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§ 1. LA EVALUACIÓN DE LA TECNOLOGÍA:
DOS DIMENSIONES
Hemos visto que los problemas éticos que plantea la tecnología no se limitan
sólo al uso posible de los artefactos, sino que surgen en virtud de las intencio-
nes de los agentes que forman parte de los sistemas técnicos, de sus fines, de-
seos y valores, así como de los resultados que de hecho obtengan, incluyendo
los resultados no intencionales.
De esto se deriva la necesidad de evaluar los sistemas técnicos y de respon-
der la pregunta: ¿tecnología para qué y para quiénes? Esto significa poner al
frente de la discusión el problema de los fines y de los valores en función de
los cuales se genera, se desarrolla y se aplica un sistema técnico. Ante conse-
cuencias nocivas, por ejemplo el deterioro del ambiente como consecuencia de
desechos industriales, o ante fines reprobables, como los que están implícitos
en la construcción de armamentos, debemos plantear preguntas, como las si-
guientes cuatro que discute el filósofo español Manuel Cruz en un ensayo más
general sobre el problema de la responsabilidad: ¿quién debe hacerse cargo?,
¿de qué es responsable?, ¿ante quién es responsable?, y ¿en nombre de qué es
responsable? [véase Cruz 1999].
La evaluación de los sistemas técnicos debe realizarse en dos niveles: uno
interno a cada sistema y otro externo. La evaluación interna se concentra en tomo
al concepto de eficiencia y otros conceptos emparentados con éste, como fac-
tibilidad, eficacia y fiabilidad. La evaluación externa tiene que ver con el con-
texto social y cultural. Se trata de la evaluación y la deseabilidad de las inno-
. vaciones tecnológicas y del desarrollo tecnológico desde la perspectiva del
98 EL BIEN, EL MAL Y LA RAZÓN
Eficiencia
Los sistemas técnicos también deben evaluarse desde un punto de vista exter-
no, es decir, desde el punto de vista del contexto donde se aplicarán y al cual
afectarán las consecuencias de su aplicación.
EVALUACIÓN DE TECNOLOGÍAS 99
E(A)= /OnR/
/0 uR/
donde E (A) es la eficiencia de una acción o de un sistema de acciones A, con
un conjunto de fines O y resultados efectivos R.
El valor de E (A) estará dentro del intervalo [0,1], es decir, será un número
entre el cero y el uno. Si los fines y los resultados no tienen nada en común, o
sea si la intersección de los conjuntos O y R es vacía (O nR = 0), entonces la
eficiencia del sistema de acción será nula: E (A) será igual a cero.
Un sistema será máximamente eficiente si E (A) = 1, o sea, si O nR = O u
R = O = R, esto es, si todos los fines deseados están incluidos en el conjunto
de resultados y no hay consecuencias imprevistas dignas de tomarse en cuenta.
La efectividad o eficacia se define como el grado en el que el conjunto O
de fines propuestos está incluido en el conjunto R de resultados que se obtie-
nen de hecho.
EVALUACIÓN DE TECNOLOGÍAS 101
F/A) = /OnR/
\' / O/
Si O k R, es decir, si se obtienen todos los fines buscados (aunque haya otros
resultados no intencionales), el sistema es máximamente eficaz o efectivo.
Un sistema puede ser eficaz, pero no eficiente. De hecho, puede ser máxi-
mamente eficaz, pero muy ineficiente. Por ejemplo, si logra todos los fines
propuestos (es máximamente eficaz) pero tiene muchas consecuencias no pre-
vistas, que son además muy costosas en términos económicos y de otros pará-
metros que quienes evalúan juzgan valiosos. Por ejemplo, eliminar una plaga
con un insecticida que mate toda la flora y fauna de un bosque.
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R=O
OcR
§ 5. EL PROGRESO TECNOLÓGICO
Más aún, aunque no es fácil, no hay razón para suponer que las personas que
aplican diferentes criterios para evaluar la eficiencia de un sistema no puedan
discutir racionalmente entre sí y, en su caso, modificar su punto de vista y al-
canzar acuerdos sobre criterios aceptados en común para determinar el conjunto
de resultados de hecho de la aplicación de un sistema técnico (el conjunto R),
en circunstancias específicas, por ejemplo, para evaluar el daño ambiental que
produce una central nucleoeléctrica. Ésta es una de las metas que deberían buscar
las controversias en cuestiones tecnológicas. El acuerdo que así se lograra, sin
embargo, no debería pensarse como absoluto, perenne e inmutable. El acuerdo
alcanzado y los criterios acordados pueden ser desafiados en cualquier momento,
pero no hay nada terrible en eso. Si el desafio se basa en razones, entonces lo
racional es examinarlas y evaluarlas. Todo esto debe ser bienvenido, ya que ésa
es la mejor manera como cambian e incluso progresan el conocimiento, la ciencia,
la tecnología, la moral y la sociedad en su conjunto.