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1 Fauci ‘Desarrotte Econémica, v.22, N°87 loctubrediciembre 1982} . LOS ESCRITOS POLITICOS DE MAX WEBER: ‘LA POLITICA COMO LUCHA CONTRA * EL DESENCANTAMIENTO JUAN CARLOS PORTANTIERO* Se puede ectifour ta honradez de un tutelecruel contemportneo foe.) Dor ia postura respecto a Nietzsche y Mare, Quien no adratta que’ no podria Hevar a exbo To mis importante ‘m1 trabajo sin ontar con la Obra de estor hombres se engafa a si mismo y enema @ los demis. Muesiro mundo intelectual ha aldo molleado en 8 ‘mayor parte por Marx y Nietzsche. (Max Weber) 1 Es evidente en la produccign sociolé- sgica actual un revival weberiano. El dato se hace partieulermente notorio si se examina la literatura sociopolitice de filiacion marxista, sobre todo europea. En Europa y especialmente en italia— tiene ugar ah _descubrimients“trdfo- ta Weber gue 2o_gusie sor ds osindo de i “erie dd io" entendida en su sentido més Forido; como percepeion, a menudo pa. ‘Biica, ‘de que existen preguntas sobre el mundo contemporéneo que ni Marx ni Jos marcismos pueden responder. Otra ‘omnipotencis tedrica se ha desmoronado (aque quiere decir, hoy, ser marsisia?) y en Jos espacios abiertos por esa caida, obras monumentales como las de Weber adquie~ en, inevitablemente, el cardcter de un esti- mulo irreemplazable. El viejo problema de la relacién entre Marx y Weber (que siem- pre preoeups a éate y que impregné en los veinte y prineipiog de tos treinta a la eritica alemana y centrocuropea en gene- ral) vuelve a ser planteado ahora como un interrogante erucial. E] dilema sobre la oposicion y/o com- plementacion entre ambos autores, que fuera desnaturalizado por ese elegante edificio de sfntesis conceptual con que Parsons, a mediados de los treinta, corona Je clencia social “burguesa”, reaparece hoy luego que también el marxismo of! ial (notablemente en Ia version domest!- cada de Lukacz, disefpulo de Weber que eneribe La destruccion de la razén), lo arrojé a la fosa comin del “irracionalismo” ¥ del protonszismo, Pero més alld de los silencios o de las negeciones, Ja frase atribuida a Weber que coloca como epigrafe encierra una Ge las mas altas posibilidades para encarar ‘una erftiea de le razin contemporinea (y no s6lo de la raz6n capitalista), con la con- dicién de que a los nombres’ de Marc y Nietzsche se le agreguen, por lo menos, el de Freud y el del propio Weber, Fue en nuestro idioma y gracias & los “transterrados” espaiioles en México donde se publied, a prineipios de los cusrenta, la primera version no alemana de Zeonomia sociedad (aperecido originalmente en 1922); veintiséis afios_pasaron desde esa pionera edicidn de Fondo de Cultura Eeonémica para que apareciera una version completa del libro en inglés. En el mundo cultural anglosajon Weber habia legedo a través de los filtros de Parsons (aunque habria que sgregar su recuperacion més marginal hecha por ose magnifico outsider + Fecattea ymericana de Ciencias So- aot aS es : LOS ESCRITOS POLITICOS DE MAX WEBER politica en la Alemania posmarckiana, El caso de los jurkers y Ia desaparicion ‘del mnis grande de ellos” leva al joven Weber a preguntarse si alguna clase eaté en condi- ciones, en Alemania, de asumir In repre- sentacién de la nacion, de constituir al Estado que, contra toda la metaffsica politica alemana desde Hegel en adelante, no es para Weber algo indefinido, mis- tico, “sino I organizaciOn terrenal del poder de Ix nacién”, en un murido en el jue todos los procesos sociales son “Iu- 3s de dominio” 5, ‘Weber, frente al crepisculo del proyecto Viamarckiano se interrogs, en primer lugar, ai la burguesfa olemana ‘estarg en condi- clones de asumir esa funeion politica va- cante. “Soy un miembro de la clase bur~ guesa, me siento como tal y he sido edu- cado en sus puntos de vista y en sus ideales. Pero ee tarea propia de nuestra ciencia decir aquello que no se escuche de buen grado y cuando me pregunto si hoy la bur- questa slemana estd madura pera conver- tise en la clase polftica dirigente de la macién yoo que no estoy en condiciones, hhasla la fecha, de responder afirmativa- mente” (I, pig. 26). Mientras una parte de la gran burguesia “siente demasiado abiertamente la nostalgia de un nuevo César que la proteja", otra porcién “esid hundida en el filisteismo politico” @, pag. 26). “En el otro extremo, zpodria esperarse que el proletariado asumiera esa tarea? Weber considera que tampoco éete se halla politieamente maduro y que no lo estaré mienizas sea dirigido (y aqui resume todo su encono contra In soclaldemocracia) por ‘una camarilla de periodistas", por Spurguetes desclasedos”, por “macstritos politicos (que) carecen de los grandes ins- fintos de poder de una close llamada a la direccién politica” (I, pég. 27). La mayor amensza que se cierne sobre Alemania © goss sana _paree Sapo ara portar sobre sf los intereses de poten Be cee yw case obrets To Rr na ies poltennta come pa om fo politfcamente como para sustitux texto, que habit a “Hide considerado como la prueba mis flagrante del “nacionalismo-imperialista” de Weber (sin que el ealificativo sea exage- rado) aparecen. varias claves para entender el desarrollo futuro de su pensamiento. Weber es un hijo legitimo de ese mundo alemdn guillermino trubado, en la posiblll- 433 dad de construir un lideraago politico a fa altura del inaugurado por el fendador de ln unidad alemana y que ird descubrien- do dramiticamente la imposibilidad de la emergencia de una clase dirigente capax de ‘consolidar a su patria como potencia. En este sentido habia aeimilado a lec- ‘idm que acerca de la relacibn entre econo- mfa y Estado proporcionaba el desarrollo capitalista “tardio” de Alemania. La refle- xion sobre esa revolucién desde arriba encarnads en el “canciller de hierro” ("el Estado alemdn no ha sido fundado por la fuerza autonoma de la burguesia”), habré de contribuir a alejerlo de concepciones tedricas calificadas como socloséntricas =marciamo y lberalismo— y, de alguna manera, a invertir ese esquema, pero no para fusdar una meteffsica del Estado sino una sociologta de éste. HL marxismo dela II Internacional y el Uberalismo eran incapaces, en la percep- cién de Weber, de dar cuenta de situsciones del tipo de Ja expansi6n capitalista alemana de finales de siglo: habian sido pensados para (y en) momentos anteriores: tipica- mente Ja historia inglesa de las postrime- vias del siglo XVIM y la primera mitad del XIX. La distincida entre oder econdmico ¥ Tham ie excep cién en los procesos de desarrollo capita- Tanta oe pane es donde opens imlenfo weberiano se torna més sugerente para enfocar los procesos de construccién de la sociedad civil y el Estado en América Latina, genéricamente caracterizables por Ia “produccién” de la primera por el segundo, en el cuadro de un tipo de des- arrollo capitalista no silo “tardio” sino también “dependiente”, ™ La_hipétesis de trabajo eacogida_por Wel Ta proceso de elaoracion feariea que desde To politico legs a To eco- 5 Buerttos politicos, cit. toma 1, pig. 18. ‘A partic de ahora ls clas de exta edicioa fguran eneltexto. 434 Bémico y no al revés. Esta es, finalmente, FAI pani at paredigioe marsiste en la medida en que aprecis que las hipé- {ais principales sobre ag que dete 80 20- tiene (y que le evan a privilegiar el conflic- to entre clases por sobre el resto de los conflictor sociales) empobrecen la posi- bilidad de conocimiento de Ja compleja artienlacién de la sociedad, El conflicto entre clases serfa para é] slo uno de los Soni aad an et mando modene, Sra ne hevessainenie mle importante TiS Tar que Wenene Tague entre grapos Bites Cone meio BY cantons moderne cont Gn fipo de dominacién cuya explicacion no se agota en la dimen- Son que alude le prebleda sobre tor medios de produceién. El proceso de expropiscién de los trabajadores libres, fetuledo por Marz, no se lita a cumpe de Ia produccién sino que engloba 1a tota- lidad de los drdenes institucionale en todos ellos se opera una scape entre agentes y medios, En ese proceso, eonstitucién de un Estado legal-racional es Ia condicién original, prioritaria, de la racionalizacién econémica capitalista. «Lo que ta realidad de su época le mues- trace culminaclon So eve thoes, oe do el Estado interviene directamente sobre Ja economia y trata de organizar a las ma- sas, como preventive de su irrupcién, mar- cando asf Ja crisis definitiva de la sociedad liberal y de In utopia que la sostenfa. En tn texip de 1906 comenta: “ls verdndere mente ridienlo atribuir al capitalismo ma- duro de hoy ( una afinided con la de- mocracia y la libertad cualquiera sea e] tontido que ae quiera dar ¢ Cun pativae™ Chopag. B07) La sociedad moderna es un sistema de grupos e instituciones y no de “ciudada- nos” y su estudio no podria ser abordado: a través de un esquema reductivo del Estado a Ja sociedad y de éste al indivi- duo, en la yersién contractualista liberal, © @ la clase, como actor preconstituido, en el modelo del marxismo. Sélo un en- Foque sociologico ‘colocado més alld de toda filosolia de la historia, podria permi- tit deventrafr el nécleo de'la politen de} Estado modernos. “Desde el punto de vista do Ta’ socidlogie cesctibe el Estado moderno es una ‘empresa’ con tanta propiedad como una fabri esto. consiste su rasgo histériea especifico” (I, pég. 76): Y agreya que la separacion JUAN CARLOS PORTANTIERO del trabajador de los medios materiales del trabajo, “de los medios de produecién ‘ea la eeonomfe, de los medios bélicos en al Ejército, de los medios monetatios en todos ellos, de los medios de investigacién en el institato universitario y en el labors- torio, es comin (‘como fundemento eco- némico decisivo') tanto a la empresa poli- ticormilitar estatal moderaa como a Ia eco- ‘noméa capitalista privada” (ibfdem). Ast, el mundo modemo, regulado esta- taimente por el monopolio det saber espe- cislizado, de la racionslidad formal, es insa- nablemente hostil a la democracia’ la pre- sencia de las masas en él no resulta en una mayor participacién sino en una creciente burocratizacion, Weber busca quebrar asf toda ilusién acerca de una expansion cre- lente de Ia Uberted humana como conse- cuensia del “progreso”. Vv En estas condiciones, jen qué lugar se ubjea dentro del horizonte conceptual (y vital) de Weber In problematica del soci limo? En julio de 1918 y ante un pi compuesto por 300 oficiales del ejército en que remata el proceso de “separacién” capitalista gpodrd ser conjurada o al menos moderada por el socialismo? La respuesta es negativa; esa situacién no es algo. pecu- liar de Ia economia, ni siquiera de la eco- nomia privada, Debido 2 la naturalezs del Gerarrolio. tecnico la “separacion” entre el trabajador y el medio de produccién subsistiré: “nada cambia en absoluto si se modifiea el modelo del aparato, si lo pre- side el jefe de Estado o un ministro en lugar de un industrial” (IL, pég. 223), Weber sugiere Ia pasibilidad de dos for- mas institueionales de socialismo, El “‘so- cialismo estatal”, que pondria en préctica una economis planificada a través de una dictadura que serfa ya ‘no de generales gino de cabos”, pero que en realidad sig- nificarfa la subordinacién del obrero al empleado, ste esquema —eseribe Weber— “seria socialismo aproximadamente en el mismo sentido que lo fuera el imperio egipcio antiguo” (IT, péy. 162). La otra forma podrin ser la “del autogobiern de los trabajadores: allf el resultado serfa le LOS RSCRITOS POLITICOS DE MAX WESER total ineficieneia, porque Ia economis moderna no puede ser guiada sino por uns burocracia profesional especializada. "El drama de este socinlismo es, para Weber, que “los dominados no pueden prescindir del aparato de dominio burocritico ya cxistente ni sustituirlo por otro, pues se bade on ana metGdica s{ntesis de entrena- miento especializado, division del trabajo Y dedicsclbn fija a un conjunto de funcio- nes diestzamente ejercidas. Si el mecaniso en cuestién suspende ou labor 0 queds detenido por una fuerzs poderosa, la conse- cuencis de ello es un caos para dar fin al cual difieilmente pueden improviser los dominados un organismo que lo sustl- tuya” " Bl pesimismo historico de Weber se monta sobre uta conviccién: téenlca y democracia son, en prineipio, incompati- bles. Bl "progreso™ es proyreso de la razon formal, de los medios, del edleulo, a des- pecho ‘de Is racionalidad meterial,'sustar tiva, que se orienta por valores. v Pero de todas maneras, como corolario de su conferencia ante los ohciates dal ejército imperial, Weber_seconoce que ci szimpre soclalistas a ‘umental es Yalioss, bién, Ia vida condiste en une Permanente lucha entre valores. EI problema crucial de toda politica socialista es el de Ja relacién que debe establecer entre una “ética de le reepon- sibilidad”” que se preocupe por (y busaue prever) las consecuencias de su accién y tuna “ética de la convieckin”, evangélica, sbsoluta, solo preocupada por los. fines ultimos.’La politica, como drama, trans- cure en medio de ese dificil equilibria. No puede ser s6lo “poittica de poder”; siempre debe exiatir une “‘causa” por la que el politico lucha. Ea algin momento, Stica y politica se entrecruzan. :De qué manera?’ Este es el tema que recore en forma turbulenta las paginas finales de “La politica como v asia trans: formar a ese texto, que comienza con tono Irfo del diseurso académico, en el ASSURE 435 desborde testimonial de una conciencia Gesgarrada sobre la que se dibuja ta ailueta de Nietzsch E] medio decisivo de la politics ea, para Weber, la violencia: “quien se mete en poli- tica, ea decir, quien accede a utilizar como medios el poder y Ia violencia ha sellado up pacto con el diablo, de tal modo que ya no es clerto que en su actividad Io bue- hho s6lo produzca el bien y lo malo el mal sino que frecuentemente sucede lo contra: rio. Quien no ve esto es un nifo politica: mente hablando" (Uf, pig. 368). El camino de la politica no es el mas indieado para ‘le salvacién del alma”, porque la ética que debe regirlo es la dela responmbilidad, no como negacioa abstrac- ta de Ins convicciones sino como capacidad madwea para evaluar las consecuenciss y poder decir, en determinado momento: no puedo hacer otra cosa; aqui me deten- go”. No bay una teleologia que me pro- tege y me abmuelve: no es cietto que “lo bueno” praduzca inevitablemente “el bien”, Le histori La historia no_obedeceoin-silo dios sito que es ef resultado de un ‘“poli- ‘Big ae tor valores”. Es tn poobiitad own destino. mbar toda idea a prog, ot cecpicame Ys relat F fimo! " En “La ciencia como profesién", confe- rencla contemporinea a “La politica como yocacién”, dice Weber que la creciente raciovalizacion cuyo resultado es la espe- calizacién del saber, de ningin modo significa para el individuo un mayor cono- cimiento de sus convicciones de vida: un salvaje sabe mucho mis sobre los instru mentos que utiliza en su vida cotidiana que un Universitgrio sobre los suyos, Lo. je_en_reslidad ‘trae _ol to dé Ta Patuaisadn oon saul de Te ini ‘mundo; ‘en i FORER". Pero, i pregunta, jtiene ese FEES agin ieotido que vars mis al de lo puramente técnico? No lo tiene: nadie —"saho los nlios adultos que se © Keonomia y tocledad, Fondo de Cuitur Eeoabmica, Méiico, 1977, tomo Hi, pég.,741. 7 Sobre este texto de Weber ¥ Jas tensiones personales que Jo ervzan, ver el sugerente ensayo e Daniel BELL: "El gran inguisidor y Lukée: Publicado ea Vuelta, vol. 5, NO $7, México, agosto de 1981. 436 encuentran en las universidades”— puede creer que In ciencia pueda ense‘iamos algo sobre el sentido del mundo, La cien- cia lo més que puede hacer es ayudar a lawtaar conrectaniente Tor robTem, pete jam Iver wia_contienda ene as de valores, “una lachs entre see Al lugar al que Teva finalmente “el progreso” es 2 Ix burocratizacién, a “a jaula de hierro”, al “espirity congelado”, al “desencantamiento del mundo”. Por oto Ja simple y final pregunta de Weber es éstn: com de_exa ten Ta epuen —siee— ng le pee ar Sa ete eS ac Bae ease ‘mos ia Ik lel_Mé 586) san Sar ghee ah Seo eT is abedaeiendo al demonto que Tlevanioe dentro que mancja los hi os de nuestra JUAN CARLOS PORTANTIERO vide, La politica es uno de los eampos ‘Za erueial?— parm em lucha, siempre que a entienda como combinacién ‘de pa. siém y mesura”, de convieclén y responm- bilidad. En ef patético final de “La poli- tien came vocaciin” en el que predice, para una Alemania colocada después de sus palabras, un triunfo de la rerceién (“una noche polar de una dureza y wna oscuridad heladss”), por los errores ‘cometidos por quienes no supieron someter aus _convicciones a la responsabilidad, sieve ponando que te historia, que on munca To posk ee pints see ras age po See he ae alice, re, pese a todo, le que otorga Te ga. juchar contra - itanto® "eblo qulen etd Sequre de wo “Febiaise cuando, deade va punto de vite, el mundo se muestra demasiado estiipide 0 demasiado abyecto para lo que él le ofrece; s6lo quien frente a todo esto es capaz de responder con un ‘sin embargo’; eblo un hombre construido de esa forma tiene vocacién para la politica” (II, pig. 364), 432, que fae Wright Mille) y fue esa lectura in que determiné Ia relacién que con Weber funtuvieron, desde mediados de los cin- cuenta, las ‘eiencias sociales latinoameri- conas ‘una vez superada su prehistoris, cuando el filtro era peor: el de los pensado- yes irracionalistas alemanes difundidos por {a cultura falangista espaiiol: ‘Lo que hay que agradecer y potenciar de este actial relanzamiento de Weber es que, desde la mirade que hacin 61 esié ditigiendo cierto smo, se pued ‘construir wna de las lecturas mis produc tivas sobre Ia crisis eontermporines. 1 La edieién en espaol de la mayor parte de sus eseritos politicos! aparece como de importancia decisiva para eso redescu- brimiento. Como ha seislado Raymond ‘Aron, i bien Weber fue hombre de cien- ns hotubre poltico a de Estado, Sus Bscritos politicos expresan esa dimen Son y estén cargados por una explicita dimension valorativa: ellos, como dice al propio Weber en uno de Jos trabajos publi- eades en esta recopilacién, no pretenden SQeogerse bajo la autotidad protectora de ninguna ciencia”. Esta actitud preside toda i vision weberlana sobre la politica y mar- ca une premisa de i anilisis: In elecciom entre compromisos bésicos no puede real arse con los instrumentos de la clencia. Ella puede opinar sobre los medios pero no sobre los fines Gitimos, que siempre oxtan sostenidos sobre valores. Esta es una piedra bbasien desu concepein expreseda en el famoso ensayo de 1904 con que abre st parlicipacién como director del, Archiv Fir Soclatwissenchoft und Socialpolitik: ‘Una clencia empirica no puede ensefiar « aR Sg See taear ano Uniormente gue jweds hager'y on clertas elrcunstanclas qué eres, Ea otras palabras: In valicez HE FARTSS dticos, viene a decir Weber on dave Kentiana, no puede ser establecida cientificament Reflexion polftica, andlisis histérico y pregcupacion epistemolégiea no marchan En Weber por carries separados sino que conforman im 6lo haz problemético, SUAN CARLOS PORTANTIERO aunque, como 6 obvio, ena unided debs sor reconstruida. Ast, tus Bscritos poli- Hicor resultan imprescindibles para enten- der fis trabajos metodolégicos y su obra tegrien, Los tema mas puntualés que re- ‘orren oa preocupscién politica son limi tadoe y reaparecen obsesivamente: Ia for- macion de un liderazgo politico capaz de consolidar a Alemania coma potencia; Ia relacion con el socialismo (¥ ya no solo con Marx con él marxiamo teérico); Ja exitica a la ingenuidad del liberalismo - jusnaturalista; el temor frente a la “jaula Ye bierro” creada por Ia creciente buro- eratizacion de la vida y Ia bisqueda de pro- Yeetos capaces de moderar ese avance inde- Tenible de In mecanizacion, de “la parceli- zacién del alma”, Todo ello on el evadro Ge un fundamental pesimismo de Ia inteli- gencia, compensado por una seereta con Fianza’en la voluntad innovadora de los homnbees. Hay una progresion de sus excritos que admite, sin embargo, un dramético punto Ge quicbre: In derrola alemana en ia Pri mera Guerra y el ciclo de erisis y revolu- ‘ion que se abre entonces en Buropa. En tata segunda, breve etapa (Weber muere en 1920 2 los 56 afios) se despliega més Slocuentemente que munca gu voeacion ‘politica hasta e) punto de pensar que le Feria posible Wegar a ser canciller del Reich‘, En 1895 Weber pronuncia su clase see al come profesor Atul de Too fe economfa politica en Fribut ‘se texto, “El Estado nacional y Ya_polf- Foe testo, aera’ que—abie Te in de sup Evcri oo Tea ‘Fun Weber on el aplce de su nacionalismo® Sigur sdtan fornuladaa "deode ef punto de vista del germanismo" porque “el cr tevio de valor del economists alerién (no puede) dejar de ser alemén”. Lo que le Preocupa a Weber e6 la crisis de direceiéa Max WEBER: Bscritos politicos, 408 tomas, Fotios Ediciones, México, 198: 'TEn el prefacio a Bl clentified y la polities Alianza, Madrid, 1968, pig. 9. 3 “La objetividad cognoscitiva de ia ciencit social y Ix politica social” (1904), en Ensayos Bobre metodologia soeioligica, Amotrorty Edi tores, Buenos Altes, 1973, pay. 44. 4"asi, al menos, fo consigna su viuds. Chr. Marianas WEBER: Max Weber, a. biography, Wiley and Sons, New York, 1978, pars. 622/23.

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