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LA VENTANA DEL AMOR

Sudor frio recorre su mirada, como si estuviera nerviosa, indecisa, confusa. Teme
acercarse al mstico cuadro que se dibuja en la pared. La bruja le ha dicho que
ese es el remedio a su mal de amor. Cada paso es lento, pero lleno de ansiedad,
cada pensamiento es un anhelo, como el blues del sembrador. Afuera se oye el
ruido mundano, voces que se alargan, el viento juega con el da y con la noche,
las horas se han extraviado en la inquietante espera, en las tortuosas paredes
grises de esta habitacin interminable.
Reposa sus brazos en el umbral, hay mucho brillo en sus ardientes ojos y en sus
labios carnosos. Lo que alcanza a ver al otro lado nunca le fue tan agradable, ni su
amor fue tan sincero, tan puro y transparente, nunca su rostro se inclin tan
dulcemente hacia el objeto amado.
Sin embargo, all en la distancia, muy lejos de su alcance, se perda en el
horizonte, se le escapaba de las manos y de su inmensa ternura, y aunque mil
veces lo quisiera ella no pudo hacer nada, simplemente ver cmo desapareca
para siempre. Por unos instantes se sinti sumamente impotente, limitada,
oprimida, vaca.
Escribi una carta para conservar ese instante, tan precioso, tan corto, tan eterno.
Su vida, entonces, experiment un brusco cambio, cobr el sentido del amor
verdadero, aquel que naci para ser vivido y sentido en su quintaesencia. Aquel
amor que no se posee, aquel que solo se guarda en los ms bellos lugares de la
memoria, del recuerdo, aquel que se manifiesta en la dulce sonrisa cada vez que
se evoca, aquel amor bendito creador de la melancola. En ese momento su
cuerpo se envolvi de este sutil sentimiento, un melanclico amor la invadi
semejante a la uva del mas finsimo vino.
La vieja cobr sus cuartos, y la mujer, despus de guardar su propia imagen
reposada en la ventana y la de su objeto amado perdindose para siempre en su
memoria, se march curada de su dolencia.
La indiferente y decrpita anciana slo dijo: El siguiente.
CARLOS LELIAN

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