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JOURO PERDUS

Oscar Wilde
Jacinto, corazn mo, dios joven, dulce y rubio: tus
ojos son la luz del mar: tu boca, la sangre roja del
ocaso que en m se pone. Te amo, mimoso joven,
que incita los brazos de Apolo. Huyes de m a
travs de la puerta de Hrcules. Ve. Refrigera tus
manos en el claro crepsculo de las cosas, en
donde desciende el alma antigua, y vuelve, Jacinto
adorado. Jacinto, Jacinto! Porque quiero ver en
los bosques Ciriaco tu bello cuerpo, siempre
extendido entre la rosa y la menta. Oh los
Jacintos!

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