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- volumen I -

Guía de intervención social ante los malos tratos

Gobierno
de La Rioja Guía de intervención social ante los malos tratos
- volumen I -
Juventud, Familia y
Servicios Sociales

www.larioja.org Gobierno
de La Rioja
www.larioja.org
Guía de intervención social
ante los malos tratos
- volumen I -
Guía de intervención social
ante los malos tratos
- volumen I -

Gobierno de La Rioja, 2004.


Consejería de Juventud, Familia
y Servicios Sociales.

Autora: María Luisa Velasco Junquera.

Colección: Servicios Sociales.


Serie: Cuaderno Divulgativo. nº 11.
© Gobierno de La Rioja.
Logroño, 2004.
www.larioja.org

Diseño y maquetación: Profit Comunicación.


Logroño (La Rioja).

Déposito Legal: LR - 366 - 2005


ISBN: 84 - 8125 - 268 - 9

Impreso en España - Printed in Spain.


,
PRESENTACIÓN

La Colección de Servicios Sociales recoge en esta


publicación el desarrollo de una “Guía de intervención
social ante los malos tratos”.

La Violencia contra la Mujer está reconocida por la


Comunidad Internacional como un atentado contra
los Derechos Humanos y es la manifestación más
evidente de la desigualdad en la que se encuentran
las mujeres.

El Gobierno de La Rioja, en cumplimiento de los


objetivos previstos en el II Plan Integral de la Mujer
y el II Plan Integral contra la Violencia viene apoyando
cuantas medidas contribuyan a la erradicación de la
violencia sexista y a la prevención de la misma en
todas sus formas.

Lo que aquí se publica constituye una parte del


trabajo de un grupo de profesionales de los Servicios
Sociales del ámbito comunitario y de los Servicios
Especializados, desarrollado con el objeto de definir
una metodología precisa de intervención social con
las mujeres víctimas de malos tratos.

Es nuestro deseo, con ello, facilitar el trabajo de


quienes intervienen en el proceso de atención a
mujeres víctimas de malos tratos, y contribuir así al
desarrollo de la calidad de los Servicios Sociales del
Sistema Público, avanzando de esta manera hacia
una sociedad más igualitaria que garantice los
derechos y libertades de todas las mujeres.

Sagrario Loza Sierra


Consejera de Juventud, Familia
y Servicios Sociales.

7
8
INTRODUCCIÓN 11

VIOLENCIA SEXISTA
Y MALTRATO DE MUJERES 13
1. La violencia sexista 13
1.1. Antecedentes históricos 13
1.2. Aspectos conceptuales 20
1.3. Violencia contra
la mujer/violencia
de género/violencia sexista 22
2. El maltrato de mujeres 23
2.1. Malos tratos en la
pareja/violencia doméstica/
maltrato de mujeres 23
2.2. El maltrato en cifras 28
3. Factores de riesgo
de maltrato 30
3.1. 29 indicadores considerados
predictores de violencia 31
3.2. Indicadores clave de riesgo pre-
dictores de femicidio conyugal 33
3.3. Valoración del riesgo 34

CONSECUENCIAS
DEL MALTRATO DE MUJERES
EN SALUD 35
1. Problemas en la salud física 36
2. Problemas en la salud sexual
y reproductora 37
3. Problemas en la salud mental 38
3.1. Depresión 38
3.2. Ansiedad 39
3.3. Síndrome de la mujer
maltratada 41
4. Trastornos relacionales 42

LA INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA CON MUJERES
MALTRATADAS 43
1. ¿Cuándo es necesario el
tratamiento psicológico? 43
2. Las terapias 45

9
3. Objetivos de la intervención
en mujeres victimas de
maltrato 47
4. Programas de tratamientos
psicológico para mujeres
maltratadas 49

ANEXO 58

BIBLIOGRAFÍA 60

10
,
introduccion

La Macroencuesta del Instituto de la Mujer sobre Violencia contra las Mujeres pone de
manifiesto que en La Rioja, según la encuesta en el año 2002, habría un 6.5% de mujeres
mayores de 18 años técnicamente maltratadas, es decir, mujeres que aunque no tengan
conciencia de ello, están en posición de inferioridad con respecto al marido o pareja
que se permite tratarlas despectivamente y que considera que puede imponerles su
conducta y restringirles su libertad.

Por otro lado, la macroencuesta refleja que en nuestra Comunidad habría un 3.1% de
mujeres mayores de 18 años que declaraban haber sido maltratadas en el último año.

Como ponen de manifiesto Inés Alberdi y Natalia Matas en su informe sobre los malos
tratos a las mujeres en España, los casos de maltrato declarado y vivido como tal y
detectados en la encuesta ya sea maltrato físico o psicológico son más reducidos que
las situaciones objetivas de violencia que se identifican a través de los indicadores de
la encuesta; en concreto en La Rioja, la diferencia es 3.4% ya que hay 6.5% de mujeres
técnicamente maltratadas y 3.1% de mujeres autoclasificadas como maltratadas en el
último año.

Esta diferencia refleja los distintos niveles de conciencia que las mujeres tienen acerca
de cómo deben ser sus relaciones y acerca de la libertad y dignidad a que tienen derecho
en sus relaciones de pareja.

La Ley de Servicios Sociales del Gobierno de La Rioja de 1 de marzo de 2002,


establece entre las funciones de los Servicios Sociales Generales
o Comunitarios las de detección, análisis y diag-
nóstico de las situaciones de riesgo
y de necesidad social, así como
la función de prevención de las
situaciones de riesgo, inter-
viniendo sobre los factores que
lo provocan y desarrollando
actuaciones que eviten la
aparición de problemáticas o
necesidades sociales.

Desde el punto de vista de la


prevención y teniendo en
cuenta la realidad del mal-
trato, los Servicios Sociales
de primer nivel desempeñan
un importante papel a la ho-
ra de hacer visible esta proble-
mática, porque constituyen el

11
,
introduccion

sistema de acceso para toda la población al sistema público de servicios sociales y, por
consiguiente, los y las profesionales de los Servicios Sociales Generales tienen un contacto
directo y continuado con la población de referencia.

Sin embargo, tal y como se desprende de las conclusiones de los estudios de explotación
estadística de datos del Sistema de Información de Usuarios de Servicios Sociales
(SIUSS), a menudo el maltrato queda oculto, minimizado o encubierto, de modo que la
solicitud de ayuda por parte de las mujeres suele ser de tipo indirecto, es decir, buscan
ayuda por el malestar psicológico que sienten (se sienten solas, quieren conocer a otras
mujeres) o por problemas económicos, desempleo o problemas de sus hijos/as.

Dado que la prevención es una vía eficaz para afrontar la violencia contra las mujeres
y los servicios sociales comunitarios pueden considerarse un lugar idóneo para desarrollar
este tipo de actividades, parece conveniente potenciar su nivel de competencia para
optimizar el sistema básico de apoyo profesional y lograr así una mayor detección
temprana, una intervención social de primer nivel eficaz y una derivación pertinente
a los servicios especializados.

Esta Guía tiene como objetivo ser un instrumento al servicio de quienes desde la
intervención social están en contacto con la violencia contra la mujer y su finalidad es
la de mejorar la coordinación entre los servicios implicados.

Este primer volumen pretende ofrecer un lenguaje común que nos acerque, y se centra
fundamentalmente en los aspectos psicológicos asociados al maltrato de mujeres en
la pareja. Se incide especialmente en el planteamiento de la intervención psicológica
estructurada en programas de tratamiento, solicitando la colaboración del personal de
los servicios sociales para fomentar esta nueva cultura del apoyo psicológico.

El segundo volumen planteará una revisión y actualización de los aspectos jurídicos de


la violencia de género y se centrará fundamentalmente en la intervención social
propiamente dicha.

Esperamos que esta Guía sea de utilidad para quienes hacen suya la Conclusión del
Foro Mundial de Mujeres contra la Violencia, de Valencia 2002:

“Si nos comprometemos hoy, todos unidos, a crear un mundo libre de violencia contra
las mujeres y las niñas, lograremos detener el crimen más universal e impune de todos:
la violencia física, emocional, económica y sexual que se comete contra la mitad de la
población del planeta”.

12
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

1. La violencia sexista

1.1. Antecedentes históricos

El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó la


Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos se halla la primera mención a la


igualdad de derechos sin distinción de sexos, al igual que se establece el derecho a la
vida, a la libertad y a la seguridad de la persona y se establece que nadie será sometido
a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Sin embargo no fue hasta los años setenta cuando diversos grupos organizados de
mujeres iniciaron las primeras acciones para identificar y hacer visible un problema que
hasta entonces se había mantenido oculto y silenciado por considerarse privado: el
problema de la violencia contra la mujer.

A partir de entonces las asociaciones de defensa de los derechos humanos y los


organismos internacionales se han manifestado para poner fin a la violencia de género,
pudiendo considerar las últimas tres décadas las más fecundas en el reconocimiento
de los derechos de la mujer y en la lucha para la eliminación de la violencia contra la
mujer.

13
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

El Movimiento Feminista, desde sus inicios a principios del Siglo XX, ha tratado de incidir
en todos aquellos aspectos que favorecen la desigualdad de la mujer. Ha jugado un
importante papel en la definición de la violencia de género como problema social
consiguiendo sacarlo del ámbito de lo privado y logrando que la sociedad se hiciera
cargo y actuara en consecuencia.

Se destacan a continuación algunos de los principales textos legislativos que han


marcado hitos en la lucha por la igualdad desde el año 1975 en que la Asamblea General
de Naciones Unidas proclamó Año Internacional de la Mujer:

La I Conferencia Mundial sobre las Mujeres, que tuvo lugar en México en 1975, donde
se aprobó un Plan de Acción para el decenio 1975-1985. Durante este período se aprobó
en 1979, por la Asamblea General de Naciones Unidas la Convención sobre la Eliminación
de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y fue ratificada por 163
Estados entre los que se encuentra España desde 1984. Aquí se reconoce expresamente
la necesidad de un cambio actitudinal mediante la educación de los hombres y las
mujeres para que acepten la igualdad de derechos, y superen las prácticas y prejuicios
basados en papeles estereotipados.

La II Conferencia Mundial se celebró en Copenhague en 1980 y allí se adoptó por primera


vez una resolución sobre violencia. Ésta se limitaba a la situación de las mujeres
maltratadas y a la violencia familiar, y declaraba que la violencia que tiene lugar en el
seno familiar es el crimen encubierto más frecuente del mundo.

En la III Conferencia Mundial sobre la Mujer de Nairobi en 1985 sobre las Estrategias
hacia el futuro para el adelanto de la Mujer se consideró la violencia contra la mujer
como un obstáculo fundamental para la paz, instando a conceder a este tipo de violencia
una especial atención y resaltando la necesidad de una asistencia total a las mujeres
víctimas de la violencia. Asimismo se recomendó la adopción de medidas legales para
la prevención de la misma. En 1989 se recomienda a los Estados incluir en sus informes
la incidencia de la violencia contra las mujeres y en 1992 se reconoce la violencia de
género como una violación fundamental de los derechos humanos, y se encomienda a
los Estados el uso de políticas preventivas y educativas acerca de los roles y la posición
desigual de hombres y mujeres.

La Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993, aprobó


la Declaración sobre Eliminación de la Violencia contra las Mujeres ( Res. A. G. 48/104,
ONU, 1994) definida como “cualquier acto de violencia basado en la pertenencia al sexo
femenino que produzca o pueda producir un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico
en las mujeres, incluidas las amenazas, la coacción o la privación arbitraria de libertad
que ocurra en la vida pública o privada”. Además, reconoció que la violencia contra la
mujer es una violación de los Derechos Humanos, considerando que los Derechos
Humanos de las mujeres y de las niñas son parte inalienable, integral e indivisible de

14
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

los Derechos Humanos Universales. La violencia basada en el género incluye “la violencia
física, sexual y psicológica en la familia, incluidos los golpes, el abuso sexual de las niñas
en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la mutilación
genital y otras prácticas tradicionales que atentan contra la mujer, la violencia ejercida
por personas distintas al marido y la violencia relacionada con la explotación; la violencia
física, sexual y psicológica en la comunidad en general, incluidas las violaciones sexuales,
el hostigamiento y la intimidación sexual en el trabajo, en instituciones educacionales
y en otros ámbitos, el tráfico de mujeres y la prostitución forzada; y la violencia física,
sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que ocurra”.

En septiembre de 1993 se celebró en Pekín, la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de


las Naciones Unidas donde se manifestó que la violencia contra la mujer viola y menoscaba
o impide el disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Por primera
vez se pudo establecer un límite a las costumbres, tradiciones y religión, de modo que
no se pueda esgrimir como justificación para la discriminación contra las mujeres o para
atentar contra sus vidas y sus derechos fundamentales.

La Plataforma de Acción de la Cumbre de Pekín, dio un salto cualitativo con respecto


a la respuesta que ha de otorgarse a la violencia de género, al considerarla global,
abarcando todos los problemas desde su origen, que está fundamentalmente situado
en la consideración devaluada de la mujer después de siglos de dominación masculina.
Esta Conferencia aprobó dos documentos, la Declaración y la Plataforma para la Acción,
en los que se proclama que los derechos de las mujeres son derechos humanos.

En la Declaración, se manifiesta la necesidad de adoptar las medidas necesarias para


eliminar todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas y suprimir
todos los obstáculos para la igualdad de género, así como para prevenir y eliminar todas
las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas.

En la Plataforma, se enumeran doce obstáculos para el adelanto de la mujer en el mundo,


proponiendo los objetivos y estrategias que, para eliminarlos, debe adoptar la comunidad
internacional, los gobiernos, las ONGs y el sector privado, en los siguientes cinco años.

En 1995, la Organización de Naciones Unidas formuló una definición de la violencia


contra la mujer, considerándola como todo acto de violencia sexista que tiene como
resultado posible o real un daño de naturaleza física, sexual o psicológica, incluyendo
las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad para las mujeres, ya se
produzcan en la vida pública o en la privada.

La Asamblea General de Naciones Unidas celebró en junio de 2000 un periodo


extraordinario de sesiones donde se analizaron los logros y obstáculos en el desarrollo
de la Plataforma de Acción de Pekín, llegando al unánime consenso de considerar la
violencia de género como asunto de interés público aún cuando tenga lugar en la vida

15
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

privada. Todos los gobiernos reunidos renovaron el compromiso para la determinación


de nuevas medidas e iniciativas para superar dichos obstáculos. Como consecuencia de
estos hechos se ha incrementado la sensibilización en el ámbito mundial.

Por lo que respecta a la Unión Europea, la promoción de la igualdad entre hombres y


mujeres se ha consagrado como uno de los objetivos de la Comunidad, considerando
la violencia de género como exacerbación de la desigualdad.

En el marco de la Unión Europea, los Estados están capacitados para adoptar medidas
legislativas coordinadas y tendentes a prevenir la violencia contra las mujeres y la infancia,
así como a sancionar las conductas violentas y a resarcir a las víctimas procurando al
mismo tiempo las respuestas oportunas, tanto preventivas como reparadoras.

Desde los años 70, el Comité de Ministros de la Unión Europea ha venido adoptando
distintas iniciativas para promover la protección de las mujeres contra la violencia,
destacando los trabajos que culminaron con la Tercera Conferencia Ministerial Europea
sobre Igualdad entre hombres y mujeres (Roma 1993) que supuso la aprobacion de una
Declaración sobre Políticas, para combatir la violencia contra las mujeres en una Europa
democrática y una resolución sobre violación y abuso sexual contra las mujeres.

La persistencia del fenómeno de la violencia contra la mujer, aconsejó la organización


en 1997 de un Grupo de Especialistas que, partiendo del trabajo previo, diseñaran
directrices y medidas que introdujeran un sistema global para combatir la violencia.

Dichos trabajos culminaron con la adopción por el Comité de Ministros, el 30 de abril


de 2002, de la Recomendación nº R (2002) 5, sobre Protección de las Mujeres Contra
la Violencia, como texto de referencia legal a utilizar por los gobiernos.

Por otro lado, la lucha contra la violencia sobre las mujeres y la infancia ha sido incluida
dentro de los Programas de Acción Comunitarios y ha recibido tratamiento singular en
programas específicos. En el año 1997, el Parlamento Europeo instó a la Comisión para
promover una campaña de no-tolerancia – Campaña de Tolerancia Cero- frente a la violencia
contra las mujeres, especialmente a la violencia doméstica, que comenzó en marzo de 1999.
Esta campaña formó parte de las acciones llevadas a cabo para cumplir
los compromisos asumidos en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, de 1995, y
acompañó a la designación de 1999 como Año Europeo contra la violencia hacia las Mujeres.

A iniciativa del Parlamento Europeo, en 1997, se puso en marcha otra acción tendente
a la erradicación de la violencia contra las mujeres, la Iniciativa Daphne, cuyos objetivos
se orientaron a la investigación y el estudio, la formación y la elaboración de paquetes
educativos y el establecimiento de redes y distribución de información así como campañas
de sensibilización y proyectos sobre malos tratos en el ámbito familiar, trata de blancas,
acoso y agresión sexual. En el segundo Plan de la Unión Europea, el Programa DAPHNE

16
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

se adaptó para proteger a las víctimas de violencia de género, buscando vías de resolución
social y política, mejorando la cooperación y el intercambio de información a escala
comunitaria y añadiendo entre sus objetivos la sensibilización de la opinión pública y el
estudio de las políticas para ayudar a las víctimas de la violencia. Actualmente se ha
propuesto la renovación por cinco años del Programa STOP, relativo a la lucha contra la
trata de mujeres y la explotación sexual en la infancia.

Otra de las acciones a destacar entre las realizadas por la Unión Europea es la encuesta
– Eurobarómetro- de 14 de julio de 1999, realizado en los quince estados miembros a casi
16.000 personas mayores de 15 años, sobre violencia contra las mujeres. Los resultados
de esta encuesta se han tenido en cuenta en la Agenda Social Europea, considerando la
violencia contra la mujer como una de las cuestiones fundamentales que deben abordarse.

Por lo que respecta a España la igualdad de derechos no es reconocida expresamente


hasta la Constitución de 1978. La defensa de los derechos de la mujer queda garantizada
en los artículos 14, 15 y 24.1. En el artículo 14 se establece que los españoles son iguales
ante la Ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento,
raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
En el artículo 15 se reconoce el derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que
en ningún caso puedan ser sometidos a torturas ni a penas o tratos inhumanos o
degradantes. En el artículo 24.1 se reconoce el derecho a obtener la tutela efectiva de
los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que en
ningún caso pueda producirse indefensión.

El 24 de octubre de 1983 fue creado, mediante la Ley 16/1983, el Instituto de la Mujer


para favorecer las condiciones que posibilitaran la igualdad de ambos sexos y la
participación de la mujer en todos los ámbitos.

En el año 1984 se creó en Madrid la primera Casa de Acogida para mujeres maltratadas
de España.

A partir de 1985, tras la celebración de La Conferencia Mundial para el Examen y la


Evaluación de los logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, se realizaron
en España las primeras encuestas, se publicaron informes y se celebraron actos públicos
para debatir el problema.

Los contactos del Instituto de la Mujer y la Comisión para la Investigación de los Malos
Tratos a las Mujeres con el Ministerio de Interior hicieron posible que se dictaran diversas
circulares recordando el deber de la Policía de recoger las denuncias de malos tratos.
En 1985 el Ministerio de Interior hizo públicos los primeros datos sobre denuncias por
malos tratos en ese año y según la Jefatura de Policía ascendieron a 13.705 denuncias.

Desde sus inicios, el Instituto de la Mujer ha realizado cuatro Planes de Igualdad.

17
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

En 1987 el Gobierno aprobó el I Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres


que fue el instrumento canalizador de energías y expectativas de cambio de las mujeres
y que, si bien nació como una utopía, se transformó en un elemento decisivo de cambio
de la situación social de las mujeres españolas.

La experiencia acumulada en el desarrollo del I Plan, el marco que ofreció el III Programa
de Acción Comunitaria, la contribución de los distintos Departamentos Ministeriales,
Organismos de Igualdad y otras Instituciones, así como las aportaciones del pensamiento
feminista, permitieron abordar el II Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres
1993-1995, como un proceso de cambio cualitativo en las políticas de igualdad.

El III Plan para la Igualdad de Oportunidades entre Hombres y Mujeres 1997-2000, se


planteó como objetivo el impulso de las políticas de igualdad de oportunidades para
el avance social de las mujeres, introduciendo los compromisos adquiridos de la Plataforma
para la Acción de la IV Conferencia Mundial de las Mujeres de Beijing, así como las
orientaciones del Cuarto Programa de Acción Comunitario. Desde ambos documentos
se marcaban las líneas de actuación que debían informar las tareas del Gobierno: la
introducción de la óptica de igualdad en todas las esferas de la vida social, especialmente
en la economía productiva, haciéndoles agentes copartícipes de la toma de decisiones,
ya que sin la participación activa de las mujeres y la incorporación de sus puntos de
vista a todos los niveles de los procesos de decisión no se podrían conseguir los objetivos
de igualdad y desarrollo. Además se establecían vías de colaboración con todos los
organismos de igualdad de los gobiernos autónomos, con las organizaciones no
gubernamentales de mujeres y con los interlocutores sociales, para el trabajo en común.

Este III Plan incluía un área dedicada exclusivamente al la violencia. En noviembre de 1997
se celebró una conferencia sectorial extraordinaria sobre violencia, donde se tomó el
acuerdo de elaborar el Plan de Acción contra la Violencia Doméstica 1998-2000, con la
pretensión de dar respuesta a la situación de violencia que sufrían muchas mujeres y a la
demanda social provocada por ésta. En este Plan se recogían los objetivos y medidas que
en el ámbito de su competencia se consideraba necesario poner en marcha para erradicar
la violencia doméstica y posibilitar los recursos sociales suficientes que contribuyeran a
paliar las consecuencias ocasionadas en las mujeres víctimas de estos actos de violencia.

El IV Plan para la Igualdad de Oportunidades entre Hombres y Mujeres con vigencia para
el cuatrienio 2003-2006 está basado en la directrices marcadas por la Estrategia Marco
Comunitaria sobre la Igualdad entre Hombres y Mujeres (2001-2005), que tiene como
objetivo fundamental introducir la dimensión de la igualdad de oportunidades en todas
las políticas y acciones realizadas en el ámbito comunitario y en los estados miembros,
lo que se ha venido en denominar principios de mainstreaming.

Además continúa considerando labor prioritaria el mejorar la vida de las mujeres, espe-
cialmente en aquellas más desfavorecidas y en situaciones de riesgo.

18
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

Por ello este Plan desarrolla una serie de medidas específicas dirigidas a combatir
discriminaciones todavía existentes, y aumentar la presencia de las mujeres en aquellos
ámbitos de la vida social en que, todavía, se demuestra insuficiente.

Las medidas específicas incluidas en el Plan se articulan en 8 áreas prioritarias:

— Introducción de la perspectiva de género en las políticas públicas


— Igualdad en la vida económica
— Participación en la toma de decisiones
— Promoción de la calidad de vida de las mujeres
— Fomento de la igualdad en la vida civil
— Transmisión de valores y actitudes igualitarias
— Conciliación de la vida familiar y laboral
— Cooperación

Por lo que respecta a la Comunidad Autónoma de La Rioja, la incorporación a las políticas


de igualdad se produce en 1991 con la elaboración del Plan para la Igualdad de
Oportunidades de las Mujeres de La Rioja para 1991-1995. Este Plan estaba guiado por
las directrices de igualdad de oportunidades, igualdad de resultados y cambio social.
Se consideraba que el verdadero objetivo de una política a favor de la mujer era lograr
la igualdad de resultados, reflejo de la igualdad real. Para conseguir la igualdad de
resultados era necesario favorecer la participación de la mujer en la vida pública y
estimular la corresponsabilidad de hombres y mujeres en el ámbito familiar.

El Plan Integral de la Mujer para 1996-1999 se planteó como objetivo garantizar el


disfrute de todos los derechos reconocidos por la ley, contribuyendo a crear las condiciones
sociales y políticas más favorables para ello e impulsando las áreas en las que resultaba
más difícil incidir y en las que requerían un profundo cambio de actitudes y
comportamientos personales y sociales.

Este Plan introducía por primera vez medidas específicas contra la violencia doméstica
que posteriormente se articularon en el Plan de Acción sobre la Violencia Doméstica
para el periodo 1998-1999.

El II Plan Integral de la Mujer (2001-2004) continuó la labor llevada a cabo en el primero.


Se organizó en torno a cinco áreas temáticas: Servicios Sociales, Salud, Empleo, Educación
Y Política Interior. Incluía además el II Plan Integral contra la Violencia Doméstica (2001-
2004) estructurado en 9 objetivos y 36 medidas concretas.

19
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

1.2. Aspectos conceptuales

La violencia de género ha sido una constante histórica que se ha manifestado con


distinta intensidad según en qué épocas y en razón de las distintas circunstancias
sociales y personales. Sin embargo, puesto que es un fenómeno de reciente investigación
científica y de atención en los medios de comunicación, se puede tener la idea errónea
de que es más bien un producto de nuestra sociedad actual.

La violencia contra las mujeres tiene carácter estructural. La explicación del fenómeno
tiene que ver con la organización de la sociedad desde sus orígenes, constituye la
expresión de un orden social basado en la desigualdad entre hombres y mujeres y se
hace necesaria para mantener a las mujeres en situación de inferioridad.

Tal y como señala Leonore E.A. Walker, (Walker, 2004) es la estructura social la que
permite que los hombres agredan y dañen a las mujeres sin que exista un poder real
que se lo impida. Analizando diferentes estudios sociales y de expertos feministas,
considera que los hombres seguirán maltratando a las mujeres hasta que la sociedad

20
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

se reorganice de modo que hombres y mujeres compartan el poder equitativamente.


Walker destaca que si no se refuerza y dota de poder a los millones de mujeres de todo
el mundo que ya han sufrido la violencia masculina, las mujeres no podrán llevar a cabo
la lucha por la igualdad eficazmente.

Es violencia de género: la sufren las mujeres por el hecho de serlo. En este tipo de
violencia el género del agresor y la víctima va íntimamente unido a la explicación de
dicha violencia. Desde la perspectiva feminista, es violencia ejercida por los hombres
contra las mujeres con objeto de mantener el control y el dominio sobre ellas.

Trata de la violencia perpetrada contra las mujeres a lo largo de toda su vida, desde su
nacimiento hasta su defunción, e incluye a las niñas y jóvenes. Las niñas sufren los
mismos tipos de violencia que se cometen contra las mujeres, aunque algunas formas
de violencia parecen más especialmente asociadas a las niñas, como los matrimonios
forzados y a edad muy temprana, el incesto, la mutilación sexual (ablación) o la violencia
perpetrada por otros jóvenes (violación en pandillas).

Es un problema social. Tradicionalmente fue considerado un problema familiar y por tanto


perteneciente al ámbito de lo privado. La actuación de las organizaciones de mujeres fue
vital para dimensionar el problema en su justa medida y lograr que transcendiera del
ámbito de lo privado y se incluyera en los debates políticos nacionales e internacionales.

Es un problema de salud pública según el Informe Mundial sobre la violencia y la salud de


2002. Este Informe expone las distintas formas de violencia: interpersonal, colectiva y
autoinflingida; así como los ámbitos en los que se desarrolla, entre ellos, el ámbito familiar.

La violencia contra las mujeres es un problema generalizado que afecta a todos los países,
con independencia de su grado de desarrollo, y se produce en todos los ámbitos de la
sociedad. No todas las mujeres padecen esa violencia con la misma intensidad, influyen
entre otros factores la clase social, los rasgos étnicos, el estado civil, la edad etc.

También ocurre en los países europeos más avanzados, donde las normas fundamentales
propugnan, como valores básicos de su ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad,
y la protección de la dignidad de la persona y de su vida privada.

La comunidad internacional y especialmente la del espacio europeo de la Unión, ha


reconocido que el problema de la violencia contra la mujer constituye una violación de
los derechos humanos fundamentales y, por tanto, un atentado contra el derecho a la
vida, a la seguridad, a la libertad, a la dignidad y a la integridad física y psicológica de
la víctima, suponiendo un obstáculo para toda la sociedad democrática (Krug, 2002).

La violencia de género podría erradicarse mediante la prevención de los actos violentos


(Krug, 2002). Las medidas de intervención que se pongan en marcha han de ir encaminadas

21
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

a sensibilizar a la población sobre la gravedad del problema y conseguir el rechazo activo


de toda la sociedad, a educar en la igualdad, el respeto y la tolerancia y a paliar los efectos
que los actos violentos producen en las víctimas, poniendo fin a las desigualdades de diversa
índole que se basan en la división social según el género. Otra forma de prevención por su
fuerza persuasiva es la sanción de las conductas violentas, que ha de ir unida a otras
medidas legales, jurídicas y policiales encaminadas a la mayor protección de la víctima.

1.3. Violencia contra la mujer/violencia de género/violencia sexista

El compromiso de la Unión Europea con la promoción de la igualdad entre hombres y


mujeres llevó a la elaboración del glosario “100 palabras por la igualdad. Glosario de
términos relativos a la igualdad entre hombres y mujeres”, contribuyendo así a crear
un lenguaje común en Europa para quienes trabajan en este ámbito. Dado que son
muchas los términos y definiciones que se han aportado en los últimos años sobre el
fenómeno de la violencia contra la mujer, el glosario nos permitirá clarificar los términos
que utilizamos y usar el mismo lenguaje.

A continuación se transcribe la definición sobre violencia sexista según el Glosario:

VIOLENCIA SEXISTA

ES: VIOLENCIA SEXISTA IT: VIOLENZA CONNESSA AL SESSO

DA: KØNSBASERET VOLD NL: SEKSUEEL GEWELD

DE: GESCHLECHTSBEZOGENE GEWALT PT: VIOLÊNCIA LIGADA AO


SEXO/VIOLÊNCIA SEXUAL
EL: BIA ΠOY ΣYN∆EETAI ME TO ΦYΛO
FI: SUKUPUOLISTUNUT VÄKIVALTA
EN: GENDER-BASED
VIOLENCE/SEXUAL VIOLENCE ˚
SV: KÖNSRELATERAT VALD

FR: VIOLENCE LIÉE AU GENRE/SEXE

Todo tipo de violencia ejercida mediante el recurso o las amenazas de recurrir a la fuerza física
o al chantaje emocional; se incluyen la violación, el maltrato de mujeres, el acoso sexual, el
incesto y la pederastia

22
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

2. El maltrato de mujeres

2.1. Malos tratos en la pareja/violencia doméstica/maltrato de mujeres

El glosario de la Comisión Europea “ 100 palabras para la igualdad” define la violencia


doméstica y el maltrato de mujeres o malos tratos en la pareja, en los siguientes términos:

VIOLENCIA DOMÉSTICA/VIOLENCIA EN LA FAMILIA

ES: VIOLENCIA DOMÉSTICA/ IT: VIOLENZA IN AMBITO


VIOLENCIA EN LA FAMILIA DOMESTICO/FAMILIARE

DA: VOLD I HJEMMET/FAMILIEN NL: HUISELIJK GEWELD/GEWELD


BINNEN HET GEZIN
DE: HÄUSLICHE GEWALT/GEWALT IN
DER FAMILIE PT: VIOLÊNCIA
DOMÉSTICA/NA FAMÍLIA
EL: BIA MEΣA ΣTO ΣΠITI/BIA MEΣA
ΣTHN OIKOΓENEIA FI: PERHEVÄKIVALTA

EN: DOMESTIC VIOLENCE/FAMILY ˚


SV: VALD ˚
I HEMMET/VALD INOM
VIOLENCE FAMILJEN

FR: VIOLENCE DOMESTIQUE/DANS LA


FAMILLE

Toda forma de violencia física, sexual o psicológica que pone en peligro la seguridad o el
bienestar de un miembro de la familia; recurso a la fuerza física o al chantaje emocional;
amenazas de recurso a la fuerza física, incluida la violencia sexual, en la familia o el hogar. En
este concepto se incluyen el maltrato infantil, el incesto, el maltrato de mujeres y los abusos
sexuales o de otro tipo contra cualquier persona que conviva bajo el mismo techo.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

MALTRATO DE MUJERES

ES: MALTRATO DE MUJERES IT: VIOLENZE CONIUGALI NEI


CONFRONTI DELLA MOGLIE
DA: HUSTRUMISHANDLING/
HUSTRUVOLD NL: VROUWENMISHANDELING

DE: MISSHANDLUNG VON FRAUEN/ PT: VIOLÊNCIA CONTRA AS


KÖRPERLICHE GEWALT GEGEN MULHERES NA FAMÍLIA
FRAUEN
FI: NAISIIN KOHDISTUVA VÄKIVALTA
EL: ΞYΛO∆APMOΣ/ΚΑΚΟΠOIHΣH
ΣYZYΓOY SV: HUSTRUMISSHANDEL

EN: WIFE BATTERING/BEATING

FR: VIOLENCE CONJUGALE/FEMMES


BATTUES

Violencia ejercida contra las mujeres por su pareja (Véase <<Violencia doméstica/Violencia
ejercida en la familia>>).

Dadas las confusiones a las que daba origen el término “pareja”, el Instituto de la Mujer,
desde el año 2002, ha ampliado el número de relaciones consideradas entre víctima y
agresor para dar cabida a aquellos casos en que la agresión se producía cuando ya se
había roto la convivencia. Las relaciones incluidas en el maltrato de mujeres son: el
cónyuge, excónyuge, compañero sentimental, novio y exnovio.

El maltrato de mujeres incluye todo acto de violencia física, psicológica o sexual que
sufre una mujer por parte de su marido, novio, compañero o ex-pareja, incluyendo las
amenazas, la coacción o la privación de libertad, tanto si se produce en la vida privada
como en la pública.

Las distintas definiciones suelen diferenciar entre maltrato físico, psicológico y sexual,
considerando que pueden darse por separado o conjuntamente.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

A continuación se precisa lo que define cada tipo de maltrato tomando como base la
definición de la violencia contra las mujeres y las niñas de la Recomendación Nº R (2002)
5, del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los Estados miembros, sobre la
protección de las mujeres contra la violencia:

2.1.1. Violencia psicológica.

Es infligir dolor y sufrimiento emocional mediante acciones que controlan y degradan


a la mujer.

Incluye comentarios jocosos, chistes, comentarios desagradables o humillantes, amenazas,


aislamiento, desprecio, intimidación, insulto en público, etc. Este tipo de comportamiento
se suele experimentar como un daño a la autoestima y a la propia imagen, especialmente
si es persistente

En la literatura sobre el tema se manejan seis tipos


pricipales de maltrato emocional o psicológico
(Villavicencio y Sebastián, 2001):

a) ridiculización, humillación, amenazas verbales


e insultos
b) aislamiento social y económico
c) celos, posesividad
d) amenazas verbales de maltrato, daño o
tortura, dirigidas tanto hacia el cónyuge
como hacia hijos/as.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

e) amenazas repetidas de divorcio, de abandono o de tener una aventura con otra mujer
f) destrucción o daño de las propiedades personales a las que se les tiene afecto.

2.1.2. Violencia física

Es cualquier forma de conducta agresiva dirigida al cuerpo de la mujer, tenga o no


resultados visibles. Produce heridas graves en numerosas ocasiones, aunque otras veces
no se objetiva daño a simple vista.

Se incluirían aquí acciones tales como zarandear, empujar, tirar de los pelos, pegar,
golpear, dar patadas, quemar, morder, estrangular, acuchillar, mutilar , torturar y asesinar.

Hay que tener en cuenta que el maltrato físico no solo se debe evaluar a través de las
conductas violentas que lo definen, sino también a través de las consecuencias físicas
resultantes de los malos tratos, aunque no siempre correlacionan de forma directa y
constante.

La severidad de las lesiones ha sido clasificada en las siguientes categorías (Villavicencio


y Sebastián, 2001):

1. Sin lesiones: ningún daño físico.


2. Lesión menor: sin lesión aparente, pero con dolor.
3. Lesión moderada: hematomas, corte o quemadura leve y ojo con hematoma.
4. Lesión severa: hematomas severos, cortes y quemaduras severas y pérdida de
algún diente.
5. Lesión muy severa: lesión de tímpano u oído, rotura de mandíbula o nariz,
rotura de otros huesos, contusiones y lesión interna.
6. Lesión permanente: lesión cerebral, lesión de médula espinal, lesión interna
permanente, en los ojos y otro tipo de lesión permanente.

2.1.3. Violencia sexual

Cualquier actividad sexual no consentida, incluidos juegos y chistes sexuales, contemplar


e intentar seducir, comentarios indeseados, exhibicionismo, llamadas telefónicas ofensivas,
propuestas sexuales indeseadas, visionado forzado de pornografía o participación en
ella, tocamientos indeseados, sexo obligado, violación, incesto, realización de actos
sexuales que la mujer considere dolorosos o humillantes, embarazos forzados, tráfico
de mujeres y su explotación por la industria del sexo.

Al igual que para los malos tratos físicos, conviene analizar separadamente el tipo de
maltrato sexual experimentado y las secuelas resultantes. Algunas mujeres no sufren
ningún tipo de consecuencias físicas tras el abuso/maltrato sexual. Sin embargo otras
víctimas sufren consecuencias de orden médico, como, por ejemplo, infecciones, enfermedades

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

de transmisión sexual, riesgo de contraer VIH, embarazos no deseados, riesgos en el feto


de las embarazadas (amenazas de aborto, parto prematuro, etc.) e infertilidad.

2.1.4. Violencia económica

Control injusto del acceso a los recursos compartidos; por ejemplo, negar/controlar el
acceso al dinero del hogar, impedir el acceso de la compañera al trabajo o a la educación
posterior, o negar a la mujer el derecho de propiedad.

2.1.5. Violencia estructural

Esta forma de violencia está estrechamente relacionada con la violencia económica y


comprende barreras no visibles e intangibles para la realización de las opciones potenciales
y derechos básicos de la mujer. Estos obstáculos se arraigan y reproducen a diario en
el mismo tejido de la sociedad, es decir, en las diferencias de poder y las relaciones de
poder (estructuras) que generan y legitiman la desigualdad.

2.1.6. Violencia espiritual

Comportamiento que erosiona o destruye las creencias culturales o religiosas de una mujer,
ridiculizándolas o castigándolas, obligándole a adoptar un sistema diferente de creencias.

La mayoría de los casos de violencia contra las mujeres son combinaciones de violencia
física, sexual y psicológica, apoyadas en la violencia estructural, y, en ocasiones incluyen
también la violencia económica y espiritual.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

2.2. El maltrato en cifras

Según el Instituto de la Mujer desde el año 1999 hasta el 3 de marzo de 2005 han sido
asesinadas en España 377 mujeres a manos de sus parejas o exparejas.

De éstas, se contabilizan 4 mujeres muertas en la Rioja: una en 1999, dos en 2003 y una
en 2004

Los análisis del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia para datos referentes
al periodo 2001-2004, ponen de manifiesto lo siguiente:

Respecto a las víctimas (2001-2004)

— El 79,66% eran de origen español.


— Al menos el 28,69% tenían empleo, aunque de estos, el 72.31% realizaban
trabajos no cualificados.
— De las víctimas que habían sufrido maltrato, el 69,33% interpusieron denuncia.
— El tramo de edad donde se concentra un mayor número de mujeres se sitúa
entre los 25 y los 34 años. La media de edad es de 41,06 y la moda se da a los
36 años.

Se corrobora además un incremento del número de víctimas de menos de 25 años. En


concreto, durante el primer semestre del 2001 murieron tres mujeres con menos de 25
años a manos de su pareja o ex pareja, mientras que en el mismo periodo de 2002
murieron seis y en el primer semestre de 2004 han muerto siete. Este dato es destacado
por el Director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia porque pone en
cuestión la creencia de que la juventud estaba siendo educada mejor que en generaciones
pasadas.

Por otro lado el 42,62% de los femicidios se comete en días festivos.

Sobre el agresor,

— el mayor número de agresores tiene una edad entre 25 y 34 años (25,35%%).


— El 78,21% son españoles.
— Al menos el 19.83% de los agresores tenía empleo y de éstos, el 54,55% realizaba
trabajos para los que no se requería cualificación.
— El 50,64% eran cónyuges, y de éstos, el 34,45% estaban en trámites de
separación.
— En la mayoría de los casos el femicidio se cometió en el domicilio de la víctima
(76,72%) y con arma blanca (43,67%).
— Tras cometer el crimen el 48,51% fueron detenidos, el 17,45% se entregan, el
5,96% huyen, el 19,15% se ha suicidado y el 8,5% se intentó suicidar.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

Siguiendo a José Sanmartín, estos datos muestran la falsedad del mito de que los
hombres que asesinan a sus mujeres se suicidan luego.

Respecto a las denuncias, durante el año 2004 se presentaron un total de 57.527


denuncias cometidas contra la mujer por parte de su cónyuge, excónyuge, compañero
o excompañero o novio o exnovio. De estas denuncias, 40.518 lo fueron por delito y
17.009 por faltas. De estas denuncias, en La Rioja se presentaron durante el año 2004,
309 denuncias.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

3. Factores de riesgo de maltrato

El hecho de que cada año en Espa-


ña un gran número de mujeres
mueran a manos de sus pa-
rejas o exparejas justi-
fica la importancia
que tiene la valora-
ción de la peligro-
sidad en que se en-
cuentra la mujer.

Diversos autores han in-


vestigado sobre la presencia
de una serie de antecedentes
que se repiten en los casos de
maltrato, y que se consideran in-
dicadores de riesgo.

A menudo, muchos de estos indicadores


son característicos de muchas relaciones
domésticas violentas, y en una inmensa
mayoría no acaban en lesiones severas o
letales.

Para determinar el grado de peligrosidad del riesgo


de daño físico grave parece conveniente un
procedimiento de entrevista personal, administrada
por personal cualificado y con experiencia clínica directa
en este tipo de casos (Labrador y otros, 2004).

A continuación se mencionan los indicadores más destacados en la bibliografía,


especialmente G. de Becker (Garrido, 2001).

Mención aparte merece la escala diseñada conjuntamente entre la Oficina de atención


a la Víctima del Delito(O.A.V.D.) y el Centro Asesor de la Mujer. Se trata de un instrumento
de valoración meramente orientativo, cuyo principal cometido es el de facilitar la
comunicación entre profesionales y para poder transmitir la información relevante a
quién la requiera para la intervención, o directamente al Juzgado si se solicita.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

3.1. 29 indicadores considerados predictores de violencia

G. de Becker cita 29 indicadores que pueden considerarse predictores de la violencia y


el asesinato, de modo que cuanto mayor número de factores encontremos, mayor motivo
de preocupación debemos albergar.

1. La mujer tiene la intuición de que se haya en peligro.

2. Al comienzo de la relación el hombre presionó a la mujer para que se compro-


metieran, vivieran juntos o se casaran.

3. Resuelve los conflictos con hostilidad, intimidando o siendo agresivo.

4. Emplea palabras y argumentos que suponen abuso psicológico (insulta, humilla, etc.).

5. Usa amenazas e intimidación como medios de control o abuso, tales como


amenazas de palizas, calumniar, restringir la libertad de su pareja, revelar secretos,
dejarla sin amigos o dinero, abandonarla o cometer suicidio.

6. Rompe cosas en ataques de ira, muchas veces con un contenido simbólico,


como rasgar la foto de boda, destrozar objetos significativos, etc.

7. Ha golpeado a otra u otras mujeres anteriormente.

8. Toma alcohol o drogas con efectos facilitadores de la violencia (pérdidas de


memoria, accesos de ira, profunda suspicacia, actos de crueldad).

9. Asegura que el alcohol o las drogas son la causa de su comportamiento violento.

10. Ha sido arrestado anteriormente por hechos como amenazas, coacciones,


malos tratos o delitos de lesiones.

11. Ha habido más de un incidente de conducta violenta con la mujer.

12. Usa el dinero para controlar las actividades, compras y la conducta de su pareja.

13. Es celoso de cualquier persona o actividad que le quite a él control de su


pareja; le pide que explique todo lo que hace.

14. No acepta el rechazo.

15. Da por hecho que la relación va a ser para siempre, <<sin que nada nos pueda
separar>>, independientemente del entusiasmo de ella.

31
la violencia sexista y maltrato
de mujeres

16. Proyecta emociones extremas sobre otras personas (de odio, amor, celos…)
sin que parezca justificado.

17. Quita importancia a los incidentes de abuso.

18. Emplea mucho tiempo hablando de ella, y se desprende que una gran parte de
su valía o identidad se deriva del hecho de que él es su marido, amante, novio, etc.

19. Intenta implicar a los familiares o amigos de su pareja en una campaña para
recuperar la relación, si ésta se ha roto.

20. Ha vigilado o perseguido a la mujer.

21. Cree que las personas que rodean a la mujer están en su contra y que le
animan a que lo deje.

22. Parece muy rígido en su forma de pensar, y no quiere adquirir ningún


compromiso que le suponga cambiar.

23. Justifica la violencia realizada por otras personas, cuando un observador


sensato la desaprobaría.

24. Sufre cambios súbitos en su estado de ánimo, o bien suele estar depresivo o
iracundo.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

25. Suele echar la culpa a otros por sus errores; no se responsabiliza de sus
acciones.

26. Hace comentarios que hacen pensar que él se siente poderoso y dominador
cuando tiene un arma de fuego (escopeta, por ejemplo) u otros objetos susceptibles
de causar la muerte (un hacha, navaja, etc.)

27. Emplea los <<privilegios de ser varón>> como una justificación para su conducta
( trata a la mujer como una criada, tiene expresiones despectivas sobre su sexo,
toma él todas las decisiones importantes, etc.)

28. Vivió de niño en un ambiente de violencia.

29. La mujer le tiene miedo; teme que la golpee o incluso que haga algo peor.

3.2. Indicadores clave de riesgo predictores de femicidio conyugal

La mayoría de expertos (Labrador y Cols, 2004) en la materia identifican los siguientes


factores clave para ayudar a las mujeres a determinar sus propios niveles de riesgo:

— Posesión de armas o accesibilidad a las mismas.


— Uso de armas en episodios anteriores de maltrato.
— Amenazas con armas.
— Heridas graves en episodios previos de maltrato.
— Amenazas de suicidio u homicidio.
— Abuso de drogas o alcohol.
— Sexo forzado con la pajeja.
— Comportamiento obsesivo, celos patológicos y/o extrema dominación.
— Ira, depresión.
— Aislamiento del agresor y su grado de dependencia de la mujer maltratada.
— Accesibilidad a la mujer.
— Etc.

Otros autores (Garrido, 2001) han señalado como factores predictores de posibles
agresiones severas e incluso letales:

1. Llevar casados o en convivencia un periodo de más de 12 años.


2. Recibir malos tratos físicos ( el maltrato picológico no predice asesinato).
3. Amenazas de muerte.
4. Pertenecer a clase social baja.
5. Abandonar al agresor: Los cinco primeros meses después de la separación son
los de mayor riesgo.

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la violencia sexista y maltrato
de mujeres

3.3. Valoración del riesgo

Desde el CAM y en coordinación con OAVD se ha hecho un esfuerzo por operativizar


el riesgo de maltrato diferenciando variables asociadas a la víctima, variables asociadas
al agresor y variables dependientes del contexto.

La escala de valoración del riesgo es la siguiente:

Víctima:

1. Falta de reconocimiento del maltrato.


2. Creencias irracionales respecto a la pareja, la familia y/o el maltrato.
3. Falta de predisposición de límites personales o denuncia.
4. No haber contactado con recursos institucionales.
5. Ausencia de apoyo familiar y social.
6. Historia de reconciliaciones y nuevas oportunidades.
7. Dependencia emocional del agresor.
8. Historia de denuncias retiradas.
9. Dependencia económica.
10. Intuición de la existencia de situación de peligro.

Agresor:

1. Creencias irracionales respecto a la pareja, la familia y/o el maltrato.


2. Falta de habilidades sociales y/o dependencia emocional respecto a la mujer.
3. Rasgos de comportamiento obsesivo, control y/o celos.
4. Toxicomanía y/o alcoholismo.
5. Patologías mentales.
6. Posesión y/o predisposición al uso de armas.
7. Antecedentes penales.
8. Incumplimientos de resoluciones judiciales penales.
9. Antecedentes de maltrato a parejas anteriores.
10. Amenazas de muerte a la víctima y/o de causar daño personal, familiar o social
en su entorno.

Contexto:

1. Problemática derivada del ejercicio de las funciones parentales y/o de la patria


potestad compartida.
2. Residencia en contexto de alta conflictividad social.
3. Intención de separarse o proceso judicial iniciado o finalizado.
4. Frecuencia creciente de conflictos o incidentes violentos en los últimos 6 meses.
5. Proximidad física y geográfica entre agresor y víctima.

34
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud

La violencia contra la mujer y en concreto el maltrato de mujeres puede llegar a tener


graves consecuencias en la salud de las mujeres, considerándose un obstáculo para la
salud bio-psico-social. El maltrato de mujeres tiene consecuencias en su salud hasta el
punto de considerarse hoy un problema de salud pública en tanto que se traduce en
muerte, enfermedades y disminución de calidad de vida. Se sabe, a través de los Informes
del Banco Mundial, que la victimización de género es responsable de uno de cada cinco
días de vida saludable perdidos por las mujeres en edad reproductora y acorta la vida
entre 5 y 10 años de las mujeres que sobreviven a ella.

La Organización Mundial de la Salud considera que la violencia de género tiene


consecuencias sobre la salud de las mujeres que a veces pueden resultar fatales, siendo
la consecuencia más extrema e irreversible de todas ellas la muerte por suicidio, homicidio,
mortalidad materna o SIDA. Según fuentes del Instituto de la Mujer, a lo largo del año
2004 murieron en España 72 mujeres víctimas de maltrato de pareja. En otros casos
los resultados sobre la salud física y mental varían de menor a mayor gravedad,
produciendo consecuencias que pasamos a describir a continuación:

35
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud

1. Problemas en la salud física

Según la OMS, entre el 40% y el 70% de las mujeres que han sido maltratadas físicamente
por su pareja han sufrido lesiones en algún momento de sus vidas. Sin embargo, y tal
y como se manifiesta en el Informe mundial sobre violencia (Krug, E.G. y Cols), son más
comunes los trastornos funcionales, es decir, una gran cantidad de dolencias que a
menudo no tienen causa médica discernible, como el síndrome de colon irritable, la
fibromialgia, los trastornos del aparato digestivo y diversos síndromes de dolor crónico.
Diversos estudios (Bosch y Ferrer, 2001) vinculan tales trastornos con antecedentes de
maltrato físico o sexual. Además, las mujeres maltratadas también experimentan una
mengua del funcionamiento físico, más síntomas somáticos y permanecen mayor número
de días en cama por comparación con las no maltratadas.

Por lo que respecta a las consecuencias del maltrato sobre la salud, la gravedad de los efectos
depende del tipo de violencia sufrida, de su intensidad, de la frecuencia, de las consecuencias,
así como de las estrategias de afrontamiento de la mujer y del apoyo real y percibido por ésta.

Al principio de la relación de maltrato puede no haber daño físico o puede haber dolor
sin lesión aparente. Conforme se va evolucionando en el ciclo de la violencia, la severidad
de las lesiones puede aumentar hasta llegar a la mayor gravedad.

En general el maltrato de mujeres tiene consecuencias diversas, desde dolor sin lesiones
hasta heridas, disfunciones permanentes o discapacidad y en general vulnerabilidad a
enfermedades o problemas de salud graves.

En algunos casos, los golpes no producen efecto inmediato, y el deterioro aparece


después de años en forma de déficits neurobiológicos que a veces no son valorados o
pasan inadvertidos. En ocasiones se produce un empeoramiento de la salud en el caso
de sufrir una enfermedad crónica como la diabetes, el asma o la hipertensión.

Como señalan Esperanza Bosh y Victoria A. Ferrer, cada vez es más frecuente la
investigación que asocia la victimización por violencia con la presencia de enfermedades
y trastornos físicos crónicos en las mujeres victimizadas. Entre los trastornos crónicos
que aparecen vinculados al maltrato de mujeres en la revisión de estas autoras aparece
el síndrome de dolor crónico, incluyendo dolor de cabeza, dolor de espalda y otros.
Igualmente ponen de manifiesto que en pacientes con síndrome de intestino irritable
son comunes historias de victimización física y sexual. También se ha vinculado al
maltrato enfermedades somáticas como la fibromialgia, el cansancio crónico o el asma.

La historia de victimización por maltrato está asociada a conductas de riesgo para la


salud como el abuso de alcohol y drogas, conducta sexual de riesgo, inactividad física,
o ingesta excesiva de alimentos.

36
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud

Muchas mujeres maltratadas manifiestan conductas adictivas automedicándose con


algún tipo de sedantes, inductores de sueño o analgésicos.

En general, el maltrato se asocia con vulnerabilidad a enfermedades o problemas de


salud graves. Un informe realizado para la Comunidad Valenciana (Bosch y Ferrer, 2002)
pone de manifiesto que de la muestra estudiada de mujeres víctimas de maltrato,
aproximadamente el 40% de ellas padecía alguna enfermedad física que principalmente
cursaba con dolor óseo y de cabeza. Además casi el 60% había padecido alguna
intervención quirúrgica de importancia, y en más de la mitad de los casos ésta había
sido de tipo ginecológico.

Los problemas se complican en la medida en que a menudo la mujer acude a las consultas
médicas y refiere quejas somáticas vagas, con sintomatología relacionada con dolores
de espalda, de cabeza, insomnio, dolor abdominal, agotamiento, desgaste físico, etc. que
enmascaran la situación de maltrato y puede recibir tratamiento sin que su malestar
se relacione con situaciones de violencia y sin que ellas se atrevan a expresar su
padecimiento.

En el caso de mujeres con algún tipo de discapacidad física o mental hay riesgo de
maltrato en forma de negligencia, incumplimiento de prescripciones médicas, reclusión
involuntaria, falta de alimentación o escasez de la misma.

2. Problemas en la salud sexual y reproductora

El maltrato de mujeres tiene consecuencias directas y graves sobre la salud reproductora


por la incidencia de embarazos no deseados, embarazos precoces, trastornos ginecológicos,
abortos de riesgo, abortos espontáneos, complicaciones del embarazo, enfermedad
inflamatoria pélvica, enfermedades de transmisión sexual etc (Ruiz Jarabo y Blanco,
2004).

Un alto porcentaje de mujeres sufren malos tratos durante el embarazo con consecuencias
no solo para la mujer sino también para el feto en desarrollo.

Como consecuencia de las relaciones sexuales impuestas, vividas con miedo y con dolor,
es frecuente la perdida de deseo sexual, la aversión al sexo y dificultades para disfrutar
de la sexualidad en el futuro.

37
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud

3. Problemas en la Salud mental

La violencia contra la mujer en el ámbito de las relaciones de pareja, da lugar a la


manifestación de una gran variedad de síntomas psicológicos, la mayoría de los cuales
evolucionan patológicamente debido a la naturaleza traumática del contexto.

Según la OMS, las mujeres maltratadas por su pareja padecen más depresión, ansiedad y
fobias que las no maltratadas. Además presentan mayor riesgo de suicidio e intentos de
suicidio y tienen entre 4 y 6 veces más posibilidades de necesitar tratamiento psiquiátrico.

Destacamos a continuación los problemas asociados más comunmente (López- Ibor


Aliño, 1995; Ruiz Jarabo y Blanco, 2004):

3.1. Depresión

Ser víctima de maltrato constituye un factor de riesgo importante de padecer Depresión


(Villavicencio y Sebastián, 2001).

El hecho de que las mujeres sufran dos veces más depresión que los hombres parece tener
que ver no tanto con la biología sino con la violencia de género y la discriminación que sufren
las mujeres (Ruiz Jarabo y Blanco, 2004).

Cuando una mujer está deprimida describe su estado de ánimo como triste o
desesperanzado la mayor parte del día, casi todos los días o con temporadas breves de
mejora, desde hace años. Esta tristeza puede coincidir con signos no verbales, como
postura decaída, expresión facial infeliz y un aspecto más descuidado, aunque a veces
encontramos mujeres que cubren su depresión con una fachada sonriente, revelándose
sólo por el examen de otros síntomas. Bajo este estado de ánimo llegan a desvalorizarse
los éxitos y logros anteriores, que se consideran como “nada especial” y las posibles
equivocaciones o errores del pasado se magnifican e interpretan como signo de inutilidad
y evidencia de la culpa. Relacionado con esto, aparecen sentimientos de fracaso e
incompetencia que definen la baja autoestima con aumento de autocrítica e imagen
negativa de sí misma. La situación de maltrato lleva a tal confusión que ya no sabe lo
que es normal y lo que no lo es, lo que es bueno para ella y lo que no. Además suele
expresar dificultades para concentrarse, pensar o para tomar decisiones. Una mujer
maltratada que está deprimida puede ser incapaz de tomar la decisión de separarse
porque prevalece el sentido resultante de perdición, según el cual nada puede salir bien
de ninguna manera. Entre los síntomas físicos que pueden aparecer son problemas de
sueño (con dificultades para conciliar o mantenerlo o sensación de sueño no reparador
y a veces despertar temprano con dificultad para volver a conciliar el sueño, lo que hace
que algunas personas duerman durante el día), falta de energía o fatiga y trastornos

38
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud

del apetito y del peso (se pierde el apetito y comer se convierte en un esfuerzo con la
consiguiente pérdida de peso, o al revés, se produce un aumento del apetito y del peso).

En los casos más graves se produce un empeoramiento brusco acompañado de un malestar


significativo que muchas mujeres describen como con la sensación de hundimiento, como
caer en un pozo, acompañado de un deterioro social, laboral o de otras áreas importantes
de actividad de la mujer. Frecuentemente se agrava el abandono de aficiones y aislamiento
social característico de las mujeres maltratadas y se produce una pérdida de interés o
incapacidad para disfrutar de lo que antes resultaba placentero. Es habitual el sentimiento de
inutilidad y culpa que lleva a evaluaciones negativas no realistas del propio valor, a preocupaciones
o rumiaciones de culpa referidos a pequeños errores del pasado y a malinterpretar
acontecimientos cotidianos tomándolos como prueba de defectos personales.

El dolor emocional puede ser tan intenso que en algunos casos las mujeres consideran
el suicidio como única alternativa. Cuando una mujer está deprimida son frecuentes los
pensamientos suicidas, las ideas de muerte o las tentativas suicidas.

Otra reacción común en mujeres maltratadas deprimidas es la rabia, que a veces se dirige
contra otros, lo que hace que el agresor lo utilice contra ella , diciendo que es “mala” y haciendo
que ella parezca responsable de lo malo que sucede atribuyéndolo a su mal carácter; otras
veces, la rabia se dirige contra el agresor desencadenando agresiones más severas que
pueden provocar su propia muerte o la de él, aunque más frecuentemente la dirigen contra
sí mismas (conductas autodestructivas, suicidios…) y a veces contra sus hijos/as.

3.2. Ansiedad

Una de las reacciones emocionales vinculadas al maltrato que más se ha estudiado es


la ansiedad. La ansiedad es una emoción natural de carácter esencialmente adaptativo,
que nos previene en situaciones que requieren que estemos alerta porque podemos
necesitar más recursos cognitivos, fisiológicos o conductuales para afrontarla. Cuando
una persona mantiene altos niveles de ansiedad durante tiempos prolongados su
bienestar físico y psíquico se ve seriamente perturbado.

La experiencia del maltrato supone para la víctima una situación de amenaza incontrolable
a la vida y a la seguridad personal, juntamente con una situación de ansiedad extrema,
repuestas de alerta y sobresalto permanente , y depresión, pérdida de autoestima y
sentimientos de culpa. Entre los síntomas mencionados, destacamos el miedo a una
nueva agresión, que a veces se prolonga incluso hasta después de la separación y que
llega al terror cuando se tiene el convencimiento de que va a continuar el maltrato y
que le puede causar la muerte. Como consecuencia de ello muchas mujeres experimentan
síntomas de ansiedad que pueden evolucionar a diferentes tipos de trastorno de
ansiedad, entre los que destaca el Trastorno por Estrés Postraumático (TEP).

39
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud

La violencia doméstica constituye un evento traumático capaz de generar el trastorno


por Estrés Postraumático, porque representa una amenaza directa o indirecta para la
vida o el bienestar de la persona y por la forma en que la persona responde a dicha
amenaza: con temor, desesperanza u horror intensos.

La característica esencial del trastorno por estrés postraumáutico es la aparición de


síntomas de ansiedad extrema que siguen a la exposición de un acontecimiento estresante
y traumático en el que la persona se ve envuelta en hechos que representan un peligro
real para la vida o cualquier otra amenaza para su integridad física. La sintomatología
incluye la reexperimentación de acontecimientos altamente traumáticos, síntomas
debidos al aumento de activación y comportamiento de evitación de los estímulos
relacionados con el trauma.

Entre los acontecimientos traumáticos que pueden originar este trastorno se encuentran:
ataques personales violentos (agresión sexual y física, violencia doméstica, atracos, robos
de propiedades),secuestros, torturas, desastres naturales o provocados, accidentes de tráfico
o diagnósticos de enfermedades potencialmente mortales.

El acontecimiento traumático se reexperimenta normalmente a través de recuerdos


persistentes e imágenes intrusas o con pesadillas recurrentes en las cuales el
acontecimiento vuelve a repetirse o es experimentado de nuevo.

El comportamiento de evitación se muestra en los esfuerzos de la persona por huir de


pensamientos, sentimientos o mantener conversaciones sobre el suceso, así como en la
evitación de actividades, lugares o personas que puedan hacer aflorar los recuerdos
sobre lo sucedido. Puede llegarse a olvidar algún aspecto puntual del hecho
doloroso, o recordarse escrupulosamente todo el suceso o la víctima puede
ser incapaz de establecer los hechos en el tiempo. Poco después del
acontecimiento traumático puede aparecer una disminución de
la reactividad al mundo exterior, denominada embotamiento
psíquico o anestesia amocional o shock. Otros síntomas
que pueden aparecer son una disminución marcada
del interés por las cosas o de la participación
en actividades significativas, sensación de
alejamiento o extrañeza respecto a
los demás y sensación de futuro

40
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud

limitado o pérdida de la esperanza de una vida normal: incredulidad en la posibilidad futura


de un trabajo, de volver a enamorarse, casarse o tener una familia.

Cuando el agente estresante es de carácter interpersonal, como ocurre en el caso de


la violencia doméstica, pueden aparecer otros síntomas asociados, como afectación del
equilibrio afectivo, comportamiento impulsivo y autodestructivo, síntomas disociativos,
sentimientos de inutilidad y vergüenza, desesperación o desesperanza, sensación de
perjuicio permanente, deterioro de las relaciones con los demás y alteración de las
características de la personalidad previa, entre otras.

Por otro lado, además de las lesiones físicas derivadas del suceso, el trastorno por estrés
postraumático pude asociarse a un aumento en el porcentaje de trastornos somáticos,
y, posiblemente, de enfermedades médicas (por disminución del sistema inmunológico).

Otros trastornos de Ansiedad asociados al maltrato pueden ser los ataques de pánico,
las fobias o los trastornos obsesivo-compulsivos.

Ocasionalmente pueden observarse conductas compulsivas y rituales como comer


compulsivamente, anorexia, bulimia, limpieza compulsiva del hogar, adicción al trabajo,
a gastar o a comprar, así como ludopatía.

Un porcentaje menor de mujeres maltratadas llega a abusar de drogas y alcohol, y


según los datos, una vez que la mujer abandona la relación, este consumo tiende a
disminuir incluso sin tratamiento.

3.3. Síndrome de la mujer maltratada

Leonor Walker utilizó el llamado síndrome de la mujer maltratada para describir las secuelas
psicológicas de la violencia doméstica, para explicar por qué algunas mujeres en esta
situación no perciben la existencia de ciertas alternativas que les permitirían protegerse y
no ponen en práctica dichas opciones.

Quienes defienden la existencia de este síndrome aseguran que es más complejo que
el TEP y que además de incluir los síntomas de dicho trastorno, incluye rabia, depresión,
culpa, baja autoestima y rencor, además de otros problemas como quejas somáticas,
disfunciones sexuales, conductas adictivas y dificultades para establecer relaciones, por
excesiva dependencia o por evitación absoluta de intimidad (Bosch y Ferrer, 2002).

El Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica (SAPVD) (Montero, 2001)


pretende dar respuesta al porqué algunas mujeres maltratadas permanecen en una relación
de abuso durante años, y en determinadas circustancias llegan a retirar denuncias policiales
o detienen procesos judiciales en marcha para evitar que sus parejas sean condenados y

41
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud

además llegan a asumir las excusas esgrimidas por el agresor, a aceptar sus arrepentimientos
y a creer sus promesas de cambio. Aunque a menudo estas conductas se han explicado
alegando causas como la dependencia económica, la preocupación por los hijos o el
aislamiento, así como la influencia de variables psicológicas como la minimización del
problema, el miedo, la indefensión, la intolerancia al fracaso de la relación, etc., todas estas
atribuciones causales resultan insuficientes en determinados casos, en los que la observación
fenomenológica hace pensar en la exixtencia de un vínculo paradógico entre víctima y
agresor, que las liga de forma perversa a la fuente de violencia.

En este sentido, Montero ha propuesto que un determinado tipo de víctimas de violencia


en el ámbito de la pareja sufren una manifestación de un síndrome global, el SAPVD,
generado como una reacción psicofisiológica y conformado en una serie de modificaciones
cognitivas ante un entorno traumático dentro de un contexto referencial comprendido
entre los límites de una relación traumática de pareja. Este mecanismo activo de
adaptación estaría dirigido a recuperar el equilibrio fisiológico y conductual, así como
a la protección de la integridad psicológica en la víctima.

Aunque este concepto está pendiente de futuras investigaciones, los hallazgos hasta la
fecha revelan que afectaría a un porcentaje bajo de mujeres, en concreto, a mujeres de
perfil social más bien considerado independiente, a quienes se supone una independencia
personal o económica y una posibilidad de acceso a recursos, así como un desarrollo
social y profesional, que sugieren en su entorno inmediato que no están paralizadas por
el miedo, y sin embargo parecen incapaces de denunciar y mucho menos de abandonar
la relación, aunque también a otras mujeres con un perfil de dependencia más ligada
a un núcleo familiar, del tipo que sea.

4. Trastornos relacionales

El funcionamiento social de la mujer se ve alterado (Villavicencio y Sebastián, 2001),


en primer lugar como consecuencia de la conducta de control del maltratador, y en
segundo lugar debido a los síntomas que sufren las víctimas de maltrato, ya que la
tristeza, el aislamiento, la vergüenza, el miedo… dificulta las relaciones sociales.
La mujer maltratada tiene además problemas en el desarrollo de nuevas relaciones no
abusivas, unas veces por su incapacidad para confiar en que no serán maltratadas y
otras veces por la dificultad en poner límites; en algunos casos porque responden a su
nueva pareja con rabia o miedo, como si fuera la pareja que las maltrató, y en los casos
más graves porque tienen la sensación de un futuro desolador y se sienten incapaces
para tener nuevamente sentimientos de amor.

Por otro lado, la violencia contra las mujeres dificulta la participación de éstas en la
vida pública y merma el bienestar económico de las sociedades.

42
, ,
la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

1. ¿Cuándo es necesario el tratamiento psicológico?

Desde el sentido común se asume que expresar y compartir emociones tiene efectos beneficiosos
sobre la salud y el bienestar y por tanto revelar y compartir emociones derivadas de hechos
o vivencias traumáticas contribuye a la recuperación emocional ya que permite el desahogo.

La Psicología ha corroborado estas ideas (Martínez Sánchez, F y Cols, 2001), demostrando


que quienes han padecido sucesos traumáticos tienen una mayor probabilidad de
enfermar física y mentalmente si posteriormente no expresan sus emociones, y que
enfrentarse activamente a los problemas, expresando abiertamente los sentimientos,
reduce la activación fisiológica asociada al hecho traumático y contribuye a su
afrontamiento eficaz. Se han informado efectos terapeúticos equiparables para la
expresión oral y escrita. Es decir, escribir sobre el suceso traumático y los sentimientos
y emociones asociadas al mismo –la escritura emocional- produce un significativo efecto
positivo.Aunque estos efectos se han mostrado consistentes entre diversas culturas y
niveles culturales y sociales, también se sabe que unas personas se benefician más que
otras. En general, las personas acostumbradas a expresar sus emociones, pueden
beneficiarse del relato de lo ocurrido, verbalmente o por escrito.

Pero estas personas, en general extravertidas, no siempre requieren un tratamiento


psicológico. Bien porque gocen de una personalidad resistente, bien porque dispongan
de una buena red de apoyo social, bien porque deseen superar el trauma por si mismas,
algunas personas no necesitan o no desean tratamiento psicológico y en estos casos
no hay que forzar la ayuda profesional.

A menudo estas mujeres solicitan información, y puede ofrecérseles apoyo y/o tratamiento
psicológico, pero habrá que recordar que las mujeres a veces prefieren esforzarse por superar
las dificultades por si solas o con la ayuda de sus familiares y amistades más próximas.

Por otro lado, hay personas, más bien introvertidas, que no tienen necesidad de hablar
y de expresar lo que sienten porque nunca lo han hecho.

Si una mujer víctima de maltrato que solicita información y orientación, no necesita


prestar atención a lo que ha vivido y expresar los pensamientos y emociones negativas
no hay que forzarle a hacerlo.

Pero habrá que estar alerta con aquellas mujeres que no es que no necesiten expresarse,
sino que lo que les ocurre es que presentan dificultades para identificarlas, expresar y
compartir las emociones propias y de otras.

Estas mujeres, cuando son víctimas de maltrato, corren el riesgo de afrontarlo de forma
disfuncional en la medida en que la inhibición de la comunicación impide la búsqueda

43
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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

de un sentido, obstaculizando además la integración social. Dado el riesgo de aislamiento


emocional y social, en estos casos estaría indicada la terapia.

Sin embargo la incorporación a un tratamiento psicológico a veces es un proceso lento


y obstaculizado por sentimientos de temor, de vergüenza y culpa en la mujer, que le
llevan a dar explicaciones confusas, justificaciones y hasta negación del maltrato.

Aunque existen aspectos básicos en el desarrollo de estos primeros contactos que se


desarrollarán ampliamente en la 2ª parte de esta Guía, hay que recordar que lo más
importante es acompañar y apoyar a la víctima, teniendo en cuenta que no puede
pretenderse dar las mismas soluciones a todas las personas, por lo que la flexibilidad
es la clave para llevar a cabo una buena acogida (Labrador y otros, 2004).

Como norma general, cuando una mujer acude a nuestro servicio solicitando información
y orientación es muy importante pedir permiso para preguntar y justificar la necesidad
de hacerlo. De esta manera transmitimos respeto a la mujer y le hacemos ver qué tipo
de información necesitamos para seguir adelante el proceso.

Como primera medida, se procederá a


poner en marcha el Plan de Seguridad
individualizado (Fundación Mujeres, 1998).
(Ver Anexo 1. Plan de Seguridad). De esta
manera facilitamos la toma de decisiones
de la víctima sobre las medidas más
urgentes de afrontamiento en su situación.

Cuando se considere pertinente, se


ofrecerá ayuda psicológica, informando del
tratamiento como Programa Estructurado
y adaptado a las necesidades de la mujer;
de los objetivos y contenidos, así como de
la periodicidad y duración.

44
, ,
la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

2. Las terapias

La bibliografía (Sarasua y Zubizarreta, 2000) refleja dos formas de intervención conductual-


cognitiva con víctimas de violencia doméstica: una primera intervención o de urgencia, que
supone una aplicación a víctimas de un programa de intervención en crisis, y una intervención
de segundo nivel o programa de tratamiento psicológico propiamente dicho. Dentro de las
propuestas para una primera intervención, el Programa de Acción Inmediata aplicado a
víctimas de violencia doméstica desarrollado y aplicado por Pilar de Luis en el Servicio de
Atención a Víctimas de delitos violentos del Decanato de los Juzgados de Madrid, consta
de cinco fases, cada una de las cuales con objetivos propios. En la primera fase, de expresión
emocional, el objetivo es acoger a la víctima para que pueda expresarse y comprender su
problemática. En la segunda fase, de valoración de la peligrosidad, se pretende evaluar el
riesgo potencial de peligrosidad que vive la mujer y adoptar las medidas de protección
oportunas. En la tercera fase se abordan las estrategias urgentes de afrontamiento necesarias
en su situación, facilitando a la mujer la toma de decisiones. La cuarta fase, de evaluación
psicológica, tiene como objetivo proporcionar la intervención terapeútica adecuada. La
quinta y última fase es la de elaboración de un plan individualizado de seguridad con objeto
de incrementar su seguridad y la de sus familiares.

En principio se prevé una duración de la primera intervención de dos o tres sesiones


de aproximadamente dos horas de duración.

Por su parte, Belen Sarasúa, de la Universidad del Pais Vasco, propone Pautas de Actuación
Urgente que se establecen en función del momento en que la mujer solicita ayuda, según
el grado de riesgo, y que se aplican a lo largo del desarrollo del tratamiento estructurado.

— si la mujer acude durante el maltrato sin trámites de separación, lo más urgente es


valorar el riesgo real y los recursos de apoyo social y familiar de los que dispone.

— si la mujer acude durante el maltrato con trámites de separación , la situación puede


oscilar entre la pseudo calma y la máxima tensión por lo que habrá que valorar la situación
real de riesgo, potenciar los argumentos que sostienen la decisión de separación y proporcionar
apoyo psicológico para afrontar los trámites y las decisiones judiciales con éxito, evitando
la exacerbación de la sintomatología presentada. Iniciar los trámites de separación constituye
una situación de especial riesgo por lo cual lo más urgente será prestar atención al riesgo
de nuevos episodios violentos y potenciar los argumentos que sostienen su decisión de
separación, proporcionando apoyo psicológico para afrontar trámites y decisiones judiciales
y familiares con el menor costo psicológico y mayor efectividad.

— si la mujer acude tras finalizar el proceso de separación, nuevamente habrá que valorar
las posibilidades de riesgo que puedan surgir, y actuar en consecuencia. Es prioritario
que la mujer tenga diseñado su Plan de Seguridad y reconozca las señales de alarma

45
, ,
la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

ante situaciones de acoso que puedan surgir, sobre todo con relación al manejo del
régimen de visitas con los/as hijos/as y ante la adquisición o restablecimiento de
conductas de independencia y autonomía de la mujer.

Respecto a la intervención de segundo nivel o programa de tratamiento propiamente dicho,


la Universidad del País Vasco ha desarrollado un Programa de tratamiento para víctimas de
maltrato (Echeburua y Corral, 1998) que tiene como objetivo prioritario la superación de las
consecuencias psicológicas derivadas de la exposición a la violencia verbal y física. Para ello
es necesario que la mujer pueda desahogarse y sentirse comprendida y apoyada, que pueda
conseguir un estilo de pensamiento que le permita entender lo que le ha ocurrido de una
manera más ajustada a la realidad y que adquiera una serie de habilidades de afrontamiento
a los problemas derivados de la situación de maltrato padecido.

El Programa se estructura en 9 sesiones individuales y 8 sesiones grupales que se desarrollan


a lo largo de doce semanas. El tratamiento grupal se inicia a partir de la cuarta sesión.

El Programa de tratamientos de la Universidad Complutense (Labrador y otros, 2004)


es un programa grupal, para un número ideal de cuatro participantes por grupo, con
una periodicidad de una sesión a la semana y una duración de 90 minutos por sesión.
Sus componentes fundamentales son psicoeducación, entrenamiento en relajación,
terapia cognitiva y terapia de exposición.

El programa se estructura en 12 sesiones, si bien es flexible y se adapta a cada caso


según la gravedad. Se considera muy importante que el programa de tratamiento sea
breve para que la mujer pueda readaptarse lo antes posible a una nueva forma de vida.

Desde esta perspetiva, el tratamiento grupal desde el principio tiene un gran valor
terapéutico en la medida que les ayuda a darse cuenta que la anomalía está en la
situación de maltrato y no en ellas y además obliga a practicar las habilidades sociales
necesarias para la integración social al tiempo que brinda la oportunidad de establecer
redes sociales y de apoyo.

Leonore E.A.Walker (Walker, 2004) ha desarrollado un enfoque, la Terapia de


Supervivencia, que se basa en la teoría feminista, en la del trauma y en la cognitivo-
conductual. Desde este enfoque se ayuda a la mujer a lograr diez objetivos orientados
a vivir una vida libre de violencia, recuperarse de las secuelas del trauma y ser capaz
de formar relaciones igualitarias, Para ello propone cinco pasos que van desde la
evaluación e identificación del maltrato, hasta la preparación para poner fin a la situación,
pasando por la elaboración de un plan de seguridad y afrontamiento de las secuelas u
otras cuestiones psicológicas importantes para la recuperación de la mujer.

Ella propone un proceso flexible, considerando que pueden alternarse los cinco pasos y que
la mujer puede tomarse el tiempo que necesite en cada uno de ellos.

46
, ,
la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

3. Objetivos de intervención con mujeres víctimas del maltrato

Patricia Villavicencio en el Seminario organizado por el Instituto de la Mujer, el 11 y 12


de mayo de 2000, en su ponencia sobre estrategias en Violencia Doméstica, plantea
una serie de objetivos en la intervención psicológica con mujeres víctimas de malos
tratos que suscribimos y reproducimos literalmente a continuación:

1. Proporcionarle apoyo, comprensión y facilitarle un espacio para su desahogo


emocional. Aceptación sin reservas de la mujer maltratada y validación de su
experiencia. Un marco de trabajo sin juicios de valor evita reforzar el estigma y
la culpa que la mujer pueda ya sentir.

2. Es necesario que las y los profesionales estén dispuestos a escuchar el relato


del trauma y de sus secuelas. Si se evita escuchar los detalles de los incidentes
de abusos y malos tratos no se les estará proporcionando a las víctimas un
contexto donde se pueda dar lugar su recuperación.

3. Aumentar la seguridad y protección de la mujer maltratada y de las personas


de su entorno son el objetivo prioritario de la intervención. Desarrollar estrategias
y recursos que aumenten su seguridad son objetivos prioritarios en la intervención.
Se debe reconocer la habilidad que tienen las mujeres maltratadas para percibir
el peligro. Al crear y poner a su disposición las distintas alternativas para aumentar
su seguridad les da la libertad para tomar sus propias decisiones.

4. Restablecer el control sobre sus propias vidas tomando sus propias decisiones.
En caso de que sus decisiones (acciones u omisiones) pudieran poner en peligro
a sus vidas o de la de otras personas (ej. hijas/hijos), estaríamos en la obligación
legal de limitar este derecho, informándolas.

5. Es esencial hacer comprender a las mujeres maltratadas que ellas no son


responsables de la rabia que su pareja siente ni de sus agresiones y que nadie
tiene derecho a maltratar a otra persona. El agresor es el único responsable de
los malos tratos que son inaceptables, que son conductas penadas por la ley y
que las víctimas nunca son responsables de las agresiones que sufren.

6. Aclarar/retar las expectativas acerca del papel de la mujer en la sociedad y en


las relaciones de pareja, y los mitos sobre la violencia doméstica. Manifestar que
el maltrato que sufren es parte de un problema social amplio las ayudará a tener
una perspectiva distinta sobre su situación.

7. Es terapéutico educar e informar a las víctimas sobre lo que se define como


abuso y malos tratos así como sobre las reacciones traumáticas más comunes.

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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

8. Reconocer sus fortalezas, sus habilidades, el modo como han protegido a su(s)
hija(s) e hijo(s) y a sí mismas; los métodos que ha utilizado para abandonar la
relación o mantener su salud física y mental, la valentía que han demostrado al
buscar algún tipo de intervención para solucionar su situación de malos tratos.

9. Aprender a expresar los sentimientos contradictorios con relación al agresor.


Se les anima a analizar si los buenos momentos hacen que merezca la pena
soportar una relación de este tipo.

10. Afrontar los sentimientos de pérdida y duelo en el caso de una separación. El


trauma cuasado por los abusos y la victimización produce pérdidas irrecuperables.

11. Se tratará de ayudar a las víctimas a proyectarse hacia el futuro, poniendo


énfasis en los aspectos positivos existentes: posibilidades realistas de hacer su
vida, de conseguir trabajo o comprometerse en tareas de voluntariado social;
implicación en actividades nuevas y reforzantes.

12. Se reconoce que la acción social o confiar su experiencia a los demás facilita
el proceso de recuperación. Esto lo pueden lograr, por ejemplo, participando en
grupos de apoyo, en actividades orientadas a reformar cuestiones sociales y le-
gales, haciendo voluntariado social con víctimas de violencia, etc.

13. Informarles que, a menos que sus parejas consigan ayuda especializada, nunca
funcionarán como iguales en la relación de pareja. Los agresores deben ser
remitidos a programas que estén diseñados a ayudarles a responsabilizarse por
su conducta violenta. En caso de presentar problemas adicionales (adicciones,
desempleo, etc.) deberán también ser derivados a programas especializados.

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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

4. Programa de tratamiento psicológico para mujeres maltratadas

A partir de la revisión de la bibliografía manejada y mencionada, y con objeto de que desde


los servicios sociales se pueda informar mejor a la mujer sobre los programas de tratamiento
psicológico, desarrollamos a continuación los contenidos educativos que se desarrollan a
lo largo del proceso terapéutico y que se adaptan a las necesidades que cada mujer plantea.
Los contenidos se han estructurado en ocho Bloques Temáticos (B.T.) que se desarrollarán
a lo largo de las sesiones y que constituyen la base psicoeducativa del programa.

Cualquier Programa de intervención psicológica tiene como componentes fundamentales:


una parte de evaluación psicológica o valoración diagnóstica, una parte de implementación
de estrategías terapéuticas o tratamiento propiamente dicho y un componente
psicoeducativo necesario para que la persona conozca y comprenda el problema, la
intervención y los cambios que ha de abordar en su interior para superarlo, o en el caso
de víctimas para convertirse en supervivientes.

Es precisamente en este componente psicoeducativo en el que desde la intervención


social se puede cumplir una función inicial importante en el trabajo previo con la mujer
hasta la derivación, si procede, a tratamiento psicológico.

B.T. 1: El maltrato de pareja

Con este bloque se pretende facilitar el relato de la situación de maltrato vivida y la


expresión emocional, de tal forma que la mujer pueda sentirse comprendida y apoyada.

Por otro lado es necesario que la mujer adquiera información sobre lo que significa el maltrato,
sus consecuencias psicológicas y legales y cómo afecta a todas las áreas de su vida.

Es fundamental respetar el ritmo de la mujer y hacerle ver que podemos entender


que se demore en la toma de decisiones porque no esté preparada para hacer cambios
fundamentales en su vida, no obstante, hay que tener en cuenta que el objetivo
prioritario es evitar la violencia para preservar la integridad física y psicológica de
la mujer y la de sus hijos e hijas y que por tanto, en ocasiones, y dadas las dificultades
que suelen presentarse en estos casos para tomar decisiones, habrá que facilitar la
información que necesite para definir el problema y ayudarles en el análisis de las
diferentes alternativas que se le ofrecen desde el ámbito judicial y social y clarificando
las repercusiones que cada una de ellas puede tener en su realidad personal y familiar.

El apoyo estará muy relacionado con el momento en que se encuentre la mujer,


diferenciándose tres momentos atendiendo al grado de exposición al maltrato:

1. Cuando aún no ha iniciado el proceso de separación.

49
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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

2. Cuando ya ha iniciado trámites de separación.


3. Tras la separación.

La mujer tendrá que decidir si efectúa una denuncia de los hechos e intenta que el agresor
salga del domicilio conyugal y, en el supuesto de que haya una situación de riesgo alta,
habrá que valorar si se movilizan los recursos para el ingreso en la Casa de Acogida.

En el supuesto de que decida no denunciar el maltrato o retirar la denuncia interpuesta,


se respetará su decisión al tiempo que se facilitara información pertinente para
asegurarnos que es una decisión responsable. En este caso la mujer tendrá que analizar
las posibilidades realistas de solución del problema de la convivencia o plantearse la
separación como alternativa definitiva al maltrato.

Si la mujer decide continuar en la relación, será muy importante que conozca estrategias
de prevención y evitación de relaciones de abuso y sumisión y que pueda asumir un
esquema de igualdad en la pareja.

En todos los casos, se podrá valorar las posibilidades de que el varón pueda incorporarse
al Programa de tratamiento para hombres con problemas de violencia.

B.T. 2: Consecuencias de los malos tratos: necesidad de un tratamiento psicológico.

La experiencia de maltrato produce normalmente una gran variedad de trastornos


psicológicos que se desarrollan sobre la base del miedo, de la indefensión y del dolor
emocional y la rabia. Además, como consecuencia del maltrato, el funcionamiento social
se ve alterado, dificultando las relaciones sociales y la integración laboral.

Es muy importante que la mujer entienda que las reacciones psicológicas se producen
como consecuencia de los acontecimientos que ha vivido y hay que explicarle que son
respuestas normales a situaciones anormales; lo que no es normal es vivir en una
situación de violencia, precisamente en el contexto familiar, lugar que se espera seguro
y confiado, y por parte de la pareja, de quien en principio se espera afecto. Esto
desconcierta más a las víctimas llegándolas a hacer creerse culpables y responsables
del problema.

Por todo ello es necesario evaluar el estado psicológico de las mujeres que así lo deseen,
para poder brindarles la ayuda psicológica que necesiten, insistiendo en que no se les
plantea un tratamiento psicológico por estar trastornadas, sino porque están en una
situación trastornada.

Con el tratamiento se pretende que la mujer sea capaz de resituar el acontecimiento


traumático, que reconozca las consecuencias del maltrato en su salud y reasuma el control
de su vida para poder seguir adelante, proyectándose hacia el futuro con las posibilidades

50
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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

que puede ofrecerle de rehacer su vida y conseguir un trabajo o implicarse en actividades


nuevas y gratificantes.

Uno de los objetivos de la terapia es superar el síndrome de victimización, es decir que


la mujer pueda dejar de ser víctima y se convierta en una superviviente de la situación
del maltrato. Es fundamental abandonar el papel de víctima e implicarse activamente
en el cambio dentro de las posibilidades de cada cual.

Por otro lado, en los Servicios Sociales, aparecen a menudo mujeres que en principio
descartan la posibilidad de separación, bien porque se encuentran atrapadas en el círculo
de la violencia y esperan que el agresor realmente cambie, bien porque haya dependencia
emocional, laboral o económica. En estos casos hay riesgo de que se establezca una
relación de abuso y sumisión que genera malestar, conflicto y desgaste personal, a la vez
que disminuye la autoestima y el ánimo vital y propicia la aparición de violencia. Es
necesario que la mujer reconozca los comportamientos sumisos y adquiera estrategias
de prevención para evitar relaciones abusivas.

En estos casos puede ser pertinente el planteamiento de la posibilidad del Programa


para hombres que ejercen violencia.

A menudo la primera demanda de la mujer es cómo explicar a los hijos lo que está ocurriendo.
Según un estudio reciente llevado a cabo en Reino Unido, la mayor parte de los niños que
habían vivido en situaciones familiares de violencia, declaraban que los asistentes profesionales,
a excepción del personal de la casa de acogida, o los ignoraban o no creían lo que ellos
decían. Los niños quieren que se les escuche, que se los tome en serio, y que se les permita
tomar parte en decisiones que afectan a su vida. Necesitan que se los apoye, comprenda y
tranquilice, desean estar seguros con sus madres y poder tener alrededor sus propias cosas
e incluso sus animales domésticos. Los niños de todas las edades se mostraban muy activos
en sus reacciones y en sus modos de hacer frente a la violencia, a veces con una capacidad
de comprensión e iniciativa que iba más allá de lo que hubiera cabido esperarse a su edad.

B.T. 3: Decir no a la violencia

La ira es una emoción primaria, que no es buena ni mala, aunque sí es displacentera. Este sen-
timiento se presenta normalmente cuando no conseguimos lo que queremos o creemos que
necesitamos, cuando recibimos un trato injusto, una falta de respeto o cuando vemos ataca-
da nuestra persona o nuestras expectativas de forma intencionada, injustificada y culpable.

La ira conlleva sentimientos que pueden oscilar desde la irritación y el enfado hasta la
rabia o furia. Además, la ira se acompaña de una respuesta fisiológica caracterizada por
incrementos de activación del sistema nervioso simpático, del sistema endocrino, aumentos
de tensión muscular y de una respuesta motora que implica distintas expresiones faciales
y conducta de tendencia agresiva.

51
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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

La ira, por tanto, es una emoción normal y en sí misma es una emoción neutra, pero
los modos o maneras que hemos aprendido para expresarla pueden ser apropiados,
sanos y adaptativos, o inapropiados, agresivos o violentos.

La agresión es la expresión inapropiada y desadaptativa de la ira, con comportamientos


destructivos o punitivos dirigidos a otras personas u objetos. Por su parte, la violencia
es el resultado que se sigue cuando determinados factores culturales inciden sobre la
agresividad. En el caso de la violencia contra la mujer, los factores culturales asociados
a la idea de superioridad del varón legitiman el uso de la violencia para mantener el
control y el dominio del varón sobre la mujer.

Con este bloque se trata de dotar a la mujer de estrategias básicas de afrontamiento


a la situación de maltrato. Es importante que la mujer pueda poner límites claros y
empezar a decir “no” a la violencia: la violencia como forma de relación en la pareja
no puede ser admitida en ninguna circunstancia.

Frente a los sentimientos de culpa generados por los episodios de violencia, se pone
énfasis en que la conducta violenta es el resultado de los pensamientos y emociones
del maltratador y no de la conducta de la mujer. No existe ninguna conducta que justifique
el maltrato. La violencia es un intento de control de la relación, no una forma de pérdida
de control de los impulsos.

Es muy importante que la mujer aprenda a reconocer las señales de alerta y las reacciones
verbales y no verbales adecuadas que interrumpen la escalada de comportamiento y
calman la situación antes de que se salga fuera de control. Pero también ha de saber
la mujer que cada persona es responsable de sus propias conductas y que por tanto ella
no puede controlar la conducta violenta de él.

La mujer puede aprender a reconocer las señales de ira en él y las propias, la escalada de ira
y los comportamientos que interrumpen esa escalada, pero debe saber que la conducta vio-
lenta del maltratador es de su exclusiva responsabilidad y no depende de lo que ella haga o
deje de hacer. La mujer ha de reconocer los factores de riesgo y cuando sea necesario ha de
poner en marcha medidas clave de seguridad: romper la convivencia con el maltratador, con-
seguir una orden de alejamiento u otra medida cautelar y/o conseguir apoyo familiar o social.

B.T. 4: La relajación

La relajación es una medicina natural de primerísima importancia cuyos efectos benéficos


en la mejora de la salud física, del funcionamiento psicológico y del bienestar en general
han quedado demostrados en los últimos años.

Las técnicas de relajación funcionan mediante la producción de la respuesta que se


caracteriza por desencadenar un conjunto de reacciones fisiológicas opuestas a las

52
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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

originadas en la respuesta de estrés y, como consecuencia de esto, una disminución de


pensamientos de preocupación y del nerviosismo y la ansiedad.

Cuando a través de la práctica continuada de la relajación muscular progresiva, el


entrenamiento autógeno, las técnicas de respiración e imaginería, o incluso los
estiramientos de yoga o la meditación, se llega al estado de relajación, las personas se
sienten más libres de pensamientos, con mayor capacidad de desconectar y como con
más energía y confianza y, en definitiva, relajadas física y mentalmente. Incluso las
técnicas de relajación más usuales, tales como dar un paseo o escuchar música, pueden
tener efectos extraordinarios si son capaces de evocar los estados de relajación, pero es
fundamental la práctica continuada para conseguir efectos a medio plazo.

El entrenamiento en relajación va a ser una constante a lo largo del proceso de tratamiento,


ya que es fundamental para el abordaje de muchos de los síntomas que se presentan
en estos casos, y va a hacer posible la implementación de otras técnicas psicológicas
mas complejas que pueden ser necesarias cuando existen síntomas de reexperimentación
y activación..

Con este bloque se pretende que la mujer aprenda a relajarse por el beneficio en sí de
la relajación y por la potencialidad como estrategia terapéutica. La relajación es un
antídoto de la ansiedad.

Con este bloque, las mujeres aprenderán que muchos de los síntomas que sufren pueden
ser controlados a través de técnicas apropiadas, una de ellas es el entrenamiento en
relajación y, como base de la relajación, el aprendizaje de una adecuada forma de respirar.

Cuando nos enfrentamos en vivo o en la imaginación a una situación estresante, nuestra


respiración se altera, se produce una respiración más rápida y superficial , con una
subutilización de los pulmones, una peor oxigenación y un aumento de la sensación de
tensión. Con la técnica de control de la respiración se está en disposición de de hacer
frente al estrés de una forma más eficaz.

B.T. 5: La autoestima

Con este bloque temático se pretende ayudar a que la mujer descubra cómo se siente
respecto a sí misma y que comprenda de dónde surgen esas percepciones.

La Autoestima es el sentimiento de valía personal, es la forma en la que cada cual se


valora a sí misma y a lo que es capaz de hacer y refleja el sentimiento de satisfacción
o insatisfacción que deriva de dicha valoración.

Los principales aspectos de la autoestima son los sentimientos de pertenencia o de ser


necesaria, un sentimiento de verse aceptada y el sentimiento de competencia. Muchas

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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

mujeres, como consecuencia de la relación de maltrato, llegan a desarrollar una


autoimagen muy negativa y una percepción negativa de sí mismas como mujeres,
esposas o parejas y, a veces incluso como madres.

Aunque no hay una relación directa entre maltrato y baja autoestima, ya que muchas
mujeres preservan su autoestima a pesar de las estrategias del varón, se trabajará la
autoestima, ayudando a la mujer a ser consciente de su percepción sobre si misma y a
evitar demandas irreales y perfeccionistas.

Muy relacionada con la autoestima está la capacidad para establecer objetivos que les
ayuden a mejorar su autoimagen y que determinen cómo les gustaría ser en adelante.

Cuando una persona tiene una autoestima positiva, se siente capaz y satisfecha consigo
misma, mantiene unas relaciones adecuadas con los demás y acepta las críticas sin ver
intenciones ocultas en las conductas del resto de las personas. Sin embargo, si la persona
tiene una autoestima negativa, se siente inútil, no se acepta a sí misma, está irritable,
es poco espontánea en las conductas sociales, tiene un temor exagerado a las críticas
y desconfía profundamente de los demás. Los pensamientos negativos disminuyen la
autoestima de una persona.

El nivel de autoestima se relaciona con la interpretación que la persona hace de las


cosas que le ocurren y con lo que se dice a sí misma en relación con la valía personal.
Por eso, para poder cambiar la autoestima negativa a una positiva habrá que modificar
los pensamientos derrotistas y aprender a hablarse de una forma diferente, más
positiva.

B.T. 6: La sexualidad en la pareja

Muchas mujeres que han vivido en relaciones abusivas y de maltrato, a menudo han
padecido situaciones en que su pareja pretendía mantener relaciones sexuales sin tener
en cuenta sus deseos o se han visto forzadas a mantener relaciones sexuales no deseadas.

Cuando además esto se prolonga en el tiempo, muchas veces estas mujeres reconocen
haber perdido su interés por el sexo y será necesario reaprender a reconocer la propia
sexualidad y a disfrutar de ella.

La pérdida del deseo sexual no ha sido un suceso fortuito y espontáneo, sino que ha sido
un proceso gradual resultado de acontecimientos concretos, de experiencias negativas
concretas en las que se ha sentido dolor o pérdida de estima personal.

Del mismo modo, la recuperación del deseo sólo será posible si la mujer se compromete
en producir una serie de cambios y transformaciones que requieren una práctica
deliberada, no sólo lecturas, buenos consejos o reflexiones y buenas intenciones.

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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

Las relaciones sexuales humanas constituyen una forma de expresión de los sentimientos
más íntimos de la pareja. Por eso, no deben limitarse tan sólo a la penetración, sino que
han de ir acompañadas previamente de comportamientos afectivos (caricias, besos,
estimulación de la pareja) y de atención a los deseos de la otra persona, que son
fundamentales para el buen funcionamiento de las relaciones sexuales y para el disfrute
de ambos miembros de la pareja.

Cuando el objetivo terapéutico sea la mejora de la convivencia conyugal, la mujer


tendrá que desarrollar habilidades de afrontamiento que le permitan mejorar la relación
sexual así como tratar las posibles disfunciones sexuales existentes. Pero es necesario
recordar que enriquecer la vida sexual de la pareja pasa por enriquecer la intimidad
dentro de la relación. Esto conlleva la capacidad de comunicarse abiertamente, para
mostrarse vulnerables, para tocar, para compartir sentimientos a través de las caricias,
así como para disfrutar de éstas y del contacto corporal y afectivo del coito. Esto será
difícil si hay graves problemas en la relación, sobre todo en el área de la intimidad.

Cuando hay problemas en la pareja, la sexualidad es uno de los principales aspectos


que dejan de funcionar adecuadamente. La afectividad y la sexualidad van muy unidas,
sobre todo en las mujeres. Por ello, si hay discusiones, brusquedades, malas formas
o falta de comunicación en la relación, resulta difícil que la sexualidad funcione
satisfactoriamente.

En general se sabe que los cónyuges que tienen una relación basada en la igualdad
son los que se encuentran más satisfechos en sus relaciones sexuales. También se
ha planteado en distintas estudios que muchas disfunciones sexuales en la mujer se
pueden entender como un intento de control sobre la relación o como una forma de
protestar por la desigualdad respecto al reparto de poder. De esto se deduce la
importancia del reparto equitativo de la responsabilidad en la toma de decisiones de
la pareja, a través de la negociación y el diálogo abierto, lo que evitaría que se intente
utilizar la sexualidad como una forma más de controlar indirectamente algún aspecto
de la relación.

Con este bloque se pretende que la mujer adquiera información sobre el comportamiento
sexual humano y la conexión entre sexualidad y afectividad. Se analizan además las
diferencias entre la respuesta sexual humana de hombres y mujeres y las diferencias
individuales. Y se hace especial hincapié en la eliminación de ideas erróneas respecto
a las relaciones sexuales.

B.T. 7: Habilidades sociales y asertividad

Entre los objetivos fundamentales del tratamiento psicológico destacan los de hacer
posible que la mujer recupere la capacidad de llevar a cabo conductas de independencia
y autonomía y recupere la libertad de salir, relacionarse y realizar actividades reforzantes.

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la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

Como consecuencia del maltrato, muchas de estas actividades son evitadas y suelen generar
ansiedad. Como hemos visto, la relajación es un antídoto de la ansiedad que favorece el
afrontamiento de situaciones estresantes de forma efectiva, pero muchas veces la mujer
ha llegado a tal nivel de aislamiento que será necesario reaprender a vivir en sociedad.

Las habilidades sociales son esenciales para desenvolverse en la relación con los demás
y conseguir relaciones satisfactorias, estableciendo amistades y relaciones amorosas,
y para desenvolverse con éxito en la comunidad.

Una característica esencial del maltrato es la tendencia al aislamiento, bien como consecuencia
de las estrategias de manipulación del maltratador, bien derivado del estado de ánimo de
la mujer, o por el círculo vicioso establecido por ambas circunstancias.

Desde una fase temprana del tratamiento se trabajará en optimizar las redes de apoyo
social a la mujer y para ello será importante que la mujer sea capaz de comunicar la
confidencia de lo ocurrido a las personas de confianza de su entorno y, que posteriormente,
conforme va avanzando el tratamiento, pueda llevar a cabo de forma gradual actividades
evitadas y que son reforzantes, como salir con un grupo de amigas, hacer ejercicio físico,
acudir a alguna asociación etc.

Pero a menudo las mujeres que han estado bajo control emocional manipulativo siguen
experimentando ansiedad, impresión de ignorancia y sentimientos de culpa que dificultan
el bienestar propio. En estos casos es necesario reafirmar los derechos como seres
humanos para favorecer una mayor seguridad en lo social.

Con este bloque se pretende reincorporar al sistema de pensamiento de la mujer que ha sido
víctima de maltrato los derechos personales que le van a permitir comportarse de modo asertivo
y dotar a la mujer de habilidades sociales básicas que favorezcan la integración social.

Entre la habilidades sociales básicas resaltamos la importancia de poseer unas habilidades


de comunicación adecuadas. Una comunicación adecuada es una herramienta para
canalizar la ira y para evitar la agresión. La comunicación puede servir para deshacer
malentendidos y para buscar una solución a los problemas actualmente planteados.

Por el contrario, cuando una persona se comporta de forma pasiva y no asertiva (no
expresa sus sentimientos y pensamientos) de una forma prolongada, aumenta el riesgo
de estallidos violentos.

B.T. 8: Entrenamiento en solución de problemas

Los problemas son parte de la vida diaria, están presentes en la vida cotidiana de
cualquier persona, por lo que nos vemos obligados a hacerles frente ya que no ser capaz
de solucionarlos puede incrementar el estrés y otros estados emocionales negativos.

56
, ,
la intervencion psicologica
con mujeres maltratadas

Muchas mujeres que han sido


víctimas de maltrato de pareja se
sienten abrumadas ante la necesidad
de tomar decisiones a las que se ven
expuestas cuando deciden terminar
con la relación de maltrato.

Como muchas veces se sienten


incapaces de solucionar los problemas
que se les plantean, va a ser necesario
incidir en que hay un procedimiento que
se puede reaprender para resolver los
problemas de forma adecuada.

Con este bloque se pretende favorecer una


actitud general ante los problemas que
implique la aceptación de que los problemas
son parte de la vida diaria y que es necesario
reconocer las situaciones problema cuando se nos
presentan procurando no responder de forma
impulsiva sino siguiendo una serie de pasos que nos
van a permitir resolverlos de forma adecuada.

Cuando el objetivo terapéutico sea la mejora de la


convivencia será importante desarrollar un entrenamiento
en solución de problemas partiendo de una serie de
presupuestos básicos, el primero de los cuales es recordar la
importancia de buscar el momento y el lugar adecuado. Por otro
lado, conseguir ponerse en el lugar del otro, empatizar con él,
contribuye a inhibir las actitudes de hostilidad y a crear una atmósfera
adecuada para solucionar los problemas. A partir de aquí, es momento
de identificar un problema que preocupe y entrenarse en habilidades de
solución de problemas. Lo principal es solucionar el problema, no derrotar
a la otra persona; por lo que más importante que llevar o no la razón, es centrarse
en la solución.

57
anexo

PLAN DE SEGURIDAD

Una manera de aumentar la seguridad es preparar un plan de emergencia individualizado


o plan de seguridad personal. De esta manera estarás más capacitada para enfrentar
posibles episodios violentos. Aunque no puedes hacer nada para predecir la situación
de violencia, sí puedes aumentar tu seguridad personal.

Seguridad durante la violencia

- Concertaré con mis hijos/as y/o algún/a vecino/a una palabra clave o una señal
para que llamen a la policía o al S.U.S. si oyen alboroto o presienten que necesito
ayuda. La palabra clave será ……… y la señal a utilizar será ……………
- Haré todo el escándalo posible, en ello puede estar mi salvación.
- Procuraré convertirme en un blanco pequeño. Si el ataque es inevitable, me
protegeré con los brazos la cara y la cabeza. Me acostumbraré a no llevar cadenas
o colgantes que podría utilizar para agarrarme del cuello.
- En la casa el lugar de donde salir fácilmente es ………. y practicaré cómo hacerlo,
para que si veo inevitable el ataque, éste se produzca allá.
- Tengo decidido dónde ir si dejo la casa, iré a …....,aunque piense que no tendré
que utilizarlo.
- Tengo decidido a dónde me dirigiré a denunciar si puedo salir, iré a…….
- Seguiré mi intuición y si percibo la situación como peligrosa, consideraré dar
al agresor lo que demanda para calmarlo. Tengo derecho a protegerme y a
proteger a mis hijos.
- No merezco que me peguen o amenacen.

Seguridad en casa

- Después de la ruptura puedo cambiar las cerraduras de las puertas lo antes


posible y/o reemplazar las puertas de madera por otras más seguras.
- Me plantearé la posibilidad de instalación de sistemas de seguridad: cerraduras
adicionales, detectores de humo, extintores de incendio, sistemas de iluminación
externa, etc.
- Enseñaré a mis hijos cómo usar el teléfono para que me llamen a mi o a alguien
indicado, si él intenta llevárselos.
- Las personas a quien diré que él ya no vive conmigo y a quienes pediré que si
le vieran cerca de mi vivienda avisen a la policía, son ………………………..

Seguridad en el trabajo y en público

- Informaré en el trabajo sobre mi situación y cómo pueden ayudarme.


- Cuando salga del trabajo: miraré el coche y/o cambiare los trayectos y/o iré
acompañada.

58
anexo

- Valoraré la necesidad de cambiar de horarios de compras y/o lugares habituales


y/o salidas ….....
- Consideraré la necesidad de cambiar de banco habitual y la domiciliación de las
cartillas.

Drogas y abuso de alcohol

- Si consumo drogas o alcohol lo haré en un lugar seguro, en ……………. …… y con


personas que conocen mi problema y se pueden comprometer en mi seguridad,
- Para protegerme a mí y a mis hijos/as cuando crea que él puede consumir
drogas y/o alcohol haré lo siguiente ……… ……………… ……………………… …………………………

Salud emocional

- Las personas con las que puedo contar para hablar, para desahogarme o para
distraerme son: …………………………………………………………………………………………..
- Los Servicios a los que puede acudir para buscar apoyo son: ……… ……… ………
………
- Nunca aceptaré hablar con él a solas.
- Las actividades que me hacen sentir mejor son ……… ………… ………… …………
- Si en algún momento me sintiera más deprimida o sola y preparara volver con
él o llamarlo, tengo decidido cómo evitar este riesgo y para ello haré lo siguiente
………………………………..

Orden de protección o restricción

- Guardaré la Orden en …………………. y llevaré conmigo una fotocopia de la misma


en ………..
- Si visito otras CC.AA. registraré la Orden en ……………
- Informaré a las siguientes personas significativas (empresa, amigos, familiares)
………………………………………………….. …… ……………………………………………….. de que tengo
una Orden de Protección.
- Si él viola la Orden de Protección, llamaré a la Policía de inmediato.

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