AVARICIA

Avarities, amor habendi, deseo de adquirir, codicia, concupiscencia. Estrictamente hablando, avaricia es el deseo de acumular granos, muebles, fondos o curiosidades. Existieron avaros antes de que se inventara la moneda. No llamamos avaro al hombre que, siendo dueo de veinticuatro caballos de tiro, se niega a prestar un tronco a un amigo; tampoco llamamos avaro al que tiene en la bodega dos mil botellas de vino de Borgoa para su uso particular y no nos regala media docena de ellas si se las pedimos. Al que posee diamantes que valen cien mil escudos, si le pedimos que nos preste uno que valga cincuenta luises y no nos lo presta, le tendremos por hombre opulento, pero no por avaro. El que en negocios de la provisin de ejrcitos o en grandiosas empresas gana dos millones anuales, llegando a adquirir ms de cuarenta millones, y sin embargo de esto hace prstamos a un tanto por ciento usurario, tampoco pasa por avaro ante la opinin pblica. Esto no obstante, pas su vida atormentado por la ardiente sed de adquirir, y el demonio de la codicia, atormentndole continuamente, le hizo acumular caudales hasta el ltimo da de su vida. Esa pasin, que pudo satisfacer siempre, nunca se llam avaricia. Sin gastar la dcima parte de la renta adquiri la reputacin de hombre generoso que viva con excesivo fausto. Al padre de familia que reuniendo veinte mil libras de renta no gasta anualmente mas que cinco o seis mil y va acumulando sus economas para establecer a sus hijos, le suelen llamar los que le tratan avaricioso, ladrn, usurero, miserable, etc. etc... Pues bien; ese honrado padre de familia es un hombre ms digno de respeto que el hombre opulento que antes puse por ejemplo, y proporcionalmente gasta tres veces ms que ste; y he aqu por qu hay diferencia grande entre sus dos reputaciones. Los hombres slo odian al que llaman avaro, porque no les puede proporcionar ninguna ganancia. El mdico, el farmacutico, el comerciante en vinos, algunas seoritas y otras gentes ms, sacan utilidades del hombre opulento a que aludimos, y que es el verdadero avaro, y como no pueden sacar esas mismas utilidades del econmico padre de familia, hablan contra l, le denuestan e injurian. Los avaros, cuya pasin les arrastra a privarse de lo necesario, los entregamos a Plauto y a Molire. Un avaro de esa clase, que es vecino mo, me deca en una ocasin: Todo el mundo habla contra nosotros, a pesar de que no somos mas que unos ricos pobres.