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Anarquia, Estado y utopia ROBERT NOZICK 1974 Prefacio. | gPor qué una Teoria del estado de naturaleza? Il El estado de naturaleza Ill Las restricciones morales y el Estado (fragmento) PREFACIO Los individuos tienen derechos, y hay cosas que ninguna ‘persona o grupo puede hacerles sin violar los erechos. Estos derechos son tan firmes y Fe tan largo alcance que surge 1a cuestién de -qué pueden hacer el Estado y sus funcionarios, si es que algo pueden. Qué espacio dejan. al Estado los Jorechos individuales? La naturaleza del Estado, sus funciones legitimas. y gus justificaciones, si las hay, conétituyen el tema central de este libros una amplia y miltiple variedad de asuntos se entrelazan en el curso de nuestra investigacién. Mis conclusiones principales sobre el Estado son que un Estado minimo, Jimitado a-Jas esirechas funciones de proteccién contra la violencia, el robo y al fraude, de cumplimiento de contratos, etcétera, se justifica; que cual- Guier Estado mds extenso violaria él derecho dé as personai de’ no ser | Obligadas 2 hacer ciertas cosas y, por tanto, no se justifica; que el Estado minimo es inspirador, ast como correcto. Dos implicaciones notables son que el Estado no puede usar su aparato coactivo con el propésito de ha- Ger que algunos ciudadanos ayuden a otros o para proiibirle a la gente actividades para su propio bien o proteccién. ‘No obstante que sélo las vias coactivas hacia tales finés eftam excluidas, en tanto que las voluntarias subsisten, muchas personas rechazarén inme- Giatamente nuestras conclusiones, en la inteligencia de que no quieren qreer en nada tan aparentemente insensible hacia las necesidades’y sufri- inientos ‘de los otros. Conozco esa reaccién; era Ia mia cuando comencé a considerar estas ideas, Con reticencia, me-vi convencido de las ideas liberta- - Has (como frecuentemente se les Hama ahora), debido a varias consideracio- nes y argumentos.’Este libro contiene pocos rastros de mi reticencia ante- tior, Por el contrario, posee muctios de esos argumentos y consideraciones, los presento tan vigoroxamente como puedo. De esta forma, corro el riesgo de ofender doblemelnte: por la tesis que expongo y por él hecho de pro- porcionar razones para sostenerla. : ‘Mi reticencia anterior no est4 presente en este volumen, puesto que ha desaparecido. Con el tiempo me he acostumbrado a las ideas y a sus con. secuencias; abora observa el campo de Ia politica a través de-ellas.:(¢De- biera decir que ellas me permiten observar 2 través del campo de la po- Htica?) zs Puesto que muchos de los que adoptan una postura similar son limitados y rigidos y, paradéjicamente, Henos de resentimiento hacia otras formas ids libres de ser, el hecho de que yo tenga en la actualidad respuestas naturales que encajan en la teorfa, me pone entre mala compefifa. No me gusta que la mayoria de la gente que conozco y respeto esté en des- acuerdo conmigo, habiendo dejado ya atrds e} no del todo admirable pla- 7 a PREEACIO cer-de-irritar o-confundir ala gente. ofreciendo_poderosas razones para. apoyar posiciones que les disgustan o incluso detéstan. Escribo a la manera de muchas obras filoséficas contempordneas sobre _ epistemologia y metafisica: hay argumentos elaborados, afirmaciones refu- tadas por contraejemplos improbables, tesis sorprendentes, enigmas, condi- ciones estructurales abstractas, desafios de encontrar otra teorfa que con: ° venga a una clase especifica de casos, conclusiones alarmantes, etcétera. Aimque esto beneficie (espero yo) al interés y el, estimmulo intelectuales, algunos pueden sentir que la verdad en ética y en filosofia~politica es cuestién demasiado seria ¢ importante para obtenerla mediante estos “su perficiales” instrumentos. Sin embargo, pudiera or ope Jo correcto en ética no se encuentre en lo que naturalmente ‘Una codificacién de Ia tesis recibida o una cexplicacin de principios aceptados no-necesitan hacer uso de argumentos elaborados. Se piensa que es: objecién -a~otras-opiniones: simplemente-séfialar—qne~éstas-contradicen- Ia opinién que Ios lectores desean, a toda costa, aceptar.. Sin embargo, Ja opinién que difiere de la de los lectores no puede argumentar en su favor sefialando meramente que Ja opinién recibida choca con ella. Por el con- trario, se habrd de someter Ia opinién recibida a las mds grandes pruebas y esfuerzos intelectuales, via cohtraargumentos, escrutinio de sus suposi- ciones y presentacién de una diversidad de situaciones posibles en donde,. hasta sus partidarios se incomoden con sus consecuencias. - : ‘Aun el lector no convencido por mis argumentos debe. encontrar que. en el proceso de mantener y apoyar su tesis, Ia ha aclarado y ha profun- dizado en ella, Més atin, quiero pensar que la probidad intelectual requie- re que, ocasionalmente al menos, nos desviemos de nuestro camino para confrontar argumentos sdlidos que se oponen a nuestras tesis, De qué otra manera vamos a protegernos de continuar en el error? Empero, parece conveniente recordar al lector que Ja probidad inteleo tual iene gus peligtos} argiitiientos léfdos al principio coi nacién puden Hegar a convencer e, incluso, parecer naturales ¢ intuitivos. nicamente la negativa a escucharnos garattiza no ser atrapados por ‘la verdad. El contenido de este volumen lo constituyen sus argumentos particulares; sin embargo, puedo indicar, ademds, Io que vendrd. Puesto que comienzo ‘con una formuldcién vigorosa de los derechos individuales, trato seriamen- te la afirmacién anarquista de que el Estado, en el proceso de mantener su monopolio del uso de Ja fuerza y de proteger a todos dentro.de un territorio, necesariamente ha de violar los derechos de los individuos y, por tanto, es intrinsecamente inmoral. Contra esta afirmacién sostengo que el Estado surgiria de la anarquia (tal y como es representada en el estado de naturaleza de Locke), aunque nadie intentara esto ni tratara de pro- yocarlo, Surgirfa por un proceso que no necesita violar los derechos de nadie, Seguir este argumento central de la Primera Parte conduce a una diversidad de cuestiones; cllas incluyen: por qué las tesis morales implican PREFACIO 9 restricciones indirectas a la accién, mds que estar simplemente orientadas a fines; el.trato a animales; por qué ¢3 tan satisfactorio explicar pautas com- plicadas-que surgen en procesos en que nadie las esperaba, Las razones de por qué. ciertas ‘acciones ion probibidas, antes que permitidas, siempre que se pague una compensacién a sus victimas; la inexistencia de Ja teotia dé Ia disuasién del castigo; cuestiones sobré ia prohibicién de ‘accionés riesgosas; el principio que Herbert Hart lama “principio de equidad” (principle of fairness); el ataque preventivo; Ia detencién preventiva. Estas cnestiones y otras mds son planteadas con el propésito de investigar la naturaleza y legitimidad moral del Estado y de Ja anarquia. ‘La Primera Parte justifica el Estado minimo; la Segunda Parte sostiene que ningin Estado mas extenso puede justificarse. Yo procedo argumen- tando que una diversidad de razones, las cuales pretenden justificar un Fstado més extenso, no lo logran. Contra la afirmacién de que tal Estado se justifica en tanto establece o trae consigo la justicia distributiva entre sus ciudadanos, opongo una teorfa de la justicia (la teorfa retributiva) Ja cual no requiere ningin Estado més extenso, Asimismo, uso la estruc; tura de esta teorfa para disécar y criticar otras teorias de justicia, dis- tributiva, las cuales, efectivamente, consideran un Estado més extenso; concentro en particular Ja atencién en la reciente y vigorosa teorla de John Rawls. Otras razones que algunos podrian pensar justifican un Es- iado més extenso son criticadas, incluyendo: igualdad; envidia, control de los trabajadores, asf como Jas teorlas marxistas de la explotacién. (Los Jectores que encuentren dificil la Primera Parte deben hallar més f4cil la Segunda; asimismo, encontrarén el capitulo var més sencillo que el vi) La Segunda Parte termina con la descripcién hipotética de cémo ” podria surgir un Estado mds extenso, relato cuyo propésito es hacer que este-Estado no sea absolutamente-nada atractivo. Aunque el Estado minimo es el unico justificable, puede parecer pilido y poco estimulante, algo dificilmente inspira’a uno 0 proporciona un fin por el cual valga Ta pena hichar. Para ponderar esto, me vuelvo a Ja tradicidn preeminente- mente inspiradora del pensamiento social: Ja teorfa utdpica. Sostengo que Jo que se puede salvar de esta tradicién es, precisamente, la estructura del Estado minimo. El argumento implica ‘una comparacién de diferentes métodos de modelar una sociedad, mecanismos de disefio y mecanismos de filtracién y Ja presentacién de un modelo que recurre a la aplicacién de | Ia nocién “nticleo de una economia”, propia de la economia matemética. EI hincapié que hago en las conclusiones que divergen de lo que la mayorfa de los lectores creen puede erréneamente conducir a pensar que este libro es un tipo de catecismo politico. No Jo es; es una exploracién filosdfica de cuestiones, muchas de suyo fascinantes; que surgen y se inter- conectan cuando consideramos los derechos individuales y el Estado. La palabra “exploracién” est4 apropiadamente escogida. Una idea sobre cémo escribir un libro de filosoffa sostiene que un autor debe pensar en todos los detalles de la tesis que presenta y en los problemas que implica; pulir 10 PREFACIO y.afinar su punto de vista para presentar al mundo un todo acabado, com- pleto y elegante. Esta no es mi opinién. Creo que, de todas maneras, hay también un lugar y una funcién en nuestra continua vida intelectual para una obra menos complicada que contenga presentaciones inconclusas, con- jeturas, cuestiones y problemas abiertos, entrelineas, conexiones Jaterales, zsi como una linea principal de argumentacién. Hay Iuger para palabras sobre ‘cuestiones, aparte de las dltimas palabras. : En verdad, Ja manera usual de presentar trabajos filoséficos me confun- de, Las obras de filosofia estén’ escritas como si sus autores creyeran que - son, absolutamente, la tiltima palabra sobre el tema. Pero, seguramente, no ¢s cierto que cada filésofo piense que, gracias a Dios, finalmente él ha encontrado Ja verdad y construye una fortaleza inexpugnable a su derre- dor. En realidad, todos somos mucho més modestos. Por buenas razones." Un filésofo, habiendo larga y arduamente pensado Jas tesis que propone, tiene umé~idea-razonable-sobre- sus puntos—débiles;- laspartes-donde. ha puesto gran peso intelectual sobre algo muy frégil para soportarlo; partes donde comienzan los hilos sueltos de la tesis; supuestos no probados que . | Jo hacen sentir incémodo. ‘Una forma de actividad filosdfica es como empujar y Mevar cosas para que encajen dentro de algdn perfmetro establecido de forma especifica. Todas esas cosas estin afuera, y tienen que embonar. Usted presiona’ y empuja el material dentro del drea rigida, metiéndolo dentro de Jos limites de un lado e hinchando el otro, Corre a Ja vuelta y ptesiona Ja vejiga inflada, produciendo otra en otro lado, Asi, usted presiona, empuja y corta las esquinas de las cosas de modo que encajen, y oprime hasta que, final- mente, casi todas ellas, més o menos vacilantes, entran. Aquello que’ no Jo logra es arrojado lejos, de modo que no vaya a notarse. (Por supuesto, esto no es ast de burdo. Hay, también, adulacién y lisonja. ¥ Ia contorsién instintiva que busca aconiodar las cosas,) Répidamente encuentra usted un- Angulo desde el cual él Objeté muestra wii ajusté exact y toma wha ins tantdnea, colocando el obturador en r4pido, antes de que algo se hinche. notoriamente. Después, de regreso én el cuarto oscuro, retoca los rasgones, roturas y jirones.del material del perfmetro. Todo lo que resta es publicar Ja fotografia como una representacién de cémo son exactamente las cosas, haciendo notar cémo nada.encaja apropiadamente en ninguna’ otra forma. Ningin fildsofo dice: Aqui es donde empecé, aqui es donde Iegné; In parte més éndeble de mi tra- bajo es que pase de allé «acd; aqui, particularmente, se encuentran las mis susceptibles' distorsiones, apretones, empujones, martillazos, gubiaduras, estira- mientos y cepilladuras; sin mencionar los casos eliminados y pasados por alto y todo aquello que desvia Ia aténcién. La reticencia de los filésofos sobre Ja fragilidad que perciben en sus pro- pias tesis, ‘pienso yo, no sélo es cuestién de probidad o integridad filosé- PREFACIO | HE WL fica, aunque asf es 0, al menos, Hega a ser asf, cuando es hecha a concien- cia, La reticencia est conectada: con los propésitos de los fildsofos al formular sus tesis, 2Por qué se empefian en forzar todo dentro de un perl . metro fijo, tinico? {Por qué no en otro perimetro o, mds radicalmente, por qué no dejar las cosas donde estdn? ¢Qué significa para nosotros tener las cosas dentro del petimetro? Por qué lo queremos asi? (gDe qué nos prote- ge?) De estas profundas (e inquietantes) cuestiones espero no desviar mi atenciém en un trabajo futuro. ; Sin embargo, la razén de mencionar estas cuestiones aqui no es que yo sienta que se aplican con mas fuerza a esta obra que a otros escritos filo- séficos. Lo que digo en este libro pienso que es correcto. No es ésta mi manera de retractarme. Mas bien me propongo proporcionarles todo: du- das, preocupaciones, incertidumbres, ast como creencias, convicciones y at- gumentos. En aquellos puntos particulares de mis argumentos, transiciones, supues- tos, etcétera, donde siento que se fuerzén, trataré-de comentar o, al menos, de Hamar Ia atencién del lector sobre lo que me Hiace sentir incémodo, De -antemano, es posible expresar algunas preocupaciones teéricas generales. * Este libro no ofrece una teorfa precisa del fundamento moral de los dere-. chos individnales; no contiene una exposicién ni justificacién precisa de la teorfa retributiva del castigo,-ni una exposicién de los principios de la teorfa tripartita de la justicia distributiva que sostiene. Mucho de lo que digo se’basa en rasgos generales (o emplea) que, creo yo, tales teorfas téndHfan una vez acabadas, Me gustarfa escribir sobre estos temas en el futuro. Si lo hago, la teorfa resultante sin duda diferiré de lo que ahora -espéro que sea; esto requeriré: algunas modificaciones de Ja superestruc- © tura’aqui construida, Serfa tonto esperar que completaré estas tareas fun- damentales en forma satisfactoria, como lo serfa mantenerse callado hasta que estuvieran hechas. Quizd este ensayo. estimule a attos a ayudar. “i, POR QUE UNA TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA? eet ~2S1 No existiera el Estado, terfa necesario inventarlo? {Serla Fequerido uno “y habria que inventarlo? Estas preguntes surgen para la fllosofia politi- ca y para’ una teorfa que explique los fénémenos politicos; se contestan investigando ‘el “estado de naturaleza”, para ‘tsar la terminologia de la teorfa politica tradicional, La justificacién para resucitar esia nocién ar- caica tendria que ser su utilidad, su interés y las amplias implicdcfones dé Ja teoria que resulten. Para aquellos (menos confiados) lectores que deseen alguna garantia previa, este capitulo explica las razones de por qué es importante seguir-con. ia teoria del estado. de naturaleza, razones._ para considerar que dicha teoria seria util,’ Estas razones necesariamtiente son un poco abstractas y metatedrices. La mejor razén es la propia teorfa desarrollada. - Fmosoria poritica La cuestién fundamental de Ia filosoffa politica,‘la que, precede a Jas pre- guntas sobre cémo se debe organizar el Estado ex, justamente, si debicra haber Estado. ¢Por qué no tener anarquia? Puesto que la teorfa anarquis- ta;8i es sostenible, socava todo el objeto dé la-filosofla politica, resulta apropiado-comenzar 1a filosofia politica con un examen de su principal alternativa teérica. Aquellos que consideran que el anatquismo no es una doctrina poco atractiva, pensarin que es posible que la filosoffa politica iermine también aqui. Otros, ‘impacientemente, esperarin Io que ven- dré después, Sin embargo, como veremos, arquistas y.anarquistas por igual, aquellos quese separan cautélosamente del punto dé partida, como aquellos que sélo con renuencia se dejan apartar (a fuerza de argu- mentos) de él, puéden estar de actierdo en qué comenzar el tema de Ja filosofia politica con la teoria del estado de naturaleza tiene un propésito explicatigo. (Tal propésito esté ausente cuando: la epistemologia empieza con un intento de refuter al escéptico.) 2Qué situacién andrquica ‘debemos invéstigar para responder a Ia pre- gunta de-por qué no la -anarqufa? Posiblemente, la que existirfa si la situacién politica real no'existiera, puesto que ninguna otra situacién politica posible existirfa, Sin embargo, aparte de Ja presuncién injustifi- cada.de que todos, en todo lugar, estarfan en el mismo bote no-estatal y la enorme inmanejabilidad que supone seguir este contraféctico para Hegar a una situacién -particular, ésta carecerfa de interés tedrico funda mental. Ciertamente, si tal situacién no-estatal fuera suficientemente ho- rrible, habria una razén para no desmantelar o destrufr un Estado par- ticular y no reemplazarlo por ningin otro. Ww 18 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA Serfa mas promisorio abordar una descripcién abstracta fundamental que abarcara todas las situaciones de interés incluyendo “dénde estarfamos ahora si”. Si esta ‘descripcién fuera lo bastante terrible, el Estado resultaria una alternativa preferida, vista tan afectuosamente como se ve una visita al dentista, Estas descripciones terribles raramente convericen, y no sélo por que no puedan entusiasmar. Los objetos de la psicologia y. de Ja sociolo’ = gia_son demasiado endebles para soportar generalizaciones tai pesimis- tas acerca de todas las sociedades y todas las personas, especialmente “quando & argumento -depende de no hacer talés presunciones pesimis- tas sobre cémo opera el Estado. Por supuesto, la gente sabe algo de cémo han operado Ios Estados en Ia realidad y difieren en sus opiniones. Dada Ia enorme importancia de escoger entre Estado y anarqufa, la pru- dencia puede sugerir usér el criterio “minimax” y concentrar Ia atencién en una estitnacién pesimista de una situaciém no-estatal: el. Estado’ seria | comparado con‘la més pesimista descripcién hobbesiana del estado de na- turalezd, Pero al usar el criterio minimax, esta situacién hobbesiana debe ser comparada con Ia descripcién de Estado ms’ pesimista posible, inchuidos los’ Estados futuros, En tal comparacién, con toda seguridad, el peor es- tado dé naturaleza ganarfa. Aquellos que ven el Estado como algo abomi- nable no encontrarént el criterio minimax muy apremiante, en particular porque parece que siempre se podria regrésar al Estado si pareciera de- seable, E] criterio “maximax”, pot otro lado, procederfa con. base en los presupuestos mas optimistas sobre cémo resultarfan las cosas (Godwin, si le gusta a usted este tipo de cosas). Sin embargo, también el optimismo imprudente carete de conviccién. En verdad, ningin criterio de decisién propuesto para escoger en Ia incertidumbre produce conviccién; tamporo. Ja proporciona Ia maximacién de la utilidad espérada con baie en estas fragiles probabilidades. ; » Més pertinente serla, en particular para decidir qué fines debe tratar de lograr uno, concentrar Ja atencién én una situacién no-estatal en que Ja gente satisfaga gencralmente las restricciones morales y actée en gene- ral como debe, Este supuesto no es descabelladaménte optimisté: no dice - que toda la gente actie con exactitud como debe. Sin embargo, esta situa- cién de estado de naturaleza es Ia mejor situacién andrquica que uno raz0- nablemente puede esperar. De abf que investigar su naturaleza y defectos sea de importancia fundamental para decidir si debe ‘haber Estado y no anarqufa. Si se pudiera demostrar que el Estado fuera aun superior a esta, muy favorecida situacién de anarquia, la mejor que realistamente se puede esperar, 0 que el. Estado surgiera por un proceso que no implicara pasos de un modo moral no permitidos 0 que constituyera una mejora sf sur~ giera, esto propordionarfa un fundamento racional'para la existencia del Estado; esto justificaria el Estado.t ‘Esta investigacién plantea la pregunta de saber al todas las acclones-que 4-Esto contrasta con J teorfa que ‘presenta el surgimiento del Estado’a partir de un estado de naturaler mediante un proceso natural e inevitable de deterioro, asf como la tanto, es’ intrinsecamente inthoral. Entonces nuestro punto ‘de paid . La filosofia. POR QUE UNA ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA? 19 ‘ag Pertoiiad Weiter qué realizar para ‘establecer y hacer opsiar et Estado son, en st misaias, nioralmente permisibles, Algunos anarquistas han afir- mado no sélo que estarfamos mejor sin un Estado, sino que cualquier Es- - fado ‘viola ‘necesariamiente los derechos morales de los individuos por aunque no politico, intencionalmente est. lejos de ser amoral. moral establece el trasforido y los Hmites de la filosoffa politica. Lo que las persona pueden -no pueden hacerse unas a otras litnita lo que pueden hacer niediante el aparato del Estado 0 Jo que‘piieden hacer para estable- cér dicio aparato, Las prohibiciones morales que es permisible imponer son Ia fuente de- toda tegitimidad que el. poder coactivo fundamental del Estado tenga, (EI poder coercitiv fundamental es un poder que no reposa en tingén ‘consentimiento de las personas a quienes.se aplica.) Esto pro- porciona una arena primaria de'la actividad cuatal, posiblemente Tn tates arena legitima: Més-ain, en la medida en que Ia filosoffia moral no és clara y origina desacuerdos en’ Jos jticios morales: de les-personas, también plantea problemias que; podrfa pensarse, deberfan tratar de resolverse pro- piamente en el terreno politico. ‘Trorfa POLiTiCA EXPLICATIVA Ademés de su importancia para Ia filosoffa politica, 1a investigacién del - estado de naturaleza sirve también a propésitos explicativos, Los modos posibles de entender el campo politica son los siguientes: 2) explicarlo por completo en téminos no politicos; .2) considerarlo como surgiendo de Io no ‘politico, pero irreductible a él: un modo de organizacién de factores ‘no politicos inteligibles timicamente en términos de principfos politicos nue- ‘yos;.0.3) concebirlo como. un campo completamente auténomo. En Ja me- dida en que tinicamenté €l primer modo promete un’ entendimiento' com- pleto de todo el campo politico surge como a alternativa tedrica més deseable; sélo serfa abandonada’si supiéramos'que es imposible, Permitase- 03. lamar ‘explicacién fundarsental del campo al tipo'mds deseable y _' més completo de explicacién de un campo, Para explicar de manera fundamental’ lo politico, en térmiinos no‘ polf- ticos, se podria empezar: ya con una situacién no politica que mostrara cémo y por qué-una situacién politica apareceria més tarde a partir de ella; 6 bien con una situacién politica descrita en forma: no politica, y que derivara sus caracteristicas polities de su descripcién no politica. Esta teorla médica presenta el envejecimfento y Ia muerte, Tel teorfa no “ustificeria” of Estado, aunque bien podria hacer que nos conferméramos con su existencia. # Pid, Hanson, Norwood Russell, Patterns of Discovery, Nueva York, Cambridge Uni- aly Pres, 1058, pp, 119-120, y su ta de Hetenberg (p.212) ‘Aunque el X (color, ca Jor; eteétera) de un objeto puede ser explicado en: términos de estar compuesto por partes de clerta cualidad X (colores én cietto orden, promedio de calor de las partes, etcftera), el campo total de X no puede ser explicado & entendido de esta manera, 20 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA iltima derivacién identificard Jas caracterfsticas politicas con aquellas ca- racteristicas no politicas descrites, o bien usard leyes cientificas para co- nectar caracteffsticas distintas. Con excepcién quizis de este ultimo modo, Ja luz de la explicacién variard directamente con el brillo independiente del punto de partida no politico (ya sea situacién o descripcién) y con la distancia, real o aparente, entre el punto de partida y su resultado poli- tico, Cuanto mds fundamental sea el punto de partida (cuanto mds carac- teristicas bdsicas, importantes ¢ includibles de Ja situacién humana fecoja) y cuanto menos cerca esté 0 parezca estar de su resultado (cuanto ménos politico.o menos estatal parezca), mejor serd el punto de partida. No‘in- crémentarfa nuestro entendimiento el abordar el Estado desde un punto de partida arbitrario (o por otra razdn carente de importancia) obvidmente adyacente desde el principio, en tanto que descubrir cudles rasgos y rela-; ciones: polfticos fueran reductibles o idénticos a rasgos no politicos’ osten- siblemente muy distiritos serfa un resultado excitante, Si fueran fundamen tales estas caracteristicas, el campo politico estarfa firme y /profundamente fundamentado, Tan lejos estamos de tan importante avance tedrico: que la prudencia nos recomendaria simplemente seguir Ia alternativa de mos- trar cémo una situacién politica surgirfa de una no politica, esto es, que comenzdramos con una exposicién explicativa fundamental de lo que es . conocido dentro de la filosoffa politica como Ja teorfa del estado de na- turaleza. ‘Una teorfa de un estado de naturaleza que comenzara con descripciones generales fundamentales de las acciones moralmente permisibles y no per- misibles y de las razones firmemente establecidas de por qué algunas perso- nas, en cierta sociedad, podrfan violar estos requerimientos morales, y prosiguiera con Ia descripcién de cémo un Estado surgirla de este estado de naturaleza, servirfa a-nuestros propésitos: explicativos, aun si ningiin Estado real hubjera jamds surgido de esa. manera, Hempel ha examinado a nocién de explicacién potencial, la cual intuitivamente (y burdamente) serfa la explicacién correcta si todas Jas cosas mencionadas en ella fueran ciertas y‘operaran.s Digamds que una explicacién potencial defectuosa en - cuanto @ su ley es una explicacién potencial con un enunciado legalifor- me falso, y que una explicacién potencial facticamente defectuosa es aquella que tiene wha condicién antecedente’ falsa, Una explicacién po- tencial que explica un fenémeno como resultado del proceso P ser& de- féctuosa (aun si no es defectuosa en cuanto a su ley, ni tampoco factica- mente defectuosa) si algim proceso Q, distinto de P, produjera el fend- meno; aunque P fuera capaz de hacerlo. Si este otro proceso Q no Io pro- dujera, entonces P lo harla4 Permitasenos Hamar explicacién potencial 2 Vid. Hempel, Carl G, -Aspects of ‘Scientific Explanation, Nueva York, The Free Press, 1965, pp. 247-249, 278-278, 205-995 y 338. : + 0, quizés, otro proceso més R podria hacetlo sf Q no bublera podido, aunque el no baberlo producido R, podria entonces hacerlo P, 0 ... De-esta forma la nota pie de pagina debiera decir: P hubjera producido el fendmeno de no haberlo hecho nin- {POR QUE UNA TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA? QI procesalmenie defécttiosa a esta explicacién potencial qué dé esta manera: no logra explicar efectivamente el fenémeno. Una explicacién potencial fundamental (una explicacién que elucidaria | todo el campo considerado si fuera la explicacin verdadera) es explicativa- mente Huminaite auri si ésta ro @s la explicacién correcta. Ver cémo po- dria, en principio, ser explicado fundamentalmente Ia totalidad de un cam- po incrementa considérablemente nuestro entendimiento del campos Es dificil ‘decir més sin examinar tipos de casos, de hecho, sin examinar casos particulares; sin embargo, esto no se puede hacer aqui. Las explicaciones potenciales fundamentales fcticamente defectuosas, si sus condiciones ini- ciales falsas “pudieran haber sido verdaderas”, son simamente reve dores; incluso, unas condiciones iniciales burdamente falsas serfan ilu nadoras; mucho en algunas ocasiones. Las explicaciones potenciales fun- damentales defectnosas en cuanto a su ley pueden esclarecer la naturaleza de un campo casi tan bien como las explicaciones correctas, especialmente si Jas “Ieyes” conjuntamente consideradas forman una teorfa interesante e integrada, Una explicacién potencial fundamental procesalmente defec- tuosa (que no es defectuosa en cuanto a su ley ni fActicamente defectuosa) satisface casi a la perfeccién nuestro proyecto y propésito explicativo. Lo cual no podria decirse, si acaso fuera posible hacerlo, de un modo tan insistente acerca de las explicaciones no fundamentales. ‘Las explicaciones del estado de naturaleza que elucidan el campo poli: tico son explicaciones potenciales fundamentales de este campo y unen fuerza y claridad explicativas, incluso si som incorrectas. Aprendemos mu- cho viendo cémo podria haber surgido el Estado, incluso si ng surgié de | esta manera. Asi como, si no surgié de esta manera, aprenderemos mucho si determinamos por qué no, tratando de explicar por qué este particular trozo del mundo real que diverge del modelo del estado de, naturaleza es coro es. a i Toda vex que las consideraciones tanto de filosofia politica como de teo- ria ‘politica explicativa convergen en el estado de naturalezi de Locke, empezaremos con él. Mids exactamente, comenzaremos con indiyiduos en algo ‘suficientemente similares al estado de naturaleza de Locke, As{ mu- chas de Jas diferencias, importantes desde otro punto de vista, pueden ser giin elemento de {Q, R, ...}, Tgnoro en este momento las complicaciones de que aque- fio que hubiera impedido a Q producir el fendmeno podria, también, impedirselo a P. ’s La afirmacién anterior necesita condicionarse, No incrementa mucstro entendimicn- tm de un campo el que se nos ofrezca como explicacién potencial lo que sabemos falco: que al ejecutar cierta danza, fantasmas, brujas o duendes creen de’ esa manera si campo. Fs posible pensar que una explicacién de un campo tiene que presentar un mecanismo subyacente que produzca el campo (0 haga algo que nos Hleve de igual ma- nnera a comprenderlo). Sin embargo, decir esto no equivale a establecer de modo preciso las condiciones profundas que un mecanismo subyacente tlene que ‘satisfacer para ex- plicar_un campo, La condicién precisa de Ie afirmacién heche en el texto espera avane bea de Ia teorla de lat explicacién, Ademés, otras dificultades requicren de tales mejo- ras, (Pid. Jaegivon Rim, "Causation, Nomfc Subsumption and the Concept of Event”, ‘ex The Journal of Philosophy, vol. 70, mim. 8, 26 de abril de 1978, pp. 217-286. 2 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA pasadas por alto aqui. Sélo cuando alguna divergencia entre nuejtra con- cepcidn y la de Locke sea pertinente para la filosoffa politica, para aucs- (ro argumento sobre el Estado, seré mencionada aqui. La exposicién com- pletamente detallada del fundamento moral, incluyendo la exposicién precisa de Ia teorfa moral y su base subyacente, requerirfa una presentacién, © en gran escala y ésta es una tarea para otro tiempo .(gtoda Ja vida?). Esta tarea es tari importante, Ja Jaguna que su ausencia deja es tan abier- ta, que sélo es tn pequefio consuelo anotar que aqui seguimos-la respe- ' table tradicién de Locke, quien. no proporciona algo -ni- remotamente parecido a una explicaciOn satisfactoria del status y fandaniento del dere- cho natural en su Segundo tratadé, _IL. EL ESTADO DE NATURALEZA Los ixpivinues en el estado de naturaleza de Locke se encuentrani’en “unt estado de.perfecta libertad para ordenar sus actos y: disponer de sis pose- siones y personas como juguen conveniente, dentzo de lo limites del de- recho natural, sin requerir permiso y sin depender de Ja voluntad de nin gin otro” (see. 4) Los limites del derecho natural exigen que “nadie deba dafiar a'otro en su vida, salud, libertad ‘0 posesién” (sec. 6). Algunias perso-_ nas transgreden estos limités “invadiendo el derecho de otros [...] y ha- ciéndose dafio unas a otras” y, en respuesta, la ‘gente puede defenderse, 0 defender a otro, contra los que violan derechos (cap. mt). El perjudicado y sus- agentes pueden. recobrar del trangresor “tanto como.pueda dar i demnizacién por el dafio sufrido” (sec. 10).,“Todos tienen el derecho de. ~ castigar a los transgresores dél derecho, al grado de que se pueda impedir su violacién” (sec. 7). Gada-persona puede, y sdlo puede, “retribuir [al transgresor] lo que la razén serena y Ja conciencia tranquila dicten, lo que es proporcional a su transgresién, Io que basta para xeparar y re primir” (sec. 8). ° 7 : ‘Hay “inconvenientes del estado de naturaleza” por los que, dice Locke, “fécilmente concedo que el gobierno civil es el remedio apropiado” (sec. 18). Para entender precisamente lo que el gobierno civil remedia, tenemos que hacer algo mds que repetir la lista de inconvenientes del estado de naturaleza qué Locke formula. Tenemos que considerar, también, qué arreglos podrfan hacerse dentro de un estado de naturaleza para enfrentar estos inconvenientes —para evitarlos o para hacer menos probable su surgimiento 0 hacerlos menos graves en Jas ocasiones que. efectivamen- te surgieran. Unicamente después de que todos los recursos del estado de naturaleza sean puestos en juego, a saber: todos aquellos arreglos y acuer- dos ‘voluntarios que las personas pudieran realizar en el ejercicio de sus derechos, y slo después dé que Jos efectos de éstos sean considerados, ¢staremos en posicién de apreciar cudn serios son Ios inconvenientes que aim quedan por remediar por el Estado y estimar si el remedio ¢s peor que Ia enfermedad 2 John “Locke, Two Treatises of Government, 2 ed., Peter Laslett (comp), Nueva York, Cambridge University Press, 1967, sec, 4. Salvo indicacién expresa, todas las refe-~ encias son al Segundo tratado. ‘2 Proudhon nos. ha proporcionado una descripcién de los “inconvenientes” internos del Estado: ‘Ser CORERNADO es ser-observado, inspeccionado, espiado, dirigido, juridicamente ‘cénducido, numerado, regulado, enzolado, endoctrinado, predicado, controlado, vigiledo, ‘ponderedo, evaluado, censurado, ordenado, por crfaturas que no tienen ¢] derecho, la sabidurfa ni Ia virtud para hacerlo, Ser conEnapo significa estar en’ toda operacién, en toda transaccién, anotado, registrado, contabilizado, tzsado, timbrado, medido, numera~ do, valorado, Ucenciado, autorizado, amonestado, advertido, prohibido, reformado, corre. * gido, castigado. Con el pretexto de Ia utilidad publica y en nombre del interés general 88 Eo ‘TEORIA DEL ESTADO DE’ NATURALEZA ‘En un estado de naturaleza, el concebido derecho natural no puede es- tipular cada. contingencia en forma apropiada (véanse las secciones 159- y 160, donde Locke establece este punto acerca de los sistemas juridi- cos, pero contristese con Ja seccién 124), y los hombres que, juzgan sus propios casos se concederén siempre el beneficio de Ja duda y supondrén que estén en lo corrects; sobreestimaran Ja. cantidad de dafio y perjuicio que han sufrido, y Ia pasién os conducird a intentar'castigar a los otros mis allé de lo proporcional, y 2 exigir compensacién excesiva (secs. 18, 124, 125. De esta manera, la aplicacién privada y personal de los propios _ derechos (incluyendo los que son violados cuando se es en exceso cas- tigado) conduce a contiendas, a series interminables de actos de repre- salia y de exigencias de compensacidin. Y no hay medio seguro de, resolver tal disputa, dé terminarla,-y hacer quie ambas partes reconozcan “que ha serminado. Incluso, si-una de las partes dice que suspenderd sus actos de represalia, Ia otra puede sentirse segura tnicamente ‘si sabe que aquélla atin no se siente todavia habilitada para obtener recompensa o para exigir.- * retribucién y, por tanto, habilitada para tratar de hacerlo cuando se pre- sente una ocasién promisoria. Cualquier método que un individuo particu. lar pudiera usar para intentar obligarse de forma irrevocable a terminar su participacién en la contienda,-ofreceria insuficiente seguridad a la otra parte; de la misma manera, los acuerdos técitos para suspender serfan tam- bién inestables.* Tales sentimientos de ser mutuamente perjudicados pué- den surgir, incluso en el caso del més claro de los derethos-y, no obstante acuerdos conjuntos sobre'los hechos de la conducta de cada persona, tanta mayor oportunidad hay pard una batalla de represalias cuando los hechos @ las derechos son, en clerto grado, poco claros. Igualmente, en un estado de naturaleza, una persona puede carecer de poder para aplicar sus dere- chos; puede estar imposibilitada de castigar o exigir compensacién de un adversarlo més fuerte que haya violado sus derechos, (Secs. 128, 126.) ASOCIAGIONES DE FROTECCION zCémo podria uno enfrentar esas dificultades en un estado de naturaleza? Empecemos com la ‘tiltima. En un estado de naturaleza un individuo pue- se es puesto bajo contribucién, se es reclutado, despojado, explotado, monopolizado, opri- mido, exprimido, mofado, robado; entonces, ante Iz més leve resistencia, ala primera palabra de queja; se ts reprimido, multado, difemado, mesacrado, casado, abusado, apo- rreado, desarmado, atado, traumado, hecho prisionero, juzgado, condenado, fusilado, de- portado, sacrificado, vendido, y para coronar todo’esto, burlado, ridiculizado, afrentado, \Uitrajado, deshonrado. Este es el gobierno; ésta ‘es sti justicia; sta’ ex su moral.” P. J. « Proubdon, General Idea of the Revolution in the Nineteenth Century, trd. de Jolin _ Beverly Robinson, Londres, Freedom Press, 1928, pp. 295-294, Con algunas modificeciones. provententes de In traduccion de Benjatin ‘Tucker en Instead of Book, Nueva York, Fase p28 8 Sabre las dificultades de obligarse uno mismo a una situacién-y sobre los acuendos 4] | | ; | | poe “de, por st mismo, imponer sus derechos, defenderse, ex * ¥ cistigar (0, al menés, intentarlo lo. mejor que pueda). Otros, a’ su lla- EL ESTADO DE NATURALEZA Ee 2 mada, pueden unirsele en su defensat.Pueden unfrsele para repeler a un atacante o para perseguir’a un agresor, ya. sea porque tienen espiritu - ctvico, porque’son sus amigas, porque fueron ayudados en el pasado, por- que quiéren que él les ayude en el faturo,.o a cambio de algo. Grupos de individuds pueden formar asociaciones, de.proteccién mutua: todas rex ponderdn a.la Hamada de cualquier miembro en defensa o exigencia de sus derechos, La unién hace Ja ‘fuerza. Dos inconvenientes acechan a estas asociaciones de proteccién muiua: 1) todos estén siempre Listos para servir a una funcién; protectora (godmo decidir quién responder al Jlamado de ~ prestar funciones protectoras que no requieran el servicio de todos los miembros?), y 2) cualquier miembro puede lamar a sus asociados diciendo que sus deréchos estén siendo o han sido violados. Las asociaciones de proteccién no desean estar sometidas a 14 voluntad de sus miembros pen- dencieros 0 paranoicos, para no mencionar’a aquellos miembros que po- Grian intentar, a guisa de autodefensa, hacer uso de la asociacién para * violar los derechos de otros. También surgirdn dificultades si dos diferen- tes miembros de la misma asociacién disputan, Hamando cada uno a sus compafieros para que vengan en su ayuda, Una asociacién de proteccién mutua podria intentar enfrentatse a los conflictos entre sus propios miembros mediante una politica. de no inter-- vencién. Sin embargo, esta politica acarrearia’ distordia dentro de la: aso- ciacién y podria conducir a la formacién de subgrupos que podrian Iuchar entre sf y, de esta forma, causar el rompimiento de la asociacién. Esta ‘po- itica, tainbién, incitarfa a agresores potenciales a unirse a tantas asociacio- nes de proteccién mutua como fuera posible, con objeto de obtener inmu- nidad frente a acciones de represalia o defensa, imponiendo as{ una gran ~ carga a la adecuacién del procedimiento inicial de eleccién para formar parte de la asociacién, De esta forma, las asociaciones de proteccién (cast todas las que sobrevivirdn, a las que la gente se unira) no seguirén una politica de no intervencién; usarén algin procedimiento para determiziar cémo actuar cuando algunos de sus miembros pretendan que otros miem- bros han violado sus derechos, Pueden imaginarse muchos précedimientos arbitrarios (por ejemplo, actuar de parte del miembro que se quejé pri- mero). Sin embargo, la mayoria de las personas querrén unirse a asocia- - cones que sigan algin procedimiento para encontrar cudl quéjoso esté en lo correcto, Criando un miembro de Ja asociacién se.encuentra en con- flicto con alguien que no es su-miembro, la asociacién, también, querré , determinar, de alguna manera, quién esté en Io correcto, aunquie sélo fue! Ta para evitar constantes y costosas participaciones en las peleas de cada ticltos, vid. Schelling, Thomas, The Strategy of Conflict, Cambridge, Mass, Harvard University Press, 1960. 4 Otros pueden: castigar sin su Wamado, Para wia més amplia discusién al respecto, vid, infra capitulo v; El Estado,

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