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40 0.1.7.2, ACATAMIENTO A LA NORMATIVA ORTOGRAFICA DE LA ACADEMIA grdfica para el espafiol? 'Todos los idiomas necesitan reglas ortograficas. El hecho de que el inglés, por ejemplo, carezca de una academia (como la tienen el francés y el espafiol) no quiere decir que no se rija por reglas; normalmente, el proceder de otra institucién se convierte, de hecho, en la regla general seguida por los demas hablantes (por ejemplo, el Diccionario de Oxford o el Webster estadounidense sirven a ingleses y norteamericanos, respec tivamente, de cédigo igual que el DRar en el mundo hispanico). Cosa distinta es si la regla se acomoda a la realidad social, si evo- luciona oportunamente y si es coherente y respetuosa con las tendencias populares. Las reglas actuales de la ortografia espafio~ la han sido establecidas por la Academia desde su fundacién en 1713. Si bien hasta 1844 fue muy discutida y no siempre se- guida, a partir de esa fecha la obediencia a sus decisiones y normas es general en el mundo hispanico. 0.1.7.2. ACATAMIENTO A LA NORMATI- VA ORTOGRAFICA DE LA ACADEMIA. El sistema ortogréfico actual, que es el ema- nado de la Academia, podra satisfacer © no, pero mientras no se reforme debe respetarse. Entre tanto defecto como pueda achacarsele, tiene una virtud inapreciable: mantiene la unidad grdfica del idioma a lo largo y a lo ancho de las naciones que lo hablan y escriben, que lo usan como medio de comunicaci6n humana entre cerca de cuatrocientos millones de perso- nas, Como dice Rosenblat (1951: cxxxv), «Con todas sus inconsecuencias, la orto- grafia castellana es, entre las modernas, la que més se acerca a una escritura fonética. Lo es casi enteramente desde el punto de vista del lector, con su sistema auxiliar de acentos, Podran discutirse muchos de sus detalles, siempre perfectibles, pero es evidente que la ortografia de un pueblo de rica tradicién cultural no puede ser una notacién fonética rigurosa, Es siempre un sistema convencional, que se acepta con todos sus defectos, por su validez colecti- va». Esto no quiere decir, evidentemente, que el usuario de la lengua escrita no deba estimular a la Academia en el camino del perfeccionamiento de la ortografia. Poner de manifiesto sus inconsecuencias, incohe~ rencias y errores es una forma de trabajar en esta direccién, De aqui que la no obe~ diencia a las normas y usos académicos claramente equivocados sea_beneficioso para el sistema y no al revés. 0.1.7.3. Las EXCEPCIONES. Las excep- ciones son formas de la escritura correcta que se apartan de la regla general. En ortografia, las excepciones son tan importantes como las reglas, de las cuales dependen. Pocas reglas hay en este campo que no dispongan de su correspondiente excepcidn. El conocimiento de esta es tan importante como el de la propia regla. Las excepciones obedecen, en muchos casos, a razones de etimologia o tradicién. De hecho, las palabras suelen adecuarse a una regla en funcién de sus componentes: para escribirlas con una graffa determi- nada se atiende a su precomponente 0 a su poscomponente, pero a veces algunas palabras no coinciden exactamente con las restantes de la misma regla pese a que haya coincidencia de los componentes, raz6n por la cual constituyen un subgrupo aparte, la excepcién de la regla. La tnica manera de reducir de forma importante el nime- ro de excepciones que afectan a las reglas ortograficas seria llevar a cabo una reforma de la ortogeafia, pero, por lo que se puede intuis, esa solucién se halla bien lejana. 0.1.8. Las disgrafias, cacografias o fal- tas de ortografia, Con estos tres términos nos referimos a un mismo hecho: la escri- tura que se aparta de las reglas que rigen la grafia de una lengua y que por ello se considera incorrecta. 0.1.8.1. CONCEPTO DE FALTA DE ORTO- raria. Asegura Rosenblat (1951: cxxvu, cxxxt) que, desde que fue oficializada en 1844, en todas las escuelas de Espafia se ensefia la ortograffa académica, y cual- quier desviacién se considera error, falta de ortografia o extravagancia (0.1.4.1). Queda, pues, claro que el concepto de falta de ortografia depende de la aceptacién y el cumplimiento de las normas emanadas Ia Academia. Sin embargo, puesto que rales normas son incompletas y en algunos -€asos contradictorias o incoherentes, este concepto se complica y, por consiguiente, requiere una aclaracion. 0.1.8.2. VALORACIGN DE LA FALTA DE rocrarfa, En la valoracién de las faltas rograficas, Salvador Mafero (en Polo, 1974: 524) cita el siguiente orden: «a) sin duda, las mas graves son las fonéticas —no uramente ortogrificas—, que implican a cambio de fonema, como la omisién debida de u tras g o de su diéresis; b) cl \do lugar corresponde precisamente acentuaci6n incorrecta, y, apenas sia 4 zaga, siguen la ausencia de acentuacién puntuacién; c) préximas en gravedad a anteriores estan las grafias erradas, que afunden un término con otto homéfono -distinta significacién; d) y solo en tiltimo figuraran los cambios de una letra por de idéntico sonido, tradicionalmente ssideradas como las més graves. Pero modo alguno pretendemos minimizar 0 Ipar estas, sino solo subrayar la im- rancia de la puntuacin y acentuaci6n snientes». Como sefiala Polo a conti- (én, «atendiendo a la funcién esencial Tenguaje en bloque —comunicativa—, faltas mas graves serian aquellas que dujeran una interferencia 0 ruido en mensaje, su interpretacion errénea (a del contexto): sean de puntuacion, de 0 de lo que fuera». Carlos P. Otero Polo, 1974: 520-521) hace hincapié, acertadamente, en los mecanismos ortografia: «Mas importante que sibit viviendo y no bibiendo (como se cia) es saber cuéles son las silabas cuales son los morfemas de esa pala- de todas las demas. Sin saber eso, ni se hablar ni se puede escribir “correc ente”», En este orden de cosas, queda © que es peor falta ortografica escribir 0.1.8.3.1. ERRORES POR ADICIGN DE SIGNOS INNECESARIOS 41 halma que escribir ombre, escribir vurro que bacio, 0 targeta que jeneral: aparte de que suenan igual (y no hay interferencia con grafias parénimas), la tendencia gene- ral es la de suprimir un signo que no tiene sonido (la ), unificar en un solo signo b y v (en favor de la b) y g y j (en favor de j ante e, i); asi pues, aun siendo faltas orto- graficas actualmente (puesto que el c6digo por que nos regimos no prevé atin el uso de tales grafias}, lo son en menor grado que puntuar mal, atildar inadecuadamente (0 dejar de atildar), etcétera, puesto que aqui puede resultar afectado el sentido del mensaje y ser este mal interpretado. Por otro lado, es necesario valorar la falta de ortograffa segin la persona que la comete. Lo mas natural es que un alumno de educacién primaria cometa las normales en un periodo de inseguridad y falta de co- nocimiento de la materia. Es asimismo na- tural que las cometan las personas, incluso adultas, que por desgracia no tuvieron una formacién adecuada desde este punto de vista. Sin embargo, no es perdonable que un estudiante Iegue a los primeros cursos de la universidad con graves faltas de orto- grafia (y a este nivel son graves incluso fal- tas disculpables en otras personas de me- nor instruccién), y menos atin que Hegue a licenciarse en su especialidad sin apenas saber redactar un informe con ortografia aceptable. No deben considerarse faltas de ortografia, por el contrario, aquellas gra- fias que conscientemente se apartan de los errores registrados en el DRAE (por ejem- plo, escribir dpud y no apud, tedeum y no tedéum, méxwell y no maxwell, etcétera, voces en las que la Academia no aplicaba sus propias normas en el DRAE92 y anterio- res) o las que responden a la aplicacién de criterios heterograficos (> 0.1.8.5). 0.1.8.3. MECANISMOS DE LA FALTA DE orrocrarfa. Los mecanismos de la falta de ortograffa son los siguientes: 0.1.8.3.1. Errores por adicion de sig- nos innecesarios. Se cometen errores por prétesis (amoto, afoto, arradio, amarrén,

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