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Freud: de la interpretacién de los sintomas a la interpretacién de los suefios André Bolzinger* Nuestra lectura de Die Traumdeutung no puede limitarse a las paginas impresas que tenemos bajo los ojos. Ese libro no es un texto sagrado que deberiamos abordar como si fuera el Decdlogo o el Cordn, o un escrito inspirado que se bastaria a si mismo y que podria leerse sin preliminares y sin referencias. La Traumbuch de Freud se inscribe ante todo en una éptica profesional y en una tradicién cultural que resulta itil poner de relieve. El texto original! aparecié en 1900, y en cada edicién el autor introdujo nuevos agregados, de suerte que podria verse en ello una especie de carta de viaje. Pero si Freud registré asi Jos progresos de su prictica, su libro no es sin embargo un manual pedagégico. Podemos ciertamente encontrar ahi ciertos consejos, pero estos son raros, Por ejemplo, Freud invita a poner la atencién, de entrada, sobre las palabras pronunciadas en el suefio, sobre las palabras que el sofiante pondria entre paréntesis. Sefiala también que seria interesante pedir a veces un segundo relato del mismo suelo y comparar las dos versiones. Recomienda sobre todo considerar el suefio como un texto que no admite ninguna modificacién en la transcripeién, y ningin resumen. Cada palabra tiene su importancia, incluido un simple adverbio o el comentario segin el cual ese suefio es verdaderamente extraiio. Freud agrega a sus consejos una maxima que toma prestada de Claude Bernard: hay que trabajar como una bestia, dice él, sin fatigarse, seguir desglosando el menor detalle del suefio, sin preocuparse por saber hacia dénde se va, sin preguntarse si se avanza’. La maxima guarda cortespondencia con el movimiento mismo del texto freudiano. Pero excluye todo proyecto de guiar con precisién a un analista principiante y de sugerirle el arte y la manera de dar una interpretacién en la sesién’, Die Traumdeutung es mas bien la obra que construye un sabio en su mesa de trabajo, el informe de una exploracién cientifica a través de un dominio que se reconoce como inaprensible. Querria poner ‘de relieve tres aspectos de este texto fundador: como un discurso del método, como un tratado de la interpretacién y como un tratado del inconsciente. * Bolzinger, André. « Freud: de Pimerprétation des symprimes a l'interprétation des reves». En Le Cog héron, Editions Erés, France, n° 196, 2009/1. Traduccién de Syvia De Castro Korg, Profesoraasociada de la Escuela de Estudios en Psicoandlsis y Cultura de la Universidad Nacional de Colombia (no revisada por el auton, El autor toma las citas del texto original “Die Traumdeutung”, Gesammelte Werke, t. II-III (GW, I, Ill con. la indicacign dela pagina), la traduecin fanoesa de Meyerson-Berger, Pais, PUF, 1967. Por nuesta pate uilizaremos la vaduecién al espaol de José de Etchevery, Buenos Aires, Amorrort, 1980, (N de a). * Freud, “La interpretacion de los suefios”, en Obras Completas. (Buenos Aires: Amorrortu, 1980), Vol. V, sit * Tanto mas cuanto que la cuestién de la transferencia esta, en este texto de 1900, atin lejos. Ss Un discurso del método El titulo del libro indica que el autor va a mostrar cémo ha procedido y qué es lo que ha obtenido. Como en toda investigacién cientifica, no basta con exponer los resultados, es necesario también anunciar el método que se ha seguido que es, en este caso, un método de interpretacién. Abramos un instante los diccionarios para descubrir que la palabra interpretacién tiene una doble acepeién: se puede interpretar como lo hace un sabio, o interpretar como un miisico. De un lado, la interpretacién es una explicacién, un estudio (experimental, preferiblemente) de mecanismos y de causas. De otro lado, la interpretacién es una intervencién para dar sentido a una formulacién poco accesible al comin de los mortales; en este caso, es el ejemplo del artista el que toma la delantera, la ejecucién del solista o de la orquesta cuando interpretan una partitura con ocasién de un concierto. El método de Freud se inscribe en esta doble dimensi6n, musical y cientifica. Se trata en principio de dar un sentido a tal sueiio, interpretindolo como el piano de Glenn Gould interpreta tal pieza de Bach. Se trata también de explicar los determinantes del suefio en general? Este paso més allé de la interpretacién no seri posible sino hasta el famoso capitulo VII de Die Traumdeutung. + Recordemos que en la primera traduccién francesa el titulo que se adopts fue La ciencia de los suefos. Pero es claro que el verbo deuten y el sustantivo Deutung significan exactamente interpretar ¢ interpretacién. No obstante, el traductor juzgé util invocar mas bien la ciencia, a fin de tranquilizar a los investigadores apasionados por el rigor y la objetividad. En la légica hipotético-deductiva que gobiema las disciplinas cientificas, deducir se considera la operacién intelectual de base, irreprochable desde el punto de vista racional. Interpretar, al contrario, procede de un proceso inductivo. Ese eslabén faltante en la caden: de razonamientos introduce el riesgo de que la objetividad se desvie. La prictica del médico, y por supuesto la de Freud, transita siempre entre deduccién e interpretacién. En algunos casos el diagnéstico se impone como una deduccién, pero en otras circunstancias es un ejercicio de interpretacién. Por sus trabajos de laboratorio Freud tenia el perfil profesional de. un sabio “positivo”; tras su microscopio él procedia por observacién y deduccién. Pero su prictica era diferente en su consultorio. Escuchaba, examinaba al enfermo y, a partir de ahi, adivinaba, interpretaba. Interpretar un sintoma es una manera de desplegar las resonancias de ese sintoma, tal como se haria con un trozo de miisica. Veremos cémo Freud pasé de la interpretacién de los sintomas a la interpretacién de los suefios. Pero antes de analizar esa transicién, midamos la audacia de Freud. En Viena, como en otras partes, los hombres de ciencia consideraban la materia onirica como un resto insignificante de la actividad cerebral. Un testo no es digno de interpretacién, no es interpretable. Freud era conciente de las reticencias de sus colegas, sabia que su libro se oponia a las opiniones dominantes. Lo dice explicitamente: “Mi premisa de que los sueiios son interpretables entra enseguida en contradiccién con la doctrina prevaleciente sobre el suefio, y aun con todas las teorias sobre el suefio™, Los partidarios de la ciencia positiva se cuidaban de la interpretacién de los suefios como de una enfermedad vergonzosa para la inteligencia, abandondndola a los practicantes de las ciencias adivinatorias, a los augures, a los magos 0 a los visionarios. Se entrevén las razones por las cuales la primera traduccién {al francés] borré la idea de la interpretacién de suefios reemplazando esta nocién sulfurosa por un titulo mds serio, més modemo, mas noble: “ciencia de los suefios”, Sin embargo, las ciencias adivinatorias y sus métodos de interpretacion merecian crédito. Existia la necromancia, el arte de leer en los cadaveres. Existe hoy en dia ain la quiromancia, que sabe leer el porvenir en las lineas de la mano. Existe la cartomancia, que sabe ver en la distribucién de las cartas las iiltimas novedades del mafiana. Y existe la oniromancia, que sabe interpretar los suefios. Todo esto nos conduce directamente a Freud y a su audaz método, entre necromancia y oniromancia, pues fue estudiando los cadaveres y aprendiendo a interpretarlos que él se facilité los medios para interpretar los suefios. La influencia de Charcot Un rodeo por la historia de la medicina se hace necesario aqui. Cuando Freud llega a Paris, en octubre de 1885, descubre un estilo médico diferente de aquel que habia conocido en Viena. Todos los médicos de las universidades germénicas manifestaban un gran apetito de especulacién tedrica, de hipétesis, de deducciones y de explicaciones, al margen de su prictica. En la facultad de medicina de Paris, al contrario, una cierta divisién del trabajo se habia impuesto: de un lado, los clinicos y los anatomistas, cuyo trabajo consiste en describir los signos clinicos en el Jecho del enfermo o, atin, las lesiones en la mesa de la autopsia después de abrir el cadaver. De otro lado, los fisiblogos, que se dedican a explicar los fenémenos patolégicos planteando hipétesis, realizando luego experimentos para validar sus hipétesis con el fin de discernir los mecanismos y las causas de las enfermedades. Freud habia aprendido de Charcot la utilidad de una frontera bien trazada entre aquellos que describen y los que explican: Charcot dejaba a otros el cuidado de imaginar protocolos experimeniales e hipétesis iitiles para el progreso de la ciencia. El enseftaba a sus alumnos que lo importante era primero ver y aprender a ver. Es en ese sentido que Freud deca que Charcot era una visual. Charcot tenia la ambicién de ver lo que nadie habia visto ain y de saber decir eso que é] habia visto. Tenia la ambicién de describir, snicamente describir. Hoy en dia, por lo general, tenemos una idea minimalista y peyorativa de la descripcién. Como si describir fuera una tarea de poca envergadura, la funcién de un periodista reportero o de un turista que regresa de vacaciones. La descripcién en el sentido de Charcot era totalmente otra cosa. Describir es poner en palabras los datos perceptivos, es distinguir los detalles significativos, no poner todo en el mismo plano, hacer aparecer algunos “ Freud, “La interpretacién de los suefios”, Op. Cit, Vol. IV, 118. pequefios matices que tendrén valor de criterios. En una palabra, describir es examinar, analizar, desglosar, sopesar. Pero sin pretender una explicacién causal. Quienes se dicen clinicos estén, eso se sabe, diversamente dotados para la descripeién. Hay quienes se contentan con una breve vifieta, y el lector no puede sacar de eso gran cosa. Hay quienes son tan charlatanes que se dirigen hacia lo superfluo y hacia la mezcla entre una cosa y cualquier otra. Y hay quienes, gracias a una serie de palabras apropiadas, despejan algunos aspectos poco evidentes y consiguen asi revelar lo que teniamos ante los ojos sin haber legado a verlo. Esta era la manera de Charcot, es también la manera de Freud: describir, analizar, sin buscar explicar. Los autores de la segunda mitad del siglo XIX se plantearon muchas cuestiones sobre el suefio, en particular sobre el estado psicolégico que da nacimiento a los suefios. La tarea era casi imposible: quien suefia es poco cooperante, pues est dormido, y si se lo despierta, no estard ya en estado de suefio. Freud rompe con esos razonamientos nebulosos. Decide estudiar, no el estado de sueiio, sino el relato del suefio. Hay ahi, al fin, un objeto de estudio conereto, bien delimitado, accesible a la ambicién descriptiva GEn qué puede consistir la descripcién de un suefio? Es necesario distinguir aqui de manera rigurosa el método del sofiante de aquel del psicoanalista, El primero no describe su suefio, lo relata, Es el analista quien tendré a su cargo describirlo, pero el blanco de la deseripeién no es el suefio en general: se trata de describir eSe suefio en particular, el relato del suenio que el sofiante acaba de contar. El analista recoge este texto, toma nota de él. Y, en el relato, palabra a palabra, el analista repara, por ejemplo, en ciertas repeticiones, ciertas dudas, ciertas expresiones de doble sentido. Mas alli de estos elementos formales, el texto enunciado por el softante es también examinado en su contenido figurativo. Freud subraya asi que las imagenes del suefio son més o menos vivas y que la intensidad de Ja imagen revela una condensacién de elementos representados; entre mas mumerosos sean los elementos representados, mayor es la vivacidad de la imagen, Una atencién particular le presta a discemir los indices de una deformacién del material onirico. Se trata de describir esos indices diferentes. Describir las condensaciones por superposicién y amalgama de elementos heterogéneos. Describir los desplazamientos de cadenas asociativas, Describir los procedimientos que transforman en imagenes un mensaje verbal y, en particular, la suerte de imAgenes mediante las cuales ciertas modalidades logicas encuentran un aspecto figurativo, como la negacién o la contradiccién, Deseribir también de qué manera el sofiador se encarga de hacer razonable una sucesién absurda de imagenes. En esta enumeracién se reconocen los cuatro factores que son evidentes en el relato de un suefio: la condensacién, el desplazamiento, la figuracién y la elaboracién secundaria. Esos cuatro factores no son hipétesis de Freud: él ha visto que operan en el suefio, los describe. Esta descripcién no es una afirmacién de probabilidades, antes bien, delimita un material Positivo, permite deducir lo que puede ser percibido. Una preciosa férmula de Freud retne este conjunto de indices y de trazas: el suefio es un rébus*. Ahora bien, describir un rébus, * Freud, S. “La interpretacién de los suefios”, Op. Cit., Vol. IV, 286, describirlo de la manera més precisa, es exactamente hacer su lectura y, por consiguiente, interpretarlo, En cuanto a explicar el rébus en general, buscar sus origenes y sus causas, eso es otro asunto. Una crisis de credibilidad Pasemos ahora del discurso del método al tratado de la interpretacién. En los afios 1870-1880, la logica médica vivid una larga crisis que hizo dudar de los fundamentos sobre los cuales se habia sostenido. Ese malestar fue un momento esencial de a formacién intelectual de Freud, y seria dificil comprender su aproximacién a los suefios sino se mide su alcance. Est4 permanentemente en el trasfondo del libro de los suefios. Era una’ crisis de credibilidad, una crisis epistemolégica que tocaba de frente a los especialistas del sistema nervioso, y esto por una doble razén: en primer lugar, porque ponia a prueba el regulador principal de los razonamientos en neuropatologia, el modelo anatomo-

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