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La mentalidad de la época.
Ante la realidad cambiante y compleja, el racionalismo decimonónico entra en crisis. Pronto
entra en escena un nuevo pensamiento irracionalista, que se centra en la existencia del
hombre y da más importancia a los impulsos vitales que a la razón. El existencialismo plantea
muchos interrogantes sobre la vida (percibida de manera angustiosa) y sobre la condición
humana.
Los escritores reflejan a menudo en sus obras las preocupaciones propias de la época. Ante el
malestar existencial y social, la literatura empieza a concebirse de dos maneras divergentes:
como medio de evasión (esteticismo, creación de mundos imaginarios, experimentalismo) o
como arte comprometido con los problemas individuales, sociales y políticos.
B) La generación del 14. En la segunda década del siglo XX se dan a conocer distintos autores
con una mentalidad más europeísta y más racional. Estos escritores que se agrupan en torno
a la figura del pensador español José Ortega y Gasset, son los novecentistas, que reciben este
nombre por su voluntad de superar la estática del siglo anterior. Sus miembros manifiestan
admiración por la generación anterior, pero se distinguen de ellos por dos rasgos: en el plano
político, defendían la modernización de España sobre la base de su europeización; y en el
plano estético, criticaban la exaltación sentimental y la subjetividad característica de la
literatura finisecular y propugnaban como ideal un arte puro que se desprendiera del
subjetivismo.
La fecha de 1914 señala el comienzo de la Primera Guerra Mundial y el momento de cambio
en la literatura española. Destacan autores como Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró y Juan
Ramón Jiménez (impulsor de la poesía pura).
El Novecentismo coincide cronológicamente con el auge en España de las vanguardias, con
las que se encuentra estrechamente relacionado. El movimiento vanguardista se caracteriza
por su oposición con toda la estética anterior, por la importancia de la renovación y por la
reacción contra la sensibilidad romántica y burguesa. Aparecieron diversos movimientos a los
que se aplica en conjunto el nombre de ismos. Las primeras vanguardias (futurismo,
dadaísmo, cubismo y, en el ámbito hispano, creacionismo y ultraísmo) intentaban reflexionar
sobre la naturaleza del arte, persiguiendo la renovación total de los temas y las formas. En la
literatura española destaca la figura de Ramón Gómez de la Serna, que junto a Juan Ramón
Jiménez, será el maestro de las generaciones posteriores. Cultivó diversos géneros literarios,
pero su obra más conocida son las Greguerías.
Otros autores destacados son: Rafael Cansinos Assens (difusor del ultraísmo) y Guillermo de
la Torre, Vicente Huidobro, introductor del creacionismo que aparecerá en obras de Gerardo
Diego y Juan Larrea.