BLANCHOT, M. (2008).
LA CONVERSACION INFINITA.
Madi
Arena Libros, pp. 11-28.
I
LA PREGUNTA MAS PROFUNDA
Nos interrogamos acerca de nuestro tiempo. Esta interrogacién no se
cjerce en momentos privilegiados, sino que prosigue incesantemente,
forma ella misma parte del tiempo, lo hostiga det modo hostigador que es
apropiado para el tiempo. Es apenas una interrogacién, una especie de
hhuida, Sobre el ruido de fondo que constituye el saber del curso del
‘mundo y mediante el cual precede, acompafa y sigue en nosotros a cual-
guier saber, proyectamos, despiertos, dormidos, frases que se escanden en
reguntss. Preguntas susurrantes. €Qué valen? Qué dicen? Fistas siguen
siendo preguntas,
De dénde viene ese afin de pregunta, y esa gran dignidad que se con-
cede ala pregunta? Preguntar es buscar, y buscar es buscar radicalmente,
ial fondo, sondear, trabajar el fondo, finalmente, arrancar. Ese arranca-
miento que se aduefia de la raiz ¢s el trabajo de la pregunta. Trabajo del
tiempo. El tiempo se busca y se pone a prueba en la dignidad de la pre
unta, El tiempo es el punto de inflexién del tiempo. Al punto de infle-
xin del tiempo responde el poder de reflejarse como pregunta, como
hhabla que antes de hablar pregunta por el giro de escritura.
Es por tanto en cierto modo el tiempo —el movimiento del tiempo y
ca histérica— el que pregunta? El tiempo, pero el tiempo como pre-
li
uugum co mismo que através del tiempo y en cierto momento del tiem-
po dsp las preguntas como un todo y la historia como ese todo de las
preguras Freud dice més o menos que todas las preguntas que hacen los
nifosadestco y siniesto, les sirven de sustitutos de la que no hacen, que
«slapreznta del oxigen, Del mismo modo, nos interrogamos sabre too,
‘cond fin de mantener en movimiento la pasién de la pregunta, pero todas
‘stn digidas hacia uma soa, la pregunta central ola pregunta de todo
lleva consigo el conjunto de
Lapregunra de conjunto, la pregunta q
las preguntas". No sabemos si las preguntas forman un todo, ni si la pre-
‘guna de todo, Ja que comprende el conjunto de las preguntas, ¢s la pre
‘gut dltima, EI punto de inflexiéin del tiempo es el movimiento por el
cual se desprende, cuando la hace aflorar, la pregunta de todo, Al aflorar,
al llegar a la superficie, ella se arranca del fondo, y; asi, convertida en
supericial oculta de nuevo, presctvandola, la pregunta més profunds,
No thems si las preguntas forman un todo, pero subeimos que pare-
cen prguntars6lo en Ia direccién de ese todo cuyo sentido no esta dado,
sungeefuere como pregunta. Preguntar es entonces adelantarse o retro
cede hacia e horizonte de toda pregunta. Preguntat ¢s por tanto poner-
se ec Is imposibilidad de preguntar por medio de preguntas parciales, en
esperimentar esa imposibilidad de preguntar particularmente, cuando,
sin enbago, toda pregunta es particular y una pregunta esta tanto mejor
planeaia si responde mas firmemente a la particularidad de la posici6n.
‘Tods preguata esti determinada. Determinada, ella es ese movimiento
propio por el cual lo indeterminado todavia se mantiene en reserva en la
Aeceninacin de la pregunta
Laprgunta es movimiento, a pregunta de todo es totalidad de mov
ricuo y movimiento de todo. En la simple estructura gramatical de la
inerrgscin.ya sentimos esta apertura del habla interrogante; hay peti-
cign doira cosa: incompleta, el habla que pregunte afirma que ella sdlo es
‘una parte. Ast, pues, Ja pregunta seria, al contrario de lo que acabamos de
deci eencialmente parcial, seria el lugar donde el habla se da siempre
como inacbada, €Qué significaria emonces la pregunta de todo, sino la
simcidn de que en el todo esté todavia latente laparticularidad de todo?
Lapregunta sis habla inacabada, se sustenta en el inacabamiento, No
¢sinempleta como pregunta; es, por el contrarin el habla que se realiza
| axe el capitulo I del ibeo de Dionys Mascolo sobre el comunismo: «No hay
seo laealidad ms que una pregunta del conjunto»
por el hecho de declararse incompleta. La pregunta reemplaza en el vacio
Ja afirmacién plena, a enriquece con el vacio previo. Merced a la pregun-
ta, nos damios la cosa y nos damos el vaefo que nos permite no tenerla
todavia 0 tenerla como deseo. La pregunta es el deseo del pensamiento
Tomemos dos modos de expresi6n: «E cielo es azul, wl cielo es azul?
‘Sis, No hace falta ser muy experto para reconoeer lo que los separa. El «Six
no restablece en absoluto fa sencillez de ta afirmacién Ilana: el azul del