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Gobierno
de La Rioja Guía de intervención social ante los malos tratos
- volumen I -
Juventud, Familia y
Servicios Sociales
www.larioja.org Gobierno
de La Rioja
www.larioja.org
Guía de intervención social
ante los malos tratos
- volumen I -
Guía de intervención social
ante los malos tratos
- volumen I -
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INTRODUCCIÓN 11
VIOLENCIA SEXISTA
Y MALTRATO DE MUJERES 13
1. La violencia sexista 13
1.1. Antecedentes históricos 13
1.2. Aspectos conceptuales 20
1.3. Violencia contra
la mujer/violencia
de género/violencia sexista 22
2. El maltrato de mujeres 23
2.1. Malos tratos en la
pareja/violencia doméstica/
maltrato de mujeres 23
2.2. El maltrato en cifras 28
3. Factores de riesgo
de maltrato 30
3.1. 29 indicadores considerados
predictores de violencia 31
3.2. Indicadores clave de riesgo pre-
dictores de femicidio conyugal 33
3.3. Valoración del riesgo 34
CONSECUENCIAS
DEL MALTRATO DE MUJERES
EN SALUD 35
1. Problemas en la salud física 36
2. Problemas en la salud sexual
y reproductora 37
3. Problemas en la salud mental 38
3.1. Depresión 38
3.2. Ansiedad 39
3.3. Síndrome de la mujer
maltratada 41
4. Trastornos relacionales 42
LA INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA CON MUJERES
MALTRATADAS 43
1. ¿Cuándo es necesario el
tratamiento psicológico? 43
2. Las terapias 45
9
3. Objetivos de la intervención
en mujeres victimas de
maltrato 47
4. Programas de tratamientos
psicológico para mujeres
maltratadas 49
ANEXO 58
BIBLIOGRAFÍA 60
10
,
introduccion
La Macroencuesta del Instituto de la Mujer sobre Violencia contra las Mujeres pone de
manifiesto que en La Rioja, según la encuesta en el año 2002, habría un 6.5% de mujeres
mayores de 18 años técnicamente maltratadas, es decir, mujeres que aunque no tengan
conciencia de ello, están en posición de inferioridad con respecto al marido o pareja
que se permite tratarlas despectivamente y que considera que puede imponerles su
conducta y restringirles su libertad.
Por otro lado, la macroencuesta refleja que en nuestra Comunidad habría un 3.1% de
mujeres mayores de 18 años que declaraban haber sido maltratadas en el último año.
Como ponen de manifiesto Inés Alberdi y Natalia Matas en su informe sobre los malos
tratos a las mujeres en España, los casos de maltrato declarado y vivido como tal y
detectados en la encuesta ya sea maltrato físico o psicológico son más reducidos que
las situaciones objetivas de violencia que se identifican a través de los indicadores de
la encuesta; en concreto en La Rioja, la diferencia es 3.4% ya que hay 6.5% de mujeres
técnicamente maltratadas y 3.1% de mujeres autoclasificadas como maltratadas en el
último año.
Esta diferencia refleja los distintos niveles de conciencia que las mujeres tienen acerca
de cómo deben ser sus relaciones y acerca de la libertad y dignidad a que tienen derecho
en sus relaciones de pareja.
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,
introduccion
sistema de acceso para toda la población al sistema público de servicios sociales y, por
consiguiente, los y las profesionales de los Servicios Sociales Generales tienen un contacto
directo y continuado con la población de referencia.
Sin embargo, tal y como se desprende de las conclusiones de los estudios de explotación
estadística de datos del Sistema de Información de Usuarios de Servicios Sociales
(SIUSS), a menudo el maltrato queda oculto, minimizado o encubierto, de modo que la
solicitud de ayuda por parte de las mujeres suele ser de tipo indirecto, es decir, buscan
ayuda por el malestar psicológico que sienten (se sienten solas, quieren conocer a otras
mujeres) o por problemas económicos, desempleo o problemas de sus hijos/as.
Dado que la prevención es una vía eficaz para afrontar la violencia contra las mujeres
y los servicios sociales comunitarios pueden considerarse un lugar idóneo para desarrollar
este tipo de actividades, parece conveniente potenciar su nivel de competencia para
optimizar el sistema básico de apoyo profesional y lograr así una mayor detección
temprana, una intervención social de primer nivel eficaz y una derivación pertinente
a los servicios especializados.
Esta Guía tiene como objetivo ser un instrumento al servicio de quienes desde la
intervención social están en contacto con la violencia contra la mujer y su finalidad es
la de mejorar la coordinación entre los servicios implicados.
Este primer volumen pretende ofrecer un lenguaje común que nos acerque, y se centra
fundamentalmente en los aspectos psicológicos asociados al maltrato de mujeres en
la pareja. Se incide especialmente en el planteamiento de la intervención psicológica
estructurada en programas de tratamiento, solicitando la colaboración del personal de
los servicios sociales para fomentar esta nueva cultura del apoyo psicológico.
Esperamos que esta Guía sea de utilidad para quienes hacen suya la Conclusión del
Foro Mundial de Mujeres contra la Violencia, de Valencia 2002:
“Si nos comprometemos hoy, todos unidos, a crear un mundo libre de violencia contra
las mujeres y las niñas, lograremos detener el crimen más universal e impune de todos:
la violencia física, emocional, económica y sexual que se comete contra la mitad de la
población del planeta”.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
1. La violencia sexista
Sin embargo no fue hasta los años setenta cuando diversos grupos organizados de
mujeres iniciaron las primeras acciones para identificar y hacer visible un problema que
hasta entonces se había mantenido oculto y silenciado por considerarse privado: el
problema de la violencia contra la mujer.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
El Movimiento Feminista, desde sus inicios a principios del Siglo XX, ha tratado de incidir
en todos aquellos aspectos que favorecen la desigualdad de la mujer. Ha jugado un
importante papel en la definición de la violencia de género como problema social
consiguiendo sacarlo del ámbito de lo privado y logrando que la sociedad se hiciera
cargo y actuara en consecuencia.
La I Conferencia Mundial sobre las Mujeres, que tuvo lugar en México en 1975, donde
se aprobó un Plan de Acción para el decenio 1975-1985. Durante este período se aprobó
en 1979, por la Asamblea General de Naciones Unidas la Convención sobre la Eliminación
de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y fue ratificada por 163
Estados entre los que se encuentra España desde 1984. Aquí se reconoce expresamente
la necesidad de un cambio actitudinal mediante la educación de los hombres y las
mujeres para que acepten la igualdad de derechos, y superen las prácticas y prejuicios
basados en papeles estereotipados.
En la III Conferencia Mundial sobre la Mujer de Nairobi en 1985 sobre las Estrategias
hacia el futuro para el adelanto de la Mujer se consideró la violencia contra la mujer
como un obstáculo fundamental para la paz, instando a conceder a este tipo de violencia
una especial atención y resaltando la necesidad de una asistencia total a las mujeres
víctimas de la violencia. Asimismo se recomendó la adopción de medidas legales para
la prevención de la misma. En 1989 se recomienda a los Estados incluir en sus informes
la incidencia de la violencia contra las mujeres y en 1992 se reconoce la violencia de
género como una violación fundamental de los derechos humanos, y se encomienda a
los Estados el uso de políticas preventivas y educativas acerca de los roles y la posición
desigual de hombres y mujeres.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
los Derechos Humanos Universales. La violencia basada en el género incluye “la violencia
física, sexual y psicológica en la familia, incluidos los golpes, el abuso sexual de las niñas
en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la mutilación
genital y otras prácticas tradicionales que atentan contra la mujer, la violencia ejercida
por personas distintas al marido y la violencia relacionada con la explotación; la violencia
física, sexual y psicológica en la comunidad en general, incluidas las violaciones sexuales,
el hostigamiento y la intimidación sexual en el trabajo, en instituciones educacionales
y en otros ámbitos, el tráfico de mujeres y la prostitución forzada; y la violencia física,
sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que ocurra”.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
En el marco de la Unión Europea, los Estados están capacitados para adoptar medidas
legislativas coordinadas y tendentes a prevenir la violencia contra las mujeres y la infancia,
así como a sancionar las conductas violentas y a resarcir a las víctimas procurando al
mismo tiempo las respuestas oportunas, tanto preventivas como reparadoras.
Desde los años 70, el Comité de Ministros de la Unión Europea ha venido adoptando
distintas iniciativas para promover la protección de las mujeres contra la violencia,
destacando los trabajos que culminaron con la Tercera Conferencia Ministerial Europea
sobre Igualdad entre hombres y mujeres (Roma 1993) que supuso la aprobacion de una
Declaración sobre Políticas, para combatir la violencia contra las mujeres en una Europa
democrática y una resolución sobre violación y abuso sexual contra las mujeres.
Por otro lado, la lucha contra la violencia sobre las mujeres y la infancia ha sido incluida
dentro de los Programas de Acción Comunitarios y ha recibido tratamiento singular en
programas específicos. En el año 1997, el Parlamento Europeo instó a la Comisión para
promover una campaña de no-tolerancia – Campaña de Tolerancia Cero- frente a la violencia
contra las mujeres, especialmente a la violencia doméstica, que comenzó en marzo de 1999.
Esta campaña formó parte de las acciones llevadas a cabo para cumplir
los compromisos asumidos en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres, de 1995, y
acompañó a la designación de 1999 como Año Europeo contra la violencia hacia las Mujeres.
A iniciativa del Parlamento Europeo, en 1997, se puso en marcha otra acción tendente
a la erradicación de la violencia contra las mujeres, la Iniciativa Daphne, cuyos objetivos
se orientaron a la investigación y el estudio, la formación y la elaboración de paquetes
educativos y el establecimiento de redes y distribución de información así como campañas
de sensibilización y proyectos sobre malos tratos en el ámbito familiar, trata de blancas,
acoso y agresión sexual. En el segundo Plan de la Unión Europea, el Programa DAPHNE
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
se adaptó para proteger a las víctimas de violencia de género, buscando vías de resolución
social y política, mejorando la cooperación y el intercambio de información a escala
comunitaria y añadiendo entre sus objetivos la sensibilización de la opinión pública y el
estudio de las políticas para ayudar a las víctimas de la violencia. Actualmente se ha
propuesto la renovación por cinco años del Programa STOP, relativo a la lucha contra la
trata de mujeres y la explotación sexual en la infancia.
Otra de las acciones a destacar entre las realizadas por la Unión Europea es la encuesta
– Eurobarómetro- de 14 de julio de 1999, realizado en los quince estados miembros a casi
16.000 personas mayores de 15 años, sobre violencia contra las mujeres. Los resultados
de esta encuesta se han tenido en cuenta en la Agenda Social Europea, considerando la
violencia contra la mujer como una de las cuestiones fundamentales que deben abordarse.
En el año 1984 se creó en Madrid la primera Casa de Acogida para mujeres maltratadas
de España.
Los contactos del Instituto de la Mujer y la Comisión para la Investigación de los Malos
Tratos a las Mujeres con el Ministerio de Interior hicieron posible que se dictaran diversas
circulares recordando el deber de la Policía de recoger las denuncias de malos tratos.
En 1985 el Ministerio de Interior hizo públicos los primeros datos sobre denuncias por
malos tratos en ese año y según la Jefatura de Policía ascendieron a 13.705 denuncias.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
La experiencia acumulada en el desarrollo del I Plan, el marco que ofreció el III Programa
de Acción Comunitaria, la contribución de los distintos Departamentos Ministeriales,
Organismos de Igualdad y otras Instituciones, así como las aportaciones del pensamiento
feminista, permitieron abordar el II Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres
1993-1995, como un proceso de cambio cualitativo en las políticas de igualdad.
Este III Plan incluía un área dedicada exclusivamente al la violencia. En noviembre de 1997
se celebró una conferencia sectorial extraordinaria sobre violencia, donde se tomó el
acuerdo de elaborar el Plan de Acción contra la Violencia Doméstica 1998-2000, con la
pretensión de dar respuesta a la situación de violencia que sufrían muchas mujeres y a la
demanda social provocada por ésta. En este Plan se recogían los objetivos y medidas que
en el ámbito de su competencia se consideraba necesario poner en marcha para erradicar
la violencia doméstica y posibilitar los recursos sociales suficientes que contribuyeran a
paliar las consecuencias ocasionadas en las mujeres víctimas de estos actos de violencia.
El IV Plan para la Igualdad de Oportunidades entre Hombres y Mujeres con vigencia para
el cuatrienio 2003-2006 está basado en la directrices marcadas por la Estrategia Marco
Comunitaria sobre la Igualdad entre Hombres y Mujeres (2001-2005), que tiene como
objetivo fundamental introducir la dimensión de la igualdad de oportunidades en todas
las políticas y acciones realizadas en el ámbito comunitario y en los estados miembros,
lo que se ha venido en denominar principios de mainstreaming.
Además continúa considerando labor prioritaria el mejorar la vida de las mujeres, espe-
cialmente en aquellas más desfavorecidas y en situaciones de riesgo.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
Por ello este Plan desarrolla una serie de medidas específicas dirigidas a combatir
discriminaciones todavía existentes, y aumentar la presencia de las mujeres en aquellos
ámbitos de la vida social en que, todavía, se demuestra insuficiente.
Este Plan introducía por primera vez medidas específicas contra la violencia doméstica
que posteriormente se articularon en el Plan de Acción sobre la Violencia Doméstica
para el periodo 1998-1999.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
La violencia contra las mujeres tiene carácter estructural. La explicación del fenómeno
tiene que ver con la organización de la sociedad desde sus orígenes, constituye la
expresión de un orden social basado en la desigualdad entre hombres y mujeres y se
hace necesaria para mantener a las mujeres en situación de inferioridad.
Tal y como señala Leonore E.A. Walker, (Walker, 2004) es la estructura social la que
permite que los hombres agredan y dañen a las mujeres sin que exista un poder real
que se lo impida. Analizando diferentes estudios sociales y de expertos feministas,
considera que los hombres seguirán maltratando a las mujeres hasta que la sociedad
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
Es violencia de género: la sufren las mujeres por el hecho de serlo. En este tipo de
violencia el género del agresor y la víctima va íntimamente unido a la explicación de
dicha violencia. Desde la perspectiva feminista, es violencia ejercida por los hombres
contra las mujeres con objeto de mantener el control y el dominio sobre ellas.
Trata de la violencia perpetrada contra las mujeres a lo largo de toda su vida, desde su
nacimiento hasta su defunción, e incluye a las niñas y jóvenes. Las niñas sufren los
mismos tipos de violencia que se cometen contra las mujeres, aunque algunas formas
de violencia parecen más especialmente asociadas a las niñas, como los matrimonios
forzados y a edad muy temprana, el incesto, la mutilación sexual (ablación) o la violencia
perpetrada por otros jóvenes (violación en pandillas).
La violencia contra las mujeres es un problema generalizado que afecta a todos los países,
con independencia de su grado de desarrollo, y se produce en todos los ámbitos de la
sociedad. No todas las mujeres padecen esa violencia con la misma intensidad, influyen
entre otros factores la clase social, los rasgos étnicos, el estado civil, la edad etc.
También ocurre en los países europeos más avanzados, donde las normas fundamentales
propugnan, como valores básicos de su ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad,
y la protección de la dignidad de la persona y de su vida privada.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
VIOLENCIA SEXISTA
Todo tipo de violencia ejercida mediante el recurso o las amenazas de recurrir a la fuerza física
o al chantaje emocional; se incluyen la violación, el maltrato de mujeres, el acoso sexual, el
incesto y la pederastia
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
2. El maltrato de mujeres
Toda forma de violencia física, sexual o psicológica que pone en peligro la seguridad o el
bienestar de un miembro de la familia; recurso a la fuerza física o al chantaje emocional;
amenazas de recurso a la fuerza física, incluida la violencia sexual, en la familia o el hogar. En
este concepto se incluyen el maltrato infantil, el incesto, el maltrato de mujeres y los abusos
sexuales o de otro tipo contra cualquier persona que conviva bajo el mismo techo.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
MALTRATO DE MUJERES
Violencia ejercida contra las mujeres por su pareja (Véase <<Violencia doméstica/Violencia
ejercida en la familia>>).
Dadas las confusiones a las que daba origen el término “pareja”, el Instituto de la Mujer,
desde el año 2002, ha ampliado el número de relaciones consideradas entre víctima y
agresor para dar cabida a aquellos casos en que la agresión se producía cuando ya se
había roto la convivencia. Las relaciones incluidas en el maltrato de mujeres son: el
cónyuge, excónyuge, compañero sentimental, novio y exnovio.
El maltrato de mujeres incluye todo acto de violencia física, psicológica o sexual que
sufre una mujer por parte de su marido, novio, compañero o ex-pareja, incluyendo las
amenazas, la coacción o la privación de libertad, tanto si se produce en la vida privada
como en la pública.
Las distintas definiciones suelen diferenciar entre maltrato físico, psicológico y sexual,
considerando que pueden darse por separado o conjuntamente.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
A continuación se precisa lo que define cada tipo de maltrato tomando como base la
definición de la violencia contra las mujeres y las niñas de la Recomendación Nº R (2002)
5, del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los Estados miembros, sobre la
protección de las mujeres contra la violencia:
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
e) amenazas repetidas de divorcio, de abandono o de tener una aventura con otra mujer
f) destrucción o daño de las propiedades personales a las que se les tiene afecto.
Se incluirían aquí acciones tales como zarandear, empujar, tirar de los pelos, pegar,
golpear, dar patadas, quemar, morder, estrangular, acuchillar, mutilar , torturar y asesinar.
Hay que tener en cuenta que el maltrato físico no solo se debe evaluar a través de las
conductas violentas que lo definen, sino también a través de las consecuencias físicas
resultantes de los malos tratos, aunque no siempre correlacionan de forma directa y
constante.
Al igual que para los malos tratos físicos, conviene analizar separadamente el tipo de
maltrato sexual experimentado y las secuelas resultantes. Algunas mujeres no sufren
ningún tipo de consecuencias físicas tras el abuso/maltrato sexual. Sin embargo otras
víctimas sufren consecuencias de orden médico, como, por ejemplo, infecciones, enfermedades
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
Control injusto del acceso a los recursos compartidos; por ejemplo, negar/controlar el
acceso al dinero del hogar, impedir el acceso de la compañera al trabajo o a la educación
posterior, o negar a la mujer el derecho de propiedad.
Comportamiento que erosiona o destruye las creencias culturales o religiosas de una mujer,
ridiculizándolas o castigándolas, obligándole a adoptar un sistema diferente de creencias.
La mayoría de los casos de violencia contra las mujeres son combinaciones de violencia
física, sexual y psicológica, apoyadas en la violencia estructural, y, en ocasiones incluyen
también la violencia económica y espiritual.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
Según el Instituto de la Mujer desde el año 1999 hasta el 3 de marzo de 2005 han sido
asesinadas en España 377 mujeres a manos de sus parejas o exparejas.
De éstas, se contabilizan 4 mujeres muertas en la Rioja: una en 1999, dos en 2003 y una
en 2004
Los análisis del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia para datos referentes
al periodo 2001-2004, ponen de manifiesto lo siguiente:
Sobre el agresor,
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
Siguiendo a José Sanmartín, estos datos muestran la falsedad del mito de que los
hombres que asesinan a sus mujeres se suicidan luego.
29
la violencia sexista y maltrato
de mujeres
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
4. Emplea palabras y argumentos que suponen abuso psicológico (insulta, humilla, etc.).
12. Usa el dinero para controlar las actividades, compras y la conducta de su pareja.
15. Da por hecho que la relación va a ser para siempre, <<sin que nada nos pueda
separar>>, independientemente del entusiasmo de ella.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
16. Proyecta emociones extremas sobre otras personas (de odio, amor, celos…)
sin que parezca justificado.
18. Emplea mucho tiempo hablando de ella, y se desprende que una gran parte de
su valía o identidad se deriva del hecho de que él es su marido, amante, novio, etc.
19. Intenta implicar a los familiares o amigos de su pareja en una campaña para
recuperar la relación, si ésta se ha roto.
21. Cree que las personas que rodean a la mujer están en su contra y que le
animan a que lo deje.
24. Sufre cambios súbitos en su estado de ánimo, o bien suele estar depresivo o
iracundo.
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la violencia sexista y maltrato
de mujeres
25. Suele echar la culpa a otros por sus errores; no se responsabiliza de sus
acciones.
26. Hace comentarios que hacen pensar que él se siente poderoso y dominador
cuando tiene un arma de fuego (escopeta, por ejemplo) u otros objetos susceptibles
de causar la muerte (un hacha, navaja, etc.)
27. Emplea los <<privilegios de ser varón>> como una justificación para su conducta
( trata a la mujer como una criada, tiene expresiones despectivas sobre su sexo,
toma él todas las decisiones importantes, etc.)
29. La mujer le tiene miedo; teme que la golpee o incluso que haga algo peor.
Otros autores (Garrido, 2001) han señalado como factores predictores de posibles
agresiones severas e incluso letales:
33
la violencia sexista y maltrato
de mujeres
Víctima:
Agresor:
Contexto:
34
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud
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consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud
Según la OMS, entre el 40% y el 70% de las mujeres que han sido maltratadas físicamente
por su pareja han sufrido lesiones en algún momento de sus vidas. Sin embargo, y tal
y como se manifiesta en el Informe mundial sobre violencia (Krug, E.G. y Cols), son más
comunes los trastornos funcionales, es decir, una gran cantidad de dolencias que a
menudo no tienen causa médica discernible, como el síndrome de colon irritable, la
fibromialgia, los trastornos del aparato digestivo y diversos síndromes de dolor crónico.
Diversos estudios (Bosch y Ferrer, 2001) vinculan tales trastornos con antecedentes de
maltrato físico o sexual. Además, las mujeres maltratadas también experimentan una
mengua del funcionamiento físico, más síntomas somáticos y permanecen mayor número
de días en cama por comparación con las no maltratadas.
Por lo que respecta a las consecuencias del maltrato sobre la salud, la gravedad de los efectos
depende del tipo de violencia sufrida, de su intensidad, de la frecuencia, de las consecuencias,
así como de las estrategias de afrontamiento de la mujer y del apoyo real y percibido por ésta.
Al principio de la relación de maltrato puede no haber daño físico o puede haber dolor
sin lesión aparente. Conforme se va evolucionando en el ciclo de la violencia, la severidad
de las lesiones puede aumentar hasta llegar a la mayor gravedad.
En general el maltrato de mujeres tiene consecuencias diversas, desde dolor sin lesiones
hasta heridas, disfunciones permanentes o discapacidad y en general vulnerabilidad a
enfermedades o problemas de salud graves.
Como señalan Esperanza Bosh y Victoria A. Ferrer, cada vez es más frecuente la
investigación que asocia la victimización por violencia con la presencia de enfermedades
y trastornos físicos crónicos en las mujeres victimizadas. Entre los trastornos crónicos
que aparecen vinculados al maltrato de mujeres en la revisión de estas autoras aparece
el síndrome de dolor crónico, incluyendo dolor de cabeza, dolor de espalda y otros.
Igualmente ponen de manifiesto que en pacientes con síndrome de intestino irritable
son comunes historias de victimización física y sexual. También se ha vinculado al
maltrato enfermedades somáticas como la fibromialgia, el cansancio crónico o el asma.
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consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud
Los problemas se complican en la medida en que a menudo la mujer acude a las consultas
médicas y refiere quejas somáticas vagas, con sintomatología relacionada con dolores
de espalda, de cabeza, insomnio, dolor abdominal, agotamiento, desgaste físico, etc. que
enmascaran la situación de maltrato y puede recibir tratamiento sin que su malestar
se relacione con situaciones de violencia y sin que ellas se atrevan a expresar su
padecimiento.
En el caso de mujeres con algún tipo de discapacidad física o mental hay riesgo de
maltrato en forma de negligencia, incumplimiento de prescripciones médicas, reclusión
involuntaria, falta de alimentación o escasez de la misma.
Un alto porcentaje de mujeres sufren malos tratos durante el embarazo con consecuencias
no solo para la mujer sino también para el feto en desarrollo.
Como consecuencia de las relaciones sexuales impuestas, vividas con miedo y con dolor,
es frecuente la perdida de deseo sexual, la aversión al sexo y dificultades para disfrutar
de la sexualidad en el futuro.
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consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud
Según la OMS, las mujeres maltratadas por su pareja padecen más depresión, ansiedad y
fobias que las no maltratadas. Además presentan mayor riesgo de suicidio e intentos de
suicidio y tienen entre 4 y 6 veces más posibilidades de necesitar tratamiento psiquiátrico.
3.1. Depresión
El hecho de que las mujeres sufran dos veces más depresión que los hombres parece tener
que ver no tanto con la biología sino con la violencia de género y la discriminación que sufren
las mujeres (Ruiz Jarabo y Blanco, 2004).
Cuando una mujer está deprimida describe su estado de ánimo como triste o
desesperanzado la mayor parte del día, casi todos los días o con temporadas breves de
mejora, desde hace años. Esta tristeza puede coincidir con signos no verbales, como
postura decaída, expresión facial infeliz y un aspecto más descuidado, aunque a veces
encontramos mujeres que cubren su depresión con una fachada sonriente, revelándose
sólo por el examen de otros síntomas. Bajo este estado de ánimo llegan a desvalorizarse
los éxitos y logros anteriores, que se consideran como “nada especial” y las posibles
equivocaciones o errores del pasado se magnifican e interpretan como signo de inutilidad
y evidencia de la culpa. Relacionado con esto, aparecen sentimientos de fracaso e
incompetencia que definen la baja autoestima con aumento de autocrítica e imagen
negativa de sí misma. La situación de maltrato lleva a tal confusión que ya no sabe lo
que es normal y lo que no lo es, lo que es bueno para ella y lo que no. Además suele
expresar dificultades para concentrarse, pensar o para tomar decisiones. Una mujer
maltratada que está deprimida puede ser incapaz de tomar la decisión de separarse
porque prevalece el sentido resultante de perdición, según el cual nada puede salir bien
de ninguna manera. Entre los síntomas físicos que pueden aparecer son problemas de
sueño (con dificultades para conciliar o mantenerlo o sensación de sueño no reparador
y a veces despertar temprano con dificultad para volver a conciliar el sueño, lo que hace
que algunas personas duerman durante el día), falta de energía o fatiga y trastornos
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consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud
del apetito y del peso (se pierde el apetito y comer se convierte en un esfuerzo con la
consiguiente pérdida de peso, o al revés, se produce un aumento del apetito y del peso).
El dolor emocional puede ser tan intenso que en algunos casos las mujeres consideran
el suicidio como única alternativa. Cuando una mujer está deprimida son frecuentes los
pensamientos suicidas, las ideas de muerte o las tentativas suicidas.
Otra reacción común en mujeres maltratadas deprimidas es la rabia, que a veces se dirige
contra otros, lo que hace que el agresor lo utilice contra ella , diciendo que es “mala” y haciendo
que ella parezca responsable de lo malo que sucede atribuyéndolo a su mal carácter; otras
veces, la rabia se dirige contra el agresor desencadenando agresiones más severas que
pueden provocar su propia muerte o la de él, aunque más frecuentemente la dirigen contra
sí mismas (conductas autodestructivas, suicidios…) y a veces contra sus hijos/as.
3.2. Ansiedad
La experiencia del maltrato supone para la víctima una situación de amenaza incontrolable
a la vida y a la seguridad personal, juntamente con una situación de ansiedad extrema,
repuestas de alerta y sobresalto permanente , y depresión, pérdida de autoestima y
sentimientos de culpa. Entre los síntomas mencionados, destacamos el miedo a una
nueva agresión, que a veces se prolonga incluso hasta después de la separación y que
llega al terror cuando se tiene el convencimiento de que va a continuar el maltrato y
que le puede causar la muerte. Como consecuencia de ello muchas mujeres experimentan
síntomas de ansiedad que pueden evolucionar a diferentes tipos de trastorno de
ansiedad, entre los que destaca el Trastorno por Estrés Postraumático (TEP).
39
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud
Entre los acontecimientos traumáticos que pueden originar este trastorno se encuentran:
ataques personales violentos (agresión sexual y física, violencia doméstica, atracos, robos
de propiedades),secuestros, torturas, desastres naturales o provocados, accidentes de tráfico
o diagnósticos de enfermedades potencialmente mortales.
40
consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud
Por otro lado, además de las lesiones físicas derivadas del suceso, el trastorno por estrés
postraumático pude asociarse a un aumento en el porcentaje de trastornos somáticos,
y, posiblemente, de enfermedades médicas (por disminución del sistema inmunológico).
Otros trastornos de Ansiedad asociados al maltrato pueden ser los ataques de pánico,
las fobias o los trastornos obsesivo-compulsivos.
Leonor Walker utilizó el llamado síndrome de la mujer maltratada para describir las secuelas
psicológicas de la violencia doméstica, para explicar por qué algunas mujeres en esta
situación no perciben la existencia de ciertas alternativas que les permitirían protegerse y
no ponen en práctica dichas opciones.
Quienes defienden la existencia de este síndrome aseguran que es más complejo que
el TEP y que además de incluir los síntomas de dicho trastorno, incluye rabia, depresión,
culpa, baja autoestima y rencor, además de otros problemas como quejas somáticas,
disfunciones sexuales, conductas adictivas y dificultades para establecer relaciones, por
excesiva dependencia o por evitación absoluta de intimidad (Bosch y Ferrer, 2002).
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consecuencias del maltrato
de mujeres en la salud
además llegan a asumir las excusas esgrimidas por el agresor, a aceptar sus arrepentimientos
y a creer sus promesas de cambio. Aunque a menudo estas conductas se han explicado
alegando causas como la dependencia económica, la preocupación por los hijos o el
aislamiento, así como la influencia de variables psicológicas como la minimización del
problema, el miedo, la indefensión, la intolerancia al fracaso de la relación, etc., todas estas
atribuciones causales resultan insuficientes en determinados casos, en los que la observación
fenomenológica hace pensar en la exixtencia de un vínculo paradógico entre víctima y
agresor, que las liga de forma perversa a la fuente de violencia.
Aunque este concepto está pendiente de futuras investigaciones, los hallazgos hasta la
fecha revelan que afectaría a un porcentaje bajo de mujeres, en concreto, a mujeres de
perfil social más bien considerado independiente, a quienes se supone una independencia
personal o económica y una posibilidad de acceso a recursos, así como un desarrollo
social y profesional, que sugieren en su entorno inmediato que no están paralizadas por
el miedo, y sin embargo parecen incapaces de denunciar y mucho menos de abandonar
la relación, aunque también a otras mujeres con un perfil de dependencia más ligada
a un núcleo familiar, del tipo que sea.
4. Trastornos relacionales
Por otro lado, la violencia contra las mujeres dificulta la participación de éstas en la
vida pública y merma el bienestar económico de las sociedades.
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Desde el sentido común se asume que expresar y compartir emociones tiene efectos beneficiosos
sobre la salud y el bienestar y por tanto revelar y compartir emociones derivadas de hechos
o vivencias traumáticas contribuye a la recuperación emocional ya que permite el desahogo.
A menudo estas mujeres solicitan información, y puede ofrecérseles apoyo y/o tratamiento
psicológico, pero habrá que recordar que las mujeres a veces prefieren esforzarse por superar
las dificultades por si solas o con la ayuda de sus familiares y amistades más próximas.
Por otro lado, hay personas, más bien introvertidas, que no tienen necesidad de hablar
y de expresar lo que sienten porque nunca lo han hecho.
Pero habrá que estar alerta con aquellas mujeres que no es que no necesiten expresarse,
sino que lo que les ocurre es que presentan dificultades para identificarlas, expresar y
compartir las emociones propias y de otras.
Estas mujeres, cuando son víctimas de maltrato, corren el riesgo de afrontarlo de forma
disfuncional en la medida en que la inhibición de la comunicación impide la búsqueda
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Como norma general, cuando una mujer acude a nuestro servicio solicitando información
y orientación es muy importante pedir permiso para preguntar y justificar la necesidad
de hacerlo. De esta manera transmitimos respeto a la mujer y le hacemos ver qué tipo
de información necesitamos para seguir adelante el proceso.
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2. Las terapias
Por su parte, Belen Sarasúa, de la Universidad del Pais Vasco, propone Pautas de Actuación
Urgente que se establecen en función del momento en que la mujer solicita ayuda, según
el grado de riesgo, y que se aplican a lo largo del desarrollo del tratamiento estructurado.
— si la mujer acude tras finalizar el proceso de separación, nuevamente habrá que valorar
las posibilidades de riesgo que puedan surgir, y actuar en consecuencia. Es prioritario
que la mujer tenga diseñado su Plan de Seguridad y reconozca las señales de alarma
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ante situaciones de acoso que puedan surgir, sobre todo con relación al manejo del
régimen de visitas con los/as hijos/as y ante la adquisición o restablecimiento de
conductas de independencia y autonomía de la mujer.
Desde esta perspetiva, el tratamiento grupal desde el principio tiene un gran valor
terapéutico en la medida que les ayuda a darse cuenta que la anomalía está en la
situación de maltrato y no en ellas y además obliga a practicar las habilidades sociales
necesarias para la integración social al tiempo que brinda la oportunidad de establecer
redes sociales y de apoyo.
Ella propone un proceso flexible, considerando que pueden alternarse los cinco pasos y que
la mujer puede tomarse el tiempo que necesite en cada uno de ellos.
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4. Restablecer el control sobre sus propias vidas tomando sus propias decisiones.
En caso de que sus decisiones (acciones u omisiones) pudieran poner en peligro
a sus vidas o de la de otras personas (ej. hijas/hijos), estaríamos en la obligación
legal de limitar este derecho, informándolas.
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8. Reconocer sus fortalezas, sus habilidades, el modo como han protegido a su(s)
hija(s) e hijo(s) y a sí mismas; los métodos que ha utilizado para abandonar la
relación o mantener su salud física y mental, la valentía que han demostrado al
buscar algún tipo de intervención para solucionar su situación de malos tratos.
12. Se reconoce que la acción social o confiar su experiencia a los demás facilita
el proceso de recuperación. Esto lo pueden lograr, por ejemplo, participando en
grupos de apoyo, en actividades orientadas a reformar cuestiones sociales y le-
gales, haciendo voluntariado social con víctimas de violencia, etc.
13. Informarles que, a menos que sus parejas consigan ayuda especializada, nunca
funcionarán como iguales en la relación de pareja. Los agresores deben ser
remitidos a programas que estén diseñados a ayudarles a responsabilizarse por
su conducta violenta. En caso de presentar problemas adicionales (adicciones,
desempleo, etc.) deberán también ser derivados a programas especializados.
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Por otro lado es necesario que la mujer adquiera información sobre lo que significa el maltrato,
sus consecuencias psicológicas y legales y cómo afecta a todas las áreas de su vida.
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La mujer tendrá que decidir si efectúa una denuncia de los hechos e intenta que el agresor
salga del domicilio conyugal y, en el supuesto de que haya una situación de riesgo alta,
habrá que valorar si se movilizan los recursos para el ingreso en la Casa de Acogida.
Si la mujer decide continuar en la relación, será muy importante que conozca estrategias
de prevención y evitación de relaciones de abuso y sumisión y que pueda asumir un
esquema de igualdad en la pareja.
En todos los casos, se podrá valorar las posibilidades de que el varón pueda incorporarse
al Programa de tratamiento para hombres con problemas de violencia.
Es muy importante que la mujer entienda que las reacciones psicológicas se producen
como consecuencia de los acontecimientos que ha vivido y hay que explicarle que son
respuestas normales a situaciones anormales; lo que no es normal es vivir en una
situación de violencia, precisamente en el contexto familiar, lugar que se espera seguro
y confiado, y por parte de la pareja, de quien en principio se espera afecto. Esto
desconcierta más a las víctimas llegándolas a hacer creerse culpables y responsables
del problema.
Por todo ello es necesario evaluar el estado psicológico de las mujeres que así lo deseen,
para poder brindarles la ayuda psicológica que necesiten, insistiendo en que no se les
plantea un tratamiento psicológico por estar trastornadas, sino porque están en una
situación trastornada.
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Por otro lado, en los Servicios Sociales, aparecen a menudo mujeres que en principio
descartan la posibilidad de separación, bien porque se encuentran atrapadas en el círculo
de la violencia y esperan que el agresor realmente cambie, bien porque haya dependencia
emocional, laboral o económica. En estos casos hay riesgo de que se establezca una
relación de abuso y sumisión que genera malestar, conflicto y desgaste personal, a la vez
que disminuye la autoestima y el ánimo vital y propicia la aparición de violencia. Es
necesario que la mujer reconozca los comportamientos sumisos y adquiera estrategias
de prevención para evitar relaciones abusivas.
A menudo la primera demanda de la mujer es cómo explicar a los hijos lo que está ocurriendo.
Según un estudio reciente llevado a cabo en Reino Unido, la mayor parte de los niños que
habían vivido en situaciones familiares de violencia, declaraban que los asistentes profesionales,
a excepción del personal de la casa de acogida, o los ignoraban o no creían lo que ellos
decían. Los niños quieren que se les escuche, que se los tome en serio, y que se les permita
tomar parte en decisiones que afectan a su vida. Necesitan que se los apoye, comprenda y
tranquilice, desean estar seguros con sus madres y poder tener alrededor sus propias cosas
e incluso sus animales domésticos. Los niños de todas las edades se mostraban muy activos
en sus reacciones y en sus modos de hacer frente a la violencia, a veces con una capacidad
de comprensión e iniciativa que iba más allá de lo que hubiera cabido esperarse a su edad.
La ira es una emoción primaria, que no es buena ni mala, aunque sí es displacentera. Este sen-
timiento se presenta normalmente cuando no conseguimos lo que queremos o creemos que
necesitamos, cuando recibimos un trato injusto, una falta de respeto o cuando vemos ataca-
da nuestra persona o nuestras expectativas de forma intencionada, injustificada y culpable.
La ira conlleva sentimientos que pueden oscilar desde la irritación y el enfado hasta la
rabia o furia. Además, la ira se acompaña de una respuesta fisiológica caracterizada por
incrementos de activación del sistema nervioso simpático, del sistema endocrino, aumentos
de tensión muscular y de una respuesta motora que implica distintas expresiones faciales
y conducta de tendencia agresiva.
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La ira, por tanto, es una emoción normal y en sí misma es una emoción neutra, pero
los modos o maneras que hemos aprendido para expresarla pueden ser apropiados,
sanos y adaptativos, o inapropiados, agresivos o violentos.
Frente a los sentimientos de culpa generados por los episodios de violencia, se pone
énfasis en que la conducta violenta es el resultado de los pensamientos y emociones
del maltratador y no de la conducta de la mujer. No existe ninguna conducta que justifique
el maltrato. La violencia es un intento de control de la relación, no una forma de pérdida
de control de los impulsos.
Es muy importante que la mujer aprenda a reconocer las señales de alerta y las reacciones
verbales y no verbales adecuadas que interrumpen la escalada de comportamiento y
calman la situación antes de que se salga fuera de control. Pero también ha de saber
la mujer que cada persona es responsable de sus propias conductas y que por tanto ella
no puede controlar la conducta violenta de él.
La mujer puede aprender a reconocer las señales de ira en él y las propias, la escalada de ira
y los comportamientos que interrumpen esa escalada, pero debe saber que la conducta vio-
lenta del maltratador es de su exclusiva responsabilidad y no depende de lo que ella haga o
deje de hacer. La mujer ha de reconocer los factores de riesgo y cuando sea necesario ha de
poner en marcha medidas clave de seguridad: romper la convivencia con el maltratador, con-
seguir una orden de alejamiento u otra medida cautelar y/o conseguir apoyo familiar o social.
B.T. 4: La relajación
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Con este bloque se pretende que la mujer aprenda a relajarse por el beneficio en sí de
la relajación y por la potencialidad como estrategia terapéutica. La relajación es un
antídoto de la ansiedad.
Con este bloque, las mujeres aprenderán que muchos de los síntomas que sufren pueden
ser controlados a través de técnicas apropiadas, una de ellas es el entrenamiento en
relajación y, como base de la relajación, el aprendizaje de una adecuada forma de respirar.
B.T. 5: La autoestima
Con este bloque temático se pretende ayudar a que la mujer descubra cómo se siente
respecto a sí misma y que comprenda de dónde surgen esas percepciones.
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Aunque no hay una relación directa entre maltrato y baja autoestima, ya que muchas
mujeres preservan su autoestima a pesar de las estrategias del varón, se trabajará la
autoestima, ayudando a la mujer a ser consciente de su percepción sobre si misma y a
evitar demandas irreales y perfeccionistas.
Muy relacionada con la autoestima está la capacidad para establecer objetivos que les
ayuden a mejorar su autoimagen y que determinen cómo les gustaría ser en adelante.
Cuando una persona tiene una autoestima positiva, se siente capaz y satisfecha consigo
misma, mantiene unas relaciones adecuadas con los demás y acepta las críticas sin ver
intenciones ocultas en las conductas del resto de las personas. Sin embargo, si la persona
tiene una autoestima negativa, se siente inútil, no se acepta a sí misma, está irritable,
es poco espontánea en las conductas sociales, tiene un temor exagerado a las críticas
y desconfía profundamente de los demás. Los pensamientos negativos disminuyen la
autoestima de una persona.
Muchas mujeres que han vivido en relaciones abusivas y de maltrato, a menudo han
padecido situaciones en que su pareja pretendía mantener relaciones sexuales sin tener
en cuenta sus deseos o se han visto forzadas a mantener relaciones sexuales no deseadas.
Cuando además esto se prolonga en el tiempo, muchas veces estas mujeres reconocen
haber perdido su interés por el sexo y será necesario reaprender a reconocer la propia
sexualidad y a disfrutar de ella.
La pérdida del deseo sexual no ha sido un suceso fortuito y espontáneo, sino que ha sido
un proceso gradual resultado de acontecimientos concretos, de experiencias negativas
concretas en las que se ha sentido dolor o pérdida de estima personal.
Del mismo modo, la recuperación del deseo sólo será posible si la mujer se compromete
en producir una serie de cambios y transformaciones que requieren una práctica
deliberada, no sólo lecturas, buenos consejos o reflexiones y buenas intenciones.
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Las relaciones sexuales humanas constituyen una forma de expresión de los sentimientos
más íntimos de la pareja. Por eso, no deben limitarse tan sólo a la penetración, sino que
han de ir acompañadas previamente de comportamientos afectivos (caricias, besos,
estimulación de la pareja) y de atención a los deseos de la otra persona, que son
fundamentales para el buen funcionamiento de las relaciones sexuales y para el disfrute
de ambos miembros de la pareja.
En general se sabe que los cónyuges que tienen una relación basada en la igualdad
son los que se encuentran más satisfechos en sus relaciones sexuales. También se
ha planteado en distintas estudios que muchas disfunciones sexuales en la mujer se
pueden entender como un intento de control sobre la relación o como una forma de
protestar por la desigualdad respecto al reparto de poder. De esto se deduce la
importancia del reparto equitativo de la responsabilidad en la toma de decisiones de
la pareja, a través de la negociación y el diálogo abierto, lo que evitaría que se intente
utilizar la sexualidad como una forma más de controlar indirectamente algún aspecto
de la relación.
Con este bloque se pretende que la mujer adquiera información sobre el comportamiento
sexual humano y la conexión entre sexualidad y afectividad. Se analizan además las
diferencias entre la respuesta sexual humana de hombres y mujeres y las diferencias
individuales. Y se hace especial hincapié en la eliminación de ideas erróneas respecto
a las relaciones sexuales.
Entre los objetivos fundamentales del tratamiento psicológico destacan los de hacer
posible que la mujer recupere la capacidad de llevar a cabo conductas de independencia
y autonomía y recupere la libertad de salir, relacionarse y realizar actividades reforzantes.
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Como consecuencia del maltrato, muchas de estas actividades son evitadas y suelen generar
ansiedad. Como hemos visto, la relajación es un antídoto de la ansiedad que favorece el
afrontamiento de situaciones estresantes de forma efectiva, pero muchas veces la mujer
ha llegado a tal nivel de aislamiento que será necesario reaprender a vivir en sociedad.
Las habilidades sociales son esenciales para desenvolverse en la relación con los demás
y conseguir relaciones satisfactorias, estableciendo amistades y relaciones amorosas,
y para desenvolverse con éxito en la comunidad.
Una característica esencial del maltrato es la tendencia al aislamiento, bien como consecuencia
de las estrategias de manipulación del maltratador, bien derivado del estado de ánimo de
la mujer, o por el círculo vicioso establecido por ambas circunstancias.
Desde una fase temprana del tratamiento se trabajará en optimizar las redes de apoyo
social a la mujer y para ello será importante que la mujer sea capaz de comunicar la
confidencia de lo ocurrido a las personas de confianza de su entorno y, que posteriormente,
conforme va avanzando el tratamiento, pueda llevar a cabo de forma gradual actividades
evitadas y que son reforzantes, como salir con un grupo de amigas, hacer ejercicio físico,
acudir a alguna asociación etc.
Pero a menudo las mujeres que han estado bajo control emocional manipulativo siguen
experimentando ansiedad, impresión de ignorancia y sentimientos de culpa que dificultan
el bienestar propio. En estos casos es necesario reafirmar los derechos como seres
humanos para favorecer una mayor seguridad en lo social.
Con este bloque se pretende reincorporar al sistema de pensamiento de la mujer que ha sido
víctima de maltrato los derechos personales que le van a permitir comportarse de modo asertivo
y dotar a la mujer de habilidades sociales básicas que favorezcan la integración social.
Por el contrario, cuando una persona se comporta de forma pasiva y no asertiva (no
expresa sus sentimientos y pensamientos) de una forma prolongada, aumenta el riesgo
de estallidos violentos.
Los problemas son parte de la vida diaria, están presentes en la vida cotidiana de
cualquier persona, por lo que nos vemos obligados a hacerles frente ya que no ser capaz
de solucionarlos puede incrementar el estrés y otros estados emocionales negativos.
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anexo
PLAN DE SEGURIDAD
- Concertaré con mis hijos/as y/o algún/a vecino/a una palabra clave o una señal
para que llamen a la policía o al S.U.S. si oyen alboroto o presienten que necesito
ayuda. La palabra clave será ……… y la señal a utilizar será ……………
- Haré todo el escándalo posible, en ello puede estar mi salvación.
- Procuraré convertirme en un blanco pequeño. Si el ataque es inevitable, me
protegeré con los brazos la cara y la cabeza. Me acostumbraré a no llevar cadenas
o colgantes que podría utilizar para agarrarme del cuello.
- En la casa el lugar de donde salir fácilmente es ………. y practicaré cómo hacerlo,
para que si veo inevitable el ataque, éste se produzca allá.
- Tengo decidido dónde ir si dejo la casa, iré a …....,aunque piense que no tendré
que utilizarlo.
- Tengo decidido a dónde me dirigiré a denunciar si puedo salir, iré a…….
- Seguiré mi intuición y si percibo la situación como peligrosa, consideraré dar
al agresor lo que demanda para calmarlo. Tengo derecho a protegerme y a
proteger a mis hijos.
- No merezco que me peguen o amenacen.
Seguridad en casa
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anexo
Salud emocional
- Las personas con las que puedo contar para hablar, para desahogarme o para
distraerme son: …………………………………………………………………………………………..
- Los Servicios a los que puede acudir para buscar apoyo son: ……… ……… ………
………
- Nunca aceptaré hablar con él a solas.
- Las actividades que me hacen sentir mejor son ……… ………… ………… …………
- Si en algún momento me sintiera más deprimida o sola y preparara volver con
él o llamarlo, tengo decidido cómo evitar este riesgo y para ello haré lo siguiente
………………………………..
59
bibliografia
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60
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• INSTITUTO DE LA MUJER: Estudio sobre las medidas adoptadas por los Estados miembros
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la Unión Europea ue2002.es. Madrid, 2002.
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61