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IV. Recuerdos de infancia y recuerdos encubridores' hecho lamativo: entre los més tempranos r= persona, a menudo patecen ado los indiferentes y accesorios, en tanto que en le memoria del sdulio no época de Ja madurez inte dagacion ién [mnémica], de otras fectiva sustantividad cuyo recuerdo se pue- de desarrollat a partir de ellos por medio de un aniisis pst uico, pero cuya reproduccién directa esid estorbada por vuna resistencia. Puesto que deben su consezvacién, n0 @ st cantenido propio, sing aun vinevlo a nido con otto, reptimido, ticaen fundados titlos al nombre de recuerdos encubtidoress, con al cual Ios he designad. En el citado ensayo rocé spenas; sin agotaclas en mado al des que tales recverdes encubridores culos y significados, En el ejemplo que le? puse sobre todo de relieve la patticu- impresiones As analicé en decal acinomae ohm heme larided de la relaciSn semeporal entze el recuerdo en y el contenido por 6! encubierto. Es ecuezda, encubtidor perteneeta en. Ja infancia, mientras brogabe en Je me permanecido casi inconeientes; correspondian a alios:poste- Flores de ese persona. Denominé aivasador 0: retrocedénte a este tipo de desplazamiento. Acaso con mayor frecuencia se tropiezs con Je relacin contrapuesta, a seber: se-consoli- da en la memoria como te 6 indiferente reciente, que lace con una vivencia 3, cuya reprodi estotbads por unas resistencias. Ester serian cubs encubjerta sélo por su contenido, idad en. Tesoro mnémico pertsnece « Jn eave de los recuerdos encubridor ‘estos en Jos diversos procesos del persar ico, he chi ‘unos problemas en cuya apreci 0 entré en aquel en- ‘sayo; tampoco los € aqui: sdle me interese poner de aqui de una posesié poss los recuerdos de infanci acompafarnos durante un larg. sea que el enigma parece ote cada uno de esos Aqut como allf se trata de unos deseciestos del recorder; la no reproduce Jo cotrecto, sino algo diverso como tuto, En el caso del oivide de un nombre, no esté aur ef logzo magmi forme de los samnbres sveri- cotlvos; y el caso de formaciéa de un recuerdo encabridor se besa en el olvido de otras impresioy por y deberia asombrer- En embos casos, una sensacidn intel nos que Ie memoria. de afios posteriores : i Opine que tomamos' muy a Ja ligera el hecho de ta amne : que se ha entremetido una perturbacién, sélo que lo hace guarde muy poco de aquellos procesos en forma diferente en cada uao de ellos cuanto que tenemos todas las razones pai (que esas sia infantil, la falea de recuerdos sob: én elevades son las eparecianes ; 1s mociones de sentimieato de que es caper nombre sebemos que I res sus mismes operaciones olvidadas de le 2 resban Guana aloe secesdoe coat Tada por el desarrollo de fa persone sn deer hoelae; antes poseerlos. ¥ si luego el anilisis psicolégico nos demuestra fan ejercido un bi que Ia formacién sustitutiva se ha producido en los dos casos jos posteriores. |Y a despecho de esta incomparable de idéntico modo, por desplazamieato a fo faggo de una 250 ciacidn superficial, les diversidades entce ambos fenémenos G lo apunta, para el cecordar (en el sentido de sduceidn conciente), 2 unas condi- ciones de especialisima indole, gue hasta pado a nuestzas intelecciones.’ Es Que, segiin nuestros mis nuevos en la base de la formacién de todos los recuerdos de infancia co patecen perfectamente concebibles, y otros, extrafios 0 inin- t i rectificar algunos errores com res- ecto a ambas variedades. Si los recuerdos conscrvades de co, es facil compro: no hay ninguna garantia de su comreccién. Algunes tema de les recuerdos de infoncia me parece tan sus- esante que he de consagrarle todavia algunas 8, que sebasan los puncos de vista hasta ahora sdgenes ranémicas estén con seguridad falseadss, son tas © fueron desplazad evidente que no son confiables indicaciones de Jas indagadas, en el sentido, por ejemplo, de que su pi querdo proviene de su segundo afo de vida, Es que p .cescubren motivos que veelven compe ida y el desplazamiento de Jo vivend pruebsn que le causa de estas equivoce ro puede ser una simple hi poderes de Ja vida posterior han modelado la capacidad de recordar Jas viveacias infantiles, probablemente los mismos poderes en virtud de los cu: 08 nos hemos enajenado tanto de Ia posibilidad de intelgie nu Como se sabe, no €s para todos los adultos ancia se remoatan los recuerdos? He into de slgunas investigaciones sobre este come las de V. y C, Henti y Ia de Potwit su resul- diversidades en la conducta de los recuerdos ficado poseen?' Es evi ecopilas pot cucstiones, hace falta ademés fl, en la reciso que pan Ja persona encuestada. te , 1B, pg 316. Seem ‘nel segundo de ous Tres enreyer de tela tx pigs. 158401 ba gut; ef. sepre, pe. ‘material asfquico gn-que consurnan su recordar. Unos recues+ dan en imégenes visuales, sus-recuerdes poscen este ultimo dctes; otros individuos apenas si pueden reproducir en el mds indispensables contornos de Jo vivencia- do; se ls lame aiditifs y moteurs, por oposicién a les vi- suels, segtin le propuesta de Charcot. Tales distingos se es- sofiar: todos sofames prevalecientemente en isuales. Peco también en los recuerdos de in- sual conserva 6 recverdos d més temprans son los dnicos de cazée escenas de configursciéa enteremente robles 2 las ave se repr de Is infencia, resulten ellas verdaderas o falsas, por lo te- neral uno ve & Ja persona propia, Ia persona infantil, con 505 contomos y con #4 rope. Esta cteunstancis 20 puede menos que provecar asombro; en efecto, Tos sdultos visus- fs tempranos 0 va, sino uaa elo rdos encubridoress, y de ese modo cobran notable analogs con los recuerdos de infancia de los pueblos, consignados en sagas y mi de personas con el método del psicoandlisis, habes recopt lado en ese trabajo cbundantes ejemplos de cecuerdos enca- idores de todo tipo. Ahora bien, comunicarlos se vuelve en extreme dificil por la ya elucidada nacureleza de Jos vincalos, 5 recuerdos de infancia con Ia vi i | Ia exponer Ia Biogra- fin ‘enteta de la persona en. cuesti6n. Por eso‘rara. vez es posible, como en el lindo ejemplo que-sigue, desengarzar tun recierdo de intascia pera comunicatlo por separado. ‘Un hombre de veinticuatro afios ha conservado la'siguien- una tla que se empefia go entre my r le tre cémo se discierne cui Tar que lam tiene toda une pieza mis que la», = No habla motivo alguno para poner en fidelided de tal recuerdo de lo apto para asumir Je subrogacién si muchacho. En efecto, asf yen Ta épora de este discernimiento desperté su Gel correspondiente apetito de saber infansil. 0 ejemplo de afios posteriores de Ja nifea:™ Un hom bre que sufte de grave inhibicién en su vida amoros ne ahora mds de cuarenta afios, es el mayor de aueve jo Ja cuerdo de haber visto ciera vez, 2 Ia eda unos inesperados dolores de parto. Ahora bien, afbinden) el vestido es un recuerdo encwbeidor de Try SHS i iempo —creo que desde sempre llepubs a veces a concleada, Gu, sepia buetos indicios, se antes de cumplir yo < tercer ao de vida‘? Me vela pidiendo y berreando de pie ante una cendsta, cuya tapa mant erta mi hermanas- tro, veinte aios mayor que yo; y luego, de pronto, enttab: en la hebitseién mi madre, bella y de fina silueta, como si regresara dela calle. Mediante les palabras que-acabo de decir habia eprehendido yo esa escena vista pldsticamente, querido abrir 0 cerrat la canasta —en mi primera traduccidn de Ja imagen se devia «armarion—, por qué Horaria y i tenk trataris de una busla de por la madre. No Jemeato de ela bay que pooer guico. El empefo analitico me condujo a una concepcién por completo inesperada de esa imagen. Yo habia echado de menos a mi madre, habia dado en la sospecha de que ella ‘excaba encerrada en ese armatio o canasta, y por eso pedi a ri hesmano que Ja abriers. Coande #1 me’dio el gusto y me converet de rade no estabe dentro, empecé a be- sel aspecto que el recuerdo retavo, al que sig 38 censeguida ln'apeficidn de 0 mi afloranza. Ahora bien, coémo bbuscar en Ja canasta 2 le mace sus = misma época [la del, andlisis de este recuerdé]!“spancabaa, de manera oscura 2 una nifiera de 1é cual, se ‘conservaben también otras reminiscencas; por ejemplo, cue sol me concienzudamente para que Je entregara’ias: moneditas aque 30 ha ved valor de un recuerdo encubridor: paré 10 me decid! & aliviarme pore Ypres ella ninera, Me Ja tarea imexpre acerca de tribunal. Esta noticia me pert como por una suerte de repentina de la “hermano yo habla acudido pata preguntarle déede estaba clla, probablemente por haber notado que le cupo vin papel fen Su desapa: de manera ex sigs respuesta la entend! a guntar porque ahi no hebia nada. m: cuando poco tiempo despues se ausenté que ese hermano malo habia hecho con con la nifera, y lo obligué Ahore comprendo ta al infantil haberme arnado gue tiene g Soy dos sfios y medio mayer que ces nacida, y cuando yo tenia tres afi ia con aquel hermanastro. recibido como regalo, un detalle ace metece ee A Tan examen deo process de ina, pips. DAS 9 266n.) i Si el materiel corriente de nuestro decis ea le lengué ‘nae Ivo de olvidos, tanto més frecuente es que cotta perturbacidn, conocida como «tzas- ibarse observado ‘en el hombre normal siaso, que sobre En este caso, por excep anterior al mio. En 1895, Meringer y C. Mayer publiceroa tun estudio sobre adeslices en ef habla y Ia eseritucan cuyos puntos de vi cede este capitulo, hasta ta pég. 69, daca de fos de la pig. 39 ¥ el ejemplo 8, de pég. 67.) ‘copcebido la epurafisias como lg 0 de ateneién dividids, 0 bej0 fa ite ores] TET SOE Ty

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