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HOMILIA X Ressca Rebeca sale a coger agua y el sieroo de Abraham se la encuentra Reproche a los oyentes poco asiduos 1, Isaac, dice la Escrivura, crecia’ y se fortalecia; es decir, crecia «la alegria»? para Abraham, que consideraba no las cosas visibles, sino las invisibles?. Abraham, en efecto, no se alegraba con las cosas presentes, ni con las riquezas del mundo ni los eventos del siglo. {Quieres saber con qué se alegraba Abraham? Oye al Seftor, que dice: Abrabam, vnes- 170 padve, desed ver mi dia, lo vio y se alegré'. Luego aque- Ilo por lo que erecta Isaac’ y aumentaba la alegria de Abra- sham era esa visién on la que veia el dia de Cristo y la es- peranza puesta en al. ;Y ojalé que también vosotros os con- virtiérais en Isaac y {uéscis la alegria de vuestra madre, la Iglesia! 1. Gn 24,8, 2. Segin Ia etimologfa de Ia palabra «Isaac» dada mis arriba: ef, supra, hor. WU, 1. 3. 2Co4, 18. 4 Jn, 56. 5. Gn 21, 8. HOMILIA x 25 Pero me temo que la Iglesia engendre todavia hijos en la tristeza y en el lanto, gO es que ella no se entristece y aflige cuando no os reunis para escuchar la palabra de Dios ¥ apenas si os acercéis a la iglesia en los dias de fiesta, y esto no tanto por el deseo de la palabra cuanto por disfru- tar de la solemnidad y obtener en cierto modo la publica remision de los pecados*? ‘Asi pues, equé debo hacer yo, a quien se le confié el ministerio de la palabra; yo, que, aun siendo siervo initil”, recibi del Seftor el encargo de distribuir su racién de comi- da a la familia del Senior®? Pero presta atenci6n al final de la frase: Racin de alimento, dice, para distribuir en el tiem- Po oportuno?. Luego gqué debo hacer? :Dénde y cusndo ‘encontraré el tiempo que os conviene a vosotros? La mayor parte del mismo, més atin, casi todo, lo empledis en ocupa~ Ciones mundanas; una parte lo consumis en el foro, la otra en los negocios; uno {tiene tiempo] para el campo; otro, para los procesos; y ninguno © muy pocos tienen tiempo para escuchar la palabra de Dios. Pero apor qué os culpo de vuestras ocupaciones? ;Por qué me lamento de los ausentes? Tampoco vosotros, los pre~ sentes, que estdis ya en la iglesia, prestdis la debida atenci6n, sino que soléis dedicaros a charlar de cosas banales, volvien- do la espalda a la palabra de Dios y a las lecturas divinas®, 6 +Pablicae quodammodo remissionis obtentus. Esec testo parece indicat la existencia de dias determinados expresamente para la publica remision, Pero ade qué remisién se tata? 2Era un levantamiento de ponas? ¢Era una remisién de pecados ordinarios? La informacién de que . 2 OKIGENES cuando viene a ka fe, asi es contrario a él el hombre al que desposa el alma cuando ésta se vuelve a la incredulidad; tal ¢s precisamente el llamado hombre enemigo en el pasaje en que siembra la cizaiia en medio del trigo". Luego no basta al alma la castidad corporal; ¢s preciso también que este pé- simo marido no la conozca. Porque puede suceder que uno sea corporalmente virgen y que, conociendo a este pésimo marido, el diablo, y acogiendo en su corazén los dardos de la concupiscencia venidos de él, pierda la castidad del alma. Concluyendo, porque Rebeca era una virgen santa en el cuer- po y en el espiritu®, por eso la Escritura duplica su alaban- za! y dice: Era virgen, ningiin hombre la habia conocido”. Las joyas de Rebeca Vino, pues, a las aguas por la tarde”. De la tarde ya ha~ blamos mas arriba. Considera ahora la prudencia del sier- voi no quiere tomar como esposa para su sefior Isaac mas que a una virgen hallada digna y de rostro hermoso, y no s6lo virgen, sino que ningdn hombre haya conocido, y tini- camente a aquella que encuentre sacando agua; a ninguna otra quiere desposar con su sefior. Si no es tal, no le entrega ornamentos, ni pendientes, ni brazaletes™, y ella habria permanecido sin componer, sin 69. Ch Mt 13, 25. 70. 1 Co 7, 34. 71, La misma idea en FLON, Quaest. in Gen. IV, 99 (ed. Aucher, p 323): . 72. Gn 24, 16. 73. Cf. Gn 24, 11. 74. Cf. Gn 24, 22. HOMILIA x 235 cuidar, desalifiada. ¢Tenemos que pensar que un hombre rico como el padre de Rebeca no tenia brazaletes y pendientes que dar a su hija? gra tan grande su negligencia o su ava- ricia como para no poder dar a su hija con qué adornarse? Peco Rebeca no quicre embellecerse con el oro de Betuel: ro le convienen Jos adornos de un hombre barbaro ¢ igno- rante; busca las joyas en la casa de Abraham, porque la pa- Giencia encuentra sus ornamentos en la casa del sabio”. Por consiguiente, las orejas de Rebeca no habrian podi- do recibir su ornato, sino hubiese venido el siervo de Abra- ham para adornarlas él mismo; y sus manos no reciben otros adornos que los que ha enviado Isaac. En efecto, ella quie- re recibir en sus oidos palabras de oro y tener en sus manos acciones de oro; pero no habria podido obtener ni merecer estas cosas si antes no hubiese venido a los pozos a sacar agua. TG, que no quieres venir a las aguas, que no quieres recibir en tus ofdos las palabras de oro de tos profetas, geome vas a poder estar equipado con la belleza de la doc- trina, de las obras y de las costumbres? El pozo como lugar de eleccién para las bodas misticas 5, Pero hagamos caso omiso de otras muchas cosas, pues ahora no es momento de hacer comentarios, sino de edifi- car la Iglesia de Dios y de remover a los ayentes mas pe- rez0s0s e indolentes con los ejemplos de los santos y las ex- plicaciones misticas. Rebeca, siguiendo al siervo, lleg6 hasta Isaac; asi también la Iglesia, siguiendo Ia palabra de los pro- 75. Las dificultades planteadas por la interpretacin Bera (la ha de ‘un hombre rico no podia carecer de joyas), le Hevan 2 buscar de inme- iato el sentido alegérico del teato, Tales joyas son sfigurativamenter las sabias palabras y acciones del patriarca que quiere desposarla. Cf infra, 236 ‘ORIGENES. fetas, Hega a Cristo. 2Y donde to encontré? Junto al pozo del juramento, mientras paseaba’s, Nunca se aleja de los pozos, nunca se aparta de las aguas. Rebeca es hallada junto a un pozo”, y junto a un pozo en- euentra a Isaac; alli contempla por primera vex sb rostro; alls baja del camello”, alli ve a Isaac mientras el siervo se lo presenta”. gCrees que sdlo aqui se hace mencién de los pozos? También Jacob se acerca a un pozo y alli encuentra a Raquel y ésta se le aparece [como una mujer] de bella pre- sencia y de buen ver®, El mismo Moisés encuentra a Séfo- 1, hija de Raquel, junto a un pozo™. ¢No te sientes atin movido a entender que estas cosas se dicen espiritualmen- te? 20 piensas tal vez que el que los patriarcas vengan a los pozos y sus bodas se decidan junto a las aguas son cosas que suceden siempre por casualidad? El que entiende asi estos relatos es un hombre animal y no capia las cosas que son del Espiritu de Dios™. Pero el que quiera, permanezca en este estado, manténgase animal®; yo, siguiendo al Apés- tol Pablo, digo que estas cosas tienen sentido alegérico™ y 76. Cf. Gn 24, 62. 77. Ch. Gn 24, 16 78. CE. Ga 24, 64, 79, También en HemEx. XI, 1 (SCh 29, p. 240) se destaca la im- portancia de los pozos para todas estas acciones misticas. Por lo que s¢ tefiere al pneumiticos), son lamados animales» (= psiquicos), y en esto estin ‘mis cerca de los judlos que de los cristianos, al menos que de los eris- ‘anos que son como Pablo, los perfectos, Origenes se cuenta entre estos ‘simos. 84. Ch Ga 4 24 HOMILIA x 27 digo también que las bodas de los santos son la unién del alma con el Verbo de Dios®, pues el que se une al Seftor es un solo espiritu'. ¥ esta unién del alma con el Verbo es se- guro que no puede realizarse de otra manera que por la ins- truccidn de los libros divinos, que figurativamente reciben el nombre de pozos. Si uno viene a estos pozos y saca agua de ellos, es deci, si por medio de la meditacién saca de ellos un sentido y una inteligencia més profundos, encontrard bodas dignas de Dios; pues sv alma se une a Dios”. Rebeca baja también de los camellos*, es decir, se apar~ ta de los vicios, renuncia a los sentimientos irracionales y se une a Isaac; conviene, en efecto, que Isaac pase de vir- tud en virtud®. El hijo de la virtud, que es Sara, se une y se desposa ahora con la paciencia, que es Rebeca; y esto ¢s pasar de virtud en virtud y de fe en fe®. Pero vengamos a los Evangelios, Veamos dénde busca reposo el Sefior mismo, cuando se encuentra fatigado del camino, Llegé a un pozo, dice la Escritura, y estaba senta- do sobre él. zNes como por todas pastes concuerdan los misterios entre si? ;Ves c6mo armonizan las figuras del An- tiguo y del Nuevo ‘Testamento®. All se acude a los pozos y a las aguas para encontrar esposas; aqui, la Iglesia se une a Cristo en el lavado del agua. £85, Interpretacin alegGrica y moral de ls bodas de los pateiancas. 86. 1 Co 6, 17. 41, Segin esto Is comprensién espiritual de los texos biblicos fa- vorece la uni6n del alma con Dios no s6lo insteuye al ignorante, sino aque acrecienta el amor del alma fil. 88. Ch Gn 24, 64. 89, Sal 84 (3), 8 90. Rim 1, 17. 91. Ch Jn 4 6 92. Puntualizacién antimaccionit. 98, Evidente slusin al bau 238 onIGENES. jObserva qué gran ctimulo de misterios nos apremia! ;Es tal ky cantidad de los que se nos presentan, que no pode-~ mos explicarlos todos! Esto al menos te debe incitar a es- cuchar y a venir a las reuniones, de modo que, aunque no- sotros, por raz6n de brevedad, dejemos a un lado algunos de cellos, vi, al releer e investigar en las Escrituras, puedas averiguar y descubrie por ti mismo estos misterios, 0 por lo menos perseveres en el examen de los mismos, para que el Verbo de Dios, encontrandote junto al agua, te acoja y te una a él. Asi, podras ser con él un solo espiritu® en Cristo Jestis, nuestro Sefior, al cual la gloria y el poder por los si- ‘glos de los sighos. Amén®, 9%. Ch 1 Co 6, 17. 95. CLIP 4, 18 Ap. 1,6,

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