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abrochados con corteillas pasades con fibulas de oro o bren.con cordones hechos del mismo metal, atados con exqutsitos lazos cn el extremo. Al soplo de las suaves bri- ‘sas, muchas veces quedaban al descubierto les tedondas y martilefias piernes. Cuando se dieron cuenta de mi presencia, detuvie- Ton su.paso ninfal y el dulce canto, y quedaron inmévi- les, repentinamente sobrecogidas por la novedad de mi Hegada a aquel lugar, y se hacfan mutuos gestos de sor- Presa, observandome curiosas en silencio, ya que les pa- recia desacostumbrado € insélito que hubiese legado 2 aquella ilustre regién un hombre ajeno y extrafio. Por €so, durante un breve espacio permanecieron cuchichean- do quedamente entre sf y miréndome y remirandéme, in- clinndose a observarme, como st yo fuera un fantasmea. Ay de mf, yo sentia en aquel momento que todas mis vis- ceras eran agitadas como las hojas de las cafias por los impetuosos vientos; porque, apenas repuesto del espani- to anterior, pensaba que su condicién ‘era sobrehumana y temia algo semejante a la divina visién que se le apare- cid a Sémele, que fue convertide en cenizas, cuendo fue engafieda por la mentida forma de la epidaura Béroe.* Comencé a temblar, ay de mi, de pies a cabeza, més inti- midado que los cetvatillos cusndo ven con espanto a la rojiza leona que ruge de hambre, pensando entre mi & debia atzodillarme suplicante en el suelo 0 volver la e5- palda y alejarme o petmanecer alli quieto, porque Feal- mente lo que tenfa delante eran clementes muchachas menos humanas que celestiales. Por éiltimo, decidf expo- nerme al peligio y arriesgarme a lo que pudiera suceder, ersuadido de que en ellas no podria encontratse la mé: 174 nor inhumanidad ni crueldad y sobre todo porque el ino- cente leva en sf su propia proteccién, de modo que re- hice mi animo, atin tefrenado por una torpe timidex, pensando que habia legado indignamente a este deliciose tal vez santo lugar ce reunidn de ninfas delicadisimas y divinas. Todavia no tenia el dnimo completamente sereno ¥ tranquilo, porque temia haber entrado con temerario. attevimiento en lugares tal vez prohibidos yen una region vedada. Estaba dando vueltas a estos pensamientos, cuan. do una de ellas, més confiada y.audaz quie las otras, me dice vivaracha; «éQuién eres td, eh?» Entonces, ‘muy tur~ bado por el miedo acostumbrado y una sibita vergiienza, no sabfa qué decir ni responder y, con la vory el explrite ttabados, permaneci medio muerto y semejante a una es. tatua, Pero aquellas buenas muchachas, advirtiendo que imi figura era real y humana, aunque estaba aterzado y es. Pantado, se aproximaton a mi todas, diciendo: «Oh, jo- ven, equién, quién eres? Nuestros aspectos y presencias no deben asustarte; no tengas miedo, porque aqui no se acostumbra a hacer maldad alguna, nt encontratés nada desagradable. Asf pues, equién eres? Habia, no temas.» Ante semejante peticidn, recuperé un tanto la voz, wivificada por la seduccién de elles, semejantes 4 nin‘as, ¥; tepuesto por sus dulces palabras, respondi: «Divinas ninfas, yo soy ef més desgraciado ¢ infeliz amante que = Pueda encontrarse en el mundo. Amo, y.no sé dénde esta ‘aquella a la que amo tan ardientemente y deseo de tedo corazén, Tgnoto también dénde me hallo yo mismo. He sido conducido aquf y he legado a través del mayor y __ cts mortal peligro que pueda decitse.» ¥ ya con ternas * igrimas en los ojos y postrado en el suelo ante sus vit. 175 ginales pies, grité suspirando: «Suplico piedad, por'el Dios supremo.» De pronto, muy movido su tiemné cora- 26n a larmisericordia y la pradosa dulzura y casi Horando como yo, me levantaron del suelo entre sus brazos cor- tésmente, y con dulcisima y suave expresi6n y gracta me dijeron: «Pensamos, pobrecillo, que aunque es conio di- ces, por el camino que ti has recorrido pocos Puedenen: trar. Ante todo, da las gractas a la divina potencia ya la be- nevolencia de tu estrella, porque has escapado dé un nn peligro. Pero ahora no debes temer que te ocurta cosa a guna perturbadora y molesta, y tal vez por este camino puedas hallar la felicidad fécilmente. Tranquilizate, pues, y reconforta tu dnimo; ya que este, como ves claranenes, es lugar de placer y de amor y no de dolor mt de oe guno, porque el clima uniforme, la inalterable seguri le, eltiempo que no transcurre, el alegre bienestar, la agrada- ble y.amistosa convivents, sectors y perpetuamente nos inclinan a estar aqui en paz. Y también debes saber que sitna de nosotras es agradable, la otra lo es més y que 1a deliciose asociaci6n de nuestras partes esta panei te unida en perpetua comunién.»® ¥ une de elles ead: «Cada una induce a solazarse en toda extrema dulzura y agradabilfsimamente.» Y agregé: «Aqui hay-un campo saludable, amplisimo, grato @ la vista por su vatieda de hierbas y plantas, fecundo en toda late de fro bree numerosas colinas, habitado por todos los anima- Ie iofeneey dorado coma de tdos lon plac fama que produce racimos de uvas de dos codos ¥ que cada higuera suya da setenta modios de frutom: aiadiends Juego Ja. tercera Stactosamente: «Esta region sagrada ex- cede en fecundidad a la isla Hiperbdrea que se encuentra en cel océano Indico y nose le igualan los Lusitanos niTl, Be en el monte Caspio.» A continuacién la cuarta afadié con més fervor: «Vana es la abundancia egipcia en com- Paracién con la nuestra, aunque se llama a Egipto el gra. nero comiin de todo el mundo.» Por dltimo una suma: mente atractiva, agregé con elegante pronunciacidns «No $e encuentran en-esta regién Jos pantanos que hacen él aire insalubre, ni encierta montes abruptos sino ‘amenfsi- Mas colinas, y por otra Parte estd defendida-y roteada or dsperos ¢ impracticables precipicios. Y elimmads ast toda tristeza, se encuentra aqui todo lo que puede dar blacer y su feliz seguridad es asilo de los dioses. Ademés de-todo lo que hemos dicho. has de saber que formamos parte del séquito de una reina fnclita e insigne, liberalf- _sima y de amplisima generosidad, lamade Bleutetilide, Pladosistma y clemente, que reine-aqui con suma y eficaz “sabidurfa y enorme autoridad e impera feliz con suma Gloria. Le sera muy gtato que te conduzcamos a su ve. “hetable y majestuosa presencia, Si por caswalidad sus Sttas stervas y cortesanas supieran tu llegada, correrian “en ttopel para mirarte, pues es raro ver aquf seres humanos. Pon, pues, en fuga cualquier aflictiva tristeza y rehaz tu énimo alegréndote con a | nosotras y, desechado todo temor, entrégate al placer.» 176 tvur] POL{FILO, TRANQUILIZADO ‘POR LAS CINCO NIN- FAS; FUE CON ELLAS A LAS TERMAS, DONDE-HUBO. MUCHO REGOCIJO POR LO QUE OCURRIG EN LA FUENTE Y DURANTE LA UNCION. CONDUCIDO DES- puts ANTE LA REINA BLEUTERILIDE; VIO POR EL. CAMINO Y EN-EL PALACIO COSAS NOTABLES ¥ UNA HERMOSA FUENTE. piadosas ninfas me tranquilizé y me conforté mucho, y-el espiritu fugitive ‘me volvié a su lugar por obra de la ama- “2 bilidad de estas muchachas, de modo que todo me parecfa grato y me mostré presto al placery me entrequé sella lnamentey in reserva. Hevaba en sus delicadas manos alabastronesIlenos de ungtienta yy vasos de oro y piedras finas con jabones, y Iustosos = pejos y peines de oro y cdndidos lienzos de seda p) at dos y camisas para el baiio. Ofreciéndome a llevar yo s carga, zehusaron y me dijeron que habian llegado a este ingat porque iban camino del bafio; e inmediatamente afiadieron: «Queremos que td vengas con nosotras. Esté 2 aqui cerca, donde mana una fuente: ¢no la has visto? Yo contesté respetuosamente: «Hermosfsimas bunfes,no serfa capaz de dar merecidas gracias.a vuestra mili amabilidad aunque tuviera mil Jenguas, ya que me habéis devuelt la vida muy oportunamente.Y, pucsto ue no aceptar tan graciosa invitacién, proveniente de unas sin 178 stendo siervo vuestro.que seffor de ottos, porque; por lo ue veo, sots albergues y compafictas de toda amistad y de todo bien. Debtis saber que vile maravillosa fuente y due, tras haberla contemplado cuidadosamente, conti, Soy afirmo que es Ia obra mas noble que jamés han visto mis of0S; ¥ tanto ocups mi énimo con su seduceién que, después de que la hube miracto atentamente y bebido en cll con avidez para apagar saludablemente mi grave y ‘larga sed, no fur més allé a atisbar.» © Unade ellas, muy gractosa, respondié dictendo tran- ‘tilamente: ya forma redonda hacta juego F> Gon las basas de las columnas. jCusn exquisitamente _» terfan esculpidas estas ninfas, que yo muchas veces des. ‘iaba mis ojos de las verdaderas y reales para posatlosen ‘elles; que eran fingidas! L 2 El suelo se veia bajo el agua, pavimentado con varios “tinblemas de piedras dusss que formahan macavillosoe _Aibujos de mossico de diversos colores. Porque el agra 183 limpidisima y no sulfurosa, sino perfumada y moderada- mente caliente sin necesidad de hipocausto ni horno, era purisima sobre toda ponderacién y no resultaba un obs- taculo entte ia vista y el objeto, de modo que los diversos pececillos de mosaico habilmente tealizados y puestos en los frentes de los asientos y en el fondo imitando. la naturaleza, patecfan estar vivos nadando. Eran salmone- tes, lampreas y muchos otros, pero no importabe su na- turaleza, sino la belleza de Ja pintura. Las piedras negri- simas de las paredes estaban taraceadas con lustroso nacar formando una bellfsima composicién de entrelazos y ligaduras de hojas y flores antiguas, agradabilisimas Ja vista Eneima de le puerta visun delfin encorvado sobre plécidas ondas, cabalgado por un adolescente que toc ba ialira, de piedra gelactita.”* Enfrente, sobre una gra- ciosa fuente, habfa del mismo modo otro delfin nadan- do, cabalgado por Poseidén armado con su puntiagudo tridente, Estas escenillas, sacadas de a misma piedra, habian sido llevadas sobre el fondo negrisimo. Alabé merecidamente al arquitecto y no menos al escultor. Y por otta parte ensalzaba la hermosa dignidad de las be« las y agradables muchachas: porque, si establecfa und compatacién entre el espanto pasado y el presente solaz; impensable y casual, no sabia cuél era mayor, cada uno en su especie: pero sin duda me encontraba en un ex: tremo placer, Cuando entramos aqui muy contentos, la! fragancia era tal que nunca podria producir Arabia tha cs parecida, Ellas, usando los asientos de piedra como guardarropa, se despojaron de sus vestiduras de seda ante mis ojos y envolvieron sus bellisimos cabellos ru= 184 bios en redecillas tejidas con hilos de oro. Dejaban con- templat libremente, sin ninguna vergtienza, sus hermo- sas y delicadas personas completamente desnudas, sin guno eran de nieve temprana tefiida de rosa. jAy de mi! Yo sentia que mi corazén saltaba agitado y se abria y se llenaba de une alegria voluptuosa. Me juzgué entonces feliz sdlo de ver tantas delicias. Y no podia impedir que = me incomodaran los ardientes incendios que danzaban = hocivamente en mi coraz6n, convertido en horno. Por ello; algunas veces apartaba mi vista, para preservarme deslas incitadoras bellezas que se acumulaban en aque. los cuerpos divinos; ellas, advirtiéndolo, se refan de mis gestos candorosos, divirtiéndose como nifias: y'yo me sentia contento de servirles de diversién y agrado. Aun en' medio de tal ardor, tenfa bastante paciencia y me con- tenfa dentro de los limites del pudor, sabiéndome indig- | no de semejante y bella compaiia, Fut invitado y, aun- jue rehusé.con excusas al principio, no pude por menos de entrar en el bafio; cual corneja entre candidas palo- {mas, estaba un tanto ruboroso, moviendo los ojos tras aquellos objetos seductores. u- Entonces Osfressia, muy alegre, me dijo con dese otra: «Dime, joven, geémo te llamas?» Y yo le respon- ‘icon respeto: «Poliflo, sediota». «Me gusta—dijo—, st _dlefecto corresponde al nombre.» ¥ luego afiadi6: Y c6mo se lama la mujér que amas?» Yo tespondi modes- lamente: «Polia». ¥ ella dijo: «Ay, yo crefa que tu nom- -bre-quesia decir ‘que ama mucho’: pero, segtin lo cue ‘thora oigo, quiere decir amigo de Polie.» Y enseguida «Aquello, sefiora mia—tespondi—, que conviniera a su pudor'y fuera digno de vuestras divinas prescnctas.» «Dime; Polifilo, ¢la amas mucho?» «Mas que a mi vida, ay demi», dije suspixando. «La llevo en mt traspasado, incandescente y abrasado coraz6n y la estimo sobre to- das las delicias y sobre el tesoro més precioso del mun- do.» ¥ ella: «Dénde has dejado una cosa tan amable?» «No lo sé, como tampoco sé dénde estoy.» Dijo sonsien- do: «¥ st alguno te la encontrara, equé precio le darfas? Peto, alégrate y entrégate al placer, porque encontraras a tw amada Polia» ¥ con estas agradables palabritas y otras semejantes, aquellas muchachas dulcfsimas y ama- bles se bafiaron con gran solaz y yo con ellas . ‘Allado opuesto de la hermosa fuente de fuera con la ninfa durmiente, habfa’ dentro del bafio otta, realizada habilmente con esculturas de 6ptimo metal de brillo au reo como de espejo. Estas estatuas éstaban fijadas sobre una plancha de métmol cuadrada y acabade en fronténj con una semicolumna a cada lado-y unos pequefios ar- quitrabes, friso y cornisa tallados en la misma piedra. Le notable composicién se oftecfa como resumen de toda la obra, maravillosamente realizada con arte'e invencién magnificos. En la parte vaciada de la piedra aparecfan | dos ninfas perfectas, un poco menores que el natutal, | desnudas hasta més arriba de las piernas, donde se abria a raja de la‘camisa que llevaban puesta, un tanto volan: te a causa del movimiento que les imprimfa lo que est ban hactendo, con los brazos igualmente desntidos, ex: cepto del codo a los hombros. En el brizo que sostenta-al nifio, el vestido estaba levantado y-echado hacia atrés. 7] Los piececillos del nifio pisaban una mano de cada nin: 2] 186 fa: los rostros de los tres.eran sontientes.:¥ con laotra mano las ninfas apartaban Jos,bordes del vestido del iit flito y descubrian hasta su costado y el ombligo, El sos- tenfa con las dos manos su pequefio miembro y orinaba sobre las aguas calientes otta fresquisimaque.ias enti- biaba. En este lugar delicioso y excelente mie encontesba muy alegre y contento, s6lo interrumpido el placer de mis sentidos por la constatacién de que yo era como un extrafio entre ellas y me vefa entre tanto rocfo cuajado en eScarche cast como un egipcio oun negro, } Una de éstas, Hamada’ Achoé, me dijo afablemente, sonriendo: «Polffilo nuestro, coge aquel vaso de er-stal y-trdeine un poco de aquella agua fresca's Sin demora Sif pensarlo un momento, me apresuré a-complaceria al instante, mostréndomé no sélo obsequioso, sino incluso setvil. Apenas huabe puesto un pie sobre cl escalén pata scercarme al agua que caf, el orinante-clevé su priagillo ¥41r0}6 sobre mi calido rostro el agua fresquisima, qe ‘eH un instante casi me hel6, Ante esto resoné bajo la ct pula una risa femenina tan aguda, que, (vuelto en mii yo fanbién comencé a reizme tanto que me sentia ‘mori, ? 1) Baseguida comprendi el engafio de aque! artficio con- sebido habilisimamente, y era que poniendo sobre el es- calén cualquier peso, descendfa y levantaba el instrumen- to del nifio. Examiné curdadésamente la miéquina yl __ cutioso artificio y me fuie muy grato: en el friso habia esta dnscrtpcién en elegantes letras éticas: FEAOIAETOE? ¢Después de aquel baiio y lavatorio tan jocoso y risue- “fiovsalimos fuera del agua y subimos a los escalones se- ‘88 con grandes saltos y alborozo, All{ se.ungteron con ‘os fragantes aromas de los ungiientos y se perfumaroa y 187 y habiéndose ellas demorado un tanto en su ainfal arre- slo, detenidas en-su aderezo y adorno, abrieron alegre. mente unos vasos de delicadisimos dulces y comieron de clos para reanimarse y yo también, siguiendo después una excelente bebida. Cuando se sintieron testauradas suficientemente, volvieron a sus espejos para examinar escrupulosamente sus divinos aspectos y envelvieron en impios lienzos sus cabelleras htimedas, de las que se es- capaban nicillos colgantes que sombreaban sus brillantes frentes, Finalmente me dijeron alegremente: «Poliflo, vaya- mos ahora con el énimo contento a nuestra frclita y su- blime reina Eleuterilide, donde sentirés mayor deleite.» Afiadiendo risuefias: «Eh, el agua te golpes la cara» Y renovabaa sus dulces risas sin ningtin comedimiento, bur- landose alegremente de mf, haciéndose sefias unas a otras con un jugueton brillo en los ojos y con miradas lescivas voblicuas. Salimos agradablemente de alli, yo andando en medio de las divertidas muchachas, que comenzaron & canturrear titmicamente en tono frigio uns graciosa metamorfosis: queriendo un enamorado transformarse enavecilla con un ungiiento, se equivocs de borecito y se ‘ tansformé en rudo asno; concluyendo que algunos cre- en-que las unturas tienen un efecto y luego tienen otro. y, Nolvian sus semblantes:burlones hacia mi, por lo que | sospeché que Ia cancién me concetnfa, pero deseché la idea porque pensaba que aqucl ungiiento me habia sido {dado para reanimar mis fatigados miembros, Pero-he aquf que de repente comencé a excitarme [eon lascivo prurito y exasperado deseo, tanto quc me te- forcfa completamente, y aqiuéllas. taimadas se tefan sin me ofrecieron @ mi también un botecillo, con el gue me ung Bastante aportina me fue est entra y saladable tuncién, porque, ademas de que st aroma eta exauisitos vino bien a mis fatigados miembros después dent relic grosa fuge pasada. Luego que nos hubimos vestido todos! fp 188 rae -vergiienza, conociendo mi accidente:Mi excitacién crecia cada vez més, con tal violencié, que no sé qué bocado 0 freno impidié que me lanzara contra ellas como un aguila rabiosa y hambrienta sé precipita desde el aire sobre una bandada de perdices. Y sintiendo que semejatite excita- ci6n’ectecfa por: momentos, me atormentaba Ja lubricidad y la comezén y me inclinaba a la pasién venétea sin te- sura, tanto més cuanto que seme ofrecian tan oportunos y aptoptados objetos, estimuledo por el aumento de una perniciosfsima peste y un desacostumbrado prutito, Una de estas ardientes ninfas, de nombre Afea, me dijo juguetona: «Qué te pasa, Polifilo? Hasta el presen- te bromeabas contento y ahora te veo altérado'y demu- dado.» Yo le di me pierdo y me derrito completamente.» Ante mi quejo: say afligida respuesta, se excitaron sin moderacién, y los agtitos y rises que llenaban sus boguitas de coral Hegaron a tal punto, que ni ellas ni yo éramos capaces de dar uh paso a causa de la risa, que iba en aumento. Sofocadas = por ella, cafan y se artojaban al suelo herboso sobre las, olorosas flotes, ‘donde aflojaron y soitaron un tanto-sus =f apretados ceftidores Y de este modo se'detentan, ‘ya's ctendo medio muertas bajo los umbrosos y frondosos at boles yla amplia opacidad de las tamas. Aqui les dije con 190 Perdonad que me retuerza més que la copa de un sauce: estoy'(con perdén) ardiendo de las- civia.» Movidas todas a desenfrenada tisa por mis pala- bras, me dijeron: «Vaya, y si tu deseada Polia estuviese | aquf, equé harias?» «Ay de m{—dije yo—, por la divini- dad a la que servis, os suplico que no echéis lefia y resina ami increfble incendio, no avivéis més las Hamas demi; coraz6n, no me hagéis destruitme, 0s lo ruego. porque stan confianza: «Oh, mujeres ardientes y maléficas,equé ine estdis haciendo? Me dais consentida ocasién de pre- cipitarme y caer sobre vosotras y haceros una violencia gue serfa excusable.» Y corria hacia ellas haciendo ade. én de querer cogerlas,fingiéndome capaz de aquello que de ningtin modo me atrevia a llevar a cabo, y ellas con tenovadas tisas se pedian auxilio unes-a otras y co. fan huyendo, dejando aqui y alla las doradas sancaliae y los lienzos y los vasitos abandonados entre las flores Permitiendo que las frescas brisas les arrebataran los cee tas. ¥ yo cortfa detrés y no sé realmente si no se derretian deamor como yo y por qué, abandonando toda virtud. ne _ Bos entregamos a satisfacer el capricho de nuestros exci- tados deseos, » Este placentero juego y pasatiempo librico duré un rato 5 cuando estuve plenamente satisfecho en mi agite, stn, recogidas las sandalias y las otras cosas que estsban Aiseminadas por allt, cerca de las verdeantes y hiimedas _ rillas de un riachuelo, se calmaron un tanto sus suaves _ sas y se apiadaron de mi, Aqul, en.esta ribera adomada Ete pequetios y lexibles juncos y.valeriana y entedadera, penne de abundantes y vivaces plantas acuéticas, ana _fecllas, complaciente, llamada Geussia, se inclindy arian. s (élla heréclea minfea y una rafz de arén y amela, que.cre- lan a poca distancia una dé otra:me oftecié riendo. que =fopiera la que me pareciese y la comiera para libranme sexcitacién. Yo rechacé el nenéifar, condené el dra- fpeillo por su causticidad y acepté la amela, que, una {7 limpia, ella me aconsej6 comer. No transcurrié mux iho.tiempo sin que, yéndose el venésev, ldbrico ¢ inci, a 'e estimulo, se-apagara mt intemperancia libidinosa, 191 Extinguidas ‘de este modo as tentaciones.camnales, las festivas y alegres muchachas contintuaron sus juegos y lle ‘gemos sin datnos‘cuenta a un hermoso lugar sumamente ameno. Habfa aqui una avenida de cipreses tectos y' altos, con sus conos puntiaguds, de follaje tan denso ciuanto daba de sf su naturaleza, ordenadamente colocados a las distancias convenientes. El nivelado suelo estaba cubier- to pot todas partes de verdisima pervinca en la que abundaban sus florecillas azuladas. Este bello camino: de cuatro estadios de longitud y de anchura adecuada; conchucta directamente'a una verde clausura; los cipreses estaban distribuidos al mismo nivel hasta su abertura: = Crando hubimos Hegado alegremente a aquel claustro; encontré que tenfa los-lados iguales, con tres alas seme: jantes a un muro recto; tan alto como los més altos y caya materia era la misma En un abtir y cerrar de ojos fue puesta sobre este trie Pode una mesa de oro redonda de superficie uaiforme, de tres pies de dismetto y una pulgada de grosor; de la misma forma y medida fueron todas las siguientes, Y so- bre las mesas de marfil fue desplegado un. perfumado mantel de tejido de seda verde, casi hasta el suelo de lar. 80, rodeado por una banda o friso, déiun Sexto de su an. chura, sutilmente tejida y adomada con abundantes per as, y luego por un fleco de sus propios hilos, trenzados y mezclados con otros de oro y plata. Estaba suspendido a un palmo del suelo por todos los lados, ¥ de esta forma ‘eran todos los manteles, otlados en su extremo y bella. mente adornados, Enseguida vino una muchacha hermosa y égil con una ancha cestilla de oro lena de violetas de color amatista y blancas y amarillas, de olor primaveral. que espazcié por ‘todas las mesas, excepto a de Ja reina, siempre desnuda. La sagrada majestad de Ja reina se habia despojado inca lo vio le roma- Fesaltados con brillantisimas perlas; sobre él llevaba una finisima vestidura de seda ligeramente tefiida de color _-/szafrén, que dejaba ver a través de su sutileza el brocado ‘de debajo, Esta indumentaria era de suma e impetial be illeza. «-Vinteron luego dos elegantes muchachas que lleva- in una artistica fuente continua, que recupetaba habil- Mente el agua que arrojaba. Ne oto reluciente, cstaba hermosamente fundida en forma de concha. La pusie- 215 esos ron primero delante de la reina. Apenas la deja- ron sobre la mesa, hicic- ron juntas una graciosa reverencia, inclinando al mismo tiempo la-linda cabeza yhaciendo una ge- nuflexién que llegé has- ta poco menos de una pulgeda det tetso pavi- mento, Parecida reveren- cia hacian a un tempo Jas sitvientas de rango inferior que servian a la mesa sucesivamente, antes y después de ofrecer alguna cosa y, dé nuevo, al retirarla. Otras tres adolescentes siguieron a aquellas, una con un aguamanil de oro, otra con una jofaina muy reluciente y la tercera con una delicada toa- Ila de seda blanqutfsima. La divina reina se lavé las’manos, ayudada por las muchachas. La que levaba la jofaina recibfa el agua para gue no volviera a la fuente, la que llevaba el aguamanil afiadia tanta agua perfumada cuanta se gastaba, para que el contenido de Ia fuente de admirable invencién no s¢ vaciara; la tercera le secaba las manos cortésmente. Lia ancha taza de la fuente estaba puesta con habilidad 80 bre cuatro ruedecillas y era llevada sobre las mesas pata gue todos los que estaban sentados a ellas se lavaran las: manos. En medio de la taza, sobresaliendo por encima de sus amplios bordes tachonados de piedras preciosis redondas, habfa una prominencia con diversos adorhos: sobre'la que se asentaba un nobilisimo vaso, y sobre est 216 otto aun, Los dos unidos por las ases, obra exquisite: mente elegante y de precioso oinato, porqute, entreottas __inestimables joyes,tenfa en la punte, remateda pos one flor, un diamante resplandeciente de tamatio impensable Ynunca visto, en forma de pera con la punta fijada en la flor. ¥ segdin mt sentido. del olfato, pensé que el agua | ave olfe agradablemente, era de roses, mezclada conju, 80 de corteza de limén y un poco de dmbaro benjui con cacién. En medio de esta estupenda sala fue colocedo un pe- betero admirable, no sélo por su noble y perfecta mate. [ tia. que era oro puro y éptimo, sino por lo notable de eg [antigua factura. Lo soportaben ties gattas de funeen sn J Pia que se unfan a la base triangular por medio de hojas, Jnateria; sobre sus éngulos ‘habia en pre tres amorcillos s sdesnudos: ordenadamenteco- locados, de dos codos de alto, déndose la espalda uno a otro: fF Pisaban con el pie derecho y cl otro quedaba libte y le plemna flexionada hacia Ia de ipoyo desu compaiiero. Ca- ‘da.uno sostenia, con los co- ;- dos levantados, un par de “columnillas abataustradas, E delgadas en 1a parte inferior a ibtiéndose en la superior ‘una copa ancha y poco ar7 profunda, con los bordes muy abiertos, Eran seis en cir: culo, una pegada a otra. En el espacio que quedaba entre Jos nifios alados, desde el centro-de la base triangular subfa una columna en forma de candelabro antiguo, que = tenfa en su parte superior su correspondiente concha; semeyante'a Jas otras, tan ancha como convenia para lle- nar el vacfo que quedaba entre ellas. Las sirvientas habfan enado las conchas con brasas, que luego habfan cubierto de ceniza; y sobre las cenizas hervia en cada concha una ampolla de oto lena de licor o agua con una materia olo- rosa mantenida en infusién todo un dfa; pensé queen cada ampolla habfa un agua distinta; de rosas, de azehar; de mirto,:de'hojas.tiernas de laurel,.de flores de satico y. | otras semejantes muy,conocidas,-con varidda y adecuada ” mezcla de materias olorosas::¥.al hervir dejaban escapar | “por doquier una fragancia poco comin y deliciosa, mh; Asistian siempre a la magnifica reina tres muchachas respetuosas y-clegantes, vestidas con telas de oro.y sedi =f tejidas de un-modo maravilloso, que cambiaban de cos # ff lor de manera muy agradable a La vista segdn el color ae) : Jos manteles, que era el suyo. Pues, asf como se mudaban | los manteles, del mismo modo sucedia con el color de los +} |. dulzura superba en sabor-a cualquier alimento,. por apetecibley delicioso que fuera. Calzaban sobre los pies _ desnudos ianos zapatos de oro con abertura en forma de _ luna, cerrados voluptuosamente con broches de oro; Sus cabelleras rubias y espesas eran tan largas queles-llega- ban a las pantorrillas, y cefifan ias blanquisimas frentes _, diademas de perlas gruesas y.uniformes. Estas ties asis- ‘fan a Ja-teina con respeto singular y devoto, ya que eran muy habiles y. bien dispuestas para esta funcidn, que cumplian servicialmente, y sélo.atendian a-una mesa, Guando se levantaban Jos manteles, se quedaban allf de + pie, con los brazos cruzados con gran respetos y asf ha- an -sucesivamente todas las demds, renovéndose siem- re él mismo ntimero de elas. De las tres muchacras que _fervian.a cada:comensal, la del centro le ofrecta el ali _ mento; la de la derecha ponfa bajo elalimento.un platillo ara que no cayera nada, y la de la izquicrda fe limpiaba cortésmente Los labios con una servilleta blanguisima, ina y muy limpia, A cada acto segufa una teverencia, La un lindfsimo nudo de telas bajo ia fina cintura, dando Ia vuelta por sus catnosos y niveos hombros y cayendo so: _en en la mesa con cada comensal, de modo que nadie se ficsto el surco entre ellos, de una manera tan extremada:._ By llevaba nada 2 la boca, sino que.era oportunamente ali mente voluptuosa, que los que miraban no conocfan de ffl ientado por los sirvientes, excepto en la bebida saciedad, Su ornato de mil collares y cordoncillos de or |i Después que hubo pasado por la primera mesa, tov y seda, cuidadoso atreglo femenino, arrebataba de vor | : JF (se lavaron cona fuente que ya dije, enya aguco arti- luptuosidad a Jas miradas seducidas y. amorosas; y sil" fi ficio hacfa que, a causa-de Je fuerza del aire inciuicio en ax8 219 su interior, saltara de ella el agua y Inego fuera reabsoi bida. -Pensé que, a este efecto; el vaso estabardividido por dentro por un tabique horadado en el medio y que el ag ere mpulsada a subit por unos conductos gemelos desiguales; 1o cual, habiéndoto comprendido, tras dete- nida tnivestigacién, me fue muy grato, Después del lava- torio de todos, fue dade a cada uno, comenzando por la reina, por las refinddas muchachas una bola de oro ador- nada con piedras preciosas en forme de pera, hueca y re lena de una pasta de perfume admirable, para'que'les manos ociosas de cada uno se ocuparan en tocarla ¥ los‘ sentidos en miratla y olerla. _ Salsas los utensilios oportunos para cudlquier exigencia | ade Ta vatiada mesa: nianteles, flores, copas, sewvilletas, svasos, tenedotes, bebidas, alimentos ycondimeatos, La ninfa del carro se los distribufa, tras su preparacién, ales ‘aque tiraban de él, y-cuando se quitaba la mesa para otro -cambio, todas Jas cosas volvian a teavés de ella al carro, Guando esta desaparecia, comenzaban a tocar juntas in- jediatamente las flautistas y las trompetistas, que tenian < unos instrumentos cuales no los inventaron el titreno F Pisco ni Maleto, rey de Etruria; siempre lo hacian de este = modo: cuando el repostero desaparecta, tocaban hasta = sue volvia a aparecer, y luego cesaban. Y cuando se cam- © Biaba Ja mesa, también ellas cambiaban sus instrumentos “fusicales. Cuando estes callaban, comenzaban a:cantar f scantoras al modo colio, tan dulcemente como para = adotmecet a las strenas, acompafiadas por flautas simples dobles, mejor dé lo que mvent6 el dérdano Trozzn10. Y “reste modo ordenado se ofan continuamente gratisimos traban en medio de la regia corte, con gran dignidad. uit estupendo repostero con cuatro ruedas que se deslizas ban suavemente; tenfa la parte-anterior en forma de bar quilla o nave y la posterior de carro triunfal: era eon 4 purfsimo, adornado con muchas escilas-y monstruil os ade i n " acudticos y diversas figuras exquisitamente ttabajadat/ J Bons, se eseuchaban encantadores armonlas, se aspita- ibierto todo él, con elegante distribucién y como mag’ 4s ban agradabilisimos aromas y se recibfa duleisima sacie. sifice omemento, de pledras rigusimas: El cerielleo MMMM al comer,» todat ln coses st convenlan numer ie eepletdeeta por todo el Ambito y cuando’se uilajafee: tyra proporcionar.un deleite al que nada faltaba, tot trier és ke nas joyas colocadas por doquier yy En la primera y espléndida mesa todos los utensilios pr neeene ontraba se habrfa dicho con razén' qué p Jpstrumentos fueron de oro finisimo, del mismc.modo Roos einaba allfios rlucients cabllos. Tbasentadal Et gue i redonda tabla de la reine. Y {ve presentedo.un fuminosos,resplandecta de belleze. No se pods encoal, EE ubtsaludable y Gptima composicion de respadures-de ene , erara o igualara el continixo brillo y ¢ {llcrno de \unicornio, Jas dos clases de sdndalo, perles plendor de tants obras inefabes; i siguess el dé {BBE Bldes en alcohol y heridas al fuego yconsumicee rex i eae de oro del templo babilénico. Dentro dél4Be el hasta el diltimo fragmento, mand, pifiones en-agua de repostero:estaban todas las cosas condimentadas y las 4B sas, almizcle y oro en polvo, todo pesado y compuesto 220 aan a con mucho cuidado,y reducido, tras mezclarlo con figs rmo-dzéicar y almidén, a-tabletas: Nos fue servido dos ve- ‘ces con moderado intervalo a cada uno y sin bebida, para impedis cualquterfiebre perniciosa 0 molesta debilidad. Hecho esto, al instante fueron Levantadas y retiradas todas las cosas y atrojadas al suelo las perfumadas viole tas y quitada la mesa. Y enseguida fue cubierta esta de ruevo con un mantel del color del mar y la adornaron con flores olorosfsimas, como ta primera, pero de cidro, natanjo y limonero, y presentaron en reciptentes de beti- los yde esta gema era la mesa real y los urensilios, excep to los tenedores, que eran de oF0, cinco buiiuelos o fri tillas de pasta dorada, amasados con azdcar y agua We" bodas, EI : toetshiswendo, regadas con Fintsime agua de almizcle "PE hugo de lines dn os ee Sompuesio-de cscatchadas de aztcar en poivo, Estas bolites, tan dulces” [¥ tlados con su higado, agus de ease sont mee y de sabores tan vatiados, habfan sido cocides cuidedo- fy ftén y cinamomo escoide: los conten eee samente de distintas formas: la ofrecida en primer lugat, \uestos y mezclados con-notable limentos estaban com: cen aceite de azahar: la segunda, en aceite de clavos la tet: [> Sptimamente sazonados, Todos los enn te cera, en aceite de flores de jazinin le cuarta, en finisima cio, asf como la tabla de la meng ne OP tceite de benjuita time, en aceite de almizcley émbat_ [J Esta tercera mesa, a la ves sob Cuanclo hubimos degustado con placer y con vido apts EE guitada como la anterior y senoveda: Sen fae tito este manjar ‘delicioso, nos presenteron un solemoé fF moré la nueva con un mantél de rose op am fe ciliz dela piedra que dije antes, con tapa y cubterto cof las servidoras iban vestidee dele nn ante un finisimo pao de seda bordado de oro, echado sobie' BE Giifragante itis del valle ynorcine ewe enc el hombro de la portadora y luego algo pendiente asu cs je dftecié este manjar: siete albdndiges arenas diz asada con rapides, y otros tantos bocados de pan es. Ponjoso y blanco como la leche. Salsa: agraz, almendras cladas con azticar cocido tres veces, almidén, xén- Después de la gratisima bebida, fue quitada sin de- mora-esta mesa suntuosistina y esparcidas sobte el briz Mlante pavimento las olorosas flores. Se extendié pres- tamente un mantel de seda purptirea sobre el que di- seminaton rosas carneas 0 moloquinas, blancas, rojas mosquetas, damascenas, tetsifilas y gicbedinas, Enceyun, da trajeron Las nuevas sirvientas, vestidas de la dicha tela y color, # cada uno seis trozos de capén engordado por medio de la ceguera, empapado de su propia gras fun dida mezclada con agua de rosas, ezafrén y zumo de ‘naranja, Sptimamente asado y luego cubierto con hojas ic oro." Con él depositaron seis batritas de ‘niveo pan de sentaban cubiertos de este modo, Dentro del vaso it ian vertido un vino tan excelente que me hizo pens! que el dios que vendimie en Jos Campos Eliscos habit. puesto su divinidad en licor tan dulce.” Ceda ante este vino de Thasos y cualquier otra bebida preciosa. -”é 2a2 Quitada la bien provista mesa Ja tabla de la quinta fue = revestida con mantel de seda purptirea, lo mismo que el vestido de las ninfas, Flores: violetas amarillas, blancas y de color amatista. Manjar: ocho trozos de carne de faisin mag: nifico y grasiento y otras tantas barras de pan ligero y blan- | ‘quisimo. Condimento: huevos frescos con pifiones, aumo de naranjay de granada, azticar de Colossi” y cinamomo, Los vasos y la mesa de la sublime reina eran de esmeralda. Cuando se cambio esta mesa, fue extendido inmedia- tamente tin mantel de seda violeta, ¢ iguales eran los ves- tidos de las ninfas. Flores: las tres clases de jazmin, pir. pura, amarillo y blanco, Manjar» nueve bocados de a: pechuge del pavo-ea, que se conserva durante macho tiempo, asado, gordo y'caldoso. La salsa era muy ver ey algo dcida, de pistachos triturados, saticar de Chipre, al: midén, nuez moscada, tomillo, sérpol, orégano blanco y pimienta, Los vasos de zafiro azul, y la mesa real. En el séptimo opiparo ‘cambio-trajeron una tabla de mesa suntuosa, de taracea de blanquisimo marfil sobre | preciosa madera de éloe bellfsimamente tehundida con nobilisimos entrelazos vegetales, flores, vasos, pequefios ‘Sptima composiciém: pulpa-de datiles con pistachos tri- turados en agua de rosas y aziicar insular y almizcle,todo mezclado con precioso oro en polvo, de modo que los _ pedazos parecian de ‘oro. Se nos dieron tres a ceda uno. Los vasos y ia tabla de la mesa eran de jacinto, piedra conveniente a una disposicién tan excelente dela mesa divina y suntuosa, no sujeta a la ley Licina. ‘Tras la alegre y gratisima degustacién de este manjar admirable y de ser atrojadas las flores al suelo, se trajo sin tardanza una gran taza de oro Ilena de brasas a las que fue- ton echados el mantel y las servilletas de tefido de Catysto. Los dejaron en el fuego-tanto tiempo, que ardieron com. pletamente, pero sacados después y.enfriados, viose que _ eitaban tan ilesos y limpios como antes. Y esta fueuna os- ‘éntacién notable y nunca vista.’Por dltimo, los trisodes y las tablas fueron quitados con presteza y sacados de alli, Cuanto mas eflexionaba yo sobre todas estas exce- __Jentisimas pruebas de riqueza, tanto mas ignorante y es- flipefacto me quedaba, pero ciertamente me deleitaba Eth extremo, sobre todo al ver con intensa admitécién, Tantas y tani grandes.y triunfantes y numetosisimas sun. tudstdades de increible precio y fasto, hasta el punto de ‘gue pienso que es mejor callar que decir poce sobre éllas, a no ser que aqui parecfan de poca monta los ban- _ Guetes sfculos, los ornamentos de Atalo, los vasos corin- Aios;‘las delicias chipriotas y los festines de Jos salios. Tan supremo y excesivo gozo y cordial deleite y sumo y extremo placer, en medio de tantas delicias, me eta inte- . Humpido, sustrafdo y alterado por una de las ttes mu- { thachas que servian delante de mien este cambio de la fesaporque tenfa casi el bello semblante y el dulsisimo suntuosa, y adeiés exhalaba un delicioso perfume. El ‘mantel, blanquisimo y muy fino, era de tela de Carysto, de lo mismo los hermosos vestidos de las muchachas qué’ servfan. Flores eran ciclamen y toda clase de oloros0s claveles. No me atrevo a expresar quién serfa capay dé1Be comprender la gran suavidad de tantas y tan eratas ft: 5 gancias, tan continuamente renovadas y abundantes,; e mamente deleitosas a los sentidos. Los bocados eran dé 224 3 aspect exterior de Pola ue misinoe gests extents y su auacova mirada” Esto me dsminns un poco le dul zorasupremay notable de los copiososy abundant ai mentos y del latguisimo benquete, pues ¢ menudo hacta que retirara mis ojos excitados y seducidos de 1a con- templacién de las preciosfsimas gemas que relucian por doquier, de aquella diversidad de bellezas nunce vistas y de los notables adornos, y casi los habia hecho esclavos deella, a causa de mi inmoderado deseo de: sorprenderia correspondencia de aguella sums belles con lade Pola Finalmente, quitadas las mesas por el orden antes dicho; me hicieron sefial de que no me moviera de mi sitio, por: ‘que iban a seguir los riqufsimos y dulcisimos postres. Entonces se presentaron, primero ante la presencia venerable y divina de la reina y luego ante cada uno i nosotros, cinco hermosas servidoras juntas, vestidas de seda azui bellisimamente tejida con hilos de oro, La de en medio sostenfa un arbusto nunca visto, ‘de coral rojo tan intefiso que no se encontrarfa semejante enlas islas Orcadas, de un codo de-altura, fijado en la parte superior de un monticulo de esmeralda, Este monticulo risimo parecido a una copa, tan alto como el mont el ramificado coral juntos, cubierto de un maravilloip adorno de hojas como no se conoce-en nuestra épocd, Entre el estrechamiento del pie y esta copa, estaba inter puesta con maxima perfecci6n una bola de maravillost factuta: la base y la cops estaben edornados igualment 226 ‘mente a la forma circular-E] borde que rodeaba el mon- ‘ticulo estaba adorado con piedras incomparables tala. ‘das en cabujén, que también estaban adecuiadamente ‘colocadas. por toda la base, donde replandecfan fulgu- ‘antes, A'las-ramas del arbusto se habjan-aplicado con ‘atte algunas florecillas abiertas en forma de rosas de cin. > ¢0.pétalos; unas de resplandeciente zafiro y otras de bri Ilante jactnto o de betilo. De cinco de estas flores, como ‘1fueran producidos por ellas, sobresalian cinco frutillos ‘de color de Ja acerola, unidos con un. tallito de oro. La "muchacha que Jo levaba hineé ta rodilla dereche en ef - suelo y mantuvo la otra levantada, sosteniendo cudado- _Samente sobre ella este admirable coral; el cual, ademas “de las ramas ocupadas por las flores mencionadas. tenia ‘tla parte superior otras con monstruosas perlas, “stra de estas llevaba'un vaso leno de precioso licor, Ficior que el que dio la soberbia Cleopatra al capitin ro. lino. Las tres restantes realizaban la tatea de artencar ‘Who por uno con un tenedor de oro de dos dientes aque- Us frutillos, desconocidos y nunca vistos por if, y nos 8 oftecfan y los degustamos con placer. Sent{ una ines- ida dulzura, como si en la complaciente matetia se = hubiera separado la entrada de la deseada forma. Y en. -tonces nos fueron dadas otra vez las peras de oro de los Hfumes de las que hablé antes, 1 Por Giltimo apareci6 una obra milagtosa: otra fuente Aetinahente de raro artificio, dela materia que dije,pero de Otia dignisima-forma y apariencia, matavillosamente (oineada: basada sobre un eje firme en el que. daban elias las cuedas giratorias. Afirmudo sobre este éje, ha- Hin'plinto cuadrado de lados desiguales, de tees pies a 207 de largo, ds de acho y un tecio de alto, Ep cade no de aus etremos se asentaba un arpa.con Jas dos alas extendidas hacia un vaso superior, que a dite a carne de hoa vvegetales que lo rodeaban; <: cl resto de la obra, tenia les proporciones de altura, an chura y grosor perfectas y estaba adornado con les duras proptas de fos vasos. En su boca certada nact taza cuya circunferencia excedia la suya; ~ da con canalfculos y tenia una gran boca de labies muy “anchos, ‘como ‘nunca ja pudo cincelar un torno. De su centro surgia otto vaso admirable de increible factura, con el tercio interior adornado con acanaladuras: Juego Je todeaba una hilera de diversas e inestimables gemas Tedondas, cuyo colorido era altetnado, sobre las que es- tbo fijada une monstruose cabeza varl, de la que sala a tun lado ya otro un exquisite follaje que se unta al de lWeabeza del otro lado, decorando hermosamente toda i superficic del vaso. En el borde, encima de la cabeca, ibia un anillo que sostenja, atada a un Jado Y a otro, _ life guirnalda de ramitas, flores y frutos, mas grucsa en letpttad que en los extremos, y to mismo en la otte par. » {6 En medio de su curva, bajo el saliente del borde. ha. biafijada una cabeza de viejecillo, con la barba conver- en hojarasca, que mordia un pequefio caiio por el rua de la fuente perpetua y cafa en ia taza ‘mol- fauna estaba adomna: vidia en tres partes:.un friso rodeado por arriba y por aba jo por una franja de tnd: | las, Las caras antertor y poste- ior eran curvas y.en lugar d friso tenfan un adorno circu: Jar rodeado de tindulas, el prt mero conteniendo magni ficamente esculpido un pe antiquisimo, y el otto algunas figuritas y otros hechos:-ei {os frisos hab(a mediorrelie ves de triunfos de sétiros nninfas, con trofeos y exquls tos movimientos. Fl resto del 3 pedestal no ocupado por.é tas escenas estaba noblemet = Colmaba 1a boca de este vaso un preciosisiino mon: > [ilo admirablemente formado por innumerables ge. His tedondas de forma wrregular, que se amontontban Heladamente una junto a otra Y¥ que hacian de modo ‘abtador que el monte resultara pedregoso; centelle. i de diversos y filgidos colores y de altura bien pro- értice o cima nacfa un pequéfio gra- ‘on su tronco y sus rames, todo él hecho de oro leciente; sus hojas, sobrepuestas, eran de cente- las azpias, bifidas y conve tidas agut y alla en hojatitg ca, En el centro del plinto se clevaba sobre follajea guo un. vaso antiquisim j muy bello, cuyo perimeti excedia del suyo. Estes: 228 229 leante.esmeralda; los frutos,-de tamafio natural; estaban disemninados y eran de oro;abiertos, mostrando los gra nos, que.estaban formedos por ardientes rubies de-une pureza incomparable y del tamafio de Hiabas; ademés, el ingenioso artifice de esta obra inesumable, dotado de gran imaginacién, habia separado los granos con 1a te- rnufsima hoje de plata a modo de membrana. ¥ habia fin- gido algunas granadas rotas ¢ inmaduras, con la incref: ble exquisitez de figurar los granos por medio de perles de blanco oriente, Las flores estaban hechas de perfecto ‘coral, con los célices llenos de hilillos de oro. Mas arriba; de la parte superior del ¢je hueco salfa una varilla girato~ nie y libre cuya parte inferior estaba fijada en un perno en medio del eje y.que ascendia por el tronico vacio. 3) Esta cuo vaso de topacio de forma antigua, cuya’ ‘base era ano cha y dotada de acanaladuras; su boca estaba cefiida por ‘una coronita bajo la que habia una cinta que le separaba de otra igual. A esta cintilla a modo de friso, estaban unt: das en las cuatro caras cuatro cabecitas aladas de nifio: = ‘con cuatro pequefios cafios en la boca, por los que me: aba el agua. El resto del vaso, que tenfa una altura del doble del diémetro inferior, se estrechaba hacta un re mate en forma de hojas invertidas: sobre este estaba su perpuesto otro pequefio vaso de forma cast circular, res matado por sutilisima hojarasca; coronttas y un artistice 4! otificio; desde su fondo artancaban sendas floridas colas, ide delfin, unidas al estrechamiento del vaso inferior; la ‘cabezas descenilfan coronadas de fronda sobre el circu: fo formado por la de los nifios: y los cuerpos, en mode: rada curva desde la cabeza hasta la cola, constituian unas 230 la, firmemente sujeta, sostenfa un conspi- -legantfsimas asas, Toda esta parte en pendiente estaba sculpida con exquisitas molduras. El vaso colocado en la parte superior fue fabricado ‘on tl perfeccin que cuando el caro se movi, la vr la daba vueltas con él y arrojaba el agua més allé del es- 231 pacio ocupado por-el arbol, y cuando las ruedas se dete- nian, cesaba de gitar. Pensé que su movimiento giratorio recibfa'su impulso de una de las ruedas, que contenia ‘otra dentada que deba vueltas hacia el huso, ef cual tenfa los receptdculos de los dientes y movfa el eje del vaso. Las ruedas estaban cubiertas hasta 1a mitad por dos alas abtertas adornadas con algunas escilas. Esta obra admi- rable discurrié delante de nosotros, arrastrada con mui- cha habilidad por las muchachas, y nos refrescamos y la: ‘vamos la cara y las manos con su agua perfumada, cuyo: aroma era tal como nunca se presenté a mis sentidos. Luego las sirvientes nos ofrecteron con gran generosidad tuna copa en forma de navecilla, cayo duleisimo néctar bebié en piimer lugar Ja reina, habiendo brindado por todos afablemente, y Juego solemnemente todos nosé! tros, saludéndonos unos a otros con graciosas y mutuas reverencias, Fie este un éptimo broche y sello de todas los favores recibidos y de la excelente comida. Por tiltimo, se barrieron y recogieron diligentementé todas las olorosas flores y se retiraron todos los restos) y el suelo quedé limpio y réluciente como un tersisimé espejo que reflejaba nuestros cuerpos y las piedras prectosas; cada uno se sent en su lugar corres pondiente y la ninfa de la fuente desapareci6... 21 Finalmente, la magnénima y excelsa reina ordené un baile nunca visto, que se realia6 sobre las losas de jaspe, exactamente delimitadas, tersas y brillantes: Jos mortales nunca vie- ron ni imaginaron cosa igual, ix} : POLIFILO SIGUE CONTANDO QUE. DESPUES DEL RAN BANQUETE HUBO UN ELEGANTISIMO BAI- F QUE FUE UN JUEGO, Y QUE LA REINA LE-EN- _ COMENDS A DOs DISTINGUIDAS MUCHACHIAS, QUE LE-CONDUJERON 4 QUE ADMiRAKA cosas DEIIE GIOSAS ¥ GRANDES. Y, HADLANDO CLARAMENTE SIPARON ALGUNAS DE SUS DUDAS. FINALE. -TEULLEGARON ANTE LAS TRES PUBRTAS ¥ EL ov | QUEDO EN LA DEEN MEDIO, ENTRE LAS ANORO. SAS NINPAS, eH O SE EXTRANEN LOS CURIOSOs $1 NO he expresado conveniente, distinta y com. pletamente la grandeza ¢ incomparable sloria de aquella felicisima y rigcisima reina, sus triunfos ¢ impensable tesoro, hs sobrias delicias y summas pompas y el suntuose bane ate; Porque ni siquiera uno dotado de agudo y facil in. hlo'y lengua fecundisima y elocuente seria capiz de presarlo clatamente y en. conjunto, y mucho menos “podria yo descri Fella 20 describir punto por punto todo esto mt civel. Ao lignamente, porque sin cesar padecfa ademis en {© escondtrijos de mi hirviente corazdn el continuo asal. catia) por la ‘diversidad de cosas inuisuales y distin. sobrehumanas de aquella corte. Pues, 233 equién podria imaginar las ricas vestiduras y exquisitos adornos y curiosisimo ceremonial de Jas cortesanas; 1a perfecta, ostentosa y ambiciosa belleza sin efectos, 1a suma sabidurfa; La elocuencia comparable a la de Emilio, Ja generosidad més que regia de la reina: la notable dis- posicién de la arquitectura y la.constante y perfecta st metria de este edificio, la nobleza del arte de sus mérmo: Jes, la recta diveccién de las columnas, la perfeccién de jas estatuas, el adomo de las paredes, la variedad de las 5 piedras, el vestibulo regio, el amplisimo peristilo, los ar tisticos pavimentos? Y me condujeron a un vergel notabilisimo, ide gran invencién y sutilfsimo antficio, en el que debié de “= emnplearse mucho tiempo y que estaba al lado izquierdo ‘del incomparable palacio. ‘Tenia tanta extensiéa como "quel en cl que estaba Ia residencta teal, Alredédor, si- Butendo los muros, se-extendian unas jardineras cuyas “plantas, en lugar de ser naturales, estaban hechss todas ‘de purisimo vidrio, con una belleza superior a todo Jo _ Que sc puede imaginar y creer; contenian recortados bo- _ jes'de un paso de altura, con los troncos de oro y las ho- j&s dela materia que dije, entre uno y otro de ios cuales = dlternaba un ciprés cuya altura no excedia dos pasos; ha- _bia ademas hierbas de:nuchas clases, realizadas con ad- thirhble ejercicio imitando de modo elegante a la natura- leza;y alegres y variadas flores de distintos y gratisimos lotes El borde de ia boca o abertura cuadrade de lis 243, jatdineras era de oro y estaba adornado: con finisimas molduras; sus caras eran bellisimes Iéininas de’pasta vi- trea, doradas en su interior y con maravillosos dibuyés, de curiosisimas escenas, unidas entre si con baie de oro que Jas sujetaban y puestes sobre un 26calo infe: rior de un sexto de altura. El étea del jardin estaba ce- rrada con columnas con éntasis, situadas a las distancias | convenientes, de la misma materia, envueltas en floridas centedaderas de pleno relieve; a un lado y.a otro habia pi- Jastras de oro estriadas sosteniendo Jos arcos, y encima: cortian ef arquitrabe, ei friso y la cornisa, proyecténdose debidamente sobre el capitel de vidrio de Las columna: cuyo fuste, envuelto en enredaderas.- estaba’ hecho de quedandose abajo Thelemia, subimos por una escalera de caracol a {a patte superior, donde se mostré, hablén. dome con divina elocuencia, un buetto de amplisima ex. tensiGn en forma de intrincado laberinto redondo, cuyos canines circulares no se podian pisar, sino que ctan na- ~ Yegables, porque en vez de haber calles aptas para el Paso. cortian tiachuelos de agua. Este mistertoso lugar tra de por si un paraje saludable, ameno, feraz, provisto deabundantes y diversos frutos y adotnado con fuentes Skuberantes y cubierto de un vetdor florido y sumamen. placentero, Y-dijo: «Pienso yo, Polifilo, que no en- = ‘icndes la naturaleza de este lugar admirable Escucha: Giien entra, no puede retroceder: como ves, aquellas talayas distribuidas aqui y alla, distan siete vueltes unas le otras, y-el mayor dafio que suften los que penetran BF aquies que en la entrada de la atalaya central mora un drig6n mortifero, voractsimo e invisible; y es muy peli- _BfOs0. porque Jas personas que navegan confiadas por j_tiiay-otra parte no lo pueden ver y, por tanto, circuns. cia terrible, no lo pueden evitar. Este a veces esté ala trada o bien en el camino, donde lo quiere Ja casusli- dadsy devora a los que entran; pero si no Los mata entre hd atalaya y otra, pasan seguros las siete vucltas hasta la ttalaya siguiente, “)SLos.que entran pot aquella primeta torre—mira el flo escrito en caracteres griegos y meditalo profunda- ‘mente: AOZA KOXMIKH OE TIOM®OAYS—* van en ‘Utbarguilla sin ninguna preocupacién ni trabajo: los fra. £108 ylas flores cacn dentro del barquichuelo y ellos dis- sutfenicon sumo placer y:como por juego por las siete luiciones hasta Ja segunda atalaya. Date cuenta, Polt un poco ys proyectaban fuera del fondo, Decoraban ls intraddses de los arcos rombos de vidrio purisimo que” median la tercera parte de su didmetro y se circunsct bien entre candillos gemelos; rodeados de diversas pit turas a la encdustica gratfsimas a los sentidos. 4 Todo este espacio estaba pavimentado con cfrcul de vidrio y otras figuras apropiadisimas, sin mescled follaje, que armonizaban mutuamente y tenfan unacol sin firme y un notable lustre como de piedras preciosa cre, porae estabanuntadas y humedecias con esenc | Aqui la clocuente Logistica formulé algunes palabris de; gran sabiduria: alebaba con mucha sutileza la hermosi factura y la nobleza de la materia y su arte mvenci6i pues no se encontrasfe cosa semejante ni stquiera en Mii tapo, pero vituperaba su naturaleza.” Luego dio: «Pol filo, subamos @ esa elevada atalaya préxima al jardin.» Y) 244 245 r filo,ce-que en el principio Ia clatidad det aire crece'has® ta la atalaya mediana y desde ella decrece paulatinamen- teyse oscurece y declina hacia el centro. >En le primera torre habita eternamente una matro* na piadosfsima, benigna y generosa, ante la cual hay una urna de echar suertes muy antigua, adornada con siete le= tras griegas, como ves: OEZPION,-en Ja que se amontos nan futuros fetales. Amebilfsitna y generosd, esta mujer da una’a cada uno de los que entran, sin tener encuenta su condicién, al agar. Cuando ellos la reciben y salen de Je torre, comienzan @ navegar por el laberinto,:cuyos ca 7 ven a otras jovencitas, atléticas y luchadoras, que, exami- nando las primeras suertes, se quedan con los que son adectiados pata el cjercicio de las armas y permitea mar- , grfsama de un paso y medio de 2 altura, cuyos dngulos no sobre: / pasaban sus bordes, En cada une bellisima imagen de aspec- to-divino, grave y venerable, con los pies sobre la parte libre entre el prisma triangular y el guéla piedra negra, a ia que es- taban unidas por Ja. espalda. Con los’ brazos extendidos a detecha e izquierda hacia los 4ngulos, sostenfan una comu- F Copia fijada a ellos; sus dedos = Staban situados a-una altura deun pic y un sexto; tenfan las asr crente: obrano bumana, sino divina, Poreso, elsepulero fe Q Tarina, reina de los Saces. no tenfa compatacién con ella: En Je figura de abajo, en cada uno de los ee in inscritas letras griegas, tres, una, dos sees ee orden AYE, A. AO. TOE!" End clindeo vi tres caracteres jetoglificos bajo los pies de‘cada ima | sen: primero estaba impresa la forma del sol; luego, bajo # fr ott, un antiguo timén; por dltimo apareefa un plat le on una Hama dentro. : son Sobre cada éngulo de la piedra oscura vi que vacia uit monstruo egipcio cuadripedo de oro; uno de ellos tenia] fl rostz0 completamente humano, otro semihumano y - J semianimal, y el tercero completamente bestal- Lew bana frente cede eon una cnt, condos Jemniscs 8 pando las orejasy pendiendo por el cuelloy el pecho,3_ ‘otto descendiendo por Ia espalda. Sus cuerpos eran Teona ys rostros miraban hacia adelante, | Apoyada en gus lomos, ascend une psrfmice gular de oro macizo de una altura de cinco digmetroe Ja cara inferior. En cada uno de sus frentes on na " pido un cirlo y encima de lladetra griega Ot enta oth ‘cara, un circulo y encima la letra O; en la tercera, a a élla letra N."* ee aqui Logistica, la inspirada por Dio: 252 E Po: pasado, presente y futuro, - de cualquiera otra figura y su base’ constante y.perma- nente. La-circular puesta encima esté libre de principio y fin, En su superficie se contienen, directamente debajo de ‘cada una de las imagenes, los tres simbolos que se atribu- ven a la divimdad por-sus propiedades: cl sol tode'lo pue- de con su alegre luz, y su naturaleza es atributo de dios; cl ~ Segundo es el timén, que expresa el prudente gobierno del universo con su infinuta sabidurfa; el tercero es el vaso | defuego, sfmbolo de la partictpacién en el amor. Aunque las tres imagenes sean distintas,.contienien sin embargo ‘una sole cosa que esté eternamente unida y comunican be. Fugnamente su bien, como se expresa en las cornacopies “que estén en los dngulos de la figura superior.» FY continuando su discurso Logistica, la que es capaz _ depredecir el futuro, siguié diciendo: «Date cuenta de luc en Ie imagen del sol esta la palabra griega AGTH. ‘OE; en la del timén AAIAKOPIETOE: y en-ia del vaso lefuego esti escrito AATEPEYNHE,"” Debajo del obe- isco de oro se hallan aquellos tres animales, que son tres ‘Méximas y célebres opiniones de aquellas figuras; y ast Conio la figura humana supera notablemente a las otras, 4s{, ni més mi menos, su opinién. En la pirdmide hay tres Jdos con tres circulos que signi fican cada uno un tiem- Date cuenta.de que nin- “Bina otra figura puede contener estos tres circulos inva. es sino ellas; y que ninguno de los mortales es capaz 253 Cuando callé Logistica, salimos fuera del muro de ye ~ dra por la abertura de uno de los arcos y nos metchamos { dealli, yendo yo muy contento en medio de ellas, que me | « levaban de Ja mano. Dijo Thelemia alegremente: «Vaya- “mos ahora a las puertas como se nos ha ordenado.» En- toncés, caminando a buen paso por la amena regién, vefa ‘el.cielo limpio de toda nube oscuta y, como estaba avi. __ dode entender el conjunto de aquellas inestimables rique- _ Bis. inexpresables delicias e imigualable tesoro de la santi- sia teina, mayor que los dos templos de.oro fabricados or Ositis y dedicados uno al Japiter celeste y otro al real, les hice estas. preguntas: «Decidme, felizes mu- hachas. si no os desagrada mi cutiosidad: entre todas las p Piedras preciosas que he podido ver, habfa una que juz- fF blémas hermosa y de mayor peso y precio que el jaspe ‘Gue.contenta la efigie de Nerén impresa en relieve y que -lentelleante topacio de la estatua de Arsinoe, reina de fabia,y que la gema por la que fue proscrito el senador _Nonto.,Se trata del esplendoroso e incomparadle di jnantede belleza y tamafio nunca vistos, que pendia del tiquisimo collar sobre el niveo pecho de nuestra divina eine’ equé escultura cra aquella? Porque a causa de su itn fulgor y como estaba lejos, no pude verlo perfecta- iehte: esto es lo tnico que me queda por saber y tiene mi ‘himo anstoso y en suspenso.> “Hogistica, dandose cuenta.de la honestidad dela pre- s tespondié inmediatamente, diciendo: «Has de sa- Poltfilo, que en esa gema esté tallada 1a imagen del mo Japiter sentado en un trono y coronado. Y bajo { fisjestuoso y santo escabel estan vencidos los gigantes fe uerian subir hasta su sublime trono y cetro ¢ igua- concisa, y sabe que la primera Seat ane séloconocida por smnisma y augue difana, para nose tos no resulta totalmente clare. Aquel que esté dotade enjosube més azsba y considera profundamente el | Soler dea figura superior Tnverugand is aciend " a tercera figura, que es de color ; wide oe ‘aquellas tres imagenes de oto Porseie ns biendosmés arriba, considera una fgurade pei in el adelgazamiento 7 {cto nsdn, no per nequ 0 gU HE pero permanece ignorante sobre = saturaeza, impor comprenderla y estupefacto.» “Pifvando expat Logie de wn modo excl tey con absolute conocimiento estas estima sna. sefianzes, arrancadas con sagaz ingenio sop seno de la naturaleza divin, comencé so sentir ayes deleite con esto que con cualquier otra obra a ni que hubieran extininado ri6 ojos con complacencl: Ft pensando en aque obelisco tan misteioso tranquil incegro en su fimenay petpetuidd, sides etemoy de tuna igualdad indestructible ¢ incorruptil ea permanentemente en aquel espacio amplio y° circular, donde soplaba el halito gratfsimo de una brisa invariable y lleno de &rbo- les frutales doblados por el peso de toda clase de frutos dulcisimos a y salidabies, perpetuamente verdes, plantados con or- den exquisito¢ ilumina= dos sin cesar por el precioso oro. 254 ae 6, ut 1s~ arse a éi,y a tos que él fulminé, En Ja mano izqu runes tiene una pequefia llama y en la ae me los brazos repleta de bienes, y esta con ane ted lo que se contiene en esa preciosfsima Joya. = ni es dije: «Qué significan aquellas dos cosas tan ces dije: <2Qui this respondié: «Por su infinita bonded, el inmostal Jopit mia : Jas manos.» todo apagado-mt dese de comprender y no a, 08 Jo regs: smoleste mi atreviento, decidme ott cos 08/0 ie Antes de mi hossbleespanto vi ue monstruo de pics i revidisimos, que e1 elle de tamafio y arte atrevi s, i entrat en su vientre vacfo, hallé dos sepulcros con escil: 6 10 enconti toras de ambigua snterpretaci6n sobre cémo encond un tesoro y que yo, Fechazando el cuerpo, debie ue me con ta cabeza.» Logistica, sin dudar ni un mom F a Thele: 1¢ tiene en sus manos divinas?» La gractosa Thé terda a clegit libremen: tea los habitantes de la tierra cualquiera de las dos cosas que tiene en Y yo aiadf sin dé mora: «Ya que nuestra agradable conversacién hrallegadohastaeste pun | to, gratisimas compafié ras, y que.no esté del” zat un divino placer en cntenderla: Recuerda que sobre su frente pende el adorno con la doble insetipcién, que en lengua materna y vulgar quiere decit «trabajo e in- dustria», porque quien quiera tener un tesoro, debe abandonar el linguido ocio, simbolizado por dl corpa- chén, y tomar la cabeza; esto es lo que quiere decir aque lla escritura: que tendré tesoros el que se fatigue con in- dustria.> Apenas terminé sus dulces y eficaces palabras, le di las gracias por su afable bondad, ya que habia en. tendido completamente fo que me dijo. Pero, descoso to- davfa de investigar todo lo que antes no habfa comprendi- |. do perfectamente, tomando familiar confianze con ellas, hice esta tercera pregunta: «Sapientisima nmfa, ami sali z da de la caverna subterranea encontré un puente antiguo ~ y hermoso en cuyos pretiles, uno de pétfido y otto de off. _/t4, vi esculpidos unos jeroglificos y los interpreté ambos, Peto quedé ignorante sobre los ramos que estaban atados os cuernos, puesto que no los reconocs, y tampoco supe ot qué una parte eta de pérfido y la otra no.» Me respondié al punto amistosamente: «Uno de los E> Tamos es de abeto y el otro de aletce. Es cosa sabida que tho no hace facil comercio con ef fuego y que el otro, hte ni se ablanda cn las adversidades: la piedra de _Potfido se suma con notable misterio a este simbolo, = PUES se afirma que es de tal naturaleza, que no sélo se eqhema en el horno, sino que vuelve incombustibles alas ce q z 'as piedras que estan cerca. Asies la. verdadera pacien- Ine no slo no se enciende, sino que apaga alos que tit encendidos. La piedra de ofita tiene una propie: 257 oe dad conocidisima, que conviene igualmente a’ aquella inscripcién, Haces bien en preguntar, Polifilo, porque es cosa laudable escudrifiarlo todo, considerarlo y.medir: Jo.» Alabé entonces sumamente la sabiduria de aquella ujer elocuentisima y le di las gracias calurosamente. Y asi, entretenidos en esta honesta y excelente conversa- cidn, Hegamos muy alegres a un bellfsimo 1f0, en-cuyas orillas vi un agradable platanar y otros verdes arbustos y plantas acudticas, situados y dispuestos con orden inme- jorable, Estaba atravesaco por un soberbio puente de pie: ddra de tres atcos, apoyado en los extremos sobre firmf- simos pilares, con los pilones en forma de quilla por am- bas partes y nobi- fsimos pretiles. Sobre estos, en la vertical de la clavedeceda arco de abajo, sobre+ salia a uno y otro Jado una lastra cuadrada y con frontén, que con- tenfa un jeroglifi- co en relieve, En la de nuestra de: recha vi una mas trona coronada: por una serpien: te, sentada sobre’ tuna sola nalga,iy 4 ccon Ja otra pier: na en acto de'levaitarse."Ei la mano ie la pista senitada sostenfa un par de alas y en la otra una tortuga. En Ja otta parte habfa un circulo que contenia dos amorcil.os que, dando la espalda a la cixcunferencia, sostenfan su centro. Entonces Logistica me dijo: «Polifilo, yo sé que no en- ttendes estos jeroglificos, pero vienen muy al caso para los que se dirigen ¢ as tees puertas y estan oportunamente c locados como advertencia para los que pasan por aqui. circulo dice:."Medium tenuere beati’, el otro: ‘Velocita- tem sedendo, tatditatem tempera surgendo,’»'*® El puente tenfa una ligera inclinacién, que demostra- ba la sagaz perspicacia y el arte y el ingenio de su habi- lisimo artifice ¢ inventor, era de alabar en él Ja eterna so- lidez, que no es conocida por los cegatos modernos y pseudoarquitectos, que no tienen cultura ni medida mt arte y que, aunque disfrazan sus obras cubriéndolas de pinturas y molduras, todo lo que hacen resulta sin gracia y deforme. El puente que digo estaba constriido com- pletamente con bellisimo mérmol de Himeto. Cuando lo hubimos atravesado, fuimos carminando bajo las frescas sombras. dulcemente animadas por el va- tio trino de los pajarillos. Llegamos a un lugar pedregoso y éspero, en el gue se elevaban montes altos y escarpados, ¥ desde alli nos dirigsmos a una montafia contigué que era abrupta, impracticable y escabrosa, completamente tof- da y lena de.pedruscos, alte hasta el cielo, puntiaguda, = *desnuda de todo verdor y desprovista de arboles. En este lugar sumamente 4spero estaban las tres puertas de bron ‘ce, rudamente empotradas en la predra viva, obra increi- ‘blemente antigua, Vi sobre cada una de ellas, en catacteres 4. 4énicos, romanos, hebteos y arabes, la inscripcién que Ja 259 seta aie divina reina Eleute- tilide me habfa pre- dicho y pronostica- do que encontratfa, ‘La puerta derectia tenia esculpida esta palabra: EOAOZIA; la wquierda, KOS- MOAOZIA; y la ter- a cera, EPOTOTPO®- (O82 Apenas legamos aqui, mis compafie- as comenzaron a in- terpretar y dilucidar hébilmente Jas ins- | cripetones y Iama- ron a las resonantes hojas de metal, atacado por un éxido verdoso, dela puer- taderecha, que fue abierta sin demora. i 'Y he aqui que se nos presenté una mujer anciana, de aspecto célibe, que, saliendo por una pequefia puerte, sobre la cual estaba escrito TYAOYPANIA,' de: una’ choza de cafias con el techo y las paredes ennegrecida: de bumo, venfa con un casto corteyo de matronas; su mo: rada estaba situada en un lugar solitario, en una grata os- cura y podrida, de piedra desnuda y deleznable. Ella es taba lacerada, escudlida, macilenta y pobre, tenia los‘: ojos clavados en el suelo y su. nombre era Theude, Trafa consigo seis compafieras que Ja servian, también pobre- mente vestidas y consumidas, una de las cuales se llama ba Parthenta, la segunda Edosia, la tercera Hypocolinid, A pre Pinotidia y cerca de ella estaba Tapinosa, y la «tltimaera Ptochina."* La venerable matrona seffalaba él |= pienzo de un camino fatigoso, dificil, obstaculizado por = Epinos y zarzas, en un lugar escabroso y desagradable, 260 36x £0, boca pequeita y hombros robustos; en su rostro selefa ‘ue no la atemorizaba ninguna accién ardua y dificil. sine ‘us tenfa ua énimo feroz y gigantesco;su nombreere Eu. clelia’ y ia acompafiaban respetuosamente seis nobles jo- Vencitas obedientes: ef nombre-de Ja primera era Merim- asia, cl de la segunda Epitide, el dela tercera Ergasilen la cuatta se llamaba Anectes, y ia guinta Stati; I dltuma, Olistea."* Aquel lugar me patecié muy trabajoso, Logit, 2, dandose cuenta de ello, tomé la lita de manos ce The, ‘emia y, tocando suavemente, comenz6 a cantar al modo dotio, diciendo: «Oh, Polfflo, no temas esforzarts visi, mente en este lugar, porque, cuando la fatiga desaparece, Permanece el bien.» Tan vehemente fue su canto, jue yo sstaba a punto de consentis en quedarme con estas mu. chachas, aunque su forma de vivir me patecta fatigosa, Al con dl ico avon y ormentone con une rnieble oscu- nnebrecfa el sendeto. e "Tait, nde cet de it ob above vimera mteda, me dio con cert ef: «Pol, et ce no se conoce hasta el final», y al punto ja veneed er Thelemia me dijo agadamene: Dictendo Logistica estas palabras y otras semejantes, _ Muy agitada e indignada y con el cefio fruncido, arrojé al Suelo la lira y 1a rompié. Entonces Thelemia, sit, hacer “€as0 de semejantes discursos, me hizo sefias riéndose de jp we no escuchara a Logistica, por lo que esta, sabiendo ‘hl nfcua inclinacién y encendida de desdén, volvis les “Spaldas suspirando y eché a correr hacia la salida. Y yo ‘Giuedé con mi vencedora y querida Thelemia, que me _ Sijo carifiosa, riendo: «En este lugat, Polifilo, no tarde- hi Lay rs en encontrar la cosa que més amas en el mundo, que tu corazén desea sin descanso y que es:tuya.» Entonces} meditando profundamente, encontré que en mi coraz6i desgraciado no habia cosa més deseable que mi Polia, se- mejante al sol. Alegrado por estas plucenteras, gratsi mas y divines palabrillas, me sent extraordinaniamente confortado, Thelemia se dio cuenta de que le matrona, sus muchachas y aquel lugar me eran sumamente ‘agradables y, besftidome como una paloma y abrazdndome estrechamente, se despidié y se marché. cr ‘ ‘Cuando las hojas metélicas se cerraron, me quedé en. re aquellas’hermosas.ninfas que, encantadorss y lasci- vas,;comenzaron a jugat a mi alrededor y, rodedndome voluptuosas; a provocarme con sus scducctones concu- “ piscencias tentaoras..Experimentaba un comienzo de ‘omezén ya que sus rostros descarados me provocaban un aumento del fuego del amor y de la excitaci6n, Tal ez el frio y supersticioso Kenécrates se habia enamora- do con amor impetuoso de Friné y habtia caido en la lu- _ yurta y:no hubiera sido acusado pot ella de set como una -estatua, si se hubsese tratado de una de estas, que tenfan los. rostros lascivos, los corazones desvergonzados, los 4 ojos risuefios, relucientes y juguetones en su cata rosada, IF... las formas exquisitas, los vestidos provocativos, los m vimientos juveniles, las miradas mordientes y un aderezo elegantisimo, En ellas nada era simulado; sino todo pet fecto y exquisito naturalmente; nada deforme, sino todo | proporcionadisimamente armonioso. Sus cabezas dot das tenian las rubtas trenzas bellisimamente entrelazadas a con cordoncillos y ataduras de seda tejide con hilos:de «| oro, con una habilidad sobrehumana, enrolladas alrede: | dot de la cabeza y sostenidas con horquillas; su frente e tx} OBSTE LUGAR DESIERTO Y UNA NINFA ELEGANTI- IMA LE SALE AL ENCUENTRO. POLIFILO DESCRI- ‘BE AMOROSAMENTE SU BELLEZA Y SU INDUM3N- © SE SI.ENTONCES DELIRABA, HERI- do mi tierno corazén en exceso por amo- rosas punzadas, porque me quedé estu: pefacto por el modo en que la gratisima 2) compaiiia desaparecié de mt vista, tan re- yentinamente como si se hubiera desvanecido en el aire, Arrebatado y casi fuera de mf, levanté un poco los ojos yvi ante ellos una artistica y élevada pérgola aboveda- - da, cubrerta de florido jazmin completamente pintado |. por sus olorosas florecillas de tres colores. Penetré bajo lla, gravemente alterado por la inesperada privacién de ‘compaiifa y reflexionando sobre las diversas, grandes y _estupendas cosas que me habfan sucedido y esperando | firmemente encontrar a mi Polia de cabellos de oro, “como la reina me habfa prometido. «Ay de mf, Po.ia», “ decia suspitando, de modo que los amorosos suspiros que se fotmaban dentro de mi corazén encendido reso- zarcillos, que colgaban con juguetona inconstancia; sus. celegantes vestiduras estaban ideadas para el placer. Iban «| todas muy perfumadas, exbalando una desconocida fra. gancia como de almizcle. Su-conversacién era capaz de turbar y violentar cualquier resistencia y la dureza del cualquier virtud, de atrapar al hombre més libre y suavi- zat toda inoportuna rusticidad y/debilitar cualquier pé-'s trea dureza. Por eso, habiéndose inflainado mi alma completamente de nuevos deseos y atrojada ya aun ex: tremado incendio de concupiscencia, excitado todo mi’ arrebatado y ltibrico apetito e inmerso en él deseo, me’, hallé invadido e infectado por el igneo contagio e hit! viendo en el fuego que habfa brotedo en mf. Ast encendido, las amables muchiachas me dejaron solo sin que me diera cuenta en una amenfsima Manura. be “angustia y absorto, llegué enseguida, sin darme cuenta, ‘final dela florida cobertura y vi que en una llanuraam- ‘plistma una inmensa muchedumbre de jévenes de ambos sexos se divertfan en grupos, festejando animadamente, 269 aia do danzas hermosas y juguetonas y batiendo palmas éon_ gran regocijo, Admirado por esta grata novedad, me de’ tuve sin saber st debfa proseguir mi camino. eS Y he aqui.que se separé de ellos una noble y alegre. ninfa, con una antorcha encendida en la mano, y dirigio hacia mi sus pasos virginales, por lo que, viendo clara mente que eta una muchacha-de came y hueso, no me: movi sino que esperé contento, Vino hacia mf sontiende, 4Eeualados ala altura de los camosos talones. con juvenil rapidez y modesto continente y con el rostio 270 If chosa piel. Esta camisa parecta velar graciosamente * ~licoso Marte la amorosa Idalia," ni.a ella el hermoso pastor Adonis, ni el delicado Ganimedes al-supremo e ~inflamado Jépiter, ni la bellfsima Psiquis al ardiente Cu- “pide. Por lo que, si yo hubiese visto a esta entre las tres ~ diosas discordes como la cuarta y hubiese sido puesto ‘como juez por el supremo Jove; cual en Jas umbrosas tel- vas'de Mesanlonia el pastor frigio, sin duda la habria jitagado més digna por su hermosura de la menzana con la inscripeién, sin respeto alguno por las otras.""” A primera de su atavio y del lugar me disuadieron y pot eso esteba indeciso y permanecf en una duda lena de respeto. © 25. Vestia esta ninfa, semejante al sol, su cuerpecito vit- ginal y divino con una sutilisima tela de seda verde tejida | con oro, formendo un color encantador como el de las ~ plumas del cuello de los énades, sobre una camisa blan- cay de tejido rizado, més hermoso que el que tejié nun- ca su inventora Pénfila, hija de Platis, en la isla de Cos,'"* ‘que cubria la carne resplandeciente y delicada y Ia le- sas blanquisimas y encarnadas y estaba finamente plega- ia. Sobre-ella el vestido se adherfa a las anchas caderas y “alos pequefios pechos, cefiidos apretadamente con una “cuerdccilla de oro, que retenfa un poco levantados .os a de La larga vestidlure, cuyor bordes oxlados quedaban El cordoncillo de oro que ceiifa esta vestidura, men- -niéndola elevada, era como el sagrado cinturén de la shta Citerea; el elegante bullén rodeaba el ptidico est6- ayn mago con una grata hinchazén y cafa sobre las nalgas prietas y trémulas y sobre el redondo-y pequefio vientre: El resto del vestido volaba con finfsimos pliegues al soplo de las brisas suaves y cambiantes y a causa del movimten: to del cuerpo, cayendo hasta las lechosas pantorrillas. A” veces; empujado por el templado aliento de un viento.” suave, acusaba las piidicas y hermoses formas, lo cual no daba ningtin reparo @ la muchacha. Llegué a sospechar: no sin fundamento, que su natiraleza no era completa’ mente humana, Tenfa los brazos lenos y las manos Lar-) | gas, adornadas por delgados y torneados dedos, con.” iafias largas, rosadas y brillentes, cuales nunca fueron, dedicados @ Minerva, 1a que prove de botin; los brazos. parecian cast desnudos a causa de la transparencia de” las mangas, y una Ura de oro puro, tejido y coptosamen- te adornado con relucientes joyas, rodeaba hermosa: mente el atrangue de uno y otro, cerea de las blanca’ axilas. ¢ sea unir después en horizontal. Debejo de esta prenda, como ya he dicho, la finisima camisa rizada de seda blen- ca. minuciosamente trabajada cubria aquella preciosa "cathe, semejante a las purpireas rosas, al comienzo del amplio y delicioso pecho, més grato a mis ojos que las frescas aguas al ciervo agotado y fugitive, més delesteso de lo que le era a Cyntia la navecilla de pescador de En- dimidn y que la suave cftara a Orfeo, Las mangas de la camisa eran convenientemente en- chas y estaban atadas a las mufiecas con cintas de 0:0, cada una rematada por una gruesa perla de cancor oriental. Ademés de todas estas cosas sumamente agra- dables, yo miraba con especial deseo, con mitadas ta- paces y atentas, los orgullosos y turgentes pechos, que " desbordaban 1a opresién del finfsimo vestido: pensé de dllos, no sin raz6n, que su artifice los habia formado con tanta belleza solamente para su propio placer y que “habia reunido en ellos toda la fuerza del amor. Tal vez lis:cuatro aves de oro de la basilica real de Babilonia, llamadas Ja lengua de los dioses, no arrastraban con “thta fuerza Jos dnimos de los sfibditos hacia el amor "del rey como a mf estos, que apenas habrfan lenado el hue- 6 de la mano y que estaban separados con el mas bello lnitervalo, ay de mf, que la naturaleza fue capaz de pro- duc. ‘sLa blanquisima garganta, més céndida que la nieve = tscitia, estaba cefiida con un collar més precioso que el ibe cierva del César, ¢ incluso dudo que fuera semejan- "el que indujo a la criminal Erifile'a tevelar el escondi, le Anfiaraa. Consistfa en tina sarta de piedras precio- ‘yde perlas redondisimas, dispuestas en este orden gaban sueltos. distribuidos bellisimamente eo diversos.. lugares. A uno y otro costado, el vestido estaba rasgadi y su hendidura se unia en tres lugares con tres botonet gue etan grucsas perlas cosidas con seda azul, més her: mosas que ia que Cleopatra disolvié en su pociéni y.: aquella separacién estaba unida de manera que se podia ver la vestidura de debayo entre una y otra perla. ee En torno al recto y lechoso cuello daba fe vuelta und franja de oro retorcido, tejido a gusanillo y copiosamen te adornady de piedras preciosas, que se separaba sobre el pecho, estrechindose luego agudamente y volviéndo- 272 273 exquisito: en el surco del blanco. pecho, a guisa de piti- jante, habia un rutilante rubi redondo, engarzado entre dos gruesas perlas. Més allé de les perias de los lados re: falgfan dos zafiros y después otras dos perlas orientales; | més allé de las cuales, a una y otra parte seguian dos res- plandecientes esmeraldas y dos perias mas, y luego dos relucientes jacintos: todas estas gemas, en forma de ca- bujones, eran perfectas y del tamafio de aceitunas y esta- ban distribuidas armoniosamente. ‘La rubia cabellera se detramaba suelta sobre el gra ~ cioso cuello, abundante, rizada y resplandeciente, con | Jos cabellos como sutilisimos hilos de oro gue brillaban de un modo inconstante. Su nacimiento estaba cefido pot una guimalda de perfumadas violetas semejantes.a amatistas, due pend{a un poco sobre la alegre frente, : cual nunca fue'dedicada al Genio, y formaba una voluy tuosa separacién triangular, Por debajo de la guitnalda brotaban ios cabellos formendo tirabuzones, algunos dé Jos cuales sombreaban temblorosos las hermosas siene: ‘sin ocultar las diminutas orejas, -mas bellas que las qué nunca se dedicaron @ la Memoria. El resto de la rubia cai bellera se extendia tras el resplandeciente cuello y peti= dia por los hombros tedondos, derramandose inquietay: mente sobre Ia hermosa espalda y Hegaba més abajo.de las dgiles zodillas con moderada ondulacién: el péjaro de Juno no extiende tan ampliamente sus plumas adorna! das con ojos, ni Berenice ofrecié cabellos tan hermosos = & Gono los vio semejantes colocados en el triéngulo.""¥.5, En la alegre frente, bajo dos ceyas deigadas. negiisii's ‘mas, arqueadas y sepatadas, cuales nunca se han visto\ 274 > &xperimentado ante las anteriores presencias y enotmes drones ojos consideraban una parte como la mas bella, el ~ divino, les contradecta y preferia esta. La causa y princi- +4 las abisinias de Ettopia ni Jas tuvo Juno bajo su tatela; resplandecian dos ojos alegres y radiantes; capaces de fundir a Jépiter en lluvia de oro, Juminosos, con la oscu- ra nifia sobre la lechosa cérnea. Junto a ellos, las mejillas purptireas, noblemente agraciadas por hoyuelos cuando se refa, tenfan el color de las rosas frescas cogidas al na- ‘cer la aurora y colocadas en vasos de purfsimo cristal de -Chipre: no de otro modo se transparentaba en ellas ol co- lor bermejo, Bajo la nariz se extendfa un lindisimo vallecito rasta Ja boca pequefia, de forma gentil, cuyos labios,-delgados y purptireos, cubrian la uniforme sucesién de los dientes pequefios y marfilefios, que no sobreselfan tino de otro, ‘sino que estaban dispuestos en orden uniforme; el Amor -exhalaba entre ellos un aronia delicioso. Pensaba yo por 80 que entre los graciosos labios no tenfa dientes, sino Austrosas perlas, y ardiente almizcle por aliento y por voz “la de Thespis y sus nueve hijas.""° Todas estas cosas me encantaron, pero entre mis en- " Wendidos sentidos y mi desordenado y ardiente apetito acié una excitacién y una tensién amarga que no habia Vvariadas riquezes. Porque, mientras los etrantes y la- “deseo, arrebatado por otra de las partes de aquel cuerpo pio de tan tensa y turbada conmocién fueron mis ojcs in- iciables, a los que yo sentia sembrar y suscitar tentas ¥enas en mi coraz6n triste y herido, Por culpa de su obs- inactén perdf yo entonces este y no los podia satisfacer in nada, Mi estremecido deseo preferfa con mucho y 275 sin-compatacién el delicioso-pecho y mis ansiosos ojos estaban de acuerdo y decfan: «Sial menos lo pudiéramos: descubrir todon. Luego, atrebatedos violentamente de alli hacia el rostro hermosisimo, hallaban en él una ex- trema voluptuosidad. Y entonces, robustecido mi deseo por su contemplaci6n y torndndome.desmesuradamente audaz, susurraba: «éQuién podefa llegar a convencerme de que haya habido alguna vez en algin lugar una cabe- llera tan abundante y digna del Genio, tan hermosamen- te trenzada y arreglada, con’ sus.rizos como zarcillos, adornando una frente tan bella y resplandeciente? Nun- ca gusté mas por su cabellera Hesperie a Esaco'™ ni fue més deseada. Y estos dos ojos clarfsimos y flechadores, tuminosos como estrellas matutinas en el cielo puro, que han herido profundamente mi corazén como un dardo clavado por e! airado Cupido, adornan tal cabeza y fren- te con mas hermosura que los esplendorosos rayos de los Acintanos al belicoso Neco. Casi me atrevo a decir gue Delos no produjo-luminatias més agtadables a los mortales."° més luniinosas y hermosas que las fijadas en la divine frente de esta imagen celestial, donde relucen amorosainente.» Agitado mi triste corazén por tales que rellas y tan discrepantes controversies de los apetitos, sostenfa una lucha tan formidable como si entre mis sen- tidos se hubieta colocado una rama del Jaurel que crece en el tfimulo del rey Beblyx y la rifia no pudiera cesar."** de modo que pensaba que el litigio no se aplacaria mis que st obtenia displacer de su belleza mi corazén; cost imposible. Y por esta raz6n, mis voluptuosos deseos no podian ponerse de acuerdo y yo estaba como el hombre atormentado por el hambre que, tentendo delante milti- 276 ples y vartados alimentos y no sabiendo cual escoger, no Puede contentar'con ninguno su cruel apetito y perma- nece hambriento. {xu} ‘LA BELL{SIMA NINFA LLEGA HASTA POL{FILO, LLE~ VANDO UNA ANTORCHA EN LA MANO 1ZQUIER- DA. LB TOMA CON LA LIBRE Y-LE INVITA AIRCON ELLA. ENTONCES COMIENZA POL{FILO A SENTIL IN- ‘FLAMADOS SUS SENTIDOS, ABRASADO POR FL DUL- ‘CE AMOR DE LA ELEGANTE DAMISELA, UANDO TUVE ANTE Mi, COMO 08)B- to real einteligible, aquel ser de tan bella presencia y divino aspecto, copioso acer- vo y universal conjuncién de belleza nun- LOS ca vista y sobrehumana.bermosura, es “timé en poca cosa y pobres y sin comparacién con ella “todas Ins incretbles delicias y riquezas y megnificencias -Pque habia visto antes. Feliz, aquel que pudiera poser se- “ssucumbiendo ‘humildemente a todos sus deseos ya su __Ainpetto, fuera obtenido y posefdo por ella. ;Oh, altisi- mo Jpiter, he aquf una huella de tu divina imagen deja- | fdaumpresa en esta nobilisima criatura, a la que Zeaxis “ habria elegido oportunamente,y con justicia sobre todas ‘las muchachas de Agrigento y de todo el murido como biese podido contemplaria! Esta ninfa hermosa:y celes: tial se me acercé alegremente:y, cuando pude contem- plar de cerca y con més claridad sus rarfsimias bellezas; que ya haba visto de lejos, me quedé estupefacto y sorptendido. “Apenas su amoroso rostro y su gratfsima presencia pasaron a través de mis ojos a las partes intimas, mi me- moria, que la recordaba, se desperté.y, excitando ‘al co- raz6n a admitirla y ofreciéndole a aquella que habia he- cho de él taller donde se forjaban sus-punzantes flechas, y la aljaba que las contenia y familiar y permanente mo: rada desu dulce efigic, yo la teconocf como Ja que habfa consumido la mayor parte de mi juventud con sus céli- dos, primeros y fortisimos amores. Ya desbocado mi co- razén, lo sentia yo saltar sin descanso y gélpear eons tantemente como un ronco tambor: mi pecho' hetido), porque, a causa de su hermoso y gratistmo aspecto'y. de Jas rubias trenzas y Los rizados cabellos que temblaban juguetones coro zarcillos’sobre su frente, aquella Bie parecié Polia, la de la cabellera de oro, a a que yo.ama~ © ba extremadamente y por la que mi vida no habia pod do salir de Jas lamas incendiarias ni cambiar de rumbo; pero el ins6lito vestido, propio de una ninfa, y.lo desco- nocido del lugar hicieron que permaneciera en suspen: 80, leno de dudas ¢ irresoluto, Sostenta ella con el niveo.: brazo izquierdo, apoyada sobre el céndido pecho, una: antorcha encendida y fulgurante que sobresalia un poco: sobre Ja dorada cabeza, empufando-la parte inferior ban por casualidad sus radiantes ojos con los mfos, du- rante un rato todas las cosas me parecfan dobles, hasta que parpadeaba y restablecfa en ellos la visi6n primitiva: Pot esta causa, saqueado, despojado y totalmente ven- cido, estaba dispuesto a coger un pufiado de las freseas huerbecillas y, ofreciéndoselas suplicante, decir: «Me rin~ do (Herbam do).»"*” Ea vista de que ya habia confirmado en mi mente mi amor y le habfa dado libre entrada y ex puesto ampliamente mi alma, mi cilido pecho se abri6 paulatinamente como el'rojo y maduto fruto dela mo= métdieao carancia.™* Y cuando recibié en sflas acostum: bradas y familiares (aunque un tanto intermitentes) la: mas, inmediatamente el hogar deteriorado y reducido a” pedazos reconocié su calor y su fuego, que penetraron en” las ardientes visceras que ya lo habfan experimentado otras, veces, junto con el aspecto virginal’de ella adornado en. grado sumo por una elegancia incretble, Porque este, que se habia introducido dulcisimamente en mi mente con “i mis primeros amores—tleno de insidias, como el caballo Uf ‘de Troya—dio lugar a una lucha implacable y eterna para | pertanecer fijado en mi tenaz y simple coraz6n. El cual, seducido facilmente por el dulcisimo semblante, no tard6 | en romperse y abrirse ampliamente a los amorosos ardox. 4 res y encenderse de buen grado con Jos placenteros fue: gos y rendirse completamente. Bn mt interior s¢ hacfa cada vez mas fuerte la exci tacién de los frecuentes-e intimos ardores, cuyo socorr por parte de ella tenfa entonces por remedio més digno y oportuno que el de Tifis con sus sutilisimos instrumen- tos de-navegacién™ y.la estrelle de Céstor a les céncavas navecillas que se encuentran entre las répidas y fluc- 2] tances ondas del mar cuando hay tempestad; mas grato -{ adn que el de Mylicta al herido Adonis, y a Afrodite el de FPeristera, la complaciente ninfa;"® y més atin que el dic- ‘amo del monte Ida, llevado por is hija de Dione con la | flor purpirea, ala herida del piadosoEneas. ¥ sintiendo yo mt pecho ya abatido.y leno y colmado de fntumas as- _perezas y oprimido y sosteniendo.encontrados pensa- “mientos, meditando sobre aquel penoso amor, mi incu- - table herida se ensanchaba y aumentaba. Con el énimo __disminuido, completamente perdido en un ciego deseo, sin poder resistir aquellas céusticas ebulliciones, cesi me atrevia a manifestar y expresar mis.intensos ardores -amorosas ideas, y hubiera querido vociferar diciendo: «Oh delicada y divina damisela, quienquiera que seas, ‘no.uses corimigo antorchas tan capaces de hacer que- ‘arse y consumirse mi triste coraz6n, Ahora arde com- = pletamente en un incendio constante y creciente, pues. tn dardo punzante, agudisimo y llameante.» Hablindo- casi, deseaba poder atreverme a descubritle mi oculto, fiego para que disminuyera la exasperacién que padecia = Vesta textible y rabiosa inflamacién de amor que se hin- chaba cada vez més, porque permanecia oculta, pero ne contuve pacientemente. Y, de este modo, yo ocultaba iodas estas fervientes y graves agitaciones y temerarios “ Petisamientos y lasctvos y violentos apetitos, impedido fot la pobreza de mi toga, que tenia todavie engancha 282 285 Beret das las espinas de las mordientes zarzasique se me hé“] yunca esté un carbén.tan apagado que-no se encienda si bian adherido en Ja selva; y asi como el pavo real; viendo} se Jo acerca al fuego, porque su naturaleza Je inclina a sus patas feas y despreciables, depone su redionda cola) || allo, pero mis ojos estaban cada vez més desenfrenedosy as{,'ni més ni menos, teprimfa yo las incitaciones de'\'_ |" das notables y divinas bellezas que percibfan inflamaban voluptuosidad y frenaba mis obstinados deseos y vano’, icon un deseo cada vez més insolente mt coraz6n inerme pensamientos, considerindome' indigno de-objeto tan ampotente, pues ella se mostraba cada vez més bella, divino. ’ + ings elegante, més hermosa, més apetecible y extrzmada- Por esta razén, estaba dispuesto con todes mis fuer!) “f/ mente apra para el amor. zas a sobreponerme y teprimit mis apetitos ya teftenat Pero también pensaba yo ingenuamente: «Si por mi mente vacilante y a subyugar mi itidisciplinada vo% 4! ventura los doses supremos se dan cuenta de mis deseos tuntad, pensando que no podia hacer otta cosa. Por alt ¢ impios apetitos de unos placeres tal vez vedados en mo comencé a pensar, en Jo oculto de mi encendido "este santo lugar y con esta persona, {no podria ocurtir razén, que sin duda mt presente y continua'pena podia’ “F ‘fécilmente, como sucedid a muchos otros que les ofen- compararse con la del impio Téntalo, a cuya gargantl | gicron con su impudor, que atraere sue flee ¢ inane secay ardiente se ofrecfan las heladas, purisimas y dulce f-. aguas y a cuyo violento apetito se presentaban hasta'lt: | jbrantables iras, usadas con justicia con el audaz € inso- y lentisimo Ixién? De igual modo, el Tracio, no habria boca sbierta los frutos sabrosos, pero que permanecta fi: nalmente sin comer ni beber de unos y ota. [encontrado Ja profunda sede de Neptuno si no se hubie. ‘Ay de mi, node otro modo, se me oftecia una nin > taatrevido a adulterar al puto y sabroso Baco, mezclén- UF dolo con la liquida Tetis, y si no se hubiera entrometido bellisima, de aspecto noble yedad flotida,-indecible= |} indignamente en los actos de los dioses: y Galancide, la mente adornada con vestiduras angélicas, notable porsiif eéclava real, no pariria por la boca sino hubiera engaiia- indudable honestidad, muy benévola conmigo 'y cui do.a Lucina."* Tal vez esta divina ninfa esté.reservada a contemplacion excedia a cualquier exquisito y deliciosd: ft si genio oa algin otro héroe sublime, si yo intentara la placer humeno, dotada de todo lo que sitve a los plac indignidad de semejante sacrilegio, podria volverse, in- res del amor y provocadora de los apetitos. Elle despoja""3 “dignado con razén, contra mi.» -Meditando profunda- baa laanteligencia de cualquier otta ocupacién yla.a¢44JF mente estas razones, pensé que aquellos que se guardan paraba, peto no satisfacia ei anhelante y volupruosé: GIE Poco perecen fécilmente y que no es dificil. que se enga- deseo que despertaba, Puesto que yo no-podia apagit # acn.y cometan errores y que, contratiamente ailo que con ella mis ardientes concupiscencias, procuraba tréii 4H suele decirse,-Ia falaz, y juguetona Fortuna no se ofrece guilizar mi lingutdo corazén tnflamadisimo y lo colmabis4F f¢ciimente a los audaces; y ademés es axduo investigar el con una amorosa y placentera esperanza, pensando: faz6n. Por esto, del mismo-modo que Calisto, aver- L ee 285 gonzada ai sentir que él vientre se le binchaba cada ver _ més, evitaba la presencia de Ja casta Diana, asi yo, 1m- pulsado por el pudor, frenaba semejante impullso y mis Woluptuosos e inconvenientes deseos, Pero examinabt on ojos de lince y sin deseanso, sintiendo gran placer y_ | peravilloso afecto. a le bellisima ninfa,-disponiéndome totalmente a asumir su gratfsimo amor con obstinacién¥. firmeza. tiernamente y arrojé de mi espiritu ios temores, recon- forténdome con su aspecto olfmpico y-refrescando con su elocuente discurso mi alma ya ardorosa; con amorosa yatrevida mirada y graciosa sontisa, me dijo: «Polifilo, quiero que sepas que el amor verdadero y virtuoso no repara en las cosas externas, y por €s0 tu ves- tido no disminuye ni aminora el valor de tu alma tal vez smagnénuna y gentil y digna de estar en estos lugares ma- avillosos y santos y de ver los admirables triunfos. Por es0, no permitas que ocupe tu mente temor algunes porel contratio, mira atentamente los teinos que poseen los co- ronados por Ja santa Venus, quienes, luchando valerosa- ‘mente y perseverando en el servicio de sus amorosas aras y-sagrados fuegos, han alcanzado legitimamente su gra- ‘la, que esté siempre al alcance de quienes la metecen.» vs Cuando hubo terminado su corto y dulce discurso, ‘caminamos ambos con pasos mesurados, ni répidos ni __ lentos, y yo iba diciendo entre mi: «Oh fortisimo Perseo, _habrias luchado con ims ardor con el horrible monstruo por esta, para conseguir su dulcisimo amor, que por tu = Andromeda» ¥ luego: «Oh Jason, pienso con funda- mento, y lo juro por Japiter, que si te hubieran propues- <10'los legitimos himeneos de esta, habrias luchedo por élla més ferozmente y te hubieras puesto en mayores pe- {xu} any POLIA, TODAVIA NO RECONOCIDA POR EL ENAMO: (f RADO POLIFILO, LE TRANQUILIZA GRACIOSA ¥ AMAT BLEMENTE. ¥ EL, A CAUSA DB SUS ADMIRABLES BELLEZAS, SB ENTREGA AL AMOR BN SU MENTE. Y// CUANDO AMBOS SE ACERCAN A-LOS TRIUNFOS, VE CON MUCHO PLACER A INNUMERABLES JOVENCI: ‘TOS ¥ MUCHACHAS SOLAZANDOSB- yruaDO HADILMENTE EL SAETER cupido como tirano en mi corazén cau vado y ligéndome fuertemente con soli disimas cadenas de amor, sentfa yo qui ‘me punzaba dafinamente y que atacabi con violencia su sangtienta y persistente mordedura que ya estaba yo sujeto al arbitrio de sus duras, aungdl placenteras, lees, y leno de wn amor ambiguo, susp) rando sin mesura, me derretia. Sin demora, la hermosisi tne ninfa pronuncié con sn boca purptirea y melifles tunas fogosas y atractivas palabras para tranquilizer’ ‘nido a estan. pues la juzgaba superior a todas las joyas y > pteciosos tesoros del ancho mundo e incluso més precio- _ uy de mayor valor que la riquisima reina Eleuterilide Parecfa cada ver mas hermosa y de aspecto mas bello y se ie ofrecta més grata que a Hipodamia y a los rapaces y “ahsiosos avaros el oro abundantey que a los navegantes la i 286 oe tone! forrado de ellos.» Nada refrescaba mi ardiente es- pititu, exasperado por el ardor amoros0 y pot los ex sitos tormentos, sino absorber los frecuentes sollozos que ardfan resonando en'tnt pecho, jadeando como st hhubiera huido de un peligro. Estando, pues, enido en es- ta.ansiedad y viéndome completamente artebatado por tlviolendsimo amor deesta deciaeatteme «Oh Polifilo, zodmo puedes dejar el amor que se en- cendié una vez en ti hacia tu dulce Polia por otsa cual- quiere?» ¥.quetiendo desatarme con todas:mis fuerzas ide este mordienté iazo, que me oprimia cot. mayor tena- | ‘cided que las pins de un cangrejo, no me era posible ims molestamente en este efecto a causa de que ella era ‘ompletamente semejante a mt dulcsima Polia en su as- Specto corporal, su hetmoso semblante y sue gestos. Pero sobre todo me mattttraba atrozmente laicea de dejar a ini amadisima Poliay, lenos mis ojos himedos de _ las ligrimas, me parecia despreciable y penoso cambiar Vobjeto de mi corazén hero y arrojar de él «su anti uo duetio para introducir uno nuevo, desconocido y Site: Luego decia para consolasme: «Tel vex esta sea | Polis. sepsin ol divino orGeulo y las altas y veraces pre- lieciones de la reina Eleuterilide, y no se manifesta, er0 a mi me parece, si no me equivoco, que es ella» Y entrada a'un puerto tranquilo y seguro y los ptlos de las amarras para anclar sus barcos cuando son sacudidos por Jas tempestades invernales y que a Cres6 la Uuvia-que | ccayé a sus ruegos; esta ninfa era mas alegre y querida @ mis ojos que al furioso Marte las huchas sanguinatias, & Dionisos el mosto de la gran Creta y al melenudo Apolo Jacitara que murmura dulcemente, y més grata aén que a Deméter los campos feraces y las ctasas espigas y las = ofendas sagradas y las fiestas tesmoforias."> Cuando marchaba caminando junto a ella, muy con- tento, por a Hanura cubierta de hierbas y flores: algunas yeces volvia mis ojos escrutadores y curiosos hacia sus Uelicados piececillos calzados lindamente de cuero rojo; sobre los que el calzado se adherfa con voluptuosa ten idm. Ya veces, cuando el vestido de seda era movido ui poco pot las staves brisas y volaba sobre sus iniembros virginales, se mostraban al descubierto, surgiendo ext Guisitamente, las blanguisimas piernas, de as que pens. Ee sinceramente que estaban (efiidas de une grana'mé fina que la que nunca se recogié en el Peloponeso y bi ‘chas de blanquisima leche cuajada y mezclada con fra, gante almizcle. : Encadenado por estas cosas deliciosisimes con lof diffciles e-anextsicables lazos del vehemente amory mils intrincados que el nudo de Hércules y que el que Aleja ‘dro Magno cotté con su espada, atrapado amososame! teen complicadisiinas redes, esclavizado mi corazén pot: y lardientes y molestos pensamientos y armmado de fervict® tes deseos que me epretaban cada vez més, sentia en. corazén enamorado més,punzadas y més clavos que dl ficl Régulo cuando fue apresado en Africa y metido en’ a menudo y con admiracién desusada su ap ‘cata belleza. Mis ojos se hacian absorbentisimos tifones 288 289 sido excitado tan célidamente a agotar la supremardul- zura de-une presencia tan benévola y noble, tomaron eterna fuerza para retenerla, aliados para tan voluptuo- so ministerio con todos mis:demés'sentidos cautivados, consintiendo con agrado que yo buscara en ella, y no eri otra parte, consuelo y aplacamiento para mis encendidas amas. Asf, vacilando, herido y afligido de ¢ste modo por un amor exesperado, llegamos a la parte derecha de aquel espacioso campo. En este lugar estaban situados ordenadamente verdes Arboles frutales muy frondosos, cargados de. suavisimas flores y que alegraban el corez6n de quienes los miraban, con sus méltiples clases de follaje-y su perenne verdor. La ninfa, bella como Afrodita, se detuvo y yo con ella. ¥ aqui, contemplando la benignidad de la amena re- gin con la mitad de mi potencia visual, porque mis ojos no podfan separarse totalmente de su amoroso objeto, vi gue se aproximaba un numeroso coro de delicadtsimos y nobles efebos, festivos y danzantes, apenas adolescentes, con las largas cabelleras sucktas'y rizadaé'sin ningtin arti- ficio, coronados con guimaldas de diversas flores y rosas bermejas y frondoso mitto y purptireo amaranto mezcla- ” do con melilotos. Les acompafiaba una gran muchedumi< bre de bellisimas muchachas, mas hermosas y delicadas que Jas que nunca hubo en Esparta. Tanto unos como otras ban vestidos soberbiamente con trajes no de Jana milesia sino de riquisimas sedas 0 de pafios ondulados; no sujetos a las leyes Opias, o de lino sutilisimo, blanco y tizado, mejor que el que produce Egipto; unos eran de colores cambiantes que escondian el verdailero, otros de selecta pirpura de mtirice 0 de otros colores innumera* 290 bles: unos de azul certileo, otros de ptirpura, muchos de verde y rojo, otros tefiidos de rojo y azul, en unién sun- ‘tuosa: muchos tenfan un tinte azafranado mejor que el que produce el monte Cérico y el Centiiripe,* suma- ‘mente agradables a la vista, entretejidos con hilo de oro yadornados noblemente en los bordes, cerca ce los talo- nes, con reluctentes gemas cosidas con oro. putisimo; al- sgunos llevaban sagrades infulas y ornamentos divinos: otros, trajede caza, : La'mayorfa de estas egregias ninfas llevaban sus ra- pos cabellos trenzados, anudados con exquisitos cordo- ‘nes y dispuestos en forma de rodete; otras iban con las ‘iénzas sueltas y sus cabellos se esparcfan libremente ‘tras el dechoso cuello; algunas tenfan' las copiosas cabe- Ieras envueltas en velos sutilisimos y cintas tejidas de oro con orlas de brillantes perlas, dejando la alegre fren- te graciosamente sombreada por rizos, elaborados s6lo por la miaestra naturaleza; otras llevaban la.cabeza ador- nada con riquisimas diademas.: De sus rectas gargantas endian preciosas gargantillas y collares y de las menu- das orejas diversas joyas como estalagmitas. La parte st- petior de sus frentes; altas y hermosas, estaba rodeada _ por hilos de perlas gruesas y redondisimas. Todas estas _ cosas excelentes, junto con aquellas clegantisimas petso- ‘nas, habrian alterado facilmente el corazén més agreste, fetoz, obstinado e inhumano. Sus cdindidos pechos estaban descubiertos voluptuo- “sémente hasta el nacimiento de sus redondos y pequefios _sehos: y los cuerpos virginales se alzaban sobre rectas Piernas y pies diminutos, que algunas llevaban desnudos ‘Obre sandalias antiguas atadas con cuerdecillas de oro aor ce ee — que surgian entre los dedos pulgar y corazén y junto al mefiigue-y, rodeando el talén, se reunfan sobre el em- ppeine del pie en una-artistica lazada. Algunos llevaban zapatos estrechamente certados con ganchitos de oro, otros eéligas purpireas y de otros colores-alegres, més © hermosas de las quie nunca levé Cayo Caligula; otros, hermosos cotutnos atados @ las blancas y camnosas pier- nas; algunos. sandalias con bellos cierres de oro ysedayy. muchos, zapatos sicionios y algunos hermosas zapatillas de seda y ligas de oro adornadas con gemas. En las lindas cabezas, bajo las despejadas frentes rodeadas de volentes velos de tela de-araia,’biillaban resulte factible a sd ‘ojos motdaces.y alegres, mas claros que las luminosas 4p." ages, por lo que se le la, en cualquier tively en el cielo pusisimo, bajo Ins fines y arqueadas J omnipotentes. Puede que algunas veees se cige wetnn ge cxjeo;y la natiilla entre mejillas sedondas, bermejas co. }_ Cosas maravllosas y estupendas como obiee liven as mo manzanas en otofio, con jos rientes hoyuclos en me* mitan las de la naturaleza por medio del arte. que e¢ dio. Les dientes, ordenadamente dispuestos, pequefios € Sift ehiilo suyo, pero sin duda les que son realmente dena, iguales, lucfan como plata pura entre los labios dulces 4 dusique hechas por un ingenio y una Tuteigcenie cee domo tl moste, semejantes a finisimo coral. MuchosMf das, no pueden simularse ni fingise sin Ie sersacieg ispiraci6n de los dioses. Por eso, nadie debe andar, reconociéndolo tranquiilamente, creer que son obra ji Ae los dioses las cosas de factura insélita entre nos = colo esto que yo vi: canes ni ” {xiv} POLIFILO.VE EN EL LUGAR YA-DICHO LOS CUATRO CARROS “TRIUNFALES“ EN HONOR DEL SUPREMO _ JOPITER, TODOS HECHOS DE DIVERSAS PIEDRAS Y |_| DE PRECIOS{sIWAS JOYAS, MUY VENERADOS POR LA MULTITUD DE FELICES JOVENES. ‘REO SINCERAMENTE. QUE A “OS DIO- Ses supetiores no les es dificil realizar IE ninguna cosa, sino que cualquier efecto vi ‘Ausonia ni en manos de Orfeo y entonaban dulctsimés sones por los prados floridos y la llanura; y cantaban 1 duilcemente y luchaban entre si en broma, con alegtes y agradables ademanes, y danzaban en citculo alrededor de cuatro preciostsimos y divinos triunfos nunca vistos pot amiradas mortales, con gran alegrfa y batiendo ‘eto de los cuattd admitables ¥ divinos triunfos palinas. a ee igus cuatro rapidas ruedas de finfsima esmeralda'es- i iehimuy verde, moteada de chispas de color de cobre [ alonita que el resto del carro estabs hecho todo él de 292 293 tablas de diamante, no érabe ni chipriota sino indio, de centelleo acerado, burlador del duro esmeril, vencedor del hierro y tesistente al fuego, pero maleable por medic de la célida sangre de! macho cabrio y grato a las artes mégicas. Estas tablas, divinamente trabajadas, llevaban esculpidas escenas y estaben admirablemente untdas y. engastadas con oro purisimo. En Ja table derecha vi figu | rada una ninfa noble y egtegia™* que, unto con muchas. compafieras de su edad, coronaba en un prado alos toros victoriosos con muchas guitnaldas de flores; y.uno, acer, céndose a ella, se le ofrecfa con particular mansedumbre, | PRIMERA TABLILLA -merable caterva de gente de ambos sexos, todos heri _ecdos, que se admiraban de que el nifio disparara su arco hacia el alto Olimpo. En ia parte posterior, vi a Marte ante el trono del gran Jupiter, Tamenténdose de que el nifio hubicra atravesado su impenetrable coraza; y el benigno sefior Je mostraba su propio pecho herido con la otra mano, extendiendo elbrazo, sostenia el siguiente lettero: NaDrE.'37 En la tabla de la izguierda se vela que la misma ninfa he: ibfa montado sabre el manso y blanco toro y que él sel evaba; atemorizada, por el marembravecido..6 5 P% 295 cada dngulo, desde la cornisa hasta el plinto, el saliente se apoyaba en un pie‘de arpia de moderada curvatura, que se convertia hermosamente a un lado y otro en folla- jé de ‘acanto. Las ruedas estaban metidas dentro del ca- to, apareciendo sélo su mitad; y ei plinto, es decir, Ia parte extrema inferior de la maquina, elevendose un poco en ef frente cerca de los pies de arpia, se adelgaza- iba con elegancia y se convertia en una voluta en forma de caracol, en la que estaban los lazos 0 correas para atras- trar el carro, A la altura del eje, unida al plinto, descen- dia una placa apuntada cuya anchura donde se unfa con era doble que su altura. Y aqui comenzaban exquisita- © mente dos bandas de follaje que, dividiéndose, se intro- * ducian bajo el plinto. En medio de su separacién sobre- {selfa una rosa de cinco pétalos, en cuyo centro giraba el “= ye de la rueda, como aparece en la figura primera. So- bre la cubierta que antes dije yacia un toro divino, blan- f iguisimo y manso, adornado con muchas flores como si “fuera un buey de sacrificio. Una regia virgen estaba sen- - tada sobre su ancho lomo, agarrandose casi despavorida “Gon los largos y desnudos brazos a Ja papada colgante; “-Yestfa como una ninfa un traje de fina tela deseda verde, aravillosamente tejida con oro, y Jos extremos de un | poauehio velo cubrian apenas sus pequefios pechos, Iba Jornada con abundantes joyas y una coronade oro sos- £S enia su elegantisima y aurea cabelleta srastraban este triunfo seis lascivos centautos, hijos semen cafdo del audaz Ixidn,* con los lomos robus- gy equinos céfidos con lisas cadenas de oro, cuyos ¢s- bones se unfan uno a otro etmoniosamente, y que eran stsnidas con broches dorados:y luego sujetas a las ani- PARTE ANTERIOR ¥ POSTERIOR DBL TRIUNEO La forma de este carro fa cuadrangular, de dos aa dos perfectos, y tenia seis Pies de largo. tres de alto ylo vos eo de ancho; con una cornisa que sobresalis POF C aim y pot debejo del plinto, y desde aqut hacia ari" rte dhe cubierta de pie y medio de altura, des piss ato de anchora,y cinco y medio deJppsitud, due ©, mre fa en pendiente y estaba cubierta de preciosss Pit 3) ddras de colores diferentes a modo de escanil®: in fos 3 aro dngulos habsa fijadas unas comucopies HAVE das, con la boca sobre ‘el saliente de la cornisa, colmadas: Je rersos frutos y flores hechos con gruesis gems He oro. Vi que estos cuernos estaban te: willosa hebilidad de hojas de adorml vestidos con mara) I hat Seal spiral, era y de acanaladuras en esp fmiento, enroscado en 1a punta, acababs ¢h Vit ho} slisimamente sobre el dorso de la ele: antigua gue cafa be claele ante comucopia y estaba hecha de la misma matsiit Ei variado follaje 396 297 Ilas; los sets marchaban al mismo paso: ni siquiera Ericto- nio enconiré mejor modo de unit los feroces caballos a las cusdtigas veloces."” Cada uno era cabalgado por una no- ble ninfa, sentadas dandose méituamente la espalda, tres con las lindfsimas caras vueltas a la derecha y tres a la i2- quierda, tocando instrumentos musicales que armoniza- ban entre sf de un modo celeste. Su cabellera abundantisi- ma y dorada se extend{a por sus hombros y tenfan la cabeza adornada con toda clase de frutas, Las dos mas pré- xmas al carro vestian de seda azul, de un color semijante al ustroso y exitnio de las plumas del cuello del pavo real; las dos de en medio, de fulgurante carmes, y las de delan- te de reso de color verde esmeralda, Llevaban los adornos propios de las ninfas y cantaban con las redondas bocas una melodia tan suave como para alimentar y conservar siempre. viva el alma hambrienta, Los dos centauros més cezeanos al carto, coronados de hojas de roble y de yedta, levaban en Jas manos, tna en la parte infertor y otra todedndolos, unos ‘yasos de forma antigua de topacio de Arabia, piedra de un fillgido color dorado, grata a Lucina y ante la cual seserenan Jas olas. Tenfan una altura de dos pies y eta obradeartead: © sirable, sin asas, con la base grécil que se ensanchaba pau Jatynamente hacia arriba hasta la mitad del vaso, desde don: 4 de su corpulencia se adelgazaba hasta la boca, de los. que « salfa y se espatcfa un nebuloso humo de fragancia incom- parable, Los dos centauiros siguientes tocaban tromperas de oto, que tenfan colgando unido con triple atadura un sutil pafio de seda tejida con oro. Los otros llevaban cuernos ati tiguisimos. Cada uno armonizaba con el otro. y ambos con Jos instramentos de las ninfas que los cabelgaban, j En la mitad.de Ja parte inferior del carro se encon! TRIUNFO traba el ee. al que estaban fijadas Ins ruedas, cuyos ra- _ dios tenfen forma abalaustrada, adelgazéndose en los ex- ttemos y con un ensanchamiento en fa circunferencie: este ej¢ era de oro puristino y pesado;resistente ala mor- dedura del. 6xido y al ardiente Vuleano, veneno fatal ara la virtud y la paz, El carro era muy celebrado por el oto de jévenes, que saltaban a su alrededot dando re- ipentinas y armoniosas-vueltas y solemnes palmadas, con los vestidos cefiidos por cintas que te- voloteaban, alabando amorosamente: con exiremaido jibilo;melodiosis ‘voces y cantos la causa santa yeel divino misterio. 298 aoe fHiiifas que estaban allt présentes; dé uno de los huevos ia tne lamita y del otro dos heriosisimas estrellas, PRIMERO SADLILLA DERBCHA as in la otra tablilla los padres curiosos, no sabiendo el sig- icado del prodigio. imtertogaban devotemente é =t medio del ordculo a la imagen de Apolo en su tempo 2 enigho numen les respondia oscuramente: «A ‘uno le Bi eigutente erunfo no era menos maravilloso que él PF nore, porgie tenfa Tes Cuatro ruedas sus radios y su es: pacio intermedio de &gata oscura sembrada aqui y all de pequefias vetas blancas. Ciertamente no fue tan bell: ta que levabs el rey Pisto, que representaba a las nue vaages ya Apolo tocando en medio de ells v que hab a : iio trabajeda por la navuraleza. Su eje y su forma era SE ee ee ten hee fuaen af care ase las del primer earro, pero tenfa las tablas de zafi Ebr los piadosor padres" CAG RET soul oriental, sembrado de chispitas de oro, piedra grat 7 ima . las artes magicas'y muy estimada por Cupido s ana on la mano i2quierde: Eola tabla derecha vi escu RABLILLA:ZQUIERDA pide une noble matrona que habia parido dos huevos & : ja alcoba regia de un -palacio ‘admirable, acompafiada ‘elifrente anterior ‘wy i pot las parteras estupefactas.y por muchas matronas J interior se veia un bellisimo nifio Cupido vo- indo por el aire y-grabando fuertemente con Ja hiriente 00. 3 301 WIG RATVAE RARE LRITERVHCGRATV, BARI ol Nat TE punta de una flecha de oro, en el cielo ciiajado de estrellas, varias figuras de animales, cuadrGpedos, reptiles y aves..Y cn la tierra estaban los humanos admifando el gran efecto de una flechita tan frégil,'** En el frente postettor, el gran Jépiter ponfa en su lugar como jurez a un ingentoso pastor, ‘al que habfa despertado de cu suefio junto a una bellisima, fuente, donde estaba juzgando a tres hermosisimas diosas, desnucas. ¥ el pastor, seducido por el artero Cupido, con: cedia a manzana a la belisima madre de este."* medio de ligaduras de fina seda tefiida de azul, trenzada bellisimamente con hilos de oro y plata unidos en apzete- {, distmos nudos en forma de espigas como las que se ven en el monte Gargano, que pasaban a través de uncs anillos de © sujetos a las gualdrapas, que eran asfmismo de oro y cibiertas por multitud de relucientes y diversas gemas, . “También estos eran cabalgados Por seis tternisimas mu- ‘hachas semejantes a las primeras, que tocaban diferentes Jnstrumentos, armonizados en una éptima melodia. Dos __ de ellas iban vestidas de rojo, dos de reluciente amarillo, fe. “como cl color interno de fa flor del rantinculo, y dos de ‘purpura violdcea, Las gualdrapas de los elefantes eran ‘de oro y estaban orladas de gruesas petlas y adoma- das Lujosamente con otras gemas, Rodeaban sus cuellos redondas y grandes piedras preciosas, y sobre la amplia frente colgaba una mag- nifica borla de petlas admirables con isa: ‘un gtan fleco de hilus de seda de ‘fo, que se movia al caminar. PARTE ANTERIOR ¥ POSTERIOR Arrastraban este carro truunfal, unidos por parejas, seis elefantes blancos cuales no se encontrarfan en la patria Agisinua ni entre los Géndatos, ni animales semejantes “3 attastraron el carro triunfal africano del grat Pompeyo fi Jos del triunfo del padre Liber cuando subyugé la India! Tenfan Ja trompa armada por los ebtirneos y peligrosos colmillos, y con suave bramido azrastraban el catto.pot 02 i! 303 i FRIUNFO SEGUNDO Sobre este vehiculo soberbio y triunfal vi un cisne blan= iuisimo entre los amorosos brazos de una ilustre ninfa hija de Tesco," de increfble belleza, ‘que besaba el divi no pico del pajaro; este, situado entre'las delicadas y nf vyeas piernas, con {as alas gachas tapaba las partes deom “Jas de la noble sefiora, y ambos estaban placenteramente lunidos, entregados a delertes divinos y voluptuosos. Fila Se sentaba cémodamente sobre dos almohadones de tefi Go de oro, exquisitamente rellenos de suave lana, con to ides los adomos adecuados. Llevaba un sutil vestido de: infa, de seda blanquisima tejida con oro, resplande: tieute, adornado elegantemente en los lugares conve. ientes con piedras preciosas. A este carro no le faltaba, 304 nada que conttibuyera al incremento de'su bellezay era ‘sumamente hermoso y gtato a quienes lo veian, digno de ‘labanza y aplauso, con todas las partes que fueron des- iritas en el primero. Le segufa el tercer triunfo celeste, con las cuatzo rue- “das de enisélito etfope lameante de chispes de oto, pie ~ dra que pone en fuga alos demonios malignos cuando se sa sobre la piel de un asno, y es favorable al que la lle- en la mano zzquierda. Sus tablillas, unidas a su alrede- for del modo que ya dije, eran de verde heliotropo de pre, punteado de gotitas de color de sangre, que tie- \epoder sobre las Iuces de! cielo, protege al que io lleva le confiere la facultad de la adivinacién. ->La tablilla derecha tenia esculpida la siguiente es- 305 cena: un hombre noble, de porte regio, preguntaba en un templo una imagen divina por el porvenit de su herrhos{= sima hija. Oyendo que por su causa setfa arrojado del tro- no, hizo una gran torre de recia estructura y la encerr6 en ella, poniéndote gran vigilancia para que nadie la prefiase ‘La muchacha, estando ociosa en ella, veia con gran placer que unas gotas de oro cafan en su seno virginal."* ‘condicién, heridas. En le parte opuesta via Venus aira- dda, liberada junto con un guerrero'#* de una red mégica, ue habia cogido a su hijo de las alas para vengarse y le ‘queria desplumar; ya tenfa un pufiado de plumitas en la ‘mano y el nifio lloraba. Un dios con alas en los pres, en- ado por el excelso Japiter, que estaba sentedo en su ttono, le liberaba de los castigos de su madre y luego se lo presentaba al dios. ¥'el benévolo Jove le decia en len- ua Atica estas palabras, que estaban egregiamente es- sulpidas cerca de su boca divina: EY MOLTAYKYE TE. ‘KAI TIKPOE,’*’ y lo cubria bajo su celeste clanide. a En Ia otra tablilla estaba figuradé! un noble joven. que recibfa con gran devocién la proteccién de su escu- do de cristal y, valeroso, decapitaba con su cortante es: pada a una mujer espantosa y en sefial de victoria llevaba orgullosamente su cabeza, de cuya sangre nacia tin caba= Ilo aiado, que, volando a la cumbre ‘de una montaiia, hi cia brotar con el casco una fuente misteriosa.'** En la cara anterior se vela al poderoso Cupido’ au dirigiendo su flecha éurca hacia los ctelos estrellados, hacia Hover amorosamente gotas dle ote, contemplade por una estupefacta muchedumbre de personas de toda, "thos untcornios, que tienen la comuda frente de ciervo y Jeverencian a la gélida Diana,"# atados por el vigoroso 306 307 _ Miraba amorosemente una Iluvia de oro celestial qué cafa sobre su scno; estaba sentada con Ja abundante ca- belleta extendida por la espalda, coronada cor. una dia- dema de oto y de piedras de diversas formas. EYMo1rAy| ~ RYE AAA TRIUNFO TERCERO dras preciosas, al que se unfan unos cordones trenzados ten bellisitnos nudos de platay seda amnarilla, con los her- mosos accesorios antes descritos. Los cabalgaban sets j vvenes virgeries Semejantes a las otras, vestidas con trajes de oro tejido con finfsima seda azul, fotmando diversas /} flores y hojas, llevando seis instrumentos de viento ad: mirables y antiquisimos que tocaban con increfble habi- » lidad: En medio de su cubierta habfa un precioso asie to de jaspe verde, piedra excelente cuaggo se une con la plata, favorecedora del parto y medicina del hombre to. Este asiento tenia un pie hexagonal, que ascendis; adelgazdndose, hasta una conche plana. La parte inferior, del pic estaba estriada hasta su mitad y luego subia lisa, 4 curvindose en los bordes de la concha en forma de astré: galo, La concavidad de este, poco profunda para que té; sultara cémoda al que se sentara en ella, estaba rodeade de molduras.hermosamente talladas. Iba sentada en 7 nina bellisima ninfa, cuyo vestido de oro tejido:con sedd’ azul, era sutil y juvenil, adornado con multiples gemas. S ruedas cel cuarto triunfo eran de ferruginoso aibesto de cidia, que una vez encendido no puede apagarse. El res- B t0era de la forma antedicha, de fulgurante catbiirculo tra- 4308 309 SEGUNDA IZQUIERDA ee Queativay acer DIssTOWNES divinidad por una muchacha mortal. En ia patte poste: rior se veia al méximo Jépiter sentado en un tribunal gomo juez, y a Cupido, veneido, llamando « yuicio a su bondadosa madre y quejindose de que por su culpa se habfa herido a si mismo gravemente con el amor de una Jindésima muchacha, y que su divina prernecita habia sido quemada por la chispa de una lampara. Esteba también ‘presente la bellfsima ninfa acusada, con ia lémpara en la mano. Japiter decta, riéndose, a Cupido: «Llévate esa lém- para, que vas a querer el cielo y a todos nosotros.>"® ch Este monéstico estaba esculpido en nuestros caracte tes en una tablilla frente al rostro del venerable numen. ‘BL resto del ‘carro era como los descritos. Atrastraban ste triunfo misterioso, con paso moderado, seis tigres de Hircanie, que brillan con manchas doradas y son veloct simos en el ataque, atados hermosamente con vasta- {gos flexibles de una fecunda vid, llenos de tier- nas frondas y con volubles zarcillos, ador- rnados-con verdes sacimos de yedss, en qué lugary por qué artifice fueron fabricedas. La cara de- recha mostraba esculpida éptimamente esta escena: el sumo. = Japiter se aparecia en forma ‘divina, en medio de rayos y ‘mtienos, como stcle hacer con la diosa Juno, a una venera le matrona embarazada, y mientras ella ardia y se reduicia a centzas, extfafan del fuego a un nifio nobilisimo y divino, PARTE ANTERIOR ¥ POSTERIOR En la otra via Jépiter, elfavorecedor, que entregaba aquel | mismo nifio a un hombre celeste que tenia alas en los pies y que llevaba un caduceo, el cual luego lo encomendabs a ‘muchas ninfas en una cueva para que fo nuttieran. Bn el cuadrado.anterior-vi a una gran-cantidad dé personas de ambos sexos, heridas'con saetas, que se ma: ravillaban de que Cupido arrojara al alto cielo su notiva flecha e hiciéra que Jipiter fueia'contemplado en pier 310 Bir Sobre él, en medio de Ja cubierta, habfa un pedestal de oro de un pic y tres palmos de didmetro inferior y de tree palmos de altura. Su parte baja era redondeada y te- nia una gola recta y un astiégalo que ocupaban medi pie. Bl resto se distribuia entre él tréquilo-y la gola re ‘versa, con los astragalos accesorios o régulas y cuerdéct- las, Tenia la parte supertor vacfa para hacer sitio a las colas de cuatro éguilas colocades sobre la superficie pl na del pedestal; eran estas de preciosa etita roja de Per= siay se oponian una a otra por el dorso, tentendo sus ga: tras, armadas de ufias de oro, fijadas al pedestal y las alas ievantadas tocéndose. En la curvatura de estas se apoye- ba un admirable vaso de jacinto etiope; piedra relucien te, resistente al buril y huésped agradecido. El vaso esta: ba surcado de un modo incretble por vetas de esmeralda y de otras muchas gemas. El didmetro de su panza era dé un pie y medio, y su circunferencia tenia tres diémetros. Sobresalia un tercio en la parte inferior, ascntada sobré jas alas de las Aguilas y su boca estaba rodeada por un fri- so de un palmo de anchura, Desde este hasta el comten+._ 4 zo de un vaso de cuello estrecho que habia sobre él, ha bia un palmo, En suma, hasta aqui, pie'y medio. Sobre él: se alzaba un vaso de la forma que he dicho, de un pre de: altura y palmo y medio de anchura. Este medio palmo e taba distribuido en un exquisito friso de roleos de flore y frondas, cast todas talladas-en relieve en el mismo j ‘cinto; el diémetro eta de dos palmos y medio. Bajo este - frisillo resaltaban en cfrculo algunas estrfas de poco re lieve y leve redondez, gruesas en la parte superior y ade ‘gazéndose hacia el fondo hasta desaparecer: Ascendiai Juego bellisimamente hasta la boca los dos palmos y med 312 dio restantes, notablemente adornados con estrias en es- piral, Tenfa la boca en forma de concha, y de la misma anchura gue el pte, rodeada por una clegante gole y goli- lias y ondas y pequefios toros: estas mismas molduras ro- deaban, atriba y abajo, los frisos. En el friso del vaso de j cuello estrecho habia dos argollas mutiladas o medios, anillos, uno opuesto al otto, mordidos por las fauces de dos lagartos o dragoncillos. Estos deagoncillos, perfecta- mente fabricados en una veta de esmeralda, jacian con sus cuatro patas de repiil sobre la tapa del vaso de abajo. _ la cual sobresalia un palmo y descendia, adelgazéndose, rematada con una moldura de gola inversa hasta el bor. “de de le boca, donde se encontraba con el fri. Este te- mate en pendiente estaba escrupulosamente escamado "ea el jacinto, dejando solamente fa veta de esmeralda "para los dragoncillos, que tenfan los vientres serpentinos sobre la parte escamada, asf como sus cuatro patitas. Es- "tos dragoncillos, esculpidos uno por cada lade del rema- te que digo sobre la comnisita, volvian su cola hacia la es- ina dorsal y hacian una espital circular vuelta hacia ‘arriba, y luego otra hacia abajo: estas volutas servian de as. La espiral inferior, cuando se unfa con al vaso, se vidfa en dos partes divergentes, que se convertian, a lctecha e tzquierda, en follaje admirable y penetraban edio pte en el friso con gran elegancia. Estas frondas in de relieve alto sacado del jacinto y ocupaban com: pletamente la boca del vaso inferior. ©) Queda por decir que el intervalo entre las colas era 4 pie y medio por cada lado. Juzgué In panze del vaso, | desde el pie hasta arriba, obra:estupenda y més divine ie humana, pues vi que-toda ella estaba cubierta por 313 “Ante su tremenday divina inajestad vi un festivo-coro:dé siete ninfas de blancas vestiduras, que parectan cantar aiite él con devocién y-respeto, y que ‘eétaban transfor- se dose en verdes drboles de transparencia esmeral | dina, cubiertos de relucientes florecillas azules, y-se n- | dlinaban devotumente ante ol supremo sumen. No to- “Jac ellas estaban convertidas completamente en érboles, sino-sélo fa ditima, pues su cuerpo era un arbusto y sus pies rafces. La siguiente s6lo tenia los pies exentos, y la vceta de la cintura para arriba y el comienzo deles bra- tos asi cada vina de las siguientes. Pero en la pate a: petior de sus cabezes wirginales se indica le metamor- fosis que todas debfan sufrir sucesivamente.'* ‘Alotre lado aparecia esculpido un festivo y alegre nu nen con semblante de lasciva muchacha, coronado PO® | Goslangas serpientes que se entremezclaban, una Blancs y laotra negra, vmudadas en vivaces espitales. Deseansaba @voluptaosemente bajo una fecunda vid que forinebs obre la que saltaban, con cata risue una vid en selieve, cuyos troncos © brotes eran de una veta “fe mejor topacio del gue se encontraria ent {la Ofiade, a golly estaba hecho en wna vete de finisima eon: aida, y fos tacimos en una de amatista iQué alegre r vitae a la vista y qué erato a Ja inteligencls contem- plasla! El fondo al que estaba unida ¥ del que resaltaba vata vid era el cuerpo de reluciente Jacinio, més tets0.y fedondeado del que podria conseguirse trabajandole lo bajo las hojas hebfa una pequetis acinto, tan fina que: parecian y todos sus con un toro. Si unin que Jas setenfa al ompletamente separadas, Las sinuosas hojas cereporios estaban realizadas pesfectamente,°O7 atte: ada smitacién de la naturaleza, y no MEDS Jos frutoss verrantes zatcillos. No se igualaron 4 88 vrs del divino Aleimedén ni la de: ‘Aleén, Bl vaso estaba lleno de finas y santat ceontzas.. ois ‘Volvamos al adorno © cinturén gue hhabfa alrededor det preciosisimo vaso amodo de friso superior. Enel es: pacto vacio dejado entre las colas, vi escuilpidas dos es: En ta cara delantera cenas dignas de gran “fel vaso extaba figurado Optimamente cl ona Japi-. ter, que tenia en ja mano derecha‘tina cortante espada dorada hecha por une eta de ctis6- lito etfope centelleante, y Ja otra un veltcrente rayo de veta rojiza, St Fos tro amenazador era de veta de galactita y estaba coronado ide estrellas centelleantes de la misma veta que elrayo, ¥ se alzaba sobre. do altar de zafiro. pampanos ¥ ‘obra admirable las cop: como una pérgola, s admiracién. un sagra Bia 7 ja, algunos belisimos amorcillos desnudos, que corteban tos pendientes y pesados racimos maduros: unos 5¢ aPFe- suraban a ofrecérselos al divino numen en Jos cestos y él: al darse cuenta, 1os recibfa plicidamente; otros yacian hoce arriba en el snelo verde, dulcemente amodorrados } por el zumo de las uvas: otros hacfan diligentemente e} trabajo del vinoso otofi; otros tacaban graciosamente los tonsos panderos y canturreaban.”" Segin la exigencia de oe colores de estas figuras, el trabajo y la anteligencie del sntifice habfan aprovechado oportunamente las vetas na- forales de ia preciosa piedra. Y aunque estas figurillas tran pequefias, no tenian defecto aiguno en su més mint ta parte, sino que todas se distinguian perfectamente, Puera del vaso desctito crecia una frondosa vid de oro con los pémpanos r1zados, adornada con racimos Cu» jos granos eran de amatista roje india, Sufollaje era de la venta selenita verde de Persia, no sujeta a Jos movimien toe lunares y agradable a Cupido, protectora del que le leva; y daba sombra al carto. apa i triunfal, resplandecia un precioso candelabro basado so; tire ares pies en forma de cuerno, de cordl, que es favors: bie a los labradores, repelente de los rayos, tifones y tem pestades,y amuleto beneficioso para cl que lo Tews: eh Peebenmoco que el que encontr6 Perseo debajo de 1a vere ma dela Gorgon™ y no lo hay semejante en cl mal Errtreo, ni en el Pérsico nt se le igualaba el drepanico, {El vastago de uno de los candelabros cra de cefaunre, Tusitano azul, enemigo dela tempestad y amigo “de Diana, dé anchura moderada y forma ‘de balaustre, de dos pies de altura, 516 Colocado en cada 4ngule de la cubjerta del carro _ Bl otro era de finisima piedra dionisia negra con man- “chas rojizes, que cuanide se frota huele a vino. El terce- ro, de 6ptima medea, de color oscuro sembrato de ‘oro, con sabor a néctar. Bl tltimo, de preciosa ne- brida, dedicada al numen,'de notable negro. mezclado con blanco y verde, En la concha de estos candelabros ardia perpetuamente una llamita piramidal de fuego inextinguible. Con el resplandor de su luz y el de las fulgurantes piedtas precio- sas, no era necesatio esforzarse para ver las exsmias obras ¢ imégenes. Cerca de este triunfo divine marchaban con gran tespe to, pompa y veneracién, infinitas ninfas Ménades con los cabellos a] viento, algunas desnudaé, con ninfales velos tesbalando de sus hombros, otras vestidas de pieles de sgamo de diversos colores, y no habia entre ellas ningan hombre, Tocando cimbalos y flautas; vociferando y dan- zando como en las fiestas tsietéricas, celebraban les orgi- as sagradas, Ievando tirsos comhojas de pino y de vid atadas @ la pifia, Seguia inmediatamente al triunfo el» viejo Sileno, montado en el asno, Luego, tras este jinete. tera conducido festivamente, adornado de pompa sactifi- cial, un hitsuto macho cabrio, acompafiado por une nin 318 fa que levaba una criba de uvas. Este cuarto triunfo iba seguido y honracio por los mumallones, sétiros, bacantes, leneas; tiades, nayades, tities y ninfas, que se tefan desordenadamen:e, haclan gestos furiosos y corrian, ‘exclamando a gritos, con sito santo y antiguisimo: ‘«jEvohé, Baco!»' * ixvl LANINFA CUENTA BLOCUBNTEMENTE A POLIFILO DE-QUIZNES SE COMPONL4 LA MUCHEDUMBRE De Los JOVENES AMANTES ¥ DE LAS BNAMORADAS ¥ DIVINAS MUCHACHAS ¥ COMO FUERON AMADOS POR LOS DIOSES. ¥ VE LOS COROS DE LOS DIVINOS POETAS CANTANDO- ADID QUE HABLARA DE LOS MISTERIOS divinos tendrfa la infatigable elocuencia aque le seria necesatia para narrar con. jh Jenguaje adecuado cudnta divine pompa, DP) incesantes triunfos, perenne gloria, fest normal pata su tierna edad, que se divertian alegremen con sus bellfsimos amantes yuveniles-e amberbes, avalgt nos de los cuales se Les extendia pot las melas, Raci “Wolas brillar, la primera pelusilla. Vigue muchas lleva ; fantorchas encendidas y ardientes, algunas estandatt ottas rectas Janzas adomadas ‘con despojos antiguosy? ctros diversos trofeos y, en buen orden, mezcladas'€9! los muchachos, precedian a Jos mtsteriosos trtunfos, tonando cantos de alegtia que resonaban hasta a i ‘Algunos de ellos toceban instrumentos de viento de V4 riado sonido y forma, como trompetas curvas Y re) 3 sonoras flautas, algunas de tas muchachas arrancaban U6 fa citara notas celestiales, y todos se entretenfan en if 320 ae bles placeres j eternos deleites que excedfan lo que el in- genio humano puede imaginar, glotificando los tempter: nos triunfos, recorriendo aquella florida y fecunda tierra y feliz regi6n y los campos primavetales, ugar santisimo dedicado @ los bienaventurados, cuyo suelo, cubierto de flotes, no estaba obstaculizado por ningan arbusto, sino que todo él era un prado tinico y ano de hierbas oloro- ses cubiertas de infinitas flores de formas bellas y varia- das y perfume agtadabilisimo, més de lo que es posible | decir. Estos lugares amenisimos no temen la ardiente in- vasién de Febo, porque él no los recorre con sus velocisi- aire es siempre purisimo y desprovisto de humosas nie: i | bas, y hay en él un tempo eternamente claro e invariable ‘vaalegriay feliz danza habia en torno a estos catros nun- | cca vistos y de contemplacién memotable, ademés de los nobles adolescentes y la apifiada multitud' de innumera- | ‘bles ninfas, més prudentes, graves y sabias de lo que era] la uerra esté constantemente cubierta de hierba y flores, ‘perfumadas como una graciosa y noble pintura, siempre fresca de rocio y conservando sus colores sin el obstaculo el tempo. Crecfan aqui las cuatro clases de violetas, prf- -{{ lalas, melilotos, anémonas azules, neguillas, cickimenes, féttaquios, aguileas, litios dei valle y amarantos, nardos, “Sdlincas, ambrosfas, mejorana, menta, albahaca de olor a Tika y todas las especies de cariéfilas, rosales persas con J. ttn cantidad de sus diminutas roses fragantes y de mu- = (hes pétalos y de todos los colores, y ottas innumerables, :on'todas las bierbas arométicas y notables, que estaban edittibutdas hermosamente por Ja fértil naturaleza sin ‘ibgtin orden humano ni cultivo alguno, constituyendo Vetdor florido y su gran amenidad un sumo placer para intidos. [P/Atui;entre las nobles y hermasas muchachas'de be- “illevatélebre, vi a la’ arcade Calisto, hija de Lycaén, que 32r jugaba alegremente con la fingida Dianas”* & Antiope, hnija de Nycteo, de fa que nacieron el risico Anfién yel natico Zeto, con el ilustze satiror™ a Issa hija de Maca veo, con sti amado pastors'% a Antiquia,™” hija de Acco; yala pequefia Cénace:"* y también ala hija de Atasio"? 7 7a Asteria" hija del titén Ceo; y a Alemena con st fin: pido esposo.** Luego via la deliciosa Ezine solazandose ie st clavo tfo y el fuego divino;"* y 2 la madre de Fi- ory ala de Meneft6n' regocijandose con el flso pa de, 7 a Diode, con el regazo cubierto de bellisimes flo: ex) reverenciando ala tortuosa serpientes™? ¥ 218 inde wee pacha que ya no se quejaba de sus cuemnossy a AS: troguia™ y a Antigona, hija de ‘Laomedonte, solazandose voluptuosamente con sus ‘plumes: y a Curifis, invento- rade las primeras cuadrigas:"® y ale ‘ninfa Garaméntide, vegemica por el cangrejo de muchas patas mientras lavaba ree eligados pies en Jas claras aguas del Bageada,"™ Tate: go vi une codozniz que hua volando de un Aguila de te; eebles gatras que Ia persegufa."” ¥ también a Brigones / {que tenia el reluciente pecho cubresto de sabrosss 85” ya la hija del rey Chol6n, deleitindose con wn sobusts 7 a am ya la mujer de Enipeo, contenta con su transi vendo mando; ala hije de Alpe. solazindose pléct mente con up hitsuto y lanudo carnero: Miglanca con la bestia nadadora; y a Filia, hija del 009 tuguo Océano, con el padre de Quirén."7” Lucgo vi coal Ug NTepisladora, con l frente coronada de rubles esp fgas-tnida con Ia escamosa hidra en deleitoso placer}! aetg herimosfsima Lara, ninfa tiberina, recreéndose. ‘Argifomte; y « la bella Juturna"” y-¢ muchas otras a Ha largo enumerar 322 ‘Gontemplabs 1 yo entonces atentamente, a b s con gran pla cer fimo. aplicado,ia celestial Tmuchedumbiey word triunfos, todeados de tales coros, y los deliciosos 2 camy 1POS, pero permanecia tgnorante sobre su naturaleza y desconocia completamente quiénes-eran aquellas per: mpletamente quiénes-eran sonas, hasta quéla divina ninfa, mi fiel compaiieray con- ue. . ete __ ductora, advirtiendo mi ignorancia y sin que yo sc lo pre- Buntara, me decia sobre los. amorosos mistetios Fostro expresivo y dulces palabrlles: «Poltfilo mio eves foo ’ illas: «Polifilo mfo,2ves \?—mostrindome las que habian sido mortales— ‘Fue . ee amada por el alto Jiipiter, y lo mismo ~ aguella otra; y esta fue tal y tales niimenes fueron atrapa: dos en os en su dulce amor». Y de este modo, notificdndome tiempo la noble y regia estirpey el nombre que Bond 7 jos lesconocia: me lo decfa afablemente y con gran pla- +¥ me sefialaba a la muchacha. Luego me mostré una renerable multitud de jov virgenes, que todavia eneitas virgenes, que to: :0cbabian experimentado él amor, a cuya cabeza mi . ar @ ‘chaban tres Santas matror i “chaban tres nas.con divinos objetos © th,gufas de tan gtan deleite. Y, con el semblants a in poco alterado;-afiadi6. mi ninfa amorosamente: ePolifilo mic fo, qitiero que sepas que aqui no pued ‘nga mortal insu antorche encendida por su adic i amor y:con sume taba, como ves que yo ls evo joraco bien ch la segura compafifa de aquellas tres ma- e iioias> Y suspiran a uspitando profundamente, dijo: «Como ve- oy @ lent eétavantorcha al templo santo por tu hos i oF freceré y la apagaré.» Este razonamiento mi inflamado'coraz6n,-tan agradable y delici resultaba que me lamara «Pollo mion, per lo que 333, Por esto, agitado de pies a cabeza por usia suprema dul ‘aura, sentfa que mi abrasado'corazén reniacfa y.que huta hacia ella. Mi rostzo y los suspiros que lanzaba me acu- saban de este vehemente efecto, ella, sagaz, se dio cuen= ta y, para interrumpir mi nuevo accidente, comenz6 a decirme plécidamente y con carifio: <{Oh, cudntos qut- Pon tu mente en Jas cosas elevadas y mira con atencién, Polifilo, cudntas otras nobles ¢ ilustres ninfas se mues- tran respetuosas y generosas con los enamorados doles: centes que las acompaiian, los cuales las alaban 2 ellas ‘a los amantes infatigables con amorosas y dulces notes y medidos versos y, ensalzando incesantemente y con gran placer los triunfos supremos, cantan junto con el gratis espacio con sus elogios.» vt En el primer canto y alegre coro que réalizaba la ova. cién y excelsa alabanza del primer triunfo, salmodia ban las santisimes musas, precedidas por el divino toca: dor.de lira." Seguia a este triunfo celeste una elegant era griega y sobre la cual Alejandro el Macedonio cole, resplandeciente que comunicaba su uz con geherosidas padre Himerino,** cantando duicemente con sus:ami 324 sieran poder entrever lo que ta ves ahora abiertamenté! mo gorjeo de multiples y diversas avecillas, Henando:el _ muchacha arcade, que se llamaba Leria,"*.con la frente, 4 coronada de inmortal laurel, acompaiiada dea bellisiina Melanthia,"* abrazada a su divino padre, de notable het: mosura, cuyo vestido y manera de hablar indicaban que caba siempre al dormir su poderosa cabeza, Estas més dulce.que las otras en voz y canto, levaba tna lémpaté a las compafieras que la seguian. Aqui me mostré le pie: clara ninfa ala antiquisima Ifianasa’® y luego al antigue! das hijas, y com ellas a le fértily liberal Licoris'® y a una aatrona que cantaba entre dos hermanos tebanos ya 4 bella Silvia Todas esas y algunas ree precedian magi Heamente al primer eatro, tocando celeste lies © strumentos de dul lies tulce sonido y danzando con gran agi- Daban’altisonante ¢.inmortal alabanza al segundo __tunfo is nsigne Némess junto con Corin, Lesbia, De- ia y Neaera ya sicula Grocale™” y otras muchas, més amorosas y lascivas que las anteriores De igual modo, mostréndome la ninfa-el esplendor __ dc reer trunfo, dijo: eeVes aqullas? Quinte y Cinthia," Nauta" y otras cantan versos deliciosos, Va con ellas Violantila'’. con su ila aloma lore porsu pajrilloy™ hms” Saved ot que Precedfan al cortejo del cuatto carro la noble Lide, Boe, ‘Lidia, Neobole, 1a hermosa Filis y fa bella Lycia y ‘Tiburna y irra,” que cantaban sus alabanzas voluptuo- sovnte scompatiadas port -sonantes citaras. tunfo, iba entre las ménades una notatle mucha- oe gue pedia con sus cantos que se afiadieran cuernos a la bella cabeza del amoroso Faén.'™ Por tiltino, la ninfa {ne mostré una honestisima matroia vestida de blanco y ‘trade inmortal color : lot verde," que cantaban detra fodas las demas cantoras. eee ieDe'esta manera recortian todos en circulo la flonda smenisima Ianuta, unos coronados de laurel y otros dermisto y con muchas cintas y diversos adornos, mar- Eo chando cn religiosa y triunfal:procesi6n y entonando lerinfstmas oraciones, sin término mi final, sin fasti- ‘nt cansancio, gozando gloriosamente.hasta-la su. 325 maggroreen prema saciedad:de todés los placetes y disfrutando de as presencias divinas y poseyendo tranquiilamente, sin obsté: ‘calo alguna; aquellos reinos felicisimos y Ia santa-pateia! visto realmente todas estas cosas, permaniect durante lar- 0 Tato pensativo, sumamente alegre y-admirady sobre toda medida, Luvego la tierna y delictosa muchacha que ‘me conduefa, me dijo carifiosa: «Polifilo, vayamos ahora més all>. Y partiendo sin tardanza, emprendimos pla- ‘centeto camino hacta unas fresquisimas fuentes vivas de aguas cristalinas y gractosas ondas, de las que nacfan los machuelos que circundaban los campos floridos. En sus limpidas linfas espejeaba ardientemente ei purpéteo y florido hijo de 1a ninfa Lirfope fuera de las tiernas ho- Jas, y Ja roja menta acuética y, repartidos aqui y allé flotidos gladiolos. Todas las bellas orillas estaban cu- biertas’ de otras‘hermosas flores que crecian entre 1a tiierba verde y alegre. Este agradable lugar-era de gran extensi6n y estaba rodeado de colinas de moderada altu- Ye cubiertas dearbustos, abundando en ellas e. verde F lhurel, frondosos tboles frutales y pinos copudos y altf- “Simos y abetos y blanco mitto; los clarisimos arroyuelos ‘ténfan el lecho de guijartos y arena, y en algunos iugares Solo la rubia arenilla; en ellos flufa el agua cor. dulce wurmullo y crecia el loto acuético de tres hojas. * También habia aquf gran mimero de ninfas delicadas divinas de tierna edad, dotadas de 1a olotosa flor det “tecoro, més bellas de lo que es posible creer, acompaiia- _ as de sus amantes imptiberes, como perpetuos huéspe- ies y patricios de este lugar dignisimo. Algunas de estas ihfas se entretenfan acercéndose a as limpidas aguas H} CObrrostro atrevido y, habiéndose recogido los finos y re- ‘idientes vestidos de seda de variados y alegres colores y Ilevandolos amontonados en sus niveos brazos, oftecfan legante forma de las'carnosas caderas bajo los vivos txvil LA NINFA, 'TRAS HABER BXPLICADO DIESTRAMENTE, ASU. POLIFILO LOS. MISTERIOS ‘TRIUNFALES Y°BL | [AMOR DIVINO, LE INVITA A PROSECUIR-BL CAMINO: © POR EL QUE VE CON GRAN PLACER OTRAS/INNUS MERABLES NINFAS SOLAZANDOSE CON MIL ENTRE- ‘TENIMIENTOS CON -SUS GRAT{SIMOS: AMANTES Fok ENTRE LAS FLORBS, LAS FRESCAS SOMBRAS, LOS CLA- ROS ARROYOS ¥ ‘LAS. LIMPIDISIMAS. FUENTES. tort FILO, MUY ALTERADO POR EL AMOR, ENLOQUECIAy PERO, "TEMPERANDOSE CON LA ESPERANZA, SE TRANG 2 QUILIZ6, CONTEMPLANDO EL DULCE ROSTRO DESI BELLA NINFA. 0,S6L0 SE CONSIDERAREA FELIZ; SI: no que seria el mds dichdo de todos: aquel’? 2 al quelle fuera concedido, por gracia espe cial, contemplar continuamente las pom, §S2D yas divines, los triunfos celestes y es alos ttosas diversiones y los benignos lugares y las bel isin diosas, semidiosas y hermosas ninfas y relacionarse 9 ella, pero sobre todo tenet como compaficr, guilty #8 cera conductora a aquella noble joven de sobreslenl helleza y atavio exquisito, divine y infal-Pensabai que esto no era pequeta parte de felicidad y, tras habet 326 ae plicgues, descubrian las blanquistmas pretnas y las tor headas pantortillas hasta las todillas carnosas y bafiaben gus redondos talones en La corriente de les aguas purfsi- mas. Sentf que esto era capaz de despertar el deseo in- ‘lnso de aquel que fuese poco apto para el amor ¢ inep- to y apagado, Las aguas reflejaban la blancura de tos nitidos y brillantes miembros y los rostros celestiales en- tre sus caimadas ondas como un espejo resplandeciente y tersisimo. En los lugares donde no habfa mucho cau: dal, se distingufan bajo las aguas sus piececillos, que rompfan el Ifquido, rizandolo y produciendo sonoros murmullos. Algunas se divertian cortiendo por el agua; abrazadas a los nadadores, domésticos y paimfpedos cis: nnes y luego se afrojaban el agua unas @ otras siendo, usar ido Jas manos como recipiente. Otras permanecfan fuera “fe los rachuelos, sobre la tictna bierba, y tejfan guirnaly | ddas con las perfumadas y policromas flores, que oftectan, con familiatided a sus amigos més gueridos. No les ne- sgaban tampoco el regalo de sus besos sabrosos y suc” Jentos, sino que los besaban abrazéndoles més estreche: mente que las espirales de los tentéculos de los pulpos y mas que las conchas adhertdas alas rocas ilfricas y # les isles Plote, Al besarse, jugaban a juntat Jas lenguas per fumadas de almszcle entre Jos labios risuefios y hime: dos, y algunos muchachos mordian las blanqufsimas gar: gantas.de elas con sus dientecitos, sin causarles dolor: Otros se habfan sentado sobre la verde hierbay las flores amulticolores en las verdes orillas,no cubiertas de juncos sino flotidas, en Jas que las nitidas linfas, més claras au el Axio en Migdonia, resonaban al romperse a los pies: de: las rojas adelfas, ¥ bajo le sombra de los arboles se aby fuertemente que la sinuosa yedra a los olmos antiguos y 2 los edificios viejos. Ellas no se mostraban crueles ni es- quivas con sus queridos amigos, sino que, con carifioso amor, consentian a sus descos y les mostraban con gesto _ amoroso los pechos desnudos y turgentes, los cuales se J oftecfan més deliciosos y agradables a los ojos que las Id ~ grimas al cruel y despiadado Cupido y mucho més que © Jos frescos atroyos y el rocio matutino @ los prados de ‘-hierba y més que a La matetia la deseada forma. Algunos “ muchachos cantaban de modo admirable, con voces lan- _ guidas que se mezelaban con los suspiros de sus pechos jnflamados, versos amorosos Hlenos de suaver acentos, capaces de enamorar los més fieros corazones de piedra ~>y ablandar la aspereza del intransitable monte Céuicaso J de guitar su virtud a la lira de Orfeo y la maldici6n a a iirada de Medusa y de volver agradable y tratable.a ‘cualquier horrible monstruo y de apaciguar el continuo movimiento de la rabiosa Escila. Algunos, reposando ‘ciosamente sobre el casto seno de las muchachas senta- das, contaban Jas amables picardias del alto Japiter y ellas todeaban diestramente sus tizadas cabelleras con ‘wiimaldas de perfumadas flores y hierbas aromaticas y Jes coronaban con gran regocijo, Iguaimente, algunos eyan rechazados en broma, fingiendo las muchachas hur de aquello que uno y otro deseaban intensamente, y co- uno tras otra, persiguiéndose, lanzando ellas gritos 328 3

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