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Ciencias Sociales 72: 45-61, junio 1996 EL LEGADO DE KARL R. POPPER AL REALISMO CRITICO EN CIENCIAS SOCIALES: Epistemologia y discurso politico-econémico José Ramén Garcia Menéndez ‘RESUMEN Se analiza la lgica popperiana de investigaci6n cientifica, tanto como decision epistemolégica como desde las implicaciones ideologicas y valorativas que contiene. Se sostiene la tesis de que en el contexto de respeto por la densa biografia y obra de Popper ‘podemos apreciar una caracteristica singular de su epistemologia que le obliga @ adoptar determinadas posiciones ideolégicas y valorativas, INTRODUCCION* Cuando Karl R. Popper (1902-1994) pu- blicé La l6gica de la investigacién cientifica, en 1934, algunos comentaristas creyeron des- cubrir las suficientes pruebas sobre un eviden- te parricidio intelectual. Quizds sea excesivo sostener tal afirmacién mediante testimonios debidos, paradéjicamente, a los popperianos més incondicionales. Sin embargo, algunas huellas epistemol6gicas asi lo indicaban. + Palabras claves: Filosofia de la Ciencia, Metodolo- ‘gia EconGmica, Logica de la Investigacion, Retéri- ‘ca, Politica Econ6mica, ABSTRACT The epistemological decision, and bis ideological and valorative implications are analyzed in Popper's logic of scientific research. The author maintains that in Popper's biography and production, ‘we can appreciate a peculiar characteristic of his epistemology that forced him to adopt a certain position ideological and valorative. Hasta entonces, Popper se habia forma- do filos6ficamente en la corriente dominante del positivismo nucleado en el Circulo de Viena bajo el rigido criterio verificacionista como norma para demarcar y aceptar el pro- greso del conocimiento cientifico. El estrecho margen inductivista de las prescripciones del Circulo de Viena -podria argumentar cual- quier pragmatista al uso- estaba justificado: la verificacion represent6 el arma contunden- te (y, por lo tanto, stil) contra las pretensio- nes seudocientificas de la metafisica que en- mascar6, durante siglos, la basqueda del co- nocimiento con postulados incontrastables. LA VERDAD/FALSEDAD DE LOS ENUNCIADOS ERA IN- CUESTIONABLE PORQUE LOS FUNDAMENTOS DE LOS QUE PARTIAN ERAN INDISCUTIBLES; UN AUTENTICO 6 CIRCULO DE AUTORIDAD, AUTOCONTENIDO Y EXCLU- ‘YENTE ANTE CUALQUIER ATISBO DE ‘DUDA METODICA’, Ahi radicé el impacto del positivismo sobre los residuos atin influyentes de la escolastica medieval pero, también, su mayor debilidad. En efecto, el verificacionismo engendré una creciente desconfianza en una parte signi- ficativa del colectivo de cientificos ~incluso en campos de conocimiento experimental conso- lidados— que desarrollaban lineas de investiga- cin sobre fendmenos no observables y, en consecuencia, no susceptibles de verificacién. La aportacién de Popper super6, en par- te, las limitaciones positivistas. No obstante, ef legado popperiano al “realismo critico” en Ciencias Sociales contiene un controvertido discurso politico-econémico superpuesto al manifiesto epistemolégico del autor. Ello ex- plica, en gran medida, la adhesin entusiasta © el rechazo visceral a la figura y obra de Pop- per. Las implicaciones sociales, politicas y eco- némicas del discurso popperiano, en suma, distorsionan el juicio sobre una intensa biogra- fia intelectual que si bien presenta las luces y sombras de una dilatada trayectoria personal no desmerece, en absoluto, la permanente lu- cidez y la critica al propio pensamiento, lo cual constituye la Gltima leccién de Popper a detractores viscerales y apologetas acriticos que han firmado obituarios y semblanzas esca- samente ponderadas, Desde el campo de conocimiento econ6- mico es preciso recapitular -lo cual constituye el primer objetivo del presente articulo— sobre las consecuencias de la logica popperiana en el ambito de las Ciencias Sociales pues la criti- ca racionalista del autor pone de manifiesto una serie de proposiciones de método y de enunciados analiticos que consideramos con- trovertibles. En efecto, Popper, al mismo tiempo que cuestiona la potencialidad de una gran parte del conocimiento social, propone categorias analiticas improvisadas y/o débiles para una rigurosa caracterizacién de los fenémenos socio-econémicos (cf., por ejemplo, Popper, 1981, pp. 306 y ss.). Por otra parte, el autor proclama la necesidad de propuestas politi- co-econémicas técnicas, objetivables, no ses- gadas por valores ni ideologias, mientras que atribuye de facto al colectivo de cientificos el papel dirigente de la “repiblica de intelec- José Ramin Garcia Menéndex tuales’, el activo rol de “disefio y control de las instituciones sociales” (Popper, 1973, p.79). Respecto a la Economia como ciencia, el au- tor se adhiere a una vision meramente funcio- nalista y tecnocritica de la disciplina bajo el omnipresente mandato liberal del iusnaturalis- mo (cf. Popper, 1981, pp. 75-76 y p. 114); y recomienda con fervor la Economia Mateméati- ca como modelo ejemplar que deben seguir el resto de las Ciencias Sociales (Popper, 1973, pp. 156 y ss.) Las implicaciones politicas y econémicas de la metodologia popperiana no estin exen- tas de inconsistencias e, incluso, contradiccio- nes internas. Sin negar la fuerza y, con fre- cuencia, la brillantez de los eslabones argu- mentales de Popper, a lo largo de su obra nos encontramos con ciertas paradojas de fondo y de forma. Un ejemplo de las primeras se pre- senta cuando el autor rechaza taxativamente, como es sabido, la capacidad analitica que pueda ofrecer una reflexion sistematizada so- bre ideologia y valores para desentrafar el al- cance teérico de los prejuicios en la busqueda del conocimiento social (Popper, 1981, pp. 390 y ss.). Es mas, para Popper es el poder de las leyes naturales y del laissez-faire el que fi- ja, sin intervenci6n reguladora, los principales fines y valores de la sociedad (Ibid., p. 404) pero atribuye la posibilidad, contradictoria- mente, a la intervencién de la accion humana no para “regular” el proceso econémico —que seria factible aunque pudiera ser cuestionada su eficacia— sino la “capacidad” futura de re- crear seres vivos a partir de materia no vivien- te() (Popper, 1976, p. 240). Si bien es cierto que, a mi juicio, las afir- maciones precedentes obedecen, primero, a una discutible pero legitima filiacién neoliberal de su discurso politico-econdmico 0, segundo, al producto literario de una imaginativa especu- lacién filos6fica, no lo es menos el reconocer que es en la forma de exposicién de los argu- mentos donde Popper utiliz6 vehiculos ret6ricos viciados. Mediante un peculiar método de yux- taposiciones, de aparicion conjunta de concep- tos y de exposici6n reiterada de los mismos a tavés de silogismos encubiertos en el texto a través de premisas aparentemente desconecta- das produce en el lector un efecto de paulatina identificacion no s6lo de significantes sino, ade- mis, de contenidos. l legado de Karl R, Popper al realismo critico en Ciencias Sociales. 7 La formula popperiana consiste, en de- finitiva, en extender a lo largo del texto en cuestin y de un modo transitivo las propie- dades y las identidades que Popper pretende establecer al servicio de su discurso politico econémico. Como ejemplo ilustrativo, en “La sociedad abierta y sus enemigos” (Popper, 1981), el autor se Tefiere a la identidad entre totalitarismo y platonismo (p. 168), a la “sa- na” oposicién al colectivismo y al holismo (p. 277), al objeto profético y no-cientifico de las Ciencias Sociales de raiz historicista (p. 291), a la relaci6n entre racionalismo, de- mocracia, libertad y progreso (p. 391), a la identificacién entre seudo-racionalismo y platonismo (p. 395), a la equiparacién entre racionalismo e imparcialidad a-valorativa (p. 401) y concluir, por tanto, en que *s6lo hay dos soluciones posibles: una, el uso de los sentimientos y, en siltima instancia, de la violencia; y la otra, el de Ia raz6n, la imparcialidad, la transac- cin razonable” (p .403). Sin duda, el investigador bien intencio- nado atrapado en el dilema optaria por sus- cribir la segunda alternativa y, por ende, el discurso politico implicito en lo que era, en principio, una propuesta de método de in- vestigacion. 1. RAZON ANALITICA VERSUS RAZON DIALECTICA EN CIENCIAS SOCIALES: ANTECEDENTES Los principales debates metodol6gicos en las Ciencias Sociales que se desarrollaron desde el ultimo tercio del siglo XIX hasta la actualidad especialmente en el 4mbito cultural europeo y a pesar de su presentaci6n temitica 0 cronolé- gica~ pertenecen al mismo referente de anilisis: la aproximacin al saber en construccién me- diante principios y reglas que gobieman el “qué hacer” cientifico en un determinado contexto social. En este sentido, la reflexién sobre el sa- ber en construccion es provisional pues atiende a la dindmica de las dos fases, heuristica y dia- léctica, de elaboracién te6rica y contrastacion empirica y/o documental. Ante la complejidad del objeto de reflexi6n la actitud del epistem6- logo adopta una forma poliédrica en cuyas mil- tiples caras y desde diversos angulos se reflejan los contenidos, los vectores argumentales e, in- cluso, intencionales que conforman la sucesién de pugnas sobre el Método. Entre éstas, sin duda, merecen un lugar destacado en la Historia del Pensamiento las protagonizadas por K. Menger y G. von Schmoller, abanderados del deductivismo teorético y del inductivismo hist6rico, res- pectivamente. O, también, la polémica en torno a los juicios de valor y a la pretendida “desvinculaci6n” axiolégica detonada por Max Weber, en 1909, que se ha transformado en una disputa sobre fines y, en consecuen- cia, sobre la naturaleza y funciones de las Ciencias Sociales en la sociedad contempora- nea. Tanto éstas como otras interesantes ex- tensiones del debate general remiten a una bifurcacién metodolégica respecto al objeto observado: la raz6n analitica versus la raz6n dialéctica. El punto culminante del enfrentamiento acaecié, como es sabido, en el Congreso de Tubingen (octubre, 1961), un crucial encuen- tro filos6fico documentado en torno a las po- nencias presentadas por K. Popper y T.W. Adorno. Ambos protagonistas, en plena madu- rez intelectual, no s6lo escenificaron una do- cumentada sintesis del estado de la cuestion sino que, también, suscitaron un debate gene- ral con la implicacién de neopositivistas anali- ticos y marxistas de formaci6n hegeliana. En Tubingen se constat6 !a inviabilidad de una confluencia metodolégica 0, al menos, de un reconocimiento de espacios reflexivos com- partidos por la raz6n analitica y la raz6n dialéc- tica. El cruce de argumentos y réplicas pareci6 destinado no a solventar algunos de los t6picos tradicionales del debate sobre el método en las ciencias sociales sino, mas bien, a cultivar la in- comunicaci6n e, incluso, la hostilidad intelec- tual, fruto de una consciente ignorationes elen- chien ambos bandos (cf. Adomo et al., 1973). Por una parte, K. Popper representaba la cortiente del racionalismo critico en la que se aglutina una parte de la herencia del positivismo logico tan palpable en su aportaci6n sobre “La logica de las ciencias sociales” (Zbid., pp. 101- 119); una ponencia, por lo demas, que compen- dia el pensamiento del autor tras fructiferas déca- das de maduraci6n filos6fica. Por otro lado, 48 Adomo asumia el liderazgo de la Escuela de Frankfurt y de la Teoria Critica de la sociedad contemporanea, como reflejaba el contenido del trabajo presentado en dicha reuni6n: “Sociologia ¢ investigacién empirica” (Ibid., pp. 121-138). Pero no s6lo la incomunicacién y la acri- tud verbal caracterizaron al Congreso de Ti- bingen. Todo ello result6 comprensible, tanto en cuanto el desarrollo de las discusiones transcendia el mero pugilato intelectual para situarse en la evidencia sobre dos formas de pensamiento que heredan la fuerza (y, tam- bién, la inercia) de los debates filos6ficos del siglo XIX pero en el seno de una realidad eco- n6mica, politica y social diferente, en milti- ples aspectos, al ascenso del capitalismo libe- ral decimonénico. Por estos motivos, los cientificos sociales al filo del Congreso no se hallaron ante la pre- sencia de una amenazadora crisis de identidad en sus respectivas disciplinas -crisis entendida como una fase decisiva de cambio en la que se manifiesta un estado de incertidumbre- ni ante un evento de narcisismo filos6fico que cultivara la “mala reputacion de la metodolo- gia"; en palabras de T.C. Koopmans: “Si alguna vez se midiera el prestigio re- lativo de las distintas areas de investiga- cién econémica, la discusién metodolé- gica se encontraria sin duda alguna hacia el final de la escala” (Koopmans, 1980. p. 14D. 3e asistié, en realidad, al crepisculo de Wines fase histOrica a partir de la cual el cP stamiento entre razén analitica y razon dia.cctica asume criticamente la pesada carga heredada del Circulo de Viena y de la Escuela de Frankfurt, asi como la variedad de aportacio- nes que se generan de un modo concatenado (tanto en el plano epistemoldgico como meto- dol6gico), dando vitalidad a una de las épocas mAs fecundas de la Historia del Pensamiento. Una muestra significativa de dicha vitali- dad en el marco de la Ciencia Econémica se produjo a lo largo de la Gran Depresion, cuando un desencanto relativamente impor- tante en los circulos convencionales de la dis- ciplina puso de manifiesto la progresiva con- tradicci6n existente entre una prolifica elabo- racion teorética y su débil fundamentacién José Ramén Garcia Menéndez empirica. A partir de entonces, la discusién profesional abandoné paulatinamente el uni- verso de la necesidad (de la armonia, del equilibrio) por el de la conjetura (recuperando el principio cartesiano de la duda metédica, apostando por la posibilidad en lugar de la certeza). Recuérdese que en esta fase se desa- rrolla uno de los enfrentamientos metodol6gi cos més conocidos en el Ambito cientifico de la Economia representado, en sus inicios, por TW. Hutchison. y L. Robbins y que llega, tres décadas después, a M. Friedman y P.A. Sa- muelson en toro a dos planteamientos meto- dolégicos ya t6picos en la Historia del Pensa- miento Econémico: los debates sobre “aprio- rismo vs. realismo” y respecto a la “relevan- cia/irrelevancia de los supuestos”! Es preciso plantear, en este momento, una hipétesis de trabajo relativa a la conside- racion del movimiento de renovacién empitica en las Ciencias Sociales como masa critica que desencadené la bifurcacion citada entre razon analitica y raz6n dialéctica a partir de la de- fensa a uitranza de lenguajes logicos capaces de expresar los fendmenos socioeconémicos de interés y el apoyo incondicional a la cons- trucci6n te6rica y a la evaluaci6n de las inicia- tivas politico-econémicas sobre la base de la informacién empirica disponible. En este sen- tido, R. Carnap titulé su mas célebre articulo como “La superaci6n de la metafisica median- te el andlisis l6gico del lenguaje” [Ayer (c.), 1965, pp. 66-871. La responsabilidad del Positivismo Logi- co, en este crucial punto de inflexi6n en la Historia de la Filosofia de la Ciencia, se ma- nifiesta tanto por la separacién tajante, irre- conciliable, entre los enunciados tautologi- cos cuyo valor era independiente de toda consideraci6n factica y los enunciados sinté- ticos con soporte empirico susceptible de contrastacién, como por la localizacién de los criterios de cientificidad en la verificacion 1 Gt, por orden cronolégico, Robbins (19), Fried- man (1967) y Samuelson (1972), esp. pp. 251-260 No obstante, como afrma el propio Samuelson, en ‘ste tipo de problemas metodologicos Satin sem: pre encuentra tarea para ocopar a los economist Saiosos, lo que no impide, en cambio, que él nis tno se convierta en un aur tan prolific como po- lemico en este campo dela reflexion clentfica El legado de Karl R. Popper al realismo critico en Ctencias Soctales. 49 del conocimiento con la experiencia (cf. Ka- touzian, 1982, esp. pp. 72 y ss.) Si bien existen expresivos antecedentes positivistas en D. Hume (especialmente cuan- do consideraba que un enunciado era testado favorablemente si se superponia al mismo or- den de correspondencia existente entre los sentidos y la experiencia; (Hume, 1980, pp. 17 ys), y en A. Comte, es al Circulo de Viena a quien se atribuye el definitivo impulso de una rtiente de pensamiento estructurada en tor- no a la siguiente linea argumental. 1. El disefo de un ambicioso proyecto, con un espiritu neo-enciclopedista, encamina- do a la consolidacion del estatuto de la *Cien- 12 Unificada’’ Al servicio de este fin, los posi- uvistas propusieron una “filosofia cientifica” que detectarfa claramente la esterilidad de las proposiciones sin contenido empirico, bien porque utilizan términos sin significado © por- que contengan una sintaxis deficiente 2. Este proyecto exigié la reduccién del discurso cientifico de los enunciados socioeco- némicos, culturales e histéricos a un lenguaje Asicalista basado exclusivamente en su poten- cia observacional pues, en palabras de R. Car- nap, “es a un lenguaje universal al que puede traducirse cualquier proposicion” [Carnap: “Psicologia en lenguaje fisicalista’, in Ayer (c.), 1965, p. 171] 3. El criterio de demarcacion, en conse- cuencia, obedecer4 al criterio empirista del significado, bautizado por C.G. Hempel, me- diante el cual la “ciencia” y la “no-ciencia” (es decir, el conocimiento metafisico), se distin- gue por el necesario corte de significaci6n cognoscitiva (Hempel: “Problemas y cambios en el criterio empirista del significado”, /bfd, pp. 115-136). De esta forma, para el Positivis- mo Légico, aparte de las disciplinas “sintacti- cas” que utilizan exclusivamente proposicio- nes analiticas (matemiticas, logica...), las de- mas ciencias no solo responden al proyecto de unificacién sino que tributan a sus respecti- vos contenidos empiricos. Por tanto, el criterio de verificabilidad de todos y cada uno de los enunciados cier icos valoraré su auténtica significaci6n empirica. 4, En palabras de V. Kraft, verificar es “comprobar la conformidad de un hecho predi- cho con uno observado” (Kraft, 1996, p. 137). En este sentido, las restrictivas tesis de la veri- ficacin propuestas por Moritz Schlick 0 Car- nap evolucionaron paulatinamente hacia la posicion de “grado de confirmaci6n” progresi- va de los enunciados cientificos, 10 cual lev al establecimiento de criterios de aceptabilidad basados en las confirmaciones probabilisticas, de naturaleza inductiva, de las teorias cientifi- cas (y, por tanto, exclusivamente empiticas) GE, al respecto, Busto, 1955, pp. 119-128), El principio verificacionista fue esgrimido por el Positivismo Légico como punta de lanza y, simultineamente, como reaccién extrema al apriorismo metafisico precedente y a la servi- dumbre del tomismo y de la l6gica deductivista dominante, especialmente en el mbito de las Ciencias Sociales. El programa positivista, plan- teado como ruptura respecto al idealismo hege- liano o a la influencia teol6gica del derecho na- tural, se sucedi6 a si mismo como concepci6n heredada no exenta de graves problemas (cf., Weinberg, 1969; y Garcia Raffi y Cabo, 1977, pp. 353-358). En efecto, las reglas metodol6gi- cas de aceptabilidad y demarcacion engendra- ron una insalvable dosis de desconfianza en una parte de la comunidad cientifica, especial- mente aquella que desempefiaba no s6lo lineas de investigacién en campos de conocimiento considerados como consolidados e incontrover- tibles pero que empleaban conceptos no obser- vables (como la Fisica de particulas) sino que, ademas, desautorizaban modelos de interpreta- cin global generados con la misma finalidad antimetafisica pero que no posefan el contraste empitico de todos los eslabones teoréticos (la teoria evolucionista, por ejemplo). Sin duda, la necesidad de trascender la vision mecanicista de las sucesivas aproxima- ciones al conocimiento cientifico inspir6 la articulaci6n reflexiva de “un discurso sobre un discurso” que Bunge (1979, pp. 49 y ss.) denomina “metaciencia” y cuyo fin primor- dial seria evitar las lastrantes reducciones en el abanico interpretativo sobre el saber cien- tifico. En este sentido y desde el plano epi temol6gico de discusi6n, se proponen reglas que permitan comprobar las caracteristicas de pertinencia y potencialidad explicativa del conocimiento adquirido en Ciencias So- ciales. En general, dichas reglas se presentan bajo la forma de “test” que pretenden eva- luar los siguientes contenidos (cf. Eichner, 1987, pp. 4291-7). * DE CONGRUENGIA entre conclusiones y los supuestos de partida admitidos; * DE CORRESPONDENCIA entre las conclusio- nes te6ricas y las observaciones pertenecientes al dominio empirico, * DE CoMPREHENSIVIpAD de una teoria que puede explicar todos los hechos conocidos per- tenecientes a una misma clase de fenémeno; y * DE PARSIMONIA, que mide la necesidad de un elemento te6rico, incluyendo sus su- puestos subyacentes, para ser 0 no eliminado de la Teoria sin que ello produzca una dismi- nucién de su poder explicativo, No obstante, la conjunci6n de estas re- glas debe ser flexible para evitar la reducci6n quiz4s mds importante de una metodologia que si bien se dice ser tributaria de un conoci- miento transitorio -y en el que dicha provisio- nalidad es el impulso mas importante para su propio progreso (en palabras de Rojo, 1970, p. 26)- puede caer, en cambio, en la tentacién del monismo (hiper) racionalista que niega el caracter hipotético del conocimiento cientifico (cf. Muguerza, 1975, pp. 18 y ss.) y que, tras su crisis en el umbral del siglo XX, ha dejado paso a dos corrientes filos6ficas dominantes. La primera, de raiz positivista, es presentada mediante una analitica l6gica (Circulo de Vie- na) o sociol6gica (T. Kubn y, en parte, I. Laka- tos). La segunda, de raiz hist6rico-institucional, conforma la visién dialéctica (entendida no s6- lo como confrontacién de realidades antagoni- cas sino, mas bien, como categoria de pensa- miento ajustada al andlisis de las contradiccio- nes) y en la que podemos citar las aportacio- nes de historicistas, marxistas y, en concreto, Ja Escuela de Frankfurt. En suma, el desarrollo de los aconteci- mientos y la riqueza de las principales interven- ciones han hecho justicia a la labor iniciatica de Francis Bacon (Rossi, 1990), bien sea cultivando la exposici6n ret6rico-dialéctica 0, como en el caso de K.R. Popper, la proclividad al contraste crucial empirico de los enunciados te6ricos. I. LA LOGICA POPPERIANA DE INVESTIGACION El “realismo critico” de K.R. Popper re- presenta el primer intento debidamente funda- mentado y ditigido a la superaci6n de las de- José Ramén Garcia Menéndex bilidades y limitaciones del Positivismo Logico segiin fue presentado por el Circulo de Viena. La filiacién popperiana al “realismo critico” muestra la oposicién de Popper al empirismo vulgar basado en que todo conocimiento se deriva exclusivamente de la experiencia de los sentidos (cf., al respecto, Garcia Menéndez, 1988, esp. Capitulo 3: “Notas sobre dialéctica y Jos limites del empirismo vulgar”, pp. 87-100), En este sentido, para Popper, el problema epistemol6gico principal consiste no en el ori- gen de las ideas sino en la verdad/falsedad de las teorias (Popper, 985, pp. 136 y ss.) ‘A pesar de sus contactos de juventud con las tesis del Circulo de Viena, Popper asu- me una perspectiva critica a partir de 1934, aflo en que se publica la edici6n original de la “Logik der Forschung’. Esta obra, enriquecida con apéndices posteriores, se ha convertido en un auténtico clisico contemporaneo de la literatura filos6fica, especialmente tras la edi- cién inglesa de 1959. Al impacto de la contri- bucion popperiana se le debe afadir, sin du- da, no sélo la continuada publicacién de ensa- yos sobre metodologia e historia de la ciencia sino, también, el permanente cultivo de la controversia filos6fica y politica. No obstante, en este momento, es im- prescindible referirse a la “masa critica” de la logica popperiana de la investigacion cienti- fica pues es ahi donde se generan no s6lo las claves del pensamiento filos6fico del au- tor especialmente aquellas que hacen refe- rencia a la fascinacién de Popper ante una epistemologia que establece la norma de ra- cionalidad del conocimiento cientifico inde- pendientemente del sujeto- sino, ademas, de su discurso socio-politico. Las tres cuestiones fundamentales que separan el pensamiento de Popper de la de- nominada “concepci6n heredada” del positi- vismo son las siguientes: i) la consideracion metacientifica de la Filosofia de la Ciencia; ii la critica al inductivismo; y iii) el estableci- miento de un nuevo criterio de demarcacion y, por ende, de aceptabilidad del conocimien- to cientifico. Al respecto, cabria hacer las si- guientes precisiones. En primer término, la herencia positivista proclamé que el fundamento del conocimien- to se hallaba en la verificacién empirica de los enunciados universales (es decir, protocolares) Et legado de Karl R. Popper al realismo critico en Ciencias Sociales. 31 mis elementales que informan sobre los prin- cipios de la disciplina cientifica evaluada. En cambio, K. Popper consider6 que las ciencias empiricas son sistemas de teorias y la l6gica del conocimiento sera, por tanto, una “teoria de teorfas cientificas” (Popper, 1962, esp. cap. ill, pp. 57 y ss). En este sentido, Popper ha utilizado un simil de gran expresividad: “las teorfas son redes que lanzamos para apresar aquello que llamamos el mundo: para racionalizarlo, explicarlo y dominar- lo. Y tratamos de que la malla sea cada vez mas fina” (Ihid., p.57). El punto de partida de la reflexién filos6- fica popperiana sobre la ciencia son las teorias cientificas entendidas no como generalizacio- nes empiricas 0 como meros instrumentos de anilisis de la realidad sino mas bien como conjeturas cuestionables permanentemente. En consecuencia, la actividad del cientifico sera asumir ese rol critico de refutaci6n de la teorfa con la experiencia mediante la contrastaci6n negativa de la falsacion?. Por esta via, en definitiva, K.R. Popper establece que los mecanismos de integracién ¥ progreso del conocimiento cientifico no se hallan en la demostraci6n de la “verdad” de 2 Uno de los tépicos de la metodologia popperiana se establece con el rechazo del autor/fil6sofo a las teorias de la ciencia fundadas en la errénea creencia de que la ciencia se construye mediante una paulati- ra ordenacion y recopilacion de experiencias cienti- ficas. Especialmente en “Conocimiento Objetivo” (4974, pp. 74 y ss.), Popper admite que aunque siempre se parte de alguna base de conocimientos previos, lo cierto es que existe una importante dis- osicion innata del conocimiento humano hasta el punto de afirmar que “si no fuera absurdo hacer es- te tipo de estimaciones dirfa que el 99,9 por ciento del conocimiento de un organismo es heredado 0 innato y s6lo una décima parte consiste en modifi caciones de dicho conocimiento innato" (p.75). La estimacion de Popper ha sido retomada posterior- mente por NR. Hanson (1977). La obra de Hanson. est influenciada tanto por el positivismo de Witt genstein como por la psicologia de la. “gestalt” aun- que, a mi juicio, su principal aporacién respecto a la logica de la investigacion de tradicién popperiana ha sido la consideracién de que no s6lo la “teorta

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