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La influencia de Estados Unidos en México Josefina Zoraida Vazquez EL COLEGIO DE MEXICO Ensayo sobre las distintas formas culturales y modelos politicos estadunidenses que han tenido impacto en México. stados Unidos ha sido la primera E potencia mundial a fo largo de casi todo el presente siglo y al cual ha impreso el sello de su cultura y estilo de vida. Elimpacto desu presencia ha sido definitivo aun en aquellas partes en donde el nacionalismo o la ideologia lohan combatido, y escomprensible que si eso ha sucedido en el mundo en ge- neral, haya afectado también a su vecino del sur, La contigiiidad con Estados Unidos ha modelado el curso de la historia mexi- cana y ha favorecido el desarrollo de vinculosestrechos entre las dosnaciones, pero también han existido algunos que lohan estorbado. En el norte predomin6é hasta hace poco la cultura blanca, anglo- Sajona y protestante (wasP) y en el sur la cat6lica mestiza, lo que ha tenido que enfrentar dos formas de percibirelmundo yla vida. Los del norte, “recién llegados”, “modernos”, con una pragmitica actitud vital, sin raices en el nuevo mundo que los impulsé a moverse hacia el oeste, conscientes de sus intereses y metas, Los del sur, enraizados a través del mestizaje con las culturas indigenas del nuevo mundo y orgullosos de su pasado. Pro- testantismo y catolicismo no han sido meros accidentes, sino que han origi- nado maneras peculiares de calibrar la vida y han originado una serie de pre- juicios queno dejan de chocar cuando se encuentran. De un lado, segan los del norte, estin los salvados y del otro. los condenados, y la actitud deconocedores del camino nolos ha abandonado desde el momento en que Colton Mather de- cidié aprender espafiol, seginalardeaba en quince dias, para escribir La fe del cristiano enviada a los espatioles, fo- letito destinadoa salvarlos, y que estaba acompafiado de la idea negativa sobre los otros habitantes del continente, crue- les, perezosos “corruptos y afeminados, por ejemplo”, segiin expresaria Timothy Pickering en 1799. Del otro lado la resig- nada confianza que dio el catolicismo a sus habitantes, conjugada con la Ilustra- cién, result6 en una actitud confiada y optimista en que los males profundos se resolverian facilmente con sélo la inde- pendencia y la colonizacion de las tie- rras. YY puesto que Estados Unidos se inde- pendizé antes y tuvo éxito en el estable- cimiento de sus instituciones politicas, fue natural que los lideres independen- tistasmexicanosvolvieran su mirada hacia aquel pais en busca de ayuda, aunque con tantos acontecimientos posteriores encontraron eco en sdlo un pufiado de americanos y se toparon con un muro de contenci6n en la mayoria que, por igno- rancia, temieron lo desconocido y se defendieron desprecindolos. Asi, para John Adams era tan absurdo hablar de “establecer democracias entre los paja- ros, las bestias y los peces es igual a esta- blecerlas entre los hispanoamericanos”.* Y si consideramos que a tal idea iban a sumarse las ambiciones territoriales, en- tenderemos lo dramitico y dificil de las primeras relaciones. No obstante, al entusiasmo libertario de Henry Clay correspondié un lazo ? Asthur Preston Whitaker, The United States and tbe Independence of Latin America, The Johns Hopkins Press, Baltimore, 1941, p. 37. EEO 8 oy FS ry i Bo 5 cy Fs ERs profundo en ideales, y la primera etapa de la vida nacional mexicana estaria permeada de una admiracién por su vecino, al que consider6 un modelo res- petable. Al momento de elaborar una primera constitucion, los mexicanos ansiosos de ampliar sus elementos de juicio publicaron las dos constituciones francesas, las dos estadunidenses, los articulos de El Federalista y los ensayos de Paine. Los admiradores de las insti- tuciones republicanas predominaban sobre los monarquicos, sin embargo la Constitucin estadunidense influyémuy poco en la mexicana, pues habiendo participado algunos de los lideres consti- tucionalistas ms activos en la elabora- cin de la ConstituciGn espafiola de 1812, ésta fue la influencia decisiva. No obs- tante, en ese momento los ideales de democracia y libertad ligaron con au- téntica espontaneidad a algunos estadu- nidenses con muchos mexicanos, Y no era una admiraci6n irreflexiva, sino en- terada y critica como lo muestra el libro de Lorenzo de Zavala (1833) Viaje a los E.U. de Norteamérica. Los acontecimientos hacian dificil mantener el optimismo de los primeros momentos dado el expansionismo es- tadunidense, y el trauma de las pérdidas del Tratado de Guadalupe haria dificil para los liberales mexicanos mantener al sistema estadunidense como modelo. Pero amenazado el republicanismo du- rante los afios cuarenta y cincuenta del siglo pasado, los liberales que vivieron en el exilio en Nueva Orleans continua- ron creyendo en la validez de su modelo y pensaron que la mejor defensa de México seria la imitacion de sus insti- tuciones ya que, con excepcién de la es- clavitud, seguian admirindolas. El triun- fo coroné al final el esfuerzo liberal aunque tampoco esta vez tuvo gran ayu- da desu vecino que, ocupadoen su gue- tra civil, declaré su neutralidad ante la intervenci6n francesa en México. Al tér- mino de aquélla, el gobiemo estaduni- dense presioné a Napoleén Ill para reti- rarse, lo que provocariaun acercamiento momentaneo. El programa liberal estaba definido: educaci6n, ferrocarriles y colonizacion. Lo mas exitoso fue la construcci6n ferro- carrilera que antes de terminar el siglo acercé a México a Estados Unidos ya que las lineas mas importantes unieron Laredo, El Paso y Nogales con la ciudad de México. Muchos estadunidenses pa- saron a vivir a México, pero pocos se adentraron en su vida, pues la mayoria se mantuvo en sus ghettos con sus clubs, escuelas e iglesias. También llegaron colonizadores, curiosamente grupos re- ligiosos de mormones y menonitas que se establecieron en Chihuahua. Estos hechos significaron influencia cultural, aunque no muy importante, pues fue masa tecnolégica. Hasta fines del porfi- riato las ligas importantes entre los dos paises fueron econémicas, ya que las culturales dependian de Europa, sobre todo de Francia. El mismo positivismo francés de Comte que tanta influencia tendria en México iba a ser vencido por ideas francesas, sobre todo de Bergson. E] porfiriato habia cambiado bastan- teal pais haciéndole suftir su primera modernizaci6n. La frontera, represen- tacion de autonomia y soberania, era simbélica, ya que la gente pasaba a vivir de uno a otro lado sin tramites, y mu- chos nifios mexicanos la cruzaban cada mafiana para asistir a la escuela. En muchas ciudades del pais, misioneros protestantes empezaban a cosechar j6- venes mexicanos, algunos de los cuales partieron a Estados Unidos a hacer estu- dios, de manera que ciertas ideas esta- dunidenses en boga entraron también a México. El anarquismo y el pensa- miento de Henry George y Bellamy in- fluy6 en el grupo de los Flores Magon; el progresivismo influyé en Madero; las ideas de control de la natalidad en Ca- rrillo Puerto, y hubo resonancia de los muckraker socialist con la publicacin del Barbarous México de John Kenneth Tumer que denunciaba la explotacion inicua que sufrian los indios en Yucatan. Cuando estall6 la revoluci6n, los es- tadunidenses volvieron a dividirse en dos grupos, una mayoria adversa y una minoria simpatizante. Reporteros y ca- mardgrafos se movilizaron a cubrir los frentes. John Reed, uno deellos, enviado porel N.Y. Worldseguiria a Villa y desus reportajes surgiria el libro Insurgent Me- xico, publicado en 1914, donde pinta- ba aun hombre sin duda primitivo pero sincero, que hablaba de un triunfo en que no habria mas ejércitos, y que lo Gnico que hacia era lograr dictaduras, imagen que tal vez aseguré a Villa popu- laridad en Estados Unidos por algin tiempo. Mas la industrializacién en Estados Unidos también habia creado cierta in- quietud entre intelectuales y artistas que los empujaba hacia el exterior, en espe- cial despuésdela desilusin dela primera guerra mundial. FranzBoas, desde 1908, habia logradointeresara instituciones de Europa y Estados Unidos y estableci6 la Escuela Intemnacional de Arqueologia y Etnologia en México en 1910, al tiempo que la Camegie Institution empezaba a financiar las exploraciones arqueol6gi- cas del grupo de Sylvanns Morley. No todos simpatizaron con la revoluci6n, e incluso al grupo de Morley se le acus6 de hacer espionaje para su gobierno, pero casi todos los miembros de la “genera- cién perdida” que en lugar deira Europa vinieronaMéxico, laapoyaban. Eltiempo era apropiado; la revoluci6n entraba en su época de reconstruccién con un mi- nistro de Educaci6n dispuesto a imprimir y regalar libros y a entregar y financiar murosen edificios piiblicos para que los pintores plasmaran sus mensajes e inter- pretaciones revolucionarias, Muchos ar- tistas mexicanos volvieron junto con otros europeos curiosos lo que produjo du- rante los afios veinte y treinta un am- biente excepcional para la cultura. Los artistas estadunidenses preocupados por la industria, encontraban en México el mundo de [a artesania, la esponta- neidad y la inocencia y se forjaron libros como el de Frances Toor, A treasury of mexican folkways (1947) y Mexican life, asi como las exposiciones de arte popu- lar organizadas por Roberto Montene- groy Adolfo Best Maugard. William Spra- tling describié Taxco y lo adopté como residencia permanente, dedicando el resto de sus dias a restaurar el viejo arte dela plateria, del cual dejé testimonio en su libro My small mexican world. Mexicanos y estadunidense colabo- faron en muchas obras artisticas. Pablo O'Higgins y Diego Rivera pintaron mu- rales en Chapingo y la SEP, Marion y Grace Greenwood en el mercado Abe- lardo Rodriguez, Siqueiros y Orozco en la Escuela Nacional Preparatoria, mien- tras Edward Weston y Tina Modoti to- maban testimonio fotogrifico de todo aquel mundo junto al mexicano Luis Marquez. Como ha escrito John Brown, las ren- tas, la comida y la bebida barata favore- cieron la creatividad, de suerte que la vida cultural adquirié un brillo inusitado y reunié a grandes nombres como los estadunidenses Katherine Ann Porter, Hart Crawe, John Dos Passos, Waldo Frank, George Beddle, Stuart Chase, Susan Smith, Alma Reed, Archibald Mc Leisch, y los europeos Jean Chariot, Ar- taud, D. H. Lawrence y Somerset Mau- gham. La bohemia se puso a la orden del ey Es x = Bd o N 3 3 8 8 co = 8 5 ra ii 2 a Py a Ee} cs oi i dia y dio lugar a cuentos, novelas, poe- mas, ensayos. A. McLeish se empefié en seguir a pie por el camino de Cortés y como producto de su aventura escribid uno de sus mejores poemas. George Beddle, cronista de aquel movimiento singular, escribié en su An american ar- list story (1939) que el muralismo mexi- cano era el movimiento mis significati- vo desde el renacimiento, al reunir la belleza plastica y el mensaje de con- tenido social. Y el ejemplo mexicano le sirvid a Beddle para convencer a Roose- velt de que el gobierno estadunidense actuara como mecenas, de donde sali6 su proyecto de 1933. La revolucién no slo atrajo a artistas yescritores; losantropélogosy arquedlo- gos los habian precedido y el profundo movimiento social interes6 también a historiadoresy estudiosos de las ciencias sociales, que en adelante se convertirian en constantes observadores y analistas de la escena mexicana. Algunos de los librosaparecidos entonces como Mexico an interpretation (1923) de Carleton Beals, The mexican agrarian revolution (1929) y Peace by revolution de Frank Tannenbaun y Tepotzotlan, a mexican village(1930) de Robert Redfield desper- tasian el interés por el pais en todos los medios estadunidenses, especialmente académicos. Tannenbaun, como pro- fesor, sembr6 en sus alumnos dicho in- terés, formando toda una generacion de excelentes latinoamericanistas. Y esto no fue todo, en otras areas como la educaci6n se sintié el influjo de estadunidenses. John Dewey influyé en la politica éducativa, tanto a través de su discipulo Moisés Saenz, comoa través de sus libros y conferencias. Los lingiiistas ‘William Cameron y Mauricio Swadesh serian piezas fundamentales en la for- rae macién de lingiiistas de ambos paises, encargados de estudiar las 183 lenguas y dialectos hablados en el pais. No obs- tante, la tarea no siempre fue benéfica, pues el Instituto Lingiiistico de Verano tuvo connotaciones politicas y religiosas que provocan dudas serias. La cortiente no fluy6 s6lo de norte a sur; también en sentido contrario viajaron artistas, escritores, educadores y técnicos mexicanos. Orozco, Rivera, Covarrubias, Tamayo y hasta Siqueiros pasaron tem- poradas mas o menos largas en Estados Unidos, casi siempre con éxito, al igual que los misicos Carlos Chavez que estu- dié en Nueva York en los afios veinte y Blas Galindo y Pablo Moncayo que lo hicieron con Aaron Copland un poco ms tarde. José Clemente Orozco hizo dos viajes, y en sus cartas a Jean Chariot y en su Autobiografia nos ha dejado un testimonio interesante y humoristico de sus experiencias en California, Nueva York, Harlem y Darmouth, asi como su traumatic paso por Lareda donde un aduanero rompié todos sus dibujos por considerarlos “pomogrificos”. ¢Hasta qué punto toda la simpatia sembrada por los intelectuales estadu- nidenses modificé las ideas hostilessem- bradas por la cadena Hearst? Influyeron enla “politica del buen vecino”? Es dificil contestar a esto, lo cierto es que, a pesar. de la nacionalizaci6n del petroleo no se lleg6 aun rompimiento y que la segunda guerra mundial mejoraria las relaciones politicas. De nuevo los ideales declara- dos parecian coincidiry la ret6rica oficial hablaba no de América en el sentido de Estados Unidos sino en el continental. Masla guerraimpuls6la industrializacion ylaurbanizacion de México y era natural que los lazos y la influencia estadu- nidenses volvieran a estar dominados porla tecnologia ylaeconomia,comoen tiempos de don Porfirio. México entraba RES © cl 3 a I ra i 3 g fi @ $ ey I = Ss lentamente, en parte, a una sociedad de masas, a ese incomodo estatus de con- tener todos los estadios culturales en sus entrafias. El impacto estadunidense empez6 a ser definitivo. Aunque de hecho se habia iniciado antes pues, desde la primera guerra mundial, los cines en México pro- yectaban un 10% peliculas estaduni- denses. El radio comercial, al establecer sus primeras estaciones, nacié ligado a compajiias publicitarias norteamericanas como la Colgate Palmolive, Rca, Ameri- can Photo y El Aguila. Pero mas impor- tante fue que la guerra hubiera absorbi- douna enorme cantidad de brazos mexi- canos que, al regresarbuena partedeella México, trajeran formas culturales, utiles o superfluas, que se advirtieron pronto en las poblaciones del norte y en otras como Irapuato, Zamora 0 Leén. De esa manera se introdujo, hasta el corazén mismo del pais, una version tardia del american dream que, junto a las limi- taciones de oportunidad en el campo, produjo una emigracién continua hacia el norte, Hay que subrayar el impacto conjugado de todoslosmedios de comu- nicaciOn; su insistencia en el mensaje there is no way like the american way, (no hay un modo de vida mejor que el norteamericano) el Reader's Digest, el Lifeen espaiiol, los comics, las peliculas y la publicidad, colaboraron en una campafia queno dejé deser dafiina, enel sentido en que denigr6 muchas veces a otras formas de vida que ni siquiera com- prendia. El cine de los afios cuarenta y cin- cuenta conquisté predominantemente a los j6venes de entonces que hicieron idolos a Glenn Miller, Tommy Dorsey, Bing Crosby, Frank Sinatra, Debbie Rey- nolds, etc., como luego los haria de Elvis Presley, Joan Baez y Pete Seeger. Por fortuna aqui, en amplias capas de la poblacién, la misica tropical y la ran- chera dieron una buena batalla y aun se exportaron cancionesy cantantes. En los afios cuarenta y cincuenta empez6 la conquista del mercado por parte de Jos productos estadunidenses como Ke- llog’s y Gerber, los hot-dogs y las ham- burguesas y al abrirse la primera cadena desupermercados en 1945y los primeros Sears y Woolworth en 50, se inicié el camino hacia la sociedad de consumo. Nuevas carreterasy lineasaéreas cada vez mas baratas, transportaron una ava- lancha deturistas que no siempre fueron una bendicién, aunque trajeron divisas. Su influencia se vio en todo, modas, lenguaje, habitos. Pero nada seria tan decisivo en los cambios como la te- levision comercial, que se inicid en México en 1951, y que con gran falta de imaginaci6n copié servilmente los pro- grams de Estados Unidos, muchos de los cuales se retransmitieron simplemen- tea base de ratings estadunidenses. Esta es un 4rea que ha preocupado honda- mente a todos, y con mucha raz6n. la tecnologia ha jugado un papel importante en la influenciaa vecesbuena, otras simplemente superflua, pero apa- rentemente inevitable. Las conexiones telefOnicas automiticas y los satélites en os aftos setenta obligaron a México, tan cerca de los Estados Unidos, a mantener un ritmo que era artificial: una sociedad “en desarrollo” que copiaba patrones, aspiraciones y vicios de una sociedad posindustrial. Asi en los sesenta vimos incluso reflejos de movimientos ajenos a nuestros problemas, como los hippies; importamos la moda de consumir mari- huana en las clases medias y altas, cuan- doen México se usaba desde siempre en las capas bajas. Ahora era consumo de lujo. El enfrentamiento entre padres e€ hijos, tan tipico de la fragmentaci6n so- cial posindustrial, se reflej6 a causa del cine y la TVy las agencias noticiosas es- tadunidenses UPI y AP defendieron los estereotipos nacionales de buenos y malos de acuerdo con los intereses de Estados Unidos; primero, condenables japoneses y alemanes, después rusos, chinos, norcoreanos, norvietnamitas, etcétera. La relativa influencia de los afios setenta provocé que una amplia capa de mexicanos viajara a los lugares de sus “suefios”. Disneylandia, Disney World, Macy's en Nueva York, La Galeria en Houston, Las Vegas, Aspen. Sin men- cionarquelos jeans, las T-shirts, la miisica y los ritmos se importaron instanta- neamente. Libros traducidos 0 en inglés también se leyeron con avidez, lo mis- mo el del doctor Spock que Cosmosy los libros de texto. Time, Newsweek, Popular Mechanics, Cosmopolitan, Buenhogar, Vanidades, complementan el panorama, junto a la television por cable y las estaciones re- transmisoras de las cadenas de radio CBS (© NRC, Esto resulta alarmante, y con la crisis hemos visto con cudnta raz6n, pues avecesla interpretacion torcida de nues- tros acontecimientos, como la que pro- dujo el programa infame de ac de julio del 81, aumenté la salida de capitales mexicanos y detuvo el ingreso de miles de turistas causando gran dafo al pais No obstante, también ha provocado que el mexicano, en general, se haya vuelto menos provinciano, Esta influencia ha sido la mas sobre- saliente, aunque también hay que men- cionar los lazos culturales a nivel de las altas manifestaciones del espiritu. Estu- diantes y profesores, artistas y escritores, periodistas y técnicos han ido y veni- do constantemente. Antes de los afios sesenta la via norte-sur era la predomi- nante, pero gracias a becas de las funda- ciones, de los dos gobiemnos y de las propias universidades, no s6lo los mexi- canos privilegiados estudian en Estados Unidos. Entre los estadunidenses que viajan hacia el sur, predominan los estudio- sos de las ciencias sociales, el arte y las humanidades y, hasta muy reciente- mente, los mexicanos favorecian sobre todo a la ciencia y a la tecnologia. Poco a poco, con la imposicion de Nueva York como centro mundial del arte y las le- tras (y hasta de la moda y del jet-set), la afluencia de interesados en otras dreas ha aumentado. Para investigadores de humanidades y cienciassocialesexiste la atraccion de grandes repositorios de do- cumentosy libros entrelos que destacan, ademis de la Biblioteca del Congreso y Publica de Nueva York, la Benson Latin ‘American Library de la Universidad de Texas, la Bancroft de la Universidad de California y las bibliotecas Newberry y Huntington que han preservado tan- 3 > 5 a 5 Fs Fa s ot Pa 8 iS i fi @ 3 ¢ s = a tos materiales sobre nuestro presente y nuestro pasado. Los estudios latinoamericanos no tuvieron una carrera facil, como hizo notar alguna vez Lewis Hanke en su discurso como presidente de la Ameri- can Historical Association (aHa), pero sin duda que se han establecidé tan firme- mente que incluso forman a gran parte de los latinoamericanistas latinoameri- canos. Tal hecho se ha constituido en uno de los lazos de union mas firmes que existen. A través de investigaciones se- rias y dedicadas, de intercambio aca- démico, de congresos y de reuniones ha florecido una colaboracion cordial y ‘tica que ha producido buenos fratos. Historiadores, literatos, cientificos socia- lesy artistashan logrado, sin duda, mejo- rar la imagen de México, y en general de Latinoamérica, y han contribuido con su percepcion diferente a completar el co- nocimiento de nuestra cultura, historia y problemés. Algunos libros como los de Redfield, Oscar Lewis, Frank Tannen- baun, Charles Gibson o John Womack Jr., (por sefialar s6lo algunos de los que han alcanzado una mayor difusion) han servido como inspiracion para pro- seguir por las vias fijadas por ellos 0 contra ellos. Yaa fines delosafiossesenta don Daniel Cosio Villegas afirmaba que era imposible estudiar el pasadoo el pre- sente de México sin saber inglés, pues para hacerlo se necesitaba leer las publi- caciones estadunidenses e investigar en archivos y bibliotecas de Estados Unidos. Es cierto que un alto grado de nor- teamericanizaci6n afecta areas muy sen- sibles, pero era dificil que México fuera la excepci6n y, por otra parte, no hay que olvidar que también se ha extendido el 4rea cultural mexicana en Estados Unidos. Elintercambioextenso ha hecho quea la exportacion dela hamburguesa y el hot- dog corresponda la de los tacos y la enchilada. Hemosimportadolas series “Dallas” y “Dinasty” y pordesgracia “SesameStreet” y exportado “El presagio”, “El chapulin colorado” y “El chavo del ocho”. Esta expansién tiene que ver con el creci- miento dela influencia de los mexicano- americanos e hispanoamericanos, pero también es una nueva sensibilidad de los estadunidenses que permite un mayor mercado para chiles, tortillas, amates y cerémica mexicana. No s6lo eso, tam- bién se publican més traducciones lite- rarias, se exponen mas obras mexicanas y, con Eduardo Mata en la Orquesta Sinfonica de Dallas y Luis Herrera de la Fuente en Oklahoma, se populariza la misica clasica mexicana. Embajadores culturales de la excelencia de Octavio Paz, Carlos Fuentes, Daniel Cosio Ville- gas, Silvio Zavala, Edmundo O’Gorman © Miguel Leén Portilla, quienes varias veces han dictado catedra en Estados Unidos, también han creado ecos para nuestras -preocupaciones. La cuestion seguiri estando en la diferencia cualita- tiva de los dos paises y en que los mexi- canosno olvidemos que somos ante todo un pais, con muchos problemas y que debe elegir lo que realmente le conviene y no lo que simplemente aumenta sus gastos. La cercania con Estados Unidos nos fue impuesta por la geografia y por la historia. Nos caus6 uno de los traumas mis profundosy su influencia es comola definia don Daniel Cosio ya en 1947: “como el Dios de los cristianos: omni- presente y omnipotente”, pero también ha sido una fuente constante de defini- cién de nuestra identidad, de enfrentar- nos con valor con nosotros mismos. Cla- ro que Carlos Fuentes tiene raz6n al preguntar si ha valido la pena adoptar un patron de desarrollo al que cuestiona la sociedad misma que lo ha producido. También Carlos Monsivaisla tiene al bur- larse dela futilidad dela americanizacion de nuestras clases medias y altas que tan caras le resultan ademds al pais. Don Daniel llamaba a estudiar bien a Estados Unidos como medida preventiva, para damos cuenta nos6lodelo que esbueno y grande en la cultura estadunidense, sino también de los aspectos en que nosotros hemostenido suerte, Para mi, el punto clave esté en reconsiderar y re- ducir nuestras aspiraciones, y no me re- fiero a las de consumo, que considero idiotas aqui y alld, sino a las de las finali- dades como pais. Enrique Krauze re- cordaba, con motivo de la crisis, cudnta razon parecia tener Tannenbaun en los afios cuarenta al deplorar que México abandonara el mejoramiento del campo por la industrializaci6n. Las aspiracio- nes perdieron todo sentido de la pro- porcion y en la vida académica muchas yecesse ha importadolotihimo, sin preo- cuparse de que no hemos preparado los grupos medios que sostengan todo el aparato. Claro que necesitamos una elite que maneje los problemas con sofistica- cién, pero antes que importar modas necesitamos mas que nada aumentar la responsabilidad y la calidad de todo lo que hacemos. No se trata de que haga- mos como los demés, sino de queinyecte- mos entusiasmo y enfrentemos con crea- tividad los terribles problemas que tene- mos por delante. La ambivalencia de admiraci6n y te- mor que tienen los mexicanos ante Esta- dos Unidos tiene que persistir, pues no enbalde es el Ginico paissubdesarrollado junto a la potencia mas grande del mun- do. Perosila crisis actual fuera una fuerte decolaboraci6én como lo fueron los aftos veinte y treinta, seguramente se for- talecerian los lazos que nos unen. 3 Es g BS 2 ct N 3 8

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