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Como los recursos del Estado hasta ese momento, provenía de la Aduana de Buenos Aires,
específicamente de los impuestos al comercio exterior, los recursos del fisco eran muy escasos.
Asimismo la crisis internacional redujo el comercio internacional por lo que los recursos del
estado nacional disminuyeron.
Como solución esta gestión presidencial tomó las siguientes medidas económicas:
1) Se redujeron los gastos del Estado Nacional disminuyendo los salarios de los
empleados públicos, cuyo impacto se atemperó porque no había inflación.
Además se reabrió la Caja de Conversión y pagó los vencimientos de deuda externa que poseía
en el corto plazo.
Cabe el Ministro de Hacienda, Federico Pinedo, que asume en el año 1933, tomar medidas
innovadoras.
1. En el orden financiero:
a. Controles de Cambio.
b. Creación del Banco Central.
c. Impuestos a los Réditos.
ÁMBITO FINANCIERO
a. Controles de cambio
Por la relevancia de esta medida representó el Talón de Aquiles de la nueva política económica
que instrumentará el Ministro de Hacienda, Federico Pinedo a partir de 1933 y que refleja a las
claras el cambio de rumbo por parte del gobierno neoconservador.
El control de cambio nace como un intento de frenar la desvalorización de la moneda sin tener
que disminuir el crédito y ante la necesidad de asegurarse la disponibilidad de divisas para el
pago de la deuda externa.
En la fecha señalada el mercado cambiario se desdobla en dos: mercado oficial y mercado libre.
En el primero el Estado regulaba las divisas provenientes del sector exportador tradicional, las
exportaciones agropecuarias; en el segundo se compraban y vendían libremente las originadas
en exportaciones no tradicionales como las industriales o las que provenían de otras fuentes
con un sobreprecio cercano al 20%.
Con esta medida el Estado se hizo de una importante fuente de recurso, que le permitirá
establecer prioridades en la canalización de ellos:
b. El Banco Central
En la Etapa de la Economía Primaria Exportadora, el país no contaba con una entidad financiera
nacional. Las funciones específicas de esta Institución las cumplían otros organismos como por
ejemplo el Banco Nación, la Caja de Conversión y la Tesorería que establecían el nivel del
circulante, o supervisaban el sistema bancario.
A partir de 1935 el Estado Nacional avanza también sobre la cuestión monetaria. El Congreso de
la Nación, el 31 de mayo de 1935, sanciona la Ley de Bancos creando el Banco Central. Como
resultado de esta medida trascendental, la Caja de Conversión nacida después de la crisis de
1890, cesó en sus funciones al unificarse en la nueva entidad.
Destacamos la presentación de los siguientes proyectos para su creación: los dos primeros con
experiencia en el diseño de proyectos en este sector, el inglés, Otto Niemeyer y el
norteamericano Kemmerer, a los que se suma el presentado por Raúl Prebisch. Este último fue
aprobado por el gobierno en virtud de que se adaptaba mejor a la realidad nacional.
Su primera Carta Orgánica prescribía para cumplir con las siguientes finalidades:
Regular el crédito.
Acumular reservas de oro y divisas.
Establecer proporciones mínimas entre el efectivo y los depósitos.
Vistas periódicas de inspección a los bancos.
Asimismo, quedó constituido como una entidad de capital mixto, con una mayoría de accionista
perteneciente a la banca privada extranjera y una minoría correspondiente al Estado Nacional.
El Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias
Con este organismo financiero se trató de rescatar a algunos bancos privados que se
encontraban con una cartera de créditos incobrables como consecuencia de la crisis. El Estado
tomó a su cargo dichos créditos pagándolos a los bancos y encargándose del cobro futuro.
Sin embargo, la reforma tributaria instrumentada a partir de 1931, que grabará las ganancias
de los ciudadanos y de los empresarios, constituirá otra fuente de recursos para el Estado
Nacional, junto a los derechos de aduana que permitirán el incremento de fondos fiscales. En la
década del 20, casi el 80% de los recursos estatales se obtenía de los ingresos aduaneros, en
cambio hacia el año 1939 se obtiene nada más que la mitad.
4. ÁMBITO ECONÓMICO
A partir de 1933, para atenuar los efectos de las crisis y defender a los productores locales se
comenzó a regular la comercialización de la producción agropecuaria de la región pampeana y
de las economías regionales, a través de las Juntas Reguladoras. Así fueron surgiendo la Junta
Reguladora de Granos, la Junta Nacional de Carnes, la Junta Reguladora de Vinos, la Junta
Nacional del Algodón, etc.
Juan Carlos Korol sostiene que “estas medidas intentaban proteger la producción agrícola y se
combinaban con el convenio con Gran Bretaña par asegurar el mercado de carnes”.
En julio del año 1932, Gran Bretaña se reunió con la “Comunidad Británica de Naciones” o
Commonwealth (conjunto de ex colonias inglesas), en la ciudad de Ottawa. En dicha reunión
demandaron a Gran Bretaña un trato preferencial frente a la crisis. La exigencia de establecer
prioridades para venderle a Inglaterra sus productos, terminó originando el movimiento del buy
British (comprar exclusivamente productos británicos), reflejo del nacionalismo económico,
como consecuencia del cierre de mercados.
Por el acuerdo de Otawa se estipulaba que Inglaterra daría preferencias a la producción agrícola-
ganadera de los dominios, en el mercado metropolitano y no permitiría la entrada en el Reino
Unido de otra producción que la especificada en la cuota para los dominios.
Para Argentina la firma de ese acuerdo significó que las exportaciones de carnes comenzaran a
disminuir. En este sentido, el pacto así firmado era una barrera defensiva que afectaba a esta,
principal proveedora de carnes y granos y que no pertenecía a la “Comunidad”.
Por este motivo, el Gobierno Nacional decide enviar una comisión a Londres presidida por el
vicepresidente Julio A. Roca (h), que concluye firmando con el secretario de Comercio británico,
Sir Walter Runciman, el Pacto Roca- Runciman o Tratado de Londres, el 1 de mayo de 1933.
Este Tratado que acordó duras condiciones para la Argentina y que significó un gran éxito para
los ingleses estableció que:
Las cláusulas leoninas del acuerdo fueron denunciadas por el Senador por Santa Fe, Lisandro de
la Torre, hacendado y dirigente rural. Desde el Congreso de la Nación promovió una
investigación sobre el comercio de carnes y las compañías frigoríficas extranjeras. El 1 de
septiembre de 1934, en el famoso debate parlamentario demostró la situación de evasión
impositiva en que habían caído los frigoríficos extranjeros y la complicidad de altas autoridades
con estas maniobras, que culmina con un disparo de un ex policía y “puntero” conservador, que
asesina a su compañero de bancada Enzo Bordabehere.
El asesinato puso fin en la práctica a la investigación del Senador De La Torre, quien renunció y
dos años después se suicida. El ejecutor material cumplió una larga pena, veinte años de prisión,
pero, los instigadores gozaron de total impunidad.
Antecedentes
En la etapa económica que corre entre los años 1880 y 1930, el desarrollo industrial estuvo
limitado a los frigoríficos, molinos, ingenio, bodegas y otras industrias subsidiarias de las
actividades primarias tradicionales, con destino a las exportaciones. Aunque, durante la Primera
Guerra Mundial la industria argentina contabiliza a su favor progresos considerables, finalizado
el episodio se registra un retroceso como consecuencia de la entrada nuevamente de producción
extranjera.
La década de 1920 presenta antecedentes valiosos en el desarrollo industrial, tan es así que,
Javier Villanueva sostiene que el origen del proceso de industrialización argentino data de ese
entonces.
Las inversiones del país del norte en esta década adquirieron un posicionamiento relevante
dentro de la economía nacional que contrasta con la pérdida de influencia por parte del capital
inglés.
Estas últimas habían sido uno de los pilares del desarrollo económico argentino hasta la gran
conflagración mundial, en el rubro de la infraestructura básica como ferrocarriles, puertos y el
sector financiero.
Sin embargo, la menguada inversión interna debilitó el crecimiento posterior, en virtud que los
bajos niveles de ahorro fueron menores, comparativamente, con países como Canadá y
Australia.
Con la crisis mundial del 29 la economía mundial y Argentina cambian radicalmente a partir de
1930; el único camino viable para el país es la profundización de su industrialización.
Causas
Son variadas pero señalamos, la disminución de las exportaciones en valor y tonelaje como el
principal responsable del desarrollo industrial en los años 30, a la que acompañan otras como:
Desvalorización de la moneda.
Aumento de derechos aduaneros a partir de 1931.
Regulación oficial de las importaciones para ajustarlas al nivel de las ventas.
La existencia de un mercado consumidor relativamente importante.
Mano de obra barata.
Presencia de Industrias Auxiliares desarrolladas.
El desmantelamiento de industrias en los países más adelantados como Estados Unidos,
que dejaba inactivos planteles cuya utilización había que procurar.
La industria textil, según los Censos Industriales de 1935 y 1947, refleja el aumento de
establecimientos, del personal y el de la fuerza motriz que alcanzó sus tasas de crecimiento
más elevadas durante la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, la industria del hilado sintético
se encuentra vinculada a partir de 1935 al capital norteamericano con la empresa, Sudamtex.
La mayor parte de la industria se localizó en el Gran Buenos Aires y algunos centros urbanos.
Área geográfica en la que se daban condiciones naturales a las que se agregaba las políticas del
modelo económico oligárquico-liberal que creó condiciones para un desarrollo centralizado.
En este punto, son varias las razones que convirtieron al Gran Buenos Aires en el centro
industrial principal: un mercado numeroso, con buen poder adquisitivo, abundante mano de
obra, infraestructura, como el puerto de Buenos Aires, caminos, vías férreas. Todas ellas fueron
resultado de un proceso histórico en el que se privilegiaron los vínculos con ultramar por sobre
los intrarregionales.
De igual modo, hubo industrias localizadas en el interior que fueron favorecidas por el modelo
económico en estudio, como es el caso del azúcar, cuya producción estaba regulada para evitar
la caída de los precios y tiene como destino el mercado local. El rubro vinícola, yerbatero,
tabacalero y la de productos oleaginosas alcanzaron cierto grado de desarrollo en el período
examinado.
Durante ésta etapa la situación obrera fue muy precaria, ya que gran parte de la legislación
laboral sancionada durante la Etapa Radical perdió vigencia con el regreso de los
neoconservadores al poder.
Así, las huelgas eran ilegales, carecían de leyes de seguridad social, no tenían tribunales de
trabajo, ni reconocimiento de sus derechos.
En este punto es importante diferenciar la situación del obrero según el tamaño de las fábricas
o empresas y los principios de organización laboral que regían en el sector empresarial.
El trabajo era relativamente estable y las relaciones laborales directas. Los patrones trataban de
evitar la agremiación obrera, y algunos trabajadores hasta podían acceder a viviendas
adquiridas mediante créditos otorgados por la empresa.
A modo de conclusión
Con estas condiciones se avanza con constantes limitaciones en el logro del desarrollo industrial
autosostenido en un conjunto de ramas industriales que son clave en el proceso. La continua
importación de bienes de capital, la de insumos intermedios traba el crecimiento industrial e
impactan en forma negativa en la balanza comercial y lógicamente los lazos de dependencia
con los países centrales se mantienen.
A diferencia de los países desarrollados que para transformar la estructura del aparato
productivo pusieron en marcha el “triángulo sabattiano”, la Argentina no consideró esta vía de
Integración que permite el desarrollo económico.
La reactivación industrial fue posible gracias a un fenómeno social nuevo que por sus
características recibe el nombre de Migraciones Internas.
La crisis del 30 expulsó a los trabajadores rurales hacia las ciudades, donde el componente
extranjero de la fuerza laboral fue decreciendo paulatinamente. Fue un éxodo en masas por el
cual vastas capas populares de las zonas subdesarrolladas o del interior se radicaron en los
alrededores de la ciudad de Buenos Aires atraídos por el mercado laboral que proporcionaba la
sustitución de importaciones y los beneficios que reportaba el sector de servicios: educación
pública, hospitales, agua, energía eléctrica, etc.
Surge así un nuevo proletariado industrial, que llenando las ocupaciones manuales no
especializados y las tareas más humildes, fue sustituyendo a los extranjeros y a sus hijos que,
mientras tanto, se habían transformado en empleados, profesionales y pequeños y medianos
comerciantes e industriales.
Fue un proceso en cierto sentido comparable al ocurrido con la inmigración masiva, con la
diferencia que se produjo con mayor velocidad. Desde este punto de vista, súbitamente el peón
rural se transformó en obrero industrial, pero, no halla canales institucionales que le permitan
integrarse al funcionamiento normal de la democracia. Situación que se canaliza con el arribo de
Perón, en el año 1943 a la Secretaria de Trabajo y Previsión. A partir de allí, la clase obrera
adquirió significación política y social.
En suma, la intensidad de las migraciones internas fue tan intensa que durante 1936 y 1937,
representaban el 28 % de la población del Gran Buenos Aires, y la mitad de esos trabajadores de
esa región tenía menos de cinco años de residencia en ella.
EL CRECIMIENTO URBANO
El problema tiene su origen en que muchas de las ciudades del interior no contaban con
infraestructura moderna que permitiera recibir y albergar tanta gente venida del campo. Es por
eso que la desocupación constituyó un nuevo fenómeno de las ciudades, porque hasta ese
momento la demanda de mano de obra siempre había superado a la oferta.
También aparecen las Villas Miseria o de Emergencia, precarias, construidas con lata y cartón, en
las que se asentaron las familias provenientes del campo. De igual modo, en la ciudad de
Buenos Aires se empiezan a hacer remodelaciones, ensanchando avenidas y calles y creándose
nuevas líneas de subterráneos, coincidiendo también con la política del Estado de realizar
grandes construcciones públicas, con el fin de paliar la gran desocupación.
LA POLÍTICA NEOCONSERVADORA
Presidente Período
José Félix Uriburu (1930-1932)
Agustín P. Justo (1932-1938)
Roberto Ortiz (1938-1941)
Ramón Castillo (1941-1943).
Su nombre indica el retorno al poder del grupo social y económico, la oligarquía, que precedió al
radicalismo. La reedición de un gobierno de tipo conservador supone nuevamente la exclusión
de la participación política de la mayoría de la población, utilizando la modalidad del fraude
electoral.
Expliquemos las razones por las cuales se denomina Década Infame a ésta etapa.
Otro de los negociados famoso fue el de las tierras de El Palomar destinadas para el Ejército, en
el cual se acusa a altos funcionarios (inclusive al mismo Presidente Ortiz) y militares, de haber
recibido coimas por el contrato de las tierras.
Una vez asumida la primera magistratura, la Dictadura de Uriburu disolvió el Congreso, intervino
las provincias, decretó la Ley Marcial para dar ejemplo de mano dura y organizó la Legión Cívica,
de jóvenes voluntarios que recibían instrucción militar, al estilo de los movimientos para-
militares de la Europa fascista.
Sin embargo, no logró obtener el apoyo político necesario para realizar la reforma a fondo, es
decir, de la Ley Sáenz Peña y de la Constitución Nacional y reemplazarla por una de tipo
Corporativista como la de los países fascistas.
El General Agustín Justó para ese entonces ya había consolidado su figura, era partidario de la
democracia moderada o restringida, de un sólido Poder Ejecutivo y de una relativa participación
popular.
Nace para evitar que los radicales, que aún tenían el caudal electoral más importante, accedan
nuevamente el poder. Por otra parte, se consideraba que el ciudadano no sabía lo que le
convenía, por lo tanto había que realizar un “simulacro de votación” para que ascendieran los
“mejores” y a la vez, justificar la imposición de los candidatos.
Estos actos reñidos con la Ley se utilizaron contra la U.C.R. y para dirimir fuerzas entre las
diferentes facciones o camarillas del oficialismo que se disputaban el poder.
El presidente Roberto M. Ortiz, accede a la presidencia de la Nación por estos canales, aunque,
una vez en el poder, lanzó el llamado “Plan de Normalización Política e Institucional”. El mismo
consistía en utilizar el poder presidencial para clausurar la maquinaria del fraude. Su principal
instrumento fueron las Intervenciones Federales. Lamentablemente, debido a su renuncia, el
sucesor Castillo, retornó a las prácticas fraudulentas.
1. EJÉRCITO E INDUSTRIALIZACIÓN
Consideraban que la Argentina tenía una débil capacidad industrial, y por lo tanto, si el país no
podía autoabastecerse de armas y equipamiento, podía quedar indefensa ante un conflicto
bélico. Es por eso que a partir de la década del 20 hubo una preocupación por mejorar la
organización y la capacitación de las F.F.A.A.
Ámbito Interno
El movimiento del golpe estaba preparado para septiembre de 1943, pero dos hechos
precipitaron los acontecimientos:
a. Castillo proclama como candidato al Ejecutivo Nacional a Robustiano Patrón Costa (un
hacendado azucarero catamarqueño) propuesta que es rechazada rotundamente por el
Ejército y la gran mayoría de la población.
b.
c. Castillo desplaza del cargo a su Ministro de Guerra, Pedro Pablo Ramírez, a raíz de que los
radicales ofrecen una candidatura al ministro. Esta situación provocó indignación entre
los militares, que apoyaban a Ramírez, precipitando el Golpe.
Mientras tanto en marzo de 1943 quedó constituida una logia militar secreta: el GOU. Es una
sigla que tiene varias acepciones, pero la más aceptada es la de Grupo de Oficiales Unidos
entre los que se encontraban Miguel y Juan Carlos Montes, Emilio Ramírez, Edelmiro Farrel y el
coronel Juan Domingo Perón.
Cuestión Externa
Este episodio demostró que Argentina no estaba lejos del área de peligro y a su vez constituía
una seria advertencia para el comercio anglo-norteamericano, de importancia vital para Gran
Bretaña. A estas condiciones se sumaban las amenazas más concretas del espionaje alemán y
de las actividades desarrolladas dentro del territorio nacional por organizaciones nazis o
fascistas.
En estas circunstancias el Presidente de la Nación, en ese momento, Dr. Roberto Ortiz declaró la
neutralidad el 4 de septiembre de1939. Posición internacional que ya se había adoptado durante
la Primera Guerra Mundial (1914-1918), pero que en esta oportunidad acarrearía graves
problemas con los Estados Unidos.
Por una parte, el conflicto bélico fue una situación clave que permitirá al país del norte que su
influencia económica sobre América Latina adquiriera también un carácter político y militar.
Estados Unidos, una vez involucrado en la guerra, lleva acabo una campaña de presión hacia los
países latinoamericanos para que rompieran relaciones con el Eje (Alemania, Italia y Japón). Para
ello, el país del Norte, organizó una Reunión de Cancilleres Americanos en Río de Janeiro en
1942, en la que, el Canciller Argentino del Presidente Castillo, Ruíz Guiñazú, se opuso a la
resolución de carácter obligatoria de romper con el Eje que quiso imponer Estados Unidos, quien
se sintió agraviado y tomó como un ejemplo de “mala vecindad” la decisión de Argentina.
Por otra parte, por cuestiones económicas, el comercio exterior con Gran Bretaña dependía del
mantenimiento de las buenas relaciones diplomáticas con Alemania, porque si se rompían
relaciones con el Eje, el comercio marítimo se podía ver amenazado por la guerra en el Atlántico.
El boicot comercial y el aislamiento diplomático sufrido por nuestro país fue total, ya que las
otras naciones e Inglaterra, debido a la presión norteamericana retiraron sus embajadores de
Buenos Aires, quedando Argentina excluida de las Conferencias internacionales destinadas a
tratar problemas de la guerra y de la posguerra, entre las que se contaban la importante reunión
de Bretón Woods.
Inicialmente fue encabezado por el general Rawson quien en el término de cuarenta y ocho
horas renunció al cargo de Presidente de la Nación, reemplazándolo el general Pedro Pablo
Ramírez.
El GOU consideró que había claudicado ante las presiones norteamericanas y traicionadas a los
objetivos de la revolución, situación que produce el desplazamiento de Ramírez por el general
Edelmiro Farell, quien asume la presidencia en febrero de 1944.
La llegada al poder de Farell coincide con el cambió que se precipita en los primeros meses de
1945, cuando el Secretario de Estado norteamericano, Cordell Hull debió renunciar a su cargo
por razones de salud. La nueva conducción adoptó hacia nuestro país una actitud diferente a la
asumida hasta entonces.
La Argentina que todavía mantenía abierto el conflicto no participa de la Conferencia pero firma
un acuerdo secreto. El régimen militar aceptó firmar el Acta de Chappultepec, por consiguiente,
restablece sus relaciones con Estados Unidos al tiempo que se levantan las sanciones
económicas que se le habían impuesto y se reintegró al sistema panamericano. Finalmente, el
27 de marzo de 1945 declaró la guerra a los países del Eje.
Para Perón, ni una masa sometida a los avatares del mercado, ni una fuerza obrera
independiente, ofrecían garantías para la paz social. Por lo tanto, para evitar los riesgos de una u
otra alternativa, proclamó la necesidad de que el Estado actúe como mediador entre el capital y
el trabajo, y con esa convicción abrió el diálogo entre los dirigentes sindicales.
Consciente de su propia debilidad frente a los sectores patronales, el movimiento obrero había
reclamado en vano en los años previos la asistencia y la protección de los poderes públicos. Es
por ello, que respondieron rápidamente al llamado del Secretario de Trabajo.
Gracias al respaldo oficial, a partir de mediados de 1944, tomó una serie de medidas en materia
social como, la multiplicación de convenios colectivos, aumentó la afiliación sindical, se
aumentaron los salarios, se otorgaron subsidios para prestaciones sociales, se establecieron
salarios mínimos para ciertas industrias, la sanción de un decreto ley que reglamentaba las
asociaciones profesionales, interviniendo varios sindicatos, obtuvo una disminución de los
arrendamientos rurales, medida que favorecía principalmente a los campesinos pobres y que
significaba un duro ataque a los intereses de la élite terrateniente.
• Salario mínimo.
Reglamentó la jornada laboral de ocho horas.
Reglamentó el descanso dominical.
Condiciones mínimas de alimentación.
Vivienda.
Indemnización por despido.
Asistencia médica obligatoria.
El Estatuto del Peón -al que no consideramos como revolucionario- con la penetración del Estado
en el ámbito social, modificó las relaciones paternalistas del campo argentino atacando las
bases del tradicional trabajo rural.
Por otra parte existieron factores que proporcionaron a Perón las bases necesarias para que su
acción se viera coronada por el éxito. La situación económica nacional en expansión y las
transformaciones sociales operadas desde 1930 confluyen favorablemente para el desarrollo de
una política social como la implementada por él.
No obstante, más allá de las circunstancias favorables, sus logros obedecen a su propia
personalidad y a la habilidad con que supo manejarse políticamente, ganando rápidamente
posiciones y colocándose por encima de sus adversarios del gobierno militar, en un principio, y
proyectándose en el ámbito nacional y desplazando a los dirigentes y partidos políticos
tradicionales, en una segunda etapa.
Simultáneamente, Perón invitó a los empresarios a colaborar con la nueva política social, los
convenció de resignar algo de su poder patronal para poner al país al resguardo de la lucha de
clases y del comunismo. Mientras tanto, se encargó de mantener contactos con la clase política
tradicional.
Por lo tanto, su programa de acción: convocar a los trabajadores, a los capitalistas y a los
políticos, a fin de que se sumaran a las Fuerzas Armadas y a la Iglesia en una fórmula de
conciliación de clases para gobernar a la Argentina de Posguerra.
Ante la renuncia del presidente Ramírez, asume el general Farell, quien en febrero de 1944,
designará a Perón en el cargo de Ministro de Guerra. Una posición clave para resistir el asedio de
facciones opositoras, porque desde ese lugar podía manipular asignaciones, destinos,
promociones y cambios que consolidasen la posición de su titular en la estructura del poder
militar.
Al mismo tiempo, dirigía el Consejo Nacional de Posguerra, para analizar junto a un grupo de
especialistas la problemática económico-social y las políticas que podían ser aplicadas en el país
después de la Segunda Guerra Mundial.
En abril del 45 la resistencia civil era manifiesta en el centro de Buenos Aires, alentada por la
rectificación de la política internacional que situaba a los gobernantes en una situación
equivocada.
La situación se complica más para Perón cuando los oficiales de Campo de Mayo accediendo a
las demandas del frente opositor, exigen a Farell la renuncia de este, petición que fue aceptada
por el Presidente.
Pero Perón antes de abandonar sus cargos tiene una actitud que muestra a las claras que es el
“zorro” de la política nacional. Utiliza la cadena de Radio Nacional para despedirse de la clase
obrera, recordándole las medidas sociales que en adelante tendrían que defender y que a él
debían. Cumplido su cometido político se retira a su departamento que ya compartía con Eva
Duarte, donde es detenido y enviado a la isla Martín García.