En la celebracin de la Eucarista y nuestra adoracin en este sacramento todo nos recuerda
el acto de una comida en familia: el pan que comemos, el vino que nos alegra, la mesa que nos rene y la familia que alegre comparte este rato. No hay nada ms necesario y ordinario que este tomar el pan con el que acompaamos a todas las comidas. Pero el pan que tomamos junto al amigo es y significa algo ms que el simple comer. Queremos decir tanto como: - compartir con l nuestro tiempo, - establecer el dilogo sincero, - saber vivir con los dems la jornada de nuestro trabajo. - La oracin que elevamos a Dios junto al otro. El pan dice tanto como amor que vamos dejando a lo largo de nuestra vida. No podemos (o debemos) comulgar en la mesa en la Mesa del Amor de Cristo y rehusar ser los instrumentos de este amor. Lo mismo que amor de Cristo se sirve del pan y del vino, que son las condiciones de subsistencia y de vida, de la misma manera nuestro amor debe incorporarse a la vida para juntarla la de nuestros hermanos y hermanas. El encuentro que tiene Cristo con los hombres y mujeres a travs de su realidad corporal: se preocupa de sus sufrimiento; les da su mensaje, etc. Por eso cuando dice: Tomad y comed, esto es mi cuerpo, nos llama a comulgar con la realidad corporal de todos los seres humanos: hambre, fro, sed. Comulgar con el cuerpo de Cristo, adorarlo en nuestras Iglesias, significa comprometerse en la mejora de todos los hombres y mujeres, miembros tambin de este cuerpo. Realmente as entiendes tu encuentro dominical con los hermanos, con los que compartes ese mismo da, la mesa de la Palabra y de la Eucarista?.