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Historia de las mujeres del siglo XIX: algunos problemas metodolégicos Ana Lidia Gatcia* La historia global y las historias particulares: el caso de la historia de las mujeres! Uno de los mayores retos de la contemporanea historiografia de las mujeres es, sin lugar a dudas, la construccion de un campo del co- nocimiento especifico-vinculado de la disciplina histérica. Especifico por sus particularidades metodolégicas; vinculado porque comparte los grandes problemas del conocimiento histérico. Para explicar la compleja relacién entre historia global e historia particular de las mu- jetes el presente ensayo? esta dividido en tres secciones: esta primera parte trata de la relacién entre la historia de las mujeres y la historia global, la segunda contempla algunos de sus problemas metodolégicos ¥ la tercera se concentra en el anilisis y en los problemas de la his- toriografia, de los tiltmos diez afios, sobre la historia de las mujeres en el México del siglo XIX. El estudio de un tiempo y un espacio concre- to permiten siempre un conocimiento mds profundo; en palabras de Marc Bloch: “Un ejemplo bastar4 para que comprendamos mejor, sin duda, que muchos discursos”.3 * Doctoranda en Historia, El Colegio de México. 4 Agradezco los comentarios y sugerencias de Gabriela Cano y Teresita De Bar- bieri para la elaboracién de la primera version de este articulo. 2 Una version anterior del articulo fue publicada en: Problemas metndoligicos de Ia historia de las mujeres: la historiograffa dedicada al siglo XIX mexicano, Mé- xico, UNAM/PUEG, 1994, 3 Marc Bloch, Jntraduccién a fa historia (1949), México, FE, 1984, p. 23. 199 Hablo de historia de las mujeres y no de historia de !a mujer pues Ja mujer en abstracto no tiene cxistencia histérice concreta en ua tiempo y en un espacio.” |as mujeres a través del tiempo han vivido de maneras plurales, en las mis diversas circunsrancias. Son sujetos, onto individual y de manera colectiva, de una historia propia, una historia compleja, diversa y contradictoria que sdlo podrd conocerse con pro- fundidad mediante un anilisis que, sin pasar por alto su especificidad, las vineule con los procesos histéricos globales. Un conocimiento his tOrico centrado en las mujeres exige planteamientos metodolégicos innovadores, pero sin rupturas tajantes con las ricas tradiciones de la disciplina histérica. Se trata mas bien de un proceso renovador. 1a originalidad de la historia de fas mujeres esta en cl tipo de pre- guntas que formula. Son preguntas que hacen visibles a las mujeres como suijetos histéricos inmersos en una citcunstancia particular que las conforma, ala vez que ellas actian sobre ésta. Algunas preguntas iniciales podrfan ser: por qué y c6mo tas mujeres se vuelven invisibles para la historia cuando de hecho fucron actores sociales y politicos er el pasado 5 Las mujer al voferir que el sexo femenino ha representado fa mitad o mds de la poblacién humana, han esi 8, “the major” dela que hanlaba Gerda Lernec tido en todos los campos dela experiencia histdrica, en algunos con mayor presencia que en otros. Es cierto que las mujeres como grupo social no se han convertide cn precursoras de procesos revolucionarios y sc han encontrado lejcs de los centros de autoridad y del poder formal.’ Pero eso no quicre decir que estén 4 Bloch afirma que la historia es la cicucia del hombre cn el tiempo, pero mas adelante s¢ corsige: “Mejor dicho, tos hombres. Mas que el singular, favorable a ia abstracciéa, conviene a uns ciencia de lo diverso el phiral, que es el modo gramatical de In relatividad”, Aidlean, p. 25. 5 Joan W. Scott. “EI problema de la invisibilidad” en Cicnero c historia: fa his- lonogratia sobre ha amjcr, México, Instituto Mora, 1993, p47 Gerda Lomer. The Majority Hinds iis Past, Placing Woren in History, Nueva York, Oxford Universily Press, 1979, 7 Emtiendo por poder forme lo que G. Duby y M. Perrot han Hamado los tres sanmarios masculinos cerrados a las innjeres: “el rcligioso, el military el politico” (ir G. Duby y M. Perrot, “intraduccion” en: /Listoria fe has ouijeres en Occrclente, vol. 1, Madrid, ‘Vaurus, 1994, p. 15. 200 excluidas de dichos procesos histéricos y de ciertas formas de poder altemativo. Entonces, _porqué hay poca constancia de su participacion en los procesos histéricos? Las respuestas que se han venido elaboran- doen toro aestos interrogantes tienen que ver con la definicién misma que se ha dado de la historia, siempre bajo un sistema de valores mas- culinos que ha tomado sdlo ciertos acontecimientos, procesos y mo- vimientos como dignos de un anilisis histérico de manera exclusiva, volviendo “invisibles”8 a las mujeres. eComo explicar tal exclusion de las mujeres de la historiografia? No se trata de una “conspiracién malvada de ciettos historiadores masculinos”,° ni de una intencién voluntatia y consciente de excluir a las mujeres del conocimiento histérico, se debe mas bien a que la historiografia se ha ocupado principalmente de la vida publica, en la que las mujeres, en efecto, han tenido una presencia restringida, y ala nocién de que el modelo ideal de ser humano es el hombre. Los cri- tetios de construccién de los hechos histdricos centrados en la vida pu- blica se han referido a una humanidad genéricamente neutra, pero en realidad se refieren a la parte masculina de la misma. Para conceptualizar y escribir una historia de las mujeres se han utilizado todos los métodos y enfoques de que disponen los historia- dores, como son: la biografia, la historia cultural, 1a antropologia, la economia y la politica, la historia de las mentalidades, de la familia y de las ideas, la tradicién oral y los métodos de la historia social, como la demografia histérica. La historia de las mujeres acepta las distintas lecciones que le ofrece su multiple vecindad con otros campos del co- nocimiento. Por ello su originalidad no estriba en sus métodos tinicos sino en las preguntas que plantea y en las relaciones de conjunto que establece. La especificidad de la historia de las mujeres, y lo que la hace di- ferente de las historias de lo cotidiano, las mentalidades, la familia y la demografia, esta en que ninguna de ellas se pregunta sobre el signifi- cado concreto, para las mujeres, de las permanencias y los cambios 8 Joan W. Scott. Op. cit, p. 46 y ss. 9 Mary Nash. “Nuevas dimensiones en la historia de la mujer” en Prescacia y protagonismo: aspectos de la historia de tn mujer, Barcelona, Serbal, 1984, p. 17. 201 histéricos. No les interesa, de manera prioritaria, establecer diferencias entre los sexos. No necesariamente entienden a las mujeres como sujet fica, y atin de la vida privada, la tendencia a ver alas mujeres sdlo en el Ambito doméstico, dejando de lado su participacién en la esfera publica, Lno de los problemas mds debatidos en la histoviografia de fas mujeres es el relativo a la autonomia de ésta con respecto a fa historia global. Pueden identificarse dos concepciones: la que plantea que es una historia separada y aut6noma, y la que se centza en las mujeres pero histéricos. Predomina en las historias dela familia, la demogra- busca sus multiples vinculaciones con el proceso soctal global. Una y orta han dado lugar a dos obras de sintesis: representando a la primera esti la obra de las norteamericanas B. Anderson y J. Zinsser mientras es George Duby y Michelle Perrot! Liste debate sigue abierto. La postura extrema de construit una historia auténoma de las mujeres resulta un tanto limitada. Entre sus mayores debilidades estan: no cuestiona las esteuc- turas de la disciplina, no contextualiza sus interpretaciones y no obliga auna reinterpretacion de las explicaciones existentes con base en nue- que la segunda esta representada por tos france: vas pruebas sino que, por el contrario, aisia a las mujeres como grupo. Ademis, la importancia para la historia no estriba en la diferencia, sino encl uso social histéricamente construide gue alo jargo del tiempo se ha hecho dela diferencia.'' Para que la concep tualizacion de la historia de las mujeres no s¢a un afiadido a la historia general, es necesario desarrollar un bagaie metodolégico que apunte a reformar los paradig- mas historiogeaficos. liso es un enorme reto que atic no se logra. En conelusién, se busca lograr un andlisis histérico centradoen las mujezes, pero dentro de una concepcién de ta historia total que considere \ Bounie §, Anderson y Judith P. Zinsser, Fistoria ele las mujeres: una historia propia, Barcelona, Critica, 1991, 2 volimenes, George Duby y Michelle Perrot Historia de las mujeres on Occidenre [1990 1992}, Madrid, Taurus, 1991, 5 vo- lomenes. 1 Para profundizar ea la cuestion de ka diferencia ex ls bistoviografia de las mujeres ver Janda Gordon. “Qué hay de nuevo en la historia de fas mujeres” en Genero e his- torts... op. cit, p. 119, ¥ José Rilla, “Historia y mujer: 1a historia como ugar de lo fe- jogos, 1992, p. 21 mening” en Mujeres historia en Urugaiay, Montenvideo, grec: 202 no sélo las estructuras econémicas, sociales y politicas tradicionales, sino también las dimensiones de la esfera privada, la familia, la sexua- lidad, la reproduccion, la cultura femenina, la salud, el trabajo domés- tico, la socializacién de los hijos... Paca establecer, asi, una vision integral del conjunto de la experiencia historica de las mujeres y la complejidad de las relaciones entre los sexos, las modificaciones en el estatus y proceso de formacién de conciencia de las mujeres y los cambios en su situacién social.}2 Etapas de la historia de las mujeres El surgimiento dela historia de las mujeres estd celacionado con el gran desarrollo que cobra la historia social en nuestro siglo. En un primer momento, la formacién de la Escuela francesa de los Annales (1929),13 los aportes del marxismo y el desarrollo de las ciencias sociales per- miten una apertura hacia nuevos métodos, temas y cuestiones que su- peran el estrecho positivismo politico y reconacen como campos de la historiografia a la economia, la sociedad y la cultura.'4 En un segundo momento, hacia los afios sesenta, surge la llamada “nueva historia”,!5 que hace uso multidisciplinario de los métodos y técnicas de las cien- cias sociales, y centra su interés en los procesos sociales de las masas, mis que en la elite. En esa €poca surge una clara preocupacién por el papel y la diversidad de experiencias que desempefian los grupos subalternos (campesinos, obreros, maestros, mujeres, etcétera) en los Procesos sociales de cambio a gran escala como son: la expansi6n demografica, la secularizacién, el capitalismo industrial y el desarrollo del Estado-nacién. 12 Mary Nash. “Nuevas dimensiones,..”, op. cit, p. 13 y ss. 13 Sobre los origenes, los cambios y las cuatro etapas de la Escuela de los Annales verlos articulos de Carlos Aguirre. “Hacer la historia, saberla historia: entre Marx y Braudel” en Cuadernos Politicos, nim. 48, México, 1986, y “De Annales, marxismo y otras historias” en Secuencia, niim. 19, México, 1991. 4 Susana Bianchi. “Historia de mujeres o mujeres en la historia” en Fe- minismno: ciencia, cultura, sociedad, Buenos Aires, hvmanitas/saga, 1992, p. 21. 5 Sobre “la nueva historia” ver el articule de Lawrence Stone. “La historia de las ciencias sociales en dl siglo XX” en El pasado y el presente, México, FCE, 1986, pp. 15-60, 203 Ladefinicién de la historia como una “totalidad”,1¢ con interés por el estudio de las mentalidades, lo cotidiano, la demografia, la ciencia, Ja historia urbana y la historia de la familia, ademas de los temas tra- dicionales, asi como la ampliacién del concepto fuente (no sélo el documento de archivo, sino las series estadisticas, los rastros materia- les, la literatura, ct folclor, las tradiciones, la arquitectuma, la iconogra- fia..) preparan a base para la incorporacion de las mujeres cn la historia, Sin embargo, en la construccidn y la obtencion de un espacio para la historia de las mujeres confluyen no sdlo el desarrollo de Ja historia social sino también los cambios en la condicion de las mujeres: “EL feminismo de los afios setenta, que lleva ala necesidad cn las mujeres de constnir una identidad y, sobre todo, un deseo de historia, de re- cuperar la memoria y de saber ‘“¢Quiénes somos nosotras?”17 is econémica y social da una nueva dimensiéa al trabajo femenino. Al mismo tiempo, se crean nuevos tipos de participacién econémica y politica de las mujeres. En su etapa inicial, la historia de las mujeres s¢ desarroll6 con la finalicad de recuperar la experiencia colectiva e hist6rica de las mujeres y hacer visible su papel como agentes sociales.'® Un primer nivel de conceptualizacién fue Ia historia de mujeres notables, historia de ex- cepcién, y un segundo, la historia contributiva que considera a las mujeres como un apéndice o elemento accesorio de los movimientos sociales.” Fstos dos niveles de conceptualizacién oscilan entre la La cr 16 Sobre el concepto de totalidad ver: Fernand Brandel. “A manera de con- clusibu” en Cuadernos Polfricas, nim, 48, México, 1986; "1a larga duracion” [1958] s, Madrid, Alianza, 1989, pp 60-106. 1 Para la cuestién de feminismo e historia ver: por Francois Ewald” eu Historia de mujeres, México, Cenuiihune, 1992, p. 18; Selma Leydesdorf€ “La politica, ia identificacién y los escritos de ta historia de la mujer” en Genero ¢ Historia... op. cit, p. 91. 18 Mary Nash, “Replanteando la historia: mujeres y género en Ta historia contemporanea” en Desde ta investiygacion a Ja docencia, Madsid, Universidad Autonoma de Madrid, 1991, p. 603. ' Las distintas etapas de la historia de las mujeres han sido trabajadas por: Gerda Lerner. The Majority Minds its Past,.. op. cit; Mary Nash. “Nuevas dimen- it, pp. 9-50; en a historia y las clenclas sociuk alrevista a Michelle Perrot siones en a historia de la mujer” eu Presenci » protagonistan... op. €1 204 victimizacién o e! protagonismo; es decir, entre ver alas mujeres como etetnas victima de una sociedad patriarcal o bien como constantes luchadoras por la transformacién social y feminista.2° Ambas visiones son limitadas ya que se restringen a estudiar la opresién sobre las mu- jetes, o bien la resistencia de éstas, sin tratar de profundizar en las com- plejas relaciones y cambios que las mujeres han vivido en las sociedades pasadas. No se trata de escribir una historia lineal de los supuestos avances y retrocesos de la condicién femenina, sino de una historia social de mujeres en toda su complejidad. Estos enfoques han ido cediendo lugara una historiacon un mayor fundamento que ya no sdlo busca reivindicar la historia de la mayoria sino también, y sobre todo, reformular los planteamientos teérico me- todologicos de la ciencia histérica en busca de una interpretacion global de la historia humana vista como el conjunto de las experiencias de las mujeres y los hombres en el pasado. Legitimidad de la historia de las mujeres Los primeros intentos por trabajar la historiografia de las mujeres hablan de muchos titubeos ¢ inseguridades; prueba de ellos son la serie de conferencias que dirigié la historiadora Michelle Perrot, que decia: ¢Tiencn historia Jas mujeres? (1973),?! temerosa de afirmar que dicho conocimiento histérico era realizable. Sin embargo, en menos de 20 afios las historiadoras empiezan a ganar terreno en muchos paises.?2 Joan W. Scott. “El género una categoria itil para el anilisis historico” en Histori J género: las mujeres en la Europa moderna y contemporinea, Valencia, Edicions Alfons el Magnénim, 1990, pp. 23-56 2 Mary Nash, “Presencia y protagonismo...”, ap. cit, p. 13. 21 Michelle Perrot. “Flaciendo historia: las mujeres ea Francia” en Genero ¢ historia,... op. cit, p. 69. Todavia a mediados de la década pasada, en Francia, 1a escritura de una historia de las mujeres era planteada més como una pregunta que como un proyecto realizable, Asilo sugiere el titulo del ya clisico libro de M. Perrot. Une histoire des femmes est-clle possible?, Paris, Rivage, 1985. ® Ver Michelle Perrot. Thid,, pp. 66-85; ‘The International Federation for Research in Woman's History edité la obra Writing Women’s History: International Perspectives, Indiana, Indiana University Press, 1991. Esta obra reune trabajos tanto 205 En algunos ambitos académicos se siguc cucstionando la legitimi- dad de la historia de las mujeres, pero no cabe duda de que se ha pro- ducido una extraordinaria expansidn de esta especialidad en todo el mundo. Incluso historiadores de reconocido prestigio como Eric Hobsbawn aceptan el lamentable olvido en el que se ha tenido a la historia de las mujeres: “Las mujeres han sefialado con frecuencia que los historiadores, incluyendo a los marxistas, han olvidado siempre a Ja mitad femenina de la raza humana. Hsta critica es justa y reconozco que cabe aplicarla a mi propio trabajo”. De esta manera, hacia mediados de los afios setenta es reconocida como una tematica en los ambitos académicos de Europa y los Estados Unidos ‘as especializadas sobre las historias de mujeres, pero desde principios de los afios noventa aparecen libros especificos sobre ¢l tema, ndimeros monopraficos de revistas y se efechian reuniones de especialistas.?5 Fin México los resultados de investigaciones sobre historia de mu- jeres han aparecido en libros y revistas especializadas,°o ademas, existen 24 En América Latina no existen revis de caricter teérico-metodologico, como avances de las investigaciones desarrolla- das en mas de diez, paises 2) Hine Hobshawn, “Til hombre y la mujer: imagenes a la izquierda” en Bi mancio del trabajo, Barcelona, Cridea, 1987, p. 117, 24 Para el caso curopeo y norteamericano existen revistas dedicadas de forma exclusiva a la historia de las mujeres como: Memoria (Italia, Gender and History {Gran Bretaia), Journal of Women’s History (hE UU), Penelope Exancia), ademas de numerosas revistas interdisciplinarias como Studies, Feminist Resarch, Cahiers dur Grict, Signs, Women’s Studies International Forum, Gensler, entre otras, asi co- mo la publicacién sisternitica de articulos sobre historia de mujeres en revistas de reconocido prestigio internacional como: Annates, History Workshop, Past and Present, Amecican Historical Review, etcétera, 3 Hin Brasil ta Revista Brasileira de Historiadedicé un nimero especial A Mul- her-no Espace Piiblice, ntim. (8, vol. 9, agosto-septieinbre de 1989; en Uruguay se publicé Mujeres ¢ historia en of Uruguay, Uruguay, LOGOS/GRRCML, 1992; y en Argentina se llevd a cabo en 1993 una scunidn sobre historia de mujeres del Cono Sur, ver Mujer/Fempress, mim, 139, Santiago, mayo de 1993 26 Para una revisién generat de toda la produccion histonoyrafica sobre el tema en nuestro pais recomendamos la consulta de: Carmen Ramos. “fntroduccién” en in, “La mujer en México: veinte afios de Géneto¢ histotia,... np. cit, Asuncion Tay 206 centros, estudios, seminarios y catedras, generalmente a cargo de fe- ministas, que se dedican al estudio interdisciplinario de las mujeres en El Colegio de México, el Instituto Nacional de Antropologia e Historia, la Universidad Aut6noma Metropolitana y la Universidad Nacional Auténoma de México, entre otras instituciones. Problemas metodolégicos de la historia de las mujeres El empuje que adquiere Ja historia de las mujeres apunta, como ya lo mencioné anteriormente, a una reinterpretacién de la historia por me- dio de un renovador planteamiento metodolégico que permita incluir la experiencia tanto de los hombres como de las mujeres en la elabo- racién de una historia global. Esta segunda parte del trabajo la cen- traremos en tres de los problemas metodoldgicos de la historia de las mujeres: las categorias conceptuales, la periodizacion, ya critica y and- lisis de las fuentes. Formulacién de categorias El aporte metodolégico mis importante de 1a historiografia de las mujeres ala ciencia histérica es, sin lugar a dudas, la categoria socio- cultural de géneco.2” Esta herramienta analitica establece que las rela- ciones entre los sexos no estan determinadas por lo biolégico, sino por lo social y, porlo tanto, son historicas. La relacion histéricamente cons- teuida entre los hombres y las mujeres no podia limitarse ni a la sexua- lidad ni al reduccionismo biolégico que la palabra sexo sugiere. Por lo estudio, 1968-1988: ensayo historiogréfico” en Memorias del simposio de historio- gratia mexicanista, México, Comité Mexicano de Ciencias Histéricas, ITH, 1990, pp. 545-580. 7 Joan Kelly-Gadol es una de las primeras historiadoras en formular el con- cepto género en “The Social Relations of the Sexes: Methodological Implications of Women’s History” [1976], su traduccién al espafiol acaba de ser publicada por Carmen Ramos en Genero ¢ Historia... op. cit, pp. 123-141. Un articulo que ha tenidomuchainfluencia en México es el de Marta Lamas. “La antropologia feminista y lacategoria género” en Nueva Antropologia, Estudios sobre las mujer, problemas tedricos, vol. 8, aim. 30, México, noviembre de 1986, pp. 173-198; para una vision mis actualizada del debate sobre el género en América Latina ver: Fin de siglo: gé- nero y cambio civilizatotio, Chile, Isis Internacional, 1992. 207 que género, superando esta limitante biologista, hace visible las formas concretas, nuiltiples y variables de la experiencia, valores, costumbres y teadiciones, de las actividades y representaciones sociales de los hom- bres v de las mujeres. Bajo esa definicion el género se convierte en un instrament muy til, ya que habla de las celaciones- procesos entee los sexos y las construccivacs que se establecen alrededer de los roles mas- culino y femenino (coles de género}? como un conjunto de normas y prescripciones que se construyen, imponen y transforman o ceprodu- cen con él paso del tiempo, permitiendo explorar la vatiabilidad his- icine mente vinculada tt afimmaa que el yénere: es una de las for- ignificantes de poder donde se origina la relacién subordinaciin-dominacion. Hn Tas que se definen, ademas de Jos simbolos colturales v los conceptos normatives, las nociones po- Gitors segregadas por sexo la identidad subjetiva que permite Ia re- produccion del pénero."" Laaplicacidn del concepto género esta estrec! con las estructur le poder mas primarias de relacione: Asi come en ta histors politica, ccondémica © social existen plu- ralidad de interpren ones, también en la historta de las mujeres co- csisten diferentes corrientes historiograficas con bagaje tedrico y pre- duldpicos variados.>! Hs evidente que no se puede suptiestos me 28 Lue de los principales problemas formales de dicha categoria es que para Jeng) as como Ta espaiola (género), cl italiane (genere) y el francés (gente), se en [rent tla wasposicién de on concepto gramatical a otro socioenltiral de carécter mas sno asiparacl inglés (geudes) y Ja alemana Geschlecht}, donde gévero solo tiene una connotacién sexual. Para profundizar secuentes confusione rnp, con sus co sobre psto ver Gisela Bock, “La historia de ias mujeres y la historia del género: as- pectos de un debate internacional” en Historia Social, atm. 9, Valencia, invierno de 1091, pp. 55-78; de la anisma antora “EI Ingar de las majeres ent kt historia” en Socioloyia, atio 4, niin. 10, México, CNAM, mayo-agosto de 1989; Mary Nash. “Re- phaneande ta historia.” ap. cit, pp. 607 y ss. 2 Feresita De Barbier, “Sobre la categoria género, Una untroduccidn tedrico- snetedoligica” on Revisia fnecrantericans de Socioloytn, sito 6, nae. 2, maya-agosto de 1992 2 Joan Scott. “TEl género una categoria til para el anilists histérico”, op. eit, pp. dS y ss. W Atay Nash, “Replauteando Ja historia.“ op. eft, pp. 602, escribir la historia de las mujeres con una postura metodolégica in- terpretativa vinica, por lo que la categoria género en ningtin momento pretende adquirir caracter de exclusividad, ademas de que no estudia a grupos homogéneos. Con Io cual se vuelve necesario confrontar y complementar esta categoria con otras importantes del andlisis social como: clase, etnia, raza y edad. Se trata de cruzarlo social con lo sexual, jo cultural y lo émico. La categoria clase es fundamental para el anilisis social y tiene la gran ventaja de que se encuentra mucho mis estructurada que género, sin embargo, existe el problema de que a la mujer no se le puede con- siderar como una clase sojuzgada, ya que las mujeres estan presentes en todas las clases y estratos sociales. Muchos estudios histérico-marxis- tas,32 que definen a las clases sociales, se limitan al andlisis formal de las estructuras econdémicas y las relaciones con el capital, la produccidn, el mercado y el empleo, pero dejan de lado el estudio de la complejidad de la historia de las mujeres. T'ratan de explicar la subordinacién fe- menina y la reproduccién de la especie humana en el interior de la uni- dad doméstica a partie de los procesos de produccién. Ademis, las relaciones entre las mujeres de las distintas clases pueden ser diferente a las de los hombres. Por lo tanto, género y clase son categorias de- pendientes de un contexto concreto de las relaciones sociales, ambas utilizables por la historia de mujeres.33 Las categorias sociales de raza y etnia, que tienen en cuenta la di- ferencia corporal y cultural, respectivamente, son fundamentales para entender las relaciones de género, lo mismo que la de edad, ya que durante el ciclo de vida la posible subordinacién dela mujerno es igual; 52 Unainterpretacién hist6rico-marzistay feministaes la de Sheila Rowbotham. Hidden fram History: 300 Years of Women’s Oppression and the Figth Against it, Londres, Pluto Press, 1973, existe versin en espatiol editada en Colombia por Pluma Debate, 1980. Con renovados planteamientos History Workshop publicé el Rbro Judith Newton y Mary Ryass (ed.). Sex and Class ia Women’s History, Londres, Feminist Studies, 1983. 38 Carroll Smith-Rosenberg, “La escritura de la historia: lenguaje, clase y gé- nero” en El génctn en perspectiva, México, UAM-I, 1991, p. 199. 209 una sola mujer alo largo de su vida puede ser depencliente, asistida, ca- sada. concubina y viuda.44 En resumen, las mujeres deben definirse como mujeres desde el punto de vista cultural de la categoria género, pero ellas también son burguesas, obreras, domésticas, inmigeadas, indigenas, eteétera. En de- finitiva, son una pluralidad igual que los hombres, Periodizacion. La forma en la cual se debe periodizar la historia de las mujeres ha pro- vocado un debate no resuclto entre dos concepciones distintas: la Primera propone periodizar la historia de las mujeres seprin los cortes temporales habituales, pero manteniendo como punto central del andlisis a las mujeres; la segunda plantea la utilizacia de “tiempos en femenino”, queen muchos sentidos son distintos alus masculinos por- que se centran no sélo en el tiempo y el espacio, sino en el lugar que Jas mujeres ocupan cn cl contexto geografico ¢ institucional 35 Convi ne dejar en claro que periodizar ao significa establecer los hechos en bruto,% sino edgyir determinados acontecimientos como los mas so- Dresalientes para sefialar un cambio fundamental en la organizacion econdmica, social o politica. T tiempo en la historia no esta pautado por el pasado en si mismo, sino por las inquietudes del presente en su rclacién con el pasado, por lo que periodizar cs privilegiar un cierto tipo de informacion que se analiza en cazdn de las preguntas planteadas.° Si bien es cierto que la periodizacién tradicional esta plenamente identificada con las estructuras histéricas de la sociedad, también es cier-o que muchas veces impide ver ala mayoria de las mujeres, ya que los tiempos kan sido definidos por la historia politica y militar, ena que los cambios se suceden de manera muy eapida y las mujeres figuran M Ver Teresita De Barbieri. op. cre ¥ Para documentarel debate consultar G. Duby yM. Perrot. Op. cia, p. 13, que toman la postura de mantener la periodizacién tradicional; y Bonnie Anderson y Jndich Zinsser. Op. cit, pp. 16 y ss, quicnes promucven una periodizacion en tiempos femeninos 2% Mare Bloch. Gp. eft, p. 39. ¥ Carmen Ramos. Género e historia... Op. cit, p. 12 210 como excepciones. Por otro lado, Gisela Bock dice que podemos su- poner que el tempo, tal como lo vive la parte femenina de la huma- nidad, no transcurre con los mismos ritmos ni es percibido de lamisma manera que el de los hombres.>* Asi, una periodizacién en femenino sera aquella que elija como acontecimientos claves los que resulten re- levantes para las mujeres. La periodizacién depende, en gran medida, del marco conceptual en el que se mueva el historiador o la historiadora. Y en ese sentido, si se utiliza la categoria género, entonces el tiempo caeré dentro de lo que Braudel lam6 “la larga duracién”. Es una historia que se mueve muy lentamente, incluso a veces parece inmdvil; las ideas, los valores, la cul- tura, tardan mucho tempo en trans formarse y ofrecen mucha resisten- cia al cambio. Para definit dicha periodizacién las preguntas a plantear sern: gcémo cambid la situacién de las mujeres en relacidn a la de los hombres? aqué cambio o permanecié en las relaciones sociales entre los sexos?, y en cuanto a los actores sociales, ¢qué cambios se registraron en las relaciones entre los hombre y las mujeres en cuanto que actores sociales? El debate sigue abierto. Considero que la historia de las mujeres debe periodizarse como un asunto social particular, pero contextuali- zado. Esto significa examina los movimientos y épocas de grandes cambios sociales en términos de su importancia para las mujeres? pero sin perder de vista su cardcter relacional con la periodizacién tradicional y, sobre todo, con los grandes cambios estructurales de la sociedad. Fuentes Uno de los principales problemas para la historia de las mujeres es localizar las fuentes que nos informen sobre ellas. Sin embargo, el and- lisis de fuentes tiene que ver mds que con su ausencia, con la fun- damental cuestién de la “invisibilidad’”? de la mujer en la historia: Es % Gisela Bock. Op. cit, p. 56, 38 Joan Kelly Gadol. Op. cic, pp. 124-128. # Joan Wallach Scott. “El problema de la invisibilidad”, op. cir, pp. 38-65. La frase “La invisble mayoria en inferioridad” se convirtid en el slogan de la United 211 decir, ta relativa escasez de fuentes sobre las mujeres se ha utilizado con frecuencia para argumentar la imposibilidad de construir su historia Los avances mas recientes dejan ver, no obstante, que no es Ja inexis- tencia de fuentes cl principal problema, sino la idea de que fa informa- cidn sobre mujeres no tiene nada que ver con] delahistor teres Constantemente se encuentran nuevas fuentes y nuevas maneras de interpretar las tradicionales. La historiogratia de las mujeres hace interesantes propucstas para la critica de fuentes: 1) Considerar los cegistros existentes, pero con nuevos enfoques. Reutilizar las fuentes tradicionales con un nuevo planteamiento, ya que, como dice Perrot: “len cierto sentido, tal vez sea falso decir que los registros NO mencionan a las mujeres, antes bien, en los textos nadie bused hucllas de las mujeres”.*) Es innegable que fuentes oficiales co- s sindicales, publicaciones de partidos politicos o docu- mentos gubernamentales {informes, censos, registros parroquiales y ci- viles) contienen una gran cantidad de informacion economica, politica, demogrifica y de toda indole acerca de las mujeres. 2) Usar textos prescriptivos de filésofos, tedlogos, juristas, médi- cos, moralistas, pedagogos..., que dicen incansablemente como deben ser las mujeres. La hmitante de estas fuentes es que no hablan de la ex- periencia ceal de Jas mujeres, pero son importantes porque nos dicen mucho acerca de como las ven los hombres y como ia sociedad trata mo congres de definir los aspectos normativos de su comportamiento. 3) Dar mayor uso a testimonios que tratan de acontencimientos comunes y de la vida privada, y que solian ser desdefiados por su in- significancia. Pestimonios coma las cartas, los diarios, las autobiogra- fias, los testamentos, entre otros, nos bablan de las relaciones familra- res, de las practicas comunitarias y sus nexos. Fiste tipo de fuentes tie- neri una gran relewancia yaque en ellas podemos encontrar, a diferencia de la literarura prescripriva esctita por hombres, fuentes elaboradas por mujeres que nos narran de su propia experiencia historica.4? Nations Decade for Women Reports en 1985, ver Bonnie Anderson y J. Zinsser. Op cit, pp. W-12 4 Michelle Perrot. Op. cit, p. 73 #2 Contrariamente a lo qne se afirma, en México si existen este tipo de fuentes 212 4) Utilizar la historia oral, que aunque sdlo se puede aplicar con limites cronoldgicos, constituye un instrumento privilegiado de la his- toria de las mujeres. En la reconstruccién de historias de vida se re- cupera el punto de vista de las mujeres sobre su actuacién, junto con la historia de lo cotidiano y repetido, gracias alo cual se supera la ar- tificial separacidn entre lo piblico y lo privado.43 5) Analizar la literatura de la época, escrita mayoritariamente por hombres. Por ejemplo, la novela mexicana del siglo XIX es una novela de costumbres que habla mucho de Ia mentalidad del momento e in- cluso delas historias de familia y, sobre todo, es un testimonio personal. 6) Setvirse del material iconografico, pero no como metas ilustra- ciones, sino como una fuente en si que es preciso descifrar. Y en ge- neral, todo aquel material que nos pueda hablar sobre las mujeres en el pasado: “un dedal, un anillo, un misal, una sombrilla, la pieza de un ajuar, la tanica de una abuela, tesoros de graneros y de armarios;o bien imagenes, tales como las que ofrecen los museos de la moda y de la indumentaria, memoria de las apariencias [donde] se esboza una arqueologia femenina de la vida cotidiana”.44 para el siglo XIX y cada vez se descubren nuevas: Angeles Mendieta Alatorre. Margarita Maza de Juirez: epistolacio, antologfa, iconogratia y efemérides, México, Comisién del Cincventa Centenario del Fallecimiento de Benito Juarez, 1972; Con- cepcién Lombardo de Miramén. Memorias, México, Porria, 1980; Patriota y amante de usted: Manuela Sacnz y el libertador, México, Diana, 1993, esta tltima obra ha sido objeto de un intenso debate entre su editor, Hanz Dieterich, que aseguca la au- tenticidad del diario de Manuela Saéz, y el bolivarianista Gustavo Vargas, quien afirma el caricter apécrifo de la obra. 9. Ver Susana Bianchi, Op. cit, p. 32. Para nna aproximacion ala técnica de la historia oral como herramienta para reconsteuir historias de inujeres ver Sylvie Van- DeCastell-Schweitzar y Daniele Voldman. “Las fuentes orales para la historia de mujeres” en Michelle Persot. :s posible una histosia de mujeres?, Lima, Ceatco Flora Tristén, 1988, pp. 21 y ss. +4 George Duby y Michelle Perrot. Op. cit, p. 11. 213 Balance y perspectivas de !a historia de las mujeres mexicanas del siglo XTX Los problemas metodolégicos dela historia delas mujeres en¢l México decirronénico son infinitos dlo tres: en primer lugar, el predominio de la idea tradicional que habla de una época de anarquia politica obstaculiza penetrar cn los tiempos femeninos para tratar de establecer una periodizacién distinta, en segundo, como no existen trabajos que analicenel periodo con un enfoque verdaderamen- te renovador, es necesario enfrentars¢ a la infinidad de investigaciones monogrficas que se pueden ubicar dentro de la categoria de historia contributiva o reivindicativa: la contribuciOn de Ja mujer ala guerra de aqui mencionaremo independencia, a los movimientos obreros, a las reformas educativas, entre los mas conocidos; y tercero y ultimo, el siglo NIX mexicano ha sido uno de los periodos menos estudiados por la historia social, la demografia histérica, la historia de las mentalidades y por la historia de la familia. Para los demografos historicos es considcrado como un siglo de transicion en el que se compe la cooperacidn Iglesia-gobiermo, afec- tando profundamente el excelente sistema de registro demografico colonial, razon por la que despiecta poco interés,45 por su parte, para los historiadores de la familia no cepresenta un periodo tan atractivo comy la época colonial. Por lo tanto, la historia de las mujetes esta obligada a emprender un arduo trabajo si quieze reinterpretar el siglo XIX desde una perspectiva femenina. Problemas de petiodizacion Una de tas preguntas clave para establecer ta periodizacion del siglo XIX es écémo se modified el comportamiento femenino alo largo del periodo? El trabajo mas acabado es, sin lugar a dudas, ¢l de Silvia Arrom 85 Demografia histirica en América Latina: fuentes y merodos, Costa Rica, Ce~ lade, 1983; Sh. Cook y W. Borah. “Materiales para la historia demogrifica de Mé- xico” en Einsayos sole la historia de lu poblacién ca Mexico y el Caribe, vol. 1, México, Siglo XXI Baitores, 1977 4 Pilar Gonzalbo, “Lina mirada a la historia de la familia en México”, [ona- nuscritof, p. 12, aparecerd en Annales 214 en su libro Las mujeres de la Ciudad de México, 1790-1857, al es- tudiar los cambios en el comportamiento femenino, propone una nueva periodizacién para la primera mitad del siglo XTX. Esta autora desecha la idea liberal acerca de que el movimiento de independencia fue el inicio de un cambio que mejoréla situacién de las mujeres y ubica dicho cambio en las reformas borbénicas, ya que la revolucién en el gobiemo ilustrado, con su doctrina del derecho natural y su énfasis en lo secular, promovié la participacién laboral y la preparacion educativa de las mujeres, siempre y cuando se mantuvieran dentro de los para- metros “propios de su sexo”. En cierto sentido la ultima parte del periodo colonial fue mas dindmica para las mujeres que la primera del periodo republicano. Tal vez, y sin menoscabo de la calidad de su trabajo pionero, cabria hacer tres cuestionamientos ala obra de Arcom: el primero, su libro se compone de cinco apartados totalmente inde- pendientes, sin ninguna vinculacién problematica 0 conceptual, ha- ciendo parecer que habla de cinco grupos de mujeres distintos; el se- gundo, seria bueno preguntarnos si realmente la reforma liberal sig- nificé la paulatina liberacién de la mujer, tal y como lo propone Ja au- tora; las nociones ideoldgicas de progreso y avance predominan en su investigacién; la tercera y ultima, por momentos la autora utiliza ana- cronismos para explicar, por ejemplo, la violencia hacia las mujeres en el siglo XTX, ya que se fundamenta en estudios sociolégicos nocte- americanos contemporineos.48 Para Jas guerras de Independencia, la Intervencién Norteamerica- na, la Reforma yla Intervencién Francesa, los estudios historiograficos todavia no han establecido cual fue Ja participacién de las mujeres ni cémo esos procesos politico-militares afectacon sus vidas. A excepcién de las biografias de las mujeres “notables” y los interesantes trabajos #7Silvia Arrom, Las mujeres de la Ciudad de México, 1790-1857, México, Siglo XXI Editores, 1988. * Dbidem, p. 288. © Adelina Zendejas. La mujer en la intervenciéa francesa, México, smge, 1962, y Genaro Garcia. Leona Vicario, heroina insurgente, México, Gobierno del Estado de México, 1980. 215 sobre cf exclausteamiento de las mony 5% no se sahe qué pasd con las mujeres m canas ¥ qué papel desempefiaron en esos momentos de quicbra de los sistemas politicos. Mucho menos se sabe qué cambios provocaron en las relaciones de género y la situacidn social de la mujer. Lo mismo pasa con toda la primera mitad del siglo SIX. No se sabe cémo las contiendas politicas, el decisivo ascenso del ejército, la ines- tabilidad ccondémica y la Fragmentacion regional afecraron Ja situacién de les mujeres y su relacién con los hombres, Josefina Vazquez ha marcado tres pautas que pueden ser interesantes para analizat dicho periodo desde la perspectiva de las mujeres: una es la ya mencionada relativa al ingreso de las ideas ilustradas y liberales.otea se refiere al es- tablecimiento de extranjeros cn cl pais, que propicid tanto el contacto con el mundo exterior como la ciftsion de los matrimonios mixtos; la teecera apunta a la larga inestabilidad del periodo, que provocé Ta movyiliz cién de la poblacida, con lo que se conocieron hombres de una region con mujeres de otra, ademas de que éstas tuvieron que reaceio- nar ante los nueves retos.51 Sobre la Republica Restaurada y la modernidad porfirrana existe un buen mimero de trabajos, peco tienen un enfoque demasiado mo- nografico que toca temas como: vida doméstica, trabajo, educacion, fem.nisme y legislacion. Falta profundizar ca las transformaciones que sufre Ja farnilia y el mundo doméstico con cl proceso de secularizacion ylamadernidad econdmica, administrativa, fiscal, juridica y educativa, Senecesita exphicar como afecta ala sociedad, ala familia y.alas mujeres Jadisputa por el poder entre la Iglesia y el Ustado. Fs necesario conocer el significado que para las mujeres representé la insercién de México en el capitalismo mundial y el incipiente proceso de smdusteializacién. 59 Aun Staples, “El estado y ta Iglesia en la Republica Restaurada: las mujeres son mn peligro” en El deniinie de hts mainories cn Reptiblica Restaurada y el Por firiaro, México, Colmes, 1989, pp. 26 y ss 31 Josefina Zoraida Varquez, “Algunas consideraciones sobre Ja mujer en el sigh XIX” en Seminario sobre la participacidn ele la mujer en la vida nacional, Mé- xico, UNAM, 1989, pp. 53-70. 216 Para el andlisis de la segunda mitad del siglo XIX Arrom y Verena Radkau proponen el interesante concepto de marianismo%? derivado de la Virgen Maria), versién latinoamericana de la moral victoriana que establece un culto a la domesticidad de la mujer y a la superioridad tual de la “naturaleza femenina”. A través del nuevo culto ala mu- jer se trata de justificar la separacién del trabajo asalariado del do- méstico y la subordinacién de ésta. Es decir, tras el proceso de la Re- volucién Industrial, la ideologia burguesa establece una clara diferen- ciacién entre los mundos privado y piiblico, entre el hogar y el lugar de trabajo, por lo que ala esfera doméstica se la convierte en un dominio femenino idealizado. Amedida que aumentael prestigio de la esposa y la madre se afirma una vision roméntica de la perfeccién moral y la fuerza espirstual de la mujer. En México estas ideas se difunden a mediados de siglo con la exaltacién roméntica de la maternidad. La tensién entre la competencia de las mujeres y su sujecién se resuelve asignandoles una esfera se- parada que gobernar. Solucién que evita el paso radical de concederles los mismos derechos que a los hombres. Paralela a esta nueva im- portancia de la domesticidad se da una declinacidn de la movilizacién femenina; por ejemplo, las mujeres dejan de controlar las instituciones de beneficencia y asistencia que ahora asume el Estado liberal. Se intro- duce el término despectivo de “solterona” como signo de una creciente presién sobre las mujeres para que se casen, y se dejan de publicar las biografias de las heroinas de la Independencia. Sin embargo, a este in- tento de dominacién sobre la mujer se oponen todas las fuerzas que desencadena la modemidad porfiriana; prueba de ello son los inicios del feminismo mexicano y la apertura educativa, profesional y laboral para muchas mujeres, pero también la sobrexplotacién de muchas otras. A todos estos problemas hay que afiadir las diferencias de clase y de regién que existen en el México decimondnico. Establecer una periodizacién en femenino pata el siglo XIX me- xicano implica contemplar todos esos complejos procesos de cambio Silvia Arrom, Op. cit, pp. 316 y 55.3 Verena Radkau. “Hacia la construccién de loctemo femenino: el discurso cientifico del porfiriato al servicio de tna sociedad disciplinaria” en Papeles de Ja Casa Chata, ato 6, niim. 8, 1991, pp. 23-34. 217 en la condicion social de las mujeres, y lo que significaron para ellas, sin descontextualizar dichos procesos de la historia general mexicana decimnonénica, época de profundos cuestionamientos en aras de la construecién nacional. El trabajo no es nada facil. Perspectivas de investigactén La parte final de este trabajo la dedicaremos a identificar algunas de las temiticas que se han venido teabajando en los ultimos diez afios en tomo a la historia de las mujeres del siglo NUX en México, asi como las alas que se han enfrentado. Familia y° vida cotidiana. Fn tomo al pap que las mujeres de- sempefian en los tiempos cotidianos y las esferas domésticas destacan los trabajos de Julia Tufi6n,33 quien analiza sobre todo los esteceotipos femeninos de una época profundamente moralista.54 Tufién demuestra coms los limites entre lo pablico y lo privado en una sociedad par- cialmente capitalista como la mexicana, se confunden y se mezclan. De este modo, la familia es una institucién social y publica estrechamente vinculada a la vida econdémica y politica. Son sobre todo las familias de clase baja Jas que estin muy atadas ala cuestién econdmica: empleos disponibles, periodos de desempleo, tasas salariales... Mientras que la organizacién y division de las de clase media se aproximan mis a las nortnas prescriptivas. Para la historia de la mujer en la familia cs fundamental el papel de Ia Iglesia Catdlica, empefiada en conservar no sélo sus prerrogativas econdmicas y politicas sino también las morales. Por medio de cartas pastorales, escolastica, catecismos, concilios provinciales y sermones 53 Julia Tuiion, “Autologia ilustrada de las mexicanas, el siglo XIX (1821- 1880)", vol, 3 de la obra 1 Album de las mujeres, México, INAH, 1991 y Mujeres cn México: una historia olvidada, México, Planeta, 1987. 5! Existe también la monumental obra Historia Moderna de México de Cosio Villegas, en especial los tomos: La Republica Restaurada: la vida social ditigido por Luis Gonzalez, y de Moises Gonzilez. EI Portirian: vida social, México, Hermes, 1957. Obras de referencia obligada que no inchuimos en nuestro andisis por dos ra- zones: escapan 2 nuestros limites cronologicos y su estudio de la condicion de las mujeres es meramente marginal y esta fundamentado, sobre todo, en obras de ce rdcter prescriptive con una referencia muy general a estudios demogrificos. 218 morales, esa iglesia lucha por conservar su control dentro de la ins- titucién familiar, ditigiendo sus mensajes principalmente a la mujer. Las preguntas que quedan abiertas son: equé significé para las mujeres esta relacién dicotémica entre matrimonio civil y celigioso? equé re- lacién de género establece Ia Iglesia en oposicién al Estado laicoP Demografia. Los estudios demograficos de Arrom y Anderson en la Ciudad de México (1811) y Guadalajara (1821-1822), respectiva- mente, demuestran una gran movilidad de las mujeres en dichas ciu- dades. Es sorprendente la cantidad de mujeres que encabezan sus propias unidades domésticas (mientras Arrom encontsé que el 32.4 por ciento de sus muestras de jefes de unidad doméstica ~JUD—lo encabe- zan mujeres, Anderson lo ubicé en el 30 por ciento ).55 Sus muestras también presentan una gran disparidad en el indice de masculinidad, con un promedio de 79.1 hombres por cada 100 mujeres, por lo que éstas constituian el 55.7 por ciento y el 55.8 por ciento de la poblacién de entre 15 a 30 afios en México y Guadalajara, respectivamente. Este gran predominio de la poblacién femenina sobre la masculina se ex- plica por el factor migratorio: muchas mujeres emigraban hacia la ciu- dad de México y muchos hombres abandonaban Guadalajara. El Baron de Humboldt hablaba ya de que muchas mujeres iban ala ciudad como sirvientas y los hombres viajaban por todo el pais como arrieros. En virtud de Jo anterior, el mercado marital de hombres era bastante restcingido en ambas ciudades, lo que obligé a muchas mujeres que no conseguian marido o compajiero a buscar sus propios medios de sub- sistencia, ademas del alto indice de viudez entre las mujeres mayores de 40 afios. Ambos trabajos resaltan la gran variedad de actividades laborales que las mujeres desempefiaban, con un promedio de 38 di- ferentes ocupaciones: sirvientas y costureras, seguidas de comercian- tes, obrajeras, lavanderas, dulceras, empleadas, zapateras, tortilleras, atoleras, cigarreras, carpinteras, carniceras, cocineras, entre otras. 55 Silvia Arrom, “Marriage Patterns in Mexico City, 1881” en Journal of Family History, vols, 3-4, inviemno, 1978, p. 379; Rodney Anderson. Guadalajara a la con- sumacién de la Independencia: estudio de su poblacién segiin los pacrones de 1821-1822, Guadalajaca, UEG, 1983, pp. 79 y ss. 219 Fstos estudios contradicen ta creencia comin de que las mujeres © aban confinadas en el medio doméstico, todeadas de hiyos: por et contrario, el indice de concepciones-nacimientos cn ambas ciudades cra muy bajo (promedio de uno a dos hijos por mujer), por lo que la pro- hlemarica de la reproduccién representa otra bloque temiatico de la historia demogrifica de las mujeres. Ante estos datos me pregunto gen qué grado la mujer, como jefa de unidad doméstica, cjercid su auto- ridad? o zdependia de alguna estructura familiar extendida?, y equé grado de diferencia ocupacional se marca entre las mujeres de distintas clases sociales? 34 bien las estadisticas slo proporcionan una imagen de fas mu- jeres en conjunto, ademas de que sélo muestran una fotografia estitica elas cifras, los he- lidad, edad media al primer ma- trimonio, matrimonio exogdmico, legitimidad-ilegitumidad, duracion, de viudez, migracién..—, hechos que delinean las actividades cotidia- de la poblacién, lo interesante es descubrir, detris chos demopyaficos —patron de qupci nas, Jas responsabilidades y cl poder de las mujer Trabajo, El twabajo es uno de los temas que més se ha estudiado obre la historia de las mujeres en México en cl siglo XTX. La par- ticipacién laboral de las mujeres es muy significativa y diversificada, y est4 concentrada principalmente en el servicio doméstico, las tejedoras y las tabacaleras, fo que Carmen Ramos lama “impiar, coser y en- rollar”, sin embargo, todavia existen muchos problemas por resolver, sobre todo los relativos a tas transformaciones que dicho trabajo fe- menino sufre alo largo del siglo § Silvia Arrom, “Women’s Work and Family Respousabilities in Mexico City 1811", poneneia presentada en la American Historical Association Meeting, San Pran- cisco, diciembre de 1983; La mujer y el moviniento obrero mexicano en el siglo XIX: antoingia de la prensa, México, CHINO, 1975; Arturo Obregon, Lis obreras tabacaleras de la Chadd de México 1764 1925, México, CHM, 1982; Verena Radkau, La Fama yr ta vida. Una tibriea y sus obreras, México, CIESAS, 1984; Carmen Ramos. “Mujeres tra- bajacioras en el México porfiriano: género e ideologia” cn Revivra Huropea de Estudios Latinoumericanos y del Caribe, nim. 48, junio de 1990; Vivian Valens. Working Women in Mexico During the Portirinto, 1880-1910, San Prancisco, R&E Research Associates, 1978; John E. Kicza “la mujer y la vida comercial en la ciudad de México a fines de la colonia” en Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, \) AM-A,septiembre-diciembre de 1981. 220 Es importante profundizar en cémo los ciclos de la economia nacional afectan los patrones de trabajo femenino. Se sabe de la fuerte contraccién que los salarios de las cigarreras y costureras sufrieron en Jas Ultimas décadas del siglo; incluso muchas veces sus plazas laborales fueron ocupadas por mano de obra de presos, con salarios muy infe- riores a los del mercado. Pero hay que averiguar qué significé para las mujeres el incipiente proceso de industrializacion y la creacién de nue- vos empleos, asi como Ia desvalotizacién de otros. En relacién con esto Ultimo el caso mas conocido es el de las costureras, cuyo oficio, a prin- cipios de siglo, era considerado un trabajo “decente”; incluso lo de- sempefiaban criollas. Mas adelante, con la abolicin de los gremios, en 1857, y el establecimiento de talleres y fabricas, el oficio legé a colo- carse como uno de los mas difundidos entre las mujeres, pero también como uno de los peor pagados. Apesar de los bajos salarios de las costureras y tabacaleras,en com- paracion con los de los hombres, los estudios sobre el tema también han demostrado que fueron de los mejor pagados dentro de las ocu- paciones femeninas de clase baja, pero también de los mas conflictivos. Entre las costureras y tabacaleras surgieron algunas de las primeras ofganizaciones femeninas estrechamente vinculadas con el movimien- to sindicalista. Otro tema que también esta planteado es como se va dando la pro- fesionalizacion del trabajo enlas mujeres y como, tras la modemizacion potfiriana, surgen los oficios “femeninos” como los de litégrafas, en- cuademadoras, telegrafistas, taquigrafas, tenedoras de libros, etcéte- ras? Una mencién a la prostitucidn, fantasma que recorre los escritos de moralistas, legistadotes, educadores y hombres de la Iglesia, quienes teflexionan sobre la condicién de la mujer y dicen promover la edu- cacion femenina para contrarrestar ese tan difundido “c4ncer”. Duran- te toda la época republicana, desde los primeros gobiernos federales 5? Ver Carmen Ramos. “Seitortias porficianas: mujer e ideologia en el México progresista 1880-1910” en Preseacia y transparencta, La mujer en la historia de Me- xico, México, Colmex, 1978, pp. 143 y ss. 221 hastz el Imperio de Maximiliano y el Portiriato, se crean sociedades filanirépicas que buscan la regeneracidn de las mujeres, “Asilo de las Arresentidas”, yse establece un control sanitario y policiaco con la idea de vigilar y reglamentar el ejercicio de la prostitucién.ss Sin embargo, todavia no se conocen datos demograficos sobre este tema: ¢quiénes son las prostitutas? ¢cudl es su origen econdmico-social? ¢son la falta de educacién formal y de oportunidades de trabajo las causas de la prosntucién? Tampoco se conoce nada sobre los clientes. Polfuca y Estado. Uno de los Ambitos cn los que la presencia real de las mujeres es muy marginal es el de la politica y el Fstado mexicano del siglo XIX. Sin embargo, es de fundamental importancia conocer la construccion de género y la representacion simbdlica que las mujeres tienen en los discursos politicos, tanto de liberales como de conserva- dores. Falta profundizar en ta obra de teéricos como José Maria Tuis Mora y Lucas Alamén, y establecer las diferencias 0 similitudes que se dan en torn ala cucstién de los géneros femenino y masculino equé categorizacion elabora el Estado liberal mexicano en torno al sexo fe- menino, y cual es Ta diferencia con la que construye el partido con- y servador? Por otro lado, la relacidn entre la ideologia democratica del li- beralismo y el género también merece un espacio. Asi, podemos pre- guntarnos qué significa para las mujeres mexicanas la reforma liberal. Hace falta analizar, también, los argumentos basicos dela doble moral liberal, que plantea la igualdad de los hombres ante la ley pero la di- ferenciaci6a entre lo pablico y lo privado. Para cl hberalismo lo privado se encuentra lejos de la democracia formal y, por lo tanto, se deben mantener las diferencias entre los hombres y fas mujeres. Charles Hale ha profundizado en la complejidad del pensamiento liberal mexicano y er. sus tres distintas ctapas: el liberalismo constitucional de la época de Mora, que se sujeta alos principios téoricos de la libertad individual; ) liberalismo de la Reforma, que toma en cuenta las esteucturas existentes del pueblo y que trata de promover una reforma social; y el 5 Guadalupe Rios y Marcela Suarez, “Reglamentatismo, historia y prostitutas” on Constelaciones de modernidad, tomo U1, Anario Conmemorativo del V Cen- tenario de la legada de Pspaiia a América, Mésico, UAM-A, 1990, pp. 127-150. 222 liberal-conservadurismo de la época porfiriana, que basa la politica ya no en abstracciones sino en la ciencia positiva con interés practico.5 Falta profundizar en el significado que para las mujeres tuviecon estos cambios. Se conocen de manera fragmentaria las ideas de los pensadores mas importantes de la época en torno alas mujeres: Mora habla de que Ja situacién de las mujeres habia progresado gracias a la ensefianza; Alaman menciona la corrupcién de las costumbres en las ciudades a diferencia de las costumbres de las mujeres ejemplares del México rural; FemAndez de Lizardi promueve el modelo de educacién feme- nina, aquel que le ensefia a ser buena esposa y madre; el industrial re- formador Estevan de Antufiano habla de las “ventajas” del trabajo de las mujeres; Guillermo Prieto defiende el modelo de mujer ideal “fe- menina”; Melchor Ocampo, en su famosa Epjistola del Matrimonio, dice que las mayores gracias de la mujer sonla hermosura y la debilidad; Francisco Zarco techaza la capacidad politica de las mujeres; José Ma- tia Vigil se burla de las “modernas Evas” que promueven el voto fe- menino, aunque también defiende la “realizacién” de la mujer por me- dio de la educacién y rescata la literatura femenina; Justo Sierra dice a jas mujeres que es mejor para ellas formar almas y sentimiento que le- yes; Horacio Barreda habla de Ia inferioridad fisica de la mujer pero establece su superioridad moral; Andrés Molina Henriquez también trata Ja inferioridad bioldgica de la mujer y desecha el feminismo por considerar que invierte sus funciones naturales; y por fin, el hombre que nada a contracorriente, el historiador Genato Garcia, quien pro- mueve el suftagio femenino. Hace falta estructurar, desde la categoria de género, un andlisis mucho mas serio de las principales corrientes del pensamiento politico del siglo XIX: los ilustrados, los liberales, los con- servadores, los positivistas y los anarquistas, ademas de los religiosos. 5° Ver Charles Hale, E/ liberalismo mexicano en la epoca de Mora, México, Siglo XI Editores, 1972; La teansformacién del liberalismo mexicano a Gines det siglo XIX, México, Vuelta, 1991; y el articulo “Fundacién de la modernidad me- xicana” en Nexos, México, nim. 170, febrero de 1992, pp. 45-54. 223 Legistecton. Va condicién legal de la najer en el siglo NUN es un tema ampliamente estudiado. A pe: urde los importantes cambios ju- ridicos entre las leyes coloniale: y liberales —como gon la introduccién de toda la legislacisn civil, con Ta Liberalizacién del matrimonio, el divorcio, y la facultad de heredar y comerciar de manera mucho més li- bre que en ef pasade-+ persisre fa infertoridad juridica de la mujer en. relacién al hombee. La desipualdad legal se presenta en téeminos no tant de capacidad sino de propiedad y tradi i6n. Metodoldgicamente hablando el ustudie dela legislacién implica tres problemas: cl primero, ladable moralidad en cl pensamiento liberal, los reformadores buscan colovar a todos los hombres en un plano de wgualdad ante la ley, pero la miujet. adsctita al mando pnvado, lejos de la democracia politica win suconcepeifin, no debe gozar de la hihe adylaxgualdad sino sélo de una participacidn restringila en el progress cls de! ndo, la mayoria s fuentes que existe son normativas das Teves, su justificacién y sus comentarios) y han sido claboradas por hombres; y l tercero, la poca relacin que siempre ha esistido entre Sa ley v el comportamiento real de Tas personas. Por eso el andlisis juridico debe ser complemen- rade con Ta investigacion, en archives, de procesos judiciales de di- vorcio, regstros notanales, tesramentarios..., en donde podamos en- concrar la es periencia real de las mujeres como sujetos sociales, Educaciin. Uno de los temas mis tratades por los reformadores dela época es ef de la ensefianzas! Tanto libres como positivistas cifran, wi ilvia Accom “Cambios en la condicion jordica de la mujer mexicana en el sigh NN” on Afemortis del H Congreso de Derecho Mexicano, México, UNAM/IL), 1981, pp. 493-518; Ingrid Brena, “Los regineaes patrimon ebsighs NTS en México”, Graciela Macedo. ef edgimen matrimonio de bienes en la codifs de Aiba. Vduviges Vi ies del matrimonio en upervivieneia del derecho colonial en i6n civil mexicana”; Mascia Munoz condicion juridica de la mujer cn ls doctrina mexicana del siglo XIX"; otas historicas sobre la capacidad juridica de lamujer en los derechos espanol, indiang y del mexicano independiente, para el desempefo de ofiios publicos y disfrute de los derechos subjctives publicos” en Memorias det LV Congreso de Historia del Derecho Mexicano, vols. |v 2, Méxieo, UNAM/TI], qquez Montes.“ 1988; Mania Morincan, Sitacitin jartidica de tv mujer en ef Mexico del sigha XIX, México, Siglo XNE Kdivores, 1975, 4 Para profiaudizar ver Fzequiel Chi noacional” en Mexico: 224 la idea de mejorar la condicién de la mujer por medio de Ia educacién; desde las reformas borbénicas, que pregonan la idea de al fabetizar alas mujetes, y las de José Maria Luis Mora, en 1833, pasando por las es- cuelas de las “amigas”, hasta la reforma educativa de Gabino Barreda, en 1867, se insiste en la necesidad de preparar a la mujer, casi siempre para ser madre responsable, esposa ahorrativa y compafiera util para el hombre. Se utilizan dos argumentos a lo largo del siglo XIX para una mejor educacin de la mujer: )a educacién liberara a la mujer de su triste situacion erradicando la prostitucion y 2)la mujer educada, como educadora ilustrada de sus hijos, proporcionara una base sdlida pata la socializacién adecuada de éstos y la teansmisin de valores sociales y morales.6? Todavia falta responder a la pregunta ztodo este esfuerzo educativo, desde los Borbones hasta el Porfiriato, transformé en algo las relaciones entre hombres y mujeres?, ccdmo se perpettian o mo- difican los papeles de las mujeres en la educacion formal? También se requiere establecer una periodizacin de las distintas etapas por las que atraviesa la educacion de la mujer en el siglo XTX, subrayando los importantes cambios de la reforma educativa de 1867, lacreaci6n de secundarias (1869) y escuelas de artes y oficios para mu- jeres (1871), las escuelas nocturnas para trabajadoras, la difusidn de la tarea especial de la mujer como maestra de los nifios (con una enorme dedicacién y muy baja compensacién);o bien el inicio de la posibilidad, para las mujeres, de ¢jercer una profesion, y el surgimiento de las pri meras médicas y abogadas... Es necesario analizar todos estos cambios dentro de un contexto de clase y género que permitan conocer la situa- cidn real de las mujeres del México decimonénico. Feminismo. Quiza cause extraiieza proponer el feminismo como un tema de investigacion historiografica para el siglo XTX en México. Sin embargo, el feminismo es un fenédmeno histérico de las sociedades modernas que, en términos generales y dentro de una gran diversidad su evolucién social, tomo 1, vol. 2, (ed. Justo Sicrra), México, Ballesco y Cia, 1901, pp. 468-602. ® Francoise Carner. “Estercotipos femeninos en el siglo XIX” en Presencia J- transparencia. La mujer en Ia historia de México, México, El Colegio de México, 1987, pp. 95-109. 225 histénic: jonforma a partir de la organizacion de: algunas mujeres que busean una mejoria de su condicién social como tales. Para el caso mexicano, dichas organizaciones femeniles surgen durante él periodo porfrista.% En el Ultimo tercio de ese siglo pueden identificarse ideas y debates publics en toro al feminismo, término que comienza a ser utilizado tanto por la prensa obrera como por los tedricos positivistas que en su mayoria lo estigamatizan como sindnimo de libertinaje.+ Para explicar las caracteristicas del feminismo mexicano resultan de sua utilidad los panimetios metodoldgicos que marca Karen Offen.65 Fista autora propone dos categorias concepruales para el andlisis del feminisme decimonénico, cf individualista y el relacionista. El primero, se desarrolla cn los paises protestantes, bajo la unidad basica de los derechos individuales, y busca 1a igualdad entre cl hombre y la mujer. LI segunde se desarrolla, sobre todo, en los paises de tradicion catélica quc promueven una mejoria en la posicion de la mujer pero en funcion de su “relacién” de madre © esposa, es decir, parten de las diferencias sociales en las funciones exuales de los hombres y las mujeres. LJ feminismo que en Mexico se desarrolla con la modernidad por- firiana podemos conceptualizarlo como uno selacionista, com sus re- clamos de educacién, organizacién de ayuda para las mujeres y la critica a subvertic ef papel tra- dicional de la mujer como madre o esposa, pero que, desde sus plan- tearnientos relacionistas, realiza importantes criticas ala sociedad de la época. Hintre sus principales promotores estin Laureana Wright de Kleinhams, Dolores Jiménez y Muro y Genaro Garesa, Hacia finales de ata legislacién. His un feminismo que no bus siglo surgen periddicos y tevistas, dirigides por mujeres que tratan de 4 La difusion del témino de ferminisne en América J atina es tratada por K. Offen. Op. cit 6 Ver Lanier ene movimiento obrero ca el sigio NIN: antelogia de la prensa bbrera.. op. oft, Horacio: Barreda. “Estudio sobre el feminismo” en Revista Po- sitiva, 1909 & Para profundizar on las distintas definictoues histOricas del feminismo y en los problemas metodslogicos que plantea su investigacién ver Karen Offen. “De- finir el ferninismo: un andlisis historico comparativo” en #isroria Social, atm. 9, Hspana, invierno de 1991, pp. 103-136 220 promover sus ideales, asi como publicaciones con distintos ensayos sobre historia y asuntos de mujeres.66 Es importante también tener presente la movilizacién de las mu- jetes que, para sustentar peticiones colectivas, se dio en el siglo XLX; sus demandas eran firmadas exclusivamente por mujeres que presen- taban sus argumentos en términos de las necesidades especiales de su “sexo”. Dos de los casos mas conocidos son: la petici6n que un geupo de mujeres envid al presidente Comonfort, en 1856, solicitando el es- tablecimiento de educacién secundaria paca mujeres®’ y el reclamo de las cigarreras que solicitaron proteccién laboral especifica para su “se- xo”, La generacidn siguiente exigiria el derecho a ingresat en las uni- versidades y a ejercer profesiones. Algunas de las principales organizaciones constituidas por muje- tes fueron las filantrdpicas y de beneficencia. A principios del siglo XIX. la beneficencia la ejercian, sobre todo, la Iglesia secular y las ordenes mendicantes; hacia mediados de ese siglo dicha actividad se centré en las Hermanas de Ia Caridad, y en las postrimerias se formaron las so- ciedades mutualistas protestantes que buscaban promover la educa- cidn de los hijos y la moralizacién de la sociedad.68 Conclusiones Queda mucho por hacer y por definir sobre la historia de las mujeres, sin embargo, empieza a quedar claro lo que no se debe hacer y sus ac- tuales limitantes. Si bien el pensamiento feminista fue el estimulo inicial de esta nueva historia, muy pronto se convirtid en su mayor desventaja. Cuan- do las ferninistas quisieron trastadar los valores y las luchas de las mujeres © Para un recuento de las publicaciones periddicas femeninas aparecidas en el sigho XIX ver Ma, del Carmen Ruiz. “Revistas femeninas (siglo XTX)” [manuscrito], PIEM, Colmex. © Anna Macias, Against all Odds: che Feminist Movement in Mexico to 1940, Londres, Greenwood Press, 1992, pp. 9 y ss. Vease Jean Pierre Bastian. “Modelos de mujer protestante: ideologia religiosa y educacién femenina 1880-1910" en Presencia y rransparencit,.. op. cit, pp. 163 180. 227 del presente sobre el pasado, cometieron muchos ertores de anacronia. Alqueter ver en la historia de las mujeres ¢l lento asceaso heroico hacia su litertad, sdlo se consiguiG anular la posibilidad de mantener “un verdadero didlogo co los avances y los retracesos en la condicién de las mujeres, o estudiar la opresién y documentar el honor en ta resistencia, sino la complejidad de los procesos y !a diversidad de las experiencias de esas mujeres que Vivieron de muchas maneras la dominacién masculina, pero tambien ejerc’cron una gran diversidad de poderes altetnos La importante categoria de género se encuentra en mujeres del pasado”. Jo importante no son, actualidaden una profunda crisis debido a que su aplicacion se ha vulgarizado e in- cluso usado como sindénimo de historia de tas mujeres, sin ningtin con- tenido en especifico, neutralizando asi sus fundamentos al verse con- vertida en una moda caprichosa. FI reto esta en procucir una historio- grafia que incluya el andlisis de género dentro de un cuerpo tedrico que explique las desigualdades y diferencias entr una simple historia descriptiva que eve por titulo “Historia del gé- mujeres y hombres y no nero” y que nos hable de las anécdotas ala manera tradicional Para el Caso mexicano es necesario superar las limitantes que plan- izar interpretaciones de sintesis, mas estructuradas y contextualizadas, que puedan explicar las continuidades y discontinuidades, las permanencias y los cambios. Finalmente, la histociografia de las mujeres debe apunrara la meta de construir una historia yano de las mujeres, sino una historia total que tean los estudios monogriticas y comenzar a re: rebase el androcentrismo, Hace falta insertar esta historia en procesos globales, formular explicaciones que elaboren un verdadero conoci- miento sobre el pasado, incluyendo a hombres y mujeres en los pro- cesos sociales que han ido conformando el complejo mosaico Hama- do México. © Gigela Bock. Op. eit, p. 58. 228

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