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ANTIGUEDAD
El mundo antiguo no conoció al Estado tal como lo concebimos en la actualidad. El problema político para griegos y
romanos se reducía a las ciudades: CIUDADES ESTADOS denominadas polis.
La base de unión en la polis se trazaba por lazos familiares, era relevante el origen familiar y la relación del indivi-
duo con la sociedad se basaba en la vinculación de la familia con la tierra, de tal modo que gozaban de todos los de-
rechos los varones que reunían este requisito, en cuanto a su ascendencia familiar.
Las clases sociales eran estratificadas: mientras que las superiores resolvían en los asuntos públicos, las inferiores
labraban la tierra. Especial consideración merecían los extranjeros carentes de derechos y los esclavos provenientes
de pueblos conquistados o sojuzgados.
En la Grecia antigua hacia el siglo V A.C. florecieron ciudades como Atenas o Esparta. En este período es digno res-
catar la obra de Aristóteles quien en su libro “La Política” releva la constitución de más de ciento cincuenta ciudades
de la antigüedad; entre sus conclusiones se destaca saber que cada ciudad tiene su constitución, escrita dispersa o
no escrita, que responde a saber quién ejerce el poder, cómo lo ejerce, y con qué fin lo ejerce.
Tanto Platón en su obra “La República”, como Aristóteles en “La Política”, se refieren al Estado Ciudad, que era de
carácter aristocrático, justificaba la esclavitud y creía en el gobierno de los mejores.
Durante la antigüedad se conocieron entonces las ciudades estado o bien vastos Imperios como el Romano.
Roma comenzó siendo ciudad para llegar a constituir un imperio que se extendió por todo lo que hoy conocemos
como continente europeo. Efectúa una serie de aportes trascendentes, incluye y desarrolla la idea de soberanía, la
concepción de monarquía absoluta, que tuvo en los Emperadores romanos su mayor exponente, también la idea de
un imperio universal.
Uno de los instrumentos de colonización de Roma, que se suma a su temible ejército, es el Derecho, como elemen-
to civilizador. El Emperador Justiniano ordena una compilación de todas las disposiciones jurídicas, legando para los
tiempos el Corpus Juris Civilis, que se aplicó a todo el imperio. Fue base del movimiento codificador que inicia en el
siglo XVII.
EDAD MEDIA
A la caída del imperio romano en manos de los pueblos bárbaros se instaura el régimen feudal derivado de la debi-
lidad de los príncipes carolingios, trae una descentralización política, desaparece toda idea de patria.
Los feudos eran también ciudades bajo el mando férreo del señor feudal, dueño de vida y bienes de sus súbditos.
Los habitantes pasan a la historia bajo la denominación de “Siervo de la Gleba” labra la tierra pero su propiedad y
frutos le pertenece al Sr. Feudal. La literatura refleja esta etapa en diversas obras, podemos destacar Fuenteovejuna
de Lope de Vega.
Se produce la aparición de la Iglesia católica como institución, que toma la idea de universalidad del Imperio Ro-
mano. Mantiene una unión estratégica con el Señor Feudal y juntos emprenden las cruzadas con el objetivo de res-
catar el Santo Sepulcro.
En esta época el pensamiento político y científico está subordinado a la Iglesia. Es Dios quien otorga el conocimien-
to al hombre, quien lo aprende por medio de la fe, este dogmatismo somete la inteligencia de modo tal que nadie
puede discutir las verdades reveladas a riesgo de caer en manos de la inquisición.
Es destacable en esta instancia como el conocimiento es también un factor de poder y se utiliza a lo largo de la his-
toria para la preeminencia de las clases gobernantes.
Al ocaso de esta etapa surge una clase artesana y comerciante que se veía saqueada por las apetencias económicas
del Señor feudal. Comienza a florecer el intercambio de bienes, pero debía pagar peaje por el tránsito de mercancías
en cada ciudad, lo que se transforma en un agravio para la naciente clase burguesa y el incipiente capitalismo.
En la Alta Edad Media el feudalismo decae por el reclamo de los antiguos monarcas que, apoyados por la Iglesia y
los burgueses, comienzan a advertir el inconveniente de la forma de organización feudal.
RENACIMIENTO
El triunfo de los monarcas sobre los señores feudales se logra con el apoyo de la clase comerciante que crece y por
la unión del Gobierno con la Iglesia, instaurándose la monarquía.
Es destacable en esta época la obra de Nicolás Maquiavelo (1469-1527) consejero de los Médici, quien va marcan-
do la necesidad de unir los feudos en territorios demarcados, con una población y bajo el mismo poder, con lo que
podemos marcar el nacimiento del Estado tal como lo conocemos en la actualidad: poder, población y territorio.
El capitalismo es la base económica de la monarquía absoluta que llega al máximo con la expresión de Luis XIV: el
Estado soy yo. La base de sustentación de la unidad del Estado es la Iglesia: un Estado, una religión.
Durante la monarquía absoluta el poder del rey deviene de Dios, forma parte de la nobleza y es superior a los de-
más (la idea de sangre azul) gobierna despóticamente. Este panorama, con matices, se extiende por toda Europa.
En esta instancia el cisma de la Iglesia con la reforma luterana nacida en Alemania hace ceder el poder de la Iglesia
católica con su dominación científica. El protestantismo se impone en Alemania primero y en Inglaterra después. Por
su parte la clase burguesa que surge del lucro, para liquidar el Estado feudal sufre ahora la dominación del monarca
absoluto.
EL ESTADO LIBERAL
Con la llegada del protestantismo, se permite una mayor libertad de pensamiento.
Se produce también el cambio del método científico al experimental matemático, con lo que deviene el Raciona-
lismo Filosófico que permite la Revolución Industrial de mediados del siglo XVII; la producción en serie reemplaza a
la manufactura, produciendo también un crecimiento de la riqueza.
El capitalismo advierte la necesidad de limitar el poder absoluto del monarca que era peligroso para la detentación
de la riqueza y el derecho de la propiedad.
El estado liberal nace apoyado por toda la ideología iluminista, base de la Revolución Francesa, que impone la idea
de la libertad natural del hombre. La concepción es ahora antropocéntrica, el Renacimiento hace centro en el hom-
bre y su libertad.
Se destacan las teorías contractualistas como las de: Tomás Hobbes (1588-1679) “El Leviatán”; John Locke (1632-
1704) “Ensayo sobre el Entendimiento Humano”; Montesquieu (1689-1755) “El Espíritu de las Leyes”; Juan Jacobo
Rousseau (1712-1804) “El Contrato Social”.
Sostienen una instancia previa al Estado, el hombre nace libre y convive en el estado de naturaleza, donde impera
su libertad e igualdad, con matices algunos autores atribuyen al hombre la naturaleza de ser malo (Hobbes) o ser
bueno (Locke y Rousseau). Pero la propiedad produce peleas y anarquía por lo que deciden pasar al estado social por
medio de un pacto, que respetase sus derechos naturales (escuela del derecho natural) y que invistiera a algunos de
la autoridad para ordenar la convivencia social.
Con el advenimiento de la Revolución Francesa se proclaman los Derechos Naturales del Hombre. Libertad, igual-
dad y Propiedad son los derechos anteriores y por encima del Estado. Nace el constitucionalismo clásico.
Se imponen la idea de separar Estado y Sociedad, derechos previos del hombre, como garantía de finalización del
poder absoluto se impone la división de poderes, a fin de mantener la consabida teoría de pesos y contrapesos, de
gobierno y control. Surge la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Concomitantemente la
revolución norteamericana proclama una nueva constitución en 1778.
LOS TOTALITARISMOS
La falta de igualdad impone la necesidad de garantizar los derechos sociales. Se inicia un proceso de desconstitu-
cionalización de los Estados que uno a uno van cayendo en el totalitarismo: España con el nacional sindicalismo, Por-
tugal con su corporativismo, Alemania con el nazismo, Rusia con el comunismo.
Comunismo, nazismo, falangismo, fascismo, son totalitarismos que presentan las mismas características: Elevan al
Estado a categoría suprema, la destrucción de la vida civil que se militariza, la ideología única, único partido, único
líder, aniquilamiento de la oposición, la voluntad del líder es la voluntad de la nación, clima permanente de guerra, la
necesidad de un enemigo externo, la exaltación del factor único ya sea raza, religión, nación, clase. Autoridad y liber-
tad son incompatibles, la opresión se mantiene por el miedo, la propaganda y el mito.
CONSTITUCIONALISMO SOCIAL
El fin de la Segunda Guerra mundial pone término a los totalitarismos, aunque en algunos países perdure. Florece
el constitucionalismo social por el cual el Estado de Derecho troca por el Estado Social de Derecho.
Al fin de la gran guerra el avance de las tropas aliadas sobre occidente y de las Rusas (bajo el régimen comunista)
por oriente, encontrándose en Berlín capital alemana, produce la división del mundo occidental entre capitalistas y
comunistas, dando inicio al llamado mundo bipolar, de la mano de la Guerra Fría.
ESQUEMA. ESTADO
Evolución histórica: ETAPAS
1
Dr .SOSA OSCAR Primer Seminario de Comunicación Social organizado por la Pastoral Social de la Comunicación.
significado real del proceso de globalización para cada uno de nosotros como personas, para nuestras provincias,
nuestros países, nuestra región, nuestra cultura y para la humanidad entera?
Frente a la urgencia en encontrar respuestas a los nuevos desafíos que nos presenta la globalización, nos enfren-
tamos a tres tentaciones que pueden desviarnos de nuestro empeño.
La primera tentación es: abalanzarse sobre el tema y comenzar a "hablar", decir cosas en favor o en contra, cayen-
do en una forma retórica de expresión verbal sin contenido, la manifestación de un pensamiento sin conocimiento,
como si la "improvisación" nos fuera impuesta por las exigencias de encontrar esas respuestas en el pensamiento
convencional. En este sentido el pensamiento obsoleto (aquello que incorporamos como verdadero, pero que ya no
lo es más) se constituye en la más una seria restricción a las posibilidades de buscar nuevas soluciones a los proble-
mas de naturaleza global.
La segunda tentación es la tentación reduccionista, economicista o tecnológica; que consiste en reducir el proble-
ma de la globalización a sus aspectos más visibles, por ejemplo: la globalización del comercio, de las finanzas o de las
telecomunicaciones. Y creer que este proceso histórico se "reduce" a algunos aspectos específicos del proceso global
de cambio. Esto equivale a la expresión de un conocimiento parcial sin un pensamiento global.
Finalmente, otra tentación corresponde a las teorías conspirativas: es el caso del reduccionismo ideológico; se trata
de la tendencia a considerar al proceso de globalización como un producto de la voluntad de algunos todopoderosos
que lo "promueven" con intenciones de dominación en escala mundial y ello implica también que la globalización,
característica sobresaliente del fin del siglo XX, podría ignorarse y/o evitarse.
No hay duda alguna que los "malos" existen en la escala global y tratan de sacarle el máximo provecho, pero el
proceso de globalización no puede detenerse. Pertenece a la historia contemporánea y al futuro.
Precisamente, la interpretación de la "globalización" como un capricho voluntarista y conspiracionista del Occiden-
te capitalista, del libre mercado y la democracia política formal, es una muestra del "reduccionismo" ideológico que
sirve tanto para oponerse ciegamente cuanto para apoyar la globalización con la misma incapacidad de distinguir los
elementos perversos de dicho proceso histórico de las tendencias positivas que mucho bien pueden traer a la huma-
nidad.
CONCLUSIONES
El Proceso de Globalización, como todo proceso histórico, tiene mucho de bueno y promisorio, pero también mu-
cho de malo y de perverso. Es necesario capacitarse de manera muy especial para poder participar y gobernar, con-
ducir y controlar las diversas tendencias globales. Pero hay que aceptar que no hay forma de gobernar, orientar,
controlar o dirigir al proceso de globalización sin la capacidad de gobernar, orientar, controlar, dirigir y aplicar o utili-
zar correctamente las tecnologías avanzadas (electrónicas y digitales) de información, comunicación, decisión y or-
ganización, vía maestra del espacio informático y de la globalización.
Por estas razones hay que diseñar programas de informatización de las instituciones gubernamentales (nacionales,
provinciales y municipales), las empresas y las universidades y capacitar a funcionarios, empresarios y profesores y
autoridades universitarias para actuar con eficacia y eficiencia en el Proceso de Globalización. Entendemos "informa-
tización" un proceso de cambio institucional que va mucho más lejos de la mera compra de computadoras.
El Estado debe diseñar y realizar una estrategia global de contenido múltiple y en tiempo real que nos permita co-
nocer, describir, explicar y evaluar las tendencias globales, los problemas globales, las posibilidades globales y los
actores globales.
NOCIÓN DE ESTADO
Investigando sobre la génesis del Estado, cuentistas políticos y constitucionalistas han esgrimido distintas teorías;
en este momento podemos partir de la clasificación de Germán Bidart Campos, que toma Ismael Farrando en su li-
bro manual de Derecho Administrativo página Nª2 (bibliografía básica), para quien “existen teorías que explican el
nacimiento y existencia del Estado, ellas son:
1) Sociológicas: El Estado es un hecho de convivencia, es un hecho de dominación, donde se destaca la dualidad
de gobernantes y gobernados, producto de la lucha de clases, también lo vincula a una asociación, institución,
persona moral o bien confundido con alguno de sus elementos
2) Deontológicas: abordan al Estado desde el fin que cumple, bien común. La existencia del Estado encuentra
fundamento en su finalidad
3) Jurídicas: Definen al Estado como orden jurídico, sujeto de derecho o persona jurídica, patrimonio de afecta-
ción, unidad jurídica
4) Políticas: Explican el nacimiento del Estado por la soberanía, lo asimilan a una empresa política vinculada a un
régimen decisión, es en definitiva la personificación de la Nación.”
Para otros autores que comparten criterio como Zampeti y Dromi “El Estado es una realidad social y política inte-
grada por un conjunto de hombres con asiento en un determinado ámbito territorial, con potestad soberana en lo
interior e independiente en sus relaciones internacionales”. Igual anterior página 3 (Farrando)
A) CAUSA EFICIENTE
Explica el origen de una cosa, está referida a su nacimiento, al respecto distinguimos distintas teorías:
1) De la sociabilidad impuesta: la sociedad sería un ser natural, responde a un proceso evolutivo de la realidad fí-
sica. Darwin. Marx, Hobbes.
2) De la sociabilidad consensual: la sociedad es un ser artificial producto de un contrato Hobbes, Locke, y Rou-
seau
3) De la sociabilidad natural: Bidart Campos sostiene que el Estado responde a una tendencia natural del Hom-
bre.
B) CAUSA MATERIAL
Aquello de que está hecha una cosa, la materia que la compone: población y territorio.
C) CAUSA FINAL
Explica la razón esencial de una cosa: es el bien común temporal es un bien social
D) CAUSA FORMAL
Muestra de qué modo es una cosa, según Germán Bidart Campos, es el orden o la unión que se haya establecido
en la comunidad, ese orden es poder como estructura gubernativa, gobierno y ordenamiento jurídico (poder-
gobierno-ordenamiento jurídico) son los principios del orden político
Poder es imponer un criterio, el gobierno lo pone en ejecución dentro de un ordenamiento jurídico positivo
CONSTITUCIÓN
TIPOS
1) Racional Normativa:
… se presente como un conjunto de normas escritas, basadas en la creencia en la fuerza estructuradora de la ley,
se pretende subsumir la realidad en esas normas. Responde a la racionalidad, seguridad y estabilidad. El valor en
que se asienta es la Validez.
2) Historicista:
Es producto de la tradición desde el pasado hasta el presente. Sostiene como característica la continuidad, respeta
la idiosincrasia de cada pueblo en particular, sus tradiciones y creencias. Cada comunidad tiene su constitución. El
valor en que se asienta es la Legitimidad.
3) Sociológica:
Refleja la constitución real y de efectiva aplicación de un régimen político, mira el presente y su conformación
temporal. El valor en que se asienta es la Vigencia.
Otras clasificaciones de constitución a tener en cuenta:
a) Por su forma:
1) Escrita: formal codificada
2) No escrita o dispersa
b) Formal y Material.
c) Por el procedimiento para su reforma
1) Rígida Procedimiento órgano (orgánica) Procedimiento especial (procedimiento agravado)
2) Flexible
3) Pétrea total o parcialmente.
d) Por su origen:
1) Otorgada,
2) Pactada
3) Impuesta
2
“Pensamos en la lógica compatibilidad de norma y creencia o ideología, entendida ésta como conjunto de factores conforman-
tes de una concepción del mundo y de la vida enderezada a esclarecer o explicar la organización el ejercicio y los objetivos del
poder político en la sociedad”- (César Enrique Romero, Derecho Constitucional, Tomo I, Zavalía, 1976, Pág. 5 )
En definitiva hablamos de una construcción social histórica, de un proceso de amalgamiento, hay coincidencias en
estudiosos de los ámbitos jurídicos, políticos e históricos, que nuestro proceso institucional ha sido harto complejo y
conflictivo.
Por el contrario, si la constitución no es producto del acuerdo, del consenso, del pacto está predestinada a fracasar,
no encuentra el punto de su vigor, validez y vigencia.
Para probar esta teoría no es necesario recurrir a ejemplos de laboratorio, basta con repasar nuestra historia insti-
tucional, teniendo en cuenta los avatares políticos y organizacionales por los que pasamos para llegar al dictado de la
primera constitución, a su plena vigencia y las situaciones particulares de cada proceso de reforma constitucional.
PODER CONSTITUYENTE
Hemos sostenido que toda la teoría constitucional asienta sobre la concepción de la Constitución Nacional como
norma suprema. Esta construcción está también basada en el acto de nacimiento de esta norma.
Para abordar con éxito la cuestión es menester distinguir entre las normas que integran el orden jurídico, que
emanan de los órganos competentes creados por la constitución como el Parlamento o poder Legislativo de la nor-
ma fundante cuya etiología es conceptualmente diferente al de cualquier otra norma jurídica.
3
“El fundamento de la validez de una norma solo puede encontrarse en la validez de otra norma. La norma que representa el
fundamento de validez de otra es caracterizada, metafóricamente, como una norma superior en relación con una inferior.”
(Hans Kelsen, Teoría Pura del Derecho, Universidad Autónoma de Méjico, 1979, Pág. 201).
4
“Conforme a Linares existen 1) Garantías en sentido amplísimo: comprensivas de todas las instituciones liberales, incluso la
Constitución y la declaración de derechos consignados en ella” (Alfredo Eduardo Money, Derecho Constitucional, Tomo II, Ed.
Triunfar, 2000, Pág. 83)
5
“La rigidez de la constitución argentina se acentúa, porque exige un procedimiento especial (…) y además está dirigido al esta-
blecimiento de una convención especial para realizarla. Se trata pues de una rigidez orgánica” (Germán Bidart Campos, Manual
de la Constitución Reformada, Tomo I, Ediar, 2000, Pág. 378)
La Constitución es fruto del ejercicio del Poder Constituyente, que ha sido definido por el maestro Linares Quintana
como “El poder soberano del pueblo de dictarse por primera vez su ordenamiento político, jurídico institucional por
primera vez o para proceder a su reforma si fuera necesario.
El Poder Constituyente es ejercicio de soberanía popular de la más alta raigambre, surge de la teoría esgrimida por
el Abate Sieyès, mentor de la Revolución Francesa, quien pone en poder del tercer estado (burguesía) la atribución
de dictar el pacto fundacional.
Este Poder Constituyente es susceptible de ser considerado como originario o derivado. El originario dicta la primer
Constitución del Estado, el derivado tiene la potestad de reformar el texto constitucional.
A su vez el Poder Constituyente Originario puede ser ejercido de manera abierta o cerrada, en esta última catego-
ría la constitución primera se dicta en un solo acto, mientras que la modalidad abierta deriva en un proceso constitu-
cional integrado por más de un acto constitutivo. Sería el caso argentino que inicia en 1853 y concluye en 1860.
Una vez alumbrado el texto las constituciones se clasifican en rígidas o flexibles, según sea su proceso de reforma,
será flexible si puede modificarse por el mismo órgano y bajo el mismo procedimiento del dictado de la ley, por el
contrario será rígida si requiere para su dictado un proceso especial.
Nuestra Constitución es rígida por el proceso de reforma, que está contenido en el texto, precisamente en el ar-
tículo 30 de la propia constitución. La rigidez para reformar el texto deviene de considerar una garantía la perma-
nencia de sus normas.
Según nuestro texto es necesario un procedimiento especial y un órgano especial para proceder a la reforma de la
Constitución Nacional. Existen, sin embargo algunas cuestiones doctrinarias previas; la redacción del Artículo 30 ha
dado lugar a diversas cuestiones:
¿Puede la Constitución reformarse en todas o cualquiera de sus partes? ¿Podría mutarse la constitución? La mayo-
ría de la doctrina, entre ellos Germán Bidart, sostiene que la reforma siempre es parcial. Campos habla de conteni-
dos pétreos, como aquellos que no pueden alterarse sin correr el riesgo de ingresar a una revolución y no a una re-
forma. Es más, se interpreta que reformar es dar nueva forma, reformular lo que ya existe.
Para un mejor estudio consideramos dos etapas: 1) preconstituyente y 2) de reforma Constitucional propiamente
dicha.
1) Etapa preconstituyente:
Según el artículo 30 la necesidad de la reforma debe ser declarada por el Congreso de la Nación, con el voto al me-
nos del voto de las dos terceras partes de sus miembros.
Se suscitan varias cuestiones la declaración debe tener forma de ley y esa ley requiere una mayoría calificada de
dos tercios. También se ha discutido la forma de computar estas cifras.
La ley declarativa debe contener el límite material (los artículos a reformar) el límite temporal, es decir en cuanto
tiempo de debe cumplir con la tarea. La cantidad y forma de elección de los convencionales constituyentes. Lugar de
deliberación, presupuesto entre otras.
D) Elección directa de Tres Senadores, por cada Provincia y la ciudad de Buenos Aires.
Se modifica la estructura del senado, incorporándose tres senadores por cada provincia y la ciudad de Buenos Ai-
res, con un sistema de elección directa, asignándose dos bancas al partido político más votado y la tercera al que le
sigue, artículo 54. Se reduce el mandato de senador de nueve a seis años renovándose el cuerpo a razón de una ter-
cera parte de los distritos electorales cada dos años- Artículo 56- y cláusula transitoria cuarta.
H) Consejo de la Magistratura.
Dentro de las reformas al Poder Judicial se dispuso la creación del consejo de la Magistratura -Artículo 114- cuya
atribución principal será a de seleccionar los magistrados judiciales y la administración del Poder Judicial, se detallan
también otras facultades de este fuero, que tiene también a su cargo la administración de los recursos y la ejecución
del presupuesto, facultades disciplinarias, apertura del proceso de remoción de magistrados inferiores y el dictado
de reglamentos relacionados con la organización judicial. También se crea por el artículo 115 el Jurado de enjuicia-
miento a los fines de la remoción de magistrados inferiores.
L) Establecimiento de mayorías Especiales Para la Sanción de Leyes que Modifiquen el Régimen Electoral
y de Partidos Políticos.
Esta propuesta se redactó y trató en el seno de la Comisión de Núcleo de Coincidencias Básicas y en la comisión de
Redacción, votado por el plenario, pero por un error formal no se incluyó en el texto final de la Constitución. Esta
omisión se corrigió por medio del Congreso quien por ley mandó imprimir una versión oficial del texto constitucional
rescatando esta norma que quedó incluida como segunda parte del artículo 77, por ella se dispone la exigencia de
mayoría absoluta del total de los miembros de las Cámaras para modificar los temas atinentes al Régimen electoral y
de Partidos Políticos.
B) Autonomía Municipal.
Se reglamenta la autonomía municipal, dotándola de alcance y contenido en el orden institucional, político, admi-
nistrativo, económico y financiero, tal como lo establece el actual Artículo 123.
E) Actualizar las Facultades del Congreso previstas en los artículos 67 y del Presidente de la Nación Ar-
tículo 86.
Sobre este tema, a cargo de la Comisión de Redacción, se planteó un debate interesante, ya que una parte de la
misma sostenía la tesis que actualizar debía ser interpretado con un sentido restringido, es decir, limitar la reforma
al lenguaje utilizado, eliminado o suplantando los términos en desuso y no al contenido de las atribuciones, feliz-
mente prevaleció el criterio amplio y se produjo una actualización importante, como ejemplo citamos el actual inciso
12, ,16, 18, 19, 23 entre otros del artículo 75, redactándose nuevamente la llamada cláusula del progreso, el régimen
de la educación, se incluyó expresamente la autonomía de las universidades, se dispuso el dictado de medidas de
acción positiva para garantizar la igualdad efectiva de oportunidades, entre otras. También se produce la modifica-
ción completa del actual artículo 99 que trata sobre las atribuciones del Presidente de la Nación, las que debieron
adecuarse a la inclusión de la figura del Jefe de Gabinete de Ministros.
F) Establecer el Defensor del Pueblo.
Que queda incorporado en el artículo 86, creándose como un órgano independiente instituido en el ámbito del
congreso de la Nación, con autonomía funcional, destacándose que para cumplir con la misión de defender y prote-
ger los derechos humanos y demás derechos, garantías e intereses tutelados, tiene legitimación procesal
Ñ) Implementar la Posibilidad de Unificar la Iniciación de Todos los mandatos electivos en una Misma
Fecha.
Esta disposición no pudo concretarse respecto de todos los mandatos, debido a circunstancias políticas más que ju-
rídicas, aunque logró unificarse el momento de asunción de nuevos Senadores y Diputados de la Nación – cláusula
transitoria cuarta - en la fecha del 10 de diciembre; en lo que respecta al Presidente de la Nación se dispuso conside-
rar el mandato en curso, al momento de la reforma como primer mandato –cláusula transitoria Novena- y por la
cláusula transitoria Décima se dispuso que el Presidente de la Nación que asumiera el 8 de julio de 1995, extinguiría
su mandato el 10 de diciembre de 1999, con lo que se respetó el principio de intangibilidad de los mandatos consti-
tucionales, ya que no pueden extenderse bajo circunstancia alguna.
Sin embargo, circunstancias políticas posteriores, determinaron que el Presidente inicie su mandato el 25 de mayo.
SUPREMACIA CONSTITUCIONAL
Según el avance de nuestra lectura, estamos en condiciones de abordar uno de los pilares que sostienen a la Cons-
titución Nacional como ley suprema o Súper Ley de modo de dota al sistema de un cierre sistemático que permita
supeditar al árbitro de la norma suprema toda otra norma o acto de autoridad o de particulares que pudiera afectar
esta garantía de garantías.
Es necesario entonces no sólo definir a la constitución de la Nación como Súper Ley, sino que también es menester
cimentar una estructura capaz de sostener en los hechos su superioridad. De allí que nos adentramos a estudiar lo
referido a la supremacía Constitucional.
A. ANTECEDENTES Y DOCTRINA
Este instituto supone la existencia de una Ley suprema o Súper Ley, a la que debe adecuarse todo el sistema jurídi-
co del Estado.
Este principio tiene su fundamento en la distinción entre Poder Constituyente y Poder Constituido (Abate Sieyés).
En efecto la Norma Suprema emana del Poder Constituyente, como manifestación soberana del pueblo de dictarse
su ordenamiento jurídico, político, institucional. Esta instancia fundacional requiere un proceso y un órgano especial
para su dictado primero y para ser reformado. ¿Qué sucedería si una sola ley o un acto de autoridad o de particula-
res pudieran ser contrarios a la constitución en su forma o en su contenido y aun así tuviera vigencia y aplicación
efectiva? ¿No estaríamos desvirtuando con esa permisión toda la construcción jurídico-política desde el siglo XVII a
la actualidad, destinada a proteger la dignidad del hombre?
Este principio de supremacía en un Estado Federal se vincula a la concordancia y coherencia de una graduación de
normas, incluso las del orden provincial -Artículo 5.
La legislación no sólo debe conformarse a la Constitución Nacional, sino también a los tratados internacionales.
Este instituto encuentra antecedente en el artículo VI de la Constitución de Estados Unidos.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
Concordante con la teoría de Supremacía Constitucional se concatena el instituto de Control de Constitucionalidad.
Esta práctica surge por la acción de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos de Norte América, cuando el
Presidente de la Corte de EE.UU. Marshall, en el fallo “Marbury vs. Madison” fundamentó esta teoría.
Se basa en el fundamento que todo acto legislativo que es contrario a la constitución; no puede aplicarse al caso
concreto debiendo prevalecer la constitución. Caso contrario una ley modificaría su contenido.
En el Derecho Constitucional comparado se registran dos sistemas de control:
REQUISITOS Y EXCEPCIONES
Debe existir un caso concreto Art. 116 Constitución Nacional causas y juicio
Existencia de un interés legítimo.
Planteamiento Oportuno, en la primera oportunidad procesal. Reserva del Caso
Federal fundada.
No procede la declaración de oficio.
El recurso debe ser fundado.
FORMAS
Puede plantearse en el orden federal u ordinario como acción o excepción o sea al demandar o contestar la de-
manda.
En el Derecho público provincial se ha legislado sobre acción autónoma de inconstitucionalidad, de un modo direc-
to y no como anexo a un juicio.
EFECTOS
En nuestro sistema es Inter-partes, es decir, sólo para el caso concreto planteado.
Preámbulo
“Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por volun-
tad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir
la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar
general y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del
mundo que quieran habitar en el suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia:
ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina.
Si bien no es parte de la Constitución, el preámbulo la integra e ilumina su contenido; la Corte Suprema de Justicia
de la Nación ha sostenido en sus fallos que los objetivos del preámbulo son rectores y primera fuente de interpreta-
ción del texto.
Continuando con la sistemática constitucional veremos que el texto se integra por dos partes según se detalla:
PRIMERA PARTE
Capítulo Primero - Declaraciones, Derechos y Garantías.
Que incluye el Artículo 1 al 33 inclusive.
Contiene declaraciones que son afirmaciones, aseveraciones, toma de decisiones sobre el Estado, su relación con
otros estados, su relación con la Iglesia, entre otros, citamos como ejemplos Artículo 1°, 2°, 3° entre otros.
Derechos que son facultades, atribuciones, prerrogativas que se reconoce a los habitantes, incluye los derechos ci-
viles y políticos, económicos sociales y culturales. Citamos como ejemplo artículos 14, 14is, 15, 16, 17, 20 entre otros
Deberes: Artículo 21
Garantías: Artículos 18, 19, 43
Derechos no enumerados: Artículo 33.
SEGUNDA PARTE
Incluye la organización del Estado bajo el régimen federal y el sistema representativo republicano, inicia con:
Capítulo Cuarto - Del Jefe de Gabinete y Demás Ministros del Poder Ejecutivo:
Artículo 100 con 13 incisos y al artículo 107
Disposiciones Transitorias:
Incluye desde la Primera a la Decimoséptima.
Derechos Enumerados
… son aquellos expresamente incluidos en el texto en su redacción original y las posteriores incorporaciones.
Derechos no enumerados
… incluidos en el Artículo 33, texto incorporado por Domingo Faustino Sarmiento en la reforma constitucional de
1860, cuya magistral composición permite cubrir cualquier omisión voluntaria o involuntaria en la enumeración pre-
via y también adelantarse a los tiempos, dando cobertura a las personas por futuras situaciones amenazantes de la
dignidad del hombre que no hubieran podido tenerse en cuenta en la enumeración al momento de sancionarse la
reforma.
Este artículo, tal como lo hemos sostenido es una puerta abierta a los actores constitucionales, especialmente a los
jueces, como soporte constitucional para reconocer nuevos derechos protectores de la persona humana
Artículo 33- “Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como ne-
gación de otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la
forma republicana de gobierno.”
Alfredo Mooney, al tratar el tema elabora una enumeración que ha quedado desactualizada merced a la reforma
constitucional de 1994 y por leyes que han ido reglamentando la Constitución Nacional, sin embargo, la acompaña-
mos porque cada caso incluido por el autor, encontró fundamento constitucional en este Artículo 33 siendo expre-
samente citado por los jueces para hacer lugar a reclamos ante violaciones a los derechos humanos. A fines pedagó-
gicos resaltaremos los que aún no están expresamente consagrados:
o Vida
o Reunión
o Revolución
o Resistencia a la opresión
o Réplica
o Divorcio
o Identidad
o Integridad
o Libertad de soledad
o Ocio
o Salud (de manera deficiente)
o Aborto
o Homosexualidad o elección sexual
o Elección de la propia muerte o muerte digna
o Honor
o A la Paz
o Del Paciente
Por su parte, Germán Bidart Campos enumera entre los derechos de libertad:
a) Hacer y omitir actividades
b) Desarrollar la personalidad
c) Elegir la forma de vida
d) Acceder a situaciones aptas para elegir
e) Liberarse de toda coacción
f) Liberarse de inferencias en la moral personal
g) Preservar la dignidad personal
h) Recibir un trato razonable y respetuoso
BIBLIOGRAFÍA
Para estudiar los contenidos de este Módulo y avanzar sobre el material base de evaluación, siga la siguiente bi-
bliografía:
Bidart Campos, Germán. “Compendio de Derecho Constitucional”. Buenos Aires Editorial EIDAR – 2003 – Capítulo I
– Capítulo II. Capítulo III
Elementos de Derecho Constitucional. Tomo 1 Primera Parte – Teoría de la Constitución Capítulo Primero: El Cons-
titucionalismo- Capítulo II Derecho Constitucional, Caracteres, Dimensiones y Desarrollo – Teoría de la Constitución -
Capítulo X Poderes del Estado Constituyente y electoral – A) Poder Constituyente.
Teoría de la Constitución Capítulo Primero: El Constitucionalismo- Derecho Internacional. Capitulo V Control de
Constitucionalidad – Capitulo VII E) Supremacía jerarquía de las Fuentes f) Control de Constitucionalidad en la Argen-
tina, Magistratura y Proceso de Constitucionalidad.
FERRANDO Ismael y Otros, MANUAL DE DERECHO ADMINISTRATIVO: Editorial Desalma – Buenos Aires año 2000
Capitulo I.
ROMERO César Enrique: Reseña Histórica del Estado. CONSTITUCIÓN NACIONAL. Derecho Constitucional, editor
Víctor P de Zavalía, Buenos Aires 1975 , Tomo II, capítulo XXIII.
Videos – Módulo 1
“El estado occidental tal cual lo vemos, surge en el Renacimiento. Durante toda la Edad Moderna, se caracteriza por
ser autocrático. A partir de la Edad Contemporánea, surge el constitucionalismo”.
Línea histórica
Autocracia Constitucionalismo Liberal Social
Edad Antigua Edad Media Edad Moderna Edad contemporánea
Ciudades Organizadas
Estado
Imperios
Comparación Autocracia/República
Autocracia República
Funciones del poder Reunidas en el monarca Divididas en tres órganos
Nombramiento Por sucesión hereditaria Por elección popular
Duración Vitalicia Periódica
Responsabilidad Ninguna Política, penal, civil
Estado - Definición
Persona jurídica pública constitucional, dotada de soberanía frente a los otros estados en el concierto de las nacio-
nes. Está conformado por elementos definitorios que no pueden faltar: población, territorio, poder y el orden jurídi-
co como elemento de cohesión.
No nace con la historia del hombre sino que tiene su germen el renacimiento.
Estado – Prehistoria
Antigüedad
GRECIA (s. X A.C al s. IV A.C.) ROMA (s. VII A.C. al s. V D.C.)
Atenas – Esparta Monarquía (hasta 509 A.C.)
Siglo V A.C. – 150 polis República (hasta 27 D.C.)
Democracia directa. Imperio (hasta 476 D.C.)
Guerra del Peloponeso Instituciones: Senado. Soberanía.
Caída Vínculo familiar con la tierra.
Edad Media
Edad Media S. V al XV Régimen Feudal
Disgregación territorial.
Cruzadas.
Iglesia Católica.
Ciudadano (Siervo de la Gleba)
Alta Edad Media Caída del Feudalismo / Reunificación de reinos.
Unificación territorial – Nacimiento del Estado.
Monarquía Absoluta.
Unión Estado – Iglesia.
Nobleza – Burgo.
Edad Moderna
A partir del S. XVI
Monarquía absoluta.
Revolución Industrial (dde s. XVII)
Teoría contractualistas
Cambio de método de las ciencias.
Revolución Francesa (1789)
Constitucionalismo.
Independencia de los EEUU (1787)
Estado de Derecho
CRISIS DEL ESTADO MODERNO Desconstitucionalización // Totalitarismos // 1ª y 2ª WW. Nacimiento de la ONU
Edad Contemporánea
CONSTITUCIONALISMO SOCIAL CONSTITUCIONALISMO ACTUAL
Constitución de México - 1917 Internacionalización de los Derechos Humanos
Weimar - 1919
Principio de igualdad de oportunidades Derechos de 3º generación o difusos
Rol del Estado Integración Regional
Derechos de los trabajadores Organismos Supraestatales.
Estado Social de Derecho
Constitución
El Preámbulo de la Constitución
Puede definirse como una declaración solemne de los propósitos del constituyente que expresa los valores, princi-
pios y necesidades de un pueblo o de una nación, el cual será el ordenamiento superior que le servirá de programa-
ción de su futuro.
Constitución – Concepto
En un sentido formal, la Constitución es un conjunto de normas y principios jurídicos que regulan y determinan el
modo en que debe ser ejercido el poder político, y sobre el estatus del individuo en el Estado.
CLASIFICACIÓN TIPOLOGÍA
Material – Formal Racional Normativa – Validez
Escrita – No Escrita Histórico Tradicional – Vigencia
Rígida - Flexible Sociológica – Eficiencia
Derecho Constitucional
Concepto: Formal Material.
Objeto: Materia Constitucional
Método: Trialismo (normas, conductas y valor), Realismo Jurídico.
Relación con otras Ciencias: Ciencia Política, Derecho Internacional, Derecho Interno Privado
PODER CONSTITUYENTE
La Constitución no surge de un poder común, surge de un PODER CONSTITUYENTE. Que puede ser originario o de-
rivado de la reforma.
ORIGINARIO DERIVADO DE LA REFORMA
TITULAR TITULAR
LIMITES PROCESO
Constitución como pacto o transacción
Etapa Constituyente – Congreso (art. 30) Ley Declarativa.
Etapa de Reforma propiamente dicha
Reformas 1866, 1898, 1949, 1957, Enmienda 1972, 1994
Última reforma 1994.
CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD
POLÍTICO JURISDICCIONAL (CEN. DIF.)
EFECTOS ERGA OMNES EFECTOS INTER PARES
TITULAR AMPLIA TITULAR RESTRINGIDA
EN ABSTRACTO CASO
DERECHO ADMINISTRATIVO
Concepto:
El Derecho Administrativo es el conjunto de principios y normas jurídicas que regulan y rigen una de las funciones
del Poder, la función administrativa.
Es el régimen jurídico de la administración.
Para Agustín Gordillo: Es la rama del derecho público que estudia el ejercicio de la función administrativa y la pro-
tección judicial contra ésta.
FUNCIÓN ADMINISTRATIVA
Es el objeto del derecho administrativo.
Etimológicamente el vocablo “administrar” significa “servir a”, así la administración se presenta como una acción
encaminada hacia un fin, ese fin es el bien común.
El Derecho administrativo versa sobre el régimen jurídico de la Administración Pública que comprende:
- Formas Jurídicas: modos de organización o continente jurídico de la función administrativa, incluye Actos
jurídicos y Hechos jurídicos
- Actos jurídicos: definidos en el Artículo 944 del código civil: “Son declaraciones de voluntad destinada a
producir efectos jurídicos, es decir, nacimiento, modificación o extinción de derechos y obligaciones.”
- Los Hechos Jurídicos están definidos en el Artículo 896 del Código Civil: Es “todo acontecimiento suscepti-
ble de producir alguna adquisición, modificación o extinción de derechos y obligaciones.”
2) Reglamento Administrativo:
Es toda declaración unilateral efectuada en ejercicio de la función administrativa, que produce efectos jurídicos ge-
nerales en forma directa.
4) Hecho Administrativo:
Es toda actividad material, traducida en operaciones técnicas o actuaciones físicas, ejecutadas en ejercicio de la
función administrativa que produce efectos jurídicos directos o indirectos.
5) Contrato Administrativo:
Es toda declaración bilateral o de voluntad común, productora de efectos jurídicos entre dos o más personas, de
las cuales una está en ejercicio de la función administrativa.
Resulta necesario distinguir características y elementos del acto administrativo como figura central de las forma ju-
rídicas administrativas.
ACTO ADMINISTRATIVO:
Su existencia depende del cumplimiento de ciertos elementos esenciales.
Competencia:
… es el conjunto de atribuciones que en forma expresa o razonablemente implícita, confiere la CN, Constitución
provincial, tratados, leyes y reglamentos. Es irrenunciable e improrrogable, debe ser ejercido directamente por el
órgano que la tiene atribuida como propia, salvo en los casos de avocación o delegación.
Objeto:
Es la materia o contenido sobre el cual se decide, certifica, valora u opina. El objeto tienen que ser cierto, claro,
preciso y posible física y jurídicamente. Comprende las materias que necesariamente forman parte del acto y sirven
para individualizarlo.
Los requisitos
… que debe contener es que sea licito, cierto, posible y determinado.
Voluntad:
Está compuesta por la voluntad subjetiva del funcionario y la voluntad objetiva del legislador. Por ellos los vicios de
la voluntad, pueden aparecer en:
- la misma declaración (formalmente)
- el proceso de producción de dicha declaración (objetivamente)
- la voluntad intelectual (subjetivamente) del funcionario que produjo la declaración.
La emisión de la voluntad se ajustará a los siguientes requisitos: finalidad, razonabilidad, debido proceso, ausencia
de error, dolo y violencia, aprobación, autorización, reglas técnicas, actos sujetos a observación.
Forma:
… se entiende el modo de cómo se instrumenta y se da a conocer la voluntad administrativa, o sea, su exterioriza-
ción. Es el conjunto de formalidades dados por la ley, todo se instrumenta por escrito, deben tener fecha, de quien
viene, cuál es el objeto, firma del funcionario y fundamentos. La omisión o incumplimiento parcial de las formas de
instrumentación o publicidad pueden afectar en distintos grados la validez del acto, según la importancia de la
transgresión.
Publicidad:
Los hay: - Publicación: Reglamentos. Notificación: Actos administrativos. El acto administrativo carecerá de eficacia
mientras no se haya notificado al interesado. La notificación no debe ser imprecisa ni ambigua, con el objeto de no
violar la garantía.
El acto administrativo adquiere eficacia cuando el interesado a quien va dirigido toma conocimiento, no antes, no
después y tampoco desde la fecha de emisión. Luego de notificado los actos administrativos, operan como verdade-
ros títulos de los derechos que ellos reconocen.
Es admisible la notificación verbal sólo cuando el acto validante no esté documentado por escrito.
Acto administrativo:
… hay una declaración unilateral de voluntad de la administración, se puede decir que es un proceso de exterioriza-
ción intelectual (no material) que toma para su expresión y compresión datos simbólicos del lenguaje hablado y escri-
to y signos convencionales.
- Autorización: carnet.
- Aprobación: viáticos.
- Permiso: portar armas.
- Dispensa: al hijo mayor de una viuda de efectuar el servicio militar.
- Certificación: certificado de domicilio.
- Sanción: carne que venía de Paraguay con aftosa.
Carácter:
… se caracteriza por ser una presunción legal relativa, provisoria, transitoria, clasificada. Clásicamente como pre-
sunción “Iuris Tamtum” que puede ser desvirtuada por el interesado si acredita que el acto es ilegitimo.
Alcance:
Subjetivo: es a todas las personas a las cuales el acto afecta y no invocan su ilegitimidad y el que alega la ilegitimi-
dad queda exento de este alcance.
Objetivo: sólo afecta a los actos administrativos regulares o de nulidad relativa. Si el acto administrativo tiene un
vicio muy grave, va a tener nulidad absoluta y se hace inexistente.
Efectos:
No necesita declaración.
- La anulación sólo es a petición de partes
- Necesidad de alegar la ilegitimidad
- Necesidad de probar la ilegitimidad
- Ejecutoriedad administrativa
- Instrumentalidad pública administrativa
Ejecutividad:
… es la obligatoriedad, el derecho a la exigibilidad y el deber de cumplimiento el acto a partir de su notificación.
Obligatoriedad:
… al acto administrativo le es propia la obligatoriedad, por lo que debe ser respetado por todos como válido, mien-
tras subsista su vigencia.
Requisitos:
…el acto, para tener ejecutividad, debe ser regular y estar notificado.
El acto regular es ejecutivo y su cumplimiento es exigible a partir de la notificación.
Ejecutoriedad:
… es la posibilidad de hacer cumplir por si misma a la administración pública cuando dicta un acto administrativo
puede exigir ella misma ese contrato.
Regla:
… es la facultad propia de la administración pública aunque no la ejerza con exclusividad, entonces la administra-
ción pública tiene otorgada por ordenamiento jurídico de manera explícita e implícita, quien le confiere los medios
coercitivos para ejecutar por si misma o hacer ejecutar el acto en cuestión.
Excepción:
… la norma jurídica prescribe en qué casos se precederá el reconocimiento del derecho de la administración y su
posterior ejecución del órgano judicial.
Clases:
Administrativa: es el modo propio y ordinario de ejecución de los actos administrativos. Tanto la emisión como
cumplimiento del acto administrativo le corresponde a la administración, que los lleve a cabo validándose de sus
propios medios.
Judicial: si bien el acto emana de la administración, su cumplimiento le compete al órgano judicial a instancias de la
administración, entonces los órganos que lo ejecuto es distinto al que lo emitió.
Suspensión de la ejecutoriedad:
Garantía:
… a la prerrogativa de la administración para obtener el cumplimiento del acto por sus propios medios o ejecutar-
los por si (ejecutoriedad), le corresponde como contrapartida la garantía otorgada al administrador de la suspensión
de la ejecución del acto administrativo.
El ejercicio del poder debe ir ligado a un adecuado sistema de garantías. Si no se suspendió la ejecución y se anula
un acto que tuvo sentencia favorable, se encuentra en una ejecución consumada por lo que la garantía tiene que ser
la indemnización reparatoria de los daños ocasionados.
Clases:
Administrativa: dispuesta de oficio por la administración o a petición de partes, cuando existen causales previstas
en el ordenamiento jurídico, se procede a la suspensión mediante resolución fundada.
Judicial: cuando los particulares agraviados por el acto administrativo peticionan al órgano judicial el impedimento
de la ejecución.
Legislativa: el órgano legislativo puede disponer la suspensión de la ejecución del acto administrativo, sea modifi-
cado por ley o disponiendo una amnistía.
Causas:
Razones de interés público, perjuicio grave (daño irreparable), nulidad.
Estabilidad:
… es la irrevocabilidad del acto por la propia administración pública. Es la prohibición de la revocación de los actos
que crean, reconocen o declaran un derecho subjetivo, una vez que ha sido notificado al interesado, salvo que se
extinga o altere el acto en beneficio del interesado.
Protección:
… la fuerza material de la estabilidad sirve de interés del destinatario y lo protege.
Favorable:
Sustracción de una situación jurídica que le está garantizada.
Desfavorable:
Incremento de las obligaciones que le están impuestas.
Impugnabilidad:
… el acto administrativo en su calidad de acto productor de efectos jurídicos directos, puede ser impuesto por la in-
terposición de recursos legales, se demuestra la invalidez del acto.
Clases:
La impugnación pude ser en:
Sede administrativa: procede por razones de legitimidad, oportunidad, merito o conveniencia, a través de recursos,
reclamos y denuncias.
Sede judicial: procede únicamente por legitimidad, a través de acciones y recursos, amparos, etc.
RELACIONES JURÍDICAS:
Es la relación que se da entre dos sujetos de derecho cuando la situación de poder (derecho) en que se encuentra
uno de ellos, se corresponde necesariamente con una situación de deber (obligación) del otro.
Son el contenido de la función administrativa y se clasifican en Relaciones:
1) De regulación:
… la actividad estatal es regulada jurídicamente, proporciona el régimen que rige la autoridad frente a la libertad
del ciudadano.
2) De organización:
… conjunto de normas que regulan la competencia, relación jerárquica, situación jurídica, forma de actuación y
control de los órganos en ejercicio de la función administrativa. Está referido al Estado nacional, provincial, munici-
pal, incluye los conceptos de centralización, descentralización y desconcentración del poder.
3) De prestación:
Fundamentalmente de servicios públicos, sea que los preste el Estado directamente o indirectamente (órgano de
control).
4) De limitación:
La limitación de los derechos subjetivos.
5) De intervención:
Directamente vinculada a la administración mixta de la Economía. El estado actúa por subsidiariedad, dejar hacer o
fomentar una actividad o por sustitución hacer lo no hecho.
6) De fiscalización:
Referido al Control y responsabilidad. Control para garantizar la legalidad de la actividad.
7) De protección:
La protección jurídica de los administrados, tiene lugar en sede administrativa o judicial.
8) De integración:
Por la que se persigue lograr la integración interior y exterior.
1) DERECHO PÚBLICO:
Regula un sector de la actividad del Estado en actuación administrativa. Se rige por principios del derecho público y
constitucional en tres órdenes:
a) Normativo o positivo,
b) Conductas o realidad de obrar de la administración
c) Orden de los valores o de la justicia.
Analizando la definición vemos que tratamos una rama del derecho público por lo que resultaría conveniente repa-
sar la distinción entre derecho público y privado.
Para algunos autores esta clasificación, como todas, responde a un criterio de utilidad. El derecho es un campo de
estudio científico único, si hablamos de “ramas del derecho” lo hacemos para facilitar su estudio.
Las distintas ramas del derecho se conectan entre sí por las conductas que regulan y los fines que persiguen.
Si hablamos de Derecho Nacional nos referimos al conjunto de normas que regulan conductas humanas de los in-
tegrantes de una comunidad política determinada. Por el contrario hablamos de Derecho Internacional refiriéndonos
a la regulación de las relaciones de los Estados entre sí o con organismos internacionales o de un Estado con los indi-
viduos de otro Estado.
Esta distinción ya la encontramos en Ulpiano, quien se basa en la teoría del interés; sostiene que estaremos en
presencia del Derecho Público si el interés que protegen sus normas radica en el interés de la comunidad política
como tal o interés público. Mientras que estamos en presencia del Derecho Privado si sus normas se dirigen a satis-
facer intereses individuales o particulares.
A los fines de la distinción Jellinek se basa en el tipo de relación que se regula, entonces estamos en presencia de
normas de Derecho Público si regula relaciones de subordinación, que suponen el ejercicio de poder. En tanto serán
normas de Derecho Privado si regulan relaciones de coordinación en un pie de igualdad.
Hans Kelsen se basa en un es un criterio ideológico hablamos de Derecho Público si las normas que están teñidas
de politicidad. Será de Derecho Privado si sus normas es independiente de o está desvinculado de la política.
Concluimos que bajo todo criterio estamos frente a una rama de Derecho público.
2) COMÚN:
Estudia los principios básicos del derecho público. De él se desprenden el derecho tributario, policial, aduanero,
normas regulatorias de registros, cámaras de comercio, etc.
3) DINÁMICO:
Lo es, no sólo por la operatividad de la función, sino también por la evolución normativa acorde a las necesidades
de la sociedad. Se aprecia en Reforma del Estado.
4) ORGANIZACIONAL:
Se refiere a la organización de los distintos sujetos que actúan competencias públicas y función administrativa. En
razón del federalismo, nación, provincias, municipios, regiones relaciones internacionales, se debe tener en cuenta la
distribución de competencias en cada una.
5) INTERNO:
Regula la relación libertad-autoridad dentro del territorio.
OBJETO
El objeto del Derecho Administrativo es la función Administrativa, tanto en lo sustantivo como adjetivo.
Hemos sostenido que etimológicamente el vocablo “administrar” significa “servir a”, así la administración se pre-
senta como una acción encaminada hacia un fin, ese fin es el bien común.
Para Agustín Gordillo el estudio del ejercicio de la función administrativa es comprensivo de QUIÉN ejerce la fun-
ción, CÓMO la ejerce, CON QUÉ fundamento, CON QUÉ medios y fundamentalmente HASTA DÓNDE, es decir, con
qué limitaciones.
CLASIFICACIÓN
Consultiva:
Desplegada por órganos competentes, por medio de dictámenes, informes, opiniones asesoran a los órganos que
ejercen la función administrativa.
De control:
Es siempre actividad jurídica, se realiza según un orden normativo, respetando los principios de justicia y equidad.
Control administrativo fuera del legislativo y judicial.
De organizaciones supranacionales.
Por la Organización:
a. Centralizada:
Las facultades de decisión están concentradas en los órganos superiores de la administración.
b. Desconcentrada:
A través de una ley, un órgano de la administración central confiere facultades permanentes a un órgano inferior
dentro de su misma organización.
c. Descentralizada:
… cuando el ordenamiento jurídico confiere atribuciones administrativas o competencias en forma regular y per-
manente a entidades dotadas de personería jurídica, que actúa en nombre propio y por cuenta propia bajo el control
del Poder Ejecutivo. Ej. Universidades.
b. Externa:
Produce efectos inmediatos en los administrados.
Por la Estructura Orgánica:
a. Unipersonal:
Quien ejerce la Función Administrativa es un sólo hombre, su fundamento es la estructura piramidal.
b. Colegiada:
Es un órgano institución integrado por más de una persona física.
Por la Regulación:
a. Reglada:
… una norma jurídica predetermina la acción del órgano.
b. Discrecional:
Es la libertad de apreciar el interés público y valorar la oportunidad de la acción
2) DE LA REPRESENTACIÓN
Las personas físicas actúan en nombre y representación del Estado como si fueran un menor o incapaz.
Estas teorías han sufrido críticas, ya que existe una voluntad del Estado distinta de la del representante, lo que pre-
supone la existencia de dos personas.
Órgano institución:
… detenta competencia en el ordenamiento jurídico.
Órgano individuo.
Es el agente o funcionario, legitimado jurídicamente por elección o designación, tiene las prerrogativas del cargo.
Estas teorías se integran y complementan, siempre que el funcionario actúe en el marco de sus competencias, pro-
ducirá la imputación o atribuibilidad al Estado, en consecuencia tanto el acto legítimo como ilegítimo son imputables
al Estado. Este es un criterio objetivo, por el que se prescinde de la motivación del sujeto físico y se va a su aparien-
cia externa.
1) PODER:
Germán Bidart Campos la relaciona a fuerza, pujanza, energía. Para Roberto Dromi es fortaleza y capacidad de ser-
vicio; es la capacidad del Estado para establecer normas de conducta o de obrar.
Podemos decir que el poder es una capacidad cualitativa y moral del Estado que se presenta como un medio para
lograr el bien común. En su nombre crea el derecho, lo aplica aún con la fuerza, es como un imperium jurídico, una
capacidad que se proyecta en normatividad.
El poder es uno solo, es único emana del centro de imputación que es el Estado, sin embargo doctrinariamente se
debe distinguir las funciones del poder y los órganos del poder, entonces afirmamos que existe una unidad de poder
y una pluralidad de órganos y funciones.
2) ÓRGANOS:
El Estado necesita una voluntad que haga efectivo el obrar, son personas físicas que actúan por el Estado con “atri-
buibilidad”. Xifra Heras sostiene que solo la persona humana puede accionar los resortes que movilizan el poder.
3) FUNCIONES:
Los órganos realizan funciones o actividades mediante las cuales se exterioriza el poder, esas funciones se clasifican
en funciones: ejecutiva, legislativa, judicial, preconstituyente, constituyente, de gobierno y de control.
A los fines de atribuir actos existen distintos criterios:
1) El criterio orgánico o subjetivo:
… atiende a quien realiza la función
2) El criterio formal:
… clasifica las funciones por la forma que el acto reviste
A) FUNCIÓN GUBERNATIVA:
a) Criterio sustancial:
Es la decisión política por excelencia, responde a valoración de conveniencia oportunidad y mérito, ejecuta direc-
tamente una norma constitucional y tiene un efecto indirecto sobre los individuos.
b) Criterio orgánico:
… órganos legislativo y ejecutivo.
c) Criterio Formal:
… se manifiesta por Ley o decreto, también se exterioriza por actos de poder: actos políticos, de gobierno, institu-
cionales, vinculada a la propia subsistencia del estado o a los mayores intereses políticos de la comunidad, seguridad
o defensa. Son internacionales, de seguridad interna y de relación entre poderes veto, etc.
Consiste en el trazado de una política global y en la adopción de decisiones para realizarla, responden a la orienta-
ción ideológica del gobierno.
La realiza el órgano legislativo y el órgano ejecutivo e indirectamente el judicial.
Se lleva a cabo por actos políticos que comprenden 1) actos institucionales y 2) actos de gobierno.
1) ACTOS INSTITUCIONALES:
Derivan directamente de una norma constitucional, se vinculan a la propia subsistencia del Estado o a su organiza-
ción, no inciden directamente en el ciudadano, son unilaterales en su estructura y su alcance, no son revisables judi-
cialmente Ej.: declaración de guerra, de estado de sitio, intervención federal, tratados de paz nombramiento o re-
moción de funcionarios.
2) ACTOS DE GOBIERNO:
Si bien trasuntan directivas de carácter superior, tiene su órbita dentro del funcionamiento normal del Estado, son
revisables judicialmente, tienen las siguientes características: Ejecuta directamente una norma constitucional, son
actos jurídicos que producen efectos respecto de terceros, tienen el mismo régimen jurídico que los administrativos,
son actos unilaterales de alcance individual, por ejemplo: indulto, expulsión de extranjeros etcétera.
Respecto a los Actos políticos se han esgrimido dos teorías relativas a la judiciabilidad o no judiciabilidad de estos
actos, de cuya respuesta depende que estén sujetos o no al control jurisdiccional.
Según sea el criterio adoptado se sostendrá la competencia del Poder Judicial para someter a su consideración
cuestiones jurídicas derivadas de los actos gubernativos.
La teoría de la No judiciabilidad de las cuestiones políticas, sostiene que los jueces no pueden pronunciarse sobre
decisiones de esta naturaleza, basados en que son hechos y actos ejecutados por competencias que la Constitución
ha puesto en cabeza de los poderes políticos y por tanto exentos de control judicial posterior (Dromi, Marienhoff).
Por el contrario, quienes sostienen la Judiciabilidad de los actos gubernativos o institucionales aseveran que el po-
der judicial es el guardián de la constitución aún en situaciones de crisis. Fundamentan su postura en la Constitución
Nacional, especialmente en el Artículo 18, que consagra la inviolabilidad de la defensa en juicio, sin excepciones, en
el Artículo 109, por el cual se sostiene que si el Poder Judicial no puede abocarse y decidir sobre estos temas, queda-
ría la última decisión en el Poder Ejecutivo, en el Artículo 31, que determina la supremacía del orden jurídico y el Ar-
tículo 116, que otorga competencia a la Corte Suprema de Justicia de la Nación el conocimiento sobre todas las cau-
sas que versen sobre puntos regidos por la Constitución. (Gordillo, Bidart Campos).
B) FUNCIÓN LEGISLATIVA:
a) Criterio Sustancial:
… se representa en normas generales, impersonales, abstractas de cumplimiento, obligatorio y coactivas. Son or-
denadoras de la vida social. También se puede considerar como la actividad estatal reglada o discrecional, con lími-
tes jurídicos constitucionales para la elaboración del derecho (Arts. 44 a 75)
Se distinguen dos elementos en esta función:
1) material: es el objeto de la ley, impersonalidad, generalidad y obligatoriedad,
2) formal: referido al órgano y al procedimiento.
Se habla de ley en sentido material y formal.
b) Criterio Orgánico:
El órgano que la ejecuta es el parlamento; esta función es ejercida por un Congreso compuesto por dos Cámaras En
principio es originaria, privativa, especializada e (indelegable) del órgano legislativo. Abarca únicamente los actos
emanados por el Legislativo y con forma de ley. Excepcionalmente puede ejecutarla el Poder Ejecutivo por delega-
ción legislativa o por medio de decretos de necesidad y urgencia artículos 76 y 99 Inciso 2 de la Constitución Nacio-
nal.
c) Criterio Formal:
Se exterioriza por actos legislativos, leyes, en virtud de un procedimiento constitucional, que produce efectos jurí-
dicos generales, abstractos, objetivos e impersonales de carácter imperativo y permanente.
C) FUNCIÓN JUDICIAL:
a) Criterio Sustancial:
… se deriva de la atribución que centraliza el Estado al monopolizar el ejercicio de la fuerza. Se pone en acto siem-
pre que exista una controversia en materia jurídica entre particulares o entre estos y el Estado.
En todo caso la controversia debe ser resuelta por medio de una decisión que se impone a las partes con fuerza le-
gal. Al monopolizar el ejercicio de la fuerza, se impide que los individuos que hagan justicia por mano propia.
De esta manera se dirime el conflicto entre particulares, que se presentan como conflictos de intereses que alteran
o pueden alterar el orden social.
Los ciudadanos tienen el derecho de acción y el Estado el deber de jurisdicción.
Podemos afirmar que comprende la decisión con fuerza de verdad legal de una controversia entre partes que de-
termine y restablezca el derecho al caso concreto planteado. Debemos tener en cuenta las garantías y derechos con-
sagrados en la legislación, que se reflejan en el proceso.
b) Criterio Orgánico:
El poder judicial, como un órgano imparcial e independiente, es encargado por mandato constitucional en forma
monopólica de la función jurisdiccional. Es independiente, indelegable, decisorio, ejecutorio e instrumental. Resalta
la figura del juez como órgano imparcial e independiente de otro poder o ingerencia.
c) Criterio Formal:
… sentencia como norma individual, concreta personal de la sentencia que se manifiesta a través de normas jurídi-
cas individuales, ajustado a un procedimiento legal.
D) FUNCIÓN ADMINISTRATIVA:
… residual, es el resto de la actividad estatal o no estatal desde un punto de vista sustancial y orgánico que no es ni
función gubernativa, ni legislativa, ni judicial.
La función administrativa comprende diversas especies de actividad de contenido heterogéneo. Remite al concepto
de ADMINISTRACIÓN, término que proviene del Latín ad / a Ministrare / servir sería servir a. Ad / Manus Trahere se-
ría dirección o gestión a un fin.
También reconoce una acepción en idioma alemán Verwaltung reinar vinculado al poder.
Podemos hablar de ADMINISTRACIÓN en sentido a) Objetivo y b) Subjetivo
a) objetivo:
… es un conjunto de actividades encaminadas hacia un fin, entendida como función.
b) subjetivo:
… es administración pública, entendida como conjunto de órganos.
También distinguimos en la función administrativa un sentido a) positivo y b) negativo.
a) positivo:
… es el conjunto de hechos, actos y procedimientos realizados por la Administración, actividad del Gobierno, acti-
vidad del Estado.
b) negativo o residual:
… es la actividad del Estado que no es legislación, ni jurisdicción, ni Gobierno.
Para Roberto Dromi es Función Administrativa toda la que realizan los órganos estatales: ejecutivo, legislativo y ju-
dicial, excluidos los hechos y actos materialmente gubernativos, legislativos y jurisdiccionales, como la que realizan
las demás personas jurídicas públicas, los entes públicos no estatales y los particulares que puedan ejercerla por de-
legación y autorización.
En tanto Agustín Gordillo define al Derecho Administrativo como aquella rama del derecho público que estudia el
ejercicio de la función administrativa y la protección judicial existente contra ella.
CARACTERÍSTICAS
a) No tiene un contenido único, lo que la diferencia de las demás funciones.
b) No es realizada por órganos específicamente creados al efecto.
c) Podemos hablar de Función Administrativa no estatal.
d) Sujeta a control Judicial.
b) De organización:
… bibliotecas, confiterías, personal
c) De autorización,
… compraventas, gravar bienes, pensiones extraordinarias, etc.
b) De jurisdicción voluntaria:
… para que ciertos actos tengan valor formal certificados, fallecimientos, nombramiento de tutor. Declaración de
ausencia. Integración de la capacidad Jurídica, materia registral. Su decisión no causa estado de cosa juzgada.
ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA
DEFINICIÓN:
Es el conjunto de reglas jurídicas que determinan la competencia de los entes y órganos que ejercen función admi-
nistrativa, sus relaciones jerárquicas, su situación jurídica, cómo se debe controlar la acción y cómo deben coordi-
narse en el interés de la unidad del Estado
PRINCIPIOS JURÍDICOS
1) COMPETENCIA:
Consiste en la atribución de facultades en cabeza de un órgano determinado. De base legal es la que determina el
poder de acción de cada órgano.
2) JERARQUÍA:
Conjunto de órganos armónicamente subordinados y coordinados; implica una relación de supremacía y subordi-
nación entre órganos de la misma persona jurídica.
- LÍNEA: conjunto de órganos en sentido vertical.
- GRADO: posición o situación que cada uno de esos órganos ocupa en la línea
En la actividad jurisdiccional y legislativa no hay jerarquía
El Poder Jerárquico o de mando implica:
a. Dirigir la actividad del órgano inferior con normas y ordenes
b. Controlar el cumplimiento de la orden
c. Avocarse a actos que corresponden al inferior
d. Delegar facultades
e. Resolver conflictos interorgánicos
f. Designar a los funcionarios inferiores
DEBER DE OBEDIENCIA:
Nace de la relación jerárquica y el vínculo de subordinación. Tres posturas (órdenes ilegítimas):
a. Obediencia Absoluta.
La voluntad del agente desaparece, el inferior es instrumento, en todos los casos el inferior debe cumplir la orden.
b. Derecho de examen:
… el inferior tiene Control formal sobre la legalidad externa y competencia del superior y control material sobre el
contenido de la orden, en cuanto a su legalidad. Ésta es la Postura mayoritaria.
c. Teoría de la reiteración:
… el inferior debe observar y si se reitera la orden debe obedecer
3) CENTRALIZACIÓN, DESCENTRALIZACIÓN Y DESCONCENTRACIÓN
CENTRALIZACIÓN:
En este supuesto de organización todas las cuestiones son resueltas por los órganos centrales de la administración.
Actividad realizada de forma directa.
DESCENTRALIZACIÓN:
En este caso el poder de decisión se delega en entidades con personería jurídicas propia, que forman la Adminis-
tración descentralizada. Responde a una relación interadministrativa. Al respecto existen dos géneros: a) descentra-
lización administrativa (principios de organización) y descentralización política (sistema político unitario o federal)
DESCONCENTRACIÓN:
Responde a una relación interorgánica; no implica la creación de otro ente con personería jurídica. Se rige por el
principio organizativo dentro de la misma persona pública estatal; se da tanto en la administración central como en
las entidades descentralizadas
AUTONOMÍA:
Concepto que refleja descentralización política, permite al órgano darse sus propias normas. La descentralización
administrativa, lleva implícita la autarquía
AUTARQUÍA:
Consiste en la atribución de personas públicas estatales de administrase a si mismas
DESCENTRALIZACIÓN TERRITORIAL:
Transferencia de facultades desde la administración central a las entidades locales.
DESCENTRALIZACIÓN FUNCIONAL:
Creación de personas jurídicas públicas estatales, a las que se les asigna competencias
JURIDICIDAD DEL ACTO Y CONTROL DE JURIDICIDAD CONTROL JUDICIAL DEL EJERCICIO DE LA DISCRE-
CIONALIDAD Y DE LOS ...
En lugar de requisitos de legitimidad del acto administrativo debemos hablar de requisitos de juridicidad y conse-
cuentemente de control de juridicidad: su razón es que la terminología actualmente en uso "legitimidad" o "legali-
dad" podría entenderse prima facie demasiado apegada a la ley, olvidando de tal forma que la Administración mo-
derna debe someterse a un contexto mucho más amplio. De tal manera también son elementos que hacen a la juri-
dicidad del acto la buena fe, la confianza legítima, la igualdad, la proporcionalidad, la razonabilidad y sus vicios, la
desviación de poder, la falsedad en los hechos, la ilogicidad manifiesta, el error manifiesto de apreciación, la arbitra-
riedad, la irrazonabilidad, entre otros.
En consecuencia, con el control de juridicidad, la estrategia o metodología judicial no debe construir su silogismo
lógico jurídico sobre la base sólo de la ley, sino revisar el acto con un criterio amplio de adecuación a la unicidad del
orden jurídico.
PERSONA
La definición es legal y está contenida en el Artículo 30 del Código Civil: “Son personas todos los entes susceptibles
de adquirir derechos o contraer obligaciones. “
A su vez el Artículo 31 efectúa la primera clasificación: “Las personas son de existencia ideal o de una existencia vi-
sible. Pueden adquirir los derechos o contraer las obligaciones que este Código regla en los casos, por el modo y en
la forma que él determina. Su capacidad o incapacidad nace de esa facultad que en los casos dados, les conceden o
niegan las leyes.”
A los fines de nuestro estudio nos abocaremos a las personas de existencia ideal, según la denominación del Código
en su artículo 32: “Todos los entes susceptibles de adquirir derechos o contraer obligaciones, que o son personas de
existencia visible, son personas de existencia ideal o personas jurídicas.”
Por otra parte el artículo 33 del mismo cuerpo legal reza: “Las personas jurídicas pueden ser de carácter público o
privado.
Nombre:
Este atributo en la persona jurídica se diferencia entre las personas jurídicas de derecho público y las de derecho
privado. Las primeras son bautizadas por el Estado en la norma que lo constituye y las segundas por los socios que la
componen, acompañada de una sigla que caracteriza su forma de organización jurídica, por ejemplo: S.A., CIA, Ltda.,
etc. En las personas jurídicas de derecho privado el nombre es también llamado “razón social”.
Domicilio:
En este caso las implicaciones son iguales a las que tiene en las personas jurídicas, con la diferencia que aquí se es-
tablece claramente ésta en sus estatutos, como lo menciona el artículo 86 del Código Civil.
Nacionalidad:
También aquí es igual a las personas naturales y la implicación fundamental de esto es la consecuencia de la aplica-
ción de la ley en el espacio, es decir que con base a su nacionalidad lo regirán para su desarrollo las normas estable-
cidas para tal sistema jurídico.
Capacidad:
La capacidad de las personas jurídicas es la esencia fundamental de su existencia, como atributo para actuar en el
derecho. Aunque con relación a la de las personas naturales varía ligeramente, es decir como en este caso (p. Moral)
se le concede la capacidad para determinado fin se puede hablar de un incapacidad relativa, pues existe ciertos
campos en los cuales estas no pueden intervenir bien sea por su objeto social o por la condición colectiva del ente
como tal.
Ejemplo de este último es la incapacidad de actuar frente a derechos tales como el de familia o a los derechos polí-
ticos (elegir y ser elegido entre un mar de ellos) entre muchos otros que por su carácter no son susceptibles de acti-
vidad por parte de los sujetos de derecho de carácter colectivo. Por esta razón casi siempre se asemeja su capacidad
con la de los incapaces relativos (menor infante, demente, etc.)
Patrimonio:
Es la misma naturaleza jurídica que el patrimonio en la persona natural (universalidad de derecho y obligaciones en
cabeza de una persona), con base al patrimonio de las personas jurídicas se han creado varias teorías, algunas de
estas afirman que no puede existir éste sin persona, aunque en la doctrina contemporánea esto está muy criticado
pues podemos ver como las fiducias no son otra cosa que un patrimonio afectado a fin determinado sin una persona
sobre la cual recaiga tal.
3) Por su Patrimonio
DIFERENCIAS Y CARACTERES
CARACTERES P. J. PÚBLICAS P. J. PRIVADAS
Por el orden jurídico: Normas de derecho público. Normas de derecho privado.
En cuanto a su Creación. Origen en la constitución o en la N.J. Creadas por acto o contrato. Consti-
ley o decreto. tutivo, el Estado autoriza.
En cuanto a su patrimonio Bienes de dominio público, por el Bienes de los particulares sin restric-
uso o fondos públicos. ción de disponibilidad.
En cuanto a los recursos Asignados por la ley de presupuesto. No pueden subsistir de asignaciones
del Estado.
En cuanto al modo de actuación Se sujetan a las leyes de contabili- Reglas de sus estatutos sociales y
dad, de administración financiera y legislación común: para contratar,
de control estatal. para obligarse…
En cuanto a la jurisdicción. Conflictos judiciales por vía conten- Conflictos judiciales en sede civil o
cioso administrativa. comercial.
En cuanto al control. Presupone el control público perma- No están sujetas a control estatal
nente interno a cargo de la Sindica- permanente, salvo las S.A. del Ar-
tura Gral. De la Nación, externa por tículo 299 de la ley de sociedades,
parte del Congreso Auditoría Gene- excepcionalmente cuando ejercen
ral de la Nación y jerárquico por vía función administrativa por delega-
de recursos. ción.
En cuanto a la designación de em- Son funcionarios públicos, salvo ni- Están sujetos a la ley laboral ordina-
pleados y directivos. veles inferiores. ria. Directivos acorde estatutos.
En cuanto a la responsabilidad. Administrativa, normas de derecho Es civil y penal de sus directivos.
público y Civil es igual.
PERSONAS JURÍDICAS PRIVADAS
a) Con participación estatal:
Estatutaria (Soc. de Economía mixta con participación estatal mayoritaria)
No estatutaria (Ej. S.A. con participación estatal minoritaria por la sola tenencia de acciones).
c) De interés privado
Sociedades civiles y comerciales (Arts. 1648 a 1788 ley 19550)
Corporaciones:
Es un ente colectivo formado por un número determinado de personas las cuales buscan el bienestar de los aso-
ciados, ya sea físico, moral o intelectual. Un ejemplo de esto es un club.
Fundaciones:
Es un conjunto de bienes dotados de personería jurídica y destinado a un fin especial de beneficencia o de educa-
ción publica. Un ejemplo de esto es un hospital o una universidad. El artículo 5º del decreto 3130 de 1968 dice que la
fundación es una institución creada para atender servicios de interés social, conforme a la voluntad de los fundado-
res.
Sindicatos:
Asociaciones que tienen como finalidad la defensa, moral y económicamente, de los interese de sus afiliados. W.
Linares dice que es una forma de asociación cuya base es el vínculo profesional y su objetivo es el interés profesio-
nal. El artículo 14 bis garantiza al trabajador el derecho a la organización sindical libre y democrática, reconocida por
la simple inscripción en un registro especial. Cabe destacar que su inclusión como persona de carácter privado es
cuestionada y por sus caracteres y funciones bien podría incluirse como personas jurídicas públicas no estatales.
Los sindicatos pueden ser de patronos, cuando están integrados por patrones, de obreros, conformados por traba-
jadores y mixtos que son compuestos por los dos. Sindicatos de obreros están divididos en: de base que son las de
diferentes profesiones en una misma empresa, de industrias personas que prestan servicios a una misma empresa
de una misma rama industrial, gremiales formadas por personas de la misma carrera y de oficios varios que están
formados por trabajadores de diversas profesiones, disímiles, o inconvexas.
Cooperativas:
Tuvo su origen en Rochdale, Inglaterra en el siglo XIX y buscan especialmente ofrecer a los socios bienes y servicios
a un precio mucho menor que como lo pueden encontrar en un mercado. En el Artículo 4º del mencionado Decreto
1598 de 1963 dispone que las cooperativas son asociaciones voluntarias de personas en la que se unen esfuerzos
con el propósito de beneficiar a los miembros de la cooperativa.
Este artículo establece ciertas características que se deben cumplir:
a) Que él número de socios es variable, el capital variable e ilimitado y la duración indefinida;
b) que funcionen conforme a principios de autonomía democrática;
c) que asegure la igualdad de derechos y obligaciones de los socios, sin consideración a sus aportes de
capital;
d) Que los excedentes cooperativos se distribuyan entre los socios en proporción a las transacciones que
cada uno realice con la sociedad o a la participación en el trabajo, según el tipo de cooperativa del que
se trate;
e) que el interés del capital, cuando sea reconocido, no sea superior al 6% anual y;
f) que se proponga impulsar permanentemente la educación.
Personales,
… si el capital social es conformado por los aportes de los socios que se comprometen a título personal.
Por acciones,
… que es cuando el capital de la asociación está representado en títulos de igual valor (acciones), esta sociedad re-
quiere de más de cinco accionistas para conformarse.
Anónimas:
Es formada por la reunión de un capital o fondo dividido en acciones de igual valor, suministrado por accionistas
responsables hasta el valor de sus respectivos aportes, es administrada por gestores temporales y revocables. La pa-
labra que acompaña estas asociaciones es sociedad anónima o la abreviatura S.A. Para que se pueda dar una con-
formación de esta persona jurídica se necesita de más de cinco accionistas y al conformarse deberá inscribirse no
menos del cincuenta por ciento de capital autorizado y pagarse no menos de la tercera parte del valor de cada ac-
ción.
La dirección y administración de esta sociedad se da por tres órganos. Primero La Asamblea General, que es la con-
formada por todos los socios. El segundo, La Junta Directiva que es designada por la Asamblea General y es integrada
por no menos de tres miembros, también se establecen por un periodo determinado. Y el tercero un representante
legal designado por la Asamblea o por la Junta por un periodo determinado, pueden ser reelegidos o removidos.
De responsabilidad limitada:
Conformada por dos o más socios pero sin pasar de los veinticinco, responden por el monto de sus aportes. La pa-
labra que acompaña estas asociaciones es limitada o la abreviación Ltda. El capital de la sociedad que estará dividido
en cuotas de igual valor debe pagarse en su totalidad a la hora de su constitución.
Extranjeras:
Constituidas bajo la ley de otro país y con su domicilio en otro país. Para que esta empresa pueda funcionar en Co-
lombia debe establecer una sucursal con domicilio en este mismo territorio. Se debe obtener un permiso de la Su-
perintendencia de Sociedades o de la Bancaria.
PERSONAS JURÍDICAS PÚBLICAS ESTATALES Y NO ESTATALES
Criterios de distinción:
1) Por la satisfacción de fines específicos del Estado: Será estatal si concurren conjuntamente o no las siguientes
características:
a) Potestad de imperio ejercida a nombre propio
b) Creación directa del ente por el Estado
c) Obligación del ente con el estado del cumplir sus fines
d) Tutela permanente del Estado para que cumpla sus fines
e) Satisfacer fines específicos del Estado
2) Por el origen del capital, para que la persona sea estatal, el total de su patrimonio debe ser estatal.
3) Encuadramiento del ente en la Administración Pública: las personas estatales deben pertenecer a los cuadros
de la administración pública.
4) Carácter público o privado de los actos que celebran las entidades estatales.
Entidades Públicas no estatales (Ej. colegios profesionales, cajas jubilatorias profesionales).
ENTIDAD AUTÁRQUICA
1) Definición:
Es una persona jurídica pública estatal, creada por el Estado, que con aptitud legal para administrarse así misma,
cumple con fines públicos específicos. En todos los casos implica descentralización.
Es necesario esclarecer algunos conceptos:
- Soberanía y autonomía: son conceptos políticos.
- Autarquía y autarcia: son conceptos administrativos
Soberanía:
a) Orden externo: autodeterminación e independencia.
b) Orden interno: Potestad del Estado sobre las personas y bienes existentes en el territorio.
- Autonomía: de grado provincias y municipios.
- Autarquía: atribución de administrarse según la norma impuesta Ej. Universidad Nacional de Córdoba, Ban-
co Central de la República Argentina.
- Autarcia: autosuficiencia económica.
2) Elementos Esenciales:
se requiere concurrencia de:
a) Personalidad jurídica pública estatal
b) Patrimonio
c) Fin público
d) Creación estatal ley o decreto
e) Se administra a sí misma
f) Sometida a control administrativo amplio, excepto creado por el congreso
Territorial:
… descentralización por región, para Ismael Farrando se podría incluir en este concepto a los Municipios, pero se-
gún la reforma constitucional quedó establecida la total autonomía municipal. Ver Artículo 123.
Institucional:
… descentralización por servicios fin que satisface el ente.
4) Régimen Jurídico:
Son organismos de derecho público, (competencia, voluntad forma), puede actuar en la órbita del derecho privado.
9) Responsabilidad Estatal:
… la entidad puede ser demandada directamente
10) Jurisdicción:
La justicia federal si el ente es nacional, contra provincia la Corte suprema.
EMPRESAS PÚBLICAS
La empresa es pública si de una u otra manera participa el Estado, porque es único dueño, socio mayoritario o por-
que ejerza la administración.
En el siguiente cuadro se comparan distintos modelos de personas jurídicas:
DIFERENTES MODELOS DE PERSONAS JURÍDICAS PÚBLICAS
ENTE ENTIDAD AUTÁR- EMPRESA PÚ- SOC. DE ECONO- EMPRESA DEL ESTADO SOC. DEL ESTADO
QUICA BLICA MÍA MIXTA
CONCEP- Persona Jurídica La empresa es Concurren el Esta- Especie de empresa Con exclusión de toda
TO Pública Estatal, pública si parti- do y particulares pública entidades esta- participación de capital
creada por el Es- cipa el Estado, para la explotación tales descentralizadas, privado constituye el Es-
tado, con aptitud ya sea como de actividades In- que realizan activida- tado Nacional, Provincial
de administrarse, titular único o dustriales o comer- des industriales, co- o Municipal y organiza-
cumple fines pú- mayoritario del ciales u otra activi- merciales o de otra ciones Estatales (consti-
blicos específicos paquete accio- dad de interés ge- índole, régimen Jurídi- tución derecho Público y
ELEMENTOS nario o porque neral. co Mixto según la na- funcionamiento ley socie-
Tipos de autar- ejerce la admi- APORTE ESTATAL: turaleza de sus actos. dades comerciales)
quía. nistración. estímulo distintos
tipos.
RÉGIMEN Derecho público. Decreto. 15349/46 Ley 13653. Derecho Constitución y extinción
JURÍDICO Personalidad Pú- y modificatorias. privado sus actividades por derecho Público y
blica única. Pueden ser de de- específicas. Derecho desarrollo y funciona-
recho público o público por su relación miento por ley 19550.
privado. con la administración o Ley 20705 se excluye la
Derecho comercial el servicio Público. ley de contabilidad Y de
y administrativo. Emiten actos y contra- Obra Pública.
tos administrativos ley
de Obras Públicas y
Contabilidad.
CREACIÓN Ley o Decreto. Creadas por el Po- Ley o decreto por Ley o decreto Nacional
Fac. concurrentes der Legislativo o transformación en otro Provincial o decreto mu-
ejecutivo con auto- tipo societario socie- nicipal
rización legal. dad del Estado.
Estatuto término
de duración.
COMPO- Colegiado o indi- Órgano de direc- Según ley o decreto. Solo personas públicas
SICION vidual. ción, presidente, estatales se excluye al
síndico y 1/3 del capital privado
directorio son de la Pueden ser unipersona-
administración. les.
Pública el presiden-
te tiene derecho a
veto directorio o
Asambleas.
MODIFI- Puede modificar- Por vencimiento Por voluntad del Esta- Prohibida transformación
CACIÓN se por el órgano del término de do, ley o decreto se en sociedad anónima con
EXT. que lo creo. creación se disuel- pueden transformar en participación Estatal ma-
Igual disolución, ven según estatuto. sociedades del Estado. yoritaria sus títulos son
sus bienes pasan No pueden ser de- Disolución por parte negociables entre entida-
al Estado. claradas en quie- del Estado y distribu- des estatales.
bra. ción de bienes.
CONTROL Administrativo. Control del Estado Procede el recurso de Tiene certificados nomi-
Legitimidad, (le- interno y control alzada. Y control judi- nativos no acciones.
galidad objetiva) administrativo, re- cial posterior. C. in- Recurso de alzada proce-
y oportuni- curso de alzada. terno síndico con po- de la intervención admi-
dad(sólo si la ley El control de ges- der de veto. Externo nistrativa.
lo dispone). tión a cargo de la AGN. Sindicatura colegiada.
Petición de parte AGN.
por recurso de
alzada.
Intervenidas.
RESPON- Es directamente Indirecta del Estado Excluidas de quiebra res-
SABILIDAD responsable por según su aporte. ponsabilidad del Estado
sus actos y subsi- indirecta y subsidiaria.
diariamente el
Estado.
CODIGO CIVIL
Acompañamos la parte pertinente del Código Civil referida a Personas. Es la parte pertinente del Código Civil en su
articulado no creo que lleve comillas
BIBLIOGRAFÍA
DROMI, Roberto, DERECHO ADMINISTRATIVO Ediciones Ciudad Argentina. Buenos Aires 1997 : Capítulo III, Funcio-
nes del Poder y función Administrativa
Capítulo IV: Derecho Administrativo: Concepto, Formas Jurídicas y Relaciones Jurídicas, Caracteres, Objeto. Rela-
ciones científicas: con el derecho comercial y constitucional.
Capítulo XII Organización Administrativa
FERRANDO Ismael y Otros MANUAL DE DERECHO ADMINSTRATIVO Editorial Desalma, Buenos Aires 2000 : Capítulo
III derecho Administrativo: Principios, Fuentes y Relaciones
Capítulo IV, desde I. Principios Jurídicos, hasta XV De los órganos administrativos en particular.
BIBLIO 01: Manual de Derecho Administrativo, Capítulo I.
Introducción.
En derecho administrativo es inevitable hacer referencia al Estado. Uno de los motivos es que la convivencia social
impone la relación mando-obediencia (Georges Burdeau).
La acción de "mandar" se da principalmente en el ámbito del Estado por medio de sus clásicas funciones -que estu-
diaremos seguidamente-: ejecutivas, legislativas y judiciales.
Asimismo, mediante el ordenamiento jurídico, el Estado ha debido "autoorganizarse" conforme a una estructura
funcional de ministerios, secretarías, subsecretarías, entes descentralizados, distintas reparticiones, etc. (ver cap. IV,
punto XV), estructura muchas veces burocrática que se halla sometida continuamente, a revisiones y cambios.
La actividad del Estado está dirigida al bien común –como señalaremos al estudiar su "causa final"-, y debe ser lle-
vada a cabo por "alguien", y aquí será de importancia el estudio de los "funcionarios o empleados públicos" que
efectuaremos en el cap. XV, punto I.
Asimismo, el Estado ejerce - no exclusivamente- la denominada función administrativa, la cual, como lo veremos en
el punto IV, D, 4, de este capítulo, es el eje de su accionar y es por medio de ella por donde el ciudadano se "comuni-
ca jurídicamente" con aquél.
En el ejercicio de esta importante función el Estado puedevulnerar los derechos o intereses del ciudadano (deno-
minado clásicamente, en derecho administrativo, "administrado", acepción que no compartimos). En este caso, el
particular puede impugnar las disposiciones, órdenes, resoluciones o medidas que le afecten, mediante recursos,
reclamaciones o denuncias que estudiaremos en el cap. XXIV, o podrá también llevar su queja al Poder Judicial para
su revisión, como se verá en el cap. XXV.
Esto es, en una síntesis de síntesis, el problema reservado al derecho administrativo: buscar y encontrar el equili-
brio entre los siguientes extremos: Estado-individuo; poder-derechos; autoridad-libertad; prerrogativa estatal-
garantía individual; intervencionismo-libertad de mercado; etc.
El derecho administrativo se presenta así como un permanente y a la vez remozado caudal de sustancias y de for-
mas, que interviene como medio adecuado en la problemática diaria de "gobernantes" y "particulares", de "ciuda-
danos" y "funcionarios"; en fin, es un interlocutor válido para mediar en la solución de los problemas jurídicos coti-
dianos de la gente ante el Estado, o ante las reparticiones o empresas que ejerzan funciones por éste delegadas o
concesionadas. En esta "mediación" el Estado debe realizar el bien común.
Noción de Estado.
Ahora bien, ¿qué es el Estado entonces?
Desde la ciencia política, señala Bidart Campos, se han elaborado distintas teorías para definir al Estado: a) socioló-
gicas; b) deontológicas; c) jurídicas; y d) políticas.
a) Teorías sociológicas.
Sobresalen aquellas que consideran al Estado como: 1) hecho de convivencia; 2) hecho de dominación; 3) dualidad
de gobernantes y gobernados; 4) producto de la lucha de clases; 5) asociación; 6) constitución; 7) persona moral; 8)
confundido con alguno de sus elementos o causas; v.gr., pueblo, territorio, poder, gobierno, etc.
b) Teorías deontológicas.
Abordan al Estado desde el fin que se le asigna; así, Aristóteles y Santo Tomas recalcan la trascendente importancia
del fin, como parte integrante de la esencia de todo ser, por lo que la causa final del Estado (bien común) se confun-
de con la causa eficiente (origen de una cosa).
c) Teorías jurídicas.
Han conceptualizado al Estado como: 1) orden jurídico; 2) relación jurídica; 3) sujeto de derecho o persona jurídica;
4) patrimonio de afectación; 5) unidad jurídica.
d) Teorías políticas.
Muestran al Estado como: 1) soberanía; 2) empresa política; 3) régimen; 4) decisión; 5) personificación de la Na-
ción.
Por nuestra parte, adoptamos - y adaptamos- la noción que proporcionan Zampetti y Dromi, señalando que el Es-
tado "es una realidad social y política integrada por un conjunto de hombres con asiento en un determinado ámbito
territorial, con potestad soberana en lo interior e independiente en sus relaciones internacionales", agregando ade-
más que, conforme a las nuevas concepciones en materia de soberanía que predominan en los actuales estadios o
procesos de integración de Estados, aquélla puede ser trasferida, delegada o cedida a organismos o instituciones su-
pranacionales, sin menoscabo de su sentido ontológico.
En estos aspectos, la C.N. (reforma de 1994) establece en su art. 75, inc. 24: "Corresponde al Congreso: [. . .] apro-
bar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a organismos supraestatales en condiciones de
reciprocidad e igualdad, y que respeten el orden democrático y los derechos humanos. Las normas dictadas en su
consecuencia tienen jerarquía superior que las leyes. La aprobación de estos tratados con Estados de Latinoamérica
requerirá la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara [...]".
A) Causa eficiente.
La causa eficiente es la que explica el origen o la creación de una cosa. Es la que refiere al nacimiento o al punto de
partida primigenio de los seres. Sobre el particular, podemos sintetizar tres teorías:
1) De la sociabilidad impuesta.
La sociedad sería un ser natural, en el sentido "físico-matemático" de naturaleza. Así, el Estado social provendría de
la energía de la naturaleza material, o de un proceso evolutivo de la realidad física (materialismo de Darwin y Marx).
En esta posición se hallan quienes sustentan una teoría "mecánica": el Estado es un mecanismo animado (Hobbes),
como quienes lo consideran, como un "organismo natural" (Gierke).
2) De la sociabilidad consensual.
La sociedad es un ser artificial, producto de un contrato. Es una visión voluntarista, que se fundamenta en la liber-
tad de la voluntad humana. El hombre crea la sociedad por un convenio, acuerdo o pacto social, lo que importa un
"contractualismo político" (Hobbes, El Levittthan, 1651; Locke, Ensayo sobre el gobierno civil, 1690; y Rousseau, El
contrato social, 1761).
3) De la sociabilidad natural.
Señala Bidart Campos que la causa eficiente del Estado es la propia tendencia natural del hombre. La sociabilidad y
la politicidad que constituyen esencialmente a la persona humana, la inclinan a convivir en una sociedad política.
Nos adherimos a esta teoría, señalando - asimismo- que también se ha distinguido -respecto de la causa eficiente-
entre una "causa próxima" y una "causa remota" del Estado; siendo la primera (causa próxima) la naturaleza huma-
na, propiamente dicha, ya que "el Estado aparece como una obra de la libertad del hombre, fundamentada en un
ímpetu social y natural", y la segunda (causa remota), Dios, como responsable en la creación del hombre (Sampay,
Sarmiento García).
B) Causa material.
Se la suele caracterizar como aquello de que está hecha una cosa, es decir, la materia que la compone. Es la que
nos muestra de qué está compuesta una cosa. En una mesa, la causa material será la madera, el aluminio o el plásti-
co con que esté hecha. En el Estado, la causa material está constituida por la población y el territorio.
La población es el conjunto de individuos que conforman el elemento humano de la comunidad. El hombre es la
unidad básica de toda sociedad. Por su parte, el territorio es el elemento físico o geográfico del Estado, ya que tam-
bién éste necesita de un suelo o base física y, como diría Duguit, el Estado no podría existir si no hay un territorio
exclusivamente afectado a la colectividad que le sirva a ésta de soporte.
C) Causa final.
La causa final explica la razón esencial de una cosa. En el Estado es el "bien común temporal". No es un bien parti-
cular, sino social. No es tampoco un bien de determinadas personas. Tampoco es una suma de bienes individuales,
sino que es un bien público distribuido entre todos los ciudadanos conforme a sus aptitudes y condiciones, sin dife-
rencias ilógicas o arbitrarias.
También es -el bien común- un fin que es temporal, en la medida en que no es abstracto ni ideal, sino que se cir-
cunscribe a una determinación histórica concreta. Cada Estado, por ende, deberá determinar, aquí y ahora, cuáles
son sus cometidos de interés público a cumplir.
Personalidad jurídica.
Hemos hecho referencia anteriormente al Estado como una realidad "accidental", es decir, que no tiene sentido ni
existencia por sí mismo sino en el hombre; lo cual -como dice Escola- nos puede dar una idea de "abstracción" de él.
No obstante, los elementos integrativos que lo componen y su comprensión en una noción general, lo hacen apare-
cer como una "persona moral" a la cual el ordenamiento jurídico debe otorgarle una "personalidad jurídica" que le
permita obligarse y adquirir derechos, tanto en su faz interna como en sus relaciones con los individuos u otras per-
sonas jurídicas.
Ello nos lleva a referirnos al concepto de "persona". El C.C. (art. 30) define a las personas como "todos los entes
susceptibles de adquirir derechos o contraer obligaciones", y esas personas pueden ser públicas o privadas (art. 33,
C.C.). El Estado tiene una personalidad jurídica de derecho público.
Además, distintos artículos de la C.N. reconocen directamente personalidad jurídica al Estado (v. gr., 1, 9, 14, 15,
16, 17, 18, 20, 31, etc.) al referirse a la "Nación" o a la "Nación Argentina", o el art. 116, que regla la competencia de
la C.S.N. en los casos en que "la Nación sea parte". Igualmente, la L.N.P.A. 19.549 regula los trámites previos a la
"demanda judicial contra el Estado nacional" (arts. 30, 31 y 32).
A) Precisión conceptual.
Muchas veces los conceptos de "poder", "órganos" y "funciones" han sido utilizados confusamente, habiendo seña-
lado Bosch que "la famosa cuestión de la separación de los poderes se encuentra oscurecida como consecuencia de
la imprecisión del lenguaje empleado por los autores".
Señala Bosch - a quien seguimos en adelante- que el propio Montesquieu no distinguió bien las tres nociones, con-
fundiendo el poder del Estado, propiamente dicho, con las funciones del Estado, y en algunos casos, también, con los
órganos de él; empleando las expresiones genéricas "poder legislativo", "poder ejecutivo" y "poder judicial", para
denominar con ellas, sucesivamente, cada una de las tres series de poderes, de órganos y funciones.
Por ende -señala el autor citado-, se debe eliminar la "expresión genérica" o "amplia" de poder, para ceñirla a un
sentido restringido.
Al "dividirse" el Estado en distintas "porciones" (poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial), estas "porcio-
nes" no pueden diferenciarse por su naturaleza, pues son secciones de un mismo poder. Entonces, la distinción por
la "naturaleza" hace a las funciones, las que sí pueden ser calificadas con propiedad como ejecutivas, legislativas o
judiciales.
En síntesis, no podemos hablar de "poderes" legislativo, ejecutivo y judicial, sino de "funciones" legislativas, ejecu-
tivas o judiciales.
Aconseja Bosch no definir al "órgano" por la función, sino por sí mismo, y menos aún definir al poder por la fun-
ción. Hay que distinguir, entonces, en tres planos distintos los poderes, las funciones y los órganos, definiendo a ca-
da elemento por sí y con independencia de los otros. Así tenemos:
B) Poder.
La palabra "poder", enseña Bidart Campos, sugiere la idea de pujanza, fuerza, energía. Para Dromi, demuestra la
idea de fortaleza, de capacidad de servicio. Es la capacidad del Estado para establecer normas de conducta (leyes,
reglamentos, sentencias) o de obrar (retirar un vehículo mal estacionado de la vía pública, o destruir los elementos
con que se cometió un delito). Bidart Campos ejemplifica diciendo que las aves tienen "poder" para volar y que el
hombre tiene "poder" para pensar.
Por ello, poder a solas no significa nada, ya que "poder" no es un sustantivo, sino un verbo sustantivado que encie-
rra la idea de "medio y relación". No se puede "a secas", sino que se puede "algo"; y este algo es lo que delimita la
competencia del poder.
El poder es una capacidad, cualitativa y moral del Estado, que se presenta como un medio para lograr, el bien co-
mún. Y este poder conlleva la facultad exclusiva del Estado de crear el derecho, definirlo y aplicarlo, y si fuera nece-
sario utilizar la coacción.
El poder es, como imperium jurídico, una capacidad que se proyecta en normatividad.
Como el poder es uno solo, es único, no es correcta, por ende, la expresión "división de poderes", sino que, en de-
finitiva, existe "división de funciones" realizadas por distintos "órganos" del Estado.
En conclusión, podríamos sintetizar el punto en cuestión señalando que hay que distinguir el poder, las funciones
del poder y los órganos del poder; y existe una unidad de poder y una pluralidad de órganos y funciones.
C) Órganos.
El poder necesita, para realizarse, de una inteligencia, de una voluntad, de una fuerza humana que lo concrete, que
lo haga efectivo, siendo, por tanto, personas físicas, con inteligencia y voluntad, las que actúan por el Estado con
"atribuibilidad" de sus actos a éste (Sarmiento García), conforme lo hemos visto en el parágrafo III, punto A, anterior.
Xifra Heras, citado por Bidart Campos, sostiene que el poder del Estado se ejerce por hombres, ya que sólo la per-
sona humana puede accionar los resortes que movilizan el poder.
Por último y como ya se ha señalado, hoy predomina la “teoría del órgano", que explica la actuación de estas per-
sonas físicas (órganos individuos) y la imputabilidad de sus acciones al Estado.
D) Funciones.
Los órganos a que hemos hecho referencia anteriormente, realizan distintas funciones o actividades mediante las
cuales se exterioriza el poder. Respecto de ellas se debe emplear la palabra "especialidad".
Por ello, como indica Bosch, no hay distinción de " naturaleza" en los poderes, y sí en las funciones, las cuales pue-
den ser calificadas en legislativas, ejecutivas y judiciales, o como se quiera.
En este orden de cosas se ha llegado a sostener la existencia de hasta siete funciones. Además de las conocidas tra-
dicionalmente (ejecutiva, legislativa y judicial) , también han sido consideradas como funciones la preconstituyen-
te, la constituyente, de gobierno y la de control (Pérez Guilhou, Castorina de Tarquini, Segovia, Martínez Peroni).
Para distinguir las funciones se suele usar los siguientes criterios a) orgánico (también llamado subjetivo); b) formal
y c) material (también llamado sustancial u objetivo).
a) El criterio orgánico o subjetivo considera la función por el órgano que la cumple o ejercita, sin atender a su con-
tenido. Así se consideraría como "legislativa" cualquier función que ejerza el congreso, sin atender a la forma que
revista el acto ni a su contenido. La doctrina tradicional de la separación de funciones pretendía encargar cada una
de éstas a un órgano distinto, con el siguiente axioma: "una función, un órgano".
b) El criterio formal clasifica a las funciones por la "forma" que el acto reviste. Aquí no se tiene en cuenta la natura-
leza de las funciones, ni los órganos que las ejercen. Por ejemplo, será ley todo acto con forma de tal, y el órgano
legislativo ejercerá sus funciones por medio de leyes formales; los órganos ejecutivos mediante decretos o actos
administrativos, y el órgano judicial con las sentencias.
c) El criterio material o sustancial, también llamado objetivo (Bidart Campos), tiende a indagar sobre la "sustancia"
o "contenido" del acto, sin reparar en la forma que adopte o en el órgano que la ejerza. Un acto será legislativo por
su esencia, y no por tener forma de ley ni ser emitido por el parlamento o congreso (Sarmiento García); y señala este
autor que parte de la doctrina acude a criterios mixtos para diferenciar las funciones, atendiendo, por ejemplo, a as-
pectos sustantivos y orgánicos, o a éstos sumados a los formales.
En postura en que coincidimos, Dromi se adhiere al criterio orgánico-sustancial, es decir, a la combinación de los
criterios señalados en los puntos a y c anteriores, para la conceptualización de las funciones gubernativa, legislativa y
judicial, y para la función administrativa, al criterio residual que analizaremos más adelante.
De esta forma, el esquema de un criterio mixto sería el siguiente:
1) Función gubernativa: a) criterio sustancial: la ejecución directa de una norma constitucional; b) orgáni-
co: órganos especializados: legislativo y ejecutivo;
2) Función legislativa: a) sustancial: normas generales, impersonales y abstractas; b) orgánico: órgano es-
pecializado: parlamento.
3) Función judicial: a) sustancial: norma individual, concreta, personal; b) órgano especial e independien-
te: el judicial.
4) Función administrativa: residual, es decir, el resto de la actividad estatal o no estatal -según veremos
más adelante-, que no es específicamente -desde u n punto de vista sustancial y orgánico— ni función
gubernativa, ni legislativa ni judicial.
1. La función gubernativa.
Consiste primordialmente en el trazado de una política global y en la adopción de las decisiones fundamentales
destinadas a realizarla.
La función gubernativa es la que traza las "grandes directrices", "las pinceladas del poder", es decir, la que dibuja el
norte, modelo o derrotero político del Estado.
La función gubernativa señala el "a dónde vamos" de un determinado momento histórico o político, y, según las
ideologías de los distintos gobiernos que la ejerzan, esas orientaciones o direcciones podrán tener un sentido más-
democrático, autocrático, liberal, proteccionista, estatista, etc.
Esta función, que traza o señala el "destino del Estado", está conferida, fundamentalmente, a l órgano legislativo,
ya que será por medio de leyes generales por las cuales se establezcan las orientaciones económicas, políticas, socia-
les, etc., de los gobiernos de la hora.
En nuestro país hemos vivido momentos en los cuales estas orientaciones, ideologías, modelos, etc, estaban dirigi-
das hacia el estatismo, la centralización, los servicios públicos prestados por empresas del Estado, el Estado intervi-
niendo directamente en la economía, fijando precios máximos, mínimos, topes o escalas de salarios, etc.
En tiempos actuales, estas "pinceladas de las grandes directrices" se orientan - al contrario- a la descentralización,
a la desregulación, a las privatizaciones, etc., a la no intervención del Estado en la prestación de los servicios públi-
cos, a las concesiones, licencias, etc.
También interviene en esta función el órgano ejecutivo -muchas veces activamente-, admitiéndose en doctrina que
el órgano judicial la ejerce igualmente. Así, se ha dicho que la ejercen en forma compartida los tres órganos superio-
res del Estado: el órgano ejecutivo la realiza cuando se desempeña como un centro de comando rápido, informado y
verdaderamente eficaz. El órgano legislativo, por medio de sus mayorías que cohesionadas permitan la gestión del
ejecutivo. Y el judicial, favoreciendo la viabilidad de la política por medio de las sentencias (Oyhanarte, Pérez Guil-
hou).
Para un sector de la doctrina, la función gubernativa se ejerce mediante los denominados actos políticos (como gé-
nero), que comprende a: a) actos institucionales; y b) actos de gobierno (como especie),
a) Actos institucionales.
Para algunos autores (Marienhoff, Cassagne, Escola, Dromi) las decisiones más importantes del Estado, las que eje-
cutan directamente una norma constitucional, donde se pone muchas veces en juego la "subsistencia misma del Es-
tado", se canalizan por los denominados actos institucionales.
Estos actos se caracterizan porque: a) ejecutan directamente una norma constitucional; b) se vinculan a la propia
organización o subsistencia del Estado; c) no inciden directamente en la esfera jurídica del ciudadano; d) son unilate-
rales en su estructura y en su alcance; e) no son revisibles judicialmente (esto no es pacífico, como veremos luego).
Ejemplos de actos institucionales: 1) declaración de guerra; 2) declaración de estado de sitio; 3) intervención fede-
ral; 4) tratados internacionales de paz y alianza; 5) nombramiento y remoción de ciertos funcionarios constituciona-
les (v.gr., los miembros de la Corte Suprema); 6) actos de relaciones entre distintos órganos del Estado (v.gr., prórro-
ga de las sesiones ordinarias, convocatoria a sesiones extraordinarias, promulgación de una ley, veto, etc.); 7) el jui-
cio por cada Cámara del (Congreso de la validez de las elecciones; 8) los actos dictados por el presidente como co-
mandante en jefe de las Fuerzas Armadas en ejercicio de sus poderes militares; etc.
b) Actos de gobierno.
La principal diferencia -acotan los autores citados- que existe entre los actos institucionales y los actos de gobierno,
radica en que éstos, si bien trasuntan directivas de carácter superior, tienen su órbita dentro del funcionamiento
normal (cotidiano) del Estado. En cambio, los institucionales, al contrario, son de mayor trascendencia y tienen vin-
culación a la propia "organización y subsistencia" de él (Marienhoff, Linares, Dromi). Otra distinción reside en que los
actos de gobierno son revisibles judicialmente y los institucionales, en principio, no.
Ahora bien, entre los actos de gobierno y los actos administrativos (ver cap. V ) existe sólo una diferencia de "gra-
do", diríamos, meramente didáctica, pero no se diferencian en su régimen jurídico. Es decir que ambos se rigen por
las mismas normas de derecho, con iguales principios e iguales consecuencias.
El acto de gobierno se caracteriza por: a) ejecutar directa e inmediatamente una norma constitucional; b) son actos
jurídicos que producen efectos de derecho respecto de terceros; c) tienen el mismo régimen jurídico que los actos
administrativos; d) son revisibles judicialmente, ya que inciden directamente en la esfera individual del particular; e)
son actos unilaterales y de alcance individual.
Escola y Dromi -entre otros- dan los siguientes ejemplos de actos de gobierno: 1) el indulto; 2) expulsión de extran-
jeros; 3) prohibición de entrada a extranjeros; 4) tratados internacionales que puedan incidir en la esfera jurídica de
los particulares, v. gr., de comercio, materia bancaria, etc.
3. Función judicial.
a) Perspectiva material.
Desde un punto de vista material, la función jurisdiccional se pone en ejercicio cuando existe una controversia en
materia jurídica, que es resuelta por medio de una decisión que se impone a las partes y tiene la fuerza de verdad
legal (Diez, Farrando).
Desde un aspecto material, la función jurisdiccional se caracteriza por ser un acto de decisión, efectuado por un ór-
gano del Estado (Poder Judicial) a los efectos de superar la justicia individual o autodefensa, y que dirime la contro-
versia entre partes con fuerza de verdad legal y autoridad de cosa juzgada (Bielsa, Dromi).
La autoridad de cosa juzgada le imprime el carácter de definitividad a la sentencia.
b) Perspectiva orgánica.
Desde u n punto de vista orgánico, la decisión judicial debe ser tomada por un órgano encargado constitucional-
mente de ejercer la función judicial: el Poder Judicial.
El Poder Judicial está integrado por varios órganos-institución, y podríamos decir también de él que es un "órgano
complejo". Algunos de los órganos del Poder Judicial son individuales, como los juzgados de instrucción, correcciona-
les, de primera instancia, de paz, etc.; en tanto otros son colegiados; v.gr., las cámaras de apelación, la C.S.N., etc.
Ahora bien, existen también algunos entes u organismos (v.gr., entes reguladores, corporaciones profesionales,
etc.), que en ciertas oportunidades y dentro de las competencias que el orden jurídico les otorga, están habilitados
para resolver conflictos aplicando el derecho. En estos casos (como se verá en el punto D, 4, d, de este capítulo), no
estamos en presencia de función jurisdiccional alguna, ni el acto que decide el conflicto es judicial. La función judicial
-llevada a cabo por un órgano imparcial e independiente- es sólo ejercida por el Poder Judicial, que es el único que le
imprime carácter de definitividad.
Es fundamental, reiteramos, que el órgano decisor sea imparcial e independiente. "E l proceso judicial manifiesta
siempre la presencia de órganos independientes que no tienen subordinación con las partes que actúan en el litigio y
menos con otro poder estatal" (Fiorini).
El aspecto orgánico resalta, entonces, estas dos notas: imparcialidad (respecto de las partes en el litigio, ya que es
un tercero en la controversia) e independencia (porque está sujeto solamente a las leyes, y no a órdenes o instruc-
ciones de otros poderes).
4. Función administrativa.
a) Diferentes concepciones.
¿Qué es la función administrativa?
Anteriormente hemos visto las funciones legislativa y judicial del Estado. Decía Laband que la esencia de la legisla-
ción es la enunciación de principios generales y abstractos que tienen valor imperativo como reglas de derecho; la
jurisdicción también aparece como una decisión imperativa, pero relativa a un caso concreto. Ahora bien, tales fun-
ciones no agotan toda la actividad del Estado. Está faltando otra función de gran importancia.
Esta otra función - que es la función administrativa- nos lleva a pensar que la actividad del Estado es de gran diver-
sidad y variedad, y abarca actos y acciones que suelen tener un sentido y un contenido muy diferente, lo que acarrea
que su conceptualización sea generalmente difícil (Escola).
La función administrativa comprende diversas especies de actividad y su contenido es heterogéneo y su concepto
muchas veces indefinido.
Por ello, debemos detenernos en la noción de administración (que se estudia en el cap. II), que ha sido controverti-
da en el derecho.
Administración, etimológicamente, proviene de los términos latinos "ad" (a) y "ministrare" (servir). Por lo que signi-
fica "servir a" (Escola, Dromi, Diez). En el derecho alemán, contrariamente, deviene de "Verwaltung", que deriva de
"walten", que es "reinar". Trasunta aquí una idea de poder. Para otros, deriva de "ad manus trahere", que significa
"dirección" o "gestión hacia un fin" (Garrido Falla).
Debemos distinguir entonces un doble aspecto en la idea de Administración: a) en sentido objetivo; y b) en sentido
subjetivo.
a) En sentido objetivo es una acción, u n conjunto de actividades positivas dirigidas a un fin determinado, con pres-
cindencia del órgano o autor del acto. Desde este punto de vista hay que concluir que existe "administración" en los
tres órganos del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial).
En síntesis, "administración" en sentido "objetivo" es función administrativa.
b) Al contrario, en sentido subjetivo, la Administración implica una "estructura orgánica'', es decir, un ente o con-
junto de entes. También equivale aquí el concepto subjetivo a "aparato administrativo" (Dromi). Concluyendo, ad-
ministración en sentido subjetivo equivale a "administración pública".
b) Distintas teorías.
Como hemos señalado, en el Estado la función administrativa comprende distintas especies de su actividad. Puede
existir -no obstante- función administrativa que ejerzan otros entes que no sean estatales. Estas actividades son va-
riadas, no tienen un contenido unitario ni son homogéneas.
Se ha discutido en doctrina si la actividad administrativa debe ser definida: a) positiva, o b) negativamente.
a) Desde el punto de vista positivo, y en sentido general, se ha definido a la función administrativa como el conjun-
to de hechos, actos y procedimientos realizados por la administración (Escola). Si tomamos el concepto de adminis-
tración en el sentido "objetivo" que hemos señalado anteriormente, cualquiera de los tres órganos del Estado podrá
-amén de sus específicas funciones- ejercer función administrativa.
En este sentido positivo, también se la ha definido como actividad de gobierno; otros, la conceptualizan como acti-
vidad total del Estado (v.gr., en la denominada Escuela de Burdeos, es decir, la vieja doctrina del servicio público); y
asimismo como actividad del Poder Ejecutivo, etc.
b) En sentido negativo o residual (criterio al cual nos adscribimos siguiendo a la escuela alemana, Gordillo, Escola,
Diez y Sarmiento García y Petra Rocabarren), se señala que la actividad administrativa es la actividad del Estado que
no es legislación ni jurisdicción ni gobierno.
En este sentido, la tradicional escuela austríaca-alemana (Mayor, Morkl, Laband, Jellinek) ya consideraba a la fun-
ción administrativa desde una óptica negativa, al señalar que era "una actividad exorbitante de la función legislativa
y jurisdiccional".
En consecuencia la función administrativa es: a) toda actividad que realiza el órgano ejecutivo excluida la función
gubernativa; b) toda actividad que realiza el órgano legislativo excluida la función legislativa y gubernativa; c) toda la
actividad que realiza el órgano judicial excluida la función propiamente jurisdiccional (Dromi).
En resumen, podemos definir a la función administrativa conforme al criterio residual que adoptamos, como aque-
lla actividad que realizan los órganos estatales (ejecutivo, legislativo y judicial) excluidos los hechos y actos mate-
rialmente gubernativos, legislativos y jurisdiccionales; como también la que realizan las demás personas jurídicas
públicas (órganos extrapoderes, entes descentralizados, autárquicos, municipios, empresas del Estado, etc.), los en-
tes públicos no estatales (colegios profesionales, universidades privadas, consorcios públicos, cooperativas públicas,
etc.) y los particulares que puedan ejercerla por delegación o autorización.
La importancia de definir los límites y extensión de la función administrativa ha sido tal que Gordillo define al dere-
cho administrativo como aquella rama del derecho público que estudia el ejercicio de la función administrativa y la
protección judicial existente contra ella (ver cap. II, punto G, 1).
Por ello, la función administrativa comprende toda la actividad estatal infraconstitucional que no es legislativa ni
jurisdiccional, concepto, éste, negativo y residual (Sarmiento García y Petra Recabarren).
Siguiendo a los autores citados decimos que si es función administrativa toda la actividad estatal infraconstitucio-
nal que no es, legislativa ni jurisdiccional, se advierte que ella:
1) No tiene un contenido único, lo que la diferencia de las demás funciones.
Por tanto, desde el punto de vista de su contenido, la función administrativa consiste en dictar normas jurídicas
generales (v. gr., reglamentos); decidir controversias (v. gr., resolver un recurso); en las actuaciones materiales en los
casos concretos que se presenten (v. gr., la demolición de un inmueble que atente contra la seguridad de la pobla-
ción), etc.
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO CUARTO - Del jefe de gabinete y demás ministros del Poder Ejecutivo
Artículo 100.- El jefe de gabinete de ministros y los demás ministros secretarios cuyo número y competencia será
establecida por una ley especial, tendrán a su cargo el despacho de los negocios de la Nación, y refrendarán y legali-
zarán los actos del presidente por medio de su firma, sin cuyo requisito carecen de eficacia.
Al jefe de gabinete de ministros, con responsabilidad política ante el Congreso de la Nación, le corresponde:
1. Ejercer la administración general del país.
2. Expedir los actos y reglamentos que sean necesarios para ejercer las facultades que le atribuye este artículo y
aquellas que le delegue el presidente de la Nación, con el refrendo del ministro secretario del ramo al cual el acto o
reglamento se refiera.
3. Efectuar los nombramientos de los empleados de la administración, excepto los que correspondan al presidente.
4. Ejercer las funciones y atribuciones que le delegue el presidente de la Nación y, en acuerdo de gabinete resolver
sobre las materias que le indique el Poder Ejecutivo, o por su propia decisión, en aquellas que por su importancia
estime necesario, en el ámbito de su competencia.
5. Coordinar, preparar y convocar las reuniones de gabinete de ministros, presidiéndolas en caso de ausencia del
presidente.
6. Enviar al Congreso los proyectos de ley de ministerios y de presupuesto nacional, previo tratamiento en acuerdo
de gabinete y aprobación del Poder Ejecutivo.
7. Hacer recaudar las rentas de la Nación y ejecutar la ley de presupuesto nacional.
8. Refrendar los decretos reglamentarios de las leyes, los decretos que dispongan la prórroga de las sesiones ordi-
narias del Congreso o la convocatoria de sesiones extraordinarias y los mensajes del presidente que promuevan la
iniciativa legislativa.
9. Concurrir a las sesiones del Congreso y participar en sus debates, pero no votar.
10. Una vez que se inicien las sesiones ordinarias del Congreso, presentar junto a los restantes ministros una me-
moria detallada del estado de la Nación en lo relativo a los negocios de los respectivos departamentos.
11. Producir los informes y explicaciones verbales o escritos que cualquiera de las Cámaras solicite al Poder Ejecuti-
vo.
12. Refrendar los decretos que ejercen facultades delegadas por el Congreso, los que estarán sujetos al control de
la Comisión Bicameral Permanente.
13. Refrendar conjuntamente con los demás ministros los decretos de necesidad y urgencia y los decretos que
promulgan parcialmente leyes. Someterá personalmente y dentro de los diez días de su sanción estos decretos a
consideración de la Comisión Bicameral Permanente.
El jefe de gabinete de ministros no podrá desempeñar simultáneamente otro ministerio.
Artículo 101.- El jefe de gabinete de ministros debe concurrir al Congreso al menos una vez por mes, alternativa-
mente a cada una de sus Cámaras, para informar de la marcha del gobierno, sin perjuicio de lo dispuesto en el Ar-
tículo 71. Puede ser interpelado a los efectos del tratamiento de una moción de censura, por el voto de la mayoría
absoluta de la totalidad de los miembros de cualquiera de las Cámaras, y ser removido por el voto de la mayoría ab-
soluta de los miembros de cada una de las Cámaras.
Artículo 102.- Cada ministro es responsable de los actos que legaliza; y solidariamente de los que acuerda con sus
colegas.
Artículo 103.- Los ministros no pueden por sí solos, en ningún caso, tomar resoluciones, a excepción de lo concer-
niente al régimen económico y administrativo de sus respectivos departamentos.
Artículo 104.- Luego que el Congreso abra sus sesiones, deberán los ministros del despacho presentarle una memo-
ria detallada del estado de la Nación en lo relativo a los negocios de sus respectivos departamentos.
Artículo 105.- No pueden ser senadores ni diputados, sin hacer dimisión de sus empleos de ministros.
Artículo 106.- Pueden los ministros concurrir a las sesiones del Congreso y tomar parte en sus debates, pero no vo-
tar.
Artículo 107.- Gozarán por sus servicios de un sueldo establecido por la ley, que no podrá ser aumentado ni dismi-
nuido en favor o perjuicio de los que se hallen en ejercicio.
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera. La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del
Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio
nacional.
La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habi-
tantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable
del pueblo argentino.
Segunda. Las acciones positivas a que alude el Artículo 37 en su último párrafo no podrán ser inferiores a las vigen-
tes al tiempo de sancionarse esta Constitución y durarán lo que la ley determine.
(Corresponde al Artículo 37)
Tercera. La ley que reglamente el ejercicio de la iniciativa popular deberá ser aprobada dentro de los dieciocho me-
ses de esta sanción.
(Corresponde al Artículo 39)
Cuarta. Los actuales integrantes del Senado de la Nación desempeñarán su cargo hasta la extinción del mandato
correspondiente a cada uno.
En ocasión de renovarse un tercio del Senado en mil novecientos noventa y cinco, por finalización de los mandatos
de todos los senadores elegidos en mil novecientos ochenta y seis, será designado además un tercer senador por
distrito por cada Legislatura. El conjunto de los senadores por cada distrito se integrará, en lo posible, de modo que
correspondan dos bancas al partido político o alianza electoral que tenga el mayor número de miembros en la legis-
latura, y la restante al partido político o alianza electoral que le siga en número de miembros de ella. En caso de em-
pate, se hará prevalecer al partido político o alianza electoral que hubiera obtenido mayor cantidad de sufragios en
la elección legislativa provincial inmediata anterior.
La elección de los senadores que reemplacen a aquellos cuyos mandatos vencen en mil novecientos noventa y
ocho, así como la elección de quien reemplace a cualquiera de los actuales senadores en caso de aplicación del Ar-
tículo 62, se hará por estas mismas reglas de designación. Empero, el partido político o alianza electoral que tenga el
mayor número de miembros en la Legislatura al tiempo de la elección del senador, tendrá derecho a que sea elegido
su candidato, con la sola limitación de que no resulten los tres senadores de un mismo partido político o alianza
electoral.
Estas reglas serán también aplicables a la elección de los senadores por la ciudad de Buenos Aires, en mil novecien-
tos noventa y cinco por el cuerpo electoral, y en mil novecientos noventa y ocho, por el órgano legislativo de la ciu-
dad.
La elección de todos los senadores a que se refiere esta cláusula se llevará a cabo con una anticipación no menor
de sesenta ni mayor de noventa días al momento en que el senador deba asumir su función.
En todos los casos, los candidatos a senadores serán propuestos por los partidos políticos o alianzas electorales. El
cumplimiento de las exigencias legales y estatutarias para ser proclamado candidato será certificado por la Justicia
Electoral Nacional y comunicado a la Legislatura.
Toda vez que se elija un senador nacional se designará un suplente, quien asumirá en los casos del Artículo 62.
Los mandatos de los senadores elegidos por aplicación de esta cláusula transitoria durarán hasta el nueve de di-
ciembre del dos mil uno.
(Corresponde al Artículo 54)
Quinta. Todos los integrantes del Senado serán elegidos en la forma indicada en el Artículo 54 dentro de los dos
meses anteriores al diez de diciembre del dos mil uno, decidiéndose por la suerte, luego que todos se reúnan, quie-
nes deban salir en el primero y segundo bienio.
(Corresponde al Artículo 56)
Sexta. Un régimen de coparticipación conforme lo dispuesto en el inc. 2 del Artículo 75 y la reglamentación del or-
ganismo fiscal federal, serán establecidos antes de la finalización del año 1996; la distribución de competencias, ser-
vicios y funciones vigentes a la sanción de esta reforma, no podrá modificarse sin la aprobación de la provincia in-
teresada; tampoco podrá modificarse en desmedro de las provincias la distribución de recursos vigente a la sanción
de esta reforma y en ambos casos hasta el dictado del mencionado régimen de coparticipación.
La presente cláusula no afecta los reclamos administrativos o judiciales en trámite originados por diferencias por
distribución de competencias, servicios, funciones o recursos entre la Nación y las provincias.
(Corresponde al Artículo 75 inc. 2).
Séptima. El Congreso ejercerá en la ciudad de Buenos Aires mientras sea capital de la Nación las atribuciones legis-
lativas que conserve con arreglo al Artículo 129.
(Corresponde al Artículo 75 inc. 30).
Octava. La legislación delegada preexistente que no contenga plazo establecido para su ejercicio caducará a los cin-
co años de la vigencia de esta disposición excepto aquella que el Congreso de la Nación ratifique expresamente por
una nueva ley.
(Corresponde al Artículo 76).
Novena. El mandato del presidente en ejercicio al momento de sancionarse esta reforma deberá ser considerado
como primer período.
(Corresponde al Artículo 90)
Décima. El mandato del Presidente de la Nación que asuma su cargo el 8 de julio de 1995 se extinguirá el 10 de di-
ciembre de 1999.
(Corresponde al Artículo 90)
Undécimo. La caducidad de los nombramientos y la duración limitada previstas en el Artículo 99 inc. 4 entrarán en
vigencia a los cinco años de la sanción de esta reforma constitucional.
(Corresponde al Artículo 99 inc. 4)
Duodécima. Las prescripciones establecidas en los arts. 100 y 101 del capítulo cuarto de la sección segunda de la
segunda parte de esta Constitución referidas al jefe de gabinete de ministros, entrarán en vigencia el 8 de julio de
1995.
El jefe de gabinete de ministros será designado por primera vez el 8 de julio de 1995 hasta esa fecha sus facultades
serán ejercitadas por el Presidente de la República.
(Corresponde a los arts. 99 inc. 7, 100 y 101.)
Decimotercera. A partir de los trescientos sesenta días de la vigencia de esta reforma los magistrados inferiores so-
lamente podrán ser designados por el procedimiento previsto en la presente Constitución. Hasta tanto se aplicará el
sistema vigente con anterioridad.
(Corresponde al Artículo 114)
Decimocuarta. Las causas en trámite ante la Cámara de Diputados al momento de instalarse el Consejo de la Ma-
gistratura, les serán remitidas a efectos del inc. 5 del Artículo 114. Las ingresadas en el Senado continuarán allí hasta
su terminación.
(Corresponde al Artículo 115)
Decimoquinta. Hasta tanto se constituyan los poderes que surjan del nuevo régimen de autonomía de la ciudad de
Buenos Aires, el Congreso ejercerá una legislación exclusiva sobre su territorio, en los mismos términos que hasta la
sanción de la presente.
El jefe de Gobierno será elegido durante el año mil novecientos noventa y cinco.
La ley prevista en los párrafos segundo y tercero del Artículo 129, deberá ser sancionada dentro del plazo de dos-
cientos setenta días a partir de la vigencia de esta Constitución
Hasta tanto se haya dictado el estatuto organizativo la designación y remoción de los jueces de la ciudad de Buenos
Aires se regirá por las disposiciones de los arts. 114 y 115 de esta Constitución.
(Corresponde al Artículo 129)
Decimosexta. Esta reforma entra en vigencia al día siguiente de su publicación. Los miembros de la Convención
Constituyente, el presidente de la Nación Argentina, los presidentes de las Cámaras Legislativas y el presidente de la
Corte Suprema de Justicia prestan juramento en un mismo acto el día 24 de agosto de 1994, en el Palacio San José,
Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos.
Cada poder del Estado y las autoridades provinciales y municipales disponen lo necesario para que sus miembros y
funcionarios juren esta Constitución
Decimoséptima. El texto constitucional ordenado, sancionado por esta Convención Constituyente, reemplaza al
hasta ahora vigente.
DADA EN LA SALA DE SESIONES DE LA CONVENCIÓN NACIONAL CONSTITUYENTE, EN LA CIUDAD DE SANTA FE, A
LOS VEINTIDÓS DÍAS DEL MES DE AGOSTO DEL AÑO MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y CUATRO.
ARTICULO 2º.- El texto transcripto en el Artículo 1º de la presente ley incluye todas las disposiciones constituciona-
les sancionadas por la Convención Nacional Constituyente reunida en las ciudades de Santa Fe y Paraná en el año
1994, comprendiendo como Artículo 77, segunda parte, la aprobada en la sesión del primero de agosto de 1994 que
expresa:
"Los proyectos de ley que modifiquen el régimen electoral y de partidos políticos deberán ser aprobados por ma-
yoría absoluta del total de los miembros de las Cámaras".
ARTICULO 3º.- Publíquese en el Boletín Oficial.
ARTICULO 4º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS QUINCE DIAS DEL MES DE
DICIEMBRE DEL AÑO MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y CUATRO.
BIBLIO 03: Derecho Administrativo, Capítulos I, II y VIII.
3.1. Libertad.
Como valor clásico, se extiende a lo político y a lo económico, traduciéndose en las fórmulas de libertad de merca-
do, iniciativa privada, participación política directa y semidirecta. El hombre ambiciona hoy el reconocimiento de su
soberanía individual, pero con un destino personal afectado y orientado a la participación social. Si la sociedad no se
realiza, la realización individual es una quimera.
El valor libertad tiene su fuente en la Constitución. El preámbulo declara "asegurar los beneficios de la libertad"
mediante el ejercicio de los derechos civiles (art. 14), sociales (art. 14 bis), políticos (arts. 37 y 38), la práctica de los
mecanismos de democracia semidirecta (arts. 39 y 40), la defensa de la competencia (art. 42), la participación políti-
ca con elección directa (arts. 54, 94, 129).
3.2. Propiedad.
Se procura la consagración del tránsito de la propiedad "individual" a la propiedad "universal", de la propiedad de
la "tierra" a la propiedad de la técnica y del saber. La ampliación social del valor propiedad se traduce, en la práctica,
en medidas concretas, atinentes al "destino" de la propiedad, la "dignificación" del trabajo como fuente de la pro-
piedad y la "participación" de la propiedad o propiedad social.
La Constitución consagra este valor "propiedad" en sus arts. 17, sobre inviolabilidad de la propiedad individual y 75,
inc. 17, que reconoce a las comunidades indígenas la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicio-
nalmente ocupan. Ahora bien, la consideración del trabajo como fuente de la propiedad se encuentra en los arts. 14
bis y 75, inc. 19. Este último, a su vez, incorpora el término propiedad en sentido amplio referido a la "generación de
empleo", "formación profesional de los trabajadores", "defensa del valor de la moneda", "investigación y desarrollo
científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento", que se condice con lo enunciado en el art. 125 sobre las
facultades concurrentes con las provincias que tienen por misión promover la "generación de empleo", la "educa-
ción", la "ciencia", el "conocimiento" y la "cultura".
3.3. Solidaridad.
Es el valor de los "sacrificios compartidos", es el nuevo nombre de la igualdad. Ser partícipes de los esfuerzos co-
munes de asistencia individual y colectiva, es un requerimiento axiológico a incorporar a la legislación del "por-
venir".
Así, deben preverse reglas claras sobre la economía social de mercado en su dimensión "humanista"; la distribu-
ción del ingreso, el crédito accesible, todos datos solidarios para juridizar la nueva administración de la economía.
En la exégesis jurídica encontramos tres índices básicos de solidaridad: de los hombres entre sí; del género humano
con la naturaleza; del Estado con los Estados y sus instituciones sociales. Así, se percibe una nueva instancia jurídica
de unidad del género humano: el hecho, el derecho y el deber de solidaridad.
La solidaridad como nuevo nombre de la igualdad (art. 16, Constitución Nacional [CN]), es la seguridad de los débi-
les, es el predicado obligado del desarrollo y del progreso individual (humano) e institucional (federal). La solidaridad
no es un abstracto, es el socorro tangible y oportuno, es la asistencia fraterna personal e institucional, es la respon-
sabilidad del nuevo humanismo, es el camino verdadero de la paz.
Se explicita la operatividad de la solidaridad a lo largo del texto constitucional a través de la igualdad real con ac-
ciones positivas (arts. 37 y 75, inc. 23); la prestación de usos, consumos y servicios públicos (arts. 42 y 43); el presu-
puesto equitativo y solidario (art. 75, inc. 8 por reenvío al párrafo 3º del inc. 2); la igualdad de oportunidades en todo
el territorio nacional, el grado equivalente de desarrollo y la calidad de vida (art. 75, inc. 2).
3.4. Seguridad.
Este valor recobra actualidad al ampliarse su enfoque, pues no sólo penetra en el campo de la seguridad individual,
sino que está instalado como demanda comunitaria, en materia de seguridad social, seguridad jurídica y seguridad
económica. Estas prestaciones de seguridad hoy exigidas, saldarán las deudas políticas pendientes. Darán transpa-
rencia al derecho mediante un orden económico jurídico, con discrecionalidades acotadas, con emergencias efecti-
vamente "transitorias", con tributación equitativa y recaudación, inversión y erogación públicas eficaces, justas y
controladas.
La seguridad jurídica tiene su fuente en la Constitución en el art. 31 referido al orden normativo, y en el 76 de
prohibición de la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias determinadas de administración o de
emergencia públicas, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegación que el Congreso esta-
blezca (art. 99, inc. 3).
La seguridad jurídica también está asegurada por una justicia independiente (arts. 108, 109, 114, 116, 117, 99 inc.
4, y 120).
La "seguridad social" se manifiesta en la Constitución en el art. 40 sobre iniciativa popular al disponer que la ley de
convocatoria no podrá ser vetada, que el voto afirmativo del proyecto por el pueblo de la Nación lo convertirá en ley
y su promulgación será automática. Y en el art. 43, que dispone las acciones de amparo, hábeas data y hábeas cor-
pus.
A su vez, la seguridad económica encuentra su fuente constitucional en el art. 42 sobre los derechos de los consu-
midores y usuarios a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos, a la defensa de la competencia y
que las autoridades proveerán contra toda forma de distorsión de los mercados y al control de los monopolios natu-
rales y legales.
También en el art. 75, inc. 2, de coparticipación, que asegura la automaticidad en la remisión de los fondos; en el
art. 75, inc. 19, que manda al Congreso a proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con
justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la generación de empleo y a la defensa del valor mone-
da.
La estabilidad es un valor propio de la seguridad. No hay seguridad inestable. No hay seguridad sin certeza. La es-
tabilidad es el valor prevaleciente de la transformación del "cambio sin riesgo" en lo institucional, en lo jurídico, en lo
político y en lo económico.
Como la estabilidad es un valor propio de la seguridad, es firmeza en los comportamientos y actuación de la auto-
ridad, la fuente constitucional de este valor es la misma que para la seguridad. No obstante, conviene destacar que
la estabilidad sólo puede darse respetando nuestro sistema democrático. De ahí, entonces, que el art. 36 de la Cons-
titución de defensa del sistema democrático y del orden institucional sea la fuente constitucional originaria de este
valor.
3.5. Transparencia.
Este valor importa establecer procedimientos que garanticen la diafanidad del obrar público respecto del manejo
de fondos públicos, de la administración del patrimonio público, de los mecanismos de actuación y decisión guberna-
tiva y por ello no puede estar ausente en el derecho. Esta es una preocupación de antigua data. Ya Aristóteles, en la
Política, decía: "En todo régimen es de la máxima importancia que la legislación y el resto de la administración estén
ordenadas de suerte que no sea posible que los magistrados se lucren". A tal extremo era su preocupación que re-
comendaba: "La ley deberá establecer recompensas especiales para los magistrados que se distingan por su inco-
rruptibilidad".
En este marco se inscribe también la orientación señalada en la Encíclica Veritatis Splendor de Juan Pablo II: "la
transparencia en la administración pública, la imparcialidad en el servicio de la cosa pública... el uso justo y honesto
del dinero público son principios que tienen su base fundamental en el valor trascendente de la persona y en las exi-
gencias morales objetivas del funcionamiento de los Estados...".
Como puede verificarse, el tema de la corrupción ha preocupado y preocupa a toda la humanidad. El propósito de
combatirla está presente en todos los foros internacionales. Así, por ejemplo, la OCDE (Organización para la Coope-
ración y el Desarrollo Económico), que reúne a las naciones más desarrolladas, firmó en París, el 21 de noviembre de
1997, la "Convención para combatir el soborno a los funcionarios públicos extranjeros en las transacciones comercia-
les internacionales" (Convention on combating bribery of foreign public officials in international business transac-
tions). El Convenio señala que cada Estado parte de la OCDE deberá tomar todas las medidas necesarias para deter-
minar que es un delito, conforme a la ley de cada país, que una persona intencionalmente ofrezca, prometa o dé
cualquier pago indebido u otra ventaja a un funcionario público para sí o para un tercero, ya sea en forma directa o a
través de intermediarios, con el propósito de lograr una acción u omisión en relación con el cumplimiento de sus de-
beres públicos que tengan por fin obtener o impedir un negocio u otra ventaja impropia, conforme la conducta habi-
tual en los negocios internacionales.
El Convenio está abierto a la adhesión de cualquier país no miembro de la OCDE.
El enfrentamiento a las prácticas corruptas ha sido también considerado por la OEA (Organización de los Estados
Americanos). En tal sentido, el 29 de marzo de 1996 fue aprobada en la tercera reunión plenaria de este organismo
realizada en Caracas la Convención Interamericana contra la Corrupción. Este instrumento legal es aplicable, con-
forme lo señala su art. VI, a los siguientes actos de corrupción:
- El requerimiento o la aceptación, directa o indirecta, por un funcionario público o una persona que ejerza funcio-
nes públicas, de cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como dádivas, favores, promesas o ventajas
para sí mismo, o para otra persona o entidad, a cambio de la realización u omisión de cualquier acto en el ejercicio
de sus funciones públicas.
- El ofrecimiento u otorgamiento, directa o indirectamente, a un funcionario público o a una persona que ejerza
funciones públicas, de cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como dádivas, favores, promesas o
ventajas para ese funcionario público o para otra persona o entidad, a cambio de la realización u omisión de cual-
quier acto en el ejercicio de sus funciones públicas.
- La realización por parte de un funcionario público o una persona que ejerza funciones públicas de cualquier acto u
omisión en el ejercicio de sus funciones, con el fin de obtener ilícitamente beneficios para sí mismo o para un terce-
ro.
- El aprovechamiento doloso u ocultamiento de bienes provenientes de cualquiera de sus actos que se encuentran
mencionados en este artículo.
- La participación como autor, coautor, instigador, cómplice, encubridor o en cualquier otra forma en la comisión,
tentativa de comisión, asociación o confabulación para la comisión de cualquiera de los actos que en este artículo se
determinan.
La Convención, abierta a los Estados miembros de la OEA y a cualquier otro Estado, fue aprobada por la ley nacio-
nal 24.759.
En el derecho comparado encontramos la ley francesa n° 23 sobre Prevención de la corrupción y transparencia de
la vida económica y de los procedimientos públicos del 29 de enero de 1993.
A nivel nacional, la sanción de una ley de ética pública para el ejercicio de la función es un imperativo constitucio-
nal (art. 36 in fine, CN). Por ello, se encuentran en tratamiento en el Congreso de la Nación varios proyectos de ley.
Mientras tanto, se ha ido avanzando en la solución a este problema. Por tal razón, se ha creado la Oficina Nacional
de Ética Pública (decr. 152/97), con dependencia directa de la Presidencia de la Nación, y el Consejo Asesor de Ética
Pública (decr. 878/97).
Ahora bien, de lo que se trata es de darse cuenta de que la mejor tutela de la ética pública y de la transparencia
debe asentarse en un eficaz sistema de control, tanto preventivo como concomitante y a posteriori. En tal sentido, la
Constitución de 1994 garantiza y efectiviza procedimientos de control para asegurar la transparencia en todo el
quehacer público a través de: Auditoría General de la Nación (art. 85), Defensor del Pueblo (art. 86), Consejo de la
Magistratura (art. 114) y Ministerio Público (art. 120). A ello hay que sumarle los mecanismos constitucionales y le-
gales que instalan resortes de responsabilización de los funcionarios encargados de la "cosa pública".
3.6. Subsidiariedad.
Otro valor innegable. La sociedad reivindica para sí el intransferible derecho a la iniciativa privada "privilegiada", de
intervención estatal "restringida", que permita el desarrollo social pluralista, con división de competencias, sin mo-
nopolios y con servicios públicos prestados desde fuera del Estado por un modelo de "administración pública no es-
tatal". Sólo después que el hombre no pueda, que el mercado no acceda, el Estado debe. Antes no.
En el proceso de transformación del Estado, reconvirtiendo el sector público de la economía, el principio de la fun-
ción subsidiaria debe ser aplicado a la estructura de la organización administrativa y empresaria del Estado.
La primera consecuencia de la función subsidiaria del Estado radica en el deber del mismo, en procura del bien co-
mún, de reconocer la función de otras sociedades a quienes corresponde por naturaleza una esfera de competencias
propias.
En este deslinde de competencias entre la acción del poder público y los grupos intermedios, aparecen entidades
naturales del contexto social, como la familia y las asociaciones profesionales. La primera, de carácter institucional y
con prioridad histórica, incluso, sobre la comunidad política, y las segundas caracterizadas por el vínculo que une a
sus miembros, como entidad natural, con una esfera de acción propia de quienes aplican un mismo saber técnico,
que constituye su medio de vida.
La distribución del poder de la sociedad, a partir del principio de suplencia, se realiza teniendo como premisa bási-
ca que la intervención estatal que fomenta, estimula, ordena, suple y completa "no debe quitar a los individuos y dar
a la comunidad lo que ellos pueden realizar por su propio esfuerzo e industria", ni "quitar a las comunidades meno-
res e inferiores lo que ellas pueden hacer y proporcionar, y dárselo a una sociedad, por su propia fuerza y naturaleza,
debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y absorberlos".
El principio de subsidiariedad es un principio jurídico, fundado en la justicia, no es un principio "técnico" fundado
en la eficacia o el mayor rendimiento, sino una garantía y tutela de los derechos esenciales de la persona humana. Y
entraña una división de competencias y una cooperación de las diversas esferas de acción social e individual.
El Estado interviene para suplir, de los más diversos modos, a todas las comunidades intermedias, ubicadas entre él
mismo y el individuo. Esos modos de acción pueden ser: "fomentar", "estimular", "coordinar", "suplir", "completar"
e "integrar" la iniciativa particular y grupal, en los ámbitos social, económico, laboral, profesional, etcétera.
La fuente constitucional del principio de subsidiariedad está en el art. 42 y sobre todo en las cláusulas del progreso
(art. 75, inc. 18), del nuevo progreso (art. 75, inc. 19) y en el art. 125.
3.7. Desarrollo.
Hay que pasar de la estabilidad, "medios" de ahora, al crecimiento social, "fines" de mañana. El desarrollo exige re-
glas que el derecho nuevo debe brindarle, sobre principios de concertación económica, orden económico "juridiza-
do", ambiente "racionalizado", inversión "optativa", deuda "posible", crédito "accesible", ciencia y técnica "asisti-
das", ingreso "distribuido", tributación "equitativa" e integración "regional".
La Constitución ha incorporado este valor expresamente cuando hace referencia a dar prioridad al logro de un
"grado equivalente de desarrollo" en todo el territorio nacional (art. 75, inc. 2); "proveer lo conducente a la prospe-
ridad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias" (art. 75, inc. 18); "al desarrollo humano, al progreso
económico con justicia social" (art. 75, inc. 19); "equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones"
(art. 75, inc. 19); "crear regiones para el desarrollo económico y social" (art. 124), y "promover el progreso económi-
co, el desarrollo humano" (art. 125).
3.8. Eficiencia.
La sociedad sabe que no puede volver a un Estado ineficiente; aspira, con legítima pretensión, a asegurar la eficacia
del accionar de toda la organización económica para la eficacia de la "concertación" (de los planes), de la "regula-
ción" (de las contrataciones y servicios), de la "descentralización" (privatización, competencia y desmonopolización),
de la "fiscalización" (de todo), de la "estabilización" (conversión y consolidación) y de la "promoción" (fomento, in-
versión, reconversión, transmisión tecnológica y financiación).
Aspira a la eficacia de la organización administrativa, a efectos de lograr una administración racional del "bien-estar
general", no a una administración pasional del "mal-estar común", acosada de legalismo y burocratismo con estruc-
turas excesivas y obsoletas. Exige una racionalización en pro de la incorporación tecnológica; una simplificación en
pro de la sencillez, eficacia y economía de trámites; una modernización en pro de los nuevos cometidos estatales,
para librar la batalla definitiva por la sencillez y la simplicidad jurídicas.
La Constitución es la Ley de las leyes, el Pacto de los pactos, el contrato político y social de los nuevos tiempos que
edifica un Estado de derecho democrático veraz y eficaz.
Por eso, el objetivo de consolidar la eficacia del ejercicio de la democracia, es uno de los propósitos fundamentales
que debe impulsar la Constitución. Al ejercicio de la democracia hay que imprimirle mayor energía moral, a través de
los medios idóneos, para que alcance la realización de los fines requeridos por y para la comunidad.
Para consolidar esta eficacia se necesita, con jerarquía constitucional, ampliar la participación política y social (arts.
37, 38, 39, 40 y 42), garantizar el equilibrio de los poderes, eficientizar la legislación (arts. 63, 76, 79 y 82) y la juris-
dicción (arts. 108, 114 y 120), consolidar la reforma del Estado (art. 42, 2ª parte), recrear el control del poder (arts.
42, 3ª parte, 53, 85, 86, 101, 114, incs. 4 y 5, 115, 120), establecer la descentralización (arts. 123 y 124), instrumentar
la regionalización interior (arts. 75, inc. 19, y 124), y posibilitar la integración de los países (art. 75, inc. 24).
Estos objetivos apuntan pues, a que la democracia sea más eficiente, a que sea una síntesis de gobierno y de con-
trol donde el Estado tenga el poder y los ciudadanos el control suficiente para un mejor ejercicio de la libertad.
Desde ese punto de vista, también es positivo sumar al modelo tipológico de la Constitución de la verdad, de los
nuevos tiempos, el dato sociológico. En la Constitución no puede faltar la regulación de los partidos políticos (art. 38)
como protagonistas de los procesos democráticos. Las organizaciones sociales para la protección del consumo, de
los usuarios (art. 42); la protección del interés público y colectivo (art. 43). Las organizaciones gremiales para la de-
fensa del trabajo (art. 14 bis), y también la organización política a escala menor, que tenga inmediatez social, el mu-
nicipio (art. 123), para que, como dato de la descentralización, refleje una participación cierta de los ciudadanos en
la realidad cotidiana.
Otra señal que orienta la Constitución de lo que llamamos la "concepción eficientista", es que ella abandona y eli-
mina aquellos modelos de gobierno y modelos de control que respondían a fórmulas arcaicas del manejo de la ad-
ministración, del funcionamiento de la justicia, de las tareas parlamentarias. A su vez evita convertir al control en
una simple pieza de museo como alguna vez se dijo. El control, como elemento esencial de la organización política,
no puede quedar en lo meramente formal, sino que la Constitución lo instaura de tal modo que lo transforma en una
herramienta real y efectiva, diseñando un sistema eficaz, integrado y confiable (arts. 39, 40, 42, 3ª parte, 53, 75, incs.
2 y 8, 85, 86, 99, incs. 10 y 17, 114, 115 y 120).
La eficiencia es un requisito vital, pues va implícitamente ligada a las cláusulas del progreso tradicional de la socie-
dad (art. 75, inc. 18) y a las cláusulas del nuevo progreso educativo, cultural, tecnológico, personal, científico y hu-
mano que debe procurar la comunidad (art. 75, inc. 19). Va íntimamente vinculada a la prontitud, a la celeridad en el
quehacer de los cometidos públicos y a la transparencia del hacer gubernativo (art. 36, § 6º).
3.9. Responsabilidad.
Si bien es un valor entendido, está en franco ascenso su reclamo, su reinstalación. La "invasión de los irresponsa-
bles" en el quehacer común, impone una regulación más severa sobre todos los mecanismos y resortes de responsa-
bilidad individual y cívica. La participación debe ser responsable. La iniciativa debe ser responsable. El mercado debe
ser responsable. El Estado debe ser responsable. Ahora bien, la responsabilidad es idílica e ilusoria, si no se tienen
técnicas y organismos eficaces de control. Control, responsabilidad y protección se predican recíprocamente. Sin el
uno no hay el otro. Sin control no hay responsabilidad y si no hay responsabilidad las medidas de protección social
son falaces, venimos diciendo desde hace tiempo en nuestro ensayo "Constitución, Gobierno y Control". Todos a
responder ante la sociedad. Por eso el poder dividido, unos a gobernar, otros a controlar. Así la responsabilidad, tan-
to privada como pública, tanto industrial como comercial y profesional, son exigidas a efectos de guiar la senda del
nuevo derecho, al igual que la responsabilidad política, en todo su género republicano, como en cualquiera de sus
especies: administrativa, legislativa o judicial.
El dato eficientista exige también, como lo hemos visto, que la Constitución haga operativa la estructura del con-
trol. Porque en el fondo, el gobierno es uno: el gobierno de los que mandan y el de los que controlan. En rigor, go-
bierno y control son una unidad indisoluble pues, realmente, sin control no hay gobierno, y sin control tampoco hay
responsabilidad ni protección de la individualidad. La fuente constitucional de la responsabilidad se encuentra en los
arts. 36, § 6º (ley sobre ética pública); 53 (juicio político); 85 (Auditoría General de la Nación); 86 (Defensor del Pue-
blo); 99, inc. 1 (el presidente es el responsable político de la administración general del país); 100 (el jefe de gabinete
tiene responsabilidad política ante el Congreso de la Nación); 101 (voto de censura al jefe de gabinete); 114, inc. 4 (el
Consejo de la Magistratura ejerce facultades disciplinarias sobre los magistrados); 115 (jurado de enjuiciamiento a
los jueces de los tribunales inferiores de la Nación); 120 (Ministerio Público).
3.10. Justicia.
Es el valor fundador del sistema. "Donde no hay justicia es peligroso tener razón". Este valor prevaleciente, arqui-
tectónico y social, que ilumina el obrar del hombre, del mercado y del Estado, necesita estar inmerso en todas las
instancias de la vida social. Nadie discute la justicia, en sí, todos reclaman por su escasez, su desprolija administra-
ción, su quiebra tecnológica, su desplazamiento por otros factores de poder. En fin, la justicia es el valor a salvar, a
"afianzar", por vía de la reforma sustancial de su administración, en procura de terminar con los jueces "politizados",
"morosos", "autolimitados", "paralelos", "privados", y encontrar pronto los jueces verdaderos, los de la ley, los de la
Constitución, que tienen un tercio del poder, para vigilar y asumir la defensa institucional de la "cosa pública".
La función jurisdiccional, entre nosotros, se caracteriza por las siguientes notas jurídico-políticas: su jerarquía de
poder institucionalmente independiente; su participación en el gobierno; la guarda de la Constitución, y la creación
jurisprudencial del derecho justo.
En el preámbulo se señaló el objetivo de "afianzar la justicia". Para el logro de ese fin se instituyó la jurisdicción con
jerarquía de Poder, con carácter independiente, asignándole la misión política de control, primordialmente de cons-
titucionalidad, y le encomendó también la producción del derecho justo, a través de la interpretación de la ley o de
la propia creación jurisprudencial.
Las respuestas de la Constitución respecto del Poder Judicial, en el marco del constitucionalismo de la realidad, son
las siguientes:
- Conformar la estructura del Poder Judicial en base a tres órganos con funciones específicas: la jurisdicción, en ca-
beza de la Corte Suprema de Justicia (art. 108); la administración del poder (personal, hacienda, superintendencia y
reglamentación), en cabeza del Consejo de la Magistratura (art. 114), y la actuación de la justicia, en cabeza del Mi-
nisterio Público (art. 120) con inmunidades e intangibilidades iguales a las de los jueces.
- Confiar a un órgano específico, el Consejo de la Magistratura, la selección por concurso público de los postulan-
tes, y la propuesta en ternas vinculantes para el Poder Ejecutivo, respecto del nombramiento de los magistrados in-
feriores (art. 114, incs. 1 y 2).
- Imponer que el acuerdo senatorial sea prestado en sesión pública (art. 99, inc. 4).
- Fijar un límite de edad (75 años), que puede ser eximido por un nuevo nombramiento con acuerdo (art. 99, inc. 4
in fine).
- Crear el jurado de enjuiciamiento para los jueces de los tribunales inferiores (arts. 53, 115).
Estos valores redefinidos, reactualizados, redimensionados y "aggiornados" por la demanda social continua, son los
presupuestos para pensar y hacer las leyes del nuevo Estado.
a) Certeza.
La seguridad primero es "certeza", derecho cierto, derecho conocido, derecho no ignorado, derecho publicado, de-
recho no secreto, derecho verdadero, no derecho falso, la verdad del derecho, no el revés del derecho. En este pri-
mer componente, la seguridad es presupuesto y función del derecho contra los riesgos de la incertidumbre, la im-
previsibilidad, la improvisación, el derecho de ocasión, el derecho para un caso, no para todos los casos.
La certeza está dada también por la continuidad. La Constitución es continuadora política, histórica y jurídica de la
situación de Estado y de los derechos. Es muy peli groso en nuestro tiempo concebir una Constitución que produzca
una ruptura de la lógica de los antecedentes, una discontinuidad con todo el sistema precedente.
b) Publicidad.
Se incorpora el formalismo de la "promulgación de las leyes" que es un ingrediente de la infraestructura del dere-
cho, para asegurar justamente que sea conocido y cognoscible y la legalidad inquebrantable e inexorable, como
reaseguro contra el arbitrio absolutista o tiránico. La publicidad y la legalidad le dan "certeza ordenadora" al derecho
como garantía de su plena exigibilidad. Por ello la positividad del derecho, que crea un sólido basamento a la seguri-
dad jurídica, y allí se instalan, según los casos, los principios de aplicación de la ley a través de sus tipificaciones de
"ley promulgada" (conocida), "ley manifiesta" (clara), "ley plena" (sin vacíos), "ley estricta" (sin discriminación), "ley
previa" (sin retroactividad), "ley perpetua" (cosa juzgada), "ley general" (abstracta).
La publicidad de los actos de gobierno es sin duda una nota de la República, de tal modo se procura garantizar con
medidas concretas la transparencia de la gestión de gobierno. Además del art. 70 que prevé en juicio público el
desafuero de los legisladores, la reforma constitucional ha incorporado valiosos elementos que verifican este princi-
pio de publicidad.
- Artículo 36, última parte: que prescribe que el Congreso deberá dictar una ley sobre ética pública para el ejercicio
de la función.
- Artículo 37, última parte: que establece que los partidos políticos deben dar publicidad del origen y destino de sus
fondos y patrimonio.
- Artículo 43, tercera parte: que señala que toda persona podrá interponer acción de hábeas data "para tomar co-
nocimiento de los datos a ella referidos y de su finalidad, que consten en registros o bancos de datos públicos...".
- Artículo 99, inciso 4: que incorpora las sesiones públicas para el acuerdo de los magistrados de la Corte Suprema y
demás jueces de los tribunales federales inferiores.
c) Estabilidad.
Tanto para los derechos como para las obligaciones. La seguridad y la solidaridad social comprenden a la estabili-
dad. Hoy son sinónimos seguridad jurídica y estabilidad y solidaridad social y estabilidad. Lo importante es la seguri-
dad de lo constante, lo que permanece, lo que continúa ante las mismas circunstancias. Ya dijimos que no puede ha-
ber seguridad ni solidaridad sin certeza. La estabilidad garantiza la transformación sin riesgo. Ella estará asegurada
con la sanción de las normas sobre las misiones del Estado, ley-plan de orientación de los cometidos estatales. Un
marco legal programático del quehacer público que busca establecer las reglas que compatibilicen las privatizaciones
con los nuevos cometidos estatales en materia de organización, planificación, prestación, fiscalización, protección,
regulación y distribución.
Es indispensable consolidar la línea divisoria, o "tratado de límites", entre lo público y lo privado; entre la interven-
ción estatal y la iniciativa privada. El ecuador económico no debe ser una línea imaginaria. Esa frontera tiene que ser
visible y duradera. Incluso hay que determinar las excepciones que pudieran suceder en materia de intervención.
El tratado de límites entre la economía pública y la economía privada es asunto de seguridad jurídica. De otra ma-
nera, las invasiones del Estado en territorio privado o viceversa destruirán la confianza en las reglas del mercado. Por
eso, debemos precisar qué hacer en el campo de la economía privada, donde está en juego la libertad, y en el terri-
torio de la economía pública, donde está en juego el bien común.
En esto la Constitución ha avanzado acertadamente. No sólo regula en materia de contribuciones, sino que esta-
blece regímenes de coparticipación de esas contribuciones entre la Nación y las provincias y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y entre éstas (art. 75, inc. 2).
Además, la estabilidad también está presente cuando el Congreso se obliga a proveer lo conducente a la producti-
vidad de la economía nacional, a la generación de empleo y a la defensa del valor de la moneda (art. 75, inc. 19).
d) Independencia.
Sin verdaderos jueces no hay seguridad jurídica. Son verdaderos jueces los "de ley" (los de la Constitución); "para la
ley" (los que con jurisprudencia hacen derecho), y los "de la ley" (los que vigilan la constitucionalidad de todos los
actos públicos). Sólo con jueces verdaderos, únicamente dependientes de la República, la seguridad jurídica deja de
ser una quimera. La recta interpretación de la ley e integración del derecho que la hacen los jueces es un presupues-
to de la seguridad jurídica.
La justicia, "primus inter partes", superior o prior entre las partes, tiene el deber de resguardar la seguridad jurídi-
ca, en tanto es la custodia de la constitucionalidad y sus palabras con forma de sentencia tienen irrevisibilidad. Pero
ello no significa que las garantías para la seguridad jurídica deban ser sólo judiciales, que además operan con los lí-
mites del caso concreto, alcance personal y controversia procesal previa. Es esencial el resguardo de los derechos
por la propia Administración, respetando y haciendo respetar la estabilidad y la legitimidad de sus propios actos y
contratos que crean o reconozcan derechos.
De allí que el procedimiento administrativo de fiscalización cobre particular trascendencia en una economía priva-
tizada, donde es el mismo Estado administrador el que debe respetar la nueva frontera del mercado y a su vez con-
trolarlo. Lo mismo vale para los legisladores que deben crear el derecho a la medida de la Constitución y sus innova-
ciones legislativas no pueden afectar impunemente derechos subjetivos nacidos al amparo de la ley, el acto, la sen-
tencia o el contrato. Simplemente, por todo ello la seguridad jurídica es y debe ser integral e integrada.
La justicia también es garante de la seguridad jurídica. Nadie discute la justicia en sí misma, todos reclaman por su
deficiente administración. La moderna seguridad jurídica comprende también a la seguridad social y a la seguridad
económica. Sobre esta concepción de la seguridad jurídica se debe pensar y hacer en derecho las leyes del nuevo
Estado, con la "libertad" como punto de partida, la "justicia" como línea de llegada y la "solidaridad" como compañe-
ra de ruta.
La independencia, como propio de la relación predicativa seguridad jurídica y solidaridad social se halla ínsita en el
texto constitucional, no sólo al revalorizar al Poder Judicial como un tercio del poder (arts. 108 a 119), sino al crear
órganos independientes que actuarán con plena autonomía funcional dentro del Poder Legislativo, como lo son la
Auditoría General de la Nación (art. 85) y el Defensor del Pueblo (art. 86) y dentro del Poder Judicial como lo es el
Ministerio Público (art. 120).
e) Razonabilidad.
A los atributos expuestos se le agrega, más recientemente, la razonabilidad, para acotar la seguridad a la pruden-
cia, la proporción, la indiscriminación, la protección, la proporcionalidad, la causalidad, en suma, la no arbitrariedad.
En ese mismo sentido, se incorpora a la seguridad jurídica un espectro amplio de protección de los bienes jurídicos,
de los valores tutelados, que dan las "medidas de seguridad".
No existen más límites a los derechos que los determinados por la ley. Los derechos no pueden ser alterados por
las leyes que reglamentan su ejercicio. Tampoco los decretos pueden alterar el espíritu de las leyes. No pueden dic-
tarse leyes que priven derechos adquiridos o alteren las obligaciones de los contratos. Esto se conoce como zona de
reserva legal. La facultad de dictar reglamentos de necesidad y urgencia es de excepción y con límites de tiempo y
materia. Es innegable su exclusión en asuntos penales, tributarios y electorales. A las palabras de la ley las guía el
"espíritu de la ley". Toda letra legal tiene un espíritu legal. Si la letra no tiene espíritu no es letra legal, porque no
confiesa su finalidad, no es idónea para desentrañar el camino ordenado o indicado a la sociedad destinataria de su
aplicación.
El Código Civil en su art. 16 señala que si una cuestión no puede resolverse ni por las palabras ni por el espíritu de
la ley se atendrá a los principios de las leyes análogas. En el derecho público, más precisamente en el derecho consti-
tucional, este parecer también resulta aplicable, pues la propia Constitución en su preámbulo hace referencia al es-
píritu constitucional y demuestra, a lo largo de su articulado, el papel protagónico que éste tiene a la hora de regla-
mentar o promulgar una norma.
Siguiendo esta filosofía, el art. 28, gobernado por el principio de "razonabilidad", preserva el valor justicia al prohi-
bir a los órganos del poder alterar los principios, derechos y garantías de la Constitución. A su vez, el art. 80 dispone
que las partes no observadas de un proyecto de ley por el Poder Ejecutivo, sólo podrán ser promulgadas si tienen
autonomía normativa y su aprobación parcial no altera el espíritu. El art. 99, inc. 2, establece que el presidente de la
Nación debe expedir las instrucciones y reglamentos necesarios para la ejecución de las leyes de la Nación, cuidando
de no alterar su espíritu con excepciones reglamentarias.
"La Constitución posee un cuerpo y un espíritu ... una envoltura corpórea o ropaje formal técnico y normativo, a la
vez que un alma o espíritu que le insufla vida y aliento. El cuerpo puede ser modificado y hasta perfeccionado de
acuerdo con la ley eterna del progreso humano ... en cambio, el alma o espíritu de la Constitución es la substancia
espiritual y permanente tanto como las cosas humanas pueden serlo, integrado por el conjunto de ideas y de princi-
pios históricos, filosóficos, sociológicos, políticos, económicos, jurídicos, etc., que hacen a la esencia inmanente e
inmutable de la Nación..." (Linares Quintana, El espíritu de la Constitución, ps. 53 a 57).
f) Racionalización.
Es una opción entre el "bien-estar general" y el "mal-estar común", por el acoso del reglamentarismo y del buro-
cratismo. La eficacia de la administración hace a la seguridad jurídica. De lo contrario, aquélla se convierte en una
ruinosa "máquina de impedir" sólo fiel a lo que hemos bautizado como "el código del fracaso" que dice: "artículo 1º:
no se puede; artículo 2º: en caso de duda, abstenerse; artículo 3º: si es urgente, esperar; artículo 4º: siempre es más
prudente no hacer nada". Hoy es un "reto al rito" dar la batalla por la eficiencia del Estado.
La racionalización está presente en la Constitución en la consolidación de la administración pública no estatal, v.gr.
en la constitucionalización de los gremios (art. 14 bis); los partidos políticos (art. 38); las asociaciones de consumido-
res y usuarios (art. 42); la institucionalización de la planificación (art. 75, inc. 8, "programa general de gobierno" y
"plan de inversiones públicas"); el control de la calidad y eficiencia de los servicios públicos (art. 42, § 2º); el estable-
cimiento de procedimientos eficaces para la preservación y solución de conflictos, y los marcos regulatorios de los
servicios públicos de competencia nacional (art. 42, última parte).
La racionalización ya no a nivel constitucional, sino a nivel infraconstitucional, deberá alcanzar a la simplificación
del régimen jurídico de las empresas públicas, estableciendo la homogeneidad de los distintos tipos jurídicos y al ré-
gimen jurídico unitario de la contratación pública.
g) Igualdad real.
Es un propio de la seguridad jurídica y de la solidaridad social. La igualdad real es en cuanto a las oportunidades pa-
ra el acceso a cargos políticos tanto de varones como de mujeres (art. 37), en cuanto al desarrollo de provincias y
regiones (art. 75, inc. 19), en cuanto al trato y pleno goce y ejercicio de los derechos humanos, en particular respecto
de los niños, mujeres, ancianos y personas con discapacidad (art. 75, inc. 23).
h) Regulación.
Una recta administración de la economía requiere como mínimo discrecionalidades limitadas, emergencias transi-
torias, tributación equitativa (art. 75, inc. 2), recaudación, inversión y erogación públicas eficaces, justas y controla-
das (art. 75, inc. 8). Se hace imprescindible la aprobación de la ley de presupuesto, al tiempo en que se inicia el ejer-
cicio financiero.
El poder de regulación puede ser externo; es decir, reglamentar hacia afuera de los poderes (v.gr. arts. 75, inc. 32,
99, inc. 2, 100, inc. 2) o interno (v.gr. arts. 66, 113 y 114, inc. 6).
i) Prestación.
Es necesario que el Estado garantice a los ciudadanos la calidad, regularidad y continuidad de los servicios públicos
(art. 42). Hace a la seguridad jurídica y a la solidaridad social que el hombre cuente con la satisfacción de las necesi-
dades elementales. Sólo el Estado abastece y/o garantiza los servicios de electricidad, agua, gas, teléfono, como las
prestaciones de justicia, educación y asistencia. El ciudadano debe tener la seguridad de poder exigir servicios efi-
cientes. Junto a la eficiente prestación de servicios públicos, la protección social constituye una tarea irrenunciable
de un Estado que garantiza la seguridad jurídica.
Después de las privatizaciones le sigue correspondiendo al Estado el irrenunciable deber de tutelar el interés públi-
co. El Estado debe ejercer el poder regulatorio. No se puede caer en el "absolutismo" de la regulación, ni en el
"anarquismo" de la desregulación insensata. No hay "mercado sin Estado". El garante de la ecuación social es el Es-
tado. El entusiasmo privatizador no debe serlo en detrimento de la calidad de los servicios. Las insuficiencias jurídi-
cas crean en los usuarios una dolorosa situación de indefensión. Esta situación sólo puede superarse cuando se dicte
una normativa sobre los servicios públicos.
El concepto de servicio público es de amplia significación en la Constitución, cuando ella dispone que el presidente
de la Nación puede ausentarse del territorio nacional con permiso del Congreso; pero si éste se encuentra en receso
sólo podrá hacerlo sin licencia por razones justificadas de servicio público (art. 99, inc. 18).
En este sentido, el presidente de la Nación presta servicio público puesto que él es el jefe supremo de la Nación, el
jefe de gobierno y responsable político de la administración general del país (art. 99, inc. 1).
La prestación del Estado no sólo se extiende a los servicios públicos, sino también a los usos públicos; es decir, al
dominio público y privado de él.
j) Fiscalización.
Sin control no hay responsabilidad y sin responsabilidad no hay seguridad jurídica ni solidaridad social. La Constitu-
ción, como hemos visto, ha creado un sistema de fiscalización y responsabilidad integrada y eficiente (arts. 36, 6ª
parte, 42 in fine, 53, 75, inc. 8, 85, 86, 99, incs. 1, 3 y 4, 100, § 2º, 114, incs. 1 y 2, 115 y 120). La responsabilidad debe
alcanzar no sólo el actuar de los agentes del Estado, sino también al actuar de los agentes del mercado para lograr la
protección eficaz del ciudadano, pues no le alcanzan por insuficientes ni las pantallas declamatorias ni el juicio de la
historia. Es necesario dictar una legislación sobre responsabilidad pública que estructure la organización institucional
del control de las actividades públicas estatales y no estatales y las vías procesales para la más sencilla, pronta y efi-
caz protección del ciudadano.
Para que haya estabilidad con crecimiento económico y social se debe instalar una regulación jurídica para res-
guardar la "ética pública" compatible con la libertad del mercado y la autoridad del Estado. Las bases de la transpa-
rencia están dadas por los principios de publicidad, igualdad, competencia, eficiencia, razonabilidad, control y res-
ponsabilidad, que no pueden ser marginados de la acción de gobierno. Son ellos la medida de la transparencia en
materia de contrataciones, inversiones, exenciones e imposiciones. Todo y todos dentro de la ley, a través de la ley
sobre ética pública.
III. La renovación de la relación entre los protagonistas (del individuo y del Estado)
La renovación de la relación entre los protagonistas, es decir, el individuo y el Estado, se ha dado a través de dos
reformas: la del Estado y la de la Constitución.
Estas dos reformas han obedecido sobre todo a la necesidad de la libertad y al fracaso del estatismo y han dado
por resultado la relocalización del Estado, con nuevas misiones, y el desarrollo del individuo, con nuevos derechos.
De allí la renovación de la relación entre los protagonistas.
El individuo ya no es súbdito, sino ciudadano, habitante, administrado. La necesidad de diálogo entre el ciudadano
y el Estado obedece a la concepción constitucional de la posición del ciudadano y su relación con el Estado. Con las
dos reformas, la del Estado y la de la Constitución, hay más frecuentes relaciones jurídicas entre ambos protagonis-
tas. Sin duda, la relación jurídica ciudadano-Estado está predeterminada por ambas reformas y esas relaciones jurí-
dicas consisten en derechos y obligaciones recíprocamente articulados entre sí de los que participan en ellas.
6. ¿Estado o mercado?
Las políticas económicas de transformación, reconversión, transferencia, privatización, desmonopolización, desre-
gulación, descentralización han producido un crecimiento progresivo de la "libertad de mercado". La manifestación
más excelsa de la libertad económica se traduce en la iniciativa privada que, llevada o potenciada a su extremo, re-
niega de todo tipo de autoridad, de control, de fiscalización.
El mercado sin Estado no es posible; de todos modos le corresponde al derecho hacerlo posible; el Estado no pue-
de desentenderse de la subsidiariedad, de la solidaridad y de la defensa de la competencia. Pero es ostensible que
son pocos los que quieren la autoridad en el mercado, los límites a la libertad. Allí está la tarea de regulación y de la
"autoridad regulatoria" para equilibrar la balanza.
El ejercicio de la libertad económica sólo puede ser regulado por la ley. El principio de legalidad que consagra nues-
tra Constitución para el ejercicio de todos los derechos, es también aplicable a la libertad económica. Nadie está
obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no prohíbe. No hay más límites a los derechos que
los constitucionales o los establecidos por leyes reglamentarias, con tal de que no alteren su esencia. Por eso, está
vedada la delegación del poder de policía o potestad limitativa de los derechos que constitucionalmente se le ha
asignado como competencia exclusiva al Legislativo.
La Constitución, con un criterio pluralista y equilibrado entre autoridad y libertad, asegura la libertad económica
como consecuencia de la propiedad privada, a la vez que define la capacidad de intervención del Estado en la eco-
nomía dentro del marco de libertades para la actuación privada. Se trata de un reparto de poder entre individuo y
Estado. La iniciativa económica privada es libre. Trátase de un presupuesto esencial de la democracia económica. La
Administración debe, en su mérito, promover toda especie de industria y remover los obstáculos que entorpezcan la
libre iniciativa privada. A la vez, debe respetar el derecho de toda persona a elegir su profesión y ejercer la libertad
de industria y comercio, con las solas limitaciones que impongan las leyes.
Todo cercenamiento o condicionamiento al ejercicio de la libre empresa ha de venir impuesto directamente por ley
o en virtud de autorización expresa de una ley, que está siempre sujeta a los límites de razonabilidad que hagan
compatible el ejercicio del derecho individual con los requerimientos sociales.
En síntesis, el fundamento de la libertad económica se reduce al derecho o libertad de propiedad privada; su con-
tenido, como libertad de empresa, abarca la libertad profesional, industrial y comercial, tanto en el acceso al merca-
do como en la posibilidad incondicionada del ejercicio de actividad empresaria.
A su vez, en lo que al alcance se refiere, la libertad económica comprende la libertad de empresa como libre inicia-
tiva económica privada y como cogestión o participación en la gestión.
La relación de consumo (art. 42, CN) implica sustantivamente una relación de intereses económicos, más aún en la
economía de mercado, del juego de la oferta y la demanda, donde precios y tarifas constituyen la contraprestación
del consumidor, por la provisión que debe guardar siempre una relación básica de justicia contractual o reglamenta-
ria, pública o privada, con la ecuación de razonabilidad y proporcionalidad entre prestación y precio.
El interés del consumidor reside en obtener el bien o servicio de que se trate por un precio justo, razonable. La dis-
torsión de las leyes de mercado, por especulación, por acuerdos oligopólicos, por la existencia de monopolios, afecta
el interés económico del consumidor y motiva la tutela judicial en caso de arbitrariedad o discriminación (art. 43, §
2º, CN).
De igual modo, la existencia de contratos con cláusulas oscuras o ambiguas y sistemas de venta engañosos, atentan
contra el interés del consumidor y habilitan la protección constitucional de su derecho por las vías procesales adjeti-
vas. La Constitución jerarquiza esa tutela que ya la ley 24.240 había contemplado en situaciones de venta domicilia-
ria (arts. 32 a 35), operaciones de venta de crédito (art. 36), los términos abusivos e ineficaces (arts. 37 y 38), entre
otras.
Por otra parte, además de la intervención del Estado a través de los entes reguladores o de control, la ley 24.156
establece, al reglar las atribuciones de la ahora constitucionalizada Auditoría General de la Nación, la posibilidad que
ésta pueda efectuar auditorías en las empresas concesionarias prestadoras de servicios públicos, en tanto y en cuan-
to serán sus costos los que determinen las tarifas (art. 117).
El derecho de los consumidores y usuarios comprende, por su propia esencia jurídica, la libre elección; es decir, no
hay compraventa forzosa en el derecho de la libertad y en la economía de mercado.
Para poder hacer efectiva la máxima constitucional de la libre elección, es necesario que el Estado ejerza su control
en defensa de la competencia procurando, de ser posible, evitar los monopolios.
En primer lugar se podría caracterizar como monopolio a aquella situación que se verifica en el mercado cuando,
ya sea por la actuación preponderante de un operador del mismo, por decisión de la autoridad o por condiciona-
mientos materiales, la competencia se encuentra suprimida o acotada, de tal forma que determina condiciones rígi-
das en la oferta de bienes y servicios.
Así, la Constitución se refiere al control de los monopolios naturales y legales. Los primeros serán aquellos en los
que, por las condiciones en que debe hacerse la provisión de bienes y servicios, no resulta posible la concurrencia de
otros prestadores en competencia. Es la situación que habitualmente se presenta en la prestación de los servicios
públicos domiciliarios de saneamiento, gas y electricidad, en los que la complejidad técnica de las instalaciones no
permiten la concurrencia de más de un prestador en una misma área. Los monopolios legales, no presentándose los
inconvenientes técnicos anteriores, son establecidos por el Estado, generalmente con fundamento en consideracio-
nes de economía de escala.
Sostenemos, empero, que la ley debe diferenciar el alcance del control a efectuar en aquellos servicios otorgados
en situación de monopolio de los que se prestan en condiciones de competencia. En circunstancias competitivas ri-
gen los principios de libre contratación, libre ingreso de nuevos prestadores y servicios sustitutivos, y libre fijación de
precios y tarifas. En tales supuestos, la intervención del Estado sólo se limitará al ejercicio de la policía de seguridad y
salubridad, para preservación del medio ambiente y del usuario o consumidor, evitando violaciones a la libre compe-
tencia y haciendo cumplir las normas de lealtad comercial. En cambio, cuando la oferta del servicio es limitada o
monopólica es necesario ejercer un control que preserve los caracteres de la prestación, de la más alta calidad exigi-
ble, a precios justos y razonables.
Siguiendo las ideas directrices de la Encíclica Centesimus Annus, podemos señalar que: "Es un principio básico de la
democracia económica el derecho que tiene toda persona humana a definir, por su propia iniciativa, al ámbito del
ejercicio de la libertad. Así se puede salvaguardar una economía libre, que presupone una cierta igualdad entre las
partes. Pero la economía de empresa o de mercado no puede ser absoluta. Necesita ser controlada oportunamente
por las fuerzas sociales y por el Estado, para permitir al hombre participar en el desarrollo y tutelar la existencia de
bienes colectivos, que no son ni pueden ser considerados simples mercancías" (§ 13, 34, 35 y 40). En el legítimo ám-
bito de libertad de la actividad económica no debe, en principio, intervenir el Estado. No obstante, su obligación es
salvaguardar los principios de subsidiariedad y solidaridad. El deber de intervenir del Estado se justifica para crear
condiciones que aseguren oportunidades de trabajo, controlando los casos particulares de monopolio que obstaculi-
zan el desarrollo y procediendo en función de suplencia excepcional por razones de urgencia y bien común. Es in-
cuestionable el papel del trabajo humano disciplinado y creativo con iniciativa y espíritu emprendedor; pero el indi-
viduo no debe quedar sofocado ni por el Estado ni por el mercado, pues no es sólo un simple objeto de administra-
ción ni un consumidor. Es el ser que busca la verdad en libertad y se esfuerza por vivirla.
El proceso de reforma del Estado que se instauró en nuestro país a partir del dictado de la ley 23.696, dio como re-
sultado que el Estado se replanteara las funciones que debía cumplir en la satisfacción de los intereses públicos. Así,
la prestación de diversos servicios públicos fueron confiados, mediante concesiones o licencias, a prestadores parti-
culares. La tendencia se reprodujo en las provincias. Esta nueva situación planteó, pues, la necesidad de establecer
un ámbito dentro del cual referir las obligaciones de los sujetos implicados: Estadoconcedente, prestador-
concesionario y usuario, y armonizar sus intereses.
La Constitución se hace eco de esta realidad y articula el medio para legislar esta materia, que debe regir las fun-
ciones de control y regulación que en este nuevo esquema le toca cumplir al Estado (art. 42, § 3º). Al mencionar la
palabra legislación se puede inducir que en el futuro los marcos regulatorios deberán concretarse por ley, en sentido
formal; es decir, dictada por el Congreso.
Las privatizaciones lo fueron de las actividades, objetos, bienes o servicios en manos del Estado, pero no del dere-
cho aplicable, de la regulación, del control.
a) Privatización.
El art. 11 de la ley es medular para comprender esta implementación. Así, leemos: "Facúltase al Poder Ejecutivo
Nacional para proceder a la privatización total o parcial de servicios, prestaciones u obras cuya gestión actual se en-
cuentre a su cargo o a la liquidación de las empresas, sociedades, establecimientos o haciendas productivas, cuya
propiedad pertenezca total o parcialmente al Estado Nacional que hayan sido declaradas sujetas a privatización...".
A ese efecto se dispone transferir bienes, constituir, transformar, escindir, fusionar sociedades y reformar estatu-
tos; disolver entidades; renegociar contratos; conceder o acordar beneficios tributarios; autorizar suspensiones, qui-
tas, esperas, remisiones de créditos o asumir pasivos de las empresas.
Las privatizaciones pueden materializarse por la venta de activos y también por la venta de acciones.
b) Concesión.
La concesión por iniciativa estatal está contemplada también en el art. 11 de la ley cuando se refiere a:
"...concesión total o parcial de servicios, prestaciones u obras cuya gestión actual se encuentre ... a cargo del Esta-
do".
Entendemos por concesión el traspaso de los poderes propios del concedente (Administración) al concesionario
(particular). Por ejemplo, concesiones de servicio público, de obra pública. La Administración transmite un derecho o
el ejercicio del mismo. El servicio concedido no lo presta la Administración sino un particular concesionario. En la
obra pública su construcción y explotación no serán realizadas por la Administración sino por el concesionario.
Respecto de la concesión de obra pública, la norma agiliza el régimen ya establecido en la ley 17.520 de obra públi-
ca por peaje, y privatiza la concesión de la obra a través del sistema de iniciativa privada. Agiliza en cuanto implica
una mayor adecuación a las necesidades actuales del país. Privatiza en tanto existe una transferencia de responsabi-
lidades en lo que concierne a la ejecución, explotación y riesgo del contrato.
En suma, con la nueva legislación se mejora y aclara el sistema de concesión de obra pública. Otorga a las empresas
constructoras seguridad, base indispensable para los grandes emprendimientos. Por supuesto que no sólo se trata
de una seguridad normativa, es también política y económica.
Dentro del marco de la reforma del Estado, los particulares pueden, por iniciativa privada, solicitar la concesión de
una obra determinada declarada, por autoridad competente, de interés público.
El Estado, en este supuesto, puede optar por el llamado a licitación pública o por el concurso de proyectos integra-
les. En este caso competirán quienes tuvieron la iniciativa y quienes se presentaron como consecuencia del llamado
a concurso.
Si existe una oferta más conveniente que la presentada por quien tuvo la iniciativa, se los citará para mejorar las
propuestas. Pero si aún después de mejoradas las ofertas fueran de equivalente conveniencia, se preferirá la del que
tuvo la iniciativa.
c) Licencia y permiso.
El Poder Ejecutivo, a través de la autoridad de aplicación, podrá otorgar permisos y licencias para la explotación de
los servicios públicos.
Al igual que en las concesiones, los permisos y licencias que se otorguen, como consecuencia de un procedimiento
de privatización, deberán contemplar:
- Los servicios específicamente incluidos, discriminando aquéllos cuya explotación se conceda bajo régimen de ex-
clusividad, de los que se concedan en un régimen de competencia.
- El plazo por el cual se otorga se compatibilizará con una eficiente explotación del servicio, una adecuada amorti-
zación de las inversiones que se lleven a cabo y una razonable rentabilidad. Podrá convenirse su prórroga, así como
las modalidades para hacerla efectiva.
- El ámbito geográfico comprendido.
- Las obligaciones que, según el caso, se le impongan a la permisionaria o licenciataria, tanto las referidas al pago
de un canon, como a la calidad y extensión del servicio o a la modernización de los medios materiales y técnicos
afectados a la prestación del mismo.
- Los derechos comprendidos en el permiso o en la licencia, incluyendo las disposiciones que pudieran importar el
ejercicio por parte del permisionario, licenciatario de acciones o derechos contra terceros.
- El régimen tarifario, especificando los conceptos que la tarifa debe cubrir, incluyendo la rentabilidad adecuada a
la inversión realizada.
- El régimen sancionatorio aplicable.
- La información técnica y económico-financiera que el permisionario o licenciatario deberá suministrar o tener a
disposición de la autoridad de control del servicio.
Estas modalidades podrán emplearse atendiendo a las circunstancias de cada caso, pero teniendo en cuenta el
propósito de alcanzar una efectiva privatización en el menor plazo y en la mejor condición posibles.
d) Provincialización.
Se prevé la transferencia a jurisdicción provincial de redes de distribución de gas, rutas nacionales de interés pro-
vincial y además alienta el reordenamiento institucional empresario mediante empresas federativas.
e) Municipalización.
En el programa transformador encarado por el gobierno nacional, tienen participación los municipios. En este sen-
tido, en la reestructuración estatal empresaria, la ley dispone expresamente la creación de un ente tripartito en ma-
teria de servicios sanitarios, integrado por la Municipalidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el gobierno de
la Provincia de Buenos Aires y Obras Sanitarias de la Nación.
g) Cooperativización.
La ley 23.696 otorga preferencias para la adquisición de las empresas, sociedades, establecimientos o haciendas
productivas declaradas sujetas a privatización a:
- Los empleados del ente a privatizar, de cualquier jerarquía, con relación de dependencia, organizados o que se
organicen en cooperativas.
- Los usuarios titulares de servicios prestados por el ente a privatizar organizados o que se organicen en cooperati-
vas.
- Los productores de materias primas cuya industrialización o elaboración constituya la actividad del ente a privati-
zar, organizados en cooperativas.
h) Locación.
La locación puede ser con opción a compra o no.
En el primer caso se establece previamente el precio de venta, el que puede tener carácter provisorio, pues puede
ajustarse en más o en menos según resulte de las auditorías o inventarios.
i) Administración.
Este instrumento también puede ser con o sin opción a compra, por un plazo determinado, estableciéndose pre-
viamente el precio de su venta.
Conviene aclarar que la administración tendrá carácter oneroso. Podrá estar referida a la obtención de resultados
positivos en la gestión encomendada, conforme a criterios previstos en el contrato.
Mediante la administración se procura la co-gestión o la gestión por medio de la participación común de "lo priva-
do" y de "lo estatal".
La seguridad jurídica originaria, el derecho, para la reforma del Estado, se dio también con la ley de emergencia
económica 23.697. Ella ponía en ejercicio el poder de policía de emergencia del Estado (art. 1º); suspendía por un
plazo determinado, los subsidios y subvenciones (art. 2º), los regímenes de promoción industrial (art. 4º), los regí-
menes de promoción minera (art. 11) y el régimen del compre nacional (art. 23).
Prohibía, por el plazo de 180 días, efectuar contrataciones o designaciones de personal que importaran incremen-
tar el gasto en el ámbito del Poder Legislativo, del Poder Judicial y de la Administración pública centralizada y des-
centralizada.
La temporalidad de la emergencia, prevista para cada una de las medidas específicas dispuestas, podía ser prorro-
gada por el Poder Ejecutivo Nacional por una única vez y por igual período.
La oportunidad, la razón de mérito y conveniencia, que también integran la juridicidad, van justificadas ampliamen-
te por la estabilidad económica y el objetivo, las propuestas y proyecciones para la Argentina en crecimiento, pasan-
do en ese tránsito por el camino de la legalidad en materia de convertibilidad (ley 23.928), consolidación (ley
23.982), administración financiera y control de gestión (ley 24.156), presupuesto nacional (leyes 23.990, 24.061,
24.191).
La juridicidad también alcanza al cuándo de la transformación. Hubo consenso en que la privatización era la última
ratio, aquí y ahora, y antes que fuese demasiado tarde, para superar la hipertrofia empresarial del Estado, el déficit
fiscal y la ineficiencia de los servicios públicos.
Por su parte, el cómo o los procedimientos técnicos e instrumentos de la operación privatizadora respondieron a la
metodología ordenada por la ley a través de licitaciones públicas o concursos públicos nacionales o internacionales
sobre reglas de publicidad, igualdad, libre concurrencia y competencia. Tales licitaciones o concursos dan también
legitimidad en el origen a los contratos bilaterales de privatización.
Además, cabe recordar dos principios del derecho que complementan la seguridad jurídica en el origen de la priva-
tización: la presunción de legitimidad y la preclusión procesal. "In dubio pro legalidad", por una parte, como función
"iuris tantum", y el tiempo, sin cuestionamiento, como el que calla otorga con silencio positivo dieron también con-
senso y legitimidad. Ante la ausencia de impugnaciones administrativas y judiciales se potencia un plus de legitimi-
dad por cuanto es de interpretar que la inexistencia de impugnaciones, recursos, reclamos o juicios de interesados,
fiscales o terceros contra los actos de privatización dieron a éstos, también, mayor seguridad jurídica.
5.1. Recopilación.
El primer paso para cumplir con el objetivo de la ley es sin duda la recopilación de la legislación nacional general vi-
gente y su reglamentación.
Para ello, se clasificará y depurará la legislación. Clasificar implica poner orden, hacer un inventario de lo existente.
Ello, con un orden y un índice temático de todas las disposiciones vigentes y también de las presuntamente abroga-
das o que deban serlo.
Esta etapa de clasificación deberá hacerse en base a la distinción entre leyes de alcance general y leyes de alcance
particular, detectadas para casos singulares.
La creación de la ley debe estar orientada hacia un sistema y no dentro del orden casuístico. La premisa sigue sien-
do "pocas leyes, breves y claras y de fácil conocimiento". La ley, como agente transformador de la sociedad, debe
contener una formulación general y abstracta, no un hilar casuístico de leyes sueltas y por casos.
Para ordenar, será preciso a continuación atender el contenido de las instituciones y de las normas. Establecer las
condiciones en que surgieron, para que en la siguiente etapa de depuración compulsemos las modificaciones que
ofrece la realidad y en qué medida responden a ella, y si perdura o no en ellas su eficacia, su vigencia y su efecto vin-
culante.
La reunión debe ser luego selectiva, dándoles un orden externo. La selección llevará a excluir lo inconducente, lo
derogado expresa o tácitamente, lo contradictorio, y a señalar lo pendiente, lo por hacer, los vacíos de legalidad.
Nos encontramos, así, en condiciones de establecer las normas contradictorias, las derogadas implícita o expresa-
mente por cualquier medio y las que deberán serlo, por su falta de integración al sistema. La selección, en base a un
orden externo, dará como resultado la normativa apta para incluirse en el Digesto sin perjuicio de las tareas sucesi-
vas de unificación y ordenación.
5.2. Unificación.
Clasificadas las disposiciones en base al índice temático y con el propósito de evitar las reiteraciones que pueden
darse en un mismo texto legislativo, como en sucesivos textos regulatorios de una misma materia, se deberá proce-
der a la unificación. Mediante ella se refunde en un solo texto legal o reglamentario las normas análogas o similares
sobre una misma materia.
5.3. Ordenación.
Implica poner orden, colocar en el lugar que corresponde a las diversas disposiciones que reglan una misma mate-
ria.
En materias que han sido legisladas en forma fragmentaria o leyes que corresponden a diferentes épocas, es co-
mún observar las repeticiones, que al ser redactadas en forma distinta producen incertidumbre sobre si correspon-
den a lo mismo. Incluso surgen contradicciones entre un texto legal y otro que deben ser corregidas. Para subsanar
tales deficiencias se debe recurrir al texto único o texto ordenado.
La consolidación legislativa exige, también, la elaboración de textos ordenados respecto de materias varias veces
reguladas y/o modificadas parcialmente.
Esta tarea de ordenamiento que encierra el esfuerzo jurídico debe servir como instrumento idóneo para el conoci-
miento del derecho y su aplicación. Asimismo, cuando una reglamentación del Poder Ejecutivo ha invadido la esfera
de la ley y resulta útil mantener esa disposición, puede convalidarse a través de su incorporación al texto ordenado
por mandato del Poder Legislativo.
En síntesis, el texto ordenado permite reunir varias leyes en un solo cuerpo, respetando la totalidad de la materia,
la coordinación de las disposiciones y la terminología, en cuanto ello sea posible, sin alterar los conceptos sustancia-
les.
6. Códigos de la solidaridad.
Los siete códigos que a continuación proponemos, constituyen el punto de partida que cimenta la estructura jurídi-
ca del derecho público. Son las leyes fundamentales de la República en el ámbito del derecho público, dispuestas en
un plan metódico y sistemático. Suponen una renovación profunda del derecho público.
Así como lo son el Código Civil, el Código de Comercio, el Código de Minería para el derecho privado, estos siete
códigos de derecho público, si bien formalmente tienen entidad de ley, son cuerpos integrados e integradores de la
normativa jurídica. En ellos se encuentran las leyes generales de las que derivarán las secundarias, complementarias,
parciales y sectoriales, pero siempre enmarcadas en las pautas y principios de esta codificación. Ella se caracteriza
por su inmediatez constitucional, por contener las leyes reglamentarias de los poderes y derechos consagrados en la
Constitución.
Los siete códigos son el desagregado programático, operativo, de la misma Constitución.
Estas siete leyes fundamentales precisan un nuevo derecho público sustantivo en materia de: cometidos estatales
(nuevas misiones); prestaciones (servicios públicos); fiscalización (control y responsabilidad pública); administración
(regulación económica y actuación pública); bienes e infraestructura (patrimonio público); reparto constitucional de
competencias entre Provincia-Región-Municipio (federalismo argentino) y del hábitat cívico (derechos de la ciudad).
De estas siete leyes fundamentales se extraerán las reglas directrices de las múltiples materias del derecho público:
leyes de organización de la educación, de la salud, de la justicia, de la defensa, de la seguridad pública, de la adminis-
tración financiera, de las empresas públicas, de los procedimientos públicos, de la limitación a la propiedad, de los
impuestos y cargas públicas, de la regulación de servicios privatizados, de la preservación del ambiente, de la pro-
moción industrial, de las inversiones extranjeras, del régimen aduanero, de la transferencia de tecnología, entre
otras, que siempre se reconducen a los principios directrices de los siete códigos, a los puntos de partida de la legis-
lación hacedora del nuevo derecho público, explicativa de las transformaciones del derecho en su relación con la jus-
ticia distributiva.
a) En materia de participación.
El derecho afianza la participación política, a través del compromiso público, con la elección política "directa", el
ocaso de los colegios electorales y la incorporación de mecanismos participativos directos como la iniciativa popular
(ley 24.747), la consulta, el referéndum, el plebiscito, la acción popular y la reelección con la desregulación del voto.
La participación social se instrumenta a través de consejos económicos y sociales, programas de propiedad partici-
pada y ampliación social de la propiedad. La participación administrativa se materializa en la prestación indirecta de
los servicios públicos, el procedimiento administrativo, la simplificación procedimental, la unidad recursiva, la infor-
matización procesal, la concesión de obras y servicios públicos por iniciativa privada. El nuevo derecho en la materia
está contenido, en el ámbito local, en las Constituciones de las provincias argentinas dictadas entre 1986/1994, el
decr. 1883/91 reglamentario de la ley de procedimientos administrativos, la LRE y su decreto reglamentario
1105/89.
b) En materia de planificación.
El derecho consolida las reglas directrices de la planificación, de orientación para la iniciativa privada, que abarcan
los planes y programas para la Argentina en crecimiento (1993-1995); la planificación territorial, ambiental, urbanís-
tica y presupuestaria. La normativa reciente está contenida en las leyes de presupuesto (23.990; 24.061; 24.191;
24.307; 24.442; 24.447; 24.624; 24.764), LRE, y decretos planes; ley de reforma económica (23.697); ley de consoli-
dación de la deuda pública (23.982); ley de convertibilidad (23.928); ley de reorganización administrativa (24.629);
acuerdos, pactos y leyes federales o del federalismo respecto de la distribución de competencias entre Nación, pro-
vincias y municipios en materia de administración de justicia; recursos hídricos; asistencia social, asociaciones y fun-
daciones; comercio y consumo; transporte; cultura y lengua; husos horarios, investigación de fondo y forma; legisla-
ción penitenciaria; pesca, régimen local y vecinal: relaciones internacionales; relaciones laborales; sanidad; seguri-
dad pública, seguridad social; tráfico comercial; patrimonio histórico; reservas forestales.
c) En materia de descentralización.
El tránsito de la organización política centralista a la pluralista, con los modelos de regionalización, municipaliza-
ción, cooperativización, gestión mixta de la economía, administración pública no estatal y concesión, generaron el
vacío para un nuevo derecho público de la "descentralización", tanto nacional como local, porque en verdad se está
instalando un "federalismo solidario" sobre políticas centralistas de ejecución descentralizada.
d) En materia de desregulación.
La transformación económica impone una liberación de los formalismos del burocratismo atávico, en favor de una
"regulación" con base en los principios de la seguridad económica, la aplicación del principio de solidaridad o de los
sacrificios compartidos, la desmonopolización y las reglas del mercado responsable. En este marco se inscriben la
LRE (art. 10), los decretos de desregulación y desmonopolización económica 2284/91y 2488/91 y los procedimientos
administrativos simplificados o acelerados (decr. 1883/91), así como también la necesidad de dinamizar la transfor-
mación económica y la competitividad con la legislación sobre obligaciones negociables (leyes 23.576 y 23.962), em-
pleo y flexibilización salarial (ley 24.013), obras sociales (decrs. 9/93; 1141/96), riesgos del trabajo (ley 24.557), jubi-
lación privada (ley 24.241).
e) En materia de integración.
Se espera del derecho la producción de las herramientas que permitan una regionalización redistributiva de recur-
sos y cargas en un mercado común integrado en el orden internacional (Mercosur, ley 23.981), por la celebración de
tratados que transfieran a organizaciones supraestatales, de las que la Nación forme parte, competencias y jurisdic-
ción (art. 75, inc. 24, CN), y por la atribución de competencias de carácter económico-social, que la Nación y las pro-
vincias que las componen hagan a las regiones conformadas en el ámbito de la integración local (v.gr. regiones Nor-
te, Patagónica).
f) En materia de responsabilidad.
La responsabilidad pública es principio y presupuesto fundante de la organización política. Jamás podrá hablarse de
libertad, democracia, república, si no existe una clara determinación normativa de la responsabilidad pública, con
fijación precisa de los derechos y deberes de los que mandan y de los que obedecen.
Es que sólo desde la entraña misma de la responsabilidad pública y moral se puede construir el país, la nación y la
república, y salvaguardar al individuo, al pueblo, a la libertad y a la tradición, con miras a un fin, que es fruto de la
relación armónica entre derecho y deber: la justicia.
g) En materia de protección.
"Tener el derecho y carecer del recurso o acción para defenderlo es no tener nada". El deber ser no deviene jamás
en conducta jurídica, si no se asegura su cumplimiento.
Tratándose de regímenes democráticos es necesario que los ciudadanos conozcan los medios de protección de los
derechos de que dispone y cuáles son sus alcances y limitaciones. No basta la consagración constitucional de los de-
rechos y libertades públicas para que su ejercicio esté garantizado. Resulta indispensable la previsión, en el ordena-
miento jurídico, de medios para hacer efectivo el ejercicio de los derechos.
h) En materia de fiscalización.
El derecho debe dar respuesta a una regulación orgánica o "sistema de control", con las instituciones propias de las
Auditorías, Defensorías Populares, Sindicaturas, Ministerios Públicos, leyes procesales administrativas, juicios de
responsabilidad, residencia y gestión.
i) En materia de prestación.
El derecho debe responder sobre la técnica jurídica adecuada para la prestación más eficaz con el menor costo de
los servicios públicos. La legislación debe proveer todo lo conducente a la protección de los usuarios y consumidores.
j) En materia de publicidad.
Son múltiples las deudas del derecho para mejorar la información y el conocimiento cabal de la acción de gobierno
y administración de la cosa pública.
e) En materia de control.
El principio de legalidad opera en el quehacer de la Administración Pública, imponiendo una determinada modali-
dad de obrar ajustada a reglas jurídicas y políticas, de legitimidad o juridicidad estricta y de oportunidad o conve-
niencia. Legalidad es sinónimo de legitimidad. Esto es, conformidad con el derecho al que se encuentra sometida la
Administración. La legalidad, conformadora y limitadora de la actuación pública, asegura a los administrados la dis-
posición de la variedad de remedios sustantivos y vías formales para efectivizar la fiscalización y el control de la Ad-
ministración Pública. La Constitución y las leyes definen las atribuciones del poder público y a ellas debe sujetarse su
ejercicio.
La actividad pública está regulada jurídicamente, y en su quehacer rigen ciertos principios jurídicos de merituación
política sustantiva, como el principio de legalidad, de raíz constitucional, que rige la actuación de todo el Estado en el
derecho. Este asegura al individuo, imponiéndole al Estado, el respeto a la normatividad y prelación jurídica, igual-
dad y razonabilidad jurídica, control y responsabilidad jurídica, consecuencias todas del Estado de derecho como
modelo adoptado para la organización pública.
g) En materia de protección.
Según sea la intensidad de la situación jurídica subjetiva del administrado, será la medida de la protección que el
ordenamiento positivo le depare.
Quien tiene derecho subjetivo puede reclamar su reconocimiento tanto ante la propia Administración como ante la
jurisdicción peticionando, además de la extinción del acto lesivo, el restablecimiento del derecho vulnerado, desco-
nocido o incumplido y el resarcimiento de los perjuicios sufridos. Estas innovaciones jurídicas de iuspublicismo debe-
rán reglarse en una moderna legislación procesal de las garantías jurídicas del administrado.
7.3. Administración constitucionalizada.
En el marco de la realidad podemos afirmar que el derecho administrativo, el brazo jurídico vinculante entre auto-
ridad y libertad, tiene aún tareas pendientes de actualización e innovación jurídicas.
Es en el campo del derecho administrativo donde se realiza principalmente la categorización jurídica de lo político,
siguiendo los parámetros del ordenamiento constitucional. Hay una solución de continuidad entre el derecho admi-
nistrativo y la Constitución, y los eslabones de esa cadena se dan a través de la Administración Pública.
Por ello, el derecho administrativo tiene en la Constitución los títulos de sus capítulos y la axiología constitucional
impera en el orden administrativo, sin que pueda conferírsele a éste sólo un contenido formalista, ajeno a los fines, y
en virtud de un criterio tecnológico que postula la neutralidad del sistema administrativo, so pretexto de una deter-
minada pureza metodológica.
Como ya lo dijéramos, y se analizará en profundidad más adelante, el derecho administrativo regula un sector de la
actividad estatal y también la de los entes no estatales que actúan ejerciendo una función administrativa, ya sea por
autorización o delegación estatal. Así, se ubica al derecho administrativo dentro del derecho público, proyectando
en el plano existencial los principios axiológicos del derecho político y los principios normativos primarios del dere-
cho constitucional.
El derecho administrativo se enraiza en el derecho constitucional, y a partir de allí surge el ordenamiento jurídico
administrativo argentino, cuya pirámide normativa garantiza que el obrar de la Administración Pública se sujetará al
principio de legalidad democrática para el Estado social de derecho. La crisis de la noción de Estado en el siglo XX,
con sus múltiples desbordes, por "excesiva intervención" o por "desmedida abstención", de la que dan prueba la his-
toria y la civilización o barbarie de nuestro siglo, actualizó la necesidad de su reforma, la potenciación de su fuerza
transformadora con la señalización de los cometidos concretos a los que deberá afectar su energía, precisamente en
la propia Constitución como pacto de límites o tratado de paz entre el Estado y el mercado.
Esta compatibilización entre Constitución y Administración exige admitir la existencia de nuevas fuentes en el de-
recho administrativo o por lo menos reconocer la renovación de las mismas. Hablamos de los tratados y decretos,
puesto que hay tratados que son más que otros tratados, como los de integración. Además, existen decretos que son
más que otros decretos, como los de necesidad y urgencia, que como está previsto en la Constitución, deben ser li-
mitados en el tiempo y en el contenido, excluyéndoselos expresamente en materia penal, tributaria y electoral.
V. El Estado hoy
Los cambios trascendentales de la última década operaron, en la República Argentina, una transformación del Es-
tado y del derecho. La reestructuración y reforma llevadas a cabo en nuestro Estado han ahondado en su propia
esencia, surgiendo así un nuevo Estado, relocalizado, renovado. Como consecuencia de ello los juristas pusieron en
funcionamiento las "ideas" que cristalizaron el cambio, para conducir directrizmente a la sociedad y al propio Estado,
dando lugar a un nuevo derecho. La transformación del derecho condujo necesariamente a una nueva Constitución
Nacional, y ésta fija los alcances de la relocalización del Estado.
El Estado no es sólo el derecho, pero el nuevo Estado se identifica con un derecho que se reconstruye sobre los va-
lores que le sirven de soporte, fijándolo, consolidándolo y garantizándolo.
El Estado hoy, fruto de las transformaciones y necesariamente circunstanciado, gira sobre el eje de tres propios
que lo sustentan e identifican: participación, integración y solidaridad.
Participación en tanto protagonismo del hombre y del ciudadano en la gestión de la cosa pública, en sus distintos
niveles institucionales, no sólo políticos o electoralistas, sino también administrativos, económicos y sociales, en to-
da su extensión, efectiva, comprometida y responsable. La integración, hacia adentro y hacia afuera. La solidaridad
entendida como valor fundante, y la participación y la integración comprendidas como valores instrumentales.
Estos tres principios rectores son válidos y rigen tanto para la autoridad como para la libertad, tanto para la organi-
zación como para los individuos.
1. Participación.
La participación entraña que ambos sujetos de la relación, Estado y ciudadanos actúen en un marco de autoridad y
libertad mínimas, responsables y eficaces. Ya lo dijimos con anterioridad, hay una natural distancia entre el individuo
y el Estado, y la misma debe ser respetada. Pero distancia no supone distanciamiento ni clausura de las relaciones.
Supone, en cambio, establecer la posibilidad de entablar un diálogo y de generar el hábito del diálogo.
Los poderes pueden y deben ser interrogados, discutidos y participados de muy variadas formas. Es necesaria una
comunicación activa y responsable del ciudadano en los diversos niveles que el sistema social provee para tal fin. Y
es la Constitución Nacional la que instala una comunicación dinámica entre el hombre y el Estado, incorporando
nuevas y efectivas herramientas que movilizan el sistema democrático hacia la participación.
Los artículos constitucionales que regulan operativamente la participación nos vienen dados desde el constitucio-
nalismo fundacional, a través de cuya regulación vemos que los ciudadanos como habitantes titularizan los derechos
civiles y humanos universalmente compartidos: arts. 8° (ciudadanos de provincias); 14 (derechos humanos tradicio-
nales); 14 bis (derechos sociales); 20 (derechos reconocidos a los extranjeros); 21 (de defensa de la patria); 22 (re-
presentatividad); 25 (inmigrantes); 29 (nulidad de facultades extraordinarias); 33 (derechos y garantías no enumera-
dos); 45 (representantes en la Cámara de Diputados). Pero no podemos ignorar que la participación democrática ad-
quiere nuevo impulso y se ve ampliada en la reforma constitucional, a través de las diferentes formas de participa-
ción: política: arts. 36 (defensa de la democracia); 37 (derechos políticos); 38 (partidos políticos); 39 (iniciativa popu-
lar); 40 (consulta popular); 123 (Constituciones provinciales); social: arts. 41 (medio ambiente); 42 (consumidores y
usuarios); 43 (amparo, hábeas data y hábeas corpus); 54 (elección directa de los senadores); 75, incs. 17 (comunida-
des indígenas), 19 (nuevo progreso), 24 (tratados de integración) ; 94 (elección directa de presidente y vicepresiden-
te); 114 (Consejo de la Magistratura); 129 (régimen de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires); institucional: 86 (De-
fensor del Pueblo).
2. Integración.
El Estado moderno se enfrenta a realidades que de hecho le imponen resignar una porción del poder político que
ejerce soberanamente, con justificación en que al hacerlo obtiene un bien concurrente a la realización del interés
común. En este sentido, la consecución de mejores niveles de vida para sus habitantes, en el marco del desarrollo
económico, o de condiciones que aseguren la paz internacional se erigen en suficientes motivos para que un Estado
consienta en delegar parte de su soberanía.
La situación que describe estas condiciones es la "integración" de Estados en comunidades, cuya proyección se per-
fila, desde lo económico hacia lo político.
Y paralelamente a la integración comunitaria que se produce con otros países en un contexto de relacionamiento,
se plantea en nuestro Estado la necesidad de concebir a la región como la herramienta operativa para el desarrollo
de ciertas zonas, en una suerte de descentralización funcional que otorgue respuestas con un mayor grado de inme-
diatez a los problemas y estrategias que cada región requiera.
La Constitución apunta hoy a una integración real en los ámbitos político, social, geoeconómico y cultural, propo-
niendo respuestas y soluciones para lograr el integracionismo a nivel interno y a nivel externo.
La integración interior puede darse por iniciativa de la Nación (art. 75, inc. 19, del "nuevo progreso), o de las pro-
vincias (art. 124, de creación de regiones).
El integracionismo hacia afuera se prevé tanto con Estados latinoamericanos como con otros Estados (art. 75, inc.
24, de tratados de integración).
3. Solidaridad.
La solidaridad no es un abstracto, es el socorro oportuno y tangible; es la empresa común de trabajo y capital; es la
asistencia fraterna, personal e institucional; es la acción de dar y hacer para el todo y sus partes; es un camino de
caridad en las circunstancias ordinarias de la vida; es la responsabilidad del nuevo humanismo; es previsión y es futu-
ro; es parte del desarrollo integral; es la ruta del progreso; es la vía para construir una civilización humanitaria desde
la "nueva igualdad". Es la solidaridad el verdadero camino hacia la paz y el desarrollo, nueva designación en el tiem-
po de hoy para la igualdad del originario art. 16 de la Constitución.
Este valor fundante se expresa en diversos artículos del texto constitucional. Lo vemos así en los arts. 37 (igualdad
real de oportunidades); 42 (condiciones de trato equitativo y digno); 43 (acción de amparo contra cualquier forma
de discriminación); 75, incs. 2 ("distribución equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de
desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades") y 8 (por reenvío al párrafo 3º del inc. 2 del art. 75), 19
(promoción de políticas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones), 22 (jerar-
quía constitucional para los tratados de derechos humanos) y 23 (protecciones especiales).
CAPÍTULO II – INDIVIDUO Y ESTADO
I. Las realidades "social", "política" y "administrativa"
El orden existencial presenta una doble realidad: la realidad física, el orden dado de carácter forzoso, causal, de-
terminado, comprensivo del mundo de la naturaleza, y la realidad social, es decir, el obrar humano, moral y libre,
que constituye el mundo de la cultura. Es por eso que la realidad se nos da por un lado y la transformamos por el
otro.
Esa realidad, "hecha" por el hombre, se designa con el nombre de sociedad. La sociedad es algo más que un con-
junto relacional de individuos, es una misión de hombres para su "hacer común".
La existencia social presupone la existencia individual. La sociedad se conforma a través de una pluralidad de hom-
bres inteligentes y libres, unidos en torno a la consecución del bien común. La sociedad es el todo integrado por las
partes: los hombres, que acusan una cierta insuficiencia individual que se supera al integrarse en el todo social. La
pluralidad es el complemento de esa individualidad.
La relación hombre-sociedad se conjuga a través del orden. Se entiende por orden la particular disposición de las
partes para alcanzar una determinada finalidad asociativa, que persigue un fin natural perfectivo. La unitas ordinis es
la que explica cómo de múltiples individualidades se logra una realidad total, una unidad de organización o de aso-
ciación. Traduce, así, la vocación societaria del individuo en la persecución de su propio bien y el de toda la comuni-
dad.
La realidad social como producto del obrar humano es una unidad de acción, un obrar en común para el bien. La
realidad social supone un orden y persigue un fin.
No hay más realidad sustancial que la de los individuos. Sociedad, Estado, comunidad y otras formas asociativas
son realidades accidentales, motivadas por los individuos, en cumplimiento de una voluntad común. La realidad sus-
tancial está en las partes, en los individuos. La realidad social no tiene un ser independiente de sus integrantes. No
es un ente con existencia distinta de la de los hombres que la constituyen. Es más, en su constitución predomina la
intencionalidad o relación inmaterial de los hombres con miras al orden comunitario. Consecuentemente, la socie-
dad aunque unidad real es un ser accidental, que no posee sustancia, dado que su existencia le viene por inherencia
mediante una conjunción compositiva de individualidades.
La realidad política afecta sólo un sector de lo social. La realidad administrativa se apoya sobre un sector de lo polí-
tico. Conforma una estructura organizacional (Administración Pública), que se articula relacionalmente con los indi-
viduos (administrados) en ejercicio de una función (la administrativa), y cuya regulación jurídica constituye el objeto
específico del derecho administrativo.
La relación social individuo-sociedad, se traduce en el plano político en la relación política, ciudadano-Estado. La bi-
lateralidad social se adjetiva de política, generando derechos y deberes a las partes de la relación. La corresponden-
cia entre gobernantes y gobernados, autoridad y libertad, mando y obediencia, refleja la sustancia de una realidad
política integrada por los contenidos subjetivos de la acción política. Esta es ejecutada por la autoridad pública con
imperatividad para los ciudadanos, de conformidad con los contenidos objetivos del orden jurídico.
El Estado de estos tiempos, equivalente a lo que los griegos llamaban polis, los romanos res publica o civitas, los
germanos reich o empire, representa la especie moderna del género de la organización política.
El Estado refleja una de las formas de la realidad pública o política dentro del contexto de la realidad social. Inserta
en esa realidad política se ubica la realidad administrativa, compuesta por un sistema integrado de funciones y pres-
taciones públicas con miras al bien común.
Las realidades social, política y administrativa traducen etapas progresivas de lo general a lo especial. Precisamen-
te, la realidad administrativa se constituye en el nervio motor de las anteriores, manifestándose a través de una
forma organizacional: la Administración Pública. Las instituciones de la realidad administrativa se apoyan en la reali-
dad política.
El Estado es una especie del género sociedad. El individuo participa simultáneamente de muchas sociedades (polí-
ticas y civiles, generales y particulares, obligadas y espontáneas), pero de ellas, la sociedad política, traducida como
realidad estatal con un modelo de organización administrativa y pública permanente, le impone su intervención por
razones de naturaleza en busca de una ordenación unitaria que asegure el bien del todo y de cada una de sus partes.
Justamente por ello, es el Estado la sociedad perfecta o soberana. Es la perfecta organización jurídico-política de la
comunidad que procura el bien común. La expresión clásica "sociedad perfecta" tiene su equivalente en la expresión
moderna "sociedad soberana". La autarkeia, o autosuficiencia de ayer, como medio para proveer y proporcionar to-
do lo necesario para el bien del hombre, en vías de alcanzar su fin natural, tiene su continuidad moderna en la idea
de soberanía, atributo esencial del Estado, que le confiere poderes perpetuos y absolutos para ese preciso fin.
II. La libertad
La suprema ecuación constitucional está dada por la relación equitativa al servicio del bien común y los deberes;
por los derechos subjetivos y las competencias públicas; por las garantías y las prerrogativas. Por ello la Constitución,
en la medida en que reconoce derechos (primera parte, de la libertad de los derechos y garantías), también tutela la
autoridad, el sistema y el orden constitucional (v.gr. art. 36); y a la inversa, en la misma proporción que otorga com-
petencias o atribuciones a los poderes (segunda parte, de la autoridad, de la organización del poder), también reco-
noce derechos y libertades humanas (v.gr. art. 75, inc. 22).
Detrás del principio político-organizacional de la comunidad política, late la preeminencia de la libertad del juego
relacional con la autoridad.
Desde la realidad se ha merituado con prudencia que la mejor manera de defender la libertad es que exista autori-
dad y que el derecho sea límite del poder.
La Constitución ofrece hoy un claro equilibrio de las atribuciones que otorga. Por una parte, da atribuciones al Es-
tado (competencias), y por otra, reconoce derechos inalterables a las personas. Ni unas ni otros pueden tener su-
premacía; ambos deben armonizarse dentro del marco del orden jurídico constitucional.
III. La autoridad
Ya hemos manifestado que el titular del derecho es un hombre libre, pero que su libertad tiene límites. Negar los
límites a la libertad es volverse absolutamente esclavo. Por su parte, la autoridad sin límites es muerte de la libertad
y la libertad sin límites es muerte de la autoridad y de la propia libertad.
La Constitución instala una proporcionada ecuación entre la libertad y la autoridad. A la libertad la nutre de nuevos
derechos, nuevos valores, sobresaliendo fundamentalmente la solidaridad. Para resguardar la libertad ha estableci-
do un nuevo orden jerárquico a través de la incorporación de los tratados sobre derechos humanos, a los que da je-
rarquía constitucional. Resguarda la libertad con nuevos mecanismos de control provenientes de la misma libertad,
como por ejemplo las organizaciones de usuarios y consumidores, o provenientes de la autoridad, como es el caso
del Defensor del Pueblo.
A su vez a la autoridad, al poder, le ha dado nuevas reglas de organización a través de una enriquecida relación en-
tre Nación, provincias y municipios. Y ha otorgado a estos últimos libertad que podríamos denominar como institu-
cional proclamando la autonomía municipal. También la Constitución ha dado a la autoridad nuevas y mejores reglas
de eficiencia técnica con nuevos órganos de control como la Auditoría General de la Nación y el Defensor del Pueblo;
las tareas del Consejo de la Magistratura para la selección de los jueces; un órgano colaborador del Ejecutivo como
lo es el jefe de gabinete; la extensión de las sesiones del Congreso de la Nación, para citar sólo algunas de las normas
constitucionales que ponen en movimiento la nueva relación entre libertad y autoridad.
En el marco de la autoridad y ya no de la libertad, en el marco de la organización de los poderes o de las autorida-
des de la Nación, la Constitución (arts. 44 a 129) trae una nueva articulación de la división de poderes. Mantiene in-
tangible la tríada estructural del poder: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, e incorpora novedosamente órganos que
viabilizan la eficiencia de la autoridad. Puede decirse entonces que la Constitución en cuanto a la forma de composi-
ción de los poderes, presenta una organización estructural y una organización asistencial.
En la organización estructural se ubican en sentido horizontal los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y en sen-
tido vertical la Nación, las provincias y los municipios, restableciendo un equilibrio federal con un notorio acento
provincia lista y municipalista en el reparto del poder. En cuanto a la organización asistencial, se halla conformada
por la incorporación de órganos de protección y control de vinculación institucional directa con el Poder Legislativo,
como lo son la Auditoría General de la Nación (art. 85) y el Defensor del Pueblo (art. 86). Dentro de esta misma or-
ganización pero en relación con el Poder Ejecutivo, se encuentra el jefe de gabinete como órgano de colaboración
directa (art. 100).
La estructura del Poder Judicial se ajusta en base a tres órganos con funciones específicas: la jurisdicción, en cabeza
de la Corte Suprema de Justicia (art. 108); la administración del poder, en cabeza del Consejo de la Magistratura (art.
114), y la actuación de la justicia, en cabeza del Ministerio Público (art. 120).
Las formas de organización de los poderes no sólo se ubican en la segunda parte del texto constitucional, sino que
aparecen también en la primera. Revisten así el carácter de órganos asistenciales los partidos políticos como institu-
ciones fundamentales para el sistema democrático (art. 38) y las asociaciones de consumidores y usuarios (art. 42).
1. Un nuevo administrado.
El escenario de hoy nos muestra un hombre reconocido en todas las dimensiones de su misma esencia, por la am-
plia contención que hace el ordenamiento jurídico de sus derechos fundamentales, el que también provee los me-
dios concretos para su eficaz actuación. Parafraseando a Ortega y Gasset, se reconoce al hombre y sus circunstan-
cias.
Así, a partir de la consagración constitucional de los tratados y declaraciones sobre derechos humanos en el art. 75,
inc. 22, ese reconocimiento ya existente a nivel legal, se coloca en el máximo peldaño normativo. Derechos "nue-
vos", si así cabe calificarlos, se explicitan, tales como a la igualdad de oportunidades y a la cultura (art. 75, inc.19), o
al medio ambiente (art. 42) no se los quiere "supuestos". De igual modo, con los recursos procesales del hábeas cor-
pus, amparo y el moderno hábeas data (art. 43), se asegura desde la misma Constitución su más elemental defensa.
Un nuevo ciudadano, que tiene a su disposición las vías idóneas para concretar una amplia participación política.
Desde la autogarantía misma del orden institucional, incluyendo el derecho de resistencia del art. 36 de la Constitu-
ción, la garantía expresa del pleno ejercicio de los derechos políticos del art. 37 de la Constitución y del reconoci-
miento de los partidos políticos como "instituciones fundamentales del sistema democrático", y por lo tanto elemen-
to vital para la participación política, las nuevas formas de democracia semidirecta que encarnan la iniciativa popular
(art. 39) y la consulta popular (art. 40) que suman caminos de participación activa en las decisiones de la autoridad.
Un nuevo individuo, que es considerado en las diversas situaciones en que puede estar ubicado, como consumidor,
usuario (art. 42) o titular, a título individual, de un interés compartido con el resto de la sociedad al medio ambiente
sano (art. 41), o como perteneciente a un "pueblo indígena argentino" (art. 75, inc. 17), o a un determinado sector
de la población , tales como "los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad" (art. 75, inc. 23).
II. La propuesta
Es la decisión por la que un órgano indica o sugiere a otro que emita un acto determinado; por ejemplo, a veces en
la designación de personal un órgano propone y otro designa.
La propuesta condiciona la voluntad del órgano encargado de la decisión, porque éste no puede, en principio, in-
troducirle modificaciones, aunque sí rechazar la propuesta, obligando al órgano inferior a hacer una nueva proposi-
ción.
La propuesta puede surgir dentro de órganos de igual jerarquía institucional. Así, la Constitución señala en el art.
99, inc. 4, respecto del nombramiento de los jueces de los tribunales inferiores que el mismo se hará en base a una
propuesta vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, lo que es compatible con el art. 114, incs. 1 y 2 de la
Constitución. Que la propuesta de la terna sea vinculante significa que el presidente de la Nación sólo podrá elegir
entre esos candidatos. Es decir, que se trata de un acto preparatorio de la voluntad del Poder Ejecutivo que la condi-
ciona y el presidente no puede eludir la propuesta.
Además, la propuesta puede surgir de un órgano de inferior jerarquía a otro de superior jerarquía. Se la define co-
mo la actividad de impulsión por parte de unos órganos respecto de la actividad de otros.
Un régimen jurídico análogo se prevé en el derecho positivo para la iniciativa de los actos administrativos de alcan-
ce general y los proyectos de leyes.
III. El dictamen
El dictamen, como vimos, es un simple acto de la Administración y es la forma jurídica más común de manifesta-
ción de la actividad consultiva.
2. Concepto.
Los dictámenes son actos jurídicos de la Administración emitidos por órganos competentes que contienen opinio-
nes e informes técnicojurídicos preparatorios de la voluntad administrativa. Veamos analíticamente la definición.
2.1. Actos jurídicos de la Administración.
El dictamen es un acto jurídico unilateral de la Administración, con efectos mediatos, indirectos, reflejos. Como ac-
to jurídico de la Administración, el dictamen no obliga, en principio, al órgano ejecutivo, ni extingue o modifica una
relación de derecho con efecto respecto de terceros, sino que se trata de una declaración interna, de juicio u opi-
nión, que forma parte del procedimiento administrativo en marcha.
2.4. Técnico-jurídicos.
El asesoramiento objeto de la consulta generalmente comprende aspectos jurídicos, aunque el dictamen podrá
también versar sobre otros aspectos. Puede referirse a una comprobación técnica, sobre bases fácticas; por ejemplo,
el dictamen de una junta médica.
En síntesis, el dictamen puede versar sobre aspectos jurídicos, técnicojurídicos o meramente técnicos. En este or-
den, los pronunciamientos de la Procuración del Tesoro son sólo de orden técnico-jurídico, sin examinar aspectos
que refieran a la oportunidad, mérito o conveniencia, o a la equidad o inequidad del acto sujeto a su consulta.
Resulta improcedente entonces que juzgue las razones de oportunidad, mérito y conveniencia que llevaron a la au-
toridad de aplicación a emitir el acto impugnado, pues ello implicaría tanto como sustituirla en su cometido específi-
co, lo cual es obviamente inadmisible en tanto no exista un claro apartamiento de la ley o arbitrariedad que lo auto-
rice (cfr. Dictámenes 136:338; 165:200 y 203; 169:463) citados en PTN, Dictamen 108/96, del 8/7/96, expte.
127.429-0/92. En igual sentido, PTN, Dictamen 14/97, 30/1/97, expte. 001-004293/96.
3. Principios jurídicos.
Veamos algunos principios jurídicos propios del dictamen.
4. Forma y contenido.
Los informes, dictámenes o pareceres de los órganos consultivos pueden ser escritos o verbales, aunque por la ín-
dole de los intereses en cuestión se prefiere que sean escritos, como forma normal de exteriorización.
El dictamen debe cumplir ciertos recaudos formales, algunos de los cuales son generales y comunes a toda la acti-
vidad administrativa, mientras que otros son propios del quehacer consultivo.
Las normas reglamentarias del procedimiento administrativo enuncian los requisitos de forma a que deben suje-
tarse los dictámenes, exigiendo la mención de lugar, fecha, resumen de la cuestión objeto de la consulta, opinión
fundada y conclusiones.
Puede citarse la LPA de Santiago del Estero, que en su art. 71 dispone: "Los informes serán evacuados tendiendo
siempre a facilitar la labor de quienes deban pronunciarse con posterioridad y observarán los siguientes requisitos:
a) lugar y fecha; b) extracto del asunto; c) opinión fundada, con la cita de la ley, decreto o disposición reglamentaria
en su caso, y relación prolija de todos los antecedentes que sirvan como elemento de juicio para resolver en definiti-
va, y d) conclusiones que se concretarán".
5. Publicidad y alcance.
Los dictámenes, pericias e informes que sirvan o no de elemento de juicio para la decisión final adoptada, son pú-
blicos para las partes y terceros con interés jurídico en el procedimiento, razón por la cual no pueden ser, en princi-
pio, declarados reservados.
El art. 2º, inc. c, de la LNPA y el art. 38 de la norma reglamentaria establecen el principio de publicidad de los in-
formes y dictámenes, y las reglas de competencia y procedimiento para su declaración como "reservados o secre-
tos".
La circunstancia de que el informe o dictamen tenga orientación distinta de lo resuelto, no es motivo para sustraer-
lo del conocimiento del interesado, so pretexto de que sus argumentos podrían darle base para un pedido de revi-
sión o de reconsideración posterior.
La posibilidad de reservar dictámenes queda limitada al caso de juicios ordinarios contra el Estado o de recursos de
plena jurisdicción, cuando la Administración y el administrado asumen el carácter de partes; no así en el contencioso
objetivo o de anulación, en que la Administración no tiene carácter de parte, por lo cual no existe razón justificada
para declarar reservados los dictámenes administrativos que se refieren a dicho proceso.
Podrán declararse reservados o secretos los informes y dictámenes, previo asesoramiento del servicio jurídico co-
rrespondiente, mediante decisión fundada del respectivo subsecretario del Ministerio o del titular del ente descen-
tralizado de que se trate. Esta disposición reglamentaria emerge de la autorización legislativa concedida al Poder
Ejecutivo para determinar las circunstancias y órganos que califiquen como reservados o secretos, las actuaciones,
diligencias, informes o dictámenes (art. 2º, inc. c, LNPA).
Por el alcance de la consulta, los dictámenes pueden ser: generales, singulares y especiales.
Son generales cuando los pareceres son dados sobre cualquier materia y a cualquier órgano administrativo, atento
el carácter extradepartamental del órgano consultivo. Son singulares si se dan sobre un orden de materias determi-
nadas y de modo indistinto a la Administración, y son especiales en el caso de que comprendan materias particulares
y con relación al órgano activo al que el órgano consultivo está vinculado.
6. Plazos.
"El plazo máximo para evacuar los informes técnicos y dictámenes será de veinte días, pudiendo ampliarse, si exis-
tieren motivos atendibles y a pedido de quien deba producirlos, por el tiempo razonable que fuere necesario. Los
informes administrativos no técnicos deberán evacuarse en el plazo máximo de diez días" (art. 48, RLNPA).
"Cuando no se hubiere establecido un plazo especial para la realización de trámites, notificaciones y citaciones,
cumplimiento de intimaciones y emplazamientos y contestación de traslados, vistas e informes, aquél será de diez
días" (art. 1º, inc. e, 4, LNPA).
"El que fuere parte en un expediente administrativo, podrá solicitar judicialmente se libre orden de pronto despa-
cho. Dicha orden será procedente cuando la autoridad administrativa hubiere dejado vencer los plazos fijados y, en
caso de no existir éstos, si hubiere transcurrido un plazo que excediere de lo razonable sin emitir el dictamen o la
resolución de mero trámite o de fondo que requiera el interesado" (art. 28, LNPA).
7. Caracteres jurídicos.
El dictamen, simple acto de la Administración, se caracteriza por ser:
7.1. Indelegable.
Respondiendo al principio de que la competencia del órgano consultivo es improrrogable, no se admite, en princi-
pio, que se delegue en otro órgano la atribución de emitir dictámenes. Las excepciones deben ser previstas expre-
samente por ley.
7.2. Preparatorio.
El dictamen es anterior y previo a la emisión de la voluntad administrativa, debiendo facilitar elementos de juicio
para la formación de ella.
En la formación de la voluntad administrativa se integran dos actos separados e independientes, uno preparatorio
del órgano consultivo y otro definitivo del órgano activo, titular de la decisión.
7.3. Irrevocable.
En principio, el dictamen es inmodificable, irrevocable, a menos que adolezca de graves vicios jurídicos.
Se exceptúa el caso de vicios en los dictámenes vinculantes que causaren la nulidad del acto final; en los demás su-
puestos, no tiene interés práctico la revocación del dictamen, dada su naturaleza meramente facultativa.
7.4. Irrecurrible.
El art. 80 del RLNPA, dice que "las medidas preparatorias de decisiones administrativas, inclusive informes y dictá-
menes, aunque sean de requerimiento obligatorio y efecto vinculante para la Administración, no son recurribles".
El principio general es el de la inimpugnabilidad de los dictámenes y actos preparatorios, aunque el ordenamiento
jurídico prevé excepciones expresas, por ejemplo respecto del simple acto de preadjudicación en el procedimiento
licitatorio (art. 61, inc. 79, del Reglamento de Contrataciones del Estado [RCE], decr. 5720/72).
8. Clases.
Tradicionalmente la doctrina y la legislación reconocen tres categorías de dictámenes: facultativos, obligatorios y
vinculantes.
8.1. Facultativos.
También se los denomina voluntarios, libres o potestativos. El dictamen es facultativo cuando la norma no lo prevé
y queda en el ámbito de la discrecionalidad de la autoridad administrativa solicitarlo o no. Son los que la Administra-
ción no está obligada a requerir, pero que puede voluntariamente solicitar y aceptar en sus conclusiones.
Los órganos administrativos activos tienen la facultad de solicitar o no el parecer de los órganos consultivos com-
petentes, y pueden adecuarse o no a sus conclusiones. El dictamen facultativo es el que puede ser seguido o no, sin
necesidad de adoptar medidas especiales en cuanto a la forma de la decisión.
8.2. Obligatorios.
Son aquellos que los órganos decisorios o activos deben requerir de los órganos consultivos por imposición del or-
den normativo, aunque no están obligados a conformarse a ellos. En otras palabras, el dictamen es obligatorio cuan-
do la norma indica expresamente que debe solicitárselo como requisito preparatorio de la voluntad administrativa,
sin que tal obligatoriedad se extienda a aceptar las conclusiones del dictamen.
Caso típico de estos dictámenes son los previstos por el art. 123 de la LPA de Buenos Aires, al expresar que "los
proyectos de actos de carácter general serán sometidos como trámite final al dictamen jurídico del asesor general de
gobierno y a la vista del fiscal de Estado". En sentido idéntico legislan la LPA de Córdoba, art. 49; LPA de Mendoza,
art. 110; LPA de Catamarca, art. 48; LPA de Corrientes, art. 234; LPA de La Rioja, art. 106; LPA de Salta, art. 106.
El requerimiento y la consideración del dictamen son elementos necesarios para la formación del acto administra-
tivo. Su omisión constituye un vicio en la emisión del acto, causal de nulidad (arts. 7º, inc. d, y 14, LNPA).
También se los denomina dictámenes mixtos, en cuanto es obligatorio solicitar el parecer, pero facultativo del ór-
gano activo ser consecuente con él. La vinculación es relativa o parcial, por la posibilidad que tienen los órganos de-
cisorios de no actuar según se dictamine (cuasivinculantes).
En cuanto a estos dictámenes, el ordenamiento legal los prevé expresamente en los siguientes casos:
8.3. Vinculantes.
Son llamados preceptivos por algunos autores, por cuanto la ley impone al órgano activo la obligación de requerir
el dictamen y de conformar la voluntad administrativa de acuerdo con sus conclusiones. Las conclusiones del cuerpo
consultivo son prácticamente norma obligatoria para el órgano activo.
La vinculación es absoluta, porque obliga a actuar y resolver en el sentido informado, sin posible resolución en con-
trario del órgano activo; por ejemplo, los dictámenes emitidos por las juntas médicas (art. 1º, ley 20.475 de presta-
ciones previsionales para minusválidos).
El dictamen vinculante forma evidentemente un acto complejo con la decisión de la Administración; sustancial-
mente en este caso no hay diferencia entre la preparación y la emisión de la voluntad administrativa; se trata de un
solo y mismo acto, aunque complejo.
En general y con criterio que compartimos, estos dictámenes son desestimados por la legislación y la doctrina, ya
que importan un exceso en el alcance consultivo, aunque de ello no cabe deducir que el parecer vinculante sea una
forma de autorización o un medio de control de los órganos consultivos respecto de los órganos activos.
En síntesis, sostenemos que no puede aceptarse que los órganos activos deban ceñirse estrictamente a los parece-
res de los cuerpos consultivos porque estaríamos en presencia de la sustitución de la voluntad del órgano ejecutivo,
con competencia para decidir, por la del órgano consultivo sin facultades decisorias, por lo cual sólo cabría aceptar
que no se tomase una resolución contraria a la indicada en el dictamen.
Consideramos que el dictamen tendrá carácter vinculante únicamente en los casos en que la norma lo disponga
expresamente y cuando el parecer técnico-jurídico sea de tal naturaleza que apartarse de él vicie de nulidad el acto
administrativo dictado en su consecuencia.
Como ejemplo de este tipo de normas puede citarse la res. general n° 49/97 del Administrador Federal de la Admi-
nistración Federal de Ingresos Públicos que crea un régimen optativo de consultas en materia técnico-legal que surti-
rá efectos vinculantes para la citada Administración y para los contribuyentes y responsables de los impuestos y re-
cursos de la Seguridad Social a su cargo.
En nuestro derecho, el dictamen de la Procuración del Tesoro de la Nación no es vinculante para el Poder Ejecutivo;
en consecuencia, éste puede apartarse de lo dictaminado.
9. Impugnabilidad.
Los actos consultivos son meramente preparatorios de la voluntad administrativa. No constituyen un acto adminis-
trativo en sentido estricto, ya que no producen un efecto jurídico inmediato, sino que posiblemente tendrán un
efecto jurídico a través del acto administrativo que se dicte después.
Por esa razón, los dictámenes, en principio, no son impugnables por recursos administrativos ni judiciales, aunque
adolezcan de algún vicio, con la excepción del art. 61, inc. 79, del decr. 5720/72, RCE, respecto del simple acto de
preadjudicación.
La legislación en materia de procedimiento administrativo ha acogido plenamente el principio señalado. Así la LPA
de Buenos Aires, dice en su art. 87: "Las medidas preparatorias de decisiones administrativas, los informes, dictáme-
nes y vistas aunque sean obligatorios y vinculantes para el órgano administrativo, no son recurribles".
La LPA de Jujuy, en su art. 116, expresa: "corresponde el ejercicio de los recursos administrativos a los titulares de
un derecho subjetivo o de un interés legítimo vulnerado por una decisión de la Administración activa". Excluye los
actos de la Administración consultiva.
En la misma orientación legisla la LPA de Misiones (art. 48). Por su parte la LPA de Córdoba, en su art. 78, dice: "No
son recurribles en sede administrativa los actos preparatorios de las decisiones, los informes, dictámenes y vistas,
aunque sean obligatorios y vinculantes". En términos similares se pronuncia el art. 80 del RLNPA.
El acto recurrible debe producir efectos jurídicos inmediatos. Los actos preparatorios de decisiones posteriores no
causan perjuicio directo al administrado, el que, por lo tanto, carece de un interés directo de impugnación actual,
requisito éste que es previo a todo recurso (PTN, Dictámenes, 71:151; 64:100).
En virtud de lo expuesto, no se puede impugnar el dictamen, o acto preparatorio, pero nada obsta a que se pueda
impugnar el acto administrativo que omitió el dictamen, trámite previo o consulta sustancial, como, por ejemplo, el
dictamen de la junta de disciplina para la aplicación de las sanciones disciplinarias de carácter expulsivo cesantía y
exoneración; o el dictamen jurídico previo a la decisión de un recurso administrativo que se expide sobre derechos o
deberes de los administrados o de la Administración; o el informe que el Poder Ejecutivo debe pedir al tribunal co-
rrespondiente antes de expedirse sobre el indulto (art. 99, inc. 5, CN) (PTN, Dictámenes, 196:187).
En todos los casos precedentemente señalados a modo de ejemplo, el acto administrativo es nulo, pues está vicia-
do uno de sus elementos: la voluntad administrativa, definida como el concurso de elementos subjetivos (voluntad
de los individuos-funcionarios) y objetivos (la declaración y el proceso en que actúan). El vicio ataca la voluntad ad-
ministrativa en su aspecto objetivo, en la preparación o actos previos a la emisión de la declaración.
En síntesis, es condición necesaria para la procedencia de un recurso administrativo, la existencia de un acto pro-
ductor de efectos jurídicos inmediatos, sean éstos generales (reglamentos) o individuales (acto administrativo).
Centralización: la totalidad de la competencia del ente está reunida o concentrada en el órgano superior de dicho
ente. (entes pequeños o de baja complejidad)
Desconcentración: transferencia permanente de competencias hacia un órgano inferior del mismo ente adminis-
trativo. (hay relación jerárquica, control pleno de la función desconcentrada).
Descentralización: Implica que la competencia es transferida hacia un nuevo ente dotado de personería jurídica
propia de manera permanente (no hay relación jerárquica ni control exhaustivo).
Conceptos – Otros
El Derecho Administrativo es una rama del derecho público, en tanto regula normativamente la actividad del Esta-
do y de instituciones que coadyuvan al cumplimiento del fin público del Estado.
La Función Administrativa se distingue del resto de las funciones del poder, en su forma, contenido y ejercicio por
los poderes del Estado y de otros actores públicos.
Derecho Administrativo
“Administrativistas” (Dromi): El derecho administrativo es el conjunto de normas y principios jurídicos que regulan
un de las funciones del poder del Estado como es la función administrativa.
“Otros autores” (): Otros señalan que falta el derecho a protegerse que los individuos pueden esgrimir respecto de
la función administrativa.
DISTINCIÓN ENTRE
DERECHO PÚBLICO DERECHO PRIVADO
Ulpiano: Teoría del interés Protege el interés de la comunidad Sus normas se dirigen a satisfacer
política o el interés público intereses particulares
Jellinek: Tipo de relaciones De subordinación, por el ejercicio del De coordinación en un pie de igual-
poder dad
Kelsen: Criterio ideológico Está teñido de politicidad Es independiente o está desvincula-
do de la política