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Captruto 1 LOS PROCESOS DE INTEGRACION ‘Toda entidad politica* experimenta a través de su histo- ria procesos de integracién y de desintegracién, en forma alternativa y efelica, En efecto, las fuerzas centripetas y centrifugas son magnitudes vectoriales de sentido contratio, que coexisten en todo grupo humano, estén en permanente tensién, y cuando una de ellas prevalece sobre la otra, ejerce sobre ese grupo una presién hacia su compresién o hacia su disper- sida, que ser més o menos vigorosa_segtin la mayor o menor intensidad resultante de la resta de ambas magnitudes. Ess asf que en la historia del hombre ha habido ciclos en Jos cuales se han formado grandes imperios y luego se han desmembrado, correidos por los distintos vicios que —la mayor parte de las veces— han sido efecto de su excesiva extensién y de la molicie de sus clases dirigentes. No es necesario tampoco ir muy atras en la historia para comprobar lo que estoy afirmando, Recientemente el mundo ha asistido asombrado al colapso del imperio soviético® y al ‘EI concepto de “entidad politica” es utilizado en este contexto como abareativo de todo grupo humano ean algiin tipo de organizacion social Aunque sea rudimentaria, lldmese Estado, tribu, elan, gens, etc. Ver: Miguel A. Ekmekdjian, Extratios diéloyos politicos, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1993, ps. 27 y a 8 La reapericién de los nacionalismos, en algunos casos encarnados —ineluso— por Iidoros neofaxcistas, tal como e nuevo dirigente rueo Micvst Anos. Exwexnitan Gesmembramiento Ge sus partes integrantes, muchas de las 4 in enredado en cruentas ici Esto demuestra dos cosas: ee A) Modos en Ia integracién d k Posible legitimidad, | Pueblos y su La integracion de distintos é pueblos por medi fuerza —que fue la tniea conocida hasta’ hace i dice dos, dey cay huellas ha dejado en el mundo, salvo los ses ees exoresan Gultos y sentimientos tanatofilicos— y para construccién muchas veces arr: i amblaron cor enteras, utilizadas como mano de obra exclava, tS Bn cambio, otros pueblos —que se han mantenido unidos sileg &Yohuntariamente—, a veces incluso guerrenade entre come 4 c0n 1a conciencia de su perteneneia a un tonne mrcidn att influtdo mucho més en la historia de ln cele Tle aus 19s grandes imperios, Tenemos como ejemplo de Yt times izacién griega, al pueblo judto, al pucble deat 'nlos otros que han sobrevivide a matanzas, perc ee era oe ie alee eee a aa ae yee. se desarrollan en forma ‘onjuntan a oe "8 paradéjico, "* Mariano Grondon: no 18 nacio Le Nvelin’ del 18 de diciembre de 1099, p10, "2 % /8 Macionen, IvTRODUCCION AL, DERECHO COMUNITARIO LATINOAMERICANO 5 cuciones y exterminio, legando ricos patrimonios culturales a la humanidad. La integracién voluntaria de pueblos distintos es un fenémeno relativamente reciente y tiene efectos de mayor aleance. Claro esta que —como he afirmado al principio— aun la integracién realizada por la fuerza ha perdurado en muchos casos, formando los denominados “Estados modernos”, tal és el caso, por ejemplo de Méjico‘, Pera, Brasil, Rspaia, Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Reino Unido de Gran Bretaia e Irlanda del Norte’, otc. Pero estos casos no invalidan el principio general expre- sado, porque tienen algunos elementos distintivos: 1) Desaparicion de la separacién entre pueblos vencidos y vencedores. Esta division aparece normalmente cuando un pueblo ha ccupado militarmente el territorio de otro. En algunos casos va desapareciendo con el tiempo (v.gr., el caso de los sajones "y los normandos en Gran Bretafia, a partir de la derrota del rey Haroldo, en la batalla de Hastings, por Guillermo duque de Normandia, en 1066). En otros casos no sucede asf por * La historia mejicana es un caso digno de resaltar, on este sentido. Rete pais perdis la mitad de eu tervitorio, aproximadamente, ecaando los Estados del norte co independizaron y pascron luego = formar parte de los Estados Unidos, porque la poblacién de éstos sehabfa modificado étnicamente, a causa de la gran inmigracion de norteamerieanos. 5 Este caso es también paradigmético de lo que estamos expresando, ya que —pese a los varios siglos de dominacién inglesa— la poblacion de Irlanda del Norte, mayoritariamente catélica, sigue pretendiendo su in- dependencia de Gran Bretafia. En situscién similar se hallan algunas ‘otras minorias étnicas, tanto en Europa como en Américe: vigr, el caso “de los flamencos en Bélgica, los vascos en Espayia y Francia y el de Quebec en el Canadé, ete, 6 Micust, Avocet Bxwexosay bPAcidad de los vencedores de asi in tad le asimil: 8 Smo religioeo’, 0 por otras rasonce uate" Por el fan. 2) Homogeneizacin de la Poblacién, Que quizd algunas diferencias ersistan, 1 tal com: cepa alten Anh cut, Se aprocia las diversas vetag Etmicas, como en'un corte Beol6gico, 3) Conciencia de Pertenencia a un mismo pueblo Lo anterior leva ala ienci: v conciencia de la oblacié: Pertenencia aun ™ismo pueblo. En otras palabras a me ineviepraess'8M ciertos locliamos, ¢ Aiferencias, no stie jDevitables sino convententsn existe la pereepeién de que LL cota getmiltaenente por a segs Anti, stro Sane cunern ata ede las cuates Luiego vinieron los TNTRODUCCION AL DERECHO COMUNITARIO LATINOAMERICANO 7 Jentamente® o bien estallan violentamente en diversos frag. ‘mentos, provocando choques y conflictos!. Lo cierto es que los procesos de integracién no son un elemento nuevo en la historia humana, pero s{ ee mueva ia forma en que éstos se desarrollan en la actualidad B) La aparicién de los megabloques econémicos. A partir de la’segunda mitad del siglo XX comenzé a Cambiar el panorama de la comunidad internacional y, con 6, las relaciones de todo tipo, en la politica internacoael Con la irrupcién y el gradual afianzamiento de las Co. ‘munidades Europeas en los tratados de Roma y Parfs (ver parégrafo B, capttulo ID, actualmente Unién Europea, co- Mienza a producirse un caiibio fundamental en las relacio. yes entre los pafses, en especial en las de tipo econdmice, Es as{ que el mundo se va estructurando sobre la bees de grandes bloques econémicos, més o menos institucionali- “zados juridicamente, pero com un gran poder econémico, financiero, tecnolégico y —por tanto— politico", ncn St 2 A la Comunidad Europea se agregan el Nafta (North American Free Trade Agreement), el Mercosur y varios otros, “Ante esta nueva realidad mundial, la conformacién de bloques regionales o subregionales que generen un marcy jenittl game sucedis con el Imperio Remano, luego de su divisién en Qrente y Ossidente, o con el Sacro Imperio Romano Germanicn dospuss de la muerte de Catlomagno. siaaie el imperio otomano, el imperio austrohtingaro, el imperio prngiano ¥ mas recientemente el imperio sovietico. Sobre ente dltine wee Blioed a Guano la fuerza reemplasa a la rosin y\a le juste: pa, ‘leado en el periédien "Armenia", de Buenos Aires, del 10/790" Pp. 8 ipgllicto A. Guadagni, Argentina: integracién en ef Mercoous © inte. Serene yeriindo, en la obra eolectiva Estudios argentinos parc fe Bice aint Mercosur, Ministerio de Relaciones Exteriores y Culic, Buenos Aires, 1995, ps. 22 y Mucus, Axcet Exawspstan bara l libre intercambio de bienes, servicios, capitales dentro de él, es la unica vie ‘ania, pare come dincinesmereio, internacional y participar ee ye nego- In discusign oye de gualdad. La eantrario, os dec, pate se, Jn discusién de un pats por sf solo conte sens megabloques, ovitar esta desigualdad nacieron los sindicatos, Si se me permite la comparacién, Ace Pero muy gréfica, las comunidades so I , -gionales son a la negociacién internacional el equivalente de los sindica- tos en la negociacién laboral Pero la constitucién de estos bloques econémicos no tiene Gee Unico objetivo. También sirve » la consolidacién de la omocracia politica, como veremos més adelante. ©) Integracién regional y Soberania nacional, He expresado mas arriba que la forma en que - rrolla en la_actualidad el proceso de integrals ise naciones es nueva, Se estdn modificando conceptos que hasta hace unas hocas décadas parecian inamovibles, ral €8 el caso de la “soberanta”. Este concepto mister 0, segtin expresién de Burdean'!, surge de le elebeatio ty iketia Ia doctrina francesa, pata afiemas te autoridad ‘lel roy, frente al Papa, al Sacro Imperia Romano Germéni- Bye ental oe acacia Si bien algunos antecedentes de este concepto se los LT teérico 1 {ldo por Pablo A. Ramla, Znegacn d Nopalnn, Buenos Aires, 1984, p. 51, oe "Fa inaiberto Zuppi eta Ta opiniin de Releo N. Van Keffens, quien "efln que encontes escrito el termine “eupcrenas (superior) en un mapa IsmopucciON AL, DERCHO COMUNITARIO LATINOAMERICANO 9 de la soberanfa, En el siglo XVI este autor afirmé que soberan‘a es la “summa potestas”, esto es, el “poder absolute y perpetuo de una reptiblica|...] no limitado, ni en poder, al en responsabilidad, ni en tiempo”. Afirma también que “el Brincipe soberano sélo est obligado a dar cuenta a Dice” Bl soberano (del latin “superanus”, sobre todos) no reconooe nin- guna sutoridad superior a sf mismo, ni ninguna ley que lo obligue, salvo Dios y las leyes divinas y naturales" Este concepto absoluto de la soberanfa, tomado ad pedem litterae, supone Ia inexistencia de una comunidad interna, sional, dé un dereche iblico —aunque sea en agraz— que ligue a Tos_diversos Estados entre si, ya que suna.nacién, soberana, ya sea gobernada por un rey. por los representantes del pueblo o por una clase, que tuviera Sin tipo de vinculos juridicos.con otros, aun los més tenties, emergentes de un tratado internacional, no entraria en esta categoria de Estado soberano!®, | ~~ Con ello queda demostrado que el concepto de soberanfa expresado por Bodin, ni siquiera ea vélido en la época en que este autor lo formulé. En efecto, ya en el siglo XVI existfa un derecho internacional publica en agraz, que si bien no tenfa las earacteristicas del actual, obviameiite, iba formando una red juridica, muy tenue todavia, entre les diversos Estados soberanos, generando derechos y obligacio. nes entre ellos. Sin embargo, la tesis absolutista de Jean Bodin se mantuvo por mucho liempo. Fue tomada por Santo Tomas fe St Vietor de Marsella, alrededor det aito 1000 a.C. Ver Alberto Zuppi, [a nocién de la soberania en el nuevo orden internacional, "El Derech” 1. 151, ps. 781 y as, J, Bl términio “repdblica” no se utiliza aqui en au sentido eontempo- Féneo, sino como sinénimo de Estado, cuyo gobierno era ejercido por el principe. Mean Bodin, Les six livres de la république, Pavis, 1689, lib. I, eap. IK, "6 Vor: Alberto Zuppi, ab. cit. autores citados en p. 782, nota 5, 10 Mucus, Avor, Exwuxosian de Aquino, Hugo Grocio y Vattel, quienes la atemperaron muy tenuemente. Asi, Grocio afirmé que los monarcas no Podfan estar por encima del derecho internacional y que, all contrario, debfan subordinarse a él para evitar las guerras entre reyes cristianos'*, Maquiavelo —en cambio— consideraba que el principe fey nia ninguna otra subordinacién que sus propios fines, los que se resumfan en la ulilidad politica!” Hobbes ret gu Parte— sostuvo la tesis de que el soberano era el Grice sujeto con aptitud de relacionarse con otros soberanos, con sujecién al derecho natural'®, Jere en 1812 apareci6 un atisho de limitacion al concep- fo de soberanta, en un fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos, redactado por el chief justice John Marshall Se afirma alli que “estando compuesto el mundo de distin. tas scberanias, poseyendo derechos iguales e iguales inde. Pendencias [..., todas las soberanias han consentido una jrlalacion en Ia préctica, en easos bajo circunstancias poo lines, @ aquella jurisdiccién absoluta y completa deaths ae us respectivos territorios conferidos por la soberanta"™® [En el siglo XIX el concepto de soberania se va separando dle la persona del monarea, a medida que se despenrenalins la nocién del Estado, con el advenimiento del conticnn cionalismo clésico®, Gon posterioridad a la primera guerra mundial aparece Jas doctrinas que elaboran un concepto de saberanth relat va, opuesto a la absoluta, Asf, por ejemplo, Kelson afirma que la nocién tradi- ional de soberania es incompatible con la primacia del 7 Hugo Grocio, De jure belli ac pacis, libro tercero. 17 Nicol) Machiavelli, ZU principe, cap. L 1" Allverto Zuppi, ob. eit, p. 782, nota 11. 1, SEU, in re “The Sho. Exchange us, Me Faddon*, 7 Cranch 116 1812), . ain Miguel A. Ekmekisn, Tratado de derecho eonstitucional, Ea. Mepalma, Buenos Aires, t, I, 1994, p. 697 | ! INTRoDUCCION AL, DERECHO COMUNITARIO LATINOAMERICANO 11 derecho internacional y el establecimiento de un orden ju- ridico internacional?", De ahf en més la doctrina internacionalista se ha ocu- pado de analizar este tema en sus diversos aspectos, demos- trando que ese carécter absolute de la soberanfa no es tal, A la complejidad intrinseca del tema se ha unido la confusién conceptual de los autores, ya que se pretende englobar con el mismo término conceptos tan diversos como Jurisdiccién, poder, independencia, igualdad, poder constitu. yente, etc.”°, que suponfa el concepto cldsico de itado y cercenado por diversos motivos. ‘En primer lugar por los tratados internacionales en virtud de los. cuales Jos. Estados adquieren-derechos y_ cont obligaciones, _.. . En virtud de tales tratados se han creado organismos internacionales, en los cuales ~"si bien no hay trasferencia de soberania de los Estados particulares— las cartas orgé- nicas de ellos autorizan a sus érganos a tomar medidas coactivas en casos extremos, apelando incluso a las fuerzas militares*, Qué decir de lo reducido que ha quedado el concepto de soberanfa en la actualidad. Sin considerar el derecho de la integracién*® y limiténdonos al ambito del derecho interna- sional puiblico, se puede apreciar sin mayor esfuerzo que el 12 ‘Miovst, Avost, Exwexostan concepto clésico de la soberanfa absoluta carece ttainensf de contenido. En efecto, en este siglo la ligazén jurfdica de los diversos Estados es tan intensa que se puede afirmar, sin lugar a dudas, que ninguno de ellos podria hoy sobrevivir en el aislamiento, La existencia de organismos internacionales (Organizacién de las Naciones Unidas, Organizacién de Estados Americanos, Organizacién del Tratado del Atléntico Norte, etc.) con poderes incluso para imponer sus decisiones en forma eoactiva, tal como hemos visto en muchos casos en las iltimas décadas, nos demuestra que se debe abandonar este concepto definifivamente, tanto en la ciencia politica como en el derecho internacional piiblico. Ni qué decir si analizamos este concepto desde la éptica del derecho de la integracién, en el cual se produce la trasferencia de ciertas atribuciones derivadas de la soberanta, a organismos supra. nacionales, como se vera mas adelante, Esto ha cambiado la nocién politica de Estado, a tal punto que algunos autores niegan lisa y llanamente a la soberania como uno de los elementos del Estado, tal como se ensefia en ol derecho politico tradicional. En efecto, Antonio Quintano Ripollés afirma que “es tarea primordial de la filosofia del derecho y del internacional luchar por todos los medios contra el viejo tabi de las soberanfas sbsolutas, cuyo fantasma (pues escasa o nula es su realidad actual) se yergue fatalmente para impedir todo progreso decisivo en el camino de la integracién comunitaria, de cualquier signo que fuera’. Ta Carta de la Organizacién de las Naciones Unidas, en su art, 2, parrafo 1, establece que “la Organizacién esta busada en el principio de la igualdad soberana de todos sus miombros”. En similar sentido, el art. 5, ine. b, de la Orga- nizucién de Estados Americanos, expresa que “el orden in- nntonio Quintano Ripollés, Factores ideales de la integracién eu- ‘pea, “Revista de Estudios Politicos’, n° 119, setiembre-octubre de 1961, Cit. por Pablo Ramella en ob. eit, ps. 63 y 54, ee InrmoDUCCION AL DERECHO COMUNITARIO LATINOAMERICANO 13 ternacional esta esencialmente constituido por el respata a Ja personalidad, soberanfa e independencia de los Estados”. En similar sentido se pronuncian diversos documentos. emanados de organismos y conferencias internacionales”, Sin embargo, nadie pretende dar a ese concepto de so- beranfa el cardcter absoluto que tenfa en la doctrina internacionalista clasica, ‘MAs atin, creo que la crisis definitiva del concepto de soberania sobreviene a’partir del avance del modelo dé la integracién democrética de los Estados antes scberanos. . En los documentos de la Comunidad Europea no se menciona la soberanfa. No podfa ser de otro modo, porque tal concepeién ¢s contradictoria con la idea de comunidad econémica, También el concepto de soberania se ha visto limitado por la aparicién de una nueva disciplina jurfdica: el derecho de Ja integracién humanitaria, a cuyo impulso el orden piblico internacional esté incorporando ciertos principios que hasta hace pocos afios estaban por debajo de los principios de no intervencién y de soberania (por ejemplo, el respeto por los derechos humanos, exigible a nivel internacional), En efecto, una Corte de Apelaciones federal de los Esta- dos Unidos admitié 1a jurisdiceién de los Estados Unidos para castigar una violacién del derecho internacional reali- zada por el régimen de Fidel Castro en Cuba’. En otro caso, la Corte norteamericana sostuvo que la tortura realizada por un oficial del Estado, en violacién a la Constitucién y a las eyes de la Republica del Paraguay, no puede ser aracterizado como un acto del Estado, Afirma este tri- bunal que el torturador, al igual que el pirata y el traficante de esclavos, es enemigo del género humano. Este pronuncia- 27 Ver una breve resefia de ellos on la citada obra de Pablo Ramella, ps. 54 y 56, 28 Corte de Apelaciones del 2° distrto, in re “Banco Nacional de Cuba vs. Sabatino”, 876 U.S. 398, 84 S.Ct. 923, 11 L. 804 (1984), 29 “Pilétiga vs. Pofta Irala, eit., por Alberto Zuppi, ob. cit, p. 790, nota 63, 4 Micurt Axor. ExMeKpstay mionto fue el primero en que un tribunal de un Estado se declaré competente para conocer en una accién civil basada én Ju tortura realizada en el territorio de otro Estado, ante la complicidad de las autoridades de éste, y fij6 las Bases para ‘otros casos posteriores en la jurisprudencia norteameticania®, Recientemente, un tribunal italiano pretendié tomar doclaracién testimonial a varios testigos en la Argentina, sobre hechos delictuosos cometidos por el tiltimo gobierno militar, en virtud del principio de la personalidad, previsto en el art, 10 del Cédigo Penal italiano, En la misma linea, el art. 56 de la Carta de las Naciones Unidas establece que no se podra invocar el dominio reser- vado de los Estados, asi como tampoco el principio de no intervencién, para pretender proteger la falta de cumpli- miento de un Estado a sus obligaciones de promover los derechos humanos. En otras palabras, la proteccién de los derechos humanos pertenece ya al orden publico internacio- nal, y por ello quedan fuiera de la jurisdiccién doméstica oxclusiva de los Estados”. Verdross pone como ejemplo de los mites del concepto de soberanfa la defensa de los derechos de las minorias Gtnicas en la primera posguerra mundial. Ella implies so- meter al control de la Sociedad de las Naciones el trato inferido a ciertas minorias étnicas, concediendo a éstas un dorecho de peticién ante ese organismo”. Més cerca nuestro, el Protocolo facultative del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos de la O.N.U. 3 Rawil E, Vinuesa, La aplieacién del derecho internacional de los derecho humanos por parte de las cortes federales de los Estados Unidos ‘de Anutriea, en el libro Temas de derecho internacional en homenaje a Wrida M. P. de Armas Barea, Ed. Fundacién del Centro de Estudios Internacionales de Buenos Aires, Buenos Aires, 1989, ps. 88 9 ss. 41 "Mhomas Buergenthal, International human rights, eit. por Alberto i, en ob. eit. p. 791, nota 67 Alfredo Verdross, Derecho internacional puiblico, Ea. Aguilar, Max Avid, 1968, ps. 8 y es, a IsmopucerOx AL DERECHO COMUNITARIO LATINOAMERICANO 15 (aprobado por nuestro pafs por ley 23.818) otorga a los individuos que hayan sufrids violaciones asus derechos, Ia facultad de presentar la denuncia ante el Comité de Dere- chos Humanos de la Organizacién. En la ultima Conferencia de Derechos Humanos de Viena se aprobé la creacién dal alto comisionado de Derechos Humanos, con similares atri- “Duiciones, y la Convencién Americana de Derechos Humanos (aprobada por nuestro pais por ley 23.054) faculta a cual- quier persona a presentar una denuncia ante la Comisin, qué Puede abrir la instancia judicial, en ciertos casos, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Todos éstos constituyen timidos pero firmes pasos en busca de responsabilizar al Estado por la violacién de los derechos humanos, prescindiendo del principio de soberania y de no intervencién. Es asi que autores como el ya citado Verdross sostienen que los Estados que integran la comunidad internacional son independientes 0 soberanos, pero esta soberania es re- lativa y plenamente compatible con el derecho internacio- nal, sin que sea necesario suprimir esa nocién™, Otros autores prefieren hablar de independencia® 0 autoniomifa mids que dé soberania, ya que el “poder ilimita- do” que ésta supone es inconcebible en la actualidad. En el caso de la Reptiblica Argentina hay dos fallos de la Corte Suprema de Justicia que han aceptado la validez dé Tas decisiones de los organismos supranacionales, con lo cual nuestro pafs ha adoptado el criterio de la soberania relativa. Me refiero a las causas “Ekmekdjian c, Sofovich"® y 38 Ver nota anterior. *4 Burdeau sostiene que el término “soberanfa” ya caroce de conte- nido y que por ello es mejor descartarlo, reemplazéndolo por “indepen. dencia’, Georges Burdeau, Traité de science politique, t. Tl, ps. 305 y ss Alberta Zuppi, ob. cit, p. 785, 16 Mioven Axcgt ExMexosian “Wibraca c, Comisién Técnica Mixta de Salto Grande”®, En In primera de ellas, el més alto tribunal federal, en los considerandos 17,18 y 19, afirmé que los tratados interna- cionales ratificados por la Republica tienen una jerarquia superior a las leyes internas y, por ende, no pueden ser derogados*” por éstas, como sé admitia hasta ese momento. En otras palabras, a partir de ese fallo, la Corte Suprema de Justicia se adscribe a la teorfa monista en las relaciones entre el derecho interno y el internacional, separéndose del dualismo que habfa aceptado hasta ese momento (al menos en tiempo de paz), Dijo algo todavfa mas importante el voto mayoritario de Ja Corte, en el caso “Ekmekdjian". En su cons. 21 afirmé que “la interpretacién del Pacto debe, ademés, guiarse por la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Dere- chos Humanos, uno de cuyos objetivos es la interpretacién del Pacto de San José”. Con ello esta afirmando la obliga- toriedad vinculante dé la jurisprudencia de un érgano supranacional para los tribunales argentinos en la inter- pretacién de una norma juridica (el Pacto de San José de Costa Rica), que integra el orden juridico positive argen- tino. Obligatoriedad de naturaleza similar a la de las sen- tencias dictadas en un recurso de casacién o de inap! cabilidad de ley. Estos conceptos fueron parcialmente ratificados en el C..N,, in re “Fibraca Constructora S.A. e. Comisién Téenica Mixta «le Sulin Grande", "El Derecho" del 23 de setiembre de 1998, con nota ulus A'un ano exacto del fallo “Ekmekdjtan e. Sofovich” la Corte Suprema de duaticia refirma el criterio monista establecide en aguél. "7 Hl voeablo “derogar” no seria téenieamente eorrecto, sino que se dobiorn decir “revoear unilateralmente”. Julio A. Barberis, La Conveneiin ude Viena sobre el derecho de los tratados y la Constitucion argentina, Vrudontia Turis", diciembre 1985/abril 1988, p. 186. Pese a ello, “dero- Hor" es ol término que utiliza la Corte y asf se emploa en este texto, Esto lo habfa expresado la Corte Suprema de Justicia en un fallo Inmontable desde todo punto de vista, in re “Merek Quimica Argentina ©. Gobierno Nacional”, “Fallos", t. 211, p. 193. IvmmopucciON AL DERECHO CoMUNITARIO LATINOAMERICANO 17 segundo de los fallos mencionados, en especial en su cons. 3° Lo cierto es que pareciera que la “soberanfa” ha quedado reducida a la porcién de competencias no delegadas por un Estado a la comunidad internacional”, Como expresa Zuppi, aunque estamos muy lejos de la idea del Estado universal", ‘el nuevo orden que parece ‘instaurado tiene como caracteristica principal la erosion del Goncepto de soberania, en favor del acrecentamiento de las ‘COmpetencias de Ja tinica organizacién dotada de esas carac- ferfsticas: las Naciones Unidas*. Nos guste o no, afirma ese ‘aiitor, os hallamos encerrados en la convivencia internacio- nal, que impone sus propias reglas y rechaza las autorita- rias decisiones individuales. Mas alla de estas disquisiciones, las vinculaciones de los Estados entre sf y con la comunidad internacional o re- 88 Sobre el tema ver: Daniel E. Herrendorf, El caso “Fibraca” y un réquiem para el econcepto cldsico de soberanta, "La Ley", Actualidad, del 7 de octubre de 1998; Ignacio G. Livy, Recurso ante lx Corte por una sentencia del Tribunal Arbitral Internacional de Salto Grande y sus consecuencias sobre las inversiones extranjeras. Relacién entre el derecho nacional y el internacional, "E] Derecho" de] 23 de setiembre de 1993; ‘Miguel A Ekmekejian, A un ato exaeto del fallo “Ekmekdjian c. Sofouich la Corte Suprema de Justicia refirma el criterio monista establecido en aquél, nota a fallo, "El Derecho’ del 23 de setiembre de 1998; Frida ‘M. Armas Pfirter, Jurisprudencia internacional. Tribunal Arbitral Inter. nacional de Salto Grande, "E| Derecho" del 23 de seticmbre de 1993; Juan C. Hitters, Influencia det Pacto de San José de Costa Rica en et derecho interno, “Jurisprudencia Argentina’, nt 6895, del 30/6/93, pe. 2y es 42 Zuppi, ob. cit., ps. 798 y 794, 4B) Movimiento Federslista Mundial, con sede en Amsterdam, Holanda, ¥en New York, Estados Unidos, trabaja desde 1947 en obtener ‘un orden mundial justo, eonstrufr una comunidad mundial basada en la Justicia y en Ie democratizacién de las Naciones Unidas, convirtiéndcla ‘en un gobierno mundial, con un Parlamento elegido democraticamente por todos los ciudadanos del mundo, y una Carte Internacional de Jus- ticia. Folletos en mi archive, 42 Zuppi, ob. cit, p. 704, 18 ‘Miavel, Avocet Exwexpitan gional, son de tan diverso cardcter que no es posible dar ennceptos totalizadores y on abstracto, porque lus modelos son innumerables. Lo cierto es que en el derecho piblico, tanto interno como internacional, hay una serie enorme de matices, que van desde el Estado unitario, pasan por el Estado regional, el Estado federal, la confederacién de Estados, los Estados asociados**, los territories bajo mandato 0 fideicomiso, los Estados soberanos ligados a organismos internacionales, a organismos supranacionales, y los (escasos) Estados que no tienen vinculaciones de este tipo (tales como Suiza y —en menor medida— Austria). En esa breve y escueta enumeracién se puede ver un “degrade” del vinculo que une a las partes, que es mas fuerte en los Estados unitarios y se va debilitando cada vez més, hasta legar al caso suizo. Lo que vengo expresando quizd quede més claro con un kréfico en cl cual se represente la fuerza decreciente del vineulo juridico existente entre las partes integrantes de la ontidad politica: @) Vineulos de derecho constitucional: Estado unitario; Estado regional’; 49] caso de Puerto Rico, en relacién a los Estados Unidos de Améiien, Mt No oxiste una estructura tinica de un Bstado regional. Inchiso en Iqunw# constituciones contemporéness que siguen ese modelo (v.gr., la ‘empnnaln do 1978 y la de Ttalia de 1947), no todas les regiones 0 com. hide tienen las mismas atribuciones, sino que hay algunas que tienen ‘man dologaeién del poder que otras. Es posible también que muchas ‘rgiones 0 comunidades de un Estado regional tengan més atribuciones tino nlgunas provincias © Estados locales de un Estado federal. En gene- ral, lo quo distingue a éste no es tanto la amplitud de poderes reservados or los Estados locales, sino la existencia de los tres poderes del Estado ‘ IvtRopuCCION AL DERECHO COMUNITARIO LATINOAMERICANO 19) Estado federal; Estado confederado*; Estado libre asociado (Puerto Rico con U.S.A.). 5) Vineulos de derecho comunitar Estados integrantes de la Comunidad Europea; Estados integrantes de otras comunidades en formacién” ©) Vineulos de derecho internacional piiblico: Confederacién de Estados‘; territorios bajo mandato o fideicomiso; Estados soberanos ligados a organismos internacionales; Estados que no tienen vinculaciones de este tipo (v.gr., Suiza), El cuadro sinéptico que antecede es —por supuesto— una simplificacién de las complejas relaciones que pueden @ nivel provincial, de Jo que —en general— carecen las regiones 0 comunidades. Otra diferencia consiste en que en el Estado federal, gene- Talmente, sus miembros (provincia o Estados) conservan el poder no delegado al gobierno central (v.gr., art. 104 de la Constitueién argentina), 2 diferencia de lo que sucede con las comunidades o regiones auténomas, le evales tienen competencia en wsuntas que les han sido delegedos por cl gobierno central. 45 Se dice que existen tantos federalismos como Estados federales hay. No se puede dar una regla especifica abareativa de todos los mode- los. Ver nota anterior. 4 El Estado confaderado es dificil de ubiear en esta clasificacién, ya que, para algunos, Ia confederacién es una estructura de derecho cons: titueional y para otros, en cambio, es de derecho internacional piiblico Vor el cap. II, ap. B, de esta obra, 87 Por ejemplo, la Mancomunidad de Estados Independientes (ex ‘URSS), ol Mereado Comiin del Sur, el Nafta, entre otros. 48 Vor nota 46,

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