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INDICE
Introducción a la Jardinería Evolución del Cultivo
Introducción Al Bonsái Aspectos externos de un Bonsái
Que es un Bonsái Cuidados generales de un Bonsái
Cual es su edad Plagas y enfermedades en los Bonsáis
Obtención de las plantas Plantas adecuadas para el cultivo del Bonsái
Esquejes Ficha de Caducas
Acodo Ficha de Coníferas
Donde Situarlos Ficha de Perennes
Riego Ficha de Tropicales
El Pinzado Ficha de Flor y Fruto
Poda de mantenimiento Ficha Especifica - Pino
Poda de Formación Ficha Especifica - Ginkgo biloba
Poda Drástica Ficha Especifica - Almendro
El abonado Ficha Especifica - Espino albar
Sustratos Ficha Especifica - Granado (Punica Granatum)
Alambrado Ficha Especifica - Higuera (Ficus Carica)
Defoliado Ficha Especifica - Junipero - Juniperus
Transplantes de los bonsái. Ficha Especifica - Manzano (Malus)
Trasplante de Mantenimiento Ficha Especifica - Olivo (Olea Europea)
Trasplante de Creación Ficha Especifica - Olmo Chino - Ulmus Chinensis
Trasplante de Establecimiento Ficha Especifica - Roble (Quercus spp)
Estilos de Bonsái Herramientas
Técnicas en Bonsái Galería de imágenes
Errores Generales Artículo 1 - Obtener o conseguir futuros bonsáis
Síntomas de Peligro Artículo 2 - Alteraciones de la nutrición
Injerto Artículo 3 - Como poner musgo a tus Bonsáis
Shari – Jin Artículo 4 - Lo que necesitabas saber sobre los abonos
Glosario
BONSAI
Introducción a la jardinería
Un manual exhaustivo de jardinería, podría llevar tantas páginas que sería imposible alojarlo
en este pequeño espacio, por eso aquí veremos solamente unas ideas generales sobre el
cuidado de las plantas, centrándonos en el cultivo de plantas en maceta y más concretamente
de especies que puedan ser adaptadas con el fin de obtener Bonsái.
Cada planta, cada especie, es diferente a las demás, pero todas ellas tienen algo en común, y
es que pueden ser cultivadas con mayor o menor dificultad, dependiendo de los factores que
la rodean.
Luz, temperatura, humedad, tipo y profundidad de la tierra, etc., son factores que actúan
directamente en el desarrollo de las plantas, y el control de estos factores o la adaptación de
la planta a ellos es el problema que trataremos de resolver en estas páginas de jardinería.
El Clima
El conjunto de fenómenos atmosféricos que ocurren en una determinada zona a lo largo del
tiempo, junto con la composición de la tierra, crean la biodiversidad natural de esa zona. Las
temperaturas, la humedad, las precipitaciones, el viento, etc. hacen que, de forma natural, se
seleccionen las plantas capacitadas para sobrevivir desapareciendo el resto de las plantas. A
nivel general y natural, esto es correcto, pero ¿quiere decir esto que en un clima desértico, por
ejemplo, sólo podríamos plantar cactus?; sería como decir que en Australia sólo pueden
crecer eucaliptos. Conocer el clima de la zona en que estamos situados es imprescindible
para el cultivo de las plantas, pero no para asumirlo como algo inevitable, sino para aportar a
las plantas que deseemos cultivar aquellos elementos que le faltan.
Para empezar, lo más sencillo es buscar las especies que crecen a nuestro alrededor, ya que
si han sobrevivido de forma natural, utilizando el mismo tipo de tierra y teniendo el mismo
clima, se estarán desarrollando en sus condiciones idóneas y además será más fácil encontrar
información sobre sus formas de reproducción, épocas de cultivo, etc.
Ahora bien, si lo que queremos es cultivar una determinada especie y además ésta necesita
unas condiciones completamente diferentes a las que le podemos ofrecer de forma natural no
nos queda más remedio que modificar el clima, es decir, crear un microclima para esa planta
determinada. Esto es, a veces, tan sencillo como meter las plantas dentro de casa si
necesitan calor en invierno o crear una zona de sombra y pulverizar con agua de vez en
cuando si hace mucho sol y calor y las plantas no lo soportan, lo que nos lleva a pensar que lo
importante es conocer lo más precisamente posible las necesidades de cada planta.
Cuando viajo a zonas de climas suaves, al principio, pienso que debe ser un placer cultivar las
plantas donde casi se cuidan solas, pero la verdad es que es más fácil dominar los climas
drásticos que los suaves; por ejemplo, en un clima desértico, lo único que hace falta es crear
sombra y humedad para las plantas que lo necesiten, mientras que un ambiente tropical
(húmedo y cálido) ¿cómo lo secamos o enfriamos?.
De todas formas, repito, aunque es importante conocer el clima, es más importante conocer
las plantas (o su procedencia) de tal forma que, por regla general, las plantas que proceden
de climas tropicales, necesitan bastante humedad ambiental, calor pero no excesivo sol, y no
soportan las heladas ni cambios bruscos de las temperaturas. Las de climas continentales, al
contrario, necesitan mucha luz y soportan tanto el calor como el frío, así como grandes
variaciones en las temperaturas. Las de clima mediterráneo suelen necesitar luz, calor y
humedad en la tierra, pero se resienten ante temperaturas inferiores a los -5º C. Y las de
climas desérticos soportan el calor, la falta de humedad y cambios bruscos de temperaturas
entre el día y la noche, pero no suelen soportar las heladas.
Aunque es una regla muy general, sabiendo la zona originaria de una planta, es posible crear
el microclima adecuado para que, al menos, sobreviva.
Las estaciones
Las estaciones marcan los ciclos biológicos de las plantas y, por lo tanto, nuestras actividades
de jardinería sirviendo como regla común lo siguiente:
Principio de primavera: Comienza la actividad de las plantas de hoja caduca apareciendo las
yemas que producirán las nuevas ramas y hojas. Es buen momento para la plantación de las
semillas que no requieran estratificación y de esquejes de especies de hoja caduca. Abonar
las plantas, repitiendo la operación cada 20 días aproximadamente con un abono rico en
nitrógeno.
Primavera: Es el momento de trasplantar las plantas que lo necesiten, sacar al exterior
aquellas que hayan permanecido en invernadero (teniendo cuidado si pueden presentarse
heladas tardías, dependiendo de los climas) y comenzar los tratamientos de prevención contra
insectos y demás parásitos en plantas cuyas yemas se hayan abierto. Si los acodos aéreos
realizados el año anterior tienen suficientes raíces, deben ser separados de la planta madre.
También se puede quitar el alambre de los Bonsái que ya no lo necesiten.
Principio de verano: Es el momento de más trabajo, pero también el más agradecido para la
jardinería. Habrán brotado las semillas y esquejes plantados. Hay que desfoliar y alambrar
aquellos árboles caducifolios que lo precisen, pinzar las coníferas para mantener su forma,
vigilar los ataques de parásitos y observar el crecimiento de las plantas.
Verano: Atención especial al riego, pues el calor hace que las plantas se sequen más
rápidamente. Convendrá pulverizar con agua varias veces al día, pero nunca cuando le dé el
sol directamente en las hojas. Hacia finales del verano, conviene cambiar el tipo de abono a
uno más rico en fósforo lo que ayudará a madurar los frutos y a reforzar el sistema de raíces.
Principio de otoño: Se reducen al mínimo abonado y riego coincidiendo con la disminución
de las temperaturas y el aumento de la humedad ambiental. Tener cuidado con las especies
alambradas, pues en esta época algunas plantas (sobre todo las coníferas) tienen tendencia a
engrosar tronco y ramas.
Otoño: Los árboles caducifolios empiezan a perder sus hojas y a prepararse para el invierno.
Es el momento de recoger semillas en el campo, preparar acodos aéreos, plantar esquejes de
plantas de hoja perenne, alambrar las coníferas y preparar las zonas de hibernación de las
plantas que lo necesiten.
Principio de invierno: El momento más relajado, en el que se pueden plantar las semillas
que requieren estratificación. Abonar las plantas con polvo de huesos que es un alimento de
acción lenta que empezará a dejar ir sus nutrientes la próxima primavera. Recoger, donde sea
necesario, aquellas plantas que no aguanten las heladas y realizar un mantenimiento
rutinario de las plantas, regando cuando sea necesario.
Invierno: Comprobación y mantenimiento rutinario de las plantas, asegurándose de que las
especies de hoja perenne reciben luz suficiente ya que de lo contrario las hojas palidecerían.
La luz
El aporte de luz es necesario para el desarrollo de todas las plantas, pero, como en el resto de
los casos, cada planta tiene sus propias necesidades, yendo desde las que necesitan estar en
zonas oscuras hasta las que precisan la acción directa del sol sobre sus hojas. De todas
formas, y esta es una norma general en la jardinería, es mejor pecar por defecto que por
exceso, ya que el sol directo sobre una planta que no lo necesita puede quemar las hojas
llegando incluso a matarla, mientras que si hay falta de luz, la planta simplemente genera
tallos larguiruchos con mucha distancia entre las hojas, siendo éste un síntoma fácilmente
visible.
Al final de esta introducción se verán las necesidades de cada planta según el tipo de sus
hojas, que, como norma general, puede ayudarnos bastante a la hora de elegir las plantas a
cultivar o crear el medio adecuado para las que tenemos.
El sustrato
Aunque en la mayoría de los libros se recomienda el compost comprado por estar libre de
semillas de malas hierbas, lo normal es utilizar la tierra que podamos conseguir cerca de
donde vivimos mezclándola con diferentes compuestos para conseguir los resultados
necesitados.
Los materiales que suelen componer la tierra son arcilla, turba, arena y humus, y, como
siempre, dependiendo de las especies que queramos cultivar, tendremos que utilizar las
proporciones adecuadas de cada uno de estos materiales. Por ejemplo, la arcilla ayuda a
mantener la humedad del sustrato, la turba le da acidez a la tierra, la arena proporciona un
mejor drenaje a las plantas y el humus hace que el sustrato sea más esponjoso y rico en
materias orgánicas que, al descomponerse, le dan acidez.
La humedad del suelo
El agua es el elemento que aporta a las raíces los nutrientes y el oxígeno y, por lo tanto,
necesaria para que las plantas se mantengan vivas, pero un suelo continuamente encharcado
ocasiona, en la mayoría de los casos, la podredumbre de las raíces provocando la muerte de
la planta. Sin embargo, la escasez de agua, excepto en las coníferas, suele provocar la
flacidez de las hojas, que es un síntoma fácilmente corregible.
Si el sustrato se ha secado mucho, es posible que al regar las plantas, el agua pase a través
de la tierra sin humedecerla, en cuyo caso habrá que sumergir las macetas en un recipiente
hasta que la tierra absorba el agua y deje de hacer burbujas en la superficie.
Hay algunas plantas (azaleas, cítricos, camelias, ...) que son especialmente sensibles al agua
dura, es decir, al agua con cal por lo que, si éste es el caso, habrá que ablandar el agua. Esto
puede hacerse utilizando posos de café, turba, u otros componentes que le den acidez al
agua.
Necesidades de las plantas según sus hojas
En las hojas tienen lugar procesos metabólicos como la fotosíntesis y la respiración. La gran
variedad de estructuras foliares indica una gran adaptación al medio ambiente y nos revelan
muchas de las necesidades de una planta.
Introducción Al Bonsái
En la actualidad es bastante numeroso el grupo de aficionados al Bonsái, aunque todavía son
muchas las preguntas que se hacen las personas que quieren iniciarse en este mundo.
Para crear un Bonsái, además de requerirse los conocimientos básicos de jardinería, hace
falta imprimirle un carácter especial conjugando la técnica, el arte y la filosofía, hasta
conseguir, no una planta en maceta, sino una reproducción en miniatura de un árbol
majestuoso con el que estableceremos una relación cotidiana y afectiva.
Una vez conseguido un Bonsái, veremos que va cambiando con el paso del tiempo, de forma
que no se puede considerar nunca como una obra terminada, sino, al contrario que el resto de
las artes, irá evolucionando, unas veces, de acuerdo a los patrones que le marquemos y otras,
por sí mismo, como respuesta a las alteraciones del medio ambiente, el paso de los años,
etc., por lo que será nuestro compañero en el tiempo e incluso podrá superar nuestra propia
existencia.
Como puede verse en esta introducción, el mundo del Bonsái está cargado de filosofía,
concretamente filosofía oriental, lo que ha hecho que se tuviera una imagen imprecisa de este
mundo, con creencias erróneas, como pensar que sólo se podían cultivar determinadas
especies, que debían ser árboles especiales (aún hoy hay quien vende semillas de Bonsái), o
que sólo se pueden considerar Bonsái los árboles de avanzada edad. Muchas personas, al
presentarles mis Bonsái, preguntan asombradas ¿los haces tú? ..., como si fuera la labor de
un mago. Cuando les explico que un peral nació de la semilla de una pera que me comí, que
planté una ramita de olivo, arraigó y le fui dando forma con el tiempo, surge la siguiente
pregunta, entonces, ¿yo también puedo hacerlos?.
Estas páginas, pretenden dar los conocimientos técnicos necesarios para obtener buenos
Bonsái, es decir, así como en pintura hay que aprender a mezclar colores, aplicar
determinados grosores de pincel, dar sensaciones de luz y profundidad, aprenderemos las
técnicas que produzcan un árbol sano, a elegir la bandeja adecuada para su presentación, a
reducir el tamaño de las hojas si es necesario, a cuidarlo y moldearlo de acuerdo a unos
principios básicos que den un aspecto equilibrado, un gran árbol, pero el resultado final,
depende de cada uno (ni todos somos Picasso ni pretendemos serlo), y en algunos casos de
la propia naturaleza del árbol que, como ser vivo, evolucionará a su antojo, perdiendo ramas
que nosotros consideramos imprescindibles o brotando profusamente don menos falta nos
hace. La filosofía, los que os iniciéis en este mundo, la iréis adquiriendo por vosotros mismos,
según vayáis viendo como las semillas o esquejes que plantasteis van convirtiéndose en
preciosos arbolitos.
Que es un Bonsái
Literalmente, Bonsái, significa árbol en maceta, lo que podría hacer pensar que cualquier árbol
que plantemos en una maceta pasa automáticamente a ser un Bonsái. Esto equivaldría a
pensar que un cuadro son unos brochazos dados sobre un lienzo o que una ópera son
personas cantando una canción.
Hay una serie de normas que nos permiten distinguir lo que es Bonsái de lo que no lo es. Un
Bonsái, para empezar, no debe tener un tamaño demasiado grande, generalmente deben ser
inferiores a un metro de altura; debe tener un tronco que vaya disminuyendo en grosor
progresivamente, siendo lo más grueso posible en su base (lo que le confiere aspecto de edad
y robustez) y no debe terminar con un corte brusco (típico de los ‘Bonsái’ producidos en
masa), si no presentar una terminación natural; las ramas deben ir decreciendo
progresivamente, tanto en grosor como en longitud, a lo largo del tronco, siendo las ramas
bajas más gruesas y largas y las altas más finas y cortas, lo que hace ver su desarrollo a lo
largo del tiempo, y no deben presentar cicatrices de cortes de más de medio cm. de grosor;
las hojas deben mantener una distribución regular en el árbol y su tamaño no debe ser
demasiado grande, para que puedan dar sensación de espesura; la maceta o bandeja no
debe ser ni demasiado pequeña pues le daría un aspecto grotesco, ni demasiado grande que
le conferiría aspecto de payaso con zapatones.
Además de estas normas generales (que no siempre tienen por qué ser rígidas) hay otras
muchas normas de estilo que aprenderemos a respetar a través de las técnicas de cuidados y
modelados del Bonsái.
Hay dos preguntas que se hacen constantemente los no iniciados en el arte del Bonsái:
Primero, ¿ Son los Bonsái árboles "enanos" por naturaleza ?. Rotundamente NO; son árboles
de las mismas especies que podemos contemplar en el campo, en parques o jardines. En
teoría, cualquier árbol es susceptible de ser transformado en Bonsái, y más aún, cuanto mas
grande y majestuoso sea en estado natural, mas valor tendrá como Bonsái. Así por ejemplo, a
igual tamaño, tiene mas mérito y valor un Bonsái de haya, encina u olmo que otros que en su
forma natural pertenecen al género de los arbustos, como la pyracantha, cotoneaster, serissa,
etc..
Y segunda. ¿Como controlaremos su crecimiento para mantenerlo en su estado "enanizado"?.
Fundamentalmente de dos formas: con el pinzado y con la poda de mantenimiento.
Cual es su edad
En todo Bonsái, lo mas importante no es su edad, sino su diseño y cuidados. Se puede
disponer de hermosos Bonsáis de escasos años de edad o por el contrario de antiguos y
centenarios Bonsáis mal diseñados y/o peor trabajados. Existen técnicas para saber la edad
aproximada de un Bonsái con un cierto margen de error, pero la única forma de saber con
certeza la edad de un Bonsái, es cortando por la base del tronco y contando sus anillos, ya
que se sabe que cada año al crecer forman un nuevo anillo. Pero..... ¿quien estaría dispuesto
a sacrificar su Bonsái para averiguar su edad exacta?.
La mejor forma de comenzar el cultivo de Bonsáis es conseguir tantos libros como se pueda y
leerlos, leer webs, leer cualquier documento o información sobre Bonsáis. Enterarse si cerca
de su domicilio existe algún aficionado o algún club o asociación de Bonsáis para contactar
con ellos. Ya tendremos tiempo mas tarde para seleccionar un árbol de diseñó básico,
pequeño y que sea robusto, y no muy caro por el daño o equivocaciones que le podamos
ocasionar, ya que los principiantes generalmente siempre ocasionan daños por sus
equivocaciones. Luego, poco a poco, podemos poner en práctica toda lo aprendido en la
lectura. Y si se ha contactado con aficionados, con clubs o con asociaciones, pondremos en
práctica sus experiencias y recomendaciones.
"Nunca hay que tener prisa en poner en práctica todo lo aprendido en la lectura." El Bonsái no
es una de esas manías inmediatas de satisfacción por querer hacer.
Para comenzar es mejor comprar un árbol que ha tenido un cierto cultivo y comprar especies
apropiadas a su localización geográfica, así se podrá cultivar mejor. Se tiene que tener
presente que para un principiante es mejor un "Bonsái con un cierto cultivo" que no adquirir un
"Bonsái inmediato", así podrá poner en práctica todo lo aprendido en la lectura. El desarrollo y
cultivo del Bonsái lleva años, pero no hay que desalentarse por ese hecho, ya que los años
van a pasar de todos modos.
Esquejes
La mayoría de las plantas nos ofrece esta forma de multiplicación , exceptuando las coníferas,
cuyos esquejes es muy difícil que arraiguen o, en caso de hacerlo, tienen muchas
posibilidades de morir después; tampoco se pueden reproducir de esta manera el roble
(Quercus), la haya (Fagus) y el abedul plateado (Betula).. La característica fundamental de los
esquejes es que con ellos se obtienen clones genéticamente idénticos a la planta madre.
Tenemos tres tipos de esquejes básicos: verdes, semileñosos y leñosos.
Hasta aquí, lo que teóricamente es correcto; por propia experiencia indicaré que los árboles
de hoja caduca se reproducen mejor por esquejes terminales al principio de primavera (la
mayoría de los libros recomiendan principios de verano, pero hay que tener en cuenta que
estos libros están escritos en Alemania o Reino Unido, por lo que los climas son más fríos y
húmedos) mientras que los de hoja perenne (olivo, laurel, romero, eleagno, ...) se reproducen
mejor si se plantan en otoño, cuando la mayoría de las plantas entran en su estado de
hibernación.
La reproducción por esqueje se basa en la capacidad de los vegetales de producir raíces en
una parte separada del árbol madre. Al igual que ocurre con el acodo aéreo, el cambium emite
primero un callo de cicatrización, para después producir un nuevo crecimiento de células, que
en este caso, al estar enterradas y húmedas, son nuevas raíces. Hay muchas ventajas en
cultivar material a partir de esqueje. En primer lugar, la mayoría de especies son aptas para
reproducirse por este sistema en un período de tiempo razonablemente corto y con una coste
prácticamente nulo. En la mayoría de los casos, además, los esquejes enraizados poseen las
mismas características de la planta madre. Además, con este método creamos un sistema
radicular fibroso y, como consecuencia de ello, estas plantas serán más fáciles de trasplantar
y podar las raíces. La única desventaja es que, a menos que comencemos con esquejes muy
gruesos, se precisa un cierto tiempo hasta conseguir una planta atractiva, si bien es cierto que
este tiempo es mucho más corto que con semillas. En la toma de esquejes es muy importante
el momento en que los cortamos y plantamos, pero puesto que en Bonsái es preferible la
calidad a la cantidad, para los aficionados una diferencia de 15 días, no es desastrosa, como
lo sería para un cultivador de plantas ornamentales y, de hecho, puede que tengáis éxito,
aunque los libros sobre esquejado os digan que no es la época correcta para realizarlo. Hay
varios tipos de esquejes, dependiendo de qué parte de la planta madre se corta y así hay
esquejes de hoja, esquejes de raíz y esquejes de tallo (que se dividen en esquejes de leña
blanda, semidura y dura). En adelante comentaremos solamente los esquejes de tallo, pues
son los más usados para nuestros propósitos.
Esquejes de leña blanda.
Estos son los esquejes que se cortan de la planta madre en primavera, los brotes jóvenes de
ese año que aún están blandos y flexibles. Es el mejor método de propagar los arces, por
ejemplo. De todos los tipos de esquejes de tallo, éstos son los que más rápidamente emiten
raíces, pero son también los más difíciles de mantener túrgidos hasta que emitan raíces. Para
mantenerlos húmedos hasta ese momento bastará con una bolsa de plástico colocada sobre
la maceta o bien algún sistema humificador, como por ejemplo, fumigarlos varias veces al día.
Algunos cultivadores prefieren cortar las hojas por la mitad, pero otros argumentan que no
debemos cortarlas para evitar que la humedad interior se escape por las zonas cortadas. Sí es
beneficioso el calor en el suelo. La temperatura ideal para la mayoría de las especies es de
23° a 27° C, pero en la parte aérea, la temperatura ideal es de 21º C. De modo que si no
tenéis algún calefactor de suelo, un buen sistema consiste en colocar la parte inferior de la
maceta al sol, mientras que los esquejes y el borde de la maceta están en sombra.
Generalmente las nuevas raíces salen en unas cuatro-cinco semanas. Los mejores esquejes
de este tipo son los que son flexibles, pero si los doblamos mucho se parten. Por supuesto, si
cortamos los esquejes de la parte más vigorosa del árbol madre, mayores serán las
posibilidades de enraizamiento. La longitud de los mismos varía generalmente de 7 a 12 cm.
Es importante que los esquejes tengan por lo menos dos nódulos (yemas o axilas de hoja) y si
una de las yemas está muy cerca de la zona de corte inferior, más pronto enraizará. Para
plantarlos, arrancaremos las hojas de la parte que vaya a quedar enterrada (generalmente la
mitad del esqueje) y los plantaremos muy juntos, para favorecer que la humedad se conserve.
Preferiblemente, los plantaremos a medida que los vayamos cortando, pues se ha descubierto
que cuanto más tiempo esté expuesta al aire la zona cortada, menos son las probabilidades
de enraizado. Si vamos a cortar una buena cantidad, es un buen sistema irlos sumergiendo en
agua hasta que se realice la plantación. El sustrato puede ser o bien de arena de río
solamente, o bien una mezcla de arena de río y turba, pero siempre procuraremos
proporcionarles suficiente drenaje como para que no se pudra la zona cortada y enterrada.
Tras un riego a fondo, los colocaremos a la sombra.
Esqueje de leña semidura.
Estos esquejes se cortan en verano y son más duros que los de leña blanda. Son los
adecuados para reproducir azaleas, cotoneasters, piracantas, jazmines, cítricos, olivos e
higueras. Generalmente tienen de 7 a 15 cm de longitud y el procedimiento es similar al de los
de leña blanda, quitando las hojas de la mitad inferior, pero aquí sí es recomendable cortar las
hojas por la mitad en aquellas especies de hoja grande. Los esquejes semiduros se cortan de
la planta madre con un corte en bisel o en doble bisel, lo que significa que dependiendo de
qué corte hagamos en la parte inferior tendremos que plantarlos inclinados o no, de forma que
la zona expuesta de cambium siempre quede en horizontal. Al igual que los anteriores, el calor
en el suelo estimula el enraizamiento y debemos proveer algún sistema humidificador aunque
en este caso, debido a la mayor reserva de humedad de los tallos, una simple bolsa de
plástico cumplirá bien esta función. Es importante asegurarnos de que el sustrato sujeta
firmemente a los esquejes, de manera que no se muevan con el riego y también
aseguraremos un buen drenaje, para que el agua no se estanque bajo la zona cortada,
impidiendo el enraizado. El sustrato puede ser arena, arena con turba, o cualquier mezcla
suficientemente porosa.
Esqueje de leña dura.
Este tipo de esqueje tarda más que los anteriores en emitir raíces, pero es menos sensible a
enfermedades o problemas por el nivel de humedad, de modo que ni siquiera necesitamos un
sistema humidificador. Es el tipo más usado en Bonsái, pues el tallo enraizado ya tendrá un
cierto calibre de tronco, acortando el tiempo de cultivo para conseguir una planta interesante.
Se pueden cortar de la planta madre en otoño o al final del invierno (depende del clima en el
que viváis), cuando la leña ha madurado totalmente y tienen ya acumuladas suficientes
reservas, y puede tratarse de leña de uno o dos años. La longitud de los esquejes suele ser
de 10 a 45 cm y un diámetro de 0,5 a 5 cm, asegurándonos de que la parte inferior se corta
justo por debajo de una yema y la superior un poco por debajo de otra, dejando enmedio por
lo menos dos yemas. Existen varias formas de cortar los esquejes de leña dura: la más común
es el corte en bisel, en el que plantaremos el esqueje inclinado; el doble bisel, en el que el
esqueje se planta casi recto; el de talón, en el que se conserva en la parte inferior algo de leña
vieja y el esqueje de cuña, en el que se hacen una o varias incisiones en la base del esqueje,
que se separan después con piedrecitas. Este último es el que asegura una mayor zona de
cambium expuesta y también el que produce un mayor engrosamiento de la base. En éste
(que ya se practicaba en la antigua China) envolveremos alrededor de la base una pelota de
arcilla húmeda, que favorecerá el enraizado al mantener ligeramente más húmedo el corte.
Los esquejes de coníferas tardan mucho en enraizar, de modo que sí será necesario
proveerlos de algún sistema humificador. Si colocamos un poco de arena en la base del
agujero donde vayamos a insertar los esquejes, favoreceremos el que las raíces puedan
crecer más rápidamente. Si vuestros inviernos son muy fríos, podéis cortar los esquejes en
otoño y guardarlos hasta primavera enterrándolos por capas en una caja cerrada con arena
húmeda. Durante el invierno, es probable que el callo que precede a las raíces esté ya
formado, con lo que el enraizado en primavera será relativamente temprano. Controlad, de
todas formas, que la parte superior no empiece a crecer antes de sacar raíces; si esto
ocurriera, colocad la caja en algún lugar más frío o plantad los esquejes aunque no sea
primavera. Si los inviernos son suaves, plantad los esquejes directamente en otoño,
procurando que los esquejes no se hielen, dotándolos de alguna protección simple, como un
techado de cañizo por encima o similar.
Acodo
El acodo se basa en la capacidad que tienen la mayoría de los árboles de producir raíces en
zonas del tronco o ramas que han quedado enterradas. En Bonsái se utiliza una variante del
acodo, llamada acodo aéreo. En el acodo aéreo acercamos la tierra hasta la zona del tronco
que nos interesa que produzca raíces. La primera vez que este método quedó descrito en un
libro fue hace 70 años, por el autor y famoso maestro de Bonsái Kyuzo Murata. Este maestro
lo utilizó con el abeto japonés, el pino de cinco agujas y el haya, y su método consistía en
enrollar alambre por debajo de la zona deseada y, posteriormente, disponer musgo de fibra
larga (esfagno) alrededor de esta zona, cerrando después el conjunto con plástico
fuertemente atado. Al cabo de un tiempo, dependiendo de la rapidez de crecimiento del árbol,
el alambre se clavaba en la corteza, estimulando de esta manera el nacimiento de raíces en la
zona deseada. El principal inconveniente de este método es el tiempo que se necesita para la
aparición de raíces, que oscila entre los dos y siete años, produce, además, un callo basal o
abultamiento en la zona superior de las raíces, totalmente antiestético, que tiene que ser
disimulado después. Posteriormente, se desarrollaron otros métodos, siendo el más utilizado
el siguiente: En la zona inmediatamente inferior a donde se desean las raíces, pelamos un
anillo de corteza de más o menos un centímetro de anchura, dependiendo del grosor de la
zona a acodar; posteriormente se espolvorea la zona pelada con hormonas de enraizamiento
(de fácil adquisición en cualquier centro de jardinería) y rodeamos con musgo de fibra larga
como en el método anterior. Este procedimiento posee también el inconveniente de que no
produce un engrosamiento natural, por lo que los Bonsái obtenidos con este método no tienen
un buen Nebari. Hasta ahora, los acodos se vienen efectuando en mayo para España,
noviembre para Argentina o en cualquier época en la que el árbol ha entrado en mitad de su
brotación, esto es, primavera-verano. En este método, los acodos se realizan en diciembre-
enero para España, junio-julio para Argentina, es decir, cuando el árbol está completamente
dormido. Esto es un cambio tremendamente importante, puesto que se postulaba que si
realizábamos el acodo cuando aún no han comenzado a brotar los árboles, se produciría un
callo de cicatrización antes que el tronco emitiera raíces. Pero en este método, nunca han
ocurrido, y entre los árboles experimentados se encuentran calibres de tronco muy gruesos,
dobles troncos, e incluso pequeños múltiples troncos. En primer lugar, al final de otoño,
comienzo de invierno, se sale al bosque, para recuperar algunos ejemplares. Se pueden
encontrar todo tipo de material y, sea cual sea éste, elegimos siempre aquel con una buena
disposición de ramas. No nos preocupamos de la base de raíces, puesto que con el acodo se
puede conseguir un buen Nebari. Una vez recuperado el árbol, lo llevamos hasta casa y lo
plantamos en un tiesto muy grande. Cuando el árbol está plantado, lo podamos dé acuerdo
con la futura conformación que se desee y alambramos las partes que lo necesiten. El árbol
no será acodado ese mismo año, acodaremos al año siguiente si ha brotado suficientemente y
se encuentra sano y fuerte.
En los meses de diciembre y enero para España, junio-julio para
Argentina, se pela un anillo alrededor de la corteza, llegando hasta el
cambium. Durante estos meses el árbol no absorbe agua desde las raíces,
pero dentro del tronco posee una cierta cantidad de savia, que hay que
dejar secar.
De no hacerlo así, esta savia tiende a cicatrizar la herida, con lo que aparecería un callo de
cicatrización muy antiestético. Para dejar secar el corte, pondremos el árbol en algún lugar
protegido de la lluvia y el rocío, no lo expondremos en ningún caso al sol, pues esto lo
debilitaría en exceso. El período es variable, pero generalmente basta con dos o tres días.
Una vez seca la incisión, se colocará el alambre alrededor del corte, enrollándolo como si de
un torniquete se tratara. El alambre que se utiliza es de aluminio y no aconsejo la utilización
de alambre de hierro o de cobre, porque producen óxido tóxico para las raíces y el tronco. Se
espolvorea con hormonas enraizantes que se encuentran en el comercio en forma líquida o en
polvo; personalmente recomiendo la forma en polvo, puesto que es más segura y cómoda su
aplicación: simplemente tomaremos un pincel y esparciremos por la incisión una cierta
cantidad de este polvo antes de colocar el alambre. Las hormonas no producen realmente la
emisión de raíces, pero favorecen la formación de un callo por el cual saldrán nuevas raíces.
Debemos tener precaución al utilizarlas en su forma líquida, puesto que en esencia están
compuestas de ácido (ya sea indolacético o indolbutírico) y un exceso de las mismas podría
quemar el corte. Una vez espolvoreado el corte con hormonas, colocaremos el alambre.
Primero enrollando simplemente sus dos cabos, se golpea ligeramente con un martillo toda su
superficie para asegurarnos que está clavado en el tronco. Si la profundidad de la incisión es
de 3 mm y el calibre del alambre es de 4 mm, debemos golpear el alambre hasta que,
pasando el dedo no se note. Una vez colocado el alambre, debemos colocar tierra para que
las nuevas raíces tengan sustrato y para mantener, la incisión húmeda hasta ese momento.
Para ello, colocamos una rejilla metálica de tela mosquitera, lo suficientemente alta como para
tapar la incisión, esto es, unos tres centímetros por encima de la misma. Su diámetro debe ser
dos veces el del tronco, para que las nuevas raíces tengan suficiente tierra. Una vez colocada
la rejilla, y antes de colocar la tierra, aplicaremos musgo de fibra larga húmedo alrededor de la
incisión para mantener todavía más húmedo el corte. Luego ponemos el drenaje y la tierra.
Mucha gente coloca bolsas de plástico o macetas de barro en lugar de rejilla, pero se ha
observado una serie de ventajas en esta solución: en primer lugar, el drenaje es perfecto, con
lo que se consigue mantener el nivel de humedad necesario si atendemos a los riegos
periódicamente, en segundo lugar, la rejilla hace que los rayos del sol lleguen más
directamente al suelo, con lo que la temperatura de éste se eleva con mayor facilidad, y ya
sabemos que el calor en el suelo estimula el crecimiento de raíces. Además, podemos
observar en qué momento el árbol posee suficientes raíces, pues salen a través de la rejilla.
Una vez realizadas todas las operaciones anteriores, colocaremos el árbol en un lugar al
exterior. No debemos situarlo dentro de casa a no ser que hiele o esté nevando. De esta
forma, cuando comience a calentarse el suelo por efecto de los rayos del sol, se despertará la
savia del tronco, iniciándose la producción de raicillas alrededor de la incisión.
Aunque el calor del sol es bueno para la aparición de raíces, no lo es la luz, por lo que las
raíces comenzarán a crecer primero por el lado que reciba el sol con menos intensidad, por
ello debemos girar el árbol de cuando en cuando para obtener una emisión de raíces
homogénea alrededor del tronco. Esto no significa que debamos colocar el árbol a la sombra
totalmente, pues de esta forma no sacará raíces o si lo hace serán muy débiles. Lo mismo que
ocurre con el sol, al girar el árbol repartimos mejor el riego por todos los lados, ya que no hay
que olvidar que es muy importante que se mantenga siempre húmedo el suelo.
Al terminar el primer año, quitaremos la tierra poco a poco y observaremos las nuevas raíces.
Habrá algunas más gruesas que otras y debemos procurar, para obtener un buen Nebari, que
todas ellas sean de igual vigor. Para conseguirlo, procederemos a la primera poda de raíces.
Con unas tijeras muy afiladas, cortaremos las raíces más gruesas a unos 3 cm del tronco,
mientras que las más finas se cortarán a unos 5 cm del mismo; las más finas, como pelos, no
se cortarán, dando así oportunidad a que engorden. Al tiempo, cortaremos las que crezcan
directamente hacia arriba o hacia abajo, con lo que ya tenemos preparado un perfecto nivel de
raíces. Es el momento de quitar el alambre, con mucho cuidado para no dañar las raicillas,
pero no cortaremos el tronco de ninguna manera este primer año, para no correr riesgos
innecesarios. En vez de eso, ampliaremos la incisión haciéndola ahora mas larga y más
honda. Esto provocará el engrosamiento en la base del tronco.
Colocaremos otra vez la rejilla y la tierra, una vez podadas las raíces, y esparciremos musgo
por encima de la superficie para mantener más humedad en el suelo. Podemos ya podar el
árbol de acuerdo con la futura ramificación, puesto que dentro de poco estará plantado en una
maceta de Bonsái, y en cuanto brote, comenzaremos a abonarlo con fertilizante líquido rico en
fósforo y potasio, puesto que estos elementos favorecen el endurecimiento y producción de
las raíces. Lo colocaremos en un lugar con sol, Pero ligeramente sombreado hacia principios
de verano, y nos ocuparemos muy cuidadosamente de dar la vuelta al árbol periódicamente.
Al final del segundo año las raíces habrán aumentado considerablemente y podremos cortar el
tronco por debajo del alambre. Este trabajo debemos hacerlo procurando no dañar las raíces.
Una vez separado el tronco acodado del pié del antiguo tronco, quitamos con mucho cuidado
el alambre cortándolo con un cortaalambres de punta redonda. El trabajo final es aplicar pasta
selladora al corte inferior, para evitar que el agua y la humedad del sustrato pudran la base del
tronco. De los distintos tipos de pasta selladora del mercado, yo recomiendo utilizar para las
raíces la que se fabrica a base de alquitrán, porque seca muy rápidamente y es permanente.
El acodo aéreo consiste en realizar una incisión o un torniquete en la corteza del árbol, cubrir
con musgo fresco y envolver en plástico hasta que arraigue, separándose después de la
planta madre. Esto permite obtener plantas de mayores dimensiones desde un principio y es
un método seguro de multiplicación para casi todas las especies, incluso aquellas que no
pueden multiplicarse por esquejes.
Las formas básicas de acodo aéreo son las que se describen a continuación:
El sistema más utilizado es el de anillado simple, que consiste en
cortar un anillo de corteza alrededor del tronco dejando a la vista la
madera. El tamaño de este corte debe ser entre una y dos veces el
grosor del tronco.
Una vez realizado el acodo sólo queda cubrirlo con musgo húmedo de tipo sphagnum y
envolverlo en una bolsa de plástico que mantenga esa humedad. Lo ideal sería que la bolsa
fuera negra, pero esto no nos permitiría ver si se ha producido la aparición de raices, por lo
que suele utilizarse un plástico transparente que se cubre con papel de aluminio.
Donde Situarlos
"Ningún profesional honrado, le dirá que existen Bonsáis de interior"
Ningún Bonsái es de interior, a pesar de que algunas tiendas en su afán de vender así lo
recomiendan, ello no quiere decir que no podamos tenerlos nada dentro de casa, no pasa
nada si por ejemplo lo colocamos dentro de casa por las tardes alguna vez para que adorne,
siempre que no tengamos calefacción. Los Bonsáis, aunque sean pequeños, son "tan árboles
como los grandes", si entendemos bien esto, no nos será difícil de comprender dónde los
hemos de situar. El sitio ideal, tanto de noche como durante el día, en invierno y en
verano, será una zona un poco resguardada del exterior, evitando el sol muy directo
(¡OJO! siempre que no sean tropicales). Las especies tropicales habrá que tenerlas en el
interior en invierno pues no soportan las heladas de nuestro entorno, aunque ello no quiere
decir que se encuentren bien en el interior, ni que sean Bonsái de interior como
frecuentemente se nos dice, sino condiciones de interior, su lugar ideal sería el exterior, si no
fuese por la bajas temperaturas. Si se trata de un árbol de hoja caduca, téngase en cuenta
que en otoño, perderá estas, pero en primavera volverá a brotar, mientras tanto el árbol, sigue
vivo, por lo que deberemos seguir regándole. Los Bonsái ya sean tropicales o no, deben de
pasar un período de latencia o reposo de unos tres meses (Noviembre-Enero para España o
Abril-Junio para Argentina) dependiendo de la zona, al igual que ocurre con los árboles en la
naturaleza. En esta época, los de hoja caduca habrán tirado las hojas y los de hoja perenne
no deben echar brotes. Para conseguirlo, los tropicales deberán pasar ese período en un lugar
fresco, no con temperaturas de heladas. Por ejemplo, una terraza cubierta, etc. Los demás
basta con que esos meses los pasen en una terraza exterior, aunque hiele (no en exceso).
Como proteger los Bonsái del calor del verano: Los árboles extraen el agua de la tierra con
las raíces y la conducen por el tronco y las ramas hasta las hojas. Las hojas evaporan una
gran cantidad de agua. Si el tiempo es seco y caluroso las hojas evaporan aún más agua, de
manera parecida a la ropa tendida que seca mucho mas rápidamente los días soleados y
ventosos. Aunque no dejemos de regarlos, si el calor es extremadamente fuerte, puede que
las hojas lleguen a evaporar más agua de la que les llega por las raíces. Si esto llega a
suceder, podemos tener quemaduras en las puntas de las hojas, sobre todo en los árboles de
hojas grandes y tiernas. Para impedir que esto suceda, pondremos los árboles a resguardo
del viento y del sol, simplemente dejándolos a la semisombra de una terraza exterior, de una
planta más grande, etc.
Protección de las heladas: Cuando llega el invierno, las temperaturas bajan. Los árboles
disminuyen su actividad y se preparan para soportar el frío. Si las temperaturas no son
extremadamente bajas, aunque por la noche llegue a helar, la mayor parte de nuestros
árboles, no necesitan ninguna protección especial. Esto no vale para los árboles de especies
tropicales, llamados frecuentemente de interior como se nos dice, que aunque no llegue a
helar, no soportan las bajas temperaturas. Estos árboles de origen tropical, hay que
protegerlos del frío, situándolos donde no lleguen las heladas, en una terraza cubierta, en un
invernadero o entrándolos dentro de casa.
Como situar los Bonsái dentro de casa: No hay plantas de interior, sino condiciones de
interior que permiten el cultivo de las plantas, los Bonsái no son una excepción a la citada
regla. Como hemos visto, siempre que sea posible, los Bonsái deben situarse adecuadamente
en el exterior. Esto no impide que puedan vivir, incluso durante algún tiempo en el interior de
las casas. Sin embargo, dentro de casa no suele haber las condiciones adecuadas para el
desarrollo de un árbol, falta luz y humedad, lo que limita la vida de los árboles. La adaptación
de un árbol en el interior de una vivienda, va a depender de que el emplazamiento reúna estas
condiciones de luz y humedad.
Luz: El lugar ideal para situar un árbol en casa es siempre muy cerca de una ventana amplia y
bien iluminada (sin cortinas). La distancia máxima a la ventana será de un metro y medio
aproximadamente.
Humedad: El ambiente de las casas, es en general demasiado seco para el buen desarrollo
de los árboles. El mejor sitio para tener los árboles dentro de casa será una terraza cubierta,
una habitación fresca, a ser posible sin calefacción y los situaremos lejos de los aparatos de
calefacción, chimeneas o electrodomésticos que desprendan calor como el televisor y
pulverizando agua frecuentemente.
Que especies se adaptan mejor al interior: En general los árboles de especies tropicales
(Ficus, Sageretia, Serissa, Carmona, etc.) resisten mejor las condiciones de interior. En el otro
extremo, las coníferas y los árboles de hoja caduca (pinos, juníperos, olmos, hayas, etc.)
Riego
Por que hay que regar: La simple razón por la que hay que regar los árboles, es porque las
plantas sin agua se mueren. Las plantas que viven en el campo llegan con las raíces hasta el
agua almacenada en la profundidad del suelo. Las plantas que viven en una maceta no
encuentran más agua que la que hay en la maceta, por esto, todos las plantas que viven en
maceta y por supuesto los Bonsái, precisan de un riego más o menos frecuente. El agua es un
elemento nutritivo capital. Es importante una dosificación apropiada: ni un exceso, ni una
cantidad insuficiente. Tan fatal para nuestro árbol puede ser un par de días sin regar en
verano, como las raíces continuamente "encharcadas".
Cada cuando hay que regar: La única regla que hay para regar es la siguiente:
HAY QUE REGAR SÓLO CUANDO LE HACE FALTA AGUA AL BONSÁI.
Jamás debe quedarse la tierra seca y este principio nos dará la pauta de su frecuencia, en
invierno puede ser cada 5 días por ejemplo, mientras que en verano puede que tengamos que
regar dos veces al día. No podemos por tanto recomendar nunca "riéguelo cada día" ó
"riéguelo una vez a la semana"; el consejo adecuado es:
"Aprenda a regar, sólo cada vez que el árbol lo precise" que es cuando la tierra de la maceta
comienza ligeramente a secarse por encima.
Forma de hacerlo: La forma ideal es hacerlo (aunque algunos aficionados no están de
acuerdo) es mediante inmersión de la maceta en agua, en la pila del fregadero u otro
recipiente, manteniéndolo sumergido hasta que el agua cubra la tierra durante 5 minutos, si
esta forma resultase engorrosa, se recomienda que al menos se practique de vez en cuando.
Para prevenir descuidos en el riego en épocas tales como vacaciones, ausencias del hogar o
simplemente riego inadecuado, existe un sistema de riego bastante bueno denominado de
diferentes maneras en el mercado pero que yo denominaré "ACUABONS" , puede ser en
formato económico (plástico), y otro en fina porcelana decorada a mano. Al margen del efecto
decorativo de este, los resultados prácticos son los mismos.
El Pinzado
El pinzado es la operación de cortar los brotes nuevos que van saliendo y que deforman el
árbol. Los objetivos del pinzado son corregir y realzar la forma del Bonsái con ello se origina
una mayor ramificación y densidad, a la vez que limita o acelera el crecimiento según
deseemos, con todo ello conseguiremos varios efectos:
Limitar su crecimiento para mantener la forma.
Corregir e igualar su fuerza para que la ramificación aumente.
Que las hojas sean cada vez más pequeñas.
Para podar correctamente un árbol es importante
que comprendamos sus hábitos de crecimiento.
Entre los árboles caducos, hay algunos que
producen vástagos y hojas nuevas durante toda
la época de crecimiento. Este grupo incluye el
arce, el espino, el carpe, el olmo, el durillo, el
alerce, la secoya y el ciprés de los pantanos, así
como también el cedro japonés siempre verde,
los delicados cítricos y el granado. Cuando la
hojas de estos árboles se abren en la primavera,
aparecen vástagos en las puntitas de las ramas y
en las yemas situadas a los lados de estas.
Para conservar el tamaño, hay que eliminar los vástagos cuando se alargan, dejando apenas
una o dos hojas en la base.
Sin embargo, para estimular el crecimiento en una sola dirección, se debe cortar el vástago
justo por encima de una hoja que crezca en el sentido que se desea el crecimiento futuro. Un
nuevo vástago crecerá a partir de la yema latente situada en la base de la hoja en la dirección
requerida. La mayor parte de estos cortes, que se realizan durante la época de crecimiento, se
pueden hacer con el índice y el pulgar, aunque a veces es necesario el uso de tijeras. No hay
que podar de este modo los árboles que no sean sanos. En realidad, es improbable que sea
necesario podarlos, dado lo poco que crecen.
Hay que eliminar las ramas que no se desean: las que están muy abajo, o situadas justamente
enfrente de alguna en buena posición (línea gruesa). Las partes más nuevas tienen que
recortarse (línea punteada) para estimular una mayor ramificación.
El pinzado se efectúa a medida que el árbol va creciendo, es decir, durante toda su época
activa, en términos generales puede ir desde la primavera hasta el principio del otoño, y la
forma de pinzar varía mucho según la especie de árbol que se trate.
Olmos, carpes
Estas especies van a crecer rápida y continuamente, podemos pinzar en cualquier posición de
las ramas nuevas. Si pinzamos al final de la misma retardaremos el crecimiento de la rama; si
la dejamos crecer previamente y luego dejamos una o dos hojas, provocaremos el nacimiento
de dos nuevas ramas. En estas especies, es preciso pinzar continuamente, pues su
crecimiento es muy vigoroso, además así conseguiremos reducir el tamaño de las hojas muy
fácilmente
Arces, hayas
Los arces son muy estrictos en cuanto a la época del pinzado. Una vez abiertos los brotes, las
hojas salen rápidamente, por eso, el pinzado debe efectuarse con rapidez, eliminando con los
dedos el comienzo de la brotación del segundo par de hojas. Si deseamos que las ramas
crezcan más, quitaremos el comienzo del tercer par. Si no lo hacemos así, el tallo se alargara
enormemente en comparación con otras especies.
Brote demasiado largo. Cortar el crecimiento nuevo. Nueva brotación.
Frutales
Los frutales se deberán pinzar una vez pasada la floración, ya que la mayoría de ellos
producen capullos en las puntas de las ramas, si lo hacemos antes no disfrutaremos del color
y aroma de sus flores. Dejaremos crecer las ramas y con unas tijeras las cortaremos a dos
hojas las ramas más fuertes, y a cuatro las débiles.
Pinos
En los pinos, efectuaremos el pinzado en mayo, cortando con tijeras totalmente el crecimiento
de las velas más largas, por la mitad las que tengan una fuerza intermedia y las que sean muy
pequeñas, no las tocaremos.
Piceas, abetos
El pinzado se efectúa con los dedos. En los árboles poco ramificados para aumentar su
densidad, se eliminan totalmente las yemas nuevas tan pronto como estas adopten forma
ovoide. En los árboles muy ramificados, se pinzan los dos tercios superiores de las yemas
más fuertes.
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Poda de mantenimiento
Este tipo de poda sirve para corregir el crecimiento de los árboles. Por lo general todas las
ramas y brotes deben recibir luz. Por lo tanto eliminaremos todas las ramas que crezcan
directamente hacia arriba o hacia abajo, las que se crucen con otras o las que crezcan hacia
el interior. Evitando así que los brotes nuevos se ahoguen a causa de la falta de aire y luz.
Aplicando esta regla conseguiremos una silueta triangular, con una base más amplia que la
copa.
Se puede formar un Bonsái solo con las técnicas de poda, aunque los resultados más
naturales se consiguen combinando esta técnica con la del alambrado. La poda produce
ángulos demasiado agudos en el tronco y ramas, mientras que el alambrado los produce
suaves.
Hay dos épocas en las que se puede realizar este trabajo, en el invierno y durante la estación
de crecimiento.
Si se realiza en invierno, se llama poda de aclareo. Se actúa sobre brotes y ramas ya
lignificadas. El objetivo de esta poda es el de ordenar el crecimiento de las ramas para la
próxima estación vegetativa.
Si la realizamos durante la época vegetativa se denomina pinzado y actuaremos sobre los
brotes verdes o semi-duros de ese mismo año. La poda de dejar crecer y cortar es muy útil
combinada con la utilización de ramas guía. Mediante el uso de ramas guía conseguiremos
que ramas y tronco engorden rápidamente.
Poda de Formación
La poda de formación normalmente se efectúa cuando se adquiere un nuevo ejemplar, bien
sea comprado o recuperado de la naturaleza, o en algún vivero.
Como dice su nombre, se trata de una poda para formar o moldear un árbol por lo que solo se
suele efectuar una vez en la vida. Es más suave que la poda drástica, por lo tanto se puede
efectuar sin peligro, siempre que se cuide la estación del año que se va a realizar. Es
recomendable efectuarla a principios de primavera y se pondrá pasta selladora en cada corte
como se tiene que hacer siempre que realicemos una herida profunda.
Antes de efectuar ningún trabajo, es recomendable hacer un boceto sobre papel y reflejar en
él lo que pretendemos hacer y adonde intentamos llegar en el futuro,
El proceso de selección de ramas, debe basarse en el estilo de árbol que queremos hacer. En
primer lugar debemos observar el árbol con detenimiento, una vez decidido el estilo al que se
adapta el Bonsái se elige el frente.
A continuación debemos dividir el tronco del árbol en tres tercios, el primero comienza en la
base de raíces y el último termina en el ápice.
Por lo general el primer tercio se deja libre de ramas. En el segundo tercio del tronco se sitúa
la rama principal que suele ser la más gruesa o la que más destaca, ésta debe crecer
lateralmente. Decidida cual será la primera rama se podan todas las que queden por debajo
de esta, las superiores se dejan de forma alterna a lo largo del tronco, una a la derecha, otra a
la izquierda, atrás, etc. evitando que ninguna crezca hacia el frente hasta que llegar al tercer
tercio, una vez allí las dejaremos crecer en todas las direcciones incluido el frente.
Poda Drástica
La poda drástica se realiza cuando solo es aprovechable una parte del tronco y la base de
raíces, es una operación muy estresante, en la cual debemos guardar todo tipo de
precauciones, la operación de éste tipo poda debe hacerse en dos años.
El primer año se poda dejando un muñón, así evitaremos que la retirada de
sabia afecte al tronco. Si se tratara de una conífera debemos dejar
obligatoriamente una rama por debajo del corte. Esta rama será la que evite
que el árbol se muera, si no la dejamos el árbol se morirá inevitablemente
Las ramas se cortan con una tijera podadora, debemos usar obligatoriamente pasta selladora
en todos los cortes que efectuemos al árbol, así evitaremos que se muera por deshidratación.
La época más adecuada para realizar ésta operación es el principio de la primavera, justo
antes de la brotación.
En el segundo año se cortarán los muñones que dejamos el año anterior, esta vez lo haremos
con una tijera podadora cóncava, de esta forma conseguiremos que el árbol cicatrice antes y
con el tiempo serán menos visibles las marcas dejadas por este tipo de tijera que por las
podadoras normales.
Antes de cortar los muñones observaremos al árbol desde todos los ángulos eligiendo el
frente que más nos interese y planteándonos la posibilidad de dejar algún trozo de rama para
hacer con ésta un Jin
El abonado
Por que hay que abonar: Todos comemos cada día, el alimento es imprescindible para la
vida. Las plantas se alimentan de las sales nutritivas que extraen del suelo. Los Bonsáis,
como viven en macetas pequeñas, pueden llegar a consumir todos los nutrientes que hay en
la tierra, por eso, hemos de ir reponiendo mediante el abonado los elementos que consume el
árbol.
Estos nutrientes son los mismos que necesitarían cualquier planta normal. Hay tres elementos
básicos para mantener una planta sana, son el nitrógeno ( N ), que favorece el crecimiento y
sus hojas se verán verdes sanas, los otros dos elementos fósforo ( P ) y potasio ( K )
favorecen la floración así como el desarrollo y endurecimiento. En menores cantidades se
suministran también un conjunto llamado microelementos que pueden ser calcio, azufre,
magnesio, hierro, cobre, boro, etc.
Tipos de abono comunes: Hay dos tipos diferentes de abono para los Bonsáis, los abonos
líquidos y los sólidos.
El abono líquido se disuelve en el agua de riego, o se aplica con el agua de vaporización por
encima de las hojas, y el abono sólido se introduce dentro de la tierra de la maceta.
Cuando se abone, si utilizamos un abono líquido, se disuelve la mitad de la dosis
recomendada por el fabricante y después regaremos por inmersión.
No obstante se recomienda un abono sólido de liberación lenta, pues con una sola vez que
abonemos tenemos para todo el año y sin riesgos de sobredosis, que podría quemar el árbol.
Cuando no hay que abonar: No abonaremos en invierno, ni durante los periodos o días de
calor extremo, ni cuando el Bonsái está en brotación, si después de que hayan abierto las
hojas y madurado.
Tampoco hay que abonarlos cuando notemos que están enfermos, al igual que nosotros
cuando enfermamos que nunca pretendemos curarnos a base de alimento, pues no hay que
pretender arreglar los Bonsáis enfermos a base a abonarlos. Primero hay que saber cual es la
causa y dar el adecuado tratamiento, ya abonaremos cuando esté repuesto de la enfermedad.
Tampoco hay que abonar a los recién trasplantados, o que han quedado secos por descuido.
Y por último también tendremos en cuenta que un Bonsái joven o en formación necesitara
más cantidad que uno ya establecido o adulto.
Sustratos
El sustrato es la mezcla de tierra elegida para cultivar un Bonsái, es su único soporte de vida,
por lo que tiene que ser estudiada su composición cuidadosamente, dependiendo de la
especie y el momento determinado de su desarrollo.
Hay ciertos detalles clave que se deben tener en cuenta en su composición. El sustrato debe,
tanto en sentido físico como nutritivo, sostener el árbol, debe permitir drenar el agua de riego
fácilmente, pero a su vez mantenerse húmedo sin retener excesos de agua, necesita oxígeno
en forma de aire, debe retener los nutrientes que se le aportan al árbol en forma de abonos,
tiene que ser posible controlar su grado de acidez o alcalinidad.
Por todo ello se deduce que no hay una única mezcla para Bonsái, y cada aficionado llega a
tener sus "Mezclas Especiales" dependiendo de los componentes localmente disponibles. Por
eso aconsejar una mezcla adecuada para una especie es muy difícil sin suscitar
discrepancias. Así que cada maestrillo con su librillo.
Por los comentarios y sugerencias en el foro, email, etc..etc..,sobre la composición de tierras a
la hora de trasplantar y que esta sección no se informaba de ninguna mezcla......se añade lo
siguiente :
Se pueden hacer infinidad de mezclas de sustratos, unas pueden ser mas estándar que otras,
y no existe una mezcla especifica y concreta para una especie determinada, para algunos
aficionados será mejor una mezcla y para otro será mejor otra, es un tema que siempre
preocupa a los aficionados y no debería de ser así. La única clave que se debe tener muy en
cuenta es que esa mezcla "debe mantener al árbol" y debe permitir drenar el agua de riego.
A continuación se relacionan mezclas mas o menos estándar :
Mezcla 1
1/3 mantillo, 1/3 turba, 1/3 arena de río.
Mezcla2
1/3 mantillo, 1/3 tierra vegetal, 1/3 arena de río.
Mezcla 3
1/4 mantillo, 1/4 tierra vegetal, 1/4 turba, 1/4 arena de río.
Mezcla 4
1/2 tierra vegetal, 1/2 arena de río.
Mezcla 5
1/2 turba, 1/4 arcilla, 1/4 tierra vegetal, 1/2 arena de río.
Mezcla 6
1/2 tierra vegetal, 1/2 mantillo.
Mezcla 7
1/3 turba, 1/3 arcilla, 1/3 arena de río.
Mezcla 8
1/3 tierra vegetal, 1/3 arcilla, 1/3 arena de río.
Se podrían incluir infinidad de mezclas....
Normas generales :
Las coníferas en general prefieren un suelo mas arenoso y suelto, ricos en nutrientes, de
modo que habrá que agregarle una mayor proporción de arena.
Las perennifolias en general les gusta los suelos ricos en nutrientes y no muy ácidos, (la turba
es mas ácida que el mantillo).
Las caducifolias en general les gusta los suelos ricos en nutrientes, la tierra vegetal y el
mantillo.
A los frutales y árboles de flor en general, prefieren un suelo menos arenoso, así que habrá
que disminuir la proporción de arena, por el contrario les gusta los suelos ricos en nutrientes,
la tierra vegetal y el mantillo.
Alambrado
El alambrado es una técnica que se utiliza con el objetivo de darle al tronco o ramas una
orientación distinta a la que tienen, de esta manera se le da al bonsai la forma y estilo
deseado o mas apropiado. En teoría el alambrado se puede hacer en casi cualquier época,
aunque es mejor hacerlo durante el reposo invernal que en el de pleno crecimiento que es
cuando circula más savia. En general los árboles perennifólios se pueden alambrar durante
todo el año y las coníferas entre finales de otoño hasta principios de primavera, en este
periodo están en reposo. Los árboles caducifólios es buena época justo antes de que
empiecen a abrirse las yemas, por el mes de marzo, o en otoño cuando ya pierden las hojas.
El tiempo que ha de permanecer el alambre colocado es muy relativo, pues depende mucho
de las características del bonsai, como la especie, vigor o crecimiento, grosor del tronco o
ramas. Así que la mejor manera es ir controlando visualmente y observar la parte alambrada
por si engrosara muy rápidamente. Nunca dejar que se clave pues dejaría marcas que quizás
ya no desaparezcan con el tiempo. Muchas veces será necesario volver a alambrar la misma
zona debido a su grosor. El tiempo en el que que puede permanecer el alambre colocado
varía mucho, ya que como hemos visto antes depende de muchas características, algunas
zonas solo necesitaran tres o cuatro semanas y otras incluso un año.
Los alambres más utilizados o comunes son los de cobre y aluminio. En el mercado y tiendas
especializadas se venden todo tipo de calibres ya listos para su uso. El de cobre es el mas
utilizado, es más rígido y de un color más armónico. Al ser más rígido se pueden utilizar
calibres menores que los de aluminio, sujetando las partes alambradas con mas seguridad. El
de aluminio es más ligero, blando y mas moldeable colocándose con con mayor facilidad. El
alambre se coloca en ángulos de 45º.
Muestras de Alambrado
Muchos neófitos en el arte Bonsái piensan que el alambre es el sistema que se utiliza para
conseguir que los árboles no crezcan. Sin embargo, la práctica del alambrado tiene una
respuesta mucho más sencilla. El alambre permite modelar el árbol, darle una forma concreta,
una mayor belleza y una mayor similitud con las formas que adoptaría creciendo libremente en
los distintos tipos de hábitat. También es necesario para corregir la forma o inclinación de
aquellas ramas con irregularidades en su brotación, las que se cruzan con otras ramas, las
que tienen un crecimiento excesivamente vertical, etc,
Por consiguiente, podemos considerar el alambrado como el método a utilizar para corregir los
defectos, afinar y realzar las cualidades del árbol. Con ello nos permite utilizar ramas de que
otro modo tendríamos que podar, en cierto modo el alambre sustituye la fuerza del peso de las
ramas en los árboles grandes en la naturaleza.
El primer paso a seguir en el aprendizaje del alambrado, sería proceder a desalambrar. Así se
aprecia con más eficacia todos los errores que se cometieron durante el alambrado y la forma
correcta de hacerlo. Si no se dispone de material para desalambrar, es aconsejable practicar
alambrando ramas secas.
Por la misma razón antes expuesta cuando alambremos y mientras no se tenga experiencia,
empezaremos por las ramas más finas, en ellas se emplean calibres de alambre más delgado,
con lo que el riesgo de partir una rama al alambrar o al doblar la rama, es menor.
El alambre debe seguir la forma que tiene el tronco o la rama. Entre el alambre y la corteza del
árbol, debe quedar justamente el grosor de una hoja de papel. Es decir el alambre debe
sujetar la rama pero sin estrangular la corteza.
El alambrado es una técnica que exige que la ramificación del árbol pueda verse con el mayor
detalle posible. En el supuesto de un árbol con hoja caduca, la respuesta obvia sería que el
alambrado se realizase en invierno, cuando ha perdido todas sus hojas. Sin embargo esta
época tiene sus inconvenientes, las ramas de los árboles en esta estación no son tan flexibles
como en primavera o verano. En invierno las ramas sobre las que vamos a colocar el alambre
ya están lignificadas, lo que supone que éste no comenzará a ser efectivo hasta que la savia
no comience a circular de nuevo. Esto parece que no es importante, pero en casa de quebrar
alguna rama, ésta no cicatrizará hasta la próxima primavera.
Alambrado correcto.
Defoliado
El defoliado, como su nombre indica, es la eliminación total o parcial de las hojas en las
especies de hoja caduca, antes de que éstas caigan naturalmente en otoño.
Hay varias razones para que una operación así se utilice:
Para provocar un nuevo nacimiento de hojas, que serán más pequeñas en tamaño.
Para eliminar aquellas hojas dañadas por el viento, sequedad o exceso de calor, y
reemplazarlas por otras nuevas y frescas.
Si se lleva a cabo correctamente y en la época apropiada, la segunda brotación
estimulará el crecimiento de nuevas ramitas, con lo que la ramificación de dos años,
crecerá en uno solo.
Los colores en otoño serán más intensos, más vivos.
El árbol envejece dos veces en el mismo año.
Si es necesario trasplantar fuera de época, el defoliado actúa como una precaución
contra la deshidratación.
La defoliación parcial de las zonas vigorosas del árbol regula y redistribuye el vigor del
Bonsái.
La defoliación parcial puede realizarse para siluetear el Bonsái (quitando las hojas que salgan
de la silueta marcada). Generalmente el defoliado se lleva a cabo en variedades de hoja
caduca, pero algunas de hoja perenne como algarrobos, olivos, ficus, quercus, etc., también
son apropiadas. Si se observa atentamente un árbol, se ven zonas de muy distinto vigor en él.
Por lo general en el ápice y la punta de las ramas se concentra toda la energía, como indica el
que los brotes y ramas situados en esas zonas sean más gruesas y pobladas.
Para conseguir un buen Bonsái, se necesita igualar las partes más vigorosas con las que
tienen menos fuerza. Por esta razón, efectuamos el defoliado. Para ello, con unas tijeras
afiladas de mango largo (o unas pinzas de defoliar), cortaremos el peciolo por la mitad. En el
caso de alguna variedad de pecíolo corto (por ejemplo, olmos) las arrancaremos, con la
precaución de no dañar el brote latente que se encuentra en la axila de la hoja. En el caso de
variedades de pecíolo largo, los dejaremos en la planta, pues una vez comiencen a brotar las
nuevas hojas, caerán por sí solos. Es también muy importante efectuar el defoliado en la
época correcta. En el calendario del árbol, ésta es cuando la brotación de primavera ha
madurado y parado su elongación en nuestro calendario, (de mitad de junio a finales de julio
para España o mitad de noviembre a finales diciembre para Argentina). Si lo hacemos antes
de que la brotación madure, el nuevo crecimiento será excesivamente débil, e incluso con
hojas grandes, Si lo hacemos demasiado tarde, puede que no brote, o si lo hace las hojas
serán muy débiles y puede no sobrevivir el invierno. Una vez defoliado el árbol, el primer paso
está ya dado. Pero ahora que está sin hojas, debemos completar el trabajo con la poda de las
ramas puesto que vemos perfectamente la estructura del árbol, aunque hayamos podado en
invierno, podemos corregir la brotación con otra poda adicional: cortaremos las ramas
demasiado largas, las que crezcan directamente hacia arriba o hacia abajo, las opuestas, etc.
En el caso del arce, que brota con hojas y ramas opuestas, la poda tras el defoliado es
imprescindible para evitar ese defecto. Incluso si lo deseamos, podemos alambrar. El tercer
paso debemos darlo tras la brotación: el pinzado. Una vez las primeras hojas comiencen a
crecer, debemos estar atentos para evitar la excesiva elongación de los internudos y cortar el
exceso de crecimiento, dejando sólo dos o tres hojas. Estos dos últimos pasos son tanto o
más importantes que el defoliado mismo, ya que sin ellos, éste no sirve de nada y el resultado
sería el inverso al deseado. En primer lugar antes de cortar las hojas, debemos asegurarnos
que el Bonsái está totalmente sano. En segundo lugar, si vamos a quitar sólo 1/5 o 1/4 de las
hojas, no es necesario abonar fuertemente antes, en caso contrario, debemos hacerlo con uno
o dos meses de antelación. Procuraremos no utilizar un abono alto en nitrógeno, para evitar
que las hojas se hagan demasiado grandes. Una vez defoliado, el árbol necesita menos agua,
puesto que su superficie de evaporación se ha reducido considerablemente. Así, sólo cuando
la tierra está seca volveremos a regar, aunque un pulverizado con agua de cuando en cuando
es muy beneficioso. En cuanto el árbol haya brotado nuevamente, volveremos a regar y
abonar con normalidad.
El trasplante se suele hacer en primavera, sobre el mes de marzo cuando los yemas
empiezan a brotar es el momento adecuado, hay que tener en la temperatura, que ya sea
estable pues si se hace muy pronto se corre el riesgo de heladas. Dependiendo de especies u
objetivos se puede hacer también a principios de otoño e incluso en verano pero sin cortar
mucho las raíces.
Básicamente el trasplante consiste en eliminar una parte de las raíces, aproximadamente 1/3
sustituyendo todo el sustrato por uno nuevo. Es importante antes del proceso tener preparado
el tiesto con los agujeros con su rejilla puesta, el sustrato y herramientas necesarias.
Comenzamos sacando el bonsái del tiesto y miramos el estado de las raíces, seguimos
desenredando las raíces peinándolas desde dentro hacia fuera, hay que hacerlo con cuidado
para no dañar las raíces, una vez terminado de extender las raíces se suprime cortando con
unas tijeras bien afiladas, ya que los cortes han de ser limpios para que cicatricen bien. En el
fondo del tiesto se coloca una capa de grava o arena gruesa para facilitar el drenaje poniendo
a continuación una capa del sustrato preparado. Colocamos ya el bonsái en la posición
deseada o ángulo de plantado, si el árbol es grande y el tiesto muy bajo será necesario fijarlo
con alambre que previamente habremos pasado por los agujeros del tiesto. Seguidamente
vamos colocando tierra nueva alrededor y encima de las raíces, con la ayuda de un palito o
similar iremos introduciendo la tierra por entre las raíces con movimientos circulares, luego se
le dan ligeros golpes en los bordes del tiesto para que la tierra se asiente. A continuación se
riega el bonsái suavemente, para no levantar el sustrato hasta que observemos que sale el
agua limpia por los orificios.
Hay algo importante después del trasplante, que son los cuidados posteriores. No hay que
olvidar que cuando se realiza esta operación el bonsái sufre y necesita unos cuidados, pues
se han descubierto sus raíces y suprimido parte de ellas a lo que se tiene que reponer poco a
poco su sistema radicular. En las próximas tres o cuatro semanas se tiene que poner en un
lugar resguardado del viento y en semisombra pero bien aireado. El siguiente riego se hará
cuando se empiece a secar la superficie del sustrato, hay que evitar el exceso de agua pues
absorbe menos, tampoco dejar que se seque por completo el sustrato, cuando pase este
periodo de recuperación ya se podrá colocar en el lugar habitual en las condiciones de antes
del trasplante. No se debe abonar ni fertilizar durante este tiempo.
Trasplante de Creación
El trasplante es necesario para todas las plantas en maceta y, en particular, para las plantas
jóvenes. Consiste en cambiar la maceta o, simplemente, la tierra.
Por qué trasplantar: Un volumen pequeño de tierra no permite a la planta vivir
indefinidamente. Pasado un tiempo, la tierra pierde sus elementos nutritivos, el humus
desaparece, la composición del suelo cambia y ya no fija las partículas minerales. - Las raíces
se desarrollan demasiado y terminan por ocupar más de la mitad de la maceta. A menudo, su
fuerza y volumen desplazan a la planta hacia afuera.
Cuándo trasplantar: Si se dispone de un invernadero fresco, resguardado de las heladas, se
puede trasplantar durante todo el invierno, ya que el sistema radicular no requiere reposo
invernal, especialmente si son árboles de hoja caduca. Un viejo refrán dice incluso que «En el
día de Santa Catalina (el 25 de noviembre) todo árbol echa raíz».
Sin embargo, dado que las raíces en
maceta son muy sensibles al frío, hay
que asegurarse de que el suelo no se
hiela. El mejor, y a veces único,
período posible es el mes de marzo,
apenas terminado el invierno. Una
parte de las raíces que forman el
cepellón habrá perecido naturalmente
durante la estación fría. La planta
estará todavía en reposo, pero el
desenredado de las raíces será más
fácil y la cicatrización de los cortes
más rápida.
Cómo trasplantar: El trasplante consiste en cambiar la tierra, suprimir una parte de las raíces
y, según el caso, cambiar de maceta. Para realizarlo se seguirán los siguientes pasos:
Retirar la planta de la maceta y verificar el estado de sus raíces.
Preparar la maceta (la misma si no vamos a cambiarla), obturando los agujeros con tela
o tul de plástico, fijándolos, si es necesario, con alambre de cobre.
Esparcir en el fondo una capa de arena gruesa, destinada a drenar el exceso de agua.
Deshacer el paquete de raíces, peinándolo con un tenedor, tratando de lastimar lo
menos posible las raíces grandes. Una vez que estén bien peinadas, suprimir entre un
tercio y la mitad de las raicillas con unas tijeras. Eliminar la tierra vieja.
Poner un poco de tierra en el fondo de la maceta y colocar el Bonsái. Si éste tiene gran
volumen y el tiesto es muy poco profundo, será indispensable amarrar la planta,
pasando las dos extremidades de un alambre de cobre por el agujero de drenaje y
fijando con ellas el cepellón.
Agregar tierra nueva alrededor del cepellón y comprimir firmemente, primero con los
dedos y después con la alcayata.
Ya se haya conservado el musgo encima del cepellón, o previamente retirado, volver a
ponerlo sobre la superficie de la maceta.
Regar en abundancia pero suavemente, con una regadera de agujeros finos. Si
procede, sumergir la maceta en una palangana con agua por debajo del nivel de la
tierra, hasta que esté bien empapada.
Luego, dejar escurrir y poner el Bonsái a la sombra durante varias semanas, hasta que
el sistema radicular se haya formado otra vez. Es muy importante no abonar la tierra
durante este período.
¿Con qué frecuencia trasplantamos?: En general, puede decirse que los árboles de follaje
perenne tienen necesidad de trasplantes menos frecuentes que los de hoja caduca, que
producen más materia orgánica y renuevan su follaje más a menudo. Un pino tendrá menos
necesidad de ser trasplantado que una secuoya primitiva o un arce.
Es necesario en aquellos casos en que las raíces que posee el árbol en el momento de su
obtención son demasiado viejas y gruesas, o están excesivamente enmarañadas.
Generalmente es siempre necesario con ejemplares recuperados procedentes de vivero; en
casos excepcionales, un Bonsái muy viejo necesitará también de este tipo de poda de raíz.
Como su nombre indica, vamos a sentar las bases de crecimiento del futuro cepellón de
raíces, y por ello debemos seguir las siguientes normas:
Favoreceremos el crecimiento en longitud, en detrimento del crecimiento en
profundidad, de modo que cortaremos las raíces que crezcan directamente hacia arriba
o hacia abajo.
Las ramas serán un reflejo del crecimiento de las raíces, y por esto debemos
desenmarañarlas evitando cruces entre ellas y cortando también las que crezcan hacia
el interior, hacia el tronco.
Debemos tener en cuenta cuáles van a ser las dimensiones del tiesto en que nuestro Bonsái
quedará plantado definitivamente en un futuro, a tiesto más pequeño, será necesario acortar
más las raíces gruesas y viceversa.
Una sencilla forma de evitar una poda drástica de raíces es seleccionar cuidadosamente el
material virgen con el que trabajamos. Aunque en un ejemplar recuperado poco podemos
influir en la manera en que crecen sus raíces, cuando acudimos a algún vivero para adquirir
una planta para Bonsái, debemos rechazar las que estén plantadas en un suelo muy arcilloso,
sobre todo si la planta que elegimos está creciendo en una maceta. Esos árboles, al crecer en
un terreno muy duro, se ven obligados a emitir raíces muy gruesas y, a menudo, enrolladas
alrededor de la maceta, encontrándose las raicillas finas tan solo en el fondo del contenedor.
Por el contrario, aquellos árboles que están plantados en una maceta con sustrato esponjoso,
poseen abundantes raíces finas en todo el cepellón, con lo que el éxito del trasplante en una
maceta de Bonsái está casi asegurado.
Puesto que vamos a efectuar una profunda remodelación y selección en las raíces del árbol,
es necesario que las veamos, y por ello trabajaremos a raíz desnuda. Esta tarea sólo se debe
evitar en coníferas, pues estas especies no soportan un lavado total de tierra.
Para ello, tras sacar el árbol de la maceta original, desharemos la parte más exterior del
cepellón, con ayuda de un garfio o unos palillos de bambú.
Seguidamente, con agua a presión, limpiaremos el cepellón de raíces de toda la tierra original.
En el caso de que la planta creciera en un suelo arcilloso y compacto, el procedimiento
cambia un poco, lo sumergiremos (sacado ya de la maceta) en un cubo o balde con agua
durante dos o tres horas, pasado este tiempo, con agua a presión, eliminaremos la tierra. De
no hacerlo así, arrancaríamos muchas raicillas junto con la tierra.
Trasplante de Establecimiento
Las raíces de todos los árboles crecen para encontrar el agua y los nutrientes que le son tan
necesarios para la vida. Así pues, cuando un árbol crece en una maceta, las raíces van
creciendo hasta ocupar la totalidad del espacio limitado. Al mismo tiempo la tierra se va
desgastando y pierde la facultad de proporcionar los nutrientes que el árbol necesita. Si
levantamos el árbol de la maceta veremos que las raíces forman un ovillo espeso y enredado.
Este será pues el momento de trasplantar si deseamos mantener la salud del árbol, o bien
deberemos plantarlo en una maceta mayor o en el suelo.
Son sólo las raíces más jóvenes y finas las que trabajan para alimentar al árbol y éstas, al
igual que las ramas, se activan y estimulan mediante la poda.
Un árbol en una maceta no necesita de raíces gruesas para proporcionarle estabilidad, tal y
como las necesitan los árboles creciendo en el suelo, y cuando se podan estas raíces, el árbol
reacciona emitiendo gran cantidad de raíces jóvenes y finas. Los resultados pueden
observarse en la copa, con un crecimiento sano y vigoroso. En vez de una maceta llena de
raíces viejas y poco útiles, las renovamos con raíces que son muy útiles y necesarias para el
árbol.
Así, la poda de raíces es necesaria en los Bonsái, y tal como cada año que pasa éstos
adquieren las características de vejez que buscamos, simultáneamente les proporcionamos
un sistema de raíces jóvenes que convierten a los Bonsái en el ser vivo más cercano a la
inmortalidad.
Además, con la poda de raíces tenemos la oportunidad de estudiar el cepellón en busca de
alguna raíz podrida o enferma.
Otra razón que hace necesario el trasplante es que mientras más llena de raíces va quedando
la maceta, la porosidad de la tierra disminuye y, consecuentemente, también la circulación de
aire y agua, con lo que nuestro Bonsái no podrá vivir sano mucho tiempo más.
El trasplantado es una operación que nos veremos obligados a efectuar muchas veces a lo
largo de la vida de un Bonsái, por lo que podemos dividir esta técnica en tres variedades,
dependiendo de la edad del árbol que tengamos entre manos:
Trasplante de creación: Lo efectuamos con un árbol que llega hasta nosotros por
primera vez y se efectúa tan sólo una vez en la vida de un Bonsái.
Trasplante de establecimiento: Es aquel en el que creamos un cepellón de raíces finas
suficientes como para mantener el futuro desarrollo de la copa del Bonsái.
Trasplante de mantenimiento: Aquel que efectuamos en un Bonsái para proveerle de
nuevas sustancias nutritivas y suficiente aireación para las raíces.
A la mayoría de los árboles no les gusta ser molestados en su medio habitual de crecimiento.
Por esta razón, procuraremos trasplantar sólo cuando sea imperativa la necesidad de hacerlo.
Así, si nuestro Bonsái ha sido trasplantado el año pasado, no necesitará de un nuevo
trasplante hasta dentro de dos años, si es de una especie de hoja caduca, o hasta dentro de
cuatro años si se trata de una especie de hoja perenne.
Por supuesto, si el árbol tiene algún problema de crecimiento radicular, tal como podredumbre
de raíces, debemos trasplantarlo inmediatamente.
Algunos árboles, sin embargo, pueden necesitar de un trasplantado más frecuente, bien sea
por su rapidez natural de crecimiento, o bien porque estemos forzándolo a crecer mediante un
programa intensivo de abonado. El sauce, por ejemplo, puede necesitar un cambio de suelo,
incluso dos veces al año.
Si graduamos la edad de un Bonsái por los años de cultivo como tal (niño, joven, adulto,
anciano), el trasplante de establecimiento corresponde a un árbol de edad joven.
Se efectuó ya hace dos o tres años el trasplante de creación, y ahora la copa está casi
formada. Mediante el trasplantado que ahora nos ocupa, vamos a hacer posible que las raíces
puedan mantener la creciente densidad de la parte aérea del árbol.
En esos dos o tres años en que las raíces han crecido libremente, y si hemos seguido un
correcto programa de abonado y riego, nuestro casi Bonsái habrá emitido durante el primer
año una gran cantidad de raicillas, de las que ahora debe estar totalmente llena la maceta.
Algunas de ellas serán ya demasiado gruesas, y quizá algunas de las más cercanas a la capa
de drenaje estén podridas.
Estamos al final de invierno o principio de primavera, y al igual que en el trasplante de
creación, trabajaremos a raíz desnuda. Para limpiar la tierra, utilizaremos agua a presión, de
modo que dañemos el mínimo de raíces posibles.
Es frecuente también que en el trasplante de creación no cortáramos suficientemente la raíz
pivotante, para mayor seguridad. Ahora debemos hacerlo, puesto que el tronco debe tener
suficientes raíces laterales. Este es también el momento en que podemos plantar nuestro
árbol en una maceta de Bonsái.
Así como hace dos años lo más importante era establecer las dimensiones de la base del
futuro cepellón de raíces, ahora nuestra atención debe fijarse en la dirección en la que crecen
y en el vigor con que lo hacen. Algunas de ellas serán más fuertes que las demás, y
cortaremos de modo que todas ellas se igualen en fuerza: no cortaremos las muy finas, y
acortaremos más las gruesas que las de tamaño medio.
Probablemente, debido al rápido crecimiento de las raíces, el cepellón esté completamente
enmarañado. Puesto que se tratará de raíces finas, muy sensibles al contacto con un material
duro, como hierro o madera, ahora son nuestros dedos los que realizarán el desenmarañado.
Sobre una superficie lisa, las iremos extendiendo en longitud. Para evitar que se sequen, las
pulverizaremos frecuentemente con agua.
Seguidamente, con unas tijeras muy afiladas, las recortaremos de acuerdo con su calibre,
hasta que queden totalmente desenredadas, tanto ahora como en su futuro crecimiento.
Estilos de Bonsái.
Los estilos no son mas que extrapolaciones y abstracciones del aspecto natural que muestran
nuestros árboles en la naturaleza, son patrones o referencias a seguir nada mas. Ningún estilo
es artificial o se ha desarrollado por capricho, sino que es la propia naturaleza la que ha
desarrollado esa forma. A pesar de la reglamentación de los estilos, que a veces puede
parecer que da rigidez a la obra de arte, se puede afirmar que no existen dos Bonsáis de igual
forma, ya que ésta varia con cada Bonsái y no hay dos Bonsáis iguales que la tengan idéntica.
Siguiendo todo este razonamiento, los estilos son una ayuda al proceso de modelado de los
Bonsáis y primero se deben conocer los estilos o formas y saber que forma ideal podemos
alcanzar con nuestro Bonsái, para después adaptarlos al estilo.
Los estilos simplemente orientan al aficionado del Bonsái y le sugieren caminos a seguir.
Los ejemplos de estilos de nuestros árboles son variados, ya que la naturaleza así los ha
desarrollado, a continuación se exponen los mas característicos y mas utilizados en Bonsái:
Clasificación gráfica.
Nombre Comentario
Tronco Semicascada Son aquellos árboles Kengai en los que el ápice está
(Han-Kengai) en la misma horizontal que el borde de la maceta.
Nombre Comentario
Técnicas en Bonsái
En esta sección encontrarás las técnicas usadas en el Bonsái para alcanzar los estilos más
avanzados ,pero sencillos que- requieren un poco de habilidad y un trato en la la
conservación. Actualmente en la sección avanzada de técnicas nosotros investigaremos los
procesos más usados: el doblar una rama ,como arreglar un nebari o como colocar una planta
alrededor de una piedra o dentro de ella: en este ultimo proceso hace falta encontrar la
materia básica para crear esa ilusión en dicho trabajo .Por lo pronto hacemos hincapié a tres
técnicas que no ofrecen dificultades ya que observando la fotografías ,tenemos los resultados
de antemano, Ahora solo queda probar y suerte.
El primero consiste en plantar el árbol en un tubo, que podría ser una botella de plástico de
agua mineral, por ejemplo. Progresivamente, se van cortando rodajas de la botella para ir
descubriendo las raíces.
Una vez que el sistema
radicular está suficientemente
despejado y acostumbrado a la
luz, se aprovecha un trasplante
de primavera para insertar una
piedra decorativa entre las
raíces, dando la impresión de
que la planta ha crecido
encima de la roca
En cuanto al cultivo, conviene elegir especies que se presten fácilmente a vivir en grupo y a
compartir un volumen de tierra limitado. Nosotros recomendamos en particular el ulmus , la
punica granatum , el carpe, el arce del Japón, el trífido, el liquidámbar y, entre las coníferas,
Pícea albertíana y Cupresus senperviresn etc. .
Es absolutamente desaconsejaba realizar bosques con especies mezcladas: tarde o
temprano, una de ellas dominará al resto; por otra parte, las exigencias de cultivo no son las
mismas para todas. Un bosquecillo de una sola especie, adornado con algunos helechos a ras
de suelo, es igualmente bonito y mucho más fácil de cuidar.
Los bosques son especialmente vistosos sobre una pequeña capa de tierra, en una maceta
muy baja o hasta en una bandeja. Pero es ilusorio pensar en plantarlos directamente en esas
condiciones, ya que se priva a las plantas de gran parte de sus raíces y por tanto es bastante
difícil que prendan. Por otra parte, su estabilidad es algo precaria. Es preferible, al principio,
plantar el bosque en una maceta de terracota, de profundidad normal (de cuatro a cinco
centímetros), permitiéndole que forme un buen sistema radicular. Más adelante se podrá ir
disminuyendo el volumen de tierra en sucesivos trasplantes, y colocar el bosque ya formado
sobre una placa de esquisto o en una maceta baja.
Para hacer un bosque hay que desnudar las raíces de las plantas y eliminar las verticales,
dejando sólo las horizontales que, a su vez, recortaremos para poder acomodar los árboles a
una mínima distancia entre ellos. En el caso de las plantas cultivadas en maceta profunda
(sobre todo las coníferas), hay que deshacer completamente el cepellón, peinar las raíces y
recortarlas bastante.
Igual que con los árboles solitarios, la plantación en maceta se efectúa procurando que las
raíces no sobresalgan.
En cuanto al planteamiento estético, también aquí se debe seguir el ejemplo de la naturaleza,
aunque respetando ciertas reglas básicas.
Un bosque debe constar siempre de un número
impar de árboles: 3, 5, 7, 9, y así sucesivamente.
Las cifras pares (exceptuando el 2), son de mal
agüero para los japoneses (el 4 y el 6 sobre
todo).
Debe evitarse que tres árboles o más queden
alineados. Es decir: un tronco puede ocultar otro,
pero no más.
Cuando la maceta sea cuadrada o rectangular, se
evitará plantar en las cuatro esquinas. Por esa
razón, para los bosques son preferibles las
macetas ovaladas.
Los árboles han de agruparse de forma natural y
asimétrica, aunque equilibrada.
En el caso de un bosque mayor (7, 9, o 13
árboles, o más), se pueden formar pequeños
macizos poniendo en una parte, por ejemplo,
cuatro árboles fuertes y en otra tres más débiles,
con uno dominante por cada grupo.
Errores Frecuentes
Casi todos los principiantes dicen: ¡¡ mi Bonsái parece enfermo !!, ¿qué debo hacer?. Pues lo
primordial es averiguar la causa que ha podido causar dicha enfermedad y arreglarlo cuanto
antes, si es que existe dicha enfermedad, y no abonar nunca hasta que esté recuperado por
completo. Pero la mayoría de los principiantes por no decir todos, creen que su Bonsái tiene
una enfermedad cuando en realidad no la tienen, lo que les ocurre con mucha frecuencia es
que su Bonsái no está en las condiciones adecuadas de cultivo, siempre pecan de un exceso
de protección, y les resguardan en casa a todas horas del día, tanto en verano como en
invierno. Si se quiere tener dentro de casa un Bonsái 365 días al año, es mejor comprarse uno
que no sea natural, así se disfruta de él todo el año dentro de casa. ¿Viviría en su casa un
árbol de un parque o jardín?, pues seguramente viviría unos dos o tres meses, lo mismo que
un Bonsái, al cabo de ese tiempo comenzaría a secarse aunque le abonáramos y regáramos
de continuo. Un árbol no puede estar dentro de casa y un Bonsái tampoco a no ser que sea
tropical, y si es tropical tampoco puede estar excesivamente en casa, solamente debe estar
cuando hiele, la sequedad del ambiente les mata poco a poco, y cuando casi es tarde para
recuperarlo y empieza a ocurrir todo esto, es cuando se dan cuenta de que está enfermo, que
no saben si podarlo, si abonarlo, si trasplantarlo, etc. etc., el único problema del Bonsái es que
está dentro de casa y la sequedad del ambiente le está matando. Los síntomas generales son
que le tratamos bien, regamos bien, le abonamos bien, etc., etc., todo parece muy correcto,
pero sin saber ni como ni porque las hojas comienzan a secarse y a ponerse amarillas.
Si crees que le ocurre esto a tu Bonsái, ya sabes la solución "AL EXTERIOR CUANTO
ANTES"
Otro error frecuente de cultivo o enfermedad según los principiantes es que no dejan al Bonsái
el periodo natural de latencia o reposo o inactividad, y tiene mucho que ver con el error
anteriormente descrito (error frecuente 1). Esto les suele ocurrir al aficionado-principiante un
poquito mas avanzado, es el típico Bonsái en casa y que le saca mas o menos cierto tiempo al
exterior. Es el Bonsái que ha sobrevivido como ha podido a la sequedad del ambiente pero
que no reposa, no tiene ese periodo natural y obligatorio de reposo o latencia o inactividad. Es
el Bonsái que cada vez tiene los brotes mas finos, los brotes están sin fuerza, brota pero no
puede desarrollar apenas las hojas, tienen todas las ramas flácidas, etc., etc. cuando les
ocurre todo esto a los principiantes es cuando dicen: que está enfermo. Lo que le ocurre al
Bonsái es que está agotado, cansado, consumido, debilitado por completo, por mucho que
abonemos y reguemos no se consigue nada, todo lo contrario, le aceleramos la muerte, este
periodo de no tener reposo lo soportan como mucho dos años y mueren. Para que esto no
ocurra deben estar el periodo invernal inactivos totalmente, es obligatorio aficionado
principiante, y para que este error de cultivo no le ocurra al Bonsái, deben notar, apreciar,
percibir, sentir la frialdad de la estación invernal, así reposaran y entrarán en la inactividad
obligatoria, si le tenemos dentro de casa a temperatura mas o menos caliente, no ocurre esto
y no reposa, siempre estará activo y terminará por morir.
Si crees que le ocurre esto a tu Bonsái, y estamos en otra época del año que no sea la
entrada a la estaciones invernales, no abones, ni trasplantes, riega lo justo, intenta mantener a
tu Bonsái en condiciones ambientales lo mas frescas posibles pero siempre al exterior, y nada
mas..., solamente tener mucha suerte porque llegue el invierno y que tu Bonsái siga vivo para
que repose en su forma natural.
Y si la época del año en la que estamos es la entrada a las estaciones invernales mejor que
mejor, tendrás mas probabilidades de supervivencia, la situación ideal para que entre en
reposo es el exterior, que note, que aprecie, que perciba el frío invernal, tu Bonsái tendrá
ganas de dormir durante una larga temporada, para que brote en primavera con todo su
esplendor.
Otro tratamiento al respecto y no puedo dar consejo favorable sobre lo que voy a escribir
ahora, ya que nunca lo he probado y no sé realmente los resultados que se obtienen, es que
hay algún aficionado-maestro que para pasar mas rápidamente a ese periodo de reposo, han
puesto al Bonsái en el interior de un refrigerador, y no es meterlo directamente y ya está,
moriría como es lógico, sino irlo acostumbrarlo durante días y horas al refrigerador para que
poco a poco, pero mas rápidamente entre en reposo, ahora bien, teniendo mucho, pero que
mucho cuidado de la sequedad del ambiente de los refrigeradores, luz adecuada en el
refrigerador, riego adecuado, etc., etc., etc., etc., pero esta técnica para conseguir reposos
rápidamente en un Bonsái, es mas para maestros que para principiantes aficionados, así que
para un aficionado principiante no se lo aconsejo en absoluto.
Errores Generales
Escasez de riego
El árbol no crece o lo hace muy pobremente, las ramas se secan, es menos peligroso que el
exceso de agua, se soluciona rápidamente.
Exceso de riego
El crecimiento es lánguido y largo de un color verde claro, con bastante separación entre hoja
y hoja, es mas peligroso que la escasez de riego ya que muchas de las raíces pueden estar
podridas y puede no llegar a recuperarse.
Falta de luz
También produce brotes largos, hojas pálidas y pequeñas.
Exceso de abono
Se manifiesta por manchas y bordes quemados o un crecimiento escaso en general, si
utilizamos un abono líquido, se recomienda disolver la MITAD de la dosis recomendada por el
fabricante, así evitaremos riesgos de sobredosis, no obstante se recomienda un abono sólido
de liberación lenta.
Exceso de protección
Este es uno de los errores mas frecuentes en los neófitos, los Bonsáis son árboles como los
grandes, si entendemos bien esto, no nos será difícil de comprender que los Bonsáis deben
de notar el cambio de estaciones, es un error muy grande sobreprotegerlos de frío o calor
durante largas temporadas.
Cambios de situación continuos
Ocurre cuando se cambia de emplazamiento muy a menudo y se manifiesta por la caída de
hojas sin motivo aparente, ni exceso o falta de riego, ni plagas de ningún tipo, el Bonsái no
tiene tiempo de aclimatarse.
Trasplante demasiado frecuente
Es un error el trasplantar demasiado a menudo, deben de tener tiempo para aclimatarse al
suelo y a la maceta donde viven, si se hace frecuentemente pueden conducirles a la muerte
por falta de aclimatación. Como norma general, bastará con trasplantar cada dos años.
Mezcla de sustrato inadecuada
La mezcla del sustrato debe de ser poroso para asegurarse un buen drenaje y aireación, y no
se debe trasplantar fuera de época o podar demasiadas raíces ya que todo ello suele conducir
a la muerte del Bonsái.
Tratamiento inadecuado de enfermedades
Lo primero que hay que saber es distinguir entre ataques de insectos o ataques de hongos.
Para los insectos usaremos insecticidas y para los hongos fungicidas. Cuando el árbol esté
enfermo por alguna causa NUNCA ABONAREMOS, ya tendremos tiempo de hacerlo cuando
se recupere.
Vacaciones
El mejor remedio es dejar a alguna persona conocida y entendida a su cargo o acudir a un
centro especializado, si la ausencia no es muy larga utilizar acuabons
Síntomas de Peligro
Prematuro marchitamiento Falta de riego, aire seco, poca luz, exceso abono.
Injerto
Aunque el injerto fue una técnica rechazada durante mucho tiempo por los aficionados al
Bonsái, esta situación está cambiando y hoy en día es una de las técnicas de modelado
comúnmente usadas por aficionados y profesionales.
Hoy en día, el injerto es una técnica muy popular y se hacen injertos no sólo para tener más
ramas, sino para mejorar la estructura y ramificación de un Bonsái. Desde luego, si el árbol no
precisa injertos será considerado de "calidad superior".
Pero si nos vemos obligados a injertar. Es imprescindible conocer a fondo las técnicas y
decidir y planear cuidadosamente el trabajo. No hace demasiado tiempo, sólo injertaban los
expertos en este tema, pero no es tan difícil como parece. Además, el injerto permite acortar
el tiempo en el que podemos lograr un bonito Bonsái. Sin duda alguna, el injerto es
especialmente útil para material recuperado en malas condiciones o de vivero.
Hay varias clases de injertos y entre ellas están :
De cuña, de corteza, de escudo, de aproximación, de contacto lateral, de púa central.
Pero básicamente se utilizan dos formas de injerto.
En la primera, colocamos un brote cortado de otro ó del mismo árbol en el lugar deseado.
De la segunda técnica existen dos variantes:
Una en la que se injertan ramas del mismo pie, dejando crecer estas y luego se doblan hasta
alcanzar el lugar deseado poniéndola en contacto con este.
Otra en la que se utilizan ramas de otro árbol, este se deja estar en su recipiente y se unen las
ramas con el árbol a injertar.
Injertar ramas del mismo árbol es una técnica complicada y arriesgada, que sólo se lleva a
cabo, generalmente, con especies de hoja caduca.
Si se utilizan, por el contrario, ramas de otro pie, podemos injertar cualquier especie con
mayores posibilidades de éxito. No es difícil trabajar después esa rama injertada y posee la
ventaja añadida de que podemos realizarlo en un largo periodo de tiempo, desde primavera a
verano
Si el árbol que recibe el injerto (que se llama pie) ha sido recientemente trasplantado, las
posibilidades de éxito disminuyen drásticamente. Es más conveniente utilizar árboles
trasplantados hace dos años.
La época en que se puede realizar el de injerto va desde febrero hasta mediados de junio.
Si el injerto se realiza antes de abril, podremos cortar el injerto de su pie a principios de
agosto. Si se hace en mayo o junio, es conveniente dejarlos unidos hasta finales de marzo del
siguiente año.
Es muy importante que toda la operación se haga bien, rápida y limpiamente. Se utiliza un
cuchillo muy afilado y desinfectado (después de afilado) en agua hirviendo. También debemos
lavarnos bien las manos.
La forma de relizar el corte en las ramas que se van a injertar, es en forma de cuña, de forma
que el cambium del pie y la planta madre estén en contacto permanente.
Después de realizado el injerto, y envuelto este firmemente en rafia, y bien cubierto de pasta
selladora, lo pondremos a la sombra.
Dos meses después haremos un corte en la rama injertada, por debajo de la zona del injerto,
que llegue, aproximadamente, hasta la mitad de su grosor. De esta forma, obligamos a la
rama a que tome savia del tronco y así, cuando separemos la rama de su pie, no habrá ningún
peligro de deshidratación.
Shari – Jin
Vulgarmente dicho el Jin es un trozo de rama
seca, y el Shari es un trozo de tronco seco. Se
deja en algunos Bonsáis para reforzar el
aspecto visual del árbol, tiene la apariencia de
una rama resquebrajada.
El "líquido de jin". Se emplea para sanear,
endurecer y embellecer la madera seca. La
siguiente fórmula se usa para conseguir
sulfuro cálcico de una forma casera, pero
eficaz.
Componentes:
Los dos componentes esenciales son cal viva y azufre puro. En primer lugar, conseguiremos
unas piedras de cal viva (de fácil adquisición en farmacias o almacenes de materiales de
construcción) y las humedeceremos con agua. Esta operación es muy utilizada para
blanquear las fachadas de las casas y conocida popularmente como "matar la cal". Una vez
deshecha la cal, la dejaremos secar y entonces pesaremos unos 60 gramos de la misma.
Debemos procurar escoger el polvo de cal más puro posible, dado que las piedras de cal viva
siempre contienen impurezas. El siguiente paso será poner a hervir en un recipiente unos 750-
800 centímetros cúbicos de agua, a la cual añadiremos la cal; sin dejar de revolver,
esperaremos a que hierva unos minutos para que se disuelva lo más posible. Cuando esto
suceda, iremos añadiendo poco a poco unos 88 gramos de azufre puro revolviendo bien
conforme lo añadimos al recipiente. Al cabo de poco tiempo observaremos que el color
amarillo, que hasta ese momento tenía la mezcla, pasa a un amarillo-pardusco; con un poco
más de hervor, podemos apagar ya el fuego. Tras dejar enfriar la solución para poder
envasarla, filtraremos el caldo sulfo-cálcico por una tela fina como por ejemplo una manga de
café.
Resultados:
A las pocas horas de reposo de la solución, tendremos en el recipiente de cristal el sulfuro
cálcico, es un líquido de color amarillo-pardusco (si deseamos darle un color más oscuro,
como si fuese curado por el mar, le añadiremos unas gotas de tinta china de color azul, esta
tonalidad es muy apreciada en Japón y se emplea sobre todo en los Juníperos) casi
transparente y en el fondo se habrán depositado las partículas de cal y azufre que no se
quedaron en la tela al filtrar la solución. Se aplica sobre las ramas deseadas con un pincel, se
deja secar y a continuación con otro pincel se limpian los residuos de cal y azufre. Antes de
realizar la operación de limpiado con el pincel, debe colocarse una tela, papel o plástico sobre
la superficie de la tierra para que el sobrante no caiga a la misma y pueda ser absorbido por
ésta. Si al aplicar el líquido de jin la rama se queda de color amarillo, no os preocupéis, pues
al secarse quedará completamente blanca. Debo advertir que la cocción de la cal y el azufre
debe realizarse al aire libre, pues los gases que se desprender son sulfurosos y, por lo tanto,
tóxicos. Si sobra sulfuro cálcico en el recipiente despues de aplicarlo, se puede guardar para
futuros trabajos.
Hace un año
En la actualidad inicio brotación
En la actualidad
EL CUBRESUELO ALTERNATIVO...
Hay muchas cubiertas del suelo que se puede usar como una alternativa al musgo: Los
líquenes.
Los líquenes se adaptan con grandes dificultades. Si se consigue,
pueden producir bellísimos efectos. Un liquen es producto de una
simbiosis entre un alga en crecimiento y la espora de un hongo
germinada. Aparecen en ambientes con un microclima específico, mucha
humedad y un suelo especial.
Una vez desarrollados resisten bien la sequía, el frío y el calor. Si quiere intentar obtener
líquenes, proceda del modo que se expone a continuación: Entre los 800 y 1.800 metros de
altitud coja un tipo de musgo que no trepa, no se presenta en rosetas, no parece aguja de pino
y no ramifica. Este musgo tiene sobre el ápice de los tallos una prolongación sin hijos con una
ranura: ahí se hallan las esporas. Debe cogerlo, desmenuzarlo y colocarlo en una maceta
sobre una mezcla de arena y tierra de bosque. Así habrá sembrado las esporas. Después hay
que unir esto con líquenes que haya en los terrones de musgo. A veces, en las paredes y
entre las piedras hay unas trompetillas de color gris azulado de cinco a diez milímetros. El
musgo, al ir muriendo, transfiere su sustancia orgánica al hongo del liquen. Hay que aplastar
los terrones, recubrir de arena fina y vaporizar con agua. Después se vuelve a aplastar con la
punta de los dedos. Al cabo de dos semanas, regaremos un poco con vaporizador (no usar
agua del grifo, ni agua contaminada por la atmósfera). Al poco tiempo el musgo comienza a
desarrollarse y a unirse al liquen. La operación finalizará a los cuarenta y cinco días.
La maceta japonesa es resistente a las heladas, y tiene casi siempre boca ancha para facilitar
la salida del cepellón. La bella alfarería original japonesa no se encuentra en el comercio; lo
que hallamos son productos industriales, bastante bien acabados pero sin mucha
personalidad. Lo mismo ocurre con la maceta china, en otros tiempos finamente trabajada y
mucho más decorativa, ya que los chinos poseen una antigua tradición en ese terreno. Hoy en
día lo que se importa de China, y sobre todo de Taiwan, es un producto mediocre y a menudo
mal terminado que, por otra parte, no tiene más que un agujero de drenaje.
La maceta europea. ¿Por qué no? Hay imitaciones de gran calidad que
superan de lejos a las de Taiwan, y originales tan buenas como las
japonesas. Por desgracia, las más bellas tienen un precio muy elevado
Para iniciarse sin gastar demasiado, aconsejamos utilizar las típicas macetitas de barro
cocido, que no carecen de personalidad (sobre todo cuando están esmaltadas), aunque son
algo sensibles a las heladas, justamente por tratarse de barro cocido. Su precio, más que
razonable, permite realizar con tranquilidad los intentos y pruebas propios de un aprendiz
Cuidados generales de un Bonsái
Al igual que todas las plantas vivas, un Bonsái no sobrevivirá si no tiene agua. La frecuencia
del riego depende de muchos factores, especialmente del estado de crecimiento de la planta,
y del clima.
En invierno, los Bonsáis que viven al aire libre necesitarán poca agua, aparte de la que
reciben en forma de lluvia. Los árboles de interior requieren cierto control, ya que la humedad
del suelo se evapora a pesar de que el Bonsái no crezca nada o casi nada.
La primavera es una época peligrosa. Como comienzan a crecer las hojas y los vástagos, las
necesidades de agua del Bonsái aumentan muchísimo, y esto suele coincidir con un cambio
de clima, que pasa de húmedo y frío a ventoso y seco. Hay que regar los Bonsáis en cuanto
han consumido la mayor parte (no la totalidad) del agua que tienen en el recipiente.
Al llegar el verano, el tiempo, con suerte, será muy cálido, tal vez con brisa y un sol fuerte. En
estas condiciones, los Bonsáis requieren un riego abundante una vez al día, preferiblemente
por la mañana temprano o al Analizar la tarde y, en casos excepcionales, en ambas
ocasiones. Los Bonsáis de interior también necesitan más agua y, por lo tanto, habrá que
controlarlos todos los días.
En otoño, los árboles inician los cambios químicos que producen la caída de las hojas y el
estado de latencia. Disminuye la necesidad de agua y hay que tener cuidado de no regarlos
en exceso en esta época, ya que, con las temperaturas más bajas, especialmente por la
noche, se corre el riesgo de que se pudran las raíces.
Tratamientos Fitosanitarios
Estos productos se dividen en tres grupos, los insecticidas, acaricidas fungicidas, pueden ser
por contacto o por ingestión, presentándose en formas como polvos solubles o espolvoreo,
granos, pulverizadores líquidos solubles o emulsionantes
Acaricidas: Producto para eliminar ácaros y arañuelas, los hay que eliminan ácaros y larvas y
otros que los eliminan en todas sus formas incluidos los huevos.
Fungicidas: De fungicidas minerales hay de varias clases, los de base de cobre efectivos
sobre el mildiu, a base de azufre, útil para el oídio preserva a las plantas de la infección de
hongos. Los fungicidas de síntesis a base de azufre así como los fungicidas sistémicos sirven
para eliminar los parásitos externos o hongos superficiales como el oídio.
Insecticidas: Los de contacto actúan de manera que al bloquear los orificios de respiración de
los insectos, los asfixian. Suelen ser a base de aceites y combaten muy bien a los insectos
chupadores de savia como el pulgón, cochinilla o lecaninos. Los llamados por ingestión actúan
a través de las plantas que al comer de éstas los insectos mueren. Indicado para orugas,
gusanos, hormigas etc. El insecticida orgánico tiene una actuación mixta contacto-ingestión
muy indicado para gusanos, pulgones y cochinillas. Los insecticidas sistémicos son
absorbidos por el bonsái a través de sus raíces y hojas, los insectos que se alimentan de esta
savia mueren envenenados. Indicado para insectos chupadores de savia y masticadores.
Ficha de Caducas
Que son las especies caducifolias: Las especies caducifolias son aquellas especies que se
caracterizan porque sus hojas se secan y caen al comienzo de la estación fría (otoño/invierno)
Observaciones Generales:
Riego : En general les gusta mantener el suelo fresco, no encharcaremos, aunque lo suelen
soportar bastante bien, dejaremos secar un poquito entre riego y riego.
Pinzado y Poda : El pinzado de los brotes mas jóvenes y el de las ramitas mas pequeñas lo
efectuamos durante el periodo de desarrollo vegetativo anual (primavera/otoño). La poda la
efectuaremos aprovechando la pérdida de las hojas, así tendremos una mayor perspectiva de
todo su forma (otoño/primavera).
Abonado : Cantidades moderadas durante todo el periodo vegetativo (primavera/otoño), en el
periodo de descanso (pérdida de hojas - otoño/invierno) no abonaremos nada, se mantendrá
perfectamente con los nutrientes del sustrato, así nos evitamos un exceso de abono que no
podrá absorber.
Suelos : En general les gusta los suelos ricos en nutrientes, la tierra vegetal , mantillo, etc..
Trasplantado : Lo realizaremos preferiblemente antes de la brotación (febrero / marzo / abril).
Alambrado : El alambre por lo general deberá mantenerse entre 5 y 8 meses
Roble Carvallo o
Quercus Robur L. Riego : Abundante/Prudente
Fresnal
Pinzado : Primavera/Otoño
Roble Comun Quercus Robur Poda : Otoño/Primavera
Abonado : Primavera/Otoño
Roble Cerris o Trasplantado : Febrero/Abril
Quercus Cerris L.
Cabelludo Alambrado : Otoño/Primavera
Roble Palustre
Quercus Palustris M.
Americano
Ficha de Coníferas
Que son las especies coníferas: Las especies coníferas son aquellas especies que se
caracterizan porque sus hojas por lo general son perennes y sus flores o frutos están
agrupados en conos o piñas
Observaciones Generales:
Riego : En general les gusta mantener el suelo fresco, aunque algunas especies soportan
bastante bien el riego mas prolongado.
Pinzado y Poda : El pinzado de los brotes mas jóvenes (yemas - velas) lo efectuamos
durante el periodo de desarrollo vegetativo anual (primavera/verano). La poda la efectuaremos
después de ese periodo de desarrollo (otoño/invierno).
Abonado : Cantidades moderadas durante todo el periodo vegetativo (primavera/otoño), en el
periodo de descanso (otoño/invierno) abonaremos muy poco, prácticamente nada, se puede
mantener perfectamente con muy poco abono y con los nutrientes del sustrato, así nos
evitamos un exceso de abono que no podrá absorber.
Suelos : En general les gusta los suelos ricos en nutrientes, bastante sueltos y sobre todo
arenosos.
Trasplantado : Lo realizaremos preferiblemente antes de la brotación de las yemas - velas
(febrero / marzo / abril).
Alambrado : El alambre por lo general deberá mantenerse entre 8 y 12 meses
Abeto Enano de
Pícea Albertiana Nana
Alberta Riego : Abundante/Prudente
Falso Abeto Pícea Glauca Cónica Pinzado : Primavera/Verano
Poda : Otoño/Primavera
Pícea Común Pícea Abies Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Pícea de Afganistán Pícea Smithiana Alambrado : Otoño/Primavera
Riego : Abundante
Pinzado : Primavera/Otoño
Poda : Otoño/Primavera
Cedro Japonés Cryptomeria Japónica
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Riego : Abundante/Prudente
Pinzado : Primavera
Poda : Otoño/Primavera
Ginkgo Ginkgo Biloba
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Riego : Prudente
Pinzado : Primavera/Verano
Poda : Otoño/Primavera
Tejo Común o Negro Taxus Baccata
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Ficha de Perennes
Que son las especies perennes: Las especies perennes son aquellas especies que se
caracterizan porque sus hojas no se secan y caen en la época invernal (otoño/invierno),
permanecen durante la época invernal con todas sus hojas
Observaciones Generales
Riego : En general les gusta mantener el suelo bastante fresco, no encharcaremos, aunque
algunas especies soportan bastante bien la demasía de riego, otras en cambio no.
Pinzado y Poda : El pinzado de los brotes mas jóvenes lo efectuamos durante el periodo de
desarrollo vegetativo anual (primavera/verano). La poda la efectuaremos despues de ese
periodo de desarrollo (otoño/invierno).
Abonado : Cantidades moderadas durante todo el periodo vegetativo (primavera/otoño), en el
periodo de descanso (otoño/invierno) abonaremos muy poco, practicamente nada, se puede
mantener perfectamente con muy poco abono y con los nutrientes del sustrato, así nos
evitamos un exceso de abono que no podrá absorber.
Suelos : En general les gusta los suelos ricos en nutrientes, soportan bastante bien los suelos
compactos, pero les gusta los suelos sueltos y no demasiado ácidos.
Trasplantado : Lo realizaremos preferiblemente antes de la brotación (febrero / marzo / abril).
Alambrado : El alambre por lo general deberá mantenerse entre 6 y 8 meses
Ficha de Tropicales
Que son las especies tropicales: Las especies tropicales son aquellas especies que
proceden de latitudes o zonas cálidas de nuestro planeta, son latitudes o zonas en la que la
temperatura durante todo la estación anual es elevada. Son las especies que se denominan
"falsamente" como especies de interior ya que por su hábitat natural no soportan las bajadas
de temperaturas, ni las heladas invernales de otros entornos, por ello debemos protegerlos de
las "bajas temperaturas" que existen fuera de esas latitudes, pero eso no quiere decir que
tengamos a nuestro Bonsái tropical 365 días del año dentro de casa, ya que moriría, son
árboles como los demás, y debemos tratarlos como lo demás, la única regla con respecto a
los demás es protegerlos antes si existen bajas temperaturas. Como norma general a todas
las especies habrá que protegerlos por debajo de 7 u 8º C., si la temperatura es superior no
hará falta protegerlos y estará perfectamente en el exterior como otro Bonsái no tropical.
Observaciones Generales:
Riego : En general les gusta mantener el suelo fresco, no encharcaremos, dejaremos secar
un poquito entre riego y riego, algunas especies les gusta mas el agua (Serissa) que a otras
que son mas sensibles (Scheflera).
Pinzado y Poda : El pinzado de los brotes mas jóvenes y el de las ramitas mas pequeñas lo
efectuamos durante el periodo de desarrollo vegetativo anual (primavera/otoño). La poda la
efectuaremos despues de ese periodo (otoño/primavera).
Abonado : Cantidades moderadas durante todo el periodo vegetativo (primavera/otoño), en el
periodo de descanso (otoño/invierno) abonaremos muy poco, practicamente nada, se puede
mantener perfectamente con muy poco abono y con los nutrientes del sustrato, así nos
evitamos un exceso de abono que no podrá absorber.
Suelos : En general les gusta los suelos sueltos y ricos en nutrientes.
Trasplantado : Lo realizaremos preferiblemente antes de la brotación (febrero / marzo / abril).
Alambrado : El alambre por lo general deberá mantenerse entre 5 y 8 meses.
Riego : Abundante
Pinzado : Primavera/Otoño
Poda : Otoño/Primavera
Bambusa S.P. Bambú
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Abril/Junio
Alambrado : No Necesita
Riego : Abundante/Prudente
Pinzado : Primavera/Otoño
Poda : Otoño/Primavera
Murraya Murraya Paniculata
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Riego : Prudente
Pinzado : Primavera/Otoño
Poda : Otoño/Primavera
Scheflera Schefflera Actinophylla
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : No Necesita
Riego : Abundante
Pinzado : Primavera/Otoño
Poda : Otoño/Primavera
Serissa Serissa Foetida
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Ficha de Flor y Fruto
Que son las especies de flor y fruto: Las especies de flor y fruto son aquellas que se
caracterizan por tener flores vistosas y/o frutos.
Observaciones Generales
Riego : En general les gusta mantener el suelo fresco, no encharcaremos, dejaremos secar
muy poco entre riego y riego.
Pinzado y Poda : El pinzado de los brotes mas jóvenes y el de las ramitas mas pequeñas lo
efectuamos durante el periodo de desarrollo vegetativo anual (primavera). Hay que tener
mucho cuidado de no pinzar las de floración. La poda la efectuaremos aprovechando la
pérdida de las hojas, así tendremos una mayor perspectiva de todo su forma
(otoño/primavera).
Abonado : Cantidades moderadas durante todo el periodo vegetativo (primavera/otoño), en el
periodo de descanso (pérdida de hojas, flores o frutos - otoño/invierno) no abonaremos nada,
se mantendrá perfectamente con los nutrientes del sustrato, así nos evitamos un exceso de
abono que no podrá absorber.
Suelos : En general les gusta los suelos sueltos y ricos en nutrientes, la tierra vegetal ,
mantillo, etc..y no que sean muy arenosos.
Trasplantado : Lo realizaremos preferiblemente antes de la brotación - floración (febrero /
marzo / abril). El trasplantado de los frutales lo efectuaremos como norma general cada dos
años.
Alambrado : El alambre por lo general deberá mantenerse entre 5 y 8 meses.
Riego : Abundante/Prudente
Pinzado : Primavera/Otoño
Poda : Otoño/Primavera
Granado Púnica Granatum
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Riego : Abundante/Prudente
Pinzado : Primavera/Otoño
Poda : Otoño/Primavera
Higuera Común Ficus Carica
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Riego : Abundante/Prudente
Pinzado : Primavera/Otoño
Poda : Otoño/Primavera
Madreselva Lonicera Morowii
Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Riego : Abundante/Prudente
Pinzado : Primavera/Otoño
Moral Blanco o Poda : Otoño/Primavera
Morus Alba
Morera Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Riego : Abundante/Prudente
Pinzado : Primavera/Otoño
Viña Virgen o Poda : Otoño/Primavera
Parthenocissus Tricuspidata
Trepadora Abonado : Primavera/Otoño
Trasplantado : Febrero/Abril
Alambrado : Otoño/Primavera
Cuidados.
A pleno sol. Los pinos suelen necesitar mucha luz y soportan mal los lugares sombreados.
Los pinos prefieren los lugares cálidos y se desarrollan mejor en las regiones calurosas.
Resisten muy bien el frío intenso del invierno, incluso las heladas. Los pinos prefieren los
lugares con viento y crecen mejor en zonas bien aireadas. Atención a la contaminación que le
es nefasta. El pino negro es el más resistente.
Maceta.
Los pinos necesitan un suelo profundo y bien drenado. Por consiguiente, se elegirá una
maceta bastante profunda. Las agujas viejas del pino amarillean en otoño. Eliminarlas con
ayuda de unas pinzas. Podar siempre cuidadosamente la parte interior de la copa, eliminando
todas las partes estropeadas o muertas. Limpiar la tierra. Cepillad el musgo que sube desde la
tierra hacia la base del tronco, para que no se desarrolle.
Crecimiento.
Generalmente rápido: unos 10 metros en 20 años. El pino mugo no suele sobrepasar de los 3
metros. Ciertas variedades enanas (de jardines y de rocas) tienen un crecimiento lento.
Trasplante.
En abril, cada tres a cinco años, a una maceta de tamaño algo superior cada vez. Podar 1/3
de las raíces, cuidando de no lesionar la raíz principal.
Tierra.
1/3 mantillo, 1/3 tierra vegetal y 1/3 arena de río. Los pinos no tienen exigencias particulares y
se adaptan a todos los suelos. En general las razas de montaña que crecen en suelos silíceos
son esbeltas, con tronco recto, copa corta, mientras que las que crecen en suelos calcáreos
tienen el tronco corto y muy retorcido. El suelo debe ser fresco y húmedo para ciertas
especies pero pobres y secos para otras; El p.mugo requiere suelos fríos y pantanosos. Por
regla general, evitar los suelos demasiado calcáreos (excepto para el pino negro) y pesados.
Poda.
Despunte. En abril, una vez al año, despuntar las velas entre el pulgar y el índice. Eliminar
aproximadamente los dos tercios de cada vela. Poda de las agujas. Una vez al año, en
primavera eliminar todas las nuevas agujas después que se hayan abierto y antes que se
hayan endurecido con el fin de conseguir un follaje denso y de agujas pequeñas.
Poda de ramas.
Cortar las ramitas en octubre, justo por encima de un haz de agujas. Reducir en 1/3
aproximadamente la longitud de la rama. Repetir la operación si es necesario.
Alambrado.
Alambrar en otoño y en invierno. Repetir la operación todos los años si es necesario cuidar de
que las agujas no queden atrapadas entre el alambre y la corteza.
Riego.
Regar con frecuencia y abundantemente, si la maceta tiene un buen drenaje. Dejar secar la
tierra de vez en cuando. El pino soporta los veranos calurosos y secos.
Vaporización.
El pino soporta el aire seco. No es necesario rociarlo con frecuencia. El rociado se efectúa
sobre todo para eliminar la contaminación.
Abonado.
Aplicar abono orgánico de descomposición lenta en primavera y en otoño (octubre –
noviembre), pero no en julio y agosto. No abonar un árbol recién trasplantado ni un árbol
debilitado.
Obtención.
Por semilla. Recolectar las semillas o piñones de los conos. Generalmente las semillas son
aladas (salvo las de Pinus Cembra, Koraiensisy parviflora) La maduración y germinación de
las semillas varián con la especie. Muchas especies abren sus conos cuando las semillas
están maduraras; otras tienen conos que es necesario secar para que desprendan las
semillas. Por Plantas jóvenes de vivero.
Pertenece a la familia de las ginkgoaceas. Deberíamos escribir "Ginkyo" trascripción latina del
nombre chino Yinkuo (albaricoque de plata). Se trata de un árbol muy antiguo, un fósil viviente
que puede alcanzar los 30 m de altura. Sin duda es originario del Japón, donde se plantaba
cerca de los templos budistas. Su forma es piramidal. El tronco es recto, de color gris ceniza
con fisuras longitudinales. El follaje verde claro adquiere una tonalidad amarilla dorada en
otoño. Especie dioica. Durante mucho tiempo fue clasificado entre las coníferas, pero
actualmente se le reconoce como un genero independiente. Es un árbol de hoja caduca. El
limbo foliar presenta un largo pecíolo y forma un abanico redondeado provisto, algunas veces,
de una muescas central que delimita dos lóbulos (biloba). Las hojas se hayan insertadas en
grupos, sobre cortas ramitas. Las inflorescencias son masculinas. El fruto es un especie de
ciruela amarilla, toxica y que desprende un olor desagradable. Los ginkgos de edad avanzada
puede desarrollar unas raíces aéreas con aspecto de estalactitas.
Cuidados.
El ginkgo prefiere los lugares a pleno sol. Pero los ejemplares jóvenes o recién trasplantados
los tendremos en un lugar algo sombreado. Teme las heladas, en invierno se debe proteger
del frío intenso. No es sensible a la contaminación atmosférica y soporta el viento. De todos
modos se protegerán durante unas semanas los árboles recién trasplantados.
Riego.
Dejar que la tierra se seque antes de volver a regar. Mojar bien la tierra en cada riego. No
regar nunca en caso de heladas. Regar todos los días en verano, pero nunca a pleno sol. En
otoño regar preferentemente por la mañana resguardar el árbol de las lluvias abundantes,
pero se puede exponer al rocío de la noche.
Vaporización.
Rociar a fondo el árbol desde medianos de primavera hasta principios de otoño, para limpiar el
tronco, las ramas y las hojas del polvo.
Trasplantado.
Aproximadamente cada 3 años trasplantar el ginkgo después de que hayan aparecido los
brotes. Marzo es un buen mes para efectuar esta operación. Cortar la mitad de las raíces y
colocar el árbol, en una maceta algo mayor que la anterior.
Tierra.
1/3 mantillo, 1/3 tierra vegetal, y 1/3 arena . El ginkgo se adapta a un suelo ordinario, siempre
que sea profundo y contenga arcilla roja y greda negra.
Maceta.
El ginkgo necesita un suelo profundo, elegiremos una maceta redonda cuadrada o hexagonal
siempre lo bastante profunda, esmaltada o no, el azul cobalto y el pardo armonizan bien con el
árbol.
Eliminaremos regularmente las partes muertas del árbol y del suelo, para evitar enfermedades
y los parásitos. Rociar las hojas para limpiarlas y permitirles respirar. Durante los primeros
años, el crecimiento es lento; se acelera más adelante.
Poda.
Eliminar por despuntado todos los brotes no deseables que aparezcan en el tronco y las
grandes ramas. Despuntar los brotes de los extremos y eliminar 2 ó 3 hojas por rama. Cuando
aparece una segunda generación de yemas, despuntarlas y eliminar uno o dos pares de
hojas. Después del segundo despuntado se dejan desarrollar los brotes nuevos y se deben
cortar las hojas tan pronto hayan endurecido sobre la rama. Las ramas se podan en
primavera, en el momento del trasplantado. Quitar las ramas que no son necesarias. Podar las
otras ramas en aproximadamente 1/3 de su longitud. Practicar una poda de estructura en
invierno, cortando las ramas que estropean la silueta del árbol. Aplicar cicatrizante sobre los
cortes.
Alambrado.
Mediante el despuntado de los vértices y los brotes, y mediante la poda de las hojas y las
ramas se proporciona al ginkgo su forma principal. De todos modos se puede alambrar
ligeramente al árbol en otoño y eliminar el alambre a finales de verano. Por regla general los
ginkgos no son alambrados.
Abono.
Aplicar abono orgánico en primavera y otoño. No abonar en julio y agosto ni tampoco los
árboles enfermos: hay que esperar dos meses antes de abonar después del trasplantado. Se
debe aumentar la ultima dosis de otoño para preparar al árbol para el invierno, el abono de
otoño con un porcentaje de nitrógeno mucho mas bajo que en primavera.
Estilos.
Tachiki. Hokidachi. Sokan. Kabudachi. Ikadabuki. Netsunagari.
Reproducción.
Por semillas. Si la recolección se realiza en un árbol femenino aislado no obtendremos ningún
resultado, ya que las flores no han sido polinizadas. Es necesario encontrar un árbol
fecundado. Estratificar la nuez durante un año, inmediatamente después de su recolección.
Luego podemos pasar a la siembra en primavera: poner la nuez en remojo en agua caliente,
antes de plantarla para que su corteza se agriete y una vez germinada dejaremos la plantita
un año para luego trasplantarla a maceta.
Por estacas: Utilizaremos preferentemente los cortos brotes laterales. Despuntaremos aplicar
hormonas de esqueje en la base de las estacas antes de introducirlas en una mezcla de turba
y arena.
Por acodo: Pelar la corteza de la parte de la rama que se quiera acodar. Rodearla de turba
larga humedecida envolver ésta con plástico y cerrarlo con rafia. Cuando el acodo haya
cogido eliminar el plástico y la turba, separar el acodo del árbol, plantarlo en maceta y tratarlo
como un árbol recién trasplantado.
Parásitos y Enfermedades.
Los ginkgos son unos Bonsai muy resistentes que no son atacados por los parásitos.
Enfermedades Mal blanco de las raíces. Los remedios desde la aparición de los primeros
síntomas se utilizaran fungicidas; te todos modos la lucha es difícil.
Variedades.
"Péndula" las ramas tienen los extremos colgante; la copa es redondeada.
"Fastigiada" En forma de pirámide muy estrecha.
"Variegata" El Follaje esta manchado de amarillo.
"Áurea" El follaje es amarillo.
"Lacinata" Hojas grandes, divididas y recortadas.
Es un árbol de pleno sol, que se marchita a la sombra. En la naturaleza tienen raíces muy
profundas, buscan la humedad de la tierra y soportan suelos pedregosos y muy secos.
Tipo de suelo.
Prefiere suelos neutros o ligeramente calcáreos, no toleran el exceso de agua estancada.
Trasplante.
Se debe hacer con una cierta frecuencia, por lo menos cada 2 años. Puedes trasplantarlos
después de la floración, con la condición de no tocar en exceso las raíces, o bien al final del
otoño, para que pueda reconstruir su sistema radicular durante el invierno.
Poda.
Se debe comenzar después de la floración y puedes hacer despuntes conservando dos o tres
yemas, en el trascurso del verano.
Riego.
No tiene necesidad de rociado, pero el riego debe ser regular, ya que aunque soportan bien la
sequía en el medio natural, acusan con rapidez la falta de humedad.
Abono.
Aplicar abono mineral de manera regular, cada 15 días, después de la floración.
Parásitos.
Se debe tener cuidado con el pulgón y la cochinilla, que son sus principales parásitos.
Familia de las rosaceas. Originario principalmente de América del norte, Asia y Europa
occidental. Este árbol rara vez excede de los 7 m de altura. Existen unas 150 especies de
jardín. Pequeños árboles espinosos de hoja caduca dentada o lobulada. Flores Blancas,
rosadas, y a veces rojas, en primavera y verano. Algunas especies producen frutos
comestibles rojos, anaranjados, amarillos o negros.
Soportan bien los climas fríos, pero en caso de heladas extremas los protegeremos en lugar
resguardado.
Trasplante.
Los crataegus se trasplantan cada 2 o 3 años, de Febrero a Marzo.De todos modos, las raíces
crecen muy aprisa por lo que si notamos que la tierra se "atasca", los trasplantaremos antes.
Tierra.
La mezcla de suelo que se usa normalmente es 50% akadama 50% de arena de río, o 40%
lutita 30% vermiculita y 30% de arena de río.
Riego.
Consumen gran cantidad de agua, especialmente durante la floración, y en verano cuando
están cargados de frutos. Para que las puntas de las hojas no se quemen, no descuidaremos
el riego, o las protegeremos debajo de una ligera malla de sombreo.
Abonado.
Como todos los árboles que dan frutos, los crataegus exigen abonados generosos.
Abonaremos principalmente en Otoño y más ligeramente, al final de la primavera, después de
la floración, con bolas de pasta de soja, harina de pescado y harina de hueso.
Alambrado.
La mayor parte de la formación se realiza con la poda. Normalmente solo alambraremos para
bajar los brotes nuevos y frenar su fuerza.
Poda.
Podaremos en invierno, cuando el árbol esté en reposo. Aclararemos el numero excesivo de
ramas cada año. Los crataegus reaccionan bien a las podas drásticas, brotando
abundantemente del tronco, por lo que formar una buena ramificación no es complicado.
Pinzado.
Aclararemos las ramas, para que se abran de dos en dos, y pinzaremos los brotes fuertes,
dejándolos largos, para que la fuerza del árbol se dirija a los brotes débiles. A finales de otoño
acabaremos de podar estos brotes fuertes. Pinzaremos a partir de finales de julio, solo se
desarrollan brotes de vegetación.
Tratamientos.
En invierno, cuando las hojas hayan caído, trataremos con una solución diluida de poli sulfuro
de calcio, para eliminar huevos de pulgones y cochinillas. Es bastante resistente a las plagas y
enfermedades.
Obtención.
Se pueden obtener por semilla, esqueje o acodo, pero la más frecuente es recuperarlos de
monte. Enraízan bastante bien, si se recuperan con algunas raíces finas, al final del invierno,
eliminando los restos de tierra vieja del monte.
De semilla éstas serán recogidas en invierno de los conos, cuando las escamas inferiores
estén abiertas, las dejaremos en remojo unas 48 horas y se plantan en una mezcla de turba y
arcilla . Si las conservamos en el cono para sembrar en mayo, tendremos una mejor
germinación.
Por acodo simple: Eliminaremos las agujas de la parte de la rama que enterraremos
efectuaremos una incisión en la corteza para facilitar el enraizamiento, debemos mantener la
tierra húmeda y lo debemos efectuar en primavera, habrá cogido en cuando se hayan
desarrollado las raíces, en cuando separemos de la planta madre, se protegerá como si fuera
un bonsai recién trasplantado.
Por estaca: las estacas las prepararemos a finales de la primavera o bien en otoño, en este
caso en invernadero proporcionándoles calor el enraizado se efectúa en invierno trasplantar
en la primavera siguiente con una mezcla de turba y arcilla.
Orígenes y Características.
Esta especie es originaria de Asia y de las regiones mediterráneas. El granado es caducifolio
y sus hojas lanceoladas, de color verde intenso, brillantes y de borde liso o ligeramente
ondulado. En el caso de ejemplares silvestres pueden ir acompañadas de espinas.
Uno de los aspectos más importantes de esta especie son sus flores que pueden ser de
múltiples colores, blancas, rojas, anaranjadas, matizadas, etc. Debido a esto los granados
suelen plantarse en tiestos azules o crema para realzar la intensidad de la floración. El fruto es
la granada ya conocida por todos.
Obtención.
Una de las maneras de reproducir el granado es mediante semilla. Las semillas deben de ser
frescas y deberemos de colocar el semillero al sol para que germinen. Si lo que queremos es
mantener las características de la planta madre lo haremos entonces mediante esqueje y
acodo. El esquejado es puede hacer en Febrero-Marzo o bien en Junio-Julio, y el acodo
desde Abril hasta Agosto.
Situación.
El granado es una especie de climas cálidos por lo que ama el sol y teme a las fuertes
heladas. Es posible cultivarlo en el interior aunque agradece su salida al exterior cuando la
temperatura es agradable.
Riego.
El riego debe ser diario durante la estación de crecimiento aunque hay que tener cuidado con
un exceso que debilitaría el árbol manifestándose un crecimiento largo y débil.
Abonado.
El abonado debe de ser constante desde que comienza la estación de crecimiento teniendo
en cuenta que a partir de septiembre deberemos abonar con alto contenido en fósforo y
potasio.
Poda.
La poda es sencilla en el granado. Tendremos especial cuidado en la poda de ramas gruesas
pues esta especie tiende a retirar savia, siempre sellaremos bien las heridas. Realizaremos
una poda de mantenimiento a principios de primavera consistente en eliminar el exceso de
crecimiento producido durante todo el año. Así mismo, deberemos aclarar el árbol durante la
estación de crecimiento dejando crecer a 6-8 hojas y reduciendo a 2.
El granado se maneja bien con la poda y utilizaremos el alambrado con cuidado ya que sus
ramas son bastante quebradizas. La mejor época será mayo-junio.
Esta especie se presta su cultivo en muchos estilos diferentes siendo habitual el ver granados
formados en estilo escoba o vertical informal.
Trasplantado.
El trasplantado cada dos o tres años es suficiente. La época idónea para efectuarlo es cuando
el árbol haya brotado con un par de hojas. Podemos reducir el cepellón bastante que el árbol
no lo acusará en absoluto. En árboles de avanzada edad podemos retrasar un poco más el
trasplante.
Plagas.
Le suelen atacar principalmente el pulgón, la cochinilla algodonosa, mosca blanca y araña
roja. Aplicaremos un insecticida sistémico para eliminar los tres primeros y un acaricida para la
araña roja. Una de las mejores defensas del árbol frente a posibles plagas y enfermedades es
un buen cultivo, un granado bien cultivado, no suele presentar problema alguno.
Ubicación
La higuera prefiere lugares soleados. A partir de mayo se saca al aire libre, a pleno sol. A
partir de octubre se coloca en un lugar fresco (5-8ºC) para que pueda pasar el descanso
invernal.
Riego.
En verano precisa mucha agua. Regando de una forma controlada es posible reducir el
tamaño de las hojas: no regar hasta que éstas comiencen a decaer ligeramente.
Abono.
Desde la brotación hasta principios de septiembre hay que regar cada 14 días con abono
líquido para bonsai. Agradece también una adición de fertilizante orgánico en polvo, dos veces
durante el período principal de crecimiento.
Trasplante.
Las plantas jóvenes se trasplantan cada 2 años, las de mayor edad cada 3-4 años, a ser
posible en primavera, antes de la nueva brotación. La Higuera soporta bién un recortado
drástico de raíces.
Tipo de tierra.
Utiliza tierra para plantas de interior con algo de arena o bién arcilla, turba y arena en la
proporción de 2:1:1.
Poda.
Las higueras soportan bién una poda corta durante todo el año. Los brotes nuevos se recortan
hasta dejar 2-3 hojas cuando ya tienen 6-8 hojas. En verano pueden eliminarse las hojas de
mayor tamaño. De esta forma se conseguirán hojas más pequeñas y una mejor ramificación.
Alambrado.
Por lo general, el modelado con alambre puede efectuarse en cualquier momento del año. No
obstante, la mejor época para ello es justo antes de la nueva brotación, al inicio de la
primavera.
Existen numerosas variedades, pertenece al orden de las coníferas y es un árbol perenne con
hojas en forma de escamas y de crecimiento lento.
En verano se puede tener a pleno sol o sombra parcial. Si lo tenemos en la sombra, ello
mejorará su color, pero servirá para fomentar un crecimiento algo menor. En invierno
debemos tenerlo al exterior o en un invernadero frío.
Riego.
Se debe regar abundantemente en verano, y moderado en invierno. Agradece las
pulverizaciones de las hojas con agua no calcárea.
Abono.
Se debe aplicar un abono equilibrado desde la primavera hasta finales del verano. Y le
aplicaremos abono, pero en muy pequeña cantidad en invierno, si el árbol sigue creciendo.
Pinzado y poda.
La poda se puede realizar desde otoño a finales del invierno. Se debe pinzar los brotes en
crecimiento constante a lo largo del período de crecimiento, y se realiza con los dedos
pellizcando y arrancando las puntas que sobresalen del perfil.
Trasplante.
Se realizará cada dos a cuatro años. Se puede utilizar una combinación de 50% de arena y
50% de akadama o materia orgánica gruesa. Se puede añadir algo de carbón natural y un
poco de esfagno machacado en el suelo para mejorar la salud de las raíces y el color del
follaje.
Alambrado.
Se puede hacer en cualquier momento, siempre que el clima sea suave, preferiblemente
desde el otoño a finales del invierno. Se debe quitar y volver a colocar cada 6 meses.
Trasplante.
Debemos trasplantarlo cada año en primavera, y cada dos años cuando son ejemplares
viejos. Lo haremos a una maceta de tamaño superior, después de haber recortado entre una
tercera parte y una mitad de las raíces.
En el momento del trasplante, haremos una poda de las ramas.
Tierra.
Utilizaremos tierra vegetal y mantillo a partes iguales, mezcla a la que podemos añadir turba y
arena.
Pinzado.
Debemos despuntar los extremos de los brotes después de que se hayan desarrollado.
Después de la floración, cortaremos las ramitas dejando dos ojos (esto lo haremos a finales
de julio) y suprimiremos los brotes tardíos.
Alambrado.
Podemos alambrar desde la primavera hasta el otoño. Protegeremos la corteza con rafia.
Riego.
Regaremos abundantemente en el momento de la formación de las yemas florales,
reduciremos un poco el riego cuando el árbol está en flor y volveremos a regar con
abundancia a continuación.
Rociaremos todo el árbol al regar. Evitando los rociados durante la floración.
Abonado.
Abonaremos en primavera, después de la floración, aplicaremos abono orgánico de
descomposición, preferentemente en forma líquida o en polvo. En otoño, reduciremos la
frecuencia y aumentaremos la dosis.
Plagas.
En cuanto a parásitos y enfermedades, pueden destacarse, la araña roja, queimatobios,
hiponomeutas, minadoras, enrolladoras, pulgones verdes y lanígeros y cochinillas.
Enfermedades : Oidio, Chancro europeo, moniliosis, agalla del cuello y tizón bacteriano.
Orígenes y Descripción.
De la familia de las oleáceas, se trata de un árbol perenne que habita en el contorno de la
región mediterránea, donde ha estado presente desde la remota antigüedad, siendo un
verdadero símbolo de su cultura. Su vigor, resistencia, la belleza de su madera seca y la
diversidad de sus formas le han hecho un clásico entre los árboles cultivados como bonsái.
Árbol no muy elevado, de copa redondeada y tronco grueso que en los ejemplares viejos se
retuerce y encorva de forma que alcanza tortuosidades que dejan ver que puede alcanzar el
millar de años.
Con hojas pequeñas, alargadas y coriáceas de color verde grisáceo, sus flores son blancas
con 4 lóbulos que salen en racimos y sus frutos son carnosos de color verde, ovalados y que
oscurecen al madurar.
Los olivos silvestres (olea europea Var.Silvestris), que reciben popularmente el nombre de
acebuche, pueden ser tan bonitos como los demás y suelen tener hojas más pequeñas y no
producir frutos, y con formas muy bonitas e irregulares.
Situación o emplazamiento.
Aguanta perfectamente el pleno sol pues las hojas maduras elaboran una capa de cera que
tapona los estomas de las hojas evitando la evaporación y que se quemen las puntas. La falta
de sol provoca mayor distancia entre nudos.
En Invierno soporta heladas de 1 ó 2 días pero debemos ponerlos a cubierto si se prolongan.
Riego
Árbol no exigente en cuanto a la calidad del agua, el momento en que más agua necesitará
será al inicio de la nueva brotación, reduciéndose el riego en los olivos que están enraizando
por la propia falta de raíces, y después del desfoliado al disminuir la evaporación.
Aunque el olivo proviene de terrenos de secano precisan de un riego adecuado y muchas
veces es la propia carencia de agua la que ha contribuido a su fama de lento crecimiento. En
cualquier caso, debemos dejar secar ligeramente entre cada riego.
Abonado
Iniciar en Primavera, de forma suave y saltar los meses de calor intenso para reanudar al
inicio de las lluvias, siendo éste abonado tan o más importante que el anterior pues será la
base de reserva para la siguiente brotación de Primavera. El más aconsejable es un abono
orgánico de disolución lenta, aunque en Primavera puede añadirse un pequeño aporte de
abono químico en las plantas en formación.
No abonar después de un trasplante pues podríamos quemar las nuevas raíces.
Trasplante
En Primavera, antes de iniciarse el crecimiento fuerte, saliendo las raíces nuevas en el corte
de las propias raíces viejas, las cuales debemos cortar fuertemente y pinzar tan solo las raíces
finas para buscar una fina cabellera.
Repasaremos los viejos cortes y eliminaremos siempre toda la tierra vieja para evitar
pudriciones en el próximo trasplante. No olvidar la pasta selladora.
Utilizaremos una mezcla al 50% de akadama y arena de río, y es importante cribar antes la
tierra para desechar el polvo utilizando para ello un cedazo de 0,5 mm. También usaremos
otro de 2,5 mm para utilizar el grano inferior en la mezcla y el superior como capa de drenaje,
capa que será un poco superior en los olivos jóvenes, más necesitados de crecimientos
rápidos y fuertes.
Es importante hacer entrar toda la tierra con un palillo fino para que no queden bolsas de aire
entre las raíces. Acabado el trasplante, regar hasta que el agua salga por el agujero de
drenaje completamente limpia. Proteger de los vientos fuertes y de las heladas tardías de
Primavera.
Pinzado
Se efectúa en época de crecimiento y consiste en podar ramas fuertes para favorecer al resto
y conseguir bifurcación de ramas espesando el árbol. Al ser de brotación lenta dejaremos las
2 últimas hojas de cada rama para evitar retirada de savia y que seque alguna punta.
La mejor época es antes de brotar (Febrero) y durante el período de crecimiento (de Mayo a
Agosto) fuerte. Nunca podaremos o desfoliaremos ramas tiernas pues al no haber subido la
glucosa no tendríamos resultados y los nuevos brotes serían débiles.
Poda
Con buena base de cultivo el olivo reacciona favorablemente a toda clase de podas aunque si
son fuertes conviene esperar a finales de Mayo cuando se encuentra en su máximo
crecimiento y no dejar demasiado cortas las ramas pues algunas de ellas pueden retirar savia.
Los cortes se deben cubrir con pasta selladora y procuraremos eliminar los brotes de la base
del tronco para no restarle savia al resto del árbol.
Alambrado
Al ser un árbol fuerte se pueden efectuar en cualquier momento, aunque mejor en época de
descanso. Siempre es preferible alambrar ramas jóvenes, que en los 15 días toman la
posición adecuada, que intentar hacerlo con ramas viejas y sin vigor pues el alambrado aún
les restará más y no se conseguirá una posición tan perfecta.
Si la rama es muy gruesa, para evitar la rotura efectuar un pequeño masaje hasta que ceda, y
en cualquier caso dejar de regar dos días antes y así las ramas serán más flexibles.
Reproducción
Se reproduce fácilmente ya sea por semilla, esqueje o acodo, pero es la recuperación el
método más rápido y efectivo especialmente en zonas mediterráneas, lo que permite partir de
un grueso tronco.
En la recuperación es importante que busquemos ejemplares que posean un buen nebari y
tronco, sin fijarnos en absoluto en las ramas dado que se caracteriza por brotar bien por todas
partes de la propia madera vieja, y por eso descartaremos las ramas viejas por dos motivos: el
propio vigor de las ramas nuevas muy superior al de las viejas, y para poder obtener los
brotes en el sitio deseado.
La mejor época para recuperarlos será a finales de invierno. Arrancado del suelo le
sacaremos toda la tierra vieja para que las nuevas raíces puedan crecer sanas y fuertes. Una
vez limpiado cortaremos las raíces a la medida de la futura maceta de bonsai. Alrededor de
estas viejas raíces nacerá una fina cabellera.
En un inicio la necesidad de riego es mínima al no tener raíces, pero luego irá variando.
Dejaremos crecer al menos un año, abonando fuertemente salvo en pleno verano y los meses
fríos de invierno, situándolos en lugares soleados y ventilados.
En el caso de propagación por semillas la mezcla llevará 75% de arena de río y 25% de turba
y la mejor fecha es a finales de invierno, germinando a mediados de primavera.
El acodo y la estaca deben practicarse en luna menguante cortando un anillo de 1 a 1 y ½
cms en la zona que se quiera dejar como base en el caso del acodo, y dejando 4 ó 5 pares de
nudos en el corte utilizado para estaca y enterrando al menos 2 nudos.
Enfermedades y Plagas
Como especie muy resistente no suele tener problemas; sin embargo pueden atacarles:
Cochinilla: insecto en forma de lapa que se pega a las ramas y al revés de las hojas
chupándoles la savia. Tratamiento: insecticida específico (como claxon. De la cochinilla deriva
la negrilla o melaza (hongo que vive en la melaza que producen las propias cochinillas), que
recubre ramas y hojas de un polvo gris oscuro que tizna. Tratamiento: agua jabonosa,
mantener bien aireado y el mismo tratamiento de las cochinillas.
Mosquito de la corteza: es la larva de la puesta de una mosca que vive debajo de la corteza
chupando su savia. A simple vista se observará tan solo una zona seca. Necesita de alta
humedad para sobrevivir por lo que el poco sol puede favorecerlos. Tratamiento: delimitar la
zona con gubia hasta eliminar las larvas.
Repilo: hongo en las hojas en forma de manchas marrones con una aura amarillenta. No
afecta al árbol pero es síntoma de exceso de humedad. Tratamiento: oxicloruro de cobre.
Arañuelos o picabrotes: pequeños gusanos de 5 a 10 mm, color verde intenso y difíciles de
ver pero que dejan filamentos entre los brotes comidos. Tratamiento: insecticida (claxon.
Pseudomonas Syringae: (conocidos como berrugas o agallas del olivo): Bultos producidos por
una bacteria y que aparecen en las ramas. Suele extenderse a través de las propias
herramientas que hayan tenido contacto con árboles enfermos, y para evitarlas se recomienda
podar en épocas frías pues en ellas la bacteria no se reproduce. No tiene tratamiento
preventivo por lo que tan solo queda eliminarlos, desinfectando luego herramientas y sellando.
Madera seca
Su madera es ideal para formar jin, ofreciendo sus vetas hermosos dibujos.
Debemos limpiar a fondo la madera seca, limitando con gubia las partes vivas. Para proteger
la madera seca aplicaremos periódicamente una capa de polisulfuro de cal.
Orígenes y Descripción.
El Olmo Chino tiene distintos nombres y sinónimos, como Zelkova Parvifolia, Ulmus
Chinensis, Ulmus Parvifolia, Microptelea Parvifolia y en japonés Akinire, nire.
El olmo chino o zelkova parvifolia es un árbol originario de Japón, y como bonsái, es un de los
mas resistentes que el aficionado pueda encontrar, además de ser muy común en
establecimientos de jardinería y viveros, lo que le hace la especie más recomendable para los
principiantes, es muy apreciado por el pequeño tamaño de sus hojas. Es un árbol de hoja
semicaduca, porque dependiendo de la zona pierde o no pierde las hojas en la estación
invernal, en zonas frías puede perder todas las hojas brotando de nuevo en la primavera, y en
zonas mas cálidas las mantiene durante todo el año, no llega a perderlas, por eso se
denomina como semicaduca.
Situacion o emplazamiento.
Pertenece a las familia de los olmos, lo cual permite deducir que es un árbol que puede tolerar
bastante bien temperaturas bajas. El intervalo climático que mas o menos puede soportar va
desde los 0 grados hasta mas de 30 grados. Prefiere lugares a pleno sol y con una gran
luminosidad. Soporta bien el viento. En zonas de clima mas calurosos se debe situar al
exterior todo el año, incluso a pleno sol, exceptuando los meses de verano u otros meses que
puedan ser demasiado calurosos, entonces habrá que protegerlos a la sombra todo el día. En
zonas de clima mas fríos es muy parecido, también se debe situar al exterior todo el año,
incluso a pleno sol, exceptuando los meses verano y de exceso de calor, y los meses en que
las heladas hagan su aparición, por debajo de 0 grados habrá que protegerlo, pero no
protegerlo en casa, en una terraza o en un invernadero a una alta temperatura, sino protegerlo
manteniendo una temperatura no superior a 6 u 8 grados. Sería un error muy grave mantener
una temperatura constante durante todo el año, ya que como el resto de los árboles y plantas
necesitan de estaciones climáticas y cambios de temperatura estacionales, por eso conviene
proporcionarle los climas pertinentes a cada estación ya que de lo contrario es condenarlo a
una muerte segura.
Riego
El riego debe ser de forma abundante en verano y moderado en las demás estaciones,
reduciéndolo aún mas en el invierno, siempre hay que conservar ligeramente la tierra húmeda,
evitando que se reseque o agriete, pero también hay que evitar los encharcamientos
continuos ya que haría que las raíces se pudriesen con la consiguiente muerte para nuestro
bonsai.
Pulverización - Vaporización
Se utiliza para mantener un buen grado de humedad ambiental, esta especie requiere de una
gran humedad atmosférica y lo agradece mucho, por eso habrá que rociar el follaje
abundantemente en verano.
Abonado
Aplicaremos abono en primavera y en otoño, y no abonaremos en los meses de exceso de
calor (julio y agosto), ni tampoco en el invierno. No abonaremos a un árbol recien
trasplantado, ni tampoco a uno que esté en mal estado. Se le puede aplicar cualquier tipo de
abono, ya sea líquido o sólido, tanto uno como otro se recomienda una dosis menor que la
que indique el fabricante, así evitaremos que la raíces se quemen por un exceso de abono.
Trasplante
Se suele realizar cada 2 o 3 años al inicio de la brotación primaveral, se debe cortar entre la
mitad y los dos tercios de las raíces.
Sustrato o Tierra
La tierra mas recomendable para esta especie es muy variable, puede contener tierra vegetal,
turba, mantillo, arena de río, etc, etc. La única clave que se debe tener en cuenta es que la
tierra debe, tanto en sentido físico como nutritivo, sostener al árbol y debe permitir drenar el
agua de riego fácilmente, se desarrollan bien en suelos frescos y fértiles.
Pinzado - Poda
El pinzado se realiza durante toda la época de crecimiento, durante todo el periodo vegetativo,
se cortan los nuevos brotes, dejando una o dos pares de hojas. La poda se realiza al final del
invierno o inicio de la primavera cuando se tiene una imagen clara de la silueta del árbol.
Alambrado
El alambrado se realiza desde la primavera hasta los inicios del verano (junio), y no es muy
necesario alambrar, ya que la forma nos viene dada con las sucesivas podas que se le han
ido realizando, a no ser que queramos darle un estilo muy diferente al que tiene, entonces si
que habrá que hacerlo.
Enfermedades y Parásitos
Aunque es una especie bastante resistente, incluso a la grafiosis, puede ser atacado tanto por
insectos, por parásitos o por hongos entre los que cabe destacar : araña roja, pulgones,
orugas, costas negras, abolladura, etc., para ello aplicaremos, acaricidas, insecticidas o
fungicidas dependiendo de la enfermedad o parásito.
De la familia de las fagáceas, se trata de un árbol caducifolio, madera dura, crecimiento muy
lento, de envergadura (puede llegar a alcanzar los 50 metros de altura). Su ubicación está en
regiones templadas/frías de Europa y América del Norte.
Su fruto es una bellota que se utiliza para alimentar el ganado. Su madera es muy valorada
para la carpintería y para hacer leña. Mención aparte merece su utilización en la industria del
vino ya que es usada como materia prima en la fabricación de los toneles de crianza.
Dentro de las especies autóctonas del norte de la península están el Quercus Robur (Roble
Carballo), Quercus pyrenaica (Roble Melojo) y Quercus Petrea (Roble Albero). Dada la
humedad y el clima templado propicios para estas especies. Se encuentra también en la
península el Quercus Cocifera y el Canariensis (Quejido).
El roble en bonsai.
Se trata de una especie que se empezó a cultivar como bonsai con cierto retraso; pero con
muy buenos resultados, sobre todo el Quercus Robur, el Quercus Cocifera y el Canariensis
(Quejido).
Reproducción.
Esqueje - semilla recuperado - acodo. Si bien cada variedad de roble responde de una
manera distinta, de esqueje y semilla no existen demasiados problemas para su reproducción.
Utilizando hormonas de enraizamiento y teniendo en cuenta en el caso de semilla el controlar
la fuerte tendencia pivotante de esta especie.
Entre mayo y junio son las fechas más idóneas ara la reproducción por medio de esqueje y
semilla. Para los recuperados ya existe una dificultad añadida por el habitat del que proceden.
Básicamente se ha de tener en cuenta que el período más adecuado es el final del invierno.
Se debe intentar conservar 1/3 del tamaño de las raíces pivotantes utilizando pasta selladora
para los cortes y la mayor cantidad posible de raíces finas. Procuraremos coger un cepellón
completo y lo mantendremos hasta el año siguiente, con un riego constante y protegido del
sol.
El período más adecuado para acodar es la primavera
Poda.
El final del invierno y al transplantar, son los períodos más adecuados para la poda. Se trata
de una especie que cicatriza bien las heridas y responde bien a las podas fuertes. Debemos
sellar siempre las heridas para una mejor cicatrización y evitar plagas y enfermedades. Es
conveniente realizar la poda de formación con el árbol en tierra, pues en maceta se ralentiza
mucho su crecimiento
Pinzado.
Al final del invierno empieza ya a verse los brotes. Cuando estos tengan aproximadamente
ocho pares de hojas debemos cortar, dejando sólo dos o cuatro pares de hojas. En un lugar
adecuado y pinzando frecuentemente puede llegar a cuatro o cinco brotes en el año. Esto nos
permite reducir la hoja considerablemente y además evitar plagas
Defoliado.
Cuando las yemas ya están hinchadas se puede defoliar, si bien todos los años puede
realizarse esta práctica, con un buen pinzado no es preciso defoliar cada año. Conviene así
mismo dejar un trozo del pecíolo
Trasplante.
El período más adecuado es febrero - marzo. Los bonsais jóvenes deben ser trasplantados
cada dos años. Los viejos cada tres o cuatro años.
La época de trasplante la debemos aprovechar para el trabajo de raíces, formación de raíces
radiales y control de raíz pivotante. Una mezcla a partes iguales de akadama, arena o lava
volcánica y turba es lo más aconsejable.
Conviene abonar el otoño anterior a cuando tengamos pensado trasplantar para preparar el
árbol. Las raíces deben ir proporcionadas al tamaño del árbol. En el primer trasplante no es
aconsejable cortar más de 1/3.
Alambrado.
Se trata de un árbol con mucha rigidez por ello es aconsejable modelar con labores de poda.
Conviene alambrar en marzo/abril e ir dándole la forma deseada en el período de crecimiento.
Debemos utilizar alambres fuertes por la propensión de las ramas de volver a su lugar original.
Por su lenta evolución y la dureza de la madera.
Otras consideraciones.
Se trata de una especie que tolera bien las bajas temperaturas; pero debe protegerse en
condiciones extremas. Precisa abundante luz son propensos a pestes y enfermedades. Sus
semillas tienen forma de bellota y hojas lobuladas. Su corteza es rugosa y gruesas raíces.
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