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LICENCIATURA EN CRIMINALÍSTICA 1

CÁTEDRA: DOCUMENTOLOGÍA II
Lic. Marcelo A. Duarte

ESTUDIO DE LA ESCRITURA
A) ELEMENTOS CONSTITUTIVOS O FORMALES
La palabra escrita está formada por un conjunto de líneas. Si éstas forman parte esencial de
la letra, se denominan trazos, los cuales pueden ser, a su vez, rectos, curvos y mixtos, y los
curvos, cóncavos y convexos.
Los trazos, tienen comúnmente el movimiento de arriba abajo, y por formar parte esencial de
la letra se llaman magistrales y también gruesos, porque al movimiento de descenso
corresponde una mayor presión y, por lo tanto, un mayor grosor. Estos trazos magistrales se
unen entre sí mediante unas curvas caligráficas de enlace, en las que aparecen los finos o
perfiles.
En definitiva, los trazos acusan comúnmente dos movimientos (según el momento extensor):
- De arriba hacia abajo (descendentes): gruesos . Tienen mayor grosor por la presión.
- De abajo hacia arriba (ascendentes): finos o perfiles. Tienen menor grosor por menos
presión.
Si las líneas no forman parte esencial de las letras, se denominan rasgos, los cuales
obedecen, en esencia, a un principio ornamental, y se denominan iniciales, cuando comienzan
la letra; finales, cuando la terminan, y enlaces, cuando, siendo iniciales o finales, están en
medio de una palabra y sirven de unión entre trazos magistrales de la misma o diferente letra.
En los rasgos iniciales y finales ocurren, a veces, algunas anomalías o peculiaridades, que se
apartan de las normas caligráficas, originando:
- Arpón o gancho;
- Maza o engruesamiento paulatino hacia un extremo por exceso de presión;
- Golpe de sable o movimiento rápido terminado en punta fina;
- Golpe de látigo, más amplio que el anterior, con menos presión y, por tanto, sin terminación
acerada.
El rasgo inicial se suele llamar también rasgo de ataque, en el que merece un estudio
especial el punto de ataque, porque refleja el movimiento inicial personalísimo y, por lo tanto,
importantísimo.
No siempre existe rasgo de ataque, siempre hay un punto de ataque, aunque sea entonces un
trazo magistral. El punto de ataque pueden presentar las siguientes peculiaridades:
- Botón o parada inicial con engrosamiento;
- Acerado o en punta muy fina, con gran rapidez inicial y escasa presión, que luego va
acentuando, sin cambiar de dirección;
- Gancho o arpón ya mencionado, que equivale a un movimiento inicial contrario a la
dirección del rasgo;
- Recto o de gancho frustrado: a veces, el gancho desaparece, porque el movimiento inicial
contrario no dejó huella, y entonces, el punto de arranque aparece recto.
- Redondeado: comienza con un movimiento inicial lento, posando bien la pluma y
continuando luego en la misma dirección, con disminución paulatina de la presión.
Estas peculiaridades de los puntos de ataque ocurren también en los movimientos o rasgos
finales.
- Arpón o gancho: se puede dar también en los rasgos finales.
- Maza
- Golpe de sable más propios de los finales.
- Golpe de látigo
- Acerado: rápido y más corto que el golpe de sable
- Con aumento de presión al final;
- Breve o contenida;
- Prolongada;
- Ascendente;
- Descendente;
- Sinistrógira o vuelta a la izquierda.
Las peculiaridades, iniciales y finales, tienen suma importancia en el descubrimiento de la
personalidad y, por lo tanto, de la autenticidad.
Los rasgos iniciales o finales se unen a los trazos magistrales o se separan de ellos formando
ángulo o curva. Pueden darse:
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- Arco: superiormente se forma curva e inferiormente ángulo.


- Festón o guirnalda: superiormente se forma ángulo e inferiormente curva.
Estos rasgos al relacionarse con el trazo magistral, pueden formar, cumpliendo su misión
ornamental o acentuándola:
- Bucle: puede ser más o menos abierto, anguloso, ovalado;
∗ A veces está tan cerrado que se ciega, formando el empastado o buchado;
∗ Otras veces, hay solución de continuidad en su trazado, formándose la rotura o brisado.
- Lazo;
- Elipse;
- Espiral;
- Nudo.
Si un trazo magistral, que debería ser recto, se desvía de su dirección normal en alguna parte
de su trazado, se origina la torsión; y si la presión varía grandemente en parte del trazado,
formando un engruesamiento brusco en alguna parte de su recorrido, se tiene el inflado, que
puede afectar al comienzo o fin del trazo, y más frecuentemente en medio del mismo.
Las letras de clasifican en mayúsculas y minúsculas. Y en éstas especialmente apreciaremos
las partes altas o superiores y las partes bajas o inferiores, (sobresalientes) llamadas así en
relación con el cuerpo o caja de escritura, que se encierra teóricamente entre dos rectas
paralelas, tangentes a las partes superiores e inferiores de las letras que no sobresalen en un
sentido ni en otro. Como la a, e, i, o, u, m, n.
Las dos líneas que imaginariamente limitan la caja se llaman base superior y base inferior.
Forma y dirección de la caja: la forma caligráfica de la caja es recta, pero a veces puede
presentar un movimiento de reptación:
- Ondulación: reptación muy corta que afecta a una misma palabra;
- Serpentina: más amplio y afecta sólo a la línea en general;
- Concavidad: marcada curvatura hacia abajo;
- Convexidad: marcada curvatura hacia arriba;
- Escalonada o imbrincada: las palabras dentro de la línea, ofrecen un escalonamiento;
∗ Escalonada directa: responde a este esquema:
∗ Escalonada inversa: el esquema es:
Debemos señalar también en el grafismo:
- Pausas: coma, punto, punto y coma;
- Signos de puntuación: punto acento y diéresis; requieren atención especial, caen
- Tildes y signos supletorios de ciertas letras: t y ñ; bajo el influjo subconsciente.
- Márgenes: superior, inferior, derecho, izquierdo;
- Guiones o signos de interrupción silábica de una palabra al final del renglón;
- Copete de la z.
Cuatro cosas fundamentales debe considerarse en signos y tildes:
En signos de puntuación:
- Posición: es la prolongación ideal del eje de la letra a quien afecta Tal es la situación
- Altura: equivalente al doble de la altura de la caja del renglón de los signos
bien centrados. Pero la práctica ofrece gran variedad: antepuestos (a la prolongación del eje
de la letra), pospuestos, altos, bajos, etc.
- Forma y dimensión: punto, coma, ángulo, espiral, círculo, etc.
En tildes:
- Altura y posición: a los 2/3 de la altura de la “t” o al doble de la altura de la caja, en la
“ñ”. Sus variantes prácticas son parecidas a los signos de puntuación: altas, bajas, centradas,
antepuestas, pospuestas, cabalgantes (a ambos lados del trazo de la “t”).
- Forma y dimensión: abultadas, adelgazadas, cortas, largas, delgadas, gruesas,
ascendentes, declinantes, onduladas, rectas, curvas, cóncavas, convexas, arponadas, etc.
Son también interesantes los movimientos iniciales y finales de las tildes.
GRADUACIÓN DE VALORES FORMALES
No todos los signos gráficos tienen el mismo valor para desentrañar la personalidad del que
escribe. ¿Cuál es el fundamento que nos permite graduar esos valores?
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En el escrito existen determinados signos muy aparentes o visibles, que son los que se imitan
o disimulan, por lo que pierden valor en el análisis comparativo; y otros que pasan
completamente inadvertidos, y son los verdaderamente interesantes en el descubrimiento de la
autenticidad.
Tienen menos valor, por ser visibles, los siguientes elementos:
1. La forma de las letras aún cuando sean peculiares, pues es lo primero que se imita o
disimula. La aparición de formas peculiarísimas puede ser un indicio muy interesante
cuando el disimulador las posee o la letra imitada carece de él por cada letra.
2. La forma acusada de los trazos: cóncavos, convexos, etc.
3. La forma acusada de la base del renglón: cóncava, convexa, serpentina.
Calificaremos de invisibles (Gesto Gráfico), y por lo tanto de gran valor demostrativo, a los
siguientes:
1. Forma de la caja del renglón: cuando es levemente ondulada o completamente recta, es
decir: cuando no llama la atención.
2. Características de los puntos de arranque y de los rasgos finales: ambos dependen de la
posición de la pluma y de la índole del movimiento, tanto inicial como final, posición y
movimientos que son invisibles para el profano y hasta para el mismo autor.
3. Forma y posición de los signos de puntuación: guiones, tildes y subrayados, que sufren una
influencia total del subconsciente.
4. Deformaciones específicas: no tanto de las letras, que pueden llamar la atención, sino
particularmente de nexos y grupos determinados, especialmente finales.
5. Homogeneidad o persistencia de las características personales: La desaparición de esa
homogeneidad puede revelar la labor del subconsciente en el trabajo de imitación o de
disimulo.
B) ELEMENTOS ESTRUCTURALES DEL GRAFISMO
Llamaremos elementos estructurales a los que, valiéndose de los elementos constitutivos o
formales, los acoplan según una manera determinada, dándoles un aspecto peculiar.
Estos elementos estructurales son:
1. Angulosidad: es el predominio del ángulo sobre la curva y el grado de frecuencia del
mismo. La angulosidad puede ser:
- Absoluta: todos los arcos son sustituidos por ángulos.
- Relativa: parte de los arcos son sustituidos por ángulos.
El grado se mide por la frecuencia del dicha sustitución.
2. Dimensión: podemos distinguir la altura y la extensión del grafismo:
- Altura: las letras se clasifican en:
∗ Cortas: o ajustadas a la caja del escrito (a, e, i, o, m, etc.).
∗ Sobresalientes: o que sobrepasan en cualquier sentido la caja. Se clasifican también
en:
• Largas o sobresalientes superiores e inferiores: (f).
• Altas o sobresalientes superiores: (b, l). Crestas o hampas.
• Bajas o sobresalientes inferiores: (g, j). Pies o jambas.
• Intermedias altas: (d, t).
• Intermedias bajas: (p, g).
La altura normal de la caja oscila entre 2,5 a 3 mm. En relación con esa altura:
∗ Las letras sobresalientes altas van entre 5 a 6 mm.
∗ Las letras sobresalientes bajas van entre 5 a 9 mm.
- Extensión: es el camino recorrido hacia la derecha. La extensión normal entre dos trazos
se llama anchura y equivale al 80 por 100 de la altura de la caja, o sea de 2 a 2,4 mm.
La separación entre letras equivale a la anchura media de los óvalos y la separación
entre palabras debe ser igual a la anchura de las “m”. La separación entre renglones se
calcula en tres veces la altura de caja.
En extensión podemos distinguir:
∗ Extensión absoluta: es la superficie ocupada por el rectángulo, cuyos lados sean
tangentes al pie del trazo magistral inicial y a la cabeza del terminal, los verticales, y
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las bases sean tangentes a las partes altas y bajas de las letras sobresalientes,
respectivamente.
∗ Extensión relativa: es el espacio ocupado por cada letra. Se obtiene dividiendo la
longitud total recorrida por la palabra, tomando como medida la longitud de la base
del rectángulo que la enmarca, por el número de letras de la palabra.
Tratándose de escritos espontáneos o naturales, la extensión absoluta y relativa de
palabras semejantes se corresponden. Pero tratándose de escritos simulados, se puede
alterar fácilmente esta correspondencia.
Cuando tratemos de verificar el estudios de la dimensión, debemos prescindir, al trazar el
rectángulo enmarcador de la palabra, de todos los elementos no esenciales al grafismo, es
decir, de los rasgos superfluos.
En el estudio de la dimensión hemos supuesto la regularidad de la grafía. Pero esta se altera
con frecuencia, lo que origina una falta de paralelismo entre las rectas que deberían formar el
rectángulo, formándose un cuadrilátero irregular de difícil medición.
Ateniéndonos a un procedimiento idéntico al de formación del rectángulo enmarcador,
trazaremos las tangentes a las partes superiores de las letras cortas, a las partes inferiores de
esas mismas letras o base de la caja, y a las partes altas y bajas de las letras sobresalientes. Se
forma este dibujo con palabras idénticas de las grafías y se comparan. Este procedimiento
pretende recoger el movimiento escriturario habitual, subconsciente y, constante en una misma
grafía.
3. Dirección: Es la que tiene la caja de la escritura comparativamente con los extremos
superior e inferior del papel.
Normalmente esta dirección es horizontal, es decir, paralela a los referidos extremos; pero
puede hacerse ascendente o descendente por causas muy diversas, incluso variables en el
mismo individuo: torpeza, enfermedad, mala colocación del papel, etc.
Lo que interesa es la persistencia de una dirección determinada dentro de un cierto espacio
de tiempo y no la accidentalidad del fenómeno, que entonces puede ser debido a una causa
momentánea, espontánea o fraudulenta.
4. Enlaces: La caligrafía tiene establecidas sus normas de tal forma que el enlace de letras
dentro de una palabra es absoluto y perfecto. En la práctica, escritura cursiva, ya es otra cosa.
La mayor o menor habilidad de cada cual y, la mayor o menor soltura de la mano, junto con la
peculiar idiosincrasia, hacen que las normas caligráficas varíen en cada escritura.
El enlace se puede verificar con arco o con ángulo, y es indiferente uno y otro procedimiento
para medir el grado de unión de las letras. El grado se mide por la frecuencia de los enlaces
verificados, prescindiendo de las letras mayúsculas, que normalmente se aíslan en su gran
mayoría. La existencia de mayúsculas enlazadas al resto de la palabra resulta una peculiaridad
del grafismo y como tal debe ser tenida en cuenta.
Por su grado o intensidad, el enlace puede ser:
a. Intenso: cuando se escriben palabras largas sin una sola interrupción. (La mayúscula
inicial, si existe, no cuenta para el grado).
b. Medio: cuando se enlazan grupos de cuatro o cinco letras.
c. Reducido: no llega a cuatro letras.
d. Silábico: cuando tiene preferencia por la agrupación silábica.
Pero existe en el enlace otro elemento que considerar: su calidad. No basta ver si el enlace
existe y en qué grado. Es más importante comprobar su dichos enlaces son normales o
anormales y especialmente qué letras o grupos de letras atraen o repelen sistemáticamente la
formación de enlaces. Este estudio nos dará idea de la calidad de los enlaces, la cual tiene una
extraordinaria importancia identificativa.
5. Inclinación: Inclinar quiere decir doblar, recaer, tocar a su término, la horizontal. Si
consideramos la caja del renglón como horizontal, la perpendicular a ella marcará la
inclinación cero, de modo que la escritura vertical, o sea aquella cuyos trazos magistrales
forman con la base del renglón un ángulo de 90 grados, no tiene inclinación alguna.
Cualquier desviación de la posición vertical señalará una inclinación. Si es a la derecha se
llamará inclinación derecha, si es a la izquierda se denominará inclinación izquierda. La
amplitud de esa inclinación será equivalente al ángulo que forme con la recta perpendicular a
la base.
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Resulta impropio hablar de la inclinación de una letra refiriéndonos al ángulo que sus trazos
magistrales forman con la base de la escritura. La razón radica en que resulta más sencillo
medir los ángulo referidos a la base del renglón que calcularlos respecto a la vertical; pues la
base existe prácticamente o se completa con suma facilidad, y, en cambio, la vertical no existe y
muchas veces se carece de elementos para determinarla con exactitud.
Nada autoriza a mantener esta denominación errónea y sujeta a confusión, pues aunque sea
más fácil calcular el ángulo de separación de la horizontal o ángulo de levantamiento, de éste
se pasa automáticamente al ángulo de inclinación con sólo resta de 90.
En la escritura caligráfica resulta sencillo medir los valores angulares de inclinación; no así
en la letra cursiva, especialmente en algunas de ellas, y es preciso, para obtenerlos, recurrir a
las ampliaciones fotográficas y otros recursos.
6. Presión: Es la fuerza o energía con que se aplica sobre el papel el instrumento gráfico.
Normalmente, esa energía se produce alternativamente, dando lugar a la sucesión de finos y
gruesos y a la impresión de relieve de la escritura, aunque ese relieve puede también lograrse
sin presión, mediante las plumas recortadas o de redondilla. El relieve, con presión o sin ella,
da belleza a la escritura, haciéndola profunda y como ubicada en el espacio.
No debemos confundir el relieve con el peso de la escritura. El relieve da sensación de peso,
pero si es perfecto, es un peso equilibrado. Cuando decimos que una escritura es pesada
queremos indicar que sus rasgos son gruesos, pero sin equilibrio, ya sea porque carece de
alternancia con los finos o porque el espesor de los gruesos es desproporcionado al tamaño de
la escritura.
Durante muchos años se ha escrito con plumas de acero, más o menos flexibles, con las que
la alternativa de presión era obligada. En los movimientos ascendentes esa presión era nula,
para evitar el enganche con el papel, con lo que el rasgo resultaba fino. Esa presión aumentaba
en los movimientos descendentes, formándose los gruesos o trazos magistrales.
En el espesor de los trazos gruesos podemos distinguir el valor absoluto, que es su medida en
sí, y el valor relativo, es decir, su relación con las dimensiones de las letras. Este valor relativo
es el verdaderamente interesante para la clasificación del escrito, pues el espesor de medio mm
en los trazos gruesos hace parecer sucia y pesada a una escritura menuda y, en cambio, resulta
lábil en una escritura de gran tamaño.
Las cursivas corrientes presentan poca diferenciación entre gruesos y perfiles. La causa es
mayor velocidad de la escritura cursiva, lo que va en detrimento de la presión, y el uso
generalizado de plumas de punto rígido, como estilográficas y bolígrafos, que no permiten el
perfilamiento normal o caligráfico.
Sin embrago, una escritura sin perfilar, hecha por estilográfica o bolígrafo, puede responder
a una fuerte presión, la cual queda revelada por la profundidad del surco trazado por el plumín
examinando dicho surco al microscopio y a veces con la simple observación del dorso de la
página escrita. La escritura sin perfilar puede ser también debida a una presión débil o lábil,
trazada con plumín flexible. Se revelará esta circunstancia porque no faltarán trazos
esporádicos presionados y perfilamientos sumamente finos, imposible re realizar con plumín
romo y rígido.
La escritura cursiva presionada es propia de la persona inexperta, pues, necesita afianzarse
bien para mantener el equilibrio. El experto se desliza veloz y su pluma pasa sobre el papel caso
sin tocarlo, y sólo en la escritura cuidada, caligráfica o caligrafiada, perfila los trazos.
Presión y velocidad están en relación inversa.
No siempre la presión se ejerce uniformemente en la formación de los trazos, sino que
frecuentemente existen variaciones peculiarísimas de presión, apreciables únicamente al
microscopio, las cuales pasan inadvertidas para el autor o imitador y, por consiguiente,
imposibles de falsificar o de imitar.
Según sea el plumín empleado, estas variaciones de presión repercuten en las profundidades
de los surcos, y por los tanto, en las variaciones de tonalidad, en irregularidades en la
profundidad del trazado, en variaciones en la tonalidad de la tinta de esos mismos trazos,
aunque también esto puede ser debido a alteraciones en la velocidad y en engrosamientos
anormales, los cuales se ven a simple vista.
7. Velocidad o rapidez: velocidad es sinónimo de espontaneidad. Esto no quiere decir que una
escritura lenta ha d ser necesariamente falsa, pero por lo menos predispone a este supuesto,
pues suele ser la característica de la imitación y del disimulo, mientras no se demuestre, por el
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estudio de escritos indubitados, que esa premiosidad pertenece a las peculiaridades de la grafía
estudiada, propia de la persona inexperta.
La escritura es un camino que recorre la pluma desde el punto inicial de la palabra o del
renglón hasta el final de los mismos. El camino más corto entre dos puntos es la línea recta, y a
ella tiende el “ductus” del escrito rápido, así como a la supresión o simplificación de cuantos
movimientos tiendan a desviarnos del camino recto o a aumentar innecesariamente el camino a
recorrer.
Caracteres de la escritura rápida:
a. Escritura mediana, pequeña o filiforme (los trazos son líneas onduladas).
b. Curvas rápidas (no se nota acumulación de tinta). La curva es un cambio de
dirección, lo que supone una disminución en la rapidez del movimiento anterior (para
girar, frenar). Esto origina una mayor descarga de tinta y, por tanto, una mayor
ennegrecimiento o aumento de tonalidad. Si esto no existe, la curva es rápida.
c. Simplificación en las formas de las letras y en los movimientos, que se hacen más
sobrios y contenidos.
d. Puntos, acentos y barras de las “t” a la derecha, a veces lanzados, y frecuentemente
ligados a la letra siguiente, cuando no se suprimen totalmente.
e. Escritura desigual, inacabada, algunas veces ascendente.
f. Movimientos dextrógiros, sustitución de un movimiento izquierdo por otro hacia la
derecha, más veloz.
Como movimientos dextrógiros, también llamados centrífugos o progresivos, podemos
señalar:
- La “d” gótica o sin lazo.
- La estilización o supresión de los bucles superiores o inferiores.
- La “r” de doble arco, sin copete.
- Las mayúsculas de imprenta o casi.
- Los enlaces con los signos de puntuación.
- Las finales y tildes prolongadas.
- Los signos de puntuación pospuestos o a la derecha.
- El margen izquierdo divergente, o sea ensanchado hacia abajo.
- Y, en términos generales, todo movimiento que sustituya y simplifique cualquier
movimiento regresivo caligráfico.
g. Finales lanzadas o prolongadas con rapidez.
h. Inclinación acentuada, como quien se lanza a la carrera.
i. Acortamiento de las letras sobresalientes.
j. Presión ligera o nula: no se puede correr abriendo surcos.
k. Enlaces frecuentes o totales. En escrituras muy rápidas se llega a enlazar palabras.
SAUDEK reduce estos caracteres de velocidad a los siguientes:
1. Rasgos sueltos o ágiles.
2. Formas redondeadas (el arco es más veloz que el ángulo).
3. Inclinación derecha.
4. Irregularidad de la acentuación (no siempre bien colocada y a la misma altura).
5. Enlaces frecuentes o predominantes.
6. Palabras decrecientes.
Una escritura es rápida cuando posee dos, por lo menos, de estos caracteres.
Características de la escritura lenta:
a. Torpeza e inseguridad de la mano. Formas groseras e inhábiles.
b. Tamaño exagerado.
c. Abundancia de rasgos suplementarios.
d. Aspecto caligráfico.
e. Movimientos sinistrógiros o regresivos:
- La “d” lírica o volteada a la izquierda.
- Los bucles anormalmente ensanchados de las letras sobresalientes, superiores o
inferiores.
- Los enlaces en forma de lazos o bucles.
- Las formas triangulares y los dobles lazos en las prolongaciones inferiores.
- Las prolongaciones inferiores prolongadas a la izquierda.
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- Los enrollamientos o espirales iniciales o finales.


- El rasgo final vuelto a la izquierda.
- Los signos de puntuación antepuestos.
- El margen izquierdo convergente o estrechándose hacia abajo.
f. Existencia de retoques vacilaciones o paradas, temblor, cambios anormales de
dirección.
g. Signos de acentuación y barras de las “t”, a la izquierda.
h. Predominio del ángulo sobre la curva.
Entre ambos extremos es escritura rápida y lenta existe una gran variación o graduación,
pero ésta se mide por la frecuencia con que se repiten los caracteres propios. El exceso de
rapidez acentúa algunos caracteres, como el tamaño de las letras, que se hacen filiformes e
ilegibles, la frecuencia de enlaces anormales entre letras contiguas y aún entre palabras, etc.
Como zona intermedia entre ambos extremos señalamos los caracteres de la escritura
reposada o normal:
a. Movimientos acompasados.
b. Dimensión normal o media.
c. Uniformidad en sus caracteres generales de angulosidad, dimensión, espaciamiento,
dirección, etc.
d. Precisión en la colocación de signos de puntuación y tildes.
e. Carencia de vacilaciones y retoques.
f. Presión y perfilamientos normales.
Otro aspecto interesante de la velocidad: su variación dentro de un mismo trazo. Tanto la
velocidad uniforme como la variable son peculiaridades personalísimas, muy dignas de ser
tenidas en cuenta.
La velocidad uniforme produce entintado o tonalidad uniforme. Más lentitud, mayor
derramamiento de tinta o mayor aumento de la tonalidad.
Hay quien traza el escrito con velocidad constante, incluso en los cambios de dirección
(curvas). La tonalidad de la tinta será uniforme en todo el trazado. En otros, el comienzo es
lento, hasta con pausa, y después rápido. La tonalidad del comienzo será más intensa que la del
resto. En cambio, otros tienen un comienzo rápido, más disminuye sensiblemente la velocidad
hacia la mitad del trazado o cuando lega al cambio de dirección. En ambos casos también el
aumento de la tonalidad corresponde a la disminución de la velocidad.
El estudio de este fenómeno es interesantísimo, no tanto porque es personalísimo, sino
porque es además invisible o inapreciable a simple vista, por lo que escapa a la observación del
imitador y a la conciencia del propio autor.
No confundamos estos fenómenos con los originados por la variación de presión, muy
similares. Tengamos presentes dos reglas:
a. Si el escrito está verificado con plumín flexible, las variaciones de tonalidad
corresponden a variaciones de velocidad.
b. Si el escrito se trazó con plumín rígido, estas variaciones de tonalidad pueden
corresponder tanto a la velocidad como a la presión. La profundidad del surco y la huella
en relieve del dorso del papel pueden, ayudar a distinguir una causa de otra.
SAUDEK afirma que: la velocidad gráfica no es constante, ni durante un segundo. La
velocidad del movimiento va en aumento hasta alcanzar un máximo, para luego decrecer. Esto
ocurre también en el trazado de una simple línea.
Esto viene a indicar que en el movimiento hay algo más que su grado de velocidad. Hay un
crecer y decrecer alternativos, es decir, un ritmo. Este ritmo es lo que podemos llamar la
calidad del movimiento. El ritmo tiene una importancia extraordinaria, por ser un elemento
personalísimo de primer orden, inimitable y muy difícilmente alterable por disimulo.
Se habló de los cambios de velocidad en el curso del escrito. El estudio de dichos cambios
permitirá establecer el ritmo o calidad del movimiento, uno de los elementos identificativos más
importantes de la escritura.
8. Proporcionalidad: es la relación entre los diversos elementos del grafismos, por ejemplo,
las alturas de las mayúsculas y letras sobresalientes con respecto a la altura media de las letras
cortas, etc.
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Existe una proporcionalidad normal entre todos lo elementos del escrito que se atiene a los
preceptos caligráficos, que se varían en la práctica. Esta proporcionalidad es tal vez uno de los
caracteres más constantes en la grafía espontánea, pues su bien el tamaño y extensión de la
escritura puede variar como consecuencia del trabajo que se realiza, del fin que se persigue, del
material de que se dispone y de la amplitud o exigüidad del espacio en relación con lo que se
tiene que escribir, la proporcionalidad permanece constante.
Es uno de los elementos que fácilmente se escapa al disimulador o al imitador, más atentos a
la alteración de la forma de las letras y a algún otro elemento más sobresaliente, como
dimensión, dirección, inclinación, etc.
9. Orden y regularidad: el orden es la recta colocación de letras, palabras y renglones para
dar sensación de un conjunto equilibrado.
La regularidad se refiere más bien a las formas de las letras, ajustadas o no al modelo
caligráfico, y a la separación de palabras y renglones.
En la apreciación del orden hay que tener en cuenta los márgenes, para observar no sólo la
amplitud de los mismos, sino también su paralelismo con el borde correspondiente del papel y,
especialmente, en el margen izquierdo, si forma una recta paralela al borde, o una línea
ondulada, o ensanchada hacia abajo, o estrechada hacia abajo, o recta, o curva.
Tener en cuenta el sangrado de los párrafos, la simetría o asimetría de los
encabezamientos, la colocación u omisión de los signos de acentuación, puntuación, tildes,
guiones, etc. Fruto del orden y de la regularidad, en todos sus aspectos, es la claridad y belleza
del escrito.

10. Continuidad: Es la fijeza o persistencia de las constantes gráficas, tanto en sus elementos
constitutivos o formales como en los estructurales. Su alteración se llama discontinuidad.
Esta discontinuidad puede ser causada por agentes puramente naturales, y también puede
ser fruto del fraude. Distinguir esta discontinuidad fraudulenta de la motivada por causas
naturales: físicas, somáticas, psicológicas, etc., es muy difícil, a veces, y hasta completamente
irrealizable, cuando el perito carece de antecedentes acerca de las circunstancias que rodearon
el momento extensor del grafismo o son muy escasos e insuficientes los elementos de cotejo.
No olvidemos tampoco que la continuidad puede significar falta de fijeza en alguno o
algunos de los elementos del grafismo.
La continuidad puede existir en los escritos de una persona, referidos a un tiempo
determinado, y no existir, en cambio, comparándolos con escritos de la misma persona en
épocas anteriores o posteriores, pues existe en la grafía individual una evolución continua,
debido a causas psicológicas, temperamentales, somáticas, ambientales, que la hacen diferente
de sí misma con relación a escritos de épocas diferentes.
Todo esto nos lleva a las consecuencias siguientes:
- El cotejo debe verificarse con abundantes elementos.
- La escritura indubitada que ha de cotejarse debe ser contemporánea de la dudosa, y
acompañada, a ser posible, por otras escrituras indubitadas inmediatamente anteriores y
posteriores a la época atribuida a la dudosa.
C) LA FISONOMÍA Y EL GESTO Y SU IMPORTANCIA EN LA VALORACIÓN DE LOS
ELEMENTOS DEL GRAFISMO.
De los complejos anímico y somático origina la inexistencia de dos almas y dos rostros
absolutamente iguales.
La escritura es también producto de ambos complejos, por lo que también participa de su
intensa diversidad y cada escrito tiene una fisonomía distinta al de cualquier otro.
La fisonomía o agrupación “sui generis” de unos pocos elementos va acompañada del gesto,
que viene a ser como la quintaesencia de la personalidad, a la cual descubre en casos de
enmascaramiento de la fisonomía.
Al gesto corresponden una serie de actos o movimientos, no sólo específicos y, por tanto,
sumamente selectivos, sino que también escapan a la acción vigilante de la conciencia, por lo
que resultan valiosos.
También en el grafismo existe el gesto, lo mismo en el escrito espontáneo, donde la
personalidad se muestra tal cual es, como en la escritura fraudulenta, en la que se pretende o
enmascarar la propia personalidad o asumir la ajena. El gesto corresponde a los elementos
invisibles del grafismo, los cuales, perduran tanto en la imitación como en el disimulo.
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Lic. Marcelo A. Duarte
Al valorar los elementos constitutivos o formales, dábamos el carácter de invisibles a los
movimientos iniciales y finales, forma de la base del renglón, signos de puntuación, etc., los
cuales debemos ahora considerar como parte integrante del gesto. A éste pertenecen también
determinados elementos dentro de los estructurales.
Cada uno de los elementos estructurales, tomados aisladamente, tienen un valor muy escaso,
como el de la forma de las letras, por cuanto cada uno de ellos es muy visible o fácilmente
susceptible de imitación o de disimulo.
Pero tengamos en cuenta que la escritura es inicialmente acto volitivo, pero cae
inmediatamente bajo la acción del subconsciente. El conciente piensa, el subconsciente escribe.
PRINCIPIO DE SAUDEK: Nadie es capaz de fingir, al mismo tiempo, estos cinco elementos
del grafismo:
1. Riqueza y variedad de formas.
2. Dimensión.
3. Enlaces.
4. Inclinación.
5. Presión.
Este principio viene a ser el reconocimiento de la impotencia de la lucha contra el
subconsciente.
Consideraremos como de gran valor la permanencia o coincidencia de la mayor parte de
los elementos estructurales, por cuanto, en su conjunto, son inimitables e indisimulables.
Volviendo a la invisibilidad, criterio valorador aplicado a los elementos formales, también
podemos aplicarlo a cada uno de los elementos estructurales y nos daremos cuenta de cuáles
son aquellos elementos que gozan más de la invisibilidad y tienen mayor valor identificativo.
Resultan más invisibles individualmente:
- Angulosidad de los óvalos (angulosidad)
- Variaciones de dirección al final del renglón (dirección)
- Altura y calidad de los enlaces (enlaces)
- Variaciones de presión (presión)
- Velocidad en los cambios de dirección (velocidad)
- Ritmo del movimiento (velocidad)
- Proporcionalidad
- Forma y amplitud de márgenes y sangrado (orden y regularidad)
- Amplitud de ángulos y curvas y de los óvalos.
- Forma y posición de los guiones, pausas, etc.
La espontaneidad de ejecución es parte del gesto gráfico general (López Peña).
D) GRAFONOMÍA
Es la parte de la Grafotecnia que da nombres al grafismo, según sus elementos
predominantes.
DENOMINACIONES GENERALES
1. ELEMENTOS CONSTITUTIVOS O FORMALES
- Abierta: óvalos abiertos.
- Cerrada: óvalos cerrados.
- A brincos: trazos de letras cortas que cruzan por bajo la caja del renglón.
- Acerada: finales acerados.
- Adherente a la línea: horizontal, con los extremos inferiores de los trazos de las letras
tangentes a la base inferior del renglón.
- Llana: ídem.
- Arponada: con arpones iniciales o finales.
- Cóncava: base inferior en forma de cuenco.
- Convexa: base inferior con curvatura hacia arriba o de cuenco invertido.
- Imbrincada: base inferior de las letras escalonadas.
- Rizada: abundancia de rasgos supletorios.
- Serpentina: base inferior con ondulación amplia entre palabras.
- Sobria: trazos sencillos, sin gasto inútil ni ornamental.
- Somera: simplificación excesiva de letras, que se hacen irreconocibles aisladamente.
- Tortuosa: base inferior ondulada.
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2. ELEMENTOS ESTRUCTURALES
a. Angulosidad:
- Angulosa: predominio del ángulo sobre la curva.
- Redondeada: predominio de la curva sobre el ángulo.
- Arqueada: curvas superiores.
- Aspillerada: curvas inferiores.
- Festoneada: ídem.
- Enguirnaldada: curvas superiores e inferiores.
b. Dimensión:
- Creciente: aumento de tamaño al final.
- Decreciente: disminución de tamaño al final.
- Filiforme: reducción del tamaño a una ondulación de líneas.
- Grande: altura de la caja superior a 3 mm.
- Pequeña: altura de la caja inferior a 2,5 mm.
c. Dirección:
- Ascendente: caja del renglón hacia arriba.
- Ascendente al final.
- Descendente: caja del renglón hacia abajo.
- Descendente al final.
- Horizontal.
d. Enlaces:
- Ligada: enlace intenso.
- Agrupada: enlace medio.
- Silábica: enlace por sílabas.
- Suelta: letras sueltas.
- Yuxtapuesta: ídem.
- Desarticulada: separación entre partes de una letra.
- Fragmentada: ídem.
- Combinada: enlaces originales.
e. Inclinación:
- Vertical: inclinación inferior a 30 grados.
- Erguida: inclinación inferior a 30 grados.
- Inclinada: de 30 a 60 grados de inclinación.
- Tumbada: inclinación superior a 60 grados.
- Muy divergente: ídem.
- Divergente: trazos con inclinación variable.
- Oscilante: ídem.
- Izquierda: inclinación a la izquierda.
- Inversa: ídem.
f. Presión:
- Alterna: trazos rectos y curvos.
- Apoyada: presión excesiva uniforme.
- Brisada: rupturas o interrupciones en trazos o rasgos.
- Fusiforme: exceso de presión en parte de un trazo.
- Espasmódica: ídem.
- Floja: trazos curvos.
- Lábil: falta de presión.
- Ligera: ídem.
- Masiva: exceso de presión inicial o final en trazos o tildes.
- Pastosa: rasgos y trazos gruesos.
- Removida: presión desplazada generalmente en sentido horizontal.
g. Velocidad:
- Contenida: movimientos breves en tildes y finales.
- Fluida: velocidad suave y uniforme.
- Lanzada: tildes y finales prolongadas a la derecha.
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- Lenta.
- Movida: exageración de rasgos y movimientos.
- Precipitada.
- Progresiva: predominio de movimientos dextrógiros.
- Rápida.
- Regresiva: predominio de movimientos sinistrógiros.
- Temblona.
- Vacilante: rasgos con inclinación izquierda inseguros.
h. Proporcionalidad:
- Alta: anchura inferior al 80 por 100 de la altura de la caja.
- Estrecha: ídem.
- Amontonada: las letras se tocan.
- Ancha: anchura entre trazos superior al 80 por 100 de la altura de la caja.
- Baja: ídem.
- Amplia: ídem y además tiene espacio amplio entre palabras.
- Extensa: ídem.
- Apretada: separación entre las letras menor que la anchura de los óvalos.
- Concentrada: ídem y además espacio breve entre líneas.
- Confusa: se cruzan los trazos de las líneas contiguas.
- Enmarañada: ídem.
- Encumbrada: altura letras sobresalientes altas superior al normal.
- Enraizada: longitud sobresaliente bajas superior al normal.
- Espaciada: ancha, amplia y tiene espacio amplio entre renglones.
- Rebajada: altura sobresalientes altas inferior a la normal.
- Subdilatada: ensanchamiento excesivo de los bucles inferiores.
- Superdilatada: ídem bucles superiores.
i. Orden. Regularidad. Belleza:
- Antimodelo: formas peculiares.
- Artificial: formas caprichosas.
- Caligrafiada: aplicada.
- Caligráfica: modelo.
- Clara: cada letra legible separadamente.
- Cuidada: bien puntuada, márgenes y encabezamientos cuidados.
- Desordenada: incoherencia en los elementos gráficos.
- Exuberante: abundancia de rasgos en el cuerpo del escrito.
- Frondosa: abundancia de rasgos en zona alta.
- Inflada: exageración en el volumen de algunas letras.
- Legible: buena separación de letras, palabras y renglones.
- Oscura: letras ilegibles separadamente.
- Retocada: existencia de retoques aclaratorios.
- Solemne: grande, trozos gruesos, erguida o vertical.
- Tipográfica: letra de imprenta.
Continuidad:
- Continua u homogénea: persistencia de sus características.
- Discontinua o heterogénea: lo contrario.

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