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CRISTO EN LA ESCUELA Libertad de ensiienza,-Cristianiono sociel.-Cristo y los / éroesi-Necesidad de une: cultura catélica. Paris, Septiembre de 1926. Una meestra de-la-provincia-de-liéxieo, ha querido preguntarme qué pienso yo respecto de la imagen de Cristo en la escuela catéli. cas a te he contestado m4s o menos: La escuela privada es casi siempre una escuela doctrinaria: um grupo de hombres que quieren divulger un credo, religioso o polfti- co, sacrifica dinero en esta empresa, genddo le aquiescencia del Bs- tado con el servicio que presta a la difusién gratuita de le cultura. El Estado le permite existir; ella le ayuda a educar las masass En Chile esta colaborecién de los particulares es profunda: no menos de una cuarta parte de 1a poblecién) gh esas escucles, generalmente caté- licas. Por muy rico que sea un Bstado, en esta rama de la educacién populer,'en-le que toda generosidad y todo esfuerzo no son nunca ex- cosd,’ deberfa aceptanse siempre esta coleboreciéns La ecepta hasta la Francia, ostensiblenetite, Leica, ruidosemente laicas , - La libertad de ensefienza deberfa ser en el lote de ‘Tibertades, defendide apasionadamente por cada hombre que es verdaderamente un \ liberal: cuando se niega el derecho a sociedad radical para mante- ner una escuela, como cuando se lo niega a una institucién catéli- ca, deberfa levantarse le misma protesta, porque les’ corporacionss nés extremes oxisten sobre un cimiento comin y delicadfsino: el de” la tolerencia; cuando éste se debilita, el ofdo fino escucha la : ervjidure del suelo entero. En cualquier capital europea, recorriendo 4 veces una sola ca~ lle, se hace palpable esta verdadera confraternidad de 1a ensefian- za priveda: cinco escueles oficiales, dos catélicas, do tas -de las cuales una suele ser comnista- una protestente, o ju- fa, o mahonetana, Estén protegides por una misma égide; la misma atmésfera les da salud. La sensatez, el simple sentido comin, las vuelve solidarias em=derecho aun cuando sean enemigas por la entra- fia dela doctrinas El Estado se ha reservado en todos los tiempos su derecho de vi- gilencia sobre la enseXienza como sobre we actividad que se cumple en su dominio; no concederé derecho a vivir a la escuela que corrom- ya a la juventud y a veces lo niega también a la escuela que ataca su/organizaciéns Afortunadamente, ninguno de esos casos corresponds a la escuela catélica; ella es una vieja sustentadora de juventudes; ella Les ha formado en todos los tienpos, leales, vigorosas y senes, y cuando alega su derecho a educer, lo hace respaldada sobre siglos de experiencia; ooto-une'neestra ilustre que ha hecho ciencia en grende, literatura en grende, cultura en grande. Pero, pregunta’ mi-compatiere-de-le-provincie—de-léxico, zla es- cuela catélica tiene derecho a poner los estudios dajo la direccién de iandooneepto catélicof. _Yo creo que sf, recordando las escuelas de {ndole socielista que he visto en diversos lugares, es decir, yo miro 1o que recibe el otro para que eso mismo se le dé a mi credo, guerdéndome-bien de=so- Aieiter-privilegios=para-61. Ha pasado el tiempo en que 1a Iglesia era la hija mayor del Estado, en ol sentido de predileccién; hoy nos hemos de conformer con que el Estado nos rija bajo le sma norma cordiel. que @ las otras instituciones; pero no con un gesto me! La noteble Escuela Superior Obrera de Bélgica, de la cual yo me he ocupado lergamente, institucién dirigida por el Partido Socia~ lista, se ha hecho un plen de estudios entero a la luz de su credo. “No se limita a dar doctrina econémica socielista en el remo de So- ciologfa; ensefia la Historia con un sentido social, mira hacia la : = «it: = # 13242.-3 vida de los pueblos con un ojo social y hasta divulge le literatura ajo un pensamiento sociels Algunos dirén que esta falta absolute de desinterés para el juicio, esta~tefiidure-del-conocimientopor=le~pa~ doctrineria, deforma le cultura y la rebaja. Puede ser. La escuela ofi- cial debe seguir otra norma, tendiendo sobre 61 mundo una mirada efeo tivamente libre, Pero la escuela particular, sostenida pare levguerda y le difusién de una doctrina, costeada desde sus bancos hasta el sue) do de sus maestros por houbres doctrinerios, tiene derecho a vivir conforme a su credos La escuela catélica, como la socielista, educa segin su historia, ségin su sociologfa y su literatura’ Cristo, para algunos, trajo al mundo solemente un mensaje para la vida interior, digemos la vida mfs- iia ste uae ra 70a peel Gv oes) Gat Ramen e ROM 96 Mona dcate remente las normas para la vide de le familia y de 1a nacién. Susser- vidora creey-con 6stos, que le doctrina-cristiana es ala vez indivi- dual y colectiva. Desgraciademente, la ensefianza de la religién, en muchas escuelas, se limita al aprendigaje mecénico del catecismo, a una-teclogfa elemen tal -sin-sengre,-casi-deshumanizada, a vi aun recitado escueto’ de les escenas pfblicas, que no son vivificades por medio de le compara— eltn teatantrn Spoca, que son conectades con los hechos actuales. De esta mahera la escuela viene a dar historia bfbliea y catecismo, pero no ensefia religién; la religién es la cosa més viva que puede ima~ ginarse, es la hora y le accién que ejecutemos dentro-de esta hora y por medio de la cual demos prueba de que doctrina esta situada en el medio’ nuestro corazén, regéndonos como una sangres Yo no doy a Uds una opinién sobre México en-este aspecto, yo no of @llé una clase religiosa; le digo observaciones de mi vida escolar, Tuve como jefe de escuela secundaria en el pafs (donde el Estado e: ba unido con 1a Iglesia) algunos profesores de religién que eran 5 cerdotes y cuya clase era admirable como aplicacién cefiida al momento = A3212..4 thumano; pero también vi profesores para los cuales la clase era al= go asf como una academia en que se examinaban les virtudes y no oo aba el fmpetu de la virtua, en que se dejaba el "Sermén de ia tors fia" aislado, y no se le ponfa delente de muestra época a proyecter su resplendor sobre el problema socials Alguno dir&, seguremente, que con le forma de ensefienza que yo deseo, hey peligro de que 1a clase se yuelva polftica; habria que contestar que si le polftica es, sencillamente, la direccién de la vida colectiva, eso es de indole religiosa también y debe ser tre- tado en la escusle. La escuela debe estar plentada en el medio de la vida, como un drbol, recogiendo el ambiente por sus poros vivos. Wés peligro que el de juzgar en una clase el adontecimiento so- ciel del dfa, me perece el de callarse respecto de 61, ya, sea por desorientacién, ya por une malicia cobarde que comprende, pero que no quiere comprometerse, es decir, por la cobardfa del maestro para dar juicio, cosa que el nifio observa bien y que lo hace desprecier a su meestro tarde o temprano. le escuela catélica belga, la més noble que yo sonozea, sigue la cuestién sociel con una fidelidad ds tacto y da a sus alums la norma cristiana pera resolverlas La doctrine sociel de la escuela cristiena tiene que ser demo- erética, porque el Bvangelio esté lleno de le pesién del pobre (velga 1a expresién) cargado de una caridad que va mucho nés le- jos, mucho més, que le llemada justicia de nuestros cédigos de trabajos En libro alguno se estempé ley més efusivamente populer que en el Evangelio de los pobres no han recibido nunca exaltecién nfs’ absolute que las que les aié Nuestro Sefiors Yo estino que 1a misién m&s urgente que corresponde a la es- - cuela catélica en esta hora, es la unién de les clases sociales. Ha solido dividirles con le tendencia aristocrética que In adop - tedo a veces, educando aparte el hijo del obrero del hijo del ex- pleado, o al hijo del empleado del hijo ricos Error my ‘lementeble she = ef =. , BU. 5 pero del cual ya los catélicos estén de vuelta en los Estados Uni- dos, de vuelta en Suiza y en Alemania. En muestra América tembién se haré le urgente rectificacién. Pero cuando en la Anérice se anotan errores o defectos de tal © cual grupo catélico, suele caerse oti le ligeresa de escribir Iglesia donde debe decirse un nombre de caudillo o uno de corpora~ ciéns Bs un vicio regionalista ese de atribuir un yerro individual a le institucién que muestra en muchas partes ejemplos contrarios que la salvans : Bra necesario este preémbulo para llegar a la pregunta esencial de la maestra mexicanas Si hay el pleno, el absoluto derecho a ensetier bajo le norma catélica, el mismo derecho existe a que una imagen de Jestis domine una sala de clases La escuela socialista a que he eludido como a un tipo, esté dscorada por mmerosos retratos y bustos de amigos _ laicos. del pueblo, desde Marx y Bebel hasta luisa Michels Bxiste la sala de clase con paredes desnudas, reconendada por algunos educado~ res para que la atencién del nifio no se disipe; existe también la tendencfa a decorar deshumanizendo 1a decoracién con motivos flora les yeces con los mejores paisajes del pafs, y el otro antiguo de decorar con motivos elevados de les clases mismas, o sea, con Jos retratos de los héroes, Si en une escuela, de hora en hora, se estén formando les almas nueves bajo la sombra de Jesfis, spor qué, se ha de ceer en la ingemmidad de eliminar una imagen estando pre- sente la doctrina? A menos de que también se aparte le fltima; pero en este caso le escuela ya no es catélicas Sobra el alegato para defender la presencia simbélice de Cristo en una sale de escuela eristiana. Pero yo quiero decir el derecho de Jesfis a ester también en ‘Ja escuela leica, En los muros Menos de Libertadores, de descu- mee aera sebios, gno hebré ninguf sitio para Bl? Bl fué un Ss as 13242 .6 Libertador; arrancé a los pueblos antiguos de la bajeze y de le cruelded del culto cruentos Bl fué un descubridor, sec6 a la luz continentes espirituales enteros; dice el erftico ateo que afiadid 4 la mejores filosoffas antiguas cosas nobles y desconocides hasta entonces. El revelé la finica ciencia que se vuelve dicha, la del amor que hace la concordia entre los hombres; El aplasté en el In- Perio Romano el lujo insolente y el vicio que empafia las limpies fe~ cultades humenas; 21 aiaé la tirenfa imperial que impedfa al cris- tiano amar a un Dios elevado y que lo forzeba el amor de dioses gro- tescos o inmundoss Destruyé muchas cosas més, pero esas bastens Y hasta dej6 el Muy Perfecto, una literatura nueva en sus paréboles y en el Sermén de la Montefias Circule por ellos una leche jemés sebo- reada de hermosura superior, y no es posible encontrer en la litere~ tura romana ni una sola pdgina a la altura de le palabra Suya, reco- gida de su boca por los San Marcos y los Sen Mateos Za escuela laica honra a los hombres parciales que, o libertaron © descubrieron; no quiere honrar a Este que, con manera divina, hi- Zo todas les faenas humans: Za escuela pone una eureole admirativa sobre una multitud de vio- lentos cuya feena fué mater y poner servidumbre (a veces. ilustres servidumbres) entre los hombresi Se fatiga la mente de los nifios con recitados inacabables de esa large carrera del delito que es la mi- tad de le Historia, segin Wells, y para el tipo de la Excelencia que fué pura carne de sacrificio, pobre corazén ofrecido que no co- nocié otro gesto que el de darse, la escuela leica no tiene nada! Si desde otro planeta viniese un éngel y volviera a hablar a los suyos de la Tierra, no sabrfa ponderarles lo bastante el absur- do, de un mundo donde el nombre del Mejor se calla’ Dirfa tel vez: -"Aquellos tuvieron Uno el que no hen superado, que no vivié para sf una hora, ni vivié una gula, ni un odio, ni un sélo poder terre- mo y porque ellos no son capaces de realizerlo, han impuesto el A “ 3212.¥ lencio sobre 1. Los habitantes de ese planeta no compranderfen, no podrfan comprenders Se alegar& que el silencio no exis » Puesto que se le alaba en los templos y en los hogeres; pero el nico lugar en que se honra yerdaderemente es la escuela, porque es el sélo recinto superior de este mundo. Cuando a un héroe se le da la boca de un nifio para le alabenza, se le ha dado la mejor primicia de aquf abajo. El templo es el lugar de la penitencia: all4 se va para pedir el perdén de nuestras miserias y recobrar la Gracia; el hogar es tam- bién una cosa elevada: sin embargo, constituye una creacién menos espiritual que la escuelas Esta sigue teniendo el primer magisterio y el manejo més apasionado de les almass Ahora bien: si la escuela se ha vuelto el lugar donde sélo se ensefia un oficio y se da al niffo nada més que el bajo conocimiento de 1a lucha por la viday la estrategia para no ser aplastado, esa escuela se hebrfa voluntarienente envilecido y cambiado como Eset, su lote santo por uno visiblemente inferior. Me he dicho un amigo, que es creyente, a propésito de Cristo en la Escuela: "Yo prefiero no verlo allf a verlo mezclado con los su- cios héroes humanos. Tempoco quiero que su imagen sea puesta como signo de batalla y que despierte odio en el nifio que lo mira". 4Desperter odio la imagen de Cristo?. . . gPor qué? jPorque tal polftico catélico y tal sociedad religiosa hen cometido un error o una violencia? Bso es ten légico como odier la plata, el my noble metal, porque con ella también se han hecho pufiales. . « En le sala de clases, rigiendo con su mensa mirada la leccién del maestro y la inteligencia del niffo, esa figura no puede decir sino: "Yo me negué a mi mismo, y ol maestro debe negarse asf, a mi seme jenza; yo exalté el amor que ayuda el conocimiento; yo traje a los hombres la noticia de que pueden ser perfectos, porque su Padre es perfecto", 13272.8 Yo no soy partidaria de qué en la sale de clases se coloquen im&ge- nes dolorosas de Jess. Cuando tuve una escuela nfa puse siempre de~ lente de las unifies laminas en que la figura de Cristo era serena: o el Jestis rodeado de los nifios, que dijo la frase eterna, o el Jesis Glorioso que ha vencido a la mertes Fué a mi sala de trabajo a don de llevé al Cristo con sangre, 61 Cristo de la propia inmolecién, que conforta al maestro con su agonfas Cada pueblo sigue honrendo a sus criatures superiores: dfa a dfa enota, para todos los tiempos, a aquellos que le trajeron algin bien. Bllos no pueden desentenderse de Jestis, a menos de estar insensatos: Esta misién de honrar perennemente un pueblo la delega en su escuela. A propésito de le imagen de Cristo en un recinto leico, yo recor- daré también, insistiendo en la Bélgica ejemplar, la fuerte impresién que recib{ al vieitar la gran Casa del Pueblo de Bruselass Entré en la sala de reuniones: una enorme cebeza de Cristo, una cabeza de cue- tro metros de altura, la presidfa; no era un Jests adaptado al sitio, ni un leader, ni un obrero hermoso y voluntariamente desfigurado pare servir de tema a una arenga. Le cabeza tenfa una expresién verdadora— mente sobrenatural, la frente era divina. Aguelle gente, al revés de las de Rusia, reconocen lo que deben a Cristo; piensan que el Cristianismo, por lo menos, creé en el mun- do una atmésfere de alta piedad hecia los pobres y que sélo con los materiales de piedad, de concordia y de igualdad humenas, que 61 ha eportado, los reformadores de hoy han podido levanter nuevas creacio- nes sociales. jQuién es el ‘folstoy de los locales obreros, sino el tresvasador del Gristienismo, la segunda fuente compafiera, que dice, quiérese o n6, 61 manantiel que lo sustentaba? Hasta tal punto le idea de perfeccién esté unida a Cristo, que cualquiera accién virtuosa que se abre en la luz debe ser fatalmente comparada con tal o cual episodio suyo; Bl viene a constituir de es- c NS 2UT-4 ta manera 1a medida para todas las cosas superiores. Hecer el silencio en torno de su nombre en le escuela y mencionar los acontecimientos de la historia que lo tocan es un absurdo, es algo parecido a tratar en qufmica el agua, callendo en geograffa los mares: Quiero decir algo también sobre ensefienza religiosas i i Una vez, una aluma mfa, nifia de religién hebrea y de extreordina- rie inteligencia, iba a pedirme, acogiéndose a nuestra libertad esco- ler, su retiro de la clese de religién. Le concedf maturalmente, el que en esa hora elle pasare a otra clase, pero le dije en seguida: -Uds es judfa y vive en un pafs catélicos Ud. necesita conocer la sensibilided de esta raza, para comprendernos en bien o en mal; La re- ligiéa forma, en buena parte, esa sensibilided. Uds se encontraré con el Cristienismo en cada obra de arte, en le mayorfa de los libros, has- , también lo hellaré en cuanto ta en las canciones; cuando Uds vi documento de cultura europea conozea, No basta la relecién que del ca- tolicismo le hen hecho sus padres; es bueno que lo conozca Ud. en de- talle para combatirlo, Yovle aconsejo que se quede durante un mes en le clase de religién. Ud. sigue por pasién de conocimiento asignatures que no ama, porque ellas forman parte de la cultura general. Haga, sen- cillemente, eso con el Cristienisno". Se qued6, no un mes, todo el afio; no se convirtié, por cierto, ni yo, que conozco un poco el judfo, esperaba eso; pero yo sé que esa ho- ra de clase estaba para ella llena de una vivificante confrontacién y se le hebfa vuelto le més rica de todass Acepté estudiar el Cristianis- mo, padre de diez razas, con no menos atencién ardiente de la que ponia en las families vegetales, por ejemplo. . . : Yo recuerdo ese caso cada vez que veo gentes que desdeiien una fe y que no 1a conocen. No le he dado, compatiera, ninguna razén sobrenatural respecto de la religién en le escuela: solamente he revisado la cuestién bajo el puro concepto de le libertads Para Ud. como para mf, Cristo no es un M3212.40 héroe ni un santo; es el Hijo de Dios. Sin embargo, no podemos habler con nuestro lenguaje a los indiferentes, y para ellos es necesario que juntemos, con una paciencia llena de pesadumbre, las razones que per- tenecen a su orden y que velen delante de elloss } Gabriela Mistrals EL MERCURIO, 17 de Octubre de 1926. (Pag. 5.)

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