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La Biblia fue traducida por primera vez a otra lengua durante el siglo tercero antes
de Cristo; esa otra lengua es el griego. Según la tradición, la versión griega se basó en el
trabajo de setenta eruditos, y en consecuencia se la conoce como Septuaginta
(simbolizada usualmente por el símbolo LXX), palabra latina que significa “setenta”, en
honor a los 70 rabinos que, reunidos en Alejandría, Egipto, intervinieron en su redacción
y composición.
Como es natural, a los diversos libros de la Biblia se les dieron nombres griegos.
No se siguió la costumbre hebrea de llamarlos por las primeras palabras, empleándose en
cambio nombres descriptivos.
Al primer libro se le llamó “Génesis”, que literalmente significa “creación”,
“fuente”, “principio”, “comienzo”, “inicio” y “origen”. Es un nombre muy apropiado
para el primer libro de la Biblia, dado que trata precisamente del Origen de la humanidad
y, en especial, del pueblo de Israel, así como de la Salvación de toda la raza humana
caída, indicando, con dicho nombre, un interés por los orígenes y principios que resulta
apropiado para un libro que comienza con la formación del cielo y de la tierra.
1
sobre la preexistencia de Dios. Para el hombre antiguo la existencia o preexistencia de
Dios o de los dioses no es tema de discusión: es algo que se da por sentado. El debate
moderno sobre la existencia de un ser superior probablemente habría sido absurdo para
nuestro autor, porque en ningún momento se plantea esa posibilidad. Nuestro texto
presume categóricamente la realidad de un Dios sobrenatural, todo poderoso, y no da
lugar a cuestionamientos en cuanto a este tema.
En relación con esto, el texto es muy claro en cuanto a la soberanía de Dios. Dios
es el creador de todas las cosas, por lo tanto, el dueño absoluto de todo. Mediante frases
sencillas, pero profundas, el autor nos presenta un mensaje poderoso acerca de la
soberanía indiscutible de Dios, y estas frases implican que Dios es quien decide en todo
cuanto ocurre en el mundo creado. Desde el principio hasta el fin, a través de todas las
páginas del texto se subraya la majestuosa soberanía del Dios creador; su señorío no se
cuestiona en ningún momento. Esto significa que un análisis de este relato tendrá que
tomar seriamente la naturaleza de Dios. Nuestro acercamiento al texto parte de la base de
que es indispensable comprender quién es este Dios que se autorrevela como el Señor
absoluto del universo.
El poderoso mensaje acerca de un Dios soberano que no admite ni tiene rival ni
competencia era una proclamación revolucionaria para el mundo antiguo. Para
comprender el alcance de tal mensaje es necesario examinar el contexto dentro del cual
surgió el relato. Cada una de las culturas vecinas a Israel tenía una historia de la creación,
y estaba dominada por un politeísmo sumamente complejo. En consecuencia el habitante
de Babilonia, Asiria, o Canaán vivía oprimido por un sentimiento de terror, ya que su
vida se le iba en intentar satisfacer los caprichos de la multiplicidad de dioses que le
acechaban y que de alguna manera trataban de hacerle algún mal. Sicológicamente, esto
era un yugo muy difícil de sobrellevar. Por ejemplo, de acuerdo con los relatos de la
creación babilónicos, el hombre fue creado para trabajar y darles de comer a los dioses.
Al saber esto, vivía bajo la opresión de tratar de mantener contentos a varios dioses a la
vez para que no descendieran sobre él con su furia y lo aniquilaran.
En contraste con esto, entonces, la revelación de Génesis plantea una liberación
absoluta de tal teología y propone la existencia de un solo Dios, justo y soberano, libre de
caprichos, que busca tener con su creación una relación de amor y libertad, y no de
opresión y coerción. Para los primeros oyentes, esto fue algo totalmente nuevo y
revolucionario. El mensaje teológico de Génesis plantea una alternativa profunda a la
problemática de la antigüedad. Esta alternativa da la posibilidad de adorar a un solo Dios
soberano, señor sobre todas las cosas, justo, y que desea mantener una relación de amor
con su creación. Tal alternativa era inconcebible para el habitante de Mesopotamia o
Egipto. El mensaje de Génesis provee una esperanza genuina.
Habiendo entendido algo del contexto en el cual se desarrolla toda la trama del
relato, y comprendiendo que nuestro texto tiene mucho que decir acerca de la naturaleza
de Dios, el texto nos llama a una seria exégesis o interpretación. Esto requerirá del lector
el máximo esfuerzo, ya que las enseñanzas y verdades comprendidas en el relato son por
demás profundas.
El primer libro de la Biblia inicia con una oración difícil y controversial que
analizaremos palabra por palabra:
2
Génesis 1.1:
.År,a;h; taewÒ µyIm'V;h' tae µyhil¿aÔ ar;B;
tyviareB] 12
(be’reshit barah helojim ayt ja’shammaim wa jayruts.) 3
(1En el principio creó Dios los cielos y la tierra.) 4
(1En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra.)5
La Biblia comienza con una declaración tan simple y conocida que muchas veces
no recibe la importancia que merece: “En principio creó Dios los cielos y la tierra”. Esta
declaración contiene dos conceptos primarios. En primer lugar establece que Dios es el
sujeto indiscutible no sólo de esta primera oración, sino de toda la obra de la creación. Es
necesario, por lo tanto, leer todo Génesis desde esta perspectiva. El actor principal, que
determina cada acto de la creación, es Dios. El que se mencione el nombre divino 35
veces en esta primera sección, es una clara manera de subrayar el papel de Dios como
centro de toda la acción creativa en el mundo. En segundo lugar, el primer texto nos
habla de un comienzo definitivo. A primera vista el autor indica que hay un punto de
partida en cuanto al proceso de la creación del mundo. Pero, como veremos a
continuación, dicha conclusión es muy discutida y no tan simple.
Sin embargo, es necesario notar antes que nada que el primer versículo de Génesis
contiene un resumen que introduce los seis días de la actividad creadora. El Salmista hace
referencia gozosa a este versículo en el Salmo 102.25 e Isaías en su libro (Isaías 45.18).
2
Biblia Hebraica Stuttgartensia, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1990.
3
Léase de derecha a izquierda en hebreo.
4
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
5
Dios Habla Hoy - La Biblia de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
3
tyviareB] (be’reihshit)
“En el principio”
Esta sencilla pero profunda declaración esconde un debate a raíz de las dificultades
que existen para traducirla. Hay tres posibles maneras de traducirla:
(1) en la forma tradicional, donde el versículo 1 se interpreta como una
oración independiente;
(2) tomando el versículo 1 como una frase dependiente de la cláusula principal
que está en el versículo 2: “Al principio cuando Dios creó los cielos y la tierra,
la tierra estaba desordenada y vacía...”;
(3) tomando el v. 1 como una frase subordinada a la cláusula principal que
está en el v.3, “Al principio, cuando Dios creó –estando la tierra desordenada
y vacía y estando las tinieblas sobre la faz de las aguas y mientras el Espíritu
de Dios se movía sobre las aguas– Dios dijo...”
El debate basado en factores gramaticales, de sintaxis, lingüísticos y de estilo, no será
presentado aquí6. Sólo agregaremos que la erudición bíblica no ha llegado a un acuerdo
definitivo al respecto.
Sin embargo, cada una de estas tres traducciones contiene implicaciones teológicas
significativas. La primera opción indica un principio absoluto, antes del cual no existía
absolutamente nada. Partiendo de esta traducción, muchos han propuesto la teoría de
creatio ex nihilo, o sea, creación de la nada. En cambio las otras dos opciones presuponen
la preexistencia de algún tipo de materia en estado de caos, antes que comenzara la obra
creativa de Dios, que consistiría en un ordenamiento.
Todo el problema gira alrededor de la palabra tyviar
(rei’shít), que significa
“principio”, “inicio”, “comienzo”, “empiezo”, “punto de partida” (y que de acuerdo al
contexto es posible traducirla también como “primario”, “primogénito”, “mejor” y “jefe”)
y que se utiliza 50 veces en el texto hebreo. Se trata de un sustantivo abstracto que
generalmente se emplea para designar el comienzo de un período particular de tiempo.
Parecería que solamente en dos oportunidades el vocablo se usa en forma absoluta: aquí
en Génesis 1 y en Isaías 46.10.
4
anuncio el futuro desde mucho antes.
Yo digo: Mis planes se realizarán;
yo haré todo lo que me propongo.”
Otro punto de discordia surge porque tyviar (rei’shít) está precedida por la
B
preposición “ ” (be), “en”, pero no por el artículo definido “el”. Por lo tanto, una
traducción literal sin tomar en cuenta el contexto sería: “en un principio” (o bien, “en
principio”). Dicha traducción obviamente contradice la interpretación tradicional de esta
palabra, ya que en lugar de expresar un principio absoluto, como lo haría la traducción
“en el principio”, expresaría un principio relativo: “en un principio” (en uno de los tantos
posibles principios que hubieron).7
Algunos comentaristas prefieren esta última traducción, tratando Génesis 1.1 como
una cláusula subordinada, y dan traducciones como “cuando Dios empezó a crear los
cielos y la tierra estaba informe y vacía”. Una traducción así implica que la condición del
versículo 2 existía ya cuando Dios empezó a crear. Sin embargo, este punto de vista no
fue compartido por los eruditos hebreos quienes han comprendido comúnmente que
significa la existencia, ex nihilo, de la nada, sin utilizar material preexistente. Además,
desde el punto de vista meramente bíblico, es decir, dejando que la Biblia se interprete a
sí misma, no es difícil notar que Génesis 1.1 debe entenderse como un principio absoluto,
antes del cual nada existía, tal como lo sugiere Hebreos 11.3 y Romanos 4.17.
7
Voth, E. Génesis. Primera Parte. Serie Comentario Bíblico Hispanoamericano. Editorial Caribe, Miami,
F.L., U.S.A. 312 p. (pp. 34, 35)
5
la expresión “cielos y tierra” no podría aparecer en el texto, dado el uso que los hebreos
hacían de esta expresión: en hebreo no existe una palabra que traduzca la palabra cosmos,
de los griegos, que señala al universo y su totalidad; en ausencia de tal palabra los
hebreos tenían que recurrir a la expresión “los cielos y tierra” a fin de traducir la palabra
griega cosmos, y es precisamente así como ocurre en la traducción griega de este primer
versículo de la Biblia: en lugar de la expresión “los cielos y la tierra”, la Septuaginta usa
la palabra cosmos, señalando de este modo un principio absoluto en la interpretación de
este primer versículo de la Biblia, “En el principio creó Dios el cosmos”.
Por otro lado, E. J. Young argumenta convincentemente contra el punto de vista de un
principio relativo y en favor de la postura de que Génesis 1.1 es una cláusula
independiente, que tiene como significado “una simple declaración del hecho de la
creación absoluta”.8
Estas conclusiones se basan en el hecho de que la falta del artículo definido no
implica necesariamente que no se pueda hablar de un principio absoluto. Varios eruditos
(Eichrodt, Kidner, von Rad y otros) han llegado a la conclusión que la traducción
tradicional es gramaticalmente aceptable, y contextual, literaria y estéticamente
preferida.9 Todo el relato de la creación presupone un comienzo absoluto, y que nada
existió hasta el momento en que Dios habló10. Por lo tanto, la traducción preferida por
este autor es la tradicional, ya que encaja perfectamente con el resto de las escrituras y es
la que mejor responde a todos los interrogantes que surgen de esta primera frase tan
simple pero tan profunda.
Además, la frase “en el principio” señala la preexistencia de Dios (compárese el
Salmo 90.1,2), su propósito (el universo y, en particular, el mundo no fue creado en vano,
según Isaías 43.7) así como su presencia, vista en la actividad creadora de la Trinidad, tal
como lo indicaremos al analizar el nombre de Dios, µyhil¿aÔ
(heulojím). Esta
frase también es usada en cuanto a la participación de Cristo en la creación, según Juan
1.1-10, lo que comprueba que la trinidad toda estuvo inmersa en la obra creadora.
8
Edward J. Young, Studies in Genesis One (Filadelfia: Presbyterian and Reformed, 1964), p.77, cp. (pp. 1-
14).
9
Consultar W. Eichrodt, “In the Beginning: A Contribution to the Interpretation of the First Word of the
Bible”, en B. Anderson, ed., Creation in the Old Testament, Fortress Press, Philadelphia, 1984, pp. 65-73.
10
“SHEMHAMFORASCH” se dice que es una grande y poderosa palabra en el satanismo. Se dice que es
la “palabra” mediante la cual el Señor rompió el silencio e hizo los cielos y la tierra y que Satanás la hurtó.
Ahora se utiliza tradicionalmente para sellar muchos ritos satánicos, más o menos como un “Amén”
(William y Sharon Schnoebelen. Lucifer Destronado. Un relato de la vida real. Chick Publications.1ª. ed.
1993. P. 183.). Curiosamente esta palabra es muy similar en sonido a la palabra hebrea sheim-ha-shel-raysh
que podría traducirse como en el nombre de quien gobierna (o bien, en el Nombre del Señor). Un ligero
cambio, nos conduce a sheim-ha-shel-rosh que podría traducirse como en el nombre del veneno (poción), lo
que nos recuerda el empleo de la palabra dentro de la brujería.
6
por todas las edades. desde los tiempos antiguos
2
Desde antes que se y hasta los tiempos postreros, tú eres
formaran los montes Dios.”
y que existieran la tierra y el mundo,
11
Aland, Kurt, Black, Matthew, Martini, Carlo M., Metzger, Bruce M., and Wikgren, Allen, The Greek New
Testament, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1983.
7
tyviareB]
Gn. 2.4 (versión Reina –Valera): Gn. 2.4 (versión Popular):
(be’reisít), “en el principio”, denotaba un principio absoluto12. Es en
“Estos son los orígenes de los cielos y “Esta es la historia de la creación del
este
de lasentido como creemos
tierra cuando que la traducción correcta
fueron creados.” cielo ydel
deprimer versículo
la tierra. ” de la Biblia es
considerarlo como una cláusula independiente de los versículos siguientes, dado que así
es comoEsta
se entiende a lo
expresión largodel
inicial de libro
la Biblia.
del Génesis, en el principio, es más que una mera
nota de tiempo. Significa el comienzo del tiempo, y enseña que la materia del universo
tuvo un origen definido: la materia no es eterna. Las variaciones de ese tema en Isaías 40
(p. 18) muestran que el principio contiene ya el fin, y que todo el proceso es presente para
Dios que es el Primero y el Postrero (Is. 46.10, p. 5; Is. 48.12), a la misma eternidad.
Proverbios 8.22, revela algo de este principio de la creación desde el lado divino; Juan
1.1-3 es más explícito, y en otras partes el Nuevo Testamento se remonta más allá de él
(por ejemplo, Juan 17.5, 24).
Pr. 8.12, 22-31 (versión Reina–Valera, antes que los collados, ya había sido
1995): yo engendrada,
“12 «Yo, la Sabiduría, habito con la 26
cuando él aún no había
cordura hecho la tierra, ni los campos,
y tengo la ciencia de los consejos... ni el principio del polvo del mundo.
22 27
»Jehová me poseía en el Cuando formaba los
principio, cielos, allí estaba yo;
ya de antiguo, antes de sus obras. cuando trazaba el círculo sobre la
23
Eternamente tuve la faz del abismo,
28
primacía, desde el principio, cuando afirmaba los
antes de la tierra. cielos arriba,
24
Fui engendrada antes que cuando afirmaba las fuentes del
los abismos, abismo,
29
antes que existieran las fuentes de cuando fijaba los límites
las muchas aguas. al mar
25
Antes que los montes para que las aguas no
fueran formados, transgredieran su mandato,
12
Truman, C. Génesis. M.C.E. Horeb, Barcelona, España. 1996. 411 p. (p. 16)
8
25
cuando establecía los fundamentos Antes de afirmar los
de la tierra, cerros y los montes,
30
con él estaba yo el Señor ya me había engendrado;
26
ordenándolo todo. aún no había creado él la
Yo era su delicia cada día tierra y sus campos,
y me recreaba delante de él en todo ni el polvo de que el mundo está
tiempo. formado.
31 27
Me regocijaba con la Cuando él afirmó la
parte habitada de su tierra, bóveda del cielo
pues mis delicias están con los hijos de sobre las aguas del gran mar, allí
los hombres.” estaba yo.
28
Pr. 8. 8.12, 22-31 (versión Popular): Cuando afirmó las nubes
“12 “Yo, la sabiduría, habito con la en el cielo
inteligencia, y reforzó las fuentes del mar
y sé hallar los mejores consejos... profundo,
22 29
“El Señor me creó al principio cuando ordenó a las
de su obra, aguas del mar
antes de que él comenzara a crearlo no salirse de sus límites,
todo. cuando puso las bases de la tierra,
23 30
Me formó en el principio allí estaba yo, fielmente,
del tiempo, a su lado.
antes de que creara la tierra. Yo era su constante fuente de
24
Me engendró antes de alegría,
que existieran los grandes y jugueteaba en su presencia a todas
mares, horas;
31
antes de que brotaran los ríos y los jugueteaba en el mundo
manantiales. creado,
¡me sentía feliz por el género humano!”
Esta simple frase declara que hubo un principio para la creación, la cual no es
eterna ni previa a Dios. De entrada el texto bíblico refuta al materialismo que intenta
afirmar que la materia siempre existió y existirá. Según el texto bíblico, no sólo la
creación tuvo principio, sino también tendrá fin para dar lugar a una nueva creación en la
culminación (2 Pedro 3.7-13; Apocalipsis 21.1).13
8
2 P. 3.7-13 (versión Reina–Valera): Pero, amados, no ignoréis que,
“7Pero los cielos y la tierra que para el Señor, un día es como mil años y
existen ahora están reservados por la mil años como un día. 9El Señor no
misma palabra, guardados para el fuego retarda su promesa, según algunos la
en el día del juicio y de la perdición de tienen por tardanza, sino que es
los hombres impíos. paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino
13
Kidner, D. Génesis. Ediciones Certeza. E. E. U. U. 1985. 258 pp. (p. 53); Ortiz, D.; Carro, D.; Poe, J. T.;
Zorzoli R. O. Génesis. Comentario Bíblico Mundo Hispano. Tomo 1. Editorial Mundo Hispano. U.S.A.
1994. 272 p. (p. 46).
9
8
que todos procedan al arrepentimiento. Además, queridos hermanos, no
10
Pero el día del Señor vendrá como olviden que para el Señor un día es
ladrón en la noche. Entonces los cielos como mil años, y mil años como un día.
9
pasarán con gran estruendo, los No es que el Señor se tarde en cumplir
elementos ardiendo serán deshechos y la su promesa, como algunos suponen, sino
tierra y las obras que en ella hay serán que tiene paciencia con ustedes, pues no
quemadas., quiere que nadie muera, sino que todos
11
Puesto que todas estas cosas han de se vuelvan a Dios.
10
ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros Pero el día del Señor vendrá como
andar en santa y piadosa manera de un ladrón. Entonces los cielos se
vivir, 12esperando y apresurándoos para desharán con un ruido espantoso, los
la venida del día de Dios, en el cual los elementos serán destruidos por el fuego,
cielos, encendiéndose, serán deshechos, y la tierra, con todo lo que hay en ella,
y los elementos, siendo quemados, se quedará sometida al juicio de Dios.
fundirán! 13Pero nosotros esperamos, 11
Puesto que todo va a ser destruido de
según sus promesas, cielos nuevos y esa manera, ¡con cuánta santidad y
tierra nueva, en los cuales mora la devoción deben vivir ustedes! 12Esperen
justicia.” la llegada del día de Dios, y hagan lo
posible por apresurarla. Ese día los
2 P. 3. 7-13 (versión Popular): cielos serán destruidos por el fuego, y
“7Pero los cielos y la tierra que los elementos se derretirán entre las
ahora existen, están reservados para el llamas; 13pero nosotros esperamos el
fuego por el mismo mandato de Dios. cielo nuevo y la tierra nueva que Dios
Ese fuego los quemará en el día del ha prometido, en los cuales todo será
juicio y de la perdición de los malos. justo y bueno.”
ar;B; (barah)
“creó”
El verbo ar;B; (bara’), “creó”, es un verbo muy particular que merece especial
atención. El sujeto del verbo ar;B; (bara’) es siempre Dios; únicamente Dios puede
crear del modo bara’. El ser humano puede hacer, formar, moldear. Compárese con los
versículos 21 y 27. Se distingue de otros verbos que significan “formar” o “fabricar”.
Pero en el relato bíblico nunca se asocia este verbo único a un sujeto que no sea la
divinidad. Esto implica que la frase “creó Dios” no tiene parangón. El uso del verbo
“crear” es bastante restringido. Aparentemente para el autor del relato era aconsejable
emplear el término con sumo cuidado. Así el uso del verbo se limita a la creación de los
10
“cielos y la tierra” (el universo), “los grandes monstruos marinos” (vida animal), y “el
hombre” (vida humana). En relación con la creación del hombre, es interesante notar que
el verbo se repite tres veces, indicando de esta manera también la importancia del hombre
en toda la obra creativa de Dios. Además, el uso de este verbo tan particular sirve para
puntualizar el hecho de que Dios es el actor principal de este drama creativo. Toda
prioridad le pertenece y todo acto creativo es exclusivo suyo.14
Kittel, en el margen de su edición moderna Biblia Hebraica, sugiere cambiar el verbo
“creó” por una forma infinitiva, traduciendo la frase así: “En el principio cuando Dios
estaba creando...” Sin embargo, como ya lo vimos, esta traducción se opone al resto de
las escrituras (en especial a Juan 1.1) y por ello es que la consideramos poco probable,
por no decir imposible. El propósito subjetivo y arbitrario de tal cambio es acomodarse a
la teoría de una supuesta “evolución teísta”, que requiere largas edades para la creación
del universo. Pero tiempo ilimitado es un pobre sustituto para aquella omnipotencia, que
14
De entrada, el texto bíblico, con el uso del verbo bara’, plantea una polémica en contra de las creencias que se dan en
muchas religiones orientales en cuanto al tema de la creación a partir de la nada. La Nueva Era así como el Kyria Yoga
y otras religiones hindúes que sostienen la ascensión evolutiva del alma a través de la reencarnación, sostienen que el
hombre puede ascender a ser como Dios (como los ‘elohim) y crear del modo barah, mediante la práctica del yoga,
práctica que permite redescubrir los potenciales que supuestamente yacen escondidos en el ser humano. En la India es
común escuchar acerca de “santos” que tienen el poder de “crear” un banquete (con vajilla de oro, si se requiriese) de
la nada, tener dos o más cuerpos físicos al mismo tiempo o teletransportarse, a voluntad, a cualquier lugar, porque
según las palabras de Sri Yukteswar, gurú de la India, “Dios creó a las especies humanas materializando los cuerpos de
hombres y mujeres por la fuerza de su voluntad; y dotó a las nuevas especies con el poder de crear hijos de tal
‘inmaculada’ o divina manera”, es decir que el hombre tiene el potencial de crear del polvo a su prole, tal como Dios lo
hizo, sin necesidad de una relación sexual (Yogananda, Paramahansa. Autobiografía de un Yogui. Self–Realization
Fellowship. 1ª. Ed. 1991. 634 pp. (p. 215)). De entre estos milagros documentados, que incluso se hayan en los
periódicos indios de principios del siglo XX, se hallan los de un faquir (yogui musulmán) llamado Afzal Khan a quien
se le otorgó un espíritu desencarnado, mediante ciertos métodos del yoga, a quien él llamaba “Hazrat”. Según el
testimonio de Yogananda, otro gurú de la India, su maestro Sri Yukteswuar le contó que Afzal le demostró su poder a
unas veinte personas, incluyéndolo a él, y después de realizar algunos milagros frente a sus asombrados ojos les dijo
(según las propias palabras de Yogananda):
“–Pidan la bebida que ustedes quieran, Hazrat se las traerá luego. Algunos pidieron leche; otros jugos de fruta. Y no me
sorprendí mucho cuando el enervado Babu pidió Whisky. El musulmán dio la orden, y Hazrat mandó lo que se le pedía
en recipientes sellados que volaban por el aire y se paraban en el suelo. Cada uno tomó la bebida que había pedido. El
ofrecimiento más espectacular del día, fue, sin duda, muy agradable para nuestro anfitrión: ¡Afzal ofreció proporcionar
una comida instantánea! –Vamos a pedir los platillos más caros– dijo Babu–... todo deberá servirse en platos de oro.
Tan pronto como todos hubieron pedido lo que deseaban, el faquir llamó al incansable Hazrat. Un gran ruido y luego
platos de oro, llenos de los más selectos curries, luchis calientes y muchas frutas, algunas fuera de estación fueron
servidas a los pies de los solicitantes. Toda la comida era deliciosa. Después de disfrutar del banquete durante una hora,
principiamos a abandonar la habitación. Un intenso ruido, semejante al de una cantidad de platos entrechocando, nos
obligó a volvernos. ¡Asombroso! No había señales de ninguno de los deslumbrantes platos dorados o de los restos de la
comida. –Guruji –interrumpí a mi Maestro–, si Afzal podía conseguir tales cosas como platos de oro, ¿por qué tomaba
lo ajeno? –El faquir no contaba con un desarrollo espiritual superior –me respondió Sri Yukteswar–. Su dominio sobre
una determinada técnica yoga le había dado acceso a un plano astral donde cualquier deseo se materializa
inmediatamente. A través de un ser astral, Hazrat, el musulmán podía extraer de la energía etérica, los átomos de
cualquier objeto por medio de un poderoso acto de voluntad. Pero tales objetos producidos astralmente son estructuras
que desaparecen rápidamente, y que no pueden retenerse. Afzal ambicionaba aún la riqueza mundana, que aunque es
más difícil de obtener, tiene mayor durabilidad”. (Yogananda, Paramahansa. Autobiografía de un Yogui. Self–
Realization Fellowship. 1ª. Ed. 1991. 634 pp. (p. 230-231)).
Sin lugar a dudas, aún cuando estos relatos de la India sean verídicos, sólo confirman que nadie puede crear como sólo
Dios lo puede hacer; los demonios podrán imitar el poder creativo de Dios, pero nunca sus creaciones tendrán la
estabilidad y durabilidad que sólo Dios puede impartir. Su poder creativo, denotado por el verbo bara’, es distinto de lo
que cualquier criatura podría alcanzar. El hombre podría, mediante algún poder demoniaco, imitar este poder (como en
el caso de Afzal Khan), pero nunca podrá igualarlo al de Dios, tal como lo señala el texto bíblico con el uso delicado,
que se le da en el mismo, al verbo bara’. La pobreza, el hambre y la miseria de la India son prueba contundente de un
pueblo necesitado del Dios de la Biblia, aún cuando abunden en ella supuestos santos con capacidades creativas.
11
encierra el nombre de Dios (tal como lo veremos a continuación), que bien pudo eliminar
el concepto del tiempo.15
µyhil¿aÔ (heulojím)
“Dios”
Es Dios el que es el sujeto de la primera frase del libro, y él domina todo el capítulo.
Llamado por su nombre Elohim (o ‘elojim) treinta y cinco veces en los treinta y cuatro
versículos de la narración de la creación, visto casi siempre como el sujeto, demuestra
tener un poder infinito y trasciende a toda la existencia material, como ciertamente lo
indica el nombre magnificente Elohim, que proviene de una raíz hebrea que significa
“reverenciar”, porque la naturaleza de Dios y sus obras producen en el hombre un sentido
de temor. El nombre enfatiza su poder, control y provisión. Cabe hacer notar que el
primer tema, no sólo de Génesis sino también de toda la Biblia, es Dios.
La palabra hebrea que aquí se traduce por “Dios” es µyhil¿aÔ
(‘elojím),
forma plural que normalmente, sin tomar en cuenta el contexto, habría que traducir por
“dioses”, dado que µyhil¿aÔ (‘elojím) es el plural de una palabra no muy usual
en hebreo, a saber H'wl¿aÔ (‘eulo’ah o ‘elaj), que significa “Dios”. Sin embargo,
la palabra hebrea µyhil¿aÔ (‘elohim), que aparece en el texto de Génesis 1.1,
casi siempre significa “Dios” y, aunque en contados casos se utiliza como adjetivo
superlativo, aquí se lo utiliza para nombrar a la divinidad.
µyhil¿aÔ (‘elohim) es el plural de la forma abreviada il¿aÔ (‘el),
abreviatura hebrea de H'wl¿aÔ (‘eulo’ah o ‘elaj), que se traduce también como
Dios. Así que una traducción literal sin tomar en cuenta el contexto, de µyhil¿aÔ
(‘elohim), es “dioses”. Sin embargo el contexto y en especial el verbo que acompaña a
µyhil¿aÔ (‘elohim) es singular, lo que da la idea de que el autor no tenía en
mente este plural para usarlo en un sentido politeísta16. De hecho, así es como se
15
El verbo ar;B (barah) tiene también, como acepciones, las siguientes traducciones: “dio forma”, “formó”, “hizo”,
“moldeó” y “modeló” (y en algunos casos también se traduce como “comer”, consumir” y “devorar”). Es evidente que
traducir este verbo como “creó” implica, en alguna medida, de que Dios también “formó” y “moldeó” el universo.
Ninguna de estas últimas traducciones del verbo ar;B (barah) es la mejor para Génesis 1.1, a la luz del contexto
inmediato de dicho versículo y a la manera en como las versiones antiguas tradujeron dicho texto.
16
Algunos comentaristas sugieren que en las primeras tradiciones en que se basa la Biblia, la creación fue
en realidad obra de una pluralidad de dioses, de ahí que los escritores bíblicos, decididamente monoteístas,
tratarían de eliminar por completo tal politeísmo, pero tal vez no pudieran excluir el término “Elohim”,
profundamente arraigado. Era demasiado familiar para cambiarlo (tal como lo sugiere I. Asimov en su
Guía de la Biblia, Antiguo Testamento. Plaza & Janés, 9ª. Ed. 1998. p. 14). Esta sugerencia se debe a que
ha existido por mucho tiempo el punto de vista crítico de que toda religión, incluida la de Israel, ha sufrido
un extenso período de evolución, desde las formas más inferiores, hasta las más elevadas de monoteísmo
ético, siguiendo un modelo como este: Animismo, totemismo, adoración a los antepasados, politeísmo,
henoteísmo (la adoración de un dios superior a los demás), y finalmente monoteísmo. Así, Pfeiffer, en su
Introducción al Antiguo Testamento, sostuvo que el profeta Amós introdujo el monoteísmo en Israel (pp.
580-581). Esto fue alrededor del año 750 a. C. Pero Albright (arqueólogo liberal convertido al cristianismo
12
interpreta a lo largo de toda la revelación bíblica la palabra µyhil¿aÔ (‘elohim)
como nombre divino (véase en especial Deuteronomio 6.4).
“...es el único Señor” también se puede traducir como “el Señor es uno”. Jehová
uno es, también puede traducirse Jehová es único. La primera traducción pone de relieve
la unidad del Señor: Dios no está interiormente dividido, sino que es siempre uno y el
mismo en su ser y en su obrar. La segunda afirma que el Señor es el único Dios de Israel
y, por lo tanto, exige de su pueblo adoración y amor exclusivos.
La palabra hebrea µyhil¿aÔ (‘elohim) que también equivale a la palabra
H'wl¿a (‘elah, en arameo) denota a Dios como el creador y gobernador de todos
los seres; µyhil¿aÔ (‘elohim) significa también unidad compuesta (tal como lo
revela este pasaje, Dt. 6.4). Esto se puede notar en el uso de la palabra “uno”, dj;a,
(ejad) que aparece en esta cita. dj;a, (ejad) denota la unidad compuesta, en otras
palabras es un “uno plural”, a diferencia de djiaii (iajid), que también se puede
traducir como “uno”, y que denota la unidad absoluta, es el “uno” singular. Es importante
notar que el autor de Dt.6.4 usara, bajo la inspiración del Espíritu Santo, ejad y no iajid
para referirse a elohim (Dios). Podemos indicar entonces con esto, desde nuestra
concepción cristiana (neotestamentaria), a la trinidad: Dios Padre, Dios Hijo, Dios
Espíritu Santo. ‘elohim denotaría entonces a las tres personas de la trinidad en una
perfecta unidad y esencia, con distintas manifestaciones desde la creación (con esto no
queremos indicar que el autor del Génesis y el Deuteronomio tuviera en mente el
concepto trinitario; probablemente no y, sin embargo, plasmó guiado por el Espíritu
Santo un concepto que no contradice a la revelación neotestamentaria dada miles de años
después17). Es interesante notar también que en sus textos, Maimónides (un prominente
comentarista israelí) cambió ejad que aparece en este pasaje (Dt. 6.4) por iajid (quizá por
ello al pueblo judío le es difícil aceptar la concepción cristiana de la Trinidad).
por las evidencias arqueológicas), en su libro De la Edad de Piedra al Cristianismo, p. 313, ha demostrado
que Amós era reformista, no innovador, y perfila el monoteísmo hacia los tiempos de Moisés. Sin embargo,
como lo expondremos más adelante, descubrimientos arqueológicos relativamente recientes, no todos
publicados, descartan la posibilidad de que las raíces religiosas de las culturas antiguas hayan sido
politeístas. Es más, a la luz de algunos descubrimientos arqueológicos se ha sugerido que las religiones
primitivas eran monoteístas y que con el paso del tiempo degeneraron en politeístas. Pareciera ser que justo
en el tiempo en que este fenómeno se había producido, el Génesis proclamó a través de sus páginas la
existencia de un único Dios cuyo nombre, escrito así en plural, revelaría tanto al lector moderno como al
antiguo del Génesis, un concepto de la naturaleza y unidad divinas que le invitarán a volverse al
monoteísmo ya olvidado para entonces.
17
Este es el proceso que en términos teológicos se le conoce como sensus plenior: aunque no estuviera en
la mente del escritor bíblico, sí estaba en la mente de Dios.
13
El plural de esta palabra denota más bien plenitud, grandeza y trascendencia, lo
amplio de su persona y su poder; en general, dicho plural denota al Dios creador. En este
contexto ‘elohim significa entonces, creador y gobernador de todos los seres; se usa al
hablar de Dios en relación con la gente. Inclusive, este plural puede referirse a una
pluralidad (grupo) de ‘dioses’ como Éxodo 18.11 y en Deuteronomio 10.17. Ciertos
eruditos sugieren que µyhil¿aÔ (‘elohim) es un ejemplo de un “plural de
majestad”, utilizado comúnmente por la realeza a través de los tiempos. 18 Esta posición
fue muy apoyada, hasta que Joüon demostró en su importante estudio de la gramática
hebrea que el plural de majestad no existe en hebreo.19 Más recientemente se ha
propuesto que el plural refleja la pluralidad que existe dentro de Dios mismo. Dios está
dirigiendo a su Espíritu ya presente desde el principio de la creación, tal como se verá en
el versículo 2. Sin embargo, esta teoría carece de peso si j'Wr (rúaj) se traduce por
“viento” en vez de “espíritu” en el v. 2.
Dt. 10. 17,18 (versión Reina-Valera): Dt. 10. 17,18 (versión Popular):
“Porque Jehová vuestro Dios es “... porque el Señor su Dios es el Dios de
Dios de dioses, y Señor de señores, Dios dioses y el Señor de señores; él es el Dios
grande, poderoso y temible, que no hace soberano, poderoso y terrible, que no hace
acepción de personas, ni toma cohecho; distinciones ni se deja comprar con regalos;
que hace justicia al huérfano y a la viuda; que hace justicia al huérfano y a la viuda,
que ama también al extranjero dándole y que ama y da alimento y vestido
pan y vestido.” al extranjero que vive entre ustedes.”
14
designios y mandatos: denota a un Dios soberano de todo, trascendente, inalcanzable e
inaccesible. Esto se deduce de las otras posibles acepciones de la palabra
µyhil¿aÔ (‘elohim): grande, magnífico y excedido las cuales encajan
perfectamente con el Dios creador que se describe en este primer capítulo del Génesis.
Cada una de estas posibles traducciones del texto nos habla de la magnificencia,
soberanía y trascendencia de Dios.
Otras posibles traducciones de la palabraµyhil¿aÔ (‘elohim), que podrían
completar el cuadro son juez, ángeles y violento, todas ellas nos hablan de su señorío y
poder. Job 25.1, 2 y Deuteronomio 4.24, así como Éxodo 33.19-23 podría indicarnos lo
violento de exponerse ante su poder.
Job 25.1, 2 (versión Reina –Valera): que hace la paz en las alturas.”
“1Respondió Bildad, el suhita, y dijo: Job 25.1, 2 (versión Popular):
2
“1–2 Dios es poderoso y temible;
«El señorío y el temor están con él, él establece la paz en el cielo.
15
al explotado y marginado, al que sufre injusticias ya sea por los dioses que no quieren
trabajar o por el hombre injusto e ingrato que explota a sus semejantes. El nombre de Dios
es una real esperanza para el que sufre injusticias (Jeremías 9.23).
16
Job 38.4-7 (versión Reina–Valera): Job 38.4-7 (versión Popular)
“4 ¿Dónde estabas tú cuando yo “4 ¿Dónde estabas cuando yo
fundaba la tierra? afirmé la tierra?
Házmelo saber, si tienes ¡Dímelo, si de veras sabes tanto!
5
inteligencia. ¿Sabes quién decidió
5
¿Quién ordenó sus cuánto habría de medir,
medidas, si lo sabes? y quién fue el arquitecto que la hizo?
6
¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué descansan sus
6
¿Sobre qué están cimientos?
fundadas sus bases? ¿Quién le puso la piedra principal
¿O quién puso su piedra angular, de apoyo,
7 7
Cuando alababan todas mientras cantaban a coro
las estrellas del alba, las estrellas de la aurora
Y se regocijaban todos los hijos de entre la alegría de mis servidores
Dios?” celestiales?”
17
presencia divina se haya inmersa entre sus “mensajeros”21 y que éstos se identifican con
Dios mismo. Para la mente del antiguo lector del Génesis este concepto le era novedoso e
innovador, ya que el nombre de Dios les traía una dignidad y valor únicos a los que le
servían, y en particular al hombre: si Dios, el eterno y trascendente, se identificaba con sus
siervos (mensajeros) y éstos gozaban del privilegio de identificarse con la deidad misma,
entonces este Dios era único y valía la pena conocerle. Los demás dioses reducían a sus
siervos y mensajeros a simples objetos sin dignidad. El Dios de la Biblia proclama con su
nombre que él mismo se identifica con sus siervos humildes, llenándolo de dignidad,
prestigio y honor, tal como se proclamaría, claramente, siglos después en Isaías 57.15.
Además el plural µyhil¿aÔ (‘elohim) nos hace recordar que Dios se haya
rodeado de una corte celestial compuesta por ángeles, tal como se hace notar en Isaías 6.8;
1 Reyes 22.19; Job 1.6; 2.1; 38.7.
Is. 6.1-8 (versión Reina–Valera, 1995): —¿A quién enviaré y quién irá por
“1El año en que murió el rey Uzías vi nosotros?
yo al Señor sentado sobre un trono alto y Entonces respondí yo:
sublime, y sus faldas llenaban el Templo. —Heme aquí, envíame a mí.”
2
Por encima de él había serafines. Cada
uno tenía seis alas: con dos cubrían sus
rostros, con dos cubrían sus pies y con Is. 6.1-3, 8 (versión Popular):
dos volaban. 3Y el uno al otro daba voces “1El año en que murió el rey Ozías, vi
diciendo: al Señor sentado en un trono muy alto; el
borde de su manto llenaba el templo.
«¡Santo, santo, santo, Jehová de los 2
Unos seres como de fuego estaban por
ejércitos! encima de él. Cada uno tenía seis alas.
¡Toda la tierra está llena de su gloria!». Con dos alas se cubrían la cara, con otras
8
Después oí la voz del Señor, que dos se cubrían la parte inferior del cuerpo
decía: y con las otras dos volaban. 3Y se decían
el uno al otro:
21
La palabra hebrea que se traduce, tradicionalmente, por “ángel” es ykia;l]m' (malaquí), que
literalmente significa “mi mensajero” y cuando se combina esta palabra con µyhil¿aÔ (‘elohim)
adquiere su carácter plural, de modo que es posible traducirla como “ángeles de Dios”, tal como en Génesis
28.13.
18
“Santo, santo, santo es el Señor “¿A quién voy a enviar?
todopoderoso; ¿Quién será nuestro mensajero?”
toda la tierra está llena de su gloria.” Yo respondí:
8
Entonces oí la voz del Señor, que “Aquí estoy yo, envíame a mí.””
decía:
Finalmente, creemos necesario aclarar que el hecho de que en la mente del autor no
haya estado ni remotamente el concepto de la Trinidad ni el concepto de una corte
celestial, el nombre de Dios, y el texto en sí, tampoco niega la presencia de una corte
celestial divina ni la participación de la divinidad “toda” en el proceso de la creación.
Tomando el principio de interpretación denominado sensus plenior22, el cual propone que
se debe tomar el sentido pleno que surge a través de todas las Escrituras, debemos aceptar
la participación de la Trinidad tal como lo sugiere Génesis 1.1, 2 (donde aparecen en el
escenario creativo el Padre y el Espíritu) y Juan 1.1 (donde aparece el Hijo en el escenario
de la creación), así como la presencia de una corte celestial (los ‘elohim) alegre y jubilosa,
22
R. Brown ha definido “sensus plenior” de la siguiente manera: El sensus plenior es aquel significado
profundo adicional que estaba presente en la mente de Dios, pero no claramente en la mente del autor
humano, que existe en las palabras de un texto bíblico (o grupos de textos, o un libro entero) cuando es
estudiado a la luz de la revelación adicional o de una comprensión del desarrollo de la revelación. R.
Brown, The Sensus Plenior of Sacred Scripture, S. T. D. Dissertation, St. Mary’s University, Baltimore,
1955, p.92.
19
tal como se hace notar en el “himno de la creación”, como se le conoce al pasaje de Job
38.4-7.
20
År,a; (eahruts), que se traduce por “tierra”, viene de una raíz hebrea que significa “lo
que está más abajo”, indicando de esta forma que Dios hizo no sólo lo que se haya “en las
alturas” sino también “lo que está más abajo”, señalando así la totalidad del universo
(físico y espiritual). Desde el punto de vista espiritual esto indicaría que Dios es creador
no sólo de las huestes angelicales que moran “en las alturas”, cercanas a él, sino también
las huestes malignas y caídas que yacen “en lo más bajo”. Este primer versículo responde
en cierta medida acerca del origen del Diablo y los demonios, como entidades.
La palabra hebrea År,a;, (ea’ruts), ocurre 662 veces en el texto hebreo .
Otra variante frecuente de esta palabra en el texto bíblico es År; (rets), que significa
“correo”, “correr”, “carrera” y que de una u otra forma está relacionada con la tierra.
En varias culturas se utiliza el recurso de referirse a extremos para intentar
expresar la totalidad de algo. Aquí tenemos una ilustración de dicha costumbre, como
cuando en castellano decimos “de pies a cabeza” o “de cabo a rabo”. “Cielos y tierra”
indica no tanto la organización del cosmos, sino la totalidad de lo que existe. La división
de la totalidad en partes vendrá más adelante. A través de esta declaración el autor
subraya una vez más el mensaje que DIOS ES EL CREADOR DE TODO. Esta cláusula pues,
terminaría por apoyar nuestra interpretación acerca de un principio absoluto señalado en
este primer versículo de la Biblia.
Otro aspecto significativo de esta frase es la interrelación entre cielo y tierra. El
hecho de que en la primera oración bíblica se mencionen juntos nos habla de la estrecha
relación que Dios (el que mora en los cielos) quiere mantener con el ser humano (el que
mora en la tierra).
Además, este versículo nos confronta con una declaración que requiere de
humildad y sumisión, por parte del lector, a fin de aceptarla como verdad: Si uno cree en
este versículo, no tendrá problema en creer todo lo que sigue en la Biblia. Este primer
versículo nos confronta con una declaración categórica acerca de la existencia de Dios,
todopoderoso, trascendente, inalcanzable e inaccesible, que habrá que aceptar como
verdad mediante la fe (Hebreos 11.1-3, 6).
21
uno tiene que creer que existe y que
recompensa a los que lo buscan.”
De modo que desde el inicio, el texto bíblico nos invita a humillarnos ante un
Dios soberano que ha impuesto la actitud correcta para acercarse a él: mediante la fe
(Hebreos 11.6). Esto no descarta la investigación científica, pero si hemos de acercarnos
a la deidad expuesta en las páginas del Génesis tendremos que doblegar nuestro orgullo
(inclusive el intelectual) y aceptar los medios y recursos que, como soberano, Dios
demanda de parte de sus criaturas; y el que se nos demanda acá, en el primer versículo de
la Biblia, es la de la fe –el de tener plena seguridad y tal convencimiento no sólo de que
Dios existe sino de que es capaz de crear de la nada lo que hoy puede verse.
Este convencimiento puede cambiar nuestra manera de pensar pues, si confiamos
en el Dios de la Biblia, será fácil creer que los imposibles que se dan en nuestro diario
vivir bien pueden ser posibles, si están en las manos del Creador: un matrimonio al borde
del divorcio e imposible de salvar, un hijo drogadicto y rebelde imposible de cambiar,
una enfermedad incurable imposible de sanar, un amor imposible, un carácter imposible
de tratar, un familiar inconverso, una guerra inminente, todos son problemas solubles en
Dios. Sin lugar a dudas, el primer versículo de la Biblia proclama la omnipotencia 24 de un
Dios, único y soberano, quien no admite rival ni competencia (Isaías 43.10-13; Oseas
4.13; Isaías 44.5-7, 20-24).
22
13
Desde siempre, yo soy Nadie puede librar de mi poder.
Dios. Nadie puede deshacer lo que yo hago.””
21
Is. 45.5-7, 20-24 (versión Reina–Valera, Declarad, exponed pruebas
1995): y entrad todos en consulta.
“5Yo soy Jehová y no hay ningún otro. ¿Quién hizo oír esto desde el
No hay Dios fuera de mí. principio
Yo te ceñiré, y lo tiene dicho desde entonces,
aunque tú no me has conocido, sino yo, Jehová?
6
para que se sepa Y no hay más Dios que yo,
desde el nacimiento del sol hasta Dios justo y salvador.
donde se pone, No hay otro fuera de mí.
que no hay más que yo. 22
Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. »¡Mirad a mí y sed salvos,
7
Yo formo la luz y creo las tinieblas, todos los términos de la tierra,
hago la paz y creo la adversidad. porque yo soy Dios, y no hay otro!
23
Solo yo, Jehová, soy el que hago todo Por mí mismo hice juramento,
esto... de mi boca salió palabra en justicia
20
»¡Reuníos y venid! y no será revocada:
¡Acercáos todos los sobrevivientes “Que ante mí se doblará toda
de entre las naciones! rodilla
No tienen conocimiento aquellos que y jurará toda lengua”.
24
erigen su ídolo de madera, Y de mí se dirá: “Ciertamente en
y los que ruegan a un dios que no Jehová
salva. está la justicia y la fuerza”.
23
21
A él vendrán, Hablen y presenten sus pruebas,
y todos los que contra él se consúltense, si quieren, unos con
enardecen otros:
serán avergonzados.” ¿Quién predijo estas cosas desde el
Is. 45.5-7, 20-24 (versión Popular): principio?
“5Yo soy el Señor, no hay otro; ¿Quién las anunció desde hace
fuera de mí no hay Dios. tiempo?
Yo te he preparado para la lucha ¿No fui acaso yo, el Señor?
sin que tú me conocieras, Y no hay Dios fuera de mí.
6
para que sepan todos, de oriente a Fuera de mí no hay Dios victorioso y
occidente, salvador.
que fuera de mí no hay ningún otro. 22
Yo soy el Señor, no hay otro. “Vengan a mí, que yo los salvaré,
7
Yo creo la luz y la oscuridad, pueblos del extremo de la tierra,
produzco el bienestar y la desgracia. pues yo soy Dios, y no hay otro.
23
Yo, el Señor, hago todas estas cosas... Yo lo juré por mí mismo,
20
“Reúnanse y vengan, hice una promesa de triunfo,
acérquense todos los sobrevivientes y esa promesa se cumplirá:
de los pueblos. que ante mí todos doblarán la
Son unos ignorantes quienes llevan rodilla,
en procesión y por mí jurarán todos
24
sus ídolos de madera y dirán: ‘Solamente en el Señor
y se ponen a orar a un dios están la victoria y el poder.’
que no puede salvarlos. Todos los que me odian
quedarán en ridículo.”
El mensaje de este primer versículo de la Biblia para nuestros tiempos es sin lugar
a dudas profundamente rico y desafiante. El concepto principal proclamado a través de
estas primeras palabras tiene relación con la soberanía de Dios. Dios es, en última
instancia, el Creador de todo y por ende es quien tiene dominio por excelencia sobre todo
lo que existe. Él es quien está presente desde el principio, y no hay nada ni nadie que no
esté bajo su señorío (como veremos, ni siquiera el mal). En un mundo donde el ser
humano es acosado por una diversidad de pseudo–dioses que buscan su lealtad por
medios tremendamente imaginativos y atractivos, la verdad de Génesis irrumpe como la
alternativa. Las primeras palabras del relato establecen categóricamente la soberanía de
un sólo Dios que es el creador de todo lo que existe. Por lo tanto, el ser humano puede
24
liberarse de la presión de todos los otros supuestos dioses y encontrar seguridad,
tranquilidad y propósito en el único ser divino, que es dueño absoluto de todo lo creado.25
La primera frase del canon divino nos pone en la presencia de Aquel que es la
fuente infinita de toda bendición verdadera. No se encuentra aquí ningún argumento
laborioso para probar la existencia de Dios. Dios se ocupa de la revelación de Sí mismo y
se hace conocer por medio de sus obras: “Los cielos declaran la gloria de Dios, y el
firmamento demuestra la obra de sus manos” (Salmo 19.1), “Te alaben, oh Jehová, todas
tus obras” (Salmo 145.10), “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios
Todopoderoso” (Apocalipsis 15.3).
Ap. 15.3 (versión Reina –Valera, 1995): Ap. 15.3 (versión Popular):
“Y cantan el cántico de Moisés, siervo “Y cantaban el canto de Moisés,
de Dios, y el cántico del Cordero, siervo de Dios, y el canto del Cordero.
diciendo: Decían:
«Grandes y maravillosas son tus
obras, “Grande y maravilloso es todo lo
Señor Dios Todopoderoso; que has hecho,
justos y verdaderos son tus caminos, Señor, Dios todopoderoso;
Rey de los santos.” rectos y verdaderos son tus caminos,
oh Rey de las naciones.”
25
Voth, E. Génesis. Primera Parte. Serie Comentario Bíblico Hispanoamericano. Editorial Caribe, Miami,
F.L., U.S.A. 312 pp. (p. 38)
26
Recuérdese que el verbo ar;B (barah) tiene también, como acepciones, las siguientes traducciones:
“dio forma”, “formó”, “hizo”, “moldeó” y “modeló”. Es evidente que traducir este verbo como “creó”
implica, en alguna medida, de que Dios también “formó” y “moldeó” el universo.
25
absoluta; y esta declaración, presentando al entendimiento los hechos más irrefutables en
evidencia de su poder infinito, apela también al corazón, manifestando una
condescendencia, sin límites. Se nos presenta en el mismo cuadro la majestad y el amor
de Dios, su poder y su ternura como rasgos característicos.
26
El primer versículo de la Biblia plantea, pues, una polémica en contra del
materialismo, que sostiene que la materia, así como el tiempo, siempre han estado y
estarán y, más general aún, contra el ateísmo y el panteísmo: el sujeto (centro) de esta
oración es Dios, quien se menciona 32 veces a lo largo del relato de la creación,
mostrando así su presencia como su poder (en contra de la postura atea, que niega la
existencia de Dios). Mientras que la postura panteísta sostiene que Dios es todo y que
todo es Dios, tal como lo sostienen algunas religiones orientales y la Nueva Era, el texto
bíblico proclamará una diferencia básica y fundamental entre el creador y la creación en
los siguientes versículos, planteando así la polémica antes mencionada en contra de este
concepto filosófico.
27
22
y que desaparezca la inteligencia de Los judíos quieren ver señales
los inteligentes.” milagrosas, y los griegos buscan
20
¿En qué pararon el sabio, y el sabiduría; 23pero nosotros anunciamos a
maestro, y el que sabe discutir sobre un Mesías crucificado. Esto les resulta
cosas de este mundo? ¡Dios ha ofensivo a los judíos, y a los no judíos
convertido en tontería la sabiduría de les parece una tontería; 24pero para los
este mundo! 21Puesto que el mundo no que Dios ha llamado, sean judíos o
usó su sabiduría para reconocer a Dios griegos, este Mesías es el poder y la
donde él ha mostrado su sabiduría, sabiduría de Dios. 25Pues lo que en Dios
dispuso Dios en su bondad salvar por puede parecer una tontería, es mucho
medio de su mensaje a los que tienen fe, más sabio que toda sabiduría humana; y
aunque este mensaje parezca una lo que en Dios puede parecer debilidad,
tontería. es más fuerte que toda fuerza humana.”
Todos conocemos la expresión que dice: “No hay peor ciego que el que no quiere
ver”. Y este es el problema del ateo y del agnóstico (del que no sabe si Dios existe o no):
no quieren ver a Dios en las obras de la creación, ni en los hechos de la historia, ni en la
experiencia humana, ni en la persona de Jesucristo. Los cielos proclaman la presencia, el
poder, la sabiduría y la gloria de Dios. Pero el ateo no quiere oír la voz de los cielos, ni
ver la mano del Creador en ese orden maravilloso que impera en el universo gracias a
Cristo, la palabra activa de Dios (Colosenses 1.15-17; Hebreos 1.1, 2).
He. 1.1-4 (versión Reina–Valera, 1995): por quien asimismo hizo el universo. 3Él,
“1Dios, habiendo hablado muchas veces que es el resplandor de su gloria, la
y de muchas maneras en otro tiempo a imagen misma de su sustancia y quien
los padres por los profetas, 2en estos sustenta todas las cosas con la palabra
últimos días nos ha hablado por el Hijo, de su poder, habiendo efectuado la
a quien constituyó heredero de todo y purificación de nuestros pecados por
28
medio de sí mismo, se sentó a la diestra mediante el cual creó los mundos y al
de la Majestad en las alturas, 4hecho cual ha hecho heredero de todas las
tanto superior a los ángeles cuanto que cosas. 3Él es el resplandor glorioso de
heredó más excelente nombre que Dios, la imagen misma de lo que Dios es
ellos.” y el que sostiene todas las cosas con su
palabra poderosa. Después de
He. 1.1-4 (versión Popular): limpiarnos de nuestros pecados, se ha
“1En tiempos antiguos Dios habló a sentado en el cielo, a la derecha del
nuestros antepasados muchas veces y de trono de Dios, 4y ha llegado a ser
muchas maneras por medio de los superior a los ángeles, pues ha recibido
profetas. 2Ahora, en estos tiempos en herencia un título mucho más
últimos, nos ha hablado por su Hijo, importante que el de ellos.”
La Escritura dice que la tierra está llena de la gloria de Dios (Números 14.21). A
donde quiera que volvamos los ojos vemos manifestaciones del poder, la sabiduría y la
bondad del Creador. Pero el ateo no quiere ver la mano de Dios en el perfume de las
flores, en la inmensa variedad y belleza de los peces y las aves, en el instinto de las
bestias, y en la majestad de las montañas.
28
Dobson, J. Cuando lo que Dios Hace no Tiene Sentido. Ed. Unilit, Miami Fl. U.S.A. 1993. 274 pp. (p.
162)
29
Elías nos dice que Dios le habló muchas veces. El profeta Daniel nos habla de las
manifestaciones de Dios en Babilonia, en días del rey Nabuconodosor. El apóstol Mateo
manifiesta que cuando Jesús fue bautizado en el Jordán, se oyó una voz del cielo que dijo:
“Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”. Y el apóstol Pablo declara que
Jesucristo, después de su ascensión al cielo, se le apareció, rodeado de majestad y gloria,
en el camino de Jerusalén a Damasco.
Ahora bien, ¿es verdad o es mentira que Dios habló con Moisés, Samuel, Elías,
Daniel, Mateo, Pablo y con todos los profetas? Hubo apóstoles y profetas que dieron la
vida en aras de la verdad que predicaban. Si no hay Dios, aquellos santos varones fueron
idiotas, porque se dejaron matar por sostener la mentira que inventaron. Estamos aquí
ante una evidencia que apela con fuerza convincente a la mente y al corazón del que no
esté dominado por el odio, la maldad y la incredulidad.
El incrédulo Ingersol terminó una de sus conferencias sobre el ateísmo lanzando
el siguiente desafío: “He dicho que no hay Dios. Pero algunos afirman lo contrario. Yo
desafío al Dios de los creyentes a que pruebe su existencia quitándome la vida en el
término de cinco minutos”.
Con el reloj en la mano empezó a contar. La tensión era grande en el auditorio.
Algunos esperaban que Dios respondiera el reto. Pero transcurrieron los cinco minutos y
no sucedió nada. Un joven creyente que se encontraba allí corrió a casa de su pastor y le
dijo:
–Ingersol acaba de desafiar a Dios. Lo retó a que le quitase la vida en cinco
minutos, y Dios no respondió el reto.
Y el pastor le respondió:
–Ningún ateo puede acabar en cinco minutos con la paciencia de Dios.
Aquel pastor tenía razón. Sin embargo, de vez en cuando Dios ha respondido a las
insolencias de los ateos.
A principios del siglo XX había en la ciudad de Mesina (Italia) tantos ateos, que
tomaron el acuerdo de organizarse y publicar un periódico con la finalidad de combatir a
Dios y pregonar el ateísmo. El primer número de aquel periódico, llamado Future, vio la
luz el domingo 27 de diciembre de 1908. De acuerdo con el propósito que animaba a los
directores, el editorial de aquel primer número constituía un desafío a Dios. Decía lo
siguiente: “Si no eres un tonto impotente, mándanos un terremoto para probar que
existes”.
Y el terremoto vino. Llegó en las primeras horas del lunes 28 de diciembre. Fue
uno de los más aterradores de la historia. Ocasionó más de 75,000 muertes. Como alguien
dijo, fue un terrible juicio de Dios. El Creador, ‘elohim, no necesita matar a todos los
ateos para probar su existencia. Pero de tiempo en tiempo ha mandado visos de su poder
y presencia a fin de que sirva de amonestación a los que están en peligro de caer en las
redes diabólicas de la incredulidad (Romanos 1.18-22).
30
poder nunca tendrá fin. Por eso los sus corazones. 20Desde los tiempos más
malvados no tienen disculpa. 21Pues remotos, los hombres han estado
aunque han conocido a Dios, no lo han contemplando la tierra, el cielo, la
honrado como a Dios ni le han dado creación entera; y han sabido que Dios
gracias. Al contrario, han terminado existe, que su poder es eterno. Por lo
pensando puras tonterías, y su necia tanto, no podrán excusarse diciendo que
mente se ha quedado a oscuras. 22Decían no sabían si Dios existía o no. 21Lo
que eran sabios, pero se hicieron sabían muy bien, pero no querían
tontos...” admitirlo, ni adorar a Dios, ni darle
gracias por el cuidado de todos los días.
Al contrario, se pusieron a concebir
Ro. 1.18-22 (versión Parafraseada): ideas estúpidas sobre la semejanza de
“18Mas Dios muestra desde el cielo su Dios y lo que él quiere de ellos. En
ira contra los pecadores malvados que consecuencia, sus necios entendimientos
hacen a un lado la verdad; 19ellos se oscurecieron y confundieron. 22Y al
conocen la verdad de Dios por instinto, creerse sabios sin Dios, se volvieron aún
pues Él ha puesto ese conocimiento en más necios.”
31
Había un profesor de Filosofía que era un ateo profundamente comprometido. Su
principal meta cada semestre era probar que Dios no podía existir. Sus estudiantes
siempre tuvieron miedo de discutir con él por su lógica impecable. Durante 20 años
siempre pensó que nadie en su clase y fuera de ella tenia el valor de ir en su contra. Claro,
algunos habían discutido en clase alguna vez, pero nunca realmente en su contra, y no lo
hacían porque él tenía una gran reputación. Al final de cada semestre, en el último día, él
pediría a su clase de 300 estudiantes: "¡Si hay alguien que todavía cree en Dios, póngase
de pie!". En 20 años, nunca nadie lo hizo. Ellos sabían lo que venía después; él diría:
"Porque todo aquel que cree en Dios es un tonto. Si Dios existiera, Él lo demostraría
impidiendo que este pedazo de tiza se rompiera al golpear el piso; sería tan sencillo para
El probar que es Dios, y aún así no puede hacerlo". Y así, cada año azotaba un pedazo de
tiza en el suelo para que se rompiera en pedazos. Los estudiantes no podían hacer más
que mirar. La mayoría de los estudiantes terminaban convencidos de que Dios no existe.
Ciertamente, uno que otro Cristiano se había colado, pero por 20 años habían
tenido miedo de ponerse de pie. Pues bien, hace unos años, un joven que había oído
historias sobre este maestro, se inscribió en este curso, pues sin él no podría terminar su
carrera; tenía miedo. Durante los primeros 3 meses de aquel semestre, él oraba todos los
días a fin de tener el valor de ponerse de pie, sin importar lo que dijera el maestro, o que
pensaran sus compañeros de clase. Nada de lo que dijeran quebrantaría su fe y su valor.
Finalmente llegó el día. El profesor dijo: "¡Si hay alguien que todavía cree en Dios, que
se ponga de pie!". El profesor y la clase de 300 alumnos lo miraron fijamente, en shock,
al momento que se ponía de pie en el fondo del salón. El profesor grito: "¡TONTO! ¡Si
Dios existiera él lo probaría evitando que este pedazo de tiza se rompa al golpear el
piso!". Acto seguido arrojó la tiza, pero al momento que lo hizo la tiza se resbaló de sus
dedos y fue resbalando por su manga, por los pliegues de su pantalón y por su zapato
hasta que, intacto, rodó por el suelo. El profesor quedó con la boca abierta observando la
tiza en el suelo, después levantó su mirada al joven que estaba de pie y salió corriendo del
salón. El joven entonces pasó al frente del salón y habló de su fe en Dios por la siguiente
media hora. Los 300 estudiantes escucharon cómo hablaba del amor de Dios hacia ellos y
de su poder.
"Jn3.16
"Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que
cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Jn. 3.17Porque Dios no envió a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él."
Esta es la prueba más grande que Dios ha dado a los hombres no sólo de su
existencia sino de su gran amor. ¿De qué sirve creer que Dios existe si hasta los demonios
creen en ello (Santiago 2.19) y no por eso son mejores? No basta saber que Dios existe,
es necesario saber que nos ama (Romanos 5.8) y que nosotros debiésemos amarle con
todas las fuerzas de nuestro ser (Marcos 12.29, 30).
32
Ro. 5.8 (versión Reina–Valera): Ro. 5.8 (versión Popular):
“Mas Dios muestra su amor para con “Pero Dios prueba que nos ama, en que,
nosotros, en que siendo aún pecadores, cuando todavía éramos pecadores,
Cristo murió por nosotros.” Cristo murió por nosotros.”
Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba, como era
su costumbre. En estos casos entabló una amena conversación con la persona que le
atendía. Hablaron de tantas cosas y tocaron muchos temas. De pronto, tocaron el tema de
Dios. El barbero dijo:
–Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.
–Pero, ¿por qué dice usted eso?– pregunta el cliente.
–Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no
existe. O... dígame, acaso si Dios existiera, ¿habría tantos enfermos? ¿Habría niños
abandonados? Si Dios existiera, no habría sufrimiento, ni tanto dolor para la humanidad.
Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.
El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar
una discusión. El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.
Recién abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el
cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy
desarreglado. Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero:
–¿Sabe una cosa? Los barberos no existen.
–¿Cómo que no existen? –pregunta el barbero–. Si aquí estoy yo ¡y soy barbero!
–¡No! –dijo el cliente–, no existen, porque si existieran no habría personas con el
pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
–Ah, los barberos sí existen... lo que pasa es que esas personas no vienen hacia
mí.
–¡Exacto! –dijo el cliente– ese es el punto: Dios sí existe, lo que pasa es que las
personas no van hacia él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.
Sin lugar a dudas, tal como lo veremos en nuestro estudio, las palabras del creador
invitándonos a venir a él, resuenan en cada una de las páginas del Génesis y de la Biblia
toda: “Vengan a Mí los que estén cansados y afligidos y yo los haré descansar” (Mateo
11.28).
33
Mt. 11.28-30 (versión Reina–Valera): Mt. 11.28-30 (versión Popular):
“28Venid a mí todos los que estáis “28Vengan a mí todos ustedes que están
trabajados y cargados, y yo os haré cansados de sus trabajos y cargas, y yo
descansar. 29Llevad mi yugo sobre los haré descansar. 29Acepten el yugo
vosotros, y aprended de mí, que soy que les pongo, y aprendan de mí, que
manso y humilde de corazón; y hallaréis soy paciente y de corazón humilde; así
descanso para vuestras almas; 30porque encontrarán descanso. 30Porque el yugo
mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” que les pongo y la carga que les doy a
llevar son ligeros.””
Mientras disfrutan de buena salud, los incrédulos suelen decir que no hay que
temer a Dios, ni al juicio, ni a la condenación eterna, porque nuestro destino final es la
muerte, y con la muerte se termina todo. Sin embargo, todo ello no es más que alarde y
altanería de su parte, tal como ha quedado registrado en la historia.
David Hume, ateo inglés, logró arrastrar a su madre a la incredulidad. Pero al
verla en la tormentosa agonía de la muerte, trató de consolarla.
–Madre querida– le dijo–, ten confianza.
–Sí– respondió la madre llorando–, ahora me pides que tenga confianza, después
que has arrancado de mi corazón el fundamento de la esperanza: la fe.
Adoniram Judson, quien a principios del siglo diecinueve llevó la luz del
evangelio a Birmania, nació en un hogar donde se conocían las Sagradas Escrituras, y
aceptó el cristianismo hasta que comenzó sus estudios universitarios.
En la universidad tuvo por compañero y amigo a un joven ateo que le arrastró a la
incredulidad. Cuando su padre se enteró, apeló a argumentos de buena ley y a los
sentimientos filiales en su empeño por volver a su hijo al camino de la fe. No logró su
propósito. Adoniram había endurecido de tal manera su corazón que no hizo caso a las
apelaciones de su progenitor.
Un día, encontrándose como el pródigo, lejos del hogar, hundido en el hedonismo
libertino, le sorprendió la noche en una pequeña población que contaba con un solo hotel.
El hotelero le dijo que le quedaba una sola habitación vacía, y que no le podía garantizar
que pudiese pasar en ella una noche tranquila, porque en el cuarto contiguo se encontraba
un joven enfermo de gravedad.
Aquella noche resultó providencial e inolvidable para Judson. Tal como le había
advertido el dueño, el enfermo que ocupaba la habitación de al lado se veía a las puertas
de la muerte. Era tan intensa la agonía que le embargaba y tan grande el terror que se
había apoderado de él, que pasó la mayor parte de la noche lanzando angustiosos
lamentos y gemidos. Por lo que el joven Judson pudo captar a través del tabique de
madera que les separaba, los lamentos del enfermo obedecían más a presentimientos y
sufrimientos de orden espiritual que a padecimientos físicos. Se veía frente a la muerte, el
juicio y la condenación.
Considerando el patético terror que embargaba a aquel hombre, Judson sostuvo
consigo mismo el siguiente monólogo: “Me gustaría que mi amigo y compañero de la
universidad estuviese aquí escuchando los angustiosos lamentos de ese enfermo. ¿Qué le
diría? ¿Tendría para él palabras o enseñanzas que tuviesen la virtud de impartirle
34
consuelo? ¿Podría convencer a este moribundo de que no existe el infierno? ¿Qué haría
mi amigo si se viese en una situación semejante?
Al fin, a altas horas de la noche cesaron los lamentos. En la mañana, cuando
Judson se disponía a seguir su viaje, preguntó al dueño del hotel por el enfermo.
–Ha muerto– respondió el hotelero.
–¡Pobre hombre! –exclamó Judson–. No estaba preparado para morir. Se resistía a
partir de esta vida. El presentimiento de una eternidad de sufrimiento y condenación le
espantaba. ¿Le conocía usted?
–Sí, era un joven universitario llamado...
Cuando Judson escuchó el nombre, palideció. ¡Se trataba de su compañero de la
universidad!
Todo lo que aquel joven ateo había enseñado a Judson se desvaneció ante el
patético realismo de sus manifestaciones al enfrentarse con la muerte. El sermón del
moribundo destruyó los argumentos del estudiante ateo. Judson vio en el terror de aquel
moribundo una advertencia divina que disipó su incredulidad, que le convenció de que
existe Dios, de que tenemos un alma inmortal y de que nos espera una eternidad que
puede ser de felicidad o de agonía.
Voltaire, el escritor francés, fue el más inteligente, sagaz y sarcástico de los ateos.
Se propuso destruir la religión cristiana atacándola en sus mismos fundamentos: las
Sagradas Escrituras. En uno de sus libros trató de ridiculizar la Biblia de punta a cabo.
Escribió un diccionario filosófico, y vaticinó que la Biblia iría pasando al olvido a medida
que la humanidad se fuera familiarizando con su diccionario antirreligioso. Apelando a la
sátira y a la ironía –figuras retóricas que manejó como hábil maestro– trató de ridiculizar
a Dios y a cuantos creemos en Él. Se burló del cielo y de la tierra. Se rió de lo divino y de
lo humano.
Pero como en esta vida todo llega a su fin, a Voltaire le llegó la hora de
enfrentarse con la muerte, el juicio y la eternidad. Y entonces la risa se transformó en
llanto, la burla en desesperación, el desprecio en clamor, la negación en presentimiento
de juicio. Al darse cuenta de que su organismo flaqueaba y que la muerte tocaba a su
puerta, llamó a su médico y le dijo:
–Doctor Tronchin, le daré la mitad de lo que poseo si me prolonga la vida seis
meses.
–No puedo aceptar la proposición –dijo el médico.
–Pues me voy al infierno y usted se irá detrás de mí.
A partir de aquel instante comenzó a lamentarse de que se veía desamparado por
Dios y los hombres. En medio de su espantosa y prolongada agonía, tan pronto clamaba
al cielo diciendo “¡Oh Cristo! ¡Oh Jesucristo!”, como prorrumpía en terribles blasfemias.
Su terror, angustia y desesperación fueron muy grandes, hasta que murió.
¿Por qué sufrir innecesariamente una muerte angustiosa? ¿Por qué morir como ateo
o agnóstico, sin Dios y sin esperanza? El mensaje del texto bíblico para todo ateo y
agnóstico es, sin lugar a dudas, un eco del gran amor y la portentosa misericordia de Dios
para ellos y toda la raza humana en general, las cuales van al lado de su justicia: “Yo
juzgaré a cada uno de ustedes…y castigaré o recompensaré a cada uno de acuerdo a sus
propias acciones. Oh, vuélvanse de sus pecados mientras aún hay tiempo. Arrójenlos
detrás de ustedes y reciban un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Pues, ¿por qué
35
morirán…? No me agrada verlos morir, dice Dios el Señor. ¡Vuélvanse, vuélvanse y
vivan!” (Ezequiel 18.30-32, Biblia al Día, énfasis añadido).
36
actitud que sólo la persona puede cambiar si quiere que Dios obre en su vida. Y es ahí
donde entra en juego nuestro libre albedrío. “Pide y se te concederá lo que pidas. Busca y
hallarás. Toca y te abrirán. Porque el que pide, recibe. Y el que busca, halla. Y al que
llama, se le abrirá.” (Mateo 7.7, Biblia al Día) Así que, el consejo del texto bíblico, para
un ateo o un agnóstico, es “busca a Dios y lo hallarás, pide tenerlo en tu corazón y lo
tendrás. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá.”
Con seguridad, los argumentos empleados acá en contra del ateísmo y del
agnosticismo no son contundentes desde el punto de vista lógico y racional, dado que en
ningún momento pretenden demostrar la existencia de Dios; el primer versículo del
Génesis niega tal posibilidad, al referirse a Dios mediante la palabra ‘elohim, que denota
trascendencia e inaccesibilidad inclusive a cualquier argumento que intentase “atraparlo”.
Cualquier intento de probar la existencia de la deidad bíblica quedará irremediablemente
destinada el fracaso, pues estará tratando con un dios que no es ‘elohim; su pluralidad y
poder trasciende cualquier argumento humano (Jeremías 16.20)29.
29
Se ha argumentado, dentro de los círculos universitarios que el hombre, en su necesidad de hallar alivio a
la muerte y a temores semejantes, es quien ha creado el “mito de Dios” con el fin de hallar seguridad y paz
frente a lo desconocido. Ha surgido así pues el famoso dicho o proverbio que se hace muy comúnmente en
filosofía: “¿Quién ha creado a quién? ¿El hombre creó a Dios o Dios creó al hombre?”, dicho muy similar
al de “¿Quién fue primero? ¿el huevo o la gallina?” El pasaje de Jeremías 18.20 deja ver bien claro que
cualquier dios, resultado de nuestra inventiva no es ‘elohim, el Dios único y verdadero que proclama la
Biblia. Así que, si ha habido algún dios, resultado de los temores y ansiedades del hombre, el tal no es
Dios, pues nadie puede crear a Dios. El verbo barah (creó) es un atributo divino y exclusivo de Dios, que
no compartirá con nadie (Isaías 42.8, 48.11). Cualquier intento del hombre por definir a Dios, ya sea
racionalmente o mediante alguna representación simbólica, no es más que un ídolo que no es Dios.
37
Jer. 16.20 (versión Popular): Jer. 16.20 (versión Contemporánea):
“¿Puede el hombre hacer sus propios “¿Podrán los hombres hacer dioses?
dioses? ¡Qué van a ser dioses los que ellos
¡Entonces esos dioses no son hicieron!”
verdaderos!”
38
Este mensaje “tonto e insensato”, que se repite insistentemente en el texto bíblico,
continúa resonando como la alternativa de vida para el hombre: “... Oh, vuélvanse de sus
pecados mientras aún hay tiempo. 31 Arrójenlos detrás de ustedes y reciban un nuevo
corazón y un nuevo espíritu. Pues ¿por qué morirán...? 32 No me agrada verlos morir, dice
Dios el Señor. ¡Vuélvanse, vuélvanse y vivan!” (Ezequiel 18.31, 32)
Génesis 1.2:
µ/ht] ynEP]Al[' Jv,jowÒ Whbow: Whto
ht;yÒh; År,a;h;wÒ 2
.µyIM;h' ynEP]Al[' tp,j,r'm] µyhil¿aÔ j'WrwÒ
30
30
Biblia Hebraica Stuttgartensia, (Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart) 1990.
31
Léase de derecha a izquierda en hebreo.
32
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
33
Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
34
Dios Habla Hoy - La Biblia de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
35
La Biblia al Día. Sociedad Bíblica Internacional. 1979
Incluyendo sus variantes. La palabra en sí, Whto (tojwu), sin incluir variantes, ocurre 10 veces en el
36
Antiguo Testamento: Gn. 1.2; 1 S. 12.21; Is. 24.10; 34.11; 44.9; 45.18, 19; 59.4; Jer. 4.23; Job 26.7.
39
a Whto (toju) 37
. Un análisis de Whto (toju) indica, como se verá, que la palabra
contiene la idea de “desierto”, “desolación”, “sin forma”. Junto a Whbo (boju)
expresa el concepto de total desolación, de una condición totalmente inhóspita. Como tal,
estas dos palabras que en realidad describen una sola cosa, hablan de aquello que es “anti–
vida”, o en definitiva “anti–creación”. La expresión completa aparece en Isaías 34.11 y en
Jeremías 4.23. En ambos contextos la imagen presentada es la de un lugar totalmente
desolado e inhóspito, sugiriendo la idea de una total devastación.38. El resultado de esta
expresión es una imagen negativa que de alguna manera pareciera atentar contra los
propósitos creativos de Dios39.
37
Incluyendo variantes de la misma palabra. La palabra en sí, sin incluir variantes, ocurre únicamente en
Isaías 34.11.
38
Muchos han propuesto la idea de “caos” para reflejar la dimensión de Whbow: Whto (toju
waboju). Sin duda existe, aunque sea en forma sutil, la idea de que la creación ha de traer una solución a
este estado de “caos”, ya que toda la acción creativa representa un proceso hacia la vida y el ordenamiento,
o sea un “anti–caos”.
39
Voth, E. Génesis. Primera Parte. Serie Comentario Bíblico Hispanoamericano. Editorial Caribe, Miami,
F.L., U.S.A. 312 pp. (p. 36)
40