres del universo.

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Estaba re rico, comí las milanesas con puré rapidísimo,


le dije a Martín que iba a estar a las ocho y media en el
garaje de David, en el reloj rojo y blanco de la cocina que
usa mi mamá para cocinar dice que son las ocho y
veintiún minutos. El otro día le pregunté a mi tío que era
una ecuación y no me dijo nada, siguió tocando la
guitarra me río mucho con él, es abogado. No me gusta
matemáticas le tengo miedo a las cuentas, no me gusta
estar mucho tiempo sentado, siempre estoy en la calle
corriendo, andando en bicicleta.

-¿Ya comiste todo? ¡más despacio! ¡te dije mil veces que
comas más despacio Germán, sos igual que tu abuelo
Joaquín! te metes todo de un bocado.
-Es que está rico má, tengo que irme a lo de David, le
dije que a las ocho y media voy para allá.
-Vas a ir pero si están en la casa.
-Sí má, quedate tranquila, vamos a jugar en el patio, nos
cuida la abuela que vive adelante de la casa de David.
Tiene un montón de juguetes, tiene una estación de
servicio para lavar los cochecitos, ¡tiene un walkman
amarillo que le regaló un tío!
-Tienen plata Germán, nosotros no podemos comprarte
eso hijo, tenés de todo para jugar, tenés la televisión, los

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libros que te regaló papá.


-Estás linda hoy má, bueno me voy, ¿papá a que hora
vuelve?
-Te dije que mañana.
-Chau.
-Cuidado al cruzar la calle, no andes por la calle porque
si me entero no salís más en todo el verano y nada de
pileta después de reyes. ¡Hacé caso, Germán!
-Sí, te dije má que en el patio...
-Te quiero en la cama a las once, así que diez y media te
volvés si o si, no me hagas que te vaya a buscar.
-¡Chau!

Es de día, me gusta golpear la puertita de madera


pintada blanca del pasillito de mi casa, hace unos meses
cambiaron la puerta, estaba podrida y despintada esta
nueva tiene dos cerraduras y para mirar quien toca la
puerta, pero no tenemos timbre como David. Plantamos
un arbolito en el jardín de la vereda y creció un montón
está verde, lo cortó un señor que pasaba por la calle con
una carretilla mi mamá le dió unos billetes, no me quiso
decir cuanto le dió, yo le dije que quería cortarlo y que
me pague a mí, pero no me dejó. Un falcón rojo medio
destartalado casi me pisa, si se entera mi mamá se va a
poner a llorar como una loca, me acuerdo cuando era
muy chiquito que lloró un montón cuando crucé a la casa
de Facundo y un Torino frenó al lado de mi cabeza, me
acuerdo verme en el paragolpes, era de un loco que le
gustaba correr con coches y motos, mi mamá gritaba
¡cuidado con el loco de las motos un día va a atropellar a

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alguien! se juntaba con otras señoras y charlaban de


eso, se quejaban, hoy no me dijo nada del loco y casi me
vuelven a atropellar. No se ve que nosotros nos
metemos por la enredadera al terreno, lo hicimos re bien,
tapamos con las hojas y ramas de la enredadera nuestra
entrada, la usamos como las cortinas de las puertas,
esas que son un montón de bolitas colgando y haciendo
ruidos. El terreno está al lado de la casa de David, el
alambre que pusieron está lleno de la enredadera parece
toda un pared verde, atrás hay un árbol gigante y las
ramas del árbol salen a la vereda, cortaron algunas
ramas como en mi vereda para que no moleste a la
gente cuando camina.

-Germán, acá estoy._ me dice pero no lo veo bien.


-¿Qué haces ahí escondido boludo?_ es raro.
-La abuela salió a mirar por la cortina, callate, que no te
escuche porque sino no lo van a dejar salir a David.
-¿La linterna?_ le pregunto, así nos metemos rápido.
-La agarré hace un rato, hace un montón que estoy
sentado acá.
-Pero te dije que iba a venir a las ocho y media.
-Está bien, pero me peleé con mi mamá y mis hermanas,
las mandé a la mierda porque son insoportables, les dije
que no quería limpiar y se pusieron como locas, me
dijeron vago, y les tiré los platos al suelo y me fui
corriendo.
-Estás re loco, no podés tirar los platos, ¡se rompen
Martín!
-¿Qué querés que haga?, son re pesadas todo el día me

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dicen que haga la tarea, que lea, que no mire tele, que
no salga a la calle, que no hay plata... ahora que estoy
de vacaciones me quieren hacer limpiar todo.
-Tenés que ayudar a tu mamá.
-¡Sí vos no ayudas nada tampoco que te hacés!
-¡Sí que la ayudo!
-¡Dejá de mentir! ¡no ayudas nada!
-Callate boludo, no grites que te va a a escuchar la vieja.
-¡Sí está re sorda Germán! no escucha nada.
-Vamos, fijate si viene alguien de la esquina.
-No, no viene nadie, dama la linterna, me meto yo
primero y después vos.
-Dale, que te haces el que no tenés miedo.
-Bueno andá vos primero Martín, estás re hincha pelotas
hoy. ¿Trajiste las galletitas?
-No, me fui, ya te dije, podés traer vos también.
-Yo no tengo en casa, y pan tampoco quedó hoy.
-Tenés menos plata que yo, mi mamá nos compra Coca-
cola para comer.
-Nosotros una vez al mes compramos jamón y queso
para hacer sanguchitos con pan nactal.
-Mi mamá limpia casas, trae cosas de las casas que
limpia, yo no le digo nada, las pone en una bolsa del
almacén, pero yo sé que las roba de las casas, soy igual
que vos.
-Dale boludo entrá y yo miro que no venga nadie, no te
vayas a cortar con los fierritos.
-Ya sé entrar, vos te rompiste la remera, yo paso mejor
que vos, y eso que vos sos re flaco, patas de tero, jajaja.
-¿Y vos? mirate los brazos que tenés. Mi mamá dice que

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voy a ser alto, que mi abuelo es alto y que yo también


voy a ser alto.
-Vos te crees todo, mi mamá me dice que soy como mi
papá... a veces creo que no me quiere mucho, antes de
dormir ni me saluda, a mis hermanas las trata rebien, se
van a la estación a comprar juntas y yo me quedo
siempre solo.
-Entrá dale, dejá de hablar Martín, uh mirá tu vieja
prendió la luz de la pieza, dale entrá a ver si mira por la
ventana.
-No pasa nada, si nos ve la vieja de enfrente, la del
baldío esa es una bruja, para mí mata las gallinas ella
sola.
-Dejá de mentir Martín... ¿te raspaste?
-No, no me hice nada, ahora pasa vos.
-Uy, otra vez, me lastimé el dedo.
-Que boludo, dale pasa.
-¡Mirá! me duele el dedo.
-No tenés nada maricón, es un rasponcito.
-Pero me duele.
-Se te va a curar solo.
-Mi mamá me pone azucar para que se haga la crostita.
-Sos re maricón, no se te a hacer ni crosta, si no tenés ni
sangre en la mano.
-Alumbrame el dedo.
-¿Ves? no tenés nada. David dice que a la noche este
terreno es rarísimo, ¿escuchas? ¡escucha, boludo! hay
ranas... ¿agarramos una?
-Ni loco, no me gustan las ranas Martín, mirá las nubes,
¿va a llover?

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Las ranas no me gustan nada, mi papá me contó que las


pescaban en los charcos que se hacían cuando todo era
campo, me contó que los ejércitos pasaron cerca, que
había caminos y esas cosas. Quiero que me lleve al
trabajo así me siento con el conductor del tren, me
gustan los túneles, tengo un poco de frío.

-No va a llover, mirá ahí salta David... mirá... es re lento,


yo lo salto eso rapidísimo.
-Vos sos re exagerado, siempre hacés todo mejor que
nosotros, sos más grande pero yo también tengo fuerza,
pero tengo miedo a las ranas, sino te mostraría como
salto más rápido que vos boludo.
-Callate vos no saltas eso ni loco, sos re flaco, con las
piernas de tero que tenés si saltas se rompen jajaja.
-¿Qué te hacés Martín?, mira la nariz que tenés, sos re
narigón y nadie te dice nada, cuando sea más grande
voy a ser re grande y te voy a cagar a piñas.
-¿Vos me vas a cagar a piñas boludo? ¡pata de tero!
-¡Sí, yo! sos re agrandado, te la re crees...
-¡Shh! Chicos no griten que mi abuela se va a levantar y
si no me ve llama a mi vieja.
-Pero Martín me está jodiendo, está re loco, con razón te
echan, sos re pesado.

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-¡Callate Germancito! a mi no me echan, mi mamá me


quiere mucho, pero mis hermanas a veces parece que
no, no digas que me echan de casa, no tengo otra
casa... no quiero irme nunca de mi casa, mi mamá me
necesita.
-Tu mamá está esperando a que trabajes para no
aguantarte Martín, no le digas Germancito, ¡no le gusta y
lo sabés!, no nos vamos a pelear nosotros que somos
amigos, y no griten más, sino no podemos volver a jugar
acá, ¿eh?, son dos pendejos, che.
-Bueno, perdoná Germán, no quiero que me des con una
manguera en la cabeza.
-Jajaja, si sabés que vos me podes cagar a piñas, yo soy
re flaco, tenés razón.
-Ahora que somos amigos los tres ¿qué hacemos? la
linterna está media media, ya no tiene pilas, se te va a
apagar en cualquier momento.
-Apagala, total las luces de la calle iluminan el terreno.
-Pero acá está oscuro Martincho.
-¿Martincho? jajaja, mejor decime tincho.
-Está bien, está oscuro acá ¡Tincho! jajaja, rulincho,
tenés un rulos de nena.
-Y vos tenés patas de palo de piernas jajaja.
-¡Basta! otra vez lo mismo, chicos vamos a contar
historias de terror.
-¡Dale! ¿saben la del colectivo que chocó y a las doce de
la noche se escuchan los gritos en la calle?
-Ya la contaste jajaja, esa es como la de la mancha de
café Germán, tus historia son re truchas.
-Pará, antes de dormir, cuando estoy medio dormido,

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viste que no soñás pero estás por dormirte, bueno a mi


me aparece un mono y me golpea en el pecho y me
quedo sin aire, me ahogo, a veces me pongo a llorar el
miedo, prendo la luz y duermo con la luz prendida hasta
que me olvido, porque mis hermanos me cagan a pedos,
porque no se pueden dormir con luz, a mi me da igual.
-Dejá de mentir.
-No miente Martín, que no te haya pasado a vos es otra
cosa.
-Bueno calmate David, no sos nuestro papá.
-Chicos no se enojen, si que es verdad, no miento, no
sean boludos, me pasa de verdad pero no se lo quiero
contar a mis viejos porque me van a tomar de loco, pero
es verdad, no se lo conté a nadie, no miento Martín, te lo
juro por lo que quieras, ¡por mi vida!
-No se jura, mi vieja dice que vas al infierno.
-Eso sí es mentira Martín, yo soy ateo y te digo que tu
mamá te miente.
-¿Y vos qué sabés? mi vieja y mis hermanas creen en
Dios.
-Yo no.
-Dios nos está mirando ahora, nos está escuchando, y
nos cuida siempre, todos los días de nuestras vidas, mi
vieja siempre reza, y a mi me gusta rezar. Dios nos va a
cuidar cuando seamos grandes.
-¿Y por qué mató a mi hermano?

David está llorando, yo estoy llorando y Martín se fue,


creo que se cortó con el alambre, le avisé a la tarde pero
ahora se fue rápido y no se dio cuenta. Yo quiero creer

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

en Dios, ¿existís Dios de verdad?, quiero que grites


desde el cielo, si existís de verdad tenés que
demostrarmelo, tengo miedo, si es verdad, uh... si es
verdad tengo miedo. ¿Existís Dios? mi tío también murió,
s fue a tu tierra, a acompañarte como Olmedo, me
acuerdo el día ese, estaba con Facundo jugando en el
garaje y vino la chica de al lado y nos dijo que Olmedo
se tiró de un balcón, lo primero que me imaginé fue el
cuerpo como quedó... no puedo olvidarme esa imagen.
David está llorando y yo ya no lloro, porque me acordé
de Olmedo, de las boludeces que hacía, yo me reía un
montón, todo el mundo lloró por Olmedo, cómo lloraron
cuando ganaron hace un tiempo la copa del mundo,
fuaaaa eso estuvo buenísimo, fuimos al obelisco a
festejar, en el quiosco de María comimos caramelos
gratis, estuvo buenísimo.

-¿Estás bien David?


-Perdonalo, él no sabe nada de tu hermano, yo tampoco
se mucho, nunca me contaste de él.
-Es que no quiero hablar Germán, siempre me acuerdo
de él, cuando me voy a dormir lo saludo como siempre, y
el no me contesta, siempre pienso en él, Germán... mi
abuela siempre dice que era el mejor en todo, hay días
que me quiero ir a la mierda, solo, no sé... viajar por el
mundo, desde que se fue me va mal en el colegio, mi
mamá me reta más, mi abuela me recalca que hago todo
mal, no aguanto más Germán, quiero irme.
-No, no seas boludo, no digas boludeces, yo no te voy a
dejar nunca, somos amigos, no quiero que te pase nada

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

malo, vas a ver que se van a calmar, en unos años va a


cambiar todo.
-Yo que sé, mi mamá llora siempre, se hace la tonta para
que no me de cuenta, pero llora siempre.

Es tarde y mi mamá me va a buscar a los gritos, me da


vergüenza, mejor vuelvo, pero David ahora se va a
quedar triste, no quiero perder a mi hermanos, será re
feo, me tengo que ir. Se está trepando de la pared, no
me saludó, ni nada, está enojado, estoy sentado solo en
el tronco abajo del árbol y tengo miedo. Dios si de
verdad existís quiero que lo ayudes a David, está muy
solo, quiero que le des un nuevo hermanito, ayudalo a
que no esté triste, yo mañana bien temprano le voy a
tocar el timbre, y lo voy a invitar a jugar a mi casa,
siempre me invita él. Las ranas estás haciendo ruido, mi
mamá está buscándome, ya la escucho venir, si me ve
salir de acá me va a retar, mejor no hago ruido y la dejo
que pase hasta la esquina, cuando doble salgo y voy a
buscarla, se va a asustar, va a exagerar como siempre.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

No ve que estoy atrás de ella, mira enfrente en la fábrica


de cemento, la puerta del galpón está abierta, como está
oscuro igual se está haciendo la película que estoy
metido ahí con los chicos. Siempre piensa lo peor,
seguro imagina que me raptaron para hacer carne de
niño conmigo, no sé para alimentar ballenas que comen
niños. Siempre exagera con todo, que si los vecinos me
escuchan gritar cuando juego o si me van a disparar
policías si me ven corriendo en la calle con un arma de
juguete. Mañana me voy a levantar muy muy temprano
con mi hermano Andrés, lo voy a levantar a las cinco y
media, voy a poner el reloj despertador del gato, se va a
poner contento.

-Mamá, ¿qué hacés? ¡acá estoy!


-¡Hijo! ¿dónde te había metido? creía que estabas
jugando con los chicos ahí dentro, ¿no se habrán metido
antes, no?, a ver mostrame las manos para que las
vea... en la luz, vení acá.
-No má, estábamos con David y Martín en el patio, tenés
que tocar timbre, está en esa pared, atrás del coche,
¿ves la puerta de rejas blancas? metes la mano y está el
timbre.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Es que no se ve nada desde acá afuera, a ver si creen


que soy una ladrona o algo, papá quiere que te leas un
libro, lo fui a llamar al teléfono público.
-¿Cuál leo má?
-No sé Germán, el que quieras, pero tenés que leer algo,
estás todo el día jugando y no hacés nada en casa,
tenés que ayudarme con el jardincito, viste que puse
algunas flores, bueno podés ayudarme a plantar mañana
algunas.
-¿Puedo invitar a David a qué nos ayude?
-Si querés si.
-Quiero invitarlo porque está triste, su hermano.
-Ya sé mi amor, ya lo sé todo, no me cuentes, quedate
tranquilo, lo invitas, preparo matecocido con leche y
compran algunas galletitas en el quiosco de María.
-Gracias má, ¿puedo ver las estrellas en el techo má?
-No amor, es muy tarde ya para hacer esas cosas, te
podés caer.
-Pero si me encanta estar en el techo todo el día, dale,
por favor, me voy a portar bien, no voy a hacer ruido ni
nada, dale, ¿sí?
-Pero solo un rato, hasta que llegue Andrés, luego se
duermen juntos, charlan y juegan un rato.
-¿Puedo abrir yo la puerta?
-Tomá las llaves, fuerte que pesa mucho, la de chapa ¿te
acordás? estaba toda picada pero era más livianita.
-¡Sí!, cuando llovía entraba el agua por el pasillo, ahora
no.

Agarro una campera, un libro y la linterna chiquitita de mi

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

hermano, mi mamá se va a leer en la cama, pongo la


escalera de madera en el borde del techo del cuartito de
las cosas viejas y subo. David estará solo y aburrido, si
tuviéramos radios para llamarnos estaría re bueno, casi
me caigo de la escalera, me olvidé del escalón roto, por
suerte mi mamá no escucha tanto. Hay un gato subido a
la parecita de la terraza de la casa de los vecinos, está
parado mirándome en el fierro del tanque de agua.

-Vení, gatito, vení.

Estoy en el techo de chapa, tengo que pisar en los


clavos que salen, porque por ahí me dijo mi papá que
están los tirantes, sino las chapas se rompen y me caigo
al suelo y me muero. Lo mismo con la membrana, estoy
subiendo la parecita chiquitita, me dijo que ruede o me
arrastre pero que no pise con las zapatillas, por eso me
estoy sacando las zapatillas, para no romper nada. Me
las até fuerte, me acuerdo cuando Leonel me enseñó en
el jardín a atármelas, desde ese día lo hago como me
dijo él, no me acuerdo del cumpleaños nunca. Me
encanta estar descalzo, así no rajo la membrana porque
es muy caro y no tenemos plata que nos sobre para
gastar, y aparte me gusta tener los pies sin nada, me
dejo las medias porque está fresco. No hay nubes, se
despejó todo, antes parecía que iba a llover y ahora
nada. Me gusta la noche en el techo, me gustaría
hacerme una casita acá para ver las estrellas siempre,
me encantan las estrellas, me dijeron que las estrellas
que vemos son mucho más viejas de lo que creemos.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Todos mis amigos quieren ser astronautas de grandes, a


todos les gusta viajar, pero a mi me gusta mirar las
estrellas mucho tiempo, si aguanto tres horas puedo
despertar a Andrés y hacer mate para ver cómo sale el
sol. Siempre me levanto bien temprano, pero una vez
sola vi el sol cómo sale de la estación de Escalada,
despacito y muy brillante, me tuve que subir al tanque de
agua, al fierro que lo sostiene, para poder ver bien,
cerraba los ojos y los abría un rato después para ver si
se movía y era rápido, sale rápido.

Yo quiero mucho a mi hermano, no quiero que le pase


nada Dios, si existís no le hagas nada, ni a mi papá, ni a
mi mamá, mi hermana, mi abuela, a nadie que conozca y
sea amiga mía, porque me pongo triste y no me gusta.
Estoy comiendo un poquito de pan, me agarró hambre,
siempre como algo, bueno fue mi primer palabra,
siempre como pan, me encanta, mojarlo en el
matecocido, con mucha azúcar en el pan. Ver los
dibujitos animados, mi abuela me hace unos
matecocidos riquísimos, pero no le pongo pan, es tan
rico que no me gusta ponerle nada, siempre charlo con
mi abuela y veo la televisión, la de ella es más chiquita,
pero veo poco, me gusta dormir la siesta, en casa nunca
duermo la siesta pero en la de mi abuela si, y a la tarde
juego en el terreno, que tiene una pared enredadera y un
banano, el año pasado comí bananas del banano, tienen
otro gusto, pero no volví a comer, ahora ya no está, lo
cortaron, solo quedó la pared enredadera. Hay estrellas
que tienen luces que se mueven, parecen como soles

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

chiquititos, están las tres marías, pero no sé otros


nombres, hay otro gato en la punta del techo, me gusta
estar entre ellos, siento que me cuidan, no puede
pasarme nada malo entre los gatos, mi mamá dice que
no quiere animales en casa, pero yo quiero gatitos.
Cuando éramos muy chicos tuvimos un conejo, pero lo
llevaron a otra casa porque mi mamá enfermó y no podía
tener animales en casa, creo que fue por eso, y nunca
más tuve ninguno, mis amigos tienen perros y yo nada.
Un compañero de la primaria me contó que en los
edificios de la estación de trenes, en la plaza había
muchos gatos sueltos y que los revoleaba de la cola a la
calle para que los pisaran, me daba miedo, ahora se fue,
lo echaron por golpear a un compañero con los anteojos
puestos, no es malo pero hace cosas malas, no lo volví a
ver.

Voy a bajar a despertar a mi hermano, me dormí un


ratito, no me di cuenta, pero me dormí, hoy no me golpeó
el mono en el pecho. No me voy a poner las zapatillas,
total es bajar y subir con Andrés, si no se enoja que lo
despierte sin avisarle. Mi mamá no me dijo nada de que
me quedé hasta tan tarde, me parece que se durmió,
estará soñando con mi papá trabajando.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Me muevo muy despacio para no hacer ningún ruido y


me suenan a rotos los huesos del pie y de la pierna,
siempre que no quiero hacer ruido hago más, o me
parece que es más porque nadie habla, ni la tele está
prendida, ni la gente camina por mi calle y los coches
escupen mucho humo. Hace unos días encontró mi papá
una rata muy grande escondida arriba de la alacena que
está al lado de la puerta del baño. Mi hermana subida en
la silla gritando y mi mamá con ella en la otra nos volvió
locos a mi y a mi hermano, pero mi papá la sacó,
después tiraron un líquido, ya no es más la alacena,
ahora está vacío, estoy abriendo la puerta, y hago
mucho más ruido, Andrés ronca como una marmota.

-Andrés, che... Andrés, soy yo, Germán..._ se da vuelta,


lo estoy sacudiendo un poco más, está re dormido.
-¿Quién es? ¿qué querés, Germán? ¿qué hora es?_ se
está sentando y se frota los ojos, está dormidísimo.
-Son las... esperá que me fijo, son las cinco y cuarto._
me va a matar o a gritar.
-¿Qué? estás loco, ¿qué querés hacer a esta hora?... no
tengo ganas de jugar... andá a dormir, sos un pesado._
insisto un poco más como siempre.
-Dale, quiero que veamos el sol salir de atrás de la

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

estación, después dormís más, estás de vacaciones vos


también.
-Bueno dale, vamos, pero poné el agua para los mates
vos, y me esperás, no subas solo, te podés caer, que las
chapas, ya sabes lo que dijo papá de que subas solo..._
ni se dio cuenta que no estaba durmiendo, se habrá
metido a la cama con la luz apagada para no
despertarme.
-Sí, no te hagas problemas, yo hago los mates y todo,
pero apurate.
-Esperame en la cocina, ahora voy al baño a lavarme la
cara y a hacer pis, me estoy re meando.

Mi mamá ronca como Andrés, puedo escucharla porque


hay una puerta entre las dos habitaciones, a veces deja
abierta la puerta por si nos levantamos con pesadillas o
dolores. Yo a veces me levanto llorando y no digo nada
para que no se despierte, me quedo con los ojos abiertos
en la oscuridad, esperando a los fantasmas de la casa, a
que aparezcan para saber que existen de verdad, esta
casa me da un poco de miedo, a veces, hay días que se
me erizan todos los pelos de los brazo, siento en la nuca
como si me tocaran con los dedos fríos. Pero quiero ver
si existen de verdad, porque tengo tanto miedo que
mejor verlos y sentirme seguro a que no sean nada y
sentir que no hay nada después de morir, espero que sí,
mi tío está con ellos desde el accidente, mis primas lo
extrañan muchísimo, lloran mucho por él, mi tía está
enojada, pero lo sigue amando, siempre va a estar
enamorada de él, hace poco fuimos al cementerio, le

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

doblamos la bandera de Italia, le cambiamos las flores, y


nos callamos un montón de tiempo, mi tía nos llevó a mi
y a mi hermana, yo no quiero volver a ir, no me gustan
los nichos, todos esos cajones llenos de muertos, no
quiero estar ahí nunca.

-¿Ya está el agua?_ se puso unos pantalones cortos,


jajaja tiene los pelos todos parados y está descalzo,
como yo, somos dos indios, nos encanta estar descalzos
en verano.
-Sí, pero tenemos que subir la pava hasta el techo, puse
la yerba en el mate y azúcar en el agua._ prende la luz y
se sienta, nuestra cocina está despintada, las sillas son
viejas, somos pobres y no me importa, me encanta jugar
con mi hermano, siempre, cómo cuando nos metimos en
el ascensor del supermercado de la estación de
escalada a subir y bajar por el ascensor, estuvo
buenísimo, la pasamos re bien, después nos dieron
arriba un paquete de chocolatada para hacer con la
leche, mi mamá nos manda a veces porque la regalan.
-Vos quedate tranquilo lolín que vamos a ver el sol
cuando sale, ¿querés llevar la radio para escuchar cosas
mientras esperamos?_ mi hermano me llama lolo, lolín,
lolito, mi familia siempre me llamó así.
-¡Sí! dale así escuchamos a la policía, a ver si descubren
algún robo...
-Shh, callate que se va a levantar mamá, voy a buscar
eso, esperame, no hagas nada, la pava la llevo yo, vos si
querés subís el mate._ me gustan los gatos, David ahora
estará durmiendo, soñando con su hermano y yo con el

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

mío, jugando, tengo miedo que le pase lo mismo a


Andrés, no quiero que nadie le haga nada malo, lo quiero
mucho, Dios por favor no le hagas nada, si el diablo
quiere hacerle algo matalo así salvás a mi hermano.
-Ya está, tiene las pilas nuevas, justo se las cambié el
otro día... ahora despacito Germán, ¿me escuchas?
despacito vamos a subir, no olvides que está rota la
escalera... ¿qué hace la escalera en la pared?
-No sé, la habrá dejado papá, no sép.
-Puede ser mamá también que limpió acá afuera y la
movió, pero que raro, mamá siempre tiene miedo que
entren a casa por la escalera, la guarda siempre._ está
medio dormido, no se da cuenta.
-No sép.
-Subí vos primero, que yo estoy atrás tuyo así vas
tranquilo._ no sabe que ya subí, siempre subo solo, me
encanta subir, siempre quiero saltar a los otros techos y
ver las otras casas como son.
-Por los clavos Germán, acordate de las chapas.
-Sí, sí, me acuerdo.
-Pisá entonces por los clavos, saltá la parecita y yo te tiro
el coso este, así paso con la pava y el mate.
-Tené cuidado, por los clavos andá Andrés.
-Jajaja, dale callate, dejá de repetir lo que yo te digo.
-Bueno, no te enojes.
-Tomá, agarrá la pava y apoyala despacito pero en el
borde que no tiene membrana, y tomá el mate, dame la
mano así subo... ¿y esas zapatillas?
-¿Qué?_ uh, me había olvidado de las zapatillas.
-No te hagas el boludo Germán, te dijo papá que no

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

subas y vos subís, sos chico para estar de noche solo ¡y


en el techo!
-Pero me gusta ver las estrellas, no te enojes, me
acuerdo siempre de pisar en los clavos y del escalón roto
de la escalera de madera de papá.
-Nunca hacés caso.
-Pero no subo mucho, me gusta subir ahora de
vacaciones.
-¡Sí vas a la tarde a la primaria! ¡seguro te subís hasta
en invierno y no nos damos cuenta!, le voy a decir a
mamá.
-No, no porfa, no le digas nada, se va a enojar y no me
va a dejar salir más, mañana voy a invitar a David a jugar
en el patio.
-¿Y estamos a esta hora acá? tenés que dormir Germán.
-Duermo la siesta y listo, dale hacé mate así esperamos
al sol.
-Vos no podés tomar mate, sos chiquito, pero bueno, es
de noche, así no tenemos tanto sueño, tomá un poquito,
unos mates y listo ¡eh!
-Sí, sí.

Hay un viento que no es muy viento, pero me gusta, me


estoy despertando mejor, tenía un poco de sueño,
Andrés está probando con la radio buscar enganchar
una conversación de policías o de teléfonos de casas.
Voy a ir a buscar a mis amigos de la primaria cuando me
despierte de la siesta, a Pablo y a Fernando, así vamos
al terreno de Pablo.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Escuchá, ¿escuchás?
-Más o menos, subilo un poco.
-Ni loco, vení, acercate más boludo, dale, son dos
hablando, dicen algo de un incendio..._ suena un sirena
de bomberos.
-¡La sirena!
-Shh, no grites boludo que vamos a despertar a todo el
mundo, dice que es un incendio en la fábrica de cerca
del club.
-Fuaa que bueno.
-No Germán, la gente va a perder los trabajos, pensá en
el dueño y en los que trabajan ahí. Pensá en eso y no en
el fuego, siempre te divertís con todo, no es así la vida,
¿eh? mirame cuando te hablo, tenés que pensar por los
demás, ellos van a perder muchas cosas, y encima lo
que hacen en la fábrica tampoco se va a vender y la
gente se queda sin eso.
-Perdón, no te enojes.
-Mirá el sol lolo, está saliendo, mirá que lindo que se ve
con el humo.
-¡Sí, me encanta!, vení, podemos subirnos al fierro del
tanque de agua para ver mejor.
-Tené cuidado eh, ¿siempre hacés esto Germán?
-A veces, cuando me despierto solo en la noche y con
miedo, acá me gusta más, a nadie se le ocurre subir a
los techos, y los fantasmas acá no hacen nada.
-Callate, dejá de decir boludeces, tenés que avisar
cuando vas a subir, porque es peligroso, imaginate que
un día te caes y nadie sabe donde estás, te podés morir
acá solo, y eso es muy feo.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¡Cómo los soldados en la guerra!


-Que feo, no pienses en eso, mirá el sol con el humo que
está buenísimo.

Andrés me ayuda a subir, veo a los dos gatos escapar


con la luz.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Abrió las ventanas y ya está cantando canciones de


Quiroga, tengo mucho sueño, se me pegan los ojos,
Andrés no está, se fue y mi hermana todavía no volvió
de lo de mi abuela.

-Lolito despertate que tenés que tomar el matecocido


con pan y buscar a tu amiguito para ayudarme con el
jardín.
-Tengo sueño má, ¿y Andrés?
-Se fue hace un rato, ¿a qué hora te acostaste anoche?
-Eh, temprano má, pero me costó dormirme porque tuve
pesadillas.
-Los nenes no tienen que estar despiertos hasta tan
tarde, tenés que leer a la tarde algún cuento, porque
estás todo el día jugando y no es así, tenés que leer. Tu
papá quiere que leas y yo también, la televisión no hace
más que enseñarte cosas malas, no me gusta que veas
los dibujos animados, jugá con David un rato y después
a comer y leer. Ahora hacé la cama y limpia el patio que
está hecho un asco, barré un poco y tirá un balde para
que se limpie un poco.
-Tengo sueño má.
-Nada de sueño, a baldear el patio, tu amigo te espera.
-Pero si no sabe que voy a ir a buscarlo, no le dije nada,

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

es una sorpresa.
-No seas malo Germán, tenés que hacerlo, no podés
quedarte durmiendo como una marmota, aprovechá que
es verano, ya están los reyes en la puerta casi, eh.

Quiero que me regalen la estación de servicio, la tiene


David, Pablo no la tiene y yo tampoco, ah, sí, Fernando
sí la tiene, quiero una para mí solo. Poner los cochecitos,
subir y estacionarlos, limpiarlos.

-Tirá la basura en esta bolsa y a la calle para que el


basurero la quite en un rato, no te olvides de ordenar un
poco, mira como tenés todos tus juguetes en el mueble
este.
-Pero papá tiene más desorden que yo, mirá las
herramientas como están tiradas ahí.
-Pero el trabaja y vos no, no te pases de vivo, eh, que
sos muy chiquito, dale limpia así tomás la leche y vas a
buscar a David.
-¡Terminé de barrer má! poné el agua para el matecocido
que termino rapidísimo, vas a ver cuando pongas la taza
ya terminé.
-¡A ver si llegas! mmm no creo que llegues, vas muy
lento.
-Mirá, voy rápido, ¡quité los juguetes y todo, eh!
-Faltan, diez, nueve, ocho, ocho menos uno, ocho menos
dos, siete, seis, seis menos uno, menos dos, cinco...
-¡Ya está! ¡terminé! ¿y vos?
-¡Justo! ¡a la vez!, ahora te tomás la leche tranquilo,
nada de apuros que te cae mal y vomitas, hacés dos

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

minutos de digestión y vas a buscar a David.


-¿Puede venir Martín también?
-Sí, pero nada de gritar mucho y romper las plantas, me
las regaló tu abuela para que las plante, no las rompas.
-Yo nunca rompo las plantas.
-Son esos gatos que están en el techo, ya vi a dos y hoy
a otro más.
-¿Sí má?
-¿Los viste vos también?
-No, no, nunca vi a ninguno, los gatos me gustan un
poco.
-Tené cuidado que te pueden contagiar algo malo, no los
toques, esos animales están todo el día en la calle dando
vueltas sucios y llenos de golpes.
-No, no toco nada.
-Muy bien, ahora tenés que esperar a que hagas la
digestión unos minutitos.

Un amigo de mi hermano compró una jeringa, mezcló


cosas del padre que tenía en un cajón y con mi hermano
buscaron un gato, lo acariciaron mucho hasta que el gato
ronroneó y se dejó subir en los brazos, lo llevaron a un
patio y le inyectaron lo que encontraron, el gatito murió
solo, como los soldados.

Estoy corriendo, cruzando, mirando a los costados, me


saluda la abuela de Horacio, uh Horacio hace una
semana que no le toco el timbre, desde que fui a comer
fideos con tuco y me enojé.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Estoy en la vereda de la casa con el jardín más lindo de


la cuadra, estoy viendo el arbusto que tiene rosas rosas
chiquititas, a veces cuando vamos a los de mi bis abuela
y abuela les corto unas rosas para que se pongan
contentas.

-¡Germán!, ¿qué hacés ahí? ¡vení!_ es Martín, me vio


justo.
-Te venía a buscar a vos y a David para que me ayuden
a mi y a mi mamá con el jardincito del patio, así jugamos
un rato.
-No puedo, mi mamá se fue al hospital, mi prima... le
pasó algo, no sé, no me quieren decir y me tengo que
quedar hasta que vuelvan. Estaban enojadas, se fueron
re temprano, por suerte no somos nosotros.
-No digas boludeces, es tu prima, a nadie tiene que
pasarle nada malo, a veces decís cualquier cosa, no
tenés que hacerte el valiente conmigo, somos amigos
Martín.
-¿Yo valiente? dejate de joder, no te enojes...
-Mi tío murió en un accidente y no me gusta que pasen
cosas malas en las familias, tenés que ser bueno.
-No sabía nada, no me contaste, perdona Germán , no
sabía nada, yo soy medio boludo, perdoname.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Voy a buscar a David, esperá y no te vayas.


-Me matan si me voy, ¡chau!
-Mirá los dibujitos, chau.

No se ve la puerta que le hicimos al terreno, está tapada


por la enredadera, yo se donde están los cortes que le
hicimos al alambrado, por ahí pasamos siempre. Hoy es
cinco de enero, mañana es reyes pero no tengo ganas
de que me regalen nada, seguro no es la estación de
servicio que quiero, otra cosa no quiero, no me gustan
las medias, pantalones o remeras, siempre es lo mismo.
Tengo ganas de estar en el techo de casa jugando con
mis soldaditos de plástico y los cochecitos, pero si me ve
mi mamá me mata y no sabe nada de que sigo subiendo
a la noche.

-Hola, ¿está David?_ me atiende la abuela, toco el


timbre de David pero ella mira por su cortina y abre la
puerta, siempre me termina haciendo pasar por su casa,
tiene olor a viejo.
-Se fue con la madre, fueron con el coche a hacer unas
compras, seguro que es por reyes.
-¿Cuándo vuelve?
-No sé hijo, le digo que viniste, sos Germán ¿no? el de la
otra cuadra.
-Sí, dígale que si quiere cuando llegue que vaya a mi
casa.
-Está bien, pero no creo que vuelva hasta la noche, chau
chiquitín.
-Chau.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Hay mucho sol hoy, tengo ganas de estar jugando solo


en el techo con mis soldaditos de plástico, mi mamá no
me lleva a ningún lugar a elegir el regalo de reyes, ya sé
que no son de verdad, pero siempre me quiere seguir
haciendo la sorpresa. Lo que me gusta son mis
cumpleaños o los de cualquiera de nosotros, nos
levantamos temprano, hacemos la leche y compramos
facturas y vamos a despertar al cumpleañero a la cama,
me encanta despertarme bien temprano para hacer todo,
a mi papá cuando cumple le compro también el diario
Clarín.

-¿Y tu amigos?_ me dice mi mamá, estoy enojado y no le


digo nada, estoy moviendo la tierra y tirando al suelo
fuera del cantero, quiero regalos lindos, quiero subirme
al techo a estar jugar solo.-¿Que pasa mi amor?_ sigo
jugando, hago que no la escucho, me abraza con los
guantes amarillos puestos.
-Nada, no van a venir, a la prima de Martín le pasó algo
feo y David se fue con su mamá a comprar lo regalos de
Reyes._ mi tío está metido en un lugar frío, no me gustan
los nichos, las paredes de muertos con flores y nombres
colgados.
-¿Pensás en algo feo?, no pienses cosas feas, mirá que
lindo jardín tenemos para jugar nosotros dos solos, eh,
mirá la lombriz como se mete en la tierra, ella se mete
ahí porque es su lugar pero vos tenés el aire que es lo
más bonito que existe, respirá y no pienses en nada feo,
las cosas feas vienen solas y no las queremos cerca.

59
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿Puedo subir al techo?


-No, ¿qué querés hacer en el techo solo?
-Jugar, me gusta jugar ahí.
-Siempre con el techo, te encanta estar ahí, me acuerdo
cuando me hiciste subir con la escalera de papá cuando
estaba embarazada de tu hermanita, que disgusto pasé
ese día, estaba sola y vos parado en el techo del
cuartito, ahí mismo, ¿ves? y gritabas que eras un súper,
y te ibas a tirar, me subí corriendo, pero del miedo casi
me caigo y con tu hermanita en la panza, no me lo olvido
más, siempre mirando todo desde ahí arriba.
-Me encanta estar ahí, ahora que hay sol me gusta el
calor del techo para estar sentado ahí.
-Bueno, podés subir con algunos juguetes, pero no
hagas ninguna locura, no te pases a los techos de los
vecinos, se van a enojar mucho, de verdad te lo digo
Germán, no se te ocurra pasar al otro lado, y nada de
mirar a la calle desde el techo, si querés jugar jugá pero
sentadito y tranquilo, y avisame a cada rato que estás
bien, saludame así yo sé que estás tranquilo. ¿Sí amor?
¿extrañas a tu hermana?
-Sí, ¿puedo subir ahora má?
-Dale andá.
-¡Gracias má! voy a llevar la radio, tenela encima, en vez
de gritarte te hablo por ahí, dejala prendida.
-Muy bien, buena idea.
-¡Chau!
-Ojo con los clavos de la chapa, pisá en la línea, ¿me
estás escuchando Germán?
-Sí má, sí má, sí má, quedate tranquila.

60
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Cuando se duerme no se preocupa por nada, está mejor


durmiendo, soñando con sus cosas, mi papá mañana va
a estar en casa seguro. Le dejé la radio en la mesa de la
cocina, al lado tiene el reloj rojo y blanco para cocinar, el
mantel a cuadros está todo manchado por mí, seguro va
a aprovechar a cocinar y después a ordenar el jardín,
está todo despejado, hay mucho sol, hace calor, pero no
tanto, es de mañana. Estoy subiendo los escalones, veo
desde abajo mientras subo donde está el escalón roto,
así no me equivoco, de ve bien el escalón. Estoy en el
techo del cuartito, miro como miraba ese día que me dijo
mi mamá, me imagino a ella gritando loca que no haga
nada, a mi me encantaría saber volar, tener alas y volar,
sueño un montón de veces en volar y me da miedo.
Hace calor, estoy descalzo y me quema un poco la
membrana, hay piedritas sueltas, algunos broches de
ropa de colores y unos fierros tirado con maderitas rotas.
Tiro de a uno cada soldadito, uno se cayó en la chapa y
volvió a caer en el patio al lado de la escalera, no quiero
bajar, tiré el último soldadito y ahora me subo a la
parecita, voy a pasar al otro techo de membrana por la
parecita, para no pisar los clavos y la chapa, pero tengo
que hacer equilibrio, tengo miedo, tengo un montón de
ganas de hacer equilibrio como en los circos. La radio
está agarrada entre el elástico de mi pantalón corto y mi
calzoncillo, me acuerdo el día ese, el año pasado me
hizo un mago un truco de magia, me puso parado y me
sacó un montón te de las de colores de mi calzoncillo, la
gente se rió mucho ese día, pero no sé dónde era. Ya

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

está, me gusta saltar así, me da cosita en la panza, pero


me gusta, veo el quiosko de María al lado de la fábrica,
hace calor, me saqué la remera y la tengo en el cuello
como un ninja. ¿Los mellizos? voy a ir a buscarlos, me
gusta jugar en la casa, en el garaje tiene un montón de
cosas para jugar.

Estoy sentado en el borde de la parecita con los ojos


cerrados, hay viento, pienso en el viento, en que pare,
que no sea más viento, pienso en que va a venir mucho
viento de golpe, el árbol de la esquina suena mucho,
viene el viento, vino el viento, ahora que pare, quiero que
pare el viento, siento mucho calor en mis mejillas, tengo
mucho calor en el pecho, me estoy quemando, quiero
viento, respiro, ahí viene el viento, sí, más viento, ahora
que se pare de golpe y nada de viento, el árbol me avisa
viene de vuelta, me encanta jugar con el viento.

¿Qué me van a regalar para reyes? es mañana,


¡mañana es reyes! sí, sí... quiero una estación de
servicio.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

10

-¡Haber si los reyes trajeron regalos!_ el año pasado me


quedé a la noche para verlos meter los regalos abajo de
la cama. Tengo mucho sueño, ayer me quedé en casa
todo el día en el techo, mi mamá me subió por la
escalera la leche y el pan a la tarde, después vi la
televisión, me quedé mirando Brigada A y después el
inspector ardilla.
-Tengo sueño, despertate Celeste, despertate vos,
¡dale!_ me tapa mi papá con la sábana y me callo, me
encanta sentir la sábana y el olor al jabón, ayer chupé el
jabón de lavar la ropa de la sábana recién colgada, mi
mamá me reta si me ve, pero ayer no me vio, estuve un
montón chupando la sábana y escupiendo, no trago,
porque me va a hacer mal.
-Germán, tu hermana ya abrió el regalito, Andrés
también, ahora te toca a vos._ no sé que es, tengo
muchas ganas de ver que es, que sea la estación de
servicio, quiero lavar el cochecito.
-¿Qué es?_ mi papá está sentado en la cama y me
apreta las piernas, me rasca la espalda, también me
encanta.
-No sé, no sé, tenés que mirar vos, te va a gustar._ mi
mamá me habla como a un tarado, yo no soy tarado, mi
papá me sigue rascando la espalda, me da sueño, ¿y si

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

no es la estación de servicio?, quiero que sea la estación


de servicio. No es, si es.
-Dale Germán, que se enfría la leche... ¡hay facturas!_
me quito las sábanas.
-¿Facturas? ¡sí! ¡sí!... ¡quiero facturas!_ salto a la
espalda de mi papá, estoy colgado en la espalda, mi
papá es gordo, re grandote, no se mueve, por más que
haga toda la fuerza del mundo.
-Mirá la caja que tiene tu papá en la mano._le agarro las
orejas a mi papá.
-Haber pá, dame la caja, dale, quiero la caja, pá.
-Ahora no papa, te hiciste el que no te importa, ahora me
la quedo yo, no te la doy nada.
-Daleee, dame la caja, ¡dame la caja!
-Tomá, pero no te quejes.
-¡No!..._ la caja no es tan grande, una estación de
servicio grande no es, seguro no es, mis papás me
miran, mi hermana juega con su muñeca gigante, y mi
hermano con sus cd´s y una remera negra.-Es un
camión ¡con lanza cohetes! ¡Sí! mirá tiene como cuatro
para tirar, gracias...
-A los reyes magos decile gracias, a la tarde van a pasar
con el camión de los bomberos en el centro.
-¡Van a tirar caramelos!_ grita mi hermana saltando en la
cama.
-¡Sí! _salto yo a la cama de mi hermana, mi mamá nos
grita para que bajemos.
-¡Mamá ya está la leche caliente!_ dice mi hermano en la
puerta riéndose de nosotros dos saltando.
-Bueno, ya escucharon a Andrés, tienen que hacerle

64
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

caso Andrés que es el hermano mayor, ¡eh! ¿qué dije?


¡vamos a tomar la leche!_ se está enojando de verdad,
mi papá la mira, se ríe, salto arriba de mi papá, pero no
lo tiro a la cama, es re pesado.
-Ya está Germán, dale que Andrés hizo la leche, se
despertó para que todos tomemos la leche juntos._ me
dice mi papá, me da la mano.
-Vayan a darle un beso al hermano, portense bien. Y
tomen despacito la leche que se van a quemar.

Nos sentamos en la mesa, los grandes hablan de cosas


de grandes y nunca me dejan meterme, dicen que no
voy a entender, me molesto, me enojo y juego con el
puré, hago dibujitos que me gustan. Me encantaría ser
astronauta, el otro día estaba con unos chicos que
conocí hace poco, fuimos caminando a la estación de
trenes a jugar, había un señor tirado abajo del puente,
me corté con un fierrito que había ahí y uno me dijo que
me lave que me puedo contagiar sida, tengo miedo, pero
tengo que esperar ocho meses para saber si tengo de
verdad, si no me salen ronchas ni nada es que está bien.

-¿Te gusta hasta el fondo tomar?_ le pregunto a Celeste,


a mi no me gusta tomar hasta el fondo porque tiene
pedacitos de yerba y cositas.
-Sí, me gusta, está rico.
-¿Sí? ¿te gusta hermosa?... lo hice para rico para que
les guste, ahora tenemos que andar un rato en bicicleta
así aprendés, ¿vamos lolo?
-¡Sí!, pero quiero otra medialuna con dulce de leche.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Bueno vamos en un rato.


-Tienen que hacer un rato de digestión y después van_
nos dice mi mi mamá y mi hermano y mi papá hablan de
vuelta de cosas que no entiendo del trabajo.
-Yo cuando tenía tu edad vendía libros, y me robaba
discos.
-¡Octavio!
-¿Qué? es verdad, ¡pero eso está mal chicos!, no tiene
que hacerlo nunca._ nos dice a mi y a mi hermana, ellos
se ríen juntos.
-¿Papá es ladrón?_ le pregunta mi hermana a mi mamá.
-No Celeste, no es ladrón, es mentira, es un juego, a tu
papá le gusta mucho jugar.
-Ah, porque está mal robar.
-Sí Celeste está muy mal robar.

Terminé la leche y dejé un poquito, siempre hago lo


mismo con el café, mi mamá lo prepara con una tela que
usa de filtro y la ollita sin mango que agarra con un
guante de la cocina que tiene. Casi siempre se quema y
se hace una marca, tiene como tres que se le están
secando. Estoy sentado en mi cama, la semana pasada
dormí muy mal, mi tía me dijo que haga dibujos de mis
pesadillas, el otro día dibujé una sala, un hospital, gente,
pero no dibujo más, creo que ellos, los fantasmas me
están mirando, me dan ideas. No me gusta la noche a
veces, tengo suerte de que volvieron mis hermanos,
porque sino dormiría todos los días en el techo. Me
gustaría aprender los nombres de las estrellas, pero no
sé ninguno, el único que me acuerdo... las tres marías.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿Qué te pasa Germán?_ mi hermano se sienta


conmigo, me tira contra él, hunda un montón el colchón,
no tanto como mi papá.
-Nada, no pasa nada._ nos callamos y pasa una bicicleta
tocando la campanita en la calle, están las ventanas
abiertas, hace calor hoy también, pero entra un vientito
fresco en la espalda.
-Dale, no seas bolas, decime, estás re callado,
¿escuchamos música juntos?_ pienso en los gatos del
techo que me cuidan.
-Sí, ¿qué vas a poner en el equipo?
-No sé, ah los cd´s que me regalaron, el de los
violadores.
-¿Quienes son?
-Personas que se quejan de lo que ven, que no les gusta
vivir como viven, les molesta mucho cosas malas que
hace la gente, ¿entendés?
-Sí, como robar o matar a un gato.
-¿Y eso por qué lo decís?
-Por nada, por nada, se me ocurrió.
-No, eso lo preguntar por algo, decime, ¿por qué me
preguntas eso?
-¡Por nada Andrés!, poné la música, el cd está girando y
no ponés nada, apretá en play.
-Ya sé como es, yo sé lo que me querés decir pero no
me querés decir, yo no maté al gato, no le metí nada, es
mentira, no sé quién te lo contó, pero yo no soy malo.
-Tengo un compañero de la escuela que metió cohetes
en las coas de los gatos y que explotaron.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Eso no puede ser, es un hijo de puta, ¿no le dijiste nada


a la señorita?
-¿A la seño? no no, ni loco, me mata, es muy grandote y
más grande, tiene tres años más que nosotros, repitió
dos veces.
-Pero tienen que decirle si o si Germán, yo este año que
viene no estoy para cuidarte.
-No importa.
-¿Cómo qué no importa? no te gustan los gatos, ¿no
querés a los animales?
-Sí, pero me da miedo él, golpeó a unos compañeros...
ahora cuando empiece ya no va a estar con nosotros.
-¡Ah! ¿por qué no me dijiste?, es un pelotudo ese, vos no
tenés que juntarte con gente mala, siempre tenés que
hacer cosas buenas.
-¿Qué pasa acá? ¿dé qué están hablando tanto? ¡es
reyes!
-De nuestras cosas pá, cosas de chicos._ le digo y se
ríen mi hermano y él.
-¿Eso es?_ me dice mi hermano.
-¡Estás celoso boludo!_me dice mi papá.
-No, no estoy celoso, nunca me dejan hablar._ estoy
mirando el piso y muevo los pies, me gustan las maderas
del piso, mi mamá siempre dice que los pisos son
buenísimos, que es una madera muy buena.
-Germán, hay cosas que no podemos hablar con vos
porque no te van a gustar o pueden hacerte mal, vos
tenés que jugar, jugar mucho, cuando seas más grande
vas a ver todo diferente, y mientras más crezcas lo vas a
ver todo mucho más diferente, y así hasta que seas

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

viejito, la experiencia es la base de la sabiduría hijo. No


te enojes con tu hermano, él es más grande y él puede
hablar con vos y darte consejos, es más grande que vos,
¿está bien? no te enojes hombre araña.
-Jajaja, no soy el hombre araña, me gustaría trepar
paredes, yo puedo subir por las paredes del pasillito con
las pies y las manos hasta el techito de la puerta de
entrada.
-Ya sé, si todas las paredes tienen tus huellas.
-Ensuciás todo._ me dice mi hermano y mi tira contra la
cama, puso los violadores, canta y yo lo imito.

No tengo mi estación de servicio, pero tengo mi tanque


lanza misiles.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

11

-Hola ¿está Horacio?_ la abuela ya sabe que soy yo,


desde la puerta me ve, pero me da vergüenza no
preguntar.
-Pasá, que yo le aviso que viniste, quedate jugando con
las perras, mirá como mueven la cola... ¿a qué sí
chiquititas?, ahora vuelvo.
-Sí, gracias._ la abuela entre que sube y baja las
escaleras tarde un montón, las perritas son muy
molestas, ahora que no me ve pateo una, son
insoportables, son esas perras chiguagua creo, bueno no
sé que raza son, pero son muy pesadas.
-Germán, subí, mi abuela te dejó abajo, te dije que subas
directo.
-¿Qué querés? me da vergüenza subir solo, tu abuela
siempre sube.
-Ya le dije mil veces que te diga que subas, pero se le
olvida, desde mi abuelo se fue está peor, subí, mi
hermana se fue y mis viejos no están, tenemos toda la
casa para jugar, me compraron muñequitos de la guerra
de las galaxias, con la nave y todo, estoy re contento, ¿a
vos qué te regalaron?_ no quiero ni decírselo, siempre a
él le compran cosas re caras como a David, el papá
trabaja en el aeropuerto de Ezeiza, en una torre, o algo
así, me duele un poco la cabeza.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-A mi me regalaron una estación de servicio re grande,


está buenísima, con cochecitos, y unos playmovil._
siempre le miento, para que no se crea que soy muy
pobre.
-Yo tengo esa, ¿más grande qué esa es la tuya?_ la miro
y es gigante la suya, quiero una como la de él y no me la
pueden comprar, estará re cara, en lo de pochita la
venden más chiquitita.
-No, igual que la tuya más o menos, está nueva.
-¿Querés chocolate? también me trajeron chocolatadas
en botellitas de vidrio.
-Sí, me encanta la chocolatada en botella, tus papás son
re buenos, te traen de todo siempre.
-A mi hermana no le traen mucho, a mi sí, de todo.
-Pero tu hermana es re chiquitita._ me da la botellita fría,
me encanta.
-¿A dónde fueron tus papás?_ le pregunto para que
hable, quiero tomarme toda la chocolatada ya.
-A hacer las compras del mes, dicen que están subiendo
los precios, que no va a parar, tienen miedo por el
trabajo de mi vieja, está re jodido, dicen siempre cuando
hablan entre ellos que se va el país a la mierda, que
siempre es lo mismo.
-¿Así hablan entre ellos?_ le pregunto.
-Sí, yo me acuerdo de todo, porque soy re inteligente, el
otro día escribí todo lo que dijeron para acordarme bien,
esperá... acá está, dijeron que va a haber inflación,
también hablaron de crisis económica, y que son
comunistas o algo así._ me dice siempre lo mismo, para
mí no es muy inteligente, pero sabe hablar re bien.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Yo eso sí lo escuché en mi casa también, pero no se


muy bien porque dicen eso siempre, a mi papá le gusta
ver a Neustad, pero lo odia, no lo entiendo.
-El mío también mira eso, y lee un diario raro, no sé
cómo se llama, pero está siempre leyendo eso._ me
dice.

Se fue al baño, estoy sentado en su cama, a mi me


gusta mucho venir a su cuarto, porque está hecho por el
padre, es como una casita en un árbol, hay una
escalerita de la cocina, el piso es de madera, lo hizo todo
el padre. Tiene de todo, más juguetes que David, tengo
ganas de llevarme un muñequito del robot ese, de
circuito, tiene a todos, pero no me gusta robar, se va a
dar cuenta seguro, los tendrá contados.

-Ya está, tenía ganas de hacer pis hace un montón, andá


si querés, siempre tenés vergüenza de todo, no hay
nadie.
-¿Te dejan solo?
-Sí, obvio, a mi hermanita no, pero a mi si, ¿a vos?
-A veces, pero no muchas veces, mi mamá está siempre
en casa.
-¿No trabaja?
-Ella nos cuida, hace todo en casa, mi papá si trabaja.
-Ya sé boludo, mi mamá trabaja como mi papá, mi
abuela nos cuida casi siempre.¿Estabas enojado
conmigo? te vi desde la ventana que ibas para la otra
cuadra, desde la ventanita de la pieza de mis viejos te vi
ir a la casa de David.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-No, pasa que me dijeron que vaya, el otro día me quedé


en casa y ayer fue reyes, nos fuimos a ver el camión de
lo bomberos a la noche, me traje un montón de
caramelos.

Ahora estoy más tranquilo, me encanta la casa de


Horacio.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

12

Estoy sentado callado, me suena el oído, me duele un


poquito, recién me lastimé abajo del pie, porque pisé en
uno de los clavos del techo de chapa, me duele un poco,
pero no grité porque sino mi mamá me iba a retar, ahora
estoy mejor, sentado, bien calladito para que no me
hagan bajar, están los dos gatos amigos míos, mis
hermanos están durmiendo en las camas y mis papás
están soñando seguramente, siempre sueñan, a veces
los escucho hablar bajo, la otra noche era más tarde que
ahora y los escuché que se despertaron, prendieron la
luz, porque desde el techo puedo ver cuando prenden
las luces, porque veo la forma de la ventana en la
vereda, la pieza de ellos también da a la calle, como la
de mis hermanos y mía. Hicieron ruidos raros, y después
se volvieron a dormir. Están mis gatos mirándome, los
dos, uno arriba del tanque, el otro en la parecita del
techo de la señora de al lado. Hoy me desperté con el
cuerpo duro, no podía moverlo, me dio miedo, después
escuché algo, como ruido a puerta, y también como unas
voces, siempre sueño con personas que jugaban a las
cartas acá, en el comedor, recién me dio mucho miedo,
sentí frío en la espalda. Creo que hay muchas personas
en esta casa, no me gusta mucho, ahora que no tengo
tanto sueño como cuando voy a la primaria no me

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

duermo mucho, ahora acá estoy bien, mis gatos me


miran, ellos no me dan miedo, me cuidan siempre y no
me preguntan nada, no me hablan, ni gruñen, ni
ronronean, solo están ahí cuidándome.

Me acuerdo de un amigo que tenía cuando era más


chiquitito, se murió ahogado en el baño de su casa, mi
mamá siempre se acuerda de él, yo también, pero nunca
se lo digo a nadie, como el día que le di un beso en la
boca a un nene, tenía como cuatro años y me acuerdo
siempre, eso me dio mucho miedo. Mis papás creo que
están preocupados porque no hay plata, y los escuché
hablar de que se viene muy mal todo, yo no sé eso, yo
quiero que todos estén bien, que falte nada, no quiero
que mis papás se peleen.

Escuché un ruidito, ¿los gatos suspiran?, otra vez, tengo


miedo, ¿y si me quieren tirar al piso para matarme?
tengo miedo, no veo nada, no hay nadie, ¡otra vez! el
suspiro, ¿quién es? ¿y si es la vecina?, le va a decir a mi
mamá, bueno mejor, si le dice a mi papá se va a enojar
mucho.

-Hola_ digo bien bajito para que me escuchen acá pero


no abajo, aparte si se despierta un vecino y se cree que
soy un ladrón me pueden tirar un tiro, me puedo morir.
-¿Estás solo?_ me dicen desde la oscuridad, atrás de la
terraza de mi vecina, en el techo viejo de la verdulería,
tengo mucho miedo, pero menos, no es una persona
mayor, tiene voz de chico.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿Quién es? ¿hola?_ me tiemblan las piernas.


-Soy Francisco... ¿puedo ir?, no estoy solo._ estoy
temblando mucho.
-Yo soy... Germán, estoy solo..._ me quiero bajar ya.
-Me dicen Paco, vengo con mis dos gatos, tenés uno
atrás tuyo._ miro atrás y hay otro gato, creo que lo había
visto antes, pero no me acuerdo... se está acercando
pero no lo veo, sigue en la oscuridad.
-Yo también tengo dos gatos, el del tanque y el de la
parecita de atrás mío, adelante del tuyo._ me estoy
olvidando del miedo, nunca creía poder ver a alguien en
un techo a la noche como yo.
-No hables tan alto, que te van a escuchar los grandes._
tiene la voz parecida a alguien, pero no me acuerdo.
-¿Siempre venís al techo solo?_ hablo más bajo, no sé si
me está escuchando.
-Yo siempre estoy acá, nunca te vi, ni te escuché,
siempre pienso en mis cosas, ¿puedo pasar?_ no lo veo
todavía las ramas de los árboles lo tapan, tiene las
manos en la luz, son más grandes que las mías, las
estoy mirando y son más grandes.
-Me tengo que ir, perdón, pero seguro mi mamá me está
buscando, y si no me ve en la cama durmiendo me va a
venir a buscar, chau Paco._ tengo miedo, ¿y si es un
ladrón? ¿si me quiere matar? seguro me quiere tirar del
techo.
-No te vayas, no soy malo, estoy solo, no te vayás
Germán, yo... no..._ ya estoy parado y en el borde de la
parecita para bajar al techo de chapa, me duele el pie un
poco.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-No, no, me quiero ir a dormir, mi mamá va a venir y me


va a retar, me voy... perdón, otro día...
-Otra noche no sé si te voy a ver, es la primera vez que
veo a un chico, creía que era yo solo pero ahora...
-Yo también, pero no sé, no hago ruido por eso... no
siempre subo, bueno casi siempre._ estoy sentado en el
borde me voy a bajar, que no me duela el pie, que no
salte la pared, si salto yo la chapa se va a romper y me
puedo romper todos los huesos.
-Pero es raro, ¿y si hay muchos más cómo nosotros?, es
raro Germán, no te vayas, quiero saber que está
pasando..._ quiere pasarse de la pared, yo me voy ya.
-Me voy, no es raro, mi hermano subió conmigo y no nos
escuchaste... me voy, no pases a mi techo o grito...
-Pero si no los escuché ¿por qué ahora si? nunca dejo
de subir, todos los días, hasta cuando estoy enfermo,
tengo miedo Germán, tengo catorce años, llevo mucho
tiempo subiendo, tengo miedo Germán, no te bajes..._
doy el saltito y me tiro en el techo del cuartito, miro atrás
y no hay nadie, mi gato del tanque baja al fierro que los
sostiene, me está mirando, como si me estuviese
diciendo que me baje ya... estoy bajando... me duele el
pecho, tengo tos, estoy tosiendo un poco... estoy en la
cocina, salgo al patio con el techo de chapa que me
clavé. No hay nadie, no escucho ruidos... un gato grita,
se pelea, escucho como se pelea... ¡ah!

-¿Quién es?, ¿quién es?_ escucho pasos.


-Soy yo hijo, mamá ¿qué hacés despierto a esta hora?
¿qué te dije Germán? no puede ser que siempre estés

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

haciendo cualquier cosa, todo el día haciendo lo que


querés, nunca hacés caso, pero..._ la abrazo, estoy
temblando, mi mamá me abraza y se arrodilla.
-No mamá, no me digas nada, por favor no me retes, no
quiero hacer todo mal, no quería irme... mamá perdón,
tengo miedo.
-Pero ¿qué pasó mi amor? ¿qué te pasa?, ¿no habrás
estado en el techo?... te dije que no...
-Por favor no me retes mamá, no me retes, tengo miedo,
no quise...
-¿Pero qué te pasa? ¿qué hiciste?
-Estuve en el techo... pero un ratito._ estoy llorando pero
si le digo la verdad no me va a dejar ir a la colonia de
vacaciones, ni me va a dejar ir a jugar con los chicos.
-¿Y yo qué te dije Germán?_ se está enojando más... no
puedo decir nada.
-Nada má, pero fui un ratito... tengo sueño, me voy a
dormir.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

13

¿Cómo es el chico del techo?, es raro pero tiene gatos


como yo que lo cuidan, es muy raro, ahora me siento
mejor, es de día, mi hermana recién se levanta, está en
el baño con mi mamá que la está ayudando, mi hermano
está haciendo la leche, el matecocido. Tengo un poco de
sueño... ¿qué soñé?... si, que estaba colgado del borde
del techo y que me caía, y cuando tocaba el suelo me
despertaba y era de noche todavía y gritaba hasta
despertarme, pero no sé si fue el último sueño o... no me
acuerdo.

-¿¡Germán!?, te estoy llamando hace media hora, vení a


ayudarme con las tazas_ me dice Andrés un poco
enojado.
-No te escuché Andrés perdoname... me gustaría comer
facturas._ mi hermano es alto, me gustaría ser como él,
y tener su cuerpo, yo soy flaquito, tengo piernas muy
flacas, me dan vergüenza.
-Dale y te llevo la leche a la cama... lo de siempre vamos
a desayunar, aparte es rico, no te quejes que hay chicos
que no pueden comer ni esto, yo tengo amigos de la villa
que no comen nada por días... no te quejes que siempre
hay gente que come menos que vos, gana menos, vive

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

menos, y también que come más, vive más... así es


todo._ mi hermano siempre me enseña algo, lo quiero
mucho, pero lo veo poco.
-¿Qué tazas pongo? tenemos un montón, usemos la
amarillas..._ le grito saltando a mi hermano.
-Bueno, ¿ves? hay alguien que tiene menos tazas que
nosotros... eso sí que no nos falta._ está sirviendo el
matecocido, tira yerba en el mantel, me río y me mira, la
leche está muy caliente, la espuma cae en la cocina, hay
olor a leche quemada, le estoy haciendo señas.
-¡Mira! ¡mira!, ¡la leche!_ ahora hay olor a leche
quemada, me gusta, cuando era más chiquitito comía
leche en polvo de a cucharadas, y antes manteca, y soy
re flaco.
-¿Qué lío están haciendo?_ nos reímos juntos, hasta mi
mamá se está riendo, y ahora Celeste que nos mira
gritando.

Me terminé la leche, estaba riquísima, le pongo azúcar


en el pan y más adentro del matecocido, me encanta, me
lo tome todo y me acorde después de reírme un montón
del chico que anoche. Se me hizo mariposas en la panza
y sentí el miedo, le vi las manos, eran más grandes que
las mías, pero ahora que lo pienso ¿y si quería hablar
conmigo de algo especial? me dijo que no entendía por
qué cuando subí con mi hermano no nos escuchó, tenía
miedo él también... yo me fui por que tuve miedo, y
ahora me arrepiento, quiero volver a subir, ¿pero si es
malo? no quiero que me mate. Mi hermano pone música
fuerte, no me deja pensar bien, mi hermana se fue con

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

mi mamá a comprar al almacén del gallego... estoy en la


calle sentado en mi pasillo, tengo un poco de calor, tengo
una piedrita, la tiro, rebota y se queda quieta, la hormiga
pasa por arriba, me quito las hojotas, me gusta estar
descalzo, ahí vienen mi hermana y mi mamá caminando
con bolsas blancas, mi hermana trae una casi vacía, se
ríe todo el tiempo, siempre la veo feliz, gritando,
pataleando, caminando, le gusta hacer de todo, me
gusta llevarla de la mano, a veces tiro una bolita en el
piso y le digo que la busque y nunca la encuentra, me
divierto un montón.

-¿Me trajeron galletitas?_ le digo a Celeste.


-No, yo traigo un paquete de arroz, ella trae otras cosas,
¿qué hacés solo acá Germán?_ Celeste tiene una voz
muy finita, como si fuera más chiquitita.
-Estaba jugando con las piedritas y mi amigo, ¿no lo
ves?_ le digo jugando, se lo cree todo.
-¿Tenés un amigo con vos? no lo veo Germán, ¿dónde
está?_ suelta la bolsa y la agarra mi mamá, ella se sienta
conmigo.
-¿No lo escuchás?
-¡No!, pero si yo estoy sentada dónde está tu amigo, ¿lo
aplasté?_ se para y me mira.
-¡Uh! ¡lo mataste!_ le grito haciéndome el enojado.
-¡No lo maté! ¡no lo maté! ¡mentiroso! ¿mamá?_ se pone
a llorar como siempre, llora por todo, no la soporto.
-¡Germán! ¿qué te dije? siempre molestando a Celeste,
es chiquitita, no le mientas que después sueña cosas
feas, no seas tonto, sos grande no le mientas._ ¿y mis

83
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

pesadillas? lo mío es de verdad y no le digo nada,


¿estará hoy a la noche arriba? me da miedo pensarlo, ¿y
si es un monstruo? no eso no, pero ¿por qué está ahí?,
no voy a subir, mejor no.
-Pero yo no... no lo hice a propósito, siempre me retas a
mí, a ella no le decís nada.
-Ella es chiquitita, dale levantate y ayudame, no te hagas
el tonto, no me olvido de lo que hiciste, así que ayudame
ahora mismo y callate, dale un beso a tu hermanita, mirá
como llora, dale.

84
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

14

Estoy sin remera y sin hojotas, me quité todo porque no


me gusta el calor, estoy sentado en el cantero, hay una
plantita, la cadena grande colgada en los ladrillos medios
rotos, la pared del pasillo está despintada, el otro día la
prendí fuego, tiré alcohol y prendí para ver todo el fuego,
me encantó, pero no me animo más, mi mamá habló con
María la del quiosco para que no me venda nada,
después con el gallego, a la otra almacén sabe que no
voy porque no me gusta, tiene rejas, no me gusta estar
encerrado en un lugar, lo odio.

-¿Aburrido?... yo cuando tenía tu edad hacía lo mismo,


pero jugaba a tirar chapitas contra la pared, practicaba
siempre con la bolita, no tenía la televisión como vos...
tienen suerte ustedes._ se sienta al lado mío, mueve la
cadena, quiero que se haga de noche, falta un rato, son
las siete, y en verano cambia el sol, porque sale más
tarde la luna.
-No me aburro nunca, a mi me gusta jugar todo el día..._
es la mejor manera de pensar, jugar siempre, mi
hermano mira la cadena, parece triste.
-¿A vos qué te pasa?_ el otro día se enojó conmigo
porque le pegué en la cara jugando.
-Nada ¿por?... yo estoy bien, ¿tengo cara de algo?_ me

85
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

sonríe y viene a mí.


-De tonto, tenés cara de tonto..._ me agarra y me sube a
la cadena, tiene mucha fuerza, yo estoy muy flaco, tengo
miedo de que cuando sea grande me ponga más flaco,
me van a cargar todo el día por mis piernas flacas, no
quiero crecer.
-Y vos sos un tontito, el otro día ¿te acordás? cuando
bajamos prendí la radio en la cocina y escuché que
habían asesinado a alguien, fui para ver quién era...
¿Germán, me escuchás?_ no quiero crecer.
-¿Qué?... sí, ¿qué pasó?_ me baja de la cadena.
-Te dije que el otro día me quedé escuchando con la
radio en la cocina y dieron un aviso de asesinato a una
cuadra de la abuela, en Uriarte..._ estoy con mi boca
tapada, yo no lo escuché.
-¿De verdad?_ le estoy preguntando pero me sigo
tapando, me babeo un poco, estoy chupando mi saliva.
-Sí, de verdad, pero no le digas nada a nadie... sino no te
sigo contando, ¿eh?, tenés que prometerlo por mí y por
la abuela, de verdad no digas nada, ni a los chicos, a
nadie, fui caminando, fue a las seis de la mañana, no
tenía sueño y no tenía nada que hacer, estaba aburrido
como vos y fui.
-¿Y qué pasó?, dale contame... dale._ no me gustan los
muertos.
-Vi a un muerto, era un señor grande, tenía la panza
cortada, escuché que habían agarrado al asesino pero
después el policía dijo que era un drogadicto... me metí
por un terreno de al lado a la casa y me robé esto... pero
no se lo digas a nadie, por favor._ tiene en la mano una

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

cadenita, con una cruz, no me gustan las cruces, mi tío,


la bandera y los cuadrados llenos de muertos, estoy
viendo el árbol con cajones y adentro muertos, todos
llenos menos uno, uno para mí solo.
-No tenés que robarle a los muertos Andrés, si te ve
papá te mata, el espíritu no quiere que le roben, tenés
que devolverlo a la casa, porque sino va a venir a
buscarlo._ no quiero que vengan más personas a vivir
con nosotros, no me gusta dormir en casa, en el
comedor están los que juegan cartas, pero en la cocina
también los otros, los que se esconden, tengo miedo,
¿cuándo se hace de noche?
-¿Estás loco? no devuelvo esto ni en pedo, vos sos
medio loco, no tenés que pensar así, es una cadenita, no
le hace mal a nadie, y a los muertos no les gusta perder
el tiempo, ¡están muertos! no hay nada abajo de la tierra,
los gusanos se los comen._ quiero que se haga de
noche, quiero que se haga de noche, quiero ir al techo
solo, quiero que se duerman, quiero irme al techo, quiero
irme al techo.
-Me voy a la calle un rato, chau._ estoy en el pasillo, la
pelota roja tirada y un muñequito, agarro la pelotita roja,
pica mucho, me gusta hacerla picar, mi mamá me dice
que voy a terminar como mi primo haciendo con la mano
todo el día el gesto de estar picando un pelota de basket.
-Ni se te ocurra decir nada, te mato... es un secreto
nuestro, a la mañana voy a ir un rato a la casa a
investigar a ver si encuentro algo, me parece que lo mató
un señor de enfrente, lo vi mirar todo el día por la
ventana, no fue a trabajar ni nada, todo el día mirando

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

por la ventana, ni se dio cuenta que yo lo estaba


mirando._ falta poco, falta poco, fal-ta po-co.
-No digo nada, me voy afuera a jugar con la pelotita. Yo
que vos no iría más, no te metas en esas cosas, ¿querés
ser policía o algo así?, yo tengo miedo a la gente mala.
-Vos sos un miedoso, voy a investigar mucho, quiero
saber quién es, siempre me gusta mirar a la gente, ver
como caminan, me gustan los secretos de la gente, pero
nadie los cuenta, ese es el problema, nadie cuenta nada,
no me gusta eso y voy a ver que pasa, no te asustes
¿eh?, no se te ocurra decir nada. ¡De verdad!_ me
agarra del brazo un poco fuerte.
-¡No! no me importa eso, yo no le digo nunca nada a
mamá, y a papá menos, el otro día encontré las revistas
de esas chicas y no dije nada... dejame que quiero irme
a jugar afuera._ falta poco para la noche, no hay gatos
en la calle, nunca veo gatos de día, no hay ni uno, todos
tienen perros, estoy picando la pelotita, más fuerte, pica
mucho.
-Hola Germán_ más alto que antes.
-Ah hola Facu._ es más chiquitito que yo, tiene el
flequillo en los ojos, tiene un montón de pelo.
-¿Qué hacés solo?, te toqué la puerta hoy y no atendió
nadie, grité por la ventana y nadie dijo nada, me fui a lo
de mi abuela toda la tarde, quería invitarte a la pileta que
puso mi papá allá.
-Uh que bueno, pero si estuve todo el día... no sé, que
raro._ se tira el flequillo para atrás y se le cae en la cara,
tiene el pelo re lacio.
-Pero grité un montón... y nada... me re aburrí._ pico la

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

pelotita de vuelta.
-Estuve todo el día... ¿cómo estás de la panza? a mi me
dolió todo el día, jajaja nos comimos todas las ciruelas...
-Estaban re calientes, jajaja, mi vieja se re calentó, y no
me dejó salir por dos días, siempre me reta, no me deja
caminar por el comedor sin los patines, está todo el día
limpiando._ se prendieron las luces, ¡es de noche!
-Tu mamá es igual que la mía, yo no la aguanto
tampoco, siempre me dice que me abrigue, que cruce
bien la calle, que no hable con nadie que no conozca,
que haga la cama, que me lave los dientes y el pito...
jajaja, ¿a vos te dicen qué te laves ahí?_ tengo hambre,
Facu se agacha a atarse los cordones, no los ata como
yo.
-A mi no me dicen nunca nada de eso, yo me lavo todos
los días... mi abuela si me dice esas cosas._ mi abuela
me prepara un matecocido riquísimo.
-Me voy adentro Facu, ¿mañana jugás? te voy a tocar el
timbre después de tomar la leche.
-Pero no toques muchas veces, me retan después, tocá
una vez, a las once y media, así no hay nadie... mejor,
que la llevan a mi hermana a un lugar, podemos jugar en
el garaje._ me contó mi hermano que le vio las tetas a la
chica de al lado de la casa de Facundo, pero me dijo que
no tenía nada.

En un rato voy a comer, mi papá llega más tarde seguro,


son las nueve de la noche, estoy sentado en mi cama,
está oscuro, la luz del farol de la calle me está dando en
la espalda, parece una estrella gigante en mi ventana.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Me gustan los colores, el rojo es el que siempre elijo,


sigo solo esperando en el techo, no hay nadie en la calle,
ni un alma. Subí despacito y sin hacer nada de ruido, la
primera vez que nadie se entera de mí, mis gatos me
cuidan, no tienen nombre, no me gusta, son gatos. Hace
dos meses que murió el hermano de Natalia, se cayó de
una hamaca y se golpeó la cabeza por salvar a su
hermanita de que se golpeara ella, estuvimos todos en la
calle, hicimos filas y vimos pasar el coche negro que
lleva a la gente que no camina a los nichos, cajones que
odio ver en mis pesadillas. ¿Por qué no quiere
aparecer?, ¿se habrá asustado?... pero si el que se
asustó fui yo, él era más grande, tenía las manos más
peludas que las mías, yo casi no tengo pelo en ningún
lado... tengo miedo de que nunca me salgan pelos, no
quiero ser pelado, no voy a ser pelado y gordo... todos
los grandes son así, trabajan todo el día y tienen un día
para dormir sin saludar a nadie, ¿qué le habrá pasado?,
la noche está fresca, tengo un poco de frío, es raro que
haga frío hoy, mi hermano está loco, desde lo de mi tío
siempre me cuenta historias de muertos, yo no le creo,
seguro que es mentira. Giro por el techo, me encanta
sentir las piedritas que pinchen mientras giro, me mareo
un poco, choco con el borde... hay un hombre que

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

camina por la calle, patea una botella, se escucha el


vidrio como se rompe hasta acá, no me ve y yo a él sí,
es alto, está sentado en el cordón de la vereda, mira al
suelo pero no se le ve la cara, la luz es muy suave, tiene
una camisa media desabrochada y un pantalón, no sé
cual. El viento está tirando florcitas del árbol que da la
oscuridad de la esquina, justo dónde Paco me habló
ayer, seguro que no es su casa, ni nada, porque puede
trepar y caminar por los techos hasta ahí, no sé, yo
nunca me movería a los demás techos, si me agarran
pueden matarme... escuché que hay gente que espera a
la noche para salir a las calles buscando gente para
vender sus órganos, me lo dijo un amigo de la escuela y
mi mamá. Sigue quieto, no hace nada, prenden la luz de
la casa, chiflan desde adentro, no se va, seguro viene la
policía... bueno seguro que no, en la villa hacen más
líos... se escucha una sirena de lejos, como la de los
bomberos... ¿otro incendio más?, no viene, tengo sueño,
mañana voy a ir a jugar un rato a lo de David, pero solo,
no tengo ganas de ver a Martín.

-¿Hola?_ es una voz desde el techo, el hombre me mira,


sabe que estoy acá.
-Shh, shh, no lo mires a la cara, no lo mires, vení rápido,
no lo mires, siempre hace lo mismo, sabe trepar rápido,
si lo mirás a la cara sube a buscarnos y nos va a llevar a
los dos juntos._ puedo verlo pero no lo conozco, es un
chico como yo, flaquito pero con anteojos y está pelado,
tiene cicatrices en la cabeza. Está con dos gatos, uno
con el mío en la parecita y el otro mirando a la calle.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿Quién sos? no te conozco, yo me voy a mi cama, no


quiero ir a ningún lado._ no tengo miedo, no como ayer...
estoy contento por conocer a alguien que hace lo mismo
que yo y tiene mis años, o parecidos, se acomoda los
anteojos y me sigue hablando pero tartamudea a veces,
no se le nota tanto.
-Yo soy Chi-cho, bueno así me dicen mis amigos, este no
es mi-mi techo, pero te escuché y cuando vi al hombre
tuve que venir a llamarte, te puede matar ese tipo, es
ma-malo, muuuy malo, les hace ver a todos los chicos lo
malo que es ser grande... ¿vis-sste Peter Pan?
-Sí, me encanta...
-Bue-no es como si fue-ra un Peter Pan suel-to en el
barrio y que no le gus-ta crecer, son así, son muy ra-ros
los grannn-des, siempre se quejan de to-do lo que no
hicieron, por eso te vine a lla-mar... mi te-cho está en la
otra manzana... de día no ando mu-cho en la calle, mis
pa-pás estánnn se-pa-ra-dos y me cuida mi abuuue-la
pero está ennn-ferma, así que la cui-do yo... me gus-ta
buscar a los que no duer-men, pero siemmm-pre cam-
bian y no los vuel-vo a-a v-ver... ¿ve-nís?_ si cruzo me
pueden matar, mi mamá me lo dijo bien claro, si me voy
de mi techo voy a ver cosas feas y que no me gustan, a
mi hermano si, pero a mi no, odio a la muerte, quiero
matarla.
-No sé, mi mamá me dijo que no salte a los otros techos,
porque los vecinos me pueden matar si creen que soy un
ladrón, además ese señor quiere vender los órganos de
la gente.
-¿Quién te di-jo eso?... a mi me di-jeron que te muuestra

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

todo lo ma-lo que es ser grannn-de, para que llores...


pero no te ma-ta.
-Me lo dijiste vos recién, que era muy malo y que me iba
a matar, vos me estás mintiendo, voy a llamar a mi papá.
-Tú pa-pá no esss-tá... ese hombre no vende na-da.
-¿Cómo sabés qué no está mi papá?, si pasas a mi
techo grito de verdad eh, no te muevas porque voy a
gritar re fuerte, yo no te dije nada de mi papá, ¿cómo
sabés?
-Porque los pa-pás siemmm-pre traba-jan, y porque no
está el co-che en la ve-reda.
-No tenemos coche, pero es verdad, mi papá se fue a
trabajar, seguro viene mañana, pero está mi hermano
que es re grande, ¿lo llamo para qué le grite al tipo
ese?_ miro a la calle y ya no está, no me di cuenta.
-No esss-tá, ya se fue, pero siem-pre está dan-do
vueeel-tas, este no es cooo-mo el viejo de la bol-sa, ni
como el lo-co ese... es-te tipo es ma-lo, de ver-dad muy
malo.
-Pero recién me dijiste que no te mata y ahora me decís
que sí, vos estás loco, yo no me voy a ningún lado,
aparte ya es re tarde._ le digo pero creo que ya estoy
gritando... desapareció de golpe, se fue corriendo para
arriba de la fábrica y no lo veo, es muy rápido, se nota
que está siempre por los techos._ no tengo miedo por él,
pero por el hombre ese sí, que suerte que hay rejas en
las ventanas, son de las buenas.

Hay un ruido de puerta, voy a bajar por el techito del


pasillo, bajo más rápido, me cuelgo del techito y ya está,

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

seguro es mi papá que recién viene, voy a asustarlo.


Tengo frío... ¿por qué tengo frío en verano?

-¡Hola!_ abro la puerta blanca con vidrios.


-¡Shh! callate boludo, ¡soy yo!, callate, ¿no ves que está
la puerta abierta? mamá se puede levantar, vení para
acá._ lo sigo hasta la cocina.
-Creía que era papá.
-¿Qué hacés despierto a esta hora? te van a cagar a
pedos, no tenés que estar despierto hasta tan tarde...
bueno ya fué, tampoco te voy a retar yo, vení, mirá lo
que me traje de la escena del crimen... seguro que esto
no lo vieron los policías, estuve en el jardín del vecino
ese que te conté, ¿ves?
-No sé que es eso, no sé que nombre tiene._ es como
una tachuelita, o algo de fierro.
-Es un pedazo de la cerradura de una puerta, el que la
rompió para entrar estuvo en el jardín del vecino, para mí
que es él... estoy seguro, aparte me quedé escondido un
rato y lo vi salir una vez sola mirando a la casa esa, se
hizo el boludo cuando un vecino lo paró para hablar, pero
estoy seguro que es él.
-Dejate de boludeces, yo no te creo nada._ me gusta
hacerlo enojar.
-¿Decís qué yo miento?, vos sos un boludo pibe, no
sabes nada, tenés que mirar la tele, se nota que no
sabes nada del mundo, yo sí, yo soy más grande que
vos y sé mejor todo, además, ese tipo es el asesino,
estoy seguro.
-¿Qué vas a hacer?, si es verdad tenés que decirlo, no

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

podés callarte, eso estaría mal.


-¿Y qué querés qué haga? yo sé quién es, pero la policía
tiene que hacer algo, no meto ni en pedo, vive re cerca,
¿y si se le ocurre matarme a mí?, ni loco, vos estás
medio tarado o no te dás cuenta de nada, ese tipo es un
loco de mierda... que lo lleve la policía.
-Mandá una carta sin nombre.
-No Germán, te digo que no, no pienso hacer nada, yo
ya sé quién es, ahora que lo hagan ellos.
-Está mal Andrés, eso está mal.
-Callate y andá a dormir, no te cuento las cosas para que
me digas lo que tengo que hacer, lo que me faltaba, que
vos me mandes también... que pendejo... andá a la
cama, no me mires así, si lloras no es mi problema,
jodete por meterte en cosas de grandes.
-Vos sos malo, no me querés... ¡hacé lo que quieras! no
me importa.
-Pero no digas nada, Germán si llegás a decir algo te
mato a vos, no seas boludo, le digo a mamá que estabas
en el techo, y que siempre estás ahí.
-No, no... no digas nada...

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Me duele un poco la cabeza y los ojos, el baño es muy


chiquito, no me gusta este baño, mis amigos tienen
baños más lindos, en este hay olor, la rejilla tiene un
montón de olor. No quiero ver a ninguno de mis amigos,
no voy a salir a jugar hoy, voy a jugar con el piano de mi
mamá. Me dijeron que me tire la piel de mi pito atrás
pero no quiero, el otro día mi papá me dijo que si no me
lavo bien me van a tener que operar, no me gusta que
me operen de nada, cuando era más chico me metieron
en un hospital porque estaba intoxicado, tomé mucho
agua de la pileta del club, me dijo mi hermano que era
pis de todos los chicos. Andrés se mete en lo hondo de
la pileta, dónde está el escudo del club, yo no sé nada,
bueno perrito, nos enseñaron, pero no me sale bien, me
da miedo los hondo.

-¿Ya estás Germán? que tu hermana también tiene que


bañarse, apurate, ¡y lavate los dientes!_ me grita mi
mamá, está tocando la puerta.-¿Estás bien Germán?_
sigue tocando la puerta, me gusta que me caiga el agua
en la cabeza, estoy sentado en posición de indio, me
encanta, es como la lluvia.-¿Hijo? ¡no me asustes así!,
tenés que contestar siempre, si te pregunto algo es para
que hables, yo no sé si estás bien o mal, dale apurate y

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

dejá de jugar.
-No estoy jugando, estoy pensando.
-Dale, dejá de pensar que tenés que jugar y no pensar
tanto, apurate._ está cerrando la puerta, mi hermana
está gritando mucho, ahora ya no la escucho, solo el
agua que me cae en los oídos.

Mi hermano está durmiendo, siempre se acuesta más


tarde, nadie le dice nada a él, a mí, quiero ser grande ya,
tener un cuerpo grande, mucho pelo, y casarme. Mi
abuela siempre me dice que ahorre mucho así puedo
casarme, yo le digo que ahorro, pero es mentira, no
tengo ni un austral, le pido a veces para comprarme
unos naranjú, pero le digo para un alfajor, no me dejan
tomar naranjú pero a mi me encanta el rojo, muerdo
mucho para que se haga hielo blando.

-Despertate, Andrés despertate, ¿jugamos a algo?_ está


dormido, se rasca la cabeza mucho y me tira a la cama.
-No quiero dormir._ me abraza fuerte.
-Dale, dormite.
-Quiero jugar, quiero jugar._ estoy sentado arriba de las
piernas.
-¿Vos no dormís? yo tengo un sueño que me caigo,
cuando me fui a dormir ya estabas frito vos, y eso que
tardé dos minutos en lavarme los dientes, te dormís
rapidísimo. Seguro que no le dijiste nada a mamá, ¿no?_
me tira para atrás, me encanta caer en la cama con la
cabeza, se sentó, está contra la pared, se está poniendo
su reloj con calculadora, yo no tengo reloj, me fijo

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

siempre en el reloj rojo y blanco que usa mi mamá para


cocinar.
-No, ni loco, pero vos tampoco digas nada de lo del
techo, de en serio._ Chicho vive por el barrio, puedo
buscar la casa para ver dónde vive.
-¿Qué te gusta del techo? es re aburrido.
-Miro las estrellas.
-El otro día no subimos a eso, el día del incendio...
-Me gusta estar tranquilo... una pregunta Andrés.
-¿Qué pasa?... qué cara pusiste... ¿que te pasa?... que
cara de loco._ los grandes, son... si los grandes... por
qué...
-¿Es verdad que los grandes son tristes?_se calló mi
hermano, no me quiere hablar.
-¿Por qué preguntás eso?, no son cosas de nenes...
-Dale, decime...
-A los grandes no le gustan tener muchos hijos porque
tienen que hacer muchas cosas por ellos, dejan lo que
les gusta para hacer otras cosas, a ver como te lo
explico... cuando sos grande tenés que hacer cosas de
grandes...
-Trabajar...
-¡Sí! y cuidar a tus hijos... a algunos padres no les gustan
cuidar de los hijos, o no les gusta trabajar tanto... viste
que papá trabaja todo el día, es para que nosotros
tengamos podamos comer, si papá no hace nada, no
comemos.
-Pero siempre dicen que no tenemos plata, si comemos
entonces si hay plata.
-El tema es que hay muchas más cosas que pagar...

99
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

pero no pienses en eso, no tenés que pensar en esas


boludeces, vos sos chiquito y te gusta jugar mucho, jugá,
subí al techo si te gusta...
-Hay gente que no le gusta crecer, yo quiero ser siempre
chiquitito...
-Yo también.

Estoy en la calle buscando la casa de Chicho, le dije a


Andrés que le avise a mamá, dos vueltas manzana y
vuelvo, pero sin cruzar la calle, dice que el loco de la
moto anda re fuerte a esta hora.

-¡Hola, Germán!_ es una compañera del colegio con la


abuela.
-Hola Silvana.
-¿Qué hacés solo en la calle?
-Estoy dando una vuelta, pero mi mamá sabe.
-Yo voy con mi abuela a la estación a buscar algo de ella.
-Bueno, chau.
-Chau Germán, nos vemos en la colonia._ es verdad la
colonia me había olvidado, tengo muchas ganas de ir a
la pileta, este año voy a ponerme las pilas para aprender
a nadar bien.

La pelotita roja pica mucho, uy, se me fue re lejos, hay


ruido, que raro, tanto ruido. Es una ambulancia, está
gritando una señora, están saliendo a la puerta, uy, pasó
algo.

-¡Está muerto! ¡por Dios! ayudalo, sacalo de ahí por

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

favor... se cayó el pelotudo, no sé que estaban haciendo


en el pozo ciego y se quedó ahí... por Dios saquenlo ya,
me quiero morir, ¿qué voy hacer yo sola con mi nene? es
un hijo de puta... no se puede morir, no, ¡no!... ¡ay!
¡saquenlo!_ la señora está tirada en el suelo gritando,
pasó algo malo, María la del quiosco y el de la moto la
están ayudando, también está Germina la de al lado de
la esquina, hay un montón de gente, no conozco a nadie
acá.
-Decile a la gente que no jodan y que dejen espacio,
tenemos que sacar el cuerpo... no, no hay nada que
hacer... ¡dale! ¡dale! ¡por favor dejen trabajar
tranquilos!_hace calor, me está dando en la cara el sol,
no veo mucho.
-¿Dónde estabas Germán?, ¿estás bien hijo?
-Sí, no hice nada, estaba jugando con la pelota, yo no
hice nada.
-Quedate tranquilo, vení, vamos con tu hermano a jugar,
no tenés que estar acá, es para grandes, está mal.
-Pero yo...
-¡Nada! vamos a jugar un rato, o a mirar la tele ¿querés?
mejor eso, miramos la tele todos juntos.
-No quiero.

No soy un chiquito, siempre tengo que estar jugando en


casa, o en la puerta, si me voy un rato me está buscando
por todas partes, si me voy a lo de David al terreno
también, en lo de horacio no, porque la abuela le avisa.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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-Se cayó al pozo ciego, estaba limpiando para ahorrarse


un poco de plata... pobrecito el hijo estaba con él... es
muy chico, la verdad que es una desgracia, yo no lo
puedo creer papá, no lo puedo creer._ le dice papá pero
es mi papá, no sé por qué se llaman así teniendo
nombres.
-¿Mamá, el nene está bien?_ me miran los dos.
-No escuches hijo, son cosas feas, si ya terminaste de
cenar podés ir al dormitorio a leer un poco antes de
dormir.
-Dale hacele caso a mamá, leete algún cuento y mañana
a la noche me contás._ mi hermana ya está en la cama,
se duerme antes que yo, y Andrés no sé a donde su fué.
-Bueno, ¿y qué leo pá? pero vos mañana seguro no
venís a casa._ se miran ellos, yo estoy un poco enojado
y no quiero irme a la cama, me gusta escuchar, pobre
señora, perdí mi pelotita roja.
-Sí que voy a estar, vení acá, hay día que tengo que
estar en el trabajo porque pasan muchas cosas, pero es
para que podamos estar bien todos, vos quedate
tranquilo, mañana vengo a la noche y me contás lo que
leíste..._ les doy un beso a casa uno, mi mamá tiene
cara de triste, no sé que le pasa... hace un tiempo, no

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

me acuerdo cuando, mi mamá lloró mucho porque se


quemó y yo lloré con ella para que se sienta tranquila, no
me gusta verla triste, a nadie... no me gusta cuando la
gente llora.
-Hasta dentro de un rato, hoy es mañana pá.
-Dale, andá a dormir que es muy tarde, mamá se enoja
sino, chau._ mi mamá no dice nada, no sé si está
enojada conmigo o si es por lo de la señora esa de acá a
la vuelta, nosotros también tenemos pozo ciego.
-Pá, no me gusta el pozo de casa.
-Ay amor, no tenés que preocuparte, lo que pasó hoy no
es nada, son cosas que pasan siempre, vos tenés que
estar tranquilito, leer y descansar, no pienses en esas
cosas, son feas, tenés que olvidarte de todo lo que
escuchaste, es feo, feo, besito mi amor, andá a dormir._
los miro escondido desde la puerta corrediza, acá estaba
la rata que mataron, antes guardábamos cosas de
comida y eso pero ahora nada, la puerta del baño está
cerrada, bueno mal cerrada, tiene la madera un poco
podrida, prendí y apagué la luz para que se crean que
estoy durmiendo.
-Estoy preocupada Octavio, de verdad, no vamos a
llegar a fin de mes, no tengo nada, y mi vieja tampoco
tiene nada, no voy a pedirles a mis hermanos nada,
tengo que trabajar, los chicos ya son más grandes,
podemos dejarlos en lo de mi vieja._ estoy arrodillado
porque sino me canso, ellos no saben que estoy
escondido acá.
-No digas boludeces querés, vos tenés que estar en
casa, tienen que estar tranquilo, no podés transmitir todo

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

lo que nos pasa, se dan cuenta, no son tontos, tenés que


estar tranquila, yo voy a hacer más horas, voy a hablar
con Fausto para que me dé otras horas, encima tengo
que dar unas pruebas psicotécnicas mañana, si me
toman en dos meses tengo un ascenso. Es un poco más,
ya vamos a llegar a fin de mes Susana, no te preocupa
má, de verdad, poco a poco vamos saliendo.
-Pero mirá como están los precios, es un quilombo todo
esto, mañana sube todo de vuelta, no se puede vivir así
che, siempre es lo mismo, me quiero ir a la mierda, no te
dan ganas de nada acá.
-No hables así, lo tenés fácil, sino te gusta como llevás la
vida podés hacer lo que quieras, tenés que pensar en
hacer algo más, dejaste las clases de la escuela, yo no
sé por qué, tenés que seguir dando clases, te hacía muy
bien, de verdad, animate, probá._ mi papá le da un beso
en la boca, yo le di un beso a la primita de Maxi en la
terraza.
-No, quedate tranquilo vos, ya estás todo el día metido
en ese lugar de mierda, perdoname, me gustaría que
estemos todos juntos, Andrés está enojado, siempre se
va, yo los tengo a los iguales, pero le duele mucho el
cambio, ahora lo está demostrando más, desde lo del tío
está diferente, se va y vuelve tarde, no duermo casi
nunca... lo escucho entrar y ahí me duermo, lo que pasa
que como no estás a la noche hace lo que quiere, yo no
puedo decirle nada, se enoja y se va a la mierda, tiene
un carácter muy fuerte.
-Dejalo tranquilo, yo cuando tenía su edad me fui de
viaje por un mes y sin decir nada, mejor así, que se

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

mueva, que sepa lo que hay ahí afuera, tiene que saber
lo duro que es, nosotros hacemos un esfuerzo muy
grande, pero tiene que ver él mismo ahora lo que hay
allá afuera.

Estoy en la cama, no tengo sueño, no voy a dormir,


recién prendieron la luz del dormitorio, se ve en el pasto
la luz de la ventana, estoy arrodillado en mi cama. Es de
noche, ¿Chicho?, al final con todo lo que pasó no lo vi,
son muchas casas, me dijo que vivía en otra manzana,
pero también puede mentir como Paco. Apagaron la luz,
voy a esperar un ratito, está mi papá hoy... quiero ver a
Paco, no le pregunté nada, el otro día tenía miedo, pero
ahora no, Chicho es bueno, también será él. Ya estarán
dormidos, mi hermana está roncando un poco, la madera
hace un poco de ruido, no tengo que hacer ruido en el
techo tampoco, se van a dar cuenta que estoy y si me
reta mi papá no voy a poder subir más... el reloj rojo y
blanco que usa mi mamá dice que son la doce y
cuarenta... me acuerdo cuando practicaba leer los
carteles de las casas que se vendían, le decía a Celeste
cada letra y ella la repetía, me acompañaba a comprar a
lo del gallego, pero ahora no, ya no voy más. Hay una
sombra de uno de mis gatos, la pared del patio es la
pared de la fábrica y re alta, la luz de la calle hace que
se haga la sombra, ahora está el otro, siempre me
huelen, o me escuchan, no sé, pero están cuidando
antes de que suba. Hice un ruidito con unos fierritos que
toqué, ya estoy en el techo, pero voy por la parecita para
no pisar, porque me van a escuchar. La luz del farol de la

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

calle hace ruido, un perro está ladrando... ahora ladran


más escuché que es cuando muere alguien, que los
perros lloran todos juntos para avisarle a la gente que la
muerte se lo llevó, acá lloran mucho los perros...

-¡Volviste!... ayer te esperé toda la noche.


-¿Paco?... pero si yo vine ayer...
-Mentira, no viniste, no te vi, y eso que estuve toda la
noche... dale decime la verdad.
-No te miento, de verdad, estuve toda la noche mirando
tu techo y nunca viniste. Que raro Paco, bueno no sé,
ayer conocí a otro...
-¿Otro qué?
-No, nada, a nadie, quise decir otro gato...
-Pero que raro, otro gato solo, eso no creo, los gatos van
de a pares, vos sos más chico y no te das cuenta, pero
los gatos tienen reglas y ellos van de a dos, nunca van
solos, se protegen, como los tuyos te cuidan a vos solo,
ya vas a entender cuando seas más grande...
-¿Qué voy a entender? estoy podrido que todo el mundo
diga lo mismo, que de grande ya voy a ver como es todo,
que los grandes no quieren crecer, que se quejan
siempre de todo, yo quiero ser grande, y voy a ser el
mejor en todo.
-No sabés nada Germán, callate que hacés mucho
ruido._ uy mi papá, si se entera.-Voy a subir a la terraza
de la vecina, pero tenés que prometerme que no vas a
hacer nada malo Paco.
-Quedate tranquilo, pero no me ves así.
-No importa, todavía no quiero verte.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿Ves la fábrica? ese vidrio roto lo hizo mi gato, le


enseño a hacer cosas así, el otro día cazó una paloma
solo y me la subió al techo a la noche, tenía un olor
horrible.
-Que malo, no se matan a los pájaros, está mal, no me
gusta cuando tiran piedritas con la gomera para
matarlos, los pájaros vuelan, a mi me gustaría volar.
-Y a mí también Germán, sueño que vuelo por arriba de
la estación de trenes...
-Yo no sueño eso, sueño cosas feas.
-¿Por qué?
-Porque en mi casa a la noche hay mucha gente, no la
veo, pero se que están ahí, y no me dejan dormir, hablan
mucho, y no me gusta, por eso subo al techo...
-Que feo, no tenés que pensar en eso...
-Ahora vos también no me dejás pensar en cosas feas...
no soy un tonto.
-Ya sé, perdoname...
-Y vos Paco, ¿de dónde sos?
-De por acá, pero no vivo cerca, siempre camino por los
techos y nunca encuentro a nadie, me divierto con mis
gatos, se pelean con otros, hago peleas por los techos
que voy, la gente está acostumbrada a escuchar a los
gatos pelearse, pero cuando escuches vos vas a saber
que soy yo, que son mis gatos que se pelan, el otro día
le rompieron un ojo al más grandote, pero se cura re
rápido a la otra noche ya tiene todo bien el cuerpo, yo no
sé como hacen, capaz los dueños de día los curan y les
dan de comer.
-¿No son tuyos?... estos que están conmigo no son

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

míos, mi mamá no me dejaría nunca tener gatos, dicen


que transmiten algo, que te contagian cosas malas.
-Toxoplasmosis se llama, es verdad, tu mamá habrá
tenido, en mi casa no puedo tener porque mi papá los
mata, no, no son míos, pero de noche me acompañan a
todos lados, yo vivo en un edificio.
-Pero si acá no hay edificios...
-Sí pero lejos, te dije que no soy de acá, pero jugando
por los techos siempre termino en cualquier lado.
-Me mentiste.
-¿Cuándo?
-El otro día, me dijiste otra cosa, si sos malo voy a gritar,
eh, está mi papá despierto.
-No, no me acuerdo, perdoname, vivo lejos, tampoco
mucho, pero un poco sí, es la verdad te lo juro, no te
enojes, sos el único amigo que encontré, dale no te
vayas, mejor salgo de la oscuridad así me ves y no te
asustás, subite a la parecita si querés, te juro que no voy
a hacerte nada.
-Bueno._ las ramitas hacen ruido, tengo miedo, un
poquito. Las manos no tienen pelos como yo creía, son
más grandes que las mías, pero nada más... es un poco
más alto... uh, tiene la cara golpeada, y las piernas, uy
pobre Paco... pero no es como yo pensaba, es más
grande que yo, pero un poco más chico que mi hermano.
-No me mires así, no soy un monstruo... hoy no me
querían dejar salir de la cama, me encerraron en la
habitación y me escape por la ventana, casi me caigo
dos veces, pero mis gatos me avisaron antes, lo de la
cara... no...

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿Quién te pegó Paco?


-... no... fue... mi papá, todas las noches antes de dormir,
me grita, y rompe la ropa, lo odio, pero es muy
grandote... pero hoy no voy a volver, voy a seguir hasta
llegar al campo... no me gusta estar acá.
-Pero... no, tenés que irte, decile a tu mamá.
-Ya sabe, ella mira con la mano en la boca y nunca dice
nada... no quiero vivir más con ellos.
-Pero no podés vivir en los techos, tenés que comer..._
uy estoy fuera de mi techo, pueden pasar muchas cosas
malas... tengo que volver a mi techo.
-¿Por qué te vas Germán? no tengas miedo.
-No, no, me tengo que ir... tené cuidado con un señor
que está en la calle, dicen que mata a los nenes o les
hace ver cosas muy feas de cuando sos grande...
-¡Yo no tengo miedo!, ahora tengo cuchillos... no quiero
que nadie me moleste... cuando llegue al campo voy a
hacerme una casita en un árbol.
-Quedate escondido en el techo ese que estabas._ le
digo desde la parecita del lado de mi techo.
-No puedo, de día tengo que estar en las calles.
-Bueno, pero a la noche subí a este que te traigo comida,
de verdad, pero no te vayas al campo... tenés que
quedarte.
-No sé.
-Dale, haceme caso, yo sé que soy chiquitito, pero
tampoco tanto... tengo que pensar... tenés que pensar
vos también...
-Gracias...
-Chau, me voy a dormir... ah pero esperá, te traigo pan,

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

así comés un poco... esperame.


-Bueno... sí, un poco de hambre tengo... tengo mucho
hambre, no me dieron la cena.

Hago ruido porque estoy bajando apurado, por suerte no


me caí, el pan, uh pero pan no hay, y galletitas no
compra mi mamá... un poco de carne, ah, bueno esto, en
el cartón este...

-¿Qué hacés despierto Germán?_ uh, mi papá.


-Tengo hambre pá.
-No, no, nada de comer a esta hora, te va a hacer mal,
mamá te dijo que no te levantes tan tarde...
-Pero yo...
-Pero nada, dale, no te hagas el vivo que me enojo...
-Hay... tengo que...
-¿Qué?
-No, nada pá... voy a dormir.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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No quiero ir a ningún lado, no voy a salir a jugar, mi


mamá me dijo que vinieron los mellizos, Juan Manuel,
Martín con David, Horacio y Roberto con Esteban pero
no quiero jugar con nadie, me estoy terminando de leer
un cuento que se llama el gato negro. Quiero ver si
puedo encontrar a Paco, tengo dolor de panza, me duele
mucho la panza... y los oídos, no quiero que me duelan
los oídos.

-¿Qué te pasa mi amor? ¿por qué estás llorando? vení,


vení, ¿qué te pasa? no me preocupes Germán, mirame,
dale mirame, no llores, eh, acá está mamá, quedate
tranquilo, soy yo, mirame, ¿no me ves? reíte, dale,
¿ves?, te saco ese moco que tenés precioso, no llores,
tenés que hablar de lo que te pasa, ¿soñaste muy feo y
seguís acordándote?... dale contame hermoso mío.
-Yo... no, no me pasa nada má, yo...
-¿Vos qué mi amor? dale, secate los ojos, así... muy
bien, ¿ves? ahora respirá un poquito, y contamos hasta
veinte, juntos... uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete...
-Ya estoy mejor, soñé muchas cosas, soñé con el abuelo
Joaquín, cuando era chiquitito, lo vi en la casa, que
fuimos con vos y papá, la tenía azulejos rojos afuera, y la
cocina tenía... ¿es verdad mamá? ¿soñé con el abuelo

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

de verdad?
-No podés acordarte de eso, pero si tenías dos años y
medio, el abuelo después... se fue...
-¡Se murió! me lo decís así, se murió, la gente se muere
siempre... la vida es una mierda.
-¡No hables así Germán!, ¿qué son esas palabras?, ¡no!,
no hijo, la gente vive hasta bien grande y después
cuando es muy viejita se va, pero se va tranquila a
dormir para siempre...
-Pero yo no quiero irme para siempre a ningún lugar,
quiero quedarme con vos siempre... mamá no quiero
irme nunca...
-No llores hijo, no te pongas así... me hacés llorar a mi
también, no llores, tenés que dejar de soñar esas cosas,
antes de dormir pensá en cosas lindas, vas a ver que no
soñás más nada malo.
-Pero no sé como hacer eso.
-Bueno, mejor vamos a hacer otra cosa, vos dibuja todos
los sueños que tengas, malos o buenos, te voy a
comprar una carpeta con muchas hojas y lápices, y vos
cuando quieras vas dibujando todo lo que soñaste y
cuando vos quieras me lo mostrás así me contás cada
sueño... es un juego lindo, aparte a vos te gusta un
montón dibujar, ¿dale?
-Sí.
-No, así no vale, tenés que pones más fuerzas, así me
dan ganas de comprarte las hojitas y los lápices.
-¡Sí!
-Está bien, me convenciste, te voy a dejar solo, porque a
Celeste la dejé en lo de la abuela, la llevan con la tía a

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

pasear y tu hermano está por ahí dando vueltas. No


hagas lío, ni se te ocurra prender la cocina para nada, si
vas a agarrar algo de la heladera te ponés algo, y calzate
que te podés cortar los pies con alguna astilla, el otro día
barrí bien el vaso que rompiste pero siempre quedan
astillitas, así que eso, ah, y nada de prender la tele, o te
ponés a dibujar o salís al patio a jugar y si querés leer
mejor... que leer es lo mejor que podés hacer... bueno
me voy, vuelvo en un rato, no creo que tarde mucho...
espero que esté abierta, si tardo un poco más es porque
voy a la de la estación... hay una...
-Bueno má, andá, quedate tranquila, no voy a hacer
nada, me voy a dormir un rato, tengo sueño.
-Que raro que tengas sueño vos, ahora...
-No, no no tengo sueño, es mentira, me voy a jugar al
patio con la... uh, la pelotita la perdí, bueno con otra
cosa, andá que te espero, y dibujo algo.
-Chau mi amor, hacé caso a la mama, eh, en un rato
vuelvo, cerrá con llaves y no atiendas a nadie, en serio
Germán, ¿me escuchas?
-Sí mamá, no le abro a nadie, ni nada... ¿y si vienen los
chicos a buscarme?
-Bueno a los chicos sí, pero no salen, se quedan acá
dentro... ¡chau!
-Chau má_ estoy cerrando la puerta... tengo mucho
sueño.

Pobre Paco, ahora no va a volver más, le prometí la


comida y no le subí nada, yo nunca quiero estar solo en
la calle, no me gusta, pobrecito, espero que vuelva, tiene

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

que volver, me dijo que soy su único amigo en los


techos, pero que raro que no me vio el otro día, yo
estuve y él también, es raro, y tampoco conoce a
Chicho... bueno no sé, a la noche cambia mucho todo,
yo estoy tranquilo a la noche, pero en mi techo, con mis
gatos. La puerta, si es un asesino no voy a abrir.

-¿Está Susana?
-Mi mamá me dijo que no está.
-¿Está?
-No, se fue hace un rato, ¿quién es?
-Bueno, bueno, me voy, chau.
-¿Quién es? ¿hola?

La voz de ese tipo, creo que alguien que conoce mi


mamá pero ni me habló, se fue y listo, que tarado, hay
grandes de todos los tipos, son como locos, si hablás no
te hablan, y si te hablan lo hacen como tontos, yo no sé
que les pasa, pero cuando sea grande no voy a ser
como ellos, voy a ser un astronauta o jugador de basket,
este año voy a jugar al basket de vuelta porque el
taekwondo ya no me gusta mucho, cada vez que voy a
hacer la prueba para pasar al cinturón blanco con una
punta amarilla me voy, y vuelvo a los meses y así, lo hice
como cinco veces pero no voy a volver, me dan miedo
las pruebas... en el colegio lo mismo, me pasa igual. La
puerta.

-Mi mamá no está le dije.


-No, soy yo Germán, ¿vos sos vos?

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Sí, soy yo, ¿y vos quién sos?


-Soy yo boludo, dale salí a jugar.
-¿Horacio?
-No boludo, qué Horacio soy Matías el mellizo.
-Uh, perdoname, jajaja... mi mamá no me deja salir, pero
podemos jugar en casa hasta que vuelva, eso sí me
deja, seguro viene en media hora o un poco más.
-Dale abrí, pero mirá que vine con Juan Manuel, trajimos
bombuchas para jugar... antes vinimos con mi hermano
pero tu mamá dijo que no estabas.
-No, estaba en lo de mi abuela... entren, uh que bueno
con el balde y todo._ entran Juan Manuel y Matías con el
balde rojo entre los dos, está lleno de bombuchas.

Uh, rompimos las plantas del cantero de mi mamá, me


va a matar, como el día que el padre de Jésica me dio
para que compre cigarrillos y yo lo gasté todo en
golosinas para los chicos, ese día mi papá se enojó
mucho, estuvo a punto de pegarme pero no se animó.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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-Muy bien, que bonito que está mi amor, ¿ves? eso te


decía, ahora seguí dibujando que te están saliendo muy
bien, pero mirá que no me olvido lo que hicieron a la
tarde, pero tampoco pasa nada, me ayudas a arreglar el
jardincito con otras plantitas y ya está.
-Perdoname má, yo te ayudo mañana.
-No pasa nada, ahora viene tu papá con Celeste, vamos
a cenar pizza que trae papá.
-¿Y Andrés?
-Vuelve en un rato._ está poniendo los cubiertos en la
mesa, yo la estoy ayudando con los vasos.-No amor,
dejá yo lo hago, vos terminá de dibujar que yo lo hago._
me siento en el sillón en dónde está la guitarra y las
flautas... hay unas castañuelas y unas cosas negras
colgadas que no sé como se llaman.

Recién tocó la puerta Andrés, viene y me hace una seña,


me está esperando en el dormitorio.

-Vení, vení...
-¿Qué? estoy dibujando, que mamá me dijo...
-Mataron a otro vecino, este tiene una pala clavada en la
cabeza.
-Es mentira.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-De en serio boludo, no te miento, sospecho del mismo


que antes... ese sigue mirando, y ahora mira también
para ese lado.
-Pero puede tener miedo capaz, por eso mira para todos
lados.
-No entendés nada, no es eso, mira a dos lados, no a
todos lados... ¿entendés?
-Sí, pero es muy malo ese tipo.
-Y si boludo, ¡es muy malo!
-Tenés que decir algo.
-No, ni en pedo, dejalo, si lo hace bien y nadie lo atrapa
es porque los policías son unos boludos bárbaros, no
hacen nada, pero si es en la villa estarían cagando a
tiros a todos los villeros, son así, todos gordos que no
pueden correr a nadie, son unos hijos de puta.
-Shh, callate que mamá nos mata, no digas eso... pero
hay que hacer algo para que la policía se dé cuenta.
-Nada ¿estás loco? yo no pienso hacer nada.
-Dale, tenemos que ayudarlo.
-Te digo que no Germán, de verdad, no me presiones,
que ya tengo bastante con saberlo y no contarlo, solo
vos los sabés, eso si no seas gil que te mato, como yo
me entere que le dijiste algo a alguien te...
-Callate, yo no digo nada, soy tu hermanito del medio.
-Esa cara que hacés, que payaso.
-¡Chicos a comer!
-¡Ahí vamos má!_ le grita Andrés.- en serio no digas
nada Germán, voy a seguir investigando, si sale algo te
digo.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Ya es de noche, oscurece más tarde, están tocando la


puerta, seguro mi mamá lo escuchó venir a a papá, sí es
él con mi hermanita, Andrés me mira haciendo sus
caras.

-Ya estamos, traje dos pizzas, creo que va alcanzar._


dice Octavio, nosotros decimos que sí con la cabeza, se
me cae la baba de las ganas de comer pizza comprada.
-Los escuché venir por los gritos que pegaba Celeste.
-Sí, estábamos jugando, venía cantando, bastante bien
eh, ¿o no?_ le dice a mi hermanita.
-Yo soy cantante._ nos reímos todos juntos, estamos
todos juntos, hace una semana que no cenamos todos
en la mesa... desde el fin de año, más de una semana.

Mi hermano, y mis papás hablan de sus cosas, lo dejan


opinar, hasta le preguntan que piensa, yo me aburro
mucho, me comí tres porciones y una banana, están
haciendo café para después de comer, a mi no me dejan
tomar ni café ni mate, dicen que cuando sea más grande
sí, pero ahora no... así que me vine a la cama, estoy
muerto de sueño, pero no me tengo que dormir, porque
Paco puede volver, si escucho una pelea de gatos es
porque está en los techos paseando.

-¿Qué hacés acá solo?_ me pregunta mi hermano.


-Nada, estoy aburrido.
-No será que te asustaste por lo del otro muerto.
-Ni en pedo, no me dio miedo, hay cosas a la noche que
sí me dan mucho miedo.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿Qué cosas?
-Nada, nada, las pesadillas... la... nada.
-Dale, contame.
-No... quería contarte una pesadilla, pero no, tengo
miedo sino.
-Está bien, no te hagas problema, pero me tenés que
prometer que vas a contarme como son las pesadillas,
¿sí?, dale ¡prometeme!
-Te prometo.
-¿Querés que ponga música?
-Sí, dale...
-Así nos acostamos a escucharla, yo me las sé todas._
me dice mi hermano y pone el cd en el equipo de
música, las ventanas están abiertas, hay un poco de
viento pero hace calor, estoy en cuero, mi hermano
también, hace mucho calor ya, seguro dormimos toda la
noche con las ventanas abiertas.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

20

Estaba soñando feo, mi hermano se durmió conmigo en


la cama, está acá al lado... le estoy quitando el pie un
poco para el costado, así me deja salir, despacito,
porque si se da cuenta no me va a dejar, que raro que no
salió a ver lo del vecino que mata a sus vecinos. Está
roncando, más fuerte que mi hermana y menos que mi
papá, él ronca que se escucha desde la vereda, está un
poco gordo y mi mamá dice que es por eso que ronca
mucho, probaron dormir de otra forma, pero nada,
siempre igual... estoy en el baño, no quiero hacer ruido,
recién tiré un chorrito que sonó en toda la casa, si sigo
se va a levantar alguien, o mis papás o mis hermanos,
mejor hago pis en el jardincito del cantero del patio. El
reloj rojo y blanco dice que son las cuatro de la mañana,
muy tarde, no me di cuenta, encima ahora no tengo
sueño, ¿qué hora son? siempre me dicen que diga ¿qué
hora es?, quiero cumplir años, pero me falta un montón
todavía, casi todo el año... estoy haciendo pis, uh las
plantas, las hicimos mierda, nunca digo malas palabras,
me mata mi mamá si me escucha pensar... voy a comer
algo que tengo mucho hambre, la pizza estaba rica pero
me quedé con ganas de postre, voy a ver en la
heladera... estoy descalzo, total por una vez no pasa

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

nada, no hay nada, bueno, pera, gelatina roja, pero...


están pelando gatos, ¡Chicho!... sabía que iba a volver...
me duele el pie de subir descalzo, no tengo ganas de
usar nada, me siento mejor así, hace calor, no tanto
como antes, no estoy transpirando por suerte... el clavito
de la techo de chapa me duele un poco, pero tampoco
tanto, está caliente el techo todavía, que raro...

-¡Acá esss-toy, vení!..._ me hace señas desde el techo


de mi vecino que tiene la casa pintada de azul.
-Hola Chicho, busqué tu casa pero pasó algo y no me
dejaron seguir buscando._ sus gatos miran a los míos.
-Me en-teré del muuerto, re mal... ¿y vos qué hacías
ahí?_ me pone cara un poco rara.
-Te dije que fui a buscarte._ le repito para que se
acuerde, me parece que no le gusta nada.
-¿Vosss estás lo-loco?, de día no te-nés que bus-carme,
no salll-go a la ca-lle y no soy de te-ner ami-gos, no me
gusta, estoy trannn-quilo en casa y con mi abuela, ella es
muy pesada y siem-pre tiene dolores de algo... no me
bus-ques nunca por-que me voy a enojar y seguro que
no te voy a re-co-no-cer, yo no soy yo de día... no ha-blo
de esto con nadie, no tie-nen que saber que ca-mino por
los te-chos._ baja de la parecita y se sienta en mi techo.
-Bueno, perdoname, no sabía, quería ir a saludarte para
que te pongas contento, nada más, yo... no hablo con
nadie de que subo a mi techo, ni a mi hermano le conté...
de verdad, ¿no me crees?, sino ahora estaría lleno de
gente grande llamando para que bajemos._ ahora me
siento yo también, así estoy un poco más cómodo,

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

todavía no me despierto, estoy bostezando.


-La gente grannn-de no puede estar de no-che en los
techos, no sa-ben, cuando eran chi-cos si sa-bían pero
per-dieron las ga-nas por qué la vida les hizo per-der las
ga-nas de es-tar en el techo mirannn-do las cosas que
pa-san a la no-che.
-Eso es feo, como la muerte del señor ese._ me acuerdo
de mi pelotita roja que perdí y a mi mamá llevándome
tirando fuerte.
-A mi ya no me im-porta, ¡ess-tá muerto!, ahoo-ra lo van
a co-mer los gusa-nos, y des-pués va a ser pol-vo... co-
mo la tierra._ es un chico raro.
-¿No creés en Dios?, bueno a mi no me bautizaron, no
sé si creo, soy muy chico para saberlo bien, por la gente
que hay en mi casa todas las noches creo que hay algo,
pero no sé quién es.
-Dios es mennn-tira, no te creas na-da de lo que te
cuennn-tan los grannn-des, ellos quie-ren que crea-mos
en eso para que sea-mos todos bue-nos y bolu-dos, yo
sé que si te morís te mo-rís y lisssto, todo eso de que
des-pués hay algo, que pelo-tudez, todo mennn-tira...
odio a los que di-cen que Dios es bue-no y salva a un
monnn-tón de gen-te... en mi casa Dios no exis-te, no me
miró cuannn-do le pe-dí que me ayu-de.
-Eso está mal, tiene que ayudar siempre, ¿para qué es
Dios sino?_ estoy un poco enojado yo... no quiero hablar
más de esto, ya no me gusta.
-¿Esss-cuu-chaste?_ me pregunta Chico y se pone
como un perro quieto y mirando para atrás mío, yo
también me doy vuelta, es la segunda parecita de la

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

terraza de mi vecina, dónde está todo oscuro.


-Yo no escuché nada._ le digo.
-¡Ahí sí-í!, sonó como unna ramita que sse rommpió,
pero no-no se mueve... mirá, ¡mirá!_ sale de la oscuridad
un gato y se para en la parecita, atrás de Chicho hay otro
que nos mira, los gatos de él y los míos se ponen a
mirarlos mal, si Chicho les dice algo se ponen a pelear.
-Puede ser...
-Salí o te mmato a los gatos, los míos son los que mejor
pe-pelean de toddo el muuundo, daale salí, ¡no-no te
escondas!... no mordemos._ Se para Chicho y sus gatos
se ponen en posición de ataque, están los dos son sus
patas estiradas y los pelos de punta, ya maullan un poco.
-Está bien, está bien... soy yo Germán... Paco._ uh...
está re mal, más flaco y la sangre peor.
-Uuh, ¿qué te paa-só che?_ le pregunta Chicho.
-Se llama Paco_ le digo a Chicho y se queda duro.-el
otro día estuvo conmigo... che perdoname que no te subí
la comida que te prometí pasa que...
-Ya sé... escuché a tu papá que te cagó a pedos, pero te
hice caso y hoy estoy acá, no me fui al campo, ¿este es
el qué me dijiste?... los estaba escuchando, por eso de
Dios... tiene razón Chicho, Dios es una mierda, nunca
creas en eso, por que los grandes nos mienten
siempre._ se sienta Chicho y los gatos de quedan como
antes, ahora también nos sentamos Paco y yo.
-Yo que sé, acá abajo hay un montón de gente a la
noche, no la veo pero sé que siempre están ahí jugando
a las cartas... por eso no sé si Dios existe... hace un
montón me llevaron a la iglesia y me pusieron agua

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

bendita en la frente y no me gustó nada, es horrible, y la


gente cantando, pero por eso Dios es malo, porque lo
que dicen los grandes es mentira.
-Es verdad, claro, te looo di-je... y vos Paco ¿dee dónde
sos?_ le pregunta Chicho y se acomoda el pito con la
mano, yo me tengo que lavar porque sino me van a
operar, y eso me da miedo.
-De por ahí, un poco lejos, pero me fui de mi casa ayer,
me iba a ir al campo para hacerme una casita en el árbol
solo, pero Germán me dijo que me quede.
-Uh quee bue-no... una ca-casita en un árbol, sin nadie
que te moleste, vos sos más grande, yo no soy tan
grande todavía pero cuuuando me haga un poco más
voy a irme a Cuba, ahí po-podés hacer lo que quieras, mi
abuela dice que son los locos del mundo, y ahí quiero ir...
porque no aguann-to más a mi abu-buela, son todos muy
pesados.
-A mi me contó mi abuela que en España todo el mundo
va por la calle desnudo, el que quiere puede desnudarse
y nadie le dice nada._ les digo.
-Callate, ¡que boludo!, tu abuela te dijo seguro que hay
playas para gente que se desnuda, ¿vos te pensás qué
la gente va desnuda a trabajar cuando llueve?, ¡ni en
pedo!, allá hace un montón de frío, y se matan todos con
tiros..._ me dice Paco riéndose, yo me pongo colorado.
-Shh, che no-no grites tanto Paa-co que vas a llamar al
grande que va porrr la ca-lle maatanndo chicos._ Chicho
le agarra el brazo para decirle eso y Paco salta para
atrás.
-¡No me toques!, ¡no me toques!, nadie me toca, ni se te

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

ocurra tocarme pibe, yo... ¡no me toca nadie!, nadie,


dejame tranquilo._ me asusto y me acuerdo lo que le
hicieron en la casa., los gatos se ponen de puntas de pie
y con los pelos y las caras estiradas, están enojadísimos.
-Che Paco no lo hizo para hacerte algo, es amigo
nuestro, es como nosotros, anda por los techos, no estás
solo, mirá, Chicho odia estar en su casa también... el no
te quiso hacer nada malo._ le digo y lo miro a Chico que
está temblando, Paco es más grandote y respira fuerte.
-Bueno perdoname Chicho, pero me duele todo el
cuerpo, y justo me tocaste el brazo y... de verdad,
perdoname pibe._ los gatos se sientan y miran la calle.
-Ess-tá bien, era para que no vennga el tipo ese que va
por-por la calle a la noche, es muuuy malo, no podemos
bajar nunca a la calle porque si bajamos nos puede
agarrar y mostrarrrnos todo lo feo que vaaamos a vivir de
grannndes.
-¿Tenés miedo a ser grande, pibe?_ le pregunta Paco a
Chicho.
-Nooo... sí, unn poco... mi abuuela es mmuy vieja, no sé
cuando va a mo-rir, y si vive muuucho voy a tener que
estar siempre cui-cuidándola, y noo quiero eso._ Chicho
mira sus manos y las mueve como si buscara lunares, yo
me los cuento a veces cuando estoy aburrido... y las
pecas de mi cara también.
-Cuando seamos grandes vamos a poder hacer todo lo
que queramos, pero para eso tenés que irte al campo o a
otro país, los grandes que están en casa quieren cosas
malas para vos._ Paco está un poco enojado.
-Yo creo que no, mis papás se portan bien conmigo y mis

128
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

hermanos, pero a mi me gustaría irme a otro lugar solo,


mi abuela también es grande y me voy a poner muy triste
si se muere, la gente se muere siempre y cerca de
dónde estoy yo, no quiero estar mucho en casa para que
no se muera nadie de mi casa, quiero mucho a todos._
no me gusta el cementerio, hay mucha gente muerta.
-Vamos a caminar por los techos, dale así vemos si hay
más como nosotros y jugamos un poco..._ nos dice Paco
ahora contento.
-¿Pe-ro a dónnde?_ le pregunta Chicho.
-No sé, a dónde quieran, tenemos un montón de tiempo
hasta que salga el sol.
-A mi no me dejan salir de mi techo, puede pasarme
cualquier cosa._ me da vergüenza decirlo.
-Dale no sea cagón Germán, el otro día te fuiste cuando
no me viste en la oscuridad, y ahora te vas... vamos no
seas tonto, te cuidamos nosotros y nuestros gatos, ¡son
seis gatos!_ me dice Paco que está parado y yo sentado
con la manos atrás.... parece más alto así.
-Miis ga-tos son loss mee-jores peladores, que-quedate
tranquilo, unn-as horas y volveeemos, si todos losss
graaandes están durmiendo, no sse dann cuuenta de
nada._ me dice ahora Chicho, bueno sí, es verdad, sus
gatos me gustan mucho y los míos también.
-Bueno, dale, pero después volvemos, eh, que no se a
que hora se va mi papá a trabajar._ les digo y me ayudan
a pararme... nunca me fui de casa, nunca me fui a otros
techos... pero estoy contento, tengo dos amigos de la
noche.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

21

La ventana de la habitación se abrió lentamente hasta


dar en el ojo de Susana, estaba incómoda por lo que
cambió su posición hasta guardarse en la oscuridad y en
el sueño que tenía, estaba besando a su marido,
gritaban en una montaña repleta de nieve y caminaban
descalzos, sentía cada paso como real, respiraba el aire
frío con la boca abierta. Se abrazaron frente al paisaje
presuntamente inmóvil y se dijeron palabras de amor,
una tras otra, formando poemas. La ventana volvió a
moverse lentamente por el empuje de una brisa nocturna
algo más fresca que la anterior, esta vez se tapó hasta la
boca y dejó un brazo fuera, estaba besando a su marido
y mirando la hermosura de las flores que les rodeaban.
La brisa empujó algo más y la ventana volvió a darle luz
sobre uno de sus ojos, parpadeó instantáneamente por
el reflejo natural de su cuerpo y miró la puerta entre
abierta, pensó en las compras, la pizza, la comida para
el mediodía, en que tenía que ir a la librería, y se dio
cuenta de algo... Germán, su pequeño... pensó en él con
desesperación, con la misma sensación de aquella tarde
en que con cuatro años casi lo aplasta el coche del loco
de la moto. Se paró un poco alterada por sus
pensamientos y abrió la puerta que unía a las dos
habitaciones, vio que la cama de Andrés estaba vacía y

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

se enojó, frunció el ceño pensando que encontraría a su


hijo del medio tapado hasta la cabeza pero para su
asombro Germán no estaba, era Andrés quién dormía.

-¿Dónde está Germán?... despertate... Andrés, ¿dónde


está tu hermano?_ Andrés medio asustado por la
oscuridad y al no reconocerla se tapó con la almohada.
-No me hagas nada, no me hagas nada._dijo temeroso.
-Soy yo Andrés._ encendió la luz.-Soy yo hijo, no pasa
nada, decime donde está Germán... que no está en tu
cama.
-Pero si se durmió conmigo, capaz que se fue a dormir a
mi cama...
-No me escuchás, te dije que no está en tu cama,
depertate, dale..._ mientras Andrés se despertaba
Susana abrió la pueta del baño y miró si estaba
escondido o dormido... notó el color del pis en el inodoro
y se percató de las gotas, rápidamente pensó que no
hizo todo el pis ahí. Fue a la cocina directamente, revisó
toda la cocina, abajo de la mesa, en el armario, salió al
patio, movió la otra mesa que pesaba un poco más, le
costó pero comprobó que no estaba tampoco allí.
Encendió la luz del techo de chapa y fue a la pileta azul
dónde lavaba la ropa, a Germán le gustaba bañarse ahí
de vez en cuando. Comenzó a desesperar realmente,
sus palpitaciones se dispararon, agito su cabeza
diciendo que no, no puede ser, pensó en el pasillo y
corrió los quince pasos que le separaban de la duda y
tampoco, nada, la casa era pequeña y no había más
lugares que corroborar... recordó las noches de dolores

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

de oído del pequeño y fue a su habitación, encendió la


luz y abrió el placard, se arrodilló y comenzó a llorar
desconsoladamente. Su marido se despertó al oírla, su
primera impresión era que estaba triste por sus
pequeñas depresiones galopantes.

-¿Qué hacés Susana? vení acá que es muy tarde._ se


acomodó Octavio muy cansado con los ojos pegados del
sueño, suspiró soltando toda la mala leche que tenía,
pese a todo eso amaba a su mujer y quería contenerla.
-Germán ... mi hijito... no está, ¡no está!
-¿Cómo qué no está?, no puede ser Susana, quedate
tranquila, tiene que estar abajo de la cama durmiendo, a
veces hace esas cosas, ¿te fijaste ahí?_ le preguntó
sabiendo que era muy posible que durmiese allí.
-No, no me fijé, Andrés estaba durmiendo con él y no se
dio cuenta cuando se fue... y ahora no lo encuentro por
ningún lado, si le pasa algo yo... mi hijito... ay Dios mío,
por favor..._ sin mediar palabras Octavio fue a la
habitación y no lo encontró debajo de la cama. Andrés se
paró junto a su padre con algo de miedo, si le decía que
Germán estaba en el techo se iba a enojar y contaría lo
de su investigación, lo meditó unos instantes pero prefirió
decirle que estaba en el techo.
-Pá, capaz subió al techo, a él le gusta subir a veces._ lo
miró enojado y recuperó la tranquilidad, tenía que
levantarse temprano y era un día crucial para su trabajo.
-Mamá, está en el techo seguro, ¡Andrés subite y decile
a tu hermano que baje ahora!_ le señalo con el dedo el
camino mientras que acomodó a su mujer en la cama.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Juntos escucharon paso a paso cómo Andrés subió al


techo y lo recorrió una y otra vez, así durante tres
minutos interminables, Susana volvió a romper en llanto,
en una crisis de ansiedad alarmante, su presentimiento
le decía que ya no estaba cerca de ella. Andrés bajó
todo la rápido que pudo para avisarles a sus padres que
Germán no estaba en ningún lado, ni siquiera en el techo
de los vecinos.
-¿Y ahora qué hacemos?_ preguntó al borde del colapso
la madre. Andrés también comenzó a llorar y la pequeña
Celeste se subió a la cama media dormida, al ver a su
madre lloró también uniéndose al resto, Andrés y Celeste
abrazaron a su madre, mientras ella se abalanzaba
buscando respuestas en vez de formular preguntas. En
cambio Octavio estaba parado mirando a la pared, salió
al patio para respirar mejor y poder pensar, encendió un
cigarrillo rubio y soltó el humo violentamente, asqueado
de repente hasta de su vicio. Golpeó con toda su furia la
pared y la puerta. Salió a la calle, tocó el timbre del
vecino de enfrente, volvió a hacerlo hasta ver que la luz
de la habitación se encendió, esperó unos segundos
pero la desesperación lo llevó a gritar.
-Soy Octavio... por favor abrime que necesito hacer una
llamada, desapareció mi hijo y no sé dónde mierda está,
el pendejo se escapó, no sé, por favor abrí... o llamá a la
policía me da igual pero tiene que venir ya la policía
carajo._ la puerta se abrió.
-Pasá, pasá, llamá tranquilo, explicales bien, deciles que
se fue corriendo solo y que está suelto... sino no van a
venir, decile que ya pasaron muchas horas, así vienen

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

enseguida._ le dijo el griego envuelto en un pijama claro


y planchado.
-Hola, mi nombre es Octavio, mi hijo desapareció... si,
hace más horas... no, por favor tienen que venir,
estamos cerca de la villa, puede... bueno gracias,
gracias... vamos a esperar, esperamos acá, está bien._
el griego lo miraba extrañado y lamentándose por el
pequeño, pensó en todas las locuras que escuchaba en
la televisión, era una época muy dura para todos, habían
sufrido muchos golpes y ya estaban hartos.
-Le dije así y me hicieron caso... gracias de verdad, voy
a casa a esperar que vengan estos... nunca pensé
necesitar de estos ladrones._ dijo Octavio y se agarro la
cabeza muy nervioso.
-Es lo que tienen, las armas, no pienses en eso ahora,
olvidate de la política, tenés que encontrar a Germán...
está muy jodido allá fuera, de verdad Octavio, tienen que
encontrarlo hoy sí o sí... que se metan en las villas y por
el cementerio... ahora andá, dale._ cruzó la calle perdido,
se sentó a esperar, rogó escuchar su voz desde la
esquina, corriendo como cuando era más pequeño, se
preguntó una y otra vez en que habían fallado, se
arrepintió de no pasar tiempo en casa... las sirenas lo
dispersaron...

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

22

-Che... y si volvemos a mi techo mejor.._ les digo a los


chicos, me duelen los pies porque estoy sin nada, los
gatos cruzan adelante nuestro y se paran a mirar, nunca
salí con mis gatos a ningún lado, hacen lo mismo todos.
-No, ni loco, tenemos que encontrar a otro chicos más,
así jugamos a algo... dale no seas boludo si no pasa
nada, tenemos un montón de tiempo para seguir
corriendo._ se para y me dice Paco, estoy que no puedo
respirar de correr y parar.
-Pero estoy un poco cansado._ es que es verdad, no
corro casi nunca.
-Daale Gerr-mán no seas ma-maricón, unnn rato más._
me dice Chicho, y si me quiero volver tenemos que
volver todos juntos, yo no sé para dónde es mi casa,
nunca me fui a ningún lado solo y menos tan lejos, tengo
un poco de miedo, miro a mi gato y me mira mucho.
-Bueno, pero después volvemos.
-Si, no nos vamos a escapar y dejarte solo en medio de
cualquier lugar._ ahora tengo mucho miedo, ¿y si
quieren hacer eso? yo no sé que este techo feo y con
muchas paredes que suben y que bajan, no veo nada,
para allá hay mucho árboles. Empiezan a correr de
vuelta, el primero es Paco, conoce re bien todo los
techos, después Chicho y yo acá atrás, no quiero

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

quedarme solo, son techos distintos a los de mi casa, me


dan miedo, se escuchan muchos perros ladrar, nuestros
gatos maúllan un poco, es como si estuviesen hablando
entre ellos. Si me pierdo solo en todos estos techos no
sé como volver, quiero irme a mi casa, estoy cansado de
correr, no puedo respirar mucho, mis gatos me miran, me
pasan por las piernas, me duelen los pies otra vez.
-¿Qué ha-cés Gerrmán?, ¡da-le corré!_ me grita Chicho.
-No puedo, quiero sentarme un ratito.
-Dessspués, to-todavía no enconn-tramos a nadie, en
un, en un raa-to descannsamos._suena una sirena muy
lejos, yo la escucho, que raro.
-¿Escuchás la sirena Chicho?, ¿no escuchan?... de
lejos, pero sí, yo la escucho y eso que mi oído en medio
malo._ se da vuelta Paco y viene con nosotros, también
está un poco cansado, está tosiendo un poco.
-¿Qué sirena? dale vamos, les dije que tenemos que
seguir, Chicho no pares más, si es por este vamos a
parar cada dos minutos, es más flojo éste, vamos...
-Pero capaz pasa algo malo y nosotros acá..._ les digo,
tengo mucho miedo, Paco no quiere volver.
-Daale va-mos Gerrmán, unn rato más y pa-ramos._ me
dice Chicho también sin aire como yo.
-Yo no quiero ir al campo Paco, dijiste pasear para ver si
encontrábamos a alguno como nosotros, pero al campo
yo no me voy..._ le digo, me mira mal.
-Vos sos más maricón que la mierda, no, no vamos a
ningún campo, vos me dijiste que no me vaya y no me
voy, ahora haceme caso corré un poco che, no aguantás
nada, cuando paremos les cuento._ la sirena no suena

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

más.
-Quiero que paremos ahora, y no me digas que soy
maricón, ustedes dos son más grandes que yo, dale un
rato y seguimos._ le digo a Paco.
-Ahí adentro tenés huevos ¿eh?, tampoco te hagas el
macho de América, está bien, en el techo ese, ¿ven? ahí
podemos meternos abajo del tanque, que está oscuro,
así los gatos nos rodean por cualquier cosa.
-¿Por qué siempre en la oscuridad Paco?_ Chicho me
mira.
-¡Porque lo digo yo!, este lugar no es muy bueno que
digamos, por eso tenemos que correr mucho... pero
como estás tan hincha pelotas paramos, dale vamos ahí.
-Si-si es peligroso nos vamos, caaapaz que no estamos
alejando mucho, yo no sé tampoo-co que lugar es este,
¿do-dónde estamos Paco?,¡che!, ¿Paaco?_ le pregunta
Chicho preocupado, le cambió la voz.
-¡No lo sé!, hace un rato que estoy buscando la vuelta,
pero tranquilos no pasa nada._ le contesta Paco y a mi
me están dando ganas de vomitar.
-¿Voss sos bo-boludo?, ¿por qué no-no de-cís?...
-¡No me di cuenta!, corrimos re rápido y dimos muchas
vueltas, después de la antena me hice un lío.
-Soss unn... ¡ve-ní Gerr-mán!, vaamos a meterr-nos
abajo del tanque, dess-pués se-gui-mos, voss quedate
tranquilo, no pasa na-da, vení daa-me la ma-no assí te
ayu-ayudo a bajar._ me duelen los pies mucho... quiero
estar con mi mamá, no me gusta estar solo, está muy
oscuro.
-¿Qué querés qué haga?, hacía mucho que no jugaba

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

con nadie, siempre solo, y... perdonenme chicos, de


verdad no lo hice a propósito... mejor voy a hacer una
cosa, yo busco la vuelta y cuando la encuentre vuelvo y
listo, así no corren los dos, sí mejor hacemos eso.
-¿Y cómo sa-sabés volver acá? si te perdissste por los
techos que conocías no me imagino yendo para el otro
lado, no ni-ni en pedo, quedate, yo no me puedo quedar
con Germán solo, es muuuy chi-chico y yo no soy tann
grande._ le dice Chicho y me sienta en la oscuridad, los
veo parados a los dos, todos los techos no son altos, se
ve todo el cielo negro y la luna redonda y gigante atrás
de ellos, acá estoy mejor, mis gatos me cuidan y nadie
me puede ver, no tengo que hacer ningún ruido.
-Vos quedate con este, busco bien y vuelvo, no seas
cagón Chicho, hacete cargo ya no sos un pendejo, si
seguís así te van a cagar a piñas siempre, tenés que
aguantártela.
-Yo-yo... ess-tá bien..._ Chicho baja la cabeza y Paco se
está riendo, ¿y si no vuelve Paco qué hacemos?... tengo
ganas de llorar pero no puedo, tengo mucho miedo, es re
feo y hay olor a pis de gato y de chicos...
-Paco, podés asomarte por el techo para ver el cartelito
de la calle, capaz que la conocemos._ es una buena
idea, pero yo no me sé ninguna, por más que practique
nunca me acuerdo ninguna, cuando sea grande no sé
cómo voy a hacer.
-De noche no se ven los nombres de las calles Germán,
se nota que no salís de tu techo nunca._ me contesta
Paco un poco enojado, no me gusta como está, contesta
mal y encima toda la culpa es de él.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Bueno perdón, no sabía, yo..._estoy en posición de


indio, con la rodillas me tapo la nariz, la luna nos da luz
por lo menos... si se pone a llover ya no vuelvo nunca
más a mi casa, quiero irme, que olor horrible.
-¿Qué le ha-hablás así? es un nene bo-boludo, vos sos
el que lo trajo y ahora lo querés dejar tirado acá.
-¿Qué te pasa pelotudo? lo conozco a Germán antes
que a vos, no sé nada de vos... de él sí, ¡y hablá bien!._
¿cómo que sabe de mí?-Y no te hagas el rambo que te
cago a piñas, estoy acostumbrado a eso, así que gordito
sentate con Germán y callate un poco... en un rato
vuelvo, de verdad, lo prometo, pero tienen que quedarse
ahí esperando... no hagan ninguna boludes que este
lugar es re jodido._ Chicho se tira al lado mío, yo nunca
le diría gordito a nadie, ese pibe es un poco malo.
-Andá Paco, soy chicho pe-pero no tonnnto, no me voy
de acá ni lo-co... te esperamos, pero apurate, no te
pierdas.
-Quedate tranca, yo vuelvo... me voy con mis gatos...
ustedes tienen cuatro, están mirando para afuera, así
que si los escuchan maullar o algo se meten en el patio
de cualquier casa, hay gente muy rara dando vueltas por
estos lugares.
-Está bien, sí si..._ Paco se metió en la oscuridad de los
árboles y los techos, Chicho está llorando y yo también
pero no tanto como él, creo que no le gusta que le digan
que es gordito.
-Esste no vuel-ve más, vass a ver Ger-mán, no vuel-ve,
si no vuel-vo a casa me van a ma-tar, miii abuuue-la, mi
vieja, es una mierrrda esto, yo no queería irme a nin-gún

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

lugar feo... so-lo que-ría jugar un ra-to, soos el úni-co


amiii-go que tennn-go..._ lo estoy abrazando un poco...
está mojado.
-No llorés Chicho, nosotros somos amigos, pero Paco no
me gusta como amigo, yo no quiero que sigamos siendo
amigos de él, si decís dónde vivís te voy a buscar de día
para jugar, ya no me gustan los techos... Paco estaba en
mi casa mirando lo que hacía... tengo que contarle a mi
papá.
-Sí, ess verdad, loo escu-ché cuanndo dijo eso, es medio
raro, está to-do gollpea-do, a mi me da muuu-cho miedo
Gerrrmán, y si me pega me maa-ta, es gi-gan-te... yo de
día no pue-do salir a jugar..._ si Paco no vuelve ¿cuándo
vuelvo a mi casa? no sé ni dónde es... nada... no me
acuerdo, un día mi papá me la dijo un montón de veces
para que me acuerde pero no puedo... quiero irme a mi
casa, quiero irme a mi casa, Dios quiero irme a mi casa.
-El padre es malo, le pega...
-Uuh, que fe-o, poo-bre...
-Sí Chicho, pero no digas nada que te dije.
-No, no-no quee-date trannn-quilo bo-ludo, yo no di-go
naa-da... te di-go que pare-cés más grann-de hablando,
aho-ra que no te veeo, es co-mo si ha-blara conn un
amigo de mi-mi edad... te-nés la voz co-mo un pibe un
poco másss gran-de... cómo más grue-sa, no sé, que se
yo... ¿y voss por qué su-bís al te-cho?_nunca me dijeron
que tenía la voz más grande... no me gusta, pero si mi
voz es como la de todos los chicos.
-A mi me gusta porque puedo ver las estrellas... no sé los
nombres de ninguna, en una película un chico se sabía

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

todas la estrellas, pero todas eh, y yo no me sé ninguna,


bueno sí, ¡las tres marías! esa me las sé... me gusta
estar solo, pensar en cosas.
-¡Yo-yo tammbién me sé las tres marías!, pero te-nés
amiii-gos dee díaa ¿n-no?_ me dice Chicho, siento como
caliente, me parece que se está haciendo pis.
-Muchos... los mellizos, mis amigos de la escuela, los del
barrio, tengo una casita en un pino con mis amigos de
las vacaciones... me gusta mucho tener amigos, siempre
hago amigos nuevos, me encanta, pero a veces... quiero
estar solito... con mi hermano en el techo vimos el
incendio de la otra vez... escuchamos cosas con la
radio... pero casi siempre subo solo, cuando subí con él
no encontré a nadie, tampoco los gatos nos cuidaban,
ahora que me acuerdo, cuando subía solo había gatos...
que raro.
-Yo sieem-pre subí solo... tengo ganas de estar en mi
cama Ger-mán.
-Y yo también Chicho, soñando cosas lindas.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

23

-¿A qué hora se ausentó el niño de su casa señor?_


preguntó el oficial de policía con un cuaderno en sus
manos, la madre y el padre lo miraban desconcertados
por la pasividad del guardia del orden.
-Ya se lo dije... más de veinticuatro horas, estoy seguro
que está por el barrio... mire no voy a mentirle, mi hijo se
escapó de casa hace por lo menos cuatro horas, si a
usted le parece poco, a mi no, tiene que comprender que
nuestra insistencia no es por la ceguera que produce el
amor de un padre o una madre. Conocermos a nuestro
hijo, y por nada del mundo dejaría su casa, estaba algo
mareado por un suceso del día anterior, tenía pesadillas,
sabemos que no puede estar lejos, no tanto, le pedimos
encarecidamente que haga todo lo posible._ el oficial no
gesticuló, los únicos músculos de su rostro que se
movieron fueron sus labios al hablar, estaban ante un
muero de hielo parlante.
-Mire, primero usted y su familia saben que la ley nos
ampara, la desaparición es a partir del día completo,
ahora mismo podría volver a casa y decirle que fue una
travesura, ¿entiende? Movilizarnos cuesta dinero, ahora
mismo en la villa están peleando dos bandas de
delincuentes. ¿Cree qué se justifica todo lo qué me pide?
ahora puede estar muriendo una persona.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Es que no nos entiende señor, mi hijo es incapaz de irse


de casa por sus propios medios, por Dios tiene siete
años ¿a dónde puede ir solo, un chico de la edad de
él?... mi marido y yo le pedimos que patrullen, si está
desorientado o lo que sea, si los ve seguro les pide
ayuda._ dijo la madre tocando con su mano el cuaderno,
buscando la atención del oficial.
-No le prometo nada, todavía no tengo una descripción...
me tiene que decir que ropa viste, y si tiene una o varias
fotos... las más nuevas que tenga, así mis compañeros
lo reconocen fácilmente._ la madre entró corriendo en
busca de una fotos, mientras que el padre prosiguió a
pensar que llevaba puesto el pequeño Germán.
-Va descalzo, con pantalones cortos, azules oscuros y
una camiseta del subte, el dibujo de la camiseta son las
líneas del subterráneo de Buenos Aires... tiene el pelo
corto, y con las fotos ya tienen todo lo que necesitan..._
la madre salió corriendo nuevamente con tres fotos, una
del mes anterior junto a su hermano, otra con su abuela
y la última de las navidades.
-Con esto ya podemos empezar, si tenemos noticias
llamamos a su vecino, tienen que estar atentos, todo lo
que puedan hacer desde su lado será positivo para la
búsqueda, serán dos patrulleros que rastrearán por
zonas, hay puntos conflictivos en dónde concentraremos
nuestras fuerzas, pero señores, recen que la
imprudencia no tenga mayores consecuencias..._ les dijo
a los dos padres boquiabiertos de tristeza
y expectación... el oficial se subió al coche patrulla e hizo
una seña de saludo mirándolos fríamente.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿Qué dijo el monigote ese?, ¿qué no sabemos cuidar a


nuestros hijos?_ gritó apartándose de su marido solloza
y repleta de ansiedad.
-No mamá, no dijo eso, no hables, quedate con Celeste y
Andrés que yo me arreglo, voy a salir a buscarlo, pero no
hagas ninguna locura, quedate tranquila, no te olvides
que tenés dos hijos más... va a aparecer, vos no pensés
nada malo, que te lo prometo, va a aparecer._ la abrazó
mojando su rostro con las lágrimas de su mujer, sintió
pena por ella, por él y por la verdad incuestionable, creyó
que su vida no valía nada.
-Tenés que encontrarlo mi amor, tenés que... yo no
aguanto más... por favor..._ escuchó una corrida desde
la esquina, era un niño, se dio la vuelta
instantáneamente.-¿Germán?_ era Andrés sin aire que
volvía de la casa de su abuela.
-Mamá ahora vienen los tíos y la abuela ... no llorés, no
llorés..._ lo abrazó fuerte llorando, los vecinos fueron
acercándose uno a uno lentamente, con el miedo de no
saber muy bien que era lo que sucedía, estaban
extrañados, nunca habían vivido un hecho similar.
-Si necesitás que te acompañemos contá con nosotros
Octavio._ dijo el padre de Facundo mientras saludaba a
su mujer.
-Te lo agradezco, estos no se van a mover mucho,
siempre tienen excusas para todo, yo salgo ahora, si
venís la verdad es que podríamos ganar más tiempo.
-Esperá que llamo a mi hermano, vive en la otra cuadra,
que el le avise a sus amigos, así vamos sumando
gente... no podemos permitir que le pase nada, Facundo

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

está llorando, se enteró de todo... ahora le digo a estos


mirones que nos acompañen, vos quedate tranquilo que
lo vamos a encontrar...
-Gracias, no sé que decirte, me parece un buena idea,
de verdad gracias._ el padre de Facundo no tardó en
reunir al menos a otros nueve padres y a su vez llamó
por teléfono a su hermano, les pidió que todos hagan
algo parecido, que tenían que rodear todas las
manzanas para encontrarlo, si perdían otras horas más
ya sería muy tarde.
-Van a llamarte a tu casa, decile a Susana que se ponga
al teléfono para hablar, por favor que no usen el
teléfono._ le recordó Octavio al griego.
-No, no ni loco, mi mujer se va a quedar a esperar, con la
tuya, que se cruce con los chicos, yo me voy con vos._
Octavio no esperaba una respuesta inmediata de alarma
entre sus vecinos, sintió el calor de la humanidad que
creía perdida.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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-¿Y si se fue, Chicho? tengo mucho miedo, quiero volver


a casa Chicho, ¿qué hacemos?_ no me dice nada... se
está moviendo.
-Noo sé Ger-mán, ¿qué que-rés que te diga?, estoy per-
dido como vos, pero nos dijo que no nos va-ya-mos y no
tenemos que movernos, ese pibe está un poco loco,
apar-te yo tam-poco sa-lí tan lejos, ¿vos no tenés frío?_
estoy temblando, pero creo que es del miedo.

En las vacaciones me gusta meterme en el mar cuando


la gente se va de la playa por el viento, yo en vez de
irme me meto en medio de la lluvia a jugar con las olas,
me encanta cuando la arena me pica en todo el cuerpo.
Pero lo mejor es volver al hotel mojado y con frío y
tomarme un chocolate caliente en el comedor. Espero
que nadie se de cuenta de que nos fuimos lejos, si Paco
vuelve rápido safamos de todo. Quiero irme de
vacaciones, si mis papás se enojan no vamos nada a
ningún lugar, y yo quiero volver a ver a todos mis
amigos.

-¿Ger-mán?, che, te-te ess-toy hablanndo._ ... no me


van a dejar salir nunca más a la calle.
-¿Qué? ¿qué?... perdoname._ que olor a pis, me quiero

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

ir de acá... la luna está gigante, tiene el borde blanco, es


lo más lindo que vi en mí vida.
-Te fuis-te a la china y volvisste, sos medio vola-dor vos,
no escuu-chás nada, te estaba diciendo que escuu-ché
unas piedritas y una bote-lla de vidrio en la calle, me está
dan-do miedo, hay al-guien dan-do vueltas se-guro.
-No, no creo, si no escuché nada, yo también estoy
cagado pero no fue nada, mejor callemonos y a ver si..._
dejamos de hablar a la vez, Chicho respira muy fuerte,
los gatos no se mueven, si ellos no hacen nada es
porque no pasa nada, mejor, qué susto, no quiero ni
pensar.
-Esss-perá...
-Nada Chicho, los gatos no hacen nada, así que no te
hagas problemas, en un ratito Paco vuelve y ya está, nos
volvemos, y nunca más nos vamos a ningún lugar.
-Yo creí que ibaa a ser diverrr-tido, que todo los te-chos
dife-rentes estaaaban mejor que es-tos, pen-sé en subir
hasta los más alto pero na-da que ver, esss-to es re
feo... ¿ten-nés ami-gos bue-no vos?
-No sé, parecen todos buenos, pero cuando sea más
grande me voy a dar cuenta, mi hermano me contó que
los amigos se escapan cuando hay cosas malas, que
nadie te ayuda... y que hay que hacer todo solo en la
vida... no me gusta mucho lo que dicen de cuando sos
grande.
-Yo qui-ero irme, por eso estoy crecien-do rápido, para
po-der irme lejos, tengo un mon-tón de planes, el otro día
vi la pelí-cula de uno que se esss-capó en tren solo y se
metió en un cam-po lleno de gente flaca y con sol-dados

150
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

malos... yo quie-ro viajar muuu-cho.


-Ah, yo también, nunca voy solo a ningún lugar lejos,
siempre tengo que ir con ellos... dicen que me pierdo
sino... sueño mucho con eso, que me pierdo en el
supercop y me tomo el tren yo solo pero como no sé
dónde es mi casa le pregunto a toda la gente que veo... y
nadie me dice nada, no me hablan, es muy feo... ahora
me siento un poco así pero no tanto, estoy con vos, no
quiero quedarme solo.
-No pien-ses en esas cosas Ger-mán, bueeeno a mí me
pasa que suuueño con estar dess-nudo en la calle y que
todos me miran, en el colegio lo mis-mo, la señorita me
reta por-que estoy en bolas y me carrr-gan con mi pi-pito
y mis anteojos, pero ya no me hace nada, como sueño
muchas ve-ces con eso me da igual.
-Pero no hagas caso de nadie, vos sos bueno, a mi
también me cargan con mi nombre a veces, son más
boludos.
-¿Tusss pa-pás te cui-dan muuu-cho?
-Sí, bueno como a mis amigos, no me dejan irme solo a
ningún lugar, y siempre tengo que decirle a mi mamá en
la casa que voy a estar, ella a cada rato pasa y mira... es
una pesada.
-¿Y por qué te de-jan andar por los te-chos de noche?
-No saben nada, me subo cuando todos se duermen,
porque no me puedo dormir tranquilo, hay mucha gente
en mi casa a la noche, te dije pero no te acordás... me
hacen soñar cosas feas y hay días que me levanto y no
puedo hablar ni moverme, eso es re feo, pero no se lo
digas a nadie, ni mi hermano lo sabe...

151
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-No, ¿vos sos boluuu-do? si ni sé dón-de está tu casa de


día... dale seguí.
-Eso, como estoy despierto me subo a mirar el cielo, a
veces me quedo hasta que sale el sol, y los gatos me
cuidan siempre, pero lo hago en verano, porque en
invierno no escucho nada y sueño re poco, pero en
verano me vuelven loco, no me gusta mucho por eso, no
se cansan.
-¿Son fantas-mas?... yo no sé si exisss-ten.
-Yo que sé, yo escucho voces, y sueño que están
jugando a las cartas siempre... pero no me hacen nada
malo, bueno te dije que hay noches que no me puedo
mover ni hablar y me tengo que dormir de vuelta, es
como si se te durmiera todo el cuerpo, algo así, como
que no podés hacer nada que querés.
-Uuh que feo, pero vos sos me-dio raro, yo no me subo
al te-cho por eso, vos sos muy raro...
-¿Yo soy raro? y vos también, vos sos grande para
subirte al techo.
-Yo soy chi-co todavía, y quiiero cre-cer rá-pido.
-Cualquiera, vos sos grande y Paco mucho más grande,
ya pueden salir a la calle de noche.
-Ni lo-co hago eso, por la ca-lle de noche no puedo
andar to-davía... soy chico y no digas boluuu-deces, me
pueden matar si salgo a la calle, mi vi-eja dice eso de
que en la no-che ma-tan a mucha gente.
-Eso también lo dice mi mamá... que te clavan cuchillos y
tiran tiros, pero yo no escucho desde el techo todo eso,
nunca hay nadie... bueno, el tipo ese.
-No lo nom-bres, ca-lla-te, que pueee-de apa-recer... ese

152
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

es muy malo... y tre-pa rápido si te ve... acá esta-mos en


la loma del cu-lo, si nos co-rre nos po-de-mos per-der
más... hableee-mos bajito.
-¿Chicho?
-Qué.
-¿Vos crees qué existen los extraterrestres?
-Sí, ob-vio... hay un mi-llón allá afuuu-era.
-Pero es mucho... yo en una fiesta en la escuela 43
estaba comiendo un choripan cuando vi la luz en el cielo,
les dije a todos que era una nave espacial, me dio miedo
pero después quería saludarlos y recibirlos con un
choripan... después me dijeron mis amigos riéndose que
era la luz de la discoteca.
-¡Qué bo-ludo!, yo nunnn-ca vi nada así tam-poco, por-
que mi vieeeja no me deja ir a nin-gún lugar... siem-pre
en casa con la tele... odia a mi abue-la.
-Pero ella no tiene la culpa, es viejita, no te enojes con
ella.
-Es ver-dad, pero... no quie-ro haaa-blar más.
-Perdoname Chicho... no te enojes... bueno mejor
seguimos con los extraterrestres.
-Yo creo que esss-tán pero no acá... que se fue-ron hace
un monnn-tón de años y no pu-dieron volver, y no-sotros
nos olvi-damos que se fueee-ron y ahora creemos que
son de otro pla-neta.
-Que loco... ¿eso lo pensaste solo?
-Sí bo-luuu-do, yo no soooy tonnn-to, cuando tiene que ir
mi vieeja con mi abu-ela al hospital me de-jan en la
biblio-teca porque la que atiennde y hace las foto-copias
es amiga de mi vie-ja de cuannndo eran chi-cas como

153
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

nosotros... y me me mee dá libros para leer que están


bue-nísimos... y se me ocu-rren ooo-tras co-sas, pero no
voy a con-tarte que des-pués me vas a car-gar...
-Ni en pedo, dale, contame.
-No, ni lo-co.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

25

-Mario decile a tus amigos que vayan por la otra esquina


y que sigan tres manzanas más, así cubren esa parte y
el griego cubre la otra, avisale a Martínez y a Omar que
vayan hasta la estación de tren con los coches, yo sigo
por esta con mi hijo y los que me siguen._ le indicó
Octavio a cada uno de los que ayudaban, su
desesperación se transformó en iniciativa, sospechaba
que la policía sería inoportunamente ineficaz, y no sería
la primera vez, el barrio estaba harto y esta era la gota
que colmó la paciencia de todos.
-Bueno, dale, les digo, che, suerte... necesitamos
tenerla, pero vos no te preocupes pienso ir tocando las
puertas llamando a más gente, esto no se queda así,
mañana sale en todos los diarios y en la televisión, estos
hijos de puta no van a hacer nada, son una manga de
inservibles... hacemos muy bien... quedate tranquilo,
confía... bueno Andrés ayudalo a tu viejo eh.
-Sí._ respondió asustado Andrés junto a su padre.
-Vamos hijo... vos venís conmigo..._ le dijo suavemente
para no alarmarlo y darle aliento.-Nos separamos en la
próxima esquina, yo sigo por la derecha y ustedes por la
izquierda, ¡gracias de vuelta!_ gritó avanzando la
velocidad de sus pasos, Andrés corría detrás de él, sus

155
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

pensamientos le devolvieron a la realidad, Germán


estaba lejos, y no sabía para dónde enfocar su
búsqueda... "...lleva más de tres horas, corriendo no
puede, es muy chiquito... pero si lo llevaron en coche
puede estar en chascomús... no pero no lo llevaron en
coche, estaba en el techo, a él le gusta andar por los
techos, pero no se puede saltar de manzana en
manzana... tiene que estar cerca, pero no...", buscó en
sus conclusiones internas, hizo un mapa mental para
intentar dar con su hijo pero todo lo llevó a lo mismo, a
gritar en medio de la noche sin ninguna respuesta.
-¿Papá?_ Andrés tiraba de su ropa, pero Octavio no le
oía.-¿Papá?
-Decime hijo...
-Perdoname... yo no pensé que se iba a escapar.
-No tenés la culpa de nada Andrés, no digas cosas que
no son, vos te dormiste con tu hermanito en la cama y él
se despertó y subió solo... la culpa es de él, ahora no te
hagas problemas por nada, cuando lo encontremos lo
vamos a abrazar fuerte y a cagarlo a pedos._rió su
hermanito llorando por dentro... dolorido por su culpa.
-Bueno... papá, se me ocurre una idea... ¿si le pedimos a
alguien que me dejen subir al techo?, capaz así veo para
dónde puede ir y para dónde no.
-Esa es buena idea Andrés, bien pensado, tenés que ir
con cuidado.
-Sí, sí, yo te voy gritando desde arriba lo que veo.
-Esta es mi casa Octavio, decile que suba, el techo es un
poco más alto de lo normal, para que vea un poco...
-Está bien Fernando, tu casa es alta, si, que suba Andrés

156
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

a ver que puede ver... cuidalo por favor que yo sigo


buscando... portate bien hijo, no hagas ninguna locura,
solo tenés que mirar por dónde puede estar y bajar, nada
de seguir por los techos, lo que nos falta es que te
pierdas vos ahora.
-No pá, yo miro y les grito... ¿pá?
-¿Qué?
-Encontrá a mi hermanito.

Se unieron al grupo unos quince vecinos más, todos con


sus pijamas y batas. Un patrullero dobló en la esquina
siguiente y frenó junto a Octavio, bajó el cristal un oficial
joven con otro no tan joven de acompañante.

-Buenas noches, ¿por qué salen todos juntos?, tienen


que dejarnos hacer el trabajo._ le dijo con una pasividad
envidiable.
-Estamos buscando porque ustedes no hacen una
mierda, se encargan de las putas y los drogadictos de la
villa, pero a nosotros ni pelota... por eso estamos todos
acá, porque estamos hasta las pelotas de todo._ gritó
uno de los vecinos haciéndose un hueco para acercarse
al patrullero.
-Señor, no hablo con usted, y para dirigirse a la policía
use otro tono que no estamos en la cancha, señor así no
ayudan, entorpecen nuestro operativo, hay un
despliegue de unas once dotaciones en todo el barrio,
tienen que despejar las calles, así no podemos hacer
nuestro trabajo._ Octavio oye atentamente mientras
sostiene con su mano el pecho de su encolerizado

157
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

vecino.
-Pueden hacer el trabajo con total disponibilidad, no
tienen que perder el tiempo con nosotros, no
entorpecemos nada, por el contrario ayudamos... mi hijo
está en algún lugar esperando a que lo encontremos,
policías o no, me da igual, somos todas personas...
-Personas que no saben hacer un trabajo de este tipo, se
mueven por la ira... no es eso lo que queremos... si
alguien lo tiene retenido, o lo que sea, lamento sumar
hipótesis que no está contemplando señor, pero ese
alguien los oye no va a soltar, ni mucho menos... puede
terminar muy mal... tenemos acordonado un perímetro
considerable, déjenos el trabajo a nosotros, ya lo
llamaremos.
-Ni loco me voy a mi casa._ gritó otro vecino.-Vamos a
seguir, eso es lo que quieren ustedes, porque no les
cuesta nada andar un rato con el coche de payaso que
tienen y decir por la mañana que no hay nada que hacer,
que lo hicieron todo... yo vi como murió un chico de
quince años en la vereda de mi casa, murió solo y
arrastrándose porque no había nadie en la calle... así
que sigan con lo suyo que nosotros nos arreglamos muy
bien, estamos mejor organizados.
-No hace falta gritar, Roberto por favor, yo no voy a gritar
ni mucho menos, soy el padre y hago lo que tengo que
hacer, esta gente no hace daño a nadie, me ayuda como
ustedes, por favor perdamos más tiempo que mi hijo
puede estar... sigan señores, nosotros no vamos a andar
por las calles sembrando ni el caos ni nada, somos
trabajadores..._ el policía de acompañante le hizo una

158
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

seña al joven y arrancó el coche, miró a los dos vecinos


con un rostro de amenaza, ellos continuaron caminando
junto al resto.
-¿Octavio viste como me miró ese hijo de puta?, se
creen que nos hacen apechugar porque son policías, yo
sé dónde viven algunos de estos, son como los ladrones,
les ponen la placa a los peores... no tienen idea de como
encontrar a tu hijo.
-Ya lo sé, pero no podemos meternos con ellos, hoy no,
no es un buen momento, ni para la política ni para los
enfrentamientos..._ aconsejó otro como un paño frío en
la fiebre.
-Ahora nos separamos de vuelta, vos hasta el
cementerio, y vos hasta la ruta... nosotros dos tenemos
que seguir hasta la avenida y otros que se queden por
acá... no hagan quilombo, hoy solo es buscar a mi hijo,
nada más, no me hagan sentir responsable... son
peligrosos y lo saben._ alertó con su voz elevada en un
tono de suplica y orden.

159
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

160
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

26

-Che, miii-rá los gatos, estánn miran-do mucho a la calle,


¿si nos pasa-mos a ese te-cho? tiene oscu-ridad co-mo
éste, el tannn-que es más gran-de todaaaa-vía._ me dice
Chicho preocupado.
-Pero Paco dijo que...
-Na-da, que se va-ya a la mieeer-da, yo no meee que-do
acá ni lo-co, mirá los ga-tos cooo-mo están, en cualquier
mo-mento ata-can, tene-mos que cam-biar de lugar así
no nos encuen-tra.
-Bueno, pero despacito que me duelen los pies Chicho.
-Te lleee-vo yo, si no peee-sás nada._ me está subiendo
en la espalda, tiene fuerza, está mojado, pero no me
importa, tengo frío.-¡Có-mo te-nés esos pies bo-ludo!_
me arden mucho, me raspé con algo.
-Si, me duelen Chicho._ tiene fuerza, me dormiría acá,
estoy muerto.
-Pará, ca-llate, shhh, ¿escuuu-chaste?_ no se mueve, no
tiembla ni nada, no le peso.
-No, ¿qué?_ la panza me hace ruido.
-Allá, en la otra man-zana, escuuu-ché algo, los ga-tos
miran a la ca-lle, me pa-rece que algo viene, me-jor me
apuro._ cuando habla así me da un poco de miedo.

Cierro los ojos porque no sé cómo decirle a mi cabeza

161
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

que se cierren, ya están cerrados otra vez, es como si mi


mamá me pusiera la mano en los ojos, estoy bostezando
un poco, escucho a Chicho que también lo hace. Veo las
estrellas que se caen en los techos y rebotan de vuelta
hasta el cielo, y vuelven a caer, miles de estrellas que
nos iluminan y vuelven a irse dejando la oscuridad de la
noche, bueno más oscura en esta manzana. Los
perros... ¡los perros labran! ¿y si mataron a Paco y se lo
comieron?, los perros ladran cuando alguien muere,
tengo miedo.

-Son los perros Chicho, yo escuché una vez que cuando


los perros ladran hay muertos... ¿y si Paco?_ no me deja
hablar, me está acomodando en la oscuridad, me siento
como en una casita del árbol.
-Ca-llate, vos esss-tás me-dio loco, Paco es grann-de,
bueno no co-mo los grannn-des de ver-dad pero nadie le
va a hacer nada... es-pero que encuennn-tre el camino
de vuel-ta pero para vos, yo quieee-ro se-guir.
-¿A dónde querés seguir? antes dijiste otra cosa.
-Es que es-tuve pen-sanndo un po-co y yo den-tro de
poco voy a ser un po-co más grannnde que antes... y no
quiero cuidar más a nadie.
-Pero se van a preocupar... tenés que avisar.
-No sé... en mi ca-sa me tie-nen pa-ra ess-so, y acá me
sien-to mejor, ahora te es-toy cui-dando a vos, y así me
gus-taría cuidar a más gen-te, mi abuela griii-ta muu-cho.
-Chicho, tenés que volver.
-Bueno no sé, no te ponnn-gas pe-sado, sino me voy
unos días y vuelvo, para que se den cuenta que estoy

162
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

cansado.
-Tenés que decirle que estás así y listo, sino van a llorar
mucho por vos.
-¿Vos qué sa-bés pibe? mi vi-eja hace todo para ella, no
le immm-porta un ca-rajo lo que yo ha-ga, de día to-do
es una mierrrr-da para mí, y de no-che soy quién quiero
ser... como Bat-man ¿visss-te? pero sin ser un súuu-per
de esos. Ca-paz que me me-ta en la escuuue-la mili-tar...
en el bol-sillo ten-go mis docu-mentos, no me hace falta
nada más, se lo pregun-té al hijo del alma-cenero el otro
día, él se va en tres días allá, me pue-do ir con él.
-¿Qué almacenero?_por mi casa hay dos.
-El ga-llego._ me dice... no vive tan lejos entonces.
-¿De verdad?, yo vivo a una cuadra del gallego.
-Y yo a tresss cua-dras... el hi-jo de él se va allá en tres
días, subí a su te-cho hace una se-ma-na, es muy alto,
tienen dos pisos arri-ba del alma-cén.
-Sí, pensé un montón de veces en eso yo también._ le
digo riendo y tosiendo.
-Te dije que vivía cer-ca y lejos, pero no sé las ca-lles, no
me sé los nommm-bres Germán... ¿esss-tás bien?
-Tengo un poco de frío, estoy mojado._ sigo tosiendo,
pero acá no hay olor, un poco a Chicho pero nada más.
-Esss-perá que te doy una pal-ma-dita en la es-palda,
¿así se te pa-sa?, ¿ves? ya es-tás un po-co me-jor.
-Gracias... ¿y por qué querés irte a esa escuela?_a mi
me gustaría ser astronauta.
-Por-que po-dés estu-diar de pi-lo-to de a-vión o ser sol-
dado de la marina, y a mi me gusss-ta eso, la guerra es
libertad, po-dés irte corriennn-do para don-de quieras, de

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

día y de no-che sin que tu ma-má te diga que ha-cer, ni


nada, apar-te llevás arrrr-mas y raaaa-dios, como en las
películas Gerrrr-mán, tipo Rambo ¿viste?_ no me gustan
las armas.
-Pero eso es un poco malo, yo no podría tirar tiros y
matar a una persona, es malo eso Chicho, vos sos re
bueno, cuando crezcas un poco más te podés ir a dónde
quieras, como ahora pero diciéndole a tu mamá todo...
vos no podés irte así de la nada sin decirle nada de
nada.
-Vos no sa-bés como son en mi ca-sa, mi pa-pá fue
héroe, de verrr-dad, no me imporrr-ta sino meee crees,
pero ten-go todas las me-dallas en el li-ving... mi vieja
siem-pre dice que yo soy una mier-da com-parado con
él, que no me pa-rezco en nada, ¿sabés lo qué se si-
ente qué te di-gan eso Gerrr-mán? vos sos más chi-co
pero tenés que saber lo que esss-tá bien y mal... yo no
soy como na-die de mi ca-sa y quie-ro irme a la mier-da,
hoy es una no-che per-fecta, cuan-do salga el sol me
olvi-do de todo, tennn-go un po-co de plaa-ta, yo boludo
no soy, se la saqué del cajón... que se jo-da por ma-la
madre... no quiero ha-blar más de esss-to... al final
tammmm-bién lo vi en otra pelí-cula en esa de los pibes
que se van por las víasss de un tren, ¿te acor-dás?_ los
pibes que se van por...
-¡Cuenta conmigo! la vi el otro día, me puso re mal que le
peguen una cuchillada a ese... me hizo llorar... yo miro
volver al futuro un montón, esa me encanta, la veo
cuando no sé que hacer.
-A mi tammm-bién, y la gue-rra de las gala-xias... los

164
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

pitufos... po-pe-ye el mariii-no...


-Soy... ¡pu, pu!... y el inspector ardilla, ¡la hormiga
atómica y brigada A!, jajaaj...
-Ve-mos cosas pare-cidas y soy más grann-de jajaja...
nunca voy a olvi-darte Ger-mán, cuan-do esté en el cie-lo
con mi avión voy a mi-rar para aba-jo a ver si te veo.
-Yo tampoco te voy a olvidar Chicho... ¿Chicho?
¿Chicho?_ no me habla, ¿qué pasa? ¿por qué no me
habla? ¿dónde se metió?... tengo miedo, ¿dónde está?-
¡Chicho! ¡Chicho!_ suena una chapa de lejos, ¿se fue?
no no, que no se vaya, que no me deje solo, no que no
me deje solo... ¿Chicho?... quiero ir con mi mamá,
¿dónde estás mamá? quiero irme a casa....

Tengo que callarme, si me escucha alguien me mata,


desde acá puedo ver a Paco, no se va a dar cuenta de
que estoy acá... a ver si mis gatos están... mis dos gatos
están bien, se fueron los de Chicho... que tengas mucha
suerte... ojalá que vueles muy alto y seas también
astronauta, capaz nos vemos allá arriba, me
encantaría... ¿por qué me dejó solo ahora?... no me
puedo ir a ningún lado, mis pies están todos lastimados
por culpa de Paco, y ahora se fue mi amigo, capaz
escuchó algo y vuelve... no me gusta más la noche, mi
mamá tenía razón, nunca tenía que alejarme por nada
del mundo, como el día ese que me dijo que no meta los
dedos en el enchufe y los metí, o cuando toqué la
heladera descalzo, casi me mata del susto... y el día ese
de la olla hirviendo si no fuera por mamá estaría todo
quemado, se tiró como superman y me salvó... yo nunca

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

le dije nada pero me acuerdo de eso y del día que mi


papá tiró el avión contra la pared y se rompió... ¿cuándo
lo tiró? eso fue hace re poco, pero no me acuerdo, a la
noche no... un ruidito... como a hojas, era verdad... en el
techo ese con árboles, no se ve nada, sale un gato y se
prepara para saltar a este techo... mis gatos... están
mirando escondidos, que suerte que me hicieron caso
antes... ahora sale otro gato que camina más lento...
¿Paco? pero si los gatos... no es Paco... está saltando...
que no venga, que no venga, por favor que no venga, si
viene me muero, tengo miedo... tiene cara de malo, es
más grande que mi hermano... tiene hasta pelos en la
cara... está oliendo en el tanque... escupe... está mirando
para acá... que no venga por favor...

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

27

-¿¡Dónde mierda está Cristian!?_ preguntó Ester frente a


la anciana en su silla de ruedas y sin aliento, al borde del
ahogamiento.
-Cristian no está... tengo sed._contestó suavemente.
-Siempre es lo mismo, estoy podrida de estar siempre
atrás... ¿no te dijo a dónde iba?_ volvió mirándola
fijamente.
-No sé, es tarde Ester... traeme agua por favor...
-Andate a la mierda, ¡que agua ni ocho cuartos!... tengo
que buscar a este pendejo, lo único que le pido que haga
y lo primero que hace es escaparse... seguro está en el
techo._ buscó durante un cuarto de hora por la casa,
hasta que decidió subir a la terraza, examinó enfurecida
cada rincón, dede la parrilla hasta el tanque de agua
pero no lo encontró en ningún sitio. Tuvo una sensación
de vacío que la atormentó y la redujo a un solo
recuerdo... la muerte de su marido, comenzó a llorar
golpeando todo lo que tenía enfrente.-Hijo de puta... todo
a mí ¿qué hice para que me pase todo esto?, no te
lleves a mi hijo... no quiero quedarme sola... por
favor._limpió sus lágrimas y observó que la luna estaba
iluminando algunos juguetes viejos de Cristian, sonrió,
supo que estaba bien, escuchó voces en la calle y las

167
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

sirenas y luces que colmaron sus pensamientos. Bajó


con todas sus fuerzas y salió a la calle a ver que era lo
que sucedía en medio de la noche. Al abrir la puerta de
chapa comprobó que decenas de personas caminaban
charlando por lo bajo y sin detenerse, había niños y
adultos, creyó por un momento estar días atrás
festejando el final del año amargada y a los gritos, se
arrepintió, se hizo presente el rostro de su niño con
lágrimas y sin regalo.

-Señora no se asuste, estamos buscando a un chico que


se perdió, no se enoje por los ruidos._ le dijo un pequeño
de la edad de Cristian.
-¿Dónde está la policía? ¿quién organizó todo esto?_
sus preguntas se soltaron como pensamientos en voz
alta, porque no eran dirigidas más que a sí misma
mientras caminaba en dirección a las luces y sirenas.-Mi
hijo... mi hijo es el que se perdió... yo... soy la madre,
¿con quién tengo que hablar oficial?_ le consultó con
silencios entre las palabras, con los ojos cargados de
dolor y recuerdos.
-No señora, buscamos a Germán, un chico de acá a dos
cuadras, el padre y los vecinos nos ayudan, pero no
dijieron nada de otro chico.
-¿Cómo qué no?... no sabe nada, mi hijo está perdido..._
fue y volvió en un paso repleta de nervios, pensaba más
que hablaba.
-No señora, es posible que su hijo esté ayudando a
buscar... primero tiene que saber que no está acá y
esperar veinticuatro horas antes de establecer un

168
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

denuncia en la comisaría, esto no es un juego... esta


gente no puede hacer lo que está haciendo, estamos
desbordados, busque por favor y no entorpezca mi
trabajo._ cerró la posibilidad de continuar el diálogo.
-Pero si es como todos, me quiere quitar de encima para
que no lo joda, no sé para que mierda están, si son todos
iguales, ¡mi hijo está perdido! ¡nunca se va a ningún lado
de día mucho menos de noche!_ gritó sin lograr la
atención del agente del orden. Discutió en sus adentros
para no llamar la atención del resto, maldijo a toda la
familia del oficial y le hizo un gesto que ni siquiera notó.
Buscó entre los rostros pequeños sin dar con los ojos
característicos de Cristian, pensó en el padre.-¿Sabe
dónde está el padre del niño al qué buscan?_la mujer
con su hijo le señaló sin mediar palabras a la esquina
más próxima.

Allí estaba Octavio indicando las direcciones que debían


tomar y sincronizando los relojes para no perder ningún
detalle.

-Perdone señor ¿usted es el padre de...?_ la interrumpió


un joven antes de emprender carrera, frenó la repetición
con un gesto de aprobación que supo comprender.
-...Germán , si busco a mi hijo...¿sabe algo?_ la estudió
intrigado, era una mujer desaliñada y con un olor a sudor
algo fuerte.
-No, no, yo soy Ester, vivo a dos cuadras de acá... mi hijo
también desapareció, no sé nada de él, pero no sé si
está buscando con la gente o si se fue de casa...

169
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

últimamente habían pasado algunas cosas y puede ser


que se haya escapado, ¿podría hacer correr la voz
preguntando por Cristian?, y por Chicho también que así
le gusta que lo llamen, es un nene un poco introvertido.
-Si señora, no se haga problema, espere que llamo a
algunos de los que dirigen al resto de gente así
preguntan, usted espere acá que vengo en un rato,
cuanto antes sepa si está acá más rápido podremos
buscar, para lo que sea la vamos a ayudar...¿pero eran
amigos Germán y Cristian?, es que me acabo de dar
cuenta, pudieron irse juntos.
-No, no, Cristian no tenía amigos, creame que era muy
suyo, estaba todo el día en casa, no le gustaba jugar.
-Está bien, ahora vuelvo señora.
-Llámeme Ester.
-Espero darle buenas noticias Ester.
-Gracias.

Octavio habló con Mario y este con sus amigos, algunos


niños empezaron a gritar Chicho, Cristian y Germán... se
dio la voz de alerta que llegó a cada uno de los
buscadores como una onda de radio, todo fue murmullo
y gritos hasta que volvió la calma, la gente estaba
confundida e intentaba hilar todos los puntos que no
comprendía, hacían conjeturas lamentables y
aprovechaban para soltar todo tipo de adjetivos en
contra de lo que llamaban gordos corruptos. El padre con
su gesto algo endurecido se acercó a la madre
dispersando la escasa posibilidad de ver a su hijo.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-¿No está por ahí?_ intentó generar una última


esperanza proyectando una suerte que no podía eludir,
porque lo sentía latiendo y recordándole lo mala madre
que era.
-Lo lamento, su hijo está perdido como el mío, ahora es
usted quién tiene que ayudar a esa gente con fotos,
hablando de él para que lo intenten encontrar, no sé si
estarán juntos o si es obra de la casualidad, pero Ester
es tiempo de actuar, yo no puedo seguir porque tengo
que encontrar al mío, espero que sepa comprenderme,
sé por lo que está pasando ahora mismo._ dijo Octavio
mordiendo su lengua por no hablar más, ya era mucho lo
que vivía para sumar el dolor de otra madre.
-No, no sabe lo que siento, ahora me quedo sola, sin
ayuda, ¿qué voy a hacer? me dejan sola, con esa vieja
enferma que no... gracias por lo que hizo, ahora tendré
que llamar a la policía.
-Le aconsejo decir que fue ayer y que nuestros hijos son
amigos, de esa forma quizás usen más patrulleros en la
búsqueda y tengamos un poco más de posibilidades... es
lo mejor que podemos hacer Ester.
-Es verdad, ahora llamo... gracias por todo..._ hizo un
silencio.
-Octavio, mi nombre es Octavio, lo mismo digo._ sonó su
nariz con un pañuelo sucio y viejo de la anciana que
moría lentamente en la casa natal de su marido.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

28

-¿Germán?, ¿Chicho?, soy yo..._ está mirando en el


tanque, ahora en el otro techo, me mira pero no me ve,
no respiro para que no me escuchen los gatos. Que no
venga, no mires, andate Paco, andate, sos malo, quiero
irme a mi casa, sus gatos están mirando a abajo, uno se
está metiendo en la oscuridad del otro techo que tiene un
árbol grande, estoy soltando el aire con la boca como
cuando silbo pero al revés, uy, silbé un poco, el gato me
mira, no, no vengas, no que no venga, Paco no escuchó
nada, que raro, está mirando a la calle, empezó a correr,
saltó al otro techo, que bien que salta los techos, uy, ¡no!
se cayó, uy hizo un ruido muy feo, no sé si está bien, que
no le pase nada Dios, por favor que no le pase nada, uno
de los gatos está maullando, un perro le ladra desde el
patio, que fuerte que ladra, hay otro también, hay
muchos, todos a la vez, ladran mucho, como si... no no
que no le pase nada a Paco, por favor... los perros
cuando ladran todos juntos...

-¿Paco?_ digo bajito, me duelen los pies, estoy como


cuando era más chico, camino con la rodillas y las
manos, me duelen un poco pero no como los pies, tengo
sangre, me arden. Mis gatos me siguen, están adelante
mirando por el borde a la calle, se pueden caer, están

173
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

mirando muy para abajo con las cabezas sin moverlas.


Ya estoy, si me ve y no tiene nada se va a enojar y me va
a pegar, es muy grande. Me gustaría que esté Chicho
ahora para cuidarme. -¿Paco?_ vuelvo a preguntar un
poco más alto, me da miedo subir al borde, me duele.
Otro ruido más, a botellas... pero si las botellas... es
vidrio roto. Me asomo y mis gatos me miran, Paco está
tirado, hay como un charco de agua o de barro, no lo veo
bien, pobre Paco ahora me van a echar la culpa a mí y
yo no hice nada, quiero irme a mi casa por favor, no
quiero ver más... no, es ese señor malo de la calle, está
sentado en el cordón tiró otra botella, seguro le mostró
algo malo de que iba a hacer de grande y se cayó al
piso por su culpa, tengo miedo... si me muevo se va a
dar vuelta y me va a hacer lo mismo a mí, tengo que
callarme, y no decir nada, no respirar, no me gusta nada
ese señor, Paco no se mueve, ¿se va a despertar Paco?
ayudalo Dios, ayudalo para que se puede ir corriendo, se
lastimó un poco, pero vos podés ponerlo bien para que
ese señor no le haga nada, Chicho me dijo que trepa
muy rápido, si corro me va a agarrar... quiero estar con
mi mamá, jugar en la cama a volar, ayudame a mí, no
me voy a ir nunca más a ningún lugar, que no me haga
nada, de verdad, quiero irme, hacé que se vaya... no se
mueve tampoco, esta duro y sentado... uy se movió un
poco, uno de mis gatos está subiendo a una rama... uy le
cayó una bolita de esas que usamos para tirar con la
gomera... me vio.

-Che, vení acá pendejo, ¡te vi!, no te vas a escapar._ me

174
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

está gritando, ay, ay, me caí, ay mi piernita, me caí, me


duele, está gritando, mi ojo, la rama me golpeó en el ojo.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

29

-Mario, otro más viste, ¿y si hay más perdidos?, no sé


que pasa pero no me huele bien._ dijo Octavio por
primera vez dubitativo.
-No te amargues, dejá de pensar, no creo, si no vinieron
más preguntando por otros hasta ahora va a ser muy
raro, esta tipa está media loca, yo no sé si creerle.
-Sí, la tengo de vista del barrio, el marido era un coronel
perdió la vida en luchando, pobre tipo dejando su vida
por la estupidez nuestra, y todos esos pibes, ya está la
ayudamos pero ahora que se encargue ella, ¿no
encontraron nada?_ caminaban junto a otros quince que
husmeaban en los jardines y tocaban las puertas
preguntando por los niños.
-No Octavio, hay tiempo, somos muchos, tienen que
estar por acá, ya estamos llegan lejos, tenemos todo
rodeado, si no los llevó nadie en coche o lo que sea los
encontramos.
-¿Qué decís? ¿cómo qué coche?... no eso no._ quebró
sin lágrimas apoyándose de un medidor de gas en el
frente de una casa de piedra y rosales de varios colores.
-Perdoname che, no te pongas así, no pensemos y
hagamos algo, no te olvidés que está la policía buscando
por todos lados, dale tiempo... mirá toda la gente que
somos, quedate tranquilo che, dale vamos, dale, vamos

177
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

así no pensás más en toda esta mierda, te lo juro que


aparecen._ lo consoló con una palmada y un apretón de
manos.
Gracias Mario, de verdad, no sé que hubiese hecho en
casa esperando con Susana llorando y con Celeste
pidiéndome por su hermanito._ soltó una lágrima
pequeña, su amigo lo abrazó y siguieron caminando.

Las sirenas aumentaron según pasaban los minutos,


Octavio relacionó la llamada de Ester y agradeció al cielo
aunque no creía en nada más que en sí mismo, recobró
la fortaleza y volvió a ordenar nuevos rumbos a los
voluntarios que se sumaban tras las barridas de las
anteriores calles. Había vecinos de todas las clases
compartiendo una preocupación en común, que era el
bienestar del barrio para devolver la tranquilidad y la
seguridad que habían perdido para sus niños.

178
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

30

Me golpeé otra vez, no puedo caminar, está gritando


pero no le entiendo, no me importa, que haga lo que
quiera, me duele mucho la espalda, me caí en este
techito de chapa, ay los brazos, papá ¿dónde estás? me
quiero ir a mi casa, no me gusta más la noche, quiero
jugar con mis amigos, Pablo, los mellizos, con Roberto
también, y con Horacio, no quiero que...

-Te tengo, ¿qué hacés acá tirado?, son todos iguales,


siempre saltando por los techos, yo no soy ningún
boludo, los veo siempre y los tengo a todos en mi
cabeza, se creen que yo soy tonto, cuando era chicho
arreglaba camiones no hacía las pelotudeces que hacen
ahora, trabajaba como mi papá._ me estoy durmiendo,
no quiero mirarlo, tiene mucho olor.
-Ay, me duele señor, me duele... no me haga nada._
estoy llorando porque mi mamá no está, ella siempre me
pone las gotitas cuando me duelen los oídos, me gusta
dormir con ellos a la noche, porque en invierno no puedo
subirme a ningún lado, y sueño igual con esos que están
en mi casa siempre jugando a las cartas.
-Callate, tenés que aguantarte todo, si tenés... pero mirá
como tenés los pies, yo si vivo por acá los cagaría a tiros
a todos, en mi época nos tenían bien cortitos, nos daban

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

con la regla si éramos zurdos, ahora roban por todos


lados, matan y yo acá con un pendejito, o salvando
gatos, ¿ese es tu amigo? el que está ahí tirado, ¿es tu
amigo pibe?, despertate..._ me está dejando acostado,
mi papá me está dejando dormido porque me acosté con
ellos.-Pibe, despertate, mirá que tenés a u amigo ahí
tirado..._ no quiero ver, seguro es Paco.-Está en otro
barrio ya, si lo tiraste vos te vas a joder en la cárcel con
todos los villeros esos, te van a violar y te vas a hacer
hombre de verdad pibe, la calle es así, nadie mira por
nadie._ me hace nada, habla mucho, como los locos, me
hace acordar al loco que nos corre cuando salimos de la
escuela, siempre lo volvemos más loco porque le
gritamos y lo llamamos. Tengo ganas de hacer pis, uy
me estoy haciendo, que calentito, tengo un poco de frío,
me mojé todo, no me importa, quiero irme, papá no
estoy, quiero que se despierten, no quiero morirme, me
gusta jugar con las bolitas de barro en lo de la abuela, y
comer en lo de la tía pizza, por favor que no me haga
nada, que se haga de día rápido así ya no es malo...
despertate Paco, despertate... está callado, ¿se fue?, no,
está ahí, pero no hace nada, como antes, está duro sin
moverse, no puedo verle la cara, está muy oscuro, Paco
no está acá... creo que es otra vereda... me duelen los
oídos, ah, me duelen mucho.
-¿Señor me va a matar?_ sigue sin hacer ningún ruido.
-¿Yo?, vos sos medio fantasioso, pibe yo ya maté
mucho, no quiero, ¿no escuchás los tiros?, les estoy
dando a todos esos hijos de puta, rubios de mierda, lo
estoy haciendo de plomo... yo no mato más, me matan a

180
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

mi, estoy acá para que me maten pero nadie se anima,


son muchos años de cárcel pibe, a nadie le gusta la
cárcel, pero vos capaz que vas por lo que le hiciste al
otro pibe, se rompió todo._ pobre Paco, yo no voy a ir a
ningún lado, me quiere decir que fui yo para que la
policía se crea que fui yo, pero fue él... es muy malo.
-Yo no le hice nada a Paco, fue usted, hizo algo... yo no
quiero ver nada de cuando sea grande señor, me da
miedo, no quiero morirme, no me haga nada, quiero irme
a mi casa... quiero... a... mi..._ mi mamá, mi abuela... no
me gusta, me duele.
-Vos pibe te quedás acá conmigo, no podés ni moverte,
no te voy a hacer nada, te creo, se cayó solo el pelotudo,
andá a saber que creyó que iba a hacer, estaba quieto
pensando pero lo vi, saltó mal, calculó para al orto y se
hizo puré. Era bastante grandecito para andar todavía
por los techos, ¿qué hacías vos con ese villerito?
-Paco es el nombre, no sé de dónde era, nos trajo
jugando por los techos hasta acá y Chicho me dejó solo
porque quiere ser piloto de avión.
-Sos muy fantasioso pibe, ese era de ese barrio, no del
tuyo, ¿vos no viste qué es una villa esto?_ no vi nada,
Paco nos apuró tanto que no vi.
-No, no sabía... perdón.
-Con perdón todo no se soluciona pibe, ahora estás en
medio de una villa con un tipo que no conocés, tus viejos
son unos pelotudos o no tenés. Un chico de tu edad a
esta hora por una villa, la verdad que agarraría a tus
viejos y los cagaría a trompadas a los dos por hijos de
puta. ¿Tenés papás no?

181
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

-Sí, pero fue mi culpa, mi mamá me dijo que no me vaya


nunca de nuestro techo, pero fue hace mucho, no me
dejaban subir solo, pero yo me trepaba cuando estaban
todos dormidos para que no me reten, me gustaba ver el
cielo... perdón, yo no quería...irme... quiero ir a mi casa.
-¿Y dónde es tu casa?
-No sé la calle, me la olvidé, cuando se haga de día me
puede llevar, yo cuando me perdí en la playa me subió
un señor a los hombros y aplaudió hasta que mis papás
me encontraron.
-Ah, pero vos sos medio boludo desde chiquitito ya,
quedate tranquilo pibe, estoy loco pero no soy de esos,
yo te voy a llevar a tu casa, me tendrán que invitar a
comer algo, tengo mucho hambre.
-¿Qué son esas botellas señor?_ me mira mal.
-Es el escabio, para olvidarme, son como las pastillas
que me metieron los doctores, ¡pero las odio!, las birras y
el vino son mejores, y una buena... vos preguntás mucho
pibe, callate un poco, que cuando me deje el cuerpo te
llevo a tu casa.
-Pero ¿por qué mató a gente? yo no...
-Pibe te dije que no hables... maté a muchos rubios de
mierda... vos no sabés nada de toda esa mentira de los
hijos de puta... vos ni habías nacido seguro... yo soy un
soldado pibe, maté ingleses en las malvinas, maté a un
montón y acá me hicieron mierda, me dejaron solo, mi
mujer me echó de casa porque tenía pesadillas y hacía
algunas cosas que no tenés que saber pibe, cosas
malas, y me tiraron solo en la calle como a un trapo
usado y sucio, no me pagan nada y... vos no sabés nada

182
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

pibe, pero las cosas cuando te hacés grande cambian


mucho, tenés que hacer todo bien porque sino de golpe
o te morís o te hacen mierda... el mundo es muy difícil
pibe... yo no quiero matar a nadie ¡no voy a matar a
nadie! ¡me metieron ahí con los pendejos esos que no
sabían ni disparar!, vi como los hacían mierda esos
colorados... pero no pude, no hice más que salvarme,
nos acribillaron a balazos y después... a mi me
capturaron, no sabés lo que es tener frío y hambre pibe,
me faltan los dedos de los pies, vos tenés rasponcitos,
yo me morí en ese calabozo... mis amigos se murieron
ahí... me llenaron de sus restos.

183
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

184
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

31
-Mamá no llaman, Octavio no viene a decirme nada, mirá
toda la gente que está allá afuera, si mi hijito no viene no
se que voy a hacer mamá_ amenazó Susana con la
pequeña Celeste sentada y en un falso silencio exterior,
estaba roja completamente de miedo.
-Hija no digas eso, que te escucha la nena, tenés que
ponerte contenta querida, son muchos, en mi vida vi que
hagan algo por este barrio, tenés que tener fe, Dios no
va a dejar que le pase nada a mi nietito.
-Vení acá mi amor, vení con mamá, no me mires así hija
que estoy triste, vení, abrazame un poquito así me
pongo más contenta._ Celeste se acercó desconfiada y
envuelta en miedos, su hermanito no volvía a casa.
-¿Y cuándo viene Germán?_ dijo con su voz más aguda.
-Va a venir más tarde querida, mamá llora porque se le
cayó algo que le gustaba mucho, Andrés fue a buscarlo
con papá, quedate tranquilita mi amorcito... pero que
lindos lazos celestes tenés en el pelo, ¿te los puso
mamá?_ la pequeña afirmó con cabeza sin decir nada.
-¿Y por qué hay tanta gente afuera abu?_ se miraron las
dos, intentando encontrar una excusa a lo evidente.
-Hija si son fiestas, están festejando por un partido de
fútbol, están contentos porque ganaron una copa re
grande.
-Sí, me gusta eso má._ saltó de la silla a abrazar a las

185
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

dos mujeres envueltas en un llanto callado por amor.


-¿Ves?, cuando te hermanito vuelva van a jugar a bailar
y esas cosas que te gusta hacer._ Celeste bostezó y la
recostaron en la cama con la puerta abierta para que
pueda verlas, apagaron la luz y prepararon unos mates.
-No pienses en nada, es esperar un poco más y listo,
este Germán es un... yo no escuché nunca que suban a
los techos, ¿vos lo dejabas subir a la noche hija?
-No mamá, lo tenía prohibido, pero viste que es decirle
que no y va y lo hace, se empeña, es tan obstinado
como su hermano, lo copia mucho, y desde lo de...
bueno... están enojados, pero Andrés es el que más... lo
que pasó fue que murió un señor de acá a la vuelta y
Germán justo se me había escapado, no sé por qué se
fue para allá y justo vio y escuchó todo, pobre tipo se
cayó en un pozo ciego... quedó muy tocado por eso y
ahora esto, yo no entiendo mamá, no puedo entender.
-Los nenes son muy andariegos, tendrían que haber
escondido la escalera de madera esa.
-Ya sé mamá, no me hagas sentir culpable, subía igual
por la parrilla... no sé por qué siempre en los techos,
cuando yo estaba embarazada jajaja, se me subió hasta
el techo y decía que quería volar, no perdí a Celeste de
milagro, que susto por Dios... que pendejo más lindo...
cómo lo quiero, lo adoro mamá... tu nietito.

Andrés estaba parado en la terraza mirando sin


pestañear toda la ciudad, buscando a su hermano,
sentía culpa, lloraba de a ratos, rezaba a su Dios pero
solo por unos instantes, él tampoco creía en los

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

milagros.

Octavio perdía fuerzas a cada paso, deba por perdido


todo el esfuerzo de la gente, vislumbraba el inicio de una
pesadilla que había sido recurrente con sus tres hijos, el
terror de las calles era moneda de cambio habitual y
esperaba lo peor. Miró a todas esas personas
detenidamente, sonrió por su niño, lo imaginó sonriendo
con sus ojos casi cerrados, expelió todo el aire y aspiró
el humo de su cigarrillo rubio, cerró los ojos y escuchó
las sirenas encenderse nuevamente, los abrió
nuevamente... algo lo ensordeció de golpe... se arrodilló
y comenzó a llorar desconsoladamente, la gente
lentamente lo rodeó con el amor de la compasión... todo
se transformó en silencio, una silencio extremadamente
ruidoso.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

32

Los vehículos frenaron en las dos esquinas, bajaron


decenas de ellos son sus armas.

-Mirá el pibe ese, está herido, llamá a las ambulancias,


decile a los móviles 3, 7 y 25 que no hagan nada hasta
que yo no dé la orden, callados, ese tipo puede ser
peligroso... puedo ver al secuestrado, está herido, repito
unidad siete, está herido._ dijo por la radio unos de los
oficiales mientras se acomodaba junto al coche patrulla.

Todos estaban apuntando y con sus miras en el objetivo,


el niño se asustó por la repentina frenada de los coches,
pensó que el hombre no era malo, que era grande y
triste, se apenó por él y siguió escuchándolo mientras los
policías se acercaban más y más.

-¿Qué mierda hacen? ¡hijos de puta! ¡váyanse a la


mierda inútiles! ¡entren en esas casas que ahí están los
chorros y asesinos que buscan! ¡yo soy un soldado!
¡maté por todos ustedes hijos de puta!_ se paró y uno
gritó que no disparen.
-Sentate y callate, de rodillas por favor ¡sentate loco de
mierda o te lleno de plomo!... hacé caso y no te mato._se
detuvieron frente a ellos, estaban preparados, dos de

189
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

ellos escondidos iban a por el niño.


-¡No me arrodillo nada! ¡yo muero de pie! ¡porque soy un
soldado! ¡vos sos un monigote del gobierno pelotudo!
¡sos un inútil con uniforme que se cree que dejó de ser
de la villa! ¡acá está toda la lacra! ¡ese pibe se tiró solo!
-Callate o te mato loco de mierda.
-¿Qué creés que sabés de la locura?, matás a los
pendejos que se drogan porque te joden en las
comisarías, ¿eh? y a los otros les pedís platita forro, ¡son
todos iguales! ¡así estamos y asi seguiremos estamos
minados por la mierda de la mentira!... dispará hijo de
puta, dale disparame y quitame todo esto._ se dio vuelta
para ver dónde estaba el pequeño, sintió haberle
regalado el miedo de no repetir sus errores, ese niño era
la representación de sus hijos, de todo lo que no pudo
decirles... una lágrima lo despidió... escuchó el chillido de
la patrulla alejarse.
-De rodillas o disparo.
-Muero de pie como un..._ una ráfaga de disparos
penetraron en el pecho y la cabeza, su cuerpo dejó de
responderle... pero sus oídos le regalaron un último
sonido de amor... la voz de un niño sonriendo.

Dentro del vehículo y temblando Germán oyó los


disparos encapsulados, lloró por él, le había contado su
vida, y era triste como la de sus amigos de los techos,
sintió un dolor de oídos más agudo que el anterior.

-De lo que te salvaste, ese loco te podría haber hecho

190
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

cualquier cosa, tenés que estar contento, no llorés que


era delincuente.
-Era bueno, ese señor era bueno._se detuvo y abrieron
la puerta, no veía nada, las ventanas estaban pintadas
de negro, el pequeño escuchaba el murmullo de la
gente, alguien gritó “es él”, la puerta se abrió y entre
todos esos desconocidos salió su padre sonriéndo hacia
él, olvidó todo y se fundió un abrazo que nunca olvidaría,
el olor a trabajo de su papá lo hizo volver a casa y olvidar
el último instante de ruido ensordecedor.

Aplaudieron mientras él iba en los hombros de su padre,


desde allí vio a su hermano correr hacia él. Otra patrulla
se detuvo frente a una casa de tejas coloradas.

-¡Mirá! ¡Germán! ¡mirá!_ su hermano le señaló allí dónde


dos policías sacaban a un señor flaco vestido de camisa
y pantalón oscuro.-Te hice caso, prometí que así volvías.

Su padre no entendió nada de lo que hablaban, fue un


secreto que se mantendría para siempre, como un sello
imborrable del amor fraternal de confianza y entrega
entre dos personas.

La noche aclaró despertando al sol, invitándolo a


iluminarlo todo y reanudar la nueva vida. Germán miró el
sol salir lentamente con madre y su padre, sus hermanos
durmieron al irse todos los voluntariosos vecinos.

-Hijo, ¿te acordás qué yo te decía que la camioneta iba a

191
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

volver? vos me dijiste que no estaba en casa, que la


habías perdido en la playa, ¡yo siempre te dije que la
ibas a tener de vuelta!... ¿te acordás cuando la
encontraste en la playa al año siguiente?, el mar te
devolvió tu camioneta, ese fue un milagro, un regalo que
te dio la vida... hoy hijo mío, el mar me devolvió la vida.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Epílogo

Estaba buscando entre los papeles mis cuadernos de la


universidad, y tocaron el timbre, creía que era uno de
mis amigos para ir a jugar un partido pero me di cuenta
que era miércoles. Salí a medio vestir porque era un
cartero y tuve que firmar el recibo. No voy a olvidar lo
que recibí, cuando vi el nombre no sabía de quién podía
ser, pero al abrir el sobre no lo podía creer. Llamé a mis
viejos que estaban de vacaciones.

-Hola pá... estoy bien, escuchame, ¿te acordás de ese


día qué me perdí?... no, ese no, sabés de cual te hablo...
no lo vas a poder creer, yo me había olvidado... me
mandó una carta de la armada Chicho, el otro chico que
no volvió más. No lo puedo creer, me cuenta que está
bien, que tiene un novio y se va a Europa, que quería
irse despidiéndose de mí porque siempre se acordaba...
no me puso remitente, pero no me importa, algunas
cosas si fueron bien... por dentro algo me decía que lo
había logrado... bueno, nada ¡era eso!, para que lo
sepas, contale a mamá, yo ahora me voy a la facultad,
luego me voy con los chicos a ver una película... hoy es
miércoles pá... dale, mandale otros, los quiero mucho.

Mi herida en la pierna casi desaparece... mide un


milímetro, en unos años será un punto entre los lunares.

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Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Hoy me acordé de Florido, el loco que tiraba piedras


contra las ventanas del colegio. Al salir le gritábamos,
¡Florido!, ¡Florido! y nos corría a toda velocidad para
golpearnos bien fuerte.

Mucho tiempo después...

-Nunca me olvidaré de Paco... ni del señor de las calles,


comienzo a comprender lo que me dijo, y francamente
tenía toda la razón. No quiero ser una persona adulta
adulterada, por eso necesitaba que sepas esto... no me
mires así, sé todo lo que estás pensando, el viaje, lo
lejos que estamos, pero no dudes de que te amo como el
primer día, amo tus dientes... tus pies... ¿Quieres casarte
conmigo?

194
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Índice

Prólogo ....................................................... 9

La noche del infante ................................... 13

Epílogo ....................................................... 193

195
Elbio Aparisi Nielsen La noche del infante

Terminado en Junio del 2009


Copyrigth 2009
todos los derechos reservados

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