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ANTOLOGIA BASICA HISTORIA REGIONAL, FORMACION DOCENTE Y EDUCACION BASICA LICENCIATURA EN EDUCACION, PLAN 1994 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL Primera edicién, México 1994. © Derechos reservados por Universidad Pedagégica Nacional Carretera al Ajusco No. 24 Col. Héroes de Padierna Delegacién Tlalpan, C.P. 14200 México 22, DE Impreso en México ISBN 968-29-8544-7 968-29-8545-5 ESTE MATERIAL SE ELABORO CON EL APOYO DEL FONDO PARA MODERNIZAR LA EDUCACION SUPERIOR i ND PRESENTACION GENERAL UNIDAD I: EL ESTUDIO DE LO REGIONAL PARA LA EXPICACIONDE LO NACIONAL Presentacién Tema 1. Regidn y regionalidad .. “La religién en cuanto objeto de estudio y geografia’ George Pierre “Cuestiones fundamentales de la teoria regional”. Angel Bassols Bacall: “Los estudios regionales y la antropologta social en México”. Guillermo de a Pefia “Métodos para el estudio de lo regional”. George Pierre. “Haciendo historia regional: consideraciones metodolégicas y teéricas”. Eric Van Young “Las dimenciones regionales del México contemporneo”. Angel Bassols Batalla.. ‘Tema 2. México nacién plural y multiétnica. “Del territorio a la religién: lineas de un proceso en la primera mitad del siglo XIX”. Marcelo Carmagnani. “El territorio y las edentidades en la construccién de la nacién *, Hira de Gortati. “La nacién vs as religidnes”. Jorge: Zepada Patterson. *Identidad , etnia y nacién’. José del Val Blanco. ”Etnia y estructura de clases”. Roberto Cardoso de Oliveira. “Conciencia éenica y modernidad”. Leén Oliv “Las alternativas estratégicas de México en un cambiante sistema mundial: cuatro pociones, cuatro ironias”. Riordan Roett... 113 125 138 149 163 UNIDAD IIFORMACION DOCENTE, RELIGION Y EDUCACION . Presentacién Tema 1. Las instituciones formadoras de docentes en la religién (un recuento hist6rico). ... “La formacién de maestros en las Escuelas Normales” Exnesto Menese ‘Tema 2. La (s) politca(s) regional estatal para la Forma de docentes (1970-1994) be 3 a 183 185 185 “El maestro_y el discurso pedagégico del estado”. Ramén Larrauri Torrella. “Profesién docente e identidad”. Eduardo Remedi. “Identidad y formacién’”. Eduardo Remedi. “Presencia de las ciencias sociales en la formacién de Licenciados en Educacién Elemental”, Ramén Laurrauri “Torrella 7 7 ‘Tema 3. Andlisis de los planes y programas de estudio y las tendencias de matricula en la formacién de docentes. “Transformar la practica docente de los maestros de la ENM gutopia o realidad? Reflexiones en torno a una experiencia de actualizacién’. Juan Manuel Rendén. ‘Tema 5. Las necesidades educativas de la regién, el conocimiento de lo regional y la formacién docente . “Diagnéstico de la educacién normal en Jalisco”. Silvia Ayala Rubio. 236 236 UNIDAD IIl.LA PRACTICA DOCENTE Y LA ESENANZA DE LO REGIONAL EN. 243 Presentacién: 245 Tema 1. El manejo de lo regional en la practica docente cotidiana en.. . “Problemas y retos de la educacién basica en México”, Silvia Schmelkes. ‘Tema 2. Los contenidos regionales en los planes de educacién preescolar y primaria en.. “Reflexiones sobre el modelo educativo”. Ramiro Reyes y Rosa Marfa Zistig: “Los libros de lectura y sus representaciones sobre la sociedad”. Lorenza Villa Lever de Alba. “Tema 3. La organizacién de contenidos para la ensefianza de lo regional en preescolar y primatia. “Ciencias Sociales y su didéctica”. S.E.P. “Historia y metodologfa. Estudio de caso: Mireya Lamoneda........ 246 246 282 | Colegio de Madrid”. . 294 BIBLIOGRAFIA BASICA 307 DOCHEVEDUCACENEISCAEN. aMCLOSA ASC PRESENTACION La antologfa para el profesor-alumno de la materia “Historia regional, formacién docente y educacién bisica” tiene como objetivo proporcionar al mismo la serie de lecturas esenciales con que deberé cubrir los contenidos minimos del curso. Sin embargo, el tratamiento didéctico sugerido para el curso hace indispensable que tanto los asesores como los profesores-alumnos aporten y sistematicen experiencias, textos, documentos y fuentes, a partir de las cuales puedan reconstruir la historia de la regién y entidad, de la formacién docente y del ejercicio profesional dentro de la educacién bésica en estos espacios. En consecuencia, la bibliografia aqui proporcionada slo puede ser considerada como un punto de arranque para la reflexién y desarrollo de actividades de investigacién que a mediano y largo plazo, vayan enriqueciendo los materiales con que se trabaje esta materia. Las lecturas bésicas se presentan siguiendo el orden de cada una de las unidades y sus contenidos tematicos, de acuerdo al programa del curso. A cada una de ellas les antecede una breve presentacién de los contenidos y tesis centrales abordados por el autor, a fin de facilitar una mejor comprensién del profesor-alumno sobre el texto analizado, asi como de la ubicacién ¢ interrelacién del mismo con las demés lecturas que integran la antologfa. Seria muy conveniente que la lectura de este material se enriquezca con el resultado de las actividades, y sus productos, que los profesores-alumnos realicen a lo largo del curso y que se incluyen como sugerencias, tanto en la guia del estudiante como en la del asesor. EL ESTUDIO DE LO REGIONAL PARA LA EXPLICACION DE LO NACIONAL PRESENTACION En la primera unidad del curso “Historia regional, formacién docente y educacién bdsica en.” el profesor- alumno podré encontrar diferentes elementos concep tuales y metodolégicos que son aportados al estudio de la regién desde la perspectiva de la geografia, la gcopolitica, la economia y la antropologia social, afin de que estas herramiencas le faciliten la aproximacién a la realidad fisicay social desu regién y, por tanto, al contexto en que se realiza su préctica docente. En otros términos, los elementos tesrico-metodolégicos que le proporciona esta unidad pretenden contribuir a que, de manera gradual, vaya generando sus propios estudios regionales. El estudio del concepto de regién hace necesario revisar, en primer lugar, los distintos enfoques que se han empleado para caracterizatlo y, en segundo, abordar las probleméticas tedrico metodolégicas que este concepto conlleva. Ello permitird al profesor-alumno identificar y ubicar a la regién desde un sentido relativamente restringido como el de la geografia, atin cuando los enfoques de ésta se han ampli- ado considerablemente en los tiltimos afios, has- ta uno mas amplio y complejo como el de la antropologia social. Ello explica la incorporacién en esta antologfa de los textos de George Pierre. “La regién en cuanto objeto de estudio de la geografla’, Angel Bassols Bacalla “Cuestiones fundamentals de la teoria regional” y Guillermo de la Pefia “Los estudios regionales y la antro-pologfa social en México”, con el fin de cubrir el primer aspecto. Para abordar el segundo aspecto arriba sefialado, se agregan las lecturas de George Pierre “Métodos para el estudio de lo regional” y Eric Van Young “Haciendo historia regional: consideraciones metodoldgicas y tedricas”. Para complementar la visién de la regién como un concepto dindmico se incluye la lectura de Angel Bassols Batalla “Las dimensiones regionales del México contemporneo”. que ejemplifica la manera en que podria regionalizarse el pais que hoy somos. Cabe aclarar que los estu- dios de caso aqui presentados para las regiones me- ony cA. ropa DOCeTE VEDA SCAN: ANCLOABKIEA sxicanas de ninguna manera on los tinicos. Posiblemente lprofesor-alumno conoceré otros que se han realizado censu regidn y otras latitudes y que pueden tener incluso mayor importancia en el estudio de la regién concreta en que él ejerce profesionalmente. Si se asume a la regién como un concepto dinémico, entonces resulta obvio que el estudio de la regidn no puede desligarse del contexto histérico-social en que ésta se ha configurado histéricamente. Por ello en el tema 2 se retoma el texto de Marcelo Carmagnani “Del territorio a la regién: lineas de un proceso en la primera mitad del siglo XIX”, en el que el autor maneja gue la idea moderna de regién en México tiene una connotacién distinta a la que se le dio en otros momentos histéricos y por ello rastrea la manera en que a lo largo del siglo XIX se fueron conformando las regiones y los derechos politico-econémicos de las mismas y sus habitantes en la recién creada nacién mexicana. En este proceso de construccién de la nacién y de las mismas regiones no s6lo ha contado la definicién del espacio territorial en el que se movian sus habitantes, sino también la necesidad de que éstos se identificaran con la nacidn, es decir que se desarrollara un sentido de pertenencia en ellos que en muchas ocasiones resulté contrapuesto a los intereses ¢ identidades regionales y Einicas, lo que seria y es todavia un problema por resolver para quienes conducirian a la sociedad mexicana, probleméticas centrales de los articulos de Hira de Gortari “El territorio y las identidades en la construccién de la nacién’, Jorge Zepeda Patterson “La nacién ws. las regiones”, José del Val Blanco “Idencidad, etnia y nacién” y Roberto Cardoso de Oliveira “Eenia y estructura de clases”. Para completar el recorrido histérico en torno a la integracién de las regiones mexicanas, los articulos de Leén Olivé “Conciencia étnica y modernidad” y Riordan Roctt “Las alternativas estratégicas de México en un cambiante sistema mundial: cuatro opciones, cuatro ironias” plantean las alternativas que la modernidad les presenta a las regiones mexicanas para que se integren y convivan en un mundo globalizado. ELESUENODELO REGIONAL ARAL BUCACON DE LO RACONAL TEMA 1. Regién y regionalidad LECTURA: LA REGION EN CUANTO OBJETO DE ESTUDIO DE LA GEOGRAFIA* PRESENTACION Deide la visién de George Pierre; comenzar a estudiar el concepto de regidn por la definicién elaborada por la geografia puede permitir avn zar hacia visiones mds amplias y dindmicas, es decir ir mds alld de la simple descripcitn de los elementos tos de la naturaleza que la constituyen. Dejar claro que los elementos de la naturaleza: que en principio se presentan como homogéneos, aparecen como elementos diferen ciados al ‘momento de contratarlos con otros espacios naturales puede ayudar a una mejor compresion de lo que son en 1a actualidad las regiones Deacuerdo con este planteamiento, George Piereafirma qe la conceptuaiizacion que la geografta actual hace dela regin rebasa la postura determinista que tradicionalmente sevenia haciendo de ella. La geografta asume que la presen- cia del ser humano en los espacios naturales genera transformaciones; &tas buscan que el hombre aproveche los recurso naturales con los que cuenta, En consecuencia, la _geografia actual torna en consideracién que como resultado de esa intervencién surgen un complejo de relaciones econbmicas, politicas, socio-culturale, etc, que le dan expresion eidentidad a una region, Con base en ello, George Pierre sostiene que la definicion geogréfica de la regién en el actualidad toma en cuenta la relatividad historica que influyé e influye en la con formacién y transformacién de un regién, es decir, considera a la misma como algo dindmico y en permanente cambio. En su interpretacin enfatiza que la regién puede legar a establecerse como un espacio polarizado, dependiendo de la dindmica de ls espacios econdmico - sociales que la integran. Partiendo de estas ideas, el autor analiza las vincu laciones trazadas por los habitantes de una regién, * George Pier. "La regimen cuanto objeto de estudio de a gengrai cn: Googe activa. Espa, Ariel, 198). 329336. sehuala la importancia que puede representar un centro de las actividades econdmicas al interior de la misma y las aportaciones que puede tener a la economnéa estatal 0 nacional. Dede la perspectiva de Pierre, el punto de mayor discusién sobre el concepto de regién, después dela vision geogrifica, lo constituye hoy en dia el enfoque econdmico. Finalmente, presenta como ejemplo los criterios que los -gedgrafos europeos han considerado para conceptualizar 4 una regién. El estudio de la concepciones del concepto de regién se contintia con el texto de Angel Bassols Batalla “Cuestiones fiandamen tales de la teorta regional’, que hace una revisién histbrica de los criterios que se han seguido para regionalizar al pats y la utilidad que esto tiene para la planeacién. LA REGION EN CUANTO OBJETO DE ESTUDIO DE LA GEOGRAFIA 1, DEFINIR LA REGION Porcién de espacio terrestre”, cualquiera que sea CC a enfoque bajo el que se la considere y la utilidad que se le atribuya, la regién constituye, siempre, un fendmeno geogrifico. El geégrafo puede definilo, explicarlo, se siente tentado a delimitarlo, En la realizacién de estas tareas, se muestra activo, técnicamente indispensable, socialmente «til; asume, con el maximo de plenitud y de fidelidad, la vocacién fundamental de la ciencia En efecto, nada aparece més ajeno a la geografla contemporinea que el determinismo y el simplismo, con los que, a veces, algunos la cteen relacionada: las “regiones naturales’, las “tegiones histéricas” se encuentran relegadas, desde, hace mucho tiempo, entre los accesorios initiles. ¥ ni un solo economista serio se atreve, en medio dela ingente floracién de obras que actualmente provoca el “descubrimiento” del espacio, a dejar de referirse alas ideas expresadas desde hace tiempo por los gedgrafos. ‘Una ver dicho esto, zno es, acaso, necesario convenir enquedl punto deevolucién dela ienciasy dela téenicas humanas y econémicas en el tercer cuarto del siglo XX impone reflexién sobre la nocién misma de regién?. Hoy, el gedgrafo se aventura, sin complejo alguno a reconocer que el trazado de los limites regionales no representa ya el objeto principal de su investigacién: tiende a considerar la regién como el campo de acciones concomitantes de intensidades variables, més que como la inscripcién espacial precisa de equilibrios fundamentales. Aunque esto no le dispensa de definir con precisién aquello de lo que quiere hablar, de buscar e investigar con lucidez, el impacto espacial exacto de los fenémenos que analiza. Los limites regionales son miltiples, dinémicos: actuando tanto como frenos cuanto como fuerzas, contienen su propia superacién. Los conceptos de regién son diversos, aplicables, en efecto, a diferentes grados del desarrollo econémico. iNo podemos, por consiguiente, descubrir los elementos de una comtin media banal que recubra y admita los aspectos esenciales de la realidad regional?, 2) Ante todo, deben ser netamente afirmados el carfcter concreto y la relatividad histérica de la region, Es con el espititu libre de todo complejo antideterminista como el gedgrafo operando sobre tuna regién, comienza por trazar con rasgos vigorosos Jos contornos del marco fisico, para poner de relieve los dones y las inhibiciones de la Naturaleza. Seguidamente, llegado el momento del estudio define esta porcién de espacio como una wsituacién», es decir, como el resultado de un equilibrio de fuerzas, en el que el peso del pasado juega un papel considerable. De este equilibrio se desprenden los limites mismos de la regién: que las fuerzas se transformen, que la balanza oscile o que el mundo del haz se desplace, y todo, incluso la misma circunscripcién en el espacio, se replantea de nuevo. Una ver establecidas y aceptadas estas premisas, intentemos enumerar los factores de primer or- den que constituyen la “medida comtin”, aque- lio cuyo andlisis permite una primera tentativa STOR AION. FERMACEN DOCEEVEDUCACIENRAICAEN . AMOLOGIABASCA de delimitacién y de definicién compleja de la regi6n. Tres caracteristicas nos parecen esenciales; en ausencia de ellas diremos que no existe regién, sino, solamente, “medios geograficos” b) Una regién se define por los vinculos existentes entre sus habitantes, Esta expresién de vinculos ha de ser entendida con el méximo de comprensién, es deci, englobando no solamente las relaciones, sino también los caracteres comunes. Frecuentemente, éstos constituyen la base de notables cohesiones espaciales: minorfas étnicas estrechamente localizadas en el seno de comunidades nacionales, sistema de produccién especializado -agricola, minero-en los que participan todos los hombres que residen en un territorio dado, escructuras sociales particulares que definen ciertos tipos de relaciones entre los habitantes de tal comarca, etc. Estos vinculos imprimen al espacio dado una cierta homogencidad, pero no son suficientes para producir una regién si son creadores de una organizacién econémica y social, Esto es lo que sucede respecto de las “regiones agricolas”: “representan regiones de agrénomos o de gedgrafos. No tienen realidad mds que en relacién con la descripcién que de ellas se hace desde fuera” (P. George). Advirtamos, en este sentido, que el vocabulario corriente levanta unos obstéculos infranqueables para poner en claro la cuestién: por una parte, la palabra regién es de un uso demasiado general para que se pueda admitir que no se le atribuya mas que un sentido preciso, cientifico, reservando otros términos para los dliversos espacios no “regionalizados”. Por otra parte, Ja creacién o la utilizacién de otro vocablo para designar laregin organizada, la regién stricto sensu, contribuiria, sin duda, a alejar al piblico de un concepto del que, en cambio, es titil que adquiera conciencia, De esta ‘manera sera prudente continuar utilizando el mismo témino para designar unos objetos -porciones de espacio- fundamentalmente diferentes. ©) Una regién se organiza alrededor de un centro. Este segundo factor de existencia de la regién ha surgido del primero. Podemos in- cluso decir que representa una parte del primero LESUDO DELO REGIONAL PARALA BIFLCRCION DELO NNGCNAL orientada no solamente a la existencia independiente, sino también a la posicién dominante. No existe una auténtica regién sin centro, sin micleo, es decir, sin ciudad, porque “las regiones viven a través de su centro” (J. Labasse). La organizacién, traduccién concreta del fenémeno de regionalizacién, debe apoyarse en un pivote, un “polo” , un “nudo”, si se quiere, y éste, basado en las actividades terciarias, no encuentra lugar més queen la ciudad. De este modo la ciudad gobierna, por medio de mecanismos bien conocidos, el espacio que la rodea, insertindola en una telarafia de relaciones comerciales, administrativas, sociales, demograficas, politicas cuyo centro ocupa. Sin inventar, como exige Ia nueva moda, ninguna formula atractiva, pero con un sentido magistral de la observacién geogréfica, Vidal de la Blanche lo habia escrito hace ya mas de cincuenta afios: “Ciudades y carreteras son las grandes iniciadoras de unidad: crean la solidaridad de las comarcas”. d)Una regién sélo existe como parte integrante de un conjunto. El tercer gran elemento de la definicién de la regién no reside, en consecuencia, en su seno: proviene del exterior, 0, de preferencia, se refiere a sus vinculos con el exterior. Es su funcién en el conjunto nacional, incluso internacional, en una economia global. Espacio limitado, la regién participa en un espacio més vacio: en este sentido, se encuentra dominada -y esta dependencia juega un papel frecuentemente preponderante en su evolucién-porque aparece, a la vez, abierta e integrada. El poder, financiero y politico, es decir, la capacidad superior de decisin, scapa siempre a la regidn: ésta se muestra deslocalizada. “Ello explica por qué la regién nunca es mas que el instrumento el marco de la dominacién’ (P. Carrére). Por ejemplo, en el plano administrativo: la regién representa un nivel intermediario indispensable entre el poder central y los organismo locales. Es el marco territorial en el que se aplican las decisiones, en funcién del cual se estudian los programas de accién. En términos sencillos, la definicién siguien- te deberia, en consecuencia, poder ofrecer una expresién comin al conjunto de los conceptos admisibles elaborados a partir de ejemplos concretos. Una region constituye sobre la tierra un espacio preciso pero no inmutable, inscrito en un marco natural dado, y que responde a tres caracteristicas esenciales: los vinculos existentes entre sus habitantes, su organizacién en torno aun centro dotado de una cierta autonomia, y su integracién funcional en una economéa global. Es el resultado de una asociacién de factores activos 1» pasivos de intensidades variables, cuya dindmica ‘propia se encuentra en el origen de los equilibrios in ternos y de la proyeccién espacial. Region y espacio econdmico. Sirs embargo, sila definicidn que precede es vlida, se hace dificil, cuando se trata de regién, aceptar la diferenciacién admitida por un gran niimero de economistas franceses, entre los tres tipos de espacios econdmicos-espacio homoggneo, espacio polarizado y espacio plan-segein Ja terminologia de la escuela de E. Perrourx. El espacio homogéneo no puede determinar una regién: las unidades més reducidas, al menos en los paises evolucionados, no tienen una real homogencidad econémica y social: estrechamente vinculados a un’ centro (;posee, por ejemplo, la zona de produccién frutera especializada una ciudad-mercado?), zno caen dentro del espacio polarizado? El espacio plan, por su parte, no tiene realidad més que por la exis- tencia de una estructura polar; no hay plan posi- ble, 0, al menos, aplicacién del plan, sin los nive- les administranvos intermedios que consti- tuyen una de las razones de la existencia de la region. El tinico espacio admisible, en el marco de una definicién de la regidn, es por consiguiente, el es- pacio polarizado: la regién es un espacio polarizado. No por ello queda establecida, sin embargo, la coincidencia entre el espacio polarizado de las economistas y ka regién objeto de nuestra definicién. El espacio polarizado es elistico: el de Europa, por ejemplo, J.B. Boudeville lo presente “como el conjunto de las unida- des geogrificas que mantienen la mayoria de sus in- tercambios con Europa”. :Es Europa un polo? Para los gedgrafos, el polo, o al centro, es, ante todo, un organismo concreto: una ciudad. El espacio polarizado que se organiza en torno a una ciudad, eso es la regidn. Y la observacién de los hechos muestra que ka regién stricto sensu -"la regién de los gedgrafos’ - es un orga- nismo cuyas dimensiones se miden en miles 0 en de- cenas de millares de kilémetros cuadrados y en cen- tenares de millares 0 en millones de habirantes: respecto de Europa occidental, J. Labasse oftece las nor- mas tedricas de 50.000 km?y 5 millones de habitantes. Il. LA FORMACION DEL MARCO REGIONAL Y LA ESTRUCTURA DE LA REGION Las regiones son organismos complejos y vivientes: nacen, es decir, toman cuerpo y cristalizan-se desarrollan, es deci, se estrucruran de una manera cada, vez mis firme, ganando en cohesién. Pueden, también, mori bruscamente, debido al hecho dela intervencién deun agente exterior, o por lenta desintegracién. Puesto que la geografia examina las situaciones regionales, 0 sea ks regiones en un momento dado desu dinamismo, ofrece una clara conciencia de estos mecanismos vitales. No pretende, sin embargo, establecer categorias definidas, leyes abstractas o férmulas rigidas para encerrar esta moviente realidad: se basa en el conocimiento de las situaciones andlogas, por una parte, y en la aprehensién del conjunto de los factores, por otra, para diagnosticar el grado de evolucién. Distinguiremos, primeramente, los dos tipos principales de formacién de las regiones: a formacién libre y la formacién voluntaria. A) Los factors de la formacit libre de las regiones a) Factores naturales ¢ histéricos-No hay que descuidar los factores naturales y los factores histéricos, que, por haber sido durante mucho tiempo los tinicos a los que se ha prestado aten- sc AO FORAGE COGENT VEDI GEA. AOLOIABAICA cién, son, actualmente, muchas veces despreciados con excesiva ligereza. Su papel, sin embargo, debe medirse tanto en el sentido positivo como negativo. La “regién natural”, es decir, el espacio naruralmente homogéneo, no constituye casi nunca un dato primero de la regién humana. Los hombres, en efecto, se establecen en un marco territorial de manera progresiva, y los limites de su expansién estén constituidos por otros muchos factores, que no son las solas condiciones del relieve o del clima. Por lo demas, no tiene conciencia de los caracteres de homogeneidad del espacio que ocupan: éstos sélo se perciben verdaderamente desde fuera. M. Le Lannou lo ha subrayado, a propésito de Ja Cuenca de Paris, regién natural que ha surgido, enteramente constituida, por las sintesis de geslogos y gedgrafos: aunque la disposicién copogréfica en forma de cubeta y la convergencia de las aguas hayan sido, a priori, condiciones excelentes para un agrupamiento, es la realeza quien Hevé a cabo las jamas regién natural fue més elaborada, por no decir construida, por los hombres Sin embargo, la naturaleza, si bien no es un dato primero, juega, como un factor en medio de los demds, su papel evidente en la elaboracién dela regions sin duda més como freno, como factor de inhibicién 0 limitativo, que como factor constructivo, salvo en el caso de los recursos naturales que crean una vocacién. Finalmente, aunque ciertos I{mites regionales son sin lugar a dudas montafa, selva impenetrable, desierto, etc., los virtualidades contenidas en el marco fisic« nites naturales: progresos de la técnica tienden a quitarles importancia. Lo que acabamos de decir atafie a los paises evolucionados. En cambio, la distribucién regio-nal de los pafses retrasados ;no se encuentra més proxima de la naturaleza? En la medida en que han sido pai- ses coloniales y las expediciones coloniales, milita- res, y nego comerciales y administrativas los han penetrado, siguiendo generalmente los valles fluvia- les, y posteriormente los han organizado, teniendo, sobre todo, en cuenta los imperativos de control, las regiones naturales han podido dotarse de una cierta vida orgénica. No obstante, es preciso advertit, que, en la mayorfa de los casos, se han constituido en estos paises auténticas regiones. De la misma manera que podemos rechazar el concepto de “regiones naturales”, conservando el factor natural de formacién de las regiones, es preciso desembarazarse de las “regiones hist6ricas”, pero no hemos de quitar importancia a los factores hist6ricos de la claboracién regional. Aunque el gran puiblico las mire atin con amor, las “regiones histéricas” han sido despedazadas en el plano metodolégico, desde hace ya tiempo, por los gedgrafos y por los mismos historiadores modernos. Por otra parte, los limices de las regiones historias carecen de valor y de interés: se han difuminado, han desaparecido. Algunas de ellas correspondfan, sin embargo, a un estado antiguo de regiones reales, puesto que la organizacién politica del antiguo régimen termind por dar a una divisién arbitraria un valor concreto, geogréfico. Insistiremos de nuevo, mas adelante, sobre esta importancia de las condiciones politicas de la regionalizacién. Tanto los factores histéricos, como los factores naturales, son frecuentemente factores de inercia. La regién constituye lentamente un sistema de valores que puede llegar a paralizarta las actividades sicolégicas mds ‘© menos espontineas, las reacciones colectivas, todo aquello que apela aun cierto regionalism, representan arcafsmos que generalmente se oponen al desarrollo, es decir, a la modernizacién de la regién. El anquilosamiento es una enfermedad de los organismos envejecidos. No obstante, una larga historia ha podido creat en la regién unas estructuras que la refuerzan. iEs, acaso, més fécil acondicionar un espacio relativamente libre atin, que apoyarse sobre un equipo de produccién, unas corrientes y una tradiciones preexistentes? En materia de acondicionamiento, el sistema de la “tabla rasa’ es una fuerte tentacién; sin embargo, el godgrafo, contabilizador de todas ls uereas o virtualidades de la situacién, debe poder proponer la utilizacién dptima del legado hist6ri No puede olvidar los factores histéticos y naturales dela formacién regional: con frecuencia juegan un papel de primera magnitud en cuestién de limites. Pero nunca son elementos motores. Lo que explica la regién, en stu dinamismo, en su mecanismo vivo, yen definitiva, en su formacién, son sus 6rganos, su corazén y sus arterias: sus centros,y sus vlas de comunicacién. b) La polarizacién.-Si a regién vive gracias asu centro, el proceso liberal de su formacién consiste en la polarizacién progresiva de sus actividades en torno a este centro y dentro mismo de él. Por consiguiente, la regién estaré tanto mejor formada, tanto mds madura, cuanto mas importancia relativa tenga el centro y, sobre todo, cuanto mayor influencia ¢jerza sobre todo el territorio considerado. Esto no significa que la nntralizacién sea necesaria para el desarrollo regional ys en cuanto tal, deseable; pero ésta es tendencia espontinca. Completando el equipo de relaciones, y atrayéndolo hacia s{ para mejor ditigir todo el conjunto territorial el centro “realiza” completamente su regi6n. Este fenémeno de polarizacién regional, que incluye siempre una gran ciudad -la metr6poli- no debe confundirse con las modalidades polares del crecimiento econémico. La metrépoli regional es siempre, en la situacién del mundo contemporinco, un “polo de crecimiento”; pero, en cambio, no todos los polos de crecimiento poseen vocacién regional. La distincién es esencial, ya que, si bien cada polo dispone de una zona de influencia, no por ello constituye el centro de un espacio estructurado. De qué manera la mayor 0 menor accién polarizadora de un centro puede desembocar en la formacién de una regién mds 0 menos sélida y dinémica, nos los mostrar con claridad la comparacién centre “dos capitales regionales”, Lyon y Toulouse. La formacién de la regién lionesa, descrita por J. Labasse, constituye el mejor ejemplo de “ polarizacién” que podemos encontrar en Francia, puesto que Lyon es, sin lugar a dudas (Vidal de La Blanche lo habfa seftalado ya), el tipo mas acabado de “metrépoli regional”. Esta regionalizacién muy profunda del espacio Centro- Sudeste debe muy poco a la geografia y a la historia. En el plano geogrifico, este espacio ¢s todo menos homogéneo, ya que asocia altas montafias y valles profundos, Ilanuras pantanosas y ricas tierras de aluvién, colinas vinicolas y mesetas desiertas-el punto de confluencia que fija el emplazamiento dela ciudad no tiene, asu vez més que un valor humano limitado. En el plano histérico, los particularismos politicos gjercen, durante siglos, una importante accién centrifuga: Borgofia y el Delfinado, por ejemplo, adquieren muy pronto una real cohesién, mientras que Lyon se desarrolla como una ciudad aislada, una especie de repiblica municipal. En la época contemporinea, no ¢s, en consecuen cia, la regién la que se ha dado una capital, sino que es a ciudad quien ha forjado su regién (J. Labasse). La industria y la banca, més que los tinicos instrumentos de esta construccién, representan su auténtico cerebro. ‘Al mismo tiempo, a partir de mediados del siglo XTX, se desarrollan en Lyon los establecimientos de crédito «que recubrirdn la fatura regién con una red de agencias fuertemente centralizadas, y difunden las induscrias controladas por el capital lionés. Un tenaz.esfiuerzo permite igualmente la instalacién de una red comercial en forma de estrella, concentrada sobre la metrépoli regional. Répidamente, Lyon se convierte, en consecuencia, en el “unificador de las actividades de una amplia regién”, viviendo de ella y proporcionandole elementos vitales. {Podemos considerar a Toulouse como el ejemplo inverso? Al igual que Lyon, est dotada de todos los servicios superiores, terciarios, caracteristicos de la “capital regional” contemporinea. Pero nada seria més erréneo que creer que la vida econdmica regional surge en ella, se retine en ella, o se organiza en su seno. Esta vez, sin embargo -prueba a contra rio-, los datos naturales ¢ histéricos son menos desfavorables, La Aquitania oriental, apoyada en el Macizo Central y en los Pirineos y presi dida por Toulouse, ofrece un conjunto de me- setas inclinadas, de colinas, y amplias Ilanuras SICA GINA FORMACEVDOCENEVEELCACIONBIACAEN.: AEOLOGINGAA que convergen en el curso medio del Garona homogeneidad relativa que facilita la regionalizacién, merced a la ausencia de motivos para constituir vinculos complementarios. Pero, tal como es, este espacio -al menos en parte ha gozado durante mucho tiempo de una cohesién politica, incluso religiosa, representada por la oposicién al movimiento centralizador, Esto no es suficiente: la provincia no engendra la regién. La provincia existfa, con su capital. Sin embargo, ésta no ha podido forjar una regién. Si tomamos la orientacién geogrifica de las actividades econdmicas como base de juicio, como en el caso de Lyon, comprobamos, en efecto, la ausencia de relaciones orgénicas de Toulouse con las industrias periféricas: el complejo de Lacq, el grupo Castres- Mazamet, las fabricas ligadas a la “Sociedad Metaltirgica de Imphy” en Albi o en Pamiers, por gjemplo, escapan totalmente a la influencia tolosana. La razén es que no existe en Toulouse reunién de capitales, ni voluntad de inversiones regionales. El “siglo de oro” de la explotacién del glasto (planta cuyas hojas se utilizaban para obtencién de colorantes) no dejé tras s{ mas que hermosas viviendas y fortunas agrarias, por lo que Toulouse, que pasé en el siglo XX de ciudad agricola a ciudad industrial gracias a la voluntad del Estado, carece de fuerza financiera propia, Esto explica, en parte, la precariedad de su expansin regional. acentuada ademds por la orientacién, en sentido tinico, de su comercio: Ia distribucién, que establece los vinculos més débiles, predomina sobre la concentracién de productos. El drea de influencia de Toulouse esté deterinnada ante todo por factores demogréficos (origen de la poblacién que ha emigrado a la ciudad) y adininfstrativos, accesoriamente por la exten- sién de la red comercial de redistribucién: ello es suficiente para convertirla en una “metrépoli regional”en el sentido habitual del término. Pero, no crea, en el interior de esta zona, las condiciones y las estructuras de una expansién interna. La polarizacién urbana es insuficiente; la regién, en cuanto tal sigue siendo débill. O£10 REINA PARA A UCACIONCELO NACIONAL ©) Las comunicaciones.-Si no hemos introducido, en el ejemplo precedente, las condiciones de la circulacién, esenciales en realidad en el proceso de polarizacién, ha sido porque no permiren poner de relieve diferencias significativas. La red tolosana, al igual que red lionesa, permite una excelente organizacién estructural de los intercambios. Es sin duda evidente que la dotacién en vias de comunicacién representa una condicién sine qua non de la formacién regional. Por otra parte, gno es éste un fendmeno esencialmente contemporinco, es decir, estrechamente relacionado con la “apertura” general de a economia, a través de la penetracién de los medios de transporte répidos? No podemos hablar de regién en un rerritorio que no dispone de una infraestructura circulatoria acabada. Necesarias pata las funciones externas de un tettitotio dado, las vias de comunicacién no crean automiticamente una solidaridad regional. Podriamos incluso pretender lo contratio: excesiva centralizacién sobre Paris de la red ferroviaria francesa ha sido. y sigue siendo, un obstéculo al desarrollo y ala estructuracién de las regiones. M. Wolkowitsch ha demostrado el escaso papel desempefiado por el sistema de transportes en la evolucién de la vida regional: ni siquiera ha “conseguido hacer de Poitiers, cuya posicién es tan notoria, una plaza de comercio esencial para la Francia del Centro-Oeste”. Pero ocurte precisamente que la organizacién de los transportes no ha sido pensada, 0 al menos orientada, en funcidn de la regidn, Sien Ia actualidad, por el contrario, nos esforza mos en promover una ordenacién regional, incluso, en algunos paises, en crear y desarrollar auténticas regiones, el problema de los medios de comunicacién debe situarse en el primer plano de las preocupaciones. Sin embargo, este problema suscita, en general, ms opiniones subjetivas © posturas pasionales que exémenes y andlisisracionales. Una preferencia, en ocasiones anticuada, para las vias de agua, el costo excesivo de las inversiones de base y de utilizacién de los fertocatriles, la primacia del punto de vista del automovilista individual en el 16 acondicionamiento de la red de carreteras, lz divisi6n’ entre “creyentes” y “no creyentes” en las actitudes observadas en relacién con el avién estos factores, a los que se afiade, superior a todos ellos, la presién de los grupos de interés, tienden a ensombrecer las pers- pectivas. Las selecciones racionales son escasas. En los paises subdesarrollados, donde los presu- puestos en inversiones de infraestructura de circulacién son siempre muy elevados, la construccién de las redes no impide los peligros de la polarizacién exterior: lejos de favorecer la formacién de las regiones, aniquilan frecuentemente toda virtualidad de organizacién y de desarrollo regionales. ‘Asi pues, las vias de comunicacién no aparecen como un instrumento flexible, o de facil manejo, en. Ja formacién de las regiones: su influencia, reconocida como tal, es decisiva, pero suponen tales esfucrzos, colectivos y conscientes, que es més habitual subra- yar la influencia negativa de su ausencia 0 de su insuficiencia que su accién directamente constructiva. d) La administracién.- Entre los teébricos del espacio econémico, nada esté tan desacreditado como la “regién administrativa’: si bien se sigue guardando un cierto carifio por la regién natural o la regién histérica, no se concede mds que desprecio,a la circunscripcién politica actual. El departamento 0 Ja “Igamia”, en Francia, representan con toda evidencia, si escuchamos a estos tedricos unos marcos vacfos, surgidos de divisiones caducas o absurdas. Esforcémonos en ser objetivos: gno consti- tuye, por el contrario, el factor administrativo en los paises evolucionados uno de los més poderosos factores contempordneos de cohesién y de aglutinamiento regionales? En nuestra época, la administracién tanto la del Estado como la de las firmas y sociedades adquiere en la vida econémica una importancia creciente. No es asombroso, pues, que la jerarquia administrativa cree de abajo a arriba del escalafén, y por consiguiente de un punto a otro del territorio, poderosos vinculos. Estos vincu- los incluso en un pais fuertemente centralizado co- mo Francia, se organizan necesariamente en forma de redes: en el espacio regional la concentracién tiene lugar a nivel de la metr6poli. La administracién tiende, en consecuencia, a reforzar la regi6n: mejor atin, contribuye a crear solidaridades y polarizaciones en el inte- rior de los limites, imperfectamente trazados en verdad y con frecuencia entremerclados, pero validos rosso modo. {No termina el mismo departamento por ser, en numerosos casos, un espacio dorado de una cierta existencia regional? En general, es- ctibe J. Coppolani, la zona de influencia de una “ciudad maestra’-y la mayorla de las prefecturas (capitales de provincia) son ciudades maestras- corresponde en conjunto a lo que la Constituyente habfa tomado como base para la delimitacién de los departamentos. No obedece a la tradicién 0 a la inercia. Por el contrario, la funcién administrativa, que adquiere una creciente importancia en la vida econémica y social de los hombres y de las colectividades, ha animado progresivamente un marco, arbitrario en su origen. La critica del departamento y la de la “Iga- mia” va, en un cierto sentido, contra los obje- HrORA REINA. FORUADEN DOCETEYEDUCACION ALCAN: AMICUOCIABKSCA tivos constructives que se proponen sus de- tractores. Una vez més, la querella de los If- mites, por muy fundada que esté, aparece co- mo secundaria respecto de la realidad del papel polarizador de la metrépoli. En Fran- en torno a cada “capital regional”, cia, ca: se ha aglutinado en efecto, y de manera séli- da, una regidn. En relacién con el acondicio- namiento regional deseable del pais, se trata de reforzatla, de definirla y delimitarfa me- jor, de acabarla. La organizacién de los servicios administrativos representa, de esta manera, uno de los factores claves de la formacién de las regiones. Refiriéndose a ella, E, Juillard pudo offecer una de las mejores y de las mds prdcticas definicio nes sintéticas de la regiés un conjunto territorial “cuyo centro posee la gama completa de servicios de orden superior y que goza, como consecuencia de este hecho, de una relativa autonom{a”. Con mayor razén, este factor administrativo juega un papel de primer plano en la formacién voluntaria del marco regional, de la que la “regionalizacién” de los paises socialistas nos ofte- ce el mejor ejemplo. ” {L.STU00 0610 GION RRA ABELCACENDELO MCONAL LECTURA: (CUESTIONES FUNDAMENTALES DE LA TEORIA REGIONAL* PRESENTACION Desde la perspectiva de Angel Bassols, la planeacién (politico-administrativa requiere tomar como criterio al concept de regiin. Sin embargo, este concepto queda muy reducido si se le ve solamente desde la geografta, ya que sélo quedarta limitado a la descripcién de los elementos naturales que integran una regién. Por tanto, a esta (perspectiva tendrla que sumérsele las bases histéricas, sociales econémicas que han constituido a una regién. Asimismo, critica las concepciones tebricas elaboradas _y aplicables en los paises desarrollados para los estudios regionales y plantea que éstas no pueden ser transplantadas de manera mecdnica y acritica a los paises subdesarrollados. Estas concepciones adolecen de un recuento histbrico-socialy aplican criterias y variables distintos a los requeridos por las condiciones de los paises ‘més atrasados. Por ello, Bassols integra en el estudio de La regién los conceptos de formacién social y modo de producién, dependiente para México. Ello le permite Regiones econdmicas bdsicas de México, 1963. Tt. de Angel Bassols Batalla. >A Method of measuring level of socioeconomic Development Within Complex Regions of different order”, en Regionalisation et Développement, Estrasburgo, 1967. * Ibidem. **The Role of the State in formation of Economic Regions in India”, en Ibidem, PP. 126-130. 5 Ver P, Segupta. “Regions for planning in India” y “Planning Regions For Resource Development in India’, Nat. geo. Jour India. 1962, Parte 1 y 1966 niimero 1. 57 “Schéma d'analyse du développement régional”, en Regionalisation et développement”, op. cit. 192-193 58 Thédem, PP. 207-208. HORA AINA FORMACEN BOCENIEVEUCACONRASCAEN .:ANTCLOGIA SKA puede conducimos a teoriasacertadas sobre ls regiones y la regionalizacién en nuestros pafses. Teorfas que conjuguen los mérodos mateméticos, cuantitativos, con las explicaciones bésicas de la realidad nacural, de la historia y de los sistemas regionales en su profunda complejidad. No copiar lo ajeno, sino crear lo propio. Nosotros intentamos, en este trabajo, presentar los factores més importantes de la formacién regional en México, sin creer que con ello agotamos el tema. Nuevos trabajos interdisciplinarios vendrén a llenar los huccos, sabiendo que en el fondo seran las decisiones politicas de las grandes masas trabajadores las que ~compren- diendo los sistemas de hoy-forjarin mafiana otros nuevos. » Angel Bassols Batalla, México la divisién econdémica regional, México, ENE, UNAM, 1964, p.9. © Regionalisation et développement, op. cit, pp.\71- 178 Tide, p. 262. “Definition of System’ Yb. Gen. System. 1, 18-28, 1956. © Organisation location arid behavior, Londtes, 1974, p3. Angel Bassols Batalla, Geogrdfica, subdesarrollo y regionalizacién, México, Ed. Nuestro Tiempo, 1975, PP. 220-224. Ver “Una aproximacién al enfoque de la regién econémica’, de Rafael Avias Hernandez, INI, 1978. © “Sociedade e espago: A formacio, social como teorfa e como método”, Boletin Paulista de Geografitay Sao Paulo, mim. 54,1977. Systemic quality” en Social Sciences, nim. 4, 1974, © “Fudamentacién histérica de los conceptos de heterogencidad estructural”, en Ezonoméay ciencias sociales, Caracas, vol. XIII, mims. 14, 1974, © Ver Ladivisién econdmica negionalde México, México, UNAM, 1967, Geografiia econdmica de México, 1976 y Geografta, subdesarrollo y regionalizacién, 1974 de Angel Bassols Batalla. ® Caso concreto: Las Huastecas en el desarrollo regional de México, ET, 1977. LSFUOIO DELO RESON PADALA BICACIN DELO NACIONAL ” Las regiones geogrficas en México, SXXIE, (ademds de Chiapas) con similares condiciones en 1969, pp.1-2 su sistema natural-social. 7 [bidem, PP, 202-203. % Facultad de Humanidades y Educacién, ® Ibtdem, p. 171 Todas las variables y crite-rios Universidad Central de Venezuela, 1977. conocidos muestran a Guerrero y Oaxaca” Ver “La divisién econdmica regional de México”, op. cit. LECTURA: STUDIOS REGIONALES Y LA ANTROPOLOGIA SOCIAL EN MEXICO* PRESENTACION Guillermo de la Pefia hace en este ensayo un recuento de los avances y aportes que ha hecho la antropologia social mexicana al estudio de las regiones en el pais. Parte del supuesto de que el enfoque antropolégico en el es tudio de las sociedades debe contemplar una visién de con texto mds amplio, que vaya mds alld de la simplificacién de lo microsocial. En este sentido el estiedio de region plantea retia panordmica en la que tienen que concurrir diversas disciplinas como la arqueologta, la biologta, la economéa, la historia y la geografia entre otra, ya que los estudios sobre una regién deberén incluir ir su historia social. A partir de esta posicién, el autor expone la manera en que se han venido desarrollando los criterios sobre estudios regionales y antropolégicos en México en el presente siglo, sobre todo en las instituciones que e han dedicado aaeste tipo de estudios. En primer lugar, sefala la importancia de las obras de los pioneros de la antropologta como Manicel Gamio 9 Gonzalo Aguirre mismas que sirvieron de pilar a los estiedios antropoldgicos regionales. Exporie que estos estudios en Mesoamerica se iniciaron con Robert Redfleld en Ia regién maya y con los esfuereos de mexicanos que intentaron descifrar los problemas de Ja antropologia social apoydndose en ladifusin cultural Funcionalista. El modelo de estudio de Redfield fue superado por Strickon, quien agregé al concepto de regién la organizacién territorial y los mecanismos de control politico en sus estudios sobre la pentnsulta de Yucatdn, a la que consideré como un sistema econdmico historicaniente cambiante. * Guillermo de la pea. “Los estdios regionalesy la antopologla social en Mesico". en: Relaciones, Nim. 8, Otofio de 1981, El Colegio de Michoacan, PP. 43-86, HOA REINA. FORURCEN DOCETEEYEDUCACIONBASCAEN.:ANTOLOCIASASA Julian Stevard y Gonzalo Aguirre Beltrdn, como iniciadores de la corriente ecolégico evolucionalista en México, pusieron mayor atencién a los niveles de integracién sociocultural en los estudios regionales y plantearon la existencia de desarrollos paralelos +eterogéneos a su interior. Por su parte, la geografta cultural, con base en los studios realizados en la regién purépecha, aporté la necesidad de comprender histéricamente las interelaciones que se dan entre las dreas ecoldgicas y las culturales, entendiendo que éstas se expresan en niveles diferenciados y con formas de organizacién propias. Ast surge el concepto de regin de refgio, es decir una zona de pervivencia de indios, que se hayan en una relacién de dependencia y subordinacién a la ciudad. sro avance se dio con la introduecién de la visién ‘marsista antropolégica, entre cuyos exponentesse hayan Eric Wolff y Angel Palerm, quienes combinaron la observacién malinovskiana con los inventarios etnoldgicosy la exploracién arqueoldgica para ver como se fueron desarrollando las fuerzas productivas y las clases sociales, ast como su comportamiento al interior de las regiones. Elautor muestra como ejemplos la ma- rnera en que estos autores analizaron los sistemas de produccién, las estructuras de poder y los cambios en éstos en las regiones del Bajto y Valle de México. Siguiendo la linea de Palerm, se realizaron varios estudios antropoldgicos en los Altos de Jalisco, en los que se introduce el concepto de regién de frontera, que retoma la historia de la regién y su mentalidad a partir de unidades territoriales como ranchos y ranchertas. Finalmente, De la Pefia afirma que la antropologta social en la actualidad ve a la regin como un problema de reciprocidad entre la sociedad en general y ls espacios regionales, que son donde suceden fenémenos sociales bien diferenciados. Con esta lectura se finaliza la revision de los enfoques tedricos que sobre el concepto de regién se hace en la unidad. El siguiente texto de George Pierre aborda el problema de cudles son los mézo- dos que existen para abordar lo regional y qué metodo es el adecuado para dar cuenta de la com- plejidad que representa estudiar una regién. LESUDO DELO REG FRPALA DFICACIDN DELO NACIONAL LOS ESTUDIOS REGIONALES Y LA ANTROPOLOGIA EN MEXICO eSeguimos siendo antropblogos sociales? n un compendioso articulo sobre la “civi Boscicn rural” europea, Emmanuel Leroy Ladurie (1979) ha sefialado dos constantes en la multisecular historia de las sociedades agrarias (o “campesinas”). Primera: la estructura que presenta cualquiera de cllas en un momento dado es producto de largos procesos acumulativos: su historia es “estratigréfica’; perdura el pasado -uno y miiltiple- a través de los efecios de la evolucién tecnolégica, los movimientos demogréficos, las catastrofes naturales, la sabidurfa tradicional cristalizada en simbolos. Segunda: el comportamiento de una unidad social determinada (grupo doméstico, parentela, cofradia, comunidad local) implica condicionamientos de relaciones horizontales (con unidades semejantes) y verticales (con el feudo, la iglesia , el estado, la ciudad....): un grupo agrario no se basta ni explica a si mismo: se inserta en una estructura de clases, en un sistema de dominacién més amplio. Si aceptamos estas dos premisas como vilidas también para al comprensién de las colectividades rurales latinoamericanas, empezaremos a entender los serios problemas metodolégicos que han enfrentado Jos antropdlogos sociales? en nuestros paises. De qué znos vale el refinado instrumental analitico anglosajén, orientado a la diseccién microscépica de las llamadas sociedades tribales, si desdefia la historia y excluye el andlisis de contextos macrosociales? Por otro lado: gpodemos dedicarnos a escudrifiar el pasado y analizar variables macrosociclégicas sin dejar de ser antropdlogos sociales-sin convertirnos en historiadores, socidlogos 0 economistas politicos? @Planteo un falso problema? ;Son las divi- siones entre las disciplinas sociales una mera arbitrariedad, una argucia de las politiqueria mandarinesca? No lo pienso asf: creo en la di- visién razonable del trabajo académico, expre- sada en las tradiciones (0 “paradigmas”) que las distintas comunidades cientificas mantie- ‘nen vivas. Simplificando, podemos decir, por ejemplo, que Ja pregunta que lanza al pasado un antropélogo social es distinta de la que formula su colega historiador, 0 incluso sus cofrades etnohistoriadores y arquedlogos, en cuanto estos tiltimos buscan establecer descripciones convincentes de hechos pretéritos, y explicar su légica, mientras que aqueél busca la I6gica dela historia desde (ya causa de) la légica del presente. El presente, por otro lado, es para el antropélogo social el agu/y ahora del universo vivo que lo confronta en su trabajo cientifico: las personas humanas entre quienes realiza trabajo de campo no son un objeto de investigacién sino construyen este objeto junto con cl investigador: éste -en buena medida- percibe las relaciones sociales mediante las percepciones de los propios actores. En otras palabras: el presente del antropélogo social necesita contextualizarse. No puede prescindir de indicadores “objetivos” de la sociedad global (como lo que manejan los socilogos y los ‘economistas); pero su interés contintia centrado en la cotidianidad multifacética que no es deducible de ningtin esquema general sino debe descubrirse en la aventura de la investigacién de campo. La antropologia social latinoamericana-y latinoamericanista-, asi, sin negar su genealogia académica, ha buscado enriquecer su horizonte, tanto por la utilizacién de perspectivas expropiadas de otras disciplinas (arqueologia, etnologia, historia, ecologfa, sociologia, economia, derecho comparadb....) como por la creacién y adaptacién de conceptos y métodos. Ambiciosamente, regresa a los ambitos rotalizadores de Ia antropologia evolucionista-la ciencia del hombre- del siglo diecinueve, quizés con menos ingenuidad, ciertamente con un cambio més érduo delante de ella’. El tejido regional El concepto de regién empieza a forma parte del instrumental ampliado de nuestras discipli- nas. No es nuevo: examinaremos luego los sig- nificade + que ha adquitido en tradiciones cientificas diferer_:s. No se trata de una categorfa trans- histéric . no expresa una definicién real, no es un concep. univoco, (monotético) en torno al cual pueda c nstruirse un tipo ideal o una teoria general de las regiones.’ Por el contratio: es un concepto histérico politético, cuyo significado se modifica por circunstancias de tiempo y lugar. (Pero zno ocurre lo mismo con algunos de los conceptos clave de la antropologia social: parentesco, matrimonio, religién, campesinado, sin que por ello dejen de ser titiles y necesarios?).’ Refiere a “un espacio privilegiado de investigacién” ( Bellingeri, 1979)s pero supone un planteamiento previo de problemas a partir de teorfas y conceptos “transregionales”, se trata, en fin, de un recurso metodoldgico de particular importancia, que puede incluso ser exigido por la propia teorfa. Que él concepto regién no es unfvoco lo prueban los usos variados que le han dado diversas disciplinas. La arqueologia tradicional y la etnologia, sobre todo cuando han estado influidas por las teorias difusionistas de cufio boasiano, hablan de éreas o regiones culturales para indicar la distribucién espacial y el ritmo de comunicacién de cicrtos rasgos (traits)o patrones ( patterns) creados 0 utilizados por un grupo humano durante cierta época u horizonte. Para los bidlogos, el concepto estd inextricablemente unido al de nicho ecoldgico y al de ecosistema: remite a los procesos y combinaciones por los que un conjunto més 0 menos heterogéneo de seres vivientes coexiste y se adapta en un territorio. Los economistas “regionalizan” un pais al dividirlo en espacios caracterizados por formas distinguibles de organizacién de los recursos y de la poblacién; el enfoque neoclisico ha creado, ademas, una sofisticada “teoria de la localizacién” que pretende explicar las relaciones entre poblacidn y recursos, y entre las zonas ruralesy urbanas, a partir de criterios de optimizacién. Los planificadores parten de la regiones econémicas para establecer sus niveles diferenciados de desarrollo y buscar, con mayor o menor ingenuidad, remedios SIO REGION, FORUACON DOE VEDUCACHN BASCABN. MICUOGA ASA a las desigualdades; ellos mismos definen “tegiones al futuro”, que supuestamente resultarfan de la accién de organismos gubernamentales y planes de desarrollo. Los gedgrafos utilizan el concepto en forma més versétil. Han abandonado -me refiero sobre todo a las tendencias francesa y briténica contempordneas- la rigidez de la “regién natural” para insistir en la formacién histérica de los territorios, condicionada, pero no determinada, por factores fisiogréficos (Brookflied, 1975; Bataillon, 1970, 1973,1974).. Recurren a las ideas de ecdlogos y economistas sin olvidar que los espacios son tambign percibidos y realizados por quienes los habitan: en el hombre el espacio no es meramente categorfa a priori de cotidianidad que puede continuarse 0 transformarse. Este énfasis fenomenolégico mucho adeuda a los psicdlogos sociales (Piaget, 1948) y a los filésofos de, la percepcién (Bachelard, 1957); pero fueron los antropdlogos sociales quienes desde hace mucho mostraron empiricamente que el concepto de espacio es socialmente creado porque cs socialmente vivid: recuérdense los andlisis de Marcel Mauss (1904-1905) sobre los esquimales, los de EvansPritchard (1940) sobre los nuer, de Leach (1954) sobre los kachin o de Peters (1960) sobre los beduinos. Recogido este enfoque por los gedgrafos y yuxtapuesto a enfoques més “objetivizantes”, puede formularse una definicién compleja (aunque no real) de regién: se presenta como una espacio medio, menos extendido que la nacién (el gran expacio de cvlizacién, mis vaso que el espacio socal de un grupo ya firtoré que wn lugar” Integra lugares vividosy xpacios sociales on un miino de coherencay espcificdad, que hacen de la regién ‘um conjunto que posee una esteuctura propia (la combinacia regiona), distinguible por ciertas representaciones en la percepcién de los habitanes y los excrafos (as imigenes regionals). La regién es menos netamente peribida y concebida que lor lugares de lo ctidiano o los cexpacios de la fariliridad, Pero constcuye, en la organizacién del cexpacio-iempo vivido, una envoltuta esncial, anterior al acceso a entdades mucho msabstracas, mucho mds desvladas deo cotidiano (Fremont, 1976:138). Contintia el mismo autor distinguiendo entre regiones fluidas, arraigadas y funcionales, segiin LESWDODE LOFEIONALPARALA IFUCACONDELONACO AL la mayor 0 menor rigidez de las précticas sociales de los grupos que dan significado a una regién: el primer tipo corresponderfa a trashumantes, el segundo a campesinos, el tercero a economias modernas -a sociedades orgénicamente planeadas (Frémont, 1976:139-161). Por tiltimo debemos hablar del tratamiento que del término regién hace la historia social contemporénea. La escuela de Lucien Fabvre y Marc Bloch, al romper con Ia historiograffa super-estructural y anecdética, insistia en la necesidad de una “geografia histdrica’, de la busqueda por el atraigo espacial de los acontecimientos, del conocimiento “delos fundamentos naturales ofrecidosa las fuerzas productivas desarrolladas porel hombre en cada una de las etapas atravesadas por Ja econom{a” (Vilar, 1979a: 13)*. Por otra parte, la Hamada historiografia coyuntural (Labrouse (1962), Hamilton (1947), en México Florescano (1969) insistia en las vatiaciones a largo plazo, detectables en series estadisticas continuas, que no pueden explicarse por constantes gcogrificas o estructuras intemporales, sino exigen modelos interpretativos mas complejos. Pero zeus evel sujeto de estas variaciones? Es el estado moderno el marco-la condicién-de la historia o por el contrario la historia de los segmentos sociales, las clases, las regiones debe emprenderse para entender la configuracién histérica del estado? A su vez, estas realidades “menores” {no surgen histéricamente? La respuesta a tales interrogantes la empie- zan a dat, por un lado, los historiadores locales parroquiales (Luis Gonzalez (1968) en México, Emmanuel Leroy Ladurie (1966,1975) en Francia, Alan Macfarlane (1977) en Inglaterra...) y por otro lado los historiadores del “hecho nacional” en estados multinacionales (sobre todo Pierre Vilar en su estudio de Catalufia). Ambos tipos de historiadores hacen historia regional. En los primeros, la regidn es un marco de referencia que surge irremediablemente al hablar de fenémenos locales -pero que varia a través del tiempo-, cuyos componentes ““estatigréficos” son las oleadas de poblamiento, los sistemas de propiedad territorial be y su concrecién en patrimonio y heredades, los sistemas de produccién agraria y de organizacién del trabajo, la movilidad de la mano de obra, las formas de dominacién administrativa e ideolégica y sus dimensiones espaciales, las configuraciones simbdlicas (lengua, arte, ritual), la conciencia de un espacio propio.. Los segundos cuestionan radicalmente la correspondencia entre estado y nacién: niegan que el hecho nacional pueda subordinarse a factores de continuidad politica. No es licito, entonces, hablar de la “Espafia una, entera, del crisol romano, tal como gloriosa, tal como s: nuestro imperio del siglo XVI volvié a integrarla’” Garcta Rives y Gil Robles, 1922:267), o de la Francia, o la Alemania, o la Gran Bretafia (0 el México). La nacién es la historia de un tejido inextricable de etnia, politica y economia, y la regién en la acepcién de los historiadores nacionales- es la expresién espacial de tal tejido. 10 ‘Me referiré en las paginas que siguen a algunos ejemplos de investigacién de antropologfa social en ‘México donde se han utilizado enfoques regionales. La lista no pretende ser exhaustiva: selecciono los ejemplos que me parecen mds significativos. Manuel Gamio y la ‘poblacién regional’ del valle de Teotihuacén Laantropologia social profesional e institucionalizada nacié en México cuando, en 1917 y en plena euforia revolucionaria, Manuel Gamino -egresado dela Escuela Internacional de Antropologia que funcioné en México desde 1911 hasta 1920, y de la Universidad de Columbia-, funds la Direccién de Antropologta dependiente de la Secretaria de Agricultura y Fomento." Para definir el programa de actividades de tal direccién, Gamio, considerablemente adelantado a su época, partia del problema de la falta de integracién’ cultural y socieconémica entre los diversos grupos Exnicos (“raciales”, dice él) del pats, y planteaba como explicacién las relaciones de desigualdad y opresién existentes: las leyes de “las minorfa dirigentes” son un “azote” que sojuzga y explota a “las mayorias indigenas” (Gamio, 922 I: XXVIII)."? La Revolucién Mexicana debia formular nuevas leyes, cientificamente fundadas, que promovieran y guiaran “el desarrollo moral, econémico y artistico de las llamadas razas ind{genas”. La antropologia social, para Gamio, no podia aspirar a ser ciencia sino como antropologia aplicada: debia emprender- con la ayuda ineludible de otras disciplinas cientificas-un estudio exhaustivo de las poblaciones indigenas, en sus aspectos ecoldgicos, biomédico, arqueolégicos, etnohist6ricos, lingtifsticos, sociales, econdmicos y culturales, con el fin de promover sus tendencias naturales a la evolucién social y el progreso (cf Gamio 1919, y las editoriales de las revista Ethnos, que Gamio fund6 y dirigié). Ahora bie ‘Como ela impoubleabordar de una vex el edo de todas la polaconseionales dela Repl, eli slecionar ls principales {teas en que habitan grupos eile tepresentativo de cus poblaciones {@ontal objet... teaind)liguientedafcacion devonasen las que oportnamente se jain as mgones tps por invesga 1) Ménco Hidalgo, Puebla y Tcl; 2) Chuan y Col 3) Baja Californias 4 Sonora Sials: 5) Yuen y Quintana Roo; 6) Chiapas 7 Tabasco 4 Campeche; 8) Vercrury Tamaulipas) Querrey Guanajatoy 10) Jalisco y Michoacin Ext zonas comprenden los diveios aspectos fisicos, climaicos y Diolégcos del terctorio nacional yas poblaciones que ashabitan sintetizan las diversas caracteristicas racials, culeurales econémicasylingisticas de | poblacin total de la replica (..) (Gamio 192, Ix) Planeaba Gamio que la Direccién a su cargo emprendiera diez investigaciones, sobre otras tantas muestras tipicas de las poblaciones regionales. Sélo pudo Ilevarse a cabo la primera. Gamio seleccioné la poblacién del valle de Teotihuacdn como representativa de la regidn del México central. Se reunié un equipo multi- disciplinario, donde participaron ingenieros, ge6- grafos, gedlogos, abogados, etnohistoriadores, lingitistas... Dos afios fueron dedicados a trabajo sobre el terreno y de gabinete, y al levantamiento de un censo -socioeconémico- el primero de esta naturaleza en nuestro pafs-. En 1922 se publicé La poblacién del valle de Teotihuacdn: SION REGION FORVECEN DOCENEEVEDICACIN BASCAEN AMTOLOIABASCA ‘nes voliimenes que reunfan una docena de monograflas de especialistas y una introduccién general. En ésta, Manuel Gamio esbozaba la metodologia y las conclusiones generals. Insista en la necesidad de crear conciencia en la poblacién local sobre la grandeza de su. pasado y los “valores positives” desu cultura. Al mismo tiempo, la poblacién debfa superar “caracteristicas nogativas” de est misma cultura e incorporarse -a un ritmo adecuado- a los beneficios de la civilizacién moderna. Proponfa -ademés de la restauracién y recuperacién de la zona arqueol6gica- la revitalizacién de las técnicas agricolas y cultivos tradicionales y su mejorfa -no reemplazo- por el contacto con tecnologias contemporéneas; el respeto y estinulo a las artesantas ¢ industrias locales (no su destruccién y sustitucién por industrias modernas), donde pudiera expresarse sin cortapisas el sentido artistico indigena; y, sobre todo, la implementaci6n de un programa regional de educacién comunitaria, que no simplemente alfabetizara sino se adaptara plenamente a la situacién local. Poravatares politicos. Gamio abandoné en 1925 la Direccién de Antropologia, que fue entonces suprimida, Se suspendié el ambicioso plan de estudiar todas las regiones del pais y descubrir asi el “sistema social complejo que articulaba los distintos, segmentos de la sociedad nacional” (Bonfil 1970:166). Seguramente otros laboratorios de la talla del proyecto teotihuacano hubiesen perfeccionado la metodologfa regional multi- disciplinaria de Gamio, cuyos titubeos son todavia muy obvios en el trabajo de Teotihuacén, Més alld de ciertas ideas vagas de difusién cultural (prestadas de Boas), no se {legaron a definir criterios precisos para dividir una regién de otra, ni para seleccionar Ia poblacién tipo dentro de una regién."? El plan- tear ingenuamente una continuidad lineal en- te el esplendor clisico teotihuacano y la época actual indicaba una ausencia de esquemasque relacionaran sistematicamente pasado y pre- sente; en qué sentido Teotihuacén podia defi- nirse como la misma regién en 1922 y en 500 A.C. Aguirre Beltran (1972;205) ha criticado SL. ERUDIODE LO REGIONAL ROALABUUCACIONDELONACIONAL ademis el concepto atomistico y positivista que Gamio tiene de la cultura (de nuevo, tomado de Boas), que lo lleva a distinguir entre elementos materiales ¢ intelectuales “positives” y “negativos” como si se tratara de partes yuxta puestas y no de un sistema sociocultural. Laobra de Gamio la continuaron, en la medida de lo posible, los antropélogos indigenistas mexicanos. Por ejemplo, Carlos Besauri habia iniciado dentro de la Direccién de Antropologia una recopilacién etnogrifica sobre los grupos indigenas de México, que terminé afios més tarde en el Departamento de Educacién Piblica durante la época de Cardenas, El resultado de esta recopilacién fueron los tres tomos de La poblacion indigena de México (1940) que, pese a sus grandes limitaciones teéricas y metodolégicas, lend un importante vacfo. Por su parte, Moisés Séenz, en. 1932, fundé en Carapan una “estacién experimental de incorporacién del indio”, en la zona de La Cafiada, Michoacin, con propésitos de investigacién multi- disciplinaria y accién concentrada de agendas guber- namentales de diversa indole. Lamentablemente, el experimento fracas6 y se desmantelé antes de cumplir un aio (cf Saenz, 1936). Sin embargo, tocaria a Gonzalo Aguirre Beltran ser el heredero efectivo de la preocupacién regional de Manuel Gamio: fue él quien formulé, en kas décadas de 1940 y 1950, una metodologia de estudios regionales que relacionaba sistemdticamente el concepto de cultura con el de sistema social, ast como las dimensiones sincrénica y diacrénica. Pero, antes de analizar su obra, conviene detenernos en otras investigaciones que le sirvieron -junto con lade Camio- deantecedente y gufa. Robert Redfield y la peninsula de Yucatén Entre 1930 y 1945, el Instituto Carnegie, de Washington, en colaboracién con la Universi- dad de Chicago, el Viking Fund y el recién fun- dado Instituto Nacional de Antropologia ¢ His- toria, auspiciaron una serie de investigaciones en Mesoamérica, y en particular en el 4rea ma- ya: Yucatén, Chiapas, Guatemala (cf. al respec- to Beals et al. 1943, Goubaud et al. 1944, Redfield y Tax 1947). En estas investigaciones participaron tun grupo de jévenes antropélogos norteamericanos y mexicanos (destacan los nombres de Fernando CAmara, Calixta Guiteras, Isabel Horcasitas, Arturo Monzén, Ricardo Pozas, Robert Redfield, Sol Tax, Alfonso Villa Rojas), quienes produjeron varias monografias y un libro conjunto: Heritage of Con quest (1952), el primer intento de discutir la informacién disponible en torno a problemas clave de la antropologia social mesoamericana. Para los propésitos de este ensayo, nos interesa la obra de Robert Redfield, quien es en nuestro medio “quizds el primero [en] sentar las bases sistematicas de una teorfa socio-antropolégica” (Comas 1964: 33). Venido de la Universidad de Chicago, este antropélogo hizo trabajo de campo en Morelos al final de la década de 1920, y en Yucatan durante la década de 1930, Tiafaa sus investigaciones los multiples intereses de ese centro académico, entonces el mas importante para las ciencias sociales en EE UU: a las teorfas de difusién cultural atin dominantes podia sumar el evangelio funcionalista que habia ido a predicar Radcliffe-Brown; al conocimiento de los estudios urbanos que iniciaran los ecologistas de Chicago afiadia el descubrimiento del campesinado que para la vida académica norteamericana hicieran Thomasy Znaniecki (1918),!*ast como las preocupaciones fenomenolégicas de estos tltimos autores y de los discipulos de Meade. EI primer libro de Redfield - Tepoztlén (1928)- se esforzaba en mostrar la coexistencia y coalescencia de rasgos culturales heterogéneos -“indigenas” y “espafioles”- en una comunidad en estado de equilibrio social. Los trabajos sobre Yucatén -y en particular el libro The Foleulture of Yucatdn (1940)- buscaban un gradiente social existente en las poblaciones de una regién precisa, determinado en base a los tipos sociales de Maine, Morgan, Durkheim y Tonnies (status/eon trato, societas/civi tas, solidaridad niecdnicalsolidaridad orgdnica, GemeinschafifGesellschaf) y a las innovaciones culturales difundidas a partir de un centro urbano. La heterogeneidad cultural en un espacio -la peninsula de Yucatén- que, de alguna manera, se presentaba como unitario, era pues el problema central, de investigacién de Redfield y sus colaboradores (Hansen, Villa Rojas, Margaret Redfield). La regién se definia de acuerdo a varios criterios: uniformidad ecolégica (suelo plano, caledreo y poroso, seco) sélo matizada por la variabilidad pluvial; gran aislamiento (enesa época slo se acced{a por el puerto de Progreso); tradicién cultural compuesta por dos elementos combinados (“lo maya” y “lo espafiol”); existencia de un foco exclusivo de innovacién cultural: la ciudad dle Mérida; conciencia regional que incluso condujo ciertos yucatecos a intentos independentistas. Al describir la morfologia interna de la regién, Redfield acudié alos mismos criterios o variables y planteé la existencia de variaciones concomitantes. La zona ecoldgicamente mes “Salvaje” -la jungla tropical del sureste- era también la que presentaba mayor aislamiento, menor exposicién a innovaciones, predominio de lo maya sobre lo espafiol, conciencia localista mds acusada. La zona noroeste era las mas domesticada agricolamente -predominaba la plan- tacién henequenera-; su economia, vinculada al mercado mundial via Mérida y Progreso -situadas en esta zona-combinaba la agroindustria con el comercio y los servicios urbanos; las innovaciones culturales ‘ocurrian continuamente y producfan una concier.cia cosmopolita. Entre ambas existia una zona intermedia (geografica, ecolégica y culturalmente): la franja maicero-ganadera, la mds poblada de todas. Laregién, as resultaba ser un espacio internamente diferenciado que podfa analiticamente situarse en una escala graduada en términos de la intensidad y frecuencia de la innovacién cultural, pues en titimo término éste era el factor determinante: incluso la ecologia aparecia como variable dependiente. Sociolégicamente, la escala correspondfa a un continum que iba desde la comunidad folk"® a la comunidad urbana, pasando por la comunidad campesina. Redfield seleccioné cuatro localidades ejemplares en puntos diferentes del continum STORA EGIL FORMACON DOCEMIEVEUCACON BASCAAN.« AMOLOGINRAICA en ellas, la diferenciacién obedecta al ritmo de la difusién de innovaciones, mediante la accién de tres procesos bdsicos: desorganizacién, secularizacién, individualizacién. Tasik, la comunidad folk de indios tribales”, expresaba su perfecta organizacién funcional en una visién colectiva del mundo que fundia lo sagrado y lo profano ¢ integraba a los individuos en. un todo arménico. Chan Kom, la comunidad campesina, conservaba cualidades arménicas: pero la penetracién de elementos fordneos -dinero, valores de consumo y prestigio urbano, lengua castellana- empezaba a desorga-nizaria y a demandar émbitos de accién secular ¢ individual, En Dzitas, la pequetia ciudad -situada, como Chan Kom, en la franja maicera- Ja desorganizacién iba més lejos: dividia a la gente en clases, privilegiaba las transacciones monetatias, resultabade-y ala ver aceleraba- los miiliples contactos externos, heterogéneos. Mérida se definfa por la heterogencidad, los cambios acelerados, los valores monetatios. La critica al modelo de Redfield El valor del esquema de Redfield lo muestra sobre todo que pudo generar un enorme volumen de investigacién social" que trascendia el émbito comunitario y mostraba tuna Iégica en los procesos de cambio y las relaciones entre comunidades. Més atin: Redfield planteaba que has diferencias socioculturales debfan explicarse a partir de la sociedad global: éta genera a los campesinos ¢ indigenas en cuanto tales. La investigacién empftica también mostré las insuficiencias del modelo, Por jemplo, en los propios trabajos de Redfield y sus co- investigadores aparecfan explicitamente muchos datos que escapaban a las explicaciones del continum-folk turbano, Los habitantes de la arménica ‘Tasik habjan jugado un papel importante en un vasto contflicto social a mediados del siglo XIX -la Guerra de Castas de Yacatén- y tolavia en el momento en que los estudié Villa Rojas cultivaban el chicle para intercambiarlo por armas y pélvora. Era ademés raro que los ejemplares exponentes de la cultura maya in- LESLIE LO REGIONAL ARALA BEUCACEN DE LORACONA contaminada tuvieran una simbologfa religiosa netamente cristiana, Chan Kom resultaba haber sido fundada recientemente; ; por qué surge de stibito una comunidad “de transicién”? Dzitas habfa crecido a rafz de la aparicién -;de la nada?- del ferrocartil. Mérida haba sido un pueblo sofoliento hasta la segunda mitad del sigo XIX, cuando se convirtié en un detonador de innovaciones. En otras palabras: en la historia real de las comunidades -en. sus procesos de cambio concretos- parecfan ser de primordial importancia factores que iban més alld del proceso abstracto y autojustificado de difusién de innovaciones.” Las incongruencias empiticas del modelo de Folk - urbano fueron pronto sefialadas por mimeros criticos; el més famoso, Oscar Lewis, realizé una etnografia exhaustiva del mismo pueblo de Morelos que estudiara Redfield y rechazé empiricamente la pertinencia del concepto de desorganizacién; pero no mostré interés ensistematizar as eaciones entree émbito comunitasio y el émbito regional, ni offecié un modelo explicativo alternativo, Este se fraguarfa en los afios cincuenta -me refieroal campo de a antropologia- dentro dela cortiente de la ecologia cultural neovolucionista, A esta corriente haré referencias més amplia en los préximos apartados; ahora me limitaré a hablar de uno de sus seguidores, Amold Strickon, quien en 1965 publicé un articulo - “Hacienda and plantation in Yucatén’- donde por primera vez se present6 un modelo que reinterpretaba globalmente los datos de la peninsula yucateca. La regién como una historia de organizacién territorial Strickon aceptaba que Yucatén era una regién, es decir, que podia considerarse como unidad de andlisis; pero a las variables definitorias de Redfield afiadta dos, que llevarfan mayor peso explicativo: la organizacién tertitorial de la economia ( a partir de la conquista espafiola) en funcién de un mercado extemo, y los mecanismos regionales de control politico sobre recursos y fuerza de trabajo. Ambas variables debfan ser asumidas histéricamente: sostenia el au- tor que la morfologia interna de Iés comuni- dades estudiadas por Redfield mostraba un momento de un proceso evolutivo multiple cuya légica no era la de la difusién progresi- va de innovaciones sino la de la organizacién diferencial y complementaria de los recursos. Asi, la distribucién de distintos tipos de comunidad en la peninsula debfa explicarse “en cérminos de las adaptaciones cambiantes de diverso tipo de comunidades rurales a HABITATS y nichos eco- Iogicos-culturales especificos y variados.” Tales nichos a su vez, “formaban parte de un sistema socioeconémico global y comprehensivo, y cambiante a través del tiempo” (Strickon, 1965:36). Lacconoma territorial yucateca se caracterizaba por ausencia de minas y drésticas limitaciones en el potencial productivo de la tierra. En el siglo XVI, los espafioles introdujeron la ganaderia extensiva como producto de exportacién. Los mecanismos de control de recursos fueron la hacienda, la encomienda y la comunidad indigena. Las haciendas -ingentes propiedades- abarcaban suelos de pastoreo en la zona norte y de agricultura maicera en la franja intermedia. Laganaderfa extensiva no requerfa cantidades grandes de mano de obra; la hacienda, as{-a diferencia de otras regiones de México- no recluté masivamente indios como trabajadores de tiempo completo, Quienes tenfan esta ocupacida, podian ademas combinar su trabajo de vaqueros con cultivo de maiz para su propia alimentacién, Pero la hacienda también producia maiz mediante el abajo periédico de los habitantes de las comunidades indigenas campesinas. Estas, aunque existian desde antes de la conquista, fueron reor- ganizadas por los espafioles como reservas de mano de obra, y proliferaron sobre todo en la franja intermedia -pero también surgieron en la zona sureste, Tenfan, a veces, su propia tierra; a veces, recibjan tierra del hacendado". La encomienda -que en Yucatén persistié hasta bien entrado el siglo XVIII- era el mecanismo que otorgaba a un empresario el derecho de recibir uributos de trabajo indigena. La independencia de Espafia, ocurrida en 1821, trastorné los sistemas de exportacién de ganado. A lo largo de la primera mitad del siglo XIX, un nuevo producto de exportacién se fue afianzando: el azicar. Surgieron plantaciones de cafia dulce para sustituir a fue la del sus, donde existfa mayor precipitacién pluvial. Se despojo de sus tierras a muchas comunidades indigenas, El nuevo cultivo requeria grandes cantidades de trabajo intensivo, para el que se reclutaron indios masivamente y por la fuerza. El trabajo de plantacién competia con el de la produccién de mafz; hubo escasez critica del grano. En esta coyuntura, en 1847, ocurrié la Guerra de las Castas. Sofocada a sangre y fuego, algunos grupos rebeldes escaparon a lo més profundo de las selvas del sureste, donde se organizaron en comunidades compactas y defensivas - de las que Tusik es un ejemplo. Durante la segunda mitad del siglo XIX, Yucatén tuvo del mercado mundial una demanda sorpresiva de un producto indigena hasta entonces poco importante: el henequén. El enorme boom henequenero reorganizé de nuevo el tertitorio: las plantaciones de este producto crecieron y se consolidaron en la zona noroeste, la més propicia climdticamente. Mérida crecié en funcién del henequén y se convirtié en la suntuosa residencia de una élite ahora millonaria. Los trabajadores permanentes vivian dentro de las plantaciones, pero las empresas necesitaban ademas mano de obra estacional y mafz -el alimento de los trabajadores producido en tierras mds propicias. Para proporcionar ambos surgieron -o se reconstituyeron- comunidades campesinas como Chan Kom. El ferrocarril se ramificé por la peninsula para transportar el henequén y también a los trabajadores estacionales y sus granos; as{ ctecieron pequefias ciudades como Dzitas. El proceso de reforma agraria y politica que ocurrfa en el momento del estudio de Redfield no implicaba una mera intensificacién de las comunicaciones sino el comienzo de otra nueva organizacién de la economia territorial. HIONA REGIONAL FAMMCEN DOC EUCACIONAASCAEN .:ANTOLOGIABAGA Sin embargo, Strickon no se interesé en analizar las repercusiones de los cambios posteriores: fluctuaciones criticas del mercado mundial henequenero, disolucién del latifundio y creacién de empresas estatales, resurgimiento del ganado, ampliacién de las comunicaciones, creacién de zonas turisticas... Actualmente, con dificultad podria Yucatin definirse como un sistemas socioeco- némico; pero, si bien la peninsula hoy constituye tuna regidn fragmentada, no es posible entenderla sino como resultado de un proceso de desintegracién. Julian Stevard y Gonzalo Aguirre Beltrin El abanderado de ka cortiente ecol6gica-evolucionista (donde debe ubicarse a Strckon) fue Julian Steward, quien publicé en 1950 en trabajo sobre investigacién regional (“Area research”) y en 1951 otro donde desarrollaba sus conceptos sobre los niveles de integracién sociocultiral (cf también Steward 1956): estos iltimos permitfan analizar la existencia simulténea y complementaria de formas compactas de organizacién local y formas complejas de organizacién supralocal (es decir: las segundas no suponen -como querfa Redfield- la supresién o desorganizacién de las primeras). El cambio sociocultural no ocurre aleatoriamente sino conforme a principios de evolucién; pero esta evolucién es multilineal: implica desarrollos paralelos no homogencizacién.” Entre 1943 y 1946, Steward dirigié el Insti- tuto de Antropologfa Social de la Insticucién Smithsonian, y desde ah{ propicié los estudios de area en México: el proyecto Tarasco, donde participaron Ralph L. Beals, Pablo Velézquez, George M. Foster, Donald Brand, Gabriel Os- pina y Pedro Carrasco, y el Proyecto Totonaco, realizado por Isabel Kelly, Angel Palerm y Cristina Alvarez. Estos proyectos produjeron algunas de las mejores monograflas comunitarias que se han hecho en nuestro pais" y sentaron las bases para la posterior reflexién metodolégica regional, Tal reflexién la harfan tanto los propios participantes en los proyectos de la Smithsom.an (vgr. Angel Palerm, de quien ha- LESUDIO DELO REGIONAL PARALABFUCACON DELO NACONAL blaremos més abajo, y Donaid Brand [1952] como algunas figuras externas a los proyectos que posteriormente recuperaron la informacién existente y la combinaron con nuevos materiales en sintesis nueva: los geégrafos Dan Stanislawsky (1947, 1952) y Robert C. West, y el antropélogo Gonzalo Aguirre Beltran Brand, Stanislawsky y West, en el 4rea purépecha, censayaron las armas de la geografia cultural: la historia humana moldea al paisaje y es a su vez por él moldeada. Aguirre Beltrén, por su parte, realiza en la misma 4rea y en los afios 1949-1950 una vasta investigacién de campo, auspiciada por el Instituto Nacional Indigenista (creado en 1946) yla Comisién del Tepalcatepec (creada en 1947), cuyo producto es lllibro Problemas de la poblacién indigena en la cuenca del Tepaleatepec (1952). Como Gamio y Séenz, Aguirre insiste en Ia importancia de proyectos gubernamentales que coordinen a nivel regional la multiplicidad de agencias que, con gran dispersién y desperdicio de recursos, operan en las éreas indigenas y rurales. Como Redfield, destaca que las comunidades campesinas y/o indfgenas deben entenderse en el contexto de sus relaciones regionales con zonas urbanas. Como Steward, niega la unilinealidad de los procesos de cambio sociocultural (aunque para Aguirre el concepto analitico clave al respecto no es evolucién sino aculturacién). Afirma ademds Aguirre Beltrin la necesidad de entender histéricamente las interrelaciones de dreas ecolégica y culturales, por una parte, y por otra la interaccién, de distintos niveles y formas de organizacién.* ‘Vease, por ejemplo, lo que escribe a propésito de la organizacién econémica: a conomia del meses rarasca est intimamentligada ala economia de Ia Cuenca del Tepalepec:éta au vex es parte integrante de ka economia nacional designo capita sin embargo, acomomlatarssca no puede claificarse como una economia capitals (.) La dinimica de ls aculturacién al actuar sobre los modos de obtener la daria subsistencia que caracterizaron al arasoo de la época anterior a la ‘Conquista, primero; del aasco sometio al régimen colonial después yyenel presente, enfin, dl rarasco pres en ls mallas del imperaisma industrial que norma la conducta de las grandes naciones del mundo ‘occidental, imprimié a las compulsiones que sobre él se cjer- La historia de la antropologia presenta cn palabras de Guillermo Bonfil (1970: 163) “un proceso de reduccién”: tiene una visién més amplia mientras mds retrocede en el tiempo. No hay que olvidar, por otro lado, que algunos antropélogos sociales (afticanistas y_ norteamericanistas) rompieron teérica y metodolégica- mente el circulo magico de la microcomunidad: Max Gluckman (1940, 1958), J. Clyde Mitchel (1956), w. Lloyd Warner (1962) son buenos ejemplos de ello, y ademés los citados més adelante en este ensay * Una definicién real aspira a describir una cosa (re) y no simplemente a clarificar el significado de un, término, como lo haria una definicién nominal. Las definiciones reales exigen la utilizacién de conceptos monotéticos, i.e. que expresan constelaciones de atributos predicables a fortior de todos los casos a que se aplique el concepto. El concepto politico expresa atributos que no se aplican todos siempre a todos los casos. Los lenguajes elaborados de las ciencias exactas contienen con frecuencia conceptos monotéticos: H20. Los conceptos de las ciencias sociales provienen en su mayorfa del Lenguaje natural, y suelen por ello ser politéticos. * De los conceptos de parentesco y matrimonio se ocupan los articulos reunidos por Rodney Needham en Rethinking kinship and marriage (1971). Southwold (1978) disecta el concepto de religién, Sobre la equivocidad del concepro de campesinado véase De la Pefia (1980). Digresién: ‘Alan Macfarlane (1979) ha hecho recientemente un concienzudo esfuerzo por construir un tipo ideal 0 ‘un concepto monotético para el campesinado histérico ceuropeos pero a continuacién advierte que no se aplica a los pequetios cultivadores de Europa Occidental,y menos a los ingleses, sino sélo a los de Europa Oriental. El problema es que todos se les llama campesinos en la literatura y en la vida cotidiana: jes posible cambiar -abolir- tal nomenclatura? © Me refiero a las influyentes teorias de von ‘Thunen y sus discfpulos. Para una discusién de esta escuela véase la antologia compilada por Friedman, y Alonso (1975) y los trabajos de Carol Smith (1975). 7 En esta terminologia el /ugar se configura por las actividades consuetudinarias de una persona o una unidad social menor (la casa es el lugar prototipico); el espacio social se configu- ra por las actividades de un grupo o una cate- goria social mds amplia (la ciudad, vgr.). STOMA REGINA. FORMACON DOCENEVEUCKCON BASCARH.: AMOLOGINGASCA ® “Combinaciones entre suelos y climas, posibilidades de la irtigacién, capacidades energéticas de los ros... me parecfan ser los datos siempre presentes, Jas ‘constantes'delos problemas que yo estarfa llamado a resolver (Vilar 1979 a: 14). ° Grandilocuencia y centralismo aparte, este poco conocido articulo (que no es citado ni siquiera por Vilar) incluye una definicidn interesante de regién: “circunscripcién territorial mds amplia que la provincial y asiento de una colectividad ptiblica y completa, unida por vinculos morales y tradi- cionales” (Garcfa Rives y Gil Robles, 1922: 460- 461). Afiade que el estado centralista debe respetar las expresiones “naturales” de la regién: lengua, arte, tadiciones. "© Véase Villar 1979b: un articulo dentro de un interesante ntimero de la revista Historia 16 dedicado al problema de las autonomfas nacionales y regionales. 1 Sobre Gamio véanse los trabajos de Luis Villoro (1950), Juan Comas (1964), Eduardo Matos (1972), Manuel Villa (1976). 2 Con razén, Villa (1976: 193) afirma que Gamio es un precursor importante de las teorfas de la dependencia y el colonialismo interno. 3 Véase el trabajo de Strug (1971) sobre las relaciones entre Boas y Gamio. Entiendo que existe, inédita, una copiosa correspondencia entre ambos, precisamente durante el tiempo del estudio de ‘Teotihuacan. \ Fuera del Ambito universitario, las polémicas vigorosas entre marxistas y populistas habfan vivificado el tema. Véase Palerm 1980: 147 ss.: Berlin 1979: 391 ss. +» Bl término cultura folk procede de Toennies (1918): expresa una voluntad de reconocer la cultura popular como valida y con un contenido propio (y no como la antitesis negativa de la cultura urbana europea). 'S En Yucatén mismo: Hansen 1934: Redfield y Villa Rojas, 1934; Redfield 1950; Villas Rojas 1945 y 1977... Filho (1970) proporciona una larguisima lista de la investigacién realizada en América Latina que ha recibido influencia del modelo redfieldiano. SLO 10 ACIONAL ADALABOUCACION DELO NACIONAL ” Otras preguntas pertinentes: por qué Redfield no eligié ninguna comunidad henequenera? ( Bonfil 1970: 167 n. 4). {No puede la dominacién urbana tener también efectos inhibicorios del cambio? ( Henri Favre: comunicacién personal). 8 Entre otros Foster (1953) y Mintz (1953) habfan sefialado la necesidad de superar la definicién meramente residual de las categorfas intermedias entre lo folly lo urbano -particularmente del campesinado- Tiende Strickon a confundir la encomienda (una institucién de control de hombres) con las instituciones de control territorial. ™ Steward no debe desligarse de otras figuras sefieras del neoevolucionismo, como Leslie White y Gordon Childe. Por ejemplo Beals 1946, Foster y Ospina 1948, Kelly y Palerm 1952, Carrasco 1957. ® Tieinta afios después de su publicacién, el libro de Aguirre sigue siendo el mejor estudio comprensivo sobre el drea purépecha. Aguirre estuvo al frente del programa del Instituto Nacional Indigenista en Chiapas en 1951; aprovech6, ademas de las investigaciones del propio INI, las del Instituto Carnegie, y la Universidad de Chicago. La investigacién en la chihuahuense tarahumara la realiz6 en 1950y 1952.00n laayuda de Francisco M. Plancarte. ™ Fue Aguirre el primer recipiente del Premio Malinowski, otorgado por la Sociedad Internacional de Antropologia Aplicada. % Véanse Warman et. al, 1970; Aguirre Belurin 1976; Warman 1980. % Otros estudios de discfpulos de Palerm en el Acolhuacan son los de Gémez Sahagtin (1970) (sobre riego y poder en Tlaixpan), Campos de Garcia (1973) (sobre educacién y cambio social en ‘Tepetlaoxtoc), y Creel (1977) (sobre la industria de la lana en San Miguel Chinconcuac: muestra la transformacién de la regién por la introduccién del pastoreo y la manufactura, desde el virreinato). Cf también Dehouve 1977. ” EI CIS-INAH, hoy transformado en CIE- SAS (Cenfro de Investigaciones y Estudios Supe- flores en Antropologfa Social), logré entre 1973 y 1976 polatizar importantes recursos materiales y humanos y promover intensivamente la investigacién de campo (quizé en forma sin precedentes). 28 Junto con Arturo Warman realizaron trabajo de campo en el oriente de Morelos varios antropélogos del CIS-INAH y la Universidad Iberoamericana: véanse Helguera, Lépez y Ramirez 1974; Alonso, Corcuera y Melville 1974: Azaola y Krow 1976: Melville 1979. ® La coexistencia e interdependencia de ranchos y haciendas en el occidente de México habia sido sefialada desde los estudios clésicos de Chevalier (1956) y MacBride (1923); pero sdlo se ha explorado sistematicamente en épocas recientes (Gonzalez 1968, Brading 1978). » Bl rérmino oligargua regional cobra particular importancia en los estudios de Martinez Saldafia y Gandara Mendoza (1976) y del Castillo (1979), sobre Arandas y San Miguel el Alto. Jean Meyer ha demostrado, para mi gusto convincentemente, que la participacién directa del clero en la Cristiada no fue tan importante (cuantitativa y cualiativamente) como la propaganda oficialista ha querido hacernos creer. En esto el equipo de Fabregas no se muestra muy de acuerdo. Cf. Meyer 1980. » Constiltense también los estudios de Maria Antonieta Gallart (1975) Virginia Garcfa (1975) y Carmen Icazurtiaga (1977). 2 Algunos textos importantes en la historia de este enfoque, ademds de los ya citados: Steward et al 1955 Adams 1957, Cohen 1969, Sahlins y Service 1960. Acepto que es exagerado clasificar a Marroquin, un marxista ortodoxo, como neoevolucionista. Los estudios de caciques regionales mas bien Jos han hecho historiadores (Chevalier s/f; Dfaz. 1972; Olveda 1980); una excepcién importante es el libro compilado por Roger Bartra (1975). 2° En el Alcohuacan prehispdnico el impacto dela “demanda’” de la poblacién del valle no se mediaba por relaciones mercantiles sino por alianzas politicas; en su anilisis Palerm y Wof son precursores de lo que mis tarde John Murra, para ef caso andino, lamaria “control vertical de pisos ecolégicos”. ___LECTURA: METODOS PARA EL ESTUDIO DE LO REGIONAL* PRESENTACION En esta lectura el autor presenta la forma en que la _geografia moderna propone que se lleven a cabo estudios regionales, Ast, sefala cinco elementos fundamentales que deben ser considerados como parte del objeto de estudio: poblacién, recursos, consumo, relaciones con eLexterioryy estructura geogréfica, mismos que permiten delimitar la regién que se estudiard. A continuacién, expone los métodos de andlisis existentes y la manera en que otras ciencias auxiliares como la demografia, la sociologta y la economia consribuyen al conocimiento de las regiones, aportando puntos de vista diversos a una visién interdisciplinaria. Considera queen el desigual desarrollo de una regién nos puede ayudar a generar metadologtas y tratamientos diferenciados para cada regién, que respondan a sus dindmicas histéricas. Desde su posiciOn, Pierre afirma gue no se puede concluir que existian regiones homo- géneas, sino mas bien disparidades regionales que obedecen a la influencia de factores de diversa indole. Si bien el autor sostiene una postura metodolégica francesa, éta bien puede ser adaprada a investigaciones “geognificas locales. Pero que habria de considerar que atin creando muestra ejemplos de paises como Francia, Gran Bretafia y Expafta, sélo pueden ser tomados como tales. Finaliza con un pequeio apartado acerca de lo que se ha denominado ‘subdesarrollo regional”. La reflexién del profésor-alurnno sobre los problemas de método que representa el estudio de la regién se enriquece con los elementos qree aporta Eric Van Young en su artéculo “Hlaciendo historia regional: consideraciones metodolégicas 1y rebricas” en el que presenta las concepciones tedricas y ‘metodoldgicas que han influenciado los estudio histérico- regionales en México y lo que esto ha representado para su desarrollo, *George Pere. "Mérodosparact escodio deo regional,” en: Geografla sctva Espana, Atel, 1980. pp. 350-373, STOR REGION. FORMACON DOCENEVEDUCACHN BARCA BN: AMOLOGIIBAGCA METODOS PARA EL ESTUDIO DE LO REGIONAL METODOS DE ESTUDIO REGIONAL esde hace algunos afios, los economistas han re- valorizado el estudio regional, que responde, indudablemente, a una necesidad profunda de nuestro tiempo. Para Ilevarlo a cabo, han utilizado, parcialmente, unos medios muy familiares a los gedgrafos, al mismo tiempo que lo enriquecfan con una linea de pensamiento, con un vocabulario y con un modo de presentacién originales y fértiles. Tras ellos, con frecuencia, y en ocasiones con ellos, los ge6grafos han reanudado su contacto con el estudio regional, fortalecidos asu vez por el incesante contacto establecido después de la guerra con los demés especialistas de las ciencias sociales. Finalmente, atraidos por la moda al surco de los economistas gedgrafos, numerosos “investigadores” de formaciones diversas, han intentado su suerte en este dominio, con mayor 0 menor acierto. Como consecuencia, la literatura regional reciente abunda, pero, para el lector no preparado, en detrimento de la claridad. Algunas nociones muy simples corren el riesgo de oscurecerse. Seguidamente intentaremos examinando brevemente los clementos del andlisis, y mds tarde sus métodos, darles una cierta precisién. A) Los elementos del andlisis Cualquiera que sea la definicién que se le de en l plano teérico 0 metodoldgico, la regién esté formada por un entrecruzamiento 0 por una superposicién de estructuras y de superestructuras cuyo andlisis, incluso su diseccién, son los instrumentos indispensables del conocimiento. Ciertamente, el concepto de regién no es diferente: segtin el que sea pata el investigador, puede hacer variar la delimicacién, la presentacién de resultados, yeventualmente, incluso, el diagnéstico prospectivo. Pero la materia con que esté moldeada la regién es una realidad objetiva que se impone. Ningtin ané- lisis puede evitar el tratarla, es decir, descom- 2 STUD DEO REGIONAL PARA A DPUCACON DELO NACENAL ponerla en una serie de elementos simples. {Cules son éstos? N.B. - No se trata, en modo alguno, de pro- porcionar en el marco restringido de este Com- pendio, un plan de encuestas regionales. El tinico “objeto de este capitulo es el inventario razonado de los datos necesarios para el estudio regional, en su situacién momentanea, y en su dinamismo fundamental Cinco nibricas principales se desprende: la poblacién, en sus aspectos demogréficos y sociales; los recursos y su utilizacién; el consumo; ~ las relaciones exterioress la estructura geogréfica. a) La poblacién.- Puesto que la regién es un organismo humano, su estudio sittia en el primer plano el conocimiento de los hombres; representa, alaver, el capitulo esencial del estudio y su finalidad. Incluso, las rabricas podrian titularse; el hombre en su regién en cuanto habitante, como productor, como consumidor, etc. Los datos referentes a la poblacién incluyen dos aspectos, uno demogrifico y otro sociolégico. Desde el punto de vista demogréfico, las estructuras son ficilmente conocidas, en general. La poblacién debe ser examinada desde el ngulo dela cantidad bruta y de su localizacién en el espacio (densidad), de su fecundidad (porcentajes demograficos cldsicos), de su estructura de edades y de su movilidad (migraciones temporales y definitivas). De esta manera las premisas del estudio sirven de soporte a uno de los nédulos, a una de las claves del conocimiento regional: Ia estructura profesional y el mercado de trabajo. Un cierto nimero de documentos estadisticos proporcionan la mayorfa de las ensefianzas deseadas sobre estos puntos. Fl andlisis de la poblacién activa pone répidamente en contacto realidades econémicas regionales. Pero el examen del mercado de trabajo debe necesariamente ser prospectivo y sintético: utiliza -tarea particularmente delicada y en ocasiones aven- 50 turada a nivel de las microunidades- los datos de la demografia y de la econom(a para trazar las perspectivas de la mano de obra que condicionan la evolucién regional Las estructuras y las actitudes sociales y sicosociolégicas completan el cuadro. El conocimiento de las profesiones no es suficiente: es preciso saber cémo se reparten, numéricamente y cualitativamente, las clases de la sociedad. El conocimiento cuantitativo de la fuerza de trabajo, de la misma manera que el de los empresarios, no basta: es necesario poder estimar su capacidad y las reacciones colectivas. El estudio de la poblacién hace, pues, necesario el empleo de las técnicas estadisticas, demogrifica, geogrifica y socioldgica. b)Los recursos. Constituyen el ambito de la investigacién econémica y geogréfico-econémica. Un inventario, incluso un catélogo, por gastada que esté su fSrmula, se presenta, ante todo, como indispensable. Aunque puede, a continuacién, presentarse en forma de brillantes cuadros sintéticos, debe comenzar por un examen analitico completo: agricultura (tierra, agua, clima...), bosques, pesca, cenergla, minerales, Por otra parte, el estudio -dificil- del mercado de capitales, proporciona a ocasién de nuevos enfoques prospectivos. ‘Sin embargo, la utilizacién real y potencial de los recursos exige, en el mismo capitulo, otro inventari el de la produccién y el del equipo. La primera no es la mas facil de conocer, Rara vez se dispone, al menos en Francia, de estadisticas departamentales o regionales directas de la produccién: la produccién agricola se calcula a partir de las superficies cultivadas, a su vez imperfectamente conocidas, y la produccién industrial, frecuentemente desconocida aescala del escablecimiento, se mide tinicamente a través de indicios indirectos. Por el contrario, la realidad del equipo, més tangible, es aprehendida con més comodidad: instalaciones energét cas, implantaciones industriales, vias de co- municacién, redes de distribucién de agua y de energia. telecomunicaciones, se inscriben en el mapa, De la misma manera pueden trazarse en los grandes proyectos. De esta manera se descubren los elementos del dominio de la economfa aparente, segunda tabla del diptico fundamental poblacién-recursos. ©) El constmo.- Los niveles de consumo informan acerca de los resultados de la confrontacién poblacién-recursos. Pueden ser objeto de un andlisis muy fecundo, ya que estan basados en cantidades facilmente mensurables. El equipo individual proporciona, en primer lugar, unos buenos indices: ntimeros de coches, de aparatos de radio y de televisién, cuartos de bafio... Las cantidades de energia, de carburante, 0 de diversos productos consumidos por persona, completan las primeras informaciones y permiten elaborar algunas definiciones del “nivel de vida”. Finalmente, el célculo de la “renta per cépita’, clasica, despeja el camino que conduce a titiles comparaciones. Y, una vez més teniendo en cuenta determinada hipéresis de previsién efectuadas a partir de los factores fundamentales, una prudente prospectiva es indispensable: aunque delicados, los cdlculos relatives al desarrollo del consumo encuentran en ella su sitio. d) Los intercambios exteriores. -La regién, por definicidn, no vive en medio cerrado: sus relaciones con el exterior (nacional o extranjero) constituyen una parte integrante de su realidad. Representa, sin embargo, la parte més delicada del estudio. Interesa, primeramente, conocer los intercambios de poblacién: precisamente las migraciones internas, conocidas en algunos paises, no lo son en Francia. Los intercambios de mercancfas, seguidamente, ra- ra vez son registrados de modo claro por las estadisticas: pero ellos son los que permiten juzgar sobre la integracién de la regién en el conjunto nacional, o de sus relaciones con el mercado internacional, Finalmente, menos fé- ciles todavia de detectar, son los trnsitos de mercancfas que, sin embargo, constituyen, en ciertos casos, un elemento importante de la fun- STOMA REGION FORUACON DOCENE VEDICACIONBASCAN: AMICLOGINEASCA cidn regional. Estimaciones y encuestas deben, en tal caso, paliar las insuficiencias de la estadisticas cimentardn al mismo tiempo, el establecimiento de hipétesis respecto de las variaciones futuras. ) La estructura geogréfica.- Hemos razonado hasta ahora, llevados por un deseo de simplificacién, como si la regién constituyera un conjunto homogéneo; yasabemos que no es cierto. Dos nuevas direcciones analiticas corrigen el esquema; la participacién de la regién en zonas homogéneas, por una parte, y el estudio de las redes urbanas, de otra. La participacién o divisién de la regidn en zonas suficientemente homogéneas para que las totalizaciones y las medias estadisticas adquieran el méximo valor expresivo es, a la vez, una condicién primera y un término del estudio. El investigador debe resolver esta contradiccién metodoldgica por medio de la encuesta personal, conducida desde el principio, sobre la base de datos existentes, de informaciones orales recogidas en buena fuente, y de su propia intuicién geogréfica. De esta manera, las estadisticas podrén localizarse y examinarse, y las distorsiones surgidas de la heterogeneidad quedarén claramente explicadas. El estudio de las redes urbanas completa el conocimiento de la estructura geogréfica regional y corona, al mismo tiempo, el conjunto de la investigacién. Es realizado, desde luego, a partir del anillsis de los flujos y de las ciudades. El primero es el mis dificil, ya que, como anteriormente hemos dicho, las estadisticas de transportes y de comunicaciones presentan profundas lagunas. Pero se encuentra seriamente reforzado a nivel del estudio urbano. En efecto, un cierto ntimero de flujos pue- den ser reconocidos en el examen de las fun- ciones de las ciudades, previo a toda reconsti- tucién de la red. La organizacién de las relaciones comerciales y bancarias, por un lado, y la de las relaciones de servicios, por otro, que se encuentran en la base de la formacién de la red urbana, proporcionan la materia de un and- lisis revelador. A través de él, se llega a exami- ELESUINO DELO REGIONAL MRA A BPUCACON DELO NACCNA nar en deralle las modalidades de las relaciones interurbanas y urbano-rurales en el interior de la region. Este conocimiento del armazén regional es el que autoriza, en el ultimo extremo del estudio, no solamente a trazar vigorosas sintesis, sino también a formular, en un marco espacial preciso, el impacto de las diferentes opciones politicas sobre los procesos de desarrollo. B) Los métodos de andlisis En el cuadro adjunto, hemos intentado reunir en una visién sindptica los elementos caracter(sticos del andlisis regional. Muestra suficientemente, por si mismo, que éste no puede ser, en buena légica, sino un trabajo de equipo. A veces surge esta oportunidad, pero, aun en estos casos, divergencias, apreciables separan con frecuencia a los colaboradores. Para comprenderlas mejor, intentemos confrontar los puntos de vista de los dos especialistas que vlidamente pueden aspirar al liderazgo del equipo de estudios regionales: el economista y el gedgrato. Ell estudio regional No existe, en verdad, una escuela de “economia geogrifica”, propia de los economistas, ni una escuela de “geografia regional”, propia de los gedgrafos. De una y otra parte, los esfuerzos de expresién doctrinal quedan generalmente cortos, dada la carencia de fronteras precisas entre los objetos respectivos de la investigacién: ciencias humanas y ciencias de convergencia, la economia y Ja geografia no pueden separarse radicalmente , respecto del espacio, ni la teoria, ni en los hechos. Las diferencias de concepcién se refieren, finalmente, a los “puntos de vista” mas que a los objetos, los métodos de investigacién, los modos de expresién, es decir, que deben ser apreciadas en la préctica, y no dar lugar a polémicas doctrinales estériles. Si dos concepciones la de los economistas y la de los gedgrafos- se opusieran netamente respecto de los objetivos y métodos del estudio regional, podrfan surgir de su adecuado enfrentamiento luz y progreso recfprocos. Pero no es éste el caso en la actualidad, ya que las disciplinas se interpenetran. Intentemos, sin embargo, examinar las posiciones adquiridas por unos y otros. Ramas de estudio Participantes Ged grafo Dem grafo Socié Togo Economista Poblacié n I Localizacis 1. Fecundidad 2. Clases J2. Movilidad 2. Bscructura en )2. Actitudes edades 2. Niveles [3. Perspectivas de socioculturales mano de obra Recursos Tr Tnventario 23 Capitales 1. Equipo 1.3 Produccié n. Equipo Consumo 1-3 Reparticis n [2. Costumbres y 1. Niveles aptitudes para el |. Equipos y rentas cambio individuales Intercambios [3. Migraciones 1.3 Transporte de exteriores mercancfas Escuctura 1-2 Zonas homogé neas (1. Poblacié n activa J 1-2 Zonas homoge neas geogrfica ‘1.2 Transportes de las ciudades 1.2 Red Urbana Principalesfuntes del estudio: 1, Estadisticas; 2. Encuestas 3. Estimaciones 2 a a)“Puntos de vista” de los economistas. -Son numerosas las obras escritas en los afios recientes; los congresos se suceden; encuestas fructiferas se llevan a cabo. Algunos economistas buscan su senda en una estrecha especializacién de las investigaciones: contribuyen, de esta manera , en ciertos puntos, a mejorar los métodos de conocimiento. Pero la mayorfa se interesan por la captacién global del fendmeno regional, y de las diversas vias de su medida o de su expresién. De conformidad con éstas, pueden distinguirse tres grupos principales, mds 0 menos ligados a determinadas escuelas de pensamiento, aunque sus limites sean imprecisos. El primer grupo, inspirado y alimentado en la savia fecunda de las tesis de F. Perroury, intenta, hasta Jo més profundo, traducir la realidad demogréfica en abstracciones (0 en términos abstractos), capaces de insertarse en los esquemas y en los habitos de pensamiento propios de los economistas. Esta escuela ha impuesto con éxito la definicién de tres tipos de espacio, y, todavia més, ha implantado la expresién “polo de desarrollo”, cuyo mérito inmenso ha sido el de hacer tan tangible y maleable una nocién simple y familiar para los gedgrafos desde hace mucho tiempo, Para esta escuela, en gran parte responsable de la moda actual “la economfa geografica es llamada también, en un sentido més amplio, geografla humana” y la econom(a regional es estudiada “bajo el nombre de espacio econémico operacional” (J. R. Boudeville)' Las investigaciones efectuadas dentro de esta linea de pensamiento, no presentan, por consiguiente, ninguna originalidad metodolégica, pero son numerosas y variadas, en particular las Hevadas a cabo bajo la égida de “Economia y humanismo”. Aportan numerosas informaciones sélidas sobre las regiones, y en ocasiones, sintesis importantes. Afiadamos que su prestigioso vocabulario favorece su acceso, cerca de los administradores y altos funcionarios, formados generalmente, como es sabido, de acuerdo con la ensefianza de economistas y juristas. Desde el punto de vista de la eficacia, no es cosa desdefiable.... Hon RSIONA. FERMACHDN DONTE EDUCACIONBASCAEN .: AMOUOGIABASCA Un segundo grupo de economistas esté intere- sado y aferrado a la contabilidad regional: préctica, en consecuencia, unos métodos de investigacién originales y especializados. Pero las técnicas de confeccién de las “tablas cuadradas”, en el marco de la regién son todavia rudimentarias y, sobre todo las estadisticas de base que exige son, frecu- entemente, inexistentes 0 defectuosas como para que la contabilidad regional haya podido rebasar la fase experimental, por el momento, No obstante, los defensores més lticidos de esta tendencia, al fijar sus limites y sus dificultades proyectan su insercién en el seno de una comunidad de investigadores regionales: no desprecian la ayuda mutua en ka “caza de informaciones”, y despejan el camino a las superaciones de su propia investigacién por medio del recurso a otros instrumentos y a otras técnicas (P. Bauchet). La orientacién del tercer grupo de economistas regionales se encuentra claramente polarizada en los problemas del desarrollo: préctica la aplicacién de ciertos conceptos , de ciertos métodos de analisis y de ciertas técnicas de planificacién del desarrollo a escala regional. En estas condiciones, las investigaciones realizadas, sobrepasan répidamente la sola competencia de los economistas: “Los aspectos extraeconémicos del desarrollo son mds importantes que la preocupacién de eficacia econémica maxima y los programas de desarrollo deben enfocarse no solamente desde el Angulo de la técnica econémica, sino también tomando en consideracién sus repercusiones sobre unas estructuras regionales, a las que se trata de orientar hacia el progreso econémico y social, y no de destruirlas”. (J. Lajugic). Esta declaracién de principios significa una llamada ala colaboracién interdisciplinaria. En resumen, existe indudablemente una si- tuacién de convergencia de intereses, en el pla- no de los estudios regionales. Mejor atin: algu- nos encuentros han tenido lugar, se ha llegado a instituir estrechas cooperaciones. En Francia, y en otros lugares, las perspectivas de investi- gaciones en equipo se inscriben de un modo claro, a partir de este momento, en los progra- LESION DELO REGIONAL PARALA BPUCACNE LO NACIONAL mas. jEs posible, en estas condiciones, definir someramente la posicién del gedgrafo? b) Los métodos de los gedgrafs. -“La fuerza de la geografia reside en su popularidad fundamental” (Le Lannou), aunque esta misma popularidad re- presente, para los geégrafos, una causa de debilidad. El andlisis geogréfico vulgar, tal como durante mucho tiempo ha sido practicado por unos ge6- grafos improvisados, que ofrecfan una mercancta de dudosa calidad, extraida de comportamientos clasificados de antemano, continia siendo todavia, con harta frecuencia, la tinica forma de geografia con que se ha enfrentado el ptiblico. Ciencia “popular”, la geografia cuenta por ello con los favores de los autodidactas: el francés por definicién, ignora la geografia... aunque cada francés, si es necesario, se convierte de manera improvisada en gedgrafo: jefe de oficina de una administracién o de una empresa, cree que puede evitarse recurrir a unos servicios exteriores para trazar, por ejemplo, el cuadro geogréfico de una regién. Contra estos fraudes, la geografia que se sabe y se afirma, pese a todo, como una ciencia cada vez més perfeccionada y precisa, cuenta con pocas armas. Intenta, en efecto, conservar la popularidad fundamental, Para ello evita aislarse tras el obstéculo de un vocabulario esotérico, o de una expresién matemética complicada. La originalidad del gedgrafo consiste en la forma y en la flexibilidad de su pensamiento en su apertura ante el mundo (;dado que él conoce la geografia!) yen el cardcter concreto de sus andlisis. En qué consiste, pues, el anilisis, geogrdfico regional? Una ver designados los elementos de éste, gcémo se lanza el gedgrafo a su investigacién y organiza su presentacién? Digamos, brevemente, que él se las ingenia, en la investigacién, para utilizar todas las fuentes y métodos posibles, y que en presentacién se aferra ante todo, a las convergencias, es decir, a las situaciones. En [a investigacién, el gedgrafo hace astillas de toda clase de madera, es decir, utiliza todos los elementos posibles:no lo es ajeno nada de lo que posee una realidad espacial. Dedicado al descubrimiento de las estructuras de la regién, se interesar4 tanto por el inventario de los recursos mineros como por la localizacién de los comercios de lujo, tanto por la reparticidn de los cultivos como por la dispersién del poblamiento, tanto por la red bancaria como por la de carreteras... Su finalidad, sin embargo, no ¢s la de redactar un catélogo: por el contrario, todos estos andlisis de detalle no tienen otro objeto que el de permitir unas comparaciones, unas superposiciones, examinar una correlaciones, estudiar unas estructuras diferenciales. A través de ellas, buscaré, finalmente, abarcar, en lo concreto, los problemas de la regidn. ‘Tomemos répidamente un ejemplo, aunque sea parcial. El gedgrafo analiza, en el marco del estudio de una regién dada, la poblacién, Primer punto: investigacién de los elementos. Es preciso considerar: 1° la reparticién de la poblacién y su variacién en el tiempos 2° las tasas demogréficas, y especialmente la fecundidad de esta poblacién en su localizaciéns 3° la estructura por edades; 4° las direcciones y los voliimenes de las migraciones intra y extrarregionales; 5° la composicién profesional por unidades homogéneas. Segundo punto: examen de las correlaciones. De los resultados, presentados en cifras, de las encuestas, y de su imagen cartogréfica, se desprende un cierto niimero de correlaciones, de todos los érdenes: entre Ja localizacién y Ia intensidad migratoria, entre la composicién profesional y la estructura por edades, entre a fecundidad y el crecimiento de la poblacién, etc. Estas correlaciones ponen de relieve los diversos factores de la situacién estudiada. Tercer punto: examen de los problemas sin- téticos. Estos se han desprendido progresiva- mente del estudio analitico. Conviene tomarlos de nuevo, en su forma sintética, para aislarlos en sus dimensiones reales. Por ejemplo, el pro- blema de la emigracién extrarregional: su peso sobre el comportamiento demogrifico, sobre el empleo, sobre la reparticién geografica de la poblacién (marasmo de las ciudades regiona- les), sobre las perspectivas de desarrollo, etc. Un estudio semejante facilita, finalmente, las claves de la captacién global de la situacién. Y, en conse- cuencia, de la accién. El andlisis geogrdfico concebido de esta manera supone, en el plano préctico, dos principios me- todoldgicos. El primero se refiere a la investigacién documental. Consiste en emplear todas las fuentes, todas las técnicas, todos los procedimientos imaginables para obtener, en defecto de una estadistica deseable, pero inexistente, 0 mani- fiestamente inexacta, el maximo de informacién sobre el objeto de la investigacién. Si las informaciones cuantitativas precisas faltan, no se abandonard la tarea antes de haber explorado a fondo el sector cualitativo; si el recuento 0 censo no existen, se utilizard la encuesta directa, y si ésta es imposible, se buscardn los caminos de una estimacién. Puesto que se trata de sintetizar no siempre es necesaria, aunque sea deseable, la homogeneidad del material de andlisis; por el contrario, ¢s absolutamente insdispensable la totalidad de la informacién. Por definicién, quedan excluidos del cuadro geogréfico, los “blancos”, los lugares vacfos. El segundo principio metodolégico se refiere a la expresién de los resultados. Para permitir las comparaciones en el espacio, para localizar los elementos de estructura, el mapa es el mejor medio. Su sistemstica utilizacién, en el andlisis, facilita, no solamente la individualizacién de los puntos 0 de las zonas de convergencia cuyo estudio puede aportar ensefianzas de valor general, sino que, ademés, evidentemente, facilita las superposiciones que llevan, a las correlaciones. Se trata, en consecuencia, de fabricar unos mapas sencillos, simples, pero numerosos; cada uno de ellos muestra la localizacién, de un fenémeno o de una relacidn. Pose, para el geégrafo humano que tiene necesidad de clevarse por encima de la consuilta demasiado cercana a las cifras, el mismo valor que el que tiene para el arquedlogo o el morfélogo, por ejemplo, el sobrevuelo aéreo de un espacio o zona dada de su investigacién. Gracias a la formacién que ha recibido, el gedgrafo estd iniciado en estos métodos y tiene 5s STOMA REIONAL FORMACENDOCENEEYEDUCACHENBAICAEN .:AMTCLOGIABAGOA conciencia de los imperativos de su investigacién. Curtido en el exdmen de los fenémenos de convergencia, posee esta “vocacién de sintesis” que deberfa convertirle en el animador y el responsable de los estudios regionales. Finalmente, ha dado testimonio, con largueza, de su capacidad: desde las tesis cldsicas de los maestros de la geografia francesa hasta la coleccién “France de demain’, ha enriquecido el conocimiento de nuestro pais con decenas de obras, susceptibles de servir de referencia. Estas obras son también actualmente unos instrumentos, Por ejemplo, oftecen a los admi- nistradores y a los encargados de la ordenacién y acondicionamiento del territorio, con frecuencia, la base indispensable de conocimiento de los problemas que les preocupan. La investigacién geogrifica regional contintia en esta linea, y debe desarrollarse todavia més para poder hacer frente a las exigencias del momento. Es activa, con la colaboracién de los economistas, de los demégrafos, de los sociélogos y de los técnicos al ofrecer a los poderes de decisién una visién prospectiva de las situaciones regionales, y la nocién clara de las alternativas de intervencién entre las cuales les ser necesario elegir. En un marco espacial de grandes dimensiones, el desarrollo econémico y social no se efectia de una manera uniforme; las diferentes condiciones naturales y humanas que encuentra son los factores primeros de una diferenciacién geogréfica inevitable en el progreso. En teorfa, ésta presenta cl resultado de una seleccién esponténea en la divisién y en la especializacién del trabajo. Seguin el momento en que este fendmeno es observado, y segiin la escala a la que se aplica, constituye, sea una forma banal de adapracién, sea, por el contrario, un dato revelador de dis- torsiones importantes y grave en consecuen- cias. En la fase de la explotacién econémica, la concentracién de las actividades productivas en algunos puntos puede no ser sino una etapa, anunciadora de progresos generalizados. Sin embargo, la manifiesta inferioridad de ciertos espacios econémicos y sociales en el seno de paises evolucionados y equipados tiene una significacién prospectiva diferente. En todo caso, esta observacién carece de sentido, salvo a escala de un tertitorio suficientemente vasto: es solamente a nivel de la regién, y el seno de una entidad nacional o de una agrupacién de paises, que pueden analizarse validamente las disparidades geogréficas. De un extremo a otro de un territorio, de una a otra casa de un pueblo, la diferencia de las situaciones es, con frecuencia, considerable, y encuentra su origen en diversos Factores; naturales, histéricos, sicolégicos, sociales, culturales... Las diferencias se mucstran todavia més acentuadas entre una aldea comercial, un puerto, una ciudad industrial y la zona campesina circundante, considerada globalmente. Pero, en los dos casos, se trata de un fendmenos locales, de desequilibrios eventualmente susceptibles de una reorganizacién ‘econémica o social. Porel contrario, de un conjunto regional a otro, las disparidades, cuanto aparecen, dependen, tanto en su estudio como en la preparacién de su reduccién, de la competencia del gedgrafo. En este nivel solamente es donde las estructuras son suficientemente completas y sélidas, como para justificar, a la vez, comparaciones globales intervenciones sintéticas, Es a este nivel donde la divisién geogréfica dl trabajo tropicza con el obstéculo de la maxima tigider de los factores demogrificos, econémicos y sociales, que pueden provocar, en el plano de la produccién, una subexplotacién, es decir, “una pérdida a ganar” considerable para la nacién, y, en el plano de la sociedad, injusticias intolerables. A)EI desarrollo diferenciado del espacio Si colocamos aparte los factores “pasivos” de diferenciacién del espacio, que son el medio na- tural y humano, la estructura social los legados bs de la historia, la causa esencial de las desigual- dades, al mismo tiempo que su més activo revelador, residen en los niveles de la productividad: productividad del espacio, productividad de los hombres que lo habitan. Si bien la agricultura puede obtener unos niveles relativamente clevados de productividad por unidad de superficie o de trabajo, éstos jams pueden alcanzar magnitud com- parable a los de la industria. Debido a razones fandamentales muy simples, y a través de toda una serie de efectos en cadena, la industria representa, de esta manera, la gran fuente de riqueza, Por ello, a escala regional, el nivel potencial de los ingresos, incluso, en algunos casos, el grado de desarrollo, se miden o se estiman, en particular, de conformidad con la presencia o la ausencia de una industria activa. La experiencia muestra que hoy, lejos de difundirse, la industria tiende a concentrarse: de ello deriva, en teorfa, una agravacién evi- dente de las disparidades regionales. Los em- presarios de los siglos XIX y XX no instalan, en general, sus méquinas en las regiones atra- sadas, donde sin embargo, la mano de obra es barata, y no crean en consecuencia, por lo mismo, una tendencia a la igualacién de los ingresos. Un nuevo factor se sittia en efecto, en primer lugar en las condiciones de la lo- calizacién industrial y se opone a la disper- sién; se trata de los “costos de infraestructu- ra”, Las perspectivas de poder pagar bajos salatios influyen menos, en los célculos de los empresarios, que la obligacién inmediata de tener que realizar inversiones masivas. Antes de que aparezca, en teoria, una posibilidad de industrializacién, debe crearse un minimo de capital fijo social: se calcula “el importe de las sumas necesarias para situar en estado de receptividad industrial a una zona agraria (construccién de vias de comunicacién, alojamientos, servicios ajenos, traidas de agua, de gas, de electricidad, etc.), en cuatro o cinco veces el importe del costo de la inversi6n directa’ (J: Lajugie). En estas condiciones, la buisqueda de “economias externas” conduce localizar las nuevas implantaciones en las zonas completamente equipadas, es decir, en las zonas ya industriales. ‘A partir de estos datos, juegan, en detrimento de las regiones retrasadas, los “efectos de empobrecimiento”, Mientras que las regiones cuya expansién se ha iniciado bastante pronto, han podido alimentar regularmente su crecimiento, las demas han sido victimas de procesos acumulativos que tienden a disminuirlas. Estos procesos afectan, como sabemos, en particular, a los fenémenos migratorios (éxodo de los elementos dinémicos de la poblacién), el drenaje de los capitales locales, la ruina de las empresas sujetas a competencia, y la insuficiencia de los servicios publicos, sociales y culturales. Su fuerza es tan grande que, frecuentemente, convierte en estérles los esfuerzos que las regiones industrializadas efectian para arrastrar tras de s{a las dems, es decir, el intento de proyectar las riquezas de las primeras sobre las segundas. Estas ideas esquemaéticas, que se enlazan en su espiritu con las explicaciones detalladas oftecidas cn el capitulo II de la tercera parte, permiten situar en un contexto dindmico algunos ejemplos de disparidades regionales. B) Disparidades regionales ‘Un certo ntimero de razones metodolégicas hacen dificil el establecimiento de los datos necesarios para el conocimiento objetivo de las disparidades regionales. Laprimerade elas seaplicaal concepto mismo de regién: segtin la definicién que se adopte y la delimitacién que de ella derive, ls ciffas o los indices confeccionados adquirirén, en efecto, diferentes significaciones. No podemos tomar en consideracién las solas “regiones homogeneas”: hemos visto que no expresan una realidad regional, y también que tienen en general una superficie demasiado reducida, y, sobre todo, su estudio, artficialmente situado fuera delos movimientos de intercambios y de interacciones, impide las comparaciones sintéticas. 7 STORA GIA FORMACEN DOCEME EUCACON BASCARN . AMOIOGINSAICA Por el contrario, los datos numéricos que se refieren a las “regiones organizadas”, al hacer resaltar sobre todo valores medios, gno llegan a falsear la expresin de la realidad geogrifica? En todo caso, la situacién de la documentacién fuerza, en la mayoria de los casos, a zanjar la cuestién en un sentido préctico: se trata de interpretar los datos tal como nos son proporcionados, por consiguiente, con harta frecuencia, segiin las divisiones administrativas. Estos datos estén constituidos por cifras brutas, por informes o por indices (ver el cuadro). Unos y otros son titiles y se completan. Es a través de su comparacién, y la comparacién de sus combinaciones, como el gedgrafo llega a definir las disparidades. En efecto, no puede existir un indice ntético universalmente vilido para poner de relieve una “situacién” regional, hasta tanto los elementos que la componen son, no solamente numerosos, sino también diversos, irreductibles por esencia Una vez determinadas las disparidades, quedard, finalmente, por decidir si son 0 no significativas. En la floracién de obras y de follevos recientemente consagradosa los “subdesarrollos regionales’, las més minimas diferenciaciones han sido utilizadas para llevar a cabo demostraciones parciales. No es necesario decir que la probidad cientifica no puede conformarse con semejante ceguera. Pero, zen dénde situar los limites de la "sig- nificatividad” en este dominio? Puesto que, en este terreno, las matemiticas no significan ninguna ayuda, conviene solamente referirse a las nociones admitidas, claras, cuando no banales: se consideraré que existen disparidades regionales en el seno de un conjunto territorial, cuando las estadisticas revelen, respecto de las regiones desfavorecidas, por una parte, una sustancial inferioridad de los niveles individuales, y por otra, una acumulacién de obstéculos en la senda del desarrollo global. En consecuencia, los datos reunir y a analizar no podran limitarse a las situaciones presentes; en la medida de lo posible, deberdn set prospectivos. ELESTUDO OE LO REIONALAAAALA BFUCAOONDELONADERAL CUADRO Datos exnciales del andlisis de les dsparidadesregionales NBB. Lasreferenciasa ls fuentes son validas para Francia, 1, POBLACION ~ Dindmica 1936-1962. ~ Concentracién urbana: ~ Yde poblacién rural = reparticién de la poblacién urbana por tamafios y tipos de ciudades ~ dinémica de la poblacién segein la dimensién de la udad. ~ Miggacién aparente. - Proporcin de extranjeros. ~ Poblacién activa: ~ reparticién profesional; = porcentajes de empleo. - Demognafia ~ tasas de natalidad, mortalidad, fecundidad; ~ estructuras por edades de la poblacién (indices de juventud). ~ Prospectiva: = previsiones referentes a los adultos (empleos a crear o déficit de mano de obra); ~_ previsiones referentes alos nifios. 2, PRODUCTOS, INGRESOSBRUTOSYCONSUMO- DELAS EMPRESAS: - Agricultura (+ ganaderia, bosques, pesca), industria: ~ productos ¢ ingresos globales, ciftas de negocios, - productos ¢ ingreso por persona activa y por habitante: - productividades. = Consumo de energla en la industria (cifra bruta y poreentajesdiversos). = Consumo de abonos. 3. ESTRUCTURA DE LA AGRICULTURA. ~ Reparticién de las explotaciones (censo de 1956), segin: Ta naturaleza jurtdica; ~ ladimensién; ~ los tipos de cultivo; - ganaderia en conjunto; ~ dl equipo mecénico; ~ edad de los jes de explotacién. ~ Mercado de las explotaciones, valor de la tierra. 4, ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA Y DEL COMERCIO. Extablecimientos segtin el nitmero de asalariados (censo de 1958). 5. EQUIPAMIENTO Y HABITAT. ~ Transportes. ~ densidad de carreteras; = densidad ferroviaria (grandes lineas); = parque de vehiculos. ~ Permisos de construccién industriales. - Permisos de construccién de viviendas(proporcién de alojamientos nuevos). 6, CONSUMO Y “NIVEL ES DE VIDA”. - Productos de los impuuetosy tasas por habitante. - Consumo doméstico y piiblco de carbin, productos petvolifro, gas y elecrricidad, ~ Nitmeros de personas por médico, cirujano, automebvil, sapanato de TY, localidad de cir ~ Porcen taje de escolaridad en la Segunda Ensenhanza, Las disparidades regionales aparecen bajo enfoques diversos, segin la importancia que se conceda a un determinado indice revelador, y también segiin el punto de vista que adoptemos. En Gran Bretafia, han sido las modalidades geogréficas de la crisis del perfodo de entre guerras las que obligaron a los técnicos y a los legisladores a preocuparse por las disparidades regionales: el indice mas sensible, al mismo tiempo que el més espectacular, ¢s el constituido por el porcentaje de poblacién activa en paro. En 1932, el tercio de los 3 millones de tra- bajadores en paro del pais, se sittia en algunas regiones perfectamente delimitadas, victimas de su especializacién industrial (extraccién de carbén, siderurgia). Mientras que el porcentaje medio del paro se cleva en el resto del pais al 19 por 100, y a 13 por 100 solamente en la regién londinense, se registran en otros lugares los siguientes porcentajes. Sudoeste Escocia...35% Oeste Cumberland...46% Este paro industrial no es un simple fenémeno de coyuntura; es, de hecho, una denuncia de las estructuras fundamentales que explican las inferioridades regionales. Este hecho fue perfectamente puesto de relieve en su época, y la accién emprendida (ver més adelante) contribuyé a reducir las disparidades. En Espafia, los indice econémicos y sociales individualizan de un modo enérgico ciertas regiones, en dl interior mismo de un conjunto nacional todavia en desarrollo. Por ejemplo, el conocimiento de la renta regional por habitante y el de la distribucién del empleo, ponen en evidencia las disparidades. Renta por | % de enpleo habitante | en el sector (délares) | secundario Regién Cancibrica, ,{~ 362 52,30 Caralunia. : 328 49,82 Cuenca del Ebro 235 28,- ‘Meseta Sur. . 225 23,48 Levamte .... - 219 31. Meseta Norte 197 24,28 Andalucia . 168 22,46 Galicia : 157 21,57 (Segiin J. LASUEN, Estructura y desarro Madrid, 1960.) lo regional, Sin embargo, es en Italia donde, como es sa- bido, las oposiciones regionales son todavia mds explosivas: la cuestién meridional es, a la vez, su expresién y su resultado, De origen reciente (unificacién nacional), el profundo foso que separa, en grandes lineas, al Sur del Norte tiende a ensanchar todavia més, a pesar HOA REGION. FORURCDN SOCENTEVEDUCACONBASCA ATOLGGIA BISA de los “efectos de seguimiento” resultantes de la industrializacién septentrional. Renta provincial (1959) Parte de [Por ha-] Indice |Indice Ha indus-| bitante | por ha- |de con- tria y | (1,000] bitante | sumo del co- | liras) |(talia =|(tatia = mercio 100) _| 100) Piamonte . 728 364) 141,7 138 Lombardia ..| 77,7 395] 154 138 Emilia . 55.- 300} 117,- 125 Todo el Norte | 69,1 334] 130,3 128 Apulia 40,6 161] 62,9 59 Lucania. . 34,- 127] 49,- 33 Calabria . 40,3 122) 47,5 38 Todo el Sur. .| 45,4 157| 61,- 56 Estas diferencias, tan netas, y que se refieren a amplios conjuntos tertitoriales (regiones admi- nistrativas, aun cuando no sicmpre “organizadas”), ponen de relieve unos estados de subde- sarrollo regional. ©) La cuestién del “subdesarrollo regional” El subdesarrollo regional no puede ser identificado con las simples disparidades; en la realidad, no se trata de saber, solamente, si una regi6n es inferior a otra, 0 alas otras, o bien a la media nacional, sino si lla es verdaderamente, en sf subdesarrollada, es decir, si existe en ella “una distorsién duradera e importante entre un crecimiento demogréfico répido y un relativo marasmo econémico” en unas condiciones de equipamiento y de técnicas inadaptadas al progreso. En consecuencia, juzgaremos el subdesarrollo fundamentalmente por referencia a esta defini- cién, permitiéndonos ciertos indices realizar una primera aproximacién al problema. ;Cémo dejar de ver, desde este punto de vista, que no existen en Francia regiones subdesarrolladas? No es cucs- tién de negar -y el gedgrafo deberfa hacerlo me- nos que ningiin otro- que apreciables diferen- cias estadisticas separan a los departamentos en materia de producto bruro, de empleo en el ‘LEST DELORECIONNL PRALA BPUCACON DE LONACONA sector secundario, de indices de consumo, ete. Diversos agrupamientos patentes subrayan la oposicién clésica entre la Francia del Norte y la Francia del Mediodia, o, preferentemente, la divisién del espacio nacional segin una diagonal cuyos extremos serfan Cherburgo y Marsella, Las diferencias “saltan a la vista’, y los desequilibrios que de ellas derivan son objeto, justamente, de las preocupaciones de los diversos pensadores o técnicos del acondicionamiento del territorio. Pero, las mds importantes diferencias en ningyin caso alcanzan una importancia comparable a las que acabamos de citar respecto de Italia, y; sobre todo, nunca los indices mis oajos son tan bajos. Frecuente, se complacen en citar, por ejemplo, como “tipicamente subdesarrolladas” las regiones del Sudoeste. Este juicio no resiste examen de los datos de hecho: ni crecimiento demogréfico répido, ni estancamiento econdmico, en efecto, mientras que las condiciones de equipo y de técnica no son verdaderamente inferiores a las medidas francesas. Desde el punto de vista demogréfico, el conjunto se encuentra de preferencia subpoblado, lo que supone un factor de freno a la expansién, pero no constituye una prucba de subdesarrollo. Desde el punto de vista econémico, la agricultura ha realizado considerables progresos: mecanizacién, motorizacién, ha quintuplicado el consumo de abonos, adopcién de semillas seleccionadas, he aqui los principales factores de una auténtica y benéfica revolucién, La industria, a pesar de la explotacién de nuevas fuentes de energfa, conoce, por el contrario, crisis localizadas, y su expansién es limitada. Sin embargo, si estudiamos objetivamente los indices de desarrollo, ello no es suficiente para hacer aparecer a las regiones del Sudoeste, al menos en un periodo inmediato, bajo un aspecto realmente sombifo. Sin ninguna duda, existe un “problema de Sudoeste”: no se trata de un problema genera de desarrollo, sino, preferentemente, de un pro blema de adaptacién y de reestructuracién: su aspecto esencial es el de la insuficiencia industrial, que produce desequilibrios notorios e importantes. ps Por otra parte, en todas las regiones francesas, los “efectos de seguimiento, de imitacién” son tales que los niveles de equipamiento, de capitalizacién, de cultura, de consumo, de sanidad... contintian situados ala altura de tn pais desarrollado. En consecuencia, seguiremos sin vacilar a P. Bauchet cuando afirma, en oposicién a J. Lajugie, que existe entre “regién subdesarrollada” (del tipo francés) y del pais subdesarrollado una diferencia de nacuraleza: “Existe siempre un capital industrial infinitamente més clevado que en un pais de ultramar, trabajadores formados, cuando no cualificados.. .Numerosas regiones disponen de un capital en méquinas, en vivienda, en edificios, que no es desdefiable, La movilidad de la energfa del capital en el interior de la metrépoli les permite verse libres del temor a los escrangulamientos en el curso de su desarrollo....” {Diferencia de naturaleza? ;No empleemos, por consiguiente, el mismo término para designar dos fenémenos diferentes! Respecto de este aspecto de vocabulario, proponemos algunas sencillas aclaraciones: lo, Debert reservarse el término de subde-sarrollado para las regiones efectivamente afectadas de subdesarrollo, en el sentido estricto. El témino de “regi6n’”, en este caso -advirtimoslo de paso~ pierde suvalor: en economia subdesarrollada, no existe regién organizad: 2o. Se empleard el término de deprimido, para las regiones de nivel inferior en el seno de un espacio globalmente desarrollado. En la tegién deprimida, los factores de desarrollo existen, pero se encuentran insuficientemente estimulados para conducir a la prosperidad y al equilibrio. No obstante, los efectos de imitacién y seguimiento, de origen nacional, dotan a la colectividad regional de un nivel de existencia decente; 30. El término de eritico podrd distinguir a las regiones que se encuentran en crisis. Estas han podido conocer un éptimo de desarrollo, especialmente industrial, con ocasién de una coyuntura favorable; pero sus escructuras no se han adaptado a a evolucién contemporinea. Plantean unos problemas particulares de diagnéstico, de intervencién, LECTURA: — HISTORIA REGIONAL: _ CONSIDERACIONES METODOLOGICAS * Y TEORICAS* PRESENTACION En este ensayo el autor presenta las concepciones tedricas y metodolégicas que han influenciado los estudios histbrico-regionales en México y lo que esto ha representado para su desarrollo, La preocupacién principal e centra en la relacién que se establece entre el espacio geogrdfico y la estructura social en los estu- dias histbrico-regionales sobre México. Para Van Young, la regién en el estudio histbrico es una hipdtesis por demostrar, un recurso para pensar la realidad social, que requiere ser definido para saber qué espacio la integra, qué variables deben considerarse para su andlisis y qué informacién es necesario recopilar. Afirma que la oportunidad que ofsece el estudio bistbrico regional es ubicar las convergencias del espacio _fesico con el social, en otras palabras, diferenciar entre la ‘generalizacién y la particularizacién, lo que permitind cacercarmos a la estructura y cambios histbricos de la region. De esta manera los estudios histbricos regionales demuestran la articulacién, las diferencias fuancionales entre los integranteso grupos que la conforman, asl como las relaciones de poder que se establecen entre elo. EL andlisis econémico y social regional de México debe considerar la integracibn 0 no de la region a dos mercados internos 0 externos. De abt que el autor considere la estructura de intercambio, de mercado, como el elemento central para definir regionesosubregionesbisuricas. Como ejemplo sefala la economta de exportaciin: los casos de la produtccién azucarera en Morelos y el desarrollo de la industria henequenena en Yacatin, as como modelos de con- “Erick Van Young. “Haciendo historia regional: consderaciones sooo tian: PEREZ Heer, Peo (Corp) Rein isi 7 Méxia (1700-1850): mad de ands regional. Mic, Insaco de Trvesgciones José Maa Tas Mora Unive Ausooma Mevopliana, pp. 99122. Sona REINA, FORMACHON DOCH EDUCADION RICAN: ATOLOGIABASCA sumo interno en la regién de Guadalajara y la didcess colonial de Michoacén. Una vee planteados ls principales problemas tebrico- metodoligicos qutese preentan en el estudio de la regione, con el siguiente texto de Angel Bassols Batalla “Las dimensiones regionales del México contempordneo” se ubica el hecho de que aintervencién politica dl Estado mexicano Jha hecho necesario el avance en los planteamientos sobre regionalizacién y se enfatizan los eriterios que han predominado en éta en distintas tapas hisdricas. HACIENDO HISTORIA REGIONAL: CONSIDERACIONES METODOLOGICAS y TEORICAS* Sise len con cuidado los libros recientes sobre historia regional mexicana, se descubre rpidamente un hecho interesante: las regiones son como el amor -dificiles de describir, pero las conocemos cuando las vemos-. ;Por qué falta una definicién sistemdtica de un concepto tan central para el trabajo histérico sobre ‘México y América Latina en su conjunto, cuando estamos preparados para luchar hasta la muerte sobre ciertas construcciones teéricas, como feudalismo, dependencia y clase social? Yo sugerirfa que la razén essuficientemente clara: la mayorfa de nosotros piensa que ya sabe lo que es una regién: el drea que estamos estudiando en este momento. En la practica ésta se remite frecuentemente a una ciudad o pueblo con su espacio circundante. La serie de definiciones informales, de larga historia, sobre las regiones mexicanas nos es bastante familiar. Algunas son conocidas por el nombre de su ciudad capital -por ejemplo, la regién de Puebla, de Guadalajara- mientras otras son designadas por ciertos términos generales no ligados a una ciudad especifica -cl Bajfo, La Huasteca, el Noroeste, la regién Azucarera de Morelos, etc. Este uso habitual contiene una estructura implicita de categoriasa las que me referité al menos parcialmente més adelante. El punto bésico es que, con estas imdgenes simples de espacio polarizado y no polarizado, ya poseemos los {L.ETUDIOCE 10 GOWAN LAD PUCACONDELO NACIONAL elementos de definicién del concepto de regién, prestados de la teoria del emplazamiento central tal como fue desarrollado por la geografia econémica. ‘A pesar de estas formulaciones primitivas a priori, generalmente no invertimos mucho tiempo tratando de aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de regiones geohistéricas.' Entonces, como historiadores, nos encontramos en una posicién peculiar - pero no desconocida- de estar operando con un concepto complejo antes de definirlo. Una de las cuestiones que quiero tratar aqui es que las regiones son hipétesis por demostrar y que, cuando escribimos historia regional, estamos tratando de hacer justamente eso, antes que describir entidades previas. No obstante estas nebulosas teorias, vemos regiones en México cada vez que lo miramos y; de hecho, la regidn geohist6rica y el regionalismo son centrales para la experiencia mexicana, Esto significarfa que el concepto tiene una utilidad considerable para nosotros. Por cierto, de acuerdo con la expresién de Claude Levy- Strauss, ls regiones son“buenas para pensar”. En este ensayo mi método es jugar con la idea de la regién de tuna forma que espero resulte ity no muy sistemtica, acercarme a una definicién de la misma y manejar algunas de sus implicaciones por el modo en que nos colocamos en el espacio, el tiempo y la sociedad. Para ilustrar mis opiniones haré algunas referencias y comparaciones concretas, aunque sugerentes, con ejemplos empiricos extraidos de los libros sobre las regiones geohistricas de México. El concepto de regién en su forma mds dtil ¢s, segiin creo, la “especializacién’” de una relacién econémica.? Una definicién funcional muy simple serfa la de un espacio geogrifico con una frontera que lo delimita, la cual estaria determinada por el alcance efectivo de algiin sistema cuyas partes inreracttian mas entre sf que los sistemas externos.? Por un lado, la frontera no necesita ser impermeable Ys por otro, no es necesariamente congruente con las divisiones politicas o administrativas mas familia- be res y ficilmente identificables, 0 atin con los rasgos topogrdficos.* Si esta definicién es tan simple, ; por qué es necesario especificar lo que entendemos por regiones antes de emprender su descripcién y no seguir tambaleéndose intuitivamente ? Yo sugerirfa que hay tres razones. Primero, si no establecemos algunas definiciones tebricas a priori, terminarlamos explicando un fenémeno social erréneo, es decir, que si no sabemos lo que es una regién a lo largo del tiempo, seré dificil usar el concepto como factor explicativo en nuestro anilisis. Por ejemplo, ciertos fenémenos econémicos notables en la histori mexicana tendrian mas que ver con las tendencias reduccionistas de las fuerzas extrartegionales o atin ‘extranacionales, que con las caracter(sticas internas de las regiones.° Luego, nuevamente, la falta de una definicién suficientemente rigurosa de las regiones (0, mejor dicho, de una serie definida de cuestiones) puede haber conducido a una cierta confusién entre regionalidad -la cualidad de ser de una regién- y regionalismo, la identificacién consciente, cultural, politica y sentimental, que grandes grupos de personas desarrollan con ciertos espacios a través del tiempo.’ En segundo lugar las comparaciones construidas en torno al concepto de regionalidad se tornan problematicas si no sabemos ms o menos claramente qué variables estamos comparando o si aquellas que escogemos -ubicacién de las funciones de produccién, estructuras de mercado, dotacién de recursos, etc.- no son comparables. Finalmente, Ja regionalidad en si misma es un concepto dindmico cuyo estudio puede decirnos mucho sobre los tipos fandamentales del cambio social en espacios definidos, a lo largo del tiempo; si no tenemos un modelo de lo que comprende una regién ;cémo nos manejaremos convincentemente con el cambio de otra forma que no sea la forma descriptiva? Para sintetizar usaremos las palabras de Walter Isard, sostenedor de esa disciplina hibrida llamada ciencia regional, “jcémo se puede comenzar a recolectar informacién para un estudio regional cuando no se ha discutido el concepto de ciudad o re- gidn?” Se esté anteponiendo el carro al caballo.” gPor qué las regiones son buenas para pensar, considerando particularmente a México? Creo que pueden aducirse muchas razones, pero dos en especial lo sugieren fuertemente: una de naturaleza empfrico-histérica y, la otra, tedrica. En el caso histérico, las regiones parecen corresponder en cierta forma a horizontes naturales, a categorias empiricas naturales, para ubicarnos en un espacio que probablemente no ha cambiado mucho desde los tiempos preindustriales; es decir, el espacio real en s{ mismo, su tamafio, puede haberse alterado, pero posiblemente la idea no. Pierre Goubert ha sostenido que en la era preferroviaria a mayoria de los europeos vivian sus vidas dentro del perimetro de la parroquia, que generalmente comprendia un pequefio pueblo y sus alrededores -un area transitable en una caminata o cabalgata de un dia, cercanaa un didmetro de 10a 30 millas. Goubert sefiala que esta gente se debia haber considerado a sf misma, primero como ciudadanos de la localidad y, luego, como stibditos de un rey.* ‘Aunque Goubert no da una definicién técnica de regién, creo que, sin embargo, su punto de vista podria sostenerse para la poblacién rural en la sociedad mexicana tradicional, especialmente; por debajo del nivel de aldea o villorio los patrones de migracién, por ejemplo, tienden, a confirmarlo al menos para la época previa a la gran expansién del transporte masivo accesible. Las mayores dreas expulsoras de migrantes rurales hacia Antequera, Guanajuato y Guadalajara en sus periodos coloniales tardios se encontraban primariamente dentro de esas regiones capitales.’ En el campo teérico, el andlisis regional ayuda a resolver la tensién entre generalizacién y la particularizacién. Entre los estudiosos contempordneos de América Latina, el antropélogo Robert Redfield es uno de los primeros que han tratado de tender un puente desde las pequefias comunidades locales hasta las sociedades de nivel nacional, mediante la construccién de un continuum folk-urbano. En el campo teérico, el andlisis regional puede hacer el sistema espacial lo que Redfield intenté para el cultural: reconciliar la microperspectiva con la SIORA REGINA. FORMACION DOCENEEYEDUCACIONBASCA RN: ATOLOGIABASCA macroperspectiva. Citando a otra antropéloga, Carol Smith, sobre cuyo trabajo descansa gran parte del presente andlisis (Con otros acercamiantos, la goneralizacién require ques asuma que aquelo que es verdedero pars una parte, lo es tambien para el todo y, lo que «verdadero para el todo, lo es igualmence para Is paces. El andliss regional pucde constr un sistema de variabiidad dentro de tus modelos explicativos, de modo que la generalizacién no es ni sehusada ni banal.” Podré el andlisis regional cumplir realmente con todo aquello que le piden sus sostenedores més ardientes? Por cierto se debe admitir que semejante aproximacidn ala estructura y al cambio hist6rico tiene algunos problemas o limitaciones, Uno de ellos es que la teorla clésica del emplazamiento central, sobre la cual se construye el andlisis regional, requiere un gran nuimero de postulados ceteris paribus-la distibucién de la poblacién mediante un plano isotrépico ilimitado, la perfecta racionalidad econémica de los consumidores etc, - que se encuentran muy raramente en la realidad, en particular en las condiciones mexicanas."! Otro problema conceptual es determinar el nivel superior con el que se relacionan las regiones; esa matriz mayor en la que encajan, zes una metarregi6n, una nacién-estado, el sistema mundial o qué? En la préctica, definir la jerarquia de este nivel superior es una tarea més dificil que defini la del ms bajo, que es posiblemente una ciudad, pueblo, villa ain una empresa individual en algunos casos. Finalmente, el andlisis regional-con su inevitable énfasis en los elementos econémicos, las relaciones espa- ciales y cierto tipo de interacciones sociales- puede dejar delado otros aspectos importantes de la estructura y el cambio, como la etnicidad y el conflicto étnico, por ejemplo." A pesar de estos problemas, la aproximacién regional ha demostrado ser de enorme valor en estudios recientes y continuard siéndolo en el futuro. Més atin, el enfoque regional proporciona un punto de convergencia a dos de los temas cen- trales de este mmibajo: ciudad y campo. Considerada en cierta forma, la estructura interna de la regin constituye también una BUDO DF 0 REGONAL PABALABITUCACNDELO NACIONAL mattiz para la convergencia del espacio fisico y social? Como conceptos tedricos, los sistemas regionales y de clases demuestran un notable paralelismo, El concepto de regién esencialmente “espacializa” las relaciones, econémicas y el de clase social hace globalmente lo mismo, sustituyendo la metéfora de espacio social (como cuando hablamos de distancia social, movilidad social, et.) por aquella de distancias reales de espacio fisico. Ademds, los sistemas regionales y de clases sociales comparten al menos otras tres caracteristicas comunes interrelacionadas. Demuescran diferen- acién, es decis, diferencias funcionales entre us partes ‘© grupos componentes. Demuestran jerarquia 0 sea, relaciones de poder asimétricas dentro dal sistema. En el caso del sistema de clases, esto es obvio respecto de la distribucién desigual dela riqueza, el status el poder politico, pero ocurre también en los sistemas regionales, por supuesto, con referencia a las formas de jerarquia urbana, Finalmente, exhiben la caracteristica de la articulacién, es decir, cierta clase de interaccién predecible entre los elementos que constituyen el sistema." Sin embargo, més alld de lo que pueden considerarse similitudes fortuitas, los modos de andlisis regional y de clases se intersectan en formas significativas, de modo que se pueda hablar de estructuras sociales peculiares de ciertos tipos de regiones, por ciertas razones te6ricas explicitas. De hecho, la relacién entre el espacio geografico y la estructura social en la historia mexicana es uno de los dos temas principales a los que quiero referirme particularmente en los siguientes comentarios. En fancién de esto, primero quiero desarrollar brevemeente tuna tipologfa dual de las regiones histéricas mexicanas y luego hacer unas pocas observaciones empiricas, vinculan do ciertos elementos de dicha tipologia con Ja particularidades del desarrollo econémico y social mexicano a lo largo del siglo pasado. Las economias y sociedades regionales en general, y las mexicanas en particular resultan bastante diferentes entre sf segtin si estén liga- das a los mercados internos 0 externos, 0 para decitlo con los términos del andlisis regional: be siel emplazamiento central de la regién esté dentro 6 fuera de ella. Por lo tanto, algunas regiones pueden verse centradas en ciudades, poseyendo tuna jerarqufa urbana més 0 menos simétricamente estructurada y una divisién interna de trabajo concomitante. Otras regiones pueden ser descricas como agrupamientos 0 ramilletes de unidades productivas o de empresas vinculadas con un mercado externo en una forma cualitativamente semejante y en las cuales la regionalidad esté definida menos por la complementariedad econémica que por una especie de similitud fenomenologia. Como suele suceder, esta dicotomia conscientemente supersimplificada corresponde con bastante nitider a las definiciones funcionales y formales de regiones como fueron desarrolladas primariamente por los geégrafos."° Las metéforas gréficas para estas dos formas bien diferentes de regién pueden ser, respectivamente, de olla apresién en un caso y de embudo, en el otro, La diferenciacién que estoy haciendo entre los tipos de olla. presién y de embudo corresponde globalmente a sistemas caracteristicos de los mercados regionales designados por los teéricos del emplazamiento central como tipos solares y dendriticos, respectivamente.'® Sobre la base de esta tipologia, sugeriria la hipétesis de que la complejidad de las estructuras sociales regionales y la naturaleza de las relaciones de clase estarfan influidas fuertemente por las disposiciones espaciales internas y de los establecimientos de ambos tipos. En el modelo de olla a presién ~ caracterizado por un espacio interno relativamente complejo y polarizado jerérquicamente- verfamos una proliferacién y complicacién de las estructuras internas a través del tiempo; por ejemplo, en las relaciones sefior/campesino, en la utilizacién de los créditos, en los arreglos mercantiles y comerciales, en el papel social de los grupos intermediarios y en las relaciones de clase. En el modelo de embudo -caracterizado por un grado relativamente bajo de polarizacién espacial interna- estariamos observando una simplificacién y homogeneizacién de las relaciones econémicas y sociales internas y al mismo tiempo una di- ferenciacién mds aguda entre las clases sociales. En otras palabras, estoy sugiriendo que hay conexién inversa entre la polarizacién espacial y la social 0, para decirlo de una manera mas de moda, la complejidad produce complejidad y la simplicidad, simplicidad. Si se me quiere objetar que estoy reinventando la rueda, admito presurosamente que la tipologfa dual en sf misma es diffcilmente novedosa y hace eco de la distincién aceptada entre regiones exportadoras y no exportadoras. No obstante, a lo que apunto es a que la presencia 0 ausencia de una actividad exportadora dominante tiene consecuencias espaciales y sociales interrelacionadas que trabajan sobre América Latina.” Antes de que contintie ilustrando mi hipétesis sobre los tipos regionales y sus implicaciones, necesitamos dar un paso atrés por un momento hasta el concepto bisico de regién, con el fin de aclarar el supuesto central. Dado que -como he sugerido mas arriba- las regiones se definen adecuadamente por a escala de cierta clase de sistema interno de las mismas y, dado que las sociedades humanas se constituyen tipicamente con tun gran niimero de clases diferentes de sistemas mutuamente influyentes, ;cudl es el sistema que hay aque elegir para defini ls regiones? Répidamente uno pucde traer muchos candidatos posibles a la mente, Incajendo las pitas dela goog sc, distibuién yeltipo de produccién econémica, la estructura politica, el intercambio 0 las relaciones de mercado. En este tilkimo sistema -la estructura de intercambio o los mercados- el que permanece en el corazén de la teorfa del emplazamiento central, que asu turno prove la base para la mayoria de los recientes trabajos tebricos sobre el andlisis regional." Dehhecho, esta teoria ha sido definida como una teorf de la localizacién, tamafio, naturaleza y esparcimiento de conjuntos de actividad mercantil, El gedgrafo Brian J. L. Berry lo ha expresado muy claramente: “Es en el sistema de intercambio, a través del proceso de distribucién, donde aparecen juntas las ofertas de los productores y las demandas de los consumido- res. En este sentido, las interconexiones de la SIRE REGIONAL FORUACON DOCENIEV EDICACHONBASCAES AMCLOGINDASCA red de intercambio son los hilos que mantienen unida a la sociedad.” Y que mantienen unidas a las regiones, podriamos agregar. Por lo tanto, es a las relaciones de mercado a quienes deberfamos mirar si quisiéramos entender la naturaleza de las regiones geohistéricas. ‘Una de las peculiaridades del desarrollo histérico de México, segiin creo, es que~aparte de la presencia perenne de las exportaciones de la industria extractiva, bésicamente en la forma de plata 0 petréleo- el pais no se ha encontrado nunca en las garras de los ciclos exportadores de monocultivos a los que uno suele asociar con la mayor parte de América Latina. El azticar y el café en Brasil serfan gjemplos de estos ciclos de auge/decadencia, el guano y el azticar en Pert, el vacuno, el ovino y el trigo en Argentina, etc. ® Por lo tanto, no existen muchas instancias de regién embudo o dendritica para examinar la historia de México y ciertamente ninguna que ocupard semejante papel de central en al desarrollo econémico del pais en su conjunto, como la mencionada més arriba. Sin embargo, dos casos que ilustran aspectos del tipo embudo/ dendritico son la economfa azucarera del rea de Morelos, que abarca el siglo XIX, y el desarrollo de Ja industria henequera en Yucatén, durante la misma centuria. Es precisamente la falta de tales regiones desbalanceadas, con dominio de las exportaciones, lo que hace relativamente frecuente en México el tipo regional de olla a presién solar; y los dos casos que desearia discutir brevemente son los de la regién de Guadalajara y parte de la didcesis colonial de Michoac4n.”! Lo que uno espera observar en regiones es- tructuradas a lo largo de lineas dendriticas de organizacién interna es una orientacidn hacia el exterior con el propésito de comerciar un solo bien expor- table - de allf la metéfora del embudo. Seguramente, éte podrd ser el caso de la zona azucarera de Morelo durante el periodo colonial y, atin mas marcadamente, también en el siglo XIX, con la considerable expansién de la industria y el advenimiento del ferrocarril. Mds atin, uno podria esperar ver la atrofia de los lazos comerciales internos; el aplaza- LSUE0 05 10 ISON ROALA BUICACEN DE LONACIONN miento de la jerarquia regional urbana produciendo tuna extrema falta de regularidad logaritmica -esto sel dominio de la ciudad factoria ylo una metrépoli externa en el flujo de bienes hacia dentro 0 hacia afuuera de la regién-, un alto grado de concentracién de la propiedad, una simplificacién del sistema de estratificacién social, Respecto del resquebraja- miento de los vinculos comerciales internos, algunos de los pueblos coloniales del érea -como Yautepec y CCuautla - parecen ser por cierto puntos nodulares de un sistema dendritico concentrado en la ciudad de México. Dado que la produccién regional de aziicar posiblemente no podia ser consumida localmente, tanto en el periodo colonial como en el independiente, la ciudad de México ha servido como el mayor mercado y consecuentemente como la ciudad regional primaria, exhibiendo un grado extremadamente alto de primicia.* Todos los estudiosos de la zona exportadora de Morelos han apuntado la tendencia a la concentracién de la propiedad en las éreas azucareras a través del tiempo, debido a la posibilidad de formacién de economias de escala que oftecia tal concentracién, entre otros factores.™ Finalmente, tanto Guillermo de la Pefia como Cheryl Martin sefialan en sus estudios la simplificacién social de las dreas rurales bajo el impacto del azticar. Es decir, sus efectos homogeneizantes: a tendencia a destruir totalmente a los pequefios productores y a los grupos intermediarios y, en el caso de Martin, en particular, el resurgimiento y proliferacién de pequefios productores en la primitiva zona exportadora, cuando la produccién azucarera a gran escala habia retrocedido desde fines del siglo XVII hasta cerca de 1760. Quizé el territorio nortefio de Yucatén bajo la exportacién del henequén durante el siglo XIX y principios del XX resulte un caso més claro de regién embudo o dendritica. El boom del henequén de Yucatén es un caso interesante porque - a diferencia de la zona azucarera de Morelos en la época colonial y el siglo XIX, donde el bien exportable estaba presente casi desde comienzos de la era colonial- alli dicha indus- tria del periodo de auge exportador fue creada ex nihilo y tavo un ciclo relativamente corto. Antes que el henequén alcanzara la hemoge- monia en la dltima mitad del siglo XIX, la pe- ninsula era esencialmente periférica, una ge- nuina econom{a aislada. En un excelente articulo reciente y en otro trabajo anterior, Robert Patch ha descrito la dindmica bdsica de la economfa colonial en términos llamativamente similares al resto de Nueva Espafia. Aqui los elementos basicos fueron la recuperacién demogréfica indigena, la presién sobre a tierra, los enormes establecimientos rurales, los mercados de ganado y cereales urbanos, ete, en suma, una 0 muchas situaciones de olla de presién que constitufan una cantidad de pequefios complejos regionales.** Poco después, lo que en cualquier otra parte puede haber sido un ciclo exportador, adquirié la forma de “un episodio” en Yucatén, segiin la frase de Howard Cline.” Se trataba del desarrollo de la industria azucarera a lo largo de la frontera sudeste durante el periodo 1750- 1850. A pesar de la orientacién hegeménica de este sector hacia la produccién para el mercado interno peninsular ya se comenzaban a ver los efectos de la Iégica interna de la economia de escala y del duro régimen laboral que prefiguraban la del henequén.2* Mientras que serfa una exageracién decir que la situacién de a peninsula cambié radicalmente junto con el advenimiento y répido crecimiento de la industria henequenera después de mediados del siglo, es verdad sin embargo que la industria de la fibra cambié la estructura econdmica de Yucatan y, con ella, la estructura interna de las regiones yucatecas. La produccién de fibras en el noroeste dela peninsula, organizada principalmente alo largo de lineas de enormes establecimientos altamente capitalizados, se cuadriplicé durante la década de 1870, con un efecto predecible sobre el tamafio global y la organizacién de la fuerza de trabajo. Hacia 1900, cerca 75% de la superficie cultivada de Yucatdn -segiin célculos oficiales- se dedica- ba al cultivo del henequén y de la mitad a tres cuartos de la poblacién rural de la peninsula vivia en las plantaciones henequeneras.” No es sorprendente que la poblacién indigena campesina de la regién henequenera se haya proletarizado fuertemente y que se haya debilitado las comunidades aldeanas. La regién parece haber experimentado la distorsién social y la simplificacién de las estructura social que predeciria el modelo embudo dendritico.® De este modo, a diferencia de las haciendas tradicionales de produccién mixta de la era anterior al henequén, las plantaciones no intentaron el autoabastecimiento. Esto implicé el surgimiento de una economia maicera com- plementaria en la vieja zona fronteriza del sudeste, para alimentar la regién henequenera con déficit alimentario, un desarrollo que anticipé la re- cuperacién diversificada en la antigua zona del azticar.3! Finalmente uno esperarfa ver una simplificacién y homogeneizacién de los me- canismos comerciales y mercantiles regionales, ante el impacto de tales cambios. Citando a Carol A. Smith nuevamente “debido a que el sistema productivo estaba altamente concentrado, el sistema de distribucién también lo estaba. Y, debido a que el mercado para el excedente regional es extremo , no hay necesidad de un sistema rural mercantil bien articulado.”* Por contraste con las regiones embudo/dendriticas que acabo de describis, partes de la didcesis de Michoacan y el extenso hinterland de Guadalajara desplegaron notables caracteristicas de tipo regional olla de presién/solar. Considerando a Michoacin en su conjunto, un criterio de diagnéstico para la falta de una fuerte estructura embudo/dendritica es el consumo interno de productos frecuentemente asociado en todas partes con los mercados de exportacién, como el aziicar. En las postrimerias del siglo XVIII, por ejemplo, sdlo alrededor de 25% de la produccién azucarera de 170 000 arrobas de la didcesis se destinaba a la exportacién.®® Otra caracterfstica de orientacién interna era la presencia de ferias periddicas en pueblos pequefios y medianos y en algunas ciudades més grandes: Zamora y Tangancicuaro los domingos, Pétzcuaro los viernes, Valladolid los jueves, etc." Y todavia aparecen otros signos de un modelo olla a pre- HSTORA REGIONAL FORMACON DOCENIEV EDUCAOONBASCARN .: AMTOLOGIABAICA sidn/solar en la forma de mecanismos mercantiles locales relativamente complejos y generalizados y en la importacién muy limitada de alimentos, con excepcién de algunos rubros de valor unitario como bebidas alcohlicas y cacao. La regién de Guadalajara durante el periodo colonial tardio y los comienzos del siglo XIX proporciona un ejemplo més claro del tipo de olla a presidn/solar en el sistema de emplazamiento central 0, al menos, uno mejor conocido por mi. Guadalajara, la capital politica y administrativa del 4rea, funcionaba por cierto como una ciudad regional primaria y la jerarqufa urbana de su extendido hinterland demostraba un grado concomitantemente alto de falta de regularidad logaritmica. Empleando el volumen de saldos comerciales para un grupo de pueblos escogidos de la regidn de Guadalajara en 1800 como un indicador del tamatio del pueblo, los saldos en la ciudad primaria eran més de 25 veces mayores quesu rival més préximo cn la regidn, el importante pueblo provincial de La Barca.” En consecuencia la estructura comercial y mercantil de la regién desplegaba las caracteristicas que se esperarfan encontrar aproximadamente en el tipo olla a presién/solar. Entonces a pesar de la tendencia reduccionista de las relaciones comerciales centradas en la ciudad regional primaria, los poblados rurales tenfan al menos algunos lazos lacerales en términos de la relaciones crediticias, los comerciantes itinerantes, las ferias periddicas, etc. Por otro lado, la especializacién productiva intrartegional, aunque existf , estaba limitada2” Una reclasificacién y andlisis de los datos desarrollados en un tratado escadistico de mediados del siglo XIX, realizado por un ge6grafo/estadigrafo, revela un enorme grado de homogencidad en la red comercial regional y una jerarqufa urbana achatada, aproximandose a la disposicién de dos grupos que se esperaria encontrar en tal tipo regional. De los casi 20 pueblos abarcados en cl estudio -cuyos establecimientos comerciales he clasificado de acuerdo con la simple divisién en tres partes de la actividad minorista, servicios y artesanado- un promedio de dos tercios tenfa pequefios establecimientos minoristas, mientras que el resto posefa los de servicios y artesanales. Los pueblos ubicados a cierta distancia de Guadalajara en zonas agricolas de temporal con economfas mixtas de cereales y ganado, tendian a tener porcentajes muy altos de establecimientos minoristas, mientras que la regién es su conjunto parecia haber desarrollado un grado relativamente bajo de especializacién intrarregional, con vinculos verticales fuertes y horizontales comparativamente mas débiles. Algunos comercios rurales, asf como los establecimientos mas grandes en los pueblos provinciales, negociaban mayormente pafios, la y ferreteria; tendfan a tener inventarios limirados y habitualmente llevaban en sus libros una gran cantidad de deudas muy pequefias, muchas de ellas de indios campesinos aseguradas con varias prendas, que inclufan armas, instrumentos agricolas, articulos de vestir y objetos religiosos.»® Finalmente a pesar, de Ia creciente comercializacién agricola, las caracteristicas de la propiedad y a proletatizacién rural, la regién sostenfa una estructura agraria llamativamente compleja, que inclufa un grupo importante de familias granjeras independientes -0 rancheros- y una dispersién significativa de intermediarios rurales, con ocupaciones plurales que proporcionaron un crédito comercial importante y realizaron careas de corretaje - en la economia y sociedad regionales.” Mi tileimo punto tiene que ver con las im- plicaciones de tales caracteristicas regionales para la integracién econdmica y social total de México. Si el modelo olla a presién/solar tiene algun valor predictivo para las econom{as regionales, es- perariamos ver tres rasgos de tales sistemas: 1) mer- cados de un tipo muy limitado geogréficamente para casi todo, excepto para los bienes Comercializables de valor elevado y poco volumen; 2) niveles bajos de exportaciones regionales para bienes agricolas y 3) un generalizado bajo nivel de intercambio comercial entre regiones de este tipo, constituyendo un espacio econémico mayor. Tomando el caso de la regién de Guadalajara, estas caracteristicas son las que de hecho se observan alrededor de 1800 y probablemente mucho antes. Semejante conclusién implica incluso una significacién mayor, porque esta 4rea de Nueva Espaiia se cita tipicamente como una de las més dindmicas del periodo colonial tardio de Nueva Espafia, junto con las del Bajio y Michoacin.® Para el propésito de la discusién, si se analizan las cifras de produccidn y del comercio regionales consignados en un Informe de 1803 de Fernando de Abascal, el intendente de Guadalajara, se aprecia que las exportaciones netas de la intendencia eran comparativamente pequefias. Del producto bruto regional («BR) total de cerca de 8 729 000 pesos, éstas implicaban 443 000 pesos - alrededor de 5% de este PBR, aproximadamente 10 pesos per cdpita, para la mayorta de la poblacién dela regién de Guadalajara. Si se eliminan los datos de la produccién minera - virtualmente todo lo que se exportaba desde esa intendencia- las cifras caen a 2%, Mas atin, si se aumentan en un 50% las cifras de la produccién maicera que da Abascal (lo cual parece razonable en funcién de corregir el subregistro de la produccién de subsistencia de este articulo basico) la cifra de las exportaciones caerd més atin necesariamente (véase cuadro)*! Ramo Vor dela alr wndelas-—-Velor total delas Valor neto de las ctoriindustria) yroduccién total importaciones ‘exportaciones: ‘exportaciones: yor = * * a a) Agiculara 3.051.000 151,000 904.000 743,000 25% 3% Ganaderi 1.341.000 - 261.000 261,000 19% 386 Industria 1.320.000 69.000 624.000 555,000 2% 66 Asta cut 407.000 128,000 199.000 71.000 17% 1% ‘Textiles 1.620.000 136.000 308.000, 172.000, 11% 2% Minerales 990.000 12.000 884.000 872.000 88% 10% [1] Valor neto de las exportaciones como porcentaje dela produecién [2] Valor neto de las exportaciones como porcenaje dela produccién total Fuente: véase note 41

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