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Pedro Ortiz Cabanillas

UN CONCEPTO DE PSIQUISMO

Pedro Ortiz Cabanillas

Nuestra preocupación e interés por el tema que nos ocupa, no


ha partido de la curiosidad o del afán especulativo, sino de la
necesidad de mejorar los procedimientos del examen y el
cuidado de los enfermos. Nuestra indagación nació del
convencimiento de que las dificultades que los médicos
encuentran en la aplicación de los procedimientos del examen del
sistema nervioso y del examen psicopatológico -así como de la
interpretación de los resultados, y lo que consideramos más
importante, en el tratamiento de las enfermedades del cerebro y
de la mente-, no son dificultades puramente metodológicas, sino
que reflejan en peso de las concepciones o bien dualistas o bien
puramente organicistas del hombre, cuya consecuencia ha sido la
despersonalización del individuo y la personalización de la
enfermedad.
Naturalmente que si se separan la concepción vigente sobre
la naturaleza humana, de un lado, y la actividad operativa del
examen médico, de otro, tal vez las teorías acerca del hombre y
de la

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Un concepto de psiquismo

enfermedad resulten irrelevantes al momento de decidir un


diagnóstico o una prescripción terapéutica. Esto, sin embargo,
creemos que es imposible, pues el observador no puede dejar de
elaborar en su pensamiento un modelo respecto de la historia del
sujeto que atiende, el cual, como todo modelo mental actual,
depende de la confrontación entre información previamente
almacenada en la memoria, y la información actual que se
obtiene desde la situación real. Debemos tener en cuenta
entonces en qué forma se refleja la teoría en la mente de cada
observador y en qué grado difieren los modelos que respecto de
una misma persona se generan en la mente de un médico o un
psicólogo, un neurólogo o un psiquiatra, un psicoanalista o un
conductista.
Nuestro problema es, entonces, saber por lo menos en qué
medida esta diversidad de modelos en uso afectan al enfermo
mismo. Pues se puede deducir fácilmente que los procedimientos
de intervención serán también diversos según el modelo de la
enfermedad y del enfermo que el médico se forme al momento
de encarar un problema el ínico concreto. Puede esperarse como
posible que los modelos respecto del organismo y un
determinado conjunto de síntomas en un paciente con neumonía
sean bastante similares en el pensamiento de dos médicos, pero
¿podemos decir lo mismo respecto del modelo que cada
profesional tiene respecto de la mente, la psicosis o los efectos de
una lesión cerebral en una persona determinada? En otras
palabras, quisiéramos saber hasta qué punto, problemas tan
abstractos como los que se refieren a las relaciones
mente/cerebro y organismo/ambiente, afectan la actividad
práctica o efectiva del médico o de otro profesional a tal punto de
repercutir en la vida misma de las personas a quienes se atiende o
sirve.

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Ante los hechos, no será difícil percatarse del porqué de las


simplificaciones y de los simplismos en la atención de los
problemas de salud y educación, por ejemplo. La existencia de la
vía directa entre el síntoma y el medicamento, o entre una
necesidad y un refuerzo, sólo puede ser resultado de una especie
de ausencia o falta de uso de sentimientos, conocimientos y
normas morales realmente consecuentes con la realidad de cada
hombre. Con esto no pretendo decir que haya una actitud
conscientemente tomada para evadir la realidad de la vida
humana. Por el contrario, la diversidad de hipótesis y teorías
acerca de la naturaleza humana, la existencia de por lo menos
sesenta mapas de la mente que pretenden resolver el problema de
la relación mente/cerebro, son claros ejemplos del interés de
filósofos y científicos por encontrar una salida que dé sustento
científico al ideal de la unidad integrada del ser humano; para
que el respeto por la dignidad de la persona no sea sólo una
aspiración sino una realidad efectiva.
Fue justamente al revisar este estado de cosas, que nos
encontramos con una primera conclusión inesperada: que el
problema nuclear de todas las concepciones intrínsecamente
dualistas del hombre, como las que día a día orientan el trabajo
práctico de educadores, médicos, psicólogos, por ejemplo, sólo
reflejan la estructura vigente de la sociedad dentro de la cual nos
hemos formado como sus miembros. Fue por esta razón que al
tratar de eludir esta limitación -en sentido estricto impuesta por
la realidad objetiva- no , tuvimos otra salida que modificar
substancialmente nuestros conceptos de psiquismo y de
personalidad, para sostener que los animales superiores son, en
realidad, psiquismos, y que personalidad es cada individuo
humano tal como ha sido transformado por la información social
que codifica en su corteza cerebral en el curso de su vida.
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Un concepto de psiquismo

A modo de demostración de estas aseveraciones podemos


empezar apreciando, en primer lugar, el paralelismo que existe
entre los conocidos procesos biogenéticos y los que hemos
llamado sociogenéticos. Según se sabe, hace más de tres mil
millones de años, en nuestro planeta se iniciaron los procesos
biogenéticos en que las reacciones físico químicas entre ciertas
moléculas complejas fueron el punto de partida de las estructuras
activas que conocemos como el sistema de la célula viva. De
modo similar, podemos imaginar que hace posiblemente un
mi11ón de años, se iniciaron los procesos sociogenéticos por
medio de los cuales la actividad psíquica de cada uno de los
miembros de la especie Homo sapiens fue el punto de partida de
la estructura activa que constituye la sociedad humana actual, el
sistema social que cada uno de nosotros encontr6al momento de
ser concebido.
Sin duda la historia de los sistemas vivos implica la
existencia de procesos progresivos de organización de la materia,
es decir de procesos de reflexión en que una estructura de un
cierto nivel de complejidad refleja a los anteriores más simples
que le dieron origen, pero que también se refleja en las más
completas que le siguen en el curso del tiempo.
La pregunta es entonces ¿qué es 1o que mantiene la
actividad de estas estructuras?, o ¿qué es lo que mantiene la
unidad del sistema vivo? No dudamos que a nivel celular, la
integridad del sistema depende de aquella forma de reflexión que
conocemos como información genética, la información
codificada en los genes. Y al otro extremo, tampoco podemos
dudar que la unidad, la integridad, de la sociedad humana
depende de una clase similar de reflexión, esto es, de la
información social codificada principalmente en el lenguaje
escrito.

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¿No significa esto que la información es aquello que


mantiene la unidad y la integridad del sistema vivo que
comprende, como dice Monod, desde la bacteria hasta el
hombre? Al responder afirmativamente esta interrogación,
queremos mostrar nuestro acuerdo con quienes afirman que la
información sólo tiene sentido en el contexto de la vida. Estamos
seguros que hay argumento suficiente para sostener tal
afirmación, pero este no es tema del presente artículo.
Entonces, si, para decirlo de algún modo, encontramos
información al comienzo y al final de la vida, ¿dónde más se
encuentra información?; y si se encuentra ¿cuál es su papel en el
curso de la historia del sistema vivo al cual pertenecemos?; y si
lo tienen, ¿cuál es su papel en el curso de la vida de cada
individuo?
Creo que para comprender qué es lo que en realidad ha
sucedido y sucede con la información dentro del sistema vivo,
tenemos que analizar la naturaleza de los procesos de
organización de la materia al interior del sistema, es decir,
tenemos que imaginar el curso de los procesos de determinación
de los sistemas vivos en el curso de su historia. En efecto, esto es
lo que hemos tratado de hacer. Pero, al hacerla, ha habido que
tomar en cuenta que en la historia del sistema no han existido ni
existen únicamente procesos genéticos de organización de la
materia -es decir, procesos por los cuales la actividad de
estructuras relativamente simples determinan la organización de
estructuras complejas-, sino que simultáneamente a estos
procesos ascendentes, hay procesos descendentes a los que
hemos tenido que llamar cinéticos- es decir, procesos por medio
de los cuales una vez estructurada la actividad a un nivel más
complejo, esta actividad persiste como modelo de desarrollo de
los procesos que fueron su punto de

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Un concepto de psiquismo

partida y los mantiene como el soporte activo de la estructura del


nuevo sistema.
Así sabemos, que una vez formadas las células, la actividad
reproductiva de las mismas fue el punto de partida de los
sistemas tisulares. Pero en este caso, la información que
mantiene la integridad del sistema ya no reside en el interior de
la célula sino que se codifica en moléculas mensajeras que deben
ser reconocidas, a su vez, por moléculas receptoras de la
membrana celular. Por consiguiente, si llamamos información
genética a la información codificada en los genes, habremos que
llamar información metabólica a la que mantiene la unidad del
sistema tisular. En el individuo humano esta clase de
información la vemos codificada en las enzimas, hormonas y
otras sustancias transmisoras o moduladoras que circulan dentro
de él.
De modo similar sabemos que en la serie animal que abarca
desde los celentéreos hasta los batracios, ha surgido un nuevo
tipo de organización. En efecto, coincidiendo con la aparición de
los órganos, o como consecuencia de la necesidad de coordinar
sus actividades, aparecieron las células nerviosas y con ellas un
nuevo tipo de información, la información funcional. En este
caso son los trenes de impulsos nerviosos los que reflejan y
codifican los estados cambiantes del medio interno del
organismo así formado, y se confrontan con los del medio
ambiente donde el animal encuentra los elementos con que suple
sus necesidades. En el individuo humano, la regulación de la
temperatura corporal, de las funciones viscerales autonómicas, de
las funciones posturales, entre otras, depende de esta clase de
información que circula en las redes neurales periféricas. Este es
pues el nivel de organización en que la actividad neurocinética
del tejido nervioso, convierte a todo el

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conjunto de los aparatos orgánicos en el soporte funcional de lo


que con toda razón debemos considerar el sistema del organismo
animal. Es entonces la información neural la que estructura la
actividad de un individuo en tanto organismo.
Más tarde, posiblemente en los reptiles, con el fenómeno de
telencefalización, suponemos que surge la nueva forma de
reflexión respecto del medio interno del animal que llamamos
información psíquica: son las sensaciones interoceptivas las que
ahora representan las necesidades internas del animal.
Llamaremos actividad afectiva a estas primeras formas de
reflexión psíquica, suponiendo que son de categoría similar a las
que sentimos como sed, hambre, deseo sexual, miedo. Esta forma
de información psíquica naturalmente se amplía con las
representaciones que el animal debe generar respecto de su
ambiente. Podemos deducir que esta información es desde
entonces el modeló de la actividad que estructura todo el
individuo animal. O dicho de otra forma, podemos deducir que
ésta es la clase de información que determina por medio de
procesos psicocinéticos la conversión del organismo en el
sistema del psiquismo animal.
Consideramos que ésta es la clase de información que se
elabora en el niño durante la gestación; es la que él trae al nacer
ya codificada en las redes neurales, subcorticales del cerebro.
Creemos que es lógico pensar que ésta información de tipo
animal que organiza las primeras formas de actuación
primordialmente-emotiva del niño durante su infancia, es
información psíquica de nivel inconsciente.
Finalmente como ya hemos sugerido líneas arriba, pensamos
que hace miles de años atrás se iniciaron los procesos de
sociogénesis, durante los cuales, a partir de la actividad
individual de los.

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Un concepto de psiquismo
hombres, el conjunto de los miembros de la especie elaboró una
clase de información que por primera vez dentro del sistema
vivo, se codifica fuera de los individuos, es decir, que la
información psíquica empezó a codificarse en utensilios,
herramientas, lenguajes.
Por tanto, desde que la sociedad humana queda estructurada
en base a esta clase de información social, los procesos
sociocinéticos en marcha habrán de reestructurar la actividad de
muchos de los miembros de la especie hasta transformarlos en
individuos humanos o sociales. Estos procesos consisten en la
incorporación de la información social en cada uno de estos
individuos, la cual una vez codificada en las redes neurales del
neocórtex cerebral, se constituyen en la estructura psíquica
consciente del individuo. Desde aquí esta nueva clase de
información psíquica habrá de estructurar -cinéticamente-la
conectividad sináptica cortical, luego las redes subcorticales que
codifican la información psíquica primitiva de tipo animal, y a
través de ellas los aparatos orgánicos, los tejidos, hasta las
células del individuo. De este modo creemos que sí es posible
explicar la integridad del individuo humano, y pensamos que ésta
es la única manera de explicar la unidad de este sistema vivo al
que no podemos denominar de otro modo sino como el sistema
de la personalidad.
Entonces sólo desde un punto de vista epigenético, la
actividad psíquica animal del hombre primitivo, de los miembros
de la especie, digamos entre un millón y unos seis mil años atrás,
contribuyó "genéticamente" a la formación de la sociedad
humana. Los hombres miembros de la especie Homo sapiens
determinaron la aparición de la información social hace miles de
años atrás. Ellos empezaron la codificación de la información
psíquica animal en el ambiente natural hasta convertido en el
ambiente artificial, es decir, social dentro del cual nos formamos
como personalidad.
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Pero desde que la sociedad existe, desde que el mundo ha


sido transformado por la humanidad, el hombre ya no refleja el
ambiente, sino la información social que el ambiente contiene. El
animal, es lógico imaginar, refleja en su psique el ambiente tal
cual es, así como un niño ve un punto brillante en lo alto que sólo
después aprenderá a llamar el sol. Por consiguiente, si bien el
niño nace como un psiquismo animal, predominantemente
afectivo, es por medio de su actividad emotiva, que rápidamente
empieza a incorporar o asimilar la información social existente,
que, para nosotros, no es únicamente cognitiva sino primero y
básicamente afectiva, y conativa mucho después.
En este sentido, la oposición de si al nacer el cerebro es o no
una tabula rasa, se resuelve apreciando que, en realidad, el
cerebro humano trae información psíquica codificada a partir de
su estado interior en sus formaciones anatómicas subcorticales.
En cambio, el neocórtex cerebral, sí está efectivamente vacío, y
en un primer período tiene que codificar nuevas sensaciones
afectivas, pero que esta vez determinadas desde la emotividad de
otras personas. De este modo, los sentimientos humanos más
elementales, así como los más superiores irán ocupando las redes
neocorticales desde los primeros días o momentos que siguen al
nacimiento. Desde este momento se inicia-o mejor dicho se
acentúa-la conversión del individuo psíquico animal en individuo
social humano: así se inicia y prosigue la formación de cada
personalidad.
Desafortunadamente, con la incorporación de la información
cognitiva codificada en las cosas y los lenguajes, se ha generado
la impresión que aquí empieza el desarrollo de la inteligencia
como un aspecto de naturaleza diferente a la personalidad. En
efecto, una sociedad tecnológica, intelectualista, que reduce la
afectividad

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Un concepto de psiquismo
-como sostiene Piaget- al papel de combustible de la inteligencia
y la confina a las estructuras subcorticales del cerebro, tenía que
terminar haciendo del cerebro un ente puramente cognitivo.
De igual forma, con la introducción del concepto de moti-
vación en los animales, se ha antropoformizado el psiquismo
animal y, lo que es peor, se ha degradado un concepto de primera
importancia para explicar la conducta personal.
Muy por el contrario, hemos sugerido que la estructura de la
conciencia -es decir- todo el conjunto de información social que
cada persona ha logrado incorporar y dispone en la organización
de su actividad personal comprende tres componentes: un
sistema afectivo emotivo, otro cognitivo productivo y un tercero
conativo volitivo. Cada uno de éstos contiene una forma
específica de información social, como son sentimientos y
emociones, imágenes y habilidades, motivos y valores,
respectivamente.
Cada uno de ellos tiene un soporte funcional en sendas áreas
del neocórtex cerebral. Por lo tanto, desaprobamos todo lo que se
expresa en los textos respecto de las emociones, los cuales
incluyen únicamente lo que sabemos respecto de la emotividad
animal, en general, mientras, de otro lado, se dejan extensas
áreas del neocórtex cerebral en blanco, como áreas "mudas" a las
cuales sólo muy recientemente se atribuyen algunas funciones
cognitivas que se revelan sólo en los tests y nunca en la vida real.
Y todo esto a pesar de que hace décadas que se ha demostrado
que estas l1amadas áreas mudas son las que realmente codifican
la información afectiva de base social. Y si no ¿dónde es que se
codifican los llamados contenidos emocionales del lenguaje y los
gestos que el niño capta desde mucho antes de comprender los
contenidos cognitivos del habla? ¿En qué redes neuronales
podríamos imaginar

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Pedro Ortiz Cabanillas

están codificados además de las sensaciones afectivas y los


afectos básicos, sentimientos como los de disgusto, placer,
tristeza, alegría, éxito, fracaso, orgullo, pena, culpa,
remordimiento, celos, envidia, odio, amor, amistad? ¿Éstas acaso
no son formas de relación emotiva interpersonal que han sido
creadas por la misma humanidad y por lo tanto son formas de
información social que sabemos fehacientemente se codifican
también en la neocorteza del cerebro? En efecto, esta clase de
información se codifica en el neocórtex de asociación límbico, el
cual tiene una extensión mayor en el hemisferio derecho.
Hay pues clarísimas diferencias entre el sistema afectivo/
emotivo -subcortical- de los animales, y el componente afectivo/
emotivo -cortical y de base social- de la personalidad.
Sostenemos también que esta estructura cortical afectiva, que se
forma en las relaciones interpersonales durante la infancia, es la
que estructura al individuo como temperamento.
En el mismo sentido hay que admitir que el sistema
cognitivo/productivo humano, sólo superficialmente se parece al
componente cognitivo/ejecutivo de los animales: pues sólo los
hombres primero incorporan y después elaboran, producen y
crean información social. Esta clase de información se codifica
en el neocórtex parieto-occípito-temporal, con una mayor
extensión en el hemisferio izquierdo. De modo similar al
componente anterior, pensamos que es la estructura cortical
cognitiva que se forma en las relaciones culturales, la que
determina la organización del individuo como intelecto en el
curso de la niñez.
Y finalmente, el sistema conativo-volitivo simplemente no
existe en los animales: si bien ellos tienen necesidades, éstas son

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Un concepto de psiquismo

internas, intraindividuales. Sólo los hombres, en tanto


personalidades, tenemos necesidades que las encontramos en ]a
estructura de ]a sociedad, y desde allí las apetecemos y las
deseamos, y las incorporamos como ]a jerarquía de objetivos,
aspiraciones, intereses, ambiciones, que son los verdaderos
motivos de nuestra conducta, y como valores que luego usamos
como reglas de decisión moral. Toda esta información tiene que
estar codificada en alguna parte de]a corteza cerebral:
efectivamente, hay toda la evidencia de que ella se almacena en
el neocórtex dorsolateral prefrontal. Sostenemos también que es
en la adolescencia, en que al interior de las relaciones
económicas de la sociedad, en base a esta estructura cortical de
motivos y valores que se estructura el carácter como el
componente ético de la personalidad.
Si esta es la estructura de la conciencia, la actividad
consciente sólo puede comprenderse como la integración de
diversas clases de información en los procesos de la percepción,
la imaginación, el pensamiento y la actuación de la personalidad.
De este modo si la actividad consciente se organiza desde su base
afectiva, luego la veremos expresada en el comportamiento de
una persona; si la misma actividad se organiza desde su base
cognitiva, la veremos luego reflejada en el desempeño de la
misma, y si dicha actividad se organiza desde su base conativa, la
actuación personal aparecerá como la conducta o
comportamiento moral de esa personalidad.
A modo de resumen, sólo quisiera reseñar las implicancias
de esta concepción acerca de la personalidad y del psiquismo
humano. En primer lugar pensamos que:

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1. El problema de la relación mente/cerebro

Que se sustenta en:

1.1. Las concepciones mentalistas, mecanicistas y dualistas y


1.2. Los modelos hidráulico, físico y orgánico del cerebro, .
se puede superar por medio de
1.3. Un modelo informacional del sistema de la personalidad.

2. La organización del sistema de la personalidad

Tiene que tener en cuenta:

2.1. Sus dos aspectos: su estructura y su actividad; y


2.2. Sus niveles genético, metabólico, funcional, psíquico
inconsciente y psíquico consciente, dentro de los que se
tiene que acentuar la diferencia entre psiquismo animal
y psiquismo humano, pues sostenemos que la
información neural es punto de partida del psiquismo
animal, y que la información social es modelo de
desarrollo del psiquismo humano;
2.3. Los procesos que determinan la organización de dichos
niveles, así como,
2.4. Las estrategias, atributos y capacidades de la
personalidad.
De este modo una vez planteado el esquema conceptual, se
tiene que re interpretar nuestros conocimientos sobre la
estructura y la actividad del sistema nervioso, en especial
respecto de:

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Un concepto de psiquismo

3. La organización de la corteza cerebral humana

Esto es, respecto de:

3.1. Sus características histológicas, como son su


organización laminar y columnar.
3.2. Sus características funcionales, por ejemplo si está
organizada en módulos o cristales.
3.3. El verdadero significado de los índices de encefalización
y corticalización.
3.4. La importancia de su volumen neuronal y su capacidad
sináptica.
Entonces, si la organización del sistema nervioso humano
depende de la información social que codifica en sus redes
neuronales, habrá que considerar: .

4. El sistema nervioso humano como sistema de


información social

Y explicamos de este modo en qué consiste la verdadera


organización de:

4.1. Las unidades o bloques funcionales del cerebro.


4.2. El soporte funcional de la actividad psíquica humana.
4.3. Los procesos de organización de la actividad cortical.

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Pedro Ortiz Cabanillas

5. El sistema nervioso humano como sistema de memoria

Teniendo en cuenta, a su vez:

5.1. Las formas de memoria: de representaciones y de


procedimientos.
5.2. Los sistemas de memoria: afectivo-emotiva,
cognitivoproductiva y conativo-volitiva, cada uno de
los cuales codifica formas específicas de información,
como son: afectos, imágenes, conceptos, motivos,
valores, reglas morales, respectivamente.
5.3. Los procesos de la memoria: de adquisición y uso de la
información social.
5.4. Los niveles de codificación molecular, celular y reticular
de la información psíquica.

6. El sistema nervioso humano como sistema semiótico

Para lo cual hay que estudiar

6.1. La naturaleza del lenguaje humano.


6.2. Las redes neurales para el procesamiento verbal-
afectivo, cognitivo y conativo.
6.3. La organización de la actividad personal por medio del
lenguaje teniendo en cuenta los aspectos emotivo,
productivo y volitivo del mismo.
6:4. La adquisición del habla como parte de la organización
del temperamento, el intelecto y el carácter.

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Un concepto de psiquismo

6.5. La diferenciación hemisférica respecto de la actividad


lingüística.

Por último, pero lo más importante de todo, replantear la


naturaleza del

7. Procesamiento consciente de la información

Para lo cual se tiene que analizar:

7.1. Las formas de organización de la actividad consciente a


partir de la integración de la información afectivo-
emotiva, cognitivo-productiva, y conativo-volitiva al
interior de la actividad personal. De este modo, la
actividad consciente quedará organizada en:
7.2. Los planos de la percepción, imaginación, pensamiento
y actuación personales que resultan de las diversas
formas de organización de la actividad.

Una simple mirada a estos planteamientos, rápidamente nos


permitirá apreciar que dejamos de lado el "compartimentalismo",
es decir, la notable tendencia de la psicología y las de las
llamadas neurociencias cognitivas a encasi1lar en sendas cajas -
generalmente vacías- cada aspecto de la actividad personal que
fuese posible abstraer de la realidad concreta del sistema de la
personalidad. Así, no creemos que la imaginación sea un
compartimiento del proceso cognitivo, sino la integración de los
sentimientos, los conocimientos y las motivaciones que
constituyen la estructura de la actividad consciente; del mismo
modo que el pensamiento es la integración
.

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Pedro Ortiz Cabanillas

de los aspectos procesales de la actividad emotiva, productiva y


volitiva conscientes. Por consiguiente, el plano de la percepción
resultará de la confrontación de la actividad somática que registra
la información de entrada, respecto de la situación externa en el
plano imaginativo; mientras que la actuación personal resultará
de la confrontación de los procesos del pensamiento con la
actividad somática por medio de la cual se expresa la
información de salida sobre el medio exterior.
Sólo de esta forma podemos superar la oposición entre el
localizacionismo que, en todo caso se refiere a la forma cómo se
distribuyen los códigos que contienen la información psíquica en
un plano preconsciente (en los tres sistemas psíquicos aludidos),
y el holismo que se refiere, en realidad, a la actividad consciente
que es resultado de la actividad global, integrada del cerebro, y
que se organiza en los planos de la percepción, la imaginación, el
pensamiento y la actuación de la personalidad.
Finalmente así también se puede comprender mejor la
ansiedad, la atención y las tendencias de la personalidad, como
las formas en que se organiza dicha actividad consciente desde
sus bases afectiva, cognitiva y conativa, respectivamente.

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Un concepto de psiquismo

BIBLIOGRAFÍA

Monod, J.: 1971: El azar y la necesidad. Barcelona, Barral


Editores.
Ortiz c., P.: 1994: El sistema de la personalidad. Lima, Orión.
Piaget,1.: 1981: Intelligence and Affectivity. Their relationship
during child development. California, Annual Reviews.

44
Año 1 N° 1 Julio de 1997

REVISTA DE

EPISTEMOLOGIA

Optimice, EDITORES
CONTENIDO:

Pág.
LUIS PISCOYA HERMOZA:
Lógica e Inteligencia Artificial 5

PEDRO ORTIZCABANILLAS:
Un concepto de psiquismo 27

RAMÓN GARCÍA-COBIÁN JÁUREGUI:


Decisión y axiomatización en economía 45

W ALTER PEÑA LOZA RAMELLA:


Una respuesta tardía a David Sobre villa 55

V. P. VIZGUÍN y HOLGER SAAVEDRA SALAS:


El rol de las matemáticas en la revolución científica y su
repercusión en la 1iteratura 105

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