El documento resume dos visiones opuestas sobre las influencias en el pensamiento político de San Agustín. Por un lado, quienes ven una influencia principalmente cristiana. Por otro lado, quienes ven una fuerte influencia del pensamiento helénico, particularmente de Platón. El autor concluye que San Agustín sintetizó ambas tradiciones, desarrollando sus ideas políticas a partir de una reflexión cristianizada sobre Platón. Las principales tesis de su pensamiento fueron una antropología dualista y la teoría de las "dos ciudades".
El documento resume dos visiones opuestas sobre las influencias en el pensamiento político de San Agustín. Por un lado, quienes ven una influencia principalmente cristiana. Por otro lado, quienes ven una fuerte influencia del pensamiento helénico, particularmente de Platón. El autor concluye que San Agustín sintetizó ambas tradiciones, desarrollando sus ideas políticas a partir de una reflexión cristianizada sobre Platón. Las principales tesis de su pensamiento fueron una antropología dualista y la teoría de las "dos ciudades".
El documento resume dos visiones opuestas sobre las influencias en el pensamiento político de San Agustín. Por un lado, quienes ven una influencia principalmente cristiana. Por otro lado, quienes ven una fuerte influencia del pensamiento helénico, particularmente de Platón. El autor concluye que San Agustín sintetizó ambas tradiciones, desarrollando sus ideas políticas a partir de una reflexión cristianizada sobre Platón. Las principales tesis de su pensamiento fueron una antropología dualista y la teoría de las "dos ciudades".
1.1. Influencias Comencemos nuestra aproximacin al pensamiento agustiniano comparando dos visiones, usuales en su interpretacin, acerca de las influencias que determinaron la configuracin de la filosofa poltica de San Agustn. Por un lado, Laubach Moros, y con ella toda una escuela de interpretacin afn al pensamiento social de la Iglesia, al evaluar el carcter del pensamiento poltico de Agustn, llega a las siguientes apreciaciones: El pensamiento poltico de San Agustn tal y como podemos observar en De Civitates Dei no es un tratamiento sistemtico de filosofa poltica, sino que representa una imagen de la perspectiva cristiana del mundo 1
Las influencias de la filosofa pagana sobre el pensamiento poltico agustiniano eran, para nuestra autora, mnimas. Solo huellas de la tradicin eclesial y evanglica ve la autora detrs de las tesis principales de Civitates Dei. Al situar dentro del corpus agustiniano su obra poltica, nuestra autora no vacila en afirmar cuanto sigue: Esta visin o imagen formaba parte de la estratgica apologtica de San Agustn en la que defiende el cristianismo frente a las acusaciones paganas de que la sustitucin del cristianismo en lugar de los antiguos ritos haba provocado la cada del Imperio Romano en el 410 a.C 2
En tal sentido cobra sustento el anlisis precedente de la autora, que no vea en el agustinismo filosofa poltica alguna. Esta visin se debe, sin lugar a dudas, a su opcin por situar a Civitates Dei dentro del marco ofrecido por las obras apologticas de San Agustn. De tal modo, subraya la autora la condicin mstico- religiosa de la obra del obispo de Hipona. Por su parte, y en las antpodas de la interpretacin de Laubach Moros, lvarez Turienzo ve en el pensamiento poltico de San Agustn una simple continuacin del helenismo pretrito. Afirma el autor:
1 Laubach Moros, Donna. Aspectos del pensamiento poltico de San Agustn en el contexto de la crisis del Imperio. Ed. Seut. s/f. p. 1
2 Idem. Ibidem.
El pensamiento agustiniano, en cuanto a la concepcin de las sociedades de la historia, es deudor del que le precede; particularmente el de los griegos y romanos. De estos ltimos el ms presente en su obra es el de Cicern 3
El autor llega al extremo de negar toda originalidad al pensamiento agustiniano, cuestionando los puntos fundamentales de la doctrina del Santo de Hipona. Ni la tesis de la Jerusaln celeste se salva de la crtica secularizante de lvarez Turienzo, quien sobre ella escribe: Tambin la doctrina de las dos ciudades conoce precedentes. Se dan en la Escritura. Diversos escritores eclesisticos de los primeros siglos recogieron esa tradicin. Hay casos de tratamiento ms especfico del tema, como el del donatista Ticonio. Asimismo ha de tenerse en cuenta sobre este particular el legado del maniquesmo, que, igualmente conocemos 4
Esta crtica, algo destemplada, merece ciertas matizaciones. Pero, sin lugar a dudas, da en el clavo: Agustn, contrariamente a lo que propone Laubech Moros, no es (en el punto de vista doctrinario) un puro discpulo de Jess, sino un hombre de su tiempo, que a un vasto conocimiento de la Sagrada Escritura, ana una erudicin notable en el saber filosfico de su tiempo. Y de la simbiosis de ambas tradiciones es fruto su pensamiento poltico, as como su rica teologa. Quien escribe estas lneas prefiere ver a San Agustn como un hombre profundamente compenetrado por ambas dimensiones del saber, expresadas en dos realidades del conocimiento definidas tradicionalmente como fe y razn. El dominico Guillermo Fraile, sopesando dichos elementos en el pensamiento agustiniano nos dice: La razn y la fe son cosas distintas, pero en el hombre cristiano no funcionan aisladamente, sino en ntima y fecunda compenetracin. Una vez alcanzada la plenitud de la verdad en la fe cristiana, despus de su largo itinerario maniquesmo, escepticismo, platonismo-, en el alma de San
3 lvarez Turienzo, Salvador y otros. El pensamiento poltico de la edad media. Ed. Fundacin Ramn Areces. Madrid. 2010. p. 49
4 Idem. Ibidem. Agustn la razn y la fe viven en la ms armnica compenetracin, sin confundirse, pero tambin de manera inseparable 5
Tenemos que, entonces, al aunar los elementos de la fe y la razn, sintetizando las perspectivas de Laubech Moros y lvarez Turienzo, el pensamiento agustiniano no es ni especficamente filosfico- pagano ni teolgico- cristiano. San Agustn desarrolla su pensamiento a partir de una reflexin, cristianizada, sobre los fundamentos del buen gobierno, reflexin que parte las bases mismas del pensamiento platnico. La base de sus ideas polticas es, sin duda, La Repblica de Platn, interpretada desde categoras propias de la teologa cristiana primitiva. Lo fundamental de dichas ideas las repasamos a seguir.
1.2. Principales tesis El pensamiento poltico agustiniano debe ser comprendido a partir de las claves que nos ofrecen las influencias que lo configuraron intelectualmente. Estas influencias, que repasamos ms arriba, imprimieron a la filosofa poltica de San Agustn dos notas caractersticas que definen la definen esencialmente: La antropologa dualista La teora de las dos ciudades Lo esencial de su vasta obra gira en torno a estos dos tpicos, cuyas repercusiones dentro del pensamiento poltico de Agustn pasaremos a repasar.
1.2.1. Visin antropolgica de San Agustn: un dualismo cristianizado Donde ms se evidencia la fuerte influencia helenista en el pensamiento de San Agustn es en su visin antropolgica. Es que incluso prescindiendo de una interpretacin maniqueizante de su tesis acerca de la naturaleza del hombre, como parece ofrecer la lectura de Agustn que hace lvarez Turienzo, vemos en su filosofa rasgos que lo alejan de la tradicional visin hebraico- judaizante, que sobre el particular era lo propio en los Padres de la Iglesia.
5 Fraile O.P., Guillermo. Historia de la Filosofa II. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1960. p. 199 San Agustn, siguiendo a Platn y a buena parte de la Teologa de San Pablo, ve en el hombre un compuesto inorgnico de alma y cuerpo. La Tradicin Judeo- Cristiana, llevada a su mxima expresin por la Teologa de Santiago, por su parte, ve al hombre como una indisoluble unidad de cuerpo y alma, pues as fue creada por Dios. Al respecto de la Tradicin Judeo- Cristiana, y a efectos de realizar una comparacin con la Teologa Paulina y la antropologa de Agustn, veamos como el Jesuita Gonzlez Faus nos define la concepcin del hombre propia del entronque cristiano ms judaizante. Veamos lo que nos dice: Para una mentalidad semita, la palabra cuerpo no alude a una parte material contrapuesta a otra parte espiritual del hombre, sino que designa la totalidad humana en tanto que es capaz de comunicacin 6
Para clarificar lo anterior, sigamos nada ms los textos que ofrecemos a continuacin, y comparemos las notorias semejanzas hermenuticas que presentan: Entonces, no sera lo mejor que, despus de haber dedicado al alma los cuidados necesarios, la dejsemos encargada de precisar los detalles de la educacin corporal limitndonos nosotros a sealar las lneas generales para no habernos de extender en largos discursos 7
El pensamiento platnico, dualista por excelencia, nos ofrece aqu una clara contraposicin entre la dimensin corporal y la espiritual de la persona humana, al tratar de la educacin ptima para los habitantes de la ideal Repblica. Os digo esto; proceded segn el Espritu, y no deis satisfaccin a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espritu, y el espritu contrarias a la carne (Gal 5: 16- 17) 8
La anterior cita, tomada de la Carta del Apstol San Pablo a los Glatas (comunidad cristiana helenizada), nos presenta los mismos elementos dualistas de los que se nutriera la antropologa de Agustn. La contraposicin entre los elementos de nuestro anlisis llega al mximo, prescribiendo el Apstol de los gentiles incluso una maceracin de los gustos de la carne. Tal herencia la bebera San Agustn con fruicin, cuya antropologa (por no hablar de su asctica) adolece de los defectos propios de esta visin del hombre.
6 Gonzlez Faus, Jos Ignacio. Al tercer da resucit de entre los muertos. PPC. Madrid. 2000. p. 36 7 Platn. La Repblica. Extrado de www.planetalibro.com.ar p. 83
8 Las citas de la Sagrada Escritura las tomamos de la Biblia de Jerusaln. El vivir segn la carne se debe entender no slo de los vicios del cuerpo, sino tambin de los del alma. Conviene, pues, examinar en primer lugar qu es vivir segn la carne y qu segn el espritu; porque cualquiera que por primera vez oyese estas proposiciones, desconociendo o no penetrando cmo se expresa la Sagrada Escritura, podra imaginar que los filsofos, epicreos son los que viven segn la carne, dado que colocan el sumo bien y la bienaventuranza humana en la fruicin del deleite corporal () y que los estoicos, que colocan el sumo bien en el alma, son los que viven segn el espritu, puesto que el alma humana no es otra cosa que un espritu 9
La contraposicin entre carne- cuerpo y alma- espritu, y desde un punto de vista moralizante, la vida segn los principios que estas ofrecen, se nos muestra patente en este fragmento de Agustn. El santo de Hipona, fiel a su platonismo y a la Teologa paulina, hace una lectura dualista de ambos principios, disociando tales dimensiones dentro de la persona humana. All lo fundamental de la antropologa de San Agustn, un platonismo cristianizado, con fuertes influencias en su pensamiento poltico.
1.2.2. Las dos ciudades: el dualismo en el plano poltico
San Agustn es un pensador unitario y coherente. Su obra, en este caso la propia Civitates Dei, si bien fue escrita a lo largo de varios aos y por perodos dispersos, mantiene una lnea coherente que la moderna filosofa poltica envidiara. Lo mismo cabe decir de las conclusiones particulares de cada obra con la totalidad de los escritos del santo de Hipona.
De esto se colige, naturalmente, que la antropologa dualista de Agustn tendra como correlato natural una visin igualmente dualista de la vida social y poltica.
Y as es. El dualismo es la nota caracterstica que atraviesa y define el pensamiento poltico de San Agustn. El obispo de Hipona analiza la vida social del Imperio Romano a partir de las mismas categoras analticas que ostentara al abordar al hombre en solitario. He all su unidad y coherencia.
9 San Agustn. La ciudad de Dios. En http://www.scribd.com/people/view/3502992-jorge p. 300
Veamos sino lo que nos dice respecto a la notable doctrina de las Dos ciudades, plasmadas en el libro XIV de su Civitates Dei:
As que dos amores fundaron dos ciudades; es a saber: la terrena, el amor propio, hasta llegar a menospreciar a Dios, y la celestial, el amor a Dios, hasta llegar al desprecio de s propio. La primera puso su gloria en s misma, y la segunda, en el Seor; porque la una busca el honor y la gloria de los hombres, y la otra, estima por suma gloria a Dios 10
El paralelo entre la cita primera de Agustn y la anterior es notable. El santo contrapone aqu lo terreno con lo celestial as como antes lo haba hecho entre con el cuerpo y el alma. La dicotoma queda as entonces construida entre los polos cuerpo- terreno y alma- celestial, resultando la visin poltica de San Agustn poco ms que una socializacin de su dualismo antropolgico.
El abordaje de lo poltico que supone esta concepcin dualista trasladada desde lo antropolgico, y leda en clave asctico- religiosa, supone sin lugar a dudas, una devaluacin de lo especficamente poltico en su secularidad y en su autonoma disciplinar. Pero juzgar con dureza esta realidad significara leer a Agustn fuera de su contexto, partiendo de su anlisis no de las categoras vigentes en la filosofa de su tiempo, sino de aquellas que fueron producto y conquista de la Ilustracin.
2. Bibliografa lvarez Turienzo, Salvador y otros. El pensamiento poltico de la edad media. Ed. Fundacin Ramn Areces. Madrid. 2010 Aristteles. tica a Nicmaco. Gradifco. Buenos Aires. 2007 Fraile O.P., Guillermo. Historia de la Filosofa II. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1960 Gonzlez Faus, Jos Ignacio. Al tercer da resucit de entre los muertos. PPC. Madrid. 2000 Laubach Moros, Donna. Aspectos del pensamiento poltico de San Agustn en el contexto de la crisis del Imperio. Ed. Seut. s/f. Platn. La Repblica. Extrado de www.planetalibro.com.ar
10 Idem. p. 320 San Agustn. Confesiones. Ed. San Pablo. Buenos Aires. 2009 San Agustn. La ciudad de Dios. En http://www.scribd.com/people/view/3502992-jorge Santo Toms de Aquino. Suma Teolgica (Compendio). Ed. El Lector. Asuncin. 2010 Santo Toms de Aquino. Suma Teolgica Libro IIb. Q. 83. Art. 1. Ed. Regentes de Estudios de las Provincias Dominicanas en .Espaa Viola, Francesco. La poltica en la Suma Teolgica. En J. Ballesteros et al. Justicia, Solidaridad, Paz, vol I. Valencia. 1995
Repensar los derechos de los migrantes desde abajo: Una aproximación a la relación entre migración y derechos a partir del traslado entre sistemas de derecho