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UNaM-FHyCS

Curso de Posgrado de Perfeccionamiento y Actualización sobre pensamiento Nacional


(Res. 019/09 H.C.D.)
Agosto 2009

Informe Final

Temas:
- Definición de nación y Nacionalismo en Juan José Hernández Arregui.
- Conceptos de Nación y Defensa Nacional en el pensamiento de Juan Domingo Perón.

Alumnas:
- Sara Mence, Prof. de Historia ( hosar100@yahoo.com.ar ).
- Luz Irene Pyke, estudiante Lic. Historia ( luz_pyke@hotmail.com ).

INTRODUCCIÓN

El presente informe se propone abordar dos temas centrales para el pensamiento nacional,
el primero refiere al concepto de Nación y Nacionalismo en Juan José Hernández Arregui, y el
segundo, en estrecha relación con éste, a los conceptos de Nación y Defensa Nacional en el
pensamiento de Juan Domingo Perón. A grandes rasgos puede decirse que ambos temas se
encuentran contenidos en el problema más general de la relación entre Nación, Nacionalismo y
rol de las Fuerzas Armadas dentro de las tareas de liberación nacional en los países dependientes
o semi-coloniales.
A los efectos de desarrollar el problema se tomarán, principalmente, de J.J. Hernández
Arregui, las obras La Formación de la Conciencia Nacional1 y Nacionalismo y Liberación2, que
brindarán los núcleos centrales de los conceptos de nación y nacionalismo; mientras que en
cuanto a Nación y Defensa Nacional en el pensamiento de Juan Domingo Perón, se utilizarán los
conceptos fundamentales desarrollados por éste en la Conferencia pronunciada en el Colegio
Nacional de la Universidad de La Plata en 1944 titulada “Significado de la Defensa Nacional
desde el punto de vista militar”.
La motivación que guía la elección de ambos temas y el desarrollo del problema general
que se ha planteado, responde a la necesidad plantada por Abelardo Ramos, de discernir una
política socialista frente al Ejército, situando el problema en sus verdaderos términos. Es decir,

1
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. La Formación de la Conciencia Nacional. Peña Lillo. Bs. As. 2004.
2
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. Nacionalismo y Liberación. Peña Lillo. Bs. As. 2004.
entendiendo que en países semicoloniales como los nuestros “que deben realizar su unidad
nacional”, un partido o movimiento revolucionario “debe elaborar una política frente al
Ejército”3. En este sentido, puede decirse, que no es posible avanzar en dicha tarea, sin antes
analizar, desde el punto de vista histórico, el rol jugado por las Fuerzas Armadas en nuestro país
en cuanto a las tareas de la liberación nacional. Ello atendiendo especialmente a la puja existente
en su seno, entre dos tendencias contrarias, que bien pueden ser expresadas en la antinomia
“nación-antinación”, que para Hernández Arregui atraviesa todos los aspectos sociales, políticos,
económicos, culturales y también militares del desenvolvimiento del desarrollo nacional en
nuestros países.

DESARROLLO

Como se ha mencionado, la primer tarea de este informe consiste en el desarrollo de los


conceptos de Nación y Nacionalismo en J.J. Hernández Arregui (J.J.H.A.). En este sentido se
puede comenzar señalando que en cuanto a “nación” Hernández Arregui ofrece una definición
más bien clásica del fenómeno, como un grupo humano establecido en un ámbito geográfico
determinado, organizado jurídicamente en un Estado, que comparte una lengua, un pasado
común, una organización económica y diversas instituciones, y cuya base espiritual estaría
constituida por la “cultura” en la que se expresan bailes, representaciones folklóricas,
tradiciones, etc. Lo que JJHA agrega con mucha pertinencia a esto, es que estas “creaciones
colectivas, nacidas del paisaje y en una asociación de símbolos históricos”, no eliminan en sí las
oposiciones internas de clase en el seno de una Nación.

Ahora bien, entendiendo JJHA la consolidación de los estados nacionales durante el


siglo XIX en Europa como un proceso histórico, se encarga de señalar los factores que hicieron
posible que dicha consolidación haya devenido de un posterior poderío económico. Así, tomando
por un lado el ejemplo de Inglaterra, y por otro, el de la Alemania de Bismark, llama la atención
primero sobre el proteccionismo económico, y después sobre las tareas de unidad nacional,
como requisitos indispensables para la consolidación de una nación soberana. A estos procesos

3
RAMOS, Abelardo. El Ejército y La Revolución Nacional. Publicado en la revista “Presente”. Montevideo, Nº 1,
abril, 1962.
por los cuales un pueblo toma conciencia de las tareas necesarias para lograr el desarrollo
económico sólido y autónomo, JJHA los llama, en el plano ideológico, como procesos de
formación de la conciencia nacional4. Partiendo de ello entonces, comienza a establecer la
diferencia existente entonces entre la conciencia nacional de las naciones más antiguas ya
consolidadas durante el siglo XIX, cuya consecuencia es la necesidad de expansión colonial, y la
de los pueblos jóvenes que se orienta aún hacia aquellas dos tareas fundamentales, es decir, que
lucha aún por la unidad y la independencia económica, como “reflejo defensivo” provocado por
aquel imperialismo5.

Es así como, producto de esta oposición a nivel global entre “imperialismo y nación” (o
expresado de otro modo “liberación nacional o dependencia colonial”) considera que en el seno
de un pueblo que no ha alcanzado aún su autodeterminación nacional, existen dos tendencias
básicas y antagónicas que componen el total de sus fuerzas sociales, aquella que lucha por la
liberación nacional, y aquella que se le opone. Esta oposición, la encuentra a lo largo del devenir
de toda la historia argentina, expresada de diferentes maneras, sea como “ciudad-puerto vs.
interior”, “pueblo vs. oligarquía”, “patria vs. antipatria”, “nación vs. antinación”, etc. Del lado de
la “antinación” ubica siempre a la clase oligárquica agropecuaria, a la clase media (intelectuales
y profesionales) y a sus representaciones político-gramiales como la SRA o los partidos de
izquierda (Socialista y Comunista).

Por el contrario, la composición de las fuerzas nacionales se ve sujeta a diversos cambios


a través de la historia, es decir, en el siglo XIX estarían compuestas por los pueblos del interior,
las montoneras y los caudillos federales (principalmente J. M. Rosas). Más adelante, en el siglo
XX, por las masas radicales con Yrigoyen como caudillo, y luego, por la clase obrera y el
movimiento peronista de masas con J.D. Perón como conductor. Son estas fuerzas las que deben
considerarse como portadoras de una verdadera conciencia nacional. Es por ello que JJHA
considera en primer lugar como de gran importancia en la cultura nacional, a la figura del
caudillo, ya que según él, representa la lucha nacional de las masas, es decir, es un símbolo de

4
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. Nacionalismo y Liberación. Peña Lillo. Bs. As. 2004. Cap. I

5
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. La Formación de la Conciencia Nacional. Peña Lillo. Bs. As. 2004.
Introducción, pp. 41.
clase, y en segundo lugar, al interior del país y su población autóctona, que han preservado, dice,
la idiosincrasia nacional6.

En este sentido, el año 1930 representa para JJHA un momento decisivo en cuanto al
desarrollo de la conciencia histórica en la Argentina, manifestada en la proliferación de una serie
de obras tanto literarias, como filosóficas e históricas, que expresan un movimiento que puede
caracterizarse claramente como “nacionalista”. Dentro de este movimiento distingue dos
corrientes bien diferenciadas, por un lado, el “nacionalismo de derecha”, y por el otro, el
nacionalismo del grupo F.O.R.J.A. .

La primera de ellas, muy ligada al catolicismo, se caracteriza por la reivindicación de la


tradición hispánica y el rechazo al imperialismo británico y las doctrinas liberales, con una fuerte
influencia de varios escritores nacionalistas europeos que posteriormente sustentaron las ideas
nazi-fascistas. Sus principales representantes fueron Leopoldo Lugones, Carlos Ibarguren, José
María de Estrada y Marcelo Sánchez Sorondo entre otros. A este grupo JJHA les reconocerá (al
menos a Lugones) el haber “amado al país”, pero les reprochará el rechazo al pueblo, y la
exaltación de la cultura campestre y ganadera propia de la clase terrateniente. Ahora bien, lo que
realmente destaca dentro de esta corriente, es la valiosa labor en materia historiográfica realizada
por los historiadores “revisionistas” como J. M. Rosa, quienes lograron echar por tierra una
importante cantidad de mitos históricos construidos por la historia de Mitre (historia de la clase
ganadera vencedora del país). Uno de trabajos más importantes realizados por el revisionismo
histórico, ha sido por ejemplo, el de desmitificar la figura de J.M. de Rosas, contribuyendo de
este modo a la formación de la conciencia nacional, ya que como señala JJHA, ésta debe
necesariamente romper con los esquemas intelectuales formulados desde la oligarquía, principal
fuerza de la “antinación”7.

Pero es al grupo FORJA al que realmente le atribuye el haber dado cuerpo y forma a la
idea de “liberación nacional”, ya que fue éste el encargado de llevar adelante una fina y
silenciosa tarea de esclarecimiento ideológico entre las masas populares durante los años de
entrega total al imperialismo británico y del “fraude patriótico” conocidos como la “Década
Infame”, a través tanto de investigaciones y estudios sobre la dependencia económica argentina,
6
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. La Formación de la Conciencia Nacional. Peña Lillo. Bs. As. 2004.
Introducción. Pp: 42-44.
7
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. La Formación de la Conciencia Nacional. Peña Lillo. Bs. As. 2004. Cap.
III.
como también el trabajo callejero y la formulación de consignas movilizantes de amplia difusión.
Su principal referente referente fue Arturo Jauretche, sin embargo se puede incluir también en
forma amplia en esta corriente a figuras como Raúl Scalabrini Ortiz. Este grupo fue el
responsable de formular la consigna “soberanía popular, emancipación económica e imperio de
la justicia social” ya hacia 1936, por lo que JJHA no duda en afirmar, que tuvieron que pasar
sólo diez años para que el pueblo argentino hiciera suya dicha bandera8.

Entonces, para JJHA, el hecho que evidenció dicha toma de conciencia en el pueblo
argentino fue el 17 de Octubre de 1945, fecha clave en el nacimiento de lo que luego se
convertiría en el movimiento peronista y para el autor señala el advenimiento de la nación frente
al mundo. En relación a esto, JJHA formula la tesis de “unidad pueblo-ejército”, ya que ve en
este hecho una respuesta por parte del Ejército a sus orígenes históricos, plegándose a esa
voluntad nacional encarnada en las masas. En este sentido destaca que “correspondió a Perón
unir el Ejército con el pueblo” o en otras palabras, con el movimiento sindical, síntesis que
significó por primera vez en la historia argentina, “sacudir el yugo del coloniaje”. Ello fue así,
señala, por que actuaban en la mentalidad política del Ejército razones técnicas y componentes
vinculados a la “defensa nacional”, lo que ha significado tomar partido por la industrialización, y
en este sentido, sus ideas coincidieron históricamente con la vaga tendencia de la burguesía
industrial hacia la independencia económica. Pero ¿de qué se trata entonces la “defensa
nacional”?

Antes de abordar el pensamiento de Juan Domingo Perón en lo que respecta al concepto


de Defensa Nacional por él desarrollado, cabe primero, junto a Abelardo Ramos, advertir con
respecto al rol de FFAA en la historia argentina:

“…el Ejercito argentino esta presente hace mas de ciento cincuenta años de vida independiente.
Esta presente para bien y para mal, al servicio del país, y en contra de él, ha sido mitrista y montonero,
porteño y nacional, artiguista y anti-artiguista (Ramírez y López), roquista y portuarui, yrigoyenista y
antiyigoyenista, peronista y antiperonista, librecambista y proteccionista, aliado al pueblo y convertido en
policía militar, defensor del Puerto y constructor de la unidad del Estado, exterminador de gauchos y
conquistador del desierto. Ha sido todo eso y quien sabe que destino le aguarda.”9

8
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. La Formación de la Conciencia Nacional. Peña Lillo. Bs. As. 2004. Cap.
IV.
9
RAMOS, Abelardo. El Ejército y La Revolución Nacional. Publicado en la revista “Presente”. Montevideo, Nº 1,
abril, 1962.
Teniendo el cuanta esto, es posible ubicar correctamente a que tendencia dentro de este
Ejército respondía el pensamiento de Juan D. Perón.

En primer lugar Juan D. Perón como militar, político y pensador, considera la guerra
como un “fenómeno social inevitable” (especialmente en aquel contexto de II Guerra Mundial),
es por ello que señala la importancia de que todas las naciones se preparen en tiempos de paz
para la guerra. En este sentido llama la atención sobre el fenómeno de la guerra en el siglo XX,
ya no una guerra estrictamente bélica entre ejércitos regulares en un campo de batalla definido,
sino antes bien una guerra en la que todas las fuerzas de una Nación, incluyendo el vasto sector
civil, se ven involucrados. A esto Perón llama la “Nación en Armas”.

Esta Nación en armas es aquella que debe poner en marcha un grandioso mecanismo de
producción, regular su producción de acuerdo con las demandas específicas de las FFAA,
asegurar los abastecimientos necesarios a la población civil, adquirir la producción de materias
primas y productos industriales necesarios en los países extranjeros, anticipándose y
neutralizando las adquisiciones de los enemigos, etc.

En relación a esto, Perón advierte sobre las tareas inconclusas de nuestro país, en cuanto
a Defensa Nacional. Señala la importancia de la industrialización de la Nación, expresando que
es este el punto critico de nuestra defensa nacional, ya que dice “se han gastado en el extranjero
grandes sumas de dinero en la adquisición de material de guerra, cuando una política inteligente
hubiera permitido montar las fábricas para hacerlos en el país, lográndose una considerable
experiencia industrial”. Ello también lo extiende a las maquinarias agrícolas, al material de
transporte, terrestre, fluvial y marítimo y en cualquier otro orden de actividad.

Señala asimismo que este desarrollo es posible ya que los técnicos y obreros argentinos
se muestran tan capaces como los extranjeros. Por otra parte en cuanto a defensa nacional se
refiere, exige una poderosa industria pesada propia, para lo cual considera necesaria una acción
oficial del estado, que proteja dichas industrias. En este sentido también se hace indispensable
en materia educativa, la orientación tanto de las escuelas industriales como de universidad
argentina hacia este objetivo, en la formación de profesiones industriales en ramas como
química, electrotécnica, etc. Por último destaca la necesidad de disponer de una numerosa flota
mercante propia y de una poderosa marina de guerra que la defienda.
Como puede advertirse, toda la exposición se orienta hacia la necesidad de recuperar para
el Estado Nacional Argentino todas las decisiones en materia tanto militar como política y
económica, para el control y la exploración estratégica de sus recursos financieros, naturales, de
comercio, de transporte, de energía, agua y gas, comunicaciones, etc. como requisito previo e
indispensable de la consolidación de un estado nacional soberano e independiente. Hay también
en las ideas de perón, como se evidenció luego, un fuerte contenido social, y vale señalar que
esta doctrina militar tendrá, no solo una gran influencia en la historia argentina, sino también una
importante proyección continental. Las experiencias revolucionarias del MNR en Bolivia, con el
mayor Gualberto Villarroel, quien lanzó una importante serie de reformas sociales (fin del
“pongueaje”)10, como así también la del gobierno de Juan Velasco Alvarado en Perú con el
lanzamiento de la reforma agraria y las banderas populares de Tupac Amaru11, se encuentran
vinculada a estas ideas de las FFAA como conductoras de la liberación nacional y la
independencia económica.

En este sentido puede decirse que la doctrina de la “Defensa Nacional” representa


claramente la tendencia revolucionaria dentro de nuestras FFAA, fácilmente contrastable con la
doctrina de la “Seguridad Nacional”, funcional a los intereses de las clases conservadoras de este
país. No es difícil advertir, como J.J. Feinmann12, la correspondencia histórica del Ejército de la
defensa nacional, con aquel primer Ejército sanmartiniano, donde el sable del soldado esta al
servicio de la soberanía nacional, de la autonomía estratégica de nación y jamás se
desenvainaría para derramar sangre de hermanos. Un Ejército al servicio de la sociedad civil,
para su defensa y no para disputarle espacio ya que un Ejército que le disputa espacio a la
sociedad civil esta en competencia con ella. Este Ejercito sanmartiniano, dice Feinmann, se
contrapone históricamente, a aquel que sigue la línea de Lavalle, fusilador de Dorrego, quien tras
las guerra de independencia se transformó “en policía, en asesino de gobernantes legítimamente
elegidos, un traidor el orden profundo de la patria”, línea que ha tenido una asimismo una
sostenida continuidad en la historia de nuestro país, y cuya máxima expresión fue la doctrina de
la seguridad nacional.

10
TABOADA TERÁN, Néstor. Bolivia, la revolución desfigurada. En Historia del Movimiento Obrero. Tomo IV-
B. CEAL. 1974.
11
Chile, Perú, Bolivia. Documentos de tres procesos latinoamericanos. CEAL. Bs. As. 1972. Pp.41-100.
12
FEINMANN, José Pablo. San Martín contra la seguridad nacional. En Revista “Humor”, Nº 203, 28 de Agosto,
1987.
CONCLUSIÓN

De esta manera, observamos que la contradicción “nación - antinación” expuesta por


JJHA, encuentra también expresión al interior de las FFAA, y manteniendo asimismo esta
oposición de doctrinas una continuidad histórica. Ahora bien, no es dispendioso reflexionar
sobre la vigencia de la tesis “unidad pueblo-ejército” en la actualidad, tomando como punto de
referencia la historia argentina reciente, y apuntar la advertencia hecha por Eduardo Luis
Duhalde, en el Prólogo a La Formación de la Ciencia Nacional, de evitar una lectura lineal y
acrítica del pensamiento de JJHA, tratando en lo posible de sacar a la luz el núcleo central de sus
ideas y contraponerlas la experiencia vivida en los últimos cuarenta años, especialmente en lo
que respecta a la relación pueblo-ejército. Ello se así por que, como ya se ha mencionado, si bien
existieron las FFAA de Mosconi, Savia y Perón, también existieron las de Aramburu y Rojas, las
de Onganía, y mucho peor aún: las de Videla y Massera.

Mucho peor aún, no solo por la brutalidad y la barbarie que representaron, sino por que, a
consideración de las que escriben, tampoco, salvo algunas excepciones, se presentó en este
escabroso camino de las FFAA hacia “fuerzas de ocupación del propio país” y los ejecutores del
genocidio, una tendencia nacional-revolucionaria opuesta en su seno que decididamente se le
contrapusiera proporcionalmente en radicalización de lucha junto al movimiento peronista. En
todo caso, cupo a las organizaciones político-militares de los años 60´s y 70´s, como FAR, FAP
y Montoneros, brindar a la resistencia peronista un brazo armado en la lucha por la liberación
nacional.

Es por ello que cabe preguntarse, en función de problema planteado en este informe, si es
posible aún un renacimiento y reconciliación del Ejército de defensa nacional con las fuerzas
nacionales, en la que el pueblo argentino pueda volver a confiar a en unas FFAA, que si bien
demostraron una gran capacidad libertadora y creadora, también demostraron, y más
recientemente, una capacidad destructora masiva, con la implementación del terrorismo de
estado y el Plan Cóndor. Ya que, como señala Ramos, una vez más, “en el caso de que las
fuerzas armadas se conviertan en el yunque y martillo del sistema colonial explotador en lugar de
incorporarse a la lucha por la independencia nacional y el socialismo, no habrá porvenir para
ellas”, al menos no un porvenir de cara junto a las fuerzas nacionales de cambio13.

BIBLIOGRAFÍA

Cnel. H. P. BALLESTER, Cnel. C. M. GAZCON, Cnel. J. L. GARCIA, Cnel. A. B.


RATTENBACH. Fuerzas Armadas Argentinas, el cambio necesario. Bases políticas y técnicas
para una reforma militar. Ed. Galerna. Bs As. 1987.
Chile, Perú, Bolivia. Documentos de tres procesos latinoamericanos. CEAL. Bs. As. 1972.
13
En este sentido existe un trabajo muy interesante (Fuerzas Armadas Argentinas, el cambio necesario. Bases
políticas y técnicas para una reforma militar, de los autores Cnel. H. P. BALLESTER, Cnel. C. M. GAZCON,
Cnel. J. L. GARCIA, Cnel. A. B. RATTENBACH) donde desde las mismas fuerzas armadas se plantea la necesidad
de una reforma militar a fin de que las mismas abandonen las doctrinas de seguridad nacional y retomen en cambio
las de defensa nacional. El texto aborda el rol de las FFAA en la historia argentina, desde sus orígenes en las guerras
de independencia, hasta el retorno de la democracia en 1983. Realiza una crítica a doctrina de Seguridad Nacional.
Plantea el rol de las FFAA en el estado democrático. Y retoma el problema de la defensa nacional y la dependencia-
independencia, rescatando el rol tanto de las FFAA como del sector civil en el mismo. Estos son a grandes rasgos
sus puntos fundamentales. Puede decirse que el trabajo expresa de alguna manera el deseo de ciertos sectores del
Ejército de responder a sus orígenes históricos frente al pueblo argentino.
DUHALDE, Eduardo Luis. El Estado Terrorista Argentino. Ed. El Caballito. Bs. As. 1983.
FEINMANN, José Pablo. San Martín contra la seguridad nacional. En Revista “Humor”, Nº
203, 28 de Agosto, 1987.
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. La Formación de la Conciencia Nacional. Peña Lillo. Bs.
As. 2004.
HERNANDEZ ARREGUI, Juan José. Nacionalismo y Liberación. Peña Lillo. Bs. As. 2004.
LOZANO., Mario. Perú en busca del Socialismo. En Historia del Movimiento Obrero. Tomo V-
B. CEAL. 1974.
PERÓN, Juan Domingo. “La Defensa Nacional. Significado de la defensa nacional desde el
punto de vista militar.”Conferencia de Junio 1944. (extraído de
http://www.jdperon.gov.ar/material/discursos.html )
RAMOS, Abelardo. El Ejército y La Revolución Nacional. Publicado en la revista “Presente”.
Montevideo, Nº 1, abril, 1962. (extraído de http://www.abelardoramos.com.ar/_doc/doc060.php )
ROBIN, Marie-Monique. Escuadrones de la Muerte, la Escuela Francesa. Ed. Sudamericana.
2005.
TABOADA TERÁN, Néstor. Bolivia, la revolución desfigurada. En Historia del Movimiento
Obrero. Tomo IV-B. CEAL. 1974.

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