Professional Documents
Culture Documents
En primer lugar, gracias a todos los Hermanos y Hermanas que están hoy aquí en
representación de esta causa.
El Señor Hytok y el Consejo Tribal me han pedido que les hablara a ustedes y a
la prensa de la injusticia a la que nos han sometido algunos funcionarios del Gobierno y
las grandes empresas.
¿Cuántos de ustedes han oído hablar de los motores alternativos? Motores que
funcionan con alcohol o agua. ¿O carburadores que aguantan cientos de kilómetros con
un litro de gasolina? ¿O motores eléctricos o magnéticos que funcionan prácticamente
toda la vida? Ustedes no saben nada de eso, porque si se utilizaran, se hundirían las
compañías petrolíferas.
Las grandes empresas son las principales responsables de contaminar el agua que
bebemos, el aire que respiramos y la comida que ingerimos. No les importa el mundo
que están destruyendo. Únicamente les preocupa el dinero que obtienen.
Pero el plancton se está muriendo. Me dije, bueno, me iré a vivir a cualquier país
remoto que esté en los confines de la Tierra. Pero al investigar un poco, me di cuenta
de que esa gente esparce los residuos tóxicos por todo el mundo.
Somos más agresivos porque nos están dañando química y genéticamente. Pero
ni siquiera nos damos cuenta. Por desgracia, nuestros hijos lo heredarán.
Cada día cuando vamos al trabajo, vemos ante nuestras propias narices cómo
nuestro coche y el coche que nos precede vomitan gases nocivos que se van
acumulando peligrosamente en nuestro cuerpo. Ese veneno nos está matando
lentamente, aunque no veamos sus efectos.
Nos han arrebatado los derechos naturales que Dios nos concedió.
Desgraciadamente, la realidad de nuestra vida es tan áspera que nadie quiere escuchar.
Me han preguntado qué podemos hacer. Creo que necesitamos que un grupo de
personas responsables defiendan nuestros intereses, y no los de las grandes empresas.
Estas personas preservarían el medio ambiente, no permitiendo el uso de ninguna
sustancia que no fuera completamente biodegradable, o que no pudiera ser
neutralizada mediante procesos químicos.
Sólo así podremos defender la vida de nuestro planeta, con la fuerza que reside
en nuestro corazón y en nuestra alma.