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H. Agosti - Ideologia y Cultura, 1979 Pero aqut pod: el circuit activi reproduccion de ‘constante (io que los sconommistas denominan reprodctién sim= ple, que s6lo conducisfa al aniquilamiento de Ta-economia), hay Tambien en el clreuity “espieitual” una ampliscion, un desareo- Iip'y una diferenciacidn de las necesidades que ‘corresponde a, para seguir con la metéfora econémiea, a ta Tamada repro: Gucclon ampliada:® Sin embargo, este proceso de reproduccion Smpliada er mar complejo, y Obligedamente mis vasto, en los dominios de Ta cultura, Le getivided eultural, en efecto, no es rectilines desde el punto. de. vista ideologico, ‘Su naturalera contradictorin determina que la smptiscign “normal” de las fecesidades pueda vorse cn cierto maga duplieada por Ia ineer= ign constante’ée interexer que no obedecen al mismo imptileo ‘dor culturas coneurrenter y contrapucstas, aunque una de elles sea “elemental”, mullipliean Tos. productos mas alli de su ex ppanslén natural’ 0. consentida. fz, en definiiva, el centro de tuna obstineda batalla eontempord 6. La revoluctén en et sentido comin Cuando el sludido profesor argentino suscita su teosia belt cca de'la cultura, podemor (y debemos) reprocharle Ia incom= prensign, para ho'decir Ia oformactén, del proceso. histriea Peal. Clerto es, sin embargo, que ating & perelbir wn elemento Gindmico de-Ta'politiea cultural; r6lo’ ce 'equivoca al suponer ‘que e algo privalivo de nuestro siglo. Gzamie! habia allbado este fendmeno con inaudita sgudeza “La afirmacién de que Ia tlowofia. de Ia praxis —eseribio— es luna eoncepeldn nueva, independiente, original, aunque sea um ‘momento del derarrolfo historieo mundial, es ia afirmacton de In Independencia y originalidad de tina neva eultura en inet Daclon, ie se desatrollara con la evalucion de Ins relacfones, sociales Lo que a menudo existe 6s na combinacin variable de ‘lejo y nuevo, un equllibeio momentaneo de las relacfones cuit Tales, correnpondiente al equilibria de Ine relaciones sociales” So ec gee aa ane ts sce a ‘Trasledado a 12s condiciones coneretas de América latin este pasaje podria sugerir Ia elreunstancia de que, en la comple= Sided de ie vida cultural ‘contemporanea —~complejidad. que, por su parte, Ia revolucion elentiicotéenica ha contribuide s Reentuar— las fuereas soriales que detentan el pader politica Dor cuenta de precisos intereses ‘do. clase son incapaces de Bjereiter su hegemonia de manera cotable, tlentras” que Tas fucreas:histérleamente determinedas para el ejereicio do cea Inisina hegemonia no estan en condiciones de desplegarla orgié- hleamente por cuanto se eneuentram spartadas del poder. De fil, pues, que el plano de las orientaciones culturale senia como una Iueha de hesemonias contrastantes: DBinacién variable de viejo y de nuevo Sea quiz por el momento In tiniea forma posible tle progress y de lucha cultural” Colacad en ‘estos términos, pen qué otra cosa. que no fucra a mutacin del sentido coman podria consistiv el ee de Ta Poli- ten cultural? No siempre ex stil, por ejemplo, burlarse desdefiosamente do los best-sellers St preseindimos de mirsrlos con. eriterio ite Sarl para encararlos, digamos, con sentido "moral", pueden ter (@ lo gon casi siempre) ‘indietdores posbles sobre'Ia“hlosotia 8.18 Spoes"™* ‘Pueden ser también. (y lo som en tantos casos) Indleiog sobre las contradieciones existentes en la soctedad que 1s origina, aun sin que haya sido Gee el proposito de sus auto- ten, Talos Best-sellers (y por algo To son, por algo consiguen tamnafia difusion, en lacque mucho tiene que ver sin duda Ta publicidad, aunque seria demasiado ingento adjudicarle sola- Jrente een’ mera causa) pueden contemplarse como el resumen Aol sentido comin, dato fobre el cual se basa en detinitiva eual- ‘quler politica cultural. Delinido feecuentemente como “Ia flogotia de los «no fild- sofose%" el sentido comin ea siempre un “agregado eadtico dl ‘conceptiones dispares yen é5e puede hallar To que se qulera’.** Ct, Valentino Gorratans, “Git staal gramasant mela cultura tae liana”, cat Contemporanen, Home, nam. 4, 28 de encro de 1998, ‘ovantonig Gramsct Literatura y wida naclonal, trad, de José M. ‘Arod acnes ‘Alves, bal, Lautare, 106) pe 108. SIE Grapes fi yuievalirmn Niséico y tx Worofie de Benedetto etd p 126, H. Agosti- Ideologia y Cultura, 1979 EI sentido comin es el instrumento cultural de la conservacién y el quietismo, la vor aparentemente sensata de la rutina. Pre- Gisamente por ello, "euando en Ja historia se elabora un gruy oelal homogéneo, se elabora también, contra el sentido comin, tuna filosofia homogénea, es decir, coherente.y_sistemética’ La destruccién persistente del sentido comin —o, si se pre- flere, la “remodelacién’ del sentido coman— es el centro de la cultura eontradietoria. Dentro de sus aparienelas inoeentes, alli ‘Se encuentra el niicleo del conflicto entre lo viejo que perdura bajo las format aviesas de Is rutina, y lo nuevo que se abre pago en Ia conelencia popular: trabajosa, muy trabajosamente, ho obstante representar sus exigencias objetivas. Bse peso ago blanite del sentido comin o de la rutina no se enmienda simple- ‘mente con el cambio del poder politic, ni siquiera con Ta revo- Iueiin social, La economia puiede subvertiree en plazos relati- vamente breves; no ccurre Jo mismo con las formas de penss- jento que 1a vieja sociedad sigue infligiendo a la nueva me- Giante In rémora del "sentido comin’. "Hay en esto un problema concreto de politica cultural que aparece con vigor en todos los momentos de transformacién. ‘Nuestro Echeverria, en instantes de formular su doctrine de a revolucisn democréticn en el Rio de 1a Plata, habla de Is hecesidad de las eveencias, que si no por la razén se impongan “al menoa como sentimiento en el corazén de las masas". En clerta manera, etn se adviorta, Ia “ereencia” viene a represen- far en este caso una forma superior del “sentido comin”, una concienela coleetiva que procura transformarse en impulso| ¥ fenergia para el pueblo, Las indicaciones de Echeverria son ta antes, inequivocas, En polémica erdiente contra el espafilismo litererio —lo que al ama “el movimiento de emancipacin"— firms que “una faz de ese movimiento es el completo divorcio de todo To colonial, o, lo que es lo mismo, de todo lo exparol, y a jundacign de creencias sobre el principio democrético de'Ia revoluelén americana”# ¥ para Aisipar cualquier duda, se Gncarga de aclerar que por ereenclas entionde “clerto nimero 1d, p. 12. 40 Brichan Echeversie, “Cartas s Don Pedro de Angelis, en: Obras complete, ed elt, D810 1 Eetaban Eohevorria, Ea cltuacién y el porvenir de ta lterae turn hispanovamericans®, eh: "Obres completay, ed Wty P-810. “ de verdades religiosas, morales, filoséficas, politicas, enlazadas ‘entre ef como eslabones primitives de un sistema y que tengan para fa conciencia individual o social 1a. evidencta inconeusa del azioma y del dogma” * Es, al fin de cuentas, una ideologia ‘que enelerra en términos globales una weltenschawung, segun udimos definiria en Ta clase anterior. 1. La relatividad de la ereencia, ‘Si nos adentramos més decididamente en las férmulas de Echeverria serd posible Tesealar su gentido preciso, Pueslen ser ‘dmitidas como expresando la necesidad de encarnar en la masa tun sentimiento comn que se manifieste bajo Ia forma de creen- fia: Jo que alguna vez pomposamente ve Ilamé la “ides nscio- nal” para definie cl comportamiento unitario de un bloque histérto. {Qué es lo que trata de formalizarse a través de 1a ereencia uunitarla y unifieadora? Parece evidente que con semejante ins- ‘rumento queda delimitado el campo de la “eoneiencia posible”, tes devi, el nivel social admitido por la suma de las clreunstan- las histéricas. Dieha conelonela posible, por Jo tanto, es tam= bign un fendmeno historieo © bistorivable, Representa en deter- ‘minado momento Ta eifra del avance social —"la humanidad nno se plantea jamés sino aquellos problemas que puede resol- ver", nos habia advertido Marx, pero va engendrando asi- Imismno ottor niveles de eoneiencia poalble dentro de Ia sociedad dividida en clases. La creencia entra en crisis cuando el lugar comin que por To general la sustenta choca flagrantemente con Tse impasieiones de una soeledad en trance de renovarse. Vale decir, por 10 tanto, que la ostontactén del sentido co- ‘min come forma generalizada y soberbia de Ie creencia, inluso entondida sobro un plano politico, tlene un ca istorico, superado 61 cual puede asurnir el sentido comin, y Jo manifiesta ofrientemente, la forma y hasta el contenide de una eri ‘lon conservadora. Hegel ya nos habia mostrado que el “buen sentido” es la manera de pensar de una spoca que encierra todos 2 14, p. 510, nota 1 21 Morm, Contribution & a erltque de Ueonomie politique, ed. at, pe 8 8 H. Agosti - Ideologia y Cultura, 1979 1os prejuicios de esa época Bl cambio de Ia sociedad, admitido rel nivel de las mutaciones ideologies, importa tanto, por con- Siguiente, come tratar de reemplazar un "sentido eomun” que ‘Stha tornado a-historio, y aun anti-bistorie, con otto “sentido Soman” que exprese lag itevas Felaciones enive Las clases, a Sas de 1us modificsctoncs en la moralidad que dicho desplaz Iiento determina, ‘Conviene tener en events, ssimismo, que ta ideologia,o Tos grants sony de fost, aun la rllgién entendlda como {itor superior, "influyen sobre las masas populares como fuer~ Zi'polties externa, como elemento de fuerza eoheeiva de las laces dirigentes, como elemento de subordinacién a una. hege- mania exterior" Vale deci qu Tarlac entre ta Eosotia Superior y el sentido comin esta asegurada por mediacion de i poltica; una politica, inneceaario parece aclararlo, entendida ten'cl sentido amplio de lav grandes orientaciones que rigen a Im sociedad, no en tono monguadamente partidista. Por tales tazones oeurre con frecuencia que el hombre de masa obre prac- camenis aunque. no tenga comeienela teériea desu obrar, fun acontece, somo lo demestra Gramsei, que su eoncieneia {elles Ta quo se expresa por el sentido comdm todavia insupe- fala, puede estar en conteadiesién hlstoriea con su obrar {ia claborecin de este. proceso, que conduce desde una concicncia contradictoria hasta ln sguisieién de Is autoconeien- ss. mne nan gn nseni sean peers eon sus mast srt eas sikh Spear dat tio Copeenico abe fester ge tn err ‘oven Chinn “Sede: ael aly antes del desclrimien= Darke habia’ gtro continent. Tguatmen "usigdler sano F Herel, Zesione ula storia dela iltopa, ead, do 2 Codignola ¥'G. Sanna, Fcenze, En'Ruove tslin, 1908, Ht, 738) 2 Gramaci, BE materialiomo histrieo y ta iloofie de Benedetto Croce, od cts. 128 20 dy pp. 19-20, Rxplica: “Ces! se puede decir que tlene, doo conclenciag Pitas Co ta cncleneln ‘codiredetora): “una pila Gh'sa"obrar y que realmente To. uae a fodow sus cofaboradores en 1a {usstormacitn practon de Ta reelided; y olta superfine cxpll= ‘tno verbal, que ba heredado Gel pasado scogido sn crite 48 ia) es a la vez individual y eolectiva; su tratamiento excede holgadamento la materia de nuestras ocupaciones en este. curs fille: Pero semejente aitoconcienela que colecivamente en do creer un nuevo sentido comin constituye al fin de cuen- tas la razén de ser de la relocin ideologia-calture, Cuando pac- da terminarse con Ia aistineiin instrumental entre la cabera faue piensa pero no hace y 1a mano que have pero.ne piensa: cl ‘ued sentido. comtin habra aleansado un nivel historico supe Hor. Es un fendmeno que. encararemes més adelante y que, {altos do designacion mejor, denominamos *soctalizcion de las lites ‘Pero on este fenémeng lo individual importa tanto como lo coleetvo, y'a veces mas. Mars lo habla advertide muy tempea hhamente, hacia fines de 1646: “la historia socal de los hombres ho es munca més" que la historia desu desarrollo individual, {engan'o no ellos rlsmos la concienela de esto"®” A poco que se Feflexione sobre tal enunciado podran deduclrse de ei feeundas eonsecuencias. Tomese, por. ejemplo, el plano politica, propia ‘mente dicho, Una de las normas trediclonsles de tos partidos de uo tipo, 2 pase del Que hacer? de Lenin fue ot sera ie adhesiones individuales' a su programa y no. de incorpors. lones colectivas de cardctersindical, como ei el easo del Labour Party inglés, La explieacin, que no es meramonte procera, radiea en el hecho de que Ia ‘adhesion indvidasl comporta una mmanifestacion de ia autoconciencis, no stempre explcita en los Fecovecor de las colectivigades. Desde el punto de vista de Ia relacién ideologia-cultura se realza evidentemente ia ealided de aquella apreciacion. “Tene: ‘nos asf que To individual no se produce al margen dela sockedad =rtal punto que bien puede alinmarse que ie esencia humana ho est en el Individuo, sino fuera de 6, en las rslaclonessocia- Tes, ‘pero es sin embargo algo ‘distinto de o social. Con uch justia aseguré Spitkin: “La eoncieneia de la persona ho es identica a las formas de ia conciencia social. La conten cla individual posse wna eualidad que expresa los rasgos tnicos fel caming vital de cada hombre. [De lo que se sigue que: } La 1 Marx, carta a P. V. Amentov, del 28 de diciembre de 1545, gn, Mare-Engei, Obras excopues, Butnos Aires, Baik Cartago, 1087, #8 Ct: Séve, op. ety DBF a H. Ago: i - Mdeologia y Cultura, 1979 onclencia individual se deserrolla bajo 1a potete ifluenia dela conienia social histreamente constitida, Pero la con- clenea soeal no podria surgi y exstir sn I individual”. 5 to.que ya habe indicado gel: l persamientoharano “slo txisle coma pensamiento individual Ge muchos miles de rll nes de hombres pasads, presents y faturos”™ Resta extraordinara a trsceencn de tales reflesiones cuando as trasladamos al terreno de Ta cultura conelderada oma. crac. Coincio.plensmente con ‘Sincher. Vioquer cuando esegure que: “La obra de arte no exste como posbl- Gd al margen de su relzacén"" Es una teria de aparente incertidumbre que sin embargo enatza y reala ta funeln de Jn praxeIndividon en la erica, Bn todo lguno Impoctaria sear idan, qv ew at engi on fambo, lo individual, que es une eondicln pelalogenineria ‘en la sociedad con los demas individuos. ae & cllusin 0 reatided de Ua cultura? En el orden de Ia constitucién de una conciencia socal do ereencias proclamada por el argen- iutoconciencia teSrico-practiea enunei 4a por el italiano Grams, constituyen e} nicleo de la politica cultural. Mas que la ereaelén eultural, en euyos delineamientae Intervienen factores que he examinado mas cuidadasamente en otras oportunidades* Ia poltiea de Ia cultura tiene primordial ‘mente en cuenta los mecanismes de trasmisin. Ex la batalla mis ardua porque las clases dominantes suelen disponer casi fin excepeiones de aquellos mecanismes, en virtud de To cual fl poder material dominante tiene mayores posibilidades de {imponer una espiitualided dominant, Pero esto, que puede parecer absoluto si se enun l prin- ipo: no hay reforma cultural sin reforma politica, sin trans- * A, Spleki, Bt origen de ta conciencie humane, trad. de Isabel chetin, Buenos Alves, Pltina/Stleogra, 198, pp. 18-16. 4 Federico Engels, Anti-Dihving, Buenos Alves, Bilt Cartage, sum, 2 fel Bae ‘Buenos Alves, Balt, Carag Adela Singher Vénguet, Filosfia de ta see, Ba, Gris et, pion eee ee 8 CL: Héctor P. Agost, Naciin y elie, Buenos Airs, Ba Previn et “ 8 {formacién radical de la sociedad, amenazaria también con redue cise a une frmula vacua que, aparte de ocultar las relsciones ‘reales del problems, supone el riesgo de entregarnos a la inmo- vilidad por el afén de querer resolverlo todo de una sola y buena ver. Quiero decir que, eoloeindonos en una aetitud rigid, dejariamos de percbir en la pugna entre las dos cultura, pri- Imeramente el cardeter mundial que dicha querella ha asumido ‘en nuestros dias, y ademis, e] crecimiento de fuerzas interiores ‘que aGin no estin en condiciones de ejercer su hegemonia en tn sociedad civil, pero de Introducir combinaciones variables de Io nuevo que esté naciendo con lo viejo que se nlega a deste parecer Lo aconteeido con la Reforma universtaria de 1918 —epie odio singular eon el que los latinoamericanos nos anticipamos fen medio siglo a las invenciones europeas del 68 famoso —es fTustrativo para él tema, Pudo alguna ver la ideologia reformista, tefirse eon lat ilusiones del poder incontrastado de la culture, pero ee atentaba sin embargo en la realidad concreta de una Sociedad en crisis, requerida por cambios sustanciales, dentro de Ia cual las fuerzas nuevas careefan de medios para abolir 10 ‘viejo y debfen conformarse con enmendarlo Sin embargo, redu- ida a ou dmbito tclal preciso, la toorfa de la extensin univer titania —es decir, e] manejo de un instrumento para la trasmi sin de 1a cultura— fue algo mis que un suefio generoso. fexaming, por ejemplo, el papel de las Universidades Populares, Gonzilez Prada en el Peri, nacidas al impulso de la Reforms, podri advertine su fecundidad histériea puesto que dieron Origen a los sindicatos ya los primeros nicleos de acelin socalista, 2s cierto asimiemo que In generosided de Ia inieiativa pudo ‘eonfundirse algunas veces con el paternalismo cultural voleado Sobre las msas, La extensién universitaria —o “la Universidad fal pueblo” proventa en cierta manera de un impulso que ya hhabian previsto Romain Rolland eon el ‘Teatro del Pueblo o ‘Alain con eu actividad en las Universidades Populares de Ruin fantes de Ia primera guerra mundial. Bj sello de tanta labor ‘neesante era una gran simpatia hacia los trabajadores. Pero {oud fue el julcfo en el mamento de establecer la rendicién de uentas? Lo dice Alain, casi melancilicamente: "Llevabames 0 H. Agosti - Ideologia y Cultura, 1979 1s cultura, que requiere el ocio, a hombres sin ocio, y que fre- euentemente desdefiaban nuestros juegos de pensamient ‘Cuando examinemos la funciin de los intelectuales, este divoreio entre la ilusién y la realidad acaso quede dilucidado ‘con mayor circunspeccién. Pero no es vano comprender el dra- ma de esta inteligencia que quiere y no puede, Es también un drama ideolégico [8 do abet de 1975)

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