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EL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA «La filosoffa del Derecho es una parte de la filosofia. Es por ello indis- pensable, ante todo, mostrar los supuestos filosdficos generales de la filoso- fia del Derecho.» Asi se expresa noblemente G. Radbruch en Jas primeras ineas de su Rechtsphilosophie (1). Uno de esos supuestos es el Relativismo. Pero, a st vez, éste se nos presenta nada menos que como «el supuesto ideo ligico de la democracian (2). Ese sistema bisico de la filosofia jurfdica de G. Radbruch aparece ya en la primera edicién de su obra —en los Grundgiige der Rechtsphilosophie, Leipzig, 1914— con el nombre de «Relativismo», En Ia edicién de 1932 se da acogida también —en una nota— a otra denominacién: «problemati- cismo», acomodéndose a la terminologia de Windelband en su Introduccidn a la filosofia. El término de Relativismo se reafirma decididamente, e incluso con tono agresivo, en un trabajo del afio 1934: Le relativisme dans ia philosophie de droit (3), y se conserva en el més amplio exponente del pensamiento de Radbruch en su tiltima época: Vorschule der Rechtsphilosophie (4). Pero en (a) Tenemos en cuenta normalmente la cuatta edicién, preparada después de la muerte del autor por el profesor Erik WOLF, que reproduce el texto de la de 1932, con la adicién de materiales inéditos, muy importantes y valiosos sobre todo para los primeros capitulos: G. RavsrucH: Rechtsphilosophie, Stuttgart, ros0. Para las dtas en castellano utilizamos, de no haber una raz6n especial en contratio, la traduccién (de la tetceta edicién alemana, 1932), publicada por la Editorial Revista de Derecho Privado: Filosofia del Derecho, Madrid, 1952 (tercera edicién espafiola). (2) Rechtsphilosophie, «Prélogo del autors, pag. 84. Igualmente en su articulo «Le relativisme dans la philosophie de droity: wLa démocratie, de son cdté, suppose le telativismen, en Archives de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique, 1934: pa- gina 108. (3) «Le relativisme dans la philasophie de droit», en Archives de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique, 1934: pdgs. 105 y sigs. (4) Vorschule der Rechtsphilosophie, 1947 (Nachschrift einer Vorlesung, hgg. v. Harald Schubert und Joachin Stoltzenburg, Studenten der Rechte). Hay traduccién es- pafigla, de WENCESLAG Rocks: Introduccién a Ia Filosofia del Derecho, Méjico-Buenos Aires, 1951, y una segunda edicién alemana: Gattingen, 1959. Las citas irdn referidas a.estas dos ediciones ultimamente citadas. 7 JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIAGUA los manuscritos incorporades en Ia edicién péstuma de la Rechtsphilosophie por el profesor Erik Wolf se insinda otra denominacién: «Perspectivismo» ; y se acogen con complacencia otras calificaciones que se le han atribuido: «Relativismo parcial», filosofia del Derecho cantinémican, «dialéctican 0 «existencialista, Nos basta esta exposicién de posibles denominaciones para que, a la hora de comprender y de calificar el sistema de Gustavo Radbruch, no nos poda- mos fiar definitivamente del nombre de Relativismo. Precisamente esta ga- leria de denominaciones nos orienta en ef sentido de pensar que, si bien ha de haber un fundamento indudable para el término de Relativismo, se trata, en realidad, de una postura especial y petsonal que no puede identificarse sin més con lo que generalmente se entiende por relativisme. Por esta pista se orienta nuestro trabajo al tratar de esclarecer y precisar Ia concepcién de Gus- tava Radbruch y sus consecuencias. Tratemos, en primer lugar, de trazar 2 grandes rasgos el perfil de esto que G. Radbrch califica de Relativismo. Distingue Radbruch entre realidad y valor. La consideracién de la reali- dad prescindiendo de los valores caracteriza a la ciencia natutal; la conside- racién estimativa de los valores a la filosofia. Pero en medio de estas dos actitudes caben otras dos. Una es la superadora del valor, Ia actitud religiosa. Pero todavia frente al valor cabe otra actitud: no ciega, ni directamente estimativa del valor, ni tampoco superadota, sino que haga referencia al va- lor. Explana G. Radbruch esta actitud, que comienza a damnos el tono de su orientacién y de su personalidad: «El concepto de la ciencia no es idén- tico al valor de verdad: la ciencia de una época no sdlo abarca sus con- quistas cientificas, sino también sus errores. Mas cuando nosotros compren- demos en el concepto de 1a ciencia todos sus trabajos, tanto los felices como los sin éxito, hacemos esto porque todos ellos al menos pretenden y se es- fuerzan por set Ia verdad: Ja ciencia es aquel conjunto de datos que, tanto si alcanzan la verdad como si no la logran, tienen la significacién de servir a la verdad. Asimismo el arte, en el sentido en que es objeto de la historia del arte, no es sélo pura belleza, sino un conjunto de estilo y de mal gusto, alcanzando unidad conceptual sélo a través del esfuerzo comin de todas sus obras en pos de la belleza. La moralidad, tal como la describe la Etnologia, abraza también los erro- res de la conciencia, pues éstos, segiin su sentido, se esforzaron por un bien que de hecho erraron. Todos estos conceptos y otros muchos se incluyen en el concepto de cultura. Este concepto, por eso, tiene la misma estructura que aquillos: 1a cultura, tal como Ja describe el historiador, no es, en manera alguna, valor puro, sino una mezcla de humanidad y barbarie, de refinamien- 8 EL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA to y mal gusto, de verdad y error, pero sin que ninguno de sus fenémenos pueda pensarse sin referencia al valor, ya lo promuevan o Jo impidan, bien lo malogren o Jo realicen: Ia cultura no es, ciertamente, realizacién de valor, pero si es el conjunto de datos que tiene Ja significacidn, el sentido de rea- lizar valores» (5). A este campo cultural pertenece el Derecho. Como todo concepto de esta clase, ha de hacer referencia a valores. El valor a que el Derecho hace refe- rencia especifica es la justicia: «Derecho es la realidad cuyo sentido estriba en servir a Ja justicia.» Ahora bien: frente a esa entidad cabe una conside- racién meramente cultural: la consideracién que haga referencia a valores (wwertbeziehende Betrachtungy). Esta constituye la esencia de la «Ciencia del Derecho». Pero, frente a ella, la «Filosofia del Derecho» tiene que adop- tar una actitud valorativa, estimativa del valor («bewertende Betrachtung»). «Asi, pues, la filosofia del Derecho sera la consideracién valorativa del Derecho, la “doctrina del Derecho justo” (Stammler)» (6), Henos aqui su- mergidos en pleno fondo de la filosofia juridica. «La filosofia kantiana nos ha adoctrinado ("belehert"} sobre la imposibilidad de deducir de lo que es lo que es valioso, lo corvecto, lo que debe ser» (7). «Los preceptos del deber ser slo se pueden fundar y demostrar por medio de otros preceptos del deber ser.» Pero, «precisamente por esto, los supremos preceptos del deber ser son indemostrables, axiomdticos, no susceptibles de conocimiento, sino tan sélo de aceptacién ("Bekenntnis”), Alli donde se enfrentan, combatiéndose, pre- ceptos contrapuestos y supremos del deber ser, concepciones contrapuestas del valor, el mundo y Ja vida, no cabe entre ellas una decisién cientifica de caricter univocon (8). ¢Qué tiene, pues, que hacer ante esto la consideracién valorativa de la filosofia? Se impone el cRelativismon: «Desde luego, la filosofia del Derecho relativista no le puede eliminar al individuo la posibi- lidad de elegit entre las concepciones juridicas sisteméticamente desenvueltas desde supuestos tltimos y contrarios. Se limita a presentarle de un mdo exhaustivo todas las posiciones posibles, pero abandona la toma de posicién misma a su decisién, brotada de las profundidades de 1a personalidad; por consiguiente, de ningtin modo a su arbitrio, sino mas bien a su concien- cian (9). «Hste método se Hama Relativismo, ya que considera que su tarea es establecer la correccién de cada juicio de valor sdélo en relacién con otro (5) Rechtsphilosophic, pags. 92-93. (6) Rechtsphilosophie, pag. 97. {7) Rechtsphilosophie, 97. (8) Rechisphilosophie, pag. 100. (0) Rechtsphilosophie, pig. 102. JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIAGUA juicio de valor. determinado y superior, sélo en el marco de una determi- nada conéepcién del valor y del mundo, pero no la correccién de ese mismo juicio de valor, de esa concepcién del valor y del mundo» (10). éCémo y por qué ha Hegado Radbruch a este Relativismo? Lo mismo que para la contraposicién entre ser y deber ser («Dualismo»), ha sido aqui decisivo el magisterio kantiano. «La Critica de la razon pura, de Kant, ha revelado que Ja razén no es un arsenal de conocimientos tedricos acabados, de normas éticas y estéticas maduras ya para su aplicacién, sino la facultad de alcanzar tales conocimientos y normas; que no es un conjunto de solu- ciones, sino de problemas, de puntos de vista con que aproximarse a los da- tos, de formas que sélo por la percepcién de una materia dada, de categorias que sélo por su aplicacién a un material dado, son capaces de ofrecernos juicios de un contenido determinado. Semejantes conocimientos y valoracio- nes determinades en su contenido no son nunca el producto de la razén “pura”, sino de su aplicacién a datos determinados; por eso, su validez nun- ca es general, sino sélo siempre para estos datos. Segiin esto, ante el problema de la validez del Derecho justo, natural, cabe conceder validez a todas sus solucio- nes, pero sélo para un estado social concreto, para un determinado pueblo y para una época detetminada. Unicamente tiene validez genetal la categoria del Dere- cho justo, mas no ninguna de sus aplicaciones» (11). Es, pues, el deseo de liberar a la filosofia del Detecho de su cardcter formal lo que te impulsa a Radbruch a su Relativismo. Si se conformara, como Stammler, con una «teoria del De- recho justo», sin atender al establecimiento de ningtin sistema, sin desarro- ilar ni formular siquiera un sélo precepto juridico, no tendria Radbruch que acudir al Relativismo. Pero semejante posicidn fe parece que puede consi- derarse como una légica de la filosofia del Derecho, como unos cimientos, de gran utilidad, pero que no son todavia el edificio mismo. Si la filosofia del Derecho quiere ser itil a fa vida, no tiene mas remedio que liberarse de este maleficio de la investigacién incesante sobre sus propios métodos e intentat constituirse en un sistema de juicios de valor. Pero «ninguna filo- sofia del Derecho puede pasar de largo ante la demostracién hecha por Kant, y de nuevo cotroborada por Stammler, de que lo conocible con validez gene- ral es sdlo lo que ostenta un cardcter formal» (12), Si la filosofia del Derecho quiere rellenar ese esqueleto inerte con el sistema de carne y de misculos (10) Rechtsphilosophie, pigs. 102-3. (21) Rechtsphilosophie, pag. 107. Cir. eLe relativisme dans la philosophie de droits, en Archives de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique, 1934: pigi- nas. r05-106. (12) Rechtsphilosophie, pig. 117. 80 EL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA que sirvan pata la vida, no tiene mds remedio que renunciar a esa validez de tipo formal. En efecto, ese elemento formal esta representado por la idea de jus- ticia, Pero sta resulta insuficiente para derivar de ella ningiin precepto ju- ridico de contenido determinado. Porque «la justicia ordena, es verdad, tratar a los iguales por igual y a los desiguales conforme a la medida de su des- igualdad, pero deja sin resolver los dos problemas: a quiénes hay que con- siderar como iguales o como diferentes y cémio hay que tratarlos a ambos» (13). Para resolver estos dos problemas, es decir, para dar al Derecho un conte- nido determinado, hay que acudir a un nuevo elemento distinto del de la justicia: el de la finalidad, o adecuacién a un fin. El fin del Derecho —si- guiendo Ja tradicional divisidn tricotémica de tos valores supremos— no puede estar destinado a servir inmediatamente al valor de lo verdadero, ni al de Jo bello, sino al valor ético de lo bueno. El fin del Derecho puede hacer referencia, tanto a los deberes como a los bienes éticos. Pero los bie- nes son los valores que forman el contenido de los deberes, y, por lo tanto, ambos aspectos pueden considerarse desde un punto de vista unitario, «La teoria de los bienes morales distingue tres grupos de valores, con arre- glo a la naturaleza de sus soportes o exponentes. Es exponente del primer grupo la personalidad individual; del segundo la personalidad colectiva, y del tercero Ia obra cultural. Segiin la jerarquia de estas tres clases de valores, distinguimos ties sistemas de valores: ‘el individualista, que aprecia los valores de la persona lidad individual; el supre-individualista, que reconoce los valores de las perso- nas cclectivas, y el trans-personalista, que proclama como supremos bienes los valores de la cultura. Las formas de convivencia que corresponden a los tres exponentes de valo- res sefialados son: la «sociedad» individualista, Ia «colectividad» transindivi- dualista y la «comunidad» transpersonal, Para ilustrar plisticamente estas ideas debemcs representarnos la sociedad como una relacién contractual; la colecti- dad, como un organismo, a la manera del cuerpo humano, y la comunidad de creaci6n de obras de cultura bajo la forma de un edificio en construccién, en que Jos canteros, arquitectos, maestros de obras y demés operarios no se relacio- nen directamente de individuo a individuo, sino indirectamente, a través de su obra comin, nLos ideales de estas tres formas sociales de la convivencia humana son, expresados bajo forma de tépicos, éstos: la libertad, el poder y la cultxra, (13) Rechtsphilosophie, pig. 146. ms 81 JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIAGUA respectivamenten {14). Estos ideales cobran cuerpo en los diversos partidos que conviven en la democracia y luchan por imponer su concepcién (15). Y con esto estamos a punto de cerrar el circulo que venimos trazando pata mostrar cémo y por qué Iega Radbruch al Relativismo, Porque res- pecto a estas diferentes concepciones que ahora acabamos de analizar_nos dice G. Radbruch : «El orden jerdrquico de las tres clases de valores no puede determinarse de un modo inequivoco y susceptible de prueba. Los fines y valores supremos del Derecho no sélo varian con arreglo a los estados sociales de los distintos tiempos y los distintos pueblos, sino que son enjuiciados, ademis, subjetiva- mente, de diferente modo segiin las personas, con arreglo a su sentimiento del Derecho, a su manera de concebir el Estado, a su posicién de partido, a su credo religioso 0 a su concepcién de! mundo. La decisién tiene que tomarla el individuo, descendiendo hasta la entrafia de su propia personalidad, como un asunto privative de su conciencia» (16). Tenemos, pues, que aque! Relativismo, que habfamos visto anteriormen- te como cerniéndose sobre toda la idea del Derecho, no tiene su raiz sino en el segundo de sus elementos: en Ja finalidad 0 adecuacién a un fin, Natu- ralmente, esto no quiere decir que no afecte y penetre toda la idea ¢ incluso toda Ja realidad del Derecho, ya que esencialmente consiste en todo un sis- tema de engarces y de presupuestos. Pero el arranque esti aqui, en la con- cepeién que se tenga de Ja finalidad del Derecho; y sélo la imposibilidad de decidie cientificamente entre la diversidad de concepciones posibles fuerza a la solucién del Relativismo. Por tanto, tiene razén en este sentido G. Radbruch cuando Jo califica en sus manuscritos, incorporados a la edicién del profesor Erik Wolf, de «Relativismo parcial», Esté esto en consonancia con lo que ei propio Radbruch afirma ya en el texto de la edicién de 1932, al tratar de los tres elementos que constituyen Ja idea del Derecho; a saber: la justicia, la adecuacién a un fin y Ja seguridad juridica: «De estos tres elementos de la idea del Derecho, sélo para el segundo vale la autolimitacién del Relativismo; los otros dos: justicia y seguridad, estin sobre la oposicién de las concep- ciones en torno al Derecho y al Estado, por encima de la Iucha de Jos parti- dos» {r7), Pero me parece que esto puede dar origen a una mala interpreta (14) Vorschule der Rechisphilosophie, Géttingen, 1959, pigs 27-28; trad. esp. pi- ginas 35-36. Cir. en idéntico sentido, Rechtsphilosophie, pigs. 14655 (is) Clr. Vorschule der Rechtsphilosophie, Gittingen, 3959, pig. 28; edic. esp., pi- ginas 36-37. Rechtsphilosophie, pigs. 155 y sigs. (16) Vorschule der Rechtsphilosophie, Gottingen, 1959, pags. 28 ginas 37-38. Cir. en el mismo sentido, Rechtsphilosophie, pig. 168. (17) Rechtsphilosophie, pag. 169. edie. esp.. pi- EL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA cién, al igual que la acotacién afiadida por el profesor Erik Wolf: «solamente con referencia a las distintas concepciones del bien comin, no con relacién a la justicia y a 1a seguridad juridica» (18). Porque, en efecto, el mismo Radbruch advierte: «Elementos de validez universal en la idea del Derecho son la justicia y la seguridad, de validez relativa, empero, no sélo la finalidad misma, sino también la relacién jerérquica de los tres elementos entre si» (19). Sin embargo, no vamos a tratar ahora de este Relativismo, que se refiere a la relacién entre si de los tres elementos de la idea de Derecho. Lo hare- mos mis adelante, porque, a nuestro entender, esté més en la linea de las aplicaciones y consecuencias que en la de la fundamentacién y catacterizacién del Relativismo de Radbruch. Proseguiremos en nuestro intento de caracterizar este «Relativismo» tra- tando ahora de poner en claro su peculiaridad frente a la postura de algunos de los representantes més t{picos del relativismo. Lo primero que hemos de tener en cuenta son las consideraciones que determinan a Radbruch a dar acogida a este término. Aparte del indudable poder expresivo del nombre, para significar Ia mutua tolerancia y la convi- vencia comprensiva de las diversas concepciones en una democracia, las re- flexiones que hace Radbruch, cuando trata de dar a entender jas razones que imponen Ia concepcién relativista, se refieren a la relacién de unos juicios 0 conceptos respecto a otros. Por eso, después de sefialar la impo- sibilidad de demostrar los primeros principios del deber ser sefiala que la consideracién de los valores, si quiere ser cientffica, tiene que reducirse a esta triple funcién: 1) «Descubrirnos los medios necesatios para la realizacién del fin debido.» 2) «No sélo prolongar mentalmente el juicio de valor juridico hasta el més lejano medio para su realizacién, sino también, en direccién opuesta, acla- rarlo hasta sus ultimos supuestos dentro de una concepcién del mundo y de la vida.» 3) «Exponer comparativamente los diversos sistemas de valotaciones» (20). «Este método se llama Relativismo, porque su tarea es establecer la correc- cidn de cada juicio de valor sélo en telacién con otro juicio de valor deter- minado y superior, sdlo en el marco de una determinada concepeién del valor y del mundo» (21). (18) Cfr. Rechtsphilosophie, pag. 102, nota. (19) Rechtsphilosophie, pig. 170. (20) Rechtsphilosophie, pigs. 100-101. En sentido esencialente coincidente Vorschu- le der Rechtsphitosophie, pig. 29; edic. esp.. pig- 38. (21) Rechtsphilosophie, pdgs. 102-3. 83 JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIACUA Si bien a veces se habla de la condicionabilidad de las convicciones por Jos estados sociales de los distintos tiempos y los distintos pueblos, e incluso por fas cualidades subjetivas de las diversas personas, esto se refiere a convic- ciones precientificas y sélo constituye Relativismo en cuanto que a la diver- sidad de concepciones asi originada ha de acomodarse todo un sistema de me- dios apropiados y de consecuencias ldgicas (22). La tarea de Ja Filosofia del Derecho relativista consiste, segtin eso, no en aceptat un solo sistema, sino en «desarrollar un sistema de los sistemas, sin propia decision entre ellos» (23). El individuo habrd de decidir entre Jas diversas soluciones, pero no la filosofia del Derecho, que ha de tener en cuenta todas ellas (24). La imagen que a Radbruch le seduce es la de la «catedral gética, en don- de las masas se sostienen al pugnar unas con ottas» (25). Recoge, compla- cido, las. expresiones de Walter Rathenau: «No somos compositores, sino virtuosos. Toque cada uno su instrumento tan bellamente como pueda. In- cluso las variaciones le estén permitidas, con tal de que suenen todas las partes de la orquesta. Todos los instrumentos son igualmente necesatios. Que nadie se preocupe por Ja armonfa: que ya hay otro que la crea» {26). Por eso, nada de particular tiene que Radbruch acepte para su filosofia del De- recho la denominacién de «antinémicay, que le atribuye Georges Gur- viteh (27). Frente a este modo de entender el Relativismo nos encontramos con que este término designa de ordinario no la relatividad de unos conocimientos respecto a otros dentro del mismo sujéto, sino la relatividad respecto al sujeto cognosente; no la coexistencia de las diversas concepciones de los diversos sujetos, sino Ia aceptacién de una particular y relativa, Podrd esta relatividad hacer referencia no sélo a las peculiaridades del individuo o de grupos de individuos, sino incluso a las de la Humanidad entera —antro- pologismo, 0 relativismo antropolégico—} pero incluso en este caso lo que se hard sera ctelativizar» al género humano respecto a otros seres cognos- centes, que conocerian de otra manera o que conocerian de modo absoluto —como en el caso de Dios—. Este cardcter relativista del conocimiento res- pecto al sujeto cognoscente aparece, por ejemplo, muy destacado en el re- (a2) Che. Vorschule der Rechtsphilosophie, pigs. 28-29; edic. esp., pigs. 37-38. (23) Rechtsphilosophie, pags. 117-118. Esencialmente coincidente, Vorschule der Rechtsphilosophie, pag. 29: edic. esp., pig. 38. (24) Cit. Vorschule der Rechtsphilosophie, pig. 29, edic. esp., pig. 38. (25)- Rechtsphilosophie, pig. 173- (26) Rechtsphilosophie, pig. 105. 27) Rechtsphilosophie, pg. 102, nota. 84 EL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA presentante més tipico del relativismo: Georg Simmel. «La verdad filosé- fica no es la concordancia del pensamiento con el objeto —en cualquier sen- tido que pueda ser entendido—, sino la adecuada expresién del ser del pro- pio filésofo, del tipo humano que en él vive, sea que este tipo comprenda una categoria especial de individuo, sea que constituya un elemento exis- tente en todos los individuos en alguna medida» (28). No es sélo, pues, que el conocimiento se acomode o se adapte al modo de ser del sujeto cog- noscente, sino que se convierte en expresién del modo de ser de ese sujeto: y la diversidad de conocimientos estd en funcién de la diversidad de perso- nalidades, «Precisamente eso que lamamos “concepcién del mundo” depen- de, ante todo, de la diferencia esencial entre las diversas personalidades; pre- cisamente la imagen de la totalidad, que parece contener la objetividad més pura y completa, refleja la peculiaridad de la persona mucho més que podria hacerlo Ja imagen objetiva de cualquier detalle. Si se define el arte diciendo que es la imagen del mundo vista a través de un temperamento, podtfa de- Citse de la filosofia que es un temperamento visto a través de una imagen del mundo» (29). Igualmente W. Dilthey subraya vel cardcter subjetivo y relative de las determinaciones de valor, que se debe a su crigen ‘en el sentimienton (30). Especialmente en el caso de las concepciones del mundo, la diversidad de circunstancias concurren con la diversidad de individuos a que afectan para dar por resultado la proliferacién de las diversas concepciones. «Las concep- ciones del mundo se desarfollan en condiciones diferentes. E) clima, las 1a- zas, las naciones determinadas por la historia y la formacién estatal, las li- mitaciones de €pocas y periodos condicionados temporalmente y en las cua- les’ las naciones cooperan entre sf, concurten para constituir las condiciones especiales que operan en el origen de la diversidad de las concepciones del mundo, La vida’ que surge en condiciones tan especificas es muy diversa, y asi es también de diverso el hombre que concibe la vida. Ya estas diver- sidades tipicas se afiaden Jas de los individuos, sus ambientes y sus expe- riencias de vida. Asi como la tierra se halla cubierta por formas innurnerables de seres vivos, entre los que ocurre una lucha constante por ‘la existencia y por el espacio vital, en el mundo humano se desariollan las formas de concepcién del mundo jy luchan entre si para dominar’ sobre las almas» (31). (28) G. Simi; Problemas jundamentales de la Filosofia, Madid, 1946: pag. 33- (29) G. SimMEL: Problemas fundimentales dé la Filosofia. Madrid, 1946: pag. 20. (30) W. DictHey: Teoria de la concepcién del mundo, Migjico, +1945: pag. 240. Gi) W. Dutuey: Teoria’ de la’ éoncepcién del’ mundo. Méjico, 1945; pig. 137. 85 JOSE MARIA RODRIGUFZ PANIAGUA En el caso del relativismo histérico de O. Spengler. el sujeto cognoscen- te a que se refiere no es el individuo, sino la cculturan; pero las peculiari- dades y la relatividad del conocimiento se afirman igualmente respecto a ese sujeto cognoscente. En el relativismo de K. Mannheim, que él prefiere Hamar «perspecti- vismo», podemos asimismo, sobre todo en el campo de las ciencias sociales, «hablar de una "infiltracién de la posicién social” del investigador en los resultados de su estudio y de la "relatividad de fa situacién” (“Situations- gebundenheit”), 0 de le cortelacién entre estos juicios y la tealidad subya- cente» (32), Esta infiltracién de la posicién social, esta determinacién del pensamiento por Jas circunstancias, «es algo ms que la determinacién mera- mente formal del pensamiento. Hace referencia también a Jos- elementos cualitativos de Ja estructura del pensamiento; elementos que, necesariamen- te, no han de ser tenides en cuenta por una [égica puramente formal. Son precisamente esos factores los responsables del hecho de que dos personas puedan juzgar al mismo objeto muy diferentemente, aunque apliquen las mismas reglas légicas: por ejemplo, el principio de contradiccién o las for. mulas del silogismo, de una manera idénticay (33). Estamos, pues, muy lejos de aquel Relativismo de Radbruch, que no se refiere a la relatividad del conocimiento respecto al sujeto cognoscente, sino a la relatividad de unas concepciones respecto a otras dentro del mismo su- jeto y a la relatividad de los medios respecto a Ia finalidad ultima preten- dida por un sujeto. Y tanto mis nos alejamos de la postura de Radbruch cuanto mds ahondamos en los fundamentos de lo que normalmente se en- tiende por relativismo. En efecto, para éste la toma de posicién del sujeto radica en lo mismo que determina el conocimiento: Ja personalidad, la vida en toda su complejidad y riqueza. «Asi como la vida en su fase fisioldgica es un continuo producir, de suerte que, con expresién comprimida, la vida es siempre més-vida, asi en Ia fase del espiritu produce algo que es mas-que-vida: lo objetivo, 1a obta, lo en si significative y valido» (34). «Aquellas concep- ciones del mundo que propician la comprensién de la vida y conducen a metas provechosas se conservan y desplazan a las mas insignificantes. Asi se opera una seleccién entre ellas» (35). Todavia més claro en Karl Mann- heim: «En otras palabras, la sociologia del conocimiento considera el acto (2) K. Manneeit: [deologia y Utopia, Madrid, 1958; pig. 357- G3) K. Manneteim: Ideologia y Utopla, Madrid, 1058: pég. 358. Ga) G. Stet: Intuicién de la vide. Buenos Aires, 1950: pdg- 94. G5) W. Dirity: Tearia de la concepcién del mundo, Méjico, 1045; pag. 137. 86 EL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA cognositivo... como un instrumento para enfrentarse con situaciones vitales que estd a disposicién de una clase determinada de seres vivos» (36), En estos autores, pues, la posicién prictica y el conocimiento tedrico se producen en una especie de simbiosis, dimanando de una misma raiz. Llimese ésta personalidad, o vida, consiste en un conjunto de facultades racionales ¢ irracionales: voluntad, sentimiento, instintos... Pero esta actitud no le con- vence nada a G. Radbruch: él «no se entrega a la moda irracionalista de la épocan. Prefiere «el descubrimiento racional de las contradicciones supremas a su entutbiamiento irracional» (37). Si comparamos, pues, con este tipico relativismo filosdfico el de Gustavo Radbruch, hemos de convenir en que se trata de un Relativismo diferente. Podrfamos subrayar esa diferencia designandolo, no como selativismo «filo- séficon, sino «juridico», 0, si se prefiere, «filoséfice-juridicon. Las razones para acentuar esta diferencia y para justificar la diversidad de denominacién se corroboran por el hecho de que Radbtuch no menciona como represen tantes del Relativismo a ninguno de los filésofos que pueden considerarse como pertenecientes a esta tendencia, sino, simplemente, a tres autores que pueden considerarse como juristas: Georg Jelinek, Max Weber y Hans Kelsen. Peto entonces, gcudl es el fundamento del Relativismo juridico de Rad- bruch? En cuanto a lo que pudiéramos lamar su vertiente negativa, ya lo hemos sefialado anteriormente (38). Radbruch no hace aqui sino enlazar sen- cillamente con Kant y con el neokantismo: «Ninguna filosofia del Derecho puede pasar de largo ante la demostracién hecha por Kant, y de nuevo co- troborada por Stammler, de que lo conocible con validez general es sélo lo que ostenta un caracter formal» (39). Desde este punto de vista, la vertiente negativa del fundamento del Re- lativismo de Radbruch, no hay, pues, por qué considerar a éste como tela- tivista filoséfico. Habria que considerarlo mis bien como neokantiano; y no hay més razén para considerarlo como relativista (filoséfico) que la que ha- bria para considerar como tal a cualquier otro neokantiano. Veamos ahora la vertiente positiva de la fundamentacién del Relativis- mo de Radbruch. Este considera como posibles tres posturas, La primera es la del que ante las concepciones supremas de la vida y del valor se queda sin toma de posicién ante ellas, porque duda por igual de la justificacién de (36) K. Mannneim: Ideologia y Utopia, Madrid, 1058: pig. 387. (37) Rechtsphilosophie, prélogo. (38) Cf. més arriba, pigs. 80 y sigs. (39) Rechtsphilosophie, pg. 117. 87 JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIAGUA todas. Aun cuando a Radbruch le parece que ésta puede ser una funda- mentacién del Relativismo, no se trata, en realidad, de una postura relativista, sino de una postura escéptica. En todo caso, Radbruch aborrece de esta au- sencia de toma de posicién —del wescepticismo de Pilatos», que pregunta inoperantemente: «Qué es la verdad?»—. Para él, uel silencio de la razén teérica es precisamente la més fuerte llamada a la razén pricticav. Una segunda postura es la que Radbruch llama el «agnosticismo de Nathan» —derivado de la obra de Lessing, Nathdn el sabio—. Este «agnosticismoy cree firmemente tan sélo en Ja justificacion de una sola de las tomas de posicién, pero no se siente capaz de demostrar!a. Esta postura estaria evi- dentemente préxima al relativismo filoséfico. Radbruch se siente emparen- tado con ella —por convertir «el silencio de la razén teérica en la mas fuer- te Yamada a la razén prdctican—. Pero este activismo lo incluye también una tercera posicién, que renuncia a «ana toma de posicién particular entre las concepciones de valor que se combaten, porque las considera a todas y a cada una de ellas como igualmente justificadas en su cardcter de deber exclusive para quien Jas profesa, ya que vive en la creencia de que lo que se escapa a nuestro conecimiento esti de acuerdo con un conocimiento su- perior e incluso est’ exigido por él» (qo). Por toda nuestra exposicién ante- rior ya podemos deducir que esta tercera postura es la que escoge Gustavo Radbruch. Pero el problema que hemos de plantearnos ahora es el de geudl es la relacin que existe entre la vertiente negativa y la positiva en la fundamen- tacién del Relativismo de Radbruch? Desde luego, ambas se complementan. Pero es asimismo evidente que no estén las dos en Ja misma linea, Mientras la vertiente negativa lo que hace es eliminar toda toma de posicién absoluta, la vertiente positiva lo que hace es aceptarlas todas y cada una como igual- mente justificadas. No hace falta, pues, esforzarse mucho para demostrar que lo segundo no puede derivarse de lo primero, de no ser en el orden meramente causal y psicolgice, pero no en el orden Iégico. No se puede imterpretar en otro sentido el enlace que establece Radbruch: «El silencio de la razén tedrica es precisamente Ja més fuerte Hamada a la razén_ pricti- ca» De permanecer en la vertiente negativa, es decir, en ef neckantismo de la Critica de la razén pura, no bubiera podido Radbtuch ic més alli de Stammler, Cohen y Kelsen: de una incesante consideracién metodolépi- ca (41). Pero esto es precisamente fo que é! pretende rebasar. Al rebasarlo, no se apoya en Kant ni en el neokantismo. Tampoco, segiin hemos visto, (40) Rechtsphilosophie, pAg. 104. (qx) Ctr. Rechtsphilosophie, pag. 117. BR BL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA en el relativismo filoséfico. No se apoya en ninguna filosofia, sino, simpie- mente, en el presupuesto de que es posible el conocimiento prictico. Por consiguiente, en otros tétminos, se apoya en cualquier filosofia que admita la posibilidad de este conocimiente. Con esto, el Relativismo «juridicon de Radbruch acaba de desprendérsenos de toda implicacién filoséfica, porque la que le liga con Kant y el neokantismo es meramente extrinseca: le sirve de preparacién, le abre el camino, pero no constituye una base sobre la que se asiente. En la Critica de la ragén pura serla imposible apoyar lo que Radbruch pretende: «Servir 2 la vida, proponiendo su meta a los grandes movimientos politicos, 0, al menos, esclareciéndoselay (42). Que Radbruch se apoya en el supuesto de que es posible el conocimiento préctico se pone de manifiesto en las afirmaciones que hace. Poco importa que entre estas afirmaciones no esté explicita la de la posibilidad de ese conocimiento. Todas Jas otras Ja presuponen y, por consiguiente, fa estén manteniendo implicitamente. Porque, en efecto, Radbruch no solo afirma que el individuo pueda y deba adoptar una actitud valorativa, conforme al dictado de su conciencia (43), sino que para Ja filosofia del Derecho mismo hace una serie de afirmaciones en las que se desenvuelve su sistema, lo que venimos Iamando su «Relativismo juridicon. Estas afirmaciones tienen ca- ricter absoluto, no estén, a su vez, relativizadas. Eso es precisamente lo que Radbruch quiere decir con la afirmacién de que «el relativismo se refiere a la razén teorética, no a la précticay (44). La expresién esté enmarcada en Ia consideracién de los métodos de la filosofia del Derecho, en el estudio de Jos fundamentos del «Relativismo juridico», 0, como Radbruch prefiere de- cit, cfiloséfice-juridicon, Por eso el término «relativismos no puede identi- ficarse aqui con él, ya que se refiere a sus presupuestes, al modo del proce- der intelectual que ha de desembocar en él; en este sentido el relativismo no se aplica a las afirmaciones que Radbruch va a establecer en el orden pric- tico, en el terreno de la razén prictica. Pudiéramos decir que el término «rela- tivismo» esté tomado-aqui en sentido «filoséficon general, pero con tal de que no lo identifiquemos con Ia corriente filoséfica que se conoce con el nombre de relativismo, sino, mds bien, como creemos haber demostrado anteriormente, con el neokantismo de la Critica de la razén pura. Por consiguiente, el Relati- vismo juridico no esté, a su vez, relativizado, no «se relativiza a si mismon. Nos apartamos, pues, radicalmente de la interpretacién de K. Larenz, segtin el cual ceste relativismo, que lo telativiza todo, relativiza también (42) Rechtphilosophie, pag. 117. (43) Cir. Rechtsphilosophie, pig. 102. (4a) Rechtsphilosophie, pig. 103. 89 JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIAGUA sus propios presupuestos, y, por tanto, se relativiza a si mismo» (45). Tal vez donde aparezca con més claridad que el «Relativismo juridicon no esté sometido, a su vez, a una relativizacién sea en el escrito Le relativisme dans la philosophie de droit. Bn la introduccién nos dice expresamente Radbruch : «Le relativisme est tenu pour manque de conviction et pour manque de caractére, Pour distraice ces malentendus, je me propose de vous montret que le relativisme ne signifie pas tout a fait un manque de conviction, qu'il exprime au contraite une conviction forte, aggresive mémen (46). Podriamos, pues, calificar el Relativismo juridico de Radbruch, con Ales- sandro Baratta, como «Relativismo positiver, y convenir con este autor en que el pensamiento de Radbruch, incluso su concepcién del Relativismo jutidico, tuvo siempre una cietta conexién con el Derecho natural, al menos en cuan- to que «estan siempre presentes en toda la obra de Radbruch el problema de [os limites del positivismo juridico y el de Ja valoracién suprapositiva del Derecho positivon (47). En efecto, todo el sistema desenvuelto por G. Rad- bruch, y, en concreto, sut Relativismo jutidico, tiene el sentido de ser algo que esti por fuera de Ia «lucha ideal de las diversas convicciones juridicas», puesto que es el fundamento y justificacién de esa lucha, y por fuera de la competencia del poder politico, que leva implicita la «condicién» de de- jarla subsistir, es decir, de dejar subsistir el Relativismo jurfdico (48). Creo asimismo que, desde este punto de vista, es desde donde puede adquirir mayor claridad y consistencia la tesis mantenida por K. Engisch (49), y, so- bre todo, por Erik Wolf (50), de que la dltima etapa del pensamiento de Radbruch no supone una ruptura con sw orientacién anterior, sino simple- mente una evolucién, Pero de esto vamos a tratat a continuacién. Se reconoce generalmente que este cambio en el pensamiento de Rad- (43) K. Larenz: La filosofia contempordnea del Derecho y del Estado, traduccién espafiola de E. GALAN y A. TRUYOL. Madrid, 1942; pig. too. (49) «Le relativisme dans 1a philosophie de droit», en Archives de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique, 19343 pag. 105. (47) A. Baratta: «Relativismus und Naturrecht im Denken Gustav Radbruchs», en Archiv fiir Rechts - und Sozialphilosophie, XLV/4, 1959; pigs. 505 y sigs. (48) «La décision du combat d'opinion dépasserait la competence du législateur. Le droit de légiferer lui est confié a condition de laisser subssister le combat idéel entre les différentes convictions juridiques.» uLe relativisme dans ta philosophie de droite, en Archives de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique, 1934: pig. 107. En et mismo sentido Rechtsphilosophie, plg. 179, neta 2. (4) K. ENciscx: «Gustav Radbruch als Rechtsphilosoph», en Archiv filr Rechts. und Sogialphilosophie, XXXVIII/3, 1949-50; pigs. 306 y sigs. (50) E. Wowr: «Umbruch oder Entwicklung in Gustav Radbruchs Rechtsphilo- sophie?», en Archiv fiir Rechts - und Sozialphilosophie, XLV/4, 1959: pags. 48x y sigs. 90 EL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUGH Y SU CONSECUENCIA POLITICA bruch después de la segunda guerra mundial, bien se haya de calificar de tuptura, 0 bien de simple evohicién, no tuvo como punto de arranque una transformacién interior del propio Radbruch, sino los acontecimientos externos, primordialmente los del régimen nazi instaurado en Alemania el afio 1933 (51). Segiin eso, el sentido de este cambio ha de estar orientado principalmente por la consideracién de las consecuencias prdcticas. Veamos, pues, cudles son éstas sobre todo en el orden politico, tanto las que derivan del Relativismo juri- dico como las que resultan de 1a modificacién o cambio que experimenta el pensamiento de Radbruch en st iiltima etapa. Como ya sabemos, el centro de gravedad del Relativismo jucidico esta en el elemento de Ja finalidad del Derecho, en la imposibilidad de determi- nar cudl ha de ser su fin supremo, Segin Radbruch —y esto ya forma parte de las afirmaciones en que se desenvuelve su sistema~, no se pueden con- siderar como posibles fines o bienes supremos mas que tres: «En el amplio campo de la experiencia hay timicamente tres clases de objetos susceptibles de set medidos con valores absolutos: las personalidades humanas indi duales, las personalidades colectivas y las obras humanas» (52). Las concep- ciones que consideran como suprema cada una de estas clases de bienes son, tespectivamente, en la terminologia de Radbruch, el individualismo, el trans- individualismo y el transpersonalismo. Este tiltimo no se expresa en ningtin partido politico: «El instinto de conservacién de los pueblos quiere que su Estado esté al servicio de los individuos o de los entes totales, colecti- vos» (53), Pero las otras dos concepciones tienen su encamnacién, toman figue ra histérica, en las diversas ideologias politicas, El individualismo constituye el sustrato ideolégico de los partidos de signo liberal y democritico, inclui- do el socialismo; mientras que el transpersonalismo es la base de los partidos de signo conservador y del fascismo. En cuanto estas posturas se apoyan en supremas concepciones contrapuestas del valor, el mundo y la vida uno cabe entre ellas una decisién cientifica de cardcter univoco» (54). «Cada uno puede creer en la legitimidad de su credo y acreditarla mediante hechos positiva- mente beneficiosos, pero munca podrd ser esto demostrado a quienes crean, a su vez, en la verdad del -propio ideario» (55). Ahora bien: «el Derecho, como ordenacién de la vida comin, no puede set abandonado a las diversidades de opinién de los individuos, pues tiene (51) Cir. E. Wotr, op. cit., pag. 481. (52) Rechtsphilosophie, pag. 147. (53) Rechtsphilosophie, pig. 155. (54) Rechtsphilosophie, pag. 100. (65) Einfiihrung in die Rechtswissenschaft, edic. de K. Zweigert, Stuttgart, 1961, pagina 74; trad. esp. de 1a edic. alemana de 1929, Madrid, 1930, pag. 67. or JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIAGUA que ser una ordenacién por encima de todos, un orden. Con esto surge und tercera exigencia del Derecho, de igual condicién que las anteriores; un tercer elemento de la idea del Derecho: la seguridad jutidica. La seguridad juridica exige positividad del Derecho: si no puede definirse lo que es justo, hay que estatuir lo que debe ser juridico, y, eso si, por una autoridad que esté en condiciones de hacer cumplir lo estatuldo por ellan (56). ¢Se acabé, pues, con esto el Relativismo juridico? ¢Tendré que quedar reducido a la etapa previa del establecimiento de un poder politico? Esto serla si el elemento de la seguridad juridica, una vez que aparece, absorbiera a los atros dos; pero no es asi, sino que «la justicia, la finalidad y la seguridad del Derecho dominan conjuntamente a éste en todos sus aspectos» (57). La relacién entre Jos tres elementos estd sujeta, a su vez, al Relativismo: «Elementos de va- lidez universal en la idea del Derecho son a justicia y la seguridad, de va- idez relativa, empero, no sélo la finalidad misma, sino también la relacién jerarquica de los tres elementos entre sis (58). Esto significa para Radbruch que «los tres aspectos de la idea del Derecho son todos de igual valor. y. en caso de una pugna entre ellos, el fallo sdlo puede promunciatlo la con- ciencia individual» (59). Pero entre esas conciencias individuales estén comprendidas también las, de Jos gobernantes, las de los que tienen el poder politico. @Qué limitacio’ nes encuentran éstos en el ejercicio de sus funciones? Ya hemos sefialado anteriormente que el poder politico esté sometide a la wondicién de dejar subsistir el combate ideal entre las diferentes convicciones juridicas» (60); es decir, estd sometido a la limitacién de tener que respetar el Relati juridico. Radbruch llega incluso a establecer la equivalencia entre las exigen- cias de éste y las del Derecho natural lisico: «Nous avons tiré du relativi méme de conséquences absolues, notamment les postulates traditionnels du droit de la nature clasique. En contradiction au principe méthodique du droit naturel, nous avons réussi a fonder ces doctrines matérielles: droits de Vhomme, Etat de droit, séparation des pouvoirs, souveraineté du peuple. Li- berté et egalité, tes idées de 1789 ont ressucité du flot sceptique ot elles paraissaient se noyer» (61). Pero ¢se trata, efectivamente, para Radbruch de (56) Rechtsphilosophie, pigs. 168-69. En sentido coincidente también Vorschule der Rechtsphilosophie, pg. 30: edic. esp. pigs. 39-49. (57) Rechtsphilosophie, p4g. 173. (58) Rechtsphilosophie, pag. 170. (50) Rechtsphilosophie, pig. 181. (Go) Ver nota (48). (61) «Le relativisme dans Ia philosophie de droits, en Archives de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique, 1934. pig. 110. 92 EL RELATIVISM JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA verdaderos «derechos naturales»? A nuestro entender, en la respuesta a esta cuestién radica lo sustancial del cambio experimentado por el pensamiento de Radbruch a través de los afios del régimen nazi. Mientras hasta ahora hemos podido exponer su Relativismo juridico apoyandonos, sobre todo, pa- ralelamente, en la Rechtsphilosophie (1932) y en la Vorschule der Rechisphi- losophie (1947), la caracterizacién de este Relativismo como limitacién a las atribuciones del poder politico tiene que exponerse atendiendo a las dos etapas del pensamiento de Radbruch, separadas por el régimen nazi y Ih se- gunda guerra mundial. Todavia en el esctito de 1934, al que nos hemos referido repetidas veces, el Relativismo esté calificado como una moral (62). Concordemente, en la Rechtsphilosophie no se opone a las leyes injustas ninguna barrera juridica, sino tan sdlo la «conciencia individual» (63). El jurista, y en especial el juez, «sometido a la interpretacién y al servicio del orden juridico positivo, no puede conocer otra teoria sobre Ja validez que Ja jutidica, Ja que equipara el sentido de validez, la pretensién de vigencia de'la ley, a la exigencia real» (64). Todavia més radicalmente se expresa Radbruch en la Introduccién a la Ciencia del Derecho: «Bl ejercer o aplicar directamente la justicia sélo es profesién del jurista en tanto en cuanto el Derecho positive se lo encarga expresa o técitamente. Puede servir directa- mente a la justicia sélo porque el Derecho le autoriza pata ello; y, vice- versa, est obligado a rendir obediencia al Derecho, aun en los casos en que ste se halle en contradiccién con la justicia. La justicia es ciertamente el fin del Derecho; pero este fin muere en el momento en que ha dado vida al Derecho, y ef Derecho sigue viviendo, por mucho que deje de parecetse a su precreador» (65). Frente a estas expresiones de las obras més répresen- tativas del pensamiento de Radbruch en su ‘primera etapa y la ausencia du- rante toda esta época de expresiones referentes a un «Derecho supralegal», no patece que pueda tener mucha fuerza la referencia a normas «suprapositi- vasy,'en el primer escrito publicado por Radbruch el afio 1906, alegada por Erik Wolf (66). (61) Par conséquent: résolution de combat d’un cété/ tolérance et justice de juge- ment de l'autre, telle est la morale du relativismen, «Le reativisme dans la philosophie de droit, en Archives de Philosophie du Droit et de Sociolagie juridique, 1934: pig. 106. (63) Rechtsphilosophie, pig. 181. (64) Rechtsphilosophie, pag. 182. (65) Einfiihrung in die Rechtswissenschaft, edic. de K. Zweigert, Stuttgart, 196:. pagina 261; trad. esp. de la edic. alemana de 1929, Madrid, 1930, pig. 262. (66) «Rechtswissenschaft_ und Rechtsschépfungs, en Archiv fiir Sogiakwissenschaft und Sogialphilosophie, 4, 1906; pigs. 355-370. E. Wotr: «Umbruch oder Entwicklung in Gustav Radbruchs Rechtsphilosophie?», en Archiv fiir Rechts - und Soriatphitosophie, XLV/4 1959: pag. 485. 93 JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIAGUA En cambio, después de 1945 las exigencias pricticas de su doctrina, que anteriormente Radbruch no habia pasade de asimilar en su contenido a los postulados del Derecho natural, aparecen ahora en clara conexién con éste: «Hay, pues, principios juridicos superiores a toda disposicidn legal; de tal modo, que una ley que esté en contradiccién con ellos carece de validez. Se califica a estos principios como Derecho natural o Derecho de la ra- zén» (67). En consecuencia, se reconoce que hay ciertas leyes a las que no sdlo no les debe el pueblo ninguna obediencia, sino que «incluso los juristas han de tener el énimo suficiente para negacles todo caricter juridico» (68). A partir de ahora, Radbruch habla con insistencia de un «Derecho supra- legal», que no sélo es vilido antes de su promulgacién positiva, sino que también puede impedir que ciertas leyes Ileguen a alcanzar el rango de Derecho (69). eSignifica esto que se haya acabado aqui el Relativismo juridico? Ya hemos dicho anteriormente que la exposicién de éste Ia hemos realizado apoyindonos paralelamente en las obras de las dos épocas, Por consiguien- te, esta pregunta no puede tener més sentido que el de indagar la modifica- cidn que haya podido sufrir ese Relativism, y si tal modificacién, aunque Radbruch no lo advierta, implica, en realidad, la destruccién del Relativismo. Trataremos, pues, de resolver la cuestién empezando por lo que se refiere a la relacién entre los tres elementos de la idea de Derecho, Radbruch con- tinga diciéndonos: «Ciertamente, la imperfeccién humana no permite ar- monizar siempre en las leyes los tres valores del Derecho: la utilidad gene- ral, fa seguridad y la justicia; y no queda otro recurso que considerar si se ha de atribuir validez a una ley mala, dafiosa o injusta, por razén de la seguridad juridica, o si se le ha de negar Ia validez, por razén de su injusticia y del dafio que ocasiona a la colectividad» (70). «La seguridad juridica no es el tinico valor, ni el més decisivo que tiene que realizar el Derecho. Antes bien, junto a la seguridad juridica figuran otros dos valores: la utilidad, 0 adecuacién a un fin, y la justician {71). «La pugna de la justicia con la se- (67) «Biin€ Minuten Rechtsphilosophien, en Rechtsphilosophie, pig. 336; en Der Mensch im Recht, Gattingen, 1957, pag. 107- (68) Ibid. (En Der Mensch im Recht, pig. 106.) (Go) Cit., sobre todo, «Gesetzliches Unrecht und iibergesetzliches Recht», en Rechtsphi- losophie, pigs. 347 y sigs.; en Der Mensch in Recht, Géttingen, 1957, pigs. 111 y si- guientes, y Vorschule der Rechtsphilosophie, Gattingen, 1959, principalmente pigs, 113 y siguientes; teaduccién espafiolay pigs. 178 y sigs. (Go) sFiinf Minuten Rechtsphilosophies, en Rechtsphilosophie, pig. 326: en Der Mensch im Recht, Gattingen, 1957, pag. 106. (71) Gesetaliches Unrecht und tibergesetzliches Recht», en Rechtsphilosophie, p&- gina 3523 en Der Mensch im Recht, Gottingen, 1957. pdg. 118. 94 EL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSECUENCIA POLITICA guridad juridica representa un conflicto de la justicia consigo misma. Por eso este conflicto no puede resolverse de una manera univocay (72). En cierto modo, podriamos decir que el Relativismo juridico se ha afianzado en esta Gltima época, puesto que Ja tensién entre los tres elementos de la idea del Derecho se conserva con més equilibrio, con mas igualdad de fuerzas, sin'‘decisién univoca o general a favor de ninguno de ellos, que en la época anterior, mientras que en ésta se daba una indiscutible preponderancia a la seguridad juridica. En efecto, en las obras de entonces nos encontramos con expresiones como éstas: «Es mas importante acabar con la batalla de las opiniones politicas, que no esperar a ponerle un término justo y con arreglo a fines; es mas importante la existencia de un orden juridico que su justicia y finalidad; estas iltimas son las grandes tareas secundarias del De- recho; Ja primera, consentida igualmente por todos, es la seguridad, es decir, el orden, la paz» (73). «La justicia es el segundo gran tema del Derecho, el primero, empero, la seguridad juridica, la paz, el orden» (74). Teniendo en cuenta, ademis, que las exigencias de la justicia y de la utilidad pueden incluso tener ahora la fuerza de «Derecho supralegal», el Relativismo jurf- dico se afianza también por otra via: en cuanto la segutidad juridica, que corte a cargo del poder politico, no puede absorber, aunque quiera, a los otros dos elementos: no ya sdlo en el orden ideolégico o de 1a moral, sino tampoco en el orden de la validez juridica, En este sentido estarfamos, pues, con Ia tesis de los que defienden que el pensamiento de Radbruch no expe- rimenté una ruptura, sino tan slo una evolucién, y en especial con Ia afir- macién de K. Engisch de que Radbruch «no abandoné su Relativismo juri- dico (75). Y, asimismo en este sentido, estarfamos de acuerdo también con la tesis de A. Baratta, de la correlacién entre el Relativismo juridico y el De- recho natural. Pero, como sabemos, el punto de pattida del Relativismo de Radbruch, y hasta su centro de gravedad, esté en la relacién entre las concepciones supremas del valor, el mundo y Ja vida, que han de determinar la orienta- cin, en orden a la finalidad concreta, o sea Ja utilidad, que se proponen Henar el Derecho y el Estado. Esta relacién se plantea ‘principalmente res- pecto a las concepciones individwalista y transindividualista, que son las que tienen su representacién en los partidos politicos. La cuestién de si Radbruch (92) Vorschule der Rechtsphilosophie, Géttingen, 1959, pags. 32-33 trad. esp pide gina 44. (73) Rechtsphilosophie, pag. 169. G4) Rechtsphilosophie, pag. 181. (75) K. Enaiscr: «Gustav Radbruch als Rechtsphilosoph», en Atchiv fiir Rechts - und Sozialphilosophie, XXXVIII/3, 1949-50, pég. 311. 95 JOSE MARIA RODRIGUEZ PANIAGUA abandoné el Relativismo juridico en su ultima época tampoco se puede refe- rit aqui a un abandono cexpresis verbis», ya que Radbruch, como sabemos, continda afirmando su Relativismo también en este sentido (76). Pero respecto a si el Relativismo juridico no lleva implicita ya en sf mis- mo su superacién, o su autodestruccién, en cuanto que presupone la toma de posicién a favor de una de las concepciones que proclama como relativas, nos encontramos aute un problema que puede plantearse incluso con refe- rencia a su formulacién y encuadramiento originarios. De hecho, este cons- tituyé la base de los ataques que se le dirigieron desde el punto de vista de una determinada concepcién del mundo. Asi, por parte de Arthur Wegner, Julius Binder, Erich Kaufmann, Leonard Nelson... (77). Este es también el punto de vista de K. Larenz, cuando afirma: «Radbruch deja de un modo absoluto en manos del lector la eleccidn entre estas posibilidades, Ahora bien: & se ha decidido ya por und, puesto que el relativismo exige la democracia, que, a su vez, descansa en el individualismo. Se advierte, pues, que el mis- mo relativismo presupone ya una de las tomas de posicién a Ja que se ve obligado a establecer como una entre varias no susceptibles de demostra- cién> (78). Radbtuch mismo se ha preocupado de dar solucién a esta aparente con- tradiccién : «La solution de ce dilemme dérive du caractére forme] de la démocratie. La liberté de renoncer a la liberté est inhérente 4 V'idée de liberté elle-méme. Voila pourquoi une dictature peut s'établir par des méthodes démocratiques. La démocratie est, en méme temps, une des formes d’Etat & cdte des autres, et le fondement de toutes les autres formes d’Etat. vMais elle est le fondement non seulement de T'origine, mais aussi de Vexistence de toutes les formes d’Etat. Nulle forme d’Efat ne peut se délier définitivement de son fondement démoctatiquen (79). Cualquiera que tenga noticia clara de Ja distincién entre la titularidad y el ejercicio del poder politico y admita, con todos los grandes representantes de la filosofia cristiana del Estado, la inamisibilidad ¢ irrenunciabilidad de la primera; es decir, la conservacién indefectible, «in habituy o «in radice», (79) Cir, sobre todo, Vorschule der Rechtsphilosophie, Gattingen, 1959. pigs. 27 ¥ siguientes: edic. esp., pigs. 35 y sigs. G7) Cfr. E. Wour: cUmbruch oder Entwicklung in G. Radbruchs Rechtsphiloso- phie?», en Archiv fiir Rechts - und Sozialphilosophie, XLV/4, 1959, pg. 495- (78) Kart LarENz: La filosofia contempordnea del Derecho y del Estado, Ma- drid, 1942, pag. 100. (79) «Le relativisme «dans la philosophie de droits, en Archives de Philosophie du Droit et de Sociologie juridique, 1934, pig. 109. 96 BL RELATIVISMO JURIDICO DE RADBRUCH Y SU CONSEGUENCIA POLITICA del supremo poder politico en el pueblo, no puede encontrar dificultad en esta solucién de G. Radbruch. Nadie tachard de contradiccién a los grandes excolisticos defensores del fundamento democritico de todo poder politico, por el hecho de que no defiendan con el mismo entusiasme la democracia como forma de gobierno. Pero ia adscripeién al individualismo, descartando de antemano el trans- individualismo y, por consiguiente, el mismo Relativismo, puede provenir no sélo de la aceptacién de la democracia, sino también de lo que caracteriza- siamos més estrictamente como liberalismo: del establecimiento de ciertos derechos individuales intangibles para el poder politico. Esta dificultad no tiene consistencia con respecto al pensamiento de la primera época, puesto que, en nuestra interpretacién, las exigencias del Relativismo juridico que Radbruch establece no coinciden més que en su contenido con los «derechos naturales»: no pasan de ser exigencias ideales o ideolégicas y, también, morales; al no tenet verdadero caricter jur{dico, ef transindividualismo pue- de relegarlas al Ambito de la discusidn, de la clucha ideal» y de las convie- ciones morales; pero sin incorporatlas a la gerencia del Estado. Pero gse puede decir lo mismo de la época de! «Derecho supralegal»? (80). Desde luego, Radbruch nunca profess una doctrina de los Derechos «na- turales», Pero al establecer que hay

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