Desde un plano general y globalizado de la situación identificamos que el
autoservicio debe integrar en todos sus procesos y estrategias de impulso y mercadeo a las categorías de consumo masivo y a los diferentes concesionarios, rompiendo con la división involuntaria que se viene presentando, sacando provecho así del alto flujo de clientes que genera el primer nivel para potencializar las ventas del segundo.