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SS: Ee aa Ee Sree = PARA SER LIBRES. La verdad de Pablo no es la mia, y por cierto que aqui en Chipre uno tiene conciencia, como en ninguna otra parte, de que el Cristianismo no es mas que un brillante mosaico de verdades a medias. Lawrence Durrell, Limones amargos Yo habia rechazado la religién un par de afios antes. Si era verdad, convertia en idiotas a la gente, o bien producia idiotas. Y, si no era verdad, entonces eran doblemente idiotas. Charles Bukowski, La senda del perdedor Sé de quién me he fiado. Pablo de Tarso, Carta a Timoteo Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos. Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano UNA NOCHE ? UN DIA EN EL MAR. Be ¥ HE HECHO INCONTABLES VIAJES A PIE, ETA =7 BAJO LAS AMENAZ4S DE LOS BANDOLEROS, DE Mi PROPIA GENTE, DE LOS FAGANOS... HE CRUZADO RIOS PELIGROSOS, HE AFRONTADO PELIGROS EN LAS C|IUDADES, EN DESPOBLADOS, EN EL MAR, ENTRE LOS FALSOS HERMANOS... r aci® U oP = Antjoculd @ . @ Lconio =) de Misidia Listra® S nerpe hs e@ wrs0 7 eftslia ‘ Ants oguia EL DE aly h = Disefio de cubierta: Estudio SM Alfonso Ruano, Pablo N Maquetacién: Enrique Castilla ez, José Ignacio Molano © José Luis Cortés © PPC, 2007 Impresores, 2 Urbanizacién Prado del Espino 28660 Boadilla del Monte (Madrid) ppcedit@ppc-editorial.com www.ppc-editorial.com ISBN: 978-84-288-2101-8 Depésito legal: M-52595-2007 Impreso en Espajia / Printed in Spain Imprenta: Huertas Industrias Graficas, S.A. asta los treinta afios me senti in- mortal. Para mi, vivir era fiesta; mi sangre brincaba por mis venas como un to- trente; mi cuerpo tenia el vigor de la tierra fértil y oscura. Yo era la tierra. Y también el sol. De mi le venia la savia al mundo. En mi habitaba la chis- pa que carga de energia al universo. Fuerte. Espléndido. Vivo. Y nunca pensé que las cosas algtin dia cambiarian. Pero cuando mi estémago dejé de ser la tabla dura y pla- na de mis afios verdes, cuando mi cuerpo empez6 a parecer- se al de mis padres, comprendi que mi destino no iba a ser distinto del de ellos, ni del de millones de hombres y de bes- tias que habian vivido y muerto antes que yo. Durante un ‘Hiempo también ellos se habian creido inmortales., Un dia, de repente, me di cuenta de \ gue cada vez habia mas gente mas joven que yo. Y ya no fue necesario que nadie me avi- sara de que nunca lo podria todo, de que nunca lo ten- dria todo. Ser joven dejé de ser razon suficiente para ser feliz. Y lo peor fue la evidencia de que en este proceso ya no habria vuelta atras. re 2 IGE LO Ahora soy viejo. He llegado a esa edad en la que la vida, para cualquier hombre, es una derrota. Desde hace un ajio, cuando regresé de Hispania, estoy nuevamente prisionero en una carcel romana y, aunque finalmente me pongan en libertad, como sucedié la vez anterior, ya nada ni nadie podra inyectarle fuerza a mi cuer- po. Hace ya tiempo que siento quieta mi sangre. Me preparo a morir. Desapare- ceré, Alguien hablara de mi todavia durante un tiempo. Y luego ya no mas, como nadie habla ya de mis abuelos y ni siquiera de mi pobre padre. Timoteo, Lidia, Tito, Sdstenes, Febe... se acordaran de vez en cuando de mi; charlaran sobre como fueron las cosas entonces, con el sabor agridulce de la nostalgia, y quizas repi- tan alguna frase mia. Pero también ellos moriran. Y mi figura, empezando por mi figura fisica, se ira desvaneciendo sin remedio. Es ley de vida, de esa vida que hoy sigue siendo una fiesta para otros. Estoy contento de haber podido existir. Ha sido hermoso. Todo ha valido la pena: desde ver pasar, de nifio, las nubes blancas y grises sobre las montajias de Tarso alla por las Puertas de Cilicia, descubriendo en ellas la forma de un dra- gon o de una fruta, hasta aquella espantosa noche en que, naufrago y perdido en medio del mar, miré a las estrellas convencido de que era la ultima vez que las vefa. También fueron hermosas las reconciliaciones después de las disputas, y la satisfacci6n de dedicar mis energias a cosas que hacian felices a otros. Todo, a su manera, valid la pena. Todo tuvo su tiempo. Amé y fui amado. ;Quién puede vivir sesenta afios sin amar? Si alguien puede, infeliz de él. Muchos han sabido de mis entusiasmos, de mis arrebatos, de mi genio vivo... Algunos, de mis convencimientos mas profundos. Pocos supieron de mis amores. Pero también yo. amé. Amé con nombres y apellidos. He sabido bien qué es eso que la gente llama amor. No se pueden proponer otros amores si no se han conocido los amores comunes, si uno no esta seguro de que el amor que anuncia es amor de verdad, del que ahoga el respiro y quita el suefio. Aunque para mi, varén y soltero de por vida, la amistad ha sido aun mas de- cisiva que el amor. La amistad que permanece cuando ya nada exterior la sos- tiene: ni la belleza fisica, ni la juventud, ni el sexo, ni la salud, ni el presti- gio. La amistad que pone entre paréntesis la mediocridad del mundo, su feal- dad, la soledad de las tardes de domingo, tanta envidia mezquina, tanto egofsmo... y que te asegura que existe un sentido mas alla de todo eso. La amistad que pone en comunién por dentro, que asemeja las vidas. Nunca tuve amor verda- dero sin amistad. Y, sobre todas las amistades, me llena de alegria la amistad de un hombre poco mayor que yo, que me amé y se dejé matar por mi, para que yo viviera. Es una amistad extrafia, porque a ese hombre ni siquiera llegué a conocerlo. Lo mataron gente de la mia, como yo maté (o dejé que otros mataran) a Esteban. EsTEBAN, JUDIO DE ORIGEN HELENISTA, SE HABIA LANZADO EN PICADO EL PARA DENUNCIAR A UNA IGLESIA “7 (LA RELIGION JUDIA INSTITUCIONALIZADA) QUE EL ESTABA CONVENCIDO DE QUE 94 ESTABA MUERTA. 7'NI TEMPLOS, NI SINAGOGAS, Ni IGLESIAS / DIOS NO HABITA EN CASAS HECHAS POR MANOS DE HOMBRES. /LA VIDA HECHA PLENITUD ES EL CULTO QUE QUIERE Dios / TIENE FUTURO = FUERA DELA IGLESIA./ / PERO ESTE Tio ESTA PIRAO/ . TT = 2 2 2 VAIS A DESAR QUE SIGA DICIENDO || /VAMOS POR EL 9 DEMOSLE ESAS BARBARIDADES F || SU MERECIDO / 24 VAIS A DETAR QUE SE SIGAN PUBLIAANDO LIBROS COMO ESTE F 10 No HIZO FALTA QUE LA RADIO EPISCOPAL CRISPARA Los ANIMOS. LO SACARON FUERA DE LA CIUDAD Y LO APEDREARON SIN CONTEMPLACIONES. "POR EL BIEN DE L4 IGLESIA," ZAH, NOR. A VER AHORA FO, PABLO, SOSTENTA LOS ABRIGOS DE LOS © QUE APEDREABAN 4 ESTEBAN. No APEDREE, PERO APROBE AQUELLA ECUCIGN CON TODA Mi ALMA. 1 51 HE DE DECIRLO TODO, CREO QUE TAMBIEN WCHOS DE LOS CORRELIGIONARIOS DE ESTEBAN, (0 QUERIAN APARTARSE DE LA ORTODOX/A , APROBARON EN SILENCIO EL ASESINATO QUEL PRIMER HETERODOXO. ll La muerte de Esteban fue para mi como probar sangre. Hasta entonces, habia asistido pasivamente a la persecucién de aquellos herejes desviacio- nistas, sucios pescaderos llegados desde la medio pagana Galilea, que ame- nazaban la honra de Israel. Pero ahora decidi implicarme a fondo. Se me des- perto dentro un instinto feroz contra todos los que criticaban la religién de mis padres y de los padres de mis padres. Si eso caia, todo se caia. Yo no tenia nada contra sus afirmaciones nuevas, sus locuras gratuitas e insignifi- cantes; lo que no toleraba eran sus negaciones, en especial la negacién del templo, el fundamento de mi pueblo. El templo era importante para nosotros, los judios, porque representaba el corazon de todo: no solo de la religion, sino también del Estado; la razon de la existencia misma de Israel, de nues- tro ser en la historia y en el presente; el baluarte de nuestra dignidad, nuestro orgullo frente a los groseros romanos advenedizos. Estuviese donde estuvie- se, un judio sabia que sus raices mas hondas se hundian y chupaban su sa- via del templo de Jerusalén, la vifia del Sefior. Y, con el templo, la ley entregada por Dios a Moisés como garantia de un pacto perpetuo. Por eso, criticar al templo era poner en cuestion nuestra propia raza, del mismo modo que defender el templo era la forma mas cierta de autodefendernos. iY este grupo de alucinados, con Esteban a la cabeza, se atrevian a negar la importancia del templo! Me converti en entusiasta perseguidor de aquella nueva secta judia. Ahora sé que fue por miedo (pues toda ferocidad procede de debilidad); y porque atacar lo nuevo es siempre mas facil que aceptar poner en cuestion lo viejo. 12 Cento La llamada Asi era yo entonces. Celoso y fanatico de las tradiciones de mis antepasados, mucho mas que otros de mi generacién, que se limitaban a lamentarse 0 a condenar de palabra. Yo perseguia. Hasta que fui alcanzado. La gente se preguntara cémo fue posible que yo, cuando ya superaba los 30 afios, diese un vuelco tan radical a mi vida. O ANTES NO ERA TAN FIERO EL LEON © DESPUES NO HUBO TAL CAMBIAZO. Porque nadie cambia a esa edad. Después de los 30 ajios, uno ya esta he- cho. Lo mejor y lo peor ya han conformado tu propio ser; aunque a esa edad todavia se pasen las tipicas crisis “de los treinta”, que no son mas, precisa- mente, que el reconocimiento y aceptacién de la inevitabilidad del destino. Pero yo cambié radicalmente. Cuando ya el cuerpo enfila su inexorable camino hacia la podredumbre, yo me sali del camino. Antes de acomodarme en el tren de la dorada rutina que lleva a la vida beata, a la vejez sin sobresaltos y a la pro- gresiva sequedad del corazén, yo salté: no me contenté con aceptar resignada- mente que ya no seria inmortal, sino que eché afuera, como un feto, una par- te de mi que me estaba ahogando, me impedia crecer y me llevaba a la muer- te, y renové, a partir de una semilla nueva, todas y cada una de las células de mi cuerpo. Por qué cambié? Lo més sencillo es decir que of una voz venida del cielo. Pero gquién ha cambiado nunca su vida por oir una voz? Las voces de fuera no son mas que ruido sin las voces de dentro. Ya sabemos que los nifios se callan y parecen obedecer y cambiar de conducta cuando los adultos les gritan; pero es un cambio que dura lo que duran los gritos. Nadie cambia su vida porque se lo diga otro. No de verdad. No a los 30 aiios. Yo cambié. wank + Menseior Romero Es verdad que para entonces yo ya no estaba tan seguro de lo que hacia. El sabor de la sangre despertado por la muerte de Esteban, y que me habia azuzado en defensa de lo mio, se habia agriado en mi boca al verme con- vertido en un sadico que iba por ahi haciendo dafio a la gente. Mi interior se retorcia cada vez que, por defender unas vetustas tradiciones, veia salir huyendo de mi nifios, viejas, muchachas jévenes, pobres campesinos, gente del pueblo. “zPor qué me persigues?”, me preguntaban los que yo sacaba de sus casas, como el hurén saca a los conejos de sus madrigueras, por no ser judios como Moisés manda (o como mandan los que se arrogan la herencia de Moisés). “Por qué me persigues?”, me preguntaban personas que habian preferido la misericordia del coraz6n a la limpieza de la sangre, como requisito para formar un pueblo elegido que fuera el reino de Dios en el mundo. “;Por qué me persigues?”, me preguntaban leprosos y ciegos y paraliticos que anteponian la sanacién de sus espiritus a la de sus cuerpos, la pureza interna a la ritual. “4Por qué me persigues?”, me preguntaban familias que habian puesto en co- min sus bienes porque en el mundo nuevo -decian- ya no habra tuyo ni mio. “;Por qué nos persigues?”, jovenes que no veian incompatibilidad entre reli- gidn y libertad, para quienes las leyes eran menos importantes que la vida. “< | LO VOLVIERON 4 VER VIVO. — Esto 65 Lo QUE NOSOTROS QUEREMOS CONTAROS + QUE_DlOS NO SE HA OLVIDADO DE SU PUEBLO, ? QuE EN JESUS HA CUMPLIDO LA PROMESA DE MANDAR UN SALVADOR QUE NOS JUSTIFIQUE A PESAR DE NUESTROS PECADOS... 7FaRA EL carro, Carrdsco! Eso 4 || SeR4 MEJOR QUE Lo DEIEMOS SON PALABRAS MAGORES. DEMASIADO PARA EL PROXIMO SABADO, QUE ARROZ PARA EL POLLO. AHORA VA A EMPEZAR EL PARTIDO +++ u iA ESTUVO NUESTRO ERROR, PORQUE, DURANTE ESA SEMANA, Y HUBO TODO TIPO DE COMENTARIOS, OPINIONES, INTRIGAS, SE CREARON BANDOS.., & LA REUNION DEL S484D0 SIGUIENTE 44 NO RECULTO TAN PACIFICA COMO LA PRIMERA. /Turvrd wrth! 7A otros CON ESAS HISTORIAS DE , MUERTOS QUE RESUCITAN $| ERA TAN RE@UENO, 2CdMo ES QUE NADIE EN JERUSALEN MOVIG UN DEDO POR EL 2 1 AHORA ESTA VIVITO 9 COLEANDO, 2foR QUE NO VIENE A HABLARNOS (\ Cd Y, ADEMAS, UN POBRETON DE GALILEA, QUE. Ni SIQUIERA ERA SACERDOTE , 2COMO VA A SER EL UNGIDo # (VAMOS, DIGO 90). Pis.o ¢ BERNABE, /7 QUE. LES DEN J// 35 La gente buena tiene el sentido de la bondad, y muchos escuchaban con ge- nerosidad nuestras noticias. Pero los dirigentes eran siempre mucho mas suspi- caces. ¢Por qué habrian de creer ellos un mensaje traido por un par de vaga- bundos? ;Qué falta hacia ponerse a retocar la religién, precisamente ahora que el mundo estaba como estaba? ;No era mejor conservar integramente el legado de nuestros antepasados, la Ley, la tradicin, los dogmas, haciendo pifia en tor- no al Templo? Quien esta quieto y firme sabe que no caera... aunque tampoco avance. En el fondo, no podian (0 no querian) pensar en una religién que, en vez de convertirlos junto al majestuoso Yavé en una élite escogida en medio del mun- do, pretendia devolverlos con el obrero Jestis a la vida de cada hora, a la prac- tica efectiva del perdén (incluso hacia los infieles), de la misericordia (incluso hacia las rameras), de la austeridad (porque eran muy ricos), de la fraternidad universal, de la inseguridad y ambigiiedad de la vida real. Les repugnaba una religion de un Dios accesible y cercano como un “papa”. Y se escandalizaban de que el enviado de ese Dios hubiera muerto crucificado, pues maldito es el que muere colgado de un madero. Desde Antioquia de Pisidia fuimos a Konya (de donde también tuvimos que salir por pies, porque amenazaron con apedrearnos), y Listra, donde vi por pri- mera vez a Timoteo, con quien tanto iba a amar. ——— => _ A ———— ——— ee = 3 7 SS se fe Tidade Rate = GAY a @ Lconio = : Antjoquia, @ 5 de Fisidis Listra® eDerbe Ly Tarso ase —_— = one dE = niet = > Listes ERA UNA PEQUENA CIUDAD FORTALEZA QUE HABIA UTILIZ4D0 CESAR AUGUSTO EN SUS CAMPANAS, CONTRA LOS BARBAROS 5 DE LOS MONTES TAURO. | acs - SG DE HECHO, MUCHOS DE SUS HABITANTES NI SIQUIER4 ERAN ~~ DEL PAIS + ERAN EXTRANJEROS LATINOS, PROVENIENTES DE ITALIA. ,’ ESTA, AL MENOS, FARECE UNA CIUDAD TRANQUILA 9 SEGURA... 7 eo ; 2COMO TE LLAMAS 2 Como AQUI HAY VARIAS : LENGUAS (LATIN, GRIEGO, LICAONIO, SIRIO...) . = CADA UNO ME LLAMA S DE UN MODO DISTINTO. CON Lo QUE YZ QUIERAN LLAMARME = ME TENGO QUE is CONFORMAR. - 4\ E60 Sf: PARA "ER COO" TODOS so? | No TE PONGAS Asi, HOMBRE, QUE HO? MISMO VAS A DEJAR DE SER. COyO, SI CREES QuE JESUS TIENE PODER PARA CURARTE . 38 fo iahise Wi DAME _LA MANO ® TENTE FUERTE. 39 /2CdMm0 LO HA RECHOZ/ (E5705 00s TIENEN QUE SER DIOSES: NINO: VETE 9 DILE ALSeNOR CURA EL cALveTe, Zeus, 9 ELoTRO HERMES ) QUE VAVA ORGANIZANDO UNA PROCESION CON BANDA 9 TODO... —— LUEGO A PENSAREMOS EN LA CONSTRUCCION De UN TEMPLO CON CASA PARROQUIAL ADOSADA «4. ZPERO QUE HACEIS, 50 LisTRos 7 NosoTROS NO 60MOS DIOSES } AL REVES, LO QUE QUEREMOS ES QUE ABANDONEIS LoS DiosES FALSOS 9 05 PASEIS AL UNICO DIOS VERDADERO. (UNOS FARSANTES ES LO QUE son! FAMBIEN FOR ANTIOQUIA & KONYA HAN PASADO, SE/MBRANDO DIVISION ENTRE LA GENTE. @ ZY ees oA \. ES / Ya QUE mai LAS PIEDR4S, a he BERNABE LO DEJARON MEDIO MUERTO, ? A Mi MAS MUERTO QUE VIVO, CON 10S 0508 HINCHADOS (40, QUE SIEMPRE HE TENIDO PROBLEMAS CON LA VISTA) Y MORATONES POR TODO EL CUERPO... PERO LA SEMILLA 184 QUEDANDO. Y 9A SE SABE QUE, PARA DAR FRUTO, LA SEMILLA TIENE QUE MORIR. 2 De Listra nos fuimos a la ruda Derbe, la patria de mi querido Gayo, y desde alli, “jodidos, pero contentos”, iniciamos el regreso a Antioquia, la del Orontes, donde nos esperaba nuestra calida comunidad después de varias semanas de so- bresaltos. Todo eso (las amenazas, las broncas, las palizas...) sucedié en aquellas ciu- dades de Galacia. Pero en la mayoria de los sitios, simplemente se reian de nos- otros. Unos nos despreciaban porque estabamos convencidos de que aquel al- bafiil crucificado habia sido vuelto a levantar por Dios de entre los muertos, aunque hubiera sido de un modo mucho mas profundo que la mera resucitacién de un cadaver. Otros, porque deciamos que era posible adorar a Dios en espiritu y en ver- dad, sin templos (;Dios mio, el Templo!) y sin sinagogas. Para los profesiona- les de la institucién religiosa, en cualquier lugar y tiempo, lo mejor que la re- ligién puede hacer por la gente es darles templos, leyes, mandamientos, obli- gaciones y amenazas, ritos, cachivaches dorados, un lenguaje esotérico, una jerarquia, un par de promesas y amenazas sobre el mas alla... Que la gente con- sidere toda esa morralla como algo divino, cosa de Dios, es el mayor triunfo de quienes luego se autoproclaman administradores de Dios. ;Quién podia, en cam- bio, interesarse en un mesias que hacia de vientre, que jugaba a pidola con los meninos da rua, 0 banqueteaba sin escripulos con sospechosos banqueros; un hombre que se eché a llorar delante de una viuda que acababa de perder a su hijo Gnico? Un Dios que rechaza toda ceremonia religiosa hasta que no haya re- parto de la riqueza injusta (y toda gran riqueza lo es), asistencia sanitaria para los inmigrantes analfabetos y sus esposas y sus hijos, justicia para los campe- sinos temporeros; un Dios irreconciliable con cualquier sistema politico injusto; un Dios que declara su amor privilegiado por las putas y por los maricas (“por- que han amado mucho”) y se derrite de compasién por los hijos que se esca- pan de casa y, hozando en el pecado, acaban echando de menos las algarrobas de los cerdos... Con Jestis habia terminado el tiempo de las religiones (entendidas como construcciones humanas con blasfemas pretensiones de ser obra divina), y em- pezaba el tiempo de la vida misericordiosa como auténtico culto de Dios, el tiempo de la libertad para elegir a Dios. Pero esto, poca gente estaba, ayer y hoy, dispuesta a aceptarlo. Sobre todo, los jerarcas de las iglesias. Incluso de la iglesia cristiana, heredera de Jesis. Esta fue la gran ensefianza de mi primer viaje mas alla de los montes del Tauro, por tierras de Cilicia y de Galacia. También en el segundo y tercer viajes tendria ocasién de atravesar aquellas regiones. A pesar de todo, alli se crearon grupos de hermanos que aceptaron vivir “a lo Jestis”, con su misma vision del mundo, con su espiritu. 4B Aiios después, viviendo yo en Efeso, me llegaron noticias de que precisamente la region de Galacia estaba siendo recorrida por predicadores que, venidos des- de Jerusalén, de la comunidad que seguia queriendo hacer del mensaje de Je- sis una religién, intentaban arrasar los campos que yo habia plantado, po- niéndome de vuelta y media, negandome cualquier autoridad para evangelizar, y diciendo todo lo contrario de lo que yo habia predicado. Querian que los que, gracias a la feliz nueva, se habian sacudido el yugo de la religion oficial, en- tregaran otra vez su libertad a cambio de normas, ritos, prohibiciones... de “la Ley”; una religion entendida como acritica aceptacién de ideologias y cobarde sumision. Y, por lo que me contaban, estaban cosechando éxitos entre gente que me era muy querida, pero a quien le resultaba muy arduo el compromiso de la libertad. Asi que no me pude contener y les mandé esta carta: Yo, PABLO... \} 3 oa es | mite fell ‘arla..Calacia Yo, Pablo, que soy apéstol porque me eligid directamente Jestis (y no porque me haya nombrado ningtin hombre) y todos los que estén con- migo, saludamos a las comunidades de Galacia. Os deseamos lo mejor en nombre de Jestis, que murié para que nosotros fuéramos libres, y de Dios, que lo sacé de la muerte. 44 Estoy realmente sorprendido de lo pronto que habéis cambiado de chaqueta, y de cémo os habéis. . pasado a otro bando, a un evangelio distinto del Mi evangelio mio. Pues que sepdis que no existe otro evangelio. no melo he Y que si yo mismo (0 incluso un angel) os anun- inventado yo. cidramos otro distinto, deberfais mandarnos a to- mar viento fresco: ;fuera con ellos! Ast os lo dije an- tes y asf os lo repito ahora, sin medias tintas. Ya veis que en esto no me corto ni un pelo. Porque es que mi evangelio no me lo he inventado yo, ni me lo ha ensefiado nadie, sino que fue revelacién de Dios. Os lo recuerdo Es verdad, y lo sabéis, que en otros tiempos yo persegui a la Iglesia con safia, intentando destruirla; porque era mds fandtico de mis tradi- ciones que muchos de mi generacién. Y en esas andaba cuando el que me habia escogido desde el seno de mi madre, me revelé a su hijo, para que yo lo anunciara a los no judios. Después de aquello, ni fui a Jerusalén ni consulté con nadie, sino que me retiré a Arabia, de donde volvi a Damasco. Y solo tres afios después fui a Jerusalén a conocer a Cefas, con el que estuve quince dias (también estuve con Jacobo, el hermano de Jestis). Luego marché a Siria y a Cili- cia, pero sin visitar las comunidades de Judea. Alli nadie me conoctas solo ofan decir que el que antes queria destruir la fe, ahora la predicaba. Pasaron catorce afios antes de que yo volviera a Jerusalén con Bernabé y con Tito, que es griego. Y lo hice porque unos malos hermanos anda- ban sembrando cizafia contra mi. Una ver alli, les expliqué a los manda- mases el evangelio tal y como yo se lo voy anunciando a los paganos. Y nadie me puso la menor pega. Jacobo, Cefas y Juan, que eran considera- dos las “columnas”, nos dieron la mano y nos repartimos las tareas: Pe- dro iria a los judios y yo me dedicaria a los no judios, visto que el mis- mo Dios nos habfa capacitado tanto a uno como a otro. Lo tinico que nos pidieron fue que nos acorddsemos de los pobres, y eso yo lo he teni- do muy a pecho desde entonces. >>> 45 Laueme me maptine Miedo Nos >>> Luego, un dia, Cefas vino a Antiogufa y tu- vimos un encontronazo, porque él habitual- Lo importante mente comia sin ningtin problema con los pa- eg Ja fe en Cristo, ganos, pero cuando llegaron algunos de los de no el cumplir leyes Fen sey sete tetenciante wesronttineteon ater poricy «ot A receptos. cuncisién), se aparté, y con su ejemplo arras- Y Preceptos tré a los demés judios y hasta al mismisimo Bernabé. Entonces yo le eché en cara que ese comportamiento no era conse- cuente con nuestro anuncio, que dice que lo que importa es la fe en Je- sucristo, y no el cumplir los preceptos de la Ley. Porque si la Ley basta- ra para salvarnos, entonces ;para qué narices murié Cristo? Yo estoy tan convencido de que esto es asi, que ya me considero muerto para la Ley. Estoy cruci- Lo que me tiene vivo es la fe en Cristo, que me am6 quien realmente vive en mi es Cristo). Es yse entreg6 por mi, — decir, que lo que me mantiene vivo es la fe para que yoviviera. n el Hijo de Dios, que me amé y se en- tregé por mi, para que yo viviera. ficado con Cristo, y vivo con él delante de Dios (aunque, como yo ya estoy muerto, Lo que de verdad importa iNo os dais cuenta, so tontos, de que lo Unico que salva es la fe? ;No os dais cuenta de que el espiritu lo recibisteis por la fe, no por la Ley? jPero si esto ya era asi incluso en el Antiguo Testamento! Abrahdn no fue salvado por la Ley, que Ilegaria mucho tiempo después que él, sino por su fe, porque se fid de Dios cuando éste le dijo: “Por ti seran benditas todas las naciones”. La Ley se nos dio para que nos sirviera como una nifiera, pero ya est4 bien de nifierias. Ahora, los auténticos hijos de Abrahdn son solo los hombres de fe, y no los que cumplen una Ley que se limita a dictar pro- hibiciones. 48 Cristo nos liberé de la maldicién de la Laleyeracomouna Ley cuando él mismo se convirtié en un nifiera, pero eso maldito desde el punto de vista de esa Ley paeotnole (porque segtin la Ley, en efecto, Cristo, por dediquemos mis morir crucificado, “colgado de un madero”, 2 est4 maldito). Y lo hizo para que nosotros tiempo ala ley, recibiéramos el espiritu por la fe, y no por por favor. el cumplimiento de unos preceptos. Y es gracias a la fe en Cristo Jestis, hijo de una mujer, que nosotros nos convertimos en hijos, con un espiritu fi- lial que grita desde nuestras entrafias: “;Papa!”. En este Hijo, todos nos- otros somos hijos, y, como hijos, también herederos, Ya no hay entre nos- otros diferencias entre griegos y judios, ni entre esclavos y libres, ni si- quiera entre hombres y mujeres. Dios nos reconoce a todos, a todos por igual, como hijos suyos, porque nos ve revestidos de Cristo, a quien nos adherimos cuando nos bautizamos. Y nos reconoce no como hijos de una esclava, sino de la mujer libre. Nosotros somos hoy la verdadera descen- dencia de Abrahdn, los auténticos herederos de la promesa de Dios. Cristo nos liber para que seamos libres, y vosotros habéis sido Ila- mados a la libertad. Por eso, no dejéis que nadie os ate otra vez al yugo, no dejéis que os vuelvan a esclavizar. Bueno: todo esto es exactamente lo que yo os ~Vosotros habéis anuncié en su dia, Pero ahora parece que anddis gido [amados dudando... ;Va a resultar al final que todas aque- 4 4a |ibertad. llas fatigas mfas no han servido para nada? coe {No os dejéis La primera vez que yo apareci por Galacia an- : esclavizar! daba enfermo, ;recordais?; pero vosotros me reci- bisteis como si fuera un enviado de Dios mismo. {Hasta los ojos os habriais sacado para darmelos! Y entonces, ;por qué ahora, de repente, parece que me he convertido en enemigo vuestro? Con lo bien que ibais corriendo, ;quién os ha puesto la zancadilla? La verdad €s que con vosotros no sé qué hacer: hasta que Cristo acabe de tomar for- ma completa en vosotros, janda que no me estais haciendo sufrir! >dd 49 rp» Los frutos de la gente libre Mirad lo que os digo: si os someréis a la Ley, Cristo no os sirve para nada. Porque lo tinico que rehabilita es la fe. Eso si, una fe que se traduce en amor. Porque la libertad no es para darle al instinto, sino que se concretiza en un amor que se pone al servicio de los demés. Y la Ley entera queda resumida en este mandamiento: “Ama a tu préjimo como a ti mismo”. :Qué frutos dan los instintos? Cosas como lujuria, libertinaje, borra- cheras, orgias, magia idolatrfa, discordia y enemistad, envidias, parti- dismos, egoismo, ira En cambio, el espiritu produce amor, paz, alegria, tolerancia, generosidad, lealtad, senci- Contra el amor llez, autocontrol... Contra esto no hay ley que no hay ley que valga (sic). valga. Pues si quien nos da la vida es el espiti- tu, ;sigamos los pasos del espiritu, caray! Despedida Arrimad todos el hombro a las cargas de los demds, que eso es cum- plir la ley de Cristo. No nos cansemos de hacer el bien, que ya llegar el momento de cosechar. Trabajemos por la felicidad de todos, especial- mente de los que formamos una familia en la fe. Os resumo de mi propia mano, y con letras bien grandes, todo lo an- terior: esos que os quieren obligar a cir- cuncidaros, lo que quieren es escaquearse Nosotros presumimos de la cruz de Cristo; y lo que persiguen de la cruz de Cristo, es poder luego presumir de haberos s- la que hace libres clavizado ;Ojalé y se la cortasen del todo, no solo un cacho! alas personas. y En cuanto a mi, lo tinico de lo que presumo es de la cruz de Cristo: por ella el mundo est4 crucificado para mi, y yo para el mundo. {Qué més dar circuncidarse 0 no circuncidarse! Lo que de verdad im- porta es una humanidad nueva. 52 Y basta ya. Que nadie vuelva a amargarme la vida, que yo llevo en mi cuerpo las marcas d* Jestis. Que os acompafie la gracia de nuestro Sefior, hermanos. Os deseo lo mejor. Firmado: Pablo Es DECIR... Después de 2000 aijios de cristianismo, muchos cristianos (la ma- yoria?) han vuelto a reducir el evangelio a una serie de preceptos, jalea- dos por unos pastores para quienes lo importante parece ser poder presu- mir de contar con muchas “ovejas” déciles. Eso es siempre mucho mas fa- cil que arrimar el hombro a las cargas de los demas y vivir en libertad, dando los frutos del espiritu: amor, paz, alegria, tolerancia, generosidad, lealtad, sencillez, dominio de si... Pero lo peor es el miedo a la libertad que se ha instalado en la Igle- sia. Miedo a que nos censuren un libro, miedo a que nos llamen a la cu- ria, nos prohiban comulgar, nos manden callar si gritamos “;Papa!”, nos condenen al infierno. De ese miedo se aprovechan algunos para mantener a los fieles (a los pocos que quedan) en una perpetua minoria de edad: siguen usando la religion como una nifiera regafiona, no como un impul- so incontenible hacia la madurez. A esos tales hay que recordarles que el evangelio no es una lista de preceptos para cumplir, sino una llamada a crear una humanidad nueva, muy distinta de la de ahora. Una humanidad basada en el amor. Y a todos hemos de recordarnos que Jestis fue asesinado por sacu- dirse una Ley opresora (impuesta por la “Iglesia” de sus dias) e inventar una forma nueva de ser “religiosos” que lo hacia “maldito”, hereje, exco- mulgado. Y que nosotros seremos salvados solo si nos “re-vestimos” de él, es decir, si vivimos como él vivid, si hacemos nuestra su maldicion; que eso significa creer en Jesiis y estar bautizados en su espiritu. Esa es su verdadera herencia, la que nos hace hijos con él. 53 a 2 s [fue 55 La reunion de Jerusalén Cuando volvimos a Antioquia después de nuestro primer viaje y les contamos a nuestros amigos de alli lo que habiamos hecho, ellos se alegraron de que, a pe- sar de las dificultades, las cosas nos hubieran ido tan bien. Pero no podiamos ocultarles que, entre los dirigentes judios, el viaje habia sido en gran parte un fracaso. Y ese era un tema que habia que afrontar de una vez. Yendo con Bernabé en este primer viaje, nuestra actividad se habia centrado mucho en los compatrio- tas judios. Pero urgia aclarar, de una vez por todas, si el mensaje de Jesiis era solo para los judios o también -como yo defendia con toda mi alma- para los griegos y hasta los romanos. Y también si esos no judios que querian vivir como Jestis tenian que hacerse primero judios, pasar por la circuncision y todo eso, y vivir segin la Ley judia... No eran asuntos sencillos, porque entonces como ahora, entre los judios ha- bia mucho fanatico, y muchos hermanos, sobre todo en Jerusalén, estaban con- vencidos de que Jestis era cosa de judios, un manjar del que, como mucho, po- dia cederse a los paganos solo las migajas. Y eso solo si se humillaban y se arrastraban por el suelo debajo de la mesa. Por eso fue por lo que Bernabé y yo, con algunos otros hermanos, decidimos ir de nuevo a Jerusalén para hablarlo con los que seguian siendo considerados las columnas de entre los seguidores de Jesis. Aprovechamos el viaje hasta Jerusalén, atravesando Fenicia y Siria, para con- tarles a todos nuestro viaje a Galacia. De paso, yo me iba reconciliando con aquellas comunidades, alguna de las cuales todavia recordaba que yo los habia perseguido ajios atraés, cuando mi obcecacién. Por desgracia, los problemas no acabarian con esta reunion. Toda mi vida, practicamente en todos los lugares donde anuncié a Jestis, me tocaria lidiar con cristianos/judios que no habian comprendido la novedad absoluta que Jesiis re- presentaba respecto a lo de antes. Algunos, de buena fe, pensaban que yo era el equivocado, que estaba yen- do demasiado lejos, que estaba siendo un traidor a mi pueblo, a mi gente, a mi iglesia, a Jestis. ;Y con cuanta violencia defendian a veces su postura! ;Como me recordaban a mi mismo antes de Damasco! 56 Reunion Serusalen Si, 05 HEMos TeAivo UN ALBUM DE FOTOS... fat “04 EN GALACIA NOS FUE MUY BIEN. INCLUSO HAG MUCHOS QUE, SIN SER JUDIOS, ACEPTAN CON ALEGRIA QUE JESUS SEA SU MEDIADOR ANTE Dios. I Gs ere p NW Wi Y SUPONGO QUE VOSOTROS LES HABEIS DICHO QUE TIENEN QUE CIRCUNCIDARSE 4 CUMPLIR LA LEQ? DE MOISES... 58 4F PROMETER OBEDIENCIA ALA IGLESIA 4 A sus PASTORES 4 NADA DE EDUCACION FARA LA CIUDADANTA os es Y QUE TIENEN QUE SOMETER SUS OPINIONES A LA SANTA INCLINACION. Pugs VEREIS. DE E50 PRECISAMENTE {Oo OPINO QUE ES ALGO NUEVO, QUERIAMOS HABLAROS? HA LLEGADO MAS AMPLIO... QUE LA MUERTE EL MOMENTO DE QUE NOS PREGUNTEMGS || DE JESUS INAUGURO UN TIEMPO S| EL CRISTIANISMO VA A SER SOLO UN NUEVO... MOVWMIENTO DEL JUDAISMO... | oH eas 7 PERO SIEMPRE SE HA DICHO QUE FUERA PEL PUEBLO ELEGIDO No HA? SALVACION / CALMA, CALMA, QUE EN ESTO NOS JUGAMOS MUCHO . YO MISMO S09 TESTIGO DE QUE Dios MANDA Su ESPIRITU TAMBIEN SOBRE LOS NO Supies *, A | TAMPOCO ESTO? TAN SEGURO DE QUE DEBAMOS CARGARLOS CON — UNOS FARDOS LEGALES QUE Ni NOSOTROS NI NUESTROS FADRES HEMOS SIDO CAPACES DE LLEVAR. $1 CREEMOS QUE JESUS ES QUIEN NOS SALVA 4 NOSOTROS 9 A ELLOS. . ye 5) (PERO TIENEN QUE CIRCUNCIDARSE ¢ E50 POR Lo MENOS , ZNO TE FARECE, JAcoBo 2 Yo Esto? DE ACUERDO EN QUE LA FE EN Jesus Es LO ESENCIAL, PERO | HA? ALGUNAS COSAS QUE TIENEN QUE ACEPTAR, SI NO QUEREMOS QUE ESTO SE NOs VAQA DE LAS MANOS « v ZEN QUE SE APARTEN DE TODOS SUS FALSOS DIOSES. TT , | y | Bien. Prone QUE SE DEJEN DE TANTO FORNICAR 9 FORNICAR. {Y QUE No COMAN ANIMALES QUE NO HAQAN SIDO DEBIDAMENTE MATADOS. To TI ad rc Es QUE, SI No, VAA SER MUY DIFICIL QUE EN UNA MISMA COMUNIDAD PUEDAN CONVIVIR JUDIOS ? NO JUDIOS, AUNQUE TOnOS CREAN EN Jesds, EN TODA NEGOCIACION Les ESCRIBIREMOS UNA CARTA FARA QUE CONSTE POR ESCRITO 3 "QUERIDOS HERMANOS DE ANTIOQUIA , DE SiRIA 4 DECILICIA..." 7 (QUE NO ME FiO $0 NI ON PELO DE PABLO, ESE PROGRE DE MIERDA...) Topo SEA POR 6 QUE TMU] 4 Paz EN CASA. ee oe eT fe TICOCrrrrrer r| jes ATH | [fro Eiri [4 QUE VAYAN CON ELLOS Jupas 4 SILVANO, PARA QUE CONFIRMEN LO QUE ELLOS LES CUENTEN / / 62 Segundo viaje Pasaba el tiempo en Antioquia. Yo no podia dejar de preguntarme qué habria sido de los hermanos de Cilicia, cémo estarian los de la casa de Eunice, y los de Tecla... ¢Estarian contentos de su nuevo estilo de vida? :Se querrian, o ha- brian surgido problemas entre ellos? :Estaban siendo sus comunidades focos de cambio en el corazon de Turquia?... Yo ya tenia 45 afios, y emprender un viaje entonces eran palabras mayores. Pero aun asi le dije un dia a Bernabé: / en 2 Por QUE NO ORSANIZAMOS OTRO ViAIE FARA VISITAR A Las AMIGOS DE CHIPRE @ DEGALACIA, A VER COMO SIGUEN , COMO LES VA CON SU NUEVO EsTILo DE VIDA Z 70H, sf / 4 Nos (Levare- MOS AM} PRIMO JUAN Marcos 24 be, vespvés pe A | QUE NOS MONTS LA OTRA | vez 2 / NI HABLAR ! - Poss 618 No VA, Wo TAMPOCO, EA. | Piciencia. Mi eme | $0 SOLO. Wey OME LLEVARE A SILVANO. 63 Y asi lo hice: Bernabé se fue otra vez con su primo a Chipre, y yo, con Sil- vano, que habia venido con nosotros desde Jerusalén, me dirigi directamente hacia Asia Menor. Esta vez lo hicimos por tierra: pasé por Tarso, mi pueblo, atravesamos a pie la cordillera por la Garganta de Cilicia que une Siria con Anatolia, y volvimos a visitar las comunidades que alli habiamos creado en nuestro primer viaje: Der- be, en primer lugar, y luego otra vez Listra. Al llegar a Listra... 64 Mi MADRE SE LLAMA EUNICE. Es SUDIA, @ MI PADRE ESGRIEGO. Hy MEZCLA , SfsENOR ) 7Ai,si / REGUERDO HABERTE Bale VISTO LA OTRA VEZ QUE ESTUVE AQUI+ | ad TO REPRESENTAS MUY BIEN LO QUE SIGNIFICA NUESTRO ANUNCIO FARA JUPICS ¢ GRIE 65 Es UN HI50 MUY BUENO. ? MU® LISTO (AUNQUE SOLO TENGA VEINTE ANOS). HABLA GRIEGO, 9 LATIN, @ ARAMEO... +e LICAONIO, QUE ASER COMO EL EUSKERA . 2 PEDO, MADRE | 2PbEDo, ABUEL4 Loipe 2 \ go ae SS Vi /HOMBRE, E60 PODRIA SERNOS AU? UTIL EN NUESTROS ViAIES? ZQUIERES VENIRTE CON SILVANO 9 CONMIGO Z Bueno, HABRA QUE VER | UE DICE TU PADRE... Ql NX 66 Para evitar en lo posible problemas con los judios, decidi circuncidar a Ti- moteo, como estabamos circuncidados Silvano y yo mismo. Ese gesto se justi- ficaba por todo lo que yo pensaba aprovechar a aquel chaval como colaborador mio. 2TE HA DoLiDo? {No ES CHULO NUNA EL CHAVALOTE / Una vez que habiamos visitado las comunidades creadas en el primer viaje, yo pensé en seguir subiendo hacia el norte, a la provincia senatorial de Bitinia, que confina con el mar Negro. Pero, por otro lado, hacia tiempo que en mi ca- beza le estaba dando vueltas a la idea de llevar el anuncio de Jestis directa- mente a Roma, que era el verdadero centro del mundo. Si yo lograba anunciar a Jestis en Roma, pensaba, desencadenaria un terre- moto en todo el imperio. Ahora bien, las cosas estaban dificiles, porque justa- mente entonces (era el afio 49) el emperador Claudio habia publicado un edic- to expulsando de Roma a todos los judios (segtin el historiador Suetonio, por- que estaban siempre armando bronca, y discutiendo por cuestiones religiosas). 67 ZESTOR HASTA LA TOGA DE Los suD{0s/ SE PASAN EL DIA DISCUTIENDO FOR CAUSA DE UN TAL CRESTO... Algo dentro de mi me decia que habia que ir hacia el oeste, acercarse al corazon del im- perio. Ademas, aquellas eran tierras donde, pasadas dos décadas después de su muerte, nadie habia hablado todavia de Jestis y su buena noticia. Pensar que en toda Grecia na- die habia recibido el desafio cristiano me ha- cia sentir mal. De modo que Silvano, Timoteo y yo tomamos algunas alfombras y esteras para vender por el camino y nos lanzamos a la aventura, a un mun- do tan desconocido para los tres como la Luna. Nun- ca habiamos estado en aquellas regiones, nunca ha- biamos ido mas alla del cogollito de Cilicia... Comiendo queso de cabra, pistachos y fruta atra- vesamos Turquia, cagaitos de miedo por temor a los bandoleros de los caminos, en medio del paisaje mar- ciano de la Capadocia, y nos dirigimos al puerto de Tré- ade, en la costa noroeste, muy cerca de la mitica Troya. ibamos a pie, a buen ritmo, haciendo una media de 30 kilémetros al dia. En Troade nos em- barcamos para dar el salto a Macedonia, la patria del mitico Alejandro Magno, haciendo escala en la isla de Samotracia, de don- de es la famosa victoria alada que hoy se encuentra en el Louvre. 68 Al llegar a la otra orilla desembarcamos en Neapolis e, inmediatamente nos fuimos a la cercana (solo 15 kilémetros) ciudad de Filipos, Colonia Julia Au- gusta Filipensis. Esta -que tomaba su nombre de Filipo II, el padre de Alejan- dro- era una ciudad importante, colocada en la supercarretera que unia Roma con el oriente, la llamada via Egnacia, que atravesaba la ciudad bordeando el foro. De hecho, la ciudad de Filipos era conocida como “la puerta entre Euro- pa y Asia”. En Filipos, afortunadamente, habia pocos judios. La mayor parte de sus ha- bitantes ni siquiera eran macedonios 0 griegos; eran romanos, veteranos de las muchas guerras que Roma habia combatido, la Gltima contra los asesinos de Ju- lio César (Bruto y Casio), que habian sido vencidos precisamente aqui, en Fili- pos, cien ajios atras. Por no haber, no habia ni edificio para reunirse los judios, una sinagoga. Unos pocos de ellos (la mayoria mujeres) se juntaban a rezar a la orilla del rio Krénides. Y con ellas empezamos a hablar el primer sdbado. Una se llamaba Li- dia, era de Tiatira (una ciudad de Asia famosa por sus tintorerias y sus cera- micas) y tenia un negocio de venta de purpura, una tela entonces muy codi- ciada, pues era el color real. ol Antjogula, e a Pisidia © Atalia| ilipicas Wl ia HOMBRES SON UNOS ie SANTA205, 9 SABEN EL CAMINO. Y v WI [| De LA saLvacion,//Escucdapies, || | z FILIPENSES J / y HT Beh YES | ae ESO QUE GRITAS, MUJER 2 SE PUEDE SABER QUIEN ERES TS KS ( = $09 ADIVINA TITULADA . TENGO UN TENDE- S 7 RETE EN EL FORO, 9 MIS AMOS SE SACAN & UN BUEN DINERO CUANDO ECHO L4 BUENAVEN- TURA. 22 | | Pues Lo qué A Mi ME PARECE Es Que ESTAS POsEiDA Bae! meee J SAL AHORA MISMO DE ELLA, SATANAS.,/ 7VéeA! DE PRONTO 52 ME HA QUITADO EL RAMaLazo MANTICO,. 2Qué wapéis HECHo? /'Nos HABEIS ARRU! fra NADO Et Pago Esto NOSEVA A, QUEDAR Ast! A Los JUECES, GRITANDO 3 3 Estos HomBREs ESTAN ALBOROTANDO NUESTRA CIUDAD. SON PERFIDOS JUDI0S, QUE SE QUIEREN CARGAR NUESTRA IDIOSINCRASIA, QUE ES EL ORGULLO DE FILIFOS.../ 7VivA Fiviros, MANQUE PIERDA / SS (ERO PRECISAMENTE ESA NOCHE SE PRODUSO WOON TERREMOTO, ? LOS PRESOS APROVECHARON QUE 105 AZOTEN. 9 105 METAN EN LA C4RCEL» FARA FONER Los PIES EN POLVOROSA . } Pie. dite | by IL \ 2As(2 7. a SIN wAds 2 Ove, Tio, 2 Por OSNDE \ queds Povorosa 2 J 4 7S HAN BScAPADO ToDos 7 {0 ME MATO, ME MATO! /QUE FILIPOIAS S09... / —— | AE No TE AMTES, CARCELERO, QUE NosoTROS ESTAMOS TopaviA AQui. Est CLARO QUE vosoTRos No sols COMO Los DEMks PRESS. 2 For QUE 05 HAN ENCARCELADO 2 [ee LO QUE ESTABAMOS DESEANDO! PODER HABLARLE A ALGUIEN DE Fess. LE CONTAMOS QUE OTRO TIPO DE VIDA HABiA ENSENApO Jesus, St Cees — ENTRE NOSOTROS UNA AMISTAD, ? ACABAMOS COMIENDO EN SU CASA PERDI- CES ESTOFADAS, Si NO RECUERDO MAL. 5 P CUANDO LOS JUECES NOS ENVIARON A DECIR QUE PODTAMOS MARCHARNOS, 9D LES HICE VENIR A PEDIRNOS PERDSN, 9 A RECONOCER QUE HABIAN METIDO LA Lueso FUIMOS A CASA DE LIDIA, DONDE VOLVIMOS.A COMER PERDICES = 4 LA FILIPENSE, NOS DESPED|MOS DE TODGS GON GRAN CARINO. Cuando los judios nos echaban de sus sinagogas (y, creedme, no es nada agradable ser expulsado de una iglesia), 0 cuando simplemente no encontraba- mos judios con los que empezar a hablar, nos dirigiamos directamente al resto de la gente, a los no judios, a los paganos. Hablabamos en las plazas, en los bares, al aire libre, a orillas de los rios, en casas particulares... Pero, :qué podiamos decirles nosotros a personas que hasta entonces habian vivido en una dimensién religiosa tan distinta de la nuestra, que no sabian nada de Abrahan, ni de Moisés, ni habian oido hablar de profetas ni de mesias, con quienes no coincidiamos ni siquiera en el concepto de Dios, por- que ellos tenian un pantedn plagado de dioses, diosas y diosecillos? Qué les podia interesar nuestro anuncio a jévenes que decian no tener nin- guna necesidad de religién, que escuchaban una misica que nosotros no com- prendiamos, que eran felices con el sexo en libertad, con las drogas mas 0 me- nos amables, con el licor de su amistad nocturna? La vida era la Gnica cosa que teniamos en comin. Y la muerte. Estaba cla- ro entonces que de ahi debia partir nuestro mensaje: y les anuncidbamos que Dios habia utilizado la vida y la muerte de un hombre bueno (Jesis) para mos- trarnos otro estilo de vivir, una vida grande y abundante, que valorizaba lo me- jor de sus experiencias, y daba un sentido al resto, transformando nuestra pe- quefiez en esplendor. Una vida vivida en solidaridad, justicia y profunda miseri- cordia. Una vida plena que transformaba la muerte de cada uno en plenitud de vida. Eso si eran capaces de entenderlo. Pero, sin saberlo, asi abriamos otro frente de guerra: porque ahora no solo éramos perseguidos por los judios, por amenazar la Ley de Moisés; también en el mundo grecorromano empezamos a tener problemas por anunciar una nueva religi6n que no estaba reconocida ni tolerada. Y que amenazaba seriamente todo su tinglado religioso. Un tinglado distinto del de los judios, pero también tin- glado. Filipos fue la primera comunidad cristiana que se formé en Europa, el conti- nente que Zeus habia raptado disfrazado de toro. Yo siempre mantuve con los de Filipos una relacién muy especial. Les queria mucho. Incluso permiti que al- guna vez me ayudaran econémicamente (pero pocas veces, porque siempre tuve a orgullo proveer a mis necesidades con mis propias manos). En una ocasi6n, en la que yo estaba preso en Efeso, les escribi esta carta: 7 f > ) | QUERIDOS Mos DE FiLiPos , | | PAB # Tuslore9 a5 sALupAmes. | Queridos mios de Filipos: Car Ee ailines Pablo y Timoteo os saludamos, y os deseamos paz y mucha alegrfa. La verdad es que estoy muy contento con vosotros, por el interés que habéis puesto desde el primer dfa en la difusién del evangelio. Estad segu- ros de que quien empezé en vosotros esta buena obra la va a rematar bien. Os llevo muy adentro, igual que vosotros me llevais a mi y os solida- rizdis conmigo. ;Cudnto os echo de menos! jOjal4 que vuestro amor sea cada vez mayor, para que Ileguéis sin dificultad al dia del Seftor! En cuanto a mi, no os preocuptis: la cArcel y todo lo que me ha ocurrido ha valido para extender el evangelio, porque ahora toda la casa del Gobernador ha podido ver que si estoy pri- sionero es por Cristo. ¥ a los demas hermanos Jo mio les ha dado énimos para hablar de Cris- to con valentia. 4Se nos ve orgullosos de ser cristianos? Aunque también hay algunos que se han aprovechado de que yo no eedia hablar, para anunciar a Cristo a su modo (muy distinto del mio), 2B y eso ha hecho més penoso mi encarcelamiento... Pero, en fin: lo im- portante es que se anuncia a Cristo, y eso me tiene contento. Yo sé que la grandeza de Cristo, en cualquier caso, se manifiesta a través de mi, tanto si vivo como si muero. Porque si vivo, vivo para Cristo, y si muero salgo ganando. Y ese es mi dilema: que por un lado (el mejor) tendria ganas de mo- rirme, para estar con Cristo; pero por otro sé que si sigo vivo podré seros util para que avancéis en vuestra fe con alegria. Y cada vez que vaya a vi- sitaros os veré orgullosos de ser cristianos. A nosotros se nos ha concedido el privilegio de ser de los de Cristo. Que cada uno considere a los otros como superiores a si (también los Eso sf: tenéis que estar a la altura de la buena noticia de Cristo. Que yo sepa que os mantenéis firmes y que luchdis unidos, sin miedo a los ad- versarios. Porque a vosotros se os ha concedido el privilegio de ser de los de Cristo, creyendo en él y suftiendo con él. Si me queréis hacer feliz de verdad, permane- ced unidos, queriéndoos mucho, sin egofsmos. “superiores”). Que cada uno conside- re a los demas como superiores a si mismo. Que nadie ande mi- rando solo por lo suyo. Asi lo hizo Cristo, quien, a pesar de ser de linaje divino, no se aferté a su prosapia, sino que se hizo uno de tantos, presentdndose como un simple mortal. Se agaché y obedecid. Obedecié hasta la muer- te, y muerte crucificado. Pero Dios lo levanté y lo puso por encima de todo, para que todos reconozcamos a Jestis como “cl Sefior”, y demos gloria a Dios su padre. Actuemos como lumbreras en un mundo oscuro, como portadores del mensaje de la vida. No como cenizos ni agoreros Asi, vosotros, obrad sin protestas ni discusiones, como hijos de Dios 79 ddd - Ctisto obedecid hasta la muctle une “HII ney he 81 ddd en medio de gente depravada, como lumbreras en un mundo oscuro, como portadores del mensaje de la vida. Cuando vuelva Jestis, yo me sentiré or- gulloso de vosotros. Y, si me toca morir antes, moriré contento. En los préximos dias voy a enviaros a Timoteo, para que luego vuel- va trayéndome buenas noticias vuestras. La verdad es que me he queda- do sin verdaderos amigos: solo Timoteo sigue conmigo como un hijo con su padre. Y luego, en cuanto pueda, iré yo mismo a veros. ‘También os envio de vuelta a vuestro Epafrodito, que fue quien me trajo vuestro donativo. El os echa mucho de menos, sobre todo desde que sabe que os enterasteis de que habfa estado en- fermo. Lo pasé muy mal el pobre, pero Dios se apia- dé de él (y también de mi, porque su pérdida me ha- bria apenado muchisimo). El, en nombre de todos Estemos vosotros, expuso su vida por mi. alegres, que Pero, bueno, estemos alegres, que para eso somos para eso cristianos. somos Por lo demas, y como os he dicho tantas veces, cristianos. andad con ojo frente a esos malos obreros que me- rodean por ahi, esos de la circuncisién. La unica y verdadera circuncisién es el culto a Dios en el espi- ritu. En un tiempo también yo fui como ellos: circuncidado a la semana de na- cer, auténtico israelita de la tribu de Benjamin, fariseo, intachable en cuanto a la Ley y tan fa- natico que persegui a la Iglesia... Pero todo eso Me olvido de lo ya no tiene para mf ningin valor, en compar-~ que queda atras, cién con Cristo; nada de nada comparado con ' ' 2 . , os , YS8igo corriendo haber conocido a Cristo Jestis, mi Sefior. Por él . hacia la meta. lo he perdido todo, a cambio de ganar a Cristo y de unirme a él, para actuar con la rectitud que brora de la fe en Cristo. Y ahora me identifico con él, con sus sufrimientos y con su resurrec- 82 El Sefior transformara nuestra pequefiez enesplendor, con una energia capaz de comerse el mundo. cién, reproduciendo en mi su muerte para al- canzar la vida. Naturalmente que aun no lo he consegui- do del todo, pero yo sigo en la carrera, cons- ciente de que Cristo ya obtuvo el premio para mi. Olvido lo que queda atras y sigo corrien- do hacia la meta. Obrad también vosotros asi, siguiendo mi ejemplo y el de los que actuan como yo. No como esos otros... Esos van a acabar en la ruina, porque estan centrados en lo terrenal, en su estémago y en el sexo. Nosotros, en cambio, queridos ciudadanos de Filipos, somos ciudadanos del cielo. Y del cielo nos llegard el Sefior, que transformard nuestra pequefiez en esplen- dor, con una energfa capaz de someter al universo entero. Manteneos firmes, amados mios, amigos afiorados, alegria mia. Bueno, voy a ir terminando. Evodia y Sintique que hagan las paces y se porten como buenas cristianas. Fchales una mano tt, compafie- ro mio, que ambas trabajaron conmigo por el evangelio, con Clemente y otros. Estad siempre alegres: jAlegres! Que todo el mundo os vea asi. El Se- fior esté cerca, que nada os agobie. Que la paz de Dios, superior a cual- quier otra cosa, reine en vuestra mente y en vuestros pensamientos. Haced vuestro todo lo justo, todo lo limpio, lo bueno, lo bello... Y poned en practica lo que ofsteis y visteis en mi. Solo quiero afiadir que me alegré muchisimo ver vuestro interés por mi, ahora que tuvisteis ocasién de demostrarmelo. Yo me arreglo con cualquier cosa, pero gracias de todos modos por vuestra ayuda. Sois los tinicos que actudis asf, lo mismo ahora que cuan- do me enviasteis vuestra ayuda a Tesalénica. Todo eso son méritos que vais acumulando. Ahora, con 83 Que todo el mundo os vea alegres. Os lo repito: Estad siempre alegres. >>> >>> ' A 1 Ne 4 sneer pe mm Mig My, \ v , Ui TTT >>> >>> Jo que me trajo Epafrodito, voy sobrado. Mi Dios, a cambio, cubriré todas vuestras necesidades con las espléndidas riquezas de Cristo Jestis. A Dios sea la gloria por siempre. Recuerdos a todos y a cada uno. También os mandan saludos los her- manos que estin conmigo, especialmente los que trabajan al servicio del emperador. Que Dios os bendiga. Pablo Es DECIR... Ser de los de Cristo es un honor y una fortuna. Significa ser “ciu- dadanos del cielo” ya desde ahora. Pero gqué significa eso de ser de los de Cristo? Reproducir en nosotros su muerte, es decir, vivir radicalmente el evangelio que a él le costé la vida, la que lo llevé a morir con una muerte cruel. Abajarse, trabajando por lo mas deprimido, los mas “de abajo”, y no tener miedo a perderlo todo, sabiendo que a cambio ganamos la vida en Jestis. Tenemos la responsabilidad de ac- tuar como lumbreras en medio de un mundo oscuro, con alegria, con una energia capaz de comerse el mundo. Haciendo nuestro todo lo verdadero, lo limpio, toda la belleza del mundo. Ese es un buen ideal de vida. Ese es el auténtico culto de Dios, y no andar perdiendo energias en ver si circuncisién si o circuncisién no. La Gnica circuncisién (la Gnica religion, el Gnico rito, la Gnica teologia) es reproducir en cada uno de nosotros a Jests. Ese es nuestro honor. Y nuestra fortuna. Y nuestra alegria. 88 Las cartas de Pablo Pablo acostumbraba a escribir car- tas a sus comunidades, a pesar de que una carta en aquel tiempo suponia un gasto considerable. El Nuevo Testa- mento recoge catorce de ellas. Los ex- pertos, sin embargo, creen que solo siete pueden atribuirse sin duda a su pufio y letra. Las otras (por su estilo literario, por la situacién que reflejan, por algunas de las ideas contenidas...) habria que adjudicarlas a otras perso- nas de las comunidades paulinas. De las siete cartas “auténticas”, este libro presenta seis. La séptima, la de Filem6n, no venia a cuento con el des- arrollo de esta historia. Y en cambio se afiade la de Timoteo, por la rela- Lae ees ee cién tan estrecha que hubo entre este te i ili IS personaje y Pablo. im a i i ERIDO HIIO M rd LT a Beh 89 En Tesalonica Desde Filipos, pasando sin detenernos por Anfipolis (que era la capital del dis- trito) y Apolonia y, recorriendo siempre la via Egnacia, llegamos a Tesalénica, que habia tomado su nombre de la hermana de Alejandro Magno (seguiamos, claro, en Macedonia). Tesalénica era (y es) una hermosa ciudad situada en un anfiteatro natural frente al mar. Alli si habia sinagoga judia, donde nos presentamos el primer sa- bado... y donde se volvié a montar la de Dios es Cristo. Sobre todo cuando in- sistimos (a aquellos judios orgullosos de sus lideres histéricos -Moisés, Josué, Salomén, David...-, que contraponian a los descendientes del gran conquista- dor Alejandro) en que el profetizado mesias, segdn las escrituras, no podia ser un lider triunfador, sino alguien que tenia que padecer y morir, como le habia sucedido a Jests. No nos creyeron. Nos despreciaron una vez mas. A cambio, si nos creyeron bastantes griegos, hartos ya de la hinchazén de este mundo: Aristarco, Secun- do, Jason... Y, como siempre, algunas mujeres. Sé que algunos han dicho de mi que soy miségino. Ninguna de las mujeres con las que he tratado lo diria ja- mas. dJas6n nos hosped6, jugandose la vida. Porque la inquina y el resentimiento de los judios no cesaba. Para ellos la grandeza de Dios era una grandeza al es- tilo de la pompa de la sociedad (porque, en el fondo, se valian de Dios para prestigiarse a si mismos), y nuestra propuesta de sencillez y autenticidad les dejaba con el culo al aire. Hasta el punto de que una noche tuvimos que es- caparnos por pies. Por eso mas tarde, ya en Corinto, les escribi a los tesaléni- cos una carta pidiéndoles disculpas por nuestra precipitada huida, y otras co- sas de las que hablaré después. Nos apartamos de la carretera principal y paramos en Berea, a unos 80 km de Tesalénica, donde las cosas hubieran ido mejor... si no hubiera sido por- que algunos de los de Tesalénica se desplazaron hasta alli expresamente para soliviantar los animos. De todos modos, esta vez al menos Silvano y el joven Timoteo pudieron quedarse en Berea, mientras que yo, acompafiado de algu- nos, embarqué con direccién al puerto del Pireo, la puerta de entrada a la gran Atenas. Al encuentro de la madre Grecia Llegar a Atenas siempre impresiona. Aunque entonces (hacia el afio 50) ya no era la ciudad que habia sido (la de Socrates, Platon, Aristoteles, Fidias, 90 Alcibiades...), seguia siendo todavia la capital cultural del mundo. Para al- guien como yo, criado en Tarso, ciudad culturalmente muy rica y, desde lue- go, no sin importancia (Cicerén habia vivido en Tarso como procénsul; en Tar- sO se encontraron por primera vez Marco Antonio y Cleopatra; por alli pasa- ron Pompeyo, Julio César, Augusto; de alli era el padre del filosofo Zenén, fundador del estoicismo... Segtin Estrab6n, Tarso, “por su apasionamiento por la filosofia y su espiritu enciclopédico” eclipsaba culturalmente a Alejandria de Egipto...), Atenas seguia siendo la referencia absoluta. Bastaba levantar la vista desde cualquier punto para contemplar la maravillosa Acrépolis, con sus preciosos templos en honor de Zeus, la inmensa estatua de Atenea, con un casco de bronce dorado que re- fulgia y servia de faro a los marineros, Artemisa... En las noches de luna llena era imposible no sentir la emocién apretarte la garganta. Los platénicos con su culto del amor y la belleza, los estoicos con su cal- culada apatia racionalista, los epictireos a la busqueda del placer, los escépti- cos con su comoda postura critica... eran las doctrinas de moda en aquel mo- mento, y se repartian la mente de los atenienses, eternos curiosones y aman- tes de las novedades. Pero entre aquellos bellos dioses y diosas de la cultura NIA cer filees oo 2s3{stica BA 2 Vert me HM ae ea IN i 93 griega, de juventud eterna y formas perfectas, yo venia a colocar a un campe- sino sucio, muerto de asfixia colgado de un tronco, con el cuerpo hecho jiro- nes por los latigazos. Junto al bello Apolo, de labios gruesos y nalgas apretadas, nosotros habla- bamos de un fulano de la Palestina (“zY dénde queda eso?”) de piel oscura, un albafiil de manos desproporcionadamente grandes y ujias como cortezas de pal- mera, sobre el que los soldados romanos se habian cebado a palos, le habian meado encima, le habian cosido a clavos. Ese era nuestro ideal de perfeccién humana, la medida de todas las cosas, la criatura divina, el que daba el sentido mas profundo a la existencia de cada hombre... Frente a los sabios filésofos que arrebataban las inteligencias con sus ban- quetes sobre el amor, sus discursos sobre la inmortalidad del alma o sus suti- les disquisiciones sobre la sustancia de las cosas, nosotros contabamos histo- rietas de nifios que tocaban la flauta en la plaza, magicas recogidas de pesca- do en un mar que no era mas que un lago, cerdos que se despefiaban por un acantilado poseidos por espiritus malignos, gallinas que recogian a sus pollue- los debajo de sus alas, amas de casa que barrian el suelo de tierra buscando una monedita. Frente a los poderosos atletas que se dirigian a correr al estadio, con sus méasculos aceitados y coronados de laurel, la gente veia en nosotros pequefios grupos de hombres y mujeres de pueblo, tejedores de tiendas de piel de cabra, comerciantes de tres al cuarto, aprendices de una ética barata que se resumia en querer a los otros, en especial a los menos brillantes, a los menos agracia- dos, a la hez de cada ciudad. Frente a los dioses de los misterios orientales que trasladaban a los inicia- dos a un reino de humo azul, nosotros, como misterio mas excelso, comiamos pan y bebiamos vino en una cena entre amigos, e insistiamos en que nuestro Dios nos obligaba a bregar cada dia con la realidad mas hosca, en las casas ma- lolientes de los pobres, cambiando la miseria por justicia. En el culto de Cibe- les o Mitra no habia espacio para nuestros ciegos, nuestros leprosos de carne podrida, nuestras viudas inconsolables, la gentuza que intentaba arafar unos céntimos en los negocios. A nosotros ningiin héroe transmutado en aguila iba a venir a arrebatarnos a un empireo Luminoso: nosotros ibamos a ser sometidos a un juicio donde se nos iba a examinar sobre si habiamos dado de comer a los pordioseros, si habiamos ido a consolar a los condenados a la silla eléctrica, si habiamos distribuido en- tre los pobres lo que teniamos, mucho o poco, si habiamos amado a los que nos maldecian o nos habiamos negado a aceptar la guerra de Irak... 94 Fablo-mlenas Ey Ine eaes LIBRES, _ oEsPoBs = S >> 123 124 >>> signos, los griegos se chiflan por la sabiduria... hete aqui que nosotros vamos anunciando a y qui Lacruzes la prueba de que la sabiduria un Mesfas crucificado, que es un escindalo para los judios y una gilipollez para los griegos... Pero la locura de Dios es més sabia que la sa- del mundo es biduria de los hombres, y su debilidad més po- ignorancia. derosa que todo. Ella pone todo Y, si no, miraos a vosotros mismos: la ma- patas arriba. yorfa sois gente simple, débiles, plebeyos... no intelectuales ni aristécratas. Pero nuestra fuer- za es Dios, y nuestra sabiduria procede del espiritu que viene de Dios: nuestra sabidurfa consiste en tener la misma visién del mundo que tuvo Cristo. Asi que no pongiis vuestro orgullo en nin- Somos sabios gtin hombre. Todo (Pablo, Apolo, Cefas...) es cuandotenemosla —_veestro. Y el mundo, y la vida, y la muerte, Aorantisiontdel y el presente y el futuro: todo es vuestro. Pero — 7 vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios. indo le tuve . 7 " . ano qui Si los jefes de este mundo hubieran sabido Cristo. todo esto, desde luego que no habrfan cruci- ficado a Jestis. Nosotros somos simplemente los encargados de comunicar los secretos de Dios. Y lo que se espera de un encargado es que sea fiel al encargo re- cibido. A mf el tinico que me pide cuentas es el Sefior. Pero ahora parece que los apéstoles nos hemos convertido en el ultimo mono y en unos chalados, mientras que vosotros vais por ahi presumiendo de supergaldcticos; nosotros unos debiluchos y vosotros los fuertes; vosotros apreciados y nosotros despreciados; nosotros la basura del mundo, el des- hecho de la humanidad... Padecemos hambre, frio y malos tratos; no tene- mos casa fija; trabajamos con nuestras manos hasta el agotamiento. A los que nos insultan, nosotros les deseamos el bien; cuando nos persiguen, aguantamos; hablan pestes de nosotros y nosotros les respondemos con edu- cacién... 126 Si os digo todo esto es porque os quiero: os quiero como a hijos mios. Porque, como cristianos, puede ser que tengdis muchos tutores, pero padres en la fe no te- néis mas que uno: yo. Yo fui quien os engendré en el evangelio. Dentro de poco voy a ir a veros: ;Qué queréis: que vaya con el palo o con la zanahoria? Mientras tanto os Alos que nos insultan, nosotros les deseamos el bien. voy a mandar a Timoteo, para que os recuerde mi camino, el que yo voy ensefiando en todas las iglesias y que no es otro que el camino de Cristo. Algunas cuestiones concretas * Me dicen que hay uno en vuestra comunidad que convive con su ma- drastra: pues echadlo fuera ya mismo. Puede que eso lo destroce hu- manamente, pero el dia del Sefior se salvara. Porque ya sabéis que una pizca de levadura es capaz de fermentar toda la masa: usad levadura nueva. No os juntéis con uno que se dice cristiano y Iuego es liberti- no, codicioso, iddlatra, difamador, borracho o estafador. No os hagais los autosuficientes. * Me dicen que acudis a los tribunales paganos para dirimir los litigios entre vosotros. Pues me parece muy mal: es mucho mejor que vuestros problemas los resolvais dentro de la comunidad. (Aunque ya es triste que haya litigios entre vos- otros: mejor serfa dejar que se aprovechen, y hasta sufrir injusticias). Aunque ya es triste que haya litigios entre nosotros...! * “Soy libre; puedo permitirmelo todo”, Nuestro cuerpo es dicen algunos de ahi. Vale, pero ante todo eomo un templo del sois miembros de Cristo, y vuestro cuerpo Espiritu Santo es como un templo del Espiritu santo + ei a (también el de los iLe vais a dar los miembros de ese cuerpo a una prostituta? Huid de la lujuria y que se ahogan usad yuestro cuerpo para glorificar a Dios, atravesando el Recordad que ya no sois duefios de Estrecho). 127 ddd ng I wee Y yr . mm iii vi Waad? | vy One \\\\ cml yas AT 128 = “iy x Y mS Z ddd vosotros mismos, porque Cristo os ha comprado, y a un precio bien alto. Sigamos con los consejos Lo Gnico que construye es el amor. {Qué opinas del matrimonio? —me pregun- tise, Pues opino (no es un mandato, sino Loquede un consejo, pero también yo puedo tenet una Verdad cuenta opinién, jno?) que es bueno que cada uno es una adhesion. tenga su pareja, y que no os privéis el uno inquebrantable del otro (aunque yo preferiria que todos vi- a] Sefior. vieran como yo; pero cada uno tiene su don). Que viva cada uno en el estado en que Dios lo llamé: soltero 0 casado, circuncidado o sin circuncidar, esclavo o li- bre, visto que este mundo se esta acabando. Lo que de verdad cuen- ta es cumplir el mandato de Dios, y una adhesién inquebrantable al Sefior. Sobre si se puede comer la carne sacrificada a los dioses: nosotros sa- bemos que esos dioses no son nada, y que tampoco es la comida lo que a Dios le importa; pero eso no me autoriza a pasar olimpicamente de este tema, déndomelas de “jlustrado”, ni a ir por ahi dando mal ejemplo a los inseguros (Recordad que el conocimiento slo hin- cha, y que lo que construye es el amor.) Si yo veo que comer esos alimentos va a poner en peligro a un hermano mio, no volveré a probar esa carne. “Es que yo soy libre”. OK, pero estés al servicio de los otros. “Es que todo me esta permitido”. Si si; pero no todo es constructivo. No busquéis vuestro interés, sino el de los otros. Si un pagano os invita a comer, comed sin problema, pero tam- bién sin dar escindalo. Y, en resumidas cuentas, hagdis lo que hagdis, comer, beber 0 lo que sea, hacedlo todo para honra de Dios. 130 Cémo me comporto yo Fijaos en mf: yo soy apéstol y, sin embargo, no me arrogo ningun pri- vilegio. (Ya sé que para algunos no soy apéstol; pero para vosotros si, y la mejor prueba de que soy apéstol es que vosotros hoy sois cristianos). Yo po- drfa viajar con una mujer cristiana, como hacen Cefas o los hermanos de Jestis (0 es que solo Bernabé y yo tenemos que trabajar full time?) Si fui- mos nosotros quienes sembramos en vosotros lo espiritual, ;no seria justo que pudiéramos cosechar algtin bien material, como hacen otros, que si que participan de vuestros bienes? Yo podria vivir de los frutos de mi misién, pero no quiero ser obstécu- lo para el evangelio. Porque predicar el evangelio para mf no es un motivo de orgullo: es mi obligacién, iy pobre de mi si no lo hago! También yo soy libre, y no soy esclavo de nadie; pero vivo poniéndome al servicio de todos, para convencer al mayor ntimero posible: con los judios me comporté como un judio; con los que no tienen Ley, no observé la Ley (mi tinica ley es Cristo); con los inseguros me porté como un inseguro... y todo esto por el evangelio, para que dé fruto también en mi. Porque nadie puede decir que ya ha Ilegado a la meta. Pasa como en vuestro estadio, cuando los Juegos Istmicos: muchos comienzan la carrera, pero solo uno gana. (Otro ejemplo: nuestros antepasados los israelitas estuvieron todos bajo la nube en el desierto, pero solo una minoria agradé a Dios.) Seguid pues mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo. Quien se ufana de estar de pie, mucho ojito no se caiga, Otras cuestiones Me cuentan que, cuando os reunis, vuestras reuniones dan més pena que gloria: formdis gru- pitos, y cada uno se come su propia cena. Esta, Lo nuestro, desde desde luego, no se puede llamar la cena del Se- Juego, no se puede fior, sobre la que yo os transmit lo quea mime Jamar la cena del habfan transmitido, a saber: que cada vez que Sefior. comemos el pan y bebemos el vino estamos pro- clamando la muerte del Sefior hasta que él re- ddd 131 ddd gtese. Porque la noche de la traicién, él tomé un pan, re76, luego lo par- tid en pedazos y dijo: “Asi soy yo, despedazado por vosotros. Y este vino es mi sangre, que sella un pacto nuevo. Haced esto (entregaos por los dems) en recuerdo mio”. Beber el vino y comer el pan significa que nos declara- mos solidarios de la causa de Cristo. Pero quien come el pan y bebe el vino sin darle este sentido, tendra que responder del cuerpo y de la sangre del Sefior. Quien come el pan y bebe el vino sin entregarse, como hizo Cristo, tendra que rendir cuentas. También significa que, igual que muchos granos forman un solo pan, nosotros, que so- mos muchos, formamos un tnico cuerpo. Un cuerpo que, aunque consta de muchos miem- bros, sigue siendo un solo cuerpo. Y en él no todos los miembros tienen la misma funcién: el pie no puede decir: “como yo no soy mano, no soy cuerpo”, ni la oteja, ni los ojos, ni los oidos... El ojo no le puede decir a la mano: “no te necesito, mano”. Y los miembros que pare- cen de menor categoria son los més indispen- sables, y los tratamos con mis delicadeza cuan- to menos presentables son. Si un érgano sufre, sufren todos; y cuando a uno lo tratan bien, todos se alegran. Lo que quiero decir con todo esto es que vos- otros sois el cuerpo de Cristo, cada uno un miem- bro. En ese cuerpo, unos son apéstoles, otros pre- dicadores, otros maestros; unos hacen milagros, otros curan, otros hablan lenguas, otros presiden... Hay que ambicionar los dones mejores. Los carismas o dones El ojo no le puede decir a la mano: “No te necesito”. Una palabra sobre esto de los dones. Existen muchos, pero no todos son cosa de Dios (los dones de Dios son las palabras juiciosas, la fe, la capaci- dad para curar, de hablar lenguas... Esos los produce un unico y mismo es- piritu). Pero un don se le da siempre a alguien para el bien de los demés. 132 Algunos tienen el don de hablar en lenguas. Un don se le da Vale. Pero yo, la verdad, prefiero pronunciar en - F la asamblea media docena de palabras con sen- siempre aalguien 1 Ae tido, que sirven para instruir a los otros, que no para el servicio diez mil en una lengua ininteligible. Eso de las delacomunidad. _ jenguas esotéricas est bien para los paganos, pero Sino, no viene entre nosotros es mejor una buena predicacidn. de Dios. Y voy a afiadir todavia una cosa mas sobre esto de los dones: :Sabéis cual es el don mas excep- cional de todos? El amor. Hasta tal punto que si yo hablara como los mis- misimos angeles, si no amo soy como una campana 0 como unos platillos, que hacen ruido y nada més; y aunque conociera todos los secretos del mun- do y supiera muchisimo, o aunque tuviera una fe capaz de mover las mon- tafias de un sitio a otro, si no amo no soy nada ni valgo nada. Y si tomara todo lo que tengo y se lo diera a los pobres, y hasta si me dejara quemar vivo... si no amo, no soy nada. Nada. Y de nada me serviria todo eso. El amor es paciente, es afable, no tiene envidia ni vanidad, no es grosero ni egofsta, ni rencoroso, niin- Simoamo, justo... Siempre sabe disculpar, siempre se fia, siem- no soy nada pre espera y aguanta siempre. El amor jams se da por yj valgo nada. vencido. Nada. Todos los demés dones, la sabiduria por ejemplo, o las lenguas, o la inspiracion, se van a terminar algiin dia. Solo quedaran la fe, la esperanza y el amor. Pero lo mejor de todo es el amor. Por tanto, en lo que hay que esmetarse es en el amor mutuo. Cuando yo era pequefio pensaba de otra forma, como un nifio. Pero ya pasé esa etapa: ambicionad los dones del espfritu que sirven de verdad para construir la comunidad. Que en vuestras asambleas todo resulte construc- tivo, con orden y dignidad. La resurreccién Y vamos ahora con el tema de la resurreccién de los muertos. Porque, segiin me cuentan, hay algunos entre vosotros que dicen que eso de la re- >> 133 135 | >>> surreccién es un cuento chino. Pero si los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo ha resucitado, y si Cristo no sigue vivo, entonces todos nosotros somos unos embusteros; lo que nosotros predicamos no significa nada, y vuestra fe tampoco. Porque nosotros, en efecto, afirmamos que Cristo murié por nuestros pecados, que fue se- pultado... y que al tercer dia resucité y se apa- recié a muchos: a Cefas, a los Doce, a quinien- §§ Cristo no sigue tos hermanos, a Jacobo, a los apéstoles... y, ule vivo, nosotros timo y més miserable, también a mi, que ni somos unos siquiera merezco el nombre de apéstol, porque persegui a la Iglesia, (Aunque ahora, por gracia embusteros. de Dios, soy lo que soy, y esa gracia no se des- aproveché en mi, sino que ha dado més fruto que en todos ellos juntos). Si la esperanza que tenemos en Cristo es solo para esta vida, somos unos pobres infelices. Sino Sivamosamorir 2 3 haber resurreccién, zpara qué paso yo tantos del todo, mejor peligros, que no hay dia que no me encuentre al es que nos borde de la muerte? ;Para qué luché contra las fie- dediquemos ras en Efeso? Si vamos a morir del todo, mejor acomeryaheber. — ‘tiquémonos a comer y a beber. Pero no: estad seguros de que Cristo ha resucitado de la muerte, como primer fruto de entre los dormidos, y que por él todos recibirdn la vida, Nuestras fatigas trabajando por el Sefior no se- ran intitiles. Otra cosa es en qué consiste exactamente eso de la resurreccién. Desde luego, no estamos hablando de algo burdo o chapucero. Habra una trans- formacién, y lo mortal se revestiré de inmortalidad. Igual que no es lo mis- mo lo que uno siembra que lo que luego brota: se siembra algo pequefio, débil, corruptible, y se resucita incorruptible, fuerte, glorioso. Al final de todo, también el Hijo se someterd al Padre, y Dios seré todo en todos. Entonces podremos encararnos con la muerte y decirle con toda raz6n: “Muerte, ;dénde esta esa victoria tuya?” 136 Final Bueno, voy a ir terminando. Sobre la colecta para los hermanos de Je- rusalén, os digo lo mismo que les dije a las comunidades de Galacia: cada domingo id poniendo aparte lo que podais ahorrar. Luego, los que vosotros elijéis lo Hevarin a Jerusalén (y si vale la pena que vaya también yo, pues viajaremos juntos). Voy a ir a Corinto pasando por Macedonia y a lo mejor me quedo con vosotros todo el invierno, porque esta vez no me gustaria veros solo de pa- sada; pero hasta Pentecostés estaré en Efeso, que aqui hay mucho tajo y la oposicién es muy grande. Mientras tanto, acoged bien a Timoteo cuando vaya, y luego mandéd- melo de vuelta. Le dije a Apolo que fuera a yeros, pero no estaba muy animado. Ya ird en otro momento. Cuidad a la familia de Esteban, que es de lo mejorcito de Grecia y se ha dedicado a servir a la comunidad. Y a Fortunato, y a Acaico, que con su presencia han compensado de alguna forma vuestra ausencia. Hay que es- tar reconocidos a gente como ellos. Sed fuertes. Y recordad: todo lo que hagais, ha- cedlo con amor. El que no ama Os mandan saludos las comunidades de Asia, y al Sefior, Aguila y Priscila, con todos los que se retinen en su casa. que se vaya Un beso. La firma es de mi puto y letra: el que a hacer puiietas. no ame al Sefior, que se vaya a hacer pufietas. ;Ven, Sefior Jestis! Firmado: Pablo 137 Es DECIR... Los grupitos en la Iglesia (y los personalismos, y los nuevos movi- mientos a menudo algo secretistas y separatistas) son sospechosos, por- que lo que tiene que verse, lo Gnico que importa, es Jestis y su buen men- saje. Nuestra Unica sabiduria consiste en tener la misma visién del mun- do que tuvo Jestis. Nosotros somos meros trasmisores de su mensaje para el mundo. Un mensaje que se hace visible, entre otras cosas, a través de nuestra unidad en un mismo espiritu. Al servicio de esta unidad cada uno pone sus dones, sabiendo que un don es tal solo si sirve para construir la comunidad. Si no, por mas do- tado que uno se crea, y mas apdstol y mas evangelizador, esta meando fuera del tiesto. Y no hay don mejor que el amor. Todos los demas (los discursos inspirados, el don de la docta palabra, el don de jerarquia, el don de movimiento eclesial, el don del celibato...) son dones muy se- cundarios. Si no van acompafiados de carifio, son indtiles y hasta pueden ser contraproducentes. Todos los dones se nos dan para el servicio de los demas. Esta unidad de los cristianos se hace signo visible, sacramento, cuan- do nos juntamos en la cena del Sefior, donde recordamos la entrega de Je- stis, de su carne y de su sangre, por los demas. Solo quien se entrega de verdad como él es digno de participar en esta cena (No, como dicen al- gunos, si estamos en ayunas o si el pan es sin levadura. No la cena -la “misa”— entendida como rito magico o espectaculo de travestismo). La entrega a los demas, en fin, se traduce en cosas tan palpables como sacudirse los bolsillos a favor de los mas necesitados. 138 Cartas -coriiliok Esta carta de Pablo, apéstol de Jestis por voluntad de Dios, y de Timoteo, es para la comunidad de Dios en Corinto y para los de Grecia en general. Nuestro padre Dios y el Seftor Jestis os den alegria y paz. 1. Una carta dura, “con muchas lagrimas” Capitulos 10 a 13 de la Segunda Carta a los Corintios Quiero pediros que me ahorréis la pena de tener que armar un escén- dalo cuando vaya a veros, porque esta vez pienso plantarle cara a mis de- tractores, y estoy decidido a castigar cualquier rebeldfa. Ya sé que algunos de vosotros dicen que por carta soy severo, que soy valiente “a distancia”, pero que luego, cara a cara, me achico. Os fijais solo en las apariencias. Pero esta vez nadie va a dejarme en mal lugar, porque el * Lo que conocemos como “Segunda carta a los Corintios” es, en realidad, una recopila- cién de escritos de Pablo, que éste escribi6 en distintos momentos y circunstancias. La comunidad cristiana los agrup6, pero hoy los expertos distinguen, por lo menos, cuatro documentos diferentes, e incluso mas. ddd 39 ddd Sefior me dio autoridad (para construir vuestra comunidad, no para des- truirla) y yo me siento fuerte. Claro que jedmo voy a compararme yo con esos que se ponen a sf mis- mos como modelos para todos! Pues recordad que yo fui el primero que llegé a Corinto lIlevando la buena noticia de Cristo, con la intencién de ir ampliando desde alli mi radio de accién (sin entrar en terrenos ya cultiva- dos por otros). No me hagéis mucho caso si digo disparates: nacen de mi temor a que se resquebraje vuestta Qs egclavizan, 08 adhesién a Cristo. Y es que recibis tan tranqui- los al primero que se presenta predicando a un Jess diferente del que yo os prediqué. Os es- 0% claviza, os explota, os tima, os abofetea, se da S€ 10 aguantais. importancia... y se lo aguantais. ;Claro, como yo soy tan débil...! explotan, os timan... y vosotros Pues conste que para nada me tengo yo en menos que esos superapés- toles. Puede que hablando no sea gran cosa, pero en cuanto a conocimien- to no me gana nadie, y eso os consta. A lo mejor lo que hice mal fue que me rebajé, para que vosottos pudierais subir. Os anuncié la buena noticia de Dios gratis, sin convertitme en una carga para nadie, aunque yo estu- viera pasando verdadera necesidad. Los hermanos de Macedonia proveye- ron a mis necesidades. ;No habéis pensado que quizés lo hice porque os queria un mont6n? En cambio, esos otros no son mas que unos falsos apéstoles, obreros tramposos disfrazados de apéstoles de Cristo. Vamos a ver: gqué tie- éQué tienen ellos nen ellos que no tenga yo? {Que son hebreos? que no tenga yo? Y yo también. ;Son linaje de Israel? Y yo. ;Des- 6Qué sirvena cendientes de Abrahdn? Yo también. ;Sirven a iYyo mas! Cristo? Yo mas (y que Dios me perdone). A to- dos ellos les gano en cuanto a fatigas, carceles, en palizas, en peligros de muerte. Los judfos me han azotado cinco veces con los cuarenta gol- 140 pes menos uno; tres veces me han molido a palos; una vez me apedrearon; he sufrido tres naufragios, y pasé una noche y un dfa en el mar. He he- cho incontables viajes a pie, bajo las amenazas de los bandoleros, de mi propia gente, de los paganos... He cruzado rios peligrosos, ha aftontado peligros en las ciudades, en despoblados, en el mar, entre los falsos her- manos... En Damasco, el gobernador del rey Aretas me andaba pisando los talones, y solo pude escapar porque me descolgué por las murallas en un capacho. Muerto de cansancio, he pasado muchas noches en blanco, con hambre, con sed, a menudo sin probar bocado, con frfo y sin ropa... Y luego, como si todo eso fuera poco, estd el es- trés de cada dia, la preocupacién por todas y cada una de las comunidades: basta que uno enferme para que enferme yo también; basta Basta que uno enferme, para que alos demas nos que uno se sienta mal para que a mi me en- entre la fiebre. tre la fiebre... Y si de lo que se trata es de presumir, yo podria hablar de mis visiones y revelaciones. Un dia, hace catorce afios, fui arrebatado y of palabras que ningiin hombre es capaz de repetir. Ast que si presumiera no haria mds que decir la verdad. Pero no quiero jactarme: prefiero presumir de mis debilidades, de esa espina que Dios me Prefiero presumir ha metido en el cuerpo, para que no me enso- ge mis debilidades, berbezca. Y cuando le pedi que me la sacara, ee eet ee oe area cet ee er asc za’. Asi que estoy contento, porque en las de- manifiesta la bilidades, en los ultrajes, en los infortunios, per- fuerza de Dios. secuciones y angustias por Cristo, cuanto més débil soy, mas fuerte. Bueno, a lo mejor me he pasado un poco, pero ha sido culpa vuestra: porque deberfais ser vosotros quienes me defendierais. Que, aunque yo sea poca cosa, en nada soy menos que esos superapéstoles. Y mi calidad de apéstol se ve en el resultado de mi trabajo entre vosotros. Qué tenis vos- otros que envidiar a otras comunidades? Bueno, tal vez el hecho de que yo ddd 41 >>> nunca os resulté gravoso (ni yo, ni Tito ni los otros hermanos)... En fin, perdonadme Ia ironia. En el fondo, lo importante no es que yo ande os- tentando mis métitos, sino que vosotros practiquéis el bien, aunque a mi me descalifiquen. Ahora estoy preparando mi tercera visita a Corinto; pero no os preocupéis, que tampoco No me interesa esta vez seré una carga para vosotros. nada vuestro, sino No me interesa nada vuestro, sino vosotros VOOUUCERemos. mismos. Me seguiré desgastando por vosotros, como los padres se desgastan por sus hijos. A lo mejor me queréis menos por el hecho de que yo os quiero tanto... Alguno diré que, vale, que es verdad que no he sido una carga, pero que os he sabido engafiar astutamente. ;Ah, sf? zY en qué os hemos engafiado yo, 0 Tito, o el otro hermano que fue con él? Me temo que cuando vaya no os voy a encontrar como me hubiese gus- tado, ni tampoco vosotros me vais a encontrar a mf como quisierais. Que voy a volver a encontrar discordia, rivalidades, ira, egoismo, difamacién, chismes, chulerias, alborotos; muchos que pecaron y que no se han arre- pentido de la inmoralidad, el libertinaje y el desenfreno Pero esta vez no me andaré con chiquita esta vez vais a tener la prue- ba que anddis buscando de que Cristo habla por mi. Y él sf que no es débil: aunque fuera crucificado por su debilidad, aho- ra vive con la fuerza de Dios y muestra su poder en vosotros. Yo, que com- parto su debilidad, participaré de su vida ante vosotros. Con tal de que vosotros estéis fuertes, me ale- Con tal de que gro de ser débil yo. Todo lo que pido es que os be _ F vosotros estéis enmendéis. Por eso os escribo en este tono antes de ir a veros, para no verme obligado luego a im- fwertes, me alegro poner la autoridad que el Sefior me ha dado (ree de ser débil yo. pito) para construir, no para derribar. 142 2. Una carta menos dura: “Me alegra poder volver a contar con vosotros” Capitulos 1 a7 de la Segunda Carta a los Corintios, con algunos probables afiadidos iBendito sea el Padre de nuestro Sefior Jesucristo, el Dios que consuela! El nos alienta en nuestras dificultades, para que nosotros podamos alentar a otros. Y si los sufrimientos de Cristo abundan en nosotros, més abunda nuestro 4nimo, Si pasamos di- ficultades es por vuestro bien, para que vosotros cobréis. Dios nos fuerza para soportar los mismos suftimientos que pa- alienta, para decemos nosotros. Compafieros en el suftir, también lo que nosotros sois en el énimo. Y eso me da esperanza. podamos Yo en Asia lo pasé pero que muy mal, hasta el pun- aJentar a otros. to de que llegué a pensar que para mi todo habia ter- minado. Pero asi aprendi a no confiar en mi mismo sino solo en Dios, que resucita a los muertos. En El esté nuestra esperanza y El nos salvar4. Poned también vosotros algo de vuestra parte, rezando por mi. Pensé ir a Macedonia pasando por Corinto y luego volver a Corinto otra vez, para desde alli mar- char a Judea. Pero al final no lo he hecho. Algunos mbipaosle’suyo volverdn a decir que es que no me aclaro, que soy . un indeciso... Bien sabe Dios que con vosotros no fue un si rotundo soy nada ambiguo, que hablo con total sinceridad, @1as promesas de que en mis cartas no hay mas que lo que se pue- Dios. de leer y entender. Y el Cristo que Silvano, Timo- Cristo no fue teo y yo mismo os hemos predicado nunca fue am- biguo: lo suyo fue un si rotundo a todas las promesas de Dios. Y nosotros — yo y vosotros~ nos mantenemos firmes en Cristo por gracia de Dios, que nos consagré, nos marcé con su sello y nos dio su espiritu como garantia. Por eso respondemos “Amén” al final de la doxologia. Si no he ido a Corinto no ha sido por indecisién, sino por considera- cidén a vosotros, porque temia causaros pena. Y si yo os ponia tristes :quién me iba a alegrar a mi? En vez de eso os escrib{ una carta con muchas 1é- ddd 143 ddd gtimas. No por el gusto de amargaros, sino para haceros caer en la cuenta del amor tan especial que os tengo; para que cuando yo llegara no me cau- saran pena los que hubieran debido causarme alegria. Quien me ofende a mi os ofende a vosotros. Pero ahora ya perdonad a ese individuo, como yo le he perdonado. De hecho, llegué hasta Tréade anunciando el evangelio de Cristo; pero al no encontrar alli a Tito, como pensaba, me inquieté y segui hasta Ma- cedonia. Gracias sean dadas a Dios que nos asocia a la victoria de Cristo y di- funde, valiéndose de nosotros, el perfume de su conocimiento, el incienso que Cristo oftece a Dios, olor que asfixia a los que se condenan, pero que da vida a los que se salvan. Nosotros somos bien conscientes de nuestra Nosotros no nos misién. Y no digdis que empiezo otra vez a dar- predicamos me pote. Vosotros sois mi mejor carta de reco- a nosotros mendacién: una carta escrita en vuestros corazo- nes, que puede ser lefda por todo el mundo. Car- ta de Cristo no escrita con tinta, sino con el predicamos a mismos, sino que espiritu de Dios vivo, y no sobre piedra, sino en Jesucristo el Sefior. el corazén. Y yo soy ¢l amanuense de esa carta. Dios nos consideré aptos para el culto de una alianza nueva, esta vez no de Ley, sino de espiritu. Porque mientras Moisés, que fue el agente de la antigua alianza, se cubria la cara con un velo, nosotros llevamos la cara descu- bierta y reflejamos la gloria del Sefior. Porque La luz de Dios que enciende nuestros corazones la donde esta el espiritu del Sefior hay libertad. recibimos reflejada — Avanzamos con valentia: hemos renunciado a por el rostro de tapujos vergonzosos y vamos manifestando la Cristo. verdad, apelando a la conciencia més intima de todo hombre. Nuestro evangelio solo aparece velado para los que se pierden. Nosotros no nos predica- 144 mos a nosotros mismos, sino que predicamos que Jesucristo es el Sefior, y nosotros somos siervos vuestros por él. El Dios que dijo “Brille la luz en las tinieblas” la ha encendido en nuestros corazones, haciendo resplandecer en ellos la gloria de Dios reflejada por el rostro de Cristo. Esto es un grandfsimo tesoro, que nosotros, sin embargo, llevamos en pucheros de barro, para que resulte patente que esta fuerza extraordinaria es cosa de Dios, y no nuestra. Nos empujan por todos los lados, pero no logran tumbarnos; y si nos derriban, no nos rematan. Podemos estar apurados, pero nunca desesperados; asediados, pero no abandonados a nuestra suerte. Llevamos en nuestro cuerpo los tormentos de Jestis, para que se transparente también la vida de Jestis. Y tal como lo creemos lo decimos, sabiendo que quien resucité a Jestis nos resucitard tam- bién a nosotros. Nunca nos acobardamos. Aunque por fuera va- yamos decayendo, nuestro interior se renueva cada. Aunque por fuera dia. Porque sabemos que nuestras penalidades mo- vayamos mentaneas nos producirén una riqueza eterna; y decayendo, que si nuestro albergue terrestre, nuestra tienda MNCaTrOHn terion de campatia se derrumba, nos vendré del cielo se renueva una morada nueva. Es verdad que los que esta- cada dia. mos acostumbrados a nuestra tienda quisiéramos no tener que quitarnos nunca lo que llevamos puesto, sino vestirnos lo otro encima, que lo mortal fuese absorbido por la vida. Fl resultado es que estamos siempre animosos, aunque sepamos que mien- tras estamos en este cuerpo permanecemos alejados del Sefior. Por eso, por respeto a Dios que me ve como soy, soy sincero con los hombres, y conffo en que vosotros sedis conscientes de ello, Y conste que no estoy empezando a recomendarme otra vez. Simplemente os estoy dan- do argumentos para que poddis presumir de mi, para que podais respon- der a esos que tanta importancia dan a las apariencias. Nosotros no esti- mamos a nadie por las apariencias, y si alguna vez valoramos a Cristo por la apariencia, ahora ya no es asi: él murié por todos para que nadie viva para si mismo, sino para quien por nosotros murié y resucitd, ddd 45 = s = | . SSSR 146 cy ‘ ae | b> Donde hay un cristiano hay una nueva hu- Donde hay un manidad. Lo viejo se termina y algo nuevo em- cristiano hay una pieza a existir. ;No lo notdis? nueva humanidad Y todo esto por obra de Dios, que nos re- (por eso hace falta concilié consigo a través de Cristo, cancelan- ereatividail)s do la deuda de los delitos humanos, y nos en- comendé el servicio de la reconciliacién. So- mos, pues, embajadores de Cristo. En nombre de ese mismo Cristo yo os pido que os dejéis reconciliar con Dios, que no echéis en saco roto tanta gracia. Y para que nadie ponga pegas a nuestro servicio, aguantamos — sin dar motivo de escdndalo— luchas, desgracias, angustias, golpes, carceles, moti- nes, fatigas, noches sin dormir y dfas sin comer, procediendo siempre con honestidad, con tacto, con paciencia y amabilidad; con amor sincero, lle- vando el mensaje de la verdad y la fuerza de Dios. Somos los mentirosos que dicen la verdad, los desconocidos famosos, los moribundos pletéricos de vida, los condenados a muerte que nunca aca- Somos los pobres ban de ser ajusticiados, los tristes siempre alegres, pobres que enriquecen a otros, necesitados que no tienen necesidad de nada. que enriquecen a otros. Bueno, ya me ha desahogado con vosotros, co- rintios, hablandoos como a hijos. Ahora siento mi corazén esponjado. Pa- gadme vosotros con la misma moneda: no sedis de sentimientos estrechos, ensanchaos también. No estoy censurdndoos. Ya os he dicho que os llevo muy dentro, que es- tamos unidos en la vida y en la muerte, que tengo mucha confianza en vos- otros, mucho orgullo por vosotros; que me siento lleno de 4nimos y rebo- so de alegrfa en medio de todas mis penas. Desde que llegué a Macedonia no tuve un momento de sosiego: por to- das partes surgfan dificultades, contiendas fuera y temores dentro... Dios, que alienta a los oprimidos, me animé con la llegada de Tito y con las bue- nas noticias que trafa sobre vosotros: él me hablé de vuestra afioranza, de 148 vuestras légrimas, de vuestro interés por mi. Y eso me dio mucha alegria. Si antes me dolia haberos causado pena con mi carta anterior, ahora me alegro, porque ese pesar produjo arrepentimiento. En realidad, aquella carta no fue tanto para reprocharos vuestras ofen- sas, cuanto para que tuvierais ocasibn de reconocer delante de Dios el aprecio que me tenéis. También me alegré ver lo feliz que se sentia Tito, que ahora se ha que- dado tranquilo. Ha podido comprobar por si mismo que eran verdad to- dos los elogios que yo le habia hecho de vosotros. Me alegra mucho poder volver a contar con vosotros. 3. Una nota sobre la colecta para Jerusalén (Chins Sebi Siqmch Gan alin Gao Las comunidades de Macedonia, a pesar de sus dificultades y de su ex- trema pobreza, se han volcado con desbordante alegria en un derroche de generosidad, y soy testigo de que han hecho todo lo posible, e incluso més de lo posible. Ellos, espontdneamente, me pidieron poder contribuir a la colecta para los hermanos de Jerusalén, y superaron todas mis previsiones: en primer lu- gar, déndose a s{ mismos. Le he pedido a Tito que, puesto que fue él quien empezé la cosa, sea también él quien dé el ultimo toque entre vosotros a esta obra de caridad. Vosotros tenéis abundancia de todo: de fe, de don de la palabra, de co- nocimiento y de amor hacia mi. Pues que sea abundante también vuestro donativo. Claro que no os estoy obligando: simplemente os cuento lo que han hecho otros, pata comprobar hasta dénde es genuina vuestra caridad enor ere ted cial aed eorercce ts eat ot ieeisel ineirebrel ee mccores para enriquecernos con su pobreza). Hace un afio fuisteis vosotros los que tomasteis la iniciativa de esta co- lecta: llevadla ahora a buen término. Cada uno segiin sus medios, que lo que cuenta es la buena intencién, y tampoco se trata de aliviar a otros pa- sando vosotros estrecheces. En favor de la paridad, que vuestra abundancia de este momento remedie la falta que ellos tienen, para que un dia su abun- >>> 149 >>> dancia pueda remediar vuestra falta, y asi haya equidad. Doy gracias a Dios por el carifio hacia vosotros que ha puesto en el co- razén de Tito. Se marcha a visitaros no solo por peticién mia, sino espon- t4neamente. Mando con él] a un hermano que se ha hecho célebre en to- das las comunidades predicando el evangelio, hasta el punto de que lo han clegido para que me acompaiie en este viaje de caridad. Ast evito toda po- sible critica sobre la administracién de esta importante suma. Y mando tam- bién a otro hermano cuya diligencia he podido comprobar en muchas oca- siones. En cuanto a Tito, sabéis que es compafiero mio y colaborador para vuestros asuntos. Los demas hermanos son delegados de las comunidades y honta de Cristo. Tratadlos con amor y demostradles que tengo razén cuan- do me enorgullezco de vosotros. 4. Otra nota sobre esa misma colecta Capitulo 9 de la Segunda Carte a los Corintios La verdad es que no hace falta que insista en lo de la colecta de Jerusa- lén. De sobra conozco vuestra buena voluntad, y asi se lo digo a los de Ma- cedonia, conténdoles que la tenéis preparada desde el afio pasado. Eso a ellos les estimula. Os mando por delante a los hermanos para que est¢is preparados. Asi, cuando vayamos nosotros, ni yo ni vosotros quedaremos mal ante los ma- cedonios que vayan conmigo. Por eso les he dicho a estos hermanos que se me adelanten y tengan preparada vuestra generosa contribucién, de modo que parezca generosidad, y no obligacién. Cada uno dé lo que haya decidido en conciencia, ni a disgusto ni por compromiso, sabiendo que quien bien siembra bien cosecha, y que Dios es generoso para colmaros de favores: sois ricos para poder ser generosos, de modo que vuestra generosidad produzca en otros accién de gracias a Dios. Porque con esta colecta no solo pretendemos socorrer las necesidades de los de Jerusalén, sino también que ellos reconozcan la fe que profesdis al evangelio de Cristo y lo generosa que es vuestra solidaridad con ellos y con todos, y recen por vosotros. Bendito sea Dios por tanto don. 150 Es DECIR... Que uno es apéstol se nota en que se desvive por el evangelio. Y es en la debilidad con autenticidad de los cristianos, no en su prepotencia, don- de se manifiesta la fuerza de Dios. La Iglesia, sus ministros, no tienen que preocuparse de aparecer poderosos. El poder es siempre poder de Dios, no de ellos. Y lo que de verdad importa es que la comunidad se construya, aunque se descalifique a los constructores: “con tal de que vosotros estéis fuertes, me alegro de ser débil yo”. Detras de eso hay un amor verdadero, infinito, delicado, desinteresado. Un amor cuyo principal objetivo es la preocupacién por el crecimiento del amado. Porque los cristianos no se predican a si mismos (la Iglesia no exis- te para si), sino el sefiorio de Jestis. A cara descubierta, sin tapujos, sin dobles intenciones, sin calculos ni politiqueos, sin “diplomacias”. Donde esta el espiritu de Jestis hay libertad, no componendas; aire nuevo, y el germen de una humanidad nueva. Este es nuestro verdadero y gran tesoro, aunque nosotros lo llevamos en débiles pucheros, para que quede patente que la fuerza no procede de nos- otros, sino de Dios. A pesar de los muchos problemas que tuve con la gente de Corinto, yo nunca perdi la fe en ellos: todo lo que tenian de pasionales lo tenfan de apasionados. Con ellos, y a pesar de sus defectos, era posible creer en una humanidad nueva. De donde hay pasién puede siempre surgir vida (como en el sexo); la esterilidad (aunque sea celibataria), solo produce sequedad, aburrimiento, vacio. El sacrificio de Efeso Como decia, en la ciudad de Efeso pasé mas de dos afios, desde mis 47 hasta que cumpli los 49. Y durante ese tiempo sucedié de todo. Me hicieron sufrir, y bien. Hasta el punto de que en algtin momento crei que alli se iba a acabar mi vida. Incluso llegué a pasar un tiempo en la carcel, siempre a causa de quie- nes, dentro y fuera de la iglesia, al ir creciendo la respuesta a la llamada del evangelio, veian amenazados sus privilegios 0 sus seguridades. Nadie te persi- gue por lo que dices, sino porque cuanto dices pone en crisis lo que ellos son o lo que ellos tienen. En este sentido, lo mas sonado fue lo de los plateros... 151 Tumullo<: “Ffeso BueNds . Tpipus. Melia Delete 168 LLAMO DEMETRIO, 9 0? PLATERO (como JUAN RAMON ), ME GANO L4 VIDA FABRICANDO EXVOTOS DE LA GRAN DIOSA ARTEMISA, QUE TIENE AQU{ EN EFESo sv CENTRO MUNDIAL, CON UN TEMPLO QUE TE CASAS (CON PERDSN) +: EL MAPOR DEL. MUNDO GRIESO, PRIMERO CONS~ TRUIDO ENTERAMENTE EN MAR - MOL, ETCETERA ETCETERA .* PERO AHORA EL TAL PABLO SE ESTA CARGANDO (CON PERDON) NUESTRO NEGOCIO, DICIENDO = QUE Lo DE ARTEMISA ES YN TMO. 2? 7, LO VAMOS 4 CONSENTIR / Viva + ARTEMISA EQUIVALTA A DIANA, LA DIOSA CAZADORA ROIMANA 3 FERO EN EFESO SE LA MEZCLABA CON El. CULTO A LA FERTILIDAD, 9 LA REPRESENTABAN LLENA DE TETAS. 152 L4 muLtitup, ARREBA- TADA COMO SUELE, SE DIRIGIS HACIA EL TEATKO, ARRASTRANDO CONSIGO A DOS COLABORADORES DE. PABLo, GAdo 9 ARis- Gig, LAA: [S09 90 QUIEN TENDRIA QUE ESTAR AULT / 2Estis Loco? 7) Te cesHarcan / 153 ry se)alay \eaa\ | .—- iz up \® usted platético. Sy aa xe, Non Se Cr Yosted | un platan. oN) Df, NG as SY aE 5 AQUELLA ASAMBLE sitpistico! ers ie 9, MAS QUE UNA R CA Le note platérico. WUC PARECIA UNA REBEL : Eakins Te ee AA Ss Ras yy plats negra. U- Avtentico jamdn ce. F 154 ve ae Ee Y fo x a7 % s04 el plato con bolas |_7 7 Ss ae Ha side un plater. “3 A ERAUNGALLINERO _—-\yo8 = E JNION DE PLATEROS, = —— Qi IN DE PLEITEROS. = oS Mi novia me dio plan. si Que Nf ve} (neiaa es a Y pla, pla, pla... 7 Se RY} oF ld Uo: “une; va 155 {a TTT {| WL | OigA, 2 DE que vA ESTo? t PARECE QUE ALGUIEN HA PERO NO ERA CONTRA LAS VICTIMAS DEL TURRONISMO ry oe [DSTA QUE SE PRESENT EL ALCALDE. od CAMA, CALMA, EFESINOS. A SABEMOS TODOS QuE EFESO Es? SERA SIEMPRE LA CIUDAD DE LA GRAN ARTEMISA, PERO SOLO FALTABA QUE LOS ROMANGS, CON LAS GANAS QUE NOS TIENEN, SY NOS ACUSEN DE ORGANIZAR UN MOTIN . BY 156 Asi Que, Si TENE|s ALGUNA AcUuSACISN CONCRETA, LLEVADL4 ANTE LOS TRIBUNALES, /C4RA® / 157 Después de estar mas de dos afios en Efeso, volvi a embarcarme para pasar a Grecia, siguiendo el mismo recorrido de la vez anterior: Filipos, Tesalonica, Berea... Estaba ansioso de visitar las casas de los amigos, desde donde se ex- tendia por toda Macedonia, como hierba buena, el mensaje de la renovacién del mundo con la justicia misericordiosa ensefiada por Jests. Y por fin llegué nuevamente a Corinto, el bendito Corinto. Iba a permanecer alli tres meses, intentando poner paz en aquella comunidad levantisca. Durante todo ese tiempo (y ya habia cumplido los cincuenta) yo seguia con- servando mi antiguo anhelo de visitar Roma (que no conocia aun), para hablar de Jesiis en el coraz6n del imperio, aunque en la gran urbe yo sabia que otros apdstoles habian ya sembrado el mensaje de Jestis, y que existian varias co- munidades cristianas. Nunca me gusté predicar donde otros lo habian hecho ya, pero Roma era un caso especial. Atenas, Corinto, Ffeso me habian convencido de que, estratégicamente, los grandes niicleos urbanos eran potentes focos de irradiacién. Y yo, que veia mermar mi vida y mis fuerzas, debia escoger bien los lugares donde abrirle puertas a la buena noticia de Cristo. Aprovechando que desde Corinto iba gente a Roma, les escribi una carta a la comunidad de judeocristianos de alli, presentandome a ellos, resumiéndoles cual era el meollo de mi predicacién cristiana (para que no hicieran caso de ha- bladurfas que hubieran podido llegarles), y anunciandoles que, una vez que hu- biera ido a Jerusalén para entregar el dinero de la colecta que estabamos ha- ciendo por Grecia y Macedonia, intentaria viajar a su ciudad. Asi iba a suceder, aunque, como se vera, a través de una extrafia carambola... 158 Os sALuoo 40, PABLO, sER- MOOR DE JESUS 9 APASTOL... PARA (4.60 LOS RESU-= DE MIDA) A todos los llamados y queridos de Dios que estdis en Roma os saludo yo, Pablo, servidor de Jestis y apéstol porque Dios me Ilamé para que anun- ciara su buena noticia. Esta buena noticia es Jestis, nacido humanamente en la familia de David, y nacido de Dios por la fuer- za del espiritu, que lo devolvié a la vida después de haber muerto. Nuestra buena Doy gracias a Dios porque todo el mundo habla noticia maravillas de vuestra fe. Yo rezo mucho por vosotros, e$ Jestis. y tengo muchas ganas de ir a veros para que mutua- mente nos animemos unos a otros en la fe y también para recoger ahi algin fruto, como en los demés sitios. Conste que lo he intentado muchas veces, pero hasta ahora no ha podido ser. Y no por mie- do, que yo no soy de los que se achican cuando se trata de anunciar el evan- gelio, fuerza de Dios para judios y griegos, que revela el perdén de Dios para los que tienen fe (precisamente en base a esa fe) y su reprobacién para los que ahogan la verdad con injusticias. ddd 159 ddd Los que ahogan la verdad Y es que cualquiera que piense un poco puede llegar a conocer a Dios a través de sus criaturas. Lo que pasa es que muchos, dandoselas de sabios, cambiaron la imagen auténtica de Dios por criaturas suyas, y se dieron a la inmoralidad. Ellos saben que los que asi se comportan ya estén muertos, pero no solo continian haciéndolo, sino que alaban a los que lo hacen. Ast van acumulando méritos para el dia del juicio, cuando Dios retri- buird a cada uno segtin sus obras, sean judios o sean griegos, que Dios no tiene favoritismos. Este enjuiciamiento, segtin el evangelio que yo predico, Dios lo hard a través de su hijo Jesus. Me voy a referir primero a los judios, que estan convencidos de ser guias (de ciegos) y maestros (ignorantes), porque tienen en la Ley el saber y la verdad; pero si esa Ley no la hacen vida, es como si no existiera, y la cir- cuncisién tres cuartos de lo mismo: porque ser judfo no esta en lo exterior -la circuncisién y todo eso- sino en el interior. Alguien podria decir: “Pues, entonces, para qué vale ser judio?” Si que vale: en primer lugar, porque fue a ellos a quienes se les confié la palabra de Dios, y la infidelidad de algunos de ellos no va a anular la fidelidad de Dios. Pero ventajas, lo que se dice ventajas, el judio no las tiene frente al pagano sélo por el hecho de ser judio. Ambos, en principio, estén bajo el dominio del pecado. La fe es lo que importa Alguien me va calumniando por ahi diciendo que yo ensefio que se pue- de hacer el mal tranquilamente. Eso es mentira. Lo que yo digo es que Dios rehabilita a todo el que tiene fe, independientemente de la Ley: que a todos sin distincién Dios les ofrece su perdén si tienen fe en Jestis, el Ungido. Su sangre expia nuestros pecados, y la generosidad de Dios nos rehabilita. Por- que Dios es el mismo para los judios y para los paganos. Al propio Abraham, lo que le sirvié no fueron sus obras, sino su fe: que se fié de Dios, ya antes de circuncidarse. La circuncisién fue como un se- Ilo, como una confirmacién de la rehabilitacién que ya antes habfa obteni- 160 do mediante la fe. El supo mantener la esperanza cuando ya no cabfa es- peranza (porque su cuerpo estaba viejo y el seno de Sara sin vida), y esa fe fue lo que lo convirtié en padre de muchos pueblos. Y también los paganos consiguieron la justificacién mediante la fe; mien- tras que Israel, que corria detrés de la Ley y se figuraba que iba a alcanzarla a base de obras y no por la fe, tropez6 y no la al- canz6. Cristo murié ZY quién nos consiguié a nosotros esa gracia? é * por los més Cristo. Poca gente hay que esté dispuesta a morir despreciables, por otro; puede que alguno lo haga si se trata de . demostrandonos un hombre verdaderamente fntegro. Pero Cristo murié por la gentuza, por los pecadores, demos- asi el amor que trandonos asi el amor que Dios nos tiene. Dios nos tiene. Y, ahora, mediante su sangre, todo el que cree en él se rehabilita. Porque si tus labios confiesan que Jestis es el Sefior, y tu coraz6n cree que Dios lo levanté de entre los muertos, te salvards. Y eso es lo que importa. Ya no hay distincién entre judios y paganos, porque Dios es el mismo para todos, generoso con todos los que lo invocan. El fruto de la fe . Pero (repito) eso no quiere decir que Dios Nosotros, gracias aya repudiado a su pueblo. Yo mismo soy ; israelita, descendiente de Abraham, de la ri 2 Jesucristo, bu de Benjamin. Lo que ha quedado es un tenemos la esperanza residuo, escogido por pura generosidad de de aleanzar Dios, no en atencién a sus obras. Ahora bien: el esplendor si aun cayendo Israel ha logrado que su ti de Dios. queza se extienda al mundo, :qué no pasarfa si todos ellos siguieran corriendo en masa? Nosotros, gracias a Jesucristo, estamos en una situacién de privilegio, y tenemos la esperanza de alcanzar el esplendor de Dios. Eso nos mantiene >>> 161 162 i a oe es sy Wh ( ; ghee piacere he Rn ial eal ny ) i I p> animosos en nuestras dificultades, porque la dificultad produce entereza, la entereza calidad, y la calidad esperanza. Y nosotros estamos orgullosos de Dios. Del mismo modo que (segtin cuenta la Biblia) el delito de uno solo caus la condena Nosotros est: Gb techs, aati AGRO Go ome cally mes pe OG GIA dl fairy 97h cia oodles ies Promfias, CM he hte. Donde abundé el pecado, sobreabundé la gra- cia. Pero que nadie diga: “;Ah, pues entonces sigamos pecando, que asi ha- bré més gracia!” ;No, hombre! Nosotros ya hemos muerto cn el bautismo, vinculdndonos a la muerte de Jestis, para después resucitar como él. Muramos pues al pecado, para vivir para Dios en unidn de Jestis. El pecado paga Igual que en otro tiempo vuestro cuerpo fue es- on muerte, clavo de la inmoralidad y del desorden, dadlo aho- mientras que Dios ra a la honradez, para vuestra consagracién. regala vida. Porque el pecado paga con muerte, mientras que Dios regala vida, a través de Cristo, nuestro sefior. Yo me doy cuenta de que dentro de mi no hay nada bueno, porque no hago el bien que quisiera, sino el mal que no quisiera. Pero el soplo de vida que me entra al unirme a Jestis me libra de la tirania del pecado y de la muerte, Dios envié a su hijo con una carne mortal y pecadora, como la nuestra, y en su carne dicté sentencia contra el pecado. Sialguno no tiene elestilo de Cristo, io BBs Noon) jeras no es cristiano. Si alguno no tiene el estilo, el espiritu, de Cris- to, no es cristiano. Pero si habita en nosotros el mismo espiritu que a él lo resucité de la muerte, ese mismo espiritu también volverd a dar vida a nues- tro ser mortal. Si con ese espiritu dais muerte a las malas acciones, viviréis. Hijos de Dios son los que se dejan evar por ese espiritu. Un espiritu que no nos infantiliza ni nos esclaviza, sino que nos con- 164 vierte en hijos y nos permite gritar: Padre! Y si somos hijos, también so- mos herederos, coherederos con Cristo. Si compartimos sus sufrimientos compartiremos también su gloria. Esta misma esperanza la abriga la humanidad entera: verse libre algtin dia de la esclavitud y alcanzar la libertad y la gloria de ser hijos de Dios. Porque si Dios est4 con nosotros, ;quién va a estar contra nosotros? ;Y quién va a poder separarnos del amor de Cristo: las dificultades, las tribulaciones, el hambre, la desnudez, los peligros, las persecuciones...? ;Qué Yo os suplico que va! Ni la muerte ni la vida, ni el presente ni el hagdis de vuestra futuro, ni las alturas ni los abismos podran sepa- existencia rarnos del amor de Dios que se revelé en Cristo, nuestro sefior. un verdadero objeto de culto. En cuanto a mf, yo me considero apéstol de los paganos, que han sido injertados como ace- buches silvestres en el olivo, después de desgajar de ese olivo algunas de sus ramas originales por su falta de fe (aunque Dios tiene poder para injertarlas de nuevo si no persisten en su falta de fe).Asi fue como los paganos entra- ron a participar de la raiz y de la savia del olivo. Pero que se anden con cui- dado, porque si Dios no tuvo miramientos con las ramas naturales, puede que no los tenga tampoco con ellos. Dejaos transformar poruna mentalidad nueva, tomAndole el gusto Formamos un cuerpo tinico Hermanos mios, por toda esta misericordia de Dios yo os suplico que hagdis de vuestra existencia un sacrificio vivo, un verdadero ob- 5 e 5 la perfeccién. jeto de culto. No os amoldéis al estilo de este 94 Perteccton. mundo, sino de- Formamos un jaos transformar por una mentalidad nueva, cuerpo con muchos siendo capaces de tomarle el gusto a lo bueno, : able, a lo perfecto. aio bcetoada a lo agradable, a lo perfecto oA Y que nadie se tenga en més de lo que es. uno con su funcién. 4 8 - Unidos a Cristo formamos un cuerpo con mu- b>> 165 166 167 p> chos miembros, cada uno con su funcién, segtin el don que Dios le ha dado: uno sirve para predicar con inspiracién, otro para el servicio de los demés, otro para la ensefianza... y todos para el amor. Como buenos hermanos, sed carifiosos unos con otros, rivalizando en ver quién estima més al otro. No os escaqueéis del trabajo, y manteneos fervorosos en el espiritu, al ser- vicio del Seftor. Que la esperanza os mantenga alegres, enteros en las difi- cultades y constantes en la oracién. Sed solidarios con los consagrados, y esmeraos en ser acogedores. Bendecid a los que os persiguen: bendeci- dles, no los maldigiis. Disfrutad con los que estin alegres y llorad con los que lloran. No andéis pensando en qué sé yo qué grandezas ni sedis autosuficientes, sino humildes. No devol- Venced al mal con la fuerza del bien. vais mal por mal: venced al mal con la fuerza del bien. Y estad en paz con todo el mundo. Sed respetuosos con las autoridades, que si es- tn ahi es porque Dios lo quiere. Pagad vuestros impuestos y a nadie le debdis nada, més que el amor mutuo. Porque el que ama cumple toda la El que ama cumple ley, que se resume en esta frase: “Como te amas_ toda la ley. a ti mismo, ama a tu prdjimo”. La noche est4 avanzada, ya clarea el dia. Aban- donemos las actividades propias de las tinieblas y preparémonos para actuar a plena luz. Revestios del sefior Jestis y no os dejéis evar por los bajos instintos. Sed exquisitos en el respeto de las diferencias: el que come de todo, que no desprecie al que se abstiene; el que considera que todos los dias son iguales, que respete al que establece diferencias entre ellos. Lo im- portante es que todo lo hagamos convencidos por el Sefior. Porque nin- guno de nosotros vive para s{ mismo: si vivimos, vivimos para el Sefior y, si morimos, morimos para el Sefior. Vivos 0 muertos, somos del Se- fior. Por eso murid y recobré la vida Cristo, para ser sefior de los vivos y de los muertos. Y cada uno de nosotros tendré que dar cuenta a Dios. 168 En fin: dediquémonos a todo lo que favorece la paz y sirve para cons- truir la comunidad. Los robustos debemos cargar con la debilidad de los endebles, y no buscar lo que nos agrada a nosotros.Démosle gusto al pré- jimo buscando siempre lo més constructivo. Como hizo Cristo, que no bus- 6 su propia satisfaccién, La celebracién de la buena noticia Que Dios, fuente de constancia y de consuelo, os ayude a andar de acuerdo entre vosotros, que eso €s lo propio de los cristianos. Para que alabe- mos con un acorde tinico a Dios, padre de nues- Andar de acuerdo wo sefior Jess, el Ungido. entre vosotros Que el Dios de la esperanza colme vuestra fe 8 lo propio de alegria y de paz para que rebostis de esperan- de los cristianos. za y de fuerza espiritual, Ya sé que hacéis todo eso. Pero os lo escribo para refrescaros la memoria, tal vez con gran atre~ vimiento por mi parte. Aunque me apoyo en el don que recibi de Dios y que me hace celebrante de Jestis, el Ungido, entre los paganos. Mi celebracién consiste en anun- ciarles la buena noticia de Dios, y nunca se me ocutrird hablar de nada que no sea lo que Cristo ha hecho a través de mi, para que los paganos res- pondan, Desde Jerusalén hasta el Adridtico he ido anunciado la buena noticia de Cristo, sobre todo donde nadie lo habfa hecho antes, porque yo no he que- rido construir sobre cimientos ajenos. Planes de viaje y saludos Si no he ido a veros antes a vosotros ha sido por eso; pero ahora que ya he recorrido esas regiones, como tengo muchas ganas de haceros una visi- ta, pasaré, cuando vaya camino de Espafia, para disfrutar de vuestra com- pafifa y para que me ayudéis en ese viaje. >>> 169 170 17 dbp Pero antes voy a ira Jerusalén, a llevar a los de alli la solidaridad y la ayuda material de los hermanos de Macedonia y Grecia. Es justo que sea asi, porque antes aquellos compartieron con los de aquf sus bienes espiri- tuales. Cuando haya entregado la colecta en Jerusalén saldré hacia Espafia, pasando por vuestra ciudad. Los que crean Rezad por mi, para que logre salir con bien de los disensiones incrédulos de Judea y para que los hermanos de alli no estan acojan la colecta. al servicio Mientras tanto, os recomiendo a la diaconisa de de Cristo, la comunidad de Corinto, nuestra hermana Febe. Po- sino delosuyo, 22 # 5H disposicién en lo que necesite, que ella ha hecho mucho por todos, empezando por mi mismo. Recuerdos a Priscila y Aguila, colaboradores mios, que se jugaron la cabeza para salvar mi vida. Y a la comunidad que se re- tine en su casa. Recuerdos a Epéneto, primer fruto de Asia para Cristo. ‘A Marfa, a Andrénico, a Junias, paisanos mios y compafieros de prisién (que fueron cristianos antes que yo); a Ampliato, a Urbano, a mi querido Estaquis. A Apeles, que ha dado pruebas de ser un cristiano de tomo y lomo. A la familia de Aristébulo; a Herodién, paisano mio; a los cristianos de la casa de Narciso; a Trifena y Trifosa; a la querida Pérside, a Rufo y a su madre (que también lo es mia); a Asincrito, Flegén, Hermas, Patrobas, Her- mes y los hermanos que viven con ellos; a Fildlogo y Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpio y a todos los consagrados que estan con ellos. A todos muchos besos y abrazos. Todas las co- munidades cristianas os saludan. Saludos también de Timoteo, mi colaborador, y de Lucio, Jasony . .., Sosipatro (Os saludo también yo, Tercio, que soy el Sed listos [dein lo que estoy copiando esta carta) y de Gayo, que me bueno ysencillos hospeda a mf y a toda esta comunidad; y de Eras- para lo malo. to, tesorero de la ciudad, y de nuestro hermano Cuarto we No os juntéis con los que crean disensiones y escdndalos: esos no estan al servicio de Cristo, sino de sus est6magos, y engafian a los ingenuos con palabras bonitas. Sed listos para lo bueno y sencillos para lo malo. Bendito sea Dios, que nos ha transmitido, a través de Jestis, su sabiduria. Pablo En el fondo, gqué les queria yo decir a los de Roma? Las tres cosas que ha- bia anunciado machaconamente durante afios en Asia y en Grecia (en realidad, la carta a los romanos es un resumen de todo ello): Que la vida de Jestis, su forma de vivir (y su muerte, pero la muerte no fue mas que la consecuencia de cémo habia vivido) era el ejemplo para nuestro vivir: una vida sin sometimien- to a mas ley que la del amor; pero un amor concreto, que lleva a la justicia, y donde los pobres cuentan; una vida libre, donde ya no importa si eres hom- bre o mujer. En segundo lugar, que ese estilo de vida “en Cristo” “nos salva”, es decir, nos garantiza la plenitud; primero, aqui: no hay mejor modo de emplear la vida “terrena” que vivir al estilo de Jestis (su fraternizacién universal, su dimension trascendente). Y, después, mas alla de la muerte: haber vivido de esa manera nos hace dignos, por favor de Dios, de continuar vivos después de muertos. Y la prueba la tenemos en el mismo Jestis, cuyo destino, después de morir, fue vivir. Ese es el sentido cuando decimos que Jestis “nos salva”: que, si sabemos vi- vir como él, siguiendo su ejemplo, cémo él sintid, vivid y murié, adquirimos -en primer lugar- una nueva conciencia de lo que significa nuestra vida; de Jestis recibimos un soplo, un espiritu distinto del que respiramos a nuestro al- rededor, y entendemos entonces qué significa “vivir a tope”. Y esta explosion de vida viva, como en el orgasmo, salta hasta otra dimensién, crea en cada uno de nosotros un nuevo ser con una existencia nueva, “nos salva”. Si vivi- mos como él, seremos merecedores de seguir viviendo, igual que él, después de morir. Por don del Dios que inventé la vida. Aunque ignoremos el cémo y el dénde, del mismo modo que ignoramos como fue exactamente la resurrec- cién del Sefior Jess. En tercer lugar, que todo esto solo es posible vivirlo en comunidad, porque la potencia de un mundo que rema en otra direccién es muy fuerte. Unas co- 173 munidades entrafiables, donde la gente se quiere y se preocupa de la gente. Y en las que cualquier rito (comer, beber, cantar) procede de y confirma la amis- tad y el gusto de estar juntos, haciéndose sacramento de la presencia de Dios. En las que el mas sagrado sacrificio, el verdadero culto, es la existencia trans- figurada de cada dia. Esas comunidades son la semilla revolucionaria de una hu- manidad nueva que ya se ha puesto en marcha, ino lo notais? Esto es lo esencial, se viva en Roma o en Tarso, se viva en el siglo io en el siglo x1. Cuando esto se descuida, la gente empieza a pensar que para ser cris- tianos hay que meterse en la maquina del tiempo y resucitar la sociedad roma- na o la cultura helenistica, los ritos arcaicos de unas comunidades cristianas pri- mitivas que nunca tuvieron mévil... Los dogmas de cuando Bizancio polemizaba con Alejandria por la hegemonia del “cristianismo”. Entonces se toma el rabano por las hojas: grandes tedlogos, grandes intérpretes de la supuesta teologia pau- lina, que nadie comprende ni a nadie logran interesar; comunidades arqueolégi- cas que se encierran en si mismas y no salen del cenaculo, pagadas de ser como son, de estar “circuncidadas”; jerarcas sin perrito que les ladre, porque conside- ran que tener perro desdice de su “dignidad” (!). Yo tenia miedo de que en Roma, siendo la ciudad imperial que era, la Igle- sia de Jestis se contaminara poco a poco de la fatuidad de un imperio hecho de oropel, de soberbia, de diplomacia, de desprecio por las clases bajas. Por eso quise escribirles y, con delicadeza, decirles lo que pensaba. Regreso a Jerusalén El regreso de este tercer viaje, en el que llevabamos a Jerusalén el dinero de la colecta, volvi a hacerlo, desde Corinto, por Macedonia, ahora acompajiado por varios colaboradores: Timoteo, por supuesto, pero también Fortunato y Trofimo, que eran de Asia; Sdpater, que era de Berea; Aristarco y Segundo, de Tesaléni- ca; Gayo, que era de Derbe... Esta era mi forma de hacer iglesia: crear en cada sitio grupos humanos soli- dos, basados en un carifio de verdad; congregaciones locales que se ayudaran entre ellas y se animaran unos a otros a vivir al estilo (con el “espiritu”) de Jestis; implicar a cada comunidad en su propia y permanente evangelizacion (porque siempre nos estamos re-creando, como la piel que se nos renueva cada 28 dias), y mantener contactos frecuentes entre todos estos grupos, no solo con mis visitas, sino también con intercambios entre ellos. Nada de jerarquias rigidas ni instancias inapelables; nada de conferencias epis- copales ni pontifices sumos, a imitacién del César augusto: que todos se sin- tieran miembros de un gran cuerpo Gnico, de una dnica y gran amistad, co- 174 rresponsables los unos de la suerte de los otros y responsables solidarios fren- te al mundo del encargo transformador de Jestis. Una red cristiana que, al con- trario que otras redes y algunas iglesias, no aprisiona, sino libera; no sofoca, sino da vida. En qué doctrina se apoyaban aquellos grupos? Claro que yo tenia en mi ca- beza una vision del mundo, una interpretacién de las cosas, una “teologia”, que a mi me servia. Era inevitable que eso fuera asi, y asi se puede ver en mis cartas. Todos vi- vimos y actuamos sobre el fondo de una interpretacién de la realidad. Yo era hijo de mi formacién hebrea, y griega, y oriental, y mistérica... Pero lo que re- almente me importaba no era transmitir a otros la “teologia paulina’: era que la gente de nuestras congregaciones fuera feliz, que se quisiera, se ayudara, se sintieran libres, crecieran como personas, vivieran y reflejaran ante los demas el resplandor de Dios. A eso fundamentalmente estan dedicadas todas mis cartas. Nunca me obse- sioné con la ortodoxia, que la gente pensara “lo que hay que pensar”, ni que fueran capaces de repetir de memoria tales 0 cuales dogmas, 0 tales ideas que a Pablo le eran dtiles, sino que actuara seriamente con el espiritu de Jestis. Por- que la ley, en cualquiera de sus manifestaciones (también la ley del pensamien- to Gnico), mata; mientras que el espiritu da vida. Y el espiritu lo recibimos por la fe, no por la adhesién a unos preceptos. El barco que nos llevaba a Palestina pasé, en navegacion de cabotaje, por Tréade, Mitilene, Quios, Samos... Esta vez no quise detenerme en Efeso, porque sabia que, si lo hacia, los de alli me obligarian a quedarme un tiempo, y yo te- nia prisa por llegar a Jerusalén, adonde llevabamos el dinero que habiamos recolectado en los tiltimos afos por toda Grecia y Macedonia para aliviar las necesidades de los hermanos de la ciudad santa. Pero cuando el barco hizo escala en Mileto (si, donde habia vivido quinien- tos afios antes Tales; y también Anaximenes y Anaximandro), me encontré con que, sabiendo de mi llegada, hasta alla se habian acercado los responsables de la comunidad de Efeso, a pesar de que las dos ciudades no estan tan cerca: hay casi sesenta kilometros entre ellas. La despedida fue muy emocionante. Nos queriamos. Nos abrazabamos. Compar- tir en profundidad el estilo de vida de Jests nos habia hecho profundos amigos de por vida. Luego me acompaiiaron al barco, abatidos. Para consolarlos de al- gtin modo, les dejé con ellos a mi querido Timoteo. No los volveria a ver nun- ca mas. Nuestro viaje continué por la isla de Rodas; bordeamos Chipre y llegamos a Tiro, en la costa fenicia, donde estuvimos una semana con los hermanos de la 175 TOD0s SABEIS COMO ME HE GOMPORTADO, TANTO CON LOS ey fos Como CON 7, COMO H, Mae 6020 EN DAR QUE EN RECIBIR"s AHoRA Vo? A JERUSALEN, A PESAR DE QUE TODOS ME DICEN QUE ALL{ LAS casas NO ESTAN NADA ea PEO NUNCA HA SIDO M VID4 LO PRIMERO, SI cna) el ENCARGO QUE ME HiZo Sesihs ; Que FUERA sv TESTIGO DE LA BUENA NO- TICIA, DE.SUOFERTA DE VIDA PLENA, ES DECIR, DE REDENCION. 176 ADEMAS, Los HERMANOS DE JERUSALEN, VIENDO CUANTO NOS PREOCUPAMOS POR ELLOS 9 EL DINERO QUE LES LLEVA- MOS, QUIZAS QUIERAN FINAL MENTE ACOSERNGS , MOSTRARNGS CARIN Como A HISOS PEQUENOS AN6i0s0s DE SER ABRAZADOS POR LOS HERMANGS MAGORES. 44 GA SABEIS QUE SIEMPRE HAN DESCONFIADO DE NUESTRAS COMUNIDADES MESTIZAS , DEL ANUNCIO DE DIOS CON MOLDES QUE No SON JuDies. No QUIERO ALARMAROS + PERO PUEDE SER QUE NO Nos VOLVAMOS A VER. $1 ES Asf, COIDAD BIEN DE LoS HERMANOS. TENED POR SEGURO QUE VAN A VENIR TIEMPOS OIFICILES, EsTAD ALERTA. OS ENCOMIENDO A LAS MANOS DE Dios. Ww comunidad de alli. También ellos insistian en que en Jerusalén las cosas no es- taban nada bien, que era peligroso acercarse, que era mas sabio esperar un poco... Pero nosotros seguimos por Tolemaida, por Cesarea, donde vive mi an- tiguo amigo Felipe con sus cuatro hijas... Siempre habia ido a Jerusalén con precaucién. Ahora acudia intuyendo que arriesgaba mi vida. Y es que Jerusalén se habia convertido en un lugar peligroso, no solo para mi. Habia violencia en el aire, y la sensacién generalizada de que “habia llega- do la hora” de sacudirse el yugo de los romanos, después de cincuenta afios de invasion y dominacién grosera. Medio siglo de desencuentros, con episodios tan tragicos como aquella enorme matanza cuando a un soldado romano se le ocu- rrié ensefiar el culo desde el tejado del templo, o la muerte en cruz de Santia- go y Sim6n, los hijos del rebelde Judas el Galileo, o las otras crucifixiones or- denadas por el gobernador Félix, el asesinato del sumo sacerdote Jonatan, la ejecucién de Eleazar, el hijo de Dineo, los alucinados sicarios, verdaderos te- troristas indiscriminados, la rebelién del egipcio que habia jurado derrumbar las murallas de Jerusalén con solo soplarlas... En aquellos dias no era infrecuente que aca y alla surgieran individuos, mas o menos alucinados, que se autopro- clamaban vengadores de Dios e instauradores del reino de Israel, intentando ca- pitalizar aquel estado de tensi6n... Jestis mismo habia sido victima, en parte, de esa orgia de mesias revolucionarios. Los judios estaban muy nerviosos. Y los romanos, mas. A esto, en mi caso, se sumaba el desencuentro con los judios y con los her- manos de Jerusalén. Pasaban los ajios, pero ellos seguian aferrados a una in- terpretacion de la novedad de Jesus tibia y estéril. De hecho, la comunidad de Jerusalén no crecia, se estaba ahogando dentro de una contradiccién sin sali- da: ya no pertenecian a su mundo de antes, pero tampoco vivian en un mun- do nuevo. Y les rechinaban los dientes cuando ofan que, entre los paganos, el mensaje de Jestis crecia y se multiplicaba gozosamente, como en primavera, como vino bueno en odres nuevos. El penultimo desencuentro Yo esperaba que el abundante dinero que ahora les llevabamos sirviera para de- mostrarles, con hechos, pragmaticamente, que los queriamos mucho, que nos preocupabamos por ellos, que queriamos ser hermanos suyos... Tender puentes, como se dice; ser acogidos en el tronco del auténtico olivo, aunque fuera como el hijo prodigo que vuelve a casa desde tierras lejanas... Probablemente era de- masiado pedir, porque ellos, encerrados entre los muros de su pequejia iglesia, 178 considerandose detentadores de la verdad, rechazaban cualquier cosa que les viniera de fuera, del mundo “pagano”, cualquier cosa que les sonara a “laicis- mo”. “Nosotros decis que Jests anuncié que Dios nos ama”, intentaba yo razonar con Santiago, representante de un espiritualismo rigido. Pero ;qué significa que Dios “nos ama”? Fijate en las madres: qué significa que una madre ama al hijo de sus entrafias? No solo que se lo come a besos y le repite cuanto lo quiere; sino que lo cuida, lo protege, le dedica su vida, quiere verlo crecer feliz, des- arrollarse plenamente, llenarse de vida, de sabiduria, de fortaleza... Asi se de- muestra, en la practica, el amor de una madre. Y asi es la manifestacion del amor de Dios: la realizacién plena de los hombres. Otros tipos de amores no son mas que palabras y, en algunos casos, blasfemias. Y traia a colacién el ejemplo de Jestis, que ellos conocian mejor que yo: tes- tigo privilegiado del amor de Dios, fue asesinado no por defender el honor de Dios, sino el de los hombres, especialmente el de los mas débiles, los enfermos, los analfabetos, los pescadores de la Galilea, los aplastados por los agobios de la existencia, de la politica, de la economia y hasta de la religion. El dio de comer y de beber, cur6, liberé, como signo de la verdadera religion, prueba del amor real del Dios padre... “Si yo os curo, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros”. Claro que lo llamaron borracho, y pecador, y escandalizador, y mar- xista, y hasta hijo de Satanas. En diversos puntos (en Jerusalén, en Alejandria, en Antioquia y en la propia Roma) habia en ese mismo momento personas (algunos, testigos presenciales; y otros, que simplemente habian ofdo con atencién) que estaban recopilando por escrito los dichos y los hechos que de Jestis se recordaban: muchos de ellos eran politicamente incorrectos, e incluso peligrosos, tal como estaba el estado y la Iglesia. Pero, con alguna excepcién, no podian no transcribirlos, porque hasta tal punto en ellos brillaba precisamente lo mas caracteristico de Jestis, que supri- mirlos habria sido renunciar a recordar al Jestis auténtico: desde su exaltacion del amor de las putas al elogio de la despreocupacién de los nifios, desde el aliento a las reivindicaciones de los jornaleros al insulto a las autoridades reli- giosas constituidas. Conozco alguna de estas colecciones de dichos, y ellos me hacen sentirme orgulloso de mi amistad con Jests. Lo que habia pasado al final lo sabia Santiago tan bien o mejor que yo: los poseedores del poder, fueran politicos o religiosos (la religién institucionaliza- da siempre es poder), castigaron su actitud subversiva con un asesinato politi- co y religioso en toda regla. Pretendieron asi sepultar su mensaje profundamente 179

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