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Reflexiones Dios
Donde hay mucho ruido la accin de Dios no encuentra caminos para llegar a
los corazones.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
El mundo ama los aplausos, los reflectores, los ruidos, los niveles de
audiencia. El mundo quiere victorias fciles y deslumbrantes. El mundo
ensalza humos vacos.
El modo de trabajar de Dios es muy diferente. Escoge formas sencillas,
humildes, cercanas, ntimas. Busca servidores abnegados y alegres,
asequibles y cercanos, amantes del silencio fecundo.
Por eso donde hay mucho ruido la accin de Dios no encuentra caminos para
llegar a los corazones. Su gracia llama, discretamente, a la puerta de los
corazones, y luego espera.
Sorprende ese modo humilde de la accin divina. Tan humilde que naci en
un pueblo de pobres y vivi entre los pobres. Tan humilde que dialogaba con
los sabios sin deslumbrarles. Tan humilde que acept morir entre los
malhechores. Tan humilde que sigue presente, en silencio, en miles de
sagrarios.
En un mundo de mensajes y de "amigos", de fotos y de textos, de msicas y
de aplausos, el trabajo humilde de Dios pasa, para muchos, desapercibido.
Pero no para quien se deja tocar por su ternura y le permite entrar en la
propia casa para cenar y hablar juntos (cf. Ap 3,20).
Un servicio ofrecido a unos hombres cansados y hambrientos, unas brasas y
unos peces junto a la orilla (cf. Jn 21). As de sencillo y as de cercano. El
mismo servicio que millones de pecadores, en cualquier momento, podemos